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Árbol que crece torcido

Por: Manuel Gil Antón

Hoy, en México, el plagio tiene permiso. Carece de consecuencias. La analogía con el título del cuento de Edmundo Valadés, “La muerte tiene permiso”, vale. El “tumbaburros” dice: plagio es “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias” Así entendido (RAE), consiste en “usar el trabajo, las ideas o las palabras de otra persona como si fueran propias, sin acreditar, de manera explícita, de dónde provienen”. Las comillas que se ponen al inicio y al final de lo que dijo o escribió otra persona, e informar de quién se trata, es indispensable en el quehacer intelectual ético.

“Desde el principio se hicieron mal las cosas; (se definió) a la carrera perfiles, parámetros, indicadores de medición”. Ni la SEP ni el SNTE hicieron bien las cosas. Cuando crearon el INEE, hubo presión para echar a andar las cosas ya: “se obligó a salir muy rápido, no se informó apropiadamente, se creó una estructura sobre la marcha y muy absurda, para evaluar; además, para dirigir el proyecto más importante de la reforma educativa, se puso al frente a un administrador que es muy bueno para ver números, mover plazas, pero nada más”. Se contrató al Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) para que hiciera los exámenes, sin experiencia alguna en evaluación de Educación Básica: “Se les encargó y lo hicieron mal, a la carrera, urgente, mal”. En la evaluación del desempeño, “hubo muchos errores, pifias, en los procesos, en el trato humano hacia los profesores, hubo educadores que exageraron y trataron mal a los maestros. Hubo problemas de logística graves”.

Esto no lo dijo un opositor a, o crítico de la reforma: a quien se cita es a Gilberto Guevara Niebla, integrante de la Junta de Gobierno del INEE (ver: Gerardo González Acosta, La Crónica de Hoy, 17/07/ 2016). A confesión de parte, relevo de pruebas. ¿Se puede sostener que la evaluación, a la que se ha sometido a miles de docentes, es adecuada? ¿Está orientada a que mejoren sus labores cotidianas en el aula? No. Es una imposición para conservar el empleo. Es falaz que sean detalles “de implementación” que no invalidan los resultados.
Además de plagiar, en el sentido de secuestrar la voz y la palabra al magisterio, tratándolo como objeto, no sujeto activo en el proceso de transformación educativa. Profesionalizado (sic) desde la soberbia del poder, lo que contradice el rasgo central de una profesión: se regula por los especialistas en un campo del saber. Anuladas su diversidad, y talento, en la generalización absurda, clasista y racista, de ignorantes. Acusados por las élites de ser culpables de todos los problemas educativos, cuya cura es la evaluación a la trompa talega, hay otro problema serio.cnte sep

En las páginas 43 y 44 de El Modelo Educativo 2016: el planteamiento pedagógico de la Reforma Educativa, firmado por la SEP, se copia, con ligeras variaciones, el párrafo entero de un documento de la OCDE sin entrecomillar, ni referir —siquiera— al trabajo y sus autores. Aparece como texto original sin serlo. “Es sólo un párrafo”. “Un error”. “En otro documento sí se hace la debida referencia” ¿Sin comillas? “No se requieren: si es una traducción se puede parafrasear sin ellas”. Falso. En esos casos se entrecomilla el texto o se cambia la tipografía, se da la fuente y se indica que la traducción es propia o de una versión en castellano. No es un problema “metodológico”. ¿Se cayeron las comillas en la imprenta? Es una falta de honradez intelectual en el documento orientador de la educación del nuevo siglo. “No juzgues al todo por una parte”. Un delito es tal no por su tamaño, sino por su naturaleza.

Varios tipos de plagio, a cual más grave. Al nacer torcida la reforma, no hay modo de enderezarla. Se necesita, pronto, otra, no fincada en la arena del plagio, la mentira y el desprecio.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/arbol-que-crece-torcido/

Imagen: mx.globedia.com/imagenes/noticias/2014/3/17/cortinas-humo-dejan-vislumbrar-futuro-reforma-educativa_2_2016673.jpg

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La plaga y el plagio.

América del Norte/México/Fuente: http://www.educacionfutura.org/

Por: Manuel Gil Anton.

El golpe a la educación en México es severo. La herida que frente al hecho nos deja maltrechos, va más allá de la denuncia del empleo de textos ajenos, como propios, en la tesis que presentó Enrique Peña Nieto para ejercer como abogado con licencia académica y cédula profesional. Es en el amplio espacio del hurto y los fraudes, concebidos como “naturales”, donde podemos, sin olvidar esa trampa, transitar del síntoma a la causa, escapar del mero espectáculo para mirarnos en el espejo.

Comparto rasgos de lo que me ha sido posible atisbar. Calan.

1) “No es para tanto”: no fue escaso el sector social que, una vez enterado del entuerto, se sintió defraudado. “Yo pensé que era algo serio, como el robo de millones”. El delito ocurre, o es grave y merece atención, según la materia de la que se trate y su monto, no por quebrar la norma.

2) “Se trata de errores de estilo en la redacción del texto” explicó la oficina del mandatario, y “sucedió hace mucho tiempo”: la desfachatez transmutada en impericia al redactar. La distancia temporal de lo sucedido se esgrime como coartada para no asumir el atropello, en procura de dirigir la mirada a los motivos de quien desvela la tropelía. La culpa se endosa a quien descubre el timo. La víctima es quien estafó pues lo quieren desprestigiar.

3) “Mira, no sé, este… algo oí anoche… estoy seguro que no es nada serio… lo que sí te digo es que no hay que distraernos de las cosas verdaderamente importantes y trascendentes”: la fuga de quien sabe bien lo sucedido y su gravedad, y no puede ni quiere declarar algo pues impulsa una reforma sin precedentes que sí es crucial. Huye trivializando lo que  finge ignorar, porque, está convencido, lo descubierto tiene la intención de dañar el empeño estructural de gran calado. Por eso no se vale criticar lo que ocurrió: la querella busca perjudicar el futuro de la patria.

4) “No exageres. En todos lados ocurre. ¿Quién no lo ha hecho?”: en la escuela te enseñan a hacer eso, y a rellenar ovalitos de confusión múltiple. ¿A poco no pasa hasta en las mejores universidades? Se diluye la gravedad de lo sucedido porque es lo normal. Lo anormal, rayando en lo estúpido, es no hacerlo. Despierta iluso: estamos en México.

5) “Se cayeron las comillas en la imprenta”: sin comentarios. Sobran.

6) El ruidoso silencio. Pocos medios de comunicación nacionales atienden el asunto. De lo que no se habla no existe. En otros países es concebido como un escándalo y se difunde. Acá no.

Lo que sucedió es parte, una muestra no más, de la plaga: “Calamidad grande que aflige a un pueblo” (RAE). ¿Cuál? La inmensa tolerancia a la impunidad. La convicción de lo irremediable de la transa, el delito, el desfalco, la mentira, la transgresión a las normas y la carencia, e inutilidad, de los más elementales principios éticos si se quiere progresar. Convivimos con dosis de violencia y crueldad crecientes, que van siendo lo cotidiano: ¿cuántos muertos hoy? No tantos. ¿Va a llover?epn_donacion_escuelas-web

Del mismo modo en que ya no nos avergüenzan o indignan la desigualdad y la pobreza, hemos asumido que la corrupción es cultural e inexorable, que la justicia es más improbable que ganar un mundial y, por tanto, ¿qué importancia tiene hurtar palabras a otros y hacerlas mías? Ninguna. La calamidad social que hace intrascendente al plagio, al robo, el hambre, la violencia y tantas fosas, tantos huesos, es directamente proporcional al quebranto de las instituciones. Desampara la honradez. Es ese el problema. Sería el trancazo más fuerte a la reforma educativa, si fuera tal, y tuviera como eje consolidar la moral laica.

No es así. En medio del fango, los que plagian tesis o partes del modelo educativo sin recato alguno, avanzan en lo importante: sus intereses, plagados de miseria humana. ¿Rompemos el espejo o nos miramos? Ahí reside el dilema.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-plaga-y-el-plagio/

Imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/01/Refroma-educativa-EPN-300×179.jpg

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La plaga y el plagio

Por: Manuel Gil Antón

El golpe a la educación en México es severo. La herida que frente al hecho nos deja maltrechos, va más allá de la denuncia del empleo de textos ajenos, como propios, en la tesis que presentó Enrique Peña Nieto para ejercer como abogado con licencia académica y cédula profesional. Es en el amplio espacio del hurto y los fraudes, concebidos como “naturales”, donde podemos, sin olvidar esa trampa, transitar del síntoma a la causa, escapar del mero espectáculo para mirarnos en el espejo.

Comparto rasgos de lo que me ha sido posible atisbar. Calan.

1) “No es para tanto”: no fue escaso el sector social que, una vez enterado del entuerto, se sintió defraudado. “Yo pensé que era algo serio, como el robo de millones”. El delito ocurre, o es grave y merece atención, según la materia de la que se trate y su monto, no por quebrar la norma.

2) “Se trata de errores de estilo en la redacción del texto” explicó la o cina del mandatario, y “sucedió hace mucho tiempo”: la desfachatez transmutada en impericia al redactar. La distancia temporal de lo sucedido se esgrime como coartada para no asumir el atropello, en procura de dirigir la mirada a los motivos de quien desvela la tropelía. La culpa se endosa a quien descubre el timo. La víctima es quien estafó pues lo quieren desprestigiar.

3) “Mira, no sé, este… algo oí anoche… estoy seguro que no es nada serio… lo que sí te digo es que no hay que distraernos de las cosas verdaderamente importantes y trascendentes”: la fuga de quien sabe bien lo sucedido y su gravedad, y no puede ni quiere declarar algo pues impulsa una reforma sin precedentes que sí es crucial. Huye trivializando lo que  nge ignorar, porque, está convencido, lo descubierto tiene la intención de dañar el empeño estructural de gran calado. Por eso no se vale criticar lo que ocurrió: la querella busca perjudicar el futuro de la patria.

4) “No exageres. En todos lados ocurre. ¿Quién no lo ha hecho?”: en la escuela te enseñan a hacer eso, y a rellenar ovalitos de confusión múltiple. ¿A poco no pasa hasta en las mejores universidades? Se diluye la gravedad de lo sucedido porque es lo normal. Lo anormal, rayando en lo estúpido, es no hacerlo. Despierta iluso: estamos en México.

5) “Se cayeron las comillas en la imprenta”: sin comentarios. Sobran.

6) El ruidoso silencio. Pocos medios de comunicación nacionales atienden el asunto. De lo que no se habla no existe. En otros países es concebido como un escándalo y se difunde. Acá no.

Lo que sucedió es parte, una muestra no más, de la plaga: “Calamidad grande que aflige a un pueblo” (RAE). ¿Cuál? La inmensa tolerancia a la impunidad. La convicción de lo irremediable de la transa, el delito, el desfalco, la mentira, la transgresión a las normas y la carencia, e inutilidad, de los más elementales principios éticos si se quiere progresar. Convivimos con dosis de violencia y crueldad crecientes, que van siendo lo cotidiano: ¿cuántos muertos hoy? No tantos. ¿Va a llover?

Del mismo modo en que ya no nos avergüenzan o indignan la desigualdad y la pobreza, hemos asumido que la corrupción es cultural e inexorable, que la justicia es más improbable que ganar un mundial y, por tanto, ¿qué importancia tiene hurtar palabras a otros y hacerlas mías? Ninguna. La calamidad social que hace intrascendente al plagio, al robo, el hambre, la violencia y tantas fosas, tantos huesos, es directamente proporcional al quebranto de las instituciones. Desampara la honradez. Es ese el problema. Sería el trancazo más fuerte a la reforma educativa, si fuera tal, y tuviera como eje consolidar la moral laica.

No es así. En medio del fango, los que plagian tesis o partes del modelo educativo sin recato alguno, avanzan en lo importante: sus intereses, plagados de miseria humana. ¿Rompemos el espejo o nos miramos? Ahí reside el dilema.

Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México. @ManuelGilAnton mgil@colmex.mx

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-plaga-y-el-plagio/

Imagen: ww.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2013/11/epn_donacion_escuelas-web.jpg

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Reforma cardiaca

Por: Manuel Gil Antón

Los gerentes de la reorganización administrativa del sistema escolar mexicano, cuyo eje ha sido el establecimiento de diversos dispositivos de control y vigilancia de los actores, procesos y estructuras del sistema escolar mexicano (restauración renovada del proceder autoritario añejo) a la que han llamado reforma educativa, se han lanzado, con arrojo, a terrenos realmente asombrosos: incursionan, ahora, en el ámbito de la cirugía mayor y se adentran en la Teología.

conferencia-nuño-junioNo estamos frente a una intervención quirúrgica de poca monta: se trata de un trasplante de corazón, procedimiento muy complejo y complicado que, para mayor sorpresa incluye, ahora, otra capacidad: insuflar el alma a su acción política, como dicen que hizo Dios cuando creó al hombre.

A partir de la propuesta de reforma diseñada en los salones del Pacto por México, durante la aprobación constitucional al vapor, y en el diseño sin aseo y puesta en práctica apresurada de las leyes secundarias, se escuchó hasta el cansancio, y por todos los medios, el ritornello oficial y oficioso que a la sazón decía: “la evaluación es el corazón de la reforma educativa”. De tal consigna no se movió el gobierno ni sus aliados hasta hace pocos días: la sístole y diástole del cambio en la educación en el país sería obra, sin duda e inmediata, de la evaluación. Y mandaban al sector de los herejes a los que lo ponían en duda.

De repente, todo cambió. En una operación urgente, de emergencia, merced a la situación crítica por la que atravesaba la reforma, se impuso el trasplante y la mediación divina. Prueba de ello es que el señor secretario Nuño, al comparecer ante la comisión de educación de la Cámara de Diputados hace unos días, modificó el mantra: “El modelo educativo es el alma y corazón de la reforma educativa”. Si se emplea la metáfora del corazón como referencia a la parte sustancial que conducirá a la calidad educativa, la analogía que aquí se hace con el trasplante de este órgano vital echa luz a la incoherencia del modo de hacer las cosas.

La evaluación, se ha argumentado con razón, es un medio, no un fin; el modelo educativo (si es que lo que se presentó como tal lo fuera) ocupa el sitio de un fin, de un objetivo: la prefiguración de un proyecto. Usar a mansalva un martillo, adorarlo y aclamarlo como “el” logro fundamental durante varios años para construir quién sabe qué, y luego detener los carros para enunciar y poner a consulta lo que se quiere construir, muestra que nunca la evaluación fue concebida como el corazón de un proceso educativo de cambio, sino como instrumento de reacomodo político y corazón del mecanismo de control del magisterio, vía la amenaza, bajo el supuesto de que el miedo a perder el trabajo produciría, por pura añadidura, harta calidad.

Ahora resulta que el verdadero corazón y, para no quedarse corto, la mismísima alma inmortal de la reforma es el modelo educativo. Consta el trasplante, pero de inmediato la pregunta brota: sí, como se afirma, aún no se cuenta con él, dado que habrá que consultarlo con todos los interesados en estas semanas para conseguirlo, ¿cuál ha sido la orientación educativa del proceso? Ya no puede ser postulada la evaluación, y el otro motor crucial está construyéndose. Tiene asidero, entonces, la crítica a la carencia de lo educativo en la que es, según su dicho, la transformación de gran calado más importante del actual gobierno.

De este callejón lógico, expuesto en sus propias palabras, no hay salida. Lo bueno es que el viejo modelo, dicen los documentos, era centralista y autoritario, y el nuevo no lo será, sino que se basará en la consulta y el diálogo. Nadie da lo que no tiene, aunque pueda meter el alma a sus prejuicios: durante estos años, han hecho sin falta lo que dicen que no hay que hacer. Sin corazón, ni infarto puede haber.

  • Articulo tomado de: http://www.educacionfutura.org/reforma-cardiaca/
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Primero el pavimento

Por: Manuel Gil Antón

La maestra pregunta: “¿no hubiera sido mejor primero el nuevo modelo educativo y después la evaluación docente?”. El funcionario responde: “¡No estamos en Finlandia! Acá primero se pavimenta y después se mete el drenaje”. Impecable. El cartón de @patriciomonero, del que tomo este diálogo, acierta con la precisión que suelen tener los trazos inteligentes en el pequeño espacio para una ilustración. Implacable crítica, certera analogía y genial  fisonomía de los personajes.
modelo_educativoToca ahora a los que saben de pedagogía y desarrollo curricular, a los que han estudiado durante años la experiencia educativa y, sobre todo, a quienes la viven todos los días —las y los maestros— ponderar la coherencia, virtudes y defectos de los documentos que la SEP dio a conocer como propuesta del nuevo modelo educativo para México. Habrá que estar atentos.

En tanto transcurre la consulta, no está por demás señalar que, precisa y paradójicamente, en el momento de enunciar la iniciativa y llamar a la organización de foros para su discusión, la autoridad aportó el argumento más claro que desnuda la ausencia de guía educativa en la reforma que defendió como tal durante años. ¿Cuál fue el parámetro para examinar, calificar y clasificar a los docentes en distintos niveles, si el modelo previo, como dijo el secretario Nuño, ya no es adecuado para nuestros tiempos? ¿Cómo se valoró la planeación argumentada de una sesión de clase, si el proceder pedagógico mismo está siendo revisado al estimarlo inútil en la actualidad? Al parecer, no sólo se pavimentó antes de colocar los ductos subterráneos, sino que el trazo mismo de la vialidad, su orientación, se determinó sin un proyecto que le diese sentido.Monospat-1658

Malo si fue así, peor si no: en el primer caso, se trata de una incoherencia en los procedimientos y, como la forma es fondo, el fondo invalida la reforma; pero si el proyecto educativo ya existía y dirigió la pavimentación, entonces la consulta no va en serio. Es apariencia: demagogia con olor a naftalina. Ya veremos.

Sin horizonte educativo o con él, soterrado, los gerentes que mueven a México no tomaron la decisión de deshacer la madeja de beneficios políticos impresentables, acordados entre los gobiernos y los mandamases sindicales. Los mostraría como fueron, han sido y son: cómplices sin más. Montaron la mentira de ser víctimas de poderes fácticos (cuando el gobierno sin ética que padecemos, aunque pida, hipócrita, perdón, es el más poderoso y ruin de ellos), culparon al profesorado y mediante la mascarada de la evaluación, impusieron los ejes centrales de la reforma laboral que el neoliberalismo (como proyecto político, no como adjetivo hueco) requiere: destrozar lo colectivo e individualizar las relaciones de cada persona con su patrón: en este caso, entre la administración escolar y cada profesora y profesor (aislados), pugnando por aprobar “examinaciones” personales para conservar el empleo y, si la suerte está del buen lado, ganarse pesos extra además de una distinción que lo escinde de los otros: “soy destacado o excelente… no como tú, insatisfactorio. Aléjate”.

El barranco entre los procesos de evaluación y la práctica cotidiana es enorme. Avanzar no implica cambiar y mejorar lo que se hace día con día junto con otros, sino el porcentaje de aciertos de cada quien en complicados crucigramas: procesos que ponen a prueba la confluencia con la idea de instrucción de moda, y sus preceptos, que destrozan al hecho educativo nuevo y necesario.

El cambio es administrativo y laboral, sí, pero con fuerte impacto en la educación. La reforma no es educativa pero limita su posibilidad. Esa es, entonces y en el fondo, su orientación y sentido. Tal perversión es la que pavimentaron. Habrá que poner vereda, adoquines o piedra bola educativa para otro lado. Y pronto.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/primero-el-pavimento/

Imagen: http://static.animalpolitico.com/wp-content/uploads/2015/06/Acapulco_Evaluacion_Magisterial-1-1.jpg

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El chasis del camión

Por Manuel Gil Antón

Gilberto Guevara Niebla, invitado por el diario Reforma, publicó el pasado 13 de julio un texto al que tituló: La Reforma y la metáfora. El consejero de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para le Evaluación de la Educación (INEE) se re ere a “la metáfora utilizada varias veces en la que se representa a la educación como una carcacha en condiciones desastrosas”. Se puede revisar esta alegoría en un artículo publicado en EL UNIVERSAL por este escribidor el 31 de agosto de 2013, y también en un video de El Colegio de México del 10 de septiembre del mismo año.

Hace ya casi tres, y contando. A juicio de Guevara la metáfora es útil, “pero la solución que se atribuye al gobierno (proveer al conductor de uniforme nuevo) no es correcta”.

Todo lo contrario, arguye: en lugar de cambiar “sólo el aspecto o la apariencia” de las cosas, le entró “a la obra negra que fue arreglar el chasis que estaba desbaratado y amenazaba con desplomar de forma de nitiva al vehículo” Concibe al chasis como la estructura de poder que ha sostenido al sistema educativo durante muchos años: “la administración de la profesión docente plagada de aberraciones, lagunas normativas, controles débiles y prácticas ilegales.

Sobre este podrido chasis se sustentaba la práctica de compra-ventaherencia-regalo de plazas y nombramientos” a clientes, amigos o cómplices “de líderes sindicales y burócratas”. Entonces, prosigue, se decidió acudir a “procedimientos novedosos de mecánica vehicular”: otorgar plazas y puestos de acuerdo al “mérito de cada profesor”.

Para soldar bien el chasis era necesario conocer “con cierto rigor” el mérito (destrezas, competencias, experiencia) de cada profesor. Por lo tanto, fue indispensable montar un sistema de evaluación, a sabiendas que “evaluar es una tarea sumamente delicada y los métodos que utiliza son, siempre, imperfectos”. Para el ingreso, permanencia, promoción o logro de puestos directivos había que “evaluarse”.

El quid del asunto es si el novedoso proceder es adecuado para resolver los problemas que enuncia. Las aberraciones, lagunas normativas, controles débiles y prácticas ilegales a las que re ere el consejero, ¿no debían ser resueltas mediante la aplicación simple de la ley? Era preciso, para ello, emplear recursos políticos y jurídicos pues el nombre del entuerto es impunidad, resultante de acuerdos entre los gobiernos y las cúpulas sindicales para su bene cio, ajeno a la educación.

Esa estrategia tenía un pequeño problema: dejaba en evidencia que la complicidad delictiva la propició el gobierno. Dejaba a las autoridades desnudas, a plena luz, como compinches.

Qué mejor que encontrar, y construir textualmente, a un chivo expiatorio: el magisterio, gremio ahíto de personas ignorantes e indolentes. Tratados como seres sin voz (no mudos, sí enmudecidos) el gobierno acusó al profesorado de los males educativos, diseñó y pactó lasusodicha reforma educativa, y construyó, entre otras cosas, un instituto autónomo que asume como justa, inevitable y positiva, la evaluación dudosa a mansalva.evaluacion-desempeño-docente2

En lugar de enfrentar el problema de la ilegalidad de los acuerdos impresentables, asumiendo su corresponsabilidad, los actuales gerentes del país decidieron usar a la evaluación como instrumento político. Es como emplear un serrucho para quitar tornillos. Herramienta inadecuada, pero útil para ocultar la arrogancia revestida como cumplimiento de la ley, fundada en lo que dicen los expertos: a confesión de parte, relevo de pruebas.

La alegoría del camión sigue en pie. Usar, y de la peor manera, la evaluación para solucionar problemas políticos, no los resuelve.

Lo que consigue es destrozar su sentido como proceso de aprendizaje y mejoría. Eso es lo que ha fracasado, para desgracia del país en que la reforma educativa urge tanto. No más.

Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-chasis-del-camion/

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¿Problema o solución?

America del Norte/Mexico/Fuente:http://www.debate.com.mx/

Por:Manuel Gil Antón

“La reforma (educativa) no es el problema, es la solución”. Un conjunto de organizaciones empresariales y de la sociedad civil lo afirman frente a la coyuntura de tensión y conflicto sociales que enfrentamos. El manifiesto, de acuerdo con sus redactores, se basaba en la defensa de la educación de los niños y la evaluación al magisterio con base en el cumplimiento de la ley.

Se pueden usar los mismos términos en sentido contrario: “la reforma es el problema, no la solución”. A mi juicio, en el fondo, así es. ¿Por qué? Varias razones dan sustento a la ubicación de la reforma (ya claramente no educativa, sino de la administración gerencial y centralizada del sistema escolar) como raíz de las dificultades severas que suceden hoy.

1. Las enmiendas a la Constitución, y los mecanismos legales que se derivaron, tienen un vicio de origen: conciben al magisterio como obstáculo, estorbo y causa exclusiva de las fallas educativas. Por tanto, es un insumo a manejar para que llegue la calidad. Cosas, objetos —acusados todos de ignorantes, pendencieros e impresentables—, era preciso, desde arriba, “profesionalizarlos”.

2. Entonces se cometió otro error de gran calado: si hay algo que destroza la posibilidad de la existencia de una profesión, es que no se organice por parte de los que tienen un saber especializado y realizan una labor de relevancia social. Cuando alguien es profesionalizado (sic) por otro, ocurre todo lo contrario: se impide la emergencia de un sector profesional que se haga cargo de regular la calidad de su trabajo. Se consigue la sumisión a reglas ajenas y externas.

3. La reforma se basa en que hay una, y nomás una, solución: evaluar, con consecuencias en la permanencia, a esos que “se dicen” profesores o maestras. Subyace a este proceso de examinación masiva y apresurada un supuesto: al eliminar la estabilidad en el empleo e incluir la inseguridad como un rasgo permanente (pues la precaria condición laboral garantiza esfuerzo constante) se orilló al magisterio a someterse o perder el trabajo. La amenaza amedrenta, sirve para sojuzgar, pero no para poner las bases de un proyecto educativo. El miedo no es el camino para expandir la “cultura” de la evaluación. Reduce la evaluación a mecanismo de control, no de aprendizaje.

4. Por ello, hacer cuentas alegres y suponer que quienes asistían a las evaluaciones aceptaban sus bondades, subestimó la capacidad crítica de los docentes. Es cierto, un sistema de ingreso pautado es mejor que la venta, herencia o condicionamiento político para obtener una plaza, pero de eso no se sigue que se les acepte como herramienta adecuada para hacer mejor el trabajo diario. Tiende a ser un requisito laboral, un muro a saltar, sin ser arado para sembrar la parcela del trabajo en las aulas.

Estas razones son suficientes para entender por qué la reforma es un problema. La ausencia de oficio político complicó las cosas. Se consideró que habría resistencia en ciertos estados, pero que en los demás pasaría como agua en grifo abierto. Falso: Monterrey, Chihuahua, Juárez, Xalapa, Coahuila, por dar cuenta de algunos sitios, han mostrado que el disgusto y el rechazo a la arrogancia son más amplios. La crítica de los expertos en educación, conocedores del magisterio y su diversidad, fue entregada a la SEP en febrero: no ha merecido respuesta.

Sin reformar la reforma no habrá solución al problema que suscitó. Abrir, en el Legislativo, un espacio para ponerla en pausa y discutirla (como debió haberse hecho) es posible y necesario. Si de ello se sigue cambiarla de plano, o ajustarla, será resultado del debate informado. Es preciso.

Fuente: http://www.debate.com.mx/opinion/Problema-o-solucion-20160701-0270.html

Imagen:

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