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El suicidio en la edad escolar

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

En la escuela, es igualmente importante que maestros y personal estén capacitados para identificar y atender estos signos.

«No siempre podemos ver el dolor que las personas sienten, porque el dolor no siempre es físico. Aprende a escuchar las palabras no dichas y a entender las miradas esquivas.» — Anónimo

En el México contemporáneo, nos enfrentamos a un desafío que trasciende las barreras de la edad, género y clase: el suicidio en niñas, niños y adolescentes. Las cifras no mienten; el alarmante aumento de jóvenes que consideran o intentan quitarse la vida es una llamada de atención urgente.

Es un error social considerar el suicidio como un tabú, un tema que se debe esconder y nunca discutir. Al contrario, el silencio solo perpetúa el estigma y la soledad que sienten aquellos que contemplan este acto. Hablar del suicidio no significa fomentar la idea, sino abrir un espacio seguro donde aquellos que lo consideran pueden sentirse escuchados y comprendidos, lo que puede, en muchos casos, ser un primer paso crucial hacia la recuperación.

Las redes sociales y la comunicación digital han cambiado la forma en que niños y adolescentes interactúan entre sí, lo que ha llevado a nuevos desafíos como el ciberacoso, que ha sido asociado con un aumento en el riesgo de pensamientos y comportamientos suicidas.

Desde el hogar, es vital que padres y tutores estén prestos a las señales de alerta. La baja autoestima, el aislamiento social, la disminución en el rendimiento académico o cualquier cambio drástico en la conducta son claras banderas rojas. No se trata de invadir su privacidad, sino de mostrar interés genuino, escuchar sin juzgar y reafirmarles constantemente que no están solos.

En la escuela, es igualmente importante que maestros y personal estén capacitados para identificar y atender estos signos. No se puede esperar que docentes sean psicólogos, pero sí se puede esperar que la autoridad capacite e informe y que se fomente un ambiente donde estudiantes sientan que pueden acudir a un adulto de confianza.

Desde las políticas públicas es necesario crear programas especializados, formar docentes, personal médico, trabajo social y oros para detectar señales de alerta, promover la salud mental, acceso a servicios de salud, campañas de sensibilización, apoyo a familias y fomento a la investigación en el tema entre otros elementos para apoyar en el tema.

Como sociedad, es imperativo reconocer y combatir las raíces del problema. Las presiones académicas, sociales, económicas y las expectativas desmedidas que se ponen sobre jóvenes son factores determinantes que contribuyen a su angustia.

Afrontar este reto nos exige a todos ser más empáticos, más observadores y dispuestos a actuar. El suicidio no es un acto de debilidad o egoísmo; es el resultado de un dolor que se siente insoportable. Y ese dolor puede aliviarse cuando nos tomamos el tiempo para entender, para escuchar, y para recordar que la conexión humana es, a menudo, el antídoto más poderoso contra la desesperación.

El tiempo de actuar es ahora. Por cada niña, niño y adolescente que se siente perdido en la oscuridad, recordémosle que hay una comunidad dispuesta a guiarles hacia la luz. Porque cada vida es valiosa, y cada sonrisa recuperada es una victoria para todos. Porque la educación, es el camino…

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Hacia una ética de la tecnología

Por:  Manuel Alberto Navarro Weckmann

¿Estamos creando tecnologías que realmente sirvan al bienestar humano, o nos encontramos en una carrera desenfrenada hacia un progreso sin dirección …

“La esencia de la tecnología no es algo tecnológico”-Martin Heidegger

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha buscado respuestas a las preguntas más trascendentales: ¿cuál es el propósito de nuestra existencia? ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? Estas inquietudes, que solían ser el dominio de filósofos y pensadores, adquieren hoy un matiz adicional con la acelerada evolución tecnológica que marca nuestra era. En un mundo donde los avances en campos tan diversos como la medicina, la mecatrónica, la robótica y la educación transforman y reconfiguran nuestra cotidianidad a un ritmo vertiginoso, emerge una urgencia aún mayor de reflexionar sobre el lugar que ocupamos en este vasto panorama.

El torbellino tecnológico no es sólo una muestra del ingenio humano, sino también un espejo que refleja nuestra visión del mundo y de nosotros mismos. Cada innovación, por más impresionante que sea, trae consigo una serie de dilemas éticos que requieren una mirada profunda y consciente. ¿Estamos creando tecnologías que realmente sirvan al bienestar humano, o nos encontramos en una carrera desenfrenada hacia un progreso sin dirección definida? ¿Es la tecnología una herramienta al servicio del ser humano o, por el contrario, nos estamos convirtiendo en servidores de nuestras propias creaciones?

La clave para abordar estas cuestiones yace en la ética. Una ética que, lejos de ser un conjunto rígido de normas, debe ser entendida como una brújula que oriente nuestra travesía tecnológica. Esta brújula nos invita a recordar que, más allá de los logros y las maravillas de la ciencia, el centro debe ser siempre el ser humano, con sus anhelos, sus temores, sus esperanzas y sus valores. De esta manera, cada avance, cada descubrimiento y cada innovación, en vez de alienarnos, tiene el potencial de enriquecer nuestra experiencia humana, de profundizar nuestro entendimiento del mundo y de fortalecer nuestro lazo con él.

En esta coyuntura, es esencial que como sociedad tomemos un momento para reflexionar, para cuestionarnos, para dialogar. Debemos preguntarnos no sólo “¿qué podemos hacer?” sino, más importante aún, “¿qué deberíamos hacer?”. Porque en ese “deberíamos” se halla la esencia de nuestra humanidad, el reconocimiento de nuestra responsabilidad y el deseo de construir un futuro en el que la tecnología, guiada por una ética sólida, sea verdaderamente al servicio de la razón y del corazón humanos.

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La educación sexual. El elefante en la habitación

 

Las decisiones que tomemos hoy en relación con la educación de nuestras jóvenes generaciones resonarán en las décadas venideras.
«Es más fácil construir niños fuertes que reparar adultos rotos.» Frederick Douglass

La responsabilidad social de educar a las nuevas generaciones no recae exclusivamente en el sistema educativo, sino que es un mandato compartido con las familias, las comunidades y, de hecho, la sociedad en su conjunto. Vivimos en una era de información, donde el acceso al conocimiento es vasto, pero al mismo tiempo, la desinformación y la información dañina también proliferan. Las niñas, niños y adolescentes están expuestos a un flujo constante de datos, imágenes y narrativas, y es nuestra tarea garantizar que estos estén alineados con una educación que les proteja y empodere.

Si consideramos la información sexual, el desconocimiento o la educación equivocada puede tener consecuencias profundas. Los datos son contundentes: la violencia, las violaciones y los embarazos tempranos están arraigados en la falta de educación y en la persistente cultura del silencio que rodea a la sexualidad. Negar el acceso a una educación sexual integral no solo desafía el derecho al libre desarrollo de la personalidad, sino que también perpetúa ciclos de abuso, ignorancia y trauma.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, al respaldar la educación y el conocimiento sobre estos temas, ha reconocido implícitamente el papel de la educación como herramienta de protección. Es un llamado a la sociedad a despertar y asumir esta responsabilidad colectiva. En lugar de censurar o evitar estos temas, es esencial que los abordemos de frente, con honestidad y cuidado, para equipar a nuestros jóvenes con las herramientas que necesitan para navegar en un mundo que a menudo puede ser confuso y peligroso.

No actuar, no informar, es permitir que la ignorancia se arraigue. Es permitir que los perpetradores actúen con impunidad. Es facilitar un terreno en el que las vulnerabilidades son explotadas. Es dejar a nuestras niñas, niños y adolescentes desarmados en un campo minado.

La educación sexual no solo es una cuestión de protección, sino también de empoderamiento. Se trata de permitir que las personas jóvenes entiendan y valoren su cuerpo, establezcan límites, comuniquen sus deseos y necesidades, y tomen decisiones informadas. Al hacerlo, cultivamos individuos que no solo están protegidos contra el daño, sino que también son activos defensores de sus derechos y de los derechos de los demás.

Necesitamos recordar que venimos de una cultura del silencio, en donde todo se esconde y nada sucede, en donde se aprende de amigos, internet, revistas o de actos traumáticos en donde la mayor cantidad de violaciones de menores provienen de familiares y amigos cercanos a la familia, lo que les abre la puerta, pero también les permite exigir un silencio que tanto ha dañado a nuestras familias.

Esta educación no es una opción, es un imperativo. No es solo una cuestión de moralidad o ética, sino de justicia y derechos humanos. Las decisiones que tomemos hoy en relación con la educación de nuestras jóvenes generaciones resonarán en las décadas venideras. Es hora de actuar con valentía, de enfrentar los tabúes y de trabajar juntos para garantizar que todas nuestras niñas, niños y adolescentes tengan el conocimiento, la comprensión y la capacidad para enfrentar y superar los desafíos que les presenta la vida. Porque la educación es el camino…

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Estrategias de prevención digital

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

 

Al reconocer la violencia digital como una amenaza real y poner en marcha medidas preventivas tanto en el hogar como en la escuela, podemos proteger a …

La creciente digitalización del mundo en el que vivimos ha traído consigo innumerables beneficios, como la conectividad global, el acceso inmediato a la información y la facilidad de comunicación. Sin embargo, también ha abierto la puerta a nuevas formas de violencia, siendo una de las más alarmantes la violencia digital en la niñez y juventud.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la violencia digital ha aumentado en los últimos cuatro años, siendo sus propios compañeros de escuela los principales agresores. Este problema se ha exacerbado durante el período de encierro derivado de la emergencia sanitaria, pero no es el único factor. Ante este panorama, es fundamental desarrollar acciones de prevención, detección y gestión de la violencia digital tanto en la escuela como en el hogar.

En la escuela, es esencial, con el apoyo de las autoridades educativas y gobierno, una educación en ciberseguridad, ya que los estudiantes deben aprender a reconocer y manejar situaciones de acoso o violencia en línea; políticas claras contra la violencia digital, es decir protocolos de acción en caso de que se produzca violencia digital entre los estudiantes y ser comunicadas claramente a todos los miembros de la comunidad educativa; promoción de una cultura de respeto y empatía en línea en todas las interacciones, así, los estudiantes deben entender que las reglas de comportamiento en el mundo físico también se aplican en el mundo digital.

Por otra parte y tal vez más importante, en el hogar, las acciones podrían incluir un monitoreo y supervisión del uso de la tecnología, estar al tanto de las actividades en línea de sus hijos, asegurándose de que utilicen la tecnología de manera segura y responsable; un diálogo abierto para fomentar una comunicación abierta con sus hijos sobre sus experiencias en línea, animarles a compartir si están experimentando o presenciando violencia digital; establecer normas y límites claros sobre el uso de la tecnología, los horarios de uso, las páginas que pueden visitar y las actividades que pueden realizar en línea y por supuesto y lo más importante, Usted debe de modelar un comportamiento adecuado en línea, ser respetuoso y navegar seguro para que los niños lo aprendan y lo repliquen.

De poco sirve decirle hacerle saber al menor que debe respetar a las personas en redes si en el hogar observa abiertamente peleas y discusiones privilegiando el que siempre se debe de humillar en las redes sociales, o expresarle que hay que definir horarios y límites cuando Usted pasa todo el día pegado a su teléfono sin ponerle atención o, por supuesto, hablar de evitar la violencia cuando en el hogar visualiza ejemplos concretos de personas que son violentadas a diario por múltiples formas.

Al reconocer la violencia digital como una amenaza real y poner en marcha medidas preventivas tanto en el hogar como en la escuela, podemos proteger a nuestra niñez y juventud de este tipo de abusos y crear un ambiente digital más seguro para todos.

La Educación es el camino…

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Violencia escolar

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

Es fundamental reconocer que la responsabilidad no recae únicamente en el personal educativo, sino en un sistema que debe trabajar de manera conjunta …

Un tema que suele ser recurrente tiene que ver con la violencia y acoso en las escuelas, la cual muestra elementos cuya expresión superficial se da en la escuela, sin embargo, cuenta con profundas raíces en la familia y en el tejido social. Es un argumento que desnuda la realidad que viven día a día en su hogar y colonia, en una normalidad aprendida que simplemente trasladan a la escuela, por lo que un planteamiento erróneo, es buscar criminalizar al personal educativo, promoviendo castigos en los códigos penales, sin ver las razones de fondo y sobre todo evadiendo la responsabilidad con la aplicación integral de soluciones para enfrenar el problema.

Corresponde al centro escolar por supuesto ser el vínculo y el canal para la detección oportuna que permitan favorecer el conocimiento y orientación al promover programas de sensibilización y prevención en todos los niveles educativos, brindando información y herramientas a estudiantes, docentes, padres y comunidad educativa en general. Estos programas deben abordar temas como el respeto, la empatía, la resolución pacífica de conflictos y la promoción de una cultura de convivencia sana.

Para lograr esto, el Estado debe brindar capacitación y formación continua a docentes y personal educativo en la identificación, prevención y manejo de situaciones de violencia y acoso. Esto incluye desarrollar habilidades de comunicación efectiva, gestión de conflictos y promoción de un entorno escolar seguro y respetuoso.

Por otra parte, los diferentes niveles de gobierno deben establecer mecanismos de coordinación entre las instituciones educativas, los servicios sociales, la policía y otros actores relevantes para abordar de manera integral los casos de violencia y acoso, garantizando una respuesta rápida y eficaz, así como la derivación a los servicios de apoyo necesarios.

Así, es esencial que se establezcan políticas y marcos legales sólidos para prevenir y combatir la violencia y el acoso en los centros educativos. Estas políticas deben enfocarse en la protección de los derechos de los estudiantes, establecer protocolos claros de actuación y sanciones adecuadas para los casos de violencia y acoso.

Es claro que la participación de la comunidad educativa, incluyendo a padres, madres, tutores y otros actores sociales, es fundamental para abordar eficazmente el problema. Se deben promover espacios de diálogo, colaboración y participación para buscar soluciones conjuntas y crear un entorno de apoyo y protección para los estudiantes.

Entonces, la solución a la violencia y al acoso requiere de una respuesta integral y coordinada que involucre a diferentes niveles de gobierno, instituciones educativas, docentes, comunidad educativa y sociedad en general. Es fundamental reconocer que la responsabilidad no recae únicamente en el personal educativo, sino en un sistema que debe trabajar de manera conjunta para reconstruir el tejido social y promover entornos educativos seguros y respetuosos. La educación es el camino.

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Ser docente en México

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

«La Escuela Pública, atiende a la población más humilde del país…»

Este 15 de mayo se celebra al magisterio nacional y con ello, mis felicitaciones para quienes, con la vocación, demuestran que vale la pena seguir adelante con sus sueños a pesar de las circunstancias que rodean la profesión que a la vez es la semilla del resto de las profesiones.

La docencia llena, satisface y motiva en el ejercicio mismo, sin embargo, en derredor de esta, por ser una actividad que trabaja con lo más importante de las familias, también es compleja y en muchas ocasiones poco comprendida.

De acuerdo con datos el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) uno de cada dos niñas, niños y adolescentes (NNA) se encuentra en situación de pobreza, y muchas personas se preguntarán ¿Y eso qué tiene que ver? Pues mucho. La Escuela Pública, atiende a la población más humilde del país, y ser pobre no es un pecado, pero eso no solo significa tener mayores carencias en cuanto a vivienda, vestido, alimentación y demás satisfactores básicos, sino que, implica que vivir en esas circunstancias, detonan condiciones que hacen más difícil no solo el aprendizaje, sino todas las condiciones de vida en su conjunto.

Como son peores sus condiciones, pueden experimentar un menor tiempo de atención de sus padres, atención médica inadecuada, baja autoestima, indefensión aprendida, participación en culturas de resistencia, trabajo infantil, menor seguimiento escolar, poco acceso a la lectura, mayor hacinamiento, familias extendidas, posible abuso, ambientes domésticos poco estimulantes, exposición a toxinas antes del nacimiento de madres que fumaron o bebieron durante el embarazo, parto prematuro, mala nutrición, pintura a base de plomo en el hogar, agua de baja calidad, menores condiciones de higiene entre otras muchas situaciones.

Dado que el crecimiento y el aprendizaje tiene como cimiento el desarrollo Neurológico y este necesita la seguridad y certeza del bienestar en el hogar para conducir a los siguientes elementos emocionales del cerebro que le apoyan en aspectos tan claves como las emociones que a su vez conducen para que, en el futuro, se convierta en una persona que lógicamente actúe entre lo que piensa, lo que razona y actúa en la misma dirección, entonces podremos entender las dificultades en el proceso de enseñanza – aprendizaje a las que se enfrenta el magisterio en su día a día.

Todo ello representa retos al personal docente en cuanto a la visión e integración en el contexto, la comunicación con las familias, la falta de apoyo en las actividades de aprendizaje, así como en la complejidad en el desarrollo de sus actividades, a lo que hay que añadir otro tipo de factores externos como lo es el cambio permanente de planes y programas, la sobrecarga administrativa,  la dificultad para acceder a estímulos y asensos, el ser una de las carreras peor pagadas , y por supuesto la lenta pero progresiva y drástica disminución de las vacaciones en los últimos años a pesar de ser una actividad de profundo desgaste mental.

Fuente: https://profelandia.com/ser-docente-en-mexico/

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