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Argentina: Desafíos de un 1º de Mayo

Desafíos de un 1º de Mayo

Jorge Elizondo

Urge una respuesta activa frente a los intentos de la derecha de avasallar derechos laborales.

Hace 133 años el Congreso de la Segunda Internacional Socialista, reunido en París, declaró el 1° de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores, en homenaje a los mártires de Chicago. El 1º de mayo de 1886, a iniciativa de la Federación Americana del Trabajo, se convoca a una huelga destinada a lograr el reconocimiento de la jornada de ocho horas a partir de ese día. El 4 de mayo se movilizan 20.000 trabajadores en la plaza Haymarket de Chicago. La policía dispara contra la multitud, matando e hiriendo a numerosos obreros. Una bomba ocasiona la muerte de un policía. Se inicia un proceso penal contra 31 dirigentes sindicales y como resultado el tribunal condena a muerte a cinco, a prisión perpetua a otros dos, y a uno a quince años de trabajos forzados. Nunca se probó en el juicio que fueran culpables. Como suele ocurrir en los procesos políticos promovidos por las clases dominantes –en la línea de lo que hoy se llama lawfare– poco importaba que lo fueran o no. El objetivo del proceso era escarmentar a los trabajadores en lucha. El 11 de noviembre de 1887 se cumple la sentencia y los militantes anarquistas August Spies, Adolph Fischer, George Engel, Albert Parsons y Louis Lingg son ahorcados.

Luego de la primera celebración del 1° de Mayo de 1890 a través de multitudinarios actos en Buenos Aires y Rosario, los trabajadores debieron enfrentar la feroz represión policial. El 1° de Mayo de 1909, el jefe de policía Ramón Falcón ordena atacar el acto anarquista de Plaza Lorea, provocando 14 muertos y 80 heridos. Como consecuencia de estos crímenes, se unen las diversas tendencias (socialistas y anarquistas) y durante más de una semana se paralizan todas las actividades en la ciudad de Buenos Aires. Meses después, Falcón muere por una bomba arrojada por Simón Radowitzky.

La Liga Patriótica, una de las primeras organizaciones de ultraderecha en nuestro país, fue creada por el político de extracción radical Manuel Carlés. Se ocupaba de contratar rompehuelgas, premiar a quienes no se incorporaban a los sindicatos, organizar provocaciones y atentados, participando activamente en la represión y muerte de trabajadores durante la Semana Trágica de 1919.

La continuidad de la lucha de los trabajadores y sus organizaciones políticas y sindicales hizo posible que los objetivos planteados por los mártires de Chicago se cumplieran parcialmente durante el siglo XX.

Uno de los capítulos heroicos de la lucha de la clase trabajadora fue la huelga de los peones rurales de la Patagonia en 1921, que reclamaban salarios dignos, jornada limitada de trabajo, el derecho a la organización sindical, higiene y seguridad en el trabajo. La huelga concluye con la masacre de miles de peones y la mayor parte de sus dirigentes, realizada por el Ejército Argentino a las órdenes del teniente coronel Héctor Varela, enviado por el Presidente Hipólito Yrigoyen.

Durante varias décadas, la ley 11.544 de 1929 (sobre las ocho horas diarias y 48 semanales de trabajo) sólo tuvo aplicación en la actividad industrial, comercial y financiera. Los trabajadores rurales fueron excluidos de ella. La primera ley dictada en beneficio de los mismos es el Estatuto del Peón de Campo, sancionado por decreto 28.169 del 8 de octubre de 1944, impulsado por el entonces coronel Juan Domingo Perón, que les garantiza el derecho al salario y condiciones dignas de trabajo, la jornada limitada, los descansos obligatorios, alojamiento, vivienda y alimentación en condiciones de higiene adecuadas, provisión de ropa de trabajo, asistencia médica, vacaciones pagas e indemnización por despido. El Régimen del Trabajo Agrario de la dictadura significó un claro retroceso a épocas pretéritas.

Durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, la ley 26.727 de 2011 deroga el regresivo Régimen del Trabajo Agrario con el que la dictadura había reemplazado en 1980 al Estatuto del Peón, y crea una nueva regulación del trabajo rural que –entre otros beneficios– reconoce a los trabajadores una jornada laboral de ocho horas diarias y 44 semanales.

Los proyectos antagónicos

En artículos anteriores nos referimos a la brutal ofensiva de los grupos económicos y la derecha contra las luchas colectivas de los trabajadores y sus organizaciones sindicales. A ello se agregan las amenazas de sancionar una “reforma laboral” –en el supuesto de ganar las elecciones– que implicaría liquidar el Derecho del Trabajo existente y un retroceso a las condiciones socio-laborales de comienzos del siglo XX.

Con matices y formas de estilo diferentes, se sumó a estas ideas Antonio Aracre, ex directivo de Syngenta, días después de ser designado jefe de asesores del Presidente Alberto Fernández, proponiendo “una modernización laboral para pibes menores de 30 o adultos mayores de 50 con dificultades para insertarse en el mercado de trabajo”, y llamando a “flexibilizar y modernizar los procesos para que seis millones de argentinos con trabajo formal o precarizado puedan incorporarse más fácil al mundo laboral”. En síntesis: para que exista regularidad en la registración, es necesario que los nuevos “favorecidos” accedan a un régimen de trabajo flexibilizado, con menos derechos.

A dos meses y medio de ser designado, Aracre renunció a su cargo con el fin de “desactivar cualquier operación tendiente a intranquilizar los mercados”, cuando fue él mismo quien generó y/o incentivó dicha “intranquilidad” con rumores tales como una posible devaluación, desdoblamiento cambiario y hasta la posibilidad de renuncia de Sergio Massa.

Los hechos demuestran que los representantes del gran capital no incurren en contradicciones, y que así como plantean la necesidad de una reforma laboral regresiva, también son partidarios de una fuerte devaluación y de la eliminación de cualquier tipo de control de cambios.

Los legisladores de Juntos por el Cambio no sólo han presentado proyectos de supresión de las indemnizaciones por despido arbitrario sino de criminalización de las medidas de acción sindical.

Los proyectos presentados por los diputados del Frente de Todos Claudia Ormaechea –secretaría de género e igualdad de la Asociación Bancaria– y Hugo Yasky –secretario general de la CTA de los Trabajadores– que plantean la reducción de la jornada de trabajo, sin reducción salarial, el primero a seis horas diarias o 36 semanales, y el segundo ocho horas diarias o 40 semanales, tanto en el ámbito público como el privado, ni siquiera han sido tratados en el Congreso de la Nación.

La reducción de la jornada, sin reducción salarial, constituye una necesidad social impostergable a fin de crear más puestos de trabajo, distribuir el trabajo de forma más homogénea entre la población, reduciendo el malestar asociado al desempleo, a las largas jornadas y al escaso o nulo control de los trabajadores sobre el tiempo de trabajo.

No obstante el tiempo transcurrido desde la sanción de la ley 11.544, el avance tecnológico y el crecimiento de la productividad de las empresas, la jornada máxima de trabajo en nuestro país sigue siendo la misma. El tiempo efectivamente trabajado suele ser mayor, uno de los más extensos del mundo. Estamos muy por encima de los promedios anuales de los países más desarrollados, como consecuencia de la generalización de los turnos rotativos, de los turnos de 12 horas en determinadas actividades, las horas extras, el desconocimiento de los descansos diarios y semanales, entre otros factores.

La resistencia de las clases dominantes a cualquier reducción de la jornada laboral ha sido sistemática y permanente. Ningún convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) referente al tiempo de trabajo posterior a los Convenios 1 y 30 han sido ratificados por nuestro país. El Convenio 47 (de 1935) sobre las 40 horas semanales tampoco fue ratificado.

La Recomendación 116 sobre Reducción de la Duración del Trabajo, aprobado en 1962 por la Conferencia General de la OIT, no ha merecido ninguna atención por parte de los sucesivos gobiernos de nuestro país. Cabe destacar que dicha Recomendación –que hace referencia en su Preámbulo a la semana de 40 horas como “una norma social que ha de alcanzarse, por etapas si es necesario”– determina: “a) que la duración normal del trabajo debería reducirse progresivamente, cuando sea apropiado, con el objeto de alcanzar la norma social indicada en el Convenio 47, sin disminución alguna del salario que los trabajadores estén percibiendo en el momento en que se reduzca la duración del trabajo” [1].

El carácter autoritario del neoliberalismo

El oligopolio mediático más importante del país, el que participa con mayor entusiasmo en esta campaña contra la clase trabajadora, acaba de materializar la violencia simbólica que despliega habitualmente mediante el despido de al menos 48 trabajadores. Cuatro años antes, en 2019, el grupo Clarín había despedido a otros 65. Se negó durante casi dos días a acatar la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de la Nación, conforme a la cual debió retrotraerse la situación a la existente con anterioridad al inicio del conflicto, reincorporándose a los despedidos y cesando las medidas de fuerza. No permitieron el reingreso de los despedidos a las instalaciones del multimedio, por lo que se realizaron asambleas y un acto frente al edificio. El grupo no parece dispuesto a retroceder en este ejercicio de violencia del poder privado, que no responde a razones económicas sino a su voluntad de disciplinar a los trabajadores.

La voluntad de disciplinar a los trabajadores y sus organizaciones a través de métodos legales e ilegales es uno de los objetivos fundamentales de la derecha local, tanto la nucleada en Juntos por el Cambio como la de los fascistas “libertarios”, para hacer posible la transformación regresiva de las condiciones socio-económicas.

La realización de estos objetivos requiere necesariamente el establecimiento de un régimen político de carácter autoritario, que tiene como el ejemplo más cercano el de la dictadura de Pinochet, quien gobernó con una pléyade de asesores de la Escuela de Chicago encabezada por Milton Friedman.

Cabe recordar que el régimen de Mussolini –elogiado por Von Hayek y otros economistas de la escuela neoclásica– puso en marcha en sus comienzos profundas reformas que promovían la austeridad fiscal, monetaria e industrial. Estos cambios impusieron duros esfuerzos y sacrificios a las clases trabajadoras y garantizaron los intereses del gran capital.

Se ha dicho al respecto que “entre las reformas que consiguieron acallar cualquier impulso de cambio social podemos mencionar la drástica reducción de los gastos sociales, los despidos de funcionarios (más de 65.000 sólo en 1923) y el aumento de los impuestos sobre el consumo (el IVA de la época, regresivo porque lo pagaban principalmente los pobres). Todo ello junto a la eliminación del impuesto progresivo sobre las herencias, acompañado de un aumento de los tipos de interés (del 3 al 7% a partir de 1925) así como de una oleada de privatizaciones que estudiosos como el economista Germà Bel han calificado como la “primera privatización a gran escala en una economía capitalista”. “Además, el Estado fascista aplicó leyes laborales coercitivas que redujeron drásticamente los salarios y prohibieron los sindicatos. La derrota final de las aspiraciones de los trabajadores llegó con la Carta del Trabajo de 1927, que cerró cualquier vía de conflicto de clase. La Carta codificó el espíritu del corporativismo cuyo objetivo, en palabras de Mussolini, era proteger la propiedad privada y ‘reunificar dentro del Estado soberano el pernicioso dualismo de las fuerzas del capital y del trabajo’, que se consideraban ‘ya no necesariamente opuestas, sino como elementos que debían y podían aspirar a un objetivo común, el más alto interés de la producción’”[2].

Consideraciones finales

Frente a los desafíos de esta etapa, las organizaciones sindicales de los trabajadores, más allá de sus diferencias, no pueden adoptar una posición meramente defensiva. Creemos que se imponen algunos objetivos:

  • Reformular los ejes de acumulación política y organizativa sobre la base de la lucha por el trabajo, los convenios colectivos, el aumento de salarios: por suma fija, aguinaldo y paritarias, sin perjuicio de un nuevo aumento del salario mínimo, vital y móvil.
  • La mejora de las condiciones de trabajo, los sistemas de prevención de accidentes y enfermedades, la obligatoriedad en todo el país de las comisiones mixtas de salud y seguridad en el trabajo.
  • La reducción de la jornada laboral sin reducción salarial y la participación de las organizaciones sindicales en el control del proceso de trabajo.
  • Defensa de los puestos de trabajo, contra los despidos y suspensiones. Luchar por el reconocimiento de la estabilidad en el empleo de todos los trabajadores, estatales y privados.
  • Contra toda discriminación en el empleo y contra la violencia en el trabajo.
  • Por la regularización de los contratados en el Estado nacional, provincial y municipal; contra la utilización abusiva de las pasantías.
  • Conformar intersindicales y coordinadoras regionales; y fortalecer la organización sindical dentro y fuera de las empresas.
  • Abolición del secreto comercial y bancario; y ejercicio del derecho al control de la producción, administración y comercialización por parte de los trabajadores en las empresas.
  • Re-estatización de las empresas privatizadas. Nuestro país –con sus riquezas naturales, la capacidad de sus trabajadores, técnicos e intelectuales– está en condiciones de superar la dependencia, el hambre y la desocupación si los recursos ayer privatizados y aún no recuperados, fundamentalmente el comercio exterior y los puertos, son puestos bajo el control del Estado.

Notas:

[1] Elizondo, Jorge, “La reducción del tiempo de trabajo y el control del proceso productivo”, publicado en www.jurisbibliotecadigital.com

[2] Mattei, Clara E, “Cuando los liberales se enamoraron de Benito Mussolini”, 13/11/22.

Fuente: https://www.elcohetealaluna.com/desafios-de-un-1o-de-mayo/

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/desafios-de-un-1o-de-mayo/

 

 

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Emergencia Climática: O actuamos ahora o será demasiado tarde

O actuamos ahora o será demasiado tarde

 Fiona Harvey 

El informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (sigla en inglés: IPCC) dice que únicamente una acción rápida y drástica permite evitar un daño irreversible al planeta. Las científicas y científicos han presentado un “último aviso” sobre la crisis climática, dado que el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero está llevando al mundo al borde de causar un daño irreversible, que únicamente una acción rápida y drástica permitirá evitar.

El IPCC, formado por lo más granado de la ciencia climatológica del mundo, publicó el lunes la parte final de su descomunal Sexto Informe de Evaluación (aquí). El amplio compendio de conocimientos humanos sobre la crisis climática es obra de cientos de expertas y expertos, que han dedicado ocho años a compilar este informe de miles de páginas y que ahora resumen en un mensaje: o actuamos ahora o será demasiado tarde.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, declaró: “Este informe es un llamamiento alto y claro a acelerar masivamente los esfuerzos climáticos en cada país, en cada sector y en cada marco temporal. Nuestro mundo necesita la acción climática en todos los frentes: con todo, en todas partes y todos a una.”

En un lenguaje sobrio, el IPCC expone la devastación que ya han sufrido algunas zonas del mundo. Fenómenos meteorológicos extremos provocados por la disrupción del clima han causado un mayor número de muertes debido a la intensificación de las olas de calor en todas las regiones, la destrucción de millones de vidas y hogares segadas por sequías e inundaciones, hambrunas que afectan a millones de personas y “crecientes daños irreversibles en ecosistemas vitales”.

El capítulo final, publicado el lunes y titulado Informe de Síntesis, será casi con certeza la última de estas evaluaciones cuando el mundo todavía tiene la posibilidad de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ºC por encima de los niveles preindustriales, el umbral a partir del cual los daños causados al clima se tornarán rápidamente irreversibles.

Kaisa Kosonen, climatóloga experta en Greenpeace International, declaró: “Este informe constituye definitivamente un último aviso con respecto a los 1,5 ºC. Si los gobiernos mantienen sus políticas actuales, la cuota de carbono que queda se habrá agotado antes del siguiente informe del IPCC [previsto para 2030].”

Más de 3.000 millones de personas ya viven en zonas que son “muy vulnerables” a la disrupción climática, ha calculado el IPCC, y la mitad de la población mundial sufre actualmente una grave escasez de agua durante por lo menos una parte del año. En muchas zonas, avisa el informe, ya estamos llegando al límite hasta el que podemos adaptarnos a cambios tan graves, y los fenómenos meteorológicos extremos provocan cada vez más el “desplazamiento” de personas en África, Asia, América del Norte, Central y del Sur, y en el sur del Pacífico.

Todos estos impactos están abocados a aumentar rápidamente, pues no hemos conseguido revertir la tendencia bicentenaria de incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, a pesar de las advertencias emitidas desde hace más de 30 años por el IPCC, que publicó su primer informe en 1990. El planeta se calienta debido a la acumulación de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera, de manera que cada año en que prosiguen las emisiones se reduce la “cuota de carbono” disponible y supone que en los próximos años habrá que aplicar recortes mucho más drásticos.

No obstante, según el informe todavía quedan esperanzas de no superar el umbral de 1,5 ºC. Hoesung Lee, el presidente del IPCC, declaró: “Este informe de síntesis subraya la urgencia de tomar medidas más ambiciosas y demuestra que si actuamos ya, todavía podemos asegurar un futuro sostenible y vivible en el futuro para todo el mundo.”

Emerg clim 1
[Gráfico 1: Temperatura media global (relativa al promedio 1961-1990)]

 

Las temperaturas se sitúan actualmente alrededor de 1,1 ºC por encima de los niveles preindustriales, dice el IPCC. Si se consigue frenar el aumento de las emisiones lo antes posible y reducirlas rápidamente en los años siguientes, tal vez sea posible todavía evitar los peores estragos que provocaría un aumento por encima de los 1,5 ºC. Richard Allan, profesor de climatología en la Universidad de Reading, declaró: “Cada pizca de calentamiento que se evite mediante acciones colectivas dentro de la panoplia de opciones cada vez más amplias y efectivas fectivas de que disponemos es una noticia menos mala para las sociedades y los ecosistemas de los que todos y todas dependemos.”

Guterres instó a los gobiernos a emprender acciones drásticas a fin de reducir las emisiones invirtiendo en energía renovable y tecnología hipocarbónica. Dijo que los países ricos deben intentar alcanzar el cero neto de emisiones de gases de invernadero “lo más cerca posible de 2040”, en vez de esperar a la fecha límite de 2050 que la mayoría de ellos se han comprometido a cumplir. Declaró: “La bomba de relojería climática está en marcha. El informe de hoy es una guía práctica para desactivarla. Es una guía de supervivencia para la humanidad, pues demuestra que es posible no superar el límite de 1,5 ºC.”

Emerg clim 2
[Gráfico 2: La acumulación actual de CO2 en la atmósfera es de 418,5 partes por millón (ppm)
350 ppm es el nivel seguro de CO2 en la atmósfera]

 

John Kerry, enviado especial del presidente de EE UU para el clima, declaró: “El mensaje de hoy del IPCC es sumamente claro: estamos progresando, pero no lo suficiente. Tenemos las herramientas para mantener a raya y reducir el riesgo de los peores impactos de la crisis climática, pero hemos de aprovechar este momento para actuar ya.”

El Informe de Síntesis publicado el lunes es la última parte del Sexto Informe de Evaluación (AR6) del IPCC, un organismo creado en 1988 para investigar el clima y proporcionar una base científica para la política internacional en esta materia. Los tres primeros capítulos del AR6, publicado entre agosto de 2021 y abril de 2022, se centran en la ciencia física subyacente a la crisis climática y ya advierte de que es casi imposible evitar que se produzcan daños irreversibles; el capítulo 2 describe los impactos, como el menoscabo de la agricultura, el aumento de los niveles de los océanos y la devastación del mundo natural; y el tercero especifica los medios por los que podemos reducir las emisiones de gases de invernadero, como la energía renovable, el restablecimiento de la naturaleza y el uso de tecnologías de captura y almacenamiento de dióxido de carbono.

El Informe de Síntesis no contiene nuevos datos científicos, sino que recoge los mensajes clave de todos los trabajos anteriores para ofrecer una guía a los gobiernos. El siguiente informe del IPCC no se publicará antes de 2030, lo que convierte a este informe en referencia científica para asesorar a los gobiernos en esta década crucial.

La parte final del AR6 es el “resumen para responsables políticos”, redactado por científicos del IPCC, pero examinado por representantes de gobiernos de todo el mundo, que podían presionar ‒y de hecho lo hicieron‒ para que se introdujeran cambios. Según ha podido saber The Guardian, en las últimas horas de las deliberaciones celebradas en la localidad suiza de Interlaken durante el fin de semana, la nutrida delegación de Arabia Saudí, compuesta por al menos diez representantes, presionó en varios puntos para que se suavizaran los mensajes sobre los combustibles fósiles y se incluyeran referencias a la captura y almacenamiento de carbono, que algunos pregonan como remedio para seguir usando combustibles fósiles, pero cuya eficacia a gran escala aún no está demostrada.

En respuesta al informe, Peter Thorne, director del centro de investigación climática Icarus de la Universidad Maynooth (Irlanda), afirmó que el año que viene la temperatura mundial podría superar el límite de 1,5 ºC, aunque esto no significa que se haya superado el límite a largo plazo. “Alcanzaremos, casi independientemente del nivel de emisiones que se dé, los 1,5 ºC en la primera mitad de la próxima década”, afirmó. “La verdadera cuestión es si nuestras decisiones colectivas significan que nos estabilizaremos en torno a los 1,5 ºC o cruzaremos el umbral de los 1,5 ºC, alcanzaremos los 2 ºC y seguiremos avanzando.”

Texto original: The Guardian

Traducción: viento sur

Fuente: https://vientosur.info/ultimo-aviso-del-ipcc-o-actuamos-ahora-o-sera-demasiado-tarde/

 

Fuente de la Información:  https://rebelion.org/o-actuamos-ahora-o-sera-demasiado-tarde/

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Herramientas comunicativas para desmontar estereotipos

Fuentes: SEMlac

La cultura machista sigue condicionando las relaciones entre mujeres, hombres o personas con orientaciones sexuales no heteronormativas e identidades de género diversas y se afianza en estereotipos y normas sociales.

Desde la comunicación y el periodismo, un reto mayor es identificarlas para evitar naturalizarlas o reproducirlas.

Este y otros conflictos fueron ampliamente discutidos durante la edición de 2023 del Curso de Posgrado de Género y Comunicación, realizada en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí (Iipjm) del 20 al 24 de febrero.

Dedicado esencialmente a periodistas y comunicadores, el curso ofreció herramientas para desmontar esos mitos que agudizan las desigualdades y están en el origen de muchas violencias. Esta vez contó con el apoyo de Oxfam y la Embajada de Francia en La Habana y se construyó en alianza con SEMlac Cuba y Diakonia.

Los estereotipos se convierten en «estigma o etiqueta» cuando se conforman en sentido negativo por las normas establecidas desde el control social y «desembocan en prejuicios condicionados históricamente por la cultura, que los produce y reproduce», explicó la psicóloga Mayda Álvarez, investigadora del Centro de Estudios de la Mujer (CEM), de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

En Cuba, la Encuesta Nacional de Igualdad de Género de 2016 confirmó la persistencia de estas creencias en el entramado social. Por solo poner un par de ejemplos, más del 65 por ciento de las personas interrogadas «siguen vinculando las expresiones de afectos a la feminidad» y poco más de la mitad (51 por ciento) consideró que «un hombre no puede darle el mismo cuidado a un niño que una mujer», ejemplificó Álvarez.

Identificar los estereotipos resulta imprescindible, pues su presencia en múltiples contextos de la cotidianidad contribuye a comportamientos discriminatorios, coincidieron participantes en la capacitación.

Esto, por ejemplo, ocurre en el espacio jurídico, cuando se valora de forma más severa a las madres que a los padres, en aquellos casos en que ambos son incumplidores de sus deberes con respecto a la responsabilidad parental.

La jurista Ivonne Pérez, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, coincide. A su juicio, «el enfoque de género tiene una importante influencia en el ámbito jurídico; está presente en la legislación, en la doctrina y en el actuar de quienes reclaman e imparten justicia», precisó durante su conferencia.

«La igualdad de derechos encuentra hoy respaldo normativo constitucional y especial; pero su significación como valor social implica la observancia de la categoría ‘género’», reconoció Pérez.

Es necesario «un análisis casuístico y un cambio de mentalidad. La mejor de las leyes debe ir acompañada de un saber y un querer hacer», insistió la jurista.

Para la socióloga Clotilde Proveyer Cervantes, profesora de la Universidad de La Habana, resulta fundamental ir a las raíces del problema, lo que implica comprender cómo la organización estructural del patriarcado favorece que estas creencias sobrevivan y se multipliquen.

Se trata de entenderlo «como un orden social que legitima la estructuración de la sociedad para garantizar el dominio masculino y la subordinación y desvalorización de lo femenino», precisó la también coordinadora del equipo asesor de la FMC en temas de igualdad de género y atención a la violencia.

El patriarcado también «es la base que sustenta la violencia de género mediante un sistema sexo-género que se perpetúa mediante normas, valores, creencias y a través de la división de espacios, acceso a recursos y a la educación, entre otros», precisó Proveyer Cervantes.

Especialistas y periodistas de otros espacios académicos o medios de prensa como la Universidad de La Habana, la Editorial de la Mujer, el Centro Martin Luther King y SEMlac formaron parte del programa del curso.

Como invitadas especiales, la periodista y escritora sueca Kajsa Ekis Ekman intercambió sobre la forma de abordar la prostitución en los medios y la doctora en Ciencias Mirtha Cucco García, directora del Centro de Desarrollo de Salud Comunitaria «Mary Langer», en España, reflexionó acerca de «cómo se piensa el género» desde la comunicación social.

Comunicación: cambiar el lente

Tanto el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM) como la Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar, aprobadas en el país entre 2021 y 2022, focalizan en particular en el valor de la comunicación para cambiar herencias patriarcales que sostienen la discriminación de género en el país.

El curso del Iipjm también trabajó sobre las prácticas profesionales y rutinas productivas de los medios, en busca de mirar la comunicación y el periodismo desde una perspectiva de género.

De valor particular resultó la presentación de los resultados del más reciente Monitoreo Global de Medios, de la mano de las periodistas Sara Más Farías y Lisandra Fariñas, participantes de la investigación en Cuba.

El Monitoreo Mundial de Medios, que se realiza cada cinco años promovido por la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (Wacc), es reconocido como una de las iniciativas más grandes de investigación y promoción sobre igualdad de género en las noticias.

Su sexto y último informe, emitido en 2020, incluyó datos de 116 países -entre ellos Cuba- y cubrió más de 30.000 historias publicadas en periódicos, transmitidas por radio, televisión y difundidas en sitios web de noticias y tweets.

Una de las buenas noticias que dejó para Cuba es que, en cinco años, se produjo cierto avance en la presencia de las mujeres en los medios. Ellas representaron, en total, 67 por ciento de los reporteros y crecieron en nueve puntos porcentuales como protagonistas y fuentes de las historias. Sin embargo, esa representación aún es baja, de 26 por ciento, respecto al 74 por ciento de los hombres.

«En general, en esta oportunidad, las mujeres tuvieron mayor presencia en las noticias en medios digitales que en los tradicionales de prensa, radio y televisión. Pero en ningún caso hay paridad respecto a los hombres, que mantienen ventaja en todos los espacios», precisó Más Farías, también corresponsal de SEMlac en Cuba, en un trabajo que resume toda la investigación.

Cuba se incorporó en 2005, bajo la coordinación nacional de Isabel Moya Richard (1961-2018), periodista feminista, investigadora y fundadora de la Cátedra de Género y Comunicación «Mirta Aguirre», del Iipjm, espacio académico desde donde se construyen estos posgrados desde el año 2004.
El curso fue también espacio para un homenaje a Moya, «la profe de las lentes violetas», al cumplirse 20 años de la cátedra que fundó.

Entre las recomendaciones nacidas de la construcción colectiva quedaron la necesidad de promover la participación política de las mujeres; de difundir sus derechos humanos y de reflexionar sobre la inequidad histórica que las ha invisibilizado sistemáticamente.

Fuente de la información: https://rebelion.org

Imagen: https://insurgenciamagisterial.com

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Argentina: Maestra, feminista, académica, militante de izquierda

Maestra, feminista, académica, militante de izquierda

A partir de 1919, Angélica Mendoza, como conductora de una huelga docente, esta dirigente mendocina desarrolló una vasta y cuestionadora labor en varios campos. A su prolongada trayectoria militante se aúna una destacada producción intelectual. Su vida y su obra merecen un amplio rescate.

En las primeras décadas del siglo XX fueron varias las mujeres militantes que se destacaron por su labor en pro de los derechos de la mujer, en muchos casos articulada con una perspectiva revolucionaria en alguna de las corrientes de la izquierda de la época.

En esa conjunción se sitúa esta dirigente sindical, militante con responsabilidades de dirección en distintas corrientes políticas y periodista en publicaciones militantes. Asimismo fue una intelectual destacada, autora de varios libros; los primeros en el campo de la ficción o del testimonio personal.

Luego se volcó a estudios filosóficos, pedagógicos y sociológicos, vinculados a la realización de estudios superiores y al ejercicio de la cátedra universitaria en esos campos de conocimiento.

Del gremialismo a la vida partidaria.

Su fecha probable de nacimiento fue en 1897, en la ciudad de Mendoza.

La trayectoria de activista tuvo inicio en su ciudad natal, donde trabajaba como maestra. Asumió un rol directriz en una vasta huelga docente en 1919, causada por un prolongado retraso en el pago de los sueldos por el gobierno provincial. A raíz del conflicto, y junto con Florencia Fossati fundan una entidad gremial, Maestros Unidos. Fossati ocupa la presidencia de la organización y Angélica la secretaría general. Sufrió sanciones y represalias en su trabajo docente, de resultas de su compromiso sindical.

A propósito de ese activismo estableció una relación con Rodolfo Ghioldi, dirigente del gremio de maestros a escala nacional. Una derivación de ese vínculo fue la incorporación al Partido Socialista Internacional, al poco tiempo de su ingreso convertido en Partido Comunista, sección argentina de la Internacional Comunista. Angélica participa de la fundación de ese partido en la provincia de Mendoza.

En un nuevo episodio huelguístico es despedida de su cargo de maestra, junto con la mencionada Fossati. Ambas son procesadas por desacato.

A fines de 1920 se instala en Buenos Aires, desde donde desenvolverá sus actividades por un largo tiempo. Allí se vuelca a su vocación por la escritura, con dos novelas cortas con temas vinculados a la liberación sexual de la mujer. La primera se titula El dilema y la segunda La venganza del sexo. Novela realista del amor en la naturaleza.

Al mismo tiempo se desenvuelve su actuación en el Partido Comunista. En estos primeros años de esa organización se producen con frecuencia disidencias y rupturas. En 1922 Mendoza se alinea con una corriente situada a la izquierda de la conducción oficial. Se entabla una dura lucha de fracciones.

La tendencia disidente capta una buena porción de dirigentes y militantes, en particular entre los que se desenvolvían en ámbitos obreros. Incluso logra convertirse en mayoritaria en algunos congresos partidarios, transcurridos entre 1922 y 1925. Cayetano Oriolo, Teófilo González y Héctor Raurich son algunos de los dirigentes que se desenvuelven en esa fracción.

Las discrepancias se centran en la elaboración del programa partidario, respecto al que estos últimos se inclinan por planteamientos más radicales.

La confrontación comienza a definirse cuando el sector encabezado por José F. Penelón, Victorio Codovilla y Rodolfo Ghioldi obtiene el respaldo de la Internacional. Corría 1925 cuando Angélica y Cayetano Oriolo entre otros, son expulsados del P.C.

En enero de 1926 se constituye una nueva organización, denominada Partido Comunista Obrero. Inician la publicación de un periódico llamado La Chispa, tal como el periódico de los bolcheviques rusos orientado por Vladimir Lenin. Mendoza se desempeña como directora de esa publicación.

En julio de 1926 se celebra el primer congreso del nuevo partido y es elegida como miembro del Comité Central.

En ese mismo lapso ingresa en la Unión Latinoamericana, agrupación de carácter antiimperialista, que a esa altura era conducida por el comunismo ortodoxo. Rápidamente excluida de la misma junto con otros compañeros fundan la Liga Antiimperialista, en la que los “chispistas” integrarán el grupo situado más a la izquierda.

En esos años, y por muchos más, las mujeres no tenían acceso al sufragio, exclusivamente masculino. Pese a ello se consigue que personas del género femenino puedan ser postulantes a diversos cargos electorales. Ya había ocurrido años atrás con la pionera Julieta Lanteri.

Angélica Mendoza será candidata a concejal por la ciudad de Buenos Aires en los comicios de 1926.

Más llamativa es su postulación a la presidencia de la república en las elecciones de 1928. Era la primera vez que una mujer ocupaba tan alta candidatura en nuestro país, hecho que no se repetiría por mucho tiempo. En las boletas de votación se destacaba su condición de maestra.

Cuando en el terreno internacional comienza a delinearse la figura de León Trotsky como personalidad discrepante con la corriente que encabezada por José Stalin había prevalecido en la conducción de la Unión Soviética, quienes se agrupaban con La Chispa manifestaron afinidad con las ideas del fundador del Ejército Rojo.

Con Trotsky ya oficialmente condenado en la URSS y en vías de ser sometido a destierro, el Partido Comunista Obrero anunciaba que tenía a la venta en sus locales algunas de sus obras más importantes.

De todos modos intentaron todavía, durante 1929, disputar la representación argentina de la IC y produjeron algunas manifestaciones de alineación con la conducción oficial soviética y de la Internacional. Se trataba de un movimiento táctico, pues en cuanto se vio que el partido oficial seguía contando con el respaldo internacional continuaron con su deriva opositora.

Condenado el partido sin remisión por la ortodoxia, terminó disolviéndose. Sus miembros se acercarían enseguida a los primeros núcleos trotskistas formados en el país.

La labor intelectual y la cátedra.

Por ese entonces, Angélica decidió realizar estudios universitarios, ingresando a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en la que seguiría estudios de filosofía y luego de pedagogía. Ello no la alejó de la actividad militante, que desplegó incluso en el Centro de Estudiantes de la mencionada Facultad.

Producido el golpe militar del 6 de septiembre de 1930 se destacó en las acciones contra la flamante dictadura. Fue oradora en un mitín en la Casa Suiza, organizado por la Unión Antifascista. Como consecuencia de ese discurso fue detenida y acusada de haber proferido graves injurias contra el dictador José Félix Uriburu. Condenada por esos cargos fue remitida al penal de mujeres conocido como Cárcel del Buen Pastor, regenteado por una orden de religiosas.

Permaneció unos meses allí. Fue una crítica observadora de la disciplina de esa prisión y de las actitudes de las mujeres que se hallaban detenidas por delitos comunes. Volcaría sus impresiones en un libro, titulado justamente Cárcel de Mujeres, publicado en 1933.

En la década de 1930 prosigue con su acción política. Forma parte de los incipientes núcleos trotskistas que actúan durante esos años. Entre ellos Izquierda Comunista Argentina, la Liga Comunista Internacionalista y la Liga Obrera Socialista. Sigue vinculada al periodismo en un períodico vinculado a esas corrientes, Inicial.

En los últimos años de la década emprende un camino de acercamiento a las mujeres que se desempeñaban en un ámbito más intelectual que político y sin los matices radicalizados que profesaba Angélica. A través de María Rosa Oliver, de tendencia de izquierda y cercana al PC, entra en relación con la revista Sur, dirigida por Victoria Ocampo.

Ya en 1941, por mediación de la misma Oliver, consigue una beca para perfeccionar sus estudios en los Estados Unidos, en la Universidad de Columbia, donde realiza estudios de doctorado. A partir de allí, su sendero principal pasa a ser la actividad académica.

Su especialidad pasará a ser la historia de la cultura y de las ideas, campo en el que tomará parte como docente e investigadora en varias entidades norteamericanas y en torno al cual publicará varios libros. En 1948 defiende su tesis de doctorado en Columbia.

Posteriormente pasa a desenvolver actividades en México, algunas de ellas en ámbito de la UNESCO.

En 1955 se produce su retorno definitivo a la ciudad de Mendoza. Allí continúa con la labor docente, en el campo de la filosofía y la ciencia política. Asimismo cumple un rol de dirección en la realización de investigaciones empíricas, guiadas a la indagación de la problemática social en Mendoza. Dicta la materia Sociología e impulsa la creación del instituto de esa disciplina en la Universidad Nacional de Cuyo.

Ya alcanzado un vasto reconocimiento por su esfuerzo intelectual, fallece en su ciudad en 1960.

Cabe señalar que su discrepancia y ruptura con el Partido Comunista se extendió a cierto maltrato, aún muchos años después de producido el enfrentamiento. En 1947, en la publicación titulada Esbozo de Historia del Partido Comunista de la Argentina, elaborada por la conducción de esa agrupación, se la tilda de “aventurera trotskizante de vida turbia”.

En esa elocuente frase se condensaba la condena a su orientación política con la estigmatización a causa de su vida independiente, alejada de los cauces que la estrecha moral de la época asignaba al género femenino.

Parte de la obra de Angélica Mendoza ha sido objeto de algunas reediciones en nuestro país. La Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación publicó en 2003 una selección de textos suyos.

Años más tarde, en 2012, la Biblioteca Nacional reeditó la mencionada Cárcel de Mujeres.

Sería deseable que se emprendiera una difusión más amplia de su obra, que ha quedado remitida a ediciones de limitada circulación.

Otro acercamiento a su trayectoria vital y su obra se produjo en 2018 en formato cinematográfico. Ese año fue estrenado un cortometraje documental titulado Memorias Desobedientes, que la tiene como protagonista.

De cualquier manera, una mujer luchadora, de orientación feminista y vasta producción escrita como ella merecería una difusión mucho más amplia, acorde con su verdadero lugar en la historia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/maestra-feminista-academica-militante-de-izquierda/

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España: Frente a la devaluación salarial

Frente a la devaluación salarial

Antonio Antón

A pesar de mejoras sociales relativas, incluida la actual subida de las pensiones públicas respecto del IPC de este año, todavía persisten amplios y graves problemas en el mercado de trabajo.

Hay todavía 2,8 millones de personas desempleadas y la tasa de desempleo juvenil es la más alta de la Unión Europea (32,3%), cuya precariedad se agudiza por las dificultades de acceso a una vivienda digna. En otra parte trato el deterioro de los servicios públicos, particularmente, la sanidad y los niveles de desigualdad social. Cojamos el aspecto más relevante, la pérdida de capacidad adquisitiva de la mayoría social, derivada del incremento de precios del mercado y la devaluación salarial. La situación de retroceso generalizado, aunque desigual, es evidente y su percepción segmentada por la sociedad refleja un crudo realismo.

No vale el conformismo y la autocomplacencia de las fuerzas progresistas que llevan a la resignación o las inclinaciones centristas y contemporizadoras respecto de las amplias trayectorias sociolaborales precarias y las dinámicas autoritarias. Es preciso una senda de firmeza. Veamos algunos condicionamientos socioeconómicos de la gente, una parte todavía distanciada del compromiso con el Gobierno de coalición progresista, y aparte de las dudas suscitadas por decisiones políticas controvertidas, amplificadas en los medios.

El Gabinete Económico de CCOO acaba de publicar un amplio estudio titulado “Los beneficios empresariales impulsan y enquistan la inflación”. La conclusión es clara. Se está produciendo una nueva devaluación salarial en España derivada de la prepotencia empresarial, con una fortísima pérdida en el poder de compra de los salarios en el año en curso, parcialmente contrarrestada en el caso del incremento gubernamental del SMI que afecta a un millón y medio de personas. Caben citar dos párrafos literales:

“El salario real de 2022 por realizar el mismo trabajo que en 2008 caerá un 12,6%. Mientras los márgenes y beneficios empresariales, como se ha visto, están creciendo hasta niveles no vistos desde 2014 impulsando la espiral de precios. La pérdida de poder de compra de los salarios en 2022 será del 5,2% resultado de una subida media de los salarios pactados del 2,78% hasta diciembre y del 8,4% de los precios de consumo en media anual.

A esto hay que sumar la pérdida de poder de compra adicional por el alza de los tipos de interés para los más de cuatro millones de hipotecados a tipo variable y que en media sufrirán una pérdida del 10% de su renta anual. De persistir esta dinámica desequilibrada, la gestión diferente y mucho más equitativa de la crisis de la pandemia con los ERTE podría terminar convirtiéndose en un espejismo y se volvería al esquema tradicional de ajuste vía salarios y empleo.”

Frente a las explicaciones que solo naturalizan o externalizan sus causas (el mercado, la globalización, la pandemia, la guerra…) se produce un paso valorativo dirigido al Estado y los agentes sociales y políticos: la insuficiencia de la protección y la acción reguladora públicas, todo ello achacable a la incapacidad y/o insuficiente determinación institucional, partidaria y sindical para afrontarlo de forma más contundente y generalizada. Y el CIS y los estudios demoscópicos así reflejan esa preocupación y malestar social que ante su impotencia o inacción exige respuestas, siempre condicionados por la pugna partidista y mediática.

Dicho de otro modo, la patronal está imponiendo sus propios intereses de acumulación de beneficios empresariales a costa de la disminución de costes salariales. Por tanto, no solo se ralentiza el consumo, la actividad económica y el empleo sino que se precariza la vida de la mayoría trabajadora y sus familias. La negociación colectiva, supuestamente reforzada por la reforma laboral, se muestra incapaz de remontar esa prepotencia empresarial. La estrategia de diálogo social está inoperativa, sin perspectivas de un pacto de rentas equilibrado, a pesar de la reclamación sindical y las llamadas diversas del Ejecutivo, incluso de medios significativos como el diario ‘El País’ (16/01/2023).

La patronal está fuerte y cómoda en su oposición a un pacto de rentas que le pudiera condicionar ligeramente hacia un incremento remunerativo de los salarios. Ahora, a diferencia del periodo anterior (negociación de la financiación pública de los ERTES y de fondos europeos, emplazamiento del nuevo Ejecutivo progresista, con aceptación de límites a la temporalidad y estabilización del marco de relaciones laborales…) no tiene suficientes presiones e incentivos para unos acuerdos razonables y sí un fuerte apoyo de las derechas. La dinámica generada, con esta inercia, es la consolidación del recorte de la capacidad adquisitiva de los salarios y el aumento de la desigualdad salarial. Y en el plano subjetivo el resquemor pasivo en gente trabajadora.

Mientras tanto, el Gobierno de coalición progresista, como referencia, ha negociado y aprobado un incremento plurianual moderado de las retribuciones del empleo público, para este año 2023, de 2,5% (más un punto complementario), cuando la tasa de variación anual del IPC en España en diciembre de 2022 ha sido del 5,7% (y el 8,4% en media anual), es decir, con una consolidación de la pérdida de más de dos puntos de capacidad adquisitiva, acumulada al retroceso de 12 puntos desde 2010. Significa que, aunque el Ejecutivo progresista junto con los dirigentes sindicales confederales hayan calificado el acuerdo de razonable, tampoco está garantizando el poder adquisitivo de los tres millones y medios de empleos públicos ni ha supuesto suficiente estímulo de mejora para el resto de la negociación colectiva aunque sea fundamentalmente una cuestión autónoma de los agentes sociales y económicos y los sindicatos se quejen de cierta inacción gubernamental.

La estrategia sindical de ‘salario o conflicto’ de este otoño y comienzos de invierno está resultando incapaz de modificar sustancialmente la tendencia de devaluación salarial impuesta por los empresarios. Igualmente, el escaso impulso del centenar de los convenios colectivos más favorables no es capaz de arrastrar la negociación colectiva de los sectores más débiles y la acción movilizadora es muy limitada, con solo un ligero crecimiento de la actividad huelguística: en el año 2022, un 4,5% más de huelguistas que el año anterior, con un total del 17% más de jornadas no trabajadas por huelga. Entre las causas, aparte de la precariedad y las dificultades económicas de las familias, está la débil determinación del activo sindical y/o su capacidad contractual. El reto es la oposición social, política y sindical a la devaluación salarial, la defensa persistente de los derechos sociolaborales y democráticos.

Más democracia y justicia social

Tal como he señalado, son relevantes los dos aspectos, puestos de relevancia desde hace más de una década. Por un lado, la percepción mayoritaria de la gravedad de los problemas socioeconómicos y político-institucionales, con un agudo sentido de la justicia social. Por otro lado, la gran legitimidad de los derechos sociolaborales y una gestión institucional protectora e igualitaria basadas en un fuerte sentido democrático. Ello supone una reafirmación democrática, con la imprescindible activación y ensanchamiento de la base social progresista con mayor legitimación a sus representantes políticos. El descontento social se combina con cierta desconfianza en la capacidad y la voluntad transformadoras de progreso en ese doble ámbito.

En ello influyen diversas causas, pero la pugna política y el sentido del cambio social e institucional no afecta solo a los otros aspectos político-culturales controvertidos. Está clara la movilización autoritaria y nacionalista españolista de las derechas reaccionarias frente a los derechos democráticos y civiles, los avances feministas y de la articulación plurinacional. Pero una pugna de fondo sigue situada en torno a la cuestión social y laboral y los derechos sociales, en un contexto de incertidumbre sobre el equilibrio de fuerzas sociales y fácticas, así como de la capacidad de la gestión de las fuerzas progresistas y su garantía del avance social y democrático. La democratización y la gestión institucional se vinculan al bienestar y la cohesión social y territorial.

Hay un riesgo de incoherencia, la falta de conexión de los dos campos que, a veces, aparecen como opuestos: el de la ‘utilidad’ o política útil de mejoras socioeconómicas y laborales inmediatas, y el de reformas institucionales y estructurales, a veces lentas e incompletas. Ambas están vinculadas a las dinámicas de participación cívica en el proceso reformador y frente a la involución social y democrática. Pero la crisis de credibilidad institucional y política, en ambos campos, viene de la insuficiencia reformadora, por los límites de las mejoras reales y sin impacto sustantivo, con el exceso de meros discursos genéricos o, en el peor de los casos, de simple ruido desinformativo y politiqueo sectario y corporativo.

Así, la realidad y la percepción social de la acción reformadora difiere en dos contextos distintos, según la dinámica de los dos actores principales, el mercado (empresarios y gestores económicos) y las instituciones públicas. En un marco de fuerte y generalizado impacto regresivo de los poderes económicos neoliberales, el impacto resultante genera un deterioro o situación peor o más desigual. Esa dinámica está amparada, a veces, por la gobernanza europea y estatal, y afecta especialmente a los derechos sociolaborales y la calidad de servicios públicos.

Esa realidad de retroceso es la fuente de malestar popular, a pesar de la implementación de mejoras parciales apoyadas por la población. En ese marco, el Gobierno, las instituciones públicas, palian parcialmente situaciones graves, pero no son capaces de revertir su empeoramiento. La justificación posibilista de que no se puede hacer más lleva a la resignación, pero también a la desconfianza en la política y las instituciones públicas; se genera desafección hacia la gestión (insuficiente) de progreso.

Es el factor de fondo de cierto escepticismo popular en los partidos políticos y las instituciones que según señalan las encuestas desconfían en su resolución satisfactoria y tienden a la pasividad y el abstencionismo. Es el motivo de todo el ruido mediático y la pugna de relatos para transferir o adjudicar la responsabilidad de la insuficiente o errónea respuesta al otro actor político o agente social. Pero la quiebra de credibilidad representativa afecta a todo el conjunto institucional, a la capacidad articulatoria de la propia democracia, cuestión aprovechada por los poderes y tendencias reaccionarias y ultraderechistas que pugnan por una involución autoritaria y regresiva. Así, se enlazan los dos procesos reformadores concretos, el socioeconómico y el político-institucional, acompañados y justificados por los correspondientes discursos y dinámicas legitimadoras. La solución es más democracia y más justicia social.

Antonio Antón. Sociólogo y politólogo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/frente-a-la-devaluacion-salarial/

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María Paula Tovar Navarrete: Los estudiantes patas arriba y la universidad del mundo al revés

 

ADVERTENCIA: Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.

“El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo. Sus maestros calumnian la naturaleza, la injusticia, dicen, es la ley natural”. -Eduardo Galeano. Patas arriba la escuela del mundo al revés, Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1998.

Se ha evidenciado que en los últimos años las universidades del mundo al revés se han vuelto centros de vigilancia para que adquieran la supuesta “alta calidad” llenando registros y formatos donde los docentes y educadores del ejemplo deben “decir mentiras” para que el CNA (Consejo Nacional de Acreditación) les de la acreditación institucional y los respectivos registros calificados. Pero ¿Qué deben decir en los formatos para la aprobación de alta calidad? Son varias las falacias que se exigen. Con el simple hecho de que se afirme que las universidades públicas cuentan con un excelente bienestar universitario, que la infraestructura es adecuada según lo requieran las diferentes facultades y programas, a nivel investigativo, se dice que poseen grandes innovaciones científicas y académicas con semilleros y grupos de investigación, simultáneamente que los estudiantes tienen un alto nivel académico y finalmente se escribe en los formatos que para mejorar la convivencia y resolver los conflictos, las instituciones siguen los debidos procedimientos legales e institucionales y sin perjudicar a nadie.

Estas exigencias que “cumplen” las universidades del mundo al revés y que son exigidas por el CNA, pasan claramente por una violación a la autonomía universitaria, ya que se les demanda a las universidades cumplir con unos estándares para obtener la acreditación de alta calidad. El movimiento estudiantil luchó por la defensa de la autonomía universitaria, pero eso ya es cosa del pasado; ahora, las supuestas luchas van de la reivindicación a lo reaccionario, perdiendo cada vez más la autonomía, conllevándolos a la perdida de la libertad de catedra.

Las dos últimas exigencias – los niveles académicos de los estudiantes y la convivencia – refleja que las universidades del mundo al revés no hacen otra cosa que llenar de mentiras los formatos para obtener la acreditación, la aprobación y otorgación de los registros calificados.

La anti-academia y anti-ciencia en las universidades del mundo al revés
Desde hace unos tres o cuatro años, los niveles académicos en los estudiantes patas arriba han disminuido significativamente, y no me refiero a los resultados de las pruebas como el Ecaes o ahora saber pro (aunque siguen siendo resultados deficientes) o a los promedios y las calificaciones de los estudiantes patas arriba que mejoraron drásticamente, y no es casualidad que estas mejoras se hayan dado durante el confinamiento (2020-2021), donde el 90% de las clases se desarrollaron de manera virtual; sino que, esto es posible porque el “rigor” académico que existía antes disminuyó de manera descarada. Esto se puede evidenciar por varios factores: uno, es por la vigilancia constante a los profesores, donde se les exigía grabar sus clases (violación a la libertad de catedra), se les pedía que fueran flexibles, sin hacer parciales, pocas lecturas y que las que dejaban, muchos no las leían (esto se puede demostrar por la falta de participación y respuestas en las clases). Las consultas que hacían los estudiantes patas arriba se limitaban a ver videos en internet o consultar en Wikipedia la información para desarrollar trabajos; todo ello sumado a la falta de interacción en el aula.

Por otro lado, culminamos un año (2022) de lo que se llamó presencialidad después del confinamiento por la pandemia del Covid-19, es decir, tratar de retornar a la normalidad, pero las condiciones no han mejorado, por el contrario, han empeorado. Es ahora muy cuestionable que los profesores y profesoras dejen libros completos para que sus estudiantes patas arriba los lean – así suene irónico – que hagan parciales o dejen trabajos muy extensos, es decir, se les exija, porque según una gran cantidad de estudiantes patas arriba “no se les tiene en cuenta sus vidas y problemas personales”. Esto debe ser importante, pero no para disminuir el nivel académico, sino para que una buena política de bienestar universitario permita amenguar los problemas por los cuales atraviesan. Esto permitirá que haya una mejora en el rendimiento académico, pero la solución no puede ser bajar la exigencia académica para complacer el facilismo y la falta de compromiso.

Ahora es casi imposible que los estudiantes patas arriba vayan a charlas o conferencias para enriquecer sus niveles intelectuales o culturales, si van es por seguir a los educadores del ejemplo que promueven y hacen parte de una cultura puntistica. Solo les importa ir a charlas y conferencias como asistentes o conferencistas para mejorar sus hojas de vida e ingresar al mundo hostil de la academia (aunque sea una minoría quienes ingresen al mundo de la academia) ya poco van a la biblioteca, a teatro o ven buen cine, a los únicos conciertos que van son a los de reggaetón o a las fiestas insufribles de lo que llaman techno o electrónica.

¿Qué podemos esperar de toda una gran cantidad de jóvenes que poco o nada les interesa mejorar sus procesos de aprendizaje o académicos? No mucho realmente, por las condiciones económicas, políticas y sociales del país del sagrado corazón. En las universidades del mundo al revés, donde se supone deben ser los centros de pensamiento, de innovación y de desarrollo científico, ahora pululan las pseudociencias (si es que así se les puede llamar) como lo es la astrología, lectura de cartas, lectura de mano o tabaco, etc. Es increíble cómo estas tendencias se dan en centros donde se llevan a cabo procesos del método científico, análisis de las problemáticas sociales, económicas, políticas o culturales. Por eso es la universidad del mundo al revés.

Hasta el momento hemos visto la perdida de la libertad de catedra, siendo los profesores, profesoras y educadores del ejemplo vigilados desde la virtualidad y sometidos a disminuir sus exigencias académicas para satisfacer a los estudiantes patas arriba, a quienes van a engrosar las filas de la sociedad de la externalización.

Lo políticamente correcto como una forma de coartar la libertad de catedra
Por otro lado, existe una tendencia que parece inevitable de contener, la corrección política o lo que llamamos lo “políticamente correcto”, parece un pecado que efectivamente es condenable (por una supuesta justicia escandalosa) donde se pretende obligar a profesores y estudiantes a utilizar el lenguaje de género – mal llamado lenguaje inclusivo – tampoco pueden hacer críticas o cuestionar a movimientos “feministas”, lgbtq, a la teoría queer, porque inmediatamente se les acusa de intolerantes, machistas, misóginos, encubridores o encubridoras, y una gran infinidad de ocurrencias por el estilo. Así, estos movimientos o teorías legitimen cosas realmente intolerables debemos aceptarlas. De por sí, la academia ya ha aceptado estas nuevas tendencias y ha avalado estas teorías.

También se debe aceptar y no se puede cuestionar la imposición que trae una parte de la comunidad transgénero (trans o como también se denominan transmaricofeministas) – que, por supuesto tienen sus propias luchas y reivindicaciones válidas, como algo tan básico como la lucha por la vida – sin embargo, pretenden que la sociedad en su conjunto les acepte en muchas ocasiones como mujeres u hombres, en primera medida, como mujeres, negando y ocultando que la condición de la mujer es una cuestión histórica, social y de lucha, y no es como dicen en las paredes de las universidades del mundo al revés “Yo no soy lo que hay entre mis piernas”. Es cuestionable en cuanto muchas o muchos trans promueven el estereotipo de que ser mujer u hombre es netamente una cuestión corporal o una orientación sexual.

Quien cuestiona o critica esto, quien no se adapte a estos paradigmas que ha acarreado consigo la posmodernidad y el modelo neoliberal, será condenado o condenada a la exclusión social, al escarnio público y posteriormente, si es un académico o académica importante, caerá en las garras de quienes promueven la cultura de la cancelación. Para evitar esto, muchos educadores del ejemplo en las universidades del mundo al revés promueven estas tendencias, incitan a sus estudiantes patas arribas a que obliguen a sus colegas (profesores y profesoras) a ser “políticamente correctos”. Los maestros y maestras están ahora en una constante vigilancia, no solo por las directivas académicas, sino ahora por los estudiantes patas arriba. Muchos educadores del ejemplo promueven esta cultura fácil de atender los conflictos, promoviendo que se saquen comunicados anónimos, escraches sin ningún tipo de investigación, porque ahora todo es revictimizante o el escrache está avalado por una sentencia judicial.

El modelo neoliberal ha creado en las universidades del mundo al revés, una división y fragmentación en las organizaciones estudiantiles, ha agudizado los problemas en el modelo educativo, porque el neoliberalismo no solo busca la privatización de lo público llevándolos a la quiebra, sino que también es un actor homogeneizador de las sociedades. Al mismo tiempo nace la posmodernidad que permea las aulas y que promueven los educadores del ejemplo cuestionando y muchas veces invalidando teorías que ellos llaman los “metarrelatos” o “grandes relatos”, y promueven los debates y las discusiones únicamente desde el sentimiento y la emoción, propios del pensamiento individualista. Producto de esta combinación nacen los estudiantes patas arriba, a quienes no se les puede cuestionar nada porque hieren sus sentimientos (son los “ofendiditos y ofendiditas”).

Se le miente al CNA cuando las universidades del mundo al revés dicen que tratan sus conflictos por medio del dialogo y siguiendo “el debido proceso”, cuando la realidad es que los conflictos internos se tramitan por medio del miedo y del terror, avalando conductas extremadamente violentas y reaccionarias.

Finalmente, el 2022, transcurrió como un año donde estos problemas justificaron grandes injusticias, el movimiento estudiantil ya no lucha por presupuesto, bienestar, autonomía universitaria. Se demostró que no es necesaria la virtualidad para vigilar a profesores y profesoras. No fue cosa del confinamiento lo que disminuyó los niveles intelectuales, culturales y académicos de la comunidad estudiantil, es toda una tendencia, una promoción que pasa también por lo institucional donde se coarta la libertad de expresión, la libertad de catedra y se condena a quien piense diferente, todo ello producto del modelo neoliberal.

Por un 2023 donde la cultura universitaria cuestione y debata de manera informada y argumentada todo aquello que parezca ser cuestionable, donde se llenen los auditorios de conferencias, foros, charlas, se llenen los teatros y los cines, pero, sobre todo, donde se llenen las calles de dignidad defendiendo una universidad crítica, autónoma, debidamente financiada, científica, antiimperialista, anticapitalista y realmente antipatriarcal. No necesitamos universidades de altísima calidad con estudiantes de alta calidad, necesitamos universidades que promuevan en los estudiantes el pensamiento crítico y la actitud transformadora.

Fuente: https://rebelion.org/los-estudiantes-patas-arriba-y-la-universidad-del-mundo-al-reves/

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Perú: Pronunciamiento: No matarás

Pronunciamiento: No matarás

Ante la cruel violencia estatal y la criminalización de la protesta social por parte del gobierno de Dina Boluarte, el CEP alza su voz de protesta. Rechazamos el “(auto) golpe de Estado”, promovido por civiles, militares y justificado por la derecha y la ultraderecha peruana en el Legislativo; todo al amparo del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la injerencia de voceros del gobierno norteamericano.

Denunciamos el intento de los medios de comunicación de invisibilizar asesinados, heridos, golpeados, injuriados, subestimados, perseguidos, secuestrados y desaparecidos por parte del Grupo Terna, la Policía Nacional del Perú y las Fuerzas Armadas. Su accionar cobarde y premeditado ya genera víctimas fatales, especialmente, contra menores, además de jóvenes y adultos. La sangre de alrededor de 28 asesinados clama por justicia: 9 en Ayacucho, 6 en Apurímac, 3 en Cusco, 3 en Junín, 3 en La Libertad, 3 en Ucayali y 1 en Arequipa. El estado de emergencia nacional no justifica tales asesinatos, se trata sí de violentos atentados contra la vida y defensa de los derechos del pueblo presente en comunidades, territorios y departamentos del Perú, a quien vilmente se le calumnia y acusa de terrorista.

La legítima protesta popular hace eco del quinto mandamiento: “No matarás” (Éxodo 20:13). Por el gran mandamiento de “Amor a Dios” y “Amor al prójimo” (Mateo 22:34-40), la Iglesia está llamada a asumir la misión encomendada, alzar su voz profética, demostrar su solidaridad y optar por los más empobrecidos en cumplimiento con las exigencias bíblicas y los nuevos retos históricos (Zacarías 7:10; Santiago 1:27; Mateo 5:3-11). Ante tal demanda del Evangelio, observamos con preocupación los pusilánimes comunicados de iglesias cristianas y, peor aún, la disposición de sus líderes a colaborar con este régimen autoritario. Por la memoria de las víctimas de ayer y hoy, el CEP rechaza, denuncia y confronta la dictadura cívico-militar instalada desde el 7 de diciembre de 2022 bajo la usurpación de Dina Boluarte. Se evidencia así el apoyo irrestricto de la oligarquía, la burguesía y las élites de la sociedad peruana, como soporte a los intereses en juego de las transnacionales mineras, las políticas neoliberales y los condicionamientos geopolíticos regionales.

En las calles, las consignas de un pueblo en marcha reafirman contundentemente su propuesta: ¡Renuncia Dina! ¡Libertad de Castillo! ¡Cierre del Congreso! ¡Asamblea Constituyente! ¡Nuevas Elecciones! Pasadas las fiestas de fin de año, miles de voces ya retumban convocando espontáneamente a organizaciones populares, fuerzas progresistas, sectores de izquierda, organismos de derechos humanos, cristianos e iglesias comprometidas, y otros colectivos, para establecer alianzas y conformar un frente político de lucha y transformación social que consideramos indispensable y estratégico.

Al terminar el año 2022 e iniciar el 2023, deseamos que la fe, la esperanza y el amor acompañen a hombres y mujeres que apuestan por la defensa de la vida y afirmación de la dignidad en contraposición al individualismo, el egoísmo, el racismo, la prepotencia, la indiferencia y el ninguneo social. Contra el terruqueo. ¡Por una Patria Libre y Soberana!

Que fluya como agua el derecho y la justicia como río inagotable” (Amós 5:24)

Colectivo Ecuménico por el Perú– CEP

Fuente de la Información: https://rebelion.org/pronunciamiento-no-mataras/

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