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Nueva cruzada conservadora en las escuelas y universidades: el lápiz contra la inteligencia artificial

Luis Bonilla-Molina[1]

En este artículo nos concentraremos en lo educativo y seguramente en otro abordaremos el tema del mundo del trabajo, las profesiones y la sociabilidad. Eric Sadín (2020, p.18) señala que la inteligencia artificial significa un cambio de estatus de las tecnologías digitales al pretender dotarla de cualidad para enunciar la verdad. Los últimos años lo virtual-digital había seguido la ruta de la aceleración tecnológica centrada en generar productos que se convirtieran en prótesis humanas que elevaran la capacidad para hacer tareas, fundamentalmente en lo referido al almacenamiento, indexación y manipulación de datos. Ahora la Inteligencia Artificial (IA) comienza a ser presentada como lugar de enunciación de la verdad, en esferas que hasta ahora demandaban miradas humanas plurales, encuentros transdiciplinarios y respeto a las opiniones minoritarias.

La aparición de ChatGPT ha causado un cisma epistemológico en la academia y la intelectualidad de derechas e izquierdas. Hasta el propio Chomsky se ha situado en un lugar del debate propio del paradigma analógico. Por supuesto que la inteligencia artificial tendrá un impacto profundo, increíble y drástico en la educación, el mundo del trabajo y la sociedad. Pero, ¿Qué hacemos? ¿Imitamos a los ludistas?¿Nos convertimos en protagonistas de un Cover del siglo XXI, cuya musicalidad sea la propia del escapismo montañero del movimiento hippie?

Desde mi punto de vista la aceleración exponencial de la innovación no se va a detener, por lo tanto, lo que debemos es situarnos en el lugar de las resistencias para desde el campo de las libertades democráticas y los derechos humanos enfrentar esta tendencia a usar la IA como referente de verdad única, absoluta y racional, sin dejar por ello, de usar su capacidad de complemento útil para el desarrollo humano.

El epicentro del terremoto paradigmático causado por la fuerza telúrica de la IA lo constituyen los sistemas escolares y las universidades. La primera reacción de muchas maestras y profesores fue alertar sobre las posibilidades de “trampa” que se podían generar, al ser las IA y el ChatGPT usadas  potencialmente por quienes realizan tareas escolares en casa, ensayos, monografías, trabajos académicos, artículos para arbitraje e incluso libros.

Siquiera se atrevieron a pensar como la nueva realidad implicaba reconfigurar los estilos de aprendizaje y las labores pedagógicas en las aulas y fuera de ellas, haciendo del trabajo docente un conjunto de dinámicas centradas en los análisis y la pluralidad de enfoques, fortalecidos por producciones de ideas de las IA, ante solicitudes generadas por nosotros(as) mismos(as). En vez de saltar de alegría al darle el adiós a las mecánicas tareas escolares, el inmovilismo educativo hizo que muchos se atrincheraran en la tradición, obviando las críticas que se le venían haciendo a la escuela y universidad reproductora.

La IA ha hecho saltar por los aires la noción de currículo prescrito día a día, dibujando en el horizonte a la contingencia curricular o el currículo abierto, guiado por agendas temáticas y la convergencia disciplinar, como mediaciones que estructurarán los contenidos móviles en un modelo pedagógico que nada tiene que ver con los presupuestos educativos de las tres primeras revoluciones industriales.

Hoy, 2 de mayo de 2023 en la prensa chilena (Las Ultimas Noticias, página 9) aparece un amplio reportaje hecho al sicólogo clínico Christopher Willard, académico de Harvard quien plantea “que las escuelas de élite anuncian que volverán al lápiz y al papel y eliminarán los computadores”[2]. Willard, especialista en el movimiento Mindfulness[3], heredero de las corrientes que empalman narrativas de la nueva era con soporte científico, desarrolla los argumentos de una de las corrientes neoconservadoras hedonistas individualistas norteamericanas a quienes les asusta que lo nuevo pueda significar una redefinición de las clases sociales dominantes, ante el emerger de una nueva “generación” de tecnólogos millonarios.

Las criticas ciertas al abuso de lo tecnológico en hogares e instituciones, no puede significar una argumentación sería para omitir el uso de la innovación tecnológica en lo escolar. Se trata por el contrario de construir consensos para el uso adecuado y equilibrado de lo tecnológico.

Las instituciones educativas deben combinar la escritura de grafito con la del teclado, la lectura analógica con los hipertextos, porque ciertamente tenemos un problema serio en la lectura comprensiva (a veces incluso en docentes), hecho que limita las posibilidades de desarrollar un sistema educativo analítico.  Pero esto no es responsabilidad de lo digital-virtual ni de las IA, sino el resultado de un sentido común pragmático en lo escolar que ha impuesto la moda de aprender aquello que le dará a los y las futuras profesionales el acceso al empleo y dinero en el futuro.  Al no aparecer la lectura como indicador de éxito para la cultura escolar del emprendimiento y la educación financiera, la lectura comprensiva fue dejada a un lado en las últimas cuatro décadas de neoliberalismo. Es algo que debemos resolver en el terreno analógico y digital. Lo que resulta absolutamente ridículo es pretender que sacando lo digital-virtual-IA, la escuela-universidad vayan a ser más humanista o mejorar problemas que en realidad están asociados al paradigma STEM y la disminución del peso de las ciencias sociales y humanistas en lo escolar.

Peor aún, una decisión de este tipo podría profundizar aún más la exclusión, porque la escuela tiene la tarea de tratar de igualar, disminuyendo el impacto de las diferencias de acceso tecnológico por origen social. Es decir, mientras el hijo del rico se puede dar el lujo de solo usar lápiz en la escuela porque tiene computadora, internet y consola de video juego en casa, para el pobre que no tiene capacidad de acceder a estos equipos en su cotidianidad, una escuela de lápiz solo reafirmaría la exclusión tecnológica y científica a la que está sometido como hijo de explotados y marginados.

Se debe redoblar la exigencia a los gobiernos para la actualización técnico digital-virtual y en inteligencia artificial para las escuelas universidades, la construcción de equipos nacionales de tecnólogos que trabajan la innovación desde las necesidades y requerimientos nacionales, que construyan plataformas y aplicaciones con taxonomías propias, así como repositorios digitales fuera de los circuitos de privatización educativa. En ese sentido es urgente revertir las políticas neoliberales de precarización salarial y condición de trabajo de los y las docentes, así como el abandono de agenda social para estudiantes, especialmente de los sectores pobres, marginados y explotados.

El problema de fondo es que la inoperancia en esta cuestión, la falta de perspectiva paradigmática, la brecha epistémica y la despolitización de las discusiones sobre el particular, evidenciadas en las incipientes discusiones sobre la relación IA – Educación, muestran un estado del arte que facilita el proceso de transformación digital que impulsa la industria tecnológica, las financieras internacionales y una parte importante del centro capitalista (G20. Foro de Davos, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, OCDE). El estancamiento paradigmático termina siendo funcional a la mutación virtual de los sistemas escolares, ya sea por falta de argumentos o por esquivar los debates.

Las políticas públicas educativas de transformación digital asumidas por muchos gobiernos del orbe, parecieran contar con una teleología orientada a la supresión de la presencialidad escolar, con el propósito de extraer el presupuesto destinado a la educación pública presencial y conducirlo a las arcas del capital tecnológico trasnacional; ese es otro problema que requiere soluciones diferentes, orientadas al quiebre de la dependencia tecnológica.

Necesitamos un uso de lo digital-virtual y la IA en lo escolar y las universidades, no como una moda o un aspecto neutral, sino asociado a la posibilidad de seguir avanzando en proyectos emancipatorios.

Tenemos que comenzar a discutir seriamente las formas digitales, virtuales y de IA que deben desarrollarse en las escuelas y universidades, sus taxonomías, lenguaje de programación, estructura paradigmática y racionalidad de uso; eso implica un giro abrupto de 180 grados en espiral que debe afrontar la formación docente y las pedagogías críticas en el presente.

 El inmovilismo y el salto atrás son las peores formas de defender la escuela pública presencial. Necesitamos pensar la emancipación y la liberación, el pensamiento crítico y la creatividad, lo popular y lo comunitario, en clave dialógica entre lo analógico y el mundo de los algoritmos. ¿Nos atrevemos?

Referencias

Sadin E (2020) La inteligencia artificial o el desafío del siglo: anatomía del antihumanismo radical


[1] Doctor en Ciencias Pedagógicas, Postdoctorados en Pedagogías Críticas y Propuestas de Evaluación de la Calidad Educativa. Miembro del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).  Socio de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la educación. Integrante de la Asociación latinoamericana de Sociología (ALAS) y la Fundación Kairos.  Director de investigaciones del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en educación (CII-OVE). Profesor universitario

[2] https://www.lun.com/lunmobileiphone/homeslide.aspx?dt=2023-05-02&EsAviso=0&PaginaId=9&bodyid=0&mc_cid=3eae26d4b9&mc_eid=dd43ca7d1d&strReferer=#pagina-9

[3] Basado en yoga y Pilates para promover la tranquilidad y armonía mental. Es un movimiento que ha crecido entre la burguesía y la clase media alta a nivel internacional, como una forma de escape a la vida acelerada del presente. Este movimiento se basa en respuesta individuales y la auto superación, ocultando que la clase obrera y los docentes viven el estrés de la precarización laboral y salarial que demanda justicia social, laboral y salarial para poder iniciar cualquier programa de equilibrio mente-cuerpo. Claro, si esto ocurre las clases dominantes tendrán el estrés generado por contar con menos ganancias producto de la explotación laboral, la especulación financiera y las desigualdades.

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El Puente roto y los problemas para atravesar aguas turbulentas: las pedagogías críticas en la era digital

Artículo publicado en la revista Profesorado de la Universidad de Granada

LUIS BONILLA- MOLINA  E-MAIL: LUISBONILLAMOLINA.62@GMAIL.COMORCID ID: HTTPS://ORCID.ORG/0000-0002-48468345  

Vol., 27 nº1 (Marzo, 2023)

ISSN 1138-414X, ISSNe 1989-6395

DOI:10.30827/profesorado.v27i1.27018

Fecha de recepción 01/01/2023

Fecha de aceptación 22/02/2023

RESUMEN:

Estamos ante una encrucijada de los sistemas escolares, en la cual, las decisiones que se tomen determinarán el futuro de la educación pública presencial. Por un lado, el sector tecnológico del capitalismo cognitivo presiona por acelerar la transición a la virtualidad educativa mediante diferentes modalidades, mientras por el otro, las resistencias pedagógicas libertarias están atascadas en una interpretación del capitalismo en educación que no da cuenta del impacto de las revoluciones industriales. Esto plantea desafíos teóricos, conceptuales, operativos, paradigmáticos y epistemológicos sin precedentes para el campo de la teoría crítica en educación.

Palabras clave: Banco Mundial; capitalismo; digitalización; educación pedagogía crítica; UNESCO

Abstract:

We are at a crossroads for school systems, in which the decisions taken will determine the future of face-to-face public education. On the one hand, the technological sector of cognitive capitalism is pushing to accelerate the transition to virtual education through different modalities; while on the other hand, libertarian pedagogical resistances are stuck in an interpretation of capitalism in education that does not account for the impact of the industrial revolutions. This poses unprecedented theoretical, conceptual, operational, paradigmatic, and epistemological challenges for the field of critical theory in education.

Key Words: capitalism; critical pedagogy; digitalization; education; UNESCO; World Bank.

1.  INTRODUCCIÓN

Como lo señala Klaus Schwab la cuarta revolución industrial “no se parece a nada que la humanidad haya experimentado antes” (2016, p.4), por su impacto profundo en todos los ámbitos del sistema capitalista, entre ellos el educativo. La cuarta revolución industrial no es otra cosa que una vuelta de tuerca dentro de la lógica del capital y su modo de producción, como resultado de la aceleración de la innovación científico-tecnológica (Birch, 2020).

En las pedagogías críticas contamos con una amplia tradición de crítica al capitalismo en sus exigencias y orientaciones sobre los sistemas escolares y la educación (McLaren & Kincheloe, 2007). Sin embargo, muchos de los análisis sobre el capitalismo en educación se suelen hacer de manera plana, obviando el estudio de los giros que imponen las revoluciones industriales en materia educativa. Esta carencia conduce a la pérdida de eficacia pedagógica y política en la crítica al capitalismo, pero también limita la generación de propuestas alternativas realmente contextualizadas. Ello evidencia la brecha epistémica (Bonilla-Molina, 2020) existente en nuestro campo, mucho más compleja que la denominada brecha tecnológica o digital.

Esta situación se torna en dramática cuando se tiene que abordar el tema digital-virtual no solo desde la crítica anticapitalista, sino desde la generación de propuestas alternativas que discurran por el camino de los bloques de datos, metadatos, inteligencia artificial o realidad aumentada. La parálisis cognitiva que suele ocurrir es reflejo de epistemologías asincrónicas en el campo de las resistencias que urge resolver para abrir cauces a otros mundos posibles, donde la defensa de las políticas públicas enraizadas en los territorios implique un uso emancipador de la ciencia y tecnología resultante de la inusitada aceleración de la innovación de estos tiempos.

La perspectiva de este artículo es pedagógica, de carácter histórico-comparativo. Aquí se trata de analizar los orígenes de esta situación problemática en los sistemas escolares, entendiendo que lo educativo es parte de un sistema mundo capitalista. Este análisis procura empalmar con los esfuerzos que se realizan desde el movimiento social pedagógico, los gremios y sindicatos docentes, los colectivos de educaciones populares y el campo de las pedagogías críticas para re-situarse y seguir avanzando en la generación de un cambio radical de las instituciones educativas y la sociedad.

2. LAS DIFICULTADAS PARA SALIR DE LA ZONA DE CONFORT EPISTÉMICO

La estructura, mecanismo de funcionamiento, narrativas pedagógicas y lugar de enunciación de las instituciones escolares actuales son el resultado de un arduo modelamiento realizado durante las dos primeras revoluciones industriales (Bonilla-Molina, 2020). Si bien, las existencias de lo escolar y académico preceden al capitalismo industrial, el mercado convirtió a la educación en una mercancía, sometida a las fuerzas de la demanda y oferta, con características que deberían evolucionar en el tiempo para acoplarse de manera sincrónica a la evolución capitalista. Por ello, es incorrecto plantear como inamovibles las exigencias del capital -mediado por revoluciones industriales- sobre la educación.

En cuanto a su estructura, los sistemas escolares del capitalismo industrial asumieron como propias las definiciones de Comenio expresadas en Didáctica Magna (1638, pp.76-77), según las cuales, la actividad educativa institucional se divide en cuatro ciclos de cinco/seis años cada uno (maternal, común o primaria, gimnasio o secundaria, academia o universidad). Al interior de cada uno de estos ciclos se impuso la lógica de ensamblaje de conocimientos que van de lo simple a lo complejo, de manera escalar entre cada uno de ellos y se entienden como universales y vinculantes. Esta estructura empalmaría con la episteme de máquina-procesos-producto, de las partes al todo, del tiempo horizontal, que impuso el capitalismo industrial. Esta impronta de las dos primeras revoluciones industriales educativos, se normalizó y estandarizó en las sociedades capitalistas occidentales, construyendo hegemonía. Hoy hay una seria dificultad para pensar una reforma educativa fuera de esta estructura escolar y la mayoría de las alternativas escolares suelen correr en esta “cadena de producción”.

La pedagogía como ciencia o convergencia de ciencias de la educación, suele ser asumida como una máquina de enseñanza, en consecuencia, desagregada en partes que ensamblaban, pero son independientes entre sí. Los componentes de la pedagogía (didácticas, currículo, evaluación, planeación, gestión) se autonomizaron y cuando se detectaban problemas educativos las propuestas de solución eran fragmentadas; se impusieron olas de reformas curriculares, didácticas, evaluativas, de gestión o planificación que no interactuaban dialécticamente en el conjunto en la pedagogía, proliferando las interacciones ideológicas. Las pedagogías de Andrew Bell y Joseph Lancaster, lo que ha sido conocido como enseñanza mutua o método lancasteriano, acompañaron la fragmentación con la disciplina y el control de los cuerpos individualizados. Desde el campo de las alternativas muchas veces se sucumbió ante estas lógicas y se presentaron propuestas que resultaban funcionales a la lógica de máquina educativa (fundamentalmente propuestas curriculares) o, en una pulsión de fuga resultante de la incomprensión del fenómeno se consideró a las pedagogías como el problema.

Después de un largo periodo de empirismo ecléctico en la gestión escolar (siglos XVIII y XIX) que combinaba modelos artesanales y autoritarios, la perspectiva de Frederick Winslow Taylor (1856–1915) emerge para que, el Taylorismo (Taylor, 1953) se expanda como teoría de gestión empresarial que es posible adaptar a la educación durante la primera mitad del siglo XX. El Taylorismo, con su paradigma de organización del trabajo y de los tiempos de ejecución, se convierte en el enfoque educativo que se impone no solo en la dirección escolar, sino en el currículo, la planeación, evaluación, didácticas, gestión (Ross, 2010). La rutina de la producción Taylorista con su división de faenas, va convirtiendo al currículo en centralidad de lo pedagógico y la planificación curricular en el ritmo y secuencia de las tareas educativas; se enfatiza en la fragmentación del conocimiento en materias y contenidos que son enseñados por un mismo profesor de manera incesante cada año escolar o semestre universitario, y la sumatoria de esta división es vista como la integración de piezas; la dirección escolar emerge como la responsable del control. Estos principios del Taylorismo son la base de la estandarización de resultados que se hegemonizan en el Siglo XXI, lo que Au (2010) llama “nuevo Taylorismo”. El estatus científico de la conducción del centro educativo deriva en la proliferación de normas, manuales, procedimientos que destruyen la autonomía docente y convierten a los(as) trabajadores(as) de la educación en operarios(as) de la fábrica escolar. La división de tareas llega a tal punto que separa la teoría de la práctica, cada una tiene ejercicios por separado y muchas veces quien da el marco teórico no es el mismo profesor del laboratorio de experimentos. El Taylorismo fortalece las prácticas de formación docente (inicial) como especialización de los enseñantes, conllevando al impulso de los institutos pedagógicos, las normales y otras academias de formación para los y las trabajadoras(es) de la educación. Es decir, la labor del docente se basa en lo que Michael Apple resume como, “la administración planea, los trabajadores únicamente ejecutan” (Apple, 1997, p. 84).

Después de la gran depresión y hasta finales de la segunda revolución industrial se va imponiendo el Fordismo (1930-1970) como paradigma de gestión escolar. El fordismo es la hegemonía global del pensamiento industrial americano que se traslada a los sistemas educativos (Gramsci, 2000). El fordismo pasa de la división del conocimiento al saber especializado, las calificaciones se convierten en el mecanismo idóneo de primer control de la producción en cada etapa del proceso de enseñanza-aprendizaje, enfatiza en los controles por estudiante, el rendimiento recibe refuerzos positivos (cartelera de los mejores estudiantes, medallas, diplomas, conceptos de eximido). Para el fordismo la formación más importante es la del servicio, por lo que no se requiere estar formado previamente como docente para ejercer la profesión. El Fordismo re-estructura el currículo de manera secuencial, de lo simple a lo complejo, de manera escalar de primer grado hasta el bachillerato; en la lógica de disminuir costes, se van eliminando contenidos y materias que se consideran inútiles para el perfil real del egresado y, se instala la idea de reformas curriculares como elemento sustantivo de la adaptación del sistema escolar. En el Fordismo educativo cada grado escolar produce una “mercancía” o “parte de la mercancía final” definida en su perfil de egreso; un egresado de sexto grado de primaria puede haber culminado su ciclo formativo para determinado sector laboral, mientras que, para otro, solo ha completado una fase del aprendizaje profesional requerido. Estos principios de homogenización fordista son los que se van extiendo por casi todos los países (Brown & Lauder, 1992). Cada docente es responsable de “una fase” en la generación de la mercancía (perfil de egreso) por etapa del sistema escolar (primaria, secundaria, universidad). Inmanente a su razón de ser, el fordismo profundiza la estandarización, producción en serie e intercambilidad de piezas, que se expresan en educación en currículos que tienden a la homologación universal, perfiles de egreso normalizados y la transferencia extra territorial de prioridades formativas. La idea de masificación promueve la indexación de términos y la homogenización educativa a escala planetaria. Se procura eficacia para la masificación de mercancías; es el periodo en el cual se logran avances importantes en la masificación de la educación. Fue en la etapa Fordista cuando los sindicatos docentes adquirieron especial relevancia en la lógica de negociación y ampliación del consumo de este modelo de gestión.

Efectivamente el capitalismo industrial, en sus dos primeras revoluciones tecnológicas, impuso una lógica disciplinar en los sistemas escolares y la sociedad para controlar los cuerpos y las mentes (Foucault, 1975) y, para que el conocimiento se concentrara en mejorar las piezas de la máquina (productiva, social, cognitiva).

Hasta ahí había algún nivel de consenso en los análisis que hacía la teoría crítica y las pedagogías críticas sobre el capitalismo en educación. Los problemas epistemológicos, teóricos y conceptuales de fondo ocurren con el advenimiento de la tercera revolución industrial. Sin embargo, estas limitantes no solo afectaban al campo de las resistencias sino a la propia burocracia del sistema capitalista en educación que debido a su propia brecha epistémica entiende los sistemas escolares y la educación atada de manera inamovible al carro de las dos primeras revoluciones industriales.

3. CUANDO LA NOCIÓN CRISIS EDUCATIVA SE CONVIRTIÓ EN NORMALIDAD PASARON INADVERTIDAS LA PRECARIEDAD DE LAS RESPUESTAS

Aquí se ubican los inicios de la tercera revolución industrial en 1961 cuando el uso del robot Unimate en la industria automotriz marcó un punto de inflexión en la automatización informática de la producción. Este tercer ciclo de revoluciones industriales implicó un cambio en la lógica epistémica operacional del capital, sí como en sus demandas sobre los sistemas educativas, especialmente a partir del auge de las ideas postforditas (1973) que vinieron aunadas ese mismo año junto a la crisis del petróleo y a la puesta en marcha del neoliberalismo con la dictadura de Pinochet en Chile.

Los modelos postfordistas se expanden (Brown & Lauder, 1992). El toyotismo, la gestión de la calidad total y la quinta disciplina plantearon cero almacenamientos y producir solo aquello que tenía asegurada su venta, generar mercancías contra pedido. En educación esto llevó a impulsar la idea de priorizar carreras, generalizar las pruebas de selección universitaria para graduar solo los profesionales que requería el modo de producción, enfatizando en el “conocimiento útil”, desvalorando la formación humanística, realizar evaluación por etapas y a cada uno de los componentes del sistema educativo (escuela-universidad, estudiantes, docentes). Los estándares emergen como indicativos del logro esperado.

La automatización y la dinamización del sector informático en la tercera revolución industrial demandaba enfoques de trabajo transdisciplinario para poder producir con creciente eficacia las mercancías y máquinas asociadas a lo informático-virtual-digital. El reemplazo del modelo fordista estadounidense por el modelo japonés del Toyotismo se basó en hacer que “la producción debía ser optimizada” (Srnicek, 2018, P. 21). Esto significaba que en educación habría que reconvertir en transdisciplinarias las dinámicas educativas de los sistemas escolares y la educación. Esto generó un quiebre en la continuidad de las narrativas del capitalismo al respecto, hecho que fue prácticamente ignorado por el campo de las resistencias antisistema que seguían ancladas en el discurso que lo disciplinar era capitalista y lo transdisciplinario alternativo, como si permaneciéramos en las dos primeras revoluciones industriales. Esta incomprensión impactaba también a quienes estaban comprometidos con la administración de la reproducción capitalista desde los sistemas escolares, para quienes, prisioneros del paradigma disciplinar, la transdisciplinariedad era una entelequia que en el mejor de los casos se podía abrir paso en propuestas transversales de enseñanza, proyectos integrales, campos de aprendizaje, sin atreverse a pensar la posibilidad de demoler la estructura disciplinar de la enseñanza.

Esto comenzó a mostrar un desfase entre demandas del modo de producción capitalista sobre la educación y lo que estaba ocurriendo en los sistemas escolares. Una de las primeras campanadas de alarma se expresó en la turbulencia de la sociedad norteamericana por la ventaja que le tomó la Ex-Unión Soviética en la carrera espacial. El Informe Coleman (Coleman, Campbell, Hobson, McPartland, Mood y Weinfeld, 1966) fue algo más que un intento de explicar cómo determinante el origen social y golpear los avances en igualdad de oportunidades alcanzados por el movimiento de los derechos civiles, resultó ser un golpe certero a la educación que no respondía de manera rápida a las nuevas necesidades de la nación imperialista en medio del despegue de la tercera revolución industrial.

3.1. UNESCO

La UNESCO, animada por el impacto del Informe Coleman decidió convocar a una comisión internacional que hiciera un reporte del estado de la educación mundial. El Informe Faure (1973) plantea tres puntos de referencia que resultarían sustantivos en la perspectiva educativa del capital en los años siguientes: primero, subraya que “la sociedad rechaza los productos … ofrecidos por la educación institucionalizada, (…) mostrando con qué facilidad pueden encontrarse desfasados los sistemas escolares” (Faure et al., 1973, pp.62-63); segundo, para salir de esta situación la educación –señala- debe volver a tener capacidad de preceder “el desarrollo económico (p.61); tercero, esto implica garantizar que lo escolar pueda proveer, es decir “preparar a los hombres para sociedades que todavía no existen” (p.62). El Informe Faure lanza a un segundo plano lo que habían sido las finalidades fundamentales de los sistemas educativos en las dos primeras revoluciones industriales: construir ciudadanía, educar para el consumo, enseñar para reproducir la economía y sociedad del presente y contribuir al desarrollo integral de la personalidad. El plantearse la urgencia de corregir y mejorar los sistemas escolares, empalma con el paradigma posfordista de los setenta de evaluar permanentemente lo que hace, es decir, marca un punto de inflexión en favor de la cultura evaluativa. La evaluación en el marco del emerger de la globalización implica, para la Comisión Faure, estandarización y homogenización curricular en un marco de educación permanente, abriendo la alternativa de la externalización de los procesos formativos al señalar que ello “implica que las empresas sean investidas de amplias funciones educativas” (Faure et al., 1973, p.282). Se homogeniza la idea de crisis educativa como justificación para intentar ajustar la “máquina” educativa.

La taxonomía de Bloom[1], proveniente de investigaciones sobre usos educativos de la métrica psicologista (Bloom et al., 1956; Bloom, Hastings, Madaus, 1971), se convierte, a partir de los setenta del siglo veinte, en el ariete que fusiona estandarización, homogenización, programación (paradigma de tercera revolución industrial) curricular, perfiles de egreso y empleabilidad, como elementos orientadores para que la cultura evaluativa intentará resolver el desfase entre lo que se enseñaba y los requerimientos del modo de producción capitalista del tercer ciclo de innovaciones industriales.

Junto a ello, la globalización neoliberal de los ochenta, con su énfasis en la reforma de los Estados nacionales por sus “crisis” de eficacia y legitimidad (Harvey, 2007; Jessop, 2007) tiene un fuerte impacto en la legitimidad de los sistemas educativos nacionales. La hegemonía neoliberal en educación, por ejemplo, es traducida por el Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES) en su dimensión educativa igualando la noción de eficacia con la de calidad y la noción de legitimidad con la de pertinencia (ILPES, 1985). Con ello, se legitima que la cultura evaluativa de los sistemas escolares cuente a partir de ese momento con dos categorías que la estructuran: calidad y pertinencia.

La creación en 1994 del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa adscrito a la UNESCO institucionalizaría la cultura evaluativa con énfasis en la calidad educativa. Luego vendrían la hegemonía de las pruebas PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), como punto de partida bajo el que argumentar las reformas educativas neoliberales que desarrollaron fuertes procesos de privatización educativa expandidos de modo global (Rizvi y Lingard, 2009). En ambos casos, tanto la cultura evaluativa de la UNESCO como la de la OCDE en realidad se fundamentan en la evaluación de competencias adaptadas al mundo laboral y la calidad se convierte en un comodín polisémico para validar reformas. A partir de ahí se desvirtuó el objetivo inicial de la cultura evaluativa que era salir de la crisis de percepción social sobre los sistemas escolares, elevar la capacidad de preceder y proveer el conocimiento y los profesionales que demandaba la tercera revolución industrial. Los liderazgos de los ministerios de educación mostraron que eran víctimas de la brecha epistémica que no les permitía ver que estábamos en presencia de una exigencia de cambio estructural y las alternativas se refugiaron defensivamente en las críticas a las pruebas por sus efectos sobre la estabilidad laboral y las remuneraciones docentes. Junto a ello, como resultado de la despedagogización derivada de entender la pedagogía como un dispositivo tecnológico compuesto por partes autónomas, se “curricularizó” la pedagogía y los docentes migraron al oficio de administradores curriculares.

3.2. BANCO MUNDIAL

En la superestructura del sistema capitalista pareciera existir una creciente preocupación por el atasco y desfase de los sistemas escolares para coadyuvar a los logros de reproducción y adaptación del sistema. Por ello, se ha venido intensificando la orientación directa, que en materia de reformas escolares formulan las Bancas de Desarrollo y otras instancias, pasando incluso por encima de mediaciones clásicas como la UNESCO, UNICEF y otros.

Desde que el Banco Mundial (BM) generará en 1962 su memorándum respecto a financiamientos de proyectos educativos, ha sido creciente la presencia del organismo en la definición de las líneas centrales que deben contener las reformas educativas y, cómo los proyectos a financiar deben estar relacionados a los cambios sugeridos. Formalmente es en “Education: sector Working paper” (World Bank, 1971) cuando se inician los documentos de trabajo e informes que de manera sistemática monitorean los cambios en educación, proponiendo ajustes y/o nuevos énfasis. El documento de 1971 estaría muy influenciado por el libro de Philip Combs (1968), uno de los impulsores del Instituto Internacional de Planeamiento Educativo de la UNESCO. El Banco Mundial luego iría publicando importantes documentos durante las tres últimas décadas del siglo para incidir en las reformas educativas: “Education. Sector Working Paper” en 1974; “Education. Sector Policy Paper” en 1980; “Higher Education in Latin America. Issues of Efficiency and Equity. World Bank Discusion Papers” en1990; “Perspectiva sobre la educación primaria en 1992; “La educación técnica y profesional” en 1992; “Mejoramiento de la calidad de la educación primaria en América Latina y el Caribe: Hacia el siglo XXI” en 1994; “La enseñanza superior. Las lecciones derivadas de la experiencia” en 1995; “Prioridades y Estrategias para la Educación” en 1996, entre otros. Y así, desde las últimas décadas del siglo XX, el Banco Mundial impulsa modelos postfordistas de gestión escolar, especialmente el Toyotismo, la Gestión de Calidad Total, la “quinta disciplina” (primero la gente), sin descartar prácticas del “justo a tiempo” y cada vez pensando más en el benchmarking educativo.

Y así, mientras los modelos posfordistas imponían sus narrativas, el desacople entre el centro capitalista y las burocracias de los ministerios de educación hizo que de manera esquizoide se continuara con la masificación de la educación –por suerte- y las demandas del capital fueron interpretadas como simples exigencias de reformas educativas, especialmente curriculares. Este movimiento incesante de reformas y contrarreformas influyó de manera decisiva en las políticas educativas de finales del siglo XX e inicios del XXI, expandiendo la neoliberalización de los sistemas educativos (Ball, 2007; Sahlberg, 2011).

4. EL APAGÓN PEDAGÓGICO GLOBAL (APG) PRUEBA NO SUPERADA

Del 19 al 22 de mayo de 2015 se realizó en Incheon, ciudad de Corea del Sur, el Foro Mundial de Educación (FME) promovido por la UNESCO. Este evento mundial fue un espacio para hacer balance de las políticas de Educación Para Todos (EPT) que la propia UNESCO impulsó previamente en las citas mundiales en Jomtien, en el año 1990, y en Dakar en el 2000. El evento de Incheon llevó a la UNESCO (2015), a emitir una declaración para proyectar el futuro hasta el año 2030. La vedette de Incheon fue la tecnología y sus usos en la educación; allí, las corporaciones más importantes del mundo anunciaron que en el futuro, en un máximo en una década, lo digital-virtual adquiriría centralidad en los sistemas escolares del mundo.

Mientras se desarrollaba la conferencia en la ciudad coreana, en las afueras del evento, cientos de jóvenes surcoreanos marchaban señalándole a los asistentes a la cita de la UNESCO que el modelo educativo de ese país lo que fomentaba era la competitividad, infelicidad y suicidios. Todo esto ocurría en presencia de delegados oficiales de más de 150 países del mundo.

Preocupados por el tono deslumbrante de los anuncios de Incheon, que no tomaban en cuenta las desigualdades por origen social existentes en los sistemas escolares del mundo, ni las diferencias estructurales y de acceso tecnológico entre el centro y las periferias capitalistas, un grupo de 207 pedagogos de todo el mundo lanzó unos días después, el manifiesto contra el Apagón Pedagógico Global (APG). El contramanifiesto APG desarrollado por la pedagogía crítica contemporánea dirigido directamente a la agenda educativa global diseñada por la UNESCO, no era otra cosa que la denuncia sobre el riesgo que ocurriera un pase abrupto a la virtualidad en sociedades con limitada cobertura del internet y donde la mayoría de los y las estudiantes no disponían de equipos para la conexión remota (Bonilla-Molina, 2016). Las reivindicaciones del manifiesto APG sostenían que enfrentar esta posibilidad de pase a la virtualidad suponía a) garantizar en el corto plazo acceso universal a la conexión a internet, b) alfabetización digital-virtual de millones de docentes, c) la construcción de propuestas pedagógicas virtuales y bi-modales que posibilitaran el aprendizaje con pensamiento crítico, creatividad, autonomía y desarrollo integral para re-apropiarse de saberes, conocer, hacer, emprender y transformar, d) la construcción de plataformas educativas virtuales propias de cada país que permitieran contextualizar  esta transición, e) el desarrollo de repositorios de contenidos digitales dinámicos, que superaran pero complementaran, los formatos clásicos de materiales de aprendizaje propios de las dos primeras revoluciones industriales, f) universalizar la dotación de equipos de conexión remota para toda la población escolar, tanto en las instituciones educativas como en sus casas, g) construir con los gremios y sindicatos docentes, las organizaciones académicas, el movimiento pedagógico social, las organizaciones estudiantiles y de familias, una reforma educativa estructural que permitiera garantizar la inclusión en sistemas escolares con un gran componente de mediación virtual-digital.

A pesar de la organización de múltiples eventos, foros, debates, reuniones de trabajo y contactos personales en América Latina y el Caribe, con ministras(os) de educación de Latinoamérica, académicos y hasta gremios docentes, todos al unísono, independientemente que se ubicaran en la reproducción cultural o la construcción de alternativas, de izquierda, derecha o centro político, todos y todas señalaban que un escenario de APG solo podía ocurrir en los países altamente industrializados y nunca en una región de la periferia capitalista como Latinoamérica. Esta unidad de pensamiento ocurría porque los análisis que se hacían de los sistemas escolares estaban “atascados” en la epistemología de las dos primeras revoluciones industriales y por lo tanto carecían de las herramientas conceptuales para entender que estábamos en presencia de la posibilidad de un giro de 180 grados en las dinámicas escolares.

Eventos como la III Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) organizada en Córdoba, Argentina en junio de 2018 por el IESALC-UNESCO, en alianza con el comité de celebración de los 100 años de la Reforma de Córdoba, el evento decenal más importante de la academia latinoamericana, ni remotamente abordó la posibilidad de seguir la línea política crítica mantenida sobre un eventual APG como resultado del impacto de la tercera revolución industrial en la educación. Esto confirmaba los problemas teóricos, conceptuales, paradigmáticos y epistemológicos que tenía un importante sector de la intelectualidad para entender la relación de la aceleración de la innovación con la educación.

En 2017 el Banco Mundial publica su documento “Momento decisivo: la educación superior en América Latina” (Banco Mundial, 2017) en el cual sugiere a los y las decisores(as) educativos(as) concentrarse en las demandas y ofertas que desde el mercado le hacen a las Instituciones de Educación Superior (IES), señalando que las principales distorsiones y sus salidas son: “a) las externalidades requieren subvenciones gubernamentales a la educación superior, b) las restricciones de liquidez requieren el funcionamiento del mercado de crédito para los estudiantes, c)los problemas de información requieren provisión de información y protección al consumidor, d) la competencia imperfecta requiere fomentar la competencia a través de las elecciones de estudiantes y también el monitoreo y la regulación del sector” (BM, 2017, pp. 15-22).  Con este marco conceptual el Banco Mundial se ha concentrado en los últimos cuatro años en la transformación digital de la educación, impulsando modelos de gestión escolar próximos a las formas de trabajo de Google y otras corporaciones tecnológicas.

5. PANDEMIA GLOBAL COVID-19

En ese contexto llegó la pandemia del COVID-19, la cuarentena sanitaria mundial y el cierre de la casi totalidad de sistemas escolares en Latinoamérica. Resulta obvio a esta altura del análisis (Bonilla-Molina & Ortega, 2021), la falsedad del discurso que, a título de excusa, señala que escenarios educativos como los registrados durante la pandemia, eran sucesos que no se podían prever; por el contrario, lo ocurrido evidenció la limitada capacidad de los ministerios de educación –pero también de las resistencias- para comprender la lógica del capital en el momento histórico.

Los efectos escolares de la pandemia fueron dramáticos. Primero, se puso en marcha a escala global un nuevo modelo de privatización educativa (Williamson y Hogan, 2020; Bonilla-Molina, 2020). Los Estados Nacionales abandonaron su obligación de facilitar las condiciones mínimas para aprendizaje que permitiera garantizar el derecho humano a la educación. Como lo señala el informe (2021) del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación (CII-OVE), esta modalidad de privatización permitió que las 11 corporaciones tecnológicas más importantes del mundo obtuvieran durante el año 2020 la suma de 3.2 billones de dólares de ganancia en medio de una caída del PIB mundial de 4.5 billones de dólares norteamericanos (Otras Voces en educación, 2021). En el contexto global, la UNESCO lideró el proceso de privatización educativa digital a través de la Alianza Mundial para la Educación, que permitió que fueran los capitalistas tecnológicos quienes pudieran proveer con sus herramientas tecnologías la oportunidad de ofrecer procesos educativos más allá de las aulas físicas. La entrada de la UNESCO en este proceso de gobernanza global es lo que ha sido definido como “filantrocapitalismo digital en educación” (Saura, 2020). En muchos países, como los del contexto latinoamericano, fueron las familias, estudiantes y docentes quienes tuvieron que pagar el acceso a internet, planes de datos, incorporación a plataformas, adquisición o potenciación de equipos de acceso remoto (Otras Voces en educación, 2021). Y de este modo, la pandemia global marcó el inicio a nivel planetario -y de manera simultánea- de la llamada transformación digital de los sistemas educativos. Por ello, las propuestas de educación bi-modal (presencial + virtual) del presente, solo expresan el movimiento desigual y combinado de la transición anunciada en la cumbre de Incheon que la UNESCO orquestó para la expansión del capitalismo digital en educación. De hecho, la virtualidad es el nuevo incluido en los sistemas escolares en los cuatro puntos cardinales.

Segundo, ocurrió una estratificación sin precedentes en la población escolar (Bonilla-Molina, 2020), en torno a las formas y mecanismos de continuidad del vínculo pedagógico durante el cierre de instituciones educativas por la cuarentena sanitaria (Lloyd, 2020). De estos cambios, se puede extraer que los y las estudiantes se estratificaron en cuatro grupos (Bonilla-Molina, 2021): a) aquellos que tuvieron acceso a internet, dispusieron de equipos de conexión remota y contaron con una familia que les apoyara en el salto de la presencialidad a la virtualidad. Este último elemento resultó fundamental para el logro de aprendizajes en medio de la contingencia. En Latinoamérica este grupo de estudiantes fue el minoritario; b) estudiantes que tuvieron acceso a internet y equipos de conexión remota pero que carecieron de apoyo familiar en esta etapa. Los resultados de aprendizaje que se comienzan a conocer para este grupo no son alentadores; c) alumnos(as) que no tuvieron ni internet ni computadoras, tuvieron que conformarse con guías impresas (cuando llegaron) y clases por radio y televisión (cuando pudieron). En el mejor de los casos tuvieron algún contacto ocasional por WhatsApp. Este grupo de estudiantes comenzaron a tener la auto percepción de exclusión de lo tecnológico en materia educativa, algo que amenaza de manera significativa al futuro de la cobertura escolar; d) aquellos estudiantes que no contaron con nada, ni internet, ni computadora, ni acompañamiento en el núcleo familiar, ni guías, acceso a radio o televisión educativa, fueron los abandonados por los Estados nacionales, los desheredados del derecho a la educación; las cifras que comienzan a conocerse al respecto son alarmantes.

Tercero, las instituciones educativas perdieron su capacidad de contribuir a la superación de las desigualdades de aprendizaje por origen social (Bonilla-Molina, 2021). A la vuelta a la presencialidad, cuando un(a) docente coloca una asignación para hacer fuera de la institución, la anterior estratificación se mostrará en todas sus dimensiones, porque mientras unos podrán hacerlas apoyados en lo virtual-digital otros estarán en condiciones desiguales para el aprendizaje; los primeros de la estratificación pensarán en una opción multimedia, los segundos irán a “Wikipedia” o el “rincón del vago”, los terceros pensarán si hacerlo con el libro será suficiente y, a los últimos les inundará el desánimo ante la carencia total de posibilidades para emprender en condiciones de equidad lo asignado. Estas contestaciones se encuadran dentro de las respuestas ineficaces del solucionismo tecnológico (Morozov, 2015).

Cuarto, en el caso de los y las docentes, quienes fueron agentes de socialización de relevancia durante la pandemia, en el contexto latinoamericano casi nunca les llegó el acompañamiento formativo que permitiera entender el cambio paradigmático, más allá de la coyuntura de confinamiento. La formación docente fue ocupada por capitalistas tecnológicos como Google, que generaron procesos de formación docente para producir un profesorado global regido por los principios de la corporación (Google, 2022). Como se ha mantenido desde el análisis crítico, estos procesos formativos se fundamentan en una innovación tecnoeducativa deseada por Silicon Valley que desprofesionalizan a la docencia (Saura, Díez y Rivera, 2021). Una parte importante de la formación docente (inicial y en servicio) entiende lo nuevo como la inclusión de una nueva materia (TIC) y no como una situación de cambio estructural. A pesar de la críticas pre-pandemia a los modelos frontales de enseñanza y la educación bancaria (Freire, 1972), lo que ocurrió en la mayoría de los casos fue una pérdida sustantiva de lo avanzado de manera alternativa en esta materia, y la imposición de una sujeción irracional a la pantalla durante hasta 8 horas, lo cual no cuenta con teoría pedagógica alguna que lo sustente (Bonilla-Molina, 2021).

Quinto, la disolución de las críticas pre-pandemia a la escuela pública presencial debido a que las dificultades de muchos(as) docentes para apropiarse de las dinámicas virtuales-digitales les está haciendo escoger el mal menor, la escuela presencial reproductora. Las plataformas que se usaron durante la pandemia fueron en su mayoría comunicacionales y de gestión de reuniones. En ese contexto, en el periodo 2021-2022 el esfuerzo de las corporaciones tecnológicas se ha concentrado en trabajar en el diseño y puesta en marcha de plataformas educativas. El nicho de 6% del PIB como presupuesto mínimo para la educación se ha convertido en un tesoro que se aprestan a tomar por asalto los corsarios tecnológicos y el capital trasnacional (Bonilla-Molina, 2016; Díez-Gutiérrez, 2021; 2022).

El Banco Mundial y el G20 han aprovechado también la pandemia global para resituarse en la arena de la política educativa global. El Banco Mundial (2020), con la publicación de “Reimaginar las conexiones entre las personas: tecnología e innovación educativa en el Banco Mundial” define sus cinco principios de la tecnología educativa accionables: 1) deben responder a una visión y tener objetivos y estrategias claras sobre el cambio educativo, 2) diseñar y actuar a gran escala y para todo, 3) empoderar a los docentes para que puedan hacer transferencia del impacto tecnológico en lo educativo, 4) involucrar al ecosistema educativo en su conjunto en la transformación digital, 5) uso equitativo, responsable y de impacto de los datos en los procesos de toma de decisión. Esta entidad bancaria mundial sostiene que eso pasa por “descubrir (documentar, generar y analizar soluciones tecnológicas para la educación, basadas en evidencia y relevantes para los países en desarrollo), desarrollar (soluciones, tanto a escala piloto como a gran escala, abordando las barreras para su adopción con estrategias basadas en la evidencia que permitan hacer ajustes eficientes durante el proceso de implementación), difundir (este conocimiento a los decisores de políticas y apoyar en desarrollo de capacidades que permitan un mejor uso de los aprendizajes surgidos en el proceso)” (Banco Mundial, 2020, p. 20).

Por otra parte, el Grupo de las 20 naciones más ricas del planeta, que concentran el 80 del PIB Mundial y el 60% de la población del planeta, también ha decidido “mojarse los calcetines” para alcanzar resultados expeditos en la nueva realidad. Así se desprende de la lectura de “Report on Blended education and educational poverty” publicado en Julio de 2021. El citado informe muestra el estado del arte en las naciones que la conforman, da cuenta que las cuarenta y siete iniciativas de plataformas educativas virtuales que se han desarrollado en sus naciones para mitigar el impacto económico de lo que puede ser una brutal transferencia de fondos públicos a las corporaciones del sector informativo y digital. Precisan que “los sistemas educativos están en transición y el apego a los modelos tradicionales presenciales de formación docente se está relajando” (G20 Education Working Group, 2021, p. 52). EL G20 educativo para la transformación digital de los sistemas escolares, se auto convocó nuevamente para octubre de 2022, en lo que pareciera ser una presión sostenida para propiciar en el más corto plazo un giro de 180 grados en el concepto de educación pública y derecho a la educación.

6. EL PROBLEMA PEDAGÓGICO DE LAS PLATAFORMAS DIGITALES EN EDUCACIÓN

La mayoría de las plataformas virtuales educativas, al estilo de “Compartir e-stela” de Santillana, son construidas con bloques de datos, sistemas de análisis de metadatos, inteligencia artificial, realidad virtual aumentada, repositorio propio y una clara identidad en la construcción de contenidos digitales.

Tienen una enorme capacidad para ilusionar a directivos y familias por las características de sus procesos. Todas requieren dispositivos de acceso remoto (computadora, Tablet, teléfonos inteligentes) y eso abre otra línea de consumo y mercado que tiene el riesgo de convertirse en un mecanismo de transferencia de fondos públicos destinados a la educación hacia las corporaciones tecnológicas trasnacionales. En estas plataformas, una vez culminadas las evaluaciones solo le bastan entre 15-45 segundos para enviar a estudiantes, docentes y padres/madres los resultados de las mismas; además el reporte indica aquello que le falto aprender o estudiar, mostrando la página del libro donde estaba el contenido que reprobó, evidenciando si fuera el caso, si el contenido en el que falló había sido visto en años escolares anteriores. Además, plantea como los resultados de la evaluación van a impactar en los logros de futuros objetivos de aprendizaje o materias del pensum escolar. Pueden enviar un reporte detallado de las lecturas hechas o dejadas de hacer, respecto a materiales de estudio, así como el ritmo y progresos en los ejercicios y actividades previstas.

El problema pedagógico estructural es que la mayoría de estas plataformas son construidas a partir de la taxonomía de Bloom (1956;1971): conocer [reconocer, listar, describir, identificar, denominar, localizar], comprender [interpretar, resumir, clasificar, comparar, explicar, ejemplificar] aplicar [implementar, usar, desempeñar, ejecutar] analizar [comparar, organizar, deconstruir, integrar, estructurar, encontrar], sintetizar [reunir, resumir, categorizar, brevedad], evaluar [hipótesis, experimentar, probar, criticar], crear[planear, diseñar, idear, elaborar]) y, las menos con la de Anderson y Krathwohl (recordar, entender, aplicar, analizar, evaluar, crear) o de Manzano y Kendal (recuperación, comprensión, análisis, utilización del conocimiento, meta cognición, sistema interno), que son muy útiles para la reproducción de conocimiento, pero tienen serios problemas para generar pensamiento crítico, creativo, emancipador y liberador.

Las taxonomías constituyen para los programadores informáticos de plataformas educativas el camino para la organización de las estructuras del sistema por donde correrán los bloques de datos, por ello este no es un problema de informáticos sino en realidad de las pedagogías en general y, de las pedagogías críticas en particular. En consecuencia, es urgente elaborar una taxonomía alternativa que refleje la perspectiva de trabajo docente de las educaciones populares y las pedagogías críticas en la ruta para pensar plataformas virtuales alternativas.

Con el propósito de impulsar el debate al respecto, aquí se presenta (Bonilla,2021) la elaboración de una estructura secuencial de categorías que podrían ayudar a los programadores interesados –previo debate pedagógico-  a construir el tejido epistémico que edifique una plataforma educativa virtual no reproductora (praxis – saberes previos y reflexionados a partir de la praxis – necesidades de aprendizaje contextual – dialéctica entre lo local y lo global – currículo abierto y flexible – definición de núcleos generadores – teoría – cruce de teoría y praxis – validación de aprendizajes – praxis transformadora – reflexión – praxis con conciencia crítica). Este es un tema que aún no inicia y no se resolverá de manera perentoria porque demanda la decantación de algunas prácticas, paradigmas y enfoques. Pero tampoco su concreción puede convertirse en un asunto del mediano o largo plazo porque la ofensiva del capital tecnológico no solo ya inició, sino que se intensifica.

El debate sobre las plataformas virtuales en educación está vinculado a otros temas conexos: contenidos digitales, profesiones y sobre todo a la transición de paradigma del conocimiento. En materia de contenidos digitales existen un conjunto de premisas generales que postula el capitalismo cognitivo y otras de carácter particular que hemos venido proponiendo desde la perspectiva de las pedagogías críticas (Bonilla-Molina, 2022b). Las de carácter general son: a) síntesis: que implica una reversión de la cultura de contenidos detallados para entrar en la esfera de las “ideas fuerza”. Se trata de contenidos cuya duración oscile entre 1 a 3 minutos elaborados con herramientas digitales y que puedan circular fácilmente por los espacios virtuales de formación, b) empatía emocional: usando los logros de la neurociencia, se insiste en lograr que todos los contenidos capturen la atención de los estudiantes a partir de la generación de algún vínculo emocional (alegría, tristeza, indignación, melancolía, etc.); esto debe ocurrir en los primeros diez segundos y los momentos finales, c) capacidad de generar curiosidad: un buen contenido digital debe lograr despertar la interés sobre lo que explica y los temas asociados, más allá de lo mostrado. El grueso de la exposición informativa debería tener entre 45 segundos y dos minutos treinta segundos, d) híper vínculo: cada contenido digital es en realidad una puerta para construir cadenas de saber, por lo tanto, debe mostrar las distintas puertas u opciones para continuar desarrollando lo aprendido, e) conexión sistémica: no existe un contenido digital que no sea de convergencia disciplinar y encaje en múltiples rutas de aprendizaje. Es decir, muchos puntos de partida deberían transitar por su producción pedagógica.

Las que se proponen adicionalmente, formulados desde la perspectiva de la teoría crítica en educación, se refieren a cómo hacer que los contenidos educativos digitales resulten ser útiles a una perspectiva emancipadora y liberadora de la educación. Por lo tanto deben: a) estar fundamentados en la praxis: en ese sentido la empatía no es solo conexión emocional, sino fundamentalmente experiencial,  b) ser contextuales: no existe una homogenización de contenidos digitales sino que ellos deben expresar la relación dialógica entre saberes, conocimiento científico, experimentación creativa y propositiva necesaria en cada territorio   c) expresar la dialéctica de lo global y lo local: los contenidos digitales deben evitar quedarse anclados en las narrativas súper estructurales, pero también en los localismos, ya que ambos no permiten ver la relación imbricada entre lo sistémico y lo particular,   d) estar asociados a núcleos generadores: la superación del currículo cosificado y preestablecido pasa por el establecimiento territorial consensuado de temas claves que posibiliten el emerger del currículo abierto y flexible,  e) posibilitar la hibridación propia de la acción reflexiva entre experiencia, conocimiento científico y saberes: los contenidos no son un conocimiento cerrado, sino interactivo que debe ser validado, mejorado, corregido o ampliado en las dinámicas de enseñanza-aprendizaje de convergencia disciplinar, f) responder a necesidades de aprendizaje (individual y colectiva): lo colectivo no implica una supresión del sujeto crítico, ni la construcción de intersubjetividades como tales, por ello es muy importante que los contenidos digitales puedan ser útiles para el uso pedagógico con las diversidades.

La crítica que aquí se sustenta es que no se puede dar la espalda a lo digital-virtual, sino que es indispensable un abordaje problematizador de su implantación instrumental, pensando otros modos posibles de trabajar lo tecnológico desde una perspectiva emancipadora. Por supuesto esto implica reelaborar toda la práctica pedagógica curricularizada y disciplinar propia de la educación en las dos primeras revoluciones industriales, resolver el objetivo no logrado de la transdisciplinariedad y emprender desde la perspectiva crítica la ruta hacia la convergencia disciplinar. Ahí reside la importancia de una reelaboración teórica de conjunto que permita re-situar-nos ante el problema, superando la brecha epistémica que inmoviliza y, romper con el vértigo cognitivo que genera el círculo vicioso del debate pedagógico actual centrado en reformas coyunturales y no estructurales.

El debate sobre las profesiones en la cuarta revolución industrial está muy asociado al intento de concreción del tránsito interrumpido entre disciplinariedad escolar y transdisciplinariedad educativa (de segunda a tercera revolución industrial), que permita dar el salto a la Convergencia disciplinar (tercera a cuarta revolución industrial). El capitalismo pareciera estar llegando a la conclusión que eso solo es posible hacerlo fuera de las actuales dinámicas de la educación institucionalizada. Por ello, sectores como el Foro Económico Mundial, Banco Mundial, OCDE o BID y UNESCO (al menos desde el Informe Faure y con fuerza inusitada a partir de la CMES[2] 2022) plantean que la formación a lo largo de la vida es para la empleabilidad, asociado ahora a la externalización empresarial. En ese sentido, la formación profesional made in Company es el camino que pareciera adquirir centralidad para qué en la cuarta revolución se pueda propiciar la reducción a un máximo de treinta profesiones en la formación terciaria, con enfoques de convergencia disciplinar y énfasis en competencias en usos de la inteligencia artificial, análisis de metadatos y construcción de bloques de datos en los distintos trabajos. Estos últimos temas siquiera han largado la bandera de inicio de debate en la mayoría de las alternativas pedagógicas, las cuales parecieran pensar que, si no se habla de eso, no va a ocurrir. Es urgente, abrir mesas de debate en las universidades y gremios docentes sobre estos temas, no solo para descubrir los flequillos del disfraz capitalista sino fundamentalmente para generar una actitud propositiva crítica.

7. LA CONQUISTA CAPITALISTA DEL METAVERSO

El capitalismo no espera a que se construyan resistencias para renovar sus propuestas de reproducción contextualizadas al momento histórico. El atasco paradigmático en el campo educativo comienza a facilitar propuestas de externalización de la escolarización de un impacto tan profundo como no se había visto hasta el presente; la narrativa metaversiana se abre espacio como alternativa futura a la presencialidad. El metaverso comienza a mostrarse de manera rápida en las dinámicas educativas como discursos tecnoutópicos que los capitalistas de las corporaciones tecnológicas intentan expandir a de modo global (Knox, 2022). Es algo que ya está ocurriendo en la Óptima Classical Academy de Naples, en Florida, Estados Unidos, donde comienzan a usar de manera cotidiana el metaverso para fines de enseñanza-aprendizaje.

Meta, la corporación liderada por Mark Zuckerberg, está intentando posicionarse en la conquista de los procesos educativos a través de la expansión del metaverso (Meta, 2022). El proyecto metaversiano surge como un espacio virtual pleno de contenidos y formatos digitales que usa programación computacional, algoritmos, realidad aumentada, inteligencia artificial, big data, procesamiento de datos en tiempo real, interacción de avatares, lógica secuencial y escalar de los videos mediados por lógica difusa (Bonilla-Molina, 2022a). El metaverso es un nuevo impulso a la desterritorialización de los procesos cognitivos que genera rupturas del equilibrio necesario entre objetividad y subjetividad; implica una fusión de lo público y privado como no se había visto antes convirtiendo a la propia vida humana en mercancía sujeta a la biopolítica inmanente en la cuarta revolución industrial. El metaverso se muestra como una alternativa para resolver el atasco paradigmático de los sistemas escolares, la brecha epistémica de las burocracias pero que afecta también al campo alternativo y, la construcción desde los bordes de un modelo educativo donde la empleabilidad a lo largo de la vida es la finalidad estructurante, abandonando de esta manera todos los restos que aún subsisten de los propósitos liberales y democráticos del pasado. Pero sobretodo, el metaverso plantea al capital la posibilidad que la mayoría del porcentaje de PIB y presupuesto público para la educación sea dirigida a estimular la industria tecnológica y dinamizar la acumulación capitalista.

Ya Berardi (2019) al señalar que la democracia no va a volver y ha dejado de ser una posibilidad real, argumentaba que algunas de las causas que originaron esta situación son la esclavitud del trabajo inmaterial, la miseria moral y psicológica que significa que los niños hoy aprendan más de una pantalla electrónica que de una voz humana, la pérdida para las nuevas generaciones del significado situacional de palabras como libertad, igualdad, fraternidad, mientras el complejo industrial cultural construye una imagen distópica del futuro, violenta y deprimente; ante esta realidad los sistemas escolares miran la utopía en el retrovisor.

En medio de este caos, la educación inmersiva, centrada en la supervivencia expresada en el logro de un empleo y el consumo, donde lo que no produzca dinero no resulta útil, abre paso a modelos transhumanistas como el metaverso escolar. El pensamiento crítico pretende ser sustituido por una nueva razón instrumental presentada como pensamiento útil.

En menos de una década, empresas como Meta, Roblox, Minecraft, Second Life, Descentraland, Axie Infinity, The Sandbox, CryptoVoxels, Somnium Space, Star Atlas, podrán ofrecer Tokens No Fungibles (NFT) educativos y otros bloques de datos asociados a las dinámicas escolares. Lo que se proyecta es una escuela-universidad en el metaverso, que le permita a los gobiernos ahorrar “costes” educativos, a partir de la adquisición de NFT que sirvan para: a) construir infraestructura escolar a menos del 60% del costo actual, b) modelos pedagógicos flexibles y abiertos de aprendizaje común pero con determinantes individuales que eliminen los costos de la actual estructura disciplinar inoperante, c) universalización y estandarización de materiales didácticos que a la par que uniforma el pensamiento, permite su uso a costos infra decimales respecto a los actuales, d) la construcción de laboratorios de experimentación con cero coste de reposición de materiales y con una efectividad de réplica cercana al 100%, e) la sustitución progresiva de la nómina docente mediante avatares que van absorbiendo las formas de enseñanza docente, el conocimiento novedoso y el performance pedagógico. Avatares que trabajando con análisis de metadatos podrán replicar las clases que actualmente damos, corrigiendo errores y haciéndolo en tantos idiomas como sea necesario.

En el metaverso se disuelven las diferencias de origen social y la lucha política de clases, por la libre competencia de adquirir conocimiento y habilidades para la empleabilidad. Lo terrible es que es que este debate apenas comienza a ser visto por el personal docente y sus sindicatos, pero muchas veces rebotando en la esfera de la negación, desde los márgenes, para evitar la crisis cognitiva que implica el cambio radical de rutinas y protocolos que se avecina. Si el campo de las pedagogías críticas y las educaciones populares no le entra a este debate y construye alternativas de resistencia cónsonas con la era digital, seremos testigos de una hegemonía digital reproductora inhumana y distópica, de la cual seremos co-responsables por omisión.

Una forma de iniciar la ruta para la superación de la brecha epistémica y el cambio estructural de los sistemas escolares a favor de los pueblos y no del mercado, es transformar la formación docente (inicial y continua). Sin embargo, este sector ha desarrollado un espíritu conservador y auto suficiente que conspira contra lo perentorio del cambio. No obstante, la formación inicial y continua del magisterio debe convertirse en un epicentro de lo nuevo en cualquier estrategia de cambio radical.

8. CONCLUSIONES

Estamos en una coyuntura clave para el destino de los sistemas escolares presenciales, la educación pública, así como para la perspectiva educativa emancipadora y liberadora. Hoy en día todas las líneas prioritarias de financiamiento de la UNESCO y el Banco Mundial destinadas a educación tienen un gran componente de transformación digital, que actúa como un elemento común pero también condicionante para acceder a la cartera crediticia. Lejos de lo que piensan muchos docentes de base, que el retorno a la presencialidad va a implicar el abandono de la virtualidad, la tormenta que se avecina es digital y se no se asume constructivamente esta dinámica, nos espera una enorme burbuja educativa global.

Hemos llegado a esta situación de atasco de los sistemas escolares por la brecha epistémica generada al no valorar adecuadamente (autoridades y resistencias antisistema) el impacto de las revoluciones industriales en la educación. De haberlo comprendido plenamente, las resistencias pedagógicas abrían podido usar esta situación para “borrar lo viejo” y disputar el rostro de lo nuevo. No se hizo y ahora el desafío de la nueva generación de pedagogos críticas consiste en atravesar el puente roto sin ser devorados por las aguas turbulentas que se están formando en medio de la tormenta hacia la cuarta revolución industrial, a la par que se construyen propuestas alternativas de carácter virtual y digital, inscritas en la defensa de la educación pública presencial.

Se trata de incentivar el emerger de un Prometeo colectivo, que entienda el peso de Cronos, capaz de romper con el complejo de Sísifo de las eternas reformas educativas que no conducen a nada. Este Prometeo colectivo pareciera que solo puede surgir de un vínculo estrecho entre academia y dinámicas sindicales y gremiales de los y las trabajadoras de la educación del mundo. Es hora de construir participativamente el fuego que evite la barbarie educativa en ciernes que quiere imponer el capitalismo de la cuarta revolución industrial.

Resulta optimista y estimulante para la voluntad de transformación, que muchos gremios y sindicatos docentes, así como importantes sectores del cognitariado académico estén comenzando a reflexionar al respecto.

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[1] Conocer, comprender, aplicar, analizar, sintetizar, evaluar, crear

[2] Conferencia Mundial de Educación Superior realizada en mayo de 2022 en Barcelona, Cataluña, donde el eje vertebrador fue el emerger de lo empresarial como epicentro de la formación para la empleabilidad y las nuevas modalidades profesionales funcionales a la cuarta revolución industrial. En ese sentido se procura que la educación recupere su capacidad de preceder al desarrollo económico

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Venezuela: Morrocoy no sube palo … ni cachicamo se afeita

El Panorama se aclara

Por: Luis Bonilla-Molina[1]

Primera Parte

  1. El tema salarial y los mecanismos para conformar burguesías en Venezuela

La discusión del salario mínimo y las remuneraciones por empleos en Venezuela, es central para entender la forma mediante la cual se ha constituido históricamente la burguesía como clase social en el país.

En situaciones de “normalidad”, en las cuales el salario de la clase trabajadora y el personal docente alcanza para cubrir la canasta básica, pagar servicios y los gastos recurrentes del hogar, esta relación “salario-conformación burguesa” se oculta mediante el régimen de negociación laboral, las contrataciones colectivas y los ajustes salariales periódicos. Al final se privilegia que cada trabajador se concentre en la situación particular y pierda la mirada de conjunto.

El problema actual para las burguesías, es que ante la situación de miseria salarial en la cual ha venido cayendo la clase trabajadora en el periodo 2014-2023, especialmente entre 2018 y 2023, en la cual las negociaciones colectivas fueron congeladas por el decreto 2792, a pesar que luego esta dinámica fue flexibilizada parcialmente y atada en muchos casos a las burocracias sindicales, la clase trabajadora comienza a preocuparse por la economía general, por entender el presupuesto del país y su desagregación, es decir, a hacer economía política, para buscar por sí misma salidas al tema salarial.

Históricamente, las burguesías venezolanas se han constituido, no por su trabajo de montaje y conducción de fábricas, sino por el perverso mecanismo de apropiación de la renta petrolera por los siguientes mecanismos:

  1. Acceso a divisas a precio preferencial (por lo general por debajo del 50% de su valor nominal en el mercado) destinadas a la importación de mercancías o partes de maquinarías e implementos. Un porcentaje de estas divisas a precios preferenciales son depositadas por sus beneficiarios en cuentas personales en el exterior, mientras el resto sirve para comprar los productos que venderán a precios de más de 100% de costo original. Así la apropiación de la renta es triple, por retención directa en la banca, por ganancia exorbitante y por inflación;
  2. Este mismo mecanismo en fábricas de ensamblaje, accediendo a dólares preferenciales para comprar las partes, que terminan en la triple fuente de ganancia descrita el literal anterior;
  3. Exoneración de impuestos, intereses y otros tributos que terminan siendo apropiación de la renta petrolera;
  4. Terciarización de la actividad del Estado, convirtiéndose el negocio de la construcción, mantenimiento, dotación de materiales y equipos en una fuente de brutal apropiación de la renta petrolera por parte de los privados. A esto se le suma la corrupción derivada de la sub ejecución de obras, es decir cumplimiento de un 30% de las metas, pero cobro del 100% de los montos previstos, así como el mecanismo de recalculo de costos;

Si hiciéramos arqueología financiera para estudiar a quienes se le dieron las concesiones de importación, exoneraciones arancelarias, divisas a precio preferencial, condonación de deudas por prestamos industriales y agrícolas, permiso para montar importadoras y fábricas ensambladoras, contratos de infraestructura y grandes obras, funcionarios a quienes ha correspondido el otorgamiento de estas medidas, tendríamos las partidas de nacimiento de las burguesías de ayer y hoy.

En la medida que la economía se constriñe, la voracidad y el canibalismo de las burguesías se multiplica exponencialmente, limitando, disminuyendo y haciendo desaparecer inversiones del área social, para trasladarlos al de la importación o la infraestructura nacional. En la medida que la economía se cierra aún más, el asalto a los salarios se da por vía de la inflación y limitar los aumentos salariales hasta dejarlos en saldo negativo con tendencia a cero.

En la época de la bonanza petrolera de la primera década del siglo XXI, la apropiación brutal de la renta petrolera comenzó a golpear el salario real, pero ello fue disimulado por incrementos constantes que al estilo fordista alimentaban el consumo y daban la sensación de expansión permanente de la capacidad adquisitiva.

El problema ocurre con la caída brutal de los precios del petróleo a partir de 2013, en un contexto de exacerbación de las disputas inter burguesas (vieja y nueva burguesía) y la llegada de las medidas coercitivas unilaterales (MCU), que achican los ingresos fiscales del país y desatan el canibalismo burgués (de la cuarta y quinta República) sobre el salario de la clase trabajadora.

Estas gráficas de los compañeros de Tatuy muestra esta situación en el periodo 2018-2023, en el cual la caída del salario no se detiene con la mejora de ingresos al país.

Es decir, lo que está ocurriendo es una nueva fase de la disputa burguesa por la renta petrolera, escudada con el tema de las sanciones imperialistas. No estamos diciendo que las sanciones no son ciertas o no afectan la economía, lo que afirmamos es que el gobierno nacional con los argumentos de que aumentar salarios dispara la inflación (monetarismo) o que no hay recursos para un aumento salarial, está facilitando una apropiación burguesa de la renta en detrimento de la clase trabajadora.

Segunda parte

2. La primavera magisterial y la política gubernamental

Desde marzo de 2022, con las movilizaciones de los jubilados y pensionados, que luego se ampliarían en mayo de ese mismo año con el conflicto de SIDOR y posteriormente de los y las docentes se abril de ese año, Venezuela vive una nueva etapa en la lucha social. Sus rasgos distintivos son:

a. Desbordamiento de las burocracias sindicales en el terreno del conflicto laboral, que ha tenido un capítulo especial en SIDOR y el magisterio. En el caso de las federaciones del magisterio se da el fenómeno que la mayoría de sus dirigentes se reúnen con los representantes del gobierno, pero están deslegitimados para hablar en las movilizaciones y protestas de calle. Los sindicatos regionales y de base clasistas han sido parte de las movilizaciones, pero el signo distintivo de la conflictividad es la auto convocatoria por parte de las bases magisteriales. Las federaciones sindicales están a la cola del movimiento, viéndose obligadas a no desistir de las demandas de aumento salarial, pero han llegado a actuar como esquiroles argumentando que los paros desarrollados por la base magisterial carecen de legalidad porque los únicos facultados para introducir los pliegos conflictivos son ellos.

Sin embargo, la base magisterial no se plantea construir nuevos sindicatos ni desplazar a la burocracia, prefiere concentrarse en la lucha salarial, viendo con desdén la actividad orgánica sindical, lo que evidencia el impacto de la propaganda neoliberal contra el sindicalismo de clase.

b. Despolarización de la lucha reivindicativa. Durante las últimas décadas las movilizaciones y protestas de calle se habían dado en el marco de la polarización gobierno versus oposición(es) de derecha. El monopolio de las narrativas de izquierda la había tenido el gobierno y las disidencias en este campo eran tan débiles que no tenían influencia de masas.

Lo novedoso en la nueva etapa es que la clase trabajadora, ha decidido marchar junta (opositores y partidarios de gobierno) exigiendo la urgencia de un aumento salarial. Esto abre paso a una reconfiguración política muy importante, que en este momento no se puede prever todas sus implicaciones futuras

c. Agotamiento del discurso de las sanciones imperialistas como justificación para los problemas de distribución justa de la riqueza nacional. Ciertamente las criminales Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU), implementadas por los Estados Unidos y las naciones imperialistas europeas, han causado estragos en la economía nacional, pero aún en este contexto se podría hacer una redistribución del Producto Interno Bruto del país mucho más justo, que garantizara salarios dignos y suficientes para la clase trabajadora.

Resulta insoportable e inadmisible para la clase trabajadora, la ostentación con la cual vive la clase política (oposición y gobierno), así como muchos altos funcionarios, mientras maestros, profesoras y obreros deben ir a sus trabajos con los zapatos rotos y sin garantía que su familia pueda comer ese día.

Esto ha generado una pérdida de eficacia política del discurso de las sanciones imperialistas para justificar las terribles situaciones de vida material. Es una paradoja, pues algo que es real comienza a ser percibido como falso, porque solo expresa una cara de la moneda, ocultando los problemas de gestión para garantizar equidad y justicia salarial.

d. El drama salarial: desde el punto de vista del trabajo este es uno de los peores momentos en las últimas cinco décadas en la historia del magisterio venezolano. Con un salario mínimo mensual por debajo de los siete (7) dólares, con escalas salariales para los y las trabajadoras de la educación que oscilan entre 50 dólares mensuales (Docente de aula VI con 53,33 horas docentes semanales) y 20 dólares mensuales (Docente I recién ingresado) y la canasta básica familiar alrededor de 500 dólares mensuales (sin tomar en cuenta medicamentos, pagos de servicios y transporte) y que de manera integral puede llegar a los 800 dólares mensuales, los y las docentes están viviendo un drama laboral y de vida en sobrevivencia. Para poder subsistir han tenido que disminuir la calidad de su alimentación mientras se ven forzados a hacer cualquier cosa en sus horas libres para obtener recursos adicionales.

Esta situación choca con la ostentación y estilo de vida pequeño burgués o burgués de altos funcionarios, burócratas y la clase política (gobierno y oposición), que ha puesto a la clase trabajadora a pensar que algo no está bien entre el discurso y la realidad. Esto no solo ha generado rebeldía sino una pléyade de profesionales que le “están metiendo coco al asunto”.

Intelectuales de la talla de Pascualina Curcio, Tony Boza y Valdéz, todos ellos vinculados al partido de gobierno, han publicado sendos trabajos e investigaciones que muestran que es posible conseguir salarios dignos y suficientes para la clase trabajadora en las actuales circunstancias. Por distintas vías se llega a conclusiones similares, estamos en presencia de un problema de distribución justa y solidaria de la riqueza nacional.

El problema es el modelo de acumulación y conformación de burguesías en Venezuela. Si se aumentan los salarios habrá menos dinero para direccionar hacia los mecanismos que garantizan la apropiación, conformación y consolidación de las burguesías. En consecuencia, estamos ante un problema propio de la lucha de clases.

e. Indexación salarial:

Tony Boza, en su libro “En defensa del salario (Indexación y lucha de clases)” (2023) señala que la indexación es

“El procedimiento que se aplica para mantener constante en el tiempo el valor de la compra en toda transacción. Un bien o un servicio se fija su valor, por ejemplo, al índice de precios al consumidor, es decir a la inflación. Dicho de otra forma, al indexar el precio del bien o servicio que se trate, se va adecuando, se va cambiando en la misma proporción y el mismo ritmo de la inflación, en tiempo real. El precio no cambia solo, lo cambia el actor económico respectivo que controla ese bien o ese servicio” (pág. 6)

Quienes defienden la indexación no se plantean un aumento salarial en lo inmediato, sino frenar el impacto de la inflación en las remuneraciones. Es decir, establecer un mecanismo permanente que defienda el salario. Esto no debería asustar al gobierno, pues se trata de garantizar las condiciones mínimas de trabajo para quienes crean realmente la riqueza, la clase trabajadora. Sin embargo, el gobierno se niega a estudiar seriamente este mecanismo, que ya se ha instalado como una aspiración consensada de la clase trabajadora venezolana.

A partir de la indexación, se puede plantear una estrategia de aumentos salariales en tiempo y espacio, así como de discusiones de contratos colectivos que recompongan los salarios, por lo menos a niveles de 2012.

La discusión de la indexación y del salario son elementos claves para posibilitar que la clase trabajadora retome la iniciativa en la lucha de clases.

f. Periodos de movilizaciones

Un elemento que preocupa, es la falta de experiencia del liderazgo de base emergente y algunos sindicatos clasistas que han acompañado las movilizaciones, respecto a los periodos históricos de la lucha de calle. Históricamente hablando las movilizaciones docentes se han dado por periodos de mes y medio a dos meses, después de lo cual decae la presencia en las movilizaciones, no por abandono de la aspiración, sino como una especie de inteligencia colectiva que recomienda pausar para recomponerse, acumular fuerzas y volver a tomar la ofensiva.

Las actuales movilizaciones iniciaron el 9 de enero de 2023, así que en términos de regularidades pareciera que estarían a punto de iniciar un descenso. Si esto es cierto, hay repensar la estrategia, para acumular y volver a la ofensiva, siendo errado el intento de tensionar hasta reventar.

Lo cierto es que se ha abierto una nueva etapa en la lucha social y que lo que se ha ganado en unidad de la clase puede propiciar victorias salariales en el corto mediano plazo.

g. Algo huele mal en las centrales sindicales

El desespero de las centrales sindicales burocráticas, especialmente la CTV[2] y la CBST[3], es enorme porque las movilizaciones han puesto en evidencia su falta de canales de comunicación con la clase trabajadora y muchos de sus sindicatos clasistas de base. Quizá por ello han apelado a señalar que las movilizaciones que se iniciaron el 9 de enero no tienen legalidad porque no son el resultado de introducir ante el Ministerio del Trabajo pliegos conflictivos aprobados por ellos, o el extremo de plantear unificar la contratación de la administración pública para eliminar derechos adquiridos conquistados por sectores como educación, salud o eléctricos; unificar para desmejorar pareciera ser su consigna.

Una parte importante de la burocracia sindical vive en otra realidad material, política e ideológica y pareciera tener muy pocas capacidades de recuperar su vínculo orgánico con la clase trabajadora. Sin embargo, en contraparte no vemos la construcción de corrientes sindicales que apunten a la renovación de las estructuras sindicales, sino que en el mejor de los casos se mantienen en los límites de los comités autónomos de conflicto por un salario digno y suficiente.

Este des-orden sindical tiende a parecerse mucho a la crisis del buró sindical de Acción Democrática después del inicio de la crisis burguesa de 1983 y el cisma estructural de la CTV en la década de los noventa.

Un caso distinto son las centrales sindicales como UNETE, CUTV (vinculada al PCV y otros factores) y CODESA (socialcristiana) que a pesar de su debilidad numérica respecto a las grandes centrales, han acompañado las movilizaciones, de manera correcta y comprometida con la causa de los y las trabajadoras. Otro caso es el de la nueva central ASI, que si bien se sienta regularmente con el gobierno y ha sido invitada a las sesiones con la OIT, ha mantenido de manera declarativa una posición progresiva y su presidenta ha estado en una que otra movilización.

3. Mal consejo: olvidar la historia

La historia no se repite de manera idéntica, pero al ser la historia humana una construcción social, hay elementos que intentan repetirse de manera cíclica, en sus aciertos, pero también en sus omisiones y errores.

La situación actual, en el marco del ciclo de la crisis capitalista en Venezuela 1983-2023, pareciera intentar repetir elementos, procesos y quiebres parecidos a los que ocurrieron en el periodo 1987-1994, en el cual los factores políticos fueron incapaces de ver, entender y prever la marea que se les venía encima producto de la desconexión de las representaciones (partidarias, sindicales) con la cotidianidad de la población, especialmente de la clase trabajadora.

El tsunami en conformación no tiene por qué expresarse necesariamente en un nuevo Caracazo, sino en otros fenómenos que intenten dar un vuelco de la situación a favor de quienes vivimos del trabajo. La recomendación es estar atentos a las formas y mecanismos que use la inteligencia social para intentar cambiar el orden y producir un nuevo des-orden.

Tercera parte

4. El panorama electoral

Todo lo que se mueve hoy en el mundo de la macro política, bajo el cielo de Venezuela, tiene el signo de ingeniera electoral. El problema que vemos es que estas planeaciones para el día D de las elecciones presidenciales del 2024, parecieran estar enunciadas desde lo súper estructural, tanto desde el gobierno como desde las oposiciones.

Esto no ocurre por desinformación sino por el hecho objetivo que todas las representaciones (salvo el PCV) y el sector de María Corina Machado (MCM), han entrado en un cuadrante del sistema de gobernanza que se ha venido conformando desde el gobierno. Estos cuadrantes tienen variados tonos, mediados por intentos de negociación entre las facciones burguesas en disputa (de la cuarta y la quinta República).

El gobierno ha unificado de manera forzosa al espectro de su alianza electoral, judicializando a los partidos rebeldes, colocándoles directivas ad hoc vinculadas al partido de gobierno, sometiendo a las disidencias y usando el terror de la cárcel y el enjuiciamiento contra líderes sindicales para evitar que la llama del conflicto laboral se extienda más allá de lo controlable. Tienen la sensación que todo lo tiene “controlado” por arriba, salvo al Partido Comunista de Venezuela, sobre el cuál se cierne la espada de Damocles de la judicialización para evitar que presente candidatura propia a la izquierda del gobierno.

Dentro de esta reingeniería política, los analistas políticos presentan como un logro la despolarización sui generis, porque ahora son una docena de oposiciones de derecha, cada una de ellas con una puerta trasera que les comunica con el gobierno, salvo el caso de María Corina Machado, que pareciera ser un “error” en el diseño o un cálculo no previsto.

Este reordenamiento súper estructural, orientado a la continuidad política del Madurismo tiene un problema estructural, desestima el papel movilizador de la ciudadanía, le confiere un mínimo margen de autonomía a los electores y considera que todos pueden ser orientados hacia los cuadrantes, especialmente al del PSUV que emergería como la minoría más grande.

El diseño de los escenarios electorales, evidencian que el gobierno no está preparado para abandonar el poder, por razones políticas y económicas. En el plano político, a pesar de la fragmentación de la derecha, inducida por el propio gobierno, vuelve a resonar el discurso de “pasar factura”, “perseguir” y “meter presos” a los líderes del Madurismo, lo cual cierra la posibilidad de una elección realmente neutral, porque los líderes del gobierno harán lo imposible para no perder, pues su propio destino en libertad está en juego. En el terreno económico, quien detente el poder tiene la capacidad de orientar el proceso de acumulación y apropiación de la renta venezolana, por lo tanto, alejarse del poder político implica dejar de acumular riquezas como clase burguesa; mientras no exista un acuerdo firme entre las dos burguesías sobre cohabitación y formas de compartir el asalto a la renta pública, una elección imparcial es altamente improbable.

Los dos electrones libres, que escapan del férreo control de la arquitectura gubernamental y el diseño de cuadrantes son el partido Vente de María Corina Machado y el Partido Comunista de Venezuela.

4.1. El emperador está desnudo

Nicolás Maduro es el hombre fuerte de la política venezolana, casi nada se mueve con autonomía sin que tenga un hilo atado a la lógica de Miraflores. Sin embargo, su fuerza es dialécticamente hablando su mayor debilidad, porque hoy la mayoría de la población sabe que esto ocurre y, qué si bien Nicolás Maduro está sólido en su mando, eso se debe al reino de las ideas de Maquiavelo y Fouché en el palacio de gobierno, que parecieran haber llenado de auto suficiencia al inquilino de Miraflores, a tal punto que se comienzan a mostrar signos de insensibilidad ante la tragedia salarial del pueblo venezolano.

Su popularidad y rechazo fluctúan en las encuestas, según los incidentes y su manejo mediático, pero en el fondo comienza a quedar una franja permanente que siente que nada va a cambiar. Esto se debe al uso exagerado por parte del gobierno del impacto de las sanciones económicas, incluso como justificación para no otorgar aumentos salariales. La crispación permanente en el lenguaje entre Caracas y Washington, hace ver lejano el levantamiento de las sanciones y eso para el ciudadano común, para él y la trabajadora, para el personal docente significa que los próximos cinco o diez años van a ser una larga prolongación del actual suplicio personal. Paradójicamente la solidez del mando presidencial se traduce en desesperanza por su incapacidad real para cambiar la situación del conflicto con los Estados Unidos.

En política lo que siempre puede hacer modificar cualquier escenario previsto es lo imprevisible de la respuesta social ante una situación material de vida deplorable. La ecuación que debe preocupar a Miraflores es: MCU-norteamericanas-europeas + salarios de hambre + incapacidad del gobierno para lograr que se levanten las sanciones + impacto diferenciado de las MCU /sobre/ indignación + rabia + desesperanza = salidas imprevistas, incluida la electoral.

Sin embargo, lo que se puede prever en febrero de 2023 es una candidatura compacta de Nicolás Maduro (altamente improbable otro candidato del PSUV), que cohesiona todo el espectro del madurismo, que puede arrastrar el voto crítico del chavismo que se asuste ante un posible triunfo de la derecha o peor aún de la ultra derecha. A esto se le suma a su favor, la posibilidad de que las derechas cuenten con dos o tres candidaturas con impacto de masas que fraccionen sensiblemente las simpatías.

Lo que se ve en febrero de 2023 es una candidatura de Maduro, aunque sin épica social, capaz de ganar las elecciones de 2024 por cuatro factores centrales: a) cohesiona a su base electoral que sigue siendo numerosa, aglutinada alrededor del aparato del gobierno y el PSUV, b) dispersión, guerra intestina y fraccionamiento de las derechas que divide el voto y no logra despertar ansias de votar, c) el discurso del sector más conservador de las derechas que sigue planteando aniquilación del chavismo y el madurismo, no solo electoral sino físicamente (prisión, persecución, aniquilamiento) lo cual genera un polo de atracción alrededor de Maduro de parte de todos y todas quienes en algún momento han estado vinculados al proceso bolivariano (1999-2023)  d) la evidente decisión de no incluir el voto en el extranjero, que producto de la fuerte migración es electoralmente importante, que tiende a buscar un cambio de gobierno para ver si la situación nacional cambia y pueden regresar.

4.2. La derecha al desnudo en su laberinto

En la derecha todos parecieran compartir el sentimiento que la persona a derrotar es María Corina Machado, quien en reiteradas oportunidades se ha expresado criticando a una oposición que concilia con el gobierno, algo que pareciera retratarles. Por eso lo sondeos para las primarias la colocan en los primeros lugares, muy por encima de liderazgos como el de Capriles, y Rosales. El nuevo incluido en esta disputa es Benjamín Rausseo “Er conde del Guácharo”, cuya línea discursiva es menos beligerante que la de Machado.

Luis Vicente León uno de los más reconocidos líderes de encuestadoras nacionales señaló a través de twitter, a mediados de febrero, que quién lideraba las encuestas era Benjamín Rausseo (30%), seguido de Manuel Rosales de segundo y María Corina Machado quedaría de tercera. Estos resultados serían el mejor escenario para el gobierno del presidente Maduro y el candidato 2024 del PSUV, porque significarían un aislamiento de los radicales y dos potenciales candidaturas con las cuales el gobierno tiene enormes posibilidades de entenderse e incluso no presentarían un peligro en caso de darse una sucesión presidencial.

En anteriores artículos hemos señalado que el factor más dinámico de la política hoy es el movimiento social, especialmente la franja que se moviliza por aumentos salariales, que pareciera estar imbricada al conjunto de la sociedad. Solo el universo docente que se moviliza, en el mejor pico serían unos 500.000, con un promedio de cuatro integrantes por cada núcleo familiar (2.000.000) y una influencia social de unos quince por cada uno (7.500.000) sumarían un impacto de casi diez millones de electores, la mitad del electorado que sufragaría. Lo interesante es el carácter despolarizado de este movimiento que no significa que cada uno(a) haya abandonado sus preferencias electorales. En ese escenario, la confrontación electoral que se proyecta es entre Maduro y María Corina Machado, veremos cómo evoluciona este tema los próximos meses.

Más allá de lo que digan las encuestas, el sentimiento que se palpa en la calle, la evidencia empírica en estos días señala que la opción con más chance de ganar en la oposición es la María Corina Machado (MCM). Sin embargo, esta anuncia que solo se medirá electoralmente si las primarias son auto organizadas y manuales, no regidas por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Esta situación la diferencia del resto de las oposiciones de derecha quienes con el argumento del costo económico han aceptado la escogencia de su candidato(a) bajo la supervisión y logística del CNE. Esta diferencia pública de MCM la conecta con el sentimiento de las bases opositoras quienes tienen dudas sobre la auténtica lealtad del liderazgo opositor. Incluso en un escenario de elecciones primarias regidas por el CNE en la cual todos los demás candidatos corran y MCM decida no participar, ello no significa que no sería candidata. Tampoco descartamos que al final quiera apelar a su anacrónica política de abstención, que ya ha impulsado en otros momentos. Sin embargo, pareciera que la Sra. Machado si quiere ir hasta el final esta vez.

Esta situación podría repetir lo ocurrido en 1998 cuando las posibilidades electorales de la derecha se fueron diluyendo facilitando el triunfo de Chávez, pero en esta oportunidad sería a favor de una candidatura de ultra derecha. María Corina Machado pareciera apostar a esta estrategia y escenario, planteándose la posibilidad de ganar la elección presidencial con una derecha negociadora debilitada y un madurismo de retirada. Al ser una hija de la burguesía más rancia del país, esta opción puede generar simpatías entre propietarios de medios de comunicación, empresas de publicidad, los restos de la clase media y sectores populares radicalizados contra el gobierno de Maduro, haciendo posible que crezca en términos electorales.

En síntesis, un escenario que es posible ver en febrero de 2023, son dos candidatos de las oposiciones de derecha, uno (Rausseo, Capriles o Rosales) electo en primarias controladas por el CNE y otra anti sistema (desde la derecha) liderada por María Corina Machado, pero como sabemos hay que estar muy atentos al desarrollo de los acontecimientos porque la política es muy dinámica.

4.3. ¿El Partido Comunista podrá creérselo?

La única posibilidad de construir un polo electoral que sea realmente de referencia y se muestre como alternativo lo representa la tarjeta del Partido Comunista de Venezuela. Sin embargo, la experiencia de la Alternativa Popular Revolucionaria no ha sido la mejor en ese sentido, porque en medio del malestar social, el PCV se concentró en intentar aglutinar a la izquierda dispersa y los sectores políticos cuyos partidos y tarjetas electorales habían sido judicializados e intervenidos (PPT[4], Tupamaros, MEP[5] y otros más pequeños). Es decir, quedó atrapado en la lógica de acumulación partidaria, el rol central del partido de vanguardia y el trabajo electoral como un frente de masas. Los precarios resultados electorales, más allá que les pudieron usurpar un par de diputados más, mostro que esa táctica no los presentaba como una alternativa electoral de masas, privando la economía del voto, es decir votar por quienes tengan opción.

Su fortaleza es también su debilidad. El PCV ha estado al lado de la clase trabajadora, siendo un factor determinante, a través del tiempo, en la implantación de la idea comunista en Venezuela, que de manera falsa ha asumido como suya el Chavismo y el Madurismo bajo la etiqueta de “socialismo del siglo XXI”.

El PCV, atrapado en la defensa de las experiencias de socialismo real no ha logrado explicar adecuadamente que Maduro no es socialista ni comunista, pero tampoco en explicar que socialismo no es igual a precariedad de vida, sino a distribución justa de la riqueza. Resolver eso implicaría un giro decisivo que le lleve a conectarse con una parte importante de la población que le asusta la radicalidad verbal (pueblo contra pueblo) de Maduro, pero también de María Corina Machado.

El PCV no ha sabido aprovechar a su favor las iniciativas que desde el gobierno se han impulsado este mes para intervenirlo o judicializarlo. A pesar de tener capacidad organizativa y logística no ha podido presentar el intento de asaltar al partido por parte del gobierno, como el terror del Ejecutivo a la posibilidad que surja una alternativa de masas que se distancie del rencor, el odio y la división, expresado en su tarjeta electoral.

Los y las potenciales candidatas que se asoman para presentar una candidatura alternativa a las derechas y el madurismo tienen el perfil de despertar las simpatías del sector militante de izquierda, no de las masas. Algunos de estos(as) potenciales candidatos construyen un discurso desde el hígado, no desde la alegría, la esperanza y la ternura, algo que necesita el electoral despolarizado. Una síntesis del discurso alternativo lo presentamos en el artículo “Proyecto PAIS (2023)”.

El PCV posee una estructura territorial más fuerte que la de muchos candidatos de la derecha, cuenta con una base militante disciplinada capaz de llevar hasta sus últimas consecuencias la línea del partido, tiene locales e infraestructura conexa en todo el territorio nacional, cuenta con equipos de propaganda con amplia tradición. Si a esto se le llegara a sumar la decisión política de ir al encuentro del país nacional, más allá de las fronteras ideológicas, con tres o cuatro consignas básicas: a) aumento salarial digno y suficiente para todo el que trabaje, mostrando cómo es posible lograrlo disminuyendo la inflación, b) crear las condiciones para que vuelvan al país todos los migrantes y encuentren un país plural, creativo, eficiente y en paz, c) la necesidad de llevar a los cargos los mejores para que los servicios públicos sean eficientes y de calidad y, d) reconstruir el país a partir de la educación, encarnado por un rostro de alguien que no sea militante del PCV y que aglutine al país nacional, el PCV podría construir una alternativa de masas en las elecciones presidenciales de 2024.

Esto pasaría por la disposición pública a liberar al candidato presidencial de cualquier condicionamiento ideológico, para que haga los pasos necesarios para distensionar las relaciones con los Estados Unidos y realizar los pasos necesarios para eliminar las Medidas Coercitivas Unilaterales. Esta tarea es la más difícil de asumir para un partido como el PCV, pero lo colocaría en sintonía con el sentimiento nacional de dejar atrás las sanciones y el bloqueo para que la economía del país mejore. Para ello, el discurso de que el PCV coloca su tarjeta al servicio de la sociedad y el pueblo venezolano y no de sus intereses particulares, puede ayudar enormemente.

El PCV tiene por primera vez en la historia (y quizá la única) de colocar un candidato de sentimiento nacional, por sí solo, que unifique a la familia venezolana y sea presidente de la República. El problema es que el propio PCV tiene que creérselo, sino nadie más lo creería. En febrero de 2023, veo un PCV preocupado por servir de la mejor manera al país, pero aún atrapado en sus demonios y ángeles, veremos cómo lo resuelven.

4.4. El chavismo de base se mueve sin dar saltos

Con la llegada de la nueva etapa de la lucha social se viene dando un fenómeno subterráneo y complejo que no ocurría a comienzos de 2022. Se multiplican día a día las reuniones de líderes sociales, militantes de base y uno que otro dirigente político del madurismo, que intentan buscar mecanismo para luchar por mejores salarios y que cuestionan la política del gobierno al respecto, produciéndose entre ellos diferentes tipos de ruptura y distanciamiento. La mayoría sigue sosteniendo el discurso que lo principal es evitar que llegue la derecha al poder, pero son críticos de la improvisación en la política económica, la ostentación de bienes y dinero de algunos dirigentes del partido y el gobierno.

La mayoría de este sector no ve clara una opción electoral a la izquierda del madurismo y parecieran asumir la tarea de construir mecanismos sociales de presión desde los bordes para intentar que el gobierno rectifique y vuelva a colocar la agenda social en su centro. Su identidad es el chavismo como rebeldía contra las distintas formas de opresión, no reconocen en Maduro esas cualidades, pero si defienden que es el legítimo presidente ante Guaidó y su “sucesor”.

En este sector las condiciones materiales de vida de la población son el factor que lo aglutina, pero aún no terminan de vincularse en las calles al movimiento social de protesta. Es como un movimiento de la base que no termina de saltar en dirección alguna.

Este sector en febrero de 2023 votaría por Nicolás Maduro como el mal menor, no por convicción.

4.5. La izquierda radical se mueve lentamente

Las izquierdas radicales no tienen tarjeta electoral, partido legalizado ni cuentan en este momento con influencia de masas que les permita incidir en el terreno electoral. Muchas de estas pequeñas organizaciones siguen atrapadas en el discurso de partido de vanguardia que intenta orientar la protesta social, en vez de imbuirse en el movimiento social y re-aprender muchas cosas de la lucha social, que les permita construir liderazgo arraigado.

Algunos van a optar por seguir siendo grupos de propaganda que reivindican que tienen el análisis correcto pero la conciencia de las masas no lo capta, mientras otros están planteando la posibilidad de construir un frente único revolucionario que tácticamente se pueda acercar o no, en el escenario electoral, al PCV, apostando más por una construcción autónoma de largo plazo.

En síntesis, no existe en este momento, febrero de 2023, una izquierda radical con capacidad de disputa del movimiento de masas.

4.6. ¿Qué pasaría si las elecciones presidenciales fueran el próximo domingo?

Con este cuadro electoral, descrito en los puntos anteriores, Si las elecciones presidenciales fueran el último día de febrero de 2023, la confrontación central sería entre Maduro y María Corina Machado. En un escenario como este el enorme malestar social por la precariedad salarial tendría la disyuntiva de “mejor malo conocido que bueno por conocer” o de “cambiar hoy y mañana veremos cómo se pelea con el que venga”. Considero que esta disyuntiva no ha podido ser captada por las encuestadoras, ni es percibida por los aparatos súper estructurales del gobierno y la oposición.

Nuevamente el gobierno y el PSUV tendrían la mayor posibilidad de contener, maniobrar y reorientar ese descontento, pero la percepción que tiene ese partido, es que una “sorpresa electoral” por el descontento estaría descartada.

Haciendo una analogía popular, es posible decir que el sentimiento que hay hoy en la calle es parecido al de un hogar en el cual el esposo comienza a tener problemas financieros en su pequeña empresa  (gobierno), la esposa lo apoya (el pueblo) y le da aliento para que diseñe una estrategia alternativa (no permita que eso dañe a la familia), pero mes tras mes el hombre llega y dice que los impuestos y los precios no le dejan avanzar (sanciones), la mujer (el pueblo) pone todos sus ahorros, hace economía familiar, trabaja el triple pero no ve mejora alguna, llega un momento (pueblo) en el que le dice a su marido (gobierno), que vea lo que va a hacer, que monte otro negocio (resuelva lo de las sanciones), consiga otro empleo (mejore la economía nacional) o se vaya de la casa (le deje el poder a otros).

Una polarización electoral entre Nicolás Maduro y María Corina Machado no auguraría paz y acuerdo nacional, sino pugnacidad y conflicto, por lo radical de ambos discursos en un escenario como ese.

Sin embargo, las elecciones no son hoy, así que tendremos que estar atentos al desarrollo de las variantes políticas de los próximos meses.

5. El panorama social

Venimos sosteniendo que a partir de marzo de 2022 Venezuela entró a una nueva etapa de la lucha social, algo que no termina de ser entendido por el gobierno y las oposiciones de derecha. Los datos de la encuestadora Delphos (2023) elaborado a nivel nacional, permiten descomponer algunos elementos del descontento social que acompañan esta nueva etapa:

  1. La identidad política mayor es con ninguno (37%). La segunda identidad es con la oposición (35,6%) y la tercera con el Chavismo en general (26,5%).
  2. Solo el 21% de la población, en su mayoría chavistas perciben la situación nacional como positiva.
  3. Entre los principales problemas del país identifican: la economía en sus expresiones cotidianas (25,2%), el alto costo de la vida y la inflación (15,5%), el precio del dólar (7,3%), los bajos salarios (5,7%)
  4. Sin embargo, para mejorar la situación los auto identificados como chavistas expresan que el aumento de salarios es central en la solución de los problemas del país (29,0 maduristas) y (32.3% chavistas no maduristas), mientras que para los no identificados con nadie la dolarización (31,1%) y el aumento de salarios (23%) son significativos, mientras que para los opositores duros ((36%) y opositores críticos (42,5%) la dolarización es la solución.

La tesis que sostenemos es que la situación material de vida está desdibujando las diferencias políticas y acercando los consensos ciudadanos respecto a que hay que buscar una solución a esta situación, lo cual se muestra en la despolarización de las movilizaciones por mejores salarios.

6. Conclusión

Si bien la historia no se repite igual dos veces, aunque puedan surgir elementos comunes, hoy estamos ante un escenario electoral muy parecido al de 1996-1998, con la diferencia que el desgaste es de un gobierno “progresista” y la alternativa que puja es la de la derecha, pero la alternativa despolarizada aún no se muestra en las encuestas.

Esta es la fotografía que capta nuestro análisis para febrero de 2023, veremos cómo evolucionan los hechos, actores y políticas. Será hasta la próxima entrega.

Lista de referencias

Bonilla-molina, Luis (2023) Venezuela; una nueva etapa en la lucha social. Ediciones CII-OVE, disponible en https://luisbonillamolina.com/2023/01/10/venezuela-una-nueva-etapa-en-la-lucha-social/

Boza, Tony (2023) En defensa del salario (Indexación y lucha de clases). Ediciones parlamentarismo de calle. Venezuela

Delphos (2023) Estudio de coyuntura política electoral. Versión electrónica


[1] Doctor en Ciencias Pedagógicas, Postdoctorados en Pedagogías Críticas y Propuestas de Evaluación de la Calidad Educativa. Miembro del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).  Socio de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la educación. Integrante de la Asociación latinoamericana de Sociología (ALAS) y la Fundación Kairos.  Director de investigaciones del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en educación (CII-OVE). Profesor universitario.

[2] Central de Trabajadores de Venezuela, vinculada a las derechas, aunque hay posiciones clasistas marginales a su interior

[3] Central Bolivariana Socialista de Trabajadores, vinculada al gobierno de Maduro y el PSUV

[4] Patria Para Todos

[5] Movimiento Electoral del Pueblo

Venezuela: Morrocoy no sube palo … ni cachicamo se afeita

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TQG, Metapolítica y sociedad

Luis Bonilla-Molina

“Si amas sin despertar amor, esto es, si tu amor, en cuanto amor, no produce amor recíproco, si mediante una exteriorización vital como hombre amante no te conviertes en hombre amado, tu amor es impotente, una desgracia.“ (Carlos Marx, Manuscritos filosófico-económicos de 1844, Tercer Manuscrito)

  1. Amor, pasión y música en Latinoamérica y el Caribe

En las últimas semanas los medios de comunicación, redes sociales y el chismorreo público ha estado invadido por el melodrama de las rupturas de dos parejas de farándula, Shakira y Gerard Piqué, Karol G y Annuel. Debo confesar que mis simpatías son por las mujeres que han gritado a los cuatro vientos su desilusión, rompiendo los “buenos modales” que mandan a “sufrir en silencio”.

En Latinoamérica y el Caribe, quien no haya llorado un desamor, al ritmo de una canción, por lo menos, es un personaje atípico. Las rancheras no son melodías, sino invitaciones a hurgar en lo más profundo del amor o su antítesis, ya sea de la mano de José Alfredo Jiménez deseando “que te vaya bonito, dejando claro con Vicente Fernández que todas son Mujeres Divinas, eso sí, advirtiendo que Ya te olvidé como lo vociferaba Rocío Durcal, teniendo recaídas que llevan a decir que “Te sigo Amando” al son de Juan Gabriel,  hasta tomarse “El último Trago” con Chavela Vargas.

Es común despecharse “por Mujeres como tú” de Pepe Aguilar, pensando que “Si no te hubieras ido” como lo declama Marco Antonio Solis, podrías “Échame a mí la culpa” en tono de Gabby Villanueva, anunciando con Amanda Miguel que “El viernes se acaba todo”.

¿Quien no transito un barranco amoroso de la mano del Tango, sintiéndose que va “Cuesta Abajo” junto a Carlos Gardel, porque el dolor te hace nublar la razón como si estuviera con Piazzolla y Goyeneche en medio de una “Balada para un Loco”, impactado por las “Nostalgias” que declara Victoria Escudero.

Cuantas noches, los amores de militantes de izquierda no han terminado en una callejuela, tarareando con Aute “una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas”, por “tu forma de ser, tu forma de decir .. tu palabra sonrisa” dibujada por Silvio, intentando hacer más soportable “el breve espacio en que no estas”  porque como me contó Pablito Milánes no sabemos si volverá, porque es un amor como el de Alí “en tres tiempos”, al cual Ana Belén le pide “toca otra vez viejo perdedor”.

Como no voy a decirlo”, si a grito lo dijo Luis Silva, militantes sociales hemos tenido un amor prohibido con rostro de “Señora” retratada por Otto Serge y Rafael Ricardo, ante el cual nos preguntamos “Cómo te olvido” al son del Binomio, porque sin que lo supieran Los Panchos “tus besos se llegaron a recrear aquí en mi boca”.

Latinoamérica y el Caribe es un territorio en el cuál la conciencia está a flor de piel, a ritmo de vallenato, milonga, ranchera, tango, música llanera, salsa, bolero, música social; somos desvergonzadamente apasionados.

Por eso, cuando Shakira y Bizarrap nos dicen “Sorry, baby, hace rato que yo debí botar ese gato”, nuestros subconscientes nos llevan a la última decepción sentimental y, no … no nos extraña que Karol G y la Barranquillera nos recuerden que “la que te dijo que un vacío se llena con otra persona te miente, porque es como tapar una herida con maquillaje”.

Esa pulsión de amor y desamor, de desahogo y quiebre de la sindéresis, de ruptura de la “madurez de lo correcto”, nos identifica como pueblo que valora enormemente la autenticidad y sabe lo mucho que duele una ruptura.  Eso sí, el despecho no nos dura mucho porque lo desahogamos rápidamente.

2. Un digno ejemplo para analizar: la trinidad Karol G, Shakira y Bizarrap

La genialidad es imposible de ocultar y este fenómeno mediático ha hecho confluir a tres grandes inteligencias que saben colocarse en sintonía con el subconsciente colectivo, conectarse con las emociones, narrativas e imaginarios del común, haciéndose accesibles, que en el fondo es el secreto de todo(a) buen(a) comunicador(a) político(a).

Bizarrap es un DJ, productor y compositor argentino de apenas veinticuatro años, quien patentó su anonimato, al ocultar su rostro detrás de unas amplias gafas y gorra deportiva, acuñando que quiere que se le conozca por lo que hace y no por su cara. Conocí su trabajo cuando lanzó la “Music Sessions # 1” mostrando su genialidad musical, como compositor, desarrollador de imágenes, productor, relacionista público y sobre todo, al identificar el estilo underground, no solo de su generación, sino de varias.

Mostrando una versatilidad abrumadora, para pasar de la interpretación urbana vanguardista, al ritmo del hip hop, rap y reggaetón, Bizarrap es un maestro del sonido y las nuevas musicalidades, aunque no haya escrito artículo alguno para Scopus o JCR. Su integración de narrativas y ritmos lo colocan en diálogo con multitudes, mostrando lo que sabe hacer, más que limitarse a decirlo.

Su pluma como productor y la calidad sonora de lo que produce en la BZRP Music Sessions #53 realizada con Shakira, se muestra en la combinación de colores (autoridad-azul, feminismo-violeta, renacer-verde, tecnología-gris, lo oscuro-negro atrás) desde la primera toma, pasando por la degradación en grises cuando habla que “no está pa´ tipos como tú”.

Después su aparición juvenil, convierte a la cantante en una imagen veinte años menor, una revitalización a la Shakira quien acaba de ser desplazada por una fémina veinteañera. Shakira, rejuvenecida, con una expresión corporal (manos y rostro) que suavizan el rostro cuando suelta una de las frases más fuertes: “mastiques y tragues, tragues y mastiques”, es acompañada con gestos que indican subliminalmente que la traición le produce arcadas, ganas de vomitar.

Al Bizarrap alzar los brazos, de espalda, con las manos abiertas e interactuando los dedos (masas), vestido con una chaqueta azul (obedezcan), acompañando a la cantante cuando dice “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, sugieren invitación a la ovación, la empatía, la fusión de emociones.

La degradación musical (tonos más severos) cuando menciona la frase “clara..mente” es una trasmutación sonora a un golpe cognitivo contundente y certero. Al final, Bizarrap  da la “cara”, señalando que se acaba el tema, firmando visualmente la producción.

Shakira es colombiana, cantante, compositora, bailarina y empresaria, con casi cincuenta años, lleva treinta años de éxitos, actualizándose permanentemente. La conocimos en 1990 con “pies descalzos” y nos sorprendió años después, pues siendo políticamente conservadora, la escuchamos cantando “la maza” a dúo con la Negra Mercedes Sosa, mostrándonos que su proyecto musical procura abarcar todos los públicos, incluido el de la izquierda política y los movimientos sociales alternativos.

Éxito tras éxito, Shakira ha evidenciado ser un “animal político”, capaz de captar e interpretar el signo de tres décadas. En la lógica de las nuevas generaciones, ha convertido su vida privada en un tema público, haciendo que la opinión ciudadana, entre lanzamiento de uno y otro éxito musical, se preocupe por su cotidianidad, llenando de lentejuelas y luces de neón sus noviazgos, rupturas, maternidad y gustos.

Como pocas artistas, Shakira ha mantenido enamorado a su público, monetizando casi todo lo que hace. Su ruptura con Piqué, el padre de sus hijos, le permitió componer y lanzar cuatro éxitos musicales en los cuales desnuda sus sentimientos; primero «Te felicito», luego “Monotonía” junto a Ozuna, “Pa´ tipos como tú” con Bizarrap y, más recientemente, “TQG” con Karol G .

Si analizamos, la última de estas canciones, (TQG), encontramos una fina creatividad en cada milímetro de su contenido. El nombre es una especie de reverso al acrónimo popular de “Te Quiero Mucho” (TQM), confirmando que hubo amor, pero ahora solo quedan cenizas y el otro es el que pierde.

Luego, de lo que parecía insuperable, la sincronización artística con Bizarrap, Shakira logra un ensamble espectacular, con otra figura femenina que pasa por un drama parecido, Karol G”. La colombiana lanza a los cuatro vientos su frase “el infierno tiene un lugar reservado para las mujeres que no son solidarias con su género”, parafraseando a Mateo 12:30, colocando en el subconsciente colectivo la idea de “conmigo o contra mí”.

Juntarse en el despecho, coloca en evidencia que el drama que cada una vive (Shakira & Karol G) es más común de lo que cualquiera piensa, invitando a que cada quien recuerde la tragedia sentimental similar de alguien cercano, despertando la solidaridad colectiva con su situación. En fin, la genialidad de Shakira reside en su capacidad de colocar a flor de piel emociones y eclipsar el imperio de la razón.

Aunque inicio su carrera en 2007, con solo 16 años, fue en 2012 cuando conocimos su trabajo, de la mano de Reykon, mediante el trabajo titulado “301” que se difundió rápidamente por las redes sociales, internet y la radio. Karol G, colombiana, de 32 años, ha tenido una carrera intermitente, signada por ataques públicos por su performance latino y sus rasgos afroamericanos.

Es una cantante que ha sabido conectarse con las nuevas generaciones a través del hip hop y el reguetón, siendo conocida popularmente como la “bichota”, por sus atributos físicos. Sus videos clip, “Gatúbela”, “Provenza” y “Mi cama”, entre otros,  son explosiones de erotismo, sensualidad y corporalidad que conectan con el hedonismo cultural de una parte importante de la sociedad actual.

En TQG (Te Quedé Grande) Karol G & Shakira vuelven a la combinación de la teoría del color, con la rítmica musical matemática, expresión corporal atada a lo sensorial, letras simples conectadas con la emocionalidad y escenarios disímiles que permiten varios niveles de conexión cognitiva.

Karol G inicia en TQG con un contraste de rojo y grises, que expresan el amor por encima de la traición, lanzándose al vacío mientras canta “lo que ella no sabe es que tú todavía me estás viendo todas las historias / Bebé que fue, ¿Qué haces buscando melao? Si sabes que yo errores no repito”. Es la mujer que se libera y desafía públicamente, que se niega a ser víctima sin dejar por ello de mostrarse sensible y herida.

Justo cuando menciona “por hombres no compito” aparece el cuerpo desplomado de Shakira, quien salta levemente mientras flota, como sacudida por un impacto. A continuación  Karol G, vestida de rojo y grises (pasión y traición) sigue cayendo, en contraste aparece Shakira de pie, vestida de azul eléctrico, arrecostada a una pared de hielo, donde emergen las ramas congeladas de un árbol (¿muerte?), cantando sin emocionalidad en el rostro “verte con la nueva no dolió”. Luego, la de los pies descalzos se desplaza lentamente, recorriendo con los dedos de la mano su cuerpo, mostrando la esbeltez del mismo, diciendo “estoy puesta pa´ lo mío”.

Sin mostrarse vulgar, sino firme, Shakira va moviendo el cuerpo, de la cintura hacia abajo, como evocando el sexo, mientras canta: “lo que vivimos se me olvidó”; “la vida me mejoró” es una frase en la cual se alternan los cuerpos de Shakira (autoridad) y Karol G semi desnuda (pasión).

La frase “estoy más dura dicen los reportes” comunica la idea de un cuerpo que está despertando nuevas pasiones, incentivando los celos residuales de sus exparejas.

Los cuerpos erotizados, vestidos con telas en colores pastel, que interactúan con el fuego de fondo y luego al frente, hablan del despertar, de pasar la página y de futuro (pulsiones de muerte y vida), elementos que despiertan el morbo colectivo por los rostros del mañana.

El canto a coro entre Karol G y Shakira señalando que “te fuiste y me puse triple M”, “más buena, más dura y más level”, mientras la barranquillera saca su lengua para acariciar sus labios, es un desafío de sensualidad que promueve la evocación y el arrepentimiento sin destino, algo que todo amante despechado ha pensado en algún momento. Al final los cuerpos de las mujeres vestidas de negro indican la muerte de un amor, de una pasión.

Se podrían detallar mucho más cada uno de los encuadres de los videoclip de las cantantes y el artista, pero nos interesa destacar solo algunos elementos que muestran la capacidad de conectar con la emocionalidad del sentido común, la superación del juicio racional, y la empatía con quien se levanta de una traición.

Al final, no hay víctima ni victimarios, sino respuestas activas desde el centro de las emociones, algo que caracteriza a la metapolítica en la tercera década del siglo XXI. Por ello, estudiar este fenómeno cultural es aproximarnos a la crisis de la comunicación política actual.

3.Eros y Tánato territorializados y el ocaso de la privacidad

En “Eros y Civilización “ (Marcuse,1953) al abordar de las teorías de Freud sobre la dimensión “metapsicológica” de la cultura de masas y el sentimiento de culpa, que implicaba el monopolio del placer y el poder por el hombre (patriarcado), explica de manera nítida las consecuencias sociales de las rupturas, algunas de las cuales significan una reapropiación del placer, goce y poder (Eros), mediante la rebelión y subversión (Tánatos) del orden vigente.

En un tiempo histórico de ruptura del feminismo con el patriarcado, existen distintos niveles de quiebre y reapropiación del goce, placer y poder, siendo el más difundido el instintivo, que nos lleva a sintonizarnos con las formas verbales (letras), expresivas (musicales) y corporales (bailes, expresión corporal, gestual), contenidos en relatos como el de la trinidad artística (Bizarrap, Shakira y Karol G) que expresan el imperio de Eros en diálogo dialéctico con Tánatos, donde el amor se rompe (revolución) dando paso al desencanto (muerte), despecho, revancha (vida) y olvido como máxima expresión de venganza.

Hacernos parte del sentimiento “liberado” por otros(as), nos hace tener empatía respecto a las rupturas y culpas, convirtiendo a las melodías y video clip en fenómenos de consumo de masas, de ruptura de la esfera privada de las pasiones y de hegemonía de la vida transparente que requiere el capitalismo cognitivo en la transición a la cuarta revolución industrial.

Se trata de una tensión permanente entre instintos de vida y muerte (Freud, El malestar de la cultura,1930), donde la civilización, la idea del civilizado se fundamenta en la represión de los instintos, algo que ahora emerge como anacrónico. Los instintos y las emociones liberadas son sinónimo de felicidad, pero entender la emocionalidad se convierte en un secreto que cada vez procura menos, ser liberado.

El capitalismo oscurantista del siglo XXI pareciera querer liberar los instintos para poder encarcelar la razón, evitando la toma de conciencia de la clase trabajadora como clase en sí, elemento indispensable para cualquier intento de construcción de justicia social en los albores de la cuarta revolución industrial. Esto no es nuevo Luckacs lo denunciaba a mediado del siglo XX en el “Asalto a la razón”, pero ahora adquiere el brillo de lo digital-virtual.

Por ello, el complejo industrial cultural produce o promueve mercancías que contienen claves disipativas del civilizado y, el emerger absolutamente liberado de las emociones. Con la redes sociales y, en menor medida con la televisión de la farándula, las emociones pasan a tener cada vez más centralidad, paradójicamente -y esquizoidemente- en un mundo cada vez con más normas y controles.

Al final, esas emociones se convierten en fórmulas, pócimas de control social, alienación de natural enfrentamiento entre seres que hasta hace poco compartían un destino común, distracción expresada en cederle a otras el desquite que no termine de hacer tan visible en lo cotidiano.

4. Agotamiento de la política clásica y el complejo industrial cultural

El capitalismo articula varios lugares de enunciación para reproducir-se. En distintos momentos históricos, le ha correspondido a uno y otro el protagonismo central, anteayer las religiones y las familias, ayer las escuelas y universidades, hoy el complejo industrial-cultural.

Eso no significa que sean momentos estancos, sino que ahora el protagonismo central lo tienen los grandes aparatos de construcción de imaginarios, narrativas y estilos de vida, auxiliados por la fe, la normatividad cotidiana y los sistemas escolares.

Al agotarse la democracia como ideal liberal burgués (Berardi, 2017), y resurgir el autoritarismo como rasgo disciplinar social predominante, los partidos políticos que representan a las burguesías como clase social, están pasando a ser actores de reparto, mediaciones de transición para el pase a la democracia de la elección basada en las emociones, inmersa en un eterno presente, sin otro proyecto estratégico que no sea el consumo incesante de emociones, en medio de la terrible precarización salarial que precede al desmantelamiento del mundo de trabajo que conocimos en las tres primeras revoluciones industriales.

Los partidos políticos modernos, tienen dificultad para entender este cambio. Los partidos de derecha y centro, construidos a partir del modelo maquiavélico del poder, siguen anclados en su auto percepción de eslabón fundamental para la gobernabilidad, entre la superestructura ideológica y la estructura funcional social; consideran que basta con construir imágenes y relatos de futuros para controlar a las masas, cuando la propia ideología capitalista ha masificado la idea del presente como único futuro posible.

Los partidos de las izquierdas, que se han ido convirtiendo, a través del tiempo, en distintos esfuerzos y grados de adaptación a la gobernabilidad burguesa, sosteniendo la idea de revolución cada vez más asociada a la lógica electoral y menos a la revuelta que inauguraron los comuneros de París, llegaron al “entendimiento” que la única forma de seguir existiendo es convertirse abiertamente en socialdemócratas, como lo ha entendido el progresismo, y los menos que su existencia está signada por el imperativo de volver a la radicalidad de los partidos insurgentes que acompañan realmente a la clase trabajadora, con el drama que la cuarta revolución industrial desdibuja la idea de proletariado industrial y consolida una noción más amplia de proletarios.

Este agotamiento de la política clásica y las representaciones, no inaugura una época anárquica, sino por el contrario una transición ordenada al reino de las emociones como centralidad de lo político. Es decir, la ideología ya no entra por la razón como lo plantearon los liberales burgueses, ni por la conciencia como lo postuló el pensamiento socialista, sino por  la puerta cognitiva de las emociones asociadas a realidades concretas.

No pretendo decir que debemos abandonar la idea de la conciencia de clase para sí, sino que la conciencia en sí, tiene nuevos determinantes que condicionan lo político: las emociones. Y estas emociones son trabajadas, difundidas, diseminadas, controladas, liberadas, recogidas, conducidas y hasta dispersadas por las mercancías del complejo industrial cultural.

Los problemas de la escuela y universidad presencial tienen que ver con esto, su incapacidad para entender el nuevo marco de la educación capitalista y las enormes posibilidades de lo virtual-digital para educar, es decir para concretar políticas educativas. Por supuesto, que esta transformación digital de la educación conlleva una visión del cerebro como máquina y el aprendizaje como tecnología, lo cual intenta romper de manera esquizoide con el aprendizaje social, el aprendizaje a partir del encuentro humano. Esta visión neurótica pretende trasladar al individuo la responsabilidad de su aprendizaje, “éxito escolar” y “desarrollo profesional”, como preámbulo a nuevas formas de privatización que se van construyendo a partir de la externalización (privada) de cada uno de los procesos educativos, como si los procesos de enseñanza-aprendizaje fueran mercancías objeto de outsourcing.

Esta “recuperación instrumental” de las emociones para lo político, implica una apropiación de la genialidad creativa de las artes como vehículo de orientación de las emociones que construyen nuevas identidades políticas, donde se mezclan espíritu conservador y rebeldía revolucionaria, fuego sagrado y laberintos del averno.

Es lo que ocurre con Bizarrap, Shakira y Karol G, cuya genialidad creativa en materia de comunicación de emociones, es capturado por el complejo industrial cultural y, sirve como instrumento para construir nuevos “sentidos comunes”, nuevas identidades políticas, pensadas en clave de eterno presente.

Más importa la tormenta de pasiones, propias de la separación de Shakira y Piqué, Annuel y Karol G, que la guerra en Ucrania, el calentamiento global, las ciudades de 15 minutos, el desempleo potencial que traerá la cuarta revolución industrial o la financiarización de la economía.

Un nuevo oscurantismo y pérdida de racionalidad científica se está imponiendo, donde no importa comprender sino sentir, poco vale saber las causas y estructura de los problemas contemporáneos sino como actuar (guiado por las emociones) mirando para otro lado, en los espacios, realidades y fenómenos que antes eran centros de gravitación de nuestras preocupaciones, porque soñábamos con intervenir para cambiar nuestra cotidianidad.

La precariedad laboral ha elevado exponencialmente las dificultades de las parejas, que tienen poca capacidad de entender lo estructural de sus problemas, más allá de la fenomenología concreta de las crisis (infelicidad, infidelidad, incapacidad de resolver los problemas materiales de la convivencia) y ruptura (separación, divorcio, aceptación esquizoide de la unión infeliz).

Por eso, su problema no son las emisiones de CO2, ni la burbuja financiera, sino su situación sentimental personal, lo cual limita su potencial rebelde y creador, en cuyo sentido el drama mediático funge como anestesia cognitiva y estimulante emocional.  Por años sostuvimos la idea que la explotación generaba resistencias anticapitalistas y algunas formas de toma de conciencia, hoy esas certezas se diluyen ante la falta de instrumentos políticos revolucionarios que medien con los lenguajes, imaginarios y narrativas del presente.

Consciente de ello, el complejo industrial cultural se apropia de la genialidad creativa (plusvalía ideológica) de estos artistas y los promueve para consolidar un sentido común, que tiene como lugar de enunciación y límite de expansión la emocionalidad.

“Mi cotidianidad” se ve reflejada en los problemas de las parejas de la farándula y la crisis estructural del sistema mundo capitalista se muestra como un asunto más cognitivo, más de “echarle coco”, que de emociones que movilizan.

La política debe volver a encontrar los puentes entre racionalidad y emociones, permitiendo el diálogo entre Eros, Tánatos, Prometeo y Minerva, a pesar que los discursos académicos no lo recomienden, La política tiene que volver a sus bases éticas, despertando las emocionalidades por lo justo, aprendiendo a comunicarlo con los avances de la teoría del color, las mezclas musicales asociadas a los resortes de la movilidad y el performance propio del cambio en el presente.

5. Clara-mente la ideología salpica

Divide hasta las últimas consecuencias, que reinarás sin que nadie construya la unidad para vencerte, pareciera ser la consigna central del manejo mediático de este mach de parejas de la farándula.

La familia nuclear fue parte del proyecto social del capitalismo industrial, con su moral burguesa patriarcal. Ello era indispensable para construir al obrero industrial tensionado entre la rebeldía que genera la explotación para generar plusvalía y las necesidades de ahorrar, consumir e invertir para garantizar el funcionamiento del hogar.

Estas tensiones, en medio de la ideología del consumo incesante, arrastraron al/la trabajador(a) a la extensión de sus jornadas laborales, cada vez más hacia la inhumana frontera del desgaste irracional y el emerger de confusas emocionalidades.

Por ello, la pulsión de fuga se mostraba recurrentemente cada fin de semana en formato de licor barato, marihuana o crack, como derecho a evadirse unas horas del sentimiento de máquina que le invadía.

Con la llegada de la tercera revolución industrial, el postfordismo y el ocaso del Estado de Bienestar Keynesiano, aumento la precarización laboral y el desempleo, lo cual exigió debilitar la matriz científica de los aparatos escolares (escuela y universidad), las respuestas racionales y la creación de nuevas narrativas neo-metafísicas (fin de la historia, posmodernidad, ruptura de la dialéctica de lo global y lo local).

El papel de las emociones volvió a colocarse en primer plano y ello implicó un desplazamiento del centro de nuevos aprendizajes sociales de lo escolar a las mercancías y medios del complejo industrial cultural. Poco a poco se fue imponiendo el paradigma anti científico que “no importa saber como se construye o funcionan las cosas, sino para que sirven”.

En ese contexto llega la cuarta revolución industrial, que implicará la más importante destrucción de puestos de trabajo en la historia del capitalismo industrial. Como lo advertíamos en 2017, cuando escribimos “todo el mundo cabe en una casa”, señalando que el capitalismo preparaba una encerrona en casa, para alfabetizarnos en lo digital virtual en los planos del comercio, consumo, teletrabajo, educación y relaciones sociales, el capitalismo de la cuarta revolución demanda re-pensar y re-estructurar el papel del hogar en su reproducción biopolítica.

La casa, anterior espacio de lo privado y el hogar, pareciera ser el centro de interés de la reproducción, acumulación y ampliación de la ganancia en la cuarta revolución industrial, convirtiéndola en espacio de trabajo, educación y sociabilidad.

Esta reestructuración puede generar nuevos tejidos de resistencia que tienen que ser disipados por la supremacía de las emociones sobre la racionalidad. Los conflictos entre parejas, como procesos constantes de disipación de la energía social que puede oponerse a la reproducción del sistema, se convierten en el ariete de la sociabilidad burguesa en la cuarta revolución industrial. Competencia, conflicto y confrontación de baja y media intensidad entre parejas, vecinos y comunidades para disipar el riesgo de unidad para la rebelión.

Ese es el meta mensaje de la masificación del conflicto de las parejitas de farándula, normalizar la disputa, pues no es ya la pasión y el dolor que invitan a la reconciliación o pasar la página para reconstruir la vida, sino la extensión al máximo del conflicto personal para que las heridas sean lo más profundas posibles y reine la división.

6. Conclusión

El boom de las peleas entre Shakira y Piqué, Karol G y Annuel, no puede ser vistas como un evento comunicacional o de mera propaganda, sino como un acto cultural ideológico del capitalismo cognitivo.  No digo con ello, que estos artistas estén alineados con una política cultural del capitalismo, sino que ellos mismos son mercancías, talentosas y virtuosas, que coadyuvan al sostenimiento de la biopolítica del sistema mundo de dominación y control

Lista de referencias

Bonilla-Molina, L (2017) Todo el mundo cabe en una casa, Publicado en Otras Voces de la Educación

Berardi, B (2017) Fenomenología del fin. Ediciones La Pirateca. España.

Freud, S. (1930) El malestar de la civilización. Ediciones Pardos. Venezuela

Marcuse , H (1953). Eros y Civilización, Ediciones Sarpe. España

Marx, C (1844) Manuscritos económicos y filosóficos. Ediciones Fondo de Cultura Económica. México.

TQG, Metapolítica y sociedad

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ChatGPt y el trabajo pedagógico

Luis Bonilla-Molina[1]

  1. Introducción

La llegada de la inteligencia artificial ha desatado una ola conservadora en el mundo en materia educativa. Unos hablan de la destrucción de lo escolar, otros, aprendices de brujos, parecieran querer exorcizar a las instituciones educativas, volviendo a la “pureza pedagógica” de lo manual y analógico.

Por otra parte, las empresas tecnológicas y las corporaciones que adelantan los procesos de privatización educativa, a diferentes escalas y niveles, se han apresurado a plantear el desarrollo de los algoritmos como la panacea para aprender conforme a los requerimientos del mercado.

Estas dos posiciones, aún con discursos críticos y en otros casos funcionales al sistema, terminan alineándose con el nuevo oscurantismo escolar, la pérdida de la episteme científica de la escuela y la universidad.

En las últimas décadas se ha instalado el paradigma que hay que aprender a hacer funcionar los cacharros tecnológicos, y no importa saber que principios, leyes y desarrollos hacen posible su aparición. Si se les pregunta a estudiantes, docentes de primaria e incluso profesores universitarios que no sean del área tecnológica como funciona un control remoto, la freidora de aire o los video juegos, seguramente titubearan para dar una respuesta, porque lo que importa es ganar dinero para comprarlos y tenerlos en casa, no saber la ciencia que hay detrás de eso.

Y ahora resulta que llega la inteligencia artificial, que hace algunas tareas más rápido y preciso que nosotros y nos asustamos. Una absoluta desconfianza sobre la enorme capacidad del ser humano, interactuando y construyendo, resuena como las Santamarías de un negocio cerrando sus puertas. Por el contrario, desde la perspectiva educativa estamos en un tiempo desafiante en el terreno político, económico, social, cultural, tecnológico y pedagógico para re-pensar la escuela pública presencial, gratuita, popular, democrática, crítica y creativa, como una institución para que los y las hijas(os) de la clase trabajadora puedan acceder al conocimiento del momento histórico, con criterio propio, autonomía y capacidad para aprender a aprender.

  • ¿Qué es ChatGPT?

A partir de los robots, los software, hardware y algoritmos se construyen los chatbot, que son desarrollos de inteligencia artificial, construidos con modelo de lenguaje ajustado y técnicas de aprendizaje autónomo supervisado, que usan las técnicas del refuerzo para seleccionar caminos y opciones de respuestas.

Una parte importante de estos avances se deben al conocimiento del cerebro humano y la sinapsis cerebral, eso sí vistas como máquinas en funcionamiento (neurociencia) y no en la enorme capacidad de crecimiento permanente de la inteligencia humana. Algunos de estos chatbot contienen interfaces, que les comunican con otros, para intentar replicar el aprendizaje social.

Lamentablemente, la ética es una frontera para la cual le falta mucho camino por transitar a los análisis de metadatos, para comprenderla pues responde al espíritu humano, mediado por interacciones de conciencia y emociones, que el algoritmo aún no puede entender ni replicar. Es decir, ChatGPT es solo tecnología desprovista de la condición ética humana y así la debemos entender.

Ciertamente el ChatGPT puede hacer un artículo como éste, en solo unos minutos, pero lo que no puede es modelar las palabras conforme a las emociones que ello causará en el público al que va dirigido. ChatGPT está diseñado para la lógica del consenso y las probabilidades y la vida humana tiene una lógica difusa, contingente, cambiante, diversa, plural, que es lo que nos hace humanos.

Pero es justo decirlo, el ChatGPT puede ayudarnos a hacer la vida más dinámica y usar nuestro potencial mucho más focalizado en lo extraordinariamente creativo de nuestras capacidades y habilidades.

La razón por la que las escuelas y universidades, guardianes de la ciencia, investigación y generación de conocimiento, están temblando por la llegada del ChatGPT, es porque sabemos que algo está cambiando y que en el corto plazo tendremos que dar un giro de 180 grados en la forma de enseñar y aprender. Que eso sea mejor o peor dependerá en buena medida de la mirada que escojamos, la correlación de fuerzas sociales que construyamos y el sentido humano y de clase que le demos a este giro.

  • Los estilos de enseñanza y la cuarta revolución industrial

La escuela y universidad de la primera revolución industrial estuvo signada por los salones, pupitres estáticos, pizarrón, profesor y libros como depositarios del saber. El profesor sabía y el estudiante aprendía (o se pretendía).

El conocimiento estaba lleno de reglas (sociales, ortográficas, gramaticales), fórmulas (matemáticas, físicas, químicas) y contenidos resultantes de la evidencia científica.  La calidad del conocimiento estaba asociado a la capacidad docente para actualizarse y explicarlo. La educación disciplinar, frontal y bancaria fue su retrato.

La escuela y la universidad de la segunda revolución industrial recibió el impacto de los modelos de gestión empresarial (Taylorismo, Fayolismo, Fordismo) y desestructuró la pedagogía para convertirla en técnicas replicables en cada salón como si el sistema en su conjunto se tratara de una cadena de producción.

El currículo adquirió un papel central haciendo que el resto de los elementos gravitaran (al menos declarativamente) a su alrededor. Se suponía que los enfoques didácticos, evaluativos, de planeación y gestión se correspondieran a lo previsto en el currículo, pero en realidad se dio inicio a un Frankenstein educativo, por ejemplo, con modelos curriculares que se auto definían como constructivistas que se desarrollaban con didácticas memorísticas, evaluación punitiva, planificación central predefinida y gestión basada en resultados (aprobado-reprobado).

La curricularización de las pedagogías, amplió la identidad disciplinar, frontal y bancaria de la enseñanza y el aprendizaje (cuando lo había). Los laboratorios de ensayo y la dotación de instrumental científico (microscopio, tubos de ensayo, modelos anatómicos, etc.) como el desafío. Nos convirtieron a los y las docentes en administradores curriculares.

La tercera revolución industrial implicó una aceleración inusitada de la innovación que hizo que el capitalismo considerara que había que sacarle el mayor provecho al aprendizaje, concibiendo al cerebro como una máquina y al docente en el alimentador de insumos, controlador de las dinámicas y garantizador de la calidad de la mercancía final (perfil de egreso).

Las taxonomías, especialmente las de Bloom y compañía, se convirtieron en herramientas claves para ello, la noción difusa de calidad educativa en el sello contingente. Ante las demandas del centro capitalista de cambio paradigmático, las instituciones asumieron el cumplo- y-miento, pues se decían transdiciplinarias, pero seguían siendo disciplinares.

Se generó un espíritu conservador en lo escolar, especialmente con la llegada del computador personal, internet, redes sociales, bloques de datos y algoritmos. Lo tecnológico pasó a ser una cajita más (laboratorios de informática) en vez de colocar encima de cada pupitre un computador; a diferencia de periodos anteriores en los cuales los y las docentes pelearon por una biblioteca en cada aula para que todos los estudiantes dispusieran de un libro, esto no ocurrió con las computadoras, ni con la conexión de banda ancha en cada escuela.

La factura social a esta inconsistencia sistémica fueron los resultados escolares de la pandemia que generaron un nuevo modelo de privatización educativa (familias, estudiantes y docentes asumiendo los costos de la transformación digital), estratificación escolar (dependiendo del acceso y uso a la internet y equipos de conexión remota) y exclusión (quienes no pudieron tener ningún vínculo pedagógico durante la pandemia).

Muchos docentes tienen la ilusión que, superada la fase de cuarentena de la pandemia, todo volverá al mundo analógico de lo escolar, quedando lo digita-virtual como un complemento. Nada más alejado de la realidad, el capitalismo tecnológico está pujando para hacer de lo virtual-digital la centralidad de lo educativo.

En ese contexto de precariedad y resistencias comienza la transición a la cuarta revolución industrial con el internet de las cosas, la inteligencia artificial, los bloques de datos, análisis de metadatos, metaversos y los chatbot.

Y nuestras escuelas y universidades tienen problemas de electricidad, agua, suministros, laboratorios, muchas no cuentan con computadoras ni para los registros administrativos, ni que decir de conexión a internet que posibilite el uso escolar de la inteligencia artificial o los chatbot.

Esto forma parte de la reingeniería social para llevar a su mínima expresión o hacer desaparecer la educación pública presencial. De manera cínica el New York Times dice que lo virtual-digital es educación para pobres, mientras guarda silencio sobre la desinversión educativa, los modelos de neo privatización y la estratificación escolar que impuso –para quedarse- la pandemia. Lo cierto es que la mayoría de nuestras escuelas y universidades no están en capacidad material y paradigmática, para asumir los desafíos pedagógicos que impone la transición a la cuarta revolución industrial, de la cual el ChatGPT, es solo la punta del iceberg.

  • El problema no es de los maestros y estudiantes sino de las desigualdades sociales

Entonces, el problema no es de los y las docentes ni del estudiantado, sino del sistema educativo y el modelo capitalista que ha convertido las instituciones escolares en espacios de contención social, alejadas de su tarea central de democratizar los conocimientos y saberes, históricos y de última generación.

Son los administradores del sistema educativo burgués, quienes están destruyendo las bases materiales de la escuela pública para facilitar su salto a lo virtual-digital.  Pero para los pobres de la tierra, este salto sería un salto al vacío, un abandono de la educación de masas como indicador de justicia social.

En consecuencia, en esta etapa histórica los gremios docentes, las federaciones estudiantiles, las comunidades organizadas deben definir una clara ruta de trabajo, por lo menos en los siguientes aspectos:

  1. Luchar por 6% del PIB como mínimo para la educación, con tendencia al crecimiento porque el impulso de un modelo de justicia social y soberanía está estrechamente vinculado a la capacidad de sus sistemas educativos;
  2. Es urgente que el acceso a los servicios públicos universales (agua, electricidad, aseo urbano, mantenimiento) esté disponible de manera continua y suficiente en todos los espacios escolares y sus comunidades de entorno;
  3. Internet de banda ancha, con conexión 5G o 6G para todos y todas. La escuela debe defender que ningún ciudadano se quede al margen del acceso de la tecnología actual por sus incidencias en el empleo, la actualización profesional y la sociabilidad. Eso pasa por posibilidades de acceso de cada estudiante al internet de la escuela en todo momento;
  4. Detener los programas de dotación personal para la casa de computadores y colocar un computador de última generación encima de cada pupitre de escuelas, bachilleratos y universidades, solo así se recuperará la capacidad igualadora de la escuela y se podrá masificar la apropiación tecnológica y democratización del conocimiento científico que subyace detrás de ellas;
  5. Urge crear un programa de formación en pedagogía crítica para la cuarta revolución industrial, que permita sentar las bases para nuevos enfoques de trabajo pedagógico liberador en escuelas y universidades de la cuarta revolución industrial;
  6. Necesitamos hacer re-ingeniería inversa de la tecnología de punta para ponerla al servicio de los pueblos y no de las burguesías de los países;
  7. Esto debe acompañarse de un esfuerzo de recuperación del laicismo escolar y la mentalidad científica para el trabajo escolar
  • Por una reconfiguración de las dinámicas del aula que rompa los nuevos modelos de privatización, estratificación escolar y exclusión educativa

La escuela que conocimos está llegando a su fin, lo cual no puede ni debe ser asociado a la destrucción de la escuela pública presencial.

¿Qué está obsoleto? ¿Qué podemos hacer?

  1. El modelo de currículo prescrito. Este modelo funcionó con ciclos de innovación de 25-40 años, pero ahora estos ciclos son de 3-4 años, con tendencia a la disminución. Todos sabemos que una reforma curricular tarda entre 5 y 10 años lo cual evidencia el fracaso de esta dinámica, si queremos que la escuela y universidad recuperen su rol de centro de democratización del conocimiento. Esto plantea un modelo de currículo abierto, mediado solo por enunciados o ejes, teniendo la libertad el docente para desarrollarlo. Esto impone un proceso de acompañamiento pedagógico al docente, con mecanismos de actualización en tiempo real respecto a las innovaciones.  Esto no hace desaparecer el conocimiento histórico y los saberes ancestrales, sino que los reconfigura como procesos con impacto en el presente;
  2. Los modelos didácticos centrados en la reproducción. Eso no significa que se obvie la memorización de reglas y formulas, sino que estas adquieran sentido en la experimentalidad. Por ejemplo, aprender reglas orográficas escribiendo cuentos y novelas cortas. Los modelos activos tienen el problema que los grupos de estudiantes no deben exceder de 20, y en términos ideales ser 12;
  3. Evaluación basada en procesos y no en resultados. La ciencia es un largo camino de experimentación donde el error precede al logro y esto debe ser la norma de lo educativo;
  4. Planificación participativa a partir del cruce entre intereses del sistema educativo, con intereses de los estudiantes y las comunidades de entorno. Sin este trípode cualquier planeamiento educativo está incompleto;
  5. Gestión educativa basada en procesos, que implica enorme capacidad pedagógica y científica de quienes dirigen los centros educativos o cumplen funciones de supervisión. Venimos planteando que hay que volver al modelo de director que atiende a un grupo de estudiantes, ya que el uso de la inteligencia artificial y los análisis de metadatos pueden reducir el trabajo burocrático de reuniones y papeleos administrativos y, un director que da clases está actualizado sobre los desafíos, problemas y potencialidades del acto educativo. Se necesita un líder educativo con altas capacidades pedagógicas;
  6. Necesitamos que el pizarrón pase a ser secundario, dándole centralidad al mesón de trabajo colectivo, donde la construcción compartida de conocimiento sea la dinámica preponderante. Se requiere situar al libro y al docente como acompañantes del proceso de aprendizaje por experimentación;
  7. La escuela presencial tiene que garantizar equidad en la alimentación, haciendo que aquellos estudiantes que tienen recursos más bajos dispongan de apoyo complementario. Los comedores escolares para todos y todas, con alimentación balanceada son fundamentales en la escuela del siglo XXI;
  8. La escuela conectada y sin fronteras, es un complemento para entender el desarrollo desigual y combinado del mundo, la necesidad de romper barreras y construir la paz a partir del dialogo intercultural y el respeto a las diversidades;
  9. Es urgente la re-definición de la escuela como un espacio para disfrutar, para la alegría, el encuentro y el aprendizaje armónico.

En ese contexto el uso de herramientas como ChatGPT debe ser cotidiano, para ver ejemplos y desarrollos actuales, pero no nos debe asustar que esta herramienta haga ensayos o tareas, porque todos los ensayos y tareas se harán en la escuela de manera presencial, con sellos de identidad humana propios de las subjetividades y no de los discursos consensuados de las inteligencias artificiales.

Debemos re-aprender que la inteligencia humana tiene caminos abiertos mientras que la inteligencia artificial promedia. Aprendamos a usar la tecnología como auxiliar colocando en el centro la permanente expansión creativa de la mente humana

  • Conclusión

El problema no es ChatGPT sino la brecha epistémica que no nos permite entender que la escuela pública presencial necesita una nueva reconfiguración para ser atractiva a los y las jóvenes y niños del presente. El problema no es que unos tengan acceso y otros no, sino un Estado que ha abandonado sus tareas de equidad para que todos y todas puedan tener condiciones semejantes de partida en los espacios escolares.

Necesitamos reinventar las escuelas y universidades, peleando nuevamente en las calles y en todos los espacios, por una sociedad de justicia social, de equidad y amor.

¿Nos atrevemos a hacerlo juntos, juntas y juntes?


[1] Doctor en Ciencias Pedagógicas, Postdoctorados en Pedagogías Críticas y Propuestas de Evaluación de la Calidad Educativa. Miembro del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).  Socio de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la educación. Integrante de la Asociación latinoamericana de Sociología (ALAS) y la Fundación Kairos.  Director de investigaciones del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en educación (CII-OVE). Profesor universitario

ChatGPt y el trabajo pedagógico

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Los modelos de administración educativa y su relación con las formas de gestión del modo de producción capitalista

Texto elaborado para la editorial Desde Debajo de Colombia, a partir del artículo publicado en la Revista del IAPEM de México en el año 2022

Luis Bonilla-Molina[1]

  1. Introducción

La educación y la administración de los sistemas escolares tienen unos protocolos generales, propios de la gestión de lo público y, otros estructurales que derivan del papel reproductor que el modo de producción capitalista industrial les ha asignado a las escuelas (preescolar, primaria y secundaria), así como a las universidades. La relación entre lo general y lo estructural no solo no se hace evidente al ojo desprevenido, sino que suele ser ocultado bajo el manto del supuesto apoliticismo de lo escolar.

En consecuencia, adentrarnos a la gestión de lo educativo implica una lectura política de la sociedad, economía, tecnología, mundo del trabajo y la generación de conocimientos. Un estudio del tema que desestime estos elementos solo está valorando la superficie escolar y no sus raíces y tentáculos.

Lo político, no es ni lo ha sido nunca, neutral. La neutralidad tiene un fundamento epistemológico de la educación y la escolaridad vista como productos, no como procesos en los cuales cada una de sus componentes y dinámicas están tensionadas entre los intereses de quienes mandan y los del pueblo.

 Es urgente superar la mirada ingenua de lo educativo, para poder adentrarnos en la perspectiva de defensa del derecho a la educación. En ese camino, la re-semantización de ideas y conceptos, la apropiación grosera de expresiones, solo puede ser develada con una lectura política del hecho educativo. Ello pasa por distinguir diferencias sustantivas de expresiones a partir de su lugar de enunciación, ya que no tienen el mismo sentido y orientación cuando definiciones como derecho público y bien común, se hacen desde las bancas de desarrollo o el multilateralismo, respecto a cuándo se generan a partir de las prácticas de resistencia en los territorios en disputa.

Esto ocurre con la gestión y administración educativa, en la cual se trasladan y hace uso de paradigmas empresariales, epistemologías tecnológicas y perspectivas economicistas, sin que ello sea valorado desde perspectivas humanas del aprendizaje ni pedagógicas de la enseñanza.

Sin embargo, no todo lo alternativo es realmente lo que se espera. La charlatanería de los coaching pedagógicos ha venido sustituyendo los análisis integrales respecto a propuestas y contra propuestas educativas. Urge en consecuencia, una vuelta a los estudios en profundidad que hibriden praxis en las aulas con teorías educativas, para construir propuestas que realmente abran las puertas a reformas educativas pensadas en los pueblos y no en los mercados. Esta tarea es imposible emprenderla sin un estudio exhaustivo de los modelos empresariales y los intentos por trasladarlos a las instituciones educativas; es decir, sin estudiar la dominación no se puede construir liberación que perdure en el tiempo y los espacios.

En esta dinámica las miradas de las educaciones populares y las pedagogías críticas -en plural- resultan fundamentales para integrar estructuralmente la lógica de vida de los territorios y la crítica a la visión de máquina del ser humano que intenta imponer el sistema mundo capitalista. Las narrativas panfletarias, por muy bien intencionadas que sean, son simples distractores funcionales al sostenimiento de la reproducción del sistema.

En este trabajo nos centraremos en el repaso sintético a los modelos de gestión educativa, asociados a las adaptaciones que ocurren en el modo de producción y en estrecho vínculo que en ello tiene el impacto de la aceleración de la innovación científico-tecnológica, en la consolidación del sistema mundo y, la construcción de mentalidades que lo sostengan y reproduzcan. Intentamos abordar el impacto de la actual fase de transformaciones en los procesos de producción de mercancías, en lo escolar y lo educativo, dentro de lo cual la llamada transformación digital es un capítulo especial. Finalmente, delineamos algunas propuestas de trabajo que permitan resistir a la vorágine capitalista en la tercera década del siglo XXI.

Un elemento subyace en todo el texto, la evidencia de como los modelos de administración han ido acompañando y representando, la pérdida sostenida de soberanía de los estados nacionales de la región. Develar la farsa de reformas educativas nacionales, que en realidad son adaptaciones a propuestas e iniciativas del centro capitalista, resulta esencial para la construcción de resistencias, alternativas y experiencias a contra corriente.

Al estar conscientes que un problema estructural de los análisis de teoría crítica en educación lo constituye el desestimar el peso de las revoluciones industriales, transversalmente la idea de vincular capitalismo-revoluciones industriales-adaptación del modo de producción capitalista-exigencia a los sistemas escolares aparecerá a lo largo del texto. No se trata de esnobismo ni de decoración literaria, sino de un esfuerzo por reivindicar que el huracán del mercado se mueve constantemente al ritmo de la innovación y la aceleración tecnológica.

En algunos casos usaremos el estilo de preguntas y respuestas, así como las enumeraciones, para dar cuenta de manera didáctica, de la relación de las fases del capitalismo industrial con los modelos de gestión y administración educativa. Esperamos que el camino asumido resulte de utilidad, por lo menos para abrir debates.

2. El nacimiento de las Repúblicas y la gestión empírica dentro de una perspectiva de centro-periferia

Para abordar este punto, es necesario entender que la mayoría de los proyectos de independencia nacional, ocurridos en Latinoamérica en el siglo XIX, en el marco de las tensiones surgidas entre el centro capitalista de ese momento (Madrid, Londres, Lisboa, Paris, Ámsterdam) resultantes de las demandas de mayores impuestos, gravámenes y tributos de las colonias a las metrópolis, para que estas últimas pudieran insertarse en la lógica del capitalismo industrial, moldearon un concepto sui generis de Repúblicas independientes.

Las exigencias del centro capitalista en tránsito al capitalismo industrial, trastocó la relación de dependencia y subordinación que sostenían los ricos criollos y extranjeros con las capitales coloniales. Las clases sociales que sostenían el estatus quo del orden capitalista colonial en las naciones conquistadas, garantizando la relación de dominación a cambio de usufructuar una parte de los recursos derivados de la explotación a los pueblos y el saqueo de las riquezas en el continente, entraron en contradicción con sus antiguos señores. La elevación de impuestos y tributos de las colonias a los territorios colonizados desinflaba los bolsillos de los blancos y mestizos ricos criollos.

Estas tensiones derivaron en una crisis en la lógica de dependencia del centro y la periferia capitalista, propiciando que por razones económicas emergieran en Latinoamérica actores políticos independentistas, pero no rupturistas con las dinámicas del mercado, quienes pretendían negociar, nuevas relaciones políticas, económicas, comerciales y de gobernabilidad. Esto se alimentaba de la aspiración de las clases subalternas, campesinos, esclavos, pequeños productores y comerciantes de pequeña escala, quienes vivían la opresión colonial y ansiaban un cambio radical de su situación en cuya perspectiva libertad, independencia, justicia salarial y social, eran sinónimos.

La educación cosmopolita era un privilegio de los señores ricos, mientras el pueblo apenas si podía aspirar en el mejor de los casos a la educación religiosa, que era otra forma de colonización. Las universidades eran centros elitescos para la renovación de las élites administradoras coloniales, en las cuales la negritud y los pueblos originarios estaban execrados.

La forma de gestión educativa reconocida era fundamentalmente clerical, dada la influencia religiosa en el sostenimiento del orden colonial. Las experiencias alternativas eran absolutamente marginales y en algunos territorios inexistentes. Por ello, propuestas como las de educación popular enarbolada por Simón Rodríguez no lograba eco siquiera en el liderazgo independentista.

Por supuesto, que lo procesos de independencia contribuyeron a consolidar elementos de identidad nacional y adaptaciones locales a los paradigmas tanto liberal como conservador, en disputa en ese momento histórico. En las disputas de poder colonias-metrópoli, los independentistas en su mayoría se ubicaron al lado de los “Girondinos”, despreciando las ideas “Jacobinas”, lo cual mostraba claramente los límites de clase de los procesos de redefinición de las relaciones del centro con la periferia. Por ello, nos resulta mucho más pertinente el termino emancipación para definir los procesos de independencia nacional, que el de liberación que implicaría una ruptura con la estructura de clases que garantizaba la reproducción metabólica del capitalismo mundial.

En el caso de la educación, ocurrieron fisuras puntuales y cambios cosméticos, mientras que en muchas latitudes se imponía el modelo Lancasteriano para los sistemas escolares, que fue un estilo de enseñanza-aprendizaje funcional a la lógica de transición al capitalismo industrial en ese momento histórico.

El sistema Lancasteriano de enseñanza, denominado también de enseñanza mutua, fue desarrollado inicialmente en la India por el pastor Anglicano Andrew Bell (1753-1832); luego, Lancaster (1778-1838) lo modificaría levemente y popularizaría en la región.

El método Lancasteriano (enseñanza mutua) consistía en que los alumnos con mayor rendimiento en el aprendizaje, previamente instruidos por el docente-preceptor, enseñaban a grupos de diez estudiantes. Esto mostraba límites en el número de estudiantes con los cuales efectivamente podría trabajar un docente, pero también un mecanismo de estratificación social en construcción, a partir de la apropiación del saber. El método Lancasteriano tenía una epistemología que reivindicaba el poder del saber.

En algunos casos, el trabajo en grupos en el aula que se estructura en la conformación de equipos de trabajo en los cuales se distribuyen los y las estudiantes con mejor promedio de calificaciones, es hereditario del paradigma Lancasteriano. Otra cosa radicalmente distinta el método de trabajo colectivo propiciado por las educaciones populares que se sustenta en el dialogo horizontal de saberes y el aprendizaje compartido.

Los registros de la época dan cuenta de acusaciones de maltrato infantil en la aplicación del método Lancasteriano, que son la evidencia de cómo la violencia simbólica del dominio del saber sobre otros, puede derivar en violencia física entre pares. El método Lancasteriano, en la perspectiva Freireana de la pedagogía del oprimido, resultaba funcional a la reproducción de la opresión, opresor y la sociedad opresora.

Al asumir muchas de las nuevas Repúblicas el método Lancasteriano de enseñanza, ello implicó un modelo flexible (o empírico) de administración educativa, con mucha discrecional en la toma de decisiones en el aula, fundamentalmente por parte del docente-preceptor, encargado de la reproducción cultural en la microfísica del poder. Cómo en el naciente capitalismo industrial lo importante era el logro, en la producción de la mercancía educativa, la repetición, memorización y castigo corporal eran vistos como “normales” o de “sentido común”, justificado silenciosamente con el pretexto de alcanzar la meta.

Como lo señalamos, proyectos educativos alternativos como el de Simón Rodríguez fueron arrinconados pues su esencia iba en contravía al modelo de reproducción capitalista que se imponía en ese momento, aún en sociedades rurales, campesinas e indígenas como la nuestra. Por ello, es un eufemismo hablar de ideas pedagógicas latinoamericanas de ese momento, pues no eran lo mismo las ideas educativas de “Robinson” que las de Simón Bolívar, Santander, Sarmiento u otros. El americanismo en educación puede derivar en una cortina de humo para ocultar la relación de las propuestas educativas de la época con las necesidades educativas del capitalismo en la periferia. En ese sentido tendríamos que aproximarnos a las ideas educativas con el crisol de los estudios comparados en materia económica, política, tecnológica, social y cultural.

Así como la estructura de los sistemas escolares y la educación en el capitalismo de la Europa colonialista, de las dos primeras revoluciones industriales, abrevó de las ideas de Comenio, especialmente en su obra estelar Didáctica Magna, la escolaridad tal y como la conocemos en América Latina y el Caribe es en buena medida la resultante de la perspectiva colonial impuesta por las tradiciones educativas de las naciones conquistadoras y, el impacto del desarrollo tardío del capitalismo industrial en la región, especialmente en la relación entre el centro y la periferia del sistema mundo.

Respecto a los propósitos de los sistemas escolares, en sus génesis Latinoamericana y caribeña, Olga Zuluaga y otros (2004), respecto al caso colombiano, similar en muchos países de la región señala:

Al culminar el proceso de independencia, en 1819, los líderes de la emancipación emprendieron reformas en los órdenes legal, económico, social y político para cimentar a la naciente nación en la cultura política occidental. Entre las reformas primordiales se encontraba la educación enmarcada en dos propósitos medulares: formar una élite para la dirección de la República y brindar la instrucción primaria a los súbditos, casi todos sumidos en el analfabetismo. Escuelas, colegios y universidades integraban el conjunto institucional adaptado para la construcción del sistema de instrucción pública” (pp.203-204)

En consecuencia, el propósito inicial, que mediaba el modelo de administración escolar, era que los ciudadanos de las nuevas Repúblicas aprendieran las normativas sociales que imperaban en las metrópolis capitalistas, se apropiaran de los íconos y representaciones de las nacientes naciones y, asumieran como propios los valores occidentales.

La ruptura con el pensamiento y la cultura de los pueblos originarios y de las comunidades afrodescendientes era parte sustantiva de la tarea escolar, en el proceso de consolidación de una nueva clase dominante que asumió como propios los valores del capitalismo occidental.

Los roces entre los gobernantes de las Repúblicas emancipadas y la iglesia católica, tenían razones económicas, pero fundamentalmente estaban determinadas por la exigencia de las burguesías industriales de cumplir con el Contrato Social Educativo que permitiera la expansión y reproducción del sistema capitalista, tanto en el centro como en la periferia. En el vértice de ese Pacto Social estaba la democratización del conocimiento científico, sobre el cual tenían enormes esperanzas las élites burguesas, respecto a mejorar la producción de mercancías y aumentar las ganancias. Esta democratización de la ciencia hacía tambalear el imperio de la fe sobre el cual la iglesia había sostenido su relación con el poder, dada su eficacia en el control social. Esto creo una larga onda de turbulencias, entre la idea de Estado laico y la Fe, que lograría irse estabilizando progresivamente hasta llegar a los acuerdos de Concordato entre el Estado y la Iglesia.

La democratización del conocimiento científico contribuiría a consolidar la ruta hacia la redefinición de las naciones emancipadas como sociedades dependientes y neocoloniales en el marco del capitalismo industrial y, a reelaborar el poder de la iglesia, qué, aunque en algunos casos fuera crítico, mantenía un cordón umbilical con la vieja Europa y su rol funcional al sostenimiento del orden burgués.

Esto era más fácil de lograrlo en la educación primaria y secundaria que en las universidades. Carlos Tünnermann (1991) señala que “el advenimiento de la República no implico la modificación de las estructuras socioeconómicas coloniales (…) igual sucedió con las universidades que siguieron siendo en su mayoría coloniales fuera de la colonia (…) y cuando la República decidió desempolvar los viejos claustros coloniales, lo hizo sobre la base de adoptar el modelo napoleónico de universidad, es decir, el esquema profesionalizante y centralista” (p.10)

Las instituciones educativas eran valoradas y evaluadas conforme cumplían con estos propósitos de formar la élite gobernante y democratizar el conocimiento, mediante la alfabetización, la divulgación de las ideas universales y el saber científico.

Para poder estudiar la administración y gestión educativa de este periodo, se hace necesario una correcta caracterización del carácter dependiente y neocolonial de las repúblicas latinoamericanas y caribeñas en el periodo de estabilización precaria y consolidación política (1819-1910). Por ello, señalamos que el empirismo adaptativo y el eclecticismo pedagógico fueron los rasgos más importantes de la gestión educativa en este periodo.

3. El Taylorismo consolida el modelo disciplinar de lo escolar y establece metas educativas

¿Qué es el taylorismo y a que etapa de desarrollo capitalista corresponde?

Frederick Taylor (1856-1915) fue un norteamericano, considerado el desarrollador de la organización científica del trabajo. Taylor elabora su propuesta en el periodo en el cual el capitalismo industrial toma auge, impulsado por la producción fabril de mercancías, aprovechando la innovación científico tecnológica de las dos primeras revoluciones industriales.

Los principios del método Taylorista fueron descritos en su trabajo  The Principles of Scientific Management (1911), y estos son: a) la racionalidad científica debe sustituir la cultura empírica en la organización del mundo del trabajo; b) es muy importante el proceso de selección de los y las trabajadores(as), ya que en la perspectiva científica del mundo del trabajo el empleado no es quien escoge el puesto de trabajo; c) el trabajador se le forma de manera previa para el desempeño eficaz de su trabajo; d) la dirección de la empresa colabora amablemente con los y las trabajadores(as) para garantizar el cumplimiento de su trabajo; e) la responsabilidad del proceso del trabajo se comparten entre la gerencia y empleados; f) el estudio del mundo del trabajo se hace a partir de la experiencia de los y las trabajadoras(es) y el comportamiento de la estrategia diseñada por la dirección de la empresa, con el propósito de generar la mejora incesante de la producción.

En el Taylorismo la gestión científica de la producción se fundamenta en la división del trabajo en la fábrica, la producción en cadena y la eliminación de la autonomía del/la trabajadora(or); además propone que el trabajo sea dividido en tareas y que se fomente la especialización del trabajo para poder incrementar la producción de mercancías.

¿Cómo se expresa el taylorismo educativo?

El Taylorismo tiene su auge en la primera mitad del siglo XX, periodo en el cuál, la noción de derecho a la educación y la conducción republicana de la enseñanza pública desde el poder Ejecutivo, apenas se conformaban en tendencias en América Latina. En consecuencia, la gestión de la formación de las futuras generaciones comenzó en ese periodo a ser una preocupación central para la gobernabilidad y cumplir las tareas asignadas a la periferia por el centro capitalista. Se produce una asimilación no declarada, en algunos casos acabada y en otros parcial, del Taylorismo a la gestión de los sistemas escolares.

Los nacientes Estados nacionales asumen como propias las dinámicas del Taylorismo. Primero, definen los propósitos de la educación pública: a) formar ciudadanos republicanos, b) individuos para la participación en las dinámicas del mercado, para lo cual todo conocimiento debería contribuir a construir mentalidades de consumo y, finalmente, c) la democratización del conocimiento científico disciplinar.

El desarrollo integral de la personalidad estaba asociado a cumplir con las normas y leyes, así como participar en el “progreso” de las sociedades, contribuir a la consolidación del mercado y el consumo, usando para ello las dinámicas de apropiación de los paradigmas científicos disciplinares, que además debería garantizarse que resultaran efectivos para propiciar las condiciones y capacidades para la generación de nuevos conocimientos y tecnologías que impactaran positivamente al modo de producción.

Segundo, promueven centros de formación del personal docente para enseñarles a enseñar, conforme a la orientación estratégica del sistema. Esto implicó la sustitución de la idea de vocación, por la de formación profesional, aunque en el presente aún los gobernantes apelen a ésta (vocación) cuando quieren someter al personal docente o disipar la rebeldía de los trabajadores de la educación. La idea era seleccionar racionalmente y formar a los futuros docentes.

En esta formación, el/la futuro(a) maestra(o) va siendo despojado de la libertad de pensar, perdiendo la autonomía, para entrar en un proceso de disciplinamiento respecto a lo que tiene que enseñar y cómo hacerlo; asume como propia la estructura fabril de la escuela primaria, secundaria y universidad. Se convierte al docente en un ejecutor de programas de estudio, con metas, periodos de tiempo para su ejecución y resultados esperados. La formación de directores de centro educativo, supervisores se hace para garantizar el cumplimiento de las tareas y hacer estudio de lo que se hace con el propósito de mejorar.

La escuela primaria y secundaria, dividida por grados, es vista como una cadena de producción orientada a lograr el llamado perfil del egresado. Los planes y programas son las instrucciones del sistema para lograr la reproducción estandariza del conocimiento útil, en serie, a través de la educación. La planeación, didácticas y evaluación escolar son limitadas a tecnología necesaria para alcanzar el perfil de egreso y subordinado al currículo, no a las necesidades de aprendizaje de los y las ciudadanas(os).

Las tareas escolares, divididas en metas por grado escolar, tienen ahora la lógica de “ensamblaje” de conocimientos para ir sumándole partes del saber al estudiante, como prototipo de mercancía social y del conocimiento.

La división de tareas, no es solo entre aquellas concebidas como “intelectuales” (teóricas), “prácticas” (deporte, laboratorios) y manuales (producción agrícola, artesanal y de limpieza escolar), sino también entre disciplinas.

Se establece la primaria como la fase en la cadena de producción, donde un(a) mismo maestro(a), debe colocar en distintos momentos “piezas diversas” (lengua, matemáticas, sociales, estudios de la naturaleza, etc.), es decir, enseñar a aprender por separado, de manera fragmentada.

En el caso de la secundaria, la especialización implica un cambio drástico, porque hay profesores por materias, mientras el estudiante debe aprobar por separado cada uno de estos conocimientos. La fragmentación y la especialización actúan como expresiones concretas del paradigma disciplinar en los sistemas escolares, generando la división del trabajo propia de campos separados de disciplinas científicas. La secundaria en su conjunto se asume como una fuerte formación para el trabajo, ya fuera en fábricas, empleos públicos o en departamentos de instancias gubernamentales organizadas también de manera disciplinar, en sociedades donde la formación universitaria era mínima. El Taylorismo organiza el proceso de formación escolar, mientras los y las docentes, pierden la noción de conjunto y se concentran en cumplir bien su parte en la cadena de producción.

Los horarios escolares, fueron conformados según la lógica de producción: jornadas de entre cinco y ocho horas en la escuela, donde el trabajo es de rutinas programables (días fijos para cada una de las materias, duración de cada sesión escolar), como en una cadena de producción, luego en la casa continúa el trabajo escolar (horas extras) con tareas asignadas para la autogestión del tiempo (por disciplinas), preparándose para exámenes y exposiciones del día siguiente.  Es decir, la casa como lugar de continuación del trabajo vinculado a la producción, ocupando el ocio con trabajo indirecto.

Cada conocimiento nuevo generaba necesidades de consumo asociadas; aprendemos higiene personal, hay que comprar jabón, cepillos de dientes, pasta dental, nos apropiamos de la elaboración de figuras geométricas, debemos comprar reglas y compas, y así sucesivamente. El aparato escolar cumple una función estructural en la ampliación del consumo, el mercado y la captura de plusvalor.

Los exámenes e interrogatorios, las tareas escritas y exposiciones, forman parte del sistema de formación continua, selección, vigilancia, penalización y eficiencia que postula el modelo Taylorista.  Aunque tardíamente, ello veríamos luego expresado con la cartelera de los mejores estudiantes, la cual emula las del empleado destacado. La calificación de aprobado da la posibilidad de continuar con el estudio (empleo en el mundo laboral del mañana), mientras el reprobar se asemeja a la pérdida de empleo por no cumplir con las metas, lo cual indica que hay que aprender y mejorar, si mañana se quiere conservar el empleo.

La división jerárquica en la escuela (directores(as), sub directoras(es), departamento de evaluación y/ o de orientación, normaliza la vida cotidiana en medio de jefaturas. El propio docente es obligado a ser la “autoridad del saber” en el aula, el “jefe” de la cuadrilla de estudiantes, con lo cual se le va convirtiendo en una especie de “capataz en la línea de producción” escolar, que debe garantizar el cumplimiento de las tareas (aprendizaje por materias) en el tiempo y cantidad establecidas.  El estudiante es solo el “obrero” que trabaja el aprendizaje con posibilidades de aprobar (mantener el empleo), reprobar (perder el empleo) o suspendido (aplicado un descuento en su paga), pero es a su vez la mercancía educativa de la fábrica escolar. La responsabilidad compartida que promulga el Taylorismo se limita a la relación del docente que enseña y el estudiante que “debe” aprender.

Los niveles de educación preescolar, primaria, secundaria y universitario eran (y son) vistos como parte de una cadena de producción que genera adaptadosde lo familiar a lo escolar (kínder o preescolar), productos básicos (alfabetos, aprendices de electores y ciudadanos consumidores), intermedios (bachilleres, técnicos y especialistas) y finales (profesionales y postgraduados).   Cada producto, según su nivel de “acabado”, como mercancía con perfil de egreso, tiene un mercado en el cual vender su fuerza de trabajo y un precio diferenciado por su labor.

Es decir, el taylorismo sistematiza, ordena, dota de sentido funcional y le da forma coherente, a lo que venían haciendo de manera empírica las instituciones educativas. Los sistemas escolares de América Latina y el Caribe, recién creados, asumen metas (cobertura, egreso, pase a grado siguiente), eficacia (costos, metas, egresos), eficiencia (incorporación de egresados al mundo productivo y gestión de la sociedad capitalista).

Aunque Eduardo Noro (s/f) plantea que el Taylorismo es el resultado del modelo de educación, dotando a la escuela de niveles de autonomía para la generación de perspectivas, desde nuestro punto de vista, entendemos al sistema escolar subordinado a la lógica, perspectiva y orientación estratégica del capital, en cada momento del modo de producción y, en consecuencia, son las escuelas y universidades las que asumen como propio, el Taylorismo que se instala en el modelo fabril. Por supuesto, las instituciones educativas tienen un papel reproductor del sistema capitalista que es posible gracias a su epistemología de diseño, generada por el modo de producción capitalista, pero no cuentan con los grados de libertad para generar por sí mismas un modelo de gestión del sector empresarial, muy por el contrario, su orientación concreta en cada momento histórico es determinada por el centro capitalista.

En el periodo del auge del Taylorismo, espacios como la Oficina Internacional de Educación (OIE)[2], creada por Jean Piaget, generaron estudios internacionales comparados, a partir de la captura de información y estadísticas nacionales, que procuraban establecer cánones para valorar la eficiencia de los sistemas escolares nacionales, respecto a las metas que se perfilaban en el sistema a nivel mundial. Ello impulso y contribuyó a la creación de oficinas de estadísticas educativas nacionales y sistemas de valoración de las actividades educativas de cada país y región, sujetos a la tendencia que progresivamente se iba imponiendo de estandarización y normalización de los sistemas educativos. Los Tesauros en educación comenzaron a ser un esfuerzo por unificar las denominaciones y transformarlas en guías conceptuales para las operaciones de gestión educativa; conceptos unificados que orientaran la visión, misión, estrategias y tareas.  El Taylorismo generó modelos de gestión y administración educativa que tendían a las similitudes, centrados en datos, resultados y la valoración de cada uno de los niveles y modalidades de los sistemas educativos nacionales, para intervenir en cada uno de ellos según sus realidades, potencialidades o problemas, para conducirlos a un horizonte común.

El Taylorismo, al tener como principio la responsabilidad compartida de gerentes y empleados en los resultados, facilitó la construcción de una narrativa que se popularizaría décadas adelante, que culpabiliza a los y las docentes de los problemas educativos, argumentando que los administradores centrales consiguen los recursos, mientras los y las docentes deben garantizar el cumplimiento de las tareas y metas educativas, que son su parte de co-responsabilidad. El Taylorismo educativo requiere una asimilación acrítica del personal docente, a las metas del modo de producción capitalista en cada etapa histórica, razón por lo cual el acto de “pensar” se circunscribe a la forma como se ejecuta la tarea preestablecida.

Por supuesto, el Taylorismo no solo desestima las resistencias educativas que procuran recuperar la autonomía en el desarrollo de propuestas educativas, sino que valora como disfuncionales a la convergencia de propósitos. La armonía en la cadena de producción es un objetivo a lograr, ya que las resistencias son vistas como ruta para conflictos que afectan las metas y resultados oportunos en la cadena de producción.

Los trabajos de Taylor se complementarían y diferenciarían en su nivel de énfasis, con los aportes de Henri Fayol (1841-1925)[3], ya que éste último, fundamentalmente concentraría una parte importante de su trabajo en la gestión de alto nivel (métodos, procedimientos) y en la optimización del uso del tiempo.

Para Fayol, en su Teoría Clásica de la Administración, los aspectos fundamentales de la administración eran las: a) áreas técnicas (producción, fabricación, transformación); b) comerciales (compras, ventas); c) financiera(administración del capital); d) seguridad (bienes, inmuebles y personas); e) contable (inventarios, balances de haberes y egresos, control estadístico) y, las funciones de la administración comprendían: a) planeación, b) organización, c) ejecución, d) coordinación, e) control.

Fayol desarrolla, modifica y amplia los principios de gestión de Taylor, convirtiéndolos en catorce : 1) división del trabajo, 2) autoridad y responsabilidad centrada en la dirección, 3) disciplina vista como debida obediencia y subordinación jerárquica, 4) unidad de mando, 5) unidad de dirección, 6) subordinación de los intereses personales a los colectivos, 7) remuneración que permita reproducir el sistema, 8) relación armoniosa entre centralización y descentralización en los procesos de toma de decisiones, 9) cadena escalar de mando, 10) orden en el proceso de producción, 11) equidad en el trato institucional, 12) estabilidad en el cargo limitando la rotación de puestos, 13) fortalecer la iniciativa creativa de empleados y 14)  fomentar el trabajo de equipos.

Los trabajos de Fayol serían muy importantes en el proceso de estructuración de la formación para planificadores educativos, supervisores y directores de centros educativos. Con Fayol los sistemas escolares enfatizaron en la cadena de mando para la ejecución de las directrices educativas centralizadas, precisando los grados de libertad de cada instancia, como acciones complejas y diversas para ejecutar contextualmente la toma de decisiones.

Los trabajos de Fayol impactarían a los sistemas de gestión y administración educativa, fundamentalmente en la racionalidad administrativa en procesos como la determinación de las cargas horarias para las distintas materias, en las fases de implementación de los planes y programas, así como en los sistemas de rendición de cuentas. Es innegable el impacto que tuvo la sinergia de los trabajos de Taylor-Fayol en la modelación de los procesos de toma de decisión del conjunto de los sistemas educativos nacionales.

4. El fordismo educativo

¿Qué es el fordismo?

El fordismo tiene sus orígenes en el modelo de producción implementado en las fábricas Ford a partir de 1908, que se convertiría en un sistema generalizado del modo de producción capitalista entre 1930 y 1970.

En esencia el Taylorismo se fundamenta en las mejoras que significaron para la producción de mercancías, las dinámicas de mecanización a gran escala, cuyo epicentro procura colocar como un todo, producción y trabajo.

El fordismo se fundamenta en: a) producción en cadena progresiva de ensamblaje, b) especialización de la mano de obra en procesos de producción pequeños y específicos, c) eliminación de la flexibilidad del tiempo del obrero en el trabajo, d) aumento de la mecanización del trabajo, e) uso de la cinta de montaje o ensamblado, f) uso de mano de obra no cualificada quien aprende la parte del proceso que le corresponde, g) reducción de los costos vinculados a la producción, h) disminución del tiempo de producción de mercancías finales, i) subida sistemática de salarios a los y las trabajadoras(es) para que estos(as) puedan consumir las mercancías del mercado, alimentando los ciclos de apropiación del plusvalor.

El fordismo se hace popular a escala global a partir de la crisis económica de 1929, al surgir en un momento de reordenamiento de la economía mundial, por las disputas de mercados internacionales que derivaron en dos guerras mundiales, cuyo factor más dinámico resultó ser los EEUU.

Al surgir los Estados Unidos de Norteamérica como nación hegemónica capitalista mundial en materia económica y geopolítica, el fordismo que tenía como lugar de enunciación el imperio estadounidense, se consolidó como modelo de gestión empresarial.

A ello se suman, los aportes del Fordismo en materia de negociación en el mundo del trabajo. En ese contexto, el papel que le asigna el fordismo a la burocracia sindical es el de instrumento de coaptación, al proponerla como instancias de diálogo y para la resolución de conflictos. Para el fordismo no solo había que auspiciar la creación de sindicatos, direcciones reformistas y la negociación colectiva, sino que se debería entender que la conquista de aumentos salariales sistemáticos, llevaría al abandono de la lucha por el socialismo por parte de la clase trabajadora, dinamizando además, el mercado al tener los proletarios mayores posibilidades de consumo.

Ello requería la creación de capacidades y cultura organizacional en la dirección de las empresas, que posibilitaran la negociación constante con los sindicatos burocráticos, para que estos dieran la impresión ante sus afiliados de estar permanentemente conquistando aumentos salariales, cuando esto en realidad se debía a un modelo de gobernanza fabril y del conjunto del sistema mundo capitalista.

El fordismo como modelo de gestión empresarial de ideología capitalista, permitió (y propició) entre 1930 y 1970, la más importante propagación de sindicatos y gremios docentes de la historia del movimiento docente. Es justo decir, que la coaptación no siempre pudo ser alcanzada, así que muchas de estas organizaciones de lucha de los trabajadores de la educación resultaron ser nichos de resistencia.

Sin embargo, esta acción de construcción de hegemonía por parte del sistema, fue complementada con el impulso de ideas liberales sobre la educación, como la escuela nueva, que permearon a gran parte del sindicalismo docente. La epistemología de la escuela nueva fortalecía la idea de negociación colectiva, cerrando el círculo ideológico de entrar a la dinámica de negociación-aumentos salariales-consumo-dinamización del mercado capitalista.

El fordismo, tiene problemas que se van haciendo evidentes en la medida que se generaliza su modelo. Algunos de ellos provienen de las resistencias, que se van generando en la clase trabajadora por la ejecución incesante y rutinaria de una labor en la cadena de producción, lo cual terminaba desmotivando y generando una baja en la producción.

Así mismo, al promover el fordismo la creación de grandes fábricas, el margen de error se incrementaba y afectaba de manera más amplia al conjunto de la cadena de producción.

Además, el impacto de la llegada de la tercera revolución industrial (1961), con el uso de la robótica (a partir de Unimate en la industria automotriz), la informática y la programación, hacen obsoletas muchas de las dinámicas del modelo fordista. A ello se le suma la crisis de sobre producción, y de precios del petróleo ocurrida a comienzos de los setenta, que colocaba límites ciertos al vínculo del modelo Fordista con el Estado de Bienestar Keynesiano, que hacen imposible sostener el modelo de negociación sindical y aumentos salariales concertados y sistemáticos.

La crisis del Fordismo implicó también un punto de inflexión en los ataques a los sindicatos y la acción sindical, que bajo su modelo habían jugado un papel de contención en la lucha de la clase trabajadora. El fordismo pretendía generar la ilusión de que era posible crear una ampliación indefinida del consumo, algo que la crisis de exceso de mercancías colocó en duda.

Podemos decir, que el taylorismo y el fordismo han sido los modelos de gestión más populares en el capitalismo de la primera y segunda revolución industrial.

¿Qué expresa el fordismo educativo?

El fordismo educativo es un paso más en la instrumentalización productivista de los sistemas escolares. Para el fordismo educativo las escuelas primarias y secundaria, así como la universidad se asemejan en sus procesos escolares a bandas transportadoras, con estaciones de ensamblaje (grados), donde el operario (docente) va colocando los componentes (conocimientos, currícula, valores, prácticas) que sirven para elaborar un producto final o mercancía(perfil de egreso).

Entre más grande sea la escuela primaria, secundaria y universidad, ello es mejor, porque mientras entren más alumno en un aula, el modelo resulta más eficaz. En esta lógica surgen cuatro grandes especializaciones de grupos de trabajo, correspondientes a les docentes de: a) preescolar, primaria, secundaria y universidad; a quienes se les forma de manera especializada para el segmento de la cadena de producción en serie de “ciudadanos-consumidores”. Pero la formación docente puede ser en servicio, bajo distintas figuras como “docente no graduado”, pues la formación previa, propia del taylorismo, desparece en el fordismo.

Dentro de cada grupo surgen otros subgrupos con mayor nivel de especialización: a) en preescolar: maternal y educación inicial, b) en primaria: los tres grados iniciales donde se enfatiza la memorización, adquisición de hábitos y las reglas del lenguaje, las matemáticas y el pensamiento lógico. Los tres grados restantes constituyen una preparación para la adquisición del método científico, la ciencia y el conocimiento validado; c) la secundaria: donde se enfatiza la separación de los docentes por disciplinas, no solo para consolidar el pensamiento fragmentado del mundo y la escogencia de híper especialización en la siguiente estación de la banda de producción escolar, sino también para habituar al estudiante a trabajar con distintas jefaturas y aprender a subordinarse en la ejecución de tareas diferenciadas; finalmente la universidad (pre grado y postgrado); donde las carreras expresan la cúspide del pensamiento disciplinar de especialización, donde se pierde la visión de totalidad en la mercancía educativa, el egresado.

Durante el fordismo educativo se procura que los docentes disminuyan al máximo la rotación entre grados y materias, produciendo una súper especialización con la esperanza de mejorar la eficacia y eficiencia del ejercicio docente.  Es el periodo en el cuál, por ejemplo, los y las docentes de primer o sexto grado, que cumplían todos los protocolos, programas y sus alumnos obtenían buenas calificaciones, difícilmente eran rotados.

En el fordismo educativo. los objetivos instruccionales secuenciales por materia y las correlaciones de objetivos, se entienden en la lógica de la banda de producción en serie. Las didácticas se convierten en las técnicas de ensamblaje y producción y, las evaluaciones en mecanismos de auto corrección y ajuste por parte de la gerencia escolar.

En el fordismo educativo se desarrolla una descentralización funcional de la gestión educativa, creando coordinaciones de provincia, estado o región, direcciones municipales y comunitarias, con el propósito de crear sistemas de control y ajuste lo más cercanos posibles, en los distintos segmentos de la cadena productiva.

Se impulsa la idea, con pretensiones generalizadoras, que no es necesario ser docente graduado(a) para dar clases, que se puede emplear a no titulados, con sueldo diferenciado, quienes pueden irse formando en servicio. Se instituye, además, la idea de unidades experimentales en la formación docente, donde los y las futuras maestras(os), van desarrollando capacidades pedagógicas a partir de la praxis.

El fordismo considera al sistema escolar como una gran fábrica que puede estandarizar, normalizar e indexar todos sus procesos y dinámicas a nivel nacional, regional y local.

Comienzan a construirse patrones estandarizados de formación del personal directivo, de supervisores y planificadores, como lo vimos a finales de los cincuenta y los sesenta, cuando la Organización de Estados Americanos, la UNESCO IIPE[1] y otras instancias, promovieron la formación internacional para el liderazgo de la gestión educativa, con protocolos homologados a nivel internacional.

El nivel de automatización escolar que requiere el fordismo es desarrollada con la dotación de equipos tecnológicos compatibles en las oficinas y dependencias (máquinas, mimeógrafos, sistemas de archivo), laboratorios (instrumentos e insumos), así como el surgimiento de los departamentos de control de estudios (Calificaciones, años escolares, egresos, titulaciones). El apoyo logístico a las instituciones educativas se instrumenta con materiales instruccionales comunes, incluidos los libros de textos nacionales.

Durante el fordismo educativo, los sindicatos docentes intentaron ser encasillados en el papel de sectores organizados para luchar por mejores condiciones de trabajo y salarios, evitando cualquier actividad de carácter político estratégico, considerando anti gremial la lucha por el socialismo o la unidad de acción con el resto de la clase trabajadora.  Se crean y promueven gremios y sindicatos de este tipo, aunque en todos los países ello no pudo conjurar la posibilidad de que surgieran sindicatos docentes anti burocráticos y clasistas. En algunos países se llega a distinguir sindicatos de gremios docentes, inhabilitando a estos últimos para la lucha política e incluso para la contratación colectiva, impulsando una visión corporativa profesional.

El Fordismo desarrolla modelos de gestión y administración educativa en los cuales los procesos de construcción de políticas educativas recaen en el reducido grupo de autoridades de alto nivel, mientras que la puesta en marcha de las mismas se hace a través de la cadena de mando que dirige y supervisa la “correa de producción escolar”.

5. El Informe Faure y el cenit de los paradigmas de la cultura evaluativa, neurociencia y el aprendizaje como máquina

A partir del Informe Faure[1] (1908-1988), mejor conocido como “Aprender a Ser: la educación del futuro” (1973) la Unesco, comienza a intervenir de manera nítida en los intentos de resolución del problema de la brecha epistémica que afecta a los sistemas escolares y la universidad.

El Informe Faure es pionero en abordar el problema educativo en el marco de las revoluciones industriales, pero la falta de énfasis al respecto no permitió que se diera importancia a esta distinción epistemológica, lo cual afectaría de manera sensible la interpretación práctica de su trabajo.

El Informe Faure destaca que los puntos de referencia para su análisis son: a) la educación precede; b) la educación prevé, y; c) la sociedad rechaza los productos de la educación.

Precisa que históricamente la educación había acompañado el desarrollo de las naciones, pero a partir de las dos primeras revoluciones industriales la educación precede el desarrollo de las naciones, es decir, se educa a la población para poder impulsar el modelo de capitalismo industrial de manera eficaz y eficiente. El problema que identifica el Informe es que, por primera vez, con la llegada de la tercera revolución industrial (1961[2]), esta capacidad de preceder comienza a perderse, básicamente por el desfase entre lo que se enseña y la distancia con los productos generados en el marco de la aceleración de la innovación científica y tecnológica.

En cuanto a la capacidad de los sistemas escolares y las universidades para prever un mundo distinto al que se vive, el informe destaca que este es un requerimiento de primer orden en el marco de la aceleración de la innovación. Es decir, a la tarea de reproducción cultural y simbólica, asignada históricamente a los sistemas escolares y universidades, ahora se le debe añadir esa preparación para un mañana que aún aparece difuso en sus expresiones prácticas y concretas en el presente. Esto tiene la dificultad que el mecanismo escogido por la administración educativa para incorporar lo “nuevo” eran las reformas curriculares, pero estas pueden tardar entre cinco y diez años en elaborarse y ponerse en marcha, y los ciclos de innovación se comienzan a achicar, haciendo que la obsolescencia curricular pueda ser inmediata e incluso antes de ponerse en marcha.

Señala de manera lapidaria el informe que “por primera vez en la historia diversas sociedades comienzan a rechazar un gran número de productos ofrecidos por la educación institucionalizada” (1973, p.63), para justificar que la sociedad rechaza los productos de la educación.

Por ello, los modelos posforditas en educación, no solo traerían propuestas de mejora de la gestión, sino que vendrían acompañados de iniciativas para incorporar los conocimientos de punta en materia de aprendizaje y cognición, a las reformas escolares. El Informe Faure precisa una serie de innovaciones que fundamentarían muchas de las propuestas didácticas de las siguientes décadas que abrirían las puertas a la neurociencia, la comprensión del cerebro humano como una máquina y la concentración de los aprendizajes en las áreas inherentes a la aceleración de la innovación mediante el paradigma STEM.

En su capítulo 5 titulado “hechos portadores de porvenir: el laboratorio descubre” el Informe Faure impulsa con fuerza el giro a la psicologización de la pedagogía, algo que viene ocurriendo desde la década de los veinte del siglo XX, al entender el aprendizaje como un proceso de transferencia y absorción de conocimiento.

Para ello, destaca los avances en neurofisiología, especialmente en materia de mecanismos de atención, bioquímica de la memoria, fenómenos de fatiga y edades óptimas para la adquisición de conocimiento y formación profesional. Las moléculas de la memoria, son buscadas, aún de manera fallida, como depósitos de información expresando los caminos de acercamiento entra las investigaciones de informática, arquitectura del cerebro e inteligencia artificial.

Los aportes de la psicología, evidenciados a comienzos de los setenta del siglo XX, abrirían las puertas a lo que sería la neurociencia como paradigma de enseñanza-aprendizaje, a partir del Behaviorismo, la epistemología genética, las dinámicas de formación de los procesos cognitivos, las críticas de la escuela lógica matemática al behaviorismo para desarrollar la perspectiva algorítmica de los aprendizajes, los avances del estructuralismo psicologista,  la lingüística aplicada, la antropología cultural especialmente en el trabajo con arquetipos e imaginarios y su impacto en los aprendizajes, la semiología y las teorías de la información, la cibernética y la lógica computacional. La neurociencia terminaría integrando, desarrollando y dotando de sentido la visión científica del cerebro como una máquina compleja y el aprendizaje como programable, aproximando los procesos de enseñanza y aprendizaje a las nociones de software y hardware biológico.

Más adelante, ideas como las inteligencias múltiples, inteligencia emocional, cerebro triuno, nativos y migrantes digitales expresarían estas tendencias

6. El post fordismo

¿Por qué llega el postfordismo? ¿Cuáles son sus variantes más destacadas?

            La crisis de sobre producción de mercancías de finales de los sesenta e inicios de los setenta implico un quiebre en la práctica del discurso, imaginarios y prácticas que habían sustentado al fordismo.

Con la llegada de la tercera revolución industrial (computadores, automatización informática, tecnologías de la información y comunicación, TIC), la crisis de sobre producción y de los precios del petróleo de comienzos de los 70, surgen varios problemas para el capitalismo. Primero, había que sustituir rápidamente el modelo de consumo, centrado en colocar las mercancías lo más cerca del consumidor (abastos, pequeños negocios en la cuadra), al modelo en el cual el consumidor va a donde está la mercancía (centros comerciales como epicentro del consumo). Segundo, se tenía que garantizar que se fabricaran las mercancías que se tenía certeza que podían ser consumidas. Tercero, era necesario generalizar en todas las mercancías la obsolescencia programada, para obligar a los consumidores a la compra incesante como mecanismos para mantener el mercado. Cuarto, actualizar la infraestructura tecnológica de la cadena de producción y comercialización. Quinto, desarrollar nuevas formas de gestión de la producción que disminuyeran el impacto de los costos de salarios, formación de empleados y que estableciera ciclos más cortos para recuperar el capital invertido en la producción fabril.

En ese contexto el capitalismo decide diversificar y hacer mucho más ágiles y cambiantes los sistemas de conducción de la producción. Por ello, a la par que decide ir abandonando el fordista comienza a mirar otros modelos exitosos que surgen en el sudeste asiático y otras empresas norteamericanas.

A partir de ese momento, la producción general ensaya modelos que habían resultados exitosos en escalas locales, como el Toyotismo, el Benchmarking, Gestión de la Calidad Total (GCT), entre otros.

¿Qué es el Toyotismo ?

A la popularización del Toyotismo contribuyó la crisis de los precios del petróleo de 1973, generado entre otros factores, por la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de no vender crudo a los países que apoyaron a Israel en la guerra de Yom Kippur.

El Toyotismo es un modelo de organización de la producción que parte de producir solo lo necesario y en el momento que se requiera. El impulsor de esta propuesta fue Taiichi Ohno (1912-1990), ingeniero de Toyota, en Japón, quien, a partir de 1970, comenzó a sustituir el modelo fordista por este nuevo enfoque.

Las características del Toyotismo son: a) evitar la sobreproducción de mercancías, fabricando solo los bienes que han sido solicitados o está garantizada su venta inmediata; b) promover el trabajo en equipo; c) alta rotación de los y las empleadas(os) con el propósito de lograr que cada trabajador aprendiera a hacer diversas tareas, a manejar distintas máquinas y equipos, rompiendo con la súper especialización del fordismo, con el propósito de disminuir los costos de producción; d) al reducir los costos de almacenamiento, esto podría permitir ofertar mejores precios de venta a los y las consumidoras(es); e) se entienden que los pedidos contienen requerimientos diferenciados, por lo cual, las decisiones propias de cada caso deben ser tomadas en conjunto entre la gerencia y los trabajadores;  f) las mercancías se producen en bajas cantidades y son variadas para cumplir con la demanda del mercado; g) se procura que los y las trabajadoras(es) conozcan y estén preparados para trabajar en los distintos momentos de la producción.

Este último elemento rompe con la exigencia de formación exclusivamente disciplinar para el mundo del trabajo.  El Toyotismo implicó una exigencia de enseñanza-aprendizaje transdisciplinario, en la cual la formación disciplinar súper especializada es solo un complemento focalizado a determinadas áreas, especialmente del mantenimiento de equipos y materiales.

La transdisciplinariedad se puso de moda, en los sistemas escolares y la academia. Desde los setenta prácticamente todo el mundo hablaba de transdisciplinariedad, o sus variantes discursivas y operativas (interdisciplinariedad, multidisciplinariedad).

El Toyotismo también es conocido como “Justo a Tiempo”, debido a su énfasis en producir solo lo que requiere el mercado en el momento preciso.

¿Qué implicó la llegada del Toyotismo a la educación?

Definirse transdiscipliario daba “caché”, pero la dificultad surgía cuando se intentaba pensar como desmontar la cadena de producción taylorista y fordista en la educación.

Nos acostumbramos tanto a pensar lo escolar con la epistemología capitalista taylorista y fordista, que las autoridades de los sistemas escolares de orientación capitalista, pero también del llamado socialismo real que bajo la tutela de UNESCO[3] habían hecho suya una parte importante de los modelos de gestión empresarial para la educación, no sabían por dónde empezar a desmontar el modelo disciplinar.

La izquierda pedagógica pareciera que prefirió la comodidad de continuar diciendo que lo disciplinar era propio del capitalismo y lo transdisciplinario era lo alternativo, de orientación anticapitalista, desconociendo el impacto de la tercera revolución industrial en los requerimientos formativos y educativos para el modo de producción capitalista. Ese discurso, colocaba la acción en la zona de confort que indicaba que había que esperar que surgiera el socialismo para ser transdisciplinario.

En educación se continuó trabajando con el peso de la tradición cultural y la fuerza de lo inercial, surgiendo una brecha entre la exigencia transdisciplinaria del modelo de gestión del modo de producción y lo que ocurría en las instituciones educativas.  Esto instaló la idea de “crisis educativa” ante lo cual la moda de las reformas educativas, lejos de contribuir a resolverlas solo la profundizó, al abrirse paso una oleada sin precedentes de privatización, mercantilización, estandarización y cultura evaluativa.

La izquierda pedagógica que había centrado su crítica al modelo disciplinar de enseñanza, fue incapaz de ponerse al frente, para usar esta oportunidad como detonador de una transformación escolar transdisciplinaria, que no estuviera subalternizada a la producción, sino a la construcción de otro tipo de sociedad de justicia social. Lamentablemente la izquierda pedagógica y las pedagogías críticas no supimos poner en marcha una perspectiva institucional transdiciplinaria, ni siquiera en los países del socialismo real.

La UNESCO lideró un esfuerzo gigantesco para promover la transdisciplinariedad y el pensamiento complejo que demandaba el modo de producción capitalista, pero no logró mover las columnas sobre las cuales estaban cimentados los sistemas escolares, lo cual hizo que el centro capitalista comenzara a ver a la educación presencial y los sistemas escolares más como un problema que como un aporte a la ampliación y sostenimiento del sistema mundo. Solo la capacidad de contención social de los sistemas escolares mitigó la crisis estructural en ciernes.

Además, el ocaso del fordismo y el emerger del postfordismo, como periodo histórico de la gestión empresarial, dentro del cual el Toyotismo era una expresión concreta de una dinámica de renovación que pasaría a ser constante, estaban asociados a la necesidad de que el modo de producción y el sistema capitalista en su conjunto empalmara con la tercera revolución industrial, lo cual implicaba necesidades de formación y generaba demandas novedosas para los sistemas escolares.

El problema fue que el cambio ocurrió de manera tan abrupta, y con una aceleración inusitada de la aceleración de la innovación, lo cual lejos de dinamizar a los sistemas escolares y universidades, paralizó no solo a los decisores en materia educativa, sino a las propias organizaciones de los y las docentes, así como a sectores vinculados al derecho a la educación.

Todos esperaron a que el panorama se aclarara para pensar que hacer y cómo hacerlo. Pero, lo que realmente ocurrió fue el inicio de una tormenta incesante y continua de “arena” tecnológica, que obnubiló a los decisores, generando una brecha epistémica sin precedentes, entre la aceleración de la innovación, variadas formas de transdisciplinariedades prácticas en el mundo del trabajo y las rutinas, tanto escolares como universitarias.

Entre 1970, momento del emerger del paradigma Toyotista y la segunda década del siglo XXI, se produjo un movimiento global de reformas parciales, que intentaban hacer menos traumático y drástico el cambio en curso. Reformas curriculares, reformas didácticas, reformas en los modelos de gestión, de evaluación de los y las docentes, entre otras, procuraban generar una tendencia al cambio y ajuste gradual que no terminaban de concretarse, mientras el sistema capitalista y su modo de gestión de las fábricas exigían un cambio de 180 grados.

Como lo he trabajado en otros artículos, especialmente en “El estallido de la burbuja educativa: la madre de las batallas en defensa de la educación presencial” (2021), el centro capitalista, después de los Informes Coleman (1966, EEUU), “The World educational crisis: a systems analysis” (IIPE-UNESCO,1968)  de Philip Coombs, quien años después actualizaría sus reflexiones en el libro “The World Crisis in Education: The View from the Eighties” (1985), y Faure (UNESCO, 1973), pusieron en marcha múltiples narrativas y acciones de normalización de las políticas educativas que fomentarían la cultura evaluativa, con la intención de que ésta ayudara a la transformación transdisciplinaria de los sistemas escolares y universidades.

Por ello, el auge de discursos como el de Edgar Morín (complejidad, siete saberes), que posibilitaron construir categorías para orientar la justificación conceptual de las reformas, así como la cultura evaluativa (calidad educativa, pertinencia escolar, impacto de la investigación).

 Sin embargo, lo que ocurrió fue una inamovilidad de los sistemas escolares y universidades, instituciones que maquillaron con la “transversalidad de la transdisciplinariedad”, su incapacidad para entender la orientación estratégica del cambio.

Lo que si se impuso fue la estandarización y normalización mundial de las políticas educativas. Las Conferencias Internacionales, Cumbres Educativas, Encuentro Internacionales, entre otros formatos, fueron allanando el camino necesario para intentar alinear los sistemas escolares y universidades. Pero lo que ocurrió en realidad fue la imposición de la estandarización en un sistema petrificado en lo disciplinar, que se negaba a funcionar y gestionarse de manera transdisciplinaria.

Contrario a la idea de masificación educativa imperante durante el periodo fordista, se comenzó a hablar de racionalizar costos e invertir en graduar solo el número de egresados que cada sociedad demandaba. Todo el viejo discurso liberal sobre la educación fue sepultado por la perspectiva economicista neoliberal.

La educación por proyectos, desde la perspectiva de Kilpatrick comenzó a popularizarse, porque construía un puente en lo educativo con el toyotismo, pues desde esta perspectiva el aprendizaje se basa en experiencias, donde el estudiante se vincula a todas las partes del proceso de producción de conocimiento, a partir de la praxis: planificación, programación, ejecución, evaluación y balance propositivo.

Los Proyectos Educativos Institucionales evolucionaron a la idea de iniciativas educativas de impacto comunitario, que contribuían a resolver problemas puntuales, pero no tocaban las causas estructurales de los problemas sociales. Esta lógica de los Proyectos Educativos pretendía profundizar la capacidad de contención institucional.

Desde las pedagogías críticas apoyamos los proyectos, invitando a superar la instrumentalización, proponiendo su uso para impulsar la toma de conciencia mediante la perspectiva de la pedagogía del oprimido, algo que solo se logró concretar parcialmente en algunos territorios. Sin embargo, existen en Colombia, México, Venezuela, Brasil y Bolivia, experiencias significativas de otra forma de impulsar los proyectos pedagógicos.

La llegada en los ochenta del modelo Gestión de la Calidad Total (GCT)

            El desembarco de la globalización neoliberal trajo consigo, nuevas exigencias para los Estados Nacionales, sus sistemas escolares y la producción fabril.

La globalización necesitaba abrir las economías nacionales, para imponer la supremacía del capital trasnacional en todos los territorios y abrir paso a la financiarización de la economía capitalista. La crisis de la deuda externa y el ataque a lo público como ineficiente construyeron la pista de aterrizaje comunicacional para el desembarco del neoiliberalismo.

Para ello, las grandes financieras (J.P. Morgan, Goldman Sachs, Blackrock y Morgan Stanley) junto a las Bancas de Desarrollo (Banco Mundial, OCDE, BID, CAF), el multilateralismo (ONU, CEPAL, UNESCO), en el marco de las crisis por las deudas externas, impusieron un programa de reforma del Estado, que se fundamentaba en la necesidad de resolver los problemas de eficacia y legitimidad de la acción pública.

Este diagnóstico, tenía un correlato en materia educativa, que se expresaba en crisis de calidad (eficacia) y pertinencia (legitimidad) de los sistemas escolares. En el caso del sector universitario se le añadía problemas de innovación (eficacia) e impacto (legitimidad).

Crisis de eficacia –decían- porque el Estado no cumple con las tareas asignadas en el consenso jurídico y constitucional y, de legitimidad porque cada vez más la acción gubernamental representa menos los intereses de los y las ciudadanos(as). Crisis de innovación porque una parte importante de lo “nuevo en conocimiento” no surge del sistema educativo sino del sector empresarial y corporativo, lo cual disminuye el impacto del sector universitario en la transformación social.

Lo que ocultan estas definiciones, es la desproporción entre las tasas de crecimiento, de las solicitudes de atención educativa y la inversión pública en términos de Producto interno Bruto (PIB). Que fue marcando la profundización y escalamiento exponencial de la desinversión educativa a partir de este momento, medida entre necesidades e inversión.

La idea de transformarse a partir de la calidad educativa tomó cuerpo, haciendo subsidiarias las operaciones de pertinencia, innovación e impacto.

Calidad, pertinencia, innovación e impacto emergen en los ochenta del siglo XX como las categorías que le dan cuerpo a la cultura evaluativa. Debido a la propagación del modelo neoliberal y su simpatía por la Gestión de Calidad Total (GCT), el eje de la cultura evaluativa se concentra en la calidad educativa.

Eso coincide con la publicación en 1983, en la Harvard Business Review, de un artículo sobre Gestión de la Calidad Total (GCT), que impulsa su adopción en el modelo fabril norteamericano.

La GCT desarrollada por William Edwards Deming (1900-1993) y Joseph Juran (1904-2008), se popularizó con la idea de los “círculos de calidad” en Japón.  Sus orígenes son de las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX, cuando los empresarios japoneses decidieron poner en marcha los llamados círculos de calidad (Deming & Joseph Juran), aunque se fue construyendo como paradigma desde la segunda década del siglo XX.

James (1997) identifica cuatro eras de la gestión de calidad: 1) calidad a través de la inspección (1914-1922), 2) calidad a través del control de calidad (1924-1960), 3) calidad a través del aseguramiento de la calidad (1960-1980), 4) calidad a través de la Gestión de Calidad Total (1980-2000), a la cual se debería agregar una quinta, 5) Gestión Integrada de la calidad (2000-2030).

Cuando estalla la crisis del fordismo y surge el llamado milagro económico asiático, muchas de las miradas se centraron en estudiar este modelo de gestión; por ello, es que, a pesar de ser contemporáneo con el fordismo, occidente redescubre la Gestión de Calidad Total en los setenta y ochenta del siglo XX.

La calidad total, que se usa como sinónimo de excelencia [7] empresarial, es una estrategia de gestión para las organizaciones, por ello, es más adecuado hablar de Gestión de la Calidad Total (GCT).

La GCT se populariza a partir de la tercera década de la tercera revolución industrial en la conducción fabril, pero también en el comercio y sociabilidad, precisamente el periodo en el cual esta tercera vuelta de tuerca industrial se hace cotidiana en el público, a través de la lúdica, el entretenimiento y el surgimiento de lo digital-virtual, dinámica que se aceleraría en las décadas siguientes.

Algunas de sus expresiones de este fenómeno de aceleración de la innovación, aparición y obsolescencia en el corto plazo, son las computadoras portátiles y de escritorio, software y hardware computacionales diversos, video juegos, música portátil (walkman, discman, dispositivos de almacenamiento digital), internet, web site, buscadores como google, Firefox, entre otros, así como el teléfono móvil, redes sociales, reconocimiento biométrico facial, bloques de datos, inteligencia artificial. Mientras esto ocurre durante un largo periodo de transición de 70 años (1961-2023), los sistemas escolares y las universidades tienen dificultad para incorporar estas innovaciones en las dinámicas de enseñanza-aprendizaje.

Las líneas centrales que postula la Gestión de Calidad Total son: a) Liderazgo de calidad, b) tecnología de calidad moderna y, c) compromiso de la organización, que procura que todos los integrantes de la organización tomen conciencia de hacer con calidad cada una de las cosas en las que se involucran.

Los principios de la calidad total son: a) orientación a los resultados, b) orientación al cliente, c) liderazgo y coherencia en los objetivos, d) gestión por procesos y hechos, e) desarrollo e implicación de las personas, f) aprendizaje, innovación y mejora continua, g) desarrollo de alianzas tácticas y estratégicas, h) responsabilidad social.

Las cinco funciones de la Gestión de Calidad Total se vinculan a: a) planificación, b) organización, c) dirección, d) personal y e) control. Cuando la GCT evoluciona a Gestión Integrada de calidad (GIC) estas funciones se ordenan en un protocolo a seguir en el día a día en la actividad productiva, conforme a las normas ISO 9001.

En la página de las normas ISO[4] se señala que Deming (1988) “determinó al concepto de calidad como ese grado predecible de uniformidad y fiabilidad a un bajo coste. Este grado debe ajustarse a las necesidades del mercado”. Mientras que Jurán (1993) “supuso que la calidad es el conjunto de características que satisfacen las necesidades de los clientes”. Sin embargo, en los sistemas escolares y universidades calidad sigue siendo un término difuso.

La Gestión de la Calidad Total (GCT) en educación

El término de calidad es polisémico y en educación no ha alcanzado consenso universal. Por el contrario, se usa como un comodín para justificar cualquier operación de cambio en los sistemas escolares y las universidades.

El primer impacto de la Gestión de Calidad Total (GCT) se produjo con la adopción de los términos de cliente y usuario, que implicaban el giro escolar hacia una lógica de mercado y de satisfacción de necesidades de los consumidores.

En consecuencia, la calidad educativa comenzó a gravitar sobre la idea de adaptar los procesos de enseñanza-aprendizaje a cada estudiante, destacando que no hay dos alumnos iguales y que la educación debe atender esas particularidades.

Aún con lo positivo que pueda contener el enunciado anterior, ello colocó sobre los docentes el peso de construir un sistema educativo de acción lo más individualizado posible, precisamente cuando se produce el incremento sustantivo de estudiantes por docente, como resultado de la desinversión educativa, en contrataciones de personal e infraestructura escolar, a la par que se instala el discurso de disminuir costes educativos.

Otro efecto negativo es que disminuye el peso del entorno, especialmente las diferencias culturales, alimenticias, afectivas y de diversa índole derivadas del origen social de clase, contribuyendo al proceso de quiebre de la intención igualadora de la escuela pública.

Al ser la calidad educativa un término indefinido o polisémico, su uso en las estrategias de reforma de los sistemas educativos pudo (y puede) orientarse hacia cualquier lugar, especialmente hacia los intereses del mercado y la producción, en cada momento histórico.  En ese sentido, el discurso de la calidad educativa se convierte en el caballo de Troya del capitalismo de la tercera y en transición a la cuarta revolución industrial.

La Gestión de la calidad educativa (GCE), adaptación escolar de la GCT, tiene por lo menos doce expresiones identificadas, cada una de ellas modeladas por el énfasis en el STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics).

La hora del benchmarking en la calidad educativa

El Benchmarking es una forma de gestión que se basa en la comparación con los competidores, para identificar las experiencias exitosas y las razones de las mismas, con el propósito de copiarlas y reproducirlas a distintas escalas.

El Benchmarking es considerado por muchos como una variante de la Gestión de Calidad Total. Por ello, en este trabajo la incluimos como parte de esta dinámica de mejora continua.

Se pueden identificar cuatro grandes fases del Benchmarking. La primera de análisis de los procesos de organización (entrada, transformación, salida, nudos críticos). La segunda, de identificación de las mejores experiencias(eficacia, eficiencia, causa-efecto, mejores experiencias). La tercera, el proceso de compartir información (cooperación, confidencialidad, apropiación de información). La cuarta, asumir y adaptar las mejores prácticas (formación, capacitación, entrenamiento, actualización de procedimientos, elaboración y puesta en marcha de nuevas metodologías).

El Benchmarking se expresó en los procesos de gestión educativa, en la promoción de los estudios y réplicas de buenas prácticas pedagógicas y escolares, para sistematizar sus fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades, para poder instalarlas como políticas educativas.

El problema de las buenas prácticas es que por lo general se refieren a un o algunos elementos del hecho educativo (lectura, enseñanza de la ciencia, tecnología, participación social, etc.) y cuesta identificar experiencias que de manera integral aborden las distintas aristas que demanda la transformación educativa.

Por ello, se intenta integrar buenas prácticas, con paradigma STEM y calidad educativa, como una manera de resolver las demandas de gestión que se ciernen sobre el sistema escolar y las universidades.

El paradigma STEM y la calidad educativa

El paradigma STEM es el acrónimo en inglés de Science, Technology, Engineering and Mathematics, es decir, Ciencia, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas, en español debería ser CTIM, pero los americanismos gringos en educación han hecho que le aceptemos acríticamente como STEM.

El STEM tiene sus orígenes lúdicos en 1980, con los trabajos de Seymour Papert (1928-2016) con los juguetes para niños Lego-Logo, que incorporan la robótica e inteligencia artificial como vértices del aprendizaje. En la década de los noventa el National Science Foundation de los Estados Unidos le denominaría paradigma SMET, pero con la llegada del siglo XXI asumiría popularmente el nombre actual. En la segunda década del siglo XXI las reformas educativas le incluirían como prioridad y posteriormente adquiriría especificidades como STEM+A (artes).

El paradigma STEM desestima la importancia de las humanidades, en consecuencia, considera obsoletos o de importancia menor las enseñanzas en historia, geografía, formación ciudadana, entre otras.

Los debates sobre calidad educativa fueron integrando el STEM, hasta llegar al modelo ODS4 que es una entelequia difusa de indicadores y metas, que cumplen el papel de distractores globales sobre el verdadero centro de los cambios educativos de la tercera década del siglo XXI, que es la transformación digital. Pero, volvamos a finales del siglo XX y la hibridación de calidad educativa con STEM y buenas prácticas, que desagrega los componentes pedagógicos y las dinámicas escolares en catorce operaciones, de la siguiente manera:

  1. Calidad total de la formación docente: procura enfatizar en la capacidad de autogestión por parte del docente de la innovación. El discurso de las experiencias exitosas modula el discurso de la gestión de calidad educativa en esta área. Aprender de los mejores y aplicarlo al contexto en el cual se trabaja es la narrativa que se impulsa, pero ello demanda instituciones de formación docente de fronteras abiertas.

Sin embargo, uno de los sectores que ha resultado más resistente a la apertura y movilidad es el de los y las formadoras(es) de docentes, tanto para auspiciar una transformación radical, como para romper con los paradigmas pedagógicos de las dos primeras revoluciones industriales.

Por ello, el capital ha sumado al moldeo de Gestión de Calidad Educativa para la formación docente, adaptaciones del Benchmarking[8] y “Justo a tiempo”[9] junto al paradigma STEM.

En esa orientación la cultura evaluativa, expresada en indicadores globales desempeño con calidad educativa (ODS4), resultados de pruebas estandarizadas internacionales, así como los rankings universitarios, procuran complementar la estrategia y generar cambios paradigmáticos en la formación docente en favor de la lógica del mercado. Una evidencia de esto, lo constituye el hecho que una vez presentados los resultados de las pruebas estandarizadas, en muchos países ellos van acompañado de demandas de reformas en la formación docente, creación de nuevas universidades pedagógicas o institutos semi-privados de externalización de dicha formación (inicial y continua) de los y las docentes. ;

  1. Calidad total centrada en la atención al estudiante: la institución educativa debe ser una réplica del modelo de gestión de calidad total del sector industrial-empresarial. Para ello, se debe romper la vieja alianza entre docentes y familias para llevar adelante los procesos de enseñanza-aprendizaje. Ahora, solo en este aspecto, el personal docente es considerado gestor, homologando su papel a de los y las directoras de empresa, mientras los y las estudiantes, así como las familias pasan a ser clientes.

Familias y estudiantes bombardeados por la publicidad de consumo tecnológico y de innovación, se convierten en clientes que le demandan a la escuela su actualización e infraestructura tecnológica acorde al modelo STEM. Una institución educativa debe satisfacer las demandas del cliente si quiere ser una escuela-secundaria-universidad con Gestión de Calidad Total (GCT);

  1. Calidad total del desempeño docente: la evaluación del trabajo docente emerge como lo sustantivo en esta materia. Pero ¿Qué se evalúa? Los resultados, medidos por días y horas de clase dadas, el porcentaje de currículo desarrollado, el número de estudiantes aprobados y/o reprobados, los cursos de actualización realizados en la lógica del STEM, los resultados de evaluaciones externas como ERCE (Estudio Regional Comparativo en Educación) del LLECE-UNESCO, las pruebas PISA de la OCDE y los exámenes periódicos de los Institutos Nacionales de Evaluación de la Calidad Educativa.

Se evalúa el liderazgo docente en la promoción de la innovación, entendida esta como adaptación a los requerimientos de formación del sector industrial, así como la responsabilidad social del o la docente en la promoción del cambio comunitario. Esto en medio de creciente desinversión de los gobiernos en salario y condiciones de trabajo, es como una sentencia previa, que coloca al cuerpo docente en el centro de la culpabilidad por los problemas del sistema escolar;

  1. Calidad total curricular: asociada a la disminución de materias humanistas y el peso mayoritario de las asociadas a la ciencia, especialmente de la tercera y cuarta revolución industrial, la tecnología de punta, en este caso lo digital y virtual, el desarrollo de capacidades de cálculo y el pensamiento lógico matemáticos. El desafío de la Gestión de Calidad Total en materia curricular era (es) la gestión de la transición del viejo modelo de currículo disciplinar al del STEM (abierto, flexible, en permanente cambio);
  • Calidad total de la planeación: enfatiza en las diversas planeaciones participativas, especialmente el método de proyectos, que procuran generar liderazgo estudiantil y docente que trabaje de conformidad con los objetivos institucionales del STEM y las exigencias del currículo.  La calidad total en la planeación procura adaptar la “fábrica escolar” al modelo industrial de la tercera revolución industrial;
  • Calidad total de la gestión educativa:  orientada a la administración educativa por procesos (administrativos y de orden burocrático, pedagógicos, de desempeño y carrera, de enseñanza, de satisfacción de la familia [cliente]) y de resultados (aprendizajes, culminación de proyectos). Según el enfoque de Gestión de la Calidad Educativa cada institución debe adaptar estos procesos sin que se pierda la convergencia y la direccionalidad estratégica del sistema escolar;
  • Calidad total de los aprendizajes: está orientada a los resultados, no al proceso de enseñanza-aprendizaje. Por ello, las pruebas estandarizadas se convierten en un “indicador” de logro en la generación de las mercancías estudiantiles. A la gestión de la calidad educativa le interesa básicamente el resultado, en el marco del STEM;
  • Calidad total del perfil de egreso: fundamentado en competencias y nuevas profesiones. La instrumentalización de la educación encuentra en el discurso de las competencias un vínculo directo con el perfil de egreso, que ahora se aspira esté en constante cambio conforme a la aceleración exponencial de la innovación y sus expresiones en el STEM;
  1. Calidad total de la pertinencia educativa: como indicamos anteriormente, calidad y pertinencia, innovación e impacto, son categorías gemelas en la estrategia de estandarización educativa que impulsa el neoliberalismo educativo.

Esto no niega que exista “otra” pertinencia más vinculada a lo local, a la transformación del entorno con justicia social, pero la Gestión de Calidad Educativa no se refiere a ella.

La pertinencia educativa desde la lógica de la GCT procura que las instituciones educativas contribuyan a la transición comunitaria, de las lógicas sociales de las dos primeras revoluciones industriales, a la tercera revolución industrial en tránsito a la cuarta revolución industrial.

Procuran convertir a la escuela en el centro de gestión para la solución de los problemas que evidencian brechas epistémicas y en el equipamiento, así como en los servicios, que deben ser resueltos para que ocurra el empalme entre la lógica de producción-consumo-reproducción del mundo fabril y las localidades.

La pertinencia desde la GCT pretende convertir a les docentes en líderes, quienes desde los territorios hagan coherentes los objetivos del modo de producción en la tercera revolución industrial (en tránsito a la cuarta) con las dinámicas cotidianas de la comunidad;

  • Calidad total de las didácticas: toda estrategia didáctica debe estar centrada en el cliente (estudiante/familia), por lo tanto, debe partir de conocer la forma como aprende cada estudiante, sus diferencias y similitudes, las tensiones que generan las diversidades culturales.

Para ello, se fundamentan en los estudios del Comportamiento Organizacional (CO) los cuales señalan que el aprendizaje es “cualquier cambio relativamente permanente en el comportamiento, que ocurre como resultado de la experiencia” (Robbins, 1996, p.105), que se sintetiza en ejercitación-teoría-práctica-reflexión-teoría. Es decir, el aprendizaje implica un cambio.

La Gestión empresarial post fordista considera que los aprendizajes son por: a) condicionamiento clásico[10], b) condicionamiento operante[11] y, c) aprendizaje social[12].

Como lo que se requiere es construir mentalidades innovadoras para el modo de producción capitalista, una vez que el o la estudiante ha aprendido los límites socialmente permitidos del comportamiento y ha experimentado el aprendizaje asociado a los deseos básico, la Gestión de la Calidad Educativa plantea que hay focalizar en los estilos de aprendizaje de cada uno.

La calidad educativa total de las didácticas se asocia a estrategias de enseñanza aprendizaje, que parten de la particularidad de cada grupo de estudiantes, pero que tiene una finalidad sistémica común.

  • Calidad de la formación ciudadana: está referida a la necesidad de enseñar modelos de ciudadanía de híper participación digital y virtual, a la par que se enseñan las claves de reproducción biopolítica. Esto ha sido posible solo para una élite estudiantil global, donde hay gran penetración del internet y donde la conectividad lo permite.

La educación para la inteligencia emocional forma parte de la nueva estrategia de construcción de ciudadanía, alimentado este paradigma por los avances en neurociencia.

La llamada educación para la inteligencia emocional procura educar las funciones ejecutoras del cerebro (Banco Mundial, 2019), para enseñar a evitar las contradicciones y el conflicto, así como procurar la empatía permanente.

Esta denominación, popularizada por Daniel Goleman, planteaba que la inteligencia emocional: intrapersonal, interpersonal (auto conciencia emocional, auto control emocional, automotivación, empatía y habilidades sociales) que podían ser educados para construir mentalidades empáticas que rehúyan al conflicto.

Por supuesto, el conflicto en general y muy especialmente el conflicto social, coloca el riesgo al sistema mismo, mientras que el conflicto individual coloca en riesgo la “armonía productiva”.

Entonces, la calidad de la formación ciudadana pretende usar los avances del conocimiento científico, el estudio del cerebro y los aprendizajes para el control humano.  Esto no se atenúa porque algunos altos gestores educativos desconozcan la orientación estratégica de este elemento.

  • Calidad de la Tendencia Reformadora Internacional (TRI). Ajustarse el cinturón a las metas e indicadores de los ODS: desde el trabajo de la Oficina Internacional de Educación (OIE) de Ginebra Suiza, en la década de los años veinte del siglo veinte, con su compilación de estadísticas nacionales para realizar estudios comparados, se vienen realizando estudios comparados internacionales para valorar las tendencias de los cambios educativos. La OIE sería luego absorbida por la UNESCO con el co-financiamiento del gobierno suizo

Con la creación del Instituto Internacional de Estadísticas, dependiente de la UNESCO, los estudios de la tendencia reformadora internacional se fueron desplazando de los temas de inclusión y cobertura a los de aprendizajes y calidad educativa.

A partir de los años ochenta, el neoliberalismo educativo fue ahogando presupuestariamente a la OIE, ahora dedicada más a lo curricular, para que los estudios comparados internacionales de carácter inter gubernamental fueran coordinados por la OCDE, el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La creación del LLECE[5] consolidó la categoría calidad de la educación como eje de interés de los estudios de las tendencias de cambio educativo. Aunque en realidad los estudios del LLECE son de aprendizajes, se suelen presentar en la línea difusa de los temas de calidad educativa.

Las pruebas estandarizadas del Programme for International Student Assessment[4] (PISA), que replican a escala global el trabajo del LLECE, así como los rankings universitarios, procuran propiciar un cambio sustantivo de los sistemas escolares que les colocara en el carril de la tercera revolución industrial y el modelo de gestión Toyotista y posfordista

Posteriormente, la calidad educativa comenzó a ser transversal a la política de Educación Para Todos (EPT) de finales del siglo XX y principios del XXI, creando las condiciones de posibilidad para el aterrizaje suave de la calidad educativa como el objetivo central de la educación mundial (2015-2030).

El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4 de calidad educativa, con metas e indicadores precisos por año, implica una orientación de la Gestión de Calidad Educativa de carácter prospectivo, comparable internacionalmente, estandarizado y hegemónico. El interés se centra en estandarizar las políticas para lograr un producto educativo parecido a escala mundial.  Esto resultará fundamental para el proceso que se iniciará a partir de 2020 de desembarco de la cuarta revolución industrial en los sistemas escolares de todo el mundo.

La TRI en la Gestión de Calidad Educativa se corresponde al periodo de transición tecnológica, comercial, financiero, social, cultural, económico y del mundo del trabajo de la tercera a la cuarta revolución industrial.

Entre la década de los noventa del siglo XX y la tercera década del siglo XXI, la desinversión educativa, el impulso de diversas formas de privatización educativa (bauches, educación concertada, concesiones para la educación como servicio a alto costo, entre otros), iba en contravía de muchos de los consensos internacionales elaborados por las fuerzas sociales que defienden el derecho a la educación.

Estas tensiones se comienzan a expresar con fuerza en el multilateralismo, especialmente en la UNESCO, que pasa de ser un punto de encuentro pedagógico mundial (1945-1972) , a ser una instancia aliada con discreción a los propósitos del Banco Mundial, la OCDE y la estrategia de las grandes corporaciones financieras, lo cual implicaba discursos y narrativas a dos aguas (1973-1999), a ser el rostro abierto del capitalismo en educación (2000-     ).

Los acuerdos de Jomtien (1990), Dakar (2000) o Incleón (2015), expresan esas tensiones y abren paso a los paradigmas postfordistas en educación. UNESCO jugó inicialmente al equilibrio transicional entre tradición e innovación, pero desde 2015 apuesta por el cambio drástico contenido en la llamada transformación digital de la educación.

En los últimos cuarenta años, muchos estudios en comportamiento organizacional (CO), insistieron a los responsables de políticas educativas, sobre la necesidad de vincular lo educativo al cambio que está ocurriendo en la producción industrial.

La quinta disciplina y la calidad educativa

¿Qué es la quinta disciplina?

Es una apuesta por resolver lo que ya era evidente, la brecha epistémica en la gestión de muchas empresas y en el sector educativo.  Por ello, la Quinta disciplina tuvo una edición educativa.

La Quinta Disciplina (1990) es una propuesta impulsada por Peter Senge. Las cinco disciplinas son: a) dominio personal (neurociencia + control de las funciones ejecutoras del cerebro = docilidad), b) necesidad de cambiar los modelos mentales ( abrirse a un mundo que comienza a girar 180 grados), c) construir una visión compartida (pensar el futuro comprometiéndose en contribuir a su construcción), d) aprendizaje en equipo (todos tenemos una parte del conocimiento en la sociedad de la información=tercera revolución industrial), e) la quinta disciplina trabaja e integra las cuatro anteriores en una propuesta de gestión, mediante el llamado pensamiento sistémico(recuperación de la noción de totalidad funcional).

Las cinco disciplinas procuran desarrollar tres competencias básicas, necesarias para el impulso del STEM: a) fomentar la aspiración, b) desarrollar una conversación reflexiva y, c) comprender la complejidad (complementaria con la propuesta de Edgar Morín, como intento de construir un estilo de pensamiento de la tercera revolución industrial).

La Quinta disciplina trabaja algunas “discapacidades para el aprendizaje como a) ser docente es una posición en el aula que determina quién soy en las relaciones de saber y poder, b) las limitaciones al cambio vienen del entorno, cuando en realidad están localizadas en las propias instituciones educativas, c) las reformas educativas pueden ser una ilusión de hacerse cargo, si las mismas no están vinculadas al cambio sistémico, d) es necesario romper con la ilusión de que siempre se aprende de la experiencia, cuando en realidad si no hay pensamiento crítico sobre la misma se puede convertir en una rutina sin direccionalidad estratégica, e) es urgente romper con el mito del equipo directivo como quien sabe lo que hay que hacer.

Además, la Quinta Disciplina desarrolla 11 leyes que sirvieron para formar generaciones de gerentes educativos entre los noventa del siglo XX y la primera década del XXI. Estas son:

a) los problemas de hoy provienen de “soluciones” de ayer, es decir, es necesario revisar las decisiones que se tomaron en materia educativa para entender el origen de muchos de los problemas actuales,

b) la confrontación directa aumenta la resistencia a cambios desde abajo, porque cuanto más se empuja, más fuerte empuja el sistema hacia atrás, entonces hay que construir cambios culturales organizacionales y comunitarios,

c) si el comportamiento mejora antes de empeorar, no hay que confiarse por mejoras parciales, se requiere cambios estructurales que se puedan sostener a través del tiempo,

d) la salida fácil puede abrir la puerta de la vuelta al problema, por lo que se requiere trabajar propuestas que permitan una solución sostenida en el tiempo, así sean las más difíciles,

e) la cura puede ser peor que la enfermedad, cuando el empirismo o el teoricismo condicen las propuestas de cambio,

f) más rápido es más lento, es decir, los ritmos de los cambios deben ser los que permita la cultura organizacional en transformación,

g) es un error pensar que la causa y el efecto están estrechamente relacionados en el tiempo y el espacio, pues múltiples factores pueden sostener una mala práctica o intervenir en el curso de una dirección correcta,

h) los pequeños cambios pueden producir grandes resultados … pero las áreas que requieren mayor trabajo pueden ser las menos obvias,

i) puedes tener las respuestas y la posibilidad de emprenderlas, pero a veces no todo ocurre a la vez, por lo que debes estar atento(a) para construir viabilidad o empalmar con buenas iniciativas,

j) fragmentar los problemas no conduce a soluciones viables, así como dividir un elefante por la mitad no produce dos elefantes pequeños.

En síntesis, la Quinta Disciplina intentó trabajar la cultura organizacional, de las empresas y los sistemas educativos, como una ruta para empalmar con la aceleración de la innovación y la tercera revolución industrial.

La Quinta Disciplina se propagó mucho más entre directivos, supervisores y decisores de políticas educativas, que entre los y las docentes de aula. Los resultados evidencian que sus bondades no alcanzaron eficacia para el cambio, pues su incidencia fue prácticamente nula en la educación.

La Quinta disciplina procuraba la creación de un estilo de gestión situacional y contingente, que permitiera abordar las particularidades de los problemas educativos en cada contexto en un marco de cambio sistémico y estructural.

El gran obstáculo para la lógica neoliberal fue la propia petrificación de los cuadros directivos de los ministerios de educación, atrapados en el paradigma educativo de las dos primeras revoluciones industriales a quienes estos temas les parecían “esnobismo empresarial”, sin tener capacidad de separar la paja del grano, hallando elementos para potenciar un cambio educativo. Claro está, este cambio educativo no es neutro, sino que tiene una dirección concreta: a favor de los intereses de los humildes o de los ricos.

Otros modelos de gestión en los márgenes de lo educativo

Los trabajos de Stephen Robbins (1996) enfatizan respecto a que el proceso postfordista incluyendo a otros modelos posfordistas de gestión como el de Hewlett-Packard (diversidad, reconocer las diferencias), Xerox (capacitación transcultural), Nissan (motivación), Whirlpool (pagos variables por producción), Apple (comunicación eficaz), Hyundai (creación de cultura organizacional), Microsoft (cambio cultural) o Rubbermaid (clima para innovar), que por distintas vías fueron permeando las agendas educativas.

Así vimos surgir, en declaraciones de las autoridades educativas y en documentos oficiales de los ministerios, temáticas que hasta ahora habían estado marginadas, como el reconocimiento a las diversidades sociales y a los saberes populares[6],  lo cual demandaba formar a les docentes en la inclusión, vista no como derecho humano, sino como requerimiento cultural de las nuevas generaciones involucradas en la producción y el consumo.

Así mismo se planteó la importancia de generar motivación para desarrollar los distintos estilos de aprendizajes en el aula, la evaluación del desempeño docente como determinante de pagos diferenciados por rendimiento, la comunicación eficaz de los responsables de las instituciones educativas, las experiencias educativas exitosas como promotoras del cambio cultural y la promoción de la innovación educativa.

El modelo de gestión de google

Se puede decir que Google es la empresa modelo del enfoque empresarial en la transición entre la tercera y cuarta revolución industrial.  Google es la compañía principal del consorcio Alphabet, la cual centra su trabajo en la generación de productos y servicios en internet, software, dispositivos electrónicos y tecnologías varias del mundo digital y virtual. Se popularizo al lanzar su buscador en internet.

¿Cuál es la propuesta de gestión de google?

Tiene dos caras, una referida al reclutamiento de personal y otra su llamado modelo de gestión del Capital Humano. En su libro (2014) Eric Schmidt y Jonathan Rosemberg, así como Isdis Education (2016) dan pistas para resolver esta interrogante.

Google busca personal calificado, especialmente con master o doctorado, para que trabaje junto a creativos quienes no necesariamente deben ser titulados, pero que tienen gran capacidad de adaptación y acople en diversos puestos de trabajo que demandan desarrollos productivos. Es decir, equipos para las interfaces operativas.

Con la intención de impulsar una empresa que trabaje en entornos cambiantes y que pueda adaptarse a la aceleración exponencial de la innovación, Google requiere que sus trabajadores utilicen por lo menos un 20% de su tiempo laboral en proyectos de su propia elección, con horarios flexibles permitiendo que cumplan parte importante de la jornada laboral desde casa.

Google no paga según el puesto de trabajo, sino en relación a la productividady aportes que genere el empleado para la empresa. Los sueldos pueden subir si el rendimiento del empleado se incrementa. Cada empleado tiene metas trimestrales y su evaluación no depende de las horas trabajadas, sino el cumplimiento de los objetivos.

La formación del personal contempla la capacitación compartida entre ellos, aprendiendo los unos(as) de los(as) otras(os). Las familias tienen guarderías para sus hijos y los(as) trabajadoras(es) pueden acceder a las salas de recreo en sus jornadas para relajarse y poder rendir más.

La filosofía de trabajo de google se expresa en un conjunto de ideas que la resumen.  Entre ellas:

  1. Crea tus propios eslóganes;
  2. un proyecto divertido involucra por lo menos a dos personas,
  3. salas de entretenimiento, pero ambiente de trabajo hacinado para que aprendan a comer, trabajar y vivir juntos (as),
  4. tus padres estaban equivocados: el desorden es una virtud,
  5. no escuches a los hipopótamos, es decir a los que usan como referente la autoridad de quien mandan o ganan más sueldo, sino aquel que tiene argumentos que convencen,
  6. realiza todas las reorganizaciones en un día, no dejes tareas para mañana,
  7. desarrolla una organización descentralizada y que tenga relaciones horizontales de trabajo;
  8. Estrategia: asume que tu plan puede estar mal;
  9. El Talento: la contratación es la más importante de tus actividades;
  10. Decisiones: el verdadero significado del consenso pasa por a) decidir con base a datos,
  11. cuidarse del sí automático,
  12. debes saber cuándo usar la campana,
  13. toma menos decisiones solo,
  14. reúnete todos los días,
  15. ambos tienen razón,
  16. toda junta necesita un dueño,
  17. invierte el 80% de tu tiempo en las cosas que producen el 80% de tus ingresos,
  18. siempre debes tener un plan supletorio;
  19. Comunicaciones: conviértete en un excelente enrutador;
  20. Innovación: crea el caldo primordial,
  21. el director general necesita también ser el director de la información,
  22. concéntrate en el usuario,
  23. piensa en grande,
  24. establece metas (casi) inalcanzables,
  25. e) las ideas vienen de todas partes,
  26. no se trata de dinero;
  27. Imagina lo inimaginable,
  28. Los grandes problemas son problemas de información.

El modelo de google se corresponde al momento histórico de relación dialéctica entre el mundo presencial y el digital-virtual, no solo como entretenimiento, sino en el mundo del trabajo, la producción y las relaciones súper estructurales de poder.

Se trata de una –entre tantas- propuesta de gestión, propia del periodo de la abierta transición hacia la cuarta revolución industrial, donde el capitalismo fomenta espacios de trabajo no presenciales, criptomonedas (fiinanciarización a la enésima potencia), uso de inteligencia artificial, análisis de metadatos y blokchaim para la economía, no como mundo separados de la presencialidad, sino tejiendo una red de significantes y sentidos, que van atrapando la cotidianidad de los ciudadanos-trabajadores-consumidores.

El modelo de Google comenzó a permear no solo el discurso educativo, sino los propios procesos de toma de decisiones. La definición de porcentajes locales e institucionales del currículo procuraron el desarrollo de capacidades institucionales para empalmar con la innovación y, la generación de cultura de la iniciativa y el emprendimiento.

El debate sobre las pedagogías activas (necesarias), sin que ello fuera acompañado de cambios en el número de estudiantes por docente, la dotación e infraestructura escolar fue un ejemplo claro de intentar crear lo nuevo ,desde lo viejo.  Esto nos desmerece algunas iniciativas de disputa desde lo popular por currículo contextualizado, pero ello fue permitido porque empalmaba con el movimiento general de la economía, el mundo del trabajo y la producción.

El problema para el capitalismo cognitivo del siglo XXI continuó siendo que los y las decisores(as) de políticas educativas, así como el personal intermedio y directivos escolares, asumían el cambio como reformas parciales y eventuales (hasta “innecesarias”), que no modificaban el conjunto del funcionamiento de las instituciones educativas, fenómeno que impedía la actualización escolar y universitaria, funcional a los fines del capital.

Al estar desconectadas entre sí, y no existir un centro que las coordinara, todas estas iniciativas de cambio, funcionales al sistema, se convirtieron en una Torre de Babel, donde lo único que emanaba por consenso era la idea de “crisis educativa”, que alimentaba el molino del movimiento incesante de reformas educativas. Esta descoordinación generó un caos de tal magnitud, que en algunos países había dos, tres o más reformas marchando de manera simultánea, lo cual trajo paralización y resistencias múltiples a todo lo que implicara movilidad.

El problema seguía siendo la falta de perspectiva asociativa entre revoluciones industriales (etapas), aceleración de la innovación (velocidad del cambio) y dinámicas escolares-universitarias, en la dimensión epistemológica de las políticas educativas.

Los movimientos de resistencias y alternativos tuvieron precaria capacidad de respuesta a lo digital-virtual, porque en su mayoría también estaban atrapados en otro momento histórico, las dos primeras revoluciones industriales, y consideraban el debate sobre las revoluciones industriales como accesorio e incluso alienante.  Estas dificultades colocaron a las instituciones educativas en un no lugar del movimiento incesante del cambio, que permitió avanzar en la idea subterránea del sistema mundo capitalista abrió las puertas a la idea de disminuir la educación presencial a su mínima expresión.

El postfordismo intento transferir las experiencias de calidad total, benchmarking y Justo a tiempo, a los sistemas educativos como complementos del Toyotismo, pero su real inserción fue desigual entre el centro y la periferia capitalista, pero también al interior del propio norte dominante.  En esta dinámica todo lo que se refiriera a cambio educativo fue asociado a calidad educativa, convirtiéndose este discurso ambiguo en la gran centralidad educativa que permite dinamizar toda la perspectiva neoliberal en el sector.

7. COVID-19: alfabetización global en la transformación digital de la gestión educativa

Apagón Pedagógico Global: la advertencia que fue desestimada

Para poder entender que pasó en materia educativa en el 2020 y parte del año 2021, durante la pandemia del COVID-19, debemos partir de la certeza que muchas de las operaciones que presenciamos, durante este periodo, de parte del capitalismo cognitivo, estaban orientadas a destruir la educación presencial, en lo definíamos como el riesgo que ocurriera un Apagón Pedagógico Global (APG).

Desde 2015 venimos advirtiendo que el desarrollo de la tecnología virtual-digital, las dinámicas de la cuarta revolución industrial (nanotecnología, inteligencia artificial, desarrollo de avatares, realidad virtual aumentada, reconocimiento biométrico facial, análisis de metadatos) y su enorme potencial económico (fábricas 4.0, transferencia de ahorros de la clase trabajadora a las corporaciones tecnológicas), estaba preparando a los sistemas escolares y universidades del mundo, para un uso masivo de modelos de enseñanza virtual, en la ruta de desmantelamiento de la educación pública presencial.

Ese análisis lo hacíamos basados en el seguimiento a las inversiones en educación y comunicación digital, que desde 2011 venían haciendo las grandes corporaciones tecnológicas, pero también de la tendencia de los análisis prospectivos que hacía UNESCO, el Banco Mundial, OCDE, BID, CAF, entre otros.

A pesar de las advertencias sobre lo que estaba por ocurrir, los ministerios de educación de Latinoamérica y el Caribe no hicieron nada al respecto, no hubo construcción autónoma de arquitectura de la nube digital, ni desarrollo propio de plataformas educativas, mucho menos producción máxima de propuestas educativas digitales.

Lo que ocurrió en 2020 fue un proceso masivo y global de alfabetización virtual-digital, ya que el sistema no podía permitirse otros setenta años de parálisis de los sistemas escolares y la universidad, y necesitaba intentar recuperar la capacidad de acompañar y anticipar las implicaciones formativas de la cuarta revolución industrial.

Neo privatización educativa

El desdén de los gobiernos y ministerio de educación, ante las advertencias que desde muchos lugares les recomendábamos declarar una emergencia para disminuir al mínimo posible el impacto de la transformación digital, posibilitó la llegada de un nuevo modelo de privatización educativa durante la pandemia del COVID-19.

Por ello, señalamos hasta la saciedad que es absolutamente falso que una situación como la que ocurrió en 2020, no podía anticiparse y preverse en términos educativos, porque desde el 2015 le advertimos a los gobiernos que había que garantizar cobertura universal a internet, plataformas educativas autónomas, soberanas y nacionales que pudieran soportar el acceso y tráfico de por lo menos dos veces la población estudiantil del país, planes de dotación de computadores en las escuelas (no en casa) que hubiese permitido que se le facilitara en calidad de préstamo una computadora a cada estudiante y docente. También era urgente la formación en servicio de los y las docentes para actualizarlos y calificarlo en el terreno pedagógico virtual.digital.

¿Cómo se expresó esta privatización?

Al decretarse en marzo de 2020 la cuarentena preventiva, maestros, estudiante y personal obrero-administrativo quedaron impedidos de asistir a las instituciones educativas. Esta era una situación novedosa para las generaciones de docentes (nacidos entre 1940-1990), pero también para estudiantes nacidos en las tres últimas décadas (1990-2020). La educación estaba asociada a la planta física y la relación presencial docente-alumnos.

Los gobiernos y Ministerios de Educación, anunciaron el pase contingente a la virtualidad. Dinámica en la cual la responsabilidad de los Estados nacionales de garantizar las condiciones mínimas de aprendizaje, fueron transferidas a las familias, estudiantes y docentes, quienes tuvieron que cubrir los costos del pago de internet, suscripción a plataformas virtuales y de contenidos digitales, así como la compra o repotenciación de equipos de conectividad.

Como lo muestra el estudio del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación, los 3.2 billones de dólares que ganaron las once corporaciones tecnológicas más importantes del mundo, salieron del bolsillo de la clase trabajadora, campesinos, amas de casa, artesanos, empleados públicos, pequeños comerciantes, no de los presupuestos gubernamentales, ocurriendo la más acelerada y brutal privatización educativa de los últimos siglos. Algo que aún ha sido denunciado de manera muy precaria y superficial por la academia y los gremios docentes.

Las plataformas que se usaron para mantener el vínculo pedagógico fueron todas privadas, construidas con epistemología comunicacional y no pedagógica, y las pocas que intentaron adentrarse en lo educativo lo hicieron desde el paradigma reproductor, desde la taxonomía de Bloom aplicada a lo virtual.

Los esfuerzos por crear una dinámica pública de lo virtual-digital en la región en materia educativa fueron muy débiles y en la mayoría de casos inexistente. Esto resulta preocupante, porque a la vuelta a la presencialidad y los modelos híbridos de enseñanza-aprendizaje, la privatización se naturaliza al seguir exigiendo a las familias, estudiantes y docentes que asuman los costos de lo digital-virtual.

Estratificación escolar

Pero la neo privatización educativa no fue el único fenómeno global del periodo de cuarentena por el COVID-19. El acceso o no a las plataformas virtuales y la conexión digital, generó una terrible estratificación del hecho educativo. Por lo menos distinguimos cuatro estratificaciones al respecto.

El primer segmento de la estratificación, conformado por los y las estudiantes (y docentes) que pudieron acceder a equipos de conexión remota, internet, acceso a plataformas y una familia que les apoyara en casa, en la adecuada comprensión de las dinámicas, procesos y manejo tecnológico para la transición de lo presencial a lo virtual. La evidencia empírica señala que este fragmento fue el más pequeño.

El segundo segmento de las estratificaciones tuvo conformado por aquellos estudiantes (y docentes) que tuvieron acceso a equipos de conexión remota, plataformas e internet, pero no contaron con un familiar o amigo que les apoyara en la transición de lo presencial a lo virtual. Este grupo debió aprender por ensayo y error y en muchos casos se limitaron a aprender lo mínimo.

El tercer segmento fue conformado por aquellos estudiantes (y docentes) para quienes fue imposible acceder a computadoras, internet y plataformas, por lo cual su vínculo pedagógico se limitó a acceder a la televisión y radio educativa, ocasionalmente mensajería de texto, guías impresas. Este grupo numeroso de estudiantes comenzaron a tener la percepción que había una educación de menor calidad para ellos, motivado a su origen social.

El cuarto segmento, conformado por estudiantes (y docentes) que no sostuvieron ningún vínculo pedagógico durante la pandemia, ya fuera porque vivían en zonas remotas, de difícil acceso, rurales e indígenas para quienes la pandemia del COVID-19 fue como una especie de largo periodo de oscuridad.

A la vuelta a la presencialidad esta fragmentación muestra sus estragos pedagógicos. Por ejemplo, ahora, cuando un(a) docente de cuarto grado le pide a su grupo de alumnos en una escuela urbana en la cual convergen estos grupos poblaciones, que le traigan al día siguiente una exposición sobre los movimientos del corazón, las respuestas tienden a ser diferenciadas. Para los y las estudiantes del primer segmento, esta solicitud del maestro es una oportunidad para hacer una presentación multimedia, integrada a ChatGtp que pueda responder las interrogantes de sus compañeros. Para quienes están en el segundo segmento, la solicitud es una nueva oportunidad para visitar Wikipedia o el rincón del vago y hacer el trabajo a partir de esos referentes. Para quienes quedaron en el tercer segmento, la respuesta posible es hacerlo en papel bond o cartulina, a sabiendas que algunos compañeros se burlaran de su precariedad. Para quienes están en el último segmento, una solicitud de este tipo los desnuda en sus condiciones de dificultad y piensan en la enorme dificultad de poder hacerlo.

Esta fragmentación es un ataque certero al derecho a la educación y, es un desafío infranqueable para los modelos de gestión pensados para estudiantes con características más uniformes.

Lo que parecía ignorancia supina de los y las decisoras(es) terminó siendo un alineamiento de los gobiernos de la región con el proceso de estratificación social, propio del desembarco la cuarta revolución industrial.

Exclusión por incapacidad material de acompañar la aceleración de la innovación

Hoy, cualquier política educativa guiada por la equidad debe ser capaz de plantearse el desafío de remontar los efectos de los dos anteriores elementos, si realmente quiere trabajar la derrota de la exclusión.

Como siempre no se trata de declaraciones de intención, sino de dar pasos concretos, rápidos y oportunos para resolver la neo privatización y la estratificación educativa.  Estos pasan por considerar y declarar al internet un derecho humano inalienable, la dotación de equipos de conexión a cada estudiante, en la escuela, para trabajar en condiciones de igualdad, así como la construcción de plataformas propias y actualizar al personal docente en el uso de lo virtual-digital como complemento –no como sustituto- de la presencialidad.

En este sentido, un desafío para la gestión educativa en el presente, lo constituye la conformación de taxonomías vinculadas a las educaciones populares y las pedagogías críticas, que sirvan de base para que programadores alternativos construyan plataformas educativas para el apoyo de la actividad presencialidad, guiadas por la creatividad y el pensamiento crítico.

Auto percepción de estar fuera

Durante la pandemia, solo una minoría de estudiantes puedo sostener el vínculo pedagógico por medios virtuales en condiciones ideales, mientras la mayoría lo hizo de manera precaria y otros no pudieron hacerlo, creando en estos últimos una auto percepción y aceptación pasiva que están comenzando a quedar fuera de modelos educativos con un gran componente tecnológico, lo cual está teniendo un impacto negativo en materia de prosecución escolar.

Quiebre de la capacidad igualadora de las instituciones educativas públicas

Las instituciones educativas públicas en las cuales estudiamos muchos de nosotros(as), hacían un esfuerzo por mitigar las diferencias de origen social, garantizando medios, herramientas y docentes iguales para todos y todas.

El desigual acceso a lo tecnológico, auspiciado y no resuelto por las instituciones educativas está generando una silente y terrible auto percepción de exclusión que puede causar estragos en el corto y mediano plazo en términos de inclusión, cobertura y mantenimiento dentro de los sistemas escolares.

¿Mejor viejo conocido, que nuevo por conocer?

En diciembre de 2019 eran múltiples las críticas a las escuelas y universidades, por su carácter reproductor y alienante, la crítica a las instituciones educativas en el marco del sistema capitalista era muy fuerte.

Sin embargo, el paso por el infierno de lo virtual-digital durante la pandemia, sin formación previa para ello, creó la ilusión que la vuelta a la educación en las aulas dejaba en el pasado la transformación virtual, Quizá por ello, se atenuaron las críticas a los problemas reproductoras de la escuela y universidad, cuando lo que hay que profundizar esas críticas y su correlato en el modelo virtual, asumiendo que el binomio presencial-digital será la dinámica educativa de la cuarta revolución industrial y., que eso demanda pensar la educación liberadora en nuevos contextos.

Lo que ocurrió durante la pandemia fue un Des-Orden en los modelos de gestión educativa del cual apenas si se comienza a salir, tres años después que el virus invadiera nuestra cotidianidad.

8. La transformación digital y los modelos de gestión

¿Qué es la transformación digital?

El Foro Económico Mundial (2016) señala que la transformación digital es un proceso de gestión del cambio, muy complejo, generado por la cuarta revolución industrial.

En la sesión de Davos del Foro Económico Mundial de 2022, se anunciaba que solo en Estados Unidos se iban a invertir 3.000 millones de dólares para garantizar la transición digital del gobierno y la sociedad norteamericana. Esto evidencia la urgencia del cambio en ciernes y la necesidad que tiene el centro capitalista de gestionar el cambio en general y el educativo en particular. El modo de producción requiere ahora, un gran componente de mundo virtual y digital para la reproducción del sistema y para que funcione adecuadamente el capitalismo.

La transformación digital impulsada desde el multilateralismo para los sistemas escolares tiene estas bases iniciales:

  1. plataformas virtuales educativas al estilo de la que han diseñado algunas editoriales educativas, elaboradas con la epistemología de la taxonomía de Bloom para garantizar aprendizaje reproductivo y emprendimiento dentro de los parámetros de la libre empresa.

Lo terrible es que desde las resistencias pedagógicas y las alternativas no se termina de iniciar un debate sobre la necesidad de taxonomías propias y un modelo de plataformas virtuales que garanticen pensamiento emancipador;

  • privatización de los repositorios de contenidos educativos, especialmente los que desarrollan propuestas formativas en formato de cuarta revolución industrial (brevedad, color, imagen en movimiento, curiosidad e hipervínculo).

La llegada de las inteligencias artificiales, capaces de generar contenidos contextuales, está revolucionando la idea de repositorios, pero también generan la posibilidad de construir de manera autónoma otros repositorios digitales que tengan un correlato con el mundo físico-real.

Esto pasa por el necesario debate, respecto a que forma y contenido debe contener un repositorio orientado desde las perspectivas de las pedagogías críticas y las educaciones populares.

  • Outsourcing del desarrollo de software y mantenimiento de redes.  Toda la transformación digital en educación está quedando en manos de las corporaciones.

Resulta urgente y necesario establecer un tejido solidario internacional de ciber activistas, anclados en los territorios, que trabajen auténtico software libre desde una epistemología de educación liberadora, si se quiere realmente plantar resistencias y alternativas ante el avasallamiento de las corporaciones tecnológicas, las bancas de desarrollo y el multilateralismo.

  • Monopolio en el uso de la inteligencia artificial: como ordenador de datos, informaciones y situaciones para proyectar escenarios de gestión y cursos de acción.

Esto demanda la conformación de equipos alternativos, que se fundamenten en una alfabetización liberadora en manejo de algoritmos, que permita construir otro uso de los bloques de datos.

Estos cuatro elementos, ante la pasividad e inacción de gobiernos, están construyendo un camino de laureles para la profundización y ampliación de la neo privatización de la educación digital.

Hoy, con reconocimiento biométrico fácil, conexión a internet, inteligencia artificial (IA) y análisis de metadatos, los ministerios de educación, podrían contar en tiempo real, con la información administrativa y de gestión de cualquier aula, plantel, o el volumen real de platos de alimentos suministrados en los comedores escolares, monitorear las inversiones en infraestructura día a día, entre otros muchos aspectos. Ello no se hace, porque colocaría en riesgo el clientelismo, burocratismo y la corrupción. Esta desidia abre las puertas a modelos de outsorcing de supervisión para los cuales el o la docente es solo un número cumpliendo o no, metas y tareas, los cuales se convierten en tuberías para el desagüe de fondos públicos.

La transformación digital está dejando “desnudo” a los ministerios de educación, quienes siguen gestionando como en las dos primeras revoluciones industriales, usando narrativas de la tercera revolución industrial y dejando en manos de privados todo lo referente a la cuarta revolución en materia educativa (plataformas, repositorios, IA, bloques de datos, análisis de metadatos).

Finalmente, emerge el Metaverso como un “espacio educativo” que desde el punto de vista de la gestión educativa se muestra como un camino para disminuir los costos de los procesos de enseñanza y aprendizaje, especialmente lo que se invierte en nómina docente, infraestructura y dotación. El metaverso comienza a ser presentado como una alternativa de gestión educativa, inicialmente bajo la figura de “otros formatos educativos”.

Un docente que trabaje en el metaverso, debe crear su avatar, como los hacemos cuando abrimos una cuenta de correo electrónico y colocamos usuario y contraseña. Señalan los gestores de esta dinámica virtual, que este avatar, mediante análisis de metadatos e inteligencia artificial, se va apropiando de nuestras narrativas, imaginarios y perspectivas de análisis, hasta que ya no aportamos nada nuevo y, entonces, de manera autónoma, el avatar puede actuar las 24 horas del día, dando clases, en múltiples idiomas, sin límites de número de estudiantes simultáneos, sin que les docentes de la vida real lo hayan puesto en marcha.

Señalan que en el metaverso la infraestructura no se deteriora, los laboratorios están “eternamente” dotados de materiales y equipos que se corresponden a programación computacional y realidad aumentada.

Y, como los ministerios de educación no trabajan para construir soberanía virtual ni digital, el metaverso puede terminar contribuyendo a la migración de recursos públicos educativos al sector privado de la tecnología. Esto en términos de gestión puede significar la disolución en la práctica de las capacidades de la institucionalidad educativa existente.

La transformación digital y la gestión educativa nacional

Si cruzamos la cultura evaluativa, los modelos de gestión empresarial y las premisas de la transformación digital, podemos ver grandes tendencias de transformación en la gestión de los sistemas escolares nacionales para los próximos años. Estas se expresan en:

Perspectiva curricular de la transformación digital: el currículo o los planes de estudio pre elaborados, homologados y estandarizados que sustentaron los modelos educativos de las primeras revoluciones industriales quedaran obsoletos para la cuarta revolución industrial.

En este debate, entre las autoridades educativas, hay cuatro tendencias: 1) currículo abierto, orientado por unos pocos estándares que se convierten en indicadores de logro; 2) currículo obligatorio concentrado en el STEM y el resto de contenidos opcionales o de acceso privado; 3) currículo abierto y flexible, con contenidos digitales y plataformas virtuales en formato bimodal; 4) currículo abierto y  flexible con el 100% de enseñanza teórica de manera virtual y la presencialidad solo para emprender proyectos transdisciplinarios. Estos cuatro procesos pueden generar otros o una mezcla de ellos.

Enfoque didáctico de la transformación digital: para el capitalismo cognitivo las didácticas son vistas como las técnicas para lograr enseñar lo que se necesita, con un enfoque de transferencia de información.

Las propuestas didácticas digitales comienzan a migrar van migrando hacia el autocontrol del aprendizaje por parte del estudiante, con materiales modulares interactivos de apoyo, soportados en formatos digitales que tiendan a la brevedad, la conexión escalar, imagen y sonido conforme a los avances de neurociencia, preguntas problematizadoras, producciones que generen curiosidad y empatía emocional.

Agenda evaluativa de la transformación digital: el modelo evaluativo en la cuarta revolución industrial emerge como contingente y contextual, orientado al logro y la innovación conforme a las necesidades de la producción altamente tecnologizada.

Solo una parte del conocimiento será el que se desarrolle en la interacción docente-alumno, mientras el resto corresponderá a innovaciones que generen los estudiantes en la misma dirección del aprendizaje previsto. Ello implicaría la formación de un nuevo estilo pedagógico y de formación de formadores, que pretende emular los equipos creativos de las empresas tecnológicas.

Estilos de planeación de la transformación digital: la planeación de la acción escolar será cada vez más de carácter participativo, entre docentes, estudiantes y familias, con el criterio de satisfacción del cliente.

Sin embargo, las necesidades del cliente serán modeladas mediante producciones diversas del complejo industrial cultural, usando los bloques de datos como unidades para a toma de decisiones, con escenarios construidos a partir de análisis de metadatos y toma de decisiones acompañadas por la inteligencia artificial, donde lo humano es solo un numero estadístico altamente relacionado.

Modelo de gestión de la transformación digital: en el actual marco de la apropiación de riquezas de las naciones por una minoría, no hay recursos disponibles para garantizar una transformación digital con inclusión de todos y todas. Es decir, contaremos con por lo menos cuatro grupos poblacionales estratificados de estudio, que será una nueva forma de ingeniería social y exclusión sin precedentes.

Para ello, los ministerios de educación van a desarrollar en los próximos años, una combinación de estilos de seguimiento y apoyo para a) modelos educativos de la primera y segunda revolución industrial, b) modelos educativos transicionales de tercera revolución industrial y, c) modelos de limitada inclusión para la educación en formato de cuarta revolución industrial.

Para ello, necesitan destruir la imagen docente 100% presencial y construir un sentido común social que lo importante es la actualización tecnológica, a coste de la desinversión en salarios y condiciones de trabajo del personal académico.

La transformación digital podría ser una gran oportunidad para los pueblos, si estuviera sustentada en la ecuación presencial + virtual= educación crítica, creativa y liberadora de calidad.

Nuestras observaciones, resistencia y críticas a la transformación digital-virtual que postulan las Bancas de Desarrollo, el multilateralismo y las corporaciones tecnológicas, no parten de una negación del impacto profundo de lo tecnológico, sino de la necesidad de acompañar esa vorágine de innovaciones con propuestas sustentadas en los territorios para producir más inclusión, desarrollo integral de la personalidad y justicia social, algo que no vemos en la propuesta.

No nos deslumbra el paisaje de nichos altamente tecnologizados, con luces de neón, circuitos de alta velocidad, computadoras cuánticas, robótica, inteligencia artificial, sistemas de registro y control en big data y bloques de datos trabajados con análisis de metadatos e inteligencia artificial,  donde la ingeniería genética y la neurociencia hagan del aprendizaje conectado a la nube una súper revolución del conocimiento, mientras la mayoría de la población tiene dificultades para acceder al agua, la electricidad, salario justo, servicios de salud suficientes y oportunos y las escuelas no están dotadas para la igualdad social. Eso es simplemente capitalismo salvaje, maquillado con ciber fantasías.

9. ¿Qué hacer?

Entonces ¿todo está perdido?

¡Para nada! … los inmensos bolsones de resistencia y construcción de alternativas desde los territorios, aunque aún muy dispersos son esperanzadores sobre las posibilidades de otra educación posible, que permita el diálogo amigable y constructivo entre presencialidad y virtualidad, donde se privilegie el encuentro humano sin desestimar la alfabetización y creación a partir de algoritmos.  Se trata d construir otros equilibrios para seguir caminando el derecho a la educación en nuevas realidades.

Tal vez por ello Mitra (2022) señala:

“Dibujé un punto en un papel, formulé unas cuantas normas sencillas y, voilá, ya tiene un modelo educativo completamente nuevo y con el que puede marcar una verdadera diferencia para los niños, sea cual sea su situación. Si cree que es imposible, le insto a que abra la mente antes de seguir leyendo. En lugar de recrear la mente con lo que ya sabemos acerca de la educación y adaptarlo a los barrios deprimidos (y, de hecho, a cualquier lugar), tenemos que volver a pensar desde el principio, partir de una idea sencilla (un punto) y empezar a trabajar desde ahí. Ese extraordinario viaje desde un punto solitario hasta la innovación de la Escuela en la Nube es aplicable a cualquier lugar del mundo y a ricos y pobres, pero necesita de una mente abierta y de capacidad de asombro” (2022, p.23)

No comparto el excesivo optimismo de Mitra, porque estamos en una sociedad de clases y no hay respuestas ni propuestas uniformes para quienes pertenecen a clases diferenciadas. Eso sí, comparto el llamado de Mitra a ampliar el horizonte para pensar otra escuela posible en el siglo XXI, que no debe parecerse a la que hemos tenido en las tres primeras revoluciones industriales.

Cambiar no significa que derrumbemos las columnas de las instalaciones de educación presencial para levantar desde sus cenizas una escuela virtual limitada al encuentro digital.

Por ello decimos que en América Latina y el caribe necesitamos abrir un debate sobre la actual coyuntura educativa, que esté fundamentado en las necesidades de nuestros pueblos y una apropiación crítica de la ciencia y tecnología del actual tiempo histórico. Eso no significa negar las tecnologías propias y la cultura tecnológica ancestral, sino generar propuestas de encuentro que permitan evitar el desastre de exclusión educativa, laboral y científica en marcha.

Es urgente hacer un mapeo e inventario de las experiencias de dirección y gestión educativa formuladas desde la lógica de colectivos pedagógicos.

Se requiere que la gestión de nuestros ministerios asuma como un tema de seguridad nacional y de soberanía, el desarrollo de herramientas digitales y virtuales propias, que no solo rompan con el vínculo de expoliación de las grandes corporaciones, sino que desarrollen plataformas virtuales y nubes digitales para contribuir a la generación de pensamiento crítico y una educación emancipadora.

Así como hace 100 años los ministerios de educación iniciaron la larga marcha de alfabetizar en la palabra escrita y la lectura a millones de seres humanos, hoy es impostergable la alfabetización masiva en los algoritmos y la programación computacional, para que esto deje de ser privativo de las corporaciones;

Es preciso avanzar en la construcción de una taxonomía alternativa a las hegemónicas de Bloom y compañía, que solo sirven para consolidar un modelo reproductor de la educación.

Estas tareas demandan un volumen de recursos económicos y presupuestarios muy importantes, por ello, se debe poner en marcha impuestos a las grandes ganancias y fortunas, que permita concretar la renta básica universal y dentro de ella un capítulo a la actualización tecnológica para evitar que los pueblos del sur y la periferia profundicen la exclusión en esta etapa.

El desafío pareciera estar en entender que, o rompemos con la dependencia y el analfabetismo tecnológico, o vamos a ser simples peones en un tablero donde las piezas las mueven las corporaciones tecnológicas y el capital financiero especulativo trasnacional.

¿Solo deseos y buenas intenciones?

La invitación es a pensar juntes,  alternativas ante el panorama descrito.

Como hemos pretendido mostrar en este trabajo, el vínculo entre la aceleración de la innovación científica-tecnológica y la educación es central y, dentro de esta mirada construir perspectivas y propuestas de gestión alternativas a las que requiere el mercado resultan fundamentales para pensar en una educación al servicio del pueblo.

Ahora bien, esto no puede implicar aceptar y sumarnos a la locura del modelo educativo de gestión tecnológica basada en la inteligencia artificial, big data, análisis de meta datos, bloques de datos, que conduce al progresivo desmantelamiento de la educación pública presencial. Pero tampoco, darle la espalda a la innovación científica-tecnológica como si las instituciones educativas fueran una dejavu de las órdenes religiosas. Por ello, enunciaremos algunos de los ejes de resistencias y en defensa del derecho a la educación, que consideramos contribuyen a destrabar el debate:

  1. Gremios y sindicatos de trabajadores de la educación en el centro de la estrategia: un efectivo y realista trabajo de resistencia a la ofensiva neoliberal sobre la educación solo es posible articularla internacionalmente si logramos sumar la voluntad de los gremios y sindicatos docentes, con influencia de masas. Por supuesto que, en sinergia con los colectivos de educaciones populares y pedagogías críticas, que trabajan en las instituciones educativas y los territorios.
  • Formación para la disolución de la brecha epistémica: en este trabajo hemos insistido en los problemas que tiene un sector importante de la academia y las resistencias al modelo neoliberal, para comprender el largo y lento proceso de vinculación de los sistemas escolares y la educación a la lógica empresarial y económica del capital.

Sin romper esta brecha epistémica resulta imposible entender como la transformación digital es el camino para intentar disolver o reducir a su mínima expresión la educación presencial.

Este trabajo de formación debe ser parte de una estrategia internacional, de alianza entre organizaciones y colectivos, interesados en impulsar una disputa territorial y regional en favor de la educación pública presencial.

Un capítulo importante en esta tarea lo constituye desarrollar propuestas formativas, respecto a cómo usar lo digital-virtual, como complemento de la presencialidad, en cuya perspectiva los formatos y contenidos resultan elementos sustantivos.

  • La defensa de la presencialidad en el centro del debate por el derecho a la educación: lo cual debe pasar de ser un enunciado, para convertirse en una agenda concreta. Ésta debe partir de romper con la dinámica de neo privatización que se impuso durante la pandemia, garantizando que sea el Estado quien cubra los costos de la conexión a internet, dotación de equipos de conexión, plataformas y repositorios.  En esta perspectiva la autonomía en la programación es fundamental.

Defender la presencialidad implica re-pensar de manera radicalmente distinta a la escuela presencial, conscientes que, en esta coyuntura histórica, el desfase de las instituciones educativas, conspira contra su legitimación social. En esta tarea, es urgente recuperar el propósito asignado por el contrato social, de hacer de las instituciones educativas el espacio privilegiado para la democratización del conocimiento, garantizando con ello que los hijos e hijas de la clase trabajadora, campesinos, asalariados en general, puedan acceder a la ciencia, innovación y tecnología de cada momento histórico, así como a los conocimientos ancestrales, comunitarios y locales.

  • Alfabetización en los algoritmos, bloques de datos, programación y uso alternativo de lo virtual digital. Hasta ahora, las corporaciones tecnológicas han presentado el tema digital-virtual como asunto de ingenieros, informáticos y técnicos, lo cual opera como un dispositivo de exclusión educativa. Se parece mucho a la situación de los textos sagrados cuando llegó la imprenta, y las resistencias que muchos tenían al manejo masivo de sus contenidos porque ello rompía las estructuras de poder.

Así como Freire enfatizó en la alfabetización en la lectura y escritura, para que los pobres y marginados, los oprimidos, pudiéramos acceder al conocimiento, la ciencia y la pluralidad cultural, convirtiéndola en dispositivo de liberación, hoy necesitamos  una alfabetización en algoritmos, bloques de datos, programación y lenguajes operativos, de carácter popular, para convertir en amigable la construcción alternativa de lo virtual-digital, saliendo del circulo vicioso de consumir-criticar lo hecho.

Es urgente que los hijos de la clase trabajadora, se apropien de la informática binaria, la cuántica, la inteligencia artificial, los metaversos, para colocarlos al servicio de un proyecto emancipador y de encuentro con otros seres humanos y la naturaleza.

  • Internet derecho humano universal: alfabetizar para producir conocimiento pasa por considerar al internet como un derecho humano fundamental. La cuarta revolución industrial amenaza con dejar en su despegue, fuera de sus lógicas a por lo menos el 50% de la población mundial.

Esto tendrá un impacto tremendo en el mundo del empleo (reducción de puestos de trabajo, las profesiones (reducción terrible del número de titulaciones válidas), mecanismos permanentes de acreditación y validación profesional, por lo cual no podemos darnos el lujo de ocuparnos del asunto cuando llegue. Es urgente entrarle al tema desde la perspectiva de lo popular y alternativo, como disputa contra hegemónica.

Sin internet, de acceso universal, gratuito y de ancha banda, estaremos condenando a millones de seres humanos a un submundo, al peor estilo de las distopías tan populares en las plataformas de televisión en línea.

  • Una computadora encima de cada pupitre, una antena en cada escuela: Durante las últimas décadas, en Latinoamérica y el Caribe se han ensayado múltiples programas para la dotación de computadores personales para la casa a estudiantes y en menor medida a docentes.

Estos programas se formulan y ejecutan desde una terrible incomprensión de la ruta de neoprivatización, estratificación escolar, exclusión educativa y destrucción de la educación presencial que ha puesto en marcha el capitalismo digital durante las dos últimas décadas.

Al colocar un computador en casa –y no en las escuelas y universidades- se contribuyó a crear las condiciones de posibilidad para el pase a la virtualidad educativa y la destrucción de las instituciones educativas presenciales. Si en cambio, se hubiese dotado a las instituciones escolares de equipos de conexión e internet de ancha banda, durante la pandemia la perdida de vínculo pedagógico habría sido inferior, porque se le hubiese podido prestar un computador a cada estudiante inscrito en escuelas y universidades. Un diagnóstico errado, concluye en resultados terribles, eso fue lo que mostro el año de la pandemia del COVID-19.

Por ello, insistimos en reorientar estos programas hacia la dotación de escuelas y universidades, para que las instituciones educativas recuperen su capacidad de ser centros para trabajar la igualdad, al garantizar condiciones de aprendizaje similares, que, si bien no borran las diferencias por origen social de clase, las mitigan.

  • Construir juntes taxonomías alternativas: cualquier programador informático, que diseñe un programa, plataforma o software, necesita un mapa que le permita guiar su diseño. En el caso de la educación esto se construye a partir de las taxonomías. La inmensa mayoría de las taxonomías educativas conocidas sirven a los efectos de modelos educativos métricos, psicologista y de objetivos conductuales. Por ello, las plataformas que están naciendo tienen estas características, son muy novedosas tecnológicamente hablando, pero su lugar de enunciación es la reproducción del conocimiento, usando dichas taxonomías.

En consecuencia, necesitamos de manera urgente abrir un debate, que desde lo acumulado en educaciones populares y pedagogías críticas, permita atrevernos a reconstruir en lo virtual-digital los múltiples caminos que recorremos para aprender de manera compartida, valorando el aprendizaje en sus singularidades irrepetibles y tomando distancia de cualquier intento de homogenización.

Urgen taxonomías para el pensamiento crítico y la creatividad a partir de los cuales trabajen los técnicos y no al revés.

  • Descurricularizar la pedagogía: En las últimas décadas, con especial énfasis a partir de la década de los setenta del siglo XX, la despedagogización educativa derivó en una curricularización del acto pedagógico. El sistema intento borrar la capacidad docente para construir distintas rutas simultáneas de aprendizaje, por una estandarización, no solo de contenidos sino de formas, tiempos y resultados esperados. Destruyeron con ello la docencia como profesión científica humana, para convertirnos en técnicos de administración curricular.

Así terminamos en una carrera desaforada por dar X o Y cantidad de objetivos diarios, pasando de un área de aprendizaje a otro, como saltan los trapecistas de circo. Esto derivó en una tortura infernal para estudiantes y docentes, cada vez menos preocupados por la alegría de aprender y concentrados por mostrar evidencias de haber aprobado.

La desmemoria lógica de estas dinámicas se convirtió en acusación que el joven llega a la universidad sin haber recibido la formación adecuada, cuando en realidad fue el sistema el que construyó un concepto modular de aprendizajes que dejó de tener la significancia necesaria para colocarlo en el primer plano de la memoria y la práctica cotidiana.

Necesitamos liberar la pedagogía, descurricularizar su uso. El único mecanismo es el currículo abierto, flexible y dinámico construido en clave de colectivos pedagógicos donde interactúan estudiantes, docentes y familias.

Esto adquiere especial relevancia, como alternativa ante la amenaza de modelos de control tutorial guiados por inteligencia artificial, que reproducen la curricularización pedagógica, porque entienden al ser humano y el cerebro como dispositivos maquinales, para los cuales el aprendizaje es solo un producto, una mercancía.

¿por qué, en vez de esos programas gruesos de primer grado, no acordamos por consenso, los propósitos de esa etapa para el aprendizaje, en un formato que no exceda la página, liberando al docente para que, en 200 días de clase, ejecute piezas magistrales de aprendizaje que muestren las distintas formas de aprender y variados usos que le damos al conocimiento?

  1. Repensar las dinámicas pedagógicas en su vínculo con la economía y la política: emprender una tarea de este tipo pasa por superar la etapa ingenua y casta del apoliticismo educativo.  Requerimos construir las herramientas y capacidades para conocer y saber el porqué, de cada política educativa en su vínculo con el modo de producción.

Solo en esta medida se pueden construir resistencias y alternativas realmente eficaces, saliendo de la marginalidad que nos ha caracterizado en los últimos tiempos, donde cada día tengamos mayor capacidad concreta de disputar la hegemonía educativa de la lógica del capital.

  • Currículo abierto: El currículo prescrito tenía razón de ser por los ciclos de innovación que podían durar varias décadas. Un plan de estudios y currícula podía tener vigencia más allá de uno o dos ciclos de innovación. El problema es que ahora los ciclos se han achicado, llegando en algunos casos a hablarse de escasos tres años.

Eso solo hecho, coloca en obsolescencia el modelo curricular vigente. Adicionalmente todos sabemos que hacer una reforma curricular para actualizar los planes y programas, puede tardar entre 5 y 10 años, según el nivel o modalidad educativa. Es decir, al aprobarse la reforma curricular ya han pasado por lo menos dos ciclos de innovación.

En correspondencia con lo expresado en los puntos anteriores, necesitamos desanudar el currículo, convirtiendo al docente que participa en colectivos pedagógicos en el conductor del currículo de contexto. Eso implica dejar de pensar con el método de las taxonomías de Bloom y allanar metodologías para la construcción de consensos educativos, que permitan contar con referentes globales de aprendizaje y adaptaciones con desarrollos locales. Eso se expresa en síntesis y brevedad ¿podremos hacerlo en una o dos canillas de papel, dejando a un lado los enormes programas de estudio?

Liberar a los docentes de la camisa de fuerza del programa prescrito, permite que los trabajadores de la educación vuelvan a ser intelectuales orgánicos, que trabajan el conocimiento más allá de la reproducción, en la creación liberadora.

  • Didácticas contingentes:  “cada quien aprende a matar pulgas a su manera”. Ese adagio popular, tiene plena vigencia para la construcción de formas, rutas y procesos de aprendizaje.  No existe una didáctica única ni universal, ni un camino inamovible para la enseñanza. Cada tema puede obligarnos a cambiar de estrategia didáctica, cada estudiante demanda mecanismos diversos para conocer y emprender, cada docente aprende todos los días de manera variada.

Desarrollar modelos de didácticas contingentes pasa por aprender de manera comparativa y en el tiempo histórico que le correspondió, cada propuesta en relación a la reproducción o creación necesaria para ampliar la ganancia del capital, o las formas de resistencias que fueron surgiendo. Aprendizaje, conocimiento y mercancía son un trípode que debemos aprender a develar para desmitificar las propuestas didácticas y avanzar hacia propuestas que realmente fomenten el pensamiento crítico y la creatividad para la equidad y la justicia social.

  • Evaluación para la equidad y la justicia social: la evaluación se ha convertido en un horrible mecanismo de segmentación y estratificación escolar, que tiene su mayor expresión en los cuadros de honor, y menciones de grado. Necesitamos reconstruir un enfoque evaluativo que no sea punitivo ni segmentador, centrado en el uso que le demos a lo que se aprende, es decir a la transformación social. Todo lo que se aprende debe servir para vivir o para salvaguardar la vida y en consecuencia eso se debe mostrar de manera inmediata, ese tiene que ser el norte de una evaluación para la vida, para el cambio, para la sociabilidad, que tome distancia del paradigma competitivo.
  • Planeación participativa: necesitamos desmitificar y desconcentrar la planificación, convirtiéndola en un acto de encuentro para la cooperación, donde los propósitos de la gobernanza de los de arriba, se subordine a los requerimientos del contexto. En ese sentido, necesitamos retomar lo aprendido en las educaciones populares y las pedagogías críticas respecto a la planificación participativa.
  • Gestión de pirámide invertida:  los modelos jerárquicos suelen ostentar las escalas piramidales de poder. Desde lo alternativo nos hemos acostumbrado a pensar que lo horizontal es el camino, pero ello suele tener la dificultad de las cadenas de mando del aparato gubernamental. Por ello, postulamos el modelo de gestión de pirámide invertida, que haga que los directores, rectores y autoridades manden obedeciendo. En otros trabajos hemos formulado ideas al respecto, así como lo han hecho Marco Raúl Mejía, Martha Harnecker, entre otros. Se trata de romper con los modelos de gestión enunciados en las fábricas y para la construcción hegemónica.
  • Acabar con la separación de las educaciones populares y las pedagogías críticas: Todo lo anterior demanda una alianza estratégica entre las educaciones populares (en plural) y las pedagogías críticas (en plural), rompiendo con la separación insostenible de las primeras como ancladas en las comunidades y las segundas en las instituciones escolares.

De hecho, lo que ha venido ocurriendo en los últimos tiempos es una hermosa hibridación en ambas que hoy nos permite señalar que el cambio solo será posible si nos articulamos quienes pertenecemos a unos de estos campos de las resistencias y las alternativas.

La apuesta por un modelo de gestión educativa de pirámide invertida fundamentada en colectivos pedagógicos

            El recorrido que hemos hecho por los modelos de gestión educativa, en la era del capitalismo industrial, evidenció que estas dinámicas han sido transferencias de las propuestas de conducción empresarial a los sistemas escolares.

            Las escuelas y universidades no son una fábrica, sino espacios para socializar, crear y compartir conocimientos. Tampoco son un fin en sí mismas, sino instituciones con una tarea social vital para la construcción de justicia social, fraternidad, para aprender a convivir, compartir y crear juntos. Son espacios para la emancipación y la liberación.

            En ese sentido, el modelo de gestión no solo es importante, sino que ubica la complementariedad con fines estratégicos  Por ello, insistimos en la construcción, desde abajo, de modelos –en plural- de gestión educativa, que den cuenta de la articulación dialéctica entre lo global y lo local, comprometidos con los intereses, necesidades y expectativas de las mayorías ciudadanas. Por ello, en términos gerenciales planteamos que estas propuestas alternativas de gestión deben fundamentarse en:

  1. La visión: entendida como el proyecto de institucionalidad que modela un futuro de mayor justicia, bienestar e integración comunitaria. Esta visión debe construir un equilibrio ponderado de miradas prospectivas, que se expresen en el mayor consenso posible respecto hacia donde orientar la actividad educativa.

Esta visión no es otra cosa que el acuerdo que se establece, de manera colectiva, en cada institución, respecto hacia donde debemos empujar la institución para lograr desarrollar una educación popular, laica, científica, democrática, participativa y alegre;

  • La Misión: debe ser elaborada a partir del diálogo con la sociedad de entorno, las necesidades de conocimiento, las expectativas de profesores(as), estudiantes y los actores sociales, la resolución de las tensiones generadas por las expectativas previas de docentes y estudiantes respecto a los énfasis del trabajo pedagógico, todo ello vinculado a las misiones definidas por el sistema educativo y el país.  En este último aspecto es muy importante destacar, que desde el punto de vista de la progresión de los derechos las misiones no son límites infranqueables, sino puntos de referencia, que admiten ampliaciones

Es muy importante insistir en la necesidad de trabajar esa misión desde abajo, y no permitir que se imponga desde arriba. Eso solo es posible si establecemos colectivos pedagógicos;

 A partir de ello, es posible establecer un circulo virtuoso dialéctico (en espiral)  que ermita construir participativamente Proyectos Educativos Nacionales, arraigados en los territorios, las instituciones y los anhelos comunitarios.

Es posible hacerlo, se trata de atrevernos

Lista de referencias

-Busquets, Javier (2019 [en sitio web del Foro económico Mundial (2019]. El liderazgo en la era de transformación digital. Disponible en https://es.weforum.org/agenda/2019/02/el-liderazgo-en-la-era-de-la-transformacion-digital/

-Fayol, H (1949) administración industrial y general. Traducción y publicación del artículo de Fayol de 1916. Edición mimeografiada. IPRGR-UPEL.

ISDIS Education (2016) El modelo de gestión de RR.HH de Google. Disponible en https://www.isdi.education/es/blog/modelo-de-gestion-de-rrhh-de-google

-Foro económico Mundial (2016) La transformación digital va de personas. Disponible en https://es.weforum.org/agenda/2016/11/la-transformacion-digital-va-de-personas?utm_content=buffer7256d&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer&fbclid=IwAR3AJFYBXcfXLWuq3F88Q7-GrTk322zjSkLiQayxePTGX6mTu2r236uEjQY

-Mitra Sugatra (2022) La escuela en la nube. Ediciones Paidós. México.

-Museo virtual de la educación (s/f) La enseñanza mutua (finales del siglo XVIII. Primera mitad del siglo XIX). Disponible en https://www.um.es/muvhe/imagenes_categorias/2951_phpxYHZwB.html

-Noro, Jorge E ( s/f) De la casa a la escuela y de la escuela al trabajo. El nuevo orden natural: escuela, taylorismo, vigilancia y eficiencia. Disponible en    https://sd2278b2e0eb07e2d.jimcontent.com

-Robbins, Stephen (1996). Comportamiento organizacional: teoría y práctica. Ediciones McGraw Hill México.

Senge, Peter (1990). La Quinta Disciplina. Disponible en Internet en el enlace: http://gerenciaestrategica.pbworks.com/w/file/fetch/55691078/la%20quinta%20disciplina%20%20peter%20senge.pdf

-Schmidt E & Rosemberg, J (2014) Como trabaja Google. Ediciones Aguilar. México

-Tünnermann B., Carlos (1991) Historia de la universidad en América Latina: de la época colonial a la Reforma de Córdoba. Ediciones CSUCA. Costa Rica.

-Taylor, Frederick Winslow (1911), The Principles of Scientific Management, New York, NY, USA and London, UK: Harper & Brothers

-Zuluaga G., Olga L y Ossenbach S., Gabriela. Compiladores (2004). Génesis y desarrollo de los sistemas educativos Iberoamericanos Siglo XIX Tomo I. Colección Pedagogía e Historia. Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá. Colombia

[1] Doctor en Ciencias Pedagógicas. Estudio postdoctoral en modelos y propuestas de evaluación de la calidad educativa. Estudio postdoctoral en pedagogías críticas y educaciones populares. Profesor extraordinario de la Universidad de Panamá, invitado del instituto McLaren de Pedagogías Críticas y de la universidad venezolana. Pedagogo crítico, autor e investigador. Director del portal Otras Voces en Educación y de Investigación en el Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación. E mail: contacto@luisbonilamolina.com

[2] Conocida como el International Buro Education (IBE), ahora dependiente de la UNESCO, cuya oficina central está en Ginebra, Suiza.

[3] Nacido en la actual Estambul, en ese momento Constantinopla, de familia francesa

[4] Conocido en español como programa internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA

[5] En español ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas

[6] Que se ubicaba como progresista porque recogían muchas de las demandas del movimiento social de la época

[7] Por ello hemos sostenido que cuando gobiernos como el mexicano de Andrés Manuel López Obrador dicen que cambian el ´énfasis de la calidad educativa por la de excelencia educativa en realidad se están refiriendo a lo mismo y lo hacen para simular un cambio de orientación.

[8] Benchmarking: es el proceso de gestión empresarial que toma como referencia los productos, servicios y/o procesos que desarrollan las empresas líderes. El propósito es compararlos (similitudes y diferencias) con las dinámicas de la propia empresa con el propósito de diseñar estrategias de mejora que emulen el patrón seleccionado. Los tipos de Benchmarking son: a) competitivo, b) interno, c) funcional. Las etapas del Benchmarking son: planificación, recopilación de datos, análisis de las diferencias con el modelo escogido, acción o implementación de las mejoras, seguimiento y estabilización de la mejora

[9] Las mercancías elaboradas por pedidos previos deben estar cuando se programó su distribución y venta, nunca después ni antes, pues se quiere ahorra los costes de almacenamiento o por retardo.

[10] se aprende por estímulo, respuesta y gratificación ante la respuesta correcta.

[11] Se aprende para alcanzar algo que se desea o evitar algo que no desea.

[12] Los individuos aprenden por la experiencia de interacción con otros seres humanos o agudizando su capacidad de observación.


[1] Político francés, quien varias veces desempeño la cartera de ministro, siendo además presidente del Consejo de gobierno de ese país, así como presidente de la Asamblea Nacional. Fue el encargado por la UNESCO de elaborar un Informe mundial que diera cuenta de la situación de la educación a escala internacional.

[2] Otros autores la ubican en la década de los cuarenta y cincuenta. En mi caso prefiero ubicarla en esa fecha porque es el momento en el cual la robótica y programación impactan la producción de mercancías, con el uso del robot Unimate

[3] Durante el periodo de guerra fría, el multilateralismo logro construir una imagen neutral de la UNESCO, algo que era totalmente ingenuo, lo cual posibilitó que en materia educativa los procesos de gestión y administración educativa, tendieran a la homologación. Por supuesto que la gran diferencia era la idea de lo público en educación, diferencia que cada día se profundizaría más hasta la caída de la URSS.

[4] https://www.nueva-iso-9001-2015.com/2016/09/desarrollo-concepto-calidad/#:~:text=Deming%20(1988)%20determin%C3%B3%20al%20concepto,cuestionamiento%20hacia%20una%20mejora%20continua%E2%80%9D.

[5] La creación en 1994 del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa (LLECE), adscrito a la OREALC-Chile, institucionalizó las pruebas estandarizadas de aprendizaje del LLECE (PERCE, SERCE, TERCE, ERCE), presentadas como sinónimo del difuso concepto de calidad educativa.


[1] Instituto Internacional de Planeamiento Educativo


[1] Texto elaborado para la editorial Desde Debajo de Colombia, a partir del artículo publicado en la Revista del IAPEM de México en el año 2022.

[2] Doctor en Ciencias Pedagógicas, Postdoctorados en Pedagogías Críticas y Propuestas de Evaluación de la Calidad Educativa. Miembro del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).  Socio de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la educación. Integrante de la Asociación latinoamericana de Sociología (ALAS) y la Fundación Kairos.  Director de investigaciones del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en educación (CII-OVE). Profesor universitario.

Los modelos de administración educativa y su relación con las formas de gestión del modo de producción capitalista

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Venezuela: los pájaros les disparan a las escopetas. La urgencia de un nuevo sindicalismo de clase

Por: Luis Bonilla-Molina 

La situación actual

La lucha por salario digno, mejores condiciones de trabajo y auténtica seguridad social, ha desatado una tormenta sin precedentes sobre el movimiento sindical venezolano. Esta tormenta ha tenido fases: nubarrones, truenos, relámpagos, lluvias, rayos, deslaves y reverdecer.

Los nubarrones oscuros se fueron conformando por la incapacidad de las centrales sindicales, de oposición y gobierno, de conectarse con el clamor de sus bases, en el largo periodo de la peor crisis del mundo del trabajo en el país (2014-2022). En ese periodo, se generaron conflictos localizados y resistencias intermitentes, que trajeron como saldo dirigentes clasistas detenidos, enjuiciados y despedidos, lo cual permitió generar una pequeña acumulación de resistencias que se expresa hoy, entre otros, en el Frente Nacional de Lucha de la Clase Trabajadora (FNLCT)[2], así como en el Comité de Familiares de dirigentes sindicales detenidos.

Los truenos de tormenta hicieron presencia en el panorama político en el año 2021, exigiendo una clara redefinición de los salarios del conjunto de la clase trabajadora. Este clamor se había expresado en años anteriores, pero no con la contundencia pre-conflictiva que se evidenció ese año. Ahora las exigencias de mejoras salariales y laborales iban acompañadas de llamados a organizarse para movilizaciones y huelga, algo que parecía inverosímil ante la parálisis de las centrales sindicales (gobierno y oposición)[3]. En el caso de los y las docentes, los truenos tenían la particularidad de formas diversas de vuelta a la presencialidad luego del periodo virtual de 2020-2021, debido a los costos del transporte urbano, que implicaban para el magisterio un gasto diario en promedio de dos dólares diarios (44 mensuales), con sueldos que no superaban los treinta dólares mensuales.

Los relámpagos no tardaron en llega, mostrando que estábamos en presencia de una nueva etapa en la lucha social venezolana. En la narrativa Bolivariana, el magisterio expresó una auténtica dinámica expansiva de “punto y círculo”, porque sus demandas fueron escuchadas por estudiantes, padres de familia y comunidades del entorno escolar. No contamos con cifras actualizadas de la nómina docente, pero un mínimo de 500.000 docentes, impactaron con sus justas demandas al núcleo familiar propio (promedio de 4 personas por cada uno), las familias de sus estudiantes (promedio de 30 por docente), lo cual fue creando una base social de apoyo superior a por lo menos el 75% del total de la población nacional. Estos truenos retumbaban en todo el tablero político, porque las bases docentes y las simpatías ciudadanas por sus justos reclamos, por primera vez en los últimos veinte años, expresaban consenso entre opositores y simpatizantes del gobierno, fracturando la polarización política que había sido el abono para la gobernabilidad en las últimas décadas.

Las lluvias fueron limpiando el panorama, develando los verdaderos rostros de burocracia (mayoritaria) y dirigencia sindical clasista (minoría, pero conectando con el movimiento de masas).  Las lluvias se fueron expresando, como chubascos, en comunicados y declaraciones, hasta que se tornaron en torrente que fue recorriendo todo el territorio nacional en forma de variadas protestas callejeras. Prácticamente no quedó una ciudad del país sin ser escenario de movilizaciones, algo que hizo tambalear el tablero político, por primera vez desde 1992.

Los rayos, deslumbrando con movilizaciones en las cuales no podía hacerse presente líder político alguno, ni del gobierno ni de la oposición, pero tampoco de las burocracias sindicales, permitió el emerger del poder constituyente como alternativa ante la situación de injusticia laboral del poder constituido (oposición y gobierno). Las cifras del desfalco (robo) de la oposición eclipsaron cualquier posibilidad de resurgir como alternativa, al menos en el corto plazo. La izquierda radical, dispersa y atontada, atrapada en los viejos paradigmas del partido de vanguardia y los frentes de masas, solo atinaba a decir que había que politizar el movimiento autónomo para darle dirección, despreciando la inteligencia colectiva y mostrando cuanto le cuesta a la izquierda radical aprender del movimiento real de masas. La derecha golpista y fascista, aislada y sin conexión real alguna con las protestas, se dedicó a hacer videos que intentaban presentar el movimiento de la clase trabajadora como funcional a su estrategia, contribuyendo al discurso oficial que catalogaba de insurreccional un movimiento de carácter reivindicativo y por justicia salarial.

El gobierno, atolondrado por lo inesperado de los acontecimientos, solo atina a vociferar que todo es culpa del imperio. La sabiduría popular compara la actitud del gobierno con la de un padre de familia despedido de su empleo, quien usa ese argumento por diez años para no llevar sustento al hogar, al final, a pesar de ser cierto, la familia le coloca un ultimátum: o resuelve y se pone a trabajar en una solución pronta o se marcha. Es decir, después de años de sanciones le corresponde al gobierno construir una alternativa que garantice mejor calidad de vida de la población, esta es la encrucijada en la cual pareciera estar entrando el gobierno.

En esta coyuntura, la inteligencia social se expresó en la estrategia comunicacional construida de manera rizomática en las calles, mostrando el estado de penuria y precariedad con la cual vive la clase trabajadora y la situación real de las sanciones. Por una parte, mostrando que resulta insostenible ganar 30 dólares mensuales en promedio, con una cesta básica alimentaria mensual que ronda los 650 dólares, en un país donde un par de zapatos modestos es superior al salario docente promedio mensual.  Como lo mostró la clase trabajadora y los docentes, si bien la Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU) aplicadas por los EEUU y sus aliados a Venezuela, han hecho un daño terrible a la economía nacional, aún con los limitados ingresos que reportan los organismos oficiales, se puede garantizar salarios diez o veinte veces mayores, evidenciando que estamos ante un problema de distribución de la riqueza nacional.

El deslave fue fundamentalmente de la dirigencia gremial y sindical, no solo del sector magisterial, sino del conjunto de las centrales (CBST[4], CTV[5]), de la oposición y gobierno, quienes como “mutantes” tenían un par de años “negociando” a través de las federaciones signatarias la contratación colectiva, sin resultados concretos, llamando a “aguantar”, sin ejercer mecanismos gremiales de presión.

El punto de quiebre lo constituyó la negativa del Ejecutivo a pagar, en julio del 2022, el bono contractual de “vacaciones” a los y las docentes, algo que se limitaron a secundar la mayoría de dirigentes de las federaciones magisteriales, colocándose a la cola del patrono (Ministerio de Educación). El llamado “bono vacacional no era en realidad para viajar, sino un modesto monto que en las actuales circunstancias se convertía en un paliativo para la difícil situación familiar, derivada de un salario mínimo que hoy está por debajo de los siete dólares mensuales. El gobierno argumentaba que no tenía recursos para honrar el compromiso contractual con los y las docentes, mientras a nivel internacional hacía propaganda sobre la recuperación económica del país.

Los y las jubiladas, quienes habían sido militantes estudiantiles en los setenta, dirigentes magisteriales en los ochenta, noventa y comienzos del siglo XXI, jugarían un papel central en la re-articulación del tejido de resistencias docentes. Su experiencia acumulada y la memoria histórica de combates contra la agenda neoliberal resultaron de especial utilidad para activar el movimiento docente de calle.

Con el magisterio en la calle y la burocracia sindical incapacitada para controlarlo y devolverlo a los planteles, el gobierno ofreció salidas intermedias, que pasaron inicialmente por un cronograma de pago en el 2023, propuesta que fue rechazada, y posteriormente la fragmentación del bono en varias porciones pagaderas en distintos momentos del año 2022, oferta que también fue rechazada por los docentes.

Al final, el gobierno tuvo que pagar el bono vacacional en dos porciones, solo semanas después de la fecha que le correspondía. Esta victoria moralizó al magisterio, a pesar que no se logró la eliminación del llamado “instructivo ONAPRE[6]”, ni se anunció un aumento salarial ni la firma del contrato colectivo.

Como respuesta a una demanda judicial que introdujeron algunos dirigentes sindicales clasistas y líderes sociales, contra el “instructivo ONAPRE”, el Tribunal Supremo de Justicia dictaminó que este instrumento no existía[7], conminando a los demandantes a no repetir acciones como estas si no querían ser objetos de sanciones.

Entre septiembre y diciembre, los maestros multiplicaron los grupos de discusión en las redes sociales, realizaron reuniones informales e intercambios, mientras la burocracia sindical seguía reuniéndose con las autoridades del Ministerio de Educación, sin acordar nada significativo para el magisterio.  Esto fue calentando los ánimos, pero la llegada de diciembre, en medio de tremendas limitaciones económicas fue el detonante principal para decidir volver a las calles el 9 de enero de 2023.

Lo más significativo del deslave fue el carácter auto convocado de las protestas, que rompían con los amarres de las burocracias sindicales (oposición y gobierno) y comenzaban a construir lecciones de poder autónomo. Por supuesto que la derecha golpista intentaba “pescar en rio revuelto”, mientras el gobierno hacía lo propio tratando de mantener la narrativa de conspiración imperial, inverosímil ambas porque la real situación de las protestas es reivindicativa, sin dejar por ello de ser políticas, pero no en la lógica de polarización gobierno-oposición de derechas.

La hora del reverdecer y de la primavera magisterial venezolana llegó cuando el gobierno, imposibilitado para conseguir que los maestros desistieran en las protestas y volvieran a las aulas decidió establecer los siguientes mecanismos de presión:

  • apelar a mecanismos de presión institucional de las instancias de derechos de los niños, niñas y adolescentes, argumentando que se estaba violando el derecho al estudio. Los maestros respondieron señalando que el derecho a la vida es superior a cualquier otro derecho y estaba amenazado por los sueldos de hambre.
  • El ex canciller de la República y excandidato a gobernador Jorge Arreaza, anunció que el gobierno estaba estudiando la posibilidad de sustituir a los docentes por estudiantes de secundaria y bachilleres de “chamba juvenil[8]”, mientras duraba el conflicto, algo que fue rechazado por el magisterio.
  • La actitud de confrontación de autoridades educativas de estados como Sucre y Aragua, entre otros;
  • Usar a las direcciones sindicales burocráticas del magisterio, para “sembrar” la peregrina idea que ellas (las federaciones signatarias del contrato colectivo) eran las únicas instancias facultadas para paralizar las actividades, convocar a paros y movilizaciones, asumiendo el triste papel de esquiroles;
  • Generar circulares institucionales en las cuales se convoca a las familias que simpatizan con el gobierno a actuar como caballo de Troya para quebrar el conflicto docente.

Esta ofensiva institucional llevó a los docentes, por centros de trabajo a:

  • Realizar nuevas asambleas con los padres y madres de los estudiantes, para explicar la situación de conflictividad y acordar un cronograma de actividades especiales. En algunos casos se aprobaron actividades puntuales durante un par de días a la semana, pero en la inmensa mayoría las familias decidieron darles total apoyo a las familias, sumándose al paro docente. Este apoyo de las familias a los y las docentes, no tiene precedentes en la historia de la lucha magisterial nacional;
  • Familias y docentes, incluso estudiantes de secundaria en los planteles de su nivel, expulsaron a los estudiantes de secundaria y bachilleres de la misión “chamba juvenil” y a los milicianos[9] (cuerpo militar de reservistas) quienes habían sido enviados a sustituir a docentes en Estados como Mérida, Carabobo, Táchira, Aragua y Guárico;
  • Muchas de las actas de conflicto, levantadas en los planteles, por encima de las instrucciones de las dirigencias burocráticas, fueron consignadas ante los sindicatos y federaciones, como presión desde abajo para que las estructuras sindicales acompañen a las bases.

Evidentemente estamos ante una primavera del movimiento magisterial venezolano, que reconstruye su historia y perspectivas futuras, convirtiéndose en un detonante natural para pensar colectivamente un salto cualitativo en los paradigmas de educación popular, gratuita, científica, de calidad y actualizada. La duración de esta primavera magisterial dependerá de la inteligencia social que se construya colectivamente.

  • ¿En qué fase estamos?

En este momento no existen condiciones jurídicas e institucionales para crear nuevos sindicatos y federaciones sindicales. No obstante, existe un clamor por entender las causas estructurales de la debacle de la dirigencia gremial y sindical docente, lo cual demanda análisis de corte histórico, una tarea pendiente para la intelectualidad e investigadores(as) en ciencias sociales.

Comienza a ocurrir un movimiento desigual y combinado en tres direcciones. La primera, exigiendo renovación de la dirigencia sindical por su carácter burocrático y patronal, a lo que se añade que en muchos casos sus mandatos están excedidos y tienen varios periodos vencidos. Segunda, desafiliarse de sus gremios, como una forma de cuestionar que la burocracia viva de las cotizaciones de los afiliados y no se restee con ellos. Tercer, desentenderse de las estructuras sindicales formales y comenzar a organizar comités de conflicto por la base, algo que aún es muy incipiente.

En medio de esta situación respecto a sus organizaciones naturales de lucha, crece el ambiente de conflictividad mientras no se observan signos desde el gobierno para avanzar en una propuesta de solución a las demandas, especialmente de ajuste salarial. Esto ocurre, mientras se reúne el diálogo tripartito entre el gobierno, la burocracia sindical y los empresarios, bajo la tutela y auspicios de la OIT, con una agenda no muy clara de solución. El sector empresarial, quien se ha visto obligado en muchos casos a pagar bonos en dólares a sus empleados, que oscilan entre 150 y 200 dólares mensuales adicionales al salario, no tendría mayores dificultades para encarar un incremento de este tipo en el conjunto del mundo del trabajo, pero el gobierno sigue atrapado en teorías monetaristas y las presiones de las burguesías (vieja y nueva) por capturar la renta nacional a través de inversiones en infraestructura, inyección de dólares a la banca privada e importaciones, en cuya dirección un aumento salarial les resulta improcedente.

La aspiración más generalizada del magisterio, consiste en alcanzar un aumento salarial equivalente a 400 dólares mensuales, calculados cada quincena al valor de la moneda extranjera el día anterior de la quincena, para evitar que la devaluación de la moneda siga disolviendo cualquier aumento. Además, a nivel estratégico, se aspira a un cronograma de cinco años que permita nivelar los salarios docentes a la media regional, eliminación del instructivo ONAPRE y reincorporación de las primas y beneficios suprimidos y re-construir la ruta de la homologación e indexación salarial.

Lo peor que puede ocurrir es que esta situación intente ser resuelta desde el gobierno por la vía del agotamiento del conflicto, sin que se responda de manera efectiva a las demandas del magisterio, profundizando con ello la crisis de gobernabilidad. El mejor escenario, que el gobierno retome la agenda social y salarial como prioridad estratégica para el desarrollo humano y la auténtica recuperación nacional. Entre uno y otro escenario, existen decenas de posibilidades, lo cierto es que el factor políticamente dinámico, hoy está en la calle.

  • ¿El juego esta trancado?

La política es el arte de hacer posible lo que parece improbable. Partiendo de esta premisa, el gobierno, como en un juego de dominó, tiene que recoger las fichas marcadas y usar un manojo nuevo, que le permita corregir los errores y hacer los cálculos correctos. Aún está a tiempo de evitar que la huelga docente sea el mayor desastre político en su historia.

El poder político tiene la capacidad de modelar los escenarios y esta no es una situación diferente. Reconstruyamos los escenarios posibles.

Escenario uno: liquidar la huelga. Esto implica continuar por el camino de no ceder en un aumento e intentar quebrar la huelga docente, a partir de narrativas políticas ciertas, pero que desconocen la situación material de la clase trabajadora y docentes.  Esto puede ser por varias vías:

  1. Agotar la protesta alargando la situación de manera indefinida. En este caso, tendría un costo político enorme desde el punto de vista electoral y de la hegemonía política. Esto podría significar un giro conservador hacia la ultraderecha de amplios sectores de las masas que hoy se encuentran en el centro político o en espectro del progresismo.
  2. Reiniciar el año escolar hasta que cese el conflicto. Esto trataría de trasladar el costo político a las bases magisteriales e imprimir una derrota de onda larga. Sin embargo, sería tocar lo más sensible de la sociedad, el futuro de niños, niñas y adolescentes y esto puede generar reacciones imprevistas que terminan descolocando aún más al gobierno.
  3. Paquete autoritario de suspensión de garantía de la protesta, movilizaciones y huelga, con el propósito de obligar al magisterio a volver a las aulas. Esto puede dar resultado, pero si no ocurre el efecto previsto podría generar un vacío de autoridad sin precedentes, abriendo paso a un periodo de ingobernabilidad.

Escenario dos: recomponer el tablero preservando a la burocracia sindical y llevar a su mínima expresión las demandas del magisterio. En esta perspectiva, se buscaría una solución intermedia, con el menor coste para el gobierno, que plantea como variantes:

  1. Anunciar un ajuste salarial alrededor de los cincuenta dólares mensuales, presentándolo como una conquista del “acuerdo sensato” entre federaciones sindicales (burocráticas de oposición y gobierno) y el Ejecutivo. Esta salida puede generar un escenario como el de las huelgas de 1991-1992 en las cuales las bases se mantuvieron en las calles y obligaron a una re-negociación en los términos que demandaba la mayoría, lo cual significó un duro revés para el gobierno de ese momento.
  2. Anunciar un ajuste salarial mensual, equivalente en bolívares a un monto entre 100 y 300 dólares, pagaderos al valor del mercado cambiario el día anterior a la quincena, presentado como una conquista de la burocracia sindical. Este escenario puede desmovilizar temporalmente sin descartar otras olas de conflicto los próximos meses, pero permitiría reiniciar las actividades académicas.
  3. Anunciar un ajuste del salario mensual alrededor de los 300 dólares al cambio del día anterior a la quincena, acompañado de un decreto de elecciones sindicales del magisterio en el periodo 2023-2024, con la intención de canalizar el descontento hacia la renovación sindical, tratando de volver a encauzar y regularizar los mecanismos de representación y negociación. Este escenario es altamente improbable debido a la visión sindical burocrática del gobierno y la oposición. De aplicarse podría abrir las puertas a la renovación democrática del gobierno y las oposiciones.

 Escenario tres: corregir el impacto electoral y en la hegemonía política producto del conflicto docente.

  1. Producir un ajuste del salario docente de acuerdo al costo de la canasta básica familiar (alrededor de los 650 dólares mensuales), establecer un cronograma de recomposición salarial, volver a las normas de homologación hasta llegar a la indexación salarial, todo ello a partir de un acuerdo de exigencia magisterial unitaria (gobierno y oposición) de cese de las criminales Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU). Este escenario es altamente improbable porque sustrae al juego gobierno-oposición de la ruta de construcción de un nuevo modelo de alternancia en el gobierno, algo que tiene simpatías en ambos sectores.

Como lo señalamos, estos escenarios admiten combinaciones, pero en la medida que se mezclan su eficacia política disminuye. El juego no está trancado, por el contrario, es hora de poner en juego la inteligencia política, tanto del magisterio en la calle peleando por sus justos derechos, como de parte del gobierno. Veremos que ocurre


[1] Doctor en Ciencias Pedagógicas, Postdoctorados en Pedagogías Críticas y Propuestas de Evaluación de la Calidad Educativa. Miembro del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).  Socio de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la educación. Integrante de la Asociación latinoamericana de Sociología (ALAS) y la Fundación Kairos.  Director de investigaciones del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en educación (CII-OVE). Profesor universitario.

[2] En el cual tiene fuerte presencia la CUTV (Comunista) y las expresiones autónomas del sindicalismo clasista

[3] Con excepción de la vieja CUTV, controlada por el PCV, muy debilitada y disminuida en su influencia real en movimiento de masas de la clase trabajadora.

[4] Central Bolivariana Socialista de Trabajadores, vinculada al gobierno.

[5] Central de Trabajadores de Venezuela, vinculada a la oposición, especialmente a Acción Democrática (AD) y COPEI

[6] Directrices emanadas de la Oficina Nacional de Presupuesto, que suprimieron importantes conquistas salariales, como bonos y primas de sobre sueldos, que por la legislación venezolana tienen incidencia en aumentos, aguinaldos y prestaciones sociales.

[7] El argumento fue que los demandantes no anexaron el mencionado instructivo, que en realidad eran ordenes que formulaba el órgano central de presupuesto, por vía telefónica, mensajería de textos y en unos pocos casos correo electrónico, a las autoridades del Ministerio de Educación y Rectores Universitarios. Estas instrucciones implicaron desmejora salarial, producida de manera unilateral por el Ejecutivo, violando incluso la contratación colectiva de los docentes.

[8] Programa de empleo parcial para jóvenes estudiantes de escasos recursos, en su mayoría vinculados a la juventud del partido de gobierno (PSUV).

[9] Muchos de ellos sin formación profesional ni técnica. La reserva son en su mayoría gente humilde y de pueblo, obligada por la debida obediencia de la disciplina militar, a cumplir órdenes como estas.

Venezuela: los pájaros les disparan a las escopetas. La urgencia de un nuevo sindicalismo de clase

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