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La Unesco saca adelante la ‘declaración universal’ de la inteligencia artificial

El texto propone un marco normativo para tecnologías controvertidas como el reconocimiento facial o para los sistemas de recomendación de las plataformas

Los Estados miembro de la Unesco cuentan desde ahora una guía para “afrontar de manera responsable los efectos conocidos y desconocidos de la inteligencia artificial en los seres humanos, las sociedades y el medio ambiente y los ecosistemas”. Ese es el objetivo de la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, una suerte de declaración universal para el uso de estos sistemas que durante la conferencia general celebrada este miércoles fue adoptada por los 193 países del organismo. La guía contempla los principios que deben inspirar el desarrollo de tecnologías tan controvertidas como el reconocimiento facial y aborda también temas menos polémicos, como el potencial efecto de los sistemas de recomendación sobre la diversidad cultural o lingüística. “Este texto establece por primera vez un marco normativo mundial para el uso de la inteligencia artificial. Se basa para ello en tres pilares: el respeto de los derechos humanos, el Estado de Derecho y la lucha contra la discriminación”, explica a EL PAÍS Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.

El documento de 30 páginas que Azoulay describe como un “texto histórico” no es legalmente vinculante, pero desde la Unesco esperan que se convierta en una referencia global para el desarrollo y uso ético de esta tecnología. En este contexto conviven ya numerosos marcos y guías desarrollados por organizaciones de diferentes niveles, desde la iniciativa de entidades como la OCDE hasta propuestas como la carta de derechos digitales adoptada por el gobierno español el pasado 14 de julio. “La Unesco pide a sus 193 Estados miembros que tomen todas las medidas necesarias para aplicar este marco ético. La Organización evaluará periódicamente su aplicación, pidiendo a los Estados que informen sobre sus progresos y prácticas en este ámbito. Estos resultados serán analizados por expertos y sometidos a debate público de forma transparente”, precisa Azoulay.

En la redacción del documento, que se inició a principios de 2020 han participado grupos de expertos formados por representantes de Google, Facebook, Microsoft, las Universidades de Stanford y Nueva York, la Academia China de Ciencia y Tecnología. En septiembre del año pasado, se presentó un primer borrador y se abrió el plazo para que los países de la Unesco presentasen sus comentarios y observaciones sobre el texto, que ha seguido revisándose hasta la última conferencia general.

Entre las claves de la recién adoptada recomendación se encuentra la acotación de principios básicos que atañen al desarrollo de algunas de las tecnologías más cuestionadas del momento, como los sistemas de reconocimiento facial. De acuerdo con el documento adoptado por la Unesco, que cuenta con países como China entre sus integrantes, estos sistemas “no deberían ser utilizados con fines de vigilancia masiva o rendición de cuentas sociales”. En el caso de las armas autónomas, la subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco, Gabriela Ramos, explica en un comunicado que, aunque no se hace referencia explícita a los drones de uso militar ni al armamento autónomo letal, la recomendación establece normas básicas como el que “las decisiones de vida o muerte no deben ser tomadas por sistemas de inteligencia artificial” y se especifica que en estos escenarios “la última palabra debe ser humana”.

La recomendación también aborda escenarios menos extremos pero igualmente relevantes, como el potencial efecto de los sistemas de recomendación que emplean las plataformas de streaming como Netflix o Spotify en la diversidad cultural y lingüística. Un reciente informe de la Unión Europea señalaba que los criterios que emplean estos modelos para ofrecer nuevos contenidos “no son transparentes ni auditables” y probablemente basan sus decisiones en factores económicos que benefician a las plataformas. “Los artistas locales o los contenidos creativos y culturales infrarrepresentados son menos proclives a aparecer en las recomendaciones de estos sistemas si sus trabajos o espectáculos son insuficientemente lucrativos”, señala el informe. En este contexto, la recién estrenada guía hace un llamamiento a los países para que trabajen mejor comprensión y evaluación tanto de los efectos positivos como de los potencialmente perjudiciales de los sistemas de recomendación.

Las relaciones humano-robot

Con vistas a un hipotético pero cada vez más plausible futuro donde las personas interactuemos con robots y sistemas de inteligencia artificial capaces de reconocer y reproducir las emociones humanas, el documento requiere que se evalúen las implicaciones éticas de estas relaciones, especialmente cuando se establecen con menores. “La constante interacción con tecnología de inteligencia artificial, incluyendo los algoritmos sociales, podrían someter a niños y adultos a manipulaciones y consecuencias negativas para su salud mental”, continúa Ramos. Por otra parte, se subraya la necesidad de que los individuos estén en todo momento informados de si están tratando con uno de estos sistemas o son objeto de decisiones tomadas por ellos. Se pide también que se establezcan mecanismos para acceder a las razones que guían una decisión que afecta a los derechos o libertades de los usuarios, así como vías para impugnarla o solicitar una reevaluación.

Otras materias incluidas en el marco de esta recomendación son la protección de la privacidad, la prevención de los sesgos que puedan perjudicar al rendimiento de estos sistemas, la promoción de un entorno más inclusivo en el sector responsable de desarrollar estas tecnologías o incluso la reducción del impacto ambiental de estos sistemas. De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature, entrenar un algoritmo de inteligencia artificial puede producir cerca de 300.000 kilos de dióxido de carbono, lo que equivale a 125 vuelos de ida y vuelta entre Nueva York y Pekín.

Además, el documento que acaba de adoptar la Unesco exige que los gobiernos eduquen a sus ciudadanos en los derechos digitales que pretende proteger. “Si educamos a una nueva generación de consumidores digitales conscientes de sus derechos y con las habilidades de pensamiento crítico necesarias para navegar la esfera digital, estaremos empoderándoles para que exijan a las grandes tecnológicas a rendir cuentas y estaremos exigiendo que la IA sea desarrollada de forma humana y ética”, sentencia Ramos.

Fuente: https://elpais.com/tecnologia/2021-11-25/la-unesco-saca-adelante-la-declaracion-universal-de-la-inteligencia-artificial.html

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Senado brasileño aprueba propuesta que hace Paulo Freire, Uno de de los héroes de la Patria

La Comisión de Educación (CE) del Senado Federal de Brasil registró este último jueves (25) el nombre del educador en el Libro de Héroes y Heroínas de la Patria.
El proyecto de ley (PLS) 148/2017, que inscribe el nombre del Patrón de la Educación Brasileña, Paulo Freire (1921-2021), como uno de los Héroes de la Patria, en el año del centenario de su nacimiento, fue aprobado el jueves pasado. 25, por la Comisión de Educación (CE) del Senado Federal Brasileño.
El texto fue votado a favor por el relator, senador Paulo Rocha (PT-PA), y fue aprobado por unanimidad por la Comisión de Educación, Cultura y Deportes del Senado. La iniciativa fue presentada en 2017 por la entonces senadora, Fátima Bezerra (PT-RN), y fue propuesta por Lídice da Mata (PSB-BA), ahora diputada federal, como autora de la propuesta. Si no hay recurso de votación en pleno, el asunto pasa a la Cámara de Diputados de Brasil.
El honor de estar inscrito en el Libro de los Héroes y Heroínas de la Patria, contempla a los ciudadanos brasileños que han ofrecido su vida al país, para su defensa y construcción, con excepcional dedicación y heroísmo. El honor es otorgado por ley y 10 años después de la muerte del laureado.
En 2012 se promulgó la Ley 12.612, que declaró a Paulo Freire Patrón de la Educación Brasileña, por la relevancia de su desempeño y legado para la educación.
Vía: Agência Senado
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Estudiantes protestan contra recortes al presupuesto educativo en Ecuador

Centenares de estudiantes universitarios y docentes marcharon pacíficamente este jueves en la capital ecuatoriana para rechazar recortes en el presupuesto del próximo año a la educación superior.

«Nos hemos movilizado para exigir al gobierno nacional que entregue presupuesto digno para la educación», dijo a la AFP Mauricio Chiluisa, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Ecuador (FEUE).

El gobierno del presidente Guillermo Lasso, en el poder desde mayo, planea destinar casi 1.170 millones de dólares para la educación superior en 2022, lo que representa una baja de alrededor de 78 millones (6%) frente al presupuesto de 2021. Esa rebaja llevó al Congreso a devolver al Ejecutivo el presupuesto general antes de su aprobación.

Pero la FEUE calcula que los recortes en el presupuesto para las universidades llegarán a «117 millones de dólares», lo que, en opinión de Chiluisa, «afectará la oferta académica, a la infraestructura, al pago de docentes, así como también afectará a las becas y ayudas económicas».

El recorte «significará que más jóvenes se queden sin educación superior», lamentó el líder estudiantil.

Cerca de 400 manifestantes, de acuerdo con estimaciones de la policía, caminaron desde la sede de la Universidad Central del Ecuador (pública) hasta una calle aledaña al palacio de Carondelet, sede del gobierno nacional, que estaba resguardada por uniformados.

Con carteles en los que se leía «Si nos recortan el presupuesto nos recortan el futuro» y al grito de «presupuesto para la educación y no para la corrupción», los estudiantes y maestros expresaron sus temores en torno a una rebaja en el monto asignado para educación.

«Tengo miedo de perder mi trabajo pese a estar años ejerciendo la docencia. Estamos acabando con la poca esperanza del pueblo de tener una buena educación», comentó a la AFP Natalia Zapata, una profesora, de 46 años.

La Asamblea Nacional, dominada por la oposición, le pidió al gobierno que «revise las asignaciones a los sectores de educación y salud» o que procure «compensaciones, que aseguren a las universidades y escuelas politécnicas ampliar los cupos para nuevos estudiantes (…) así como para reactivar la investigación», según un comunicado del Legislativo.

Fuente: https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20211125-estudiantes-protestan-contra-recortes-al-presupuesto-educativo-en-ecuador

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La realidad de los niños en África: durante el 2020 más de 21 mil fueron reclutados por el ejército y alrededor de 6 mil fueron víctimas de violación

Solo el año pasado, más de 6.400 niños en África (32% de ellos, niñas) fueron víctimas de una o más violaciones, mientras miles son reclutados y utilizados por el Ejército y grupos paramilitares. Estas cifras fueron dadas a conocer a través de un informe realizado por la ONU.

África cuenta con más de 21.000 niños reclutados y utilizados por el Ejército y grupos armados no estatales desde 2016, mientras más de 2.200 menores padecieron violencia sexual, alertó un informe difundido este martes por la ONU.

Asimismo, más de 3.500 infantes fueron secuestrados y se registraron más de 1.500 casos de agresiones a escuelas y hospitales.

Así lo afirmó un comunicado del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) de la ONU, que lamentó el récord mundial de la región en cuanto a niños víctimas de violencia sexual.

«Africa occidental y central incluso tiene el segundo número más alto de secuestros», según la nueva publicación de Unicef, que pidió a los socios que apoyen y aumenten la documentación de las violaciones graves a los niños, a la vez que prevengan y respondan a esa clase de agresiones a ellos.

Desde 2005, una de cada cuatro violaciones graves verificadas por la ONU en todo el mundo se cometió en Africa occidental y central.

Solo el año pasado, más de 6.400 niños (32% de ellos, niñas) fueron víctimas de una o más violaciones graves en la región.

Como resultado de la escalada de conflictos y la pandemia de coronavirus, 57,5 millones de niños necesitan asistencia humanitaria, una cifra que casi se duplicó desde 2020, recogió la agencia de noticias ANSA.

Las regiones afectadas sufren varias crisis humanitarias provocadas por el yihadismo y conflictos intercomunitarios (Malí, Níger, Burkina Faso o Nigeria), guerras civiles enquistadas (República Centroafricana) o reivindicaciones separatistas (Camerún).

Yemen ya se había visto afectado desde 2004 por una guerra interna entre el gobierno central y la insurgencia hutí.

Desde 2011 estuvo marcado por las protestas populares antigubernamentales, que desembocaron en el actual conflicto interno y regional.

Para la ONU, en Yemen hoy «el acceso a la atención médica es limitado o inexistente, la economía está al borde del colapso y millones de personas están al borde de la hambruna». 

En este sentido, advirtió que Yemen «es el peor desastre humanitario del mundo, que sigue agravándose».

Fuente: https://misionesonline.net/2021/11/24/ninos-en-africa/

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Díaz-Aguado: «La educación y la sensibilización funcionan: nadie nace maltratador, nadie nace víctima»

Así lo ha defendido la catedrática de Psicología de la Educación y directora de la Unidad de Psicología Preventiva de la Complutense en una charla ofrecida en la UAL

«La educación y la sensibilización funcionan: nadie nace maltratador, nadie nace víctima». Así lo ha defendido María José Díaz-Aguado, catedrática de Psicología de la Educación y directora de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid, durante la charla ‘Avances y limitaciones en la lucha contra la violencia de género en la adolescencia y la juventud’ celebrada en la Universidad de Almería con motivo del 25-N.

Y es que, según un estudio realizado con 26.000 adolescentes y 7.000 docentes entre 2010 y 2020, se observó un incremento importante de la violencia de género entre 2010 y 2013 que, subrayó en la conferencia, «fue conocido por la sociedad y generó un enorme impacto, una enorme preocupación, lo que provocó que se pusieran en marcha campañas de sensibilización dirigidas a adolescentes para enseñarles a detectar la violencia de género desde sus inicios, a rechazarla, a combatirla y a generar modelos alternativos basados en la igualdad».

«Lo que ha sucedido es que ha habido una importante disminución de la violencia de género en la adolescencia, que incluso ha permitido que las violencias más frecuentes (de control y psicológica) disminuyan con respecto a 2010. Es decir, todos los incrementos que hubo en 2013 se han revertido pero, además, en las dos violencias a las que se ha prestado más atención por ser las más extendidas, la de control abusivo y la de violencia psicológica, ha habido un descenso», afirma la catedrática.

El estudio, que mide múltiples indicadores a través de diferentes perspectivas, permite explicar por qué se ha producido este avance. «Los datos de lo que contestan las chicas haber sufrido y lo que contestan los chicos haber ejercido son muy coherentes, por lo que los avances se concentran en las mismas violencias», asegura la experta respecto a este estudio comparativo que arroja otros datos «positivos» tales como «un avance importante en el rechazo al machismo, la principal condición de riesgo, y también en lo que han dicho las familias».

Por ejemplo, con la manida y peligrosa frase de que ‘los celos son una expresión del amor’, el número de chicos que reconoce haberlo escuchado con frecuencia en 2020 es la mitad del porcentaje que había en 2013.

Para María José Díaz-Aguado, las familias se han visto conmovidas por lo que han dicho las campañas, por las investigaciones de las universidades y por los medios de comunicación, por lo que «han reaccionado y han transmitido a sus hijos que eso no es amor, que eso es violencia, que eso es un horror».

Además, ahora los adolescentes hablan más de violencia de género con sus padres, según explica la catedrática de Psicología de la Educación y directora de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid: «Se ha roto bastante ese tabú que impedía hablar de este tema con las personas más próximas: padre, madre y grupo de iguales».

Un avance, defiende la experta, que se ha conseguido en buena parte con el aumento de actividades escolares de sensibilización. «Hay alrededor de ocho puntos porcentuales más de alumnos que han tratado este tema en la escuela con respecto a 2013. Y los que así lo hacen tienen menos riesgo de ser maltratadores o víctimas. Es decir, la educación y la sensibilización funcionan: nadie nace maltratador, nadie nace víctima. Nuestro papel desde los centros de formación, incluida la universidad, es enormemente importante».

Durante su intervención, también dio datos de otro estudio que realizó con una muestra representativa de universidades españolas en 2013. De él se desprende que, pese a que los jóvenes universitarios rechazan en mayor medida el machismo que el resto de jóvenes, los datos no son tan buenos en el hecho de haber vivido o ejercido violencia de género en la pareja, ya que solo hay una leve mejoría con respecto al resto de jóvenes.

María José Díaz-Aguado ha valorado, no obstante, que queda mucho por hacer todavía, puesto que la mayoría de los universitarios no ha tratado el tema de la violencia de género en clase. «En 2013, solo lo habían tratado un 40% en Ciencias de la Salud, en Jurídico-Sociales bajaba al 33% y, en Humanidades, al 12%».

«Estamos en el buen camino, pero queda mucho por conseguir. Hay que insistir en la violencia sexual fuera de la pareja, en llegar a los casos de más riesgo y en que toda la juventud universitaria, de todas las carreras, tomen conciencia de este problema e incorporaren en su identidad profesional la sensibilidad para erradicarlo», sostiene la catedrática de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid.

Fuente: https://www.ideal.es/almeria/almeria/diazaguado-educacion-sensibilizacion-maltrato-violencia-general-almeria-ual-20211125201552-nt.html

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Tanzania permitirá que madres adolescentes sigan estudiando

Tanzania anunció este miércoles que iba a autorizar que las estudiantes embarazadas y las madres adolescentes sigan con sus estudios, eliminando así una prohibición muy criticada, instaurada por el difunto líder autócrata John Magufuli.

En 2017, este país del este de África había empezado a expulsar niñas embarazadas de las escuelas públicas y les prohibía regresar a las aulas tras dar a luz. La decisión fue criticada por los defensores de derechos humanos, que pedían que se eliminara la ley.

Tras la muerte del expresidente Magufuli el pasado 18 de marzo, Samia Suluhu Hassan, que asumió la presidencia, trató de terminar con algunas políticas instauradas por su predecesor.

«No hay tiempo que perder», añadió.

Durante su mandato, Magufuli había jurado que ninguna estudiante embarazada podría terminar sus estudios, ya que era inmoral que las niñas fueran sexualmente activas.

«Doy dinero para que una estudiante estudie de manera gratuita. Y después, termina embarazada, da a luz y luego, regresa a la escuela. No, durante mi mandato, no», declaró en 2017.

Esta decisión fue criticada por grupos de defensa de los derechos humanos, pero también por donantes internacionales, que suspendieron la financiación al país.

Por ejemplo, el Banco Mundial congeló de hecho un préstamo de 300 millones de dólares para la educación de las niñas en protesta por la prohibición.

En aquel momento, la oenegé Human Rights Watch publicó un informe en el que se afirmaba que funcionarios de las escuelas realizaban pruebas de embarazo para expulsar a las estudiantes embarazadas.

Fuente: https://www.elfinancierocr.com/cables/tanzania-permitira-que-madres-adolescentes-sigan/QNQETG66YZEO3CF5OBLD2RNWF4/story/

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Débil consenso global en «los futuros de a educación»: el mundo urge nuevo contrato social sin proponer planes de acción. UNESCO

Dos años de preparación y consultas mundiales de la UNESCO que involucraron a más de un millón de personas han terminado en un débil consenso global sobre los futuros de la educación. Este informe urge un nuevo contrato social para la educación como paso fundamental para reimaginar juntos nuestros futuros «pacíficos, justos y sostenibles», a partir de transformar la educación misma para lograr algo similar con esos futuros, pero reconoce que las propuestas son simplemente un punto de partida, una invitación a pensar e imaginar más que un plan de acción. Su texto íntegro se acaba de publicar en inglés y francés, y no saldrá en español y otros idiomas hasta el 2022.
No obstante, UNESCO ha puesto ambición tanto en el título de su nuevo informe mundial sobre el futuro de la educación, titulado Reimaginar nuestro futuro juntos: un nuevo contrato social para la educación, como en su premisas de que la humanidad y el planeta Tierra se encuentran en peligro y la gobernanza democrática ha retrocedido. También en el método de buscar y adoptar medidas consensuadas de forma urgente para cambiar de rumbo y replantearnos nuestros futuros.

La tradición de informes como este (sus 4 precedentes históricos fueron Aprender a ser: la educación del futuro,  en 1971-1972; La educación encierra un tesoro,  1993-1996; Los Siete saberes necesarios para la educación del futuro, 1999, y Replantear la educación. ¿Hacia un bien común mundial?) es de presentarlos como históricos y únicos en cada generación para repensar cómo el conocimiento y el aprendizaje darán forma al futuro de la humanidad y del planeta. Pero ante la generación que ha de afrontar grandes desafíos de creciente desigualdad ante las previsibles disrupciones de la inteligencia artificial y las pretensiones de dotar de ética y derechos a las máquinas, UNESCO se limita a recordar principios reconocidos como derechos humanos formalmente por la ONU en 1948 como una educación de calidad a lo largo de toda la vida o la educación como bien público y común, según expertos del Consejo Editorial de Ibercampus.

Preparado por una Comisión Internacional sobre el Futuro de la Educación que preside la presidenta del país más pobre del mundo las últimas décadas, la República Democrática Federal de Etiopía, Sahle-Work Zewde, el Informe busca desde antes de la Covid 19 proyectar la educación hasta el año 2050 y más allá, así como según la literatura oficial navegar por las interrupciones clave relacionadas con el clima, la participación democrática, la digitalización y el trabajo. Pero casi su única receta para garantizar esos dos principios institucionalizados a partir de 1948 es urgir un nuevo contrato social para la educación que tiene como objetivo reequilibrar nuestras relaciones entre nosotros, el planeta y la tecnología.

En un momento en que el clima, la salud y los desafíos tecnológicos se cruzan, repensar la educación es más necesario que nunca para orientar el futuro, dijo la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay. Y debemos hacer esto juntos porque la educación del mañana debe dejar más espacio para la participación y la contribución de toda la comunidad educativa y de la sociedad en general. Este informe propone acciones para forjar este nuevo contrato social para nuestras sociedades.

El Informe pide también pedagogías para enfatizar cambios en la cooperación, la colaboración y la solidaridad. Insta a que los planes de estudio se orienten hacia el aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario. Afirma que la enseñanza debe profesionalizarse aún más como un esfuerzo colaborativo y reconocer a los docentes como figuras clave en la transformación educativa y social. Pide también que las escuelas sean protegidas como sitios indispensables para promover la inclusión, la equidad y el bienestar colectivo, pero que se rediseñen para fomentar una mayor colaboración y convertirse en ejemplos de sostenibilidad y neutralidad de carbono.

El Informe hace un llamamiento a un programa de investigación colaborativa sobre el derecho a la educación a lo largo de la vida e insta a renovar la solidaridad global y la cooperación internacional para expandir las oportunidades educativas en los espacios sociales, culturales y profesionales.

Afirma que el derecho a la educación debe ampliarse para que sea de por vida y abarque el derecho a la conectividad. Uno de los mensajes clave que nuestra Comisión escuchó de todas las consultas es que la educación no solo es esencial para que las personas vivan una vida digna y significativa; también es crucial para dar forma a nuestros futuros compartidos , dijo el presidente Sahle-Work Zewde. Pensar en la educación como una forma de bienestar compartido es una idea clave que se encuentra presente en el informe. Nuestros sistemas educativos deben enfatizar mejor nuestra interconexión, fomentar el pensamiento crítico, el compromiso cívico y la conciencia de nuestra humanidad y nuestro planeta compartidos. Forjar un nuevo contrato social para la educación es un paso fundamental hacia la reinvención de nuestro futuro juntos.

El Informe pide que millones de personas, instituciones y organizaciones de todo el mundo impulsen y realicen el nuevo contrato social,  llamando a los educadores, jóvenes, investigadores y tomadores de decisiones a renovar la educación tras discutir lo que debemos mantener, lo que debemos abandonar, lo que necesita ser reinventado y cómo lograrlo en sus instituciones educativas y comunidades.

Nombrada en 2019, la Comisión Internacional está compuesta por líderes de la política, el mundo académico, las artes, la ciencia, los negocios y la educación. De las 17 personas que la integran, tres son latinoamericanas: Cristovan Buarque, político y profesor emérito de la Universidad de Brasíl; Elisa Guerra, profesora, fundadora del Colegio Valle de Filadelfia, en México, además de autora de la serie Filadelfia para la Editorial Pearson y Premio ALAS-BID a la mejor educadora de Latinoamérica 2015, y Tarcila Rivera Cea, una de las más reconocidas activistas indígenas en Perú y el mundo, presidenta de CHIRAPAQ, Centro para Culturas Indígenas de Perú.

Hacia un nuevo contrato social para la educación: resumen de 186 páginas

Nuestro mundo atraviesa un momento crítico. Ya sabemos que el conocimiento y el aprendizaje son fundamentales para la renovación y la transformación. Sin embargo, las disparidades mundiales, así como la necesidad apremiante de replantearnos por qué, cómo, qué, dónde y cuándo aprendemos, suponen que la educación aún no está cumpliendo su promesa de ayudarnos a forjar un futuro pacífico, justo y sostenible.

En nuestra búsqueda de crecimiento y desarrollo, los seres humanos hemos ejercido demasiada presión sobre nuestro medio natural, poniendo en peligro nuestra propia existencia. Hoy en día, los altos niveles de vida coexisten con profundas desigualdades. Aunque cada vez más personas participan en la vida pública, el tejido de la sociedad civil y la democracia está perdiendo firmeza en muchos lugares del mundo. Los rápidos cambios tecnológicos están transformando muchos aspectos de nuestra vida, pero estas innovaciones no están orientadas como deberían a la equidad, la inclusión y la participación democrática.

Todas las personas que viven hoy en día tienen la importante obligación, tanto para con las generaciones actuales como para con las futuras, de garantizar que nuestro mundo sea un mundo de abundancia y no de escasez, y que todos disfruten plenamente de los mismos derechos humanos. A pesar de la urgencia de actuar, y en un contexto de gran incertidumbre, tenemos motivos para estar llenos de esperanza. Como especie, nos encontramos en un momento de nuestra historia colectiva en el que tenemos más acceso que nunca al conocimiento y a herramientas que nos permiten colaborar. Para la humanidad, la posibilidad de participar en la creación conjunta de mejores futuros nunca ha sido mayor.

Este informe mundial de la Comisión Internacional sobre Los futuros de la educación plantea la cuestión de la función que puede cumplir la educación para dar forma a nuestro mundo común y nuestro futuro compartido de cara a 2050 y más allá. Las propuestas que presenta son el resultado de un proceso mundial de participación y creación conjunta de dos años, que mostró que un gran número de personas, ya fueran niños, jóvenes o adultos, son muy conscientes de que estamos conectados en este planeta compartido y de que mejorar esa experiencia para todos exige que trabajemos juntos.

A menudo ya están dedicados a generar esos cambios ellos mismos. Este informe incorpora sus contribuciones a todos los factores, desde la forma de replantearse el espacio de aprendizaje hasta la descolonización de los planes de estudios y la importancia del aprendizaje social y emocional, y explora sus miedos reales y crecientes en relación con el cambio climático, las crisis como la COVID-19, las noticias falsas y la brecha digital.

La educación, es decir, la forma de estructurar la enseñanza y el aprendizaje a lo largo de la vida, ha desempeñado durante mucho tiempo un papel fundamental en la transformación de las sociedades humanas. Nos conecta con el mundo y entre nosotros, nos abre a nuevas posibilidades y refuerza nuestras capacidades de diálogo y acción. Pero para forjar futuros pacíficos, justos y sostenibles, es necesario transformar la educación misma.

La educación puede considerarse un contrato social, esto es, un acuerdo implícito entre los miembros de una sociedad de cooperar para obtener un beneficio común. Un contrato social es más que un convenio, ya que refleja normas, compromisos y principios que tienen un carácter legislativo formal y que están culturalmente arraigados. El punto de partida es una visión común de los fines públicos de la educación. Este contrato consiste en los principios fundacionales y organizativos que estructuran los sistemas educativos, así como en el trabajo distribuido que se realiza para crearlos, mantenerlos y perfeccionarlos.

Durante el siglo XX, la educación pública buscaba esencialmente apoyar a la ciudadanía nacional y los esfuerzos de desarrollo mediante la escolaridad obligatoria de niños y jóvenes. Pero en el momento actual, en el que nos enfrentamos a graves riesgos para el futuro de la humanidad y la propia vida del planeta, debemos reinventar urgentemente la educación para que nos ayude a afrontar los retos comunes. Este acto de reimaginar significa trabajar juntos para crear futuros que sean compartidos e interdependientes. El nuevo contrato social para la educación debe unirnos en torno a los esfuerzos colectivos y aportar el conocimiento y la innovación necesarios para forjar futuros sostenibles y pacíficos para todos, basados en la justicia social, económica y ambiental. Y debe también, al igual que hace el presente informe, defender la función que desempeñan los docentes.

Son tres las preguntas esenciales que deben plantearse en materia de educación de cara a 2050, a saber, ¿qué deberíamos seguir haciendo?,¿qué deberíamos dejar de hacer? y ¿qué debería reinventarse de forma creativa?

Principios fundacionales

Todo nuevo contrato social debe basarse en los amplios principios que sustentan los derechos humanos (inclusión y equidad, cooperación y solidaridad, así como responsabilidad colectiva e interconexión) y deberá regirse por los dos principios fundacionales siguientes:

  • Garantizar el derecho a una educación de calidad a lo largo de toda la vida. El derecho a la educación, establecido en el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, debe seguir siendo el fundamento del nuevo contrato social para la educación y debe ampliarse para incluir el derecho a una educación de calidad durante toda la vida. También debe abarcar el derecho a la información, a la cultura y a la ciencia, así como el derecho a acceder y contribuir al patrimonio común de conocimientos, es decir, los recursos de conocimiento colectivos de la humanidad que se han acumulado durante generaciones y que se transforman continuamente.
  • Reforzar la educación como bien público y común. En su calidad de esfuerzo social compartido, la educación crea propósitos comunes y permite que los individuos y las comunidades florezcan de forma conjunta. Un nuevo contrato social para la educación no solo debe garantizar que esta reciba financiación pública, sino que comprende también un compromiso de la sociedad en general de incluir a todos en los debates públicos sobre la educación. Es este énfasis en la participación lo que refuerza la calidad de patrimonio común de la educación, esto es, una forma de bienestar compartido que se elige y se logra conjuntamente.

Estos principios fundacionales reposan en lo que la educación ha permitido a la humanidad conseguir hasta ahora y contribuyen a garantizar que, a medida que avanzamos hacia 2050 y más allá, la educación empodere a las generaciones futuras para que reimaginen sus futuros y renueven sus mundos.

Entre las promesas del pasado y las incertidumbres del futuro

La agravación de las desigualdades sociales y económicas, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, un uso de los recursos que sobrepasa los límites planetarios, el retroceso democrático y las tecnologías de automatización disruptivas son las características de nuestra coyuntura histórica actual. Estas múltiples crisis y desafíos que se superponen socavan nuestros derechos humanos individuales y colectivos, y han provocado daños para una gran parte de la vida en la Tierra. Aunque la expansión de los sistemas educativos ha creado oportunidades para muchos, un gran número de personas debe conformarse con un aprendizaje de baja calidad.

Mirar hacia el futuro nos pone frente a un cuadro aún más sombrío. Ciertamente, es posible imaginar un planeta agotado, con menos espacios para la habitación humana. Los escenarios futuros extremos también incluyen un mundo en el que la educación de calidad es un privilegio de las élites, y en el que amplios grupos de personas viven en la miseria porque no tienen acceso a los bienes y servicios esenciales. ¿No harán las desigualdades educativas actuales más que agravarse con el tiempo hasta que los planes de estudios lleguen a ser irrelevantes? ¿Cómo afectarán estos posibles cambios a nuestra humanidad esencial?

Ninguna tendencia es inexorable. Son posibles múltiples futuros alternativos, con transformaciones disruptivas en diversas esferas clave, como se indica a continuación:

  • El planeta está en peligro, pero la descarbonización y la ecologización de las economías están en marcha. En este caso, los niños y los jóvenes ya cumplen una función de liderazgo, exigiendo una acción real y haciendo severos reproches a quienes se niegan a afrontar la urgencia de la situación.
  • En el último decenio, el mundo ha sido testigo de un retroceso de la gobernanza democrática y un aumento del sentimiento populista impulsado por la identidad. Al mismo tiempo, han prosperado la participación ciudadana y el activismo cada vez más activos que combaten la discriminación y la injusticia en todo el mundo.
  • Las tecnologías digitales encierran un enorme potencial de transformación, pero aún no hemos descubierto cómo hacer realidad sus numerosas promesas.
  • El reto de crear un trabajo decente centrado en el ser humano está a punto de tornarse mucho más complejo a medida que la inteligencia artificial (IA), la automatización y las transformaciones estructurales cambian la configuración de los panoramas laborales en todo el mundo. Al mismo tiempo, cada vez más personas y comunidades reconocen el valor del trabajo de asistencia y cuidado y las múltiples formas en que debe brindarse seguridad económica.

Cada una de estas nuevas perturbaciones ejerce repercusiones considerables para la educación. A su vez, lo que hagamos juntos en materia educativa determinará la forma en que responderá.

Actualmente, la forma en que organizamos la educación alrededor del mundo no basta para garantizar sociedades justas y pacíficas, un planeta sano y un progreso compartido que beneficie a todos. De hecho, algunas de nuestras dificultades provienen de nuestra manera de impartir educación. Un nuevo contrato social para la educación debe permitirnos pensar diferente sobre el aprendizaje y las relaciones entre los alumnos, los docentes, el conocimiento y el mundo.

Propuestas para renovar la educación

La pedagogía debería organizarse en torno a los principios de cooperación, colaboración y solidaridad. Debería fomentar las capacidades intelectuales, sociales y morales de los alumnos, para que puedan trabajar juntos y transformar el mundo con empatía y compasión. Al mismo tiempo, hay que “desaprender” la tendenciosidad, los prejuicios y las divisiones. La evaluación debería reflejar estos objetivos pedagógicos, de tal modo que se promuevan un crecimiento y un aprendizaje significativos para todos los alumnos.

Los planes de estudios deberían hacer hincapié en un aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario que ayude a los alumnos a acceder a conocimientos, y producirlos, y que desarrolle al mismo tiempo su capacidad para criticarlos y aplicarlos. Los planes de estudios deben adoptar una comprensión ecológica de la humanidad que reequilibre la forma en que nos relacionamos con la Tierra, teniendo en cuenta que es un planeta vivo y nuestro único hogar. Es importante frenar la difusión de información errónea mediante una alfabetización científica, digital y humanística que refuerce la capacidad de distinguir la mentira de la verdad. En los contenidos, métodos y políticas de educación deberíamos promover la ciudadanía activa y la participación democrática.

La enseñanza debería seguir profesionalizándose como una labor colaborativa en la que se reconozca la función de los docentes de productores de conocimientos y figuras clave de la transformación educativa y social. La labor de los docentes debería caracterizarse por la colaboración y el trabajo en equipo. La reflexión, la investigación y la creación de conocimientos y nuevas prácticas pedagógicas deberían ser parte integrante de la enseñanza. Esto significa que hay que respaldar la autonomía y la libertad de los docentes, y que estos deben participar plenamente en el debate público y el diálogo sobre los futuros de la educación.

Las escuelas deberían ser lugares educativos protegidos, ya que promueven la inclusión, la equidad y el bienestar individual y colectivo, y también deberían reimaginarse con miras a facilitar aún más la transformación del mundo hacia futuros más justos, equitativos y sostenibles. Las escuelas deben ser sitios que reúnan a grupos diversos de personas, ofreciéndoles desafíos y oportunidades que no existen en ninguna otra parte. Hay que aportar las modificaciones necesarias a las arquitecturas, los espacios, los horarios y las agrupaciones de alumnos de las escuelas, a fin de alentar y permitir a los individuos para que trabajen de consuno. Las tecnologías digitales deberían tener como objetivo apoyar a las escuelas, y no sustituirlas. Las escuelas deberían forjar los futuros a los que aspiramos garantizando los derechos humanos y convirtiéndose en ejemplos de sostenibilidad y neutralidad en carbono.

Deberíamos disfrutar y acrecentar las oportunidades educativas que surgen a lo largo de la vida y en diferentes entornos culturales y sociales. En todo momento de la vida, las personas deberían tener oportunidades educativas significativas y de calidad. Deberíamos conectar los lugares naturales, físicos y virtuales de aprendizaje, aprovechando al máximo las mejores características de cada uno. Los principales responsables son los gobiernos, cuya capacidad de financiación y regulación pública de la educación debería fortalecerse. Es necesario ampliar el derecho a la educación, a fin de que sea permanente y abarque el derecho a la información, la cultura, la ciencia y la conectividad.

Promoción de un nuevo contrato social para la educación

El cambio y la innovación a gran escala son posibles. Estableceremos un nuevo contrato social para la educación mediante millones de actos individuales y colectivos: actos de valor, liderazgo, resistencia, creatividad y cuidado. Un nuevo contrato social debe superar la discriminación, la marginación y la exclusión. Debemos esforzarnos por garantizar la igualdad de género y los derechos de todos, independientemente de la raza, el origen étnico, la religión, la discapacidad, la orientación sexual, la edad o la ciudadanía. Se necesita un enorme compromiso en favor del diálogo social y del pensamiento y la actuación conjuntos.

Un llamamiento a la investigación y la innovación. Un nuevo contrato social requiere un programa de investigación colaborativo de alcance mundial que se centre en el derecho a la educación a lo largo de toda la vida. Este programa debe basarse en el derecho a la educación e incluir diferentes tipos de datos y formas de conocimiento, incluido el aprendizaje horizontal y el intercambio de conocimientos más allá de las fronteras. Deberían aceptarse las contribuciones de todos, de los docentes a los alumnos, y de los académicos y centros de investigación a los gobiernos y organizaciones de la sociedad civil.

Un llamamiento a la solidaridad mundial y la cooperación internacional. Un nuevo contrato social para la educación requiere un compromiso renovado de colaboración mundial que fomente la educación como un patrimonio común, sobre la base de una cooperación más justa y equitativa entre los agentes estatales y no estatales. La comunidad internacional desempeña un papel esencial para ayudar a los agentes estatales y no estatales a ajustarse a los propósitos, normas y reglas compartidos necesarios para hacer realidad un nuevo contrato social para la educación. En este sentido, debería respetarse el principio de subsidiariedad y promoverse los esfuerzos locales, nacionales y regionales. Deben tenerse en cuenta en particular las necesidades educativas de los solicitantes de asilo, los refugiados, los apátridas y los migrantes, mediante la cooperación internacional y el trabajo de las instituciones mundiales.

Las universidades y otras instituciones de educación superior deben participar activamente en todos los aspectos de la creación de un nuevo contrato social para la educación. Ya sea que apoyen la investigación y el avance de la ciencia, o que sean colaboradoras contribuyentes de otras instituciones y programas de educación de sus comunidades y el resto del mundo, las universidades creativas, innovadoras y comprometidas con el afianzamiento de la educación como patrimonio común cumplen una función clave en los futuros de la educación.

Es esencial que todos puedan contribuir a forjar los futuros de la educación: niños, jóvenes, padres, docentes, investigadores, activistas, empleadores, líderes culturales y religiosos, etc. Tenemos tradiciones culturales profundas, ricas y diversas que pueden servir de cimiento, y los seres humanos cuentan con una gran capacidad de acción colectiva, inteligencia y creatividad. Ahora nos enfrentamos a una importante disyuntiva, a saber, seguir por un camino insostenible o cambiar radicalmente de rumbo.

El presente informe sugiere respuestas a las tres preguntas básicas siguientes: ¿qué deberíamos seguir haciendo?, ¿qué deberíamos dejar de hacer? y ¿qué debería reimaginarse de forma creativa? No obstante, las propuestas son simplemente un punto de partida. Este informe es más una invitación a pensar e imaginar que un plan de acción. Estas cuestiones deben abordarse y responderse en las comunidades, los países, las escuelas y los programas y sistemas educativos de todo tipo, en todo el mundo.

Establecer un nuevo contrato social para la educación es un paso fundamental para reimaginar juntos nuestros futuros.

Fuente: https://www.ibercampus.es/debil-consenso-global-en-los-futuros-de-a-educacion-urge-nuevo-contrato-social-sin-proponer-planes-de-accion.htm

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