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España: MeToo en las universidades españolas

MeToo en las universidades españolas

Núria MarrónNúria NavarroGemma Tramullas

Imágenes de 24 de las más de 25 profesoras que denuncian en este reportaje haber sido víctimas de acoso y violencias machistas en la universidad.

Más de 25 profesoras e investigadoras de las universidades públicas españolas rompen por primera vez su silencio para denunciar el acoso y la violencia machista que han sufrido en una institución que presume de buscar la excelencia pero aún conserva parte del ADN «feudal»

«Si sigues miedosa, prometo darte un buen azote». «El sexo es una forma excelsa de comunicación». «Mi vida es un orgasmo, ¡chica!». «Besos mojados». «Besitos ahí». Cada uno de estos mensajes, y un buen puñado más, fueron enviados con absoluta impunidad por un reputado catedrático de la Universitat de Barcelona a 12 alumnas y dos alumnos. Todos ellos constan en unas diligencias que la fiscalía archivó en 2013 porque la denuncia por acoso sexual, tras abrasarse convenientemente en los despachos de la universidad, ya había prescrito cuando llegó a sus manos. El caso, por tanto, no tuvo recorrido judicial, pero sí ha contribuido a descorrer la tapa de una fosa séptica oscura y largamente silenciada: el acoso sexual y machista que sufren profesoras e investigadoras universitarias y que provoca tanto sufrimiento como asfixia y expulsión de talento.

Una de las denunciantes fue la socióloga Ana Vidu, cuyo caso aún es extraordinario en la medida en que rompió el muro universitario. Sin embargo, el desenlace es demasiado conocido por demasiadas mujeres. Vidu pasó a ser «la conflictiva», la apestada, la loca, adjetivos que aún hoy repercuten en su vida profesional. «Es peor cuando denuncias que cuando sufres el acoso», dice hoy, desde la Universidad de Berkeley. De hecho, con su carrera reventada en Barcelona, probó en la Universidad de Deusto, donde la decana de Derecho, tras una larga entrevista, admitió que estaba «impresionada» por la «cantidad de calumnias sobre ella que le habían llegado». ¿Y el catedrático? Pues fue apartado de la docencia, pero no de la institución.

El 90% de las docentes e investigadoras no denuncian los casos de acoso

Vidu hoy forma parte de este primer gran MeToo de la universidad española. Como ella, las más de 25 académicas que aparecen en este reportaje ponen rostros e historias a lo que vienen diciendo las pocas investigaciones realizadas sobre este asunto: que la misma vida académica que habla de excelencia y pensamiento crítico también está asentada en una trama de violencias machistas que se alimentan en la jerarquía de la institución, en su gran competitividad y en la llamada violencia aisladora o de segundo orden: la que sufren las personas que apoyan a las afectadas.

No es tanto que la universidad esté cuajada de acosadores, como que tradicionalmente su ecosistema ha brindado impunidad a los que hay. ‘Omertá’, la ley del silencio, sigue siendo una de las palabras más escuchadas en este gran mosaico del acoso universitario.

Prácticamente todas las universidades cuentan con denuncias internas. Que sus nombres no aparezcan en este reportaje no significa que hayan erradicado este tipo de violencias. La confusión, sin embargo, se abre paso al intentar cartografiar el fenómeno.

Primero, porque la línea entre acoso laboral ‘a secas’ y de género a veces es fina –aunque hay datos clarificadores: de diciembre de 2019 a a marzo 2021, 31 mujeres por 11 hombres interpusieron quejas ante la Oficina de Acoso de la Universidad de Granada-. Y luego está el hecho de que la ausencia de una normativa única en cuanto a criterios de recopilación de los datos impide discernir en muchos centros cuántas denuncias o quejas proceden del profesorado, del alumnado o del personal de administración y servicios (PAS). Por supuesto, el grueso pertenece al colectivo de estudiantes, el más numeroso. Pero es en el sector del personal docente e investigador donde las personas se juegan más y el miedo a represalias es más inmovilizador.

«El 90% de las docentes e investigadoras no denuncian los casos de acoso», mantiene Patricia Melgar, miembro del Community of Research on Excellence for All (CREA), espacio de investigación que ha trabajado este asunto. Su subdirectora, la catedrática Rosa Valls, ya apuntó en un estudio pionero de 2008 que hasta un 65% de universitarios habían padecido o conocían alguna situación de violencia de género en los ámbitos de alumnado, docencia / investigación o el PAS.

CREACIÓN DE LAS UNIDADES DE IGUALDAD

En su día, este informe logró que a) la ley considerase las universidades como espacios de violencia de género y b) contribuyó a la creación de lasunidades de igualdad. «Las universidades nunca habían tenido ganas de abrir este tema, pero se les obligó desde más arriba», afirma. A partir de ahí, los datos del estudio no se han actualizado, a pesar de que lo han solicitado hasta tres veces a la Agencia Estatal de Investigación.

Los abusos van desde tocamientos a mayordomeo, negación de recursos, ‘apaños’ en los tribunales, difamación, luz de gas y agresiones físicas

Mientras las cifras siguen en el limbo, los relatos de las académicas entrevistadas, algunas de ellas con procesos judiciales abiertos contra la propia universidad, componen en cambio una silenciada sintonía común. Unas, como Ana Viduhan sufrido acoso sexual (las investigaciones apuntan a que alrededor de 1% de catedráticos son acosadores que reiteran). Y otras, como la doctora en Historia Carme Ruestes, afirman haber vivido, en su caso en la UAB, como «siervas en régimen de vasallaje»: «El catedrático no me quiso apoyar en el concurso de profesora titular, pero me propuso que me quedara investigando para él; durante muchos años trabajé mucho y bajo presión».

En este recuento de trapos sucios -en el que los atropellos van desde tocamientos hasta negación de recursos e información, mayordomeo, maniobras de expulsión, ‘apaños’ en los tribunales, campañas de difamación, robo de material, luz de gas y hasta amenazas y agresiones físicas-, también hay profesoras que denuncian hostigamientos vinculados al origen («determinadas conductas no se habrían producido si yo no fuera mujer y latinoamericana –explica una profesora de la Universidad de Granada-, la combinación de ser mujer e inmigrante es explosiva, soy la intrusa en esta institución feudal») y a la orientación sexual.

Una profesora de la UB que denunció a su catedrático por acoso y luz de gas afirma que -tras haber aceptado una mediación- no solo no se ha reparado el daño infligido sino que se ha reforzado una «especie de permiso colectivo» para menospreciarla que, según ella, no es ajeno a su orientación sexual. «A pesar de que la sociedad se crea muy avanzada, cuando no tienes una orientación sexual heteronormativa se te margina, te conviertes en la nota discordante», afirma.

Uno de los principales factores paralizantes a la hora de denunciar e incluso de apoyar a víctimas es precisamente esa alianza que sellan el miedo y la jerarquía. «Sobre todo no pongas mi nombre», «esto no lo escribas por favor», «tengo mucho miedo de las represalias», «asegúrate que no se me identifique», son comentarios que jalonan las conversaciones con algunas afectadas (la mayoría de las que aparecen en este reportaje ya no trabajan en los centros donde sufrieron el acoso).

No hay un perfil claro del acosador, más allá de que poseen «poder, protección y conexiones», y que se mueven «por redes de favores y contrafavores»

En cuanto a los acosadores, no hay un perfil claro, más allá de que poseen «poder, protección y conexiones en, por ejemplo, tribunales de plazas», afirma la socióloga Ana Vidu. «Se mueven muy bien por las tinieblas, por las redes de favores y contrafavores», añade la bióloga Eva Bussalleu. Embarazada y con depresión tras haber sufrido negación de recursos e información -extremos reconocidos por la propia Universitat de Girona-, perdió ante el compañero al que internamente acusó de hostigamiento la plaza que debía estabilizar en un concurso, y que deberá repetirse porque la justicia sentenció que el tribunal no era paritario.

Las referencias medievales que salpican este reportaje no son metafóricas. Las universidades fueron una creación del siglo XII. Eran instituciones estrictamente masculinas, donde el nivel de misoginia era incluso superior al del clero. En el siglo XXI, la dependencia de la protección de un catedrático para avanzar en la carrera equivale al vasallaje respecto al señor feudal de la Edad Media.

Desde la puesta en marcha de los protocolos en las universidades, el acoso se ha atenuado

UNIVERSIDAD: ADN FEUDAL

Este ADN feudal determina las relaciones entre las personas y favorece la desigualdad de género, raza y clase, hasta el punto de que Rosa Valls afirma que «en general, es más humana una empresa que la misma universidad». Según un informe de las Academias Nacionales de EEUU de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NAS) publicado en 2018, más del 50% de profesoras han sufrido acoso por razón de género. El libro ‘Acoso. #MeToo en la ciencia española’, de Ángela Bernardo, recoge datos y estudios a nivel estatal e internacional que chocan con la imagen idealizada de la academia. Según recoge Bernardo, la revista ‘Personnel Psychology’ afirmaba en 2003 que, en EEUU, el Ejército y la academia, por su naturaleza extremadamente jerárquica, son los sectores donde habría más acoso machista.

A pesar de que en los últimos años se han introducido mecanismos meritocráticos, los profesores titulares y sobre todo los catedráticos aún son clave en cuanto ocurre en sus feudos, desde la composición de los tribunales que dirimen las plazas hasta la asignación de recursos, la adjudicación de las asignaturas y los horarios, o las publicaciones que se realizan. Según un informe de 2019 de la Xarxa Vives (que agrupa 22 universidades de territorios de habla catalana), de cada 10 catedráticos solo dos son mujeres. Hasta hace poco, este abismo se atribuía más a circunstancias como la maternidad que a la naturaleza misógina de la institución académica.

«Es un marco muy jerarquizado y competitivo y parece que tengas que hacer un mar de favores para mantener tu plaza. ¿Quién va a denunciar a su director de tesis? Estamos en una fábrica de conocimiento y no deberíamos rendir pleitesía a un catedrático, pero se hace y mucho. Es derecho feudal», afirma la directora de la Unitat d’Igualtat de la Universitat Pompeu Fabra, Rosa Cerarols.

«Es un marco muy jerarquizado y parece que tengas que hacer muchos favores para mantener tu plaza ¿Quién va a denunciar a su director de tesis?», dicen en la Unitat d’Igualtat de la UPF

Precisamente las unidades de Igualdad, puestas en marcha en los últimos años, tienen un balance ambivalente. Por un lado, afirma la catedrática Rosa Valls, han supuesto «un impacto político superimportante» y un cortafuegos con el que empezar a trabajar. De hecho, se considera que desde la puesta en marcha de los protocolos, el acoso se ha atenuado. Sobre todo el sexual: antes de 2004, lo habían sufrido el 22% de asociadas, interinas, becarias, por el 4% actual. Aun así, advierte la catedrática, comisiones y unidades de Igualdad también corren el riesgo de convertirse en «floreros».

¿Sus principales hándicaps? Están dirigidas por el equipo rectoral, por lo que si la institución opta por autoprotegerse se vuelven contra las afectadas; los procesos de mediación que impulsan revictimizan a las denunciantes; los protocolos a menudo son disuasorios, y algunas malas experiencias ahuyentan a víctimas que sopesan dar el paso. «Cuando fui a la unidad, me dijeron que era muy valiente y que en adelante ya no estaría sola, pero me arrepiento totalmente de haber puesto la denuncia y confiado en sus palabras», asegura una profesora de la UB que, tras denunciar a su catedrático en 2019 por acoso y calumnias sostenidas a lo largo de 10 años (dentro y fuera de la universidad) no solo pasó por una traumática e inútil mediación, sino que el proceso acentuó su aislamiento en un área en la que es la única mujer.

«Mis compañeros me giraban la cara, me marginaban, no se me tenía en cuenta para nada -prosigue-. Yo creo que muchos tienen privilegios que temen perder. La universidad es una institución medieval y no quieren dejar de ser caballeros de la mesa redonda. Cualquier persona que creen que los desafía se convierte en alguien a quien se le puede ridiculizar, cuestionar su valía y matar en vida, y es lo que a mí me están haciendo desde el primer día. En el mejor de los casos, han mirado hacia otro lado y me han dejado sola, como a una paria».

El cerco que relata esta profesora no es ninguna excepción. De hecho, en el modus operandi del acoso universitario es significativo el cordón sanitario alrededor de la víctima, en el que el claustro ‘compra’ la versión del acosador, por supervivencia, desidia o interés.Explica Vidu que profesores que habían elogiado su talento empezaron a cuestionarla en público. A J.R., la dirección de la escuela universitaria en la que trabajaba no quiso oír su vivencia y al final abrió una investigación interna a puerta cerrada llevada a cabo por una empresa externa que hacía informes en el marco de la prevención de riesgos laborales. En ninguno de los casos hubo voluntad de esclarecimiento ni acompañamiento alguno.

«Recibí amenazas de muerte e intentaron echarme de la universidad», explica Ramón Flecha, catedrático de la UB que apoyó a una alumna acosada

«Uno de los primeros casos que saltó a la prensa fue el de M.A.F., profesora interina de la facultad de Económicas de la UB, que tras los informes de Fiscalía y magistratura, perdió el juicio contra el catedrático M.A., a quien denunció en 2004 por presiones para que accediera a favores sexuales, porque los miembros de su departamento testificaron a favor del catedrático», explica Ramón Flecha, el primer catedrático español que se puso del lado de las víctimas, ‘honor’ que lo convirtió en «traidor» y le reportó una sustancial bajada de ingresos.

En 1995, Flecha presentó la primera denuncia en la UB, proponiendo al equipo rector que actuara contra las continuas situaciones de acoso sexual y adoptara procedimientos como el de Harvard, «donde si un profesor sabe de un acoso y no lo denuncia, es expulsado». Las represalias fueron «bestiales», describe. «Recibí amenazas de muerte a las tres de la mañana, intentaron echarme de la universidad, como a otras colegas que investigaron el asunto, y cuando vieron que no podían con nosotros, fueron a por nuestros hijos en las escuelas», explica. ¿Quién? «Hubo una implicación total de la estructura universitaria», no duda el investigador, ejemplo de víctima deviolencia de segundo orden-solo el 0,4% de los docentes apoyan a las víctimas y de este 0,4%, el 80% ha sufrido violencia de género aisladora-, clave sin la que no se podría entender el acoso en el entorno universitario y que, de forma pionera, fue incluida en el ordenamiento jurídico catalán en diciembre de 2020.

«Las víctimas solo se pueden transformar en ‘supervivientes’ si encuentran apoyo, y este apoyo solo se da, salvo heroicas excepciones, con legislaciones y actuaciones institucionales decididas. Sin ellas, se impone la ley del silencio, aliada de los acosadores», explica. En este sentido, Valls afirma que un concepto clave es el llamado ‘bystander intervention’ o intervención de los testigos. «En el momento en que la sociedad interviene, cuando ves algo en el metro y consideras que debes interceder, es cuando los programas funcionan porque ya no se produce la violencia aisladora».

Las víctimas solo se pueden transformar en ‘supervivientes’ si encuentran apoyo. De lo contrario gana la ley del silencio

Mientras, las secuelas psicológicas del acoso son feroces. Algunas de las mujeres entrevistadas presentan cuadros de estrés postraumático que les afecta en su día a día y que les obliga a pagarse de su bolsillo psicólogos especializados en conflictos en entornos laborales para intentar mitigar los efectos del acoso. Sus relatos hablan de problemas de concentración, temblores, insomnio, mareos, ataques de ansiedad, depresión y hasta intentos de suicidio. «Caí en una depresión muy fuerte y una vez incluso intenté tirarme por una ventana –explica una investigadora–. Ahora me parece una barbaridad, pero estaba muy ofuscada y solo quería acabar con aquel sufrimiento que se me comía».

De hecho, muchas veces, el conflicto estalla tras sufrir hostigamiento durante mucho tiempo. Al principio, muchas afectadas no entienden qué está pasando. Y luego no ven salida aparente a la telaraña . «Yo tardé 10 años en denunciar. Aguantas hasta que ya no puedes más. Nadie toma una decisión así cuando hace siete meses que te hacen la vida imposible», afirma una docente. «Yo solo di el paso de denunciar cuando vi que ya no podía perder nada más», explica Eva Bussalleu, que ha sido contratada otra vez y se presentará a un nuevo concurso después de que la justicia anulara el anterior.

La gran prueba de cargo que componen todas estas mujeres está ahí. ¿Qué hacer con ella? Los procesos judiciales solo sirven para los casos más graves, son costosos y requieren de unas pruebas que las víctimas no siempre han podido recopilar. Así que el cambio, coinciden las afectadas y los estudios, debe ser sobre todo institucional y cultural. En este sentido, desde la Unitat d’Igualtat de la UB proclaman «tolerancia cero». «Iremos a por todas –afirman- y si hay casos del pasado que se deben reabrir, lo haremos». Las afectadas, por su parte, recelan del cambio real, exigen una intervención política si las universidades no atajan el problema y reclaman justicia restaurativa para restablecer su honor.

Algunas sufren estrés postraumático y deben pagar de su bolsillo la atención psicológica

«El acoso aún es sistémico y la falta de respuesta también, yo solo espero que se tomen medidas eficaces y que toda esta injusticia y sufrimiento sirvan de algo, que las nuevas generaciones no tengan que pasar por lo mismo –afirma Eva Bussalleu–. Defenderme me ha costado demasiado tiempo, salud y dinero, cuando debería haber dedicado toda la energía a la investigación y la docencia».

Visibilizar la magnitud del problema, medirlo y entenderlo es un primer paso, legislar es imprescindible y se necesitan más campañas de información y sensibilización. Pero también capital para minimizar el acoso por razón de género en la Academia es que la sociedad deje de tolerarlo. El MeToo y las redes de apoyo mutuo son claves en la construcción de una cultura de respaldo a las víctimas.

Incluso ha nacido un nuevo género literario, derivado de la necesidad de dar a conocer situaciones de acoso sin exponerse a denuncias. La sección ‘Omertá’ de ‘Diario Feminista’ lleva más de 90 capítulos publicados: «Siempre nos la jugamos -explica una de la autoras, Mar Joanpere-. Hemos recibido demandas por el derecho al honor por denunciar el acoso, aunque nunca aparecen los nombres, excepto aquellos que la justicia ha identificado como tales». Escribir para que se entienda todo pero sin identificar a los protagonistas ha dado como resultado textos muy similares que emergen como patrones del acoso.

«El acoso es sistémico y la falta de respuesta, también», lamenta la investigadora Eva Bussalleu, con un juicio pendiente

Mar Joanpere fue víctima de acoso sexual cuando estudiaba el máster en la UB y forma parte de la Red Solidaria de Víctimas de Violencia de Género en la Universidad. Hoy es profesora de Sociología en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona: «Muchas personas acosadas como alumnos han dejado la UB. Fuimos víctimas, supervivientes y ahora activistas. Pero tenemos que seguir en la academia porque solo la cambiaremos desde dentro».

Fuente: https://www.epe.es/es/igualdad/20220123/metoo-igualdad-universidad-13139161

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/metoo-en-las-universidades-espanola/

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Un programa para una sociedad futura que construiremos en el presente

Por: Vijay Prashad

En octubre de 2021, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó un informe que apenas recibió atención: el Índice de pobreza multidimensional global 2021, con el notable subtítulo de «Desvelar las disparidades de etnia, casta y género». La «pobreza multidimensional» es una medida de la pobreza mucho más precisa que el umbral de pobreza internacional de 1,90 dólares al día. Examina diez indicadores divididos en tres ejes: salud (nutrición, mortalidad infantil), educación (años de escolarización, asistencia a la escuela) y nivel de vida (combustible para cocinar, instalaciones sanitarias, agua potable, electricidad, vivienda, bienes). El equipo estudió la pobreza multidimensional en 109 países, examinando las condiciones de vida de 5.900 millones de personas. Descubrieron que 1.300 millones —una de cada cinco personas— viven en la pobreza multidimensional. Los detalles de sus vidas son brutales:

  1. Aproximadamente 644 millones, o la mitad de estas personas, son niñas y niños menores de 18 años.
  2. Casi el 85% de ellxs residen en el África subsahariana y el sur de Asia.
  3. Mil millones de ellxs están expuestos a combustibles sólidos para cocinar (lo que genera afecciones respiratorias), a infraestructura sanitaria inadecuada y a viviendas deficientes.
  4. 568 millones de personas carecen de acceso a agua potable adecuada en un trayecto de 30 minutos a pie.
  5. 788 millones de personas multidimensionalmente pobres tienen al menos una persona desnutrida en su hogar.
  6. Casi el 66% de ellas viven en hogares en los que nadie ha completado al menos seis años de escolarización.
  7. 678 millones de personas no tienen acceso a la electricidad.
  8. 550 millones de personas carecen de siete de los ocho bienes identificados en el estudio (una radio, una televisión, un teléfono, un ordenador, un carro para animales, una bicicleta, una motocicleta o un refrigerador). Tampoco poseen un automóvil.

Las cifras absolutas del informe del PNUD son siempre inferiores a las calculadas por otras investigaciones. Tomemos su número de personas sin acceso a la electricidad (678 millones), por ejemplo. Los datos del Banco Mundial muestran que en 2019, el 90% de la población mundial tenía acceso a la electricidad, lo que significa que 1.200 millones de personas no tenían este servicio. Un importante estudio de 2020 demuestra que 3.500 millones de personas carecen de «acceso razonablemente confiable» a la electricidad. Esto es mucho más que las cifras absolutas del informe del PNUD; no obstante, independientemente de las cifras concretas, las tendencias son horribles. Vivimos en un planeta en el que las disparidades son cada vez mayores.

Por primera vez, el PNUD ha centrado su atención en los aspectos más específicos de estas disparidades, poniendo de relieve las jerarquías étnicas, de raza y de casta. Nada es tan miserable como las jerarquías sociales, herencias del pasado que siguen agrediendo fuertemente la dignidad humana. Al examinar los datos de 41 países, el PNUD descubrió que la pobreza multidimensional afecta de forma desproporcionada a quienes se enfrentan a la discriminación social. En India, por ejemplo, las castas y tribus registradas («registradas» porque el gobierno las considera grupos oficialmente definidos) se enfrentan a la peor parte de la terrible pobreza y la discriminación, lo que a su vez agrava su empobrecimiento. Cinco de cada seis personas que luchan contra la pobreza multidimensional pertenecen a castas y tribus registradas. Un estudio de 2010 demostró que, cada año, al menos 63 millones de personas en la India caen por debajo del umbral de la pobreza debido a los gastos de bolsillo en atención sanitaria (eso es dos personas por segundo). Durante la pandemia de COVID-19, estas cifras aumentaron, aunque no ha sido fácil recopilar las estadísticas exactas. En cualquier caso, cinco de cada seis personas que se encuentran en situación de pobreza multidimensional —muchas de ellas pertenecientes a castas y tribus registradas— no tienen ningún acceso a la atención sanitaria y, por tanto, ni siquiera están incluidas en esos datos. Existen en gran medida fuera de los sistemas formales de atención sanitaria, lo que ha sido catastrófico para estas comunidades durante la pandemia.

El año pasado, el secretario general del ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos), Sacha Llorenti, pidió al Instituto Tricontinental de Investigación Social y al Instituto Simón Bolívar de Caracas (Venezuela) que iniciáramos un debate internacional para responder a las grandes crisis de nuestro tiempo. Reunimos a veintiséis institutos de investigación de todo el mundo, cuyo trabajo ha culminado ahora en un informe titulado Un plan para salvar el planeta. Este plan se reproduce con una introducción más larga en el dossier 48 (enero de 2022).

Examinamos detenidamente dos tipos de textos: en primer lugar, una serie de planes elaborados por think tanks conservadores y liberales de todo el mundo, desde el Foro Económico Mundial hasta el Consejo para el Capitalismo Inclusivo; en segundo lugar, un conjunto de demandas de sindicatos, partidos políticos de izquierda y movimientos sociales. Nos basamos en estos últimos para comprender mejor las limitaciones de los primeros. Por ejemplo, descubrimos que los textos liberales y conservadores ignoraban el hecho de que durante la pandemia, los bancos centrales —en su mayoría del Norte Global— recaudaron 16 billones de dólares para contener un sistema capitalista que hacía aguas. Aunque hay dinero disponible que podría haberse destinado al bienestar social, se destinó en su mayor parte a apuntalar el sector financiero y la industria. Si el dinero se puede destinar a esos fines, sin duda se puede utilizar para financiar plenamente un sólido sistema de salud pública en todos los países y una transición justa de los combustibles fósiles no renovables a las fuentes de energía renovables, por ejemplo.

El plan abarca doce áreas, desde «la democracia y el orden mundial» hasta «el mundo digital». Para que se hagan una idea del tipo de afirmaciones que se hacen en el documento, aquí están las recomendaciones de la sección sobre educación:

  1. Desmercantilizar la educación, lo que supone fortalecer la educación pública e impedir la privatización de la educación.
  2. Reforzar el papel de las y los docentes en la gestión de las instituciones educativas
  3. Garantizar que los sectores más desfavorecidos de la sociedad reciban formación para convertirse en docentes.
  4. Reducir las brechas eléctrica y digital.
  5. Construir sistemas de internet de banda ancha de alta velocidad financiados y controlados públicamente.
  6. Garantizar que todas y todos los escolares tengan acceso a todos los elementos del proceso educativo, incluidas las actividades extraescolares.
  7. Desarrollar canales a través de los cuales las y los estudiantes participen en los procesos de toma de decisiones en todas las formas de educación superior.
  8. Transformar la educación en una experiencia para toda la vida, permitiendo a las personas en cada etapa de la vida disfrutar de la práctica del aprendizaje en diversos tipos de instituciones. Esto fomentará el valor de que la educación no es solo para forjar una carrera, sino para construir una sociedad que apoye el desarrollo y crecimiento continuos de la mente y de la comunidad.
  9. Subsidiar la educación superior y los cursos de formación profesional para las y los trabajadores de todas las edades en áreas relacionadas con su ocupación.
  10. Garantizar que la educación, incluida la educación superior, esté disponible para todas las personas en sus respectivos idiomas. Los gobiernos deben asumir la responsabilidad de garantizar la disponibilidad de material educativo en los idiomas hablados en su país mediante traducciones y otros medios.
  11. Establecer institutos educativos especializados en administración que atiendan las necesidades de las cooperativas en los sectores industrial, agrícola y de servicios.

Un plan para salvar el planeta se basa en los principios de la Carta de las Naciones Unidas (1945), el documento con mayor nivel de consenso del mundo (193 Estados miembros de la ONU han firmado este tratado vinculante). Esperamos que lean con atención el plan y el dossier. Han sido elaborados para la discusión y el debate, y son para ser discutidos y elaborados. Si tienen alguna sugerencia o idea, o les gustaría hacernos saber cómo han podido utilizar el plan, escríbannos a plan@thetricontinental.org.

El estudio ha sido un instrumento clave para el crecimiento de la lucha de la clase trabajadora, como demuestra el impacto de los periódicos, revistas y literatura de la clase trabajadora en la expansión de la imaginación popular. En 1928, Tina Modotti fotografió a campesinos revolucionarios mexicanos leyendo El Machete, el periódico de su partido comunista. Modotti, una de las fotógrafas revolucionarias más brillantes, reflejó el sincero compromiso de lxs revolucionarixs mexicanxs, de la izquierda de Weimar y de lxs combatientes de la Guerra Civil española. Los campesinos que leen El Machete y el dirigente campesino de India que lee al poeta comunista turco Nâzim Hikmet en una cabaña durante la gran hambruna de Bengala de 1943, representada en la xilografía de Chittaprosad, sugieren lugares donde esperamos que se discuta el plan. Esperamos que se utilice no solo como una crítica del presente, sino como un programa para una sociedad futura que construiremos en el presente.

Fuente: https://rebelion.org/un-programa-para-una-sociedad-futura-que-construiremos-en-el-presente/

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Piden a la ONU garantías de DDHH en tratado sobre “ciberdelincuencia”

Entre el 17 y el 28 de enero de 2022 se realizará la primera reunión del Comité ad hoc de las Naciones Unidas encargado de elaborar una convención internacional exhaustiva contra la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación con fines delictivos.

La idea ha levantado varias alarmas, especialmente entre la sociedad civil. Actualmente no existe una definición común de “ciberdelincuencia” ni tampoco consenso sobre cómo abordarla a nivel mundial. Todavía más grave es que las legislaciones locales sobre ciberdelincuencia a menudo son utilizadas para coartar derechos fundamentales y perseguir a periodistas, activistas, investigadores, comunidades LGBTQ+ y disidentes.

Por ejemplo, las leyes que penalizan el acceso no autorizado a redes o sistemas informáticos se han utilizado para atacar a investigadores de seguridad digital, denunciantes, activistas y periodistas. Por su parte,  aquellas regulaciones que buscan combatir fenómenos como la desinformación y la glorificación en línea de posturas extremistas pueden ser utilizadas de forma indebida para encarcelar blogueros o bloquear plataformas enteras en un país determinado.

Esta es una situación conocida por las Naciones Unidas. En su informe de 2019, el Relator Especial sobre el derecho a la libertad de reunión pacífica y de asociación, Clément Nyaletsossi Voule, observó: “Un aumento de la legislación y las políticas destinadas a combatir la ciberdelincuencia también ha abierto la puerta a castigar y vigilar a activistas y manifestantes en muchos países del mundo.” En 2019 y una vez más este año, la Asamblea General de la ONU expresó su grave preocupación por el hecho de que la legislación sobre ciberdelincuencia se esté utilizando indebidamente para atacar a los defensores de los derechos humanos, obstaculizar su trabajo y poner en peligro su seguridad.

Es por ello que hoy más de 120 expertas, expertos y organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo han enviado una carta a Faouzia Boumaiza Mebarki, Presidenta del Comité Ad Hoc, pidiendo que el proceso incluya activamente a las organizaciones de la sociedad civil en todas las etapas de desarrollo y redacción de la convención, y que se incluyan savaguardas de  derechos humanos a la propuesta, aplicables tanto a sus disposiciones sustantivas como de procedimiento.

“La lucha contra la ciberdelincuencia no debe hacerse a expensas de los derechos fundamentales y la dignidad de las personas cuyas vidas se verán afectadas por esta propuesta de convenio” señala la misiva, en cuya redacción Derechos Digitales participó activamente. Además, nuestra organización participará de la reunión de enero y estará acompañando al comité durante las próximas sesiones, con una perspectiva de derechos humanos.

La carta está disponible en castellano y en inglés.

Fuente de la informaciòn e imagen:   Rebeliòn

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España: Un hogar para la modernidad estudiantil

Un hogar para la modernidad estudiantil

La educación universitaria integral, independiente y tolerante se ensayó en Madrid gracias a la Residencia de Estudiantes y la Residencia de Señoritas

La Residencia de Estudiantes es desde hace mucho tiempo una referencia casi legendaria, un símbolo de toda una época. Su prestigio se afianzó tempranamente por su relación con figuras tan influyentes como Unamuno, Juan Ramón Jiménez y Ortega, residentes o visitantes habituales, con personalidades tan universalmente reconocidas como Bergson, Einstein, Marie Curie y Gabriela Mistral, que fueron allí conferenciantes, y con artistas tan populares como los jóvenes «alacres» –así los llamó Moreno Villa– Buñuel, Lorca y Dalí.

El 14 de abril de 1931, era ya una institución madura y reconocida, con más de veinte años de vida y plenamente arraigada en la vida universitaria y cultural madrileña. Dirigida por Alberto Jiménez Fraud, había comenzado su actividad con un pequeño número de estudiantes varones en el otoño de 1910, como parte del proyecto reformista de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, un organismo directamente inspirado por la Institución Libre de Enseñanza e inscrito con inusual autonomía en el Ministerio de Instrucción Pública, con el fin de mejorar la educación y promover la ciencia en España. Cinco años más tarde, en 1915, se abrió la Residencia de Señoritas, su grupo femenino, en los pequeños hoteles de la calle de Fortuny, que había desocupado la sección masculina al trasladarse a la nueva sede de la calle del Pinar, en los Altos del Hipódromo.

Institución singular en la instrucción pública española, el grupo masculino se inspiró en los ‘colleges’ británicos de las universidades de Oxford y Cambridge, y la Residencia de Señoritas eligió el modelo norteamericano por el apoyo generoso que le prestó el International Institute for Girls in Spain y su relación con algunas de las más prestigiosas universidades femeninas de la costa Este de los Estados Unidos, como Smith College. Formar minorías directoras, solidarias y responsables, al igual que las fundaciones británicas y norteamericanas en las que se inspiraba, constituía el telón de fondo de la Residencia.

Carácter internacional

El grupo femenino, que culminaba la atención que la Institución Libre de Enseñanza, siguiendo una característica peculiar del krausismo, había prestado a la educación de las mujeres, «no se basó en un hecho, sino en una suposición», en palabras de su directora, María de Maeztu, por la escasísima existencia de universitarias en esos años. De hecho, su cometido fundamental consistió en impulsar y facilitar el acceso a la Universidad de Madrid de las jóvenes que llamaron a su puerta, prestarles su apoyo para que pudieran elegir estudios superiores cada vez más diversificados y, en consecuencia, consiguieran trabajos cualificados en sectores que les estaban vetados hasta entonces. Muy pronto, al igual que el grupo masculino, recibió más solicitudes de ingreso de las que podía atender: la Residencia siempre huyó de las grandes sedes y del elevado número de alumnos, temiendo llegar a ser, como decía Francisco Giner de los internados al uso, «mixto de cuartel y convento». Pero siempre se dio cabida a un número significativo de estudiantes foráneos que convivieron con los españoles. En el caso de la Residencia de Señoritas, fueron mayoritariamente alumnas norteamericanas, aunque hubo también un núcleo notable de alemanas, no pocas de origen judío llegadas a Madrid en los años treinta para ampliar estudios y, a la vez, huir del antisemitismo de su país.

Con flexibilidad y firmeza, con pragmatismo también –y gran habilidad para protegerse de las injerencias ministeriales y políticas–,  la Residencia de Estudiantes ejerció siempre sus funciones de acuerdo con los principios que la sustentaban, desde la independencia y la tolerancia, rasgos imprescindibles además de en este marco para toda acción educativa. Fueron delicados los primeros tiempos para su consolidación y peligrosos los años del directorio militar del general Primo de Rivera para su continuidad. En el periodo republicano, siguió primando la neutralidad y no se rompió su tradicional distanciamiento de la actividad política.

No cambió tampoco su trayectoria. En los años treinta, siguió considerando fundamental tutelar a los estudiantes –una de las razones determinantes de su creación–, en sustitución de las tradicionales casas de huéspedes contra las que clamaban los reformistas –de Macías Picavea a Giner de los Ríos y sus sucesores de la Institución Libre de Enseñanza– por considerar que ejercían una pésima influencia sobre el modo de vida de los estudiantes, incluida desde luego su habitual falta de atención a los estudios. Tanto el grupo masculino como la Residencia de Señoritas quisieron procurar una educación integral, que comprendiera al tiempo el desarrollo intelectual y el cultivo moral, físico y social, mediante un sistema flexible, aunque no laxo, que fue mucho más indirecto y sutil en el grupo masculino que en la Residencia de Señoritas.

La institución tuvo que paliar además las deficiencias y carencias de la universidad española, y organizó para ello una serie de enseñanzas instrumentales no suficientemente atendidas en los centros oficiales y no siempre asequibles en el Madrid de entonces: clases de idiomas, en primer lugar, que la mayor parte de los años incluían francés, inglés y alemán. Fue muy novedosa –y sumamente beneficiosa– la posibilidad que ofreció de hacer prácticas en las materias de carácter experimental para completar una enseñanza excesivamente teórica en general: los laboratorios instalados en la sede de la calle del Pinar facilitaron, y no solo a los residentes porque admitían alumnos de fuera, una mejora sustancial del aprendizaje, especialmente en el caso de los estudiantes de Medicina, que en octubre de 1931 eran casi la mitad del total en la sección masculina. El laboratorio de Fisiología General, dirigido por Juan Negrín, y el de Histopatología, a cargo de Pío del Río-Hortega, estaban dedicados a la investigación.

En la Residencia de Señoritas, y gracias a la colaboración del Instituto Internacional, se abrió el laboratorio de Química, fundado por Mary Louise Foster, profesora del Smith College, que atendía a las necesidades de las estudiantes de Farmacia –el sector más numeroso de las universitarias del centro a finales de los años veinte–, así como de las que estaban matriculadas en la Facultad de Ciencias, el siguiente grupo en importancia numérica. Se impartieron otras muchas materias complementarias. Las clases de Biblioteconomía, que inició la norteamericana Mauda Polley en la primavera de 1929, supusieron la introducción sistemática, con criterios modernos, de esa disciplina en Madrid, y favorecieron señaladamente la incorporación profesional de las mujeres a los archivos y bibliotecas.

Cuerpo y mente

La práctica excursionista y deportiva que la Residencia alentó a lo largo de los años no fue una innovación menor, especialmente en el caso de las mujeres: fútbol, tenis, hockey, rugby y atletismo en la sección masculina, tenis, hockey y baloncesto, además de algunas modalidades de gimnasia rít-mica y baile, en el grupo femenino. La Residencia de Estudiantes tuvo además una destacada dimensión cultural con proyección pública que define una buena muestra de las inquietudes y de las tendencias –incluidas las manifestaciones de vanguardia– de la sensibilidad de su tiempo, tanto por la variedad de los temas tratados como por el diverso significado de sus participantes. Desarrolló un muy completo –y coherente– programa cultural e intelectual, con impronta liberal y carácter europeísta, basado en el intercambio y la cooperación internacionales. El planteamiento de esos actos, que incorporaron la mejor tradición de la alta divulgación anglosajona, fue original en el panorama español, con su intención de atender a las variadas y complementarias dimensiones que debían conformar el horizonte de un público culto.

Por su parte, la Residencia de Señoritas prestó atención en las conferencias a temas de especial interés en el ámbito femenino, expuestos muchas veces, frente a lo que era habitual, por mujeres. Definida en 1930 por la revista Crónica como «el hogar madrileño de la intelectualidad femenina española y extranjera», fue un núcleo fructífero de sociabilidad femenina en torno al cual se fundaron, bajo el amparo de María de Maeztu, dos organismos de raíz internacional, la Asociación Española de Mujeres Universitarias y el Lyceum Club Femenino. Y el centro constituyó una plataforma esencial para la configuración en las clases medias de «la mujer moderna» española  –tan bien retratada por Martínez Sierra o Casona–, que la legislación republicana procuró consolidar y difundir.

La Residencia de Estudiantes tuvo a partir de la primavera de 1931 una influencia decisiva, resultado de la sintonía existente entre sus responsables y los de instrucción pública de los primeros gobiernos republicanos, en la conformación de la Universidad de Madrid y en la apertura de centros residenciales en París y Londres. Se iniciaba así la difusión e implantación del tipo de universidad al que respondía la Residencia de Estudiantes, concebido como una corporación autónoma de maestros y discípulos, con régimen colegial y organización tutorial, al modo anglosajón, muy diferente del modelo francés vigente en España, que era un sistema centralizado y uniforme, fuertemente reglamentado y jerarquizado, bajo el control de la Administración y al albur de los vaivenes políticos.

La caída de la monarquía permitió cambiar la orientación de la Ciudad Universitaria madrileña, la nueva sede que se estaba construyendo en la Moncloa para la Universidad de Madrid, un proyecto, aprobado en 1927, que había protagonizado Alfonso XIII junto a un conjunto de catedráticos conservadores y católicos. Los miembros de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria republicana, y singularmente el doctor Negrín, su nuevo secretario, quisieron introducir en el proyecto de la Moncloa las directrices institucionistas seguidas en las creaciones de la Junta para Ampliación de Estudios como la Residencia de Estudiantes, exactamente lo contrario de lo que pretendían sus fundadores, que la habían ideado en buena medida para contrarrestar la influencia de ese organismo, al que consideraban extranjerizante y al que reprochaban su carácter laico, además de su condición extrauniversitaria. Iniciar la transformación gradual de la Universidad de Madrid hacia un modelo residencial, con el consiguiente desarrollo del sistema tutorial, fue el encargo que se encomendó a Alberto Jiménez Fraud, nombrado vocal de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria en mayo de 1931. Se ocupó, en primer lugar, de armonizar la organización y el funcionamiento de la Fundación del Amo, una residencia de estudiantes abierta en la Moncloa en 1929, con la que él dirigía desde 1910. Impulsó después, con pautas semejantes, la construcción, en un solar próximo, del Colegio de Alcalá, que estaba listo para ser inaugurado en octubre de 1936.

Un modelo de universidad residencial

Idéntico camino siguió el Colegio de España en París, iniciativa encabezada también por Alfonso XIII en la Cité Universitaire, que había sido creada para fomentar la convivencia entre estudiantes de distintas procedencias y conseguir en la Europa –y en el mundo– de entreguerras el entendimiento entre las naciones y asegurar la paz. Tras proclamarse la Segunda República, el cambio de vocales, con la inclusión de Jiménez Fraud, en la Junta de Relaciones Culturales del Ministerio de Estado de la que dependía, permitió que el Colegio de España, terminado de construir gracias a las gestiones del ministro Fernando de los Ríos, se ajustase a los principios de la Residencia de Estudiantes madrileña. Y se creó una Federación de Residencias, que unió, bajo la dirección de Jiménez Fraud, el Colegio de España, la Fundación del Amo y la Residencia de Estudiantes. A lo largo del curso 1936-1937, se hubiera integrado en ella, junto a esas tres instituciones, un nuevo centro en Londres, dependiente, como el Colegio de España, de la Junta de Relaciones Culturales, y pensado especialmente para arquitectos aunque extensible más tarde a economistas.

Otra realización republicana, la Facultad de Filosofía y Letras radicalmente renovada en su plan de estudios por el decano García Morente y alojada en un moderno edificio de la Ciudad Universitaria desde enero de 1933, suponía, con su proyectada residencia para estudiantes, el Colegio de Córdoba, la prolongación y, en cierto modo, la culminación en Madrid de la idea de universidad de corte tutorial y residencial inicialmente plasmada en los grupos masculino y femenino de la Residencia de Estudiantes. Por sus ventajas –nunca por la imposición de una legislación uniforme en cuya efectividad no creía el núcleo institucionista–, se esperaba su generalización paulatina en el conjunto de las universidades españolas.

Isabel Pérz-Villanueva Tobar es historiadora y profesora de la U.

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/hogar-modernidad-estudiantil_130_8588278.html

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Kenia: se necesitan soluciones urgentes ante el inminente cierre de los campos de refugiados

La asistencia humanitaria en Dadaab es cada vez menor y los refugiados somalíes tienen muy pocas opciones para llevar una vida segura y digna

Ginebra/Nairobi, 14 de diciembre de 2021.- poco más de seis meses de la fecha límite anunciada para cerrar los campos de refugiados en Kenia, aumenta la urgencia para encontrar soluciones sostenibles para las personas refugiadas en los campos de Dadaab, que corren el riesgo de verse privadas de la poca asistencia que reciben actualmente.

Fotografías de Dadaab para medios

Videocomunicado con totales en inglés y somalí

“El cierre planificado de los campos en junio de 2022 debería ser una oportunidad para acelerar el proceso de encontrar soluciones duraderas para las personas refugiadas”, asevera Dana Krause, coordinadora general de MSF en Kenia. “En la actualidad, la mayoría de somalíes refugiados en Dadaab –muchos de los cuales han estado atrapados en los campos durante tres décadas– se enfrentan a una asistencia humanitaria cada vez menor y opciones limitadas de llevar una vida segura y digna”.

En un nuevo informe realizado por MSF, la organización apela a Kenia y a sus socios internacionales a cumplir los compromisos asumidos en el Pacto Mundial sobre Refugiados en 2018, permitiendo que las personas refugiadas somalíes se integren en la sociedad de Kenia o sean reasentadas en el extranjero.

Resumen ejecutivo: «En busca de dignidad. Los refugiados en Kenia enfrentan un difícil dilema». En inglésReport MSF. In search of dignity. Executive summary.pdf – 1 MBInforme completo: «En busca de dignidad. Los refugiados en Kenia enfrentan un difícil dilema». En inglésReport MSF. In search of dignity.pdf – 6 MB

El informe hace hincapié en que el número de personas refugiadas que regresan voluntariamente de Kenia a Somalia ha disminuido drásticamente en los últimos tres años –de más de 7.500 en 2018 a menos de 200 en 2020–, de acuerdo con el ACNUR, y coincidiendo con el aumento de la violencia, el desplazamiento y la sequía en Somalia. Mientras tanto, las ofertas de reasentamiento de los países desarrollados se han agotado en gran medida, dejando a los refugiados con pocas opciones más que quedarse en Kenia, donde tienen derechos limitados. En la actualidad, a las personas refugiadas en Dadaab se les prohíbe trabajar, viajar o estudiar fuera de los campos.

La reciente promulgación de la ley de refugiados en Kenia podría brindar la oportunidad de una mayor integración a las personas refugiadas dentro de Kenia, pero esto depende de que se implemente de manera amplia para incluir a todos los refugiados, incluyendo a los somalíes.

Lo que más tememos es que cerrar los campos sin ofrecer una solución a las personas refugiadas podría resultar en un desastre humanitario
Joroen Matthys, coordinador de proyecto de MSF en Dagahaley

Kenia tiene ahora una elección simple: dejar que los refugiados caigan aún más en la precariedad o defender sus derechos ofreciéndoles la oportunidad de estudiar, trabajar y moverse libremente,” dice Krause. “Los países donantes deben compartir esta responsabilidad aumentando la asistencia para el desarrollo a Kenia, garantizando que las personas refugiadas tengan acceso a los servicios públicos”.

El plan de cierre de los campos ya ha hecho que la asistencia humanitaria se desplome, y el Programa Mundial de Alimentos advirtió el pasado septiembre que podría verse obligado a dejar de distribuir raciones de alimentos por completo a finales de este año si no llega más financiación.

Lo que más tememos es que cerrar los campos sin ofrecer una solución a las personas refugiadas podría resultar en un desastre humanitario”, afirma Joroen Matthys, coordinador de proyecto de MSF en Dagahaley, uno de los tres campos que componen Dadaab. “Es vital que las personas refugiadas tengan acceso interrumpido a la asistencia humanitaria durante todo el proceso de cierre del campo y hasta que tengan la certeza sobre su futuro y puedan volverse autosuficientes”.

“Incluso cuando los países ricos han incumplido los derechos de los refugiados, Kenia ha mostrado su generosidad al acoger a cientos de miles de personas refugiadas durante años,” dice Krause. “Este año se conmemora el 70 aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados. Kenia debería aprovechar esta oportunidad para cambiar de rumbo y encontrar soluciones duraderas que pongan en el centro los intereses de las personas refugiadas”.

Silvia Fernández. Press Officer, MSF España

Fuente: https://rebelion.org/kenia-se-necesitan-soluciones-urgentes-ante-el-inminente-cierre-de-los-campos-de-refugiados/

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Temas para una educación intercultural (I)

Por Ileana Almeida |

Lo que se conserva aún del pensamiento quechua (quichua) luego de siglos de dominación son formas de auténtico conocimiento, que deben ser incluidas en la Educación Intercultural Bilingüe porque generan la cultura.

Para exponer algunas de ellas, nos basaremos en conceptos que expresan valores éticos, estéticos, religiosos. Desde el punto de vista de la moral colectiva, que aún existe en muchas comunidades, prevalece el principio de repartición igualitaria de la tierra entre las familias. Es curioso que la longitud de la medida usada, el tupu, está en proporción inversa a la fertilidad del suelo: el más fértil se mide con la medida más corta, y el más pobre con la más larga.

En el periodo de la sociedad incásica, y aún antes, bajo el régimen comunal, los sentimientos estéticos tuvieron un notable desarrollo. El quechua presenta una rica terminología estética: sumaq, sijlla, paucar,tupa, que expresan encanto, deleite, agrado, placer. En la terminología estética de la literatura griega temprana ocupan un lugar de gran valía las palabras referidas a la luz. En el quechua, asimismo, se nota el intenso gozo que despiertan las imágenes luminosas: brillar=lliphiy, iluminar=kánchay, resplandecer= situy, deslumbrar= surumpiy, fulgurar= illariy, etc.

Es universalmente admirada hasta ahora la red de caminos que los incas construyeron a lo largo y ancho del Tahuantinsuyo, clara evidencia del dominio de una avanzada ingeniería. El Capac Ñan se extiende por territorios de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. El concepto kápaq=magno, principal, grande, es uno de los más relevantes en la lengua quechua y se lo asocia con el poder incásico. Llama asimismo la atención que, a semejanza de los griegos de la antigüedad, los quechuas-incas, cuando alguna obra alcanzaba perfección, se le atribuía la autoría de la divinidad y se la consideraba qapchi.

Para entender la cultura quechua es preciso conocer sus formas religiosas de la conciencia. Lo que aquí a continuación se expone es solo una muestra de la amplia concepción religiosa de los quechuas. Cómo ha sucedido en otras culturas, en el proceso de desarrollo de la sociedad clasista, los dioses comienzan a asimilarse cada vez más a los soberanos y se crea una doctrina teológica. Si se establece un paralelo con la religión egipcia y se toma el ejemplo del halcón, se advierte que en ambas religiones fue el ave que representó al poder, al sol, a la fuerza, a lo “elevado por encima de todo”. El halcón totémico entre los egipcios compartió el nombre con el dios Horus, en la religión inca, tanto el halcón clánico como el dios supremo, el Sol, llevaron el nombre de Inti. Con el tiempo el Sol, se fue convirtiendo en creencia monoteísta, pero los descendientes del clan real siempre recordaron su relación con el halcón en sus propios nombres: se llamaron, y también sus descendientes ahora se llaman Cusi Huaman = Halcón Feliz.

Bibliografía consultada:

Carrillo, Alberto. La obra de arte y la presencia de la divinidad. Cs001021@ siu.buap. mx
Castel, Elisa. Egipto: signos y símbolos de lo sagrado. Letra H. Editorial Alderabán, Madrid, 1995
Lara, Jesús. Diccionario Castellano-Queshwa, Queshwa-Castellao. Editorial Los amigos del libro. La Paz, 1971
Rostworowski, María. Mediciones y computos en el antiguo Perú. En Runakunap Kawsayninkupaq Rurasqankunaqa=La tecnología en el mundo andino. Universidad Nacional Autónoma de México, México 1981, pag. 397
Spirkin, Alexander. El origen de la conciencia humana. Editoriales Platina/Stilgraf. Buenos Aires, 1965
Valcárcel, Luis. Historia del Antiguo Perú. Tomo II. Editorial Juan Mejía Baca. Lima, Perú, 1964. Pag. 16.

Fuente: https://rebelion.org/temas-para-una-educacion-intercultural-i/

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Tenemos que pararnos en nuestro terreno, el mejor lugar para alcanzar las estrellas

Por Vijay Prashad

Casi todos los niños y niñas del planeta (más del 80%) vieron interrumpida su educación por la pandemia, según la agencia de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Aunque este dato es sorprendente, lo cierto es que fue necesario cerrar las escuelas cuando el virus infeccioso COVID-19 se extendía por toda la sociedad. ¿Cuál ha sido el impacto de esa decisión en la educación? En 2017 —antes de la pandemia— al menos 840 millones de personas no tenían acceso a la electricidad, lo que significaba que, para muchos niños y niñas, la educación en línea era imposible. Un tercio de la población mundial (2.600 millones de personas) no tiene acceso a internet, lo que —aunque tuvieran electricidad— hace imposible la educación en línea. Si profundizamos, descubrimos que los índices de quienes no tienen acceso a los dispositivos necesarios para el aprendizaje en línea —como los computadores y los teléfonos inteligentes— son aún más nefastos, ya que dos mil millones de personas carecen de ambos. El cierre de las escuelas físicas, por lo tanto, ha provocado que cientos de millones de niños y niñas de todo el mundo se queden sin educación escolar durante casi dos años.

Los macrodatos como este son ilustrativos, pero engañosos. El grueso de quienes carecen de electricidad e Internet vive en zonas de África, Asia y América Latina. Por ejemplo, antes de la pandemia, unx de cada cinco niñxs del África subsahariana, Asia occidental y meridional no había entrado nunca en un aula de primaria. Una de cada tres niñas no tenía acceso a la educación en el norte de África y Asia occidental, frente a uno de cada veinticinco niños. Las proyecciones indican que unx de cada cuatro niñxs de Asia meridional (con una población aprox. de 2.000 millones de habitantes) y unx de cada cinco de África (con una población aprox. de 1.200 millones de habitantes) y de Asia occidental (con una población aprox. de 300 millones de habitantes) probablemente no irá a la escuela en absoluto. Los estudios sobre los niveles de comprensión lectora de los niños y niñas menores de diez años nos permiten comprender más profundamente estas desigualdades: en los países de ingresos bajos y medios, el 53% de niños y niñas no pueden leer y comprender una historia sencilla al final de la escuela primaria, mientras que en los países pobres esta cifra se eleva al 80% (solo es del 9% en los países de ingresos altos).

La distribución geográfica de los países con ingresos bajos y altos revela las mismas divisiones de siempre. Este fue el tema principal del dossier nº 43 (El coronashock y la educación brasileña: un año y medio después, agosto de 2021), resumido en nuestras siete tesis sobre el presente y el futuro de la educación en Brasil. Estas desigualdades regionales y de género eran anteriores a la pandemia, pero se han exacerbado a causa de los confinamientos.

Los signos de mejora aún no son visibles. A principios de este año, el Banco Mundial y la UNESCO señalaron que, desde la aparición de esta pandemia, dos tercios de los países en desarrollo han recortado sus presupuestos de educación. Esto es catastrófico para grandes partes del mundo donde los y las estudiantes dependen de la educación pública y no de la privada. Antes de la pandemia, estas brechas ya eran enormes: en los países de ingresos altos, los gobiernos gastaban 8.501 dólares por niño en edad escolar, mientras que en los países más pobres la suma era de solo 48 dólares por niñx. Los efectos económicos negativos de la pandemia en los países en desarrollo significan que las desigualdades aumentarán, con pocas esperanzas de recuperación. Como resultado, habrá menos recursos para salvar las brechas eléctrica, digital y de dispositivos, con casi ningún fondo para construir bibliotecas de préstamo de teléfonos inteligentes, por ejemplo, y muchos menos recursos para formar a lxs profesores sobre cómo manejar el regreso de lxs estudiantes a las aulas después de un paréntesis de dos años. Dado que las tasas de vacunación siguen siendo bajas en los países de bajos ingresos, los cierres continuarán indefinidamente o se corre el riesgo de propagar las infecciones en las escuelas.

Recientemente, el gobierno indio publicó su Informe Anual sobre la Situación de la Educación 2021, que mostró que un gran número de niños y niñas no estaban escolarizados el año pasado y que menos de una cuarta parte pudo acceder a la educación en línea. A medida que la situación económica de las familias de clase media empeoraba durante la pandemia, la matriculación disminuyó en las escuelas privadas y aumentó en las públicas. Este cambio, en un contexto de disminución del gasto gubernamental en la educación pública, hará que se intensifique la presión sobre lxs estudiantes y el personal de las escuelas públicas, especialmente lxs profesores.

Un estudio de la Federación de Estudiantes de la India (SFI) constató que estas desigualdades continúan en la enseñanza superior, y descubrió que existe una brecha de género del 50% entre quienes utilizan Internet a través de sus teléfonos móviles (el 21% de las mujeres frente al 42% de los hombres). En los distritos tribales de atención especial, apenas un 3,47% de las escuelas tienen acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), según datos del gobierno. Para empeorar las cosas, el cierre de las residencias universitarias ha afectado especialmente a las mujeres jóvenes, ya que vivir fuera del hogar familiar les servía de refugio contra la asfixia del patriarcado en sus múltiples formas, como el matrimonio precoz y las presiones del trabajo reproductivo.

Mientras tanto, una luz intensa brilla en Kerala, un estado del sur de la India gobernado por el Frente Democrático de Izquierda (LDF por su sigla en inglés) donde los índices de educación son del 90%. El gobierno del LDF ha aumentado el financiamiento de la educación en el estado y ha permitido a los gobiernos locales autónomos decidir cómo gastar ese dinero. Antes de la pandemia, el gobierno del LDF de Kerala construyó aulas de alta tecnología; una vez que la pandemia se instaló, creó la infraestructura necesaria para permitir el aprendizaje en línea. Durante la pandemia, más de 4,5 millones de estudiantes asistieron a la escuela no a través de teléfonos inteligentes y computadores, sino a través de First Bell, una emisión de 8:30 a 17:30 en el canal de televisión de propiedad gubernamental Versatile ICT Enabled Resource for Students (VICTERS). Para las familias es mucho más fácil acceder a un televisor que a una tecnología digital más cara. El ejemplo de Kerala muestra el poder de centrar la educación en torno a las capacidades existentes de una comunidad.

La educación no es solo cuestión de dispositivos y aulas. Se trata de cómo se enseña y de lo que se enseña (un punto que vale la pena señalar en el centenario del nacimiento del gran educador Paulo Freire, cuyo legado analizamos en nuestro dossier nº 34, Paulo Freire y las luchas populares en Sudáfrica). 34, Paulo Freire y la lucha popular en Sudáfrica). Muchos de los éxitos de Kerala son consecuencia de una cultura socialista que cree en cada niño y niña, y que cree en la importancia de elevar en lugar de denigrar las culturas de la clase trabajadora y del campesinado.

Desde Brasil nos llega la noticia de que el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) ha permitido alfabetizar a más de 100.000 personas en los últimos treinta y siete años. El MST utiliza técnicas freireanas y el modelo educativo cubano Yo Sí Puedo, desarrollado por el Instituto Pedagógico Latinoamericano y del Caribe (IPLAC). Este modelo surgió tras la promesa de Fidel Castro, en septiembre de 1960, de elevar la tasa de alfabetización al 100%. En ocho meses, el país logró una alfabetización casi total gracias a la Campaña de Alfabetización de Cuba. Un cuarto de millón de personas, la mitad de ellas menores de dieciocho años, se ofrecieron como voluntarias para ir a las zonas rurales y pasar las noches y los fines de semana mejorando las habilidades del campesinado con tizas y pizarras. Utilizaron los conocimientos que las y los cubanos ya tenían y los reforzaron enseñándoles a leer y a escribir, en lugar de tratarlos como analfabetos a los que hay que decirles lo que tienen que hacer. Leonela Relys Díaz, una de las jóvenes voluntarias originales de la campaña de alfabetización, desarrolló el plan de estudios Yo Sí Puedo en 2000. Ahora, el programa utiliza vídeos pregrabados y culturalmente específicos junto con facilitadores locales altamente motivados y formados para aumentar la confianza y las habilidades de las personas. Este programa también se utiliza en Venezuela desde 2003, donde ayudó a enseñar a leer y escribir a 1,48 millones de adultos, erradicando así el analfabetismo en dos años.

Durante la pandemia, los proyectos socialistas —como los del gobierno del LDF en Kerala, los programas educativos cubanos y la campaña de alfabetización del MST— están floreciendo, mientras que otros gobiernos recortan sus fondos educativos. “Siempre es tiempo de aprender”, dice el programa de alfabetización del MST, pero este lema no se aplica en todas partes.

Durante la pandemia, la Universidad de Nairobi, en Kenia, decidió cerrar su Departamento de Literatura. Este departamento fue pionero en los estudios poscoloniales cuando transformó el colonial Departamento de Inglés, permitiendo a las y los académicos y estudiantes profundizar en las artes y la cultura kenianas absorbiendo el potencial de la imaginación africana. Uno de los artífices del nuevo departamento fue el escritor Ngũgĩ wa Thiong’o, que llevó el arte al barrio obrero de Kibera y trajo la estética de Kibera a la universidad. Por ello, wa Thiong’o fue despedido y encarcelado en 1978. Al conocerse el cierre del departamento, escribió el poema “FMI: Fundación Internacional Mitumba’. Dos breves notas: Mmitumba es una palabra swahili que significa “segunda mano”, utilizada aquí para burlarse del Fondo Monetario Internacional; la palabra MmaTumbo significa “estómago”.

FMI: Fundación Mitumba Internacional

Primero, nos dieron sus lenguas.
Dijimos, está bien, podemos hacerlas nuestras.
Entonces dijeron que primero debíamos destruir las nuestras.
Y dijimos, está bien, porque con las suyas nos convertimos en los primeros.
Los primeros en comprar sus aviones y máquinas de guerra.
Los primeros en comprar sus autos y su ropa.
Los primeros compradores de lo mejor que hacen de nuestro mejor.
Pero cuando dijimos que podíamos superarlos
Haciendo lo mejor de nuestro mejor
Lo nuestro de lo nuestro
Dijeron no, deben comprarnos a nosotros
Aunque hayan hecho lo mejor de su mejor
Ahora nos hacen comprar usado lo mejor que tienen
Y cuando dijimos que podíamos defendernos y fabricar las nuestras
Nos recordaron que conocen todos los secretos de nuestras armas.
Sí, nos hacen comprar lo mejor que ya han usado
De segunda mano, lo llaman.
En swahili se llaman Mitumba.
Armas Mitumba.
Autos Mitumba.
Ropa Mitumba.
Y ahora el FMI dicta universidades mitumba
Para producir intelectuales mitumba.
Exigen que cerremos todos los departamentos
Que digan
Tenemos que pararnos nuestro terreno
El mejor terreno para alcanzar las estrellas.

Pero los políticos Mitumba se arrodillan ante el FMI,
la Fundación Mitumba Internacional,
y gritan
Sí señores
Nosotros, los imitadores neocoloniales, damos el mejor bakshish.
La cultura Mitumba crea MmaTumbo kubwa
Para unos pocos con mentes Mitumba.

Fuente: https://rebelion.org/tenemos-que-pararnos-en-nuestro-terreno-el-mejor-terreno-para-alcanzar-las-estrellas/

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