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Jóvenes “a la intemperie”: la ausencia de una política de formación e inserción

Pluma Invitada

Enrique Pieck Gochicoa*

En prácticamente todos los países existe un grupo de jóvenes que ha truncado su itinerario educativo debido a diversas razones económicas, sociales, familiares y/o personales. En el caso de México, muchos se ven obligados a interrumpir sus estudios sin haber obtenido su certificado de educación media superior, nivel educativo que forma parte de la educación obligatoria desde 2011. Algunos datos revelan que sólo un 60.9% de la población de 15 a 17 años ingresa a media superior (INEE, 2014); aunado a ello, el abandono en este nivel es de un 40% (Weiss, 2014). Ambas cifras hablan de la magnitud del problema en lo que se refiere a jóvenes que no cuentan con estudios de media superior acreditada, más grave aún si pensamos en la cifra de ocho millones de jóvenes que se encuentran en situación de no estudio y no trabajo. Para la mayoría de estos jóvenes, su paso por el sistema educativo quedó atrás –o postergado– en sus trayectorias de vida, por lo que enfrentan ahora el reto de la transición al mundo del trabajo. Lamentablemente, ésta se complica por agravantes, tales como: baja escolaridad, falta de experiencia laboral, trayectos educativos marginales, no contar con competencias para el trabajo, la corta edad, falta de redes sociales, entre otras.

En este nuevo escenario de vida, muchos/as jóvenes se encuentran en una situación de abandono y a la deriva. Sin gran conocimiento, terminan insertándose en opciones laborales precarias y de alta rotación; otros encuentran espacios en el sector informal, hay quienes se aventuran en el frágil espacio del autoempleo, y algunos incursionan en el ámbito de la delincuencia. Son jóvenes que por lo general provienen de sectores de bajos recursos, con  problemáticas de desintegración familiar, contextos de violencia, desempleo, falta de oportunidades productivas, etc. Bajo estas circunstancias deben definir sus futuros escenarios de vida y, en esa dinámica a ciegas, buscan abrirse camino, van de alguna manera “rebotando” entre la diversidad de opciones que se les presentan: laborales, educativas y de formación. En este “rebote” los/as jóvenes se encuentran sin algún apoyo que les permita encaminar sus decisiones, analizar las diferentes opciones de estudio y trabajo, trazar e imaginar sus futuras trayectorias personales y profesionales: son jóvenes “a la intemperie” que ante la falta de un programa que los oriente se ven obligados a ir sorteando en soledad y por sí mismos las diferentes alternativas existentes.

Partiendo de esta realidad, un ejemplo que invita a la reflexión es el caso del Programa de Formación e Inserción (PFI), que se desarrolla en Cataluña, España y que tuvo como antecedente el Programa de Garantía Social (PGS) (1995-2006). El PFI retoma la experiencia y subsana algunas debilidades del PGS, entre ellas el diseño sin continuidad posterior de los estudios. Lo que distingue al PFI (también sello del PGS), y que marca un contraste inevitable con la política de formación para el trabajo en México, es el tener muy presente en la política educativa al segmento de jóvenes que ven truncadas sus trayectorias educativas y que no han podido obtener el certificado de educación básica obligatoria. Se parte de que existe un segmento de jóvenes que no culminan su educación básica y que se encuentra en proceso de transición al mundo del trabajo, luego pues se diseña y pone en operación un programa específico que responda a la problemática global de la transición de los jóvenes desfavorecidos: se les apoya en su proceso de inserción profesional y re-inserción al sistema educativo.

El programa busca ser un acto continuo de acompañamiento y de apoyo a la construcción de alternativas para los jóvenes sin la certificación básica. Se distingue por ser integral, por querer facilitar el tránsito de estos jóvenes a la vida activa, por tener vínculos con el mundo del trabajo a través de pasantías y por tener continuidad con grados superiores. Asimismo, busca favorecer el desarrollo de competencias (tanto técnicas como blandas), atender a la problemática social de los jóvenes, orientar en el desarrollo de posibles proyectos productivos, apoyar proyectos personales de vida, y promover su reinserción al sistema educativo. En mi opinión, el  punto clave del PFI es partir de una política específica de formación orientada a este grupo de jóvenes en el ánimo de facilitar su proceso de transición. No se les deja solos, no están a la intemperie.

En este marco es importante comentar sobre el programa de La Comuna, con raíz en las Misiones Locales de Francia, que se implementó en la Ciudad de México entre 1999 y 2008. Un elemento definitorio del programa consistía precisamente en la labor de consultoría y apoyo que se debe dar a los jóvenes en este entrecruce de caminos. El programa partía de que los jóvenes que se enfrentan a estas circunstancias deben contar con un servicio que les brinde asesoría psicológica, educativa y laboral. Intentó funcionar como un espacio de contención, de abrigo, ante las circunstancias difíciles de desorientación y falta de conocimiento a la que se enfrentan los jóvenes que atraviesan por esta etapa. Este programa fue ejemplo de una concepción diferente de la capacitación donde el proceso de transición a la vida activa se atendía de una forma integral. Lamentablemente, a la fecha, no existe ningún programa de capacitación que haya retomado este enfoque.

En México contamos con un abanico de opciones, que van desde la oferta de capacitación de parte de la Dirección General de Centros de Formación para el Trabajo (DGCFT) a través de los ICAT y los CECATI, hasta diferentes instancias que promueven el acceso al empleo, el desarrollo de emprendimientos, acceso a préstamos económicos, estrategias para la re-inserción al sistema educativo con miras a la acreditación del bachillerato y la continuación de estudio superiores (Prepa Sí, Ceneval Acuerdo 286, etc.). Se trata de programas pertinentes en sí mismos, lamentablemente no se encuentran articulados entre sí,  no abordan la problemática en conjunto que enfrenta este segmento juvenil, ni forman parte de una política integral de capacitación. Los jóvenes se van encontrando con estas opciones en caminos de búsqueda personales, van “rebotando”, se van enterando por diversas fuentes, incursionando en diferentes programas sin el cobijo de un programa que responda a sus necesidades de forma integral en este momento de transición.

El hecho es que sí existen programas a los que se incorporan los/as jóvenes, sin embargo no existe una política específica de formación e inserción de la cual formen parte. A ello se debe que este segmento de jóvenes, durante esta etapa crucial, no cuente con un programa específico que los resguarde. Esto lleva a que un millón 800 mil jóvenes que no están en el bachillerato, debido a que no terminaron la educación básica o abandonaron sus estudios de nivel medio superior (Tuirán, 2014), tengan que transitar durante este periodo “a la intemperie”. 

Nos preguntamos entonces ¿por qué no se ha hecho nada al respecto? ¿Por qué no se considera algo prioritario? ¿Es un tema de voluntad política, de falta de interés, poca sensibilidad ante la problemática, subestimación de la capacitación? ¿Es una situación con una baja tasa de retorno? Muchas preguntas que inquietan y que ante la falta de respuesta llevan  a permanecer en una inercia que como sociedad tiene un costo muy alto.

*Enrique Pieck Gochicoa es investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México  (INIDE-UIA). Texto publicado en el blog de educación de Nexos.


Referencia

Diputació de Barcelona. 1998.  Aproximacions a la garantía social. Barcelona: Estudis 1.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/jovenes-a-la-intemperie-la-ausencia-de-una-politica-de-formacion-e-insercion/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/08/jovenes-leyendo.jpg

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Aprendamos a Regenerar Realidades con Mayor Conciencia

Por Manuel Martínez Mendoza

Estamos en los primeros días del año, abriendo la puerta de una nueva habitación del tiempo a la que ingresamos para vivir nuevas experiencias, con la sola exigencia de volver a pensar, con mayor conciencia, en lo que hacemos como educadores alternativos de poblaciones postergadas. Es una buena oportunidad que tenemos para ponerle ganas a la regeneración de las realidades de la educación y la sociedad, de la que somos parte.

¿Regeneración?

Sí, la regeneración es una constante de la vida. La biología la define como  la capacidad de un organismo para reconstruir, por sí mismo, sus estructuras dañadas o perdidas.

Las estrellas de mar, las lagartijas y otras especies cuando se ven amenazadas distraen a sus depredadores cediéndoles un pie o la cola para huir y después, progresivamente, “auto repararse”, hasta completar su cuerpo de una manera autónoma, valiéndose de sus propias potencialidades.

En el caso de las mariposas la regeneración convierte a los huevos de la especie en  larvas y a estas en crisálidas, antes de su última conversión en su estado adulto. Este proceso denominado metamorfosis pone en evidencia sucesivos estadios en los cuales un individuo se regenera, cambia su morfología y fisiología de modo radical, al extremo de adquirir diferentes formas siendo un mismo individuo.

En esa gradualidad también podemos observar las regeneraciones que se manifiestan en el reemplazo y crecimiento de pelos y uñas de los mamíferos, la muda de los exoesqueletos de los muy y cangrejos, la piel de los reptiles, etcétera.

¿La regeneración se produce en todas las especies?

En la especie humana el huevo se convierte en embrión y, luego del alumbramiento, el niño se convierte progresivamente en adulto, pasando de modo natural por diversas etapas de la vida, en las cuales se manifiestan características propias de cada una de ellas.

La regeneración es, por tanto, un proceso biológico común, en el cual cada individuo expresa sus propias potencialidades para dar un gran salto cualitativo, “un nuevo nacimiento”, una metamorfosis que asegura una continua renovación de lo más importante de la realidad natural.

Es importante este concepto de regeneración porque implica: a). Una modificación esencial de las estructuras biológicas, b). Durante un proceso inexorable, b) Realizado por cada individuo de todas las especies, incluida la especie humana.

¿La regeneración es solo un fenómeno natural de individuos?

No, la regeneración tiene una doble dimensión que depende una de otra. Se inicia como un proceso natural individual pero, simultáneamente, se desarrolla como un proceso colectivo social, de interacciones entre pares de una misma especie.

En el caso de las sociedades humanas solo existen características específicas que la diferencian de las sociedades de otras especies, sobre todo por la forma de organización y funcionamiento en las que priman, cada vez más, sofisticadas relaciones de poder de clase que obstaculizan o inhiben la regeneración individual, principalmente, de los postergados, la convivencia y el aprendizaje.

Entonces ¿Regenerar es transformar?

El concepto de regeneración enriquece radicalmente el concepto mayor de transformación, principalmente de la transformación social, debido a que define la participación de los individuos en ella, de modo que se plantea el desarrollo como un proceso endógeno sobresaliente, desde el individuo hacia el colectivo desde el uso de sus potencialidades hacia la construcción y uso de las potencialidades de su contexto.

Los factores endógenos o intrínsecos de todas las personas son primordiales porque caracterizan al proceso de desarrollo en una dinámica social con una trayectoria de abajo hacia arriba, de adentro hacia afuera, al encuentro entre personas y sus organizaciones en un proceso constructivo en el cual los individuos no pueden ser reemplazados, ni sustituidos, ni representados del modo como se acostumbra en la relaciones de poder de las élites, instituciones, estado y gobiernos que afecta el concepto y práctica de democracia, manteniéndola como una burbuja en la cual los demócratas sustentan su vida a expensas de una práctica antidemocrática.

Los factores exógenos, desde una lectura de progreso, son valiosos si permiten el desarrollo de los individuos facilitando, mediante políticas y recursos, la creación de oportunidades para el despliegue de las facultades y derechos individuales en la construcción de relaciones de poder democrático y constructivo.

Entonces, ¿Es posible regenerar realidades en las que existen grietas abismales entre una minoría de privilegiados y una mayoría de postergados?

No solo es posible sino que es una exigencia social concertar voluntades entre los ciudadanos –educadores, en nuestro caso- que constituyen la poca visible reserva moral del país, sin exclusiones de ningún tipo, para regenerar la educación y, en general, la sociedad, pensando en un futuro deseable de bienestar para todos.

Para eso es imprescindible soltarse de las amarras y levar anclas. Es necesario desaprender los viejos paradigmas acostumbrados con los que se mira la realidad desde arriba, patriarcalmente, desde el atávico centralismo, con políticas elaboradas entre las cuatro paredes de las cimas del poder nacional[1], reproducido en las regiones y localidades, “validadas” mediante “muestras representativas” que solo sirven para “aprobarlas democráticamente” y que arreglan temporal y parcialmente los focos de atención que satisfacen las estadísticas y gestiones pasajeras, en periodos de gobierno basados en caudillismos y personalismos.

La educación, en su más amplia comprensión y extensión, es decir, la que se realiza de modo cotidiano mediante las interacciones políticas, económicas y sociales, en la que se incluye a la educación escolar, constituye parte de los factores exógenos que pueden potenciar el desarrollo humano en armonía con el desarrollo de la sociedad en su conjunto.

 Así la transformación tiene su base en la acción de todos los individuos de la especie como elemento fundamental de la acción colectiva, respetando sus ritmos y estilos. Por esta razón, el papel de la educación deviene en un factor fundamental siempre y cuando esta se construya, en oposición a la existente, como una cultura emancipatoria, liberadora, de auto-transformación de las personas, en su doble condición de individuos-sociales, sin excepción, valorando que los individuos formamos parte de una realidad natural y social, sin la cual no existiríamos.

Sabemos que la otra cara de la educación, con su modelo prescriptivo y conductista, sirve más para reproducir la cultura social predominante y sus particulares formas de entender el cambio como parte del estado del momento actual, por tanto, si los expertos y especialistas en el clásico modelo escolar enseñante deciden asumir una posición crítica y desmitificadora de lo que hay que cambiar, igualmente y con buena voluntad, pueden desaprender los viejos paradigmas que los hacen mirar desde arriba las soluciones de los problemas de los de abajo, perdiéndose la oportunidad de facilitar la actuación constructiva de educadores, estudiantes y comunidades locales en la solución de los problemas  que, en primera instancia, les corresponde solucionar.

La actual visión de desarrollo personal-social en la práctica es básicamente una visión de crecimiento económico, de preferencia por escuelas privadas, de empleabilidad exigida por el modelo productivo existente en el que los derechos de los trabajadores, incluyendo el de los educadores, son conculcados.

En esa perspectiva tradicional la educación alimenta una práctica pedagógica  basada en  un currículo único que es ajeno a las diversas culturas, mediante  el  aprendizaje de conocimientos denominados “universales” y no de competencias reales.

El liderazgo del director asumido como patriarca de la escuela, la capacitación y meritocratismo en función de perfiles homogeneizadores y realidades desiguales; la atención de las demandas con una oferta  exclusiva de áreas curriculares y de prioridades de focalización que excluyen poblaciones, el uso de “herramientas” de todo tipo que “innovan” y consolidan la actual cultura escolar, son productos de las nubes de un poder cuyas jerarquías no construyen igualdad social.

Estas manifestaciones de una cultura predominante que sesga la atención a solo una parte de la población, “porque no se puede atender a todos al mismo tiempo”, constituye una coartada muy utilizada por la gran mayoría de “representantes” políticos, económicos y religiosos, que solo han servido para lavar la cara de  los modelos que quieren conservar, proponiendo innovaciones que aceitan solo algunos engranajes de los mecanismos que crean brechas sociales.

La experiencia nos ha demostrado que esta es la forma con la que se mantienen los mismos problemas esenciales de siempre y, de paso, es el modo de fomentar la ilusión de la salvación futura. Incluso, en defensa de intereses particulares, se apela a las estadísticas para vanagloriarse de sus logros o para atacar a  sus adversarios, pero se elude los números pendientes de alcanzar al extremo de no ser tomados en cuenta, adecuadamente, por los planes “estratégicos”.

Si las prácticas pedagógicas están en cuestión, ¿La búsqueda de coherencia nos plantea el  aprender haciendo?

Parece que la principal derrota del sistema educativo no está en caerse muchas veces tropezando con la misma piedra, sino en lo que llaman logros que, incluso, son celebrados oficialmente en una fecha del año.

Desaprender el viejo discurso de cambio que se basa en una teoría desvinculada de la práctica pedagógica rutinaria es una tarea pendiente de los educadores que trabajan, principalmente, con poblaciones excluidas en los centros de educación básica alternativa y en las comunidades y organizaciones sociales.

Para eso hay que revalorar el campo de acción con mayor conciencia y empatía social, promoviendo la participación activa, la  praxis siguiendo una ruta de práctica-teoría-práctica; cuya experiencia propia produzca ideas que se materialicen en prácticas regeneradoras, continuas y relacionadas unas con otras, sistémicamente, producto del aprendizaje diario, autónomo y cooperativo, con mirada de un futuro pensado democráticamente en función de todos, desde el presente.

En esa lógica, la ciudadanía, de la que tanto se habla como tema educativo de salón pero muy poco se hace, no puede ser un producto futuro sino que se debe ejercer como derecho desde hoy en los quehaceres de la vida y también en los quehaceres de la educación, tanto en los aprendizajes en la escuela como en los de la comunidad.

La misma condición de educador y de estudiante o persona, en el marco de una educación que despliegue las facultades de las personas en su propio beneficio, no puede ser un producto de la culminación de la escolaridad sino que se debe ejercer desde hoy como un ciudadano pleno, emancipado, en el acto de aprender-enseñar-aprender en su vida cotidiana.

Una cosa es promover aprendizajes con enlatados curriculares[2] y, otra, es partir de la experiencia vital de los estudiantes, descentralizada y contextualizadamente, como eje de integración de los conocimientos de la llamada cultura universal y de los saberes que tienen todos los que aprenden.

Así los planteamientos sobre la autoría de los estudiantes en su aprendizaje, el protagonismo derivado de su autonomía y solidaridad en el acto de aprender, adquieren sentido y otorgan valor a la movilización democrática por el aprendizaje siempre y cuando este tenga diferentes puntos de partida y de llegada.

En vez del punto de partida único y general representado por los contenidos de las áreas curriculares y de temas preestablecidos sobre derechos u otros, en escuelas y comunidad respectivamente, debemos plantearnos como puntos de partida a las diversas situaciones de vida de los estudiantes y personas en sus familias, trabajos y comunidad, elegidas democráticamente como motivo de aprendizaje transdisciplinario.

En vez del punto de llegada en función de la calificación del rendimiento escolar, supuestamente académico, debemos plantearnos como puntos de llegada los diferentes desempeños de estudiantes y personas en la solución de sus principales problemas de su vida diaria, auto gestionado como parte de sus propios proyectos de vida.

Aprender, como educadores alternativos en escuelas y comunidades, a regenerar la educación regenerando el currículo formal y los contenidos de la educación fuera de las escuelas con la intención de construir ciudadanía plena es ingresar por la principal puerta que debemos abrir para aprender a regenerar y transformar la realidad social sin postergaciones hacia una modernidad de Bien- Estar para todos.

Desde este punto de vista la transformación, mediante la educación se podrá vislumbrar como instrumento de regeneración de sí misma y de la sociedad a la que pertenece, del impulso de “un nuevo nacimiento”, encargado de facilitar la superación del paradigma conductista que le gusta donar contenidos e ilusionarse haciendo mal uso de las invenciones de la ciencia y tecnología, en desmedro del uso de las potencialidades intrínsecas de las personas, estableciendo un contacto cultural dominante, en el que una cultura enseña y otras solo aprenden.

Manuel Martínez Mendoza

[1] Un ejemplo fresco es lo que señala Ricardo Cuenca, investigador principal del IEP, en un artículo periodístico reciente: “La mejora del aprendizaje parece ser el lugar favorito para el fantasma de la exclusión. En un contexto donde la solución del problema curricular parece complicar más las cosas y se sabe poco de las iniciativas para atender a las zonas rurales, se busca segregar a los estudiantes (a través de la instalación de colegios de alto rendimiento), bajo el supuesto de que una élite formada resulta la locomotora del cambio. Ni la coherencia social ni la convivencia democrática son posibles en sistemas escolares que separan a los estudiantes por ciertas habilidades cognitivas.

El fantasma de la exclusión tiene la gran habilidad de escudriñar entre las políticas públicas, entre algunas normas técnicamente viables y en programas basados en evidencias. Pasa inadvertido entre los sofisticados lentes de la tecnocracia y se instala en la opinión publica disfrazada de inclusión”.

[2] En las normas y orientaciones para el desarrollo del año escolar de 2015 en la educación básica alternativa se mantiene, por vacío de propuestas de cambio, el diseño curricular básico de la EBA, aprobado en el 2009, que se propone un currículo por competencias pero que en la práctica se realiza como un currículo de conocimientos disciplinares desarticulados y contradictorios por su falta de claridad en su organización y que hace discutible su pertinencia y viabilidad.

Fuente: http://educadoresalternativos.blogspot.com/2015/01/aprendamos-regenerar-realidades-con_5.html?spref=fb

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Así es la mayor biblioteca de código abierto del mundo

José Manuel Blanco
elconfidencial.com

Igual que las películas o los libros se preservan, el ‘software’ tampoco se puede perder. Y hay quienes están trabajando para ello. Software Heritage es un proyecto a escala mundial que busca archivar todo el ‘software’ libre que se ha creado y se crea. Desde los proyectos casi anónimos que cada día aparecen en GitHub hasta programas míticos como el Open Office, esta página web con menos de dos años de vida (aunque fue publicada hace unos meses) pretende acoger todo ese saber con el fin de que pronto esté disponible para muchos.

Desde Francia, el profesor Roberto Di Cosmo está al frente de la iniciativa, que nació como idea hace tres años. “Cuando empecé a trabajar en eso [investigar el código abierto existente], buscábamos una gran colección de todo el código disponible. No solo disponible hoy, sino que vaya a quedar disponible a largo plazo”, explica a Teknautas. Tras mucho investigar, él y su equipo no encontraron recopilación alguna: “No había nadie que se encargara de preservar el código fuente”. Para ellos, el problema era muy grave y había que solucionarlo: “El verdadero conocimiento está en el código fuente del ‘software’, no tanto en el archivo ejecutable, y estamos perdiendo ese conocimiento”.

Visto el problema, había que definir una estrategia a largo plazo. Optaron por crear una especie de “consorcio internacional” formado por voluntarios. En él estarían representados no solo personas individuales, sino también organizaciones, centros de investigación o universidades. Trabajaron un año y medio en secreto, diseñando y montando la infraestructura. La web de Software Heritage se hizo pública el pasado 30 de junio, con todo el material que habían ido recopilando en ese tiempo.

Una Wikipedia del ‘software’

El objetivo es que cualquiera tenga acceso a un gran repositorio de código fuente. Di Cosmo ve muchas utilidades “no solo para el investigador que haga análisis, sino para miles de aplicaciones diferentes. Puede ser para la industria, para buscar vulnerabilidades…”. Es más, “uno podría construir alguna Wikipedia del ‘software’: la historia, por qué tal programa fue desarrollado por quién, en qué momento, ver cómo evolucionó con el tiempo…” Ellos no solo almacenan código fuente, “también toda la historia del desarrollo”. Cada seis horas se actualiza su contador: cuando se escribe este artículo, hay más de 47 millones de proyectos, que suman 3.100 millones de archivos en su seno.

En esa biblioteca hay de todo. En primer lugar, una copia integral de GitHub, la plataforma más famosa para compartir proyectos informáticos y desarrollarlos de forma colaborativa: millones de desarrolladores cooperan y comparten su trabajo para que el resto de la comunidad lo disfrute. También están repositorios como los de Debian yGoogle Code. “Está todo el código fuente de la mayoría de ‘software’ libre que se usa hoy en día: Linux, Firefox, Open Office… Hay gente que puso también todo el historial de Unix desde 1970, el código fuente del Apolo XI…” Y entre los colaboradores que aportan este contenido se cuentan empresas como Microsoft Francia.

A la vez que aportan el ‘software’, piden la participación de todos aquellos interesados en seguir mejorando el proyecto: para desarrollar, para dárselo a conocer a otras personas… Y ojo, porque también contratan. Es un proyecto transparente y colaborativo donde se agradece tanto una nueva pieza de ‘software’ libre como el aviso de un ‘bug’. Hay una lista de correo y un canal IRC para suscribirse.

De momento el archivo no está disponible para su descarga pública. El objetivo es no perder todo ese ‘software’ que podría dejar de estar disponible

Otra opción es patrocinar Software Heritage. De acuerdo a la cantidad de dinero que destinen cada año, los patrocinadores aparecerán reflejados como donantes en la página web y en otros apartados como las notas de prensa del proyecto. El dinero se destina a reforzar la infraestructura para seguir creciendo, así como a financiar los gastos derivados. De momento, Software Heritage es un proyecto sin ánimo de lucro del INRIA, el instituto francés de investigación informática, y sus promotores esperan que pronto se pueda “independizar”.

De momento, eso sí, el archivo no está disponible para su descarga pública: “Por ahora, nosotros nos ocupamos sobre todo de almacenar y salvar esos datos antes de que desaparezcan”, explica Di Cosmo. Es posible verificar si algo se encuentra allí, aunque no se pueda acceder a ello. Cada archivo del código fuente suele tener un identificador, un cifrado de seguridad de los denominados SHA. Si se conoce uno de esos códigos, se puede introducir en el buscador y comprobar si el archivo ya está almacenado. También se puede subir un nuevo archivo para que el equipo lo almacene o asegurarse de que alguien no lo haya hecho antes.

El objetivo es no perder todo ese ‘software’ que está disponible y que podría dejar de estarlo. Di Cosmo pone como ejemplo lo que pasó en 2015, cuando Google Code yGitorius anunciaron su cierre: “Había que buscar todo eso antes de que desapareciera”. Una vez guardados, se preocupan de garantizar su supervivencia y, aún más, de procurar que en unos años vuelvan a funcionar. “Es un tema difícil”, reconoce el profesor. “Hay mucha gente que trabaja en eso. Para intentar pasar del código fuente al ejecutable se necesita el compilador, la librería, el entorno de desarrollo…” Ellos no se ocuparán directamente de esa parte, pero quieren trabajar codo con codo con aquellos que ya lo están haciendo.

El proyecto sigue adelante gracias a la voluntad de mucha gente con ganas de cooperar y de aportar dinero. El mayor archivo de ‘software’ libre ya está en marcha para preservar la historia de una parte esencial de nuestro día a día. Y puede que el trabajo nunca termine.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2016-12-04/software-libre-informatica-open-source-linux-github_1298849/

Imagen tomada de: http://www.educacionyculturaaz.com/wp-content/uploads/2016/07/free.jpg

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La educación ante la vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes

Por: Pluma Invitada

Alejandra Luna Guzmán y Mariana Mesa Costero*

Recientemente, el Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, durante una entrega de bibliotecas digitales en el Estado de México, uno de los estados con mayores con mayores índices de violencia, se dirigió a estudiantes de secundaria diciendo que “las cosas importantes de la vida solo se consiguen con educación de calidad y con esfuerzo.”[1] Sin embargo, este enfoque educacionista plantea una verdad a medias; y para quienes nos dedicamos a la educación, es nuestra ilusión de vida, porque la realidad es que la responsabilidad en el alcance de mejores condiciones de vida no se le puede atribuir solamente al acto educativo.

Desde diciembre de 2014, con la promulgación de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA), a los niños y niñas se les reconoce como sujetos y no como objetos de derecho, es decir, se les otorga la “titularidad” de los mismos.[2] Se trata de un gran avance en materia de derechos humanos en nuestro país, al menos en el ámbito legal formal, pero no en términos reales. En ese sentido, Christian Skoog, representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en México, advierte que “sufrir pobreza en la infancia tiene efectos permanentes en la trayectoria de vida, los cuales son muchas veces irreversibles… Debemos ser conscientes de que en contextos de desaceleración económica se requieren mayores esfuerzos para garantizar el acceso de todos los niños, niñas y adolescentes a la educación, a la salud, a la seguridad social, a una alimentación suficiente y saludable y, en concreto, a una vida digna.”[3] De la misma manera, insistió en priorizar la inversión para la infancia, ya que al hacerlo, se tiene “más y mejor rendimiento en el mediano y largo plazo.”[4]

Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) señala una tendencia al aumento del aseguramiento de migrantes menores de edad no acompañados. En 2015, 36,174 niños fueron detenidos, de los cuales el 32% fue ubicado en alguno de estos centros de asistencia. Esto quiere decir que el otro 68% fue “detenido en los mismo espacios y bajo las mismas condiciones que los adultos”,[5] como argumentó Luis Raúl González Pérez, ombudsman[6] (defensor de los Derechos Humanos) nacional. Si se respetara el artículo 11 del Reglamento de la LGDNNA, estos menores no podían haber sido privados de su libertad en estaciones migratorias y debieron haber sido enviados a albergues.

En otro escenario, la Secretaría del Trabajo de la Ciudad de México estima que cerca de 85 mil niños realizan alguna actividad laboral, donde casi la mitad, 42 mil, no recibe ninguna retribución. Además, en 2014, 55.2% de los infantes vivían en pobreza y 13.1% en pobreza extrema; donde 60.5% de ellos presentaba carencias en el acceso a la seguridad social y 25.8% en el acceso a la alimentación[8]. La Fiscalía para Niños de la Procuraduría capitalina, pese a recibir constantes denuncias sobre explotación laboral infantil, se escuda bajo el siguiente argumento: “aquí dicen que nadie los obliga, que lo hacen porque ayudan a sus padres. Es una cuestión de pobreza, de falta de oportunidad, no de delito.”[9] No obstante, la LGDNNA demanda que se dé apoyo a infantes en situaciones de vulnerabilidad, marginación, violencia, conflictos familiares o políticos (migraciones) y otros. Erika Strand, jefa de Política de UNICEF, subrayó que la atención de menores tiene que ser un elemento clave pues “el estrés tóxico que genera un episodio de violencia tiene un impacto en el desarrollo del cerebro similar o peor que la desnutrición crónica”, agregó también que “cualquier política de desarrollo infantil necesitaría tener muy claro esos mecanismos para tratar esos casos y reducir el impacto.”[10]

En palabras de Aurelio Nuño, “se requiere que desde que los niños son pequeños se preparen para ser ciudadanos para la democracia. Ello implica formar niños y jóvenes que hayan tenido una profunda educación y conciencia del respeto a la pluralidad y a las reglas, así como de la importancia del Estado de derecho como ancla de la democracia.”[11] La gran duda es cómo va a aprender de Estado de derecho alguien a quien no se le han respetado los propios, que no cuenta con la educación mínima que se supone tenía garantizada.

Los niños, niñas y adolescentes que en la actualidad no estudian apenas alcanzan el 1.76% de la población, 0.008% en edad escolar dedicados a quehaceres domésticos no remunerados, lo que estadísticamente podría volverlos irrelevantes. Es decir, en el mismo rango de edad (de 5 a 17 años) existen cinco millones y medio de personas que se declaran sin instrucción,[12] algunos de los cuales se suman a la cuenta de 4’749, 057 analfabetas mayores de 15 años que hay en nuestro país.[13] Asimismo, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), para el segundo trimestre de 2011 había 7’047,679 personas entre 14 y 29 años de edad que no estudiaban ni trabajaban.[14] Los peyorativamente denominados “ninis” son la cara del sistema educativo que no hemos querido ver. Manuel Gil Antón lo expresa de manera certera: “Las personas que no tienen trabajo ni están en la escuela, debiendo estarlo, no lo han hecho no porque no quieren, sino porque la situación no se los ha permitido. Es más justo decir que están sin escuela y sin trabajo por una deficiencia del sistema, que culpabilizar a los que están en esa condición.”[15] Ha de recordarse que la vulnerabilidad infantil no debe referirse exclusivamente a la situación de pobreza como carencia de recursos materiales, sino también a la falta de educación, capacidad y organización necesarias para mejorar la calidad de vida.

Quienes dejaron de estudiar y no están involucrados en el sector económico formal en su mayoría se vieron orillados a ello, como lo demuestra el hecho de que algunos caen en problemas de drogadicción, en la delincuencia o incluso en el suicidio. Un estudio de la Secretaría de Gobernación identificó que en Culiacán, Sinaloa, “los jóvenes dejan a sus familias para vivir en casas de seguridad en las que trabajan para el crimen organizado.” La periodista que lo reporta agrega que la violencia en el estado se magnifica por “el alto índice de desempleo, el número creciente de ninis y la delincuencia organizada”.[16] Por otro lado, para 2011, 73% de los suicidios los cometieron personas con un nivel de escolaridad de secundaria o menor, 29% no trabajaba y 35% eran menores de 24 años.[17]

Aunque el informe “Los NiNis en México” defienda la libertad de decisión de los individuos e incluso haga referencia al beneficio económico que representa este sector, en específico el dedicado a labores domésticas señalando que equivale a 22.6% del PIB y que eso puede ser razón suficiente por la cual ese sector esté mejor como está,[18] su planteamiento enfrenta grandes objeciones. Entre ellas, que el universo que contempla cuenta con menores de edad, cuyo principio definitorio parte de que no presentan la madurez necesaria para tomar decisiones en contra de sus derechos y obligaciones como abandonar su educación, y que ese valor económico difícilmente paga su desarrollo humano, si así fuera, uno de los objetivos de desarrollo sustentable del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) no sería reducir la proporción de ninis para el 2020.[19]ninis

El Estado es el encargado de abrir todas las vías para que sus ciudadanos se formen y desempeñen con plenitud, sin olvidar que cualquier déficit educativo se convierte en una dimensión clave de la vulnerabilidad social. Es un hecho que la educación en la infancia es primordial para el desarrollo de los niños y niñas, mucho más cuando el derecho a la educación se ejerce de manera obligatoria bajo la perspectiva de los derechos humanos “de manera que la educación en derechos humanos no se reduzca al… carácter descriptivo, sino que la realización de los valores que la conforman sea una práctica integral y constante en todas las dimensiones de la vida escolar.”[20]

En ese sentido, es importante preguntarnos si solo la Secretaría de Educación Pública puede dar cuenta y asegurar todo lo necesario para garantizar el cumplimiento del derecho a la educación y, por lo tanto, de mejores oportunidades de vida. La vulnerabilidad a la que se enfrentan los niños, niñas y adolescentes en cuanto a sus derechos humanos y su integridad personal requiere que se involucren otras instancias y actores de la sociedad y del Estado de manera integrada y coordinada. De esta forma, se facilitará el garantizar el cumplimiento de otros derechos y el compromiso con la reducción de las enormes brechas en materia de educación, equidad, justicia, seguridad y oportunidades para los niños, niñas y adolescentes de México.

Referencias

[1]Moreno, “Pide Nuño a estudiantes esforzarse y no rendirse ante fracasos”

[2]Diario Oficial de la Federación (DOF), “Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes”

[3]Skoog, “La niñez en tiempo de crisis”

[4]Martínez, César, “Insta Unicef a priorizar gasto para la infancia”

[5]Martínez, César, “Cuestionan encierro de niños migrantes”

[6]Se define como la persona que investiga los reclamos y hace de mediador en conciliaciones.

[7] “Es deber de la familia, la comunidad a la que pertenecen, del Estado y, en general, de todos los integrantes de la sociedad, el respeto y el auxilio para la protección de derechos de niñas, niños y adolescentes, así como garantizarles un nivel adecuado de vida.”

[8]UNICEF. [página web] Disponible en http://www.unicef.org/mexico/spanish/ninos.html

[9]Sierra, Arturo, “Explotan a 85 mil niños en CDMX”

[10]Baptista, Diana, “Castiga presupuesto protección a infancia”

[11]Notimex, “Reforma educativa, íntimamente ligada a democracia: Nuño”

[12]INEGI, 2013.

[13]INEGI, “Analfabetismo”

[14]Negrete y Leyva, “Los Ninis en México”

[15]Rendón, “Sistema Educativo En México Impulsa La Desigualdad”

[16]Lastiri, “’Adopta’ el crimen a jóvenes en Sinaloa”

[17]INEGI, 2011.

[18]Negrete y Leyva, op.cit.

[19]OIT, 2016, p. 73.

[20]Staff, “Pide CNDH a la SEP consultar a niños”

*Seminario de Historia y Política de la Educación. Maestría en Investigación y Desarrollo de la Educación. Universidad Iberoamericana, Ciudad de México

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-educacion-ante-la-vulnerabilidad-de-ninas-ninos-y-adolescentes/

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¿Existe la educación rural?

Pluma Invitada

Diego Juárez Bolaños*

La respuesta a esa pregunta depende de quien la responda. Para los millones de alumnos que asisten a centros de educación inicial, escuelas preescolares, primarias, secundarias, bachilleratos, universidades y tecnológicos insertos en territorios definidos como rurales, la respuesta evidentemente es afirmativa. Pero para las autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que diseñaron tanto el plan La Escuela al Centro como El Modelo Educativo 2016, su respuesta es “no”. Quizá de esa misma manera respondería buena parte de habitantes de zonas urbanas que, concentrados en su vida cotidiana citadina, y cada vez más ensimismados, se alejan de formas de vida que se desarrollan en otros territorios. 

Para dimensionar la importancia que tienen las escuelas rurales en México, basta mencionar que, de acuerdo a cifras oficiales, casi un 56% de los preescolares, un 58% de las primarias, un 57% de las secundarias y un 30% de los establecimientos de media superior existentes durante el ciclo escolar 2013-2014, se ubicaban en localidades menores a 2500 habitantes (INEE, 2015, p. 66). criterio que –hay que recordar– es el que usa el INEGI para definir a una población rural. A estos planteles asisten casi 7 millones de alumnos de todas las entidades federativas del país.

Para el caso de alumnos que acuden  a escuelas rurales multigrado; es decir, en donde un maestro atiende a estudiantes de más de un grado escolar; cabe señalar que, durante el ciclo escolar ya mencionado,  esa modalidad constituyó un 53% de las escuelas preescolares del país, un 51% de las primarias y un 25.4% de las telesecundarias (inee, 2015, p. 305).

Con esas cifras pretendo enfatizar que la educación rural es una realidad que viven millones de familias, de estudiantes, docentes, directores, supervisores, asistentes técnico-pedagógicos y demás figuras educativas en todo el territorio nacional. Sin embargo, la SEP los desconoce y así lo confirman tanto sus planteamientos y acciones que los acompañan. Por ejemplo, en el plan La Escuela al Centro se “parte de la premisa de que existe un único sistema de organización [administrativo] idóneo para todas las escuelas” (SEP, 2016, p. 22), sin reconocer las profundas diferencias que existen en materia de gestión escolar entre las llamadas escuelas regulares y las multigrado. En éstas últimas los docentes deben cumplir también con labores directivas.

Ese mismo desconocimiento de lo rural se ve reflejado en los planes de estudio de las escuelas Normales y de las Universidades Pedagógicas Nacionales, además de los cursos de formación continua que se ofrecen a los maestros, donde la formación y capacitación sobre el trabajo en escuelas rurales y multigrado son casi inexistentes.

De frente a lo anterior y con el interés de impulsar y visibilizar la educación rural, se creó la Red de Investigadores de Educación Rural (RIER), proyecto que encabeza el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. En la RIER participan alrededor de 30 especialistas provenientes de 17 estados del país. Como parte de las actividades que desarrolla, cabe destacar que recientemente realizó –en el mes de octubre de 2016– el “Primer Coloquio Iberoamericano de Educación Rural”, en el que  se congregaron más de 50 investigadores provenientes de México, Colombia, Perú y España. Se organizaron cinco mesas con las siguientes temáticas: Reflexiones teórico-conceptuales de la educación rural; políticas educativas dirigidas a los habitantes de los espacios rurales; formación docente inicial y continua para la educación rural; prácticas y saberes docentes en el medio rural y procesos de aprendizaje en escuelas de contextos rurales.

Fruto de las ponencias y conferencias derivadas del Coloquio destaco tres aspectos importantes, a fin de comprender y contextualizar los eventos presentes:

  1. Para el caso de México es indispensable conocer los antecedentes históricos que nutren las acciones y omisiones de las actuales políticas educativas dirigidas a los pobladores rurales. De ahí que no se pueden desconocer los contextos históricos y los procesos de la llamada “Escuela rural mexicana”, las “Misiones culturales” que impulsó José Vasconcelos durante la década de 1920; la creación de las normales rurales, sus planteamientos y las acciones que se desarrollaron en el marco de la educación socialista durante el gobierno de Lázaro Cárdenas; los procesos de urbanización derivados de transformaciones económicas y políticas gubernamentales durante la segunda mitad del siglo XX; la creación del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) durante el sexenio de Echeverría (instancia estatal que atiende a las escuelas de las localidades menores a 200 habitantes) o el impulso y la creación de las universidades interculturales durante el gobierno de Fox.
  2. En prácticamente todas las naciones iberoamericanas: básicamente consideramos que no existen instancias o actividades que incorporen visiones de “lo rural” que se dirijan específicamente a la formación inicial y continua de los docentes, quienes, en buena parte, durante algún periodo de su carrera profesional trabajarán en escuelas ubicadas en espacios rurales.
  3. Para los encargados de la educación: la diversidad y las particularidades de los contextos rurales obliga a considerar el desarrollo de diversos modelos pedagógicos, materiales didácticos, equipamiento, e infraestructura escolares, así como apoyos dirigidos a los estudiantes rurales, tales como transporte gratuito, alimentación, becas y materiales.

En relación a este último punto señalo lo que una autoridad educativa de Puebla dijo sobre el sistema educativo mexicano: que está planteado de manera tal que ignora que más de la mitad de sus escuelas se ubica en espacios rurales, de ahí se explica que los modelos pedagógicos, los libros de texto, los materiales didácticos, la formación docente, la gestión escolar, los procesos de planeación y de evaluación e incluso la misma arquitectura de los planteles, están diseñados y desarrollados igual que  las escuelas urbanas. A excepción de contadas iniciativas que autoridades educativas han desarrollado en algunas entidades como en Durango, Puebla, Zacatecas, Veracruz, San Luis Potosí o Tabasco y por el Conafe. Cabe señalar pues que durante los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña la atención educativa  especialmente dirigida a las poblaciones rurales ha sido prácticamente nula.

Ante ese panorama, es necesario reconocer el esfuerzo de miles de docentes y agentes educativos que día a día laboran en territorios rurales, en contextos con una marcada diversidad cultural, social, política y medioambiental, pero también donde se viven situaciones de inseguridad, pobreza, marginación, despojos  territoriales y  carencia de servicios. El empeño del personal que trabaja en las escuelas rurales debe de ser reconocido. Las escuelas rurales conforman la única presencia permanente del Estado en decenas de miles de pequeñas localidades del país.

Para terminar me parece conveniente recordar las ideas que la RIER expresó en un comunicado: “Habría que destacar las bondades de las interacciones de aprendizaje que se dan en las escuelas rurales multigrado y las ventajas que estas escuelas traen en el funcionamiento y desarrollo mismo de sus comunidades. Se requiere ir revirtiendo la idea de déficit de la escuela multigrado y plantear que la convivencia de alumnos de diferentes grados […] es una oportunidad para el desarrollo cognitivo y afectivo”.   

*Investigador titular del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México y coordinador de la Red de Investigación en Educación Rural. Texto publicado originalmente en el Blog de Educación de Nexos

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/existe-la-educacion-rural/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/05/escuela-rural-e1431705278482-300×201.jpg

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Evaluación cualitativa para una docente

Por: Pluma I

Rosalía Nalleli Pérez-Estrada*

Mi madre es una excelente maestra. Nunca falta a su trabajo. Siempre se preocupa por sus alumnos y ayuda a todo mundo. Por eso, nunca viene a los festivales de mi escuela.”, dice el mensaje que recibí hoy por correo electrónico. En la foto que trae, hay un niño triste viendo cómo bailan sus compañeros en la escuela y sus madres los ven llenas de alegría; pero su madre no está, porque es docente y también debe de estar en el festival de su escuela. Un correo cruel que muestra la realidad parcial de muchas docentes en nuestro país y quienes están siendo evaluadas actualmente para saber su desempeño.

“Haz lo mejor de tu trabajo, dedícale tiempo a los niños y escúchalos”, nos dice el psicólogo, mientras nos da una clase de reingeniería humana y nos pide no sentir culpabilidad por no poder compartir esos momentos de alegría de nuestros chiquitines en su escuela. “Piensa que si tu trabajas bien con unos niños que no son tuyos, alguien más lo hará también con tus hijos” nos dice…¡Grande consuelo! Y,  aunque hay voluntad de sumar y el trabajo se hace con dedicación y amor, se trata de minimizar el dolor de no poder estar viendo al hijo cómo se desenvuelve en cada festival,  pensando que en ese momento seguramente alguien más, sus docentes o  sus abuelos –orgullosos- lo observan bailar.  Indudablemente,  es el sentimiento de una madre docente o su estado emocional los que no  podrán ser evaluados de manera tangible por ningún modelo educativo, por cualquier enfoque, ni mucho menos por algún organismo que sugiera el gobierno Federal, ni la Secretaria de Educación Pública o ningún sindicato; que ahora evalúan por competencias.

Madres trabajadoras que salen del hogar para ayudar en la demandante economía familiar  -cada vez más difícil, para quien se queda en casa-. Madres que salen con el sentimiento de abandono al dejar a sus chiquitines atrás, para cumplir con las obligaciones que han contraído con su profesión y con su sociedad.

Según Reategui (2006) la evaluación cualitativa se caracteriza por ser integral, individual, democrática y actual.. ¿Pero… qué aspectos pueden incluirse en ella?, ¿Qué evaluar? ¿Lo actitudinal? La responsabilidad, el compromiso, el trabajo colaborativo, la puntualidad, el respeto, la honestidad, etc.: Todos los valores que puedan mostrar a una docente cumplida, responsable, comprometida y  puntual.MEXICANOS PRIMERO DETECTA 30 MIL MAESTROS COMISIONADOS

Cuando se habla de evaluar las actitudes y, tratando de ser justos con una evaluación transparente y objetiva, se podrían considerar parámetros que ayuden a este tipo de evaluación, con una rúbrica, con un record acumulativo, una guía de observación, una lista de cotejo o una escala evaluativa; pero aún así, medir y premiar el sentir de las trabajadoras de la educación sería casi imposible…Darles un punto a favor cada que sacrifican a sus hijos por atender a los hijos de alguien más, tampoco es posible. O cuando ese alguien más llegue y reclame por el poco aprovechamiento de sus hijos y calladas tengan que soportar la intolerancia de  una sociedad que las responsabiliza por la educación de sus hijos, sin tomar su propia responsabilidad en sus manos… Agregarles puntos a su evaluación cuando, tratando de ser evaluadas por su puntualidad, dejen a un hijo con un desayuno a medias o cuando tengan que dejarlo en manos de alguien más a los 40 días de nacido para que lo cuiden en las mañanas mientras ellas trabajan. Quizás dar puntos extras por el sentimiento de culpabilidad que sienten cuando, en lugar de quedarse a cuidarlo por estar enfermo en casa, tengan que cumplir, yendo a trabajar para que no les pongan inasistencia y se considere como  “escaso compromiso” por faltar a sus labores. Cuando tristes vean que su matrimonio se va por los suelos por no dedicar más tiempo a su pareja y atender a su vez las decenas de cursos de actualización vespertinas, sabatinas o dominicales a las que son sometidas, en ese afán inmensurable de actualización por un modelo poco comprendido, dejando de lado al ser amado, para poder conservar una plaza o un trabajo.

Quizás, si los organismos evaluadores buscaran medir los niveles de satisfacción laboral de los protagonistas de la educación, para motivarlas en lugar de sancionarlas, una manera efectiva podría ser mediante la observación, la entrevista, los diarios y analizar los contenidos de los diarios…pero con un equipo profesional, especializado que de seguimiento, mida, evalúe y proponga cambios que generen un mayor compromiso, un estimulo constante a las docentes y un reconocimiento a su labor cotidiana. No sólo pensando en los resultados cuantitativos que arroja su compromiso, sino pensando en los resultados intangibles de una familia abandonada por el rescate de miles de niños que llegan a sus aulas en toda una vida, aunque por su compromiso inmenso, los atiendan –muchas veces- con un corazón destrozado.

* Profesora de la Universidad Santander y Universidad Politécnica de Tlaxcala rosalia_na@hotmail.com

Fuene: http://www.educacionfutura.org/evaluacion-cualitativa-para-una-docente/

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¿Qué tipo de motivación pones en práctica, mientras trabajas?

Pluma Invitada

Rosalía Nalleli Pérez-Estrada*

Los docentes tienen el gran poder de hacer soñar al alumno mientras trabajan juntos. También, si así lo desean, pueden provocarles que deseen irse muy lejos y olvidarse para siempre de la escuela, en esta relación de motivación externa que viene muchas veces por quien nos enseña. El alumno motivado por ser mejor puede poner sus propios objetivos de manera interna para salir adelante, pero también puede ser guiado por lo externo. Covington, (2000), en una comparación hecha entre cuánto puede uno lograr con una motivación interna y una externa, dice que los individuos están intrínsecamente motivados cuando se involucran en actividades que les sirven para sus propios fines o para su propio beneficio.

En este caso, la recompensa reside en las acciones por sí mismas y las acciones son su propio refuerzo. Por el contrario, cuando la motivación es externa viene de afuera el reconocimiento, la calificación o el aplauso. Pero, si esa motivación externa no es la esperada, los resultados pueden ser diferentes a los esperados.

Y, mientras pienso en cuánto se puede trabajar en las aulas si de motivación se trata, para hacer soñar al alumno con metas grandes en la vida, y conducirlo al éxito de lograr sus objetivos, observo a un checador del registro del seguro social mientras espero a que me selle una tarjeta de vigencia y empiezo a pensar cuánta motivación desarrolló esta persona para pasar el resto de su vida poniendo sellos de manera rutinaria, en hojas del seguro, mientras observa con fastidio las grandes filas de gente que de él dependen para recibir medicinas.

Sus movimientos perezosos y su cara de hartazgo me indican dos cosas, una: Estaba ya agotado en su jornada, (aunque eran las 10:00 a.m.); La otra: que su trabajo se había vuelto automático y sin chiste porque forma parte de una cadena de actividades que no le proporcionan satisfacción, debido a que no persigue sueños, ni recibe felicitaciones cada que pone un sello parejito y sin manchas…

Y, mientras avanzaba en la fila, me lo imaginé de niño, jugando en un columpio lleno de alegría y los ojos brillantes, deseando ser grande, añorando trabajar en el archivo del seguro social para ponerse a sellar documentos todos los días. Seguramente NO. Quizás sus sueños eran ser bombero, doctor, astronauta o presidente de su país y que todo el mundo lo admirara.

Desafortunadamente tuvo la gran suerte de conseguir una plaza y de “asegurar su futuro, su retiro y su vejez” y por eso desempeña ahora ese trabajo tan importante como parte de un proceso, pero poco reconocido y apreciado por los derechohabientes;  en un sistema donde la urgencia  y el apuro de seguir vivo se olvida el reconocimiento al que nos ayuda, provocándole cansancio y tedio en su trabajo. Herrero. (2008: 2) Describe este tipo de manifestaciones a partir de la motivación y establece que “La motivación posee dos componentes: uno interior, entendido como el cambio de energía que ocurre dentro de la persona, como podría ser la insatisfacción o cierto estado de tensión, y otro componente exterior, que se refiere a lo que la persona desea y a la conducta que dirige hacia la meta. No es posible observar el componente interior de la motivación, su existencia se interpreta a partir de lo que la persona hace, es decir del comportamiento que manifiesta”.

Más tarde, mientras avanzaba en la fila; observaba las caras de sus compañeros, todas cansadas de la rutina, sabiendo que su trascendencia se basa en el sello otorgado para tener un orden, sello que se olvidará en100 años. Cansados de dar direcciones, de atender un número exacto por día, de dar recetas para “mantener” al vivo, lidiando con la ignorancia, los malos hábitos y la necedad., mientras se convive con el compromiso de algunos y el desgano de otros,  que esperan con ansia su salida del trabajo o sus próximas vacaciones. En un lugar donde las recompensas se vuelven una obligación para el que las proporciona, y donde la motivación se hace más fuerte hacia lo que viene de afuera y en la cual los sueños de grandeza se pierden con los días repetidos, mientras se observa el calendario; viendo cuántos días faltan por pasar para que llegue el día de la quincena o el momento del retiro.

Un sentido común de buscar lo seguro para un retiro seguro, mientras se aleja -cada vez más- de aquél que lucha incansable junto con la dureza de los golpes y se cae y se levanta varias veces por intentar probar cosas nuevas, que le revuelven el alma y le provocan una satisfacción llena de angustia por cada emprendimiento nuevo, por cada reto logrado, por cada escalón avanzado, que se traduce en largas jornadas de trabajo diario,  llenas de sobresaltos, para levantarse después de una caída, pero viendo hacia el cielo;  consciente de que vendrá la recompensa de una alegría infinita al reafirmarse,  por cada reto alcanzado.

Concerniente a esto,  Naranjo, (2009:154) dice que se puede definir a  la motivación  “como el proceso por el cual el sujeto se plantea un objetivo, utiliza los recursos adecuados y mantiene una determinada conducta, con el propósito de lograr una meta” …Y, mientras salía de ese lugar, volví a pensar en el docente, quien, inicia su labor con una actitud de servicio total para despertar los sueños de sus alumnos a diario, y que muchas veces, sumergidos en la rutina o en la seguridad de un retiro, deciden echar sus anhelos abajo.

* Profesora de la Universidad Santander y Universidad Politécnica de Tlaxcala rosalia_na@hotmail.com

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/vozdelprofe-que-tipo-de-motivacion-pones-en-practica-mientras-trabajas/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/10/PB140122-768×576.jpg

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