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Por qué los directores no viven en las escuelas

Juan Bernardo Pernalete Camacaro era un Director de Escuela Pública, en Rubio, Estado Táchira, Venezuela. Había sido maestro de primaria y, además de ser Director de la escuela era dirigente sindical. Todas las mañanas cuando yo llegaba al Grupo Escolar, de la mano de mi padre, veía al Director caminando por los pasillos saludando a maestros y representantes.

En casa le conocíamos bien; en varias oportunidades había acompañado a mis padres a la casa del Profesor Pernalete porque el organizaba grupos de estudio y de alfabetizadores. Cada vez que yo iba allí, sentía una alegría similar a la de asistir a clases, porque la casa del Director quedaba en la propia escuela.

La escuela era muy grande, ocupaba dos manzanas o cuadras como le dicen ahora. La estructura estaba organizada al estilo de dos naves de infraestructuras religiosas rodeada de una cerca de enjambre metálico. Por las noches o durante los fines de semana podíamos ver al “Profe” Pernalete trabajando con otras personas pintando la cancha deportiva, podando los arboles o regando las plantas de flores.

De pequeño me inquietaba pensando si al Director no le daría miedo vivir en una casa tan grande. Pero en realidad, la casa del Director -ubicada dentro de la escuela- era una modesta instalación de tres habitaciones, dos salitas pequeñas, una cocina comedor y un baño. La recuerdo muy bien porque un año después de comenzar a estudiar allí, me correspondió ver clases de quinto grado con Lucho, su hijo, haciéndome un asiduo visitante de la biblioteca de su padre. En los estantes de madera gruesa que guardaban los libros, además de textos escolares encontraba mapas, cuentos, esferas, adivinanzas, acertijos y ejemplares que hablaban de un mundo mejor.

Cuando entré al Ciclo Básico como se le llamaba a los tres primeros años de la secundaria o bachillerato, en una oportunidad pregunté por la casa del Director y me la mostraron pero me dijeron que el nuevo director del liceo había decidido no vivir allí. Luego le dieron otro uso a esas instalaciones; si la memoria no me falla para control de estudios. Debo confesar que cuando escribo estas líneas no recuerdo ni el rostro ni el nombre de ese Director.

Cuando llegue al Ciclo Diversificado, o tramo final del bachillerato (3 años), el Director y el Sub Director de la Escuela Técnica Vivian allí. En mi caso, muy activo en la militancia política y social desde los 13 años, era cotidiana la polémica con él; en más de una oportunidad las marchas por mejoras en las condiciones pedagógicas o socioeconómicas de los estudiantes las terminábamos en una toma de la casa del Director. El Prof. Amaya se armaba de paciencia y escuchaba nuestros argumentos hasta muy avanzadas horas de la noche, mientras su esposa preparaba “arepas” para los muchachos. A pesar de las diferencias permanentes que sostuvimos con el Director, es justo reconocer que él siempre estaba en el plantel.

El Pedagógico donde estudié para la profesión docente provenía del viejo Centro Interamericano de Educación Rural (CIER), auspiciado y creado por la OEA en los años cincuenta o sesenta del siglo XX. Sus instalaciones contaban con una casa para el Director, aunque al menos mientras estudie, esta solo era usada como espacio de descanso, porque los directores vivían fuera de la institución.

Cuando me inicie como docente, en un liceo en la frontera colombo venezolano nos correspondió inaugurar e iniciar el uso de una nueva infraestructura que albergaba el liceo donde laboraba. Y una de las cosas por las cuales interrogue rápidamente fue por la residencia del Director. Pero eran otros tiempos y, las instituciones educativas ya no eran construidas con esta dependencia; además los directores –en ese y muchos otros casos- provenían de otras ciudades.

Pareciera que en educación toda apelación al pasado es muestra de obsolescencia. Eso no es correcto; el pasado de la educación pública nos legó excelentes experiencias, una de ellas la cercanía del Director con el plantel escolar. Viviendo el Director en la escuela, la institución escolar se transfiguraba en otra vivienda más de la comunidad, con vida las 24 horas y fundamentalmente con una persona cercana a quien consultar cuando había dudas desde cómo organizar una asociación de vecinos, pasando por problema de conducta con el hijo adolescente hasta la sugerencia sobre una buena obra literaria para regalar a la amada. La escuela o el liceo, grande o pequeño, con el director viviendo allí hacia de la educación escolar un proceso mucho más humano y vinculado a la realidad.

Ello también implicaba un desafío ético respecto al comportamiento social de quien dirigía tan importante institución. El director era como el miembro de un inexistente consejo de sabios, una figura de autoridad moral que mucha falta pareciera hacer en tiempos en los cuales todos hablan de reingeniería social con el nombre de reformas.

La posibilidad que el Director y su familia vivan en la escuela y/o el liceo posibilita construir otro imaginario del espacio escolar más próximo a la gente, a los niños(as) y adolescentes, a los padres. Además contribuiría a reconvertir a las instituciones educativas en lo que fueron en el llamado “tiempo dorado”, centros del que hacer comunitario, de la vida social y cultural de las comunidades donde estaba ubicada. No todo lo hecho en el pasado es desechable, por el contrario algunas prácticas debiéramos por lo menos darnos la oportunidad de pensar si no sería necesario recobrarlas.

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Señores(as) candidatos(as) a la Secretaria General de la ONU: NO dejemos sólo(as) a las Maestras y Maestros

Por: Luis Bonilla-Molina[i]

Con la aprobación en septiembre de 2015 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) los gobiernos del mundo lograron reunir y sistematizar en un solo instrumento de planificación y evaluación de políticas públicas internacionales, buena parte de las aspiraciones de los ciudadanos del mundo. La conciencia mundial vibró al unísono al momento de suscribirse el pacto global por las 17 orientaciones que marcarán la pauta de actuación de los gobiernos de cara al año 2030.  Por supuesto que estos son objetivos mínimos, que no solapan ni niegan la urgente necesidad de construir un nuevo orden mundial que haga posible la justicia, solidaridad, igualdad, libertad, democracia y felicidad para los pueblos en todos los lugares del planeta.

En este marco la educación adquiere un valor estratégico.  A decir del propio Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), al momento de justificar el impulso del cuarto (4) ODS:   “El objetivo de lograr una educación inclusiva y de calidad para todos se basa en la firme convicción de que la educación es uno de los motores más poderosos y probados para garantizar el desarrollo sostenible”.   Esta definición, de carácter histórico empalma por lo dicho por el Libertador Simón Bolívar, cuando señalaba  “Las naciones marchan hacia el término de su grandeza con el mismo paso con que camina su educación. Ellas vuelan, si esta vuela, retroceden si retrocede, se precipitan y hunden en la oscuridad si se corrompe, o absolutamente se abandona”.

Pero una educación inclusiva y de calidad, que posibilite el pleno desarrollo humano integral y la construcción de ciudadanía crítica, sólo es posible alcanzarla con la activa participación de los Maestros y Maestras.  Sin embargo, en el marco de algunos procesos de cambio o reforma educativa, muchas veces con las mejores de las intenciones, los docentes terminan siendo culpabilizados de todos los problemas y deficiencias de nuestros sistemas educativos, golpeando severamente su estima social y sus propias condiciones de estabilidad laboral. La realidad es mucho más compleja que esto, pero el resultado de este maltrato a los(as) maestros(as) se convierte en un elemento que limita los resultados de metas tan nobles y ambiciosas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Todos estamos de acuerdo que se requieren cambios urgentes en los sistemas educativos nacionales para que ellos estén a tono con las necesidades, aspiraciones y propósitos que esperan y le asignan sus sociedades. Avanzar en esa dirección debe ser un desafío renovadamente democrático, lo cual demanda consulta, participación y construcción compartida de políticas públicas con y desde los maestros(as).

Por ello, considero importante que la sociedad civil, el magisterio internacional y sus organizaciones interroguen respetuosamente a los candidatos a ocupar el más importante cargo en el sistema de Naciones Unidas, respecto a cómo podría esta instancia mundial acompañar las reformas educativas convirtiéndose en garante que la voz, verbo, conciencia y propuestas de los maestros y maestras del mundo sean escuchados(as) a la hora de implementar las reformas que deriven de la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La sociedad mundial no puede dejar sólo a los maestros y maestras en esta hora de necesarios cambios, a quienes por generaciones les han dado lo mejor de sí al mundo para construir la sociedad que hoy tenemos. Todos quienes ocupamos cargos, desde quien maneja un colectivo, pasando por el funcionario público, hasta los Presidentes(as) de Naciones y los(as) propios(as) Secretarios(as) Generales de Naciones Unidas, han sido formados, guiados y orientados por decenas de maestros, maestras y profesoras(es).

Avancemos en las necesarias reformas educativas, construyendo mecanismos para que la voz de los maestros(as) no sólo sea escuchada sino protagonista especial en la ruta consensuada de transformaciones que se requieren para que nuestros sistemas educativos se conviertan en pilares de independencia, desarrollo y justicia social, es decir de calidad y pertinencia.

Construir una Comisión Ética Internacional que monitoree y acompañe las reformas educativas asociadas a los ODS con participación de magisterio activo, sería una muestra irrefutable de cómo el sistema de Naciones Unidas contribuye en el presente al desarrollo de la democracia que requiere el siglo XXI a escala mundial.  Nos gustaría conocer que piensan al respecto  Irina Bokova, Helen Clark, Natalia Gherman, Vesna Pusic, Antonio Guterres, Srgjan Kerim, Danilo turk, Igor Luksic, Alicia Bárcena y Susana Malcorra Ustedes tienen la palabra dignos candidatos a dirigir el más importante foro de gobernanza mundial.

 

[i] Dr. En Ciencias Pedagógicas. Coordinador Internacional del portal otrasvoceseneducacion.org

*fuente de la imagen: http://www.inidedelauia.org/2013_01_01_archive.html

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Educación en la agenda para la elección del nuevo(a) Secretario(a) General de Naciones Unidas

El sistema de Naciones Unidas  continua siendo alabado y cuestionado por sectores diversos. Lo cierto es que al momento de su fundación la ONU constituyó una esperanza para la paz mundial y en el presente, a pesar de los millones de muertos que se han producido a escala local y regional como resultado de las fricciones en la gobernanza internacional, su papel como espacio de interlocución y mediación sigue siendo relevante.

Numerosos mandatarios nacionales han hablado de la urgente necesidad de acelerar el proceso de reformas estructurales del sistema de naciones unidas, para lograr que esta institución esté a tono con los retos, desafíos y necesidades de los pueblos del mundo en el siglo XXI.  Presidentes como Hugo Chávez o Mandela hablaron en distintos momentos sobre el papel mucho más activo que podría jugar la ONU en materia de igualdad humana, justicia social y desarrollo integral de las naciones.

Hace semanas se inició el proceso de elección para el nuevo Secretario General de la ONU.   Más allá del debate respecto al mecanismo de elección y el poder de veto del Consejo de Seguridad, en esta oportunidad nos interesa destacar el papel que puede jugar el nuevo equipo de gestión de Naciones Unidas para garantizar, tanto una educación de calidad para todos y todas como para frenar el riesgo de un Apagón Pedagógico Global (APG)[i].

El año 2015, en Incheon Korea se desarrolló el Foro Mundial de Educación, el cuál revisó el estado del arte de la Educación Para Todos en el mundo y alcanzó un importante acuerdo mundial respecto a las metas educativas 2030, el porcentaje  de PIB y presupuesto educativo nacional, la formación docente y el logro de una educación de calidad. Allí pudo ser más significativa y activa la presencia de docentes de aula[ii],  pero ello no impidió que  finales de ese mismo año se impulsara la convergencia de la agenda educativa con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2015-2030[iii]. Este esfuerzo se vio cristalizado en la meta 4 de los ODS; por primera vez la educación pasó a ser un tema prioritario en la acción de la agencia central de naciones unidas. Esto rompería con la tendencia a considerar lo educativo como una tarea de su órgano subalterno: UNESCO[iv]. Sin embargo, algunas agendas educativas hoy están en riesgo de ingresar a una especie de limbo internacional como la educación superior, pero eso es tema de otro artículo[v].

La meta 4 de los ODS plantea la urgente necesidad de alcanzar educación de calidad, estableciendo como estrategias para ello: (a) reducir la desigualdad y responder a los cambiantes contextos y necesidades de los mercados laborales, así como a la “economía informal” y el desarrollo rural; (b) potenciar aprendizajes flexibles en entornos formales y no formales; (c) garantizar que los programas de estudios incluyan habilidades relacionadas al trabajo, con destrezas no cognitivas/transferibles. Ello pareciera implicar un nuevo ciclo de reformas educativas a escala global que permitan transformar los sistemas educativos conforme a estos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Una reciente consulta realizada a los docentes del mundo en el portal independiente http://www.otrasvoceseneducacion.org arrojó que un 57% de ellos desconoce los ODS y un 6% presenta resistencias a su aplicación. Ahora bien conocer no significa necesariamente entender las implicaciones en términos de transformación de los sistemas educativos, la formación docente y la propia práctica pedagógica que implican la puesta en práctica del ODS 4.  Este no es un tema menor, por el contrario resulta clave en la necesaria construcción de consenso social para adelantar políticas públicas educativas de orientación reformista.

Las reformas educativas recientes implementadas en varios lugares[vi] han encontrado una creciente resistencia de los docentes y las comunidades al conjunto de las propuestas de cambio o algunas de ellas.  A mi juicio, más allá de la asumida orientación político-económica de las mismas, estas resistencias tienen tres razones de partida bien concretas. La primera, no entender que hay un aprendizaje corporativo en el magisterio, después de décadas de luchas por la democracia, sus derechos y la educación pública, respecto a que los cambios pueden ser reformas en sentido positivamente aceptados o contrarreformas vestidas de reformas que implican retrocesos o pérdidas de conquistas. Segunda, que las autoridades ejecutivas que las impulsan –fundamentalmente Ministros o Secretarios de Educación Pública- no son docentes, por el contrario mucho de ellos provienen de los campos de la economía, la tecnología, la política militante o la actividad empresarial; ello crea un lógica de implementación que desconoce los procesos y las lógicas del magisterio. Tercera, no construyen canales los suficientemente expeditos y bidireccionales de dialogo entre decisores, maestros de base y sociedad, que permitan democráticamente construir rutas consensuadas para el cambio.  El desprecio por la voz protagónica del docente, es propio de uno de los rasgos del Apagón Pedagógico Global (APG), que conlleva resistencias, conflictos y deriva en dificultades para alcanzar propósitos de cambio.

Por ello, en tiempos de candidaturas a la Secretaria General de Naciones Unidas es pertinente preguntarle a Irina Bokova, Helen Clark, Natalia Gherman, Vesna Pusic, Antonio Guterres, Srgjan Kerim, Danilo turk, Igor Luksic, Alicia Bárcena y Susana Malcorra:

  1. ¿Cuál es la hoja de ruta prevista para alcanzar el ODS 4 referido a la Educación?
  2. Cuál es su opinión respecto a construir un espacio permanente de diálogo en Naciones Unidas entre Maestros de base, sindicatos de educadores, sociedad y gobiernos respecto a las reformas que se implementaran para alcanzar las metas del Objetivo 4 de Desarrollo Sostenible?
  3. Es posible conformar una Comisión Ética Internacional, bajo el auspicio de Naciones Unidas para resolver los conflictos derivados de la implementación de las reformas educativas en la cual este presente la voz de los maestros de aula?

Las respuestas a estas interrogantes serán determinantes para conocer la política que en esta materia tiene cada candidato(a) a la Secretaria General de la ONU y la que eventualmente implementaría de resultar ganador.  Los educadores conocen, que el silencio también es una forma de responder.

 

 

[i] El Apagón Pedagógico Global (APG) se expresa en la creciente tendencia observada durante las últimas décadas orientada a producir (a) una fragmentación de la pedagogía, en modas temporales de algunos de sus componentes (didácticas, planeación, gerencialismo, evaluación, currículo, sistemas de evaluación escolar) que terminan imponiendo una despedagogización de la educación y especialmente de la escolaridad; (b) una desvaloración institucional y social de la profesión docente que conlleva a impulsar la idea que cualquier profesional puede ser docente rompiéndose la noción de profesión, carrera docente e incluso cuestionando la existencia de universidades que forman docentes; (c) un creciente discurso de desvaloración de la escuela, del centro educativo con alternativas que al pretenderse generalizarse golpean la noción de educación pública como la virtualización, la educación en casa o espacios de aprendizajes como sustitutos permanentes del espacio escolar; (d) la evaluación de aprendizajes en dos áreas cognitivas (matemáticas y lengua), una informativa (conocimiento sobre ciencias) y una instrumental (uso de tecnología) las cuales pretenden homologarse mediante sistemas de pruebas estandarizadas como equivalentes a calidad educativa y tarea central de los sistemas educativos, abandonando la formación humanista, el aprender a aprender y la construcción de ciudadanía como pilares educativos.

[ii] Para mayor detalle de las observaciones hechas en este sentido pueden leer la carta firmada por cientos de educadores, pedagogos, académicos e intelectuales educativos en el mundo en https://www.change.org/p/maestros-as-profesoras-es-investigadores-as-en-educacion-estudiantes-familias-organizaciones-del-magisterio-centros-de-investigacion-educativa-organizaciones-y-movimientos-soci-si-compartes-el-contenido-por-favor-expresa-tu-adhesion

[iii] Pueden leer los enunciados centrales de los 17 ODS en http://www.undp.org/content/undp/es/home/sdgoverview.html

[iv] Sin embargo, hay quienes alertan respecto al riesgo cierto que una vez asumida la educación como una meta monitoreada por las propia ONU este facilite una nueva ofensiva del Banco Mundial, el BID y la OCDE para asumir estas instancias la coordinación de las políticas educativas globales dejando a UNESCO solo las referidas a patrimonio cultural, comunicación y algunas de innovación.

[v] Paradójicamente luego de realizada la I Conferencia Mundial de Educación Superior (1998) UNESCO eliminó su dirección de Educación Superior. Posteriormente se realizará la Segunda Conferencia Mundial del sector (2008) pero muchos argumentan un débil seguimiento a sus conclusiones y orientaciones.  En la estructura de UNESCO solo el IESALC, con ámbito de influencia en América Latina y el caribe, se mantiene como institución tipo 1 UNESCO para la educación Superior. A solo dos años del cumplimiento de los 20 años de la Conferencia Mundial de educación superior no se tiene conocimiento de la designación del comité organizador internacional de tal cita global.

[vi] España, México, Colombia, Argentina, Chile, Brasil, entre otros países

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España: Rajoy se apunta a la protesta de la escuela concertada en la Comunitat Valenciana

Fuente: eldiario.es / 25 de Mayo de 2016

El presidente en funciones evita la capital, pero se reúne en Alfafar con representantes de este tipo de enseñanza en plena campaña «contra los gobiernos extremistas»

El PP valenciano asistió el domingo a una concentración convocada por las Escuelas Católicas donde se reclamó la dimisión del conseller del bipartito

Como hizo en la precampaña del 20D, Mariano Rajoy vuelve este miércoles a visitar la Comunitat Valenciana. Esta vez no pisará la capital sino que se desplazará directamente a Alfafar, a pocos kilómetros. El interés del presidente en funciones es reunirse allí con los representantes de la escuela concertada, en plena protesta de padres y profesores por lo que consideran un recorte del Gobierno de Ximo Puig. De esta forma, el líder del PP se apuntará a las críticas para defender que sólo su partido garantiza la libertad de elección de los padres.

Los representantes de la Mesa por la Educación en Libertad, de la que el PP forma parte, pidieron por carta a Rajoy que encontrara tiempo para reunirse con ellos durante esta visita a la Comunitat. La respuesta fue rápida, ya que el lunes Moncloa se puso en contacto con ellos para cerrar la cita. La visita incluirá después un nuevo paseo del candidato en el que se prodigará en selfies y autógrafos, pero los problemas de corrupción del PP valenciano no aconsejaban un acto mayoritario en la ciudad que gobernaba Rita barberá

Este domingo lograron que unas 20.000 personas, el doble según la organización, se concentraran en la Plaza de la Virgen para exigir la dimisión del conseller Vicent Marzà, a quien consideran un «represor de la concertada». Los convocantes, las Escuelas Católicas y la Fundación San Vicente Mártir Colegios Diocesanos con apoyo de CONCAPA y Feceval, denunciaron recortes de este tipo de enseñanza por parte del gobierno bipartito del PSOE y Compromís.

El himno de la protesta fue «Libertad sin ira» y al ritmo de Jarcha pudo verse cómo daban palmas y cantaban la famosa canción de la transición dirigentes políticos del PP como Isabel Bonig y Esteban González Pons. Según la portavoz de las escuelas católicas, el próximo curso se eliminarán 18 aulas de este tipo de colegios. La campaña por «salvar» a la concertada cuenta con el activismo de Hazteoir.org, que asegura que está «en peligro de extinción» y recoge firmas a través de su web. El texto de la campaña alerta sobre el peligro de que el Estado «imponga sus paradigmas sexuales o su odio laicista».

La realidad es que la enseñanza concertada sólo pierde tres aulas el próximo curso ya que se eliminarán 36, pero se autoriza la apertura de otras 33. El enfado de los manifiestantes no estaba relacionada solamente con el número de plazas sino también con la eliminación del distrito único y la prohibición de financiarse de forma encubierta a base de cobrar cuotas a los padres.

De esta forma, la precampaña del líder del PP vuelve a abundar en los peligros de los «gobiernos extremistas y radicales», que es como los conservadores consideran a todos los gobiernos en los que participa el PSOE o Podemos. En Palma de Mallorca Génova organizó un acto la semana pasada destinado a poner de manifiesto las diferencias entre la gestión del PP y la de las formaciones de izquierda. El vídeo, dentro de la web www.ahoramasquenunca.es, incide en que los gobiernos de izquierda, además de «poner en peligro la unidad de España» y «propiciar la división de los españoles y el ataque a los símbolos constitucionales», también «niegan la libertad de elección de los padres».

El enlace original: http://www.eldiario.es/politica/Rajoy-protesta-concertada-Comunitat-Valenciana_0_519348910.html

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Las manzanas podridas de la revista Time

Por: Luis Bonilla Molina |  | Aporrea

En OLDBOY la novela gráfica1 de Garon Tsuchiya (1947-) y Nobuaki Minegishi (2), su personaje central Joe Doucett es secuestrado durante 10 años y retenido en el piso siete y medio. Su único contacto con el exterior son sus carceleros y un destartalado televisor. Un día es liberado y despierta en el mundo real, una década después de su aislamiento.

Como Doucett a veces nos auto encerramos en una burbuja y creemos que nuestra realidad, es la del resto de habitantes del planeta. Al contrario, de lo que ha ocurrido en Venezuela, los sistemas educativos del mundo han vivido en el último décimo y medio de siglo, la mayor ofensiva conocida contra la educación como derecho humano fundamental. Para comprenderlo mejor necesitamos hacer un poco de memoria histórica.

Educación para todos y todas

La educación para todos y todas es en gran medida un aporte de la revolución bolchevique (1917) a la sociedad mundial. La revolución liderada por Lenin (1870-1924) y Trotski (1879-1940) le demostró al mundo que con voluntad política y compromiso social de un gobierno, se podría llevar -como lo hicieron con Rusia- a un país prácticamente sin escuelas, a ser una nación con expansión permanente de la matrícula y cobertura para todos y todas, independientemente del origen social de su población.

Una vez finalizada la segunda guerra mundial, la educación se convirtió en la bandera y la esperanza de la humanidad para evitar otra conflagración mundial. El éxito soviético en la materia se redimensionó. En consecuencia, en la arquitectura institucional derivada de Bretton Woods (1944) -especialmente la recién creada UNESCO (1945)- acoge este clamor y comienza a trabajar en construir consensos entre los Estados nacionales para masificar la educación, eso sí, conforme al nuevo modelo productivo industrial, que a partir de ese momento tiene como eje los EEUU. El discurso oficial al respecto está referido al hecho que la educación constituye el camino para garantizar la paz mundial.

Rápidamente el capital trasnacional y las burguesías nacionales se dan cuenta de las implicaciones financieras y presupuestarias de esta orientación, considerando a la educación para todos y todas como un coste y no como una inversión social. A partir de ese momento -casi desde los propios orígenes de la UNESCO- el capital inicia una ofensiva planetaria para frenar este logro de la humanidad. Esta acometida tiene múltiples aristas, de las cuales en este artículo destacaremos sólo siete (7) de ellas, aparentemente aisladas pero que forman parte de un mismo corpus de elitización de la educación y subordinación a los intereses del mercado.

  1. La despedagogización de la educación

La primera de ellas, la despedagogización de la educación. La pedagogía con cada uno de sus componentes y elementos posibilita una interpretación de la totalidad educativa como hecho político, desde la especificidad concreta del aula y sus interrelaciones con la realidad social histórica. En este sentido, la educación adquiere una potencia revolucionaria pues no solo tiene una epistemología que vincula lo local con lo global como totalidad sistémica, sino que entiende la dialéctica entre contexto, centros educativos y transformación de la realidad. Esto convierte a la pedagogía en una profesión subversiva para el capitalismo de la postguerra y más aún en su etapa neoliberal. La pedagogía es contraria a la premisa de fragmentación de la realidad y la acción de sumisión que demanda el modo de producción capitalista, especialmente desde Bretton Woods.

Para el capitalismo del llamado nuevo orden mundial, era evidente que tenían que actuar en consecuencia y ello implicaba romper la pedagogía como profesión con perspectiva transdiciplinaria y convergente. Para ello desarrollaron la estrategia desarticuladora de las “modas educativas”.

A partir de los años 50 del siglo pasado, progresivamente se comienza a dejar de hablar de pedagogía como totalidad sistémica y esta se sustituyó -en marcos temporales concretos- por énfasis en uno u otro de sus componentes. Así vivimos la moda del didactismo que enfatizó en enseñar técnicas de enseñanza. La didáctica, uno de los componentes de la pedagogía se desmembró de su árbol de conexión para convertirla en simple tecnología de uso. La perspectiva taylorista hace ver el aula como un taller de ensamblaje en el cuál al maestro le corresponde “fijar” contenidos en la mente de sus estudiantes. La justificación conceptual de esta orientación es que la didáctica constituye la esencia del acto educativo. Paradójicamente, la mayoría de los Ministerios de Educación de la región, gobernados en ese entonces por gestores obedientes al nuevo orden imperante no crearon direcciones de didácticas en su estructura, pero tampoco de Pedagogía. Era evidente que esa era una operación política para romper con la centralidad pedagógica, encubierta con buenos cursos de tecnología de la enseñanza.

Esta moda tuvo corta duración, pues muchos docentes comprometidos con su trabajo y norte teleológico, no solo “transferían” conocimientos sino que promovían reflexión y pensamiento crítico en el aula a través de “materias” que eran más o menos comunes en la época, como historia de América, historias nacionales o formación ciudadana.

Los muchachos seguían pensando mucho y el foco de la rebeldía en los sesenta estaba en buena medida en las aulas. Parafraseando el refrán popular venezolano diríamos que al capitalismo “se le escaparon las cabras del corral”. Para la lógica de los capitalistas, eso había que cambiarlo sin perder la ruta de la desarticulación de la Pedagogía. En el imaginario colectivo esta época se conserva como el periodo en el cual los maestros mejor sabían enseñar.

Vino la época de oro de la planeación –por cierto heredada de la planificación soviética que el capitalismo intentaba domesticar para los fines del libre mercado- con la creación del ILPES3 (1962- ) y la moda fue entonces la planeación. Se organizaron cursos, talleres y programas de formación en servicio, no sólo del propio organismo de planificación sino también por parte de la OEA4, que posteriormente replicarían la CRESALC5 y las oficinas regionales y nacionales asociadas a UNESCO. Fue la época de esplendor de instituciones como el CIER6 o el Mácaro7 que además servían de anfitriones a educadores de los países de la región.

La didáctica dejó de ser el centro y el énfasis fue la planificación en formación: (a) de los equipos de planificación de los Ministerios de Educación, (b) de supervisores centradas en el cumplimiento de metas y la fundamentación de requerimientos o necesidades de los sistemas educativos y, (c) de directivos de los centros escolares para desarrollar las estrategias asociadas a las metas. Aunque inicialmente separadas la moda de la planeación se asocio en un segundo momento a la moda de la formación de supervisores y directivos escolares. La pedagogía comenzaba a verse difusa, confundida con didáctica o planificación de la actividad educativa. Conceptualmente se justificaba, señalando ahora que la planeación era el centro de la actividad educativa y hacia converger a todos y cada uno de los componentes de la “vieja” Pedagogía. En el imaginario colectivo esta época se conserva como el periodo en el cual los sistemas escolares contaban con buenos directores.

Agotada la moda de los objetivos concatenados con metas y resultados, se generó el desarrollo de la moda por los materiales instruccionales que posibilitaron el desarrollo de una poderosa industria cultural escolar de los contenidos y los negocios de tecnología para el aula florecieron. El foco de la mirada parcial, que desvaloraba la pedagogía como esfuerzo interpretativo global, era ahora cercano al aula. La pedagogía comenzaba a ser un rompecabezas roto, cuyo lenguaje de armado parecía heredado de la Torre de Babel.

Luego vino la moda de la evaluación, derivada de los resultados que mostraban las estadísticas de prosecución y deserción escolar en los sistemas educativos nacionales. La culpa no fue de la desarticulación de la pedagogía ni de la precaria inversión pública para alcanzar las metas educativas, ni del impacto de la creciente incorporación femenina en el mundo del trabajo con horarios prolongados que la obligaban a estar todo el día fuera del hogar, sino de la evaluación. El debate fue entonces la dicotomía expresada entre evaluación cualitativa versus evaluación cuantitativa. Esta moda coincidió con el emerger de corrientes de izquierda que comenzaron a criticar y a hegemonizar el discurso respecto a las ciencias, el método científico y lo cuantitativo. Se creó a mi juicio, una falsa dicotomía entre quantum y cualidades singulares.

En otro artículo espero poder desarrollar los riesgos del discurso anticientífico en la escuela como obstáculo real al desarrollo de una ciencia al servicio de los más pobres y de los explotados, pero eso -aunque relacionado- en este momento es “harina de otro costal”.

Como de costumbre, desde el poder se genera una apropiación de ideas y resemantización de su orientación, respecto a lo que de manera progresista surge desde la izquierda. Así la evaluación cualitativa emerge como progresista y las ponderaciones numéricas como retrogradas; nos sumergimos en un debate en el que –a mi juicio- perdimos la noción de integralidad y cada quien se atrinchero en posiciones irreconciliables.

La moda de la evaluación cualitativa vino acompañada de varios elementos sobre los cuales me referiré en otros artículos, y que llevados a sus últimas consecuencias se expresaron así: (a) el aprendizaje no depende de nadie, es una construcción social de cada individuo –entonces para que profesionales de la docencia- , (b) la ciencia no explica a la sociedad -desvalorando el propio papel de las ciencias sociales-; (b) multidisciplinariedad como antítesis del conocimiento alcanzado por la ciencia; (b) subjetividad como negación de la objetividad, entre otros. En el periodo de la moda de la evaluación cualitativa se popularizaron seudopedagogías que parecían más modelos de auto ayuda que reflexión seria, por supuesto siempre barnizados con lenguaje progresista. Esta experimentalidad sin método, estas prácticas de ensayo y error permanente por supuesto que afectaron el sector de la educación en la que más se experimentaba: la de los pobres. Fue una época en que algunos señalaron que la escuela había muerto y que, por ejemplo, no era necesaria la fijación de conceptos -desde la teoría y praxis- para poder adentrarnos en el análisis crítico.

Finalmente desembarco en los ochenta -para quedarse por un largo periodo- la moda del currículo. Moda por capítulos: currículo por objetivos, currículo por contenidos, currículo globalizado, currículo problémico, currículo transdiciplinario, currículo por competencias desplazaron a la pedagogía como dinámica integradora y los curricologos se convirtieron en los nuevos profesionales de la educación.

Esta moda comienza a ser desplazada en el presente por las modas de las pruebas estandarizadas como eje vertebrador de la educación, diseñadas por los organismos económicos internacionales como el coordinado por Andreas Schleicher (1964- ) desde la OCDE8 y cuyos resultados son interpretados, entre otros, por especialistas del BID9 como Emiliana Vegas. Hoy es urgente e impostergable la recuperación de la unidad y la centralidad pedagógica, no sólo como posibilidad cierta de resistencia desde la educación sino como rearme profesional para frenar los ataques contra la educación como derecho humano fundamental.

  1. La desvalorización social y profesional del docente

La segunda arista fue y es la desvalorización social y profesional de los docentes. La despedagogización tiene un capítulo especial en el ataque a la profesión docente y los docentes como líderes sociales. En las últimas 6 décadas la profesión docente ha recibido a escala planetaria todo tipo de ataques, disparados desde distintos lugares y francotiradores, pero facturados casi todos en el gran capital.

El primer ataque lo hallamos en la desprofesionalización del educador y su ubicación como técnico calificado, con lo cual se le despojaba de la autoridad del conocimiento para orientar la transformación de las sociedades, para opinar y reflexionar sobre asuntos generales, del cual habían sido envestidos por su papel estelar en las independencias nacionales, la lucha por los derechos sociales y humanos, las resistencias anticapitalistas y el ecologismo. Por supuesto el maestro como líder social resaltaba la noción subversiva para el orden dominante, de la educación como un hecho político.

Se procuraba reducir al maestro(a) y profesora(or) a un rol instrumental estrictamente escolar. En el caso de Venezuela esta ofensiva tuvo un especial desarrollo a partir de la ruptura de Luis Beltrán Prieto Figueroa con AD10 y la creación del MEP11 cuya base social en gran medida estuvo conformada en un principio por maestros(as) y profesoras(es). Para AD era urgente desacreditar la militancia crítica de los maestros y desarrollar un modelo clientelar y de sumisión instrumental de los maestros al modelo de democracia representativa; tarea que sólo lograron cumplir parcialmente.

El segundo ataque se ubicó en la línea directa de confrontación que tenían los educadores con los gobiernos respecto a sus condiciones salariales y de trabajo. Se fueron cerrando uno a uno los foros de debates educativos12 para concentrar la imagen social de la relación entre gobiernos y maestros en la lucha gremial, publicitando desde el poder especialmente los temas salariales. Eso procuró cambiar la percepción social del maestro como líder social y profesional solvente a la de “lochero”, ó “pesetero”, solo interesado por el tema de sus salarios.

Las discusiones por las contrataciones colectivas fueron prolongadas el mayor tiempo posible, para obligar al magisterio a ir a conflictos huelgarios, que a la par eran denunciados por los aparatos mediáticos -tanto del gobierno como del sector privado- como exigencias elitescas de un sector que quería colocarse por encima de los demás profesionales y que además privaban a los niños y jóvenes de la educación en los periodos de conflicto.

La partidización –no su politización- de los gremios educativos atándolos al carro del clientelismo en la otorgación de cargos y asensos de jerarquía docente contribuyeron a minar la imagen del docente.

La proletarización de los docentes permitió a una franja importante su repolitización pero sumió en el desconcierto y el “sin sentido” profesional respecto a su trabajo, a otra franja no menos significativa.

La pérdida del poder adquisitivo del docente en el mundo en las últimas décadas varió según la región y el tipo de gobierno que eligieran los pueblos. La percepción social comenzó a ser que la profesión docente era un oficio de sobrevivientes. En muchos pueblos se popularizó la frase: “esta más pobre que un maestro de escuela”.

La desvalorización del rol social del docente y el desconcierto que generó entre el magisterio el caos epistémico al fragmentarse la pedagogía en partes y modas, posibilitaron que el capitalismo lograra propinar con ello un certero golpe estratégico al propio concepto de la educación como derecho humano fundamental.

El tercer ataque fue dirigido a la carrera docente generando una constante de modificaciones en sus programas de estudio; eso sí garantizando la desaparición de temas centrales como la formación en historia de América, además de una profunda devaluación de las historias nacionales, así como la desaparición de la historia de las ideas pedagógicas en el mundo, la región y el país, aún más en las localidades.

Si me preguntan cuál fue el resultado sustantivo de la operación política de las fuerzas contrarias a la educación como derecho humano en la formación de docentes en este periodo (1950-2010), tendría que decir sin ninguna ambigüedad que lograron afectar el corazón de su actividad, es decir la capacidad de enseñar a enseñar.

El cuarto ataque a la profesión docente, resultó en un titánico esfuerzo por generar una matriz social y discursiva que señalara que cualquiera pueda ser profesor, independientemente que tenga título profesional o no. En Venezuela ello tuvo su máxima expresión en la resolución número 1 del Ministerio de Educación en la década de los noventa, amparada en la premisa que hacía falta docentes para cubrir las demandas de ampliación de la cobertura escolar. Si cualquiera podía enseñar ¿para qué invertir fondos públicos en el sostenimiento de escuelas o facultades de educación que “no implicaban, ni aportaban” ningún capital profesional específico y concreto? En consecuencia cada día se desprestigiaba más la pertinencia de una carrera docente como tal.

Ello fue acompañado de ideas aparentemente progresistas, como aquellas que sin ton ni son señalan “que nadie enseña a nadie, ni nadie aprende con otro”, que le restan autoridad profesional, moral y social al educador. En la misma orientación se señaló que nadie puede llamarse maestro sino facilitador o dicente, que aún con la mejor de las intenciones, sus resultados prácticos resultaron funcionales a la desvalorización del maestro en la ruta para aniquilar a la educación como derecho humano y permitir que muchos Estados nacionales eludieran con distintos subterfugios buena parte de sus responsabilidades en esta materia. A nadie se le ocurre decir que un médico o galeno puede ser llamado de manera distinta a cómo históricamente se le denomina a su profesión, sin que ello afecte la identidad y autoestima profesional. Entonces, ¿Por qué el docente tendría que ser la excepción? ¿Por qué entonces es parte de una operación de subvaloración social de su trabajo?

Hoy sectores docentes, ONG progresistas y del sindicalismo organizado en la Internacional de la Educación -entre otras expresiones internacionales- que hoy pugnan por recuperar el orgullo de ser docente y el papel protagónico de los maestros en la transformación de los sistemas educativos. En Venezuela la consulta por la calidad de la educación estableció el desafío de la recuperación del protagonismo de los docentes en el hecho pedagógico pero también en el devenir de la sociedad.

En el presente, sectores de avanzada del magisterio y los docentes a escala mundial impulsamos el debate respecto a la urgencia de asignar un porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) y del presupuesto asignado a la educación a mejorar las condiciones de trabajo de los docentes(as) auspiciando la unificación internacional del salario del magisterio y potenciando su desarrollo profesional, estudio y superación permanente en la perspectiva de la agenda de Educación Para Todos (EPT) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

  1. Paradigma de la sociedad educadora

La tercera arista es el abandono de la obligación de los Estados nacionales con el desarrollo y sostenimiento de la educación. El neoliberalismo pretendió hegemonizar la idea y el concepto que la educación es una responsabilidad de las sociedades y las familias que debe ser apoyada en la medida de las posibilidades por los Estados. Esta propuesta procuraba romper con el concepto y la práctica del Estado Docente, es decir de los Estados como garantes y responsables de la educación para todos y todas. Gracias al papel de gobiernos progresistas y revolucionarios como el venezolano y de la resistencia de los pedagogos y educadores a nivel mundial esta idea no pudo ser implementada impunemente.

La Revolución Bolivariana se convirtió en un buen ejemplo de inversión estatal en educación. Sin embargo, en muchos lugares -nuevamente cubierto de un manto aparentemente progresista- el capitalismo globalizado continuo atacando, por ejemplo, proponiendo la sustitución de conceptos como centro educativo o escuela por el de “ambientes de aprendizaje”. Si bien la educación popular -desde sus inicios- ha defendido que cualquier lugar es un espacio para la educación y el aprendizaje, la perspectiva capitalista de la educación “tomo prestada” estas premisas para viabilizar sus políticas de contrarreforma. La obligación del Estado en el sostenimiento del derecho a la educación tiene expresiones concretas en sus aportes para la construcción, dotación y el sostenimiento de los centros educativos; por lo tanto la idea de ambientes de aprendizaje nos lleva a su abandono y el emerger ya no solo de “universidades de garaje” en buena parte del continente, sino de “escuelas en contenedores” como recientemente lo hiciera el alcalde de ciudad de Buenos Aires, el tristemente célebre Macri.

  1. Mercantilización de la educación

La cuarta arista la constituye la subordinación de la educación y los sistemas escolares nacionales a los intereses del mercado. La caída del muro de Berlín y el supuesto fin de la historia de Fukuyama (1952- ) tuvieron implicaciones directas en la educación. Si ya el relato socialista se consideraba obsoleto y el propio Estado de Bienestar Keynesiano comenzaba a desmantelarse, el mercado fue presentado como triunfador y por ende resultaba “lógico” atar los sistemas educativos a los vaivenes del la producción globalizada. Chávez y la Revolución Bolivariana les demostraron a Francis Fukuyama y los apologistas del capitalismo en educación lo equivocados que estaban.

Sin embargo, en casi una década previa al emerger de la nueva situación política en América Latina y el Caribe, sus preceptos lograron avanzar y aún permanecen, por ejemplo, en la certificación de carreras universitarias o de postgrados valorados desde el punto de vista de las relaciones entre las competencias curriculares y el perfil del egresado. Desde los planteamientos expresados en esta arista el mayor golpe propinado a la educación, como derecho humano lo constituye el progresivo abandono de las tareas para la formación de ciudadanía por parte de la educación y los sistemas escolares como lo veremos respecto a los sistemas de medición de la calidad.

  1. Calidad educativa

La quinta arista la constituye la calidad educativa. La mayoría -por no decir la totalidad- de las contrarreformas educativas que se desarrollan e intentan implementar en los distintos sistemas educativos nacionales y locales del mundo hoy, suelen desembarcar con el discurso de la calidad. Los sistemas educativos golpeados, vapuleados y desestimados sus docentes, suelen presentar deficiencias que le sirven a quienes quieren privatizar la educación para construir consensos respecto a la necesidad de revisar la calidad educativa. La oposición educación pública versus educación regentada por el sector privado resulta ser una invariante de este discurso de contrarreforma.

Calidad educativa aparece entonces, asociada a los aprendizajes que requiere el modo de producción capitalista en la era del neoliberalismo globalizado: habilidades numéricas y lecto escritura para comprender instrucciones, manuales y realizar cálculo fragmentados, así como conocimiento sobre tendencias y hechos puntuales de las innovaciones científicas y tecnológicas. Desaparece el énfasis en la historia, la educación artística o la formación ciudadana al evaporarse la tarea escolar de construcción de ciudadanía.

El concepto capitalista de calidad educativa tiene su apogeo a partir del modelo ISO de las empresas en los ochenta, pero no es cierto que la izquierda pedagógica no tenga un discurso propio e histórico respecto a la calidad en educación. En este tema la izquierda pedagógica ha sido muy reactiva y ha abandonado la disputa sobre la calidad, práctica que a mi juicio debe corregir rápidamente como punto de referencia para el combate a las contrarreformas educativas.

La calidad educativa es un término polisémico. Desde una perspectiva emancipadora se refiere a la educación que los pueblos demandan y que los marcos jurídicos nacionales establecen como mínimo. Desde la perspectiva de los pueblos la educación debe servir para lo que dice servir –según los marcos constitucionales y las leyes específicas casi siempre muy progresistas- y sus políticas deben ser construidas con el mayor consenso social posible. Desde estas premisas la calidad tiene contextualización local y nacional, a partir de la cuál ir al encuentro de las dinámicas internacionales, nunca al revés. Un marco de referencia para esta perspectiva lo constituye el documento titulado “Informe Mundial sobre Calidad de la Educación: ¿en este debate de que estamos hablando? (2014)”. (Ver link:http://www.aporrea.org/educacion/n259194.html)

  1. Virtualización de la educación

El voltear y revisar un libro biográfico por leer me permite tomar aliento. Y es que el sincretismo de Paul Gauguin (1848-1903) expresado en su obra “¿de dónde venimos? ¿Qué somos? ¿A dónde vamos?” (1897) y especialmente “pechos con flores rojas” (1899) y “Otahi” (1893) alientan -poéticamente hablando- a continuar este oscuro recorrido por lo más sórdido del capitalismo, el ataque a la educación como derecho humano fundamental. Continuemos pues.

La sexta arista la constituye la presión por la virtualización de la enseñanza. Ante la revolución científico tecnológica -que ha implicado en algunos lugares del planeta el que un porcentaje importante de familias dispongan de internet, computadores, tablet y dispositivos electrónicos de acceso a la web- se comienza a hablar de la sustitución de la escuela por las clases virtuales en casa y la conversión de los espacios escolares en lugares de evaluación de lo que aprenda el niño y el joven con sus padres y familiares.

Esta propuesta denominada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como de pirámide invertida de la enseñanza -aunque ya la eliminó de su web de manera silente- es un nuevo ataque a la educación pública y el papel del Estado en su sostenimiento.

Si el aula es sustituida por la clase en casa a través de un aparato informático que trasmite la sesión escolar previamente grabada, por supuesto que ello abarata los costos en educación, pero también crea una barrera para las inmensas mayorías que aprenden socialmente, es decir junto a otros, con otros; amén de sus implicaciones en la construcción de ciudadanía.

Si bien estamos de acuerdo en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) como apoyo en la educación inicial, básica y media, estamos en total desacuerdo con la sustitución total del papel socializador e integrador de la escuela y el rol del docente en los procesos de enseñanza-aprendizaje en estos niveles. No podemos permitir que con discursos aparentemente progresistas y generalizantes nos mareemos ante la vorágine virtual.

Así mismo celebramos y auspiciamos que estos momentos la educación virtual tenga creciente interés y presencia en la educación de postgrado y la formación permanente de los profesionales, lo cual es positivo y digno de replicar, sin que ello obvie el interés por compartir conocimientos que suele resultar en la creación de redes que posibiliten encuentros presenciales de los participantes.

  1. Crisis permanente de los sistemas educativos nacionales

La séptima arista es la tendencia a la generación de una “sensación” socialmente aceptada de crisis permanente de los sistemas educativos como camino para avanzar año a año en contrarreformas educativas. Los resultados de las reformas o contrarreformas educativas nunca son evaluados de cara a la sociedad y cada día tienen menor duración; apenas acabamos de conocer una reforma y ya comienza a escucharse de otra en ciernes.

Esta tendencia tuvo sus orígenes en la crisis de la sociedad norteamericana ante los avances de la carrera espacial en su competición con la unión soviética. La justificación de los administradores educativos y las autoridades gubernamentales del norte, ante la ventaja que le sacó la URSS a los EEUU al colocar el primer satélite en el espacio, fue hablar de las bondades del sistema educativo ruso y cuestionar el funcionamiento del propio. A partir de ese momento, se estableció como regla discursiva de la plutocracia gringa el asignar al sistema educativo la responsabilidad de todos los problemas sociales, contribuyendo a cuestionar la importancia de la escuela y la inversión presupuestaria hecha en ellas. Esta tendencia se fue expandiendo progresivamente en la región y el mundo y hoy es un discurso oficial del sistema capitalista y sus gobiernos, para auto justificarse y para seguir implementando medidas que cercenen el derecho humano a la educación.

El caso Vergara o Los educadores como manzanas podridas

En ese contexto no debe extrañarnos la portada del 3 de Noviembre de 2014 de la prestigiosa revista Time, quienes para abordar su posición respecto al caso Vergara tituló: Manzanas podridas:»Es casi imposible despedir a un mal profesor”. La revista Time aprovecha un caso específico para disparar contra todos los maestros al identificarnos con manzanas podridas.

Ello no podemos verlo aislado sino en el contexto del desarrollo de una de las más feroces operaciones de propaganda y actuación mediática, generada desde sectores financieros de la tecnología, las industrias editoriales y militares, entre otras -apoyados desde los gobiernos locales- para obligar al gobierno de Obama a impulsar una contrarreforma general del sistema escolar estadounidense.

Hagamos un brevísimo repaso a algunas de las ofensivas llevadas a cabo por el sector más conservador de la educación norteamericana en los últimos tiempos. Comenzaron con las críticas y resistencias a los estándares educativos, luego vino la campaña de descredito a educadores como William Ayers (1944- ), continuaron con la decisión del alcalde Chicago de cerrar decenas de escuelas que denominaba de bajo rendimiento pero que en realidad cobijaban a inmigrantes y población norteamericana de color, hasta llegar al capítulo de las manifestaciones en 2012 donde más de 10.000 maestros(as) y profesoras(es) protestaron por la negativa de la firma del contrato colectivo pero también en oposición a las políticas educativas neoliberales del alcalde Rahm Emanuel (1959- ).

En ese hilo conservador y de ensayo de contrarreformas surge el caso Vergara. En esta oportunidad y mediante la jurisprudencia que genera esta decisión, la corte habilita a los estudiantes para solicitar la destitución de un profesor que consideren de “mala calidad”. En realidad fue una querella auspiciada y financiada por la derecha norteamericana y públicamente impulsada por David Welch, un empresario de Silicon Valley de 53 años quien durante los últimos años se ha concentrado en asociar el mejoramiento de los centros escolares al uso de tecnologías y a quien el Juez Rolf Michael Treu le concedió la razón. La derecha pedagógica le considera un héroe que dedica sus esfuerzos a mejorar el sistema educativo estadounidense. Pero en realidad lo que estaba en juego es el esfuerzo del capital trasnacional para romper con el concepto de estabilidad docente, última frontera que tiene para intentar eliminar la profesionalidad del magisterio en la ruta de eliminar el compromiso del Estado con la educación pública. Estas prácticas tuvieron un capítulo especial en la más reciente contrarreforma educativa mexicana que mediante la aprobación de pruebas de eficiencia a los maestros (as) en servicio hecho que borra de un plumazo la conquista magisterial de la estabilidad laboral. Esfuerzo que además empalma con la tendencia que refleja cada una de las aristas analizadas anteriormente.

En ese marco, la portada de la revista Time con su expresión de “manzanas podridas” -haciendo una supuesta analogía con el caso Vergara- lo que en realidad procura es generar una matriz contraria al reconocimiento social de los docentes que posibilita romper con la estabilidad de su ejercicio profesional. El titular de la Revista Time generó un amplio rechazo de sectores progresistas de la sociedad norteamericana y la reacción de la American Federation of Teachers (AFT) quienes iniciaron la recolección de firmas en repudio a esta tendenciosa portada. Más de 100.000 ciudadanos de Estados Unidos firmaron la carta que entregara la presidenta de la AFT Randi Weingarten al equipo editorial de la revista en Nueva York. Ello obligó a la revista a pedir disculpas pero significó otro capítulo de la ofensiva neoliberal contra la educación.

La otra mirada

Los pedagogos venezolanos debemos estar muy atentos a lo que ocurre en uno de los laboratorios sociales predilectos para los neoliberales en educación, la propia sociedad norteamericana. Acciones como las descritas evidencian que el capitalismo no tiene patria pero también nos permiten valorar los inmensos logros educativos alcanzados en estos 15 años navegando a contra corriente de los intereses de la agenda educativa del capitalismo en las primeras décadas del siglo XXI.

1 También existe la versión cinematográfica de esta obra
2 No logré ubicar la fecha de nacimiento de este artista japonés
3 Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social, dependiente de la CEPAL
4 Organización de Estados Americanos
5 Comisión Regional para la educación superior en América Latina y el Caribe, predecesor del IESALC-UNESCO, UBICADO EN Caracas.
6 Centro Interamericano de Educación Rural, ubicado en Rubio, Estado Táchira, Venezuela, predecesor del Instituto Pedagógico Rural “Gervasio Rubio” de la UPEL.
7 Ubicado en el estado Aragua, predecesor del Pedagógico de Aragua
8 Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico
9 Banco Interamericano de Desarrollo
10 Partido Acción Democrática
11 Partido Movimiento Electoral del Pueblo
12 Un muestra es el declive de la revista Educación en Venezuela, que era una instancia de convergencia plural sobre el hecho pedagógico o de la propia revista Tricolor que al llegar a todas las escuelas fomentaba debates diversos, intensos y pedagógicamente hablando muy potentes .

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