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Educación, desarrollo y producción

Por: NOEL AGUIRRE LEDEZMA. 20/03/2022

Por mucho tiempo, así como se han establecido políticas económicas diferenciadas de las políticas sociales, la educación ha quedado al margen de la praxis de la producción, economía y desarrollo. Al predominar el “modelo económico primario exportador”, como fue a lo largo de la República, la educación solo ejerció el rol de satisfactor de necesidades y ha sido considerada un gasto o un servicio social antes que un derecho.

En tiempos de Estado Plurinacional que construye el horizonte civilizatorio del Vivir Bien, este carácter subsidiario de la educación tiene que transformarse radicalmente. Tengamos en cuenta que están vigentes: (1) la Constitución Política del Estado (2009) que reconoce a la educación como un derecho fundamental —fundamento para el logro de otros derechos— y garantiza la educación productiva para todas las personas; (2) la Ley de la Educación 70 “Avelino Siñani-Elizardo Pérez” (2010), que sostiene que la educación es “productiva y territorial, orientada a la producción intelectual y material, al trabajo creador y a la relación armónica de los sistemas de vida y las comunidades humanas en la Madre Tierra,…” y (3) la Ley 1407 del Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025, “Reconstruyendo la Economía para Vivir Bien, Hacia la Industrialización con Sustitución de Importaciones” (2021) que establece: “El futuro está basado en la diversificación económica y la Industrialización con Sustitución de Importaciones, la modernización del aparato productivo, la generación de empleo, una mejor distribución de ingresos…”, que tiene como uno de sus principales ejes a la “Educación, Investigación, Ciencia y Tecnología para el Fortalecimiento y Desarrollo de Capacidades y Potencialidades Productivas”. Por lo tanto, las posibilidades de establecer una interacción estratégica entre Desarrollo y Producción con Educación están planteadas en normas de relevancia, el caso es consolidar la puesta en práctica de estos mandatos desde lineamientos claramente establecidos.

Un primer lineamiento está vinculado a la concepción del Vivir Bien, al replanteamiento del modelo occidental y capitalista que mal supone que desarrollo y economía tienen que generar un crecimiento ilimitado con una cada vez mayor producción, consumo, desecho y acumulación del capital a costa de la explotación del trabajo de las personas y la naturaleza que por contrapartida es finita y está en agotamiento. La dimensión ambiental del Vivir Bien tiene que convertirse en una política prioritaria, todo proceso productivo tiene que ser sustentable, debe preservar la vida de humanas y humanos, así como cuidar la continuidad y regeneración de la naturaleza. Esta concepción tiene que ser parte de todo proceso educativo, más si está vinculado con la producción y desarrollo.

Un segundo lineamiento tiene relación con las concepciones propias del mundo de la educación sustentada en el pensamiento crítico. La educación debe vincular la práctica con la teoría. A título de producción no puede reducirse únicamente a la generación de habilidades motrices, creación de bienes materiales y desarrollo de procesos formativos en laboratorios denominados talleres, casi en formato de simulacro. La educación productiva tiene que crear teoría desde la práctica de los centros productivos propios de la comunidad, de la siembra y cultivo, de la fábrica, del artesano, del centro de investigación, de la producción de arte y cultura, etc., propios del entorno social y económico. La producción tiene que ser entendida como creación material e intelectual, generadora de ciencia y tecnología con justicia epistémica y diálogo intercientífico.

Tercer lineamiento, la educación tiene que interactuar con el territorio y sus respectivos sistemas de vida en el marco de complejos productivos territoriales. El territorio no solo depende de mapas ni de aspectos físicos – geográficos comunes, son la expresión de la historia, cultura y pertinencia de sus habitantes, de los sistemas de vida que existen en la interrelación ser humano —comunidad— naturaleza y cosmos, es en estos ámbitos donde se tienen que identificar las vocaciones y potencialidades productivas y hacerse parte de Planes Regionales de Educación Productiva construidas y ejecutadas mediante acciones intersectoriales y participativas en coherencia con los planes y expectativas de municipios, gobernaciones y de organizaciones sociales, comunitarias y productivas.

Fuente de la información: https://www.la-razon.com

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Aprender a estar bien en sindemia

En la actualidad, muchos investigadores afirman que el COVID-19 en realidad es sindemia y no pandemia. Sindemia, anglicismo derivado de dos palabras: sinergia y epidemia, según su creador, el antropólogo médico Merrill Singer, ocurre cuando “dos o más enfermedades interactúan de forma tal que causan un daño mayor que la mera suma”. No solo enfrentamos una enfermedad de carácter biológico con funestas consecuencias, sino también a una enfermedad social expresada en pobreza e inequidad, carencia o debilidad de servicios básicos, así como con grandes problemas socioemocionales. Asumir un enfoque “sindémico” supone una visión amplia que involucra acciones en el sector salud y en la generación del bienestar físico, mental y social de los individuos y la comunidad, lo que supone estrategias de carácter multidisciplinario, donde la educación tiene un papel fundamental.

El COVID-19 trastocó absolutamente todo, la cotidianidad de las personas y sus familias, y la dinámica de los países y el mundo. Además de afectar la salud y pervivencia, en el sector educativo, ha puesto en serio riesgo la continuidad de los procesos formativos, la protección y bienestar de los estudiantes. También originó un fuerte impacto psicológico en la comunidad educativa, según Unesco, “El cierre de los centros educativos, la necesidad del distanciamiento físico, la pérdida de seres queridos, del trabajo y la privación de los métodos de aprendizaje convencionales han generado estrés, presión y ansiedad, especialmente entre los docentes, el alumnado y sus familias.” El coronavirus, entre otros aspectos, además originó: a) “Fatiga sindémica”, la excepción se alarga y crea incertidumbre causando cansancio expresado en cefalea, ansiedad, insomnio, dolores musculares, pérdida de apetito, temor, además que deriva en maltrato y violencia; y b) “Ensimismamiento tecnológico”, muchos estudiantes han convertido su habitación, la internet y televisión “en su mundo”, perdiendo capacidades de socialización y convivencia. De manera directa, la situación socioemocional de estudiantes, maestros y familias afectó a la calidad de los aprendizajes e incrementó en las tasas de acceso, permanencia y término de los sistemas educativos.

En tiempos que se propone revisar la currícula, leyendo tiempos y contextos, además de cuidar un mejor desarrollo de aprendizajes cognitivos es prioritario que el sistema educativo escuche y entienda la situación de los estudiantes y, de manera sistemática e intencionada, colabore a desarrollar capacidades y habilidades sociales y emocionales que necesitan para relacionarse y desarrollarse en bien de su formación integral. La incorporación de la Educación Socioemocional contribuirá a que los aprendizajes de los estudiantes integren a su vida valores, actitudes y habilidades que les permiten comprender y manejar sus emociones, coadyuvando a construir su identidad personal, cuidado, convivencia, a analizar la realidad y tomar decisiones, y fundamentalmente a ser resilientes, tan necesarios en la actualidad. La Educación Socioemocional es tan importante como aprender a hablar, escribir o cualquier otro conocimiento intelectual considerando que las emociones influyen en cada cosa que hacemos. En tiempos de sindemia las y los estudiantes tienen que aprender a estar bien.

Considerando las consecuencias de la sindemia: ¿Volvemos a la misma educación o hacemos cambios de trascendencia en la currícula y gestión? Por supuesto, para contribuir al desarrollo de capacidades sociales y emocionales de los estudiantes tenemos que realizar ajustes de relevancia en la currícula. Por ejemplo, tenemos que: fortalecer el desarrollo de comunidades en los que los aprendizajes sean construidos en la interacción social; sabernos poner en el lugar del otro desde principios de solidaridad; trabajar en el cuidado y la formación de maestros y familias, su ejemplo ante la incertidumbre es valioso. En el caso específico del desarrollo profesional de equipos directivos y maestros, debemos desarrollar procesos formativos en temas como Pedagogía de la vida y Educación socioemocional.

Lo que es primordial, hay que generar una pedagogía de la vida, donde la vida de todos los seres vivientes sea la base de la construcción de nuevos saberes y conocimientos. En términos de sinergia, la educación debe contribuir a vivir en armonía interna y con la comunidad, madre tierra y cosmos, y a curarnos entre unos y otros.

Fuente: https://www.la-razon.com/voces/2021/12/10/agenda-educativa-2022/

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Agenda educativa 2022

Como efecto de la sindemia del COVID- 19, la gestión educativa 2020, con clausura incluida, fue un año perdido, mientras que el 2021, un arduo trabajo para garantizar la continuidad de las actividades educativas. El resultado es: la calidad de los aprendizajes presenta deficiencias, se debilita la aplicación del Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo (MESCP), las tasas de deserción suben, la inequidad y desigualdad se incrementan, y de manera velada aparece el capitalismo cognitivo sosteniendo que lo virtual es la solución para los problemas de la educación. No es suficiente pasar clases, hay que trabajar en la calidad de la educación. Asumiendo que la educación es un bien público y que 2022 es la oportunidad para revertir esta preocupante situación, he aquí una propuesta de agenda —por ahora para 2022— para reactivar la “revolución educativa” iniciada con la Ley de la Educación 070.

Ante todo, luego de asegurar condiciones para cuidar la salud de estudiantes y maestros, es necesario que en 2022 las clases sean presenciales. Primero, corresponde realizar ajustes al currículo. Hay que dosificar los programas de estudio, concentrarnos en lo imprescindible del 2022 y abrir espacios para reforzar contenidos esenciales no desarrollados en 2020 y 2021, además de nuevas temáticas propias del periodo actual, como la educación socioemocional. Antes de cuidar la cantidad se debe poner énfasis en la calidad de los aprendizajes y en la evaluación que garantice estos propósitos. Segundo, la infraestructura y equipamiento de las unidades educativas deben contar con condiciones materiales para garantizar la bioseguridad de la comunidad educativa, esto es: agua, baños, lavamanos y energía eléctrica; para ello, según la Ley 070, los municipios deben prestar inmediata atención y contar con presupuestos para este efecto. También se debe garantizar la vacunación de los estudiantes.

Tercero, se requiere desarrollar procesos de formación para los maestros en temas como: Educación presencial y uso de la tecnología, Contención de problemas socioemocionales, Educación en, de y para la vida. La educación en periodos de grandes contingencias no puede ser resuelta con un cambio mecánico de instrumentos y técnicas, es necesario repensar la pedagogía y desarrollar otras capacidades en docentes. Cuarto, es necesario contribuir a la capacitación y funcionamiento de los Consejos de Transformación y Producción Educativos y los Consejos Educativos. La educación comunitaria tiene que ser prioritaria para enfrentar los retos a la educación de estos tiempos. Quinto, como complemento a las clases presenciales, hay que generar medidas que garanticen el acceso universal y buen uso del internet, dispositivos y plataformas de la tecnología educativa contemporánea. Este tema es una disputa de la soberanía tecnológica, por lo que se debe crear plataformas y programas en Bolivia para nuestro sistema educativo. Sexto, también es necesario crear programas socio-educativos para resolver de manera inmediata los problemas que nos dejó la sindemia, como la deserción y el retraso en los aprendizajes.

Séptimo, para ser coherentes con el Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025, principalmente para reconstruir la economía y promover la industrialización con sustitución de importaciones, se requieren importantes ajustes a la educación productiva territorial desarrollando planes educativos-productivos regionales. Octavo, hay que restituir la equidad y armonía entre los subsistemas del sistema educativo boliviano, no es suficiente concentrarse en la educación regular, hay que profundizar la transformación de la educación superior y dar mayor atención a la educación alternativa y especial, alfabetización y posalfabetización. Noveno, se tiene que investigar y producir conocimientos sobre: Efectos de la pandemia en la educación, Relación educación-tecnología, Sistematización de buenas prácticas en educación. Decimo, considerando que la sociedad se encuentra en un periodo de crisis civilizatoria acrecentada por la sindemia, ahora más que nunca, hay que cuidar la existencia de los seres vivientes y con ella la vida de los seres humanos, la Educación en, de y para la vida es de primera prioridad. El 2022 tiene que ser el Año de la Revolución Educativa, la calidad, pertinencia y relevancia sociocultural y productiva de la educación deben ser prioridades del debate y construcción de propuestas.

Noel Aguirre Ledezma es educador popular y pedagogo. Fue ministro de Planificación del Desarrollo y viceministro de Educación Alternativa y Especial.

Fuente: https://www.la-razon.com/voces/2021/12/10/agenda-educativa-2022/

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No hay vivir bien en educación si no se descoloniza la educación

Por: Noel Aguirre Ledezma

“…no sólo la escuela sino todas las prácticas e instituciones hegemónicas, es preciso sacarlas del pequeño espacio donde la modernidad capitalista las ha encajado, hay que reconceptualizarlas, apropiarlas y darles un nuevo sentido…”Marcelo SarzuriTweet

Desde una perspectiva general, como menciona Zacarías Alavi, “El colonialismo hace referencia a un territorio dominado y administrado por un conjunto de personas procedentes de un país que van a otro para poblarlo, cultivarlo o para establecerse en él. Se caracteriza por una profunda intolerancia, prejuicios étnicos y sociales de los grupos de poder, hacia la población indígena. La colonización política y económica se articula con la colonización mental. En realidad la colonización mental es un pedestal necesario para consolidar las formas de colonización. En este tipo de colonización la violencia física y psicológica hace que el colonizado se niegue a sí mismo y hasta se deteste profundamente. El colonizado refuerza esta situación al admitir como superior el modo de ser, la técnica, la cultura del colonizador. Así admite la dominación del ajeno. Cuando el colonizado se ha devaluado a sí mismo, duda de su propia potencia y de que su pueblo pueda ser digno de gobernarse a sí mismo”¹.

Aún más, en esta línea de pensamiento, haciendo culto al positivismo y como fieles seguidores del capitalismo industrial, algunos insinuarán que nuestros saberes y conocimientos no son “científicos”.

La descolonización es pensar al revés del colonialismo, es construir la sociedad de iguales, de verdaderamente hermanos, de trabajo y dignidad, de acción rebelde y solidaria con los pueblos, de autoestima por la identidad propia, de política con ética y principios, de despliegue de todas las fuerzas de la sociedad para construir un mundo mejor.

Pero… ¿qué ocurrió con el colonialismo en la educación boliviana?

Las teorías y metodologías sobre educación implantadas en nuestro país fueron copiadas o –en el mejor de los casos- inadecuada e insuficientemente adaptadas. Por ejemplo, esta situación obliga en su momento a Franz Tamayo (Creación de la Pedagogía Nacional) a criticar el “Bovarysmo intelectual”, actitud de intelectuales que sólo se dedican a copiar teorías extranjeras… “hasta ahora ésta ha sido una pedagogía facilísima, pues no ha habido otra labor que la de copia y de calco, y ni siquiera se ha plagiado un modelo único, sino que se ha tomado una idea de Francia o un programa en Alemania, o viceversa, sin darse siempre cuenta de las razones de ser cada uno de esos países”. En periodos recientes, podemos recordar a la Reforma Educativa aprobada mediante Ley en el año 1994, que siguiendo las tendencias mundiales de la educación de ese momento dio prioridad a la educación primaria sobre el resto del subsistema escolarizado y los otros subsistemas, y se adscribió acríticamente a las teorías del constructivismo y al modelo neoliberal.

Asumiendo que la descolonización también es una disputa del poder establecido, la descolonización de la educación contribuye a la construcción de una nueva sociedad y modelo civilizatorio de convivencia plural, por lo que será liberadora, revolucionaria y transformadora.Noel Aguirre LedezmaTweet

La educación fue asumida sólo como las acciones que se realizan al interior de la escuela. Negando que la educación es más que la escuela -mucho más si esta escuela es tradicional- se copió el modelo industrial de los años 1930. Así se trasladaron los horarios, las exigencias de los reglamentos, los uniformes, la diferencia entre el jefe y los trabajadores (profesor – alumno), la rigidez del tratamiento de tiempos y movimientos (que después en la escuela se traducen en contenidos y didáctica) a la escuela tradicional. Pero, fundamentalmente, se constituyó a esta escuela tradicional en un instrumento para perpetuar una sociedad que niega la identidad de los pueblos y la lucha por las transformaciones sociales.

Otra expresión del colonialismo en educación, es la educación dividida en categorías. Por ejemplo, aquella que diferencia la educación privada de la pública, la urbana de la rural, la de los castellano hablantes con la de los indígenas u originarios. En resumen, la educación para “ricos” frente a la de los “pobres”, que también se manifiesta en la diferencia entre los “conocimientos (dizque) científicos” frente a los saberes, obviamente desde concepciones occidentales.

Consientes de esa realidad, en el Estado Plurinacional de Bolivia se comienza a construir respuestas de la Ley de Educación y la Revolución Educativa. Comienza a construirse pensamiento educativo sustentado en lógicas de pensamiento propias de nuestras culturas, que se expresan en las dimensiones vivenciales: Espiritual (Ser), Cognitiva (Saber), Productiva (Hacer) y Organizativa (Decidir), estableciendo relaciones de carácter intercultural entre los saberes y conocimientos propios y de las otras culturas.

Asumiendo que la descolonización también es una disputa del poder establecido, la descolonización de la educación contribuye a la construcción de una nueva sociedad y modelo civilizatorio de convivencia plural, por lo que será liberadora, revolucionaria y transformadora.

La Ley de la Educación, recientemente aprobada el 27 de diciembre, no sólo retoma los principios establecidos en la Constitución Política del Estado Plurinacional cuando sostiene que la “educación es descolonizadora” sino que establece las bases para constituir este postulado en hechos. Por ejemplo, determina las condiciones para construir las pedagogías propias de nuestro Estado plurinacional, es decir las teorías y metodologías bolivianas. Señala que la educación es “transformadora de las estructuras económicas y sociales” (Art. 3; 1), y “liberadora en lo pedagógico porque promueve que la persona tome conciencia de su realidad para transformarla, desarrollando su personalidad y pensamiento crítico” (Art. 3; 14), que desarrolla “los conocimientos y saberes desde la cosmovisión de las culturas indígena originaria y campesinas, comunidades interculturales y afro bolivianas, en complementariedad
con los saberes y conocimientos universales…” (Art. 3; 10) y que tiene que “universalizar los saberes y conocimientos propios, para el desarrollo de una educación desde las identidades culturales”. (Art. 4; 3) Que no queden dudas, descolonizar la educación no es una mirada y acción que se agota sólo en lo endógeno, sino también es la capacidad de entablar, desde nuestra identidad y pensamientos, diálogo “de tú a tú” con “el otro”, con el saber y conocimiento universal.

La Ley no se queda en enunciados teóricos, plantea elementos para construirlos en la práctica. Veamos los más importantes. Plantea la promoción de “la investigación científica… y pedagógica en todo el Sistema Educativo Plurinacional, en el marco del currículo base y los currículos regionalizados” (Art. 6; 20) y crea el Instituto de Investigaciones Pedagógicas Plurinacional “para diseñar y desarrollar estrategias de apoyo a las políticas de transformación del Sistema Educativo Plurinacional” (Art. 87), así como el Instituto Plurinacional de Estudio de Lenguas y Cultura “que desarrollará procesos de investigación lingüística y cultural…” (Art. 88) También propone nuevos roles para los maestros y las maestras, cuando indica que se formarán profesionales “críticos, reflexivos,… propositivos, innovadores, investigadores…” (Art. 33)

Una acción fundamental para cumplir con este propósito será retomar y releer la experiencia de la “Escuela Ayllu de Warisata” (1931), así como recuperar y sistematizar las prácticas y propuestas de las y los educadores y pedagogos que mediante procesos de innovación construyen alternativas a la educación tradicional.

Por otro lado, la Ley, retomando lo que determina la Constitución Política del Estado Plurinacional, frente a la tradición excluyente y discriminadora del sistema educativo determina de manera expresa que “Toda persona tiene derecho a recibir educación en todos los niveles de manera universal, productiva, gratuita, integral e intercultural, sin discriminación.” (Art. 1; 1).

Además, sostiene que la educación “Es universal porque atiende a todas y todos los habitantes del Estado Plurinacional, así como a las bolivianas y bolivianos que viven en el exterior, se desarrolla a lo largo de toda la vida,…” (Art. 3, 3), que es “Diversa y plural en su aplicación y pertinencia a cada contexto geográfico, social, cultural y lingüístico, así como en relación a las modalidades de implementación en los subsistemas del Sistema Educativo Plurinacional” y que “Es inclusiva,… ofrece una educación oportuna y pertinente a las necesidades, expectativas e intereses de todas y todos los habitantes del Estado Plurinacional, con igualdad de oportunidades y equiparación de condiciones, sin discriminación alguna…” (Art. 3, 7).

En suma, de lo que se trata es desarrollar una educación democrática para todas y todos. No solo ello, de manera concreta y directa se plantea programas de educación para las poblaciones en situación de exclusión, por ejemplo, educación para migrantes (Art. 3, 3), educación para personas con discapacidad, con dificultades en el aprendizaje y con talento extraordinario (Art. 5, 14 y 21; Arts. 16 al 27), escuelas en fronteras y educación para personas en situación de vulnerabilidad social (Art. 5, 20 y Art. 15)

Si el colonialismo generó un tipo de personalidad marcado por la discriminación y la creencia que unos son mejores que los otros –corresponde generar otro tipo de personalidad e institucionalidad en el pueblo boliviano. Un pueblo que valore su propia identidad, que tenga la capacidad de establecer desde lo que somos una interacción con los otros países sin complejo alguno, que elimine toda forma de discriminación en la educación.Noel Aguirre LedezmaTweet

Así como el Estado que se construye es Plurinacional, la justicia se hace plural porque se coordina entre la justicia indígena y la justicia ordinaria, el modelo económico boliviano es plural porque reconoce las diversas formas de organización económica: comunitaria, estatal, privada y social cooperativa, en el contexto de la transformación e inclusión, la educación también es plural y, lo que es fundamental, se hace “única en cuanto a calidad, política educativa y currículo base, erradicando las diferencias entre lo fiscal y los privado, lo urbano y rural.” (Art. 3, 4)

Para finalizar, si el colonialismo generó un tipo de personalidad marcado por la discriminación y la creencia que unos son mejores que los otros –corresponde generar otro tipo de personalidad e institucionalidad en el pueblo boliviano. Un pueblo que valore su propia identidad, que tenga la capacidad de establecer desde lo que somos una interacción con los otros países sin complejo
alguno, que elimine toda forma de discriminación en la educación. El reto de “descolonizar la educación” está planteado, no solamente para los actores del sector educativo, sino para el conjunto de la población.


¹ Zacarías Alavi Mamani, Instituto de Estudios Bolivianos de la UMSA, “El Colonialismo Lingüístico y Educativo en Bolivia”. Ponencia presentada en el Simposio : La gestión del multilingüismo: ¿Qué futuro para los idiomas indígenas minorizados?
² Felix Cárdenas Aguilar, “Mirando Indio”, Aportes para el debate descolonizador, 2010

Fuente de la información: https://redclade.org

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Economía y educación técnica en pandemia

Por: Noel Aguirre Ledezma

“América Latina y el Caribe experimentan una crisis sin precedentes en sus mercados de trabajo como consecuencia de la pandemia por COVID- 19. La drástica contracción del empleo, de las horas trabajadas y de los ingresos da cuenta de los significativos efectos de la reducción del nivel de actividad económica sobre la dinámica laboral. El panorama resulta aún más preocupante al considerar que dichos impactos han sido desiguales y que el sendero de recuperación, que lentamente se está vislumbrando en la región, podría ir acompañado de una amplificación de brechas laborales y de ingresos entre los diferentes grupos de población”, comienza afirmando la Nota técnica: Panorama laboral en tiempos de la COVID-19 de la OIT, de septiembre de 2020. Esta constatación, en los indicadores de la gestión 2020, también se presenta en la economía y mercado laboral de Bolivia con relación a la variación negativa del PIB, incrementos en la tasa de desocupación y deterioro de la calidad del empleo, con mayor intensidad en los sectores más vulnerables, y refuerzan el aparente dilema “salud o economía/producción”, tema de debate en la actualidad.

Esta crisis no solo ha afectado a la economía sino también tiene impactos en la educación, para ser específicos en la educación técnica. Al igual que casi todos los sistemas educativos del mundo ha interrumpido las clases presenciales, aunque existen centros de formación que, con grandes dudas y temores, intentan poner en práctica la modalidad semipresencial. Así como se han modificado las prioridades de producción y consumo se han modificado las demandas y condiciones de formación técnica, por ejemplo pregúntese cuántas personas en lugar de adquirir ropa tienen que destinar sus recursos a la compra de medicamentos u otros servicios médicos. Del mismo modo que hay contracciones en el empleo y trabajo, surge la necesidad de plantearse formaciones técnicas alternativas para “reinventarse” en otras actividades laborales. También surgen interrogantes y retos específicos a los procesos de educación técnica, por ejemplo, los estudiantes se preguntan ¿dónde hago mis prácticas si los centros de formación están cerrados?; los maestros reinventan sus formas de enseñanza ante la necesidad de ingresar a la modalidad de educación virtual; estudiantes y maestros sufren por sus dificultades en el acceso, uso y disponibilidad de aplicaciones, plataformas y equipos digitales. Si a la problemática surgida como producto de la pandemia le añadimos las preocupaciones del tiempo pre COVID-19, los retos y también las oportunidades para recrear la educación técnica son grandes y de extrema importancia por su estrecha influencia en la economía, producción, trabajo y calidad de vida.

En términos de la problemática general e integral de larga data, queda por consolidar, más en la práctica que en el enunciado teórico, la transición de la educación técnica, muchas veces reducida a la formación de capacidades manuales, a la educación tecnológica y productiva, a unir práctica con teoría, a una educación profundamente vinculada con la producción, trabajo y territorio; como establecen las bases de la Ley de la Educación 070 “Avelino Siñani- Elizardo Pérez”, la educación tiene que constituirse en “productiva y territorial, orientada a la producción intelectual y material, al trabajo creador y a la relación armónica de los sistemas de vida y las comunidades humanas en la Madre Tierra…” Es tiempo de validar saberes, conocimientos y experiencias de las y los productores, constituir centros de formación que educan y producen en relación con las unidades y comunidades productivas establecidas en el territorio y/o la región.

En tiempos de COVID-19 también es necesario y urgente la realización de diagnósticos y estudios de mercado para reactualizar la oferta educativa y los programas de formación incorporando nuevas áreas curriculares como las vinculadas a lo socio-emocional, establecer convenios y acuerdos con centros de producción para facilitar la realización de prácticas aplicadas a la realidad, desarrollar procesos formativos sobre las concepciones pedagógicas que incorporan la educación virtual, así como fortalecer la dotación de equipos y medios para la educación en línea. Los retos y las oportunidades en tiempos de disrupción impulsan a recrearse y superar todo lo que estamos realizando. La creación es parte substancial de la educación productiva y tecnológica.

Fuente e Imagen: https://www.la-razon.com/voces/2021/06/11/economia-y-educacion-tecnica-en-pandemia/?fbclid=IwAR1q_d7lnBdwFDE6VKiod2uWXzg5QPK6ZxFcbH5KQmFRicm9WnuRL-5QpO4

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Bolivia: Estado Plurinacional, comprender la historia

Por: Noel Aguirre Ledezma

Con mucha razón, Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz, nos dice: “No hay pueblo sin memoria. Un pueblo sin memoria está condenado a ser dominado”. En Bolivia, esa memoria, hecha historia, explica en gran parte el significado del 22 de enero, día de la Fundación del Estado Plurinacional de Bolivia (DS 405 de 20/01/2010) Dos hitos históricos dan fundamento a la concepción y sentido del Estado Plurinacional.

Uno de esos hitos es la fundación de la República de Bolivia. La historia registra que, el 9 de febrero de 1825, el libertador Antonio José de Sucre emitió un decreto que dispone que las provincias del Alto Perú, hoy Bolivia, deliberen su futuro en una Asamblea de Diputados. En esta norma se establece que la asamblea sea conformada por diputados elegidos por “ciudadanos, que en ese momento, constituían los hombres que sabían leer y escribir, eran propietarios de un bien o un ingreso anual de 300 pesos o más; lo que supone que la inmensa mayoría de indígenas y campesinos, obreros y artesanos no eran reconocidos como ciudadanos; por lo tanto, esos sectores sociales quedaron excluidos del proceso; dicho desde otra perspectiva, de los casi aproximadamente un millón de habitantes de las provincias del Alto Perú, participaron como votantes para la elección de los electores un número reducido de habitantes, principalmente los criollos y algunos mestizos que tenían el ejercicio de la ciudadanía, que en ningún caso fue superior al 10% del total de la población” (Rivera S., José). Bolivia se fundó con el concurso de 48 hombres de clases sociales acomodadas, no participaron mujeres, indígenas, originarios, campesinos ni trabajadores. Ese proceso constituyente no fue democrático ni reconoció la diversidad de los grupos poblacionales. Desde ese momento estuvo configurado bajo una concepción de Estado–Nación, con el dominio de una clase social que a título de independencia, en realidad, intentaba gozar de los privilegios que supuestamente dejaban los españoles, institucionalizando la república colonial y monocultural. Como dice Félix Cárdenas, el Estado quedó sin naciones y las naciones quedaron sin Estado.

El segundo hito está antecedido por la larga lucha contra la dominación ejercida en la colonia y república. En la historia reciente tiene sus orígenes en la sucesión de varios hechos como las Marchas por la Dignidad y el Territorio que realizaron los pueblos indígenas de las tierras bajas en los años 90, la “democracia pactada” y los cruentos episodios plenos de movilización popular como la Guerra del Agua de 2000 y “octubre negro” de 2003 que, entre otros temas, puso en agenda la exigencia de convocar a una Asamblea Constituyente. El 6 de agosto de 2006 se instala la Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución, reestructurar el Estado y establecer un nuevo pacto social. A diferencia de 1825, la Asamblea Constituyente estuvo constituida por 255 asambleístas, hombres y mujeres, elegidos por voto democrático; por indígenas, originarios, campesinos, habitantes de ciudades; por profesionales, trabajadores, productores y representantes de organizaciones sociales de nuestra patria. Esta Asamblea Constituyente expresó la diversidad de Bolivia en sus maneras de concebir y entender la sociedad, el Estado, la economía, la política… Es la resolución de uno de los principales asuntos pendientes de 1825, los pueblos, naciones y comunidades tienen un Estado y el Estado representa la diversidad de su población.

La Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia fue aprobada en un referéndum realizado el 25 de enero de 2009, con el 61,43% de los votos. Posteriormente, en ese mismo año, el 7 de febrero, fue promulgada por el entonces presidente Evo Morales.

Por esas razones, desde una lectura crítica, más allá de conceptos y estructuras formales, la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia es la reivindicación, valoración, armonía y convivencia de los pueblos y naciones indígena originario campesinos, pueblo afroboliviano y comunidades interculturales frente a concepciones que intentan hacer prevalecer el dominio de una clase social, una nación, una cultura con rasgos coloniales, de colonialidad y patriarcado. Es cierto que en lo cotidiano y las políticas públicas queda mucho por hacer, pero la siembra está vigente. Bolivia será grande si valora sus orígenes y comprende su historia, así como actúa en consecuencia.

Fuente: El autor escribe para OVE

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Interculturalidad en contexto de transformación: apuntes desde la realidad boliviana

Por: Noel Aguirre Ledezma.

 

“Debemos ser reconocidos como pueblos que viven, no somos pueblos fantasmas”. Testimonio de un indígena participante de la “Marcha por el Territorio y la Dignidad”, agosto de 1990.

“Tal vez ya todos entiendan que nuestro reclamo de Asamblea Constituyente con participación de todos los sectores sociales, sin mediación de los partidos políticos, es lo que necesitamos para empezar a sentirnos parte del país . Tal vez ni nosotros mismos entendíamos muy bien eso cuando empezamos a trabajar juntos: indígenas, campesinos y colonizadores, mujeres y hombres, gentes de tierras altas y de tierras bajas, porque en nuestra historia nunca hemos participado de verdad . Bien dicen que lo que no se vive no se conoce. Nosotros pensamos que es mejor participar en las decisiones que no darnos cuenta de lo que deciden por nosotros. ” Fragmento de la bitácora de la “Marcha por la Soberanía Nacional, el Territorio y Dignidad de los Pueblos Indígenas y Originario”, mayo de 2002.

Interculturalidad, … A primera vista, esta palabra, no su significado, parece ser un término más de los tantos repetidos en el último tiempo, es más se piensa que da lo mismo hablar de interculturalidad en un contexto neoliberal o en un contexto de transformación estructural. Sin embargo, desde la realidad de lo que ocurrió y ocurre en Bolivia, está claro que esta palabra tiene variadas concepciones y comprensiones que responden a los tiempos y los contextos. Es que interculturalidad no puede ser una palabra más sino expresar realidades propias de nuestras naciones y países.

Interculturalidad supone diversidad, pero también desigualdad y conflicto, disputa del poder y una constante pelea contra eufemismos que encubren exclusión antes de inclusión.

1. Puntos de partida para el debate y las propuestas

1.1. Bolivia, entre la Colonia, la República y el Estado Plurinacional

La historia de Bolivia constituye un ejemplo de cómo, a fuerza de pelear en los distintos periodos de opresión, discriminación y exclusión, se construye la concepción de interculturalidad “hurgando y cambiando” aspectos estructurales. Veamos algunos aspectos relevantes de esa realidad…

En una de las principales salas de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, aunque a primera vista parece ser sólo una “inocente y artística pintura”, se encuentra una imagen que expresa el carácter y sentido de la creación de la República de Bolivia.

La Sala Mayor de la “Casa de la Libertad”La Sala Mayor de la “Casa de la Libertad”

La imagen tiene como escenario la Sala Mayor de la “Casa de la Libertad” de Sucre – Bolivia y representa la firma del “acta de la independencia” que da lugar a la creación de la República de Bolivia, el 6 de agosto de 1825. A primera vista se percibe a 30 personas, todos hombres, “ni para muestra existe una mujer”. Es más, todos con excepción de 2 personas, visten terno y hasta una levita, propio de las clases sociales acomodadas de la época, no existe un solo indígena o trabajador. La manera de vestir de todos ellos es uniforme, hasta monótona, es una negación de la diversidad cultural. La excepción son dos sacerdotes, uno de ellos de la jerarquía eclesiástica y se encuentra al lado de quien dirige.

Esta imagen lo dice todo. La República de Bolivia se fundó con el concurso de hombres de clases sociales acomodadas acompañados por dos sacerdotes. Vale la pena resaltar, no participan mujeres, indígenas ni trabajadores. Esa es la imagen de la creación de la República colonial y monocultural, obviamente en este contexto no cabe atisbo alguno de interculturalidad.

Más allá de esa imagen, para entender mejor, repasemos algo de la historia de Bolivia, de la que en distintos momentos nos ocultaron o negaron.

Como escribe José Antonio Rivera Santiváñez, en su texto “Las tendencias del proceso constituyente en Bolivia”, la historia de Bolivia y aún más su creación está marcada por la exclusión y marginación de los sectores sociales mayoritarios. La historia registra que, el 9 de febrero de 1825, el Libertador Antonio José de Sucre emitió un Decreto que dispone que las provincias del Alto Perú, hoy Bolivia, deliberen de su suerte en una Asamblea de Diputados, lo que en el fondo implicó el inicio de un proceso constituyente fundador. En este Decreto, se dispone que la Asamblea “estaría conformada por diputados elegidos en las juntas de Parroquia y de Provincia, cuya elección sería indirecta o de segundo grado, pues los ciudadanos elegirían a cuatro electores por cada Parroquia, para que estos a su vez elijan a los diputados, para ese efecto tenían derecho de voto los ciudadanos, que en ese momento, constituían los hombres que sabían leer y escribir, eran propietarios de un bien o un ingreso anual de 300 pesos o más; lo que supone que la inmensa mayoría de indígenas y campesinos, obreros y artesanos no eran reconocidos como ciudadanos; por lo tanto, esos sectores sociales quedaron excluidos del proceso; dicho desde otra perspectiva, de los casi aproximadamente un millón de habitantes de las provincias del Alto Perú, participaron como votantes para la elección de los electores un número reducido de habitantes, principalmente los criollos y algunos mestizos que tenían el ejercicio de la ciudadanía, que en ningún caso fue superior al 10% del total de la población.”(Rivera S., José Antonio)

Para participar de la fundación de la República, era requisito imprescindible “ser varón ciudadano en ejercicio(saber leer y escribir y tener una propiedad o un ingreso anual mínimo ), con veinticinco años de edad,…”. Así se excluía a mujeres, indígenas, originarios, campesinos, trabajadores, etc., que en su conjunto representaban el 90% de la población. Así, ¿ se podría construir interculturalidad? El proceso constituyente fundador “tuvo una titularidad autocrática y no democrática”(Rivera S., José Antonio), contraria a la posibilidad de reconocer la diversidad, las identidades culturales y con clara actitud excluyente.

En palabras de Félix Cárdenas escritas en su libro “Mirando Indio. Aportes para el debate descolonizador”, “El pecado original de los estados nacionales como Bolivia, es su forma de nacimiento, la visión con la que han sido concebidos… Bolivia, fue un país fundado sin nosotros, pero además, Bolivia fue un país fundado contra nosotros, los pueblos originarios indígenas y campesinos… Bolivia un Estado sin nación y nosotros naciones sin estado…”

Fue así como se fundó y concibió la República de Bolivia, así se aprobó la primera Constitución del naciente país. En sus características fundamentales, esa concepción de República permaneció hasta el 2006; año en el que se inicia a concebir el nuevo Estado Plurinacional. Otra imagen, puede explicar este nuevo periodo de la historia boliviana.

El 6 de agosto de 2006, se instala la Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución y estructurar un nuevo Estado. A diferencia del año 1825, la Asamblea Constituyente está constituida por 255 asambleistas, hombres y mujeres, elegidos por voto democrático; por indígenas, originarios, campesinos, habitantes de ciudades; por profesionales, trabajadores, productores y representantes de organizaciones sociales; por los distintos pueblos, naciones y comunidades interculturales de nuestra patria. A primera vista, hasta en la manera de vestir se expresa la diversidad social y cultural, existen ponchos, polleras, mantas, sacos, corbatas, vestidos, sombreros, lluchus,… En sus deliberaciones se habló en castellano, aymara, quechua, guaraní,…

Esta Asamblea Constituyente expresa la diversidad de Bolivia en sus maneras de concebir y entender la sociedad, el Estado, la economía, la política, la cultura,… es la expresión del Estado Plurinacional, es decir de la complementariedad de las distintas naciones que existen en Bolivia, es la manifestación de interculturalidad, es la resolución de uno de los principales asuntos pendientes del año 1825. Los pueblos, naciones y comunidades interculturales tienen un Estado y el Estado representa la diversidad de su población. La Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia fue aprobada en un Referendo realizado el 25 de enero de 2009 con el 61,43% de los votos. Posteriormente, en ese mismo año, el 7 de febrero, fue promulgada por el Presidente Evo Morales y publicada en la Gaceta Oficial el 9 de febrero, fecha en la que entró en vigencia.

Esta es la base de la concepción de interculturalidad en Bolivia, en esta época, siglo XXI, este es el Estado Plurinacional de Bolivia que revierte los inadecuados e impertinentes conceptos de la República colonial y monocultural.

La “lección aprendida” es que, interculturalidad toca fondo. Por lo menos en la gran mayoría de los países de América, sino en gran parte del mundo, supone repensar la fundación de nuestros países que requieren de un nuevo pacto social. Como esta instituido en Bolivia, la interculturalidad –acá vale remarcar, la interculturalidad crítica- tiene la posibilidad de tener una mejor concepción y materialización si se construye un “Estado plurinacional, social, comunitario,…”, se trabaja en favor de la “Descolonización y despatriarcalización”, se desarrolla la “Economía, justicia, la educación plural…”, se promueve la “Democracia directa y comunitaria…”, así como el “Derecho a la vida, agua, alimentación, educación, salud,…” se constituyen en “Derechos fundamentales…”

1.2. Interculturalidad: El dilema de origen… “Las dos caras de la moneda” y algunos elementos de carácter teórico

Además de lo dicho en el anterior acápite, a propósito de interculturalidad también corresponde hacer una reflexión de carácter teórico sin dejar de tomar en cuenta aspectos de la historia y los contextos.

El enunciado de interculturalidad, por sí mismo, en automático, no es signo de transformación menos de inclusión. Es más, en muchos casos, puede ser una manera encubierta de legitimar inequidad, exclusión y discriminación. No cualquier interculturalidad favorece la inclusión.

Como bien dice, en distintos documentos, el Profesor peruano Fidel Tubino, “El nuevo concepto y enfoque de la interculturalidad… parte de una diferenciación muy clara entre: interculturalismo funcional e interculturalismo crítico… Mientras que en el interculturalismo funcional se busca promover el diálogo y la tolerancia, sin tocar las causas de la asimetría social y cultural hoy vigentes, en el crítico se busca suprimir estas causas por métodos políticos, no violentos. La asimetría social y la discriminación cultural hacen inviable el diálogo intercultural auténtico.”

Un ejemplo de lo que señala Tubino respecto a interculturalismo funcional puede encontrarse en los principios de la Reforma Educativa boliviana instaurada mediante la Ley 1565 desde el 7 de julio de 1994 bajo las políticas neoliberales vigentes en ese entonces. En el capítulo correspondiente a las b ases de la educación boliviana textualmente se señala que “Es intercultural y bilingüe, porque asume la heterogeneidad socio-cultural del país en un ambiente de respeto entre todos los bolivianos, hombres y mujeres.” Pero, ¿cómo podría ser posible concebir un interculturalismo crítico en un contexto neoliberal, conservador por naturaleza?

La interculturalidad, en ese contexto, fue concebido como un asunto básicamente vinculado con las lenguas, por ejemplo, bastaba traducir los textos en castellano en idioma originario sin mayor preocupación de la identidad cultural de los pueblos y naciones o enseñar al aymara más del aymara mientras que el castellano – hablante seguía entronado en su idioma. En otros momentos la interculturalidad se convirtió en un asunto de folklore; interpretar un baile supuestamente indígena o vestirse como indígena se convirtió en un rasgo frecuente a título de intercultural.

Más allá de estas expresiones hay un asunto de fondo, es la coherencia del postulado de intercultural con un modelo social, político y económico neoliberal. Como menciona Frei Betto, en su artículo “Neoliberalismo y cultura”, en el neoliberalismo “Su proyecto de atomización de la sociedad reduce a la persona a la condición de individuo desconectado de la coyuntura sociopolíticoeconómica en la cual se inserta, y lo considera como mero consumidor. También se extiende, por tanto, a la esfera cultural.”

En un contexto neoliberal que privilegia al poseedor del capital financiero, en la mayoría de las veces de origen transnacional, se puede decir que una de las bases de la educación es la interculturalidad pero obviamente no afectará asuntos estructurales de carácter social, económico, político y cultural, ni preservará los derechos del conjunto de la población. En otras palabras, un modelo contrario a la transformación estructural lo más que puede es constituirse en una interculturalidad funcional. La interculturalidad –para ser crítica- requiere de una sociedad que se transforma, precisamente ese el horizonte de las acciones que se implementan en Bolivia desde el año 2006 en lo que se denomina la “Revolución cultural y democrática”.

Esta diferenciación de interculturalidad crítica y funcional, supone también la revisión de ciertas definiciones que reducen nuestra comprensión de cultura. Por ejemplo, cultura no puede reducirse sólo a expresiones del arte, literatura, filosofía y ciencia como fue concebido desde las corrientes racionalistas, mucho menos puede ser motivo de clasificación de los grupos de personas en “cultos” o incultos”. Cultura supone todos los modos de vida y formas de pensamiento que relacionan a los individuos y a los grupos sociales.

Interculturalidad, tampoco puede ser motivo de actitudes propias de una visión colonial que establece supuestos que expresan que unos grupos sociales son mejores con otros. A propósito, Félix Cárdenas en el libro ya citado , menciona: “Nos dicen que lo blanco es superior y que lo moreno, lo negro es inferior;… Ellos dicen que tienen el verdadero arte y lo que nosotros hacemos: vasijas, ollitas de barro, eso solamente es artesanía. Ellos tienen la verdadera música y lo que nosotros tocamos: charangos, flautas, eso es solamente folclore, nos dicen. Nos dicen que ellos tienen la verdadera medicina, y lo que usamos como hierbas, th’ola, tara tara, eso es brujería. Dicen, nosotros tenemos la verdadera cultura y lo que ustedes tienen son… costumbres. Nosotros tenemos la verdadera religión ustedes tienen superstición. Nosotros tenemos el verdadero idioma y lo que ustedes hablan son dialectos.”

Estos párrafos muestran entre otros aspectos que interculturalidad para ser considerada como tal tiene que afectar a aspectos estructurales; interpelar las asimetrías sociales, económicas, políticas y culturales; y convertirse en un instrumento de los procesos de descolonización de nuestras sociedades.

2. Propuestas, recuperando la historia y práctica

2.1. Repensar el modelo civilizatorio y de desarrollo

Interculturalidad supone repensar el modelo civilizatorio y de desarrollo como respuesta a la crisis estructural que se manifiesta de distintas formas y cada vez con mayor intensidad. Luego, interculturalidad, desde la realidad boliviana, se expresa fundamentalmente por la recuperación y re-valorización de la concepción de vida, propia de nuestras culturas, el “Vivir Bien”.

El Vivir Bien es un cuestionamiento a las pautas civilizatorias occidentales concebidas desde el colonialismo y neoliberalismo, así como a los modelos de desarrollo de la llamada “civilización del progreso” que trataron de convencernos que el “progreso es indefinido, por lo tanto se asegura un futuro siempre mejor”. El Vivir Bien, interpela la concepción de interculturalidad funcional.

El Vivir Bien es una alternativa a la crisis estructural que, a nivel mundial, adquirió distintas acepciones: crisis financiera, crisis económica, crisis inmobiliaria, crisis ambiental, crisis alimenticia, crisis ética, etc. No sólo eso, sino que, tratando de disimular sus efectos, se sostiene que estos periodos de crisis reflejan el carácter cíclico de la economía, es decir que es “normal” que exista un periodo de contracción, puesto que el mismo irá seguido de periodos de auge y así sucesivamente. Sin embargo, estos periodos de crisis no son hechos aislados ni tampoco van seguidos de periodos de auge.

La respuesta ante la crisis civilizatoria, responde a la concepción que tenemos de vida y con ella de los seres humanos –hombres y mujeres–, de la comunidad, de la madre tierra y del cosmos. La respuesta es el Vivir Bien, desde una concepción cosmocéntrica y biocéntrica. Una propuesta que partiendo de nuestras culturas sea de beneficio para el mundo, para la sociedad “global”.

Vivir Bien, en Bolivia, es parte substancial de la “política madre” que marca la impronta del pacto social que se asume entre las y los habitantes de su territorio. Es un mandato de la Constitución Política del Estado de Bolivia que, a tiempo de reconocer la diversidad de las cosmovisiones de sus pueblos y naciones, afirma que un principio ético – moral de la sociedad plural es el Vivir Bien. “El Estado asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa; suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble)”.(Art. 8, parágrafo I)

Vivir Bien es “una forma de vida, de relacionamiento con la naturaleza, de complementariedad entre los pueblos es parte de la filosofía y la práctica de los Pueblos IndígenasPero además del desafío teórico, estamos ante el desafío práctico de la lucha. Solamente con la lucha los pueblos del mundo vamos a derrotar al capitalismo para salvar a la humanidad… si no luchamos, si no vencemos al miedo, dejaremos que el capitalismo nos aniquile, si nosotros no entregamos la vida en esta lucha, entonces… los señores de la muerte habrán triunfado.”(MORALES Ayma Evo, Prologo en Vivir bien: ¿Paradigma no capitalista? escrito bajo coordinación de FARAH, Ivonne y VASAPOLLO, Luciano, CIDES – UMSA, La Paz – Bolivia, 2011.) Es parte de la cultura de vida y es un aporte a la humanidad, al mundo, que surge de la cotidianidad de los pueblos indígenas originarios.

Desde lo establecido en el Plan Nacional de Desarrollo “Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien”,luego de establecer los aspectos comunes planteados por las distintas culturas que son parte del territorio boliviano, Vivir Bien “es el acceso y disfrute de los bienes materiales y de la realización afectiva, subjetiva, intelectual y espiritual, en armonía con la naturaleza y en comunidad con los seres humanos.”

2.2. Sin intraculturalidad no hay interculturalidad

Que se reconozca que nuestros países son diversos ya es un logro, sin embargo, si además del reconocimiento en el análisis no se va más allá, en el mejor de los casos, podríamos terminar en una interculturalidad funcional.

Por detrás de la diversidad, se encuentra la desigualdad que extraña y sintomáticamente, en general, no se lo menciona. Para “graficar” esta situación, citemos un párrafo del CERES (Centro de Estudios de la Realidad Económico y Social- Bolivia) como parte del Estudio denominado “Género, lengua materna y desigualdad de ingresos”, “En el caso de América Latina, Atal, Ñopo y Winder (2009) encuentran en un análisis a nivel de dieciocho países de Latinoamérica, que la brecha de ingresos por sexo está entre el 9% y el 28%, en contra de la mujer, mientras que la brecha por etnicidad está entre 13% y 38% en contra de la población indígena. Asimismo encuentran que la brecha de ingresos por sexo es mayor entre los trabajadores en sectores de baja productividad, mientras que la brecha de ingresos por etnicidad es mayor entre los trabajadores varones y del sector rural.”

Por lo menos en relación a las condiciones materiales, las sociedades no sólo son diversas sino son profundamente desiguales. Entonces, ¿en qué condiciones se puede establecer un diálogo con equidad entre las y los diversos si existen profundas diferencias en los ingresos, acceso a servicios básicos, oportunidades laborales y de ingresos, valoración de la identidad cultural, etc.?

Por tanto, no se puede construir una intercultural sin intraculturalidad. La realidad nos enseña que para establecer el diálogo entre las y los diversos previamente corresponde fortalecer (mejor devolver los derechos negados a lo largo de la historia) a los grupos sociales, pueblos y naciones indígenas – originarias.

Como dice Graciela Mazorco (2006), en el documento “Bases epistemológicas de la intraculturalidad – interculturalidad”, “El tema de la intra e interculturalidad significa entonces que tenemos que cambiar; debemos despertar nuestra intraculturalidad que está dormida. Sin embargo, este cambio es individual, cada uno tiene que hacer este autocambio porque cada uno es un uno, es un ser autónomo y autodeterminado. Este “autopachakuti” o cambio al interior de nosotros mismos, significa desconstruir la cultura occidental en nosotros y construir despertando la teoría histórica de la unidad. Esa memoria está en cada uno de nosotros. Este proceso debe darse al interior de nosotros mismos, en nuestra intraculturalidad.” Texto que es complementado por los “Lineamientos generales para una educación intra e intercultural desde la sabiduría de los Pueblos Originarios de Bolivia y Latino América” que a la letra menciona “Cuando se habla de educación intra entonces, lo que se busca es rescatar la cultura local. En ese contexto, se debe buscar entender toda la sabiduría que tienen nuestros pueblos indígena campesinos, abuelos y antepasados, y eso debe servir para generar nuestra propia ciencia y conocimiento. El cambio de la educación debe ubicarse en un principio de reivindicación de nuestras culturas como el quechua, el aymara, el guaraní, etc. Eso implicaría sentir donde estamos y de donde somos, y así podríamos construir una nueva ciencia a partir de esa realidad. Entonces más que ser contestatarios ante el sistema dominante, se debe proponer otra situación de vida a partir de nuestra vivencia, nuestra sabiduría, nuestra ciencia y nuestra cultura.”(AGRUCO, 2006)

2.3. Construir el “conocimiento pluriversal”

Distintos documentos de análisis de las problemáticas irresueltas por la educación del pasado del Ministerio de Educación del Estado Plurinacional de Bolivia (2014) señalan que “Durante toda la historia republicana ha prevalecido en Bolivia una valoración desmesurada de los conocimientos de otros contextos. En contrapartida, los conocimientos, instituciones y valores indígenas se consideraron durante un largo tiempo como “primitivos” e inferiores. El conocimiento indígena era considerado como un conjunto de creencias y supersticiones en las que la gente originaria estaba atrapada por su falta de educación.”

Por esas razones, la Ley de la Educación “Avelino Siñani – Elizardo Pérez”, Nro. 070, promulgada en fecha 20 de diciembre de 2010, en el capítulo correspondiente a sus Bases menciona que la educación boliviana “Es científica, técnica, tecnológica y artística, desarrollando los conocimientos y saberes desde la cosmovisión de las culturas indígena originaria campesinas, comunidades interculturales y afro bolivianas, en complementariedad con los saberes y conocimientos universales, para contribuir al desarrollo integral de la sociedad .”

La interculturalidad, bien entendida y aplicada, supone deconstruir el conocimiento occidental y revitalizar el saber y conocimiento local, una interacción y complementariedad entre el llamado conocimiento universal o científico con el saber y conocimiento local, propio. En otras palabras, la interculturalidad requiere que el conocimiento establecido sea subvertido.

3. Educación Intra e Intercultural en Bolivia

Finalmente, de manera breve, unos comentarios sobre la Educación Intracultural e Intercultural en Bolivia.

3.1. La Educación Intracultural e Intercultural en Bolivia cuenta con un marco jurídico favorable.

Por ejemplo, la Constitución Política del Estado, entre otros aspectos, determina:

  • “Bolivia, se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país.”(CPE Art. 1)
  • “La nación boliviana está conformada por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano.”(CPE Art. 3)
  • “Son idiomas oficiales del Estado el castellano y todos los idiomas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos…”(CPE Art. 5, I)

Por su parte la Ley de la Educación “Avelino Siñani – Elizardo Pérez” (LASEP), establece como mandatos:

  • “Toda persona tiene derecho a recibir educación… sin discriminación.”(LASEP Art. 1, I)
  • (La educación) “Es descolonizadora, liberadora, revolucionaria, anti-imperialista, despatriarcalizadora y transformadora de las estructuras económicas y sociales; orientada a la reafirmación cultural de las naciones y pueblos indígena originario campesinos las comunidades interculturales y afrobolivianas en la construcción del Estado Plurinacional y el Vivir Bien.”(LASEP, Bases de la educación, Art. 3, 1)
  • “Es única, diversa y plural…(LASEP Art. 3, 4) Es intracultural, intercultural y plurilingüe en todo el sistema educativo…(LASEP Art. 3, 7) Es productiva y territorial…(LASEP Art. 3, 9) Es educación de la vida y en la vida, para Vivir Bien…”(LASEP Art. 3, 11)

3.2. La educación en Bolivia es “socio- comunitaria productiva”.

En términos epistemológicos, conceptuales y metodológicos se convierte en un sustento para la educación intra e intercultural veamos algunos aspectos que fundamentan esta afirmación.

  • Educación – socio . La educación, sin dejar de ignorar la individualidad de las personas, es producto de la interacción social, es un hecho social; es democrática, plural e inclusiva porque garantiza la educación con pertinencia a la diversidad de la población. Garantiza el derecho a la educación de todas y todos, desde una concepción de educación a lo largo y ancho de la vida.
  • Educación – comunitaria . La educación retoma los valores, principios e identidad de los pueblos y naciones indígena originaria campesina de Bolivia como la complementariedad, reciprocidad, el territorio y la territorialidad, así como la relación individuo – comunidad.
  • Educación – Productiva . Procesos educativos que, entre otros, desarrolla la capacidad de crear, lo tangible y lo no tangible, lo material e intelectual. Que vincula la práctica con teoría, lo técnico con lo humanístico.

Educación socio-comunitaria productiva que no puede estar exenta de valores y principios; educación con pertinencia cultural y relevancia social para Vivir Bien. Como determina la Constitución Política del Estado “educación de la vida y en la vida, para Vivir Bien.”

3.3. La Educación Socio – Comunitaria Productiva boliviana parte de una concepción holística de las dimensiones del ser humano propicia para el desarrollo de la intra e interculturalidad.

La naturaleza holística en las dimensiones y relación de persona – comunidad – madre tierra / naturaleza – cosmos también determina el carácter holístico de las y los seres humanos. Nuestras culturas nos enseñan que las personas, en su naturaleza holística, estamos constituidos por cuatro dimensiones: Espiritual, Conocimiento, Política y Producción que en los educativo se trasforman en las dimensiones del SER, SABER, DECIDIR Y HACER.

Ser, constituida principalmente por los principios, valores e identidad. Saber, que supone que todas las personas tenemos la capacidad de crear, adaptar y recrear saberes y conocimientos. Decidir, capacidad para asumir la organización, el ejercicio de la política y el poder, así como la convivencia con la comunidad. Hacer, creación y producción material e intelectual.

Diagrama

Estas dimensiones, convertidas en el sustento del pensamiento educativo del modelo educativo y del currículo del Sistema Educativo boliviano son la base para construir y desarrollar una educación que en sí mismo es intra e intercultural.

3.4. La Educación Socio – Comunitaria Productiva determinados por la Ley de Educación Nro. 070 comprende tres niveles de concreción curricular abiertamente favorables para la intraculturalidad e interculturalidad: Currículo Base, Currículo Regionalizado y Currículo Diversificado.

El Currículo Base se encuentra sustentado por la Constitución Política del Estado y la Ley de la Educación, articula la pluralidad del Estado y establece los principios, fundamentos, campos y áreas de saberes y conocimientos, ejes articuladores obligatorios para todo el Sistema Educativo Plurinacional de Bolivia.

Por su parte, el Currículo Regionalizado, está concebido como la construcción de sentidos en diálogo y complementariedad entre el Currículo Base y los saberes y conocimientos de la respectiva región y contiene un conjunto de planes y programas que se complementan con el Currículo Base del Sistema Educativo Plurinacional de Bolivia. Se construye fundamentalmente bajo la responsabilidad de los pueblos y naciones indígena originaria campesinas según contexto sociocultural y lingüístico, y las vocaciones y potencialidades productivas territoriales.

Mientras que el Currículo Diversificado incorpora las particularidades de los saberes y conocimientos de cada contexto local, responde a las necesidades, expectativas e intereses de la población en el ámbito local y se diseñan y desarrollan en el marco de lo establecido en el Currículo Base del Sistema Educativo Plurinacional de Bolivia y el Currículo Regionalizado.

Esta estructura curricular permite el diálogo entre los saberes y conocimientos de los ámbitos local, regional, nacional e internacional con la debida participación y toma de decisiones de los actores centrales de cada uno de estos niveles.

3.5. Instituto Plurinacional de Estudio de Lenguas y Cultura (IPLC)

La intra e interculturalidad en educación exige la toma de decisiones de los pueblos y naciones indígena originaria campesinas y la formulación de Currículos Regionalizados por parte de estas organizaciones.

Para ello la Ley de la Educación, vigente desde diciembre de 2010, en su artículo 88, determina la creación del “Instituto Plurinacional de Estudio de Lenguas y Culturas como entidad descentralizada del Ministerio de Educación, que desarrollará procesos de investigación lingüística y cultural.” Además define facultades para que el Instituto Plurinacional de Estudio de Lenguas y Culturas, pueda crear “los institutos de lenguas y culturas por cada nación o pueblo indígena originario campesino para la normalización, investigación y desarrollo de sus lenguas y culturas, los mismos que serán financiados y sostenidos por las entidades territoriales autónomas.”

Las normas, en los hechos se han convertido en un Instituto Plurinacional de Estudio de Lenguas y Culturas dirigido por los propios pueblos y naciones indígena originaria campesinas, en prácticamente 30 Institutos de Lenguas y Culturas de un total de 36 idiomas reconocidos por la Constitución Política del Estado y más de 20 Currículos Regionalizados armonizados y aprobados, entre los que se pueden citar: Chiquitano, Guaraní, Quechua, Ayoreo, Aymara, Guarayo, Mojeño, Uru, Afroboliviano, Yuracaré, Maropa, Tacana, Machineri, Yaminagua, Kabineña, Pacahuara, etc. Los Currículos Regionalizados de los pueblos indígenas cuentan con una estructura distinta, parten de su cosmovisión e identidad y abarcan todas las áreas del currículo base en complementariedad con los conocimientos ancestrales.

Este trabajo es complementado por las acciones que realizan los Consejos Educativos de los Pueblos Originarios (CEPOs), instancias de participación social que, a decir por esta organización, responden a “tres vertientes: a) las luchas libradas por los pueblos indígenas y originarios en defensa de la tierra y el territorio; b) el proceso de reivindicación de la lengua y la cultura, que derivó de procesos de reflexión crítica sobre la educación rural y en especial sobre las estrategias con relación al uso de la lengua originaria aplicadas en el país a través de distintas experiencias de educación bilingüe; c) el fortalecimiento de las organizaciones políticas y sociales de los pueblos indígenas originarios.”

Los CEPOs desempeñaron un papel preponderante en los talleres nacionales y congresos departamentales de educación que dio origen a una propuesta contenida en el libro “Por una educación indígena originaria. Hacia la autodeterminación ideológica, política, territorial y cultural”“Esta propuesta sirvió de base para articular el trabajo de incidencia política que realizaron los CEPOs durante el período 2006-2010 en la Asamblea Constituyente para la definición del régimen educativo en la nueva Constitución Política del Estado y en la nueva ley educativa “Avelino Siñani y Elizardo Pérez”, incorporando en el documento final, aprobado en el Congreso Nacional de Educación del año 2006, los siguientes aspectos: el carácter plurinacional del sistema educativo; la orientación de la educación hacia lo productivo; el carácter comunitario de la gestión educativa; la relación de los niveles de ordenamiento territorial con la realidad sociocultural del país. La participación activa del Bloque Educativo Indígena consiguió también introducir su reivindicación sobre el derecho a una educación que reconozca la espiritualidad propia de la cultura de cada educando.”

Este es el caminar de la intraculturalidad e interculturalidad en el Estado Plurinacional de Bolivia. Un largo camino recorrido que a su vez compromete seguir marchando hacia la constitución de una sociedad con equidad social, económica, política y cultural. Un camino que muchas veces no es comprendido precisamente por quienes, en el marco de la interculturalidad funcional, no asumen un diálogo que reconoce los cambios que se lograron en Bolivia.

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