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Estados Unidos: La educación perfecta

La educación perfecta

Jorge Majfud

Ronald fue uno de los tantos veteranos de guerra que conocí, desde Vietnam hasta Afganistán. Algunos de ellos se convirtieron en militantes contra las guerras de los ricos; otros trataron de justificar la pérdida de una pierna o de una vida antes del suicidio.

Por alguna razón, la discusión sobre el golpe de Estado de 1976 en Argentina había derivado a la educación familiar. Ronald (su nombre era otro) levantó una mano y expuso su teoría de la educación de los hijos y el impacto en el destino de una sociedad y de una nación. Ese mito popular de “la familia es la base de la sociedad”.

Tenía 22 años. No tenía hijos, dijo, pero había sido educado por dos padres que nunca le habían dado un chancletazo, ni cuando él le había gritado a su padre el clásico “n’gger motherfucker” (traducción literal: “negro violador de tu madre”). En castellano no existe una ofensa tan obscena.

Sus padres ni siquiera le habían levantado la voz para corregirlo. Habían apelado al modelo clásico de psicología Disney, tratando de comprender su frustración. En su casa, todo se discutía de forma democrática.

―Pero una familia no es una democracia―observé.

―La mía sí. No todas las familias son iguales…

―Cierto. Tampoco todos los hijos ni todos los padres son iguales…

Por entonces, Ronald era muy joven; no tenía hijos, lo cual no lo inhabilitaba para opinar sobre cómo educar a un hijo. Pero sí para moralizar. En realidad, todos estamos inhabilitados para moralizar, sobre todo en asuntos que ignoramos tanto, como lo es la vida privada de nuestros vecinos.

―Mis padres ―cortó Ronald, con la fe de los convencidos― siempre estuvieron en contra de toda forma de violencia en la educación…

En este momento, se detuvo dos segundos y otro estudiante aprovechó para apoyar con más ejemplos personales a su compañero. Creo que alguien mencionó a la Madre Teresa, quien no había tenido hijos pero igual había sido madre. Una madre terrible, habría que agregar, como Santa Teresa unos siglos antes. Como algunos curas célibes, pero no abstemios, a quienes todos llaman padre mientras dan consejos matrimoniales y clases de educación sexual.

No recuerdo qué dijo la estudiante sobre sus padres en Nebraska, porque me quedé pensando en Ronald. El joven sufría de trastorno post traumático. El día que pasé la película Missing (sobre el golpe de Estado en Chile, con Jack Lemmon) salió del auditorio corriendo. Luego me dijo que por su condición no podía presenciar escenas violentas porque él mismo perdía el control y se ponía violento.

Yo conocía a Ronald bastante bien porque había estado muchas veces en mi oficina y muchas veces habíamos terminado hablando de su experiencia en Irak. Lo habían enviado a esa guerra justificada con mentiras, como casi todas, de donde volvió con ese trauma o trastorno que parecía no tener cura. Los jóvenes sobrevivientes de esa y otras guerras que conocí (algunos muertos en vida) creían saber de qué se trataba todo, aunque solían ocupar sus días disparando al enemigo, hasta agotarse, o cargando el cuerpo de algún compañero caído. Algunos pocos entendieron que, en realidad, como decía Mohamed Alí, habían ido al otro lado del mundo a matar y a morir por los poemas de siempre: Dios, la patria, la libertad, la democracia y la seguridad nacional. Los otros, lo último que querían escuchar era que habían sido apenas peones de un viejo ajedrez.

Ronald fue uno de los tantos veteranos de guerra que conocí, desde Vietnam hasta Afganistán. Algunos de ellos se convirtieron en militantes contra las guerras de los ricos; otros trataron de justificar la pérdida de una pierna o de una vida antes del suicidio. Miles de ellos (16.000) se suicidan cada año en Estados Unidos, pero los medios prefieren enfocarrse en noticias de verdad. Junto con sus psicólogos del gobierno, muchos de estos combatientes se convirtieron en distintos personajes de mis novelas, como Crisis y El mar estaba sereno. Creo que no había otra forma explorar el problema desde su interior.

Ahora, Ronald es pastor de una iglesia en Texas. Probablemente eso lo salvó del suicidio o los psicólogos del gobierno lograron controlar su estrés post traumático. Su prédica de la no violencia de Jesús no le impide, ni a él ni a sus feligreses, acumular armas de guerra en sus casas, sólo por las dudas, por si un día deben defender la libertad contra otros compatriotas que no están pensando igual. Como en los videos tóxicos y virales donde un pobre muchacho es acosado por los bullies y al final los revienta a todos con elegantes patadas, Roland le enseña a sus hijos las virtudes de la educación libre de todo tipo de violencia que le enseñaron sus padres. Hasta que sea necesario recurrir a la solución de siempre, siempre en defensa propia. ¿Tenemos derecho a defendernos, o no?

Los padres de Ronald lo habían educado con amor, sin violencia. Amor al diálogo, a las armas, pero solo para protección personal y para proteger la libertad. Amor a Jesús, pero no amor de Jesús. Una educación amablemente construida en la pulcra y orgullosa devoción en la iglesia los domingos, en las bucólicas cenas de thanksgiving en noviembre y en los videojuegos casi todos los días.

Videojuegos y educación en valores de la no violencia, como el que siguió jugando Ronald cuando lo enviaron a Irak. Sólo que, cada vez que apretaba un botón, los otros jugadores morían de verdad. Como decía el Andrew Jackson de los billetes de veinte dólares, cuando aseguraba que debió tomar las tierras de los salvajes para dárselas a “los amantes de la libertad” y el bueno de Winston Churchill, cuando recomendaba usar armas químicas, era un sacrificio necesario para suprimir a los salvajes que no entienden eso de la civilización y la no violencia.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-educacion-perfecta/

 

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Educación y conocimiento: ¿Por qué pensamos lo que pensamos? ¿Qué es eso de la hegemonía cultural?

¿Por qué pensamos lo que pensamos? ¿Qué es eso de la hegemonía cultural?

 Jorge Aller García

Podriamos decir que el modo de ver y acercarse al mundo no es algo estrictamente individual y peculiar de cada persona, surge como resultado del proceso dialéctico entre la individualidad en desarrollo y de la socialización con la naturaleza y otros individuos. Es decir, es fruto de la historia, de lo que acontece. Las formas previamente construidas de entendimiento del mundo se instauran por medio de la cultura reinante, estas formas establecidas son premeditadas y funcionales al orden político-social vigente y llenas como no en la actualidad, de ideología capitalista. La hegemonía cultural actual reside en la cultura burguesa. Los cambios que afloran son fruto del enfrentamiento de clases, de proceso histórico y no surgen por si solos. Independientemente de los cambios que se produzcan, el objetivo final del capital sigue siendo la reproducción de valor.

Hay una de estas visiones socialmente establecidas que vamos a intentar exponer brevemente: pensar que la realidad social está mediada por una suma de individuos que se desarrollan de manera libre y que por lo tanto parten y viven de una manera igualitaria. Por lo tanto significaría que los individuos se deben a si mismos, y se construyen de una manera casi independiente de los condicionantes políticos, económicos, valores, culturales y procesos históricos que viven. Que cada persona tiene algo innato que le hace desarrollarse de una manera y no de otra. Hay es donde residiría el concepto de idealismo que es una de las bases del sistema capitalista para negar la conflictividad y el desarrollo histórico. No hay mayor trampa que responsabilizar y propiamente individualizar las conflictividades y la realidad en el conjunto social, abstracto y amorfo de “la gente” o de los ciudadanos. No hay mayor trampa que ocultar el origen sistémico de todo lo que acontece. Nada es casual, ni ajeno a los condicionantes materiales, culturales y políticos. Y por supuesto nada de lo que ocurre es natural; así la pobreza y desigualdad no es ni una casualidad, ni un mal menor, no se deben a la naturaleza de las personas que hace que algunas se sacrifiquen o trabajen duro para alcanzar una mejor posición o tampoco son una lacra eterna que siempre existirán y a la cual habrá que poner parches. Sino que es consecuencia de determinado sistema productivo que se basa en el reparto desigual de la riqueza social generada, en la acumulación en solo unas manos de capital y medios de producción y en otras dependientes y desposeidas de todo lo que tienen, quedándoles exclusivamente su capacidad de trabajar para las propietarias.

Por otro lado, esto tiene una vuelta bastante implantada en parte de los voceros del liberalismo y de la socialdemocracia, es pensar que los problemas y la realidad se transformaría desde voluntades o grados de consciencia concretos, desligándose del sistema en el que se desarrollan los individuos, que todo el mundo tendriamos una parte de responsabilidad. Un ejemplo es lo que vemos a diario en la propaganda de todo tipo para evitar la catástrofe medioambiental en la que nos encontramos y caminar hacia una supuesta transición ecológica. Según ese esquema solo bastaría con la toma de consciencia y responsabilidad individual del problema, una serie de pequeños retoques como reciclar, bajar el consumo de algunos productos y una serie de pequeñas medidas técnicas y reajustes en los procesos productivos por parte de empresas e instituciones. Si nos adentramos en el problema, podremos llegar a entender que es justo las bases del sistema capitalista y su desarrollo histórico el que produce semejante crisis y no una serie de malos hábitos, prácticas concretas o la idea exagerada, algo misántropa de decir que “el ser humano somos así” y que no hay remedio posible. Es la propia estructura, el funcionamiento del capitalismo y el modelo social que necesita para su incansable expansión y ganancia la que produce la crítica situación en la que nos encontramos. El capital bebe de dos fuentes de riqueza: la humana y la natural. Y no pondrá freno, porque su única garantía de supervivencia es la explotación constante sin una perspectiva de sostenibilidad y visión a medio plazo. Es un caballo debocado hacia el precipicio.

Así se expande esa idea como plaga de que los problemas de este mundo se resolverían por medio exclusivamente de la educación, sin entender que justo la educación es una estructura dominada por los valores y cosmovisión capitalista, aquella que perpetua el ideario afín de la estructura originaria. Viéndolo con otro ejemplo simple y cercano; el último anuncio del gobierno de España para luchar contra la adicción al juego. Ya que está subiendo enormemente entre los jóvenes y la población migrante. En el anuncio se llevan acabo una serie de acusaciones de que la culpa es del que se engancha, como del que bebe y coge el coche, que tiene que concienciarse de cuales son las nefastas consecuencias que tiene el juego, de saber decir que no. Lo curioso es que el anuncio o ninguna campaña de este tipo se adentra en ningún momento o pone encima de la mesa que procedencia de clase tienen los jóvenes adictos/as al juego, que motivos les llevan a la población migrante a apostar, bajo que condiciones económicas o educativas se desarrollan, que alternativas de ocio tienen a su alrededor, o cuales son los orígenes y beneficiarios de tal lacra para la clase trabajadora. Lo que se suele hacer es una abstracción demagógica, decir que cada joven puede o no engancharse, que cada joven tiene la capacidad de elección, que los orígenes de clase no importan, ni la precariedad existencial que sufren, ni esa falta de alternativas de ocio, ni el nihilismo reinante, ni que el bombardeo de propaganda aspiracional mediante youtubers y redes sociales en internet influye en el desenlace y desarrollo de la juventud. Ni siquiera se pone el foco, (a veces tan solo timidamente) en aplicar medidas concretas y drásticas que paralicen todos las aperturas de salas de juego, difusión de publicidad o existencia de portales de internet de este tipo. Es evidente porque las reformas son tenues e inoperantes, estas empresas forman parte de todo un entramado de capitales con grandes intereses e influencias para poder hacer valer su poder y los poderes políticos institucionales o no quieren o son incapaces de hacerles frente de manera real.

Es sobre estos valores de individualización del escenario social sobre los que se asienta uno de los pilares de la sociedad burguesa. Y es que el capitalismo no solo es una relación económica o sistema productivo, sino que se expande por todos los aspectos y esferas de la realidad, incluida la cultural. El nuevo poder que se implantó con el capital y su desarrollo en el siglo XX basado en el consumo, la uniformidad-individualización de los individuos y la coerción sigue expandiéndose para legitimar todos los cambios culturales necesarios para su desarrollo, y ello lo hace por medios económicos como por ejemplo: el control directo o indirecto de casi todo tipo de producción cultural, con el control por medio de subvenciones del arte revolucionario y transformador, del lenguaje con la apropiación de palabras e ideas liberadoras como libertad o solidaridad, con la mercantilización de la producción audiovisual y la difusión de valores capitalistas y reaccionarios, de potentes inversiones para el control y privatización de la educación con las actuales materias y herramientas de enseñanza implantadas en todo el sistema educativo y también con el dominio del campo del conocimiento e investigación.

Así la filosofía marxista, para explicar esta producción de valores en masa, habla de hegemonía cultural; como la dominación de la sociedad culturalmente diversa por la clase dominante, cuya cosmovisión, creencias, moral, percepciones, instituciones, valores o costumbres se convierten en la norma culturalmente aceptada, con prestigio y propiamente en la ideología dominante, valida y universal. Esta hegemonía cultural es la que justifica y legitima el orden político, social y económico como algo inevitable y natural. Y esto pasa igual en el capitalismo actual en Europa, en el mundo arabe, como en el siglo XV con la hegemonía cultural de la iglesia y la nobleza. Es decir en cada fase histórica la hegemonía cultural existe y se expande o no en base a la conflictividad entre clases sociales. Por ello, en la actualidad, con la derrota de los movimientos revolucionarios del siglo XX y en un momento de reconfiguración como el actual, el capitalismo gana y domina implacablemente. Se cuela en nuestros valores, pensamientos, juicios de valor y un largo etcétera. Se encuentra tanto en la esfera de la vida pública como en la privada y utiliza toda una serie de medios y herramientas sin precedentes. Una vertebración perfecta que no permite la ajenidad (el estar afuera de la misma). Podríamos decir que no es que formemos parte, sino que nosotras mismas somos el capitalismo. Somos cultura capitalista. De esta manera interpretarlo, analizarlo y estudiarlo no es una tarea cualquiera, sino la base para toda transformación social. La base para comprender su funcionamiento, poder disputar el campo social y poder iniciar profundos cambios que logren derribarlo. Comenzar ya mismo; conocer las experiencias revolucionarias del pasado y sus errores, ahondando en las raices socialistas de instituciones como el concejo abierto y su sistema comunal, renovar las formas de organización históricas del proletariado como redes de solidaridad y sindicatos, repensar los ateneos, medios de expresión, literatura y arte socialista. Todo ello, para formar hoy una nueva cultura revolucionaria adaptada a las circustancias, problemáticas y desarrollo histórico, que nos permita adentrarnos en las conflictividades para hacer crecer la visión de que el análisis de todo lo que acontece está mediado por los intereses particulares del capital. Trabajar en los espacios sociales oportunos para la construcción de una cultura revolucionaria socialista; colectiva, internacionalista, basada en la solidaridad, y comunalista de todos los aspectos de la vida para alcanzar el desarrollo libre de cada individuo. Una cultura que derribe el viejo mundo, un nuevo paradigma y cosmovisión en el que sostener la necesaria idea de que el mundo hay que transformarlo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/porque-pensamos-lo-que-pensamos-que-es-eso-de-la-hegemonia-cultural/

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Asamblea General de Naciones Unidas pide a la justicia internacional pronunciarse sobre ocupación de territorios palestinos por parte de Israel

Asamblea General de Naciones Unidas pide a la justicia internacional pronunciarse sobre ocupación de territorios palestinos por parte de Israel

El viernes 11 de noviembre, con una aplastante mayoría de 98 votos a favor y tan solo 17 en contra, la Asamblea General de Naciones aprobó una resolución en la que solicita a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) pronunciarse sobre los efectos de la ocupación ilegal y de la colonización de territorios palestinos por parte de Israel.

La resolución lleva como título «Israeli practices affecting the human rights of the Palestinian people in the Occupied Palestinian Territory, including East Jerusalem» / «Prácticas israelíes que afectan a los derechos humanos del pueblo palestino en el Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén Oriental«.

Como viene ya siendo usual en indiscutibles victorias de unos (y derrotas diplomáticas para otros), el voto de esta resolución no fue mayormente referenciada en los grandes medios de prensa internacionales.

Tratándose de un año como el 2022 en el que un Estado Miembro de Naciones Unidas como Ucrania que sufre una agresión militar por parte de Rusia desde el 24 de febrero, ha acaparado la atención de todos los medios internacionales (siendo varias las resoluciones de la misma Asamblea General sobre el respeto a la integridad territorial, la obligación de discriminar objetivos militares de poblaciones civiles a la hora de ordenar una operación militar, y la imperiosa necesidad de respetar por parte de Rusia las demás obligaciones que le incumbe derivadas de la Carta de Naciones Unidas y del derecho internacional humanitario), la omisión observada plantea algunas interrogantes muy válidas. Ello sin hablar de las abstenciones y de los votos en contra, registrados durante la votación acaecida el pasado 11 de noviembre.

¿Acaso no es de interés de cualquier Estado Miembro de Naciones Unidas y de la comunidad internacional como tal que estas mismas reglas invocadas, con justa razón, por Ucrania se apliquen de manera uniforme y sean debidamente respetadas por todos los demás Estados, incluyendo Israel (Nota 1) ?

El detalle de la votación en breve

En esta fotografía del registro del voto extraída de esta nota del Times of Israel  (edición del 11 de noviembre del 2022), nuestros estimables lectores podrán apreciar cómo votaron cada uno de los 193 Estados Miembros de Naciones Unidas.Así como en esta nota publicada en el medio digital costarricense de Delfino.cr (una de las pocas publicadas en Costa Rica al respecto, en la que no se explica oficialmente por qué razones Costa Rica optó por abstenerse). ¿Cuál será la frase de esta resolución que condujo a varios Estados en este 2022 a revisar su posición con relación a textos similares votados en años anteriores con su voto afirmativo? ¿Qué temor les puede causar el hecho de pedir al juez internacional examinar en detalle la ocupación  ilegal del territorio palestino a la luz de la normativa internacional vigente?

A los 98 votos a favor y a los 17 en contra, hay que contabilizar un total de 52 abstenciones así como 25 «No Show» (ausencia del delegado al momento de registrarse la votación).

Por parte de América Latina, Israel y su fiel aliado norteamericano pudieron únicamente cosechar el voto negativo de Guatemala (y contar con las abstenciones de Colombia, Costa Rica, Ecuador, Haití, Honduras y Uruguay); mientras que en Europa, lograron obtener el voto negativo de Alemania, Austria, Estonia, Hungría, Italia, Lituania y de República Checa (así como obtener 25 abstenciones, incluidas las de Francia, España, Países Bajos y Reino Unido).

Bolivia y Venezuela aparecen entre los «No Show«, con una diferencia no obstante que es necesario precisar: debido a atrasos en los pagos de su contribución anual como Estado Miembro, Venezuela no puede participar a votos en la Asamblea General desde el mes de enero del 2022.

Como indicado con anterioridad, el voto de esta resolución fue muy pocamente publicitado en los medios de prensa internacionales. Es de notar que un día anterior (10 de noviembre) una nota de prensa oficial de Naciones Unidas informaba de la votación a realizarse 24 horas después por parte del órgano plenario de Naciones Unidas  (véase nota oficial del servicio de prensa de Naciones Unidas).

El voto a favor de esta resolución por parte de Ucrania pareciera haber molestado profundamente a Israel, optando por abstenerse en una resolución posterior sobre la obligación de Rusia de compensar los daños causados en Ucrania desde el 24 de febrero (véase nota del Times of Israel y nuestra breve nota sobre esta resolución adoptada a favor de Ucrania el pasado 15 de noviembre).

El orígen de la solicitud a la CIJ 

Esta resolución que busca acercar a Palestina a la justicia internacional es muy similar a la adoptada en años anteriores por la Asamblea General de Naciones Unidas, con un único añadido significativo con respecto a la solicitud hecha a la CIJ para la versión de este 2022. ¿Cómo entonces explicar el súbito cambio de parecer de algunos Estados al respecto?

Un reciente artículo de la prensa uruguaya hace ver el cambio de posición del delegado de Uruguay en el 2022 con relación al voto del 2021 (véase nota de prensa de El Observador): una prensa más observadora en otras latitudes del continente confirmaría que este cambio de posición (una abstención en vez de un voto a favor) no es monopolio de Uruguay, y que en Centroamérica también se dieron cambios de posición sin ningun tipo de explicación por parte de las autoridades gubernamentales (Nota 2).

Con relación a la solicitud hecha a la CIJ en la resolución del 2022, proviene del hecho siguiente, también escasamente difundido: un informe reciente dado a conocer – octubre del 2022 – por parte de una comisión de investigación creada por el Consejo de Derechos Humanos sobre lo ocurrido en el 2021 en Palestina – (véase enlace oficial y texto en español) incluyó en sus recomendaciones finales que:

«92. La Comisión recomienda que la Asamblea General: 

a) Solicite urgentemente una opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las consecuencias jurídicas de la negativa continuada de Israel a poner fin a su ocupación del Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén Oriental, que equivale a una anexión de facto, de las políticas empleadas para lograrlo, y de la negativa de Israel a respetar el derecho del pueblo palestino a la libre determinación, así como de las obligaciones de los terceros Estados y de las Naciones Unidas de velar por que se respete el derecho internacional; 

b) Transmita el presente informe al Consejo de Seguridad y le solicite que considere la posibilidad de adoptar nuevas medidas para poner fin a la situación ilegal resultante de la ocupación permanente impuesta por Israel, y exhorte al Consejo de Seguridad a que exija a Israel que ponga fin a su ocupación permanente con carácter inmediato«.

Resulta llamativo que esta sugerencia con relación a la CIJ fuera inmediatamente endosada por un grupo de Estados, denotando una estrategia diplomática muy hábil y certera para obtener las cifras registradas durante la precitada votación del 11 de noviembre.

Nótese de igual forma la poca difusión hecha por algunos grandes medios de prensa al contenido de este informe presentado en octubre del 2022 por esta comisión de investigación, cuya lectura completa se recomienda. Como ya viene siendo su costumbre, el aparato diplomático de Israel no encontró nada mejor que el intentar desacreditar a los tres integrantes de esta comisión (véase artículo de PassBlue), una actitud que ya no impresiona mayormente a nadie dentro de Naciones Unidas.

Las dos preguntas formuladas a la CIJ en la solicitud de opinión consultiva

En el texto de la resolución A/C.4/77/L.12/Rev.1, se lee en su parte resolutiva final, que la Asamblea General de Naciones Unidas:

«18. Decide, de conformidad con el artículo 96 de la Carta de las Naciones Unidas, solicitar a la Corte Internacional de Justicia, en virtud del Artículo 65 del Estatuto de la Corte, que emita una opinión consultiva sobre las siguientes cuestiones, teniendo en cuenta las normas y los principios del derecho internacional, lo cual incluye la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional humanitario, el derecho internacional de los derechos humanos, las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad, la Asamblea General y el Consejo de Derechos Humanos, y la opinión consultiva de la Corte de fecha 9 de julio de 2004: 

a) ¿Cuáles son las consecuencias jurídicas que se derivan de que Israel continúe violando el derecho del pueblo palestino a la libre determinación, de sus prolongados actos de ocupación, asentamiento y anexión del territorio palestino ocupado desde 1967, incluidas las medidas destinadas a alterar la composición demográfica, el carácter y el estatuto de la Ciudad Santa de Jerusalén, y de la aprobación por Israel de legislación y medidas discriminatorias conexas? 

b) ¿Cómo afectan las políticas y prácticas de Israel que se mencionan en el párrafo 18 a) al estatuto jurídico de la ocupación y qué consecuencias jurídicas se derivan de ese estatuto para todos los Estados y para las Naciones Unidas?«

Se trata de una nueva solicitud de opinión consultiva que hace la Asamblea General de Naciones Unidas, después de otra hecha en diciembre del 2003. Esta última dio lugar a la opinión de julio del 2004 de la CIJ sobre las consecuencias legales de la construcción de un muro por parte de Israel en el territorio palestino ocupado. La pregunta que había sido formulada al juez internacional en el 2003 era la siguiente:

«¿Cuáles son las consecuencias jurídicas que se derivan de la construcción del muro que levanta Israel, la Potencia ocupante, en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus alrededores, según se describe en el informe del Secretario General, teniendo en cuenta las normas y principios de derecho internacional, incluido el Cuarto Convenio de Ginebra de 1949 y las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General?«

En el texto de la opinión consultiva dada a conocer siete meses después, y cuya lectura integral se recomienda, se notará que la parte resolutiva – párrafo 163, 2) – se tomó con 14 votos  a favor y tan solo uno en contra, el juez norteamericano Thomas Buergenthal (Nota 3). En este otro enlace de la misma CIJ, se puede leer también el texto en español de esta importante opinión consultiva del 2004.

Justicia internacional y Estados en breve

Como bien se sabe, ante la CIJ de La Haya, las opiniones consultivas solamente pueden ser solicitadas por órganos adscritos a Naciones Unidas (véase artículo 96 de la Carta de Naciones Unidas) y no por los Estados. Estos últimos, en cambio, tienen la exclusividad del ius standi para activar el procedimiento contencioso ante el juez internacional de La Haya.

¿Por qué no presentar una demanda en materia contenciosa ante el juez internacional contra Israel por parte de Estados interesados en que Israel acate lo que dispone la normativa internacional? Simplemente porque jurídicamente, no hay manera de hacerlo: como se recordará, la justicia internacional se basa en el consentimiento previo de cada Estado. En el caso de Israel, sus autoridades mantienen sus distancias con la justicia internacional de La Haya, al no haber reconocido nunca la jurisdicción obligatoria de la CIJ mediante la declaración prevista en el Artículo 36, párrafo 2 del Estatuto (véase listado oficial de Estados que sí han hecho esta declaración). A su vez, la diplomacia de Israel ha evitado suscribir tratados (sean estos bilaterales, regionales o multilaterales), en los que una cláusula dispositiva permita recurrir a la CIJ como mecanismo de solución de controversias entre los Estados Parte.

Cabe señalar que desde el 2018, el Estado de Palestina ha entablado una demanda contenciosa contra Estados Unidos ante la CIJ, debido al traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén (véase texto de la demanda y enlace oficial).  Resulta de interés señalar que la última ordenanza de la CIJ sobre este caso (véase ordenanza ) data del 15 de noviembre del 2018, fijando plazos de entrega de escritos a ambos Estados: 15 de mayo del 2019 para Palestina, 15 de noviembre del 2019 para Estados Unidos. En esta misma ordenanza, se lee que Estados Unidos optó por no participar a una reunión convocada por el Presidente de la CIJ con ambos Estados programada para el 5 de noviembre del 2018. No se tiene mayor información adicional sobre este caso desde entonces, lo cual plantea algunas interrogantes.

A modo de conclusión

Más allá de la falta de información de la CIJ sobre el caso Palestina contra Estados Unidos desde hace ya más de tres años, y que debería de interpelar a algunos observadores y analistas, esta resolución votada el pasado 11 de noviembre plantea para el juez internacional un nuevo desafío.

Nuevamente Palestina y sus aliados tocan la puerta de la justicia internacional de La Haya, ante las violaciones de la normativa internacional a las que proceden las autoridades israelíes desde muchos años de manera reiterada. A ese respecto, se recomienda la lectura de los considerandos de la precitada resolución A/C.4/77/L.12/Rev.1, en los que se enumera la cantidad de informes de Naciones Unidas y de resoluciones adoptados en años anteriores, y que Israel ignora en su accionar o busca desacreditar, a su manera.

El procedimiento en materia consultiva prevé la posibilidad para Estados y organizaciones de presentar su opinión a la CIJ (véase listado de opiniones recibidas en el 2004 por la CIJ), por lo que este nuevo ejercicio permitirá conocer el alcance que algunos Estados le reconocen a las normas internacionales cuya violación es denunciada en el caso de Ucrania (y debiera serlo de igual manera en el caso de Palestina). Revisando quienes votaron a favor y en contra de esta solicitud, y quienes se abstuvieron, es muy probable que los departamentos legales de algunos aparatos diplomáticos busquen desde ya cómo explicar que estas reglas aplican en un caso pero no necesariamente en otro: la consistencia y la coherencia serán sin lugar a dudas un notable desafío para quienes intenten segundar la posición de Israel ante el juez internacional de La Haya.

Con relación a otra jurisdicción internacional también situada en la capital holandesa, la Corte Penal Internacional (CPI), la cual juzga desde el punto de vista penal a individuos (y no a Estados), y que también ha sido solicitada en este 2022 por Ucrania (véase enlace), tuvimos la oportunidad de analizar los alcances de una decisión de la Sala en lo Preliminar de la CPI del 5 de febrero del 2021. En esta decisión, se declaró que la CPI es competente para examinar una petición hecha por Palestina contra mandos militares y políticos israelíes: véase nuestra nota titulada «Corte Penal Internacional (CPI) / Palestina: ¿el fin de la impunidad para los autores de crímenes de guerra cometidos en Palestina?«. En este texto, en el que también referíamos a varios Estados que se sintieron obligados a justificar la posición defendida por Israel ante los jueces de la CPI (sin mayor éxito), concluíamos que:

«…con esta decisión, la justicia penal internacional ve despejado el camino para examinar todo lo observado, documentado y denunciado en el territorio palestino –  y ello desde el mes de junio del 2014 -, que tiene enlutadas a tantas familias palestinas, esperando desde entonces por justicia y clamando por ella«.

La resolución adoptada el pasado 11 de noviembre del 2022 en la sede de Naciones Unidas de Nueva York constituye el primer peldaño de un procedimiento que permitirá, sin lugar a dudas, acercar un poco más la justicia internacional al drama humano que se vive desde muchos años en el territorio palestino ocupado, en abierta y flagrante violación a las reglas del ordenamiento jurídico internacional.

Material: texto de la resolución adoptada A/C.4/77/L.12/Rev.1 por la Asamblea General de Naciones Unidas el 11 de noviembre del 2022 disponible en los diversos idiomas oficiales aquí.

Notas

Nota 1: Sobre el caso de Ucrania y Rusia, remitimos a nuestro breve análisis sobre la no comparecencia de Rusia ante el juez de La Haya: BOEGLIN N., «La fuerza del derecho ante el derecho a la fuerza. A propósito de la no comparecencia de Rusia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ)»,  Portal de la Universidad de Costa Rica (UCR), Sección Voz Experta, edición del 23 de marzo del 2022. Texto disponible aquí.

Nota 2: La resolución A/Res/76/82 de diciembre del 2021 titulada «Israeli practices and settlement activities affecting the rights of the Palestinian People and other Arabs of the occupied territories» puede leerse en este enlace y su contenido puede compararse con la resolución del 2022  A/C.4/77/L.12/Rev.1/. El detalle del voto de la resolución del 2021 (147 votos a favor, 17 en contra y 20 abstenciones) está disponible aquí. En el 2021, votaron a favor en América Latina los siguientes Estados: Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Cuba, El Salvador, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela. Se abstuvieron Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, Haití y Honduras. Una comparación similar puede hacerse con relación a la resolución del 2021 numerada A/Res/76/89 y titulada «Palestine refugees’ properties and their revenues» adoptada con 159 votos a favor, 5 en contra y 8 abstenciones (véase detalle del voto) y la resolución votada en el 2022. Así como la resolución del 2021 numerada A/Res/76/150 (véase texto) titulada «The right of the Palestinian people to self-determination» adoptada con el siguiente voto: 168 votos a favor, 5 en contra y 10 abstenciones: ver detalle del voto registrado disponible aquí.

Nota 3: Sobre esta opinión consultiva de la CIJ del 2004 analizada desde la perspectiva jurídica internacional, véase en particular ABI-SAAB R. «Conséquences juridiques de l’édification d’un mur dans le territoire palestinien occupé» quelques réflexions préliminaires sur l’avis consultatif de la Cour internationale de Justice«, Revue Internationale de la Croix Rouge (RICR), 2004, pp. 633-657. Texto completo disponible aquí; así como  BADIA MARTÍ A., «La opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las consecuencias jurídicas de la construcción de un muro en ele territorio palestino ocupado del 9 de julio del 2004«, Revista Electrónica de Estudios Internacionales (www.reei.org). Disponible en la red; y también RIVIER R., «Conséquences juridiques de l´édification d´un mur dans le territoire palestinien occupé. Cour Internationale de Justice. Avis du 9 juillet 2004«, Annuaire Français de Droit International (AFDI) 2004, pp. 292-336. Texto completo disponible aquí.

Nicolas Boeglin, Profesor de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho, Universidad de Costa Rica (UCR)

Blog del autor: https://derechointernacionalcr.blogspot.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/asamblea-general-de-naciones-unidas-pide-a-la-justicia-internacional-pronunciarse-sobre-ocupacion-de-territorios-palestinos-por-parte-de-israel/

 

 

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Sublevaciones de la Tierra

Gustavo Duch

En un marco de colapso global, reunimos a activistas locales e internacionales para reflexionar sobre las estrategias de protesta y movilización por la defensa del territorio y la construcción de alternativas en un ciclo de debate organizado por la Revista SABC y la Fundación Rosa Luxemburgo.

Vivimos en una sociedad que ha normalizado las agresiones contra la tierra y, por extensión, también contra culturas y formas de vida diferentes a la hegemónica, a las que subordina, maltrata y explota. La activista y filósofa Joanna Macy la llama sociedad de crecimiento industrial, pero podemos también llamarla capitalismo, patriarcado, colonialismo… En cualquier caso, las consecuencias de estas agresiones cada vez son más difíciles de ignorar, puesto que ya se traducen en impactos que nos afectan directamente, como la crisis climática, la escasez de fuentes de energía fósil, gobiernos totalitarios, guerras o vidas cada vez más frágiles y precarias. Podemos hablar de crisis, de colapso, una situación que en Europa puede ser más o menos reciente, pero con la que multitud de personas en muchos territorios llevan décadas conviviendo y en la que nuestra forma de vida tiene mucho que ver.

¿Cómo puede detenerse esta espiral de sufrimiento y opresión? Entender las raíces de la barbarie y elaborar la crítica colectiva es un primer paso que debería dar lugar a muchos más, entre ellos la organización social de base para, por un lado, enfrentar y acabar con las dinámicas de destrucción y, por otro, fortalecer y crear sociedades autónomas que sustenten la vida.

Con esta propuesta de debates, queremos centrarnos en uno de esos pasos: cómo denunciar y detener las dinámicas de agresión y explotación de la tierra, de la vida. El título, «Sublevaciones de la tierra», lo tomamos de uno de los referentes de movilización cercanos, Les Soulèvement de la terre, en Francia, que nos inspira por reunir al campesinado con los movimientos climáticos y por la justicia social. ¿Qué estrategias de protesta y movilización estamos utilizando? ¿Son efectivas? Ocupación de tierras, desobediencia civil, sabotaje contra infraestructuras… ¿Cuáles son las posibilidades que nos ofrece la noviolencia para transformar la realidad?

Tenemos el convencimiento de que la reconexión con el territorio, con esos saberes que guardaron y mejoraron las sociedades campesinas y que mantienen los pueblos indígenas, es una de las claves para mirar hacia delante con confianza.

Geografías del combate

Para introducir brevemente la sesión de apertura de este ciclo (15 de noviembre), contaremos con Paul Nicholson, baserritara jubilado. Paul es uno de los fundadores de La Vía Campesina, el movimiento que dio origen al paradigma de la soberanía alimentaria, una articulación y un concepto fundamentales a la hora de resituar al campesinado como sujeto político en la defensa de un modo de vida y unas relaciones antagonistas al capitalismo. Más aún, La Vía Campesina, a nivel internacional y con sus organizaciones locales, ha sido un referente en la lucha noviolenta contra las instituciones centrales de la globalización capitalista, como la OMC y el FMI, y contra la privatización y el acaparamiento de la tierra, el agua o las semillas.

La intervención principal será del historiador y pensador anarquista y antidesarrollista, Miguel Amorós. «Las comunidades del placer emergerán de nuestra lucha aquí y ahora», una cita de Alfredo Bonnano con la que Miguel inicia uno de sus muchos artículos y que será el punto de partida para argumentar cómo, a su entender, en los últimos años los movimientos sociales en general «han limitado su crítica a cuestiones tácticas e ignorado todo lo demás, su aportación no ha sido cuantiosa». Esta afirmación nos incomoda e interpela, pero, todo el pensamiento crítico que se ha construido ¿puede ser la base para impulsar propuestas insurreccionalistas de acción? Cuando la agresión a la tierra y a la vida es tan descabellada, ¿son los movimientos por la defensa del territorio un nuevo sujeto político? ¿El colapso de la economía y del Estado puede derivar en la autoorganización y en la construcción de alternativas comunales? Exploraremos qué nos ofrece un recorrido por estos postulados.

No merecerá el Mundo el fin del mundo

Con estos mimbres daremos paso el 16 de noviembre a una mesa para conocer experiencias inspiradoras de movilizaciones en el Estado español y debatir sobre sus retos. Jeromo Aguado, campesino, abrirá la sesión reflexionando sobre la necesidad de que las luchas sociales vayan más allá de recogidas de firmas y manifestaciones por parte de las personas afectadas. Jeromo tiene una mochila cargada de experiencias en el terreno de la articulación rural y social, en la construcción de alternativas y en la defensa de la cultura campesina.

¿Qué significa ser «personas afectadas» por una agresión al territorio y a la vida? ¿Qué dolores provoca? ¿Qué respuestas requiere? Escucharemos a aquellas que ven directamente afectados su territorio y su medio de vida, como las plataformas vecinales del Valle de Baztán (Navarra), organizadas para impedir proyectos de minería y de turismo, y también la advertencia de «no pasarán» del pueblo de Bellprat, en Catalunya, que se declara en soberanía y desobediencia ante un cúmulo de agresiones derivadas de macroproyectos de renovables. Otra forma de afectación es lo que se ha denominado solastalgia, la angustia por lo que le sucede a la tierra, algo que la comunidad científica que participa en el movimiento Rebelión Científica está cansada de demostrar y cuantificar ante la inacción de las administraciones.

Intuimos que estas «sublevaciones» actuales pueden aprender de otras más maduras como las ocupaciones de fincas de terratenientes ejecutadas por el Sindicato Andaluz de Trabajadoras (SAT) y concretamente del relato de María Montávez, una de las ocupantes de la Finca Cerro Libertad (2017). Con una mirada de proceso, podrá compartir su vivencia desde un plano más emocional. ¿Qué se aprendió de aquella lucha? ¿Podría replicarse hoy? Como el verso de Wislawa Szymborska, quizá mientras sucedan estas acciones, «no merecerá el Mundo el fin del mundo».

Sembrar, devolver al seno de la madre tierra

Con estas presentaciones aún resonando en la cabeza, el 17 de noviembre se cerrará este ciclo de debates con una mesa internacional en la que participarán también quienes llevan décadas —siglos— sufriendo ataques a sus formas de vida, resistiendo el colapso como algo cotidiano. La socióloga Paz Aedo introducirá la mesa desde Chile, donde recientemente los movimientos sociales han sido golpeados con el rechazo de la nueva constitución en el referéndum. Escucharemos a Clementina Lepío Melipichún, autoridad mapuche huilliche, que se conectará desde Chiloé (Chile), su tierra originaria, amenazada por macroproyectos energéticos. También contaremos con la participación de Abel Coicue, líder indígena nasa del norte del Cauca (Colombia) e integrante del movimiento Liberación de la Madre Tierra, que consiste en convertir hectáreas de cañaverales de las empresas que se dedican a la producción de agrocombustibles en tierras campesinas. Abel ha convivido con el conflicto armado y con el extractivismo, y, en los procesos de resistencia, ha sufrido las muertes de personas queridas: «hemos tenido que sembrar, que devolver sus cuerpos al seno de la madre tierra».

Será interesante el diálogo de Clementina y Abel con Inés y Thomas, representantes de dos de los movimientos de defensa del territorio y desobediencia civil anticapitalista más activos de Europa, el ya citado Les Soulèvements de la Terre y Ende Gelände (Alemania), que, sin mordazas luchan contra los proyectos extractivistas: «Lo hemos prometido, volveremos hasta que se pare la última excavadora».

Esta mesa tendrá interpretación simultánea en francés, así que os animamos a compartirla entre vuestros contactos de habla francesa.

Esperamos contar con vosotras en estos debates.

Inscripciones aquí: https://forms.komun.org/sublevacionesdelatierra

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/sublevaciones-de-la-tierra/

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México: Monedas comunitarias, la otra cara de la economía

Monedas comunitarias, la otra cara de la economía

Roberto Pichardo Ramírez

Fuentes: IBERO Puebla

¿Es posible crear una nueva moneda, sin más? Para ello, es necesario comprender qué es el dinero, para qué sirve y quién lo controla.

El libro Para vivir libres de dinero-deuda ¡Creemos nuestras propias monedas comunitarias!, presentado en la IBERO Puebla, explora el rol del intercambio monetario en las sociedades y si es viable para las comunidades autónomas trascender el sistema internacional.

De acuerdo con el texto, solo el 3% de todo el dinero que circula en el mundo se encuentra en forma de billetes y monedas; el resto es creado a partir de préstamos bancarios. “Al estar en manos privadas, el dinero se utiliza para lo que las empresas saben: hacer negocios”, explicó el catedrático de la Universidad Jesuita, Juan Carlos Domínguez Vergara.

Las entidades financieras prestan dinero y generan intereses para producir ganancias. Esto deriva en especulación, la cual puede estar presente en todo aquello que puede ser medido en clave monetaria: desde bienes materiales y servicios hasta elementos de la naturaleza. El libro se centra en este modelo y debate si el dinero ha dejado de representar un bien común.

Domínguez Vergara valoró la hipótesis planteada por la autora, Claudia Caballero Borja, quien asegura que el dinero se utiliza de forma corrupta. “La base del dinero es la confianza. El sistema de mercado ha convertido la confianza en usura. Hay que buscar la manera de cambiarlo”.

El académico llamó a adoptar un paradigma centrado en la colaboración, la creatividad y la vitalidad. De ahí la intención de muchas comunidades de consolidar un sistema que lleve al mínimo el uso del dinero-deuda para optar por un esquema basado en la eliminación del interés y la especulación: su principal uso sería el fomento de la producción y el intercambio.

Desde el bilimbique del México revolucionario hasta el bitcoin, la creación de monedas no es un tema nuevo; el reto está en su operatividad. “El plan de este libro es crear dinero comunitario. Se dice fácil, pero el sistema de mercado ha permeado mucho y ha propiciado el individualismo”.

Cada comunidad en desarrollo se enfrenta a procesos de desvinculaciónpresentes en los entornos cotidianos, incluidos los de intercambio comercial. “Ahora vamos al supermercado y nos atiende una máquina”, indicó la profesora de la IBERO Puebla, Rocío García Bustamante.

Resignificar el concepto de dinero implica volver a los orígenes del intercambio, previos a los principios clásicos de la economía basados en la explotación y el despojo. Al mismo tiempo, demanda una reestructura de la idea de riqueza en favor de una mirada de necesidades colectivas.

Para vivir libres de dinero-deuda ofrece algunas pistas para identificar estas necesidades, siendo en la escucha activa y la valoración de prioridades comunes algunos de sus pilares. Se habla también de un paradigma basado en dar y recibir. “No es que exista una salida a la problemática. Son ensayos que surgen en distintos espacios”.

García Bustamante evocó el caso del Tianguis Alternativo de Puebla del cual es cofundadora. Tras 15 años de operatividad, el espacio se ha convertido en un foro propicio para experimentar formas distintas de comercializar: más del 80% de los productores realizan intercambio de productos al final de las jornadas.

VIVIR LA ECONOMÍA

Claudia Caballero tiene un amplio historial en materia de monedas alternativas. A través de la plataforma Feria Multitrueke, la autora del libro ha hecho de las monedas comunitarias una experiencia irrenunciable en su vida. El manual surge a partir del interés de ilustrar el impacto social de un recurso que va más allá del valor de cambio.

Desglosó la especialista: “Cuando les compro con esta moneda hay alegría, gozo, ganas de compartir. Sabemos que estamos compartiendo no solo los productos, sino el tiempo y el esfuerzo: el proyecto de vida, el ideal de que estamos tratando de crear comunidad”.

Caso contrario ocurre en los intercambios con dinero convencional, donde las personas se convierten en parte de una cartera de clientes cuyo único fin es el consumo. La contrapropuesta es a consolidar la figura del prosumidor: consumidores que producen. “Estamos pensando en qué vamos a producir para satisfacer las necesidades de la comunidad”.

Caballero Borja reconoció que el cambio de paradigma requiere de ajustes considerables a nivel cultural que pongan en entredicho el modo de vida, siempre en clave colectiva. La comunidad, redondeó, se construye de forma constante en las dinámicas del día a día.

Publicado originalmente en IBERO Puebla

Fuente de la Información: https://rebelion.org/monedas-comunitarias-la-otra-cara-de-la-economia/

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Mundo Ecológico: Cargarse el mundo es posible, construir uno mejor también

Cargarse el mundo es posible, construir uno mejor también

Fuentes: La marea climática

Muchos de los nombres que pasaron por la Biennal, el espacio de pensamiento celebrado en Barcelona, coincidían en la necesidad de generar horizontes que nos pongan en marcha. Eso sí: desde lo colectivo y evitando el optimismo vacío.

Barcelona se despide, un año más, de una Biennal de Pensament en la que la emergencia climática ha tenido un papel preponderante. Han sido varias las mesas redondas dedicadas a abordar esta temática desde diferentes perspectivas. Ciudad y comidaciudad zerocambio climático y tecnologíainterespecismo o los retos que plantea la proliferación de distopías han copado algunas de las conversaciones.

Cada dos años, la ciudad condal invita a todo el que se quiera acercar a las numerosas conversaciones organizadas a pensar juntas, plantear dudas y proponer respuestas. Y todo es gratis. Este año, además, el festival ha descentralizado la mayoría de sus actos, lo que ha provocado que los tentáculos de esta invitación a pensar se extendiesen por los diferentes barrios de la capital catalana. Y ha sido un éxito.

El mundo se hunde. Y tú, ¿cómo lo llevas?

Es domingo y este es uno de los últimos actos de la Biennal. Las temperatura, veraniega en pleno otoño, nos recuerda la espada de Damocles que llevamos encima: el cambio climático. Es quince de octubre y hay gente con  sandalias, shorts y tirantes. En los medios, dos maneras de enfocarlo: hay quien continua diciendo que es una suerte, que ‘el verano se alarga’; otros, más cautos, más conscientes, y también más responsables, aseguran que el hecho de que el calor se mantenga está lejos de ser una buena noticia.

Emergencia climática, crisis económicas, pandemias, desigualdades, guerras. ¿Qué hacemos con todo esto? Ante este panorama, esta cuestión y delante de más de un centenar de personas, George Monbiot (Reino Unido, 1963) y la filósofa francesa Corine Pellunchon (Francia, 1967) leyeron manifiestos preparados especialmente para la ocasión. La intervención de Monbiot, por videoconferencia, fue contundente: hay que ampliar el círculo de las demandas para poder avanzar. “Los grandes cambios se producen gracias a los grandes pasos de las sociedad, pero tiene que haber una estrategia, una visión; porque esa es la única manera política que existe de conseguir cambiar las cosas”.

El escritor puso como ejemplo la alta efectividad de las campañas de la comunidad LGTBIQ, que, a lo largo de los años, ha ido ampliando las demandas como pura estrategia de supervivencia. “Cuando hay una estrategia, la sociedad van con ella, porque la ciudadanía no se quiere quedar fuera, no quiere vivir en el ostracismo”. Monbiot hacía referencia al dato del 25%: “cuando el mensaje llega a un 25% de la sociedad, entonces es cuando se empieza a producir el cambio; pero tiene que haber ese 25% de consenso”, explicó.

Por su parte, Corine Pellunchon aprovechó la atención del público para hablar de esperanza, “que nada tiene que ver con el optimismo”, y que se diferencian por hacer referencia la primera a aspiraciones colectivas, y la segunda a aspiraciones individuales. “Son tiempos trágicos para la esperanza, porque tenemos ante nosotros la posibilidad de la catástrofe, el final no del mundo, pero sí de nuestro mundo”, insistía ante los asistentes. Ante el catastrofismo, Pellunchon apuesta por “la oportunidad, la posibilidad, la revolución”. Sin embargo, porque siempre hay un sin embargo, advertía: “para poder ver el inicio de una nueva era, la era del vivir, primero tenemos que perder nuestras ilusiones”. ¿Acaso no están perdidas, ya? Quizás no: “la esperanza es el paso de la muerte a la vida, es tener expectación por algo; y eso está relacionado con la belleza y la supervivencia”. Saber el origen del sufrimiento no impide sufrir, pero la amenaza de un colapso inminente debería servirnos para definir qué queremos en la vida y qué no, alegaba Pellunchon en su manifiesto. “Hay que ser pragmático; y plantear dudas y proponer respuestas, una decisión. La utopía es una condición”.

Utopía es una de las palabras que daba título a este encuentro, pero iba, como casi siempre,  acompañada de su contraria: distopía, algo sobre lo que Layla Martínez (Madrid, 1987) ha investigado y escrito vastamente. También la persona que la acompañaba sobre el escenario, el filósofo y escritor catalán Eudald Espluga (Girona, 1990),  ha reflexionado de manera extensa acerca de este género y sobre sus bondades y peligros.

Si algo parece evidente es que hemos llegado al fin de la idea del progreso, como aseguraba Layla Martínez: “Uno de los aspectos clave del paso de la modernidad a la posmodernidad es la idea de que el progreso ha dejado de funcionar. El futuro ya no nos parece un lugar mejor, sino todo lo contrario: nos provoca ansiedad y miedo”. Este punto de inflexión que lo cambió todo se empezó a gestar a finales de la década de los setenta y principio de los ochenta. Es ahí, según Martínez, cuando se inicia este desgaste del futuro, “cuando se empieza a pensar que una sociedad mejor no es posible”.

Esto se ha visto traducido en la disminución contundente de la publicación de utopías y en un aumento considerable de la producción cultural distópica, que nos muestra un futuro catastrófico a todos los niveles. “Ni siquiera hace falta pensar en una sociedad perfecta, sino una un poco mejor. ¿Qué ha pasado para que en cien años haya cambiado tanto la imaginación cultural sobre el futuro?”, se preguntaba la autora.

Esta pregunta puede tener multitud de respuestas, o quizás incluso ninguna. Una de ellas es que la producción cultural a menudo se relaciona con la realidad. Y la realidad en la que vivimos no es buena. Otra es que es la producción cultural produce realidades. El problema no sería tanto la presencia de distopías, que a menudo nos quieren alertar de un mal futuro, sino la sobreproducción actual de estas. “El problema es que no haya otra cosa. Estas distopías conforman nuestra imaginación sobre lo que va a suceder y puede llevar a una especie de parálisis colectiva. Si todo el mundo piensa que el futuro va a ser peor, entonces tendrán la percepción de que el presente no es tan malo”; explicaba Martínez. El virgencita, virgencita, que me quede como estoy de toda la vida. El caso es que estamos muy lejos de vivir en un presente ideal. Todo lo contrario: vivimos un presente violento que nos corrompe y nos maltrata, tanto en el plano individual como en el colectivo. Si refugiarnos en pretérito es problemático porque nos conduce a la melancolía de un pasado idealizado que no fue, negarnos la posibilidad de un futuro mejor es negar la vida

Imaginar el fin del capitalismo es posible

Eudald Espluga tiene una respuesta contundente: “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Sin embargo, el filósofo y escritor catalán no quiere quedarse anclado en un mantra que no nos lleva a ningún lado y lanza una propuesta: ¿por qué no romper con la idea de temporalidad explícita que existe en las utopías? “Apuesto por que el concepto de utopía no sea estático, tal y como propone Maggie Nelson con el concepto de libertad. ¿Por qué no dejamos de hablar de utopías y empezamos a hablar de ‘prácticas utópicas’ como un ejercicio constante y continuo de transformación de nuestras condiciones de vida?”. Para poder movernos de la era distópica a una utópica, Espluga ve necesario dejar de ver la utopía como un estadio que predecimos y apostar por una lógica propiciatoria que transforme las condiciones en la que nos encontramos. Sin olvidarnos, obviamente, de “imaginar las transformaciones de poder necesarias”.

Imaginar puede que sea el primer paso para cambiar lo que no nos gusta de nuestro alrededor, pero hace falta más: mucho más. Para comenzar, y como aseguraba Eduardo Galeano: ir dos pasos más allá. “Adelantarnos es lo que nos permite avanzar. Eso, y pensar en medidas que podamos visualizar en un horizonte cercano. Por ejemplo, creer en la reducción de la jornada laboral. Es algo que se puede hacer ya y que es técnicamente factible —de hecho, se están haciendo pruebas piloto en algunas empresas portuguesas—. Hay que buscar medidas, huir de las propuestas tibias y sobre todo, no dejar que el pensamiento utópico caiga en manos del capitalismo”, sentenciaba Layla Martínez.

El pasado domingo en Barcelona, Martínez, Espluga, Monbiot y Pellunchon coincidían en algo: hay que generar horizontes que nos pongan en marcha. Y para llevar a cabo esta tarea, solo hay una manera de hacerlo: desde lo colectivo y evitando el optimismo vacío, frecuentemente aliado del discurso individualista. Para ello, también es necesario alejarse de la nostalgia y mirar a largo plazo. “Los discursos que miran a 30 o 40 años vista no tienen sentido”, aseguraba Espluga.

Para finalizar, Layla Martínez lanzaba una propuesta: “¿por qué no reapropiarnos de la idea del fin del mundo?”. Y tiene razón: es posible que no se acabe el mundo, sino que estemos ante el fin de una era. “Se acaba esto y está bien que se acabe. ¿Por qué no apostar para que se acabe este mundo y para que empiece otro? Esto me parece fértil”. Chapeau.

Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/cronica-biennal-2022-utopia-distopia/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/cargarse-el-mundo-es-posible-construir-uno-mejor-tambien/

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Pobreza infantil y educación desigual en Argentina: presente doloroso, futuro trágico

Pobreza infantil y educación desigual en Argentina: presente doloroso, futuro trágico

Juan Guahán

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) ha dado a publicidad los datos -para el primer semestre de este año- sobre la pobreza infantil en Argentina, surgidos de la Encuesta Permanente de Hogares.

Ese dato junto con otros sobre la desigualdad educativa, llaman la atención sobre las perspectivas de futuro del país.

La pobreza infantil (0 a 14 años), para la primera mitad del año, ascendió al 50,9% y afectó a 5,54 millones de menores, de los cuales 1,38 millones son indigentes. En términos generales hubo una leve reducción de la pobreza, pero –por la mayor inflación de los productos de consumo básico- hubo un aumento de la indigencia.

Si hablamos del conurbano bonaerense – 229 localidades y barrios, dentro de los 24 municipios de la Provincia de Buenos Aires, además de la ciudad de Buenos Aires – la pobreza infantil subió al 60%.

Cuando ampliamos esos datos a los menores de 17 años, algo más de la mitad está en la pobreza y uno de cada 10 no está suficientemente desarrollado, comprometiendo su vida adulta, porque no pudo acceder a la canasta mínima de alimento.

Todo ello a pesar de los cerca de nueve millones de personas que son beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) que cubre a 4,4 millones de niños, de los cuales 3,7 millones, reciben la Ayuda Escolar; el Plan Alimentar incluye 2,5 millones de beneficiarios y cubre a 4,1 millones de personas; otro 1,3 millón de personas perciben el Plan Potenciar Trabajo.

Como contrapartida de los llamados “planes sociales”, según el INDEC, aumentó la precariedad laboral. Por cada empleo en blanco se generan dos en negro.

Educación: adiós a la igualdad social

Para completar este panorama es bueno incorporar a estos datos lo que está pasando a nivel educativo, con sus desiguales niveles de acceso, contención y desarrollo. En ese sentido la educación ha ido perdiendo su rol de igualador social, para transformarse en un factor más de consolidación y aumento de las desigualdades preexistentes.

Según la Encuesta Permanente de Hogares, el 93% de los mayores de 25 concluyeron sus estudios primarios, pero solo el 58% de la misma edad cumplieron con el ciclo secundario. A esta diferencia hay que agregar que el 87% perteneciente al decil –de ingresos- más alto completó esos estudios, mientras que solo el 32% del decil –de ingresos- más bajo pudo hacerlo.

La escuela, con su actual organización institucional, es heredera de este fenómeno al que –a su vez- contribuye a fortalecer. Todo ello se verifica en el acceso al sistema, en su equipamiento tecnológico, la eficacia de su funcionamiento y la calidad de los contenidos aprendidos.

Este conjunto de situaciones, cada vez más diferenciadas, profundizan la brecha entre la educación pública –de segunda categoría- (que sigue la línea decadente de la mayor parte de los servicios estatales) respecto a la educación privada (de mayor nivel y eficiencia), donde se forma –de manera creciente- la dirigencia de esta sociedad.

Todo eso legitimó la existencia de dos tipos de escuelas: una, para ricos (o aspirantes a tales), para pobres la otra.

Este choque de tendencias, que contiene a dos sociedades muy distintas en un mismo y solo país, estalla ante nuestros ojos. Pero, da la impresión que cada día que pasa se va haciendo “tan natural” como el sol que sale para suceder a la noche.

La pobreza infantil es la base material que garantiza la continuidad de esta normalidad y la escuela, entrampada en esa realidad, es el instrumento institucional para que esa “normalidad” no cambie.

Salarios e inflación

La inflación fue del 6,9 por ciento en septiembre, según el Instituto Estadístico de los Trabajadores de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). El registro es medio punto superior al del mes anterior, marcando una aceleración de los aumentos de precios. Es el tercer mes consecutivo donde la inflación supera al 6 por ciento. En el período junio-agosto los salarios retrocedieron 4,2 por ciento en términos reales

En nueve meses del año, la inflación se ubicó en 67,4 por ciento, en tanto la acumulada en el último año llegó al 84,4. Es el registro más elevado desde 1991. A su vez, no debería superar el 6 por ciento en los próximos meses para que el Índice de precios al consumidor (IPC) de 2022 no supere el 100 por ciento.

Estas proyecciones coinciden con la encuesta del Banco Central entre consultores y especialistas, donde se prevé una inflación del 6,8 por ciento para septiembre y del 100,3 para fin de año, con un ritmo del 6 por ciento hasta marzo de 2023.

Juan Guahán. Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/pobreza-infantil-y-educacion-desigual-en-argentina-presente-doloroso-futuro-tragico/

 

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