Saltar al contenido principal
Page 9 of 29
1 7 8 9 10 11 29

Animando el debate sobre las reformas a la educación superior en Colombia

Por: Camilo Andrés Espitia Hernández

Como ya entramos en tiempos de agudo debate sobre los cambios que requiere la educación en el país, y en medio de los primeros meses del gobierno progresista de Gustavo Petro, pongo sobre la mesa tres comentarios relacionados con las reformas en materia de educación superior.

Primero. El sistema de educación superior

En el programa del actual gobierno se habla de crear un sistema de educación superior, algo que por supuesto va más allá de la reforma al modelo de financiación de las universidades públicas. Colombia carece de un sistema de educación superior integral y, en cambio, existe el sistema de educación postmedia, más conocido como el Sistema Nacional de Educación Terciaria – SNET. El SNET es un sistema segmentario, jerarquizado y estructurado en forma piramidal, que masifica el ingreso a la educación superior en torno a la «formación para el trabajo», mientras elitiza el acceso y la permanencia en la educación superior universitaria. Esa elitización se vislumbra en el hecho de que sólo las personas más privilegiadas de la sociedad colombiana o las personas que cumplen con los requisitos meritocráticos son los que acceden a la educación superior universitaria, y para mantenerse deben hacer esfuerzos mayores, dejando como opción alternativa para la mayoría de estudiantes que no cumplen con estas condiciones el endeudamiento mediante los mecanismos de financiación a la demanda (crédito educativo o financiación contingente al ingreso). Una realidad producto del proceso de privatización y mercantilización de la educación superior, proceso comprendido por el SNET (recordemos el Acuerdo por lo Superior 2034).

Adicional, en el SNET la formación de competencias y de «capital humano» está enfocada a producir trabajadores que satisfagan las necesidades del modelo económico neoliberal imperante en el país, reprimarizado, extractivista y con un sector servicios fortalecido, marcado por la financiarización y la transnacionalización, donde persisten dinámicas de acumulación por despojo y a la capacidad adquisitiva, y que ubica al país en la división internacional del trabajo como productor de materias primas (en especial hidrocarburos y minerales) e importador de bienes y servicios transformados.

Por lo anterior, si se pretende crear un sistema de educación superior que responda a las necesidades del país, además de la revisión integral y exhaustiva a la Ley 30 de 1992, el proyecto de «economía productiva y sostenible» del gobierno y la producción de conocimiento deben tener un papel central, con tal de avanzar hacia la construcción de una sociedad para el vivir sabroso. También debe contarse con las comunidades educativas de las Instituciones Técnicas, Tecnológicas y Universitarias (ITTUS), actores protagónicos en ese futuro sistema de educación superior. En esa vía, sugiero considerar un documento de investigación bastante valioso del Centro de Pensamiento de Políticas de Educación Superior de la UNAL – C3PES, titulado «Hacía un sistema de educación superior basado en la cooperación, la complementariedad y la integración»[1], al igual que los conocimientos y saberes tradicionales y ancestrales ligados a las necesidades y demandas regionales y territoriales en todo el país, en perspectiva de diálogos interculturales y justicia epistémica (así a algún “muy científico” exrector de la UNAL no le guste el término).

Segundo. La lucha por una educación superior como derecho fundamental y bien común va más allá del pleno financiamiento de las Instituciones de Educación Superior (IES) públicas

De acuerdo con lo dicho anteriormente, pensarse la construcción de un sistema de educación superior integral no es reductible a solucionar las problemáticas presupuestales de las IES públicas con la reforma al modelo de financiación. En un foro de inicios de año sobre la financiación de la Educación Superior[2], organizado por el Espacio Distrital de Articulación de IES (espacios de articulación de estudiantes de IES del distrito capital), el profesor Andrés Felipe Mora asentó una proposición, a mí juicio, bastante acertada, sosteniendo que los mecanismos de financiación a la demanda no sólo someten a la lógica de la privatización y mercantilización a las IES, sino que permite un mayor control gubernamental. Es clave comprender esa proposición porque articula estrechamente la grave problemática de desfinanciación de las IES públicas con la carencia de democracia, autonomía y cogobierno universitario, alejándose de visiones economicistas sobre la crisis de la educación superior en el país (que tiene varias dimensiones y aguarda en su seno debates y disputas sobre el objeto y el sentido de la educación).

Así, la mera pelea por mayor financiación de la universidad es economicista o lo que en el lenguaje revolucionario se llama «reformista», pero esa lucha, sustentada en una concepción transformadora de la educación, defendiéndola como derecho fundamental y bien común, y en búsqueda de abrir los caminos de la democracia radical en las IES, se puede llamar revolucionaria. Me parece que otra proposición que en el referido foro enunció el profesor Andrés Felipe Mora va por esa vía: «la idea de lo común nos permite alejarnos de la privatización y el control gubernamental».

Tercero. Ahora sí: sobre la reforma al modelo de financiación de las IES públicas

Dejo por último lo referente a la reforma del modelo de financiación de las universidades públicas porque, a pesar de ser la discusión que por excelencia ha dominado los espacios de reunión del movimiento estudiantil y quizás sea el cambio más urgente que necesitamos, quiero dejar de presente que esa demanda particular no puede adueñarse de toda la agenda de lucha del movimiento estudiantil, además que posiblemente dejar a lo último el comentario sobre la cuestión más discutida es una forma de asegurar que se lean los otros comentarios que integran el escrito.

De la baraja de propuestas existentes de reforma a los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992, la que más me gusta es la del C3PES[3]. Maneja aspectos determinantes como la actualización presupuestaria que asegura recursos anuales sobre el 1% del PIB (contemplando el déficit histórico acumulado por 27 años, de más de 18 billones de pesos al día de hoy), un componente contracíclico integrado a la actualización presupuestaria para asegurar la asignación progresiva de recursos incluso en tiempos de recesión económica y la modificación de la regla presupuestal con el cambio del Índice de Precios al Consumidor (IPC) como medidor de la variación de la asignación presupuestal en cada vigencia por el Índice de Costos de la Educación Superior (ICES), acorde tanto con el cierre de desigualdades y brechas sociales, como con las necesidades y cumplimiento efectivo de los fines misionales de las universidades públicas.

Sin embargo, esa propuesta puede ajustarse o mejorarse. El mismo C3PES construyó una propuesta de financiamiento para las ITTUS que ya circula en las redes académicas y de los movimientos ligados a la educación. Por su parte, a las propuestas del C3PES se podrían incluir algunos componentes tendientes a cerrar brechas regionales, como ya se ha expresado en algunos foros. Dicho esto, reitero que, a mí parecer, entendiendo la complementariedad y articulación entre la propuesta del C3PES para las universidades públicas y la dirigida a las ITTUS, la mejor propuesta que existe en el momento es la del C3PES no sólo porque sea más progresiva en garantía de derechos que la del Sistema Universitario Estatal (SUE)[4] (donde hay componentes de carácter competitivo y no hay claridad sobre la meta de universalización), sino que se debe comprender desde una visión amplia de transformación de la educación superior en la que es fundamental reformar el SUE y crear un sistema de educación superior acorde con los cambios sociales que demanda la mayoría de la población colombiana.

A este respecto, vale la pena mencionar que el reciente Proyecto de Ley presentado por los representantes a la Cámara Jennifer Pedraza (Dignidad) y Gabriel Becerra (Unión Patriótica) y el Senador Ariel Ávila (Alianza Verde) toma elementos tanto de la propuesta del C3PES, como la del SUE. Resulta positivo que en su propuesta modifiquen la regla presupuestal con el paso del IPC por el ICES y que integren el componente contracíclico de la propuesta del C3PES, pero existen elementos a lo menos cuestionables en la propuesta, por ejemplo, la posibilidad de que el Fondo de Cierre de Brechas de las Universidades Públicas se mantenga como un fondo concursable por recursos adicionales de inversión, la falta de un plan de actualización presupuestal para las Universidades Públicas o el segundo plano en el que (tradicionalmente) se pone a las ITTUS. Espero aportar en una reflexión crítica posterior más elementos para la discusión sobre este Proyecto de Ley en el marco de la construcción de la agenda del movimiento estudiantil frente al nuevo momento político.

Para finalizar, una reflexión a tono de llamado. Hacer una reforma del carácter y alcance que propone el C3PES, que vaya más allá de la financiación y ubique los componentes fundamentales de un sistema de educación superior integral, debe contar con la reforma tributaria del gobierno, que cumpla con criterios de progresividad, equidad y justicia tributaria, tal como lo ordena la Constitución de 1991, pero también necesita de la cualificación y articulación de las comunidades universitarias, del movimiento estudiantil y de los movimientos ligados a la educación. Ese es un llamado urgente.

[1] Enlace del documento: http://pensamiento.unal.edu.co/cp-educacionsuperior/educacion-superior/sistema/

[2] Enlace del Foro: https://www.facebook.com/canaluniversitariofceud/videos/614806666868079/?app=fbl

[3] Enlace del documento: http://pensamiento.unal.edu.co/cp-educacionsuperior/educacion-superior/financiacion/

[4] Enlace del documento: https://media.utp.edu.co/archivos/Sostenibilidad%20y%20Financiaci%C3%B3n%20de%20las%20Universidades%20P%C3%BAblicas%20en%20Colombia%20SUE%202021VF.pdf

Fuente: https://rebelion.org/animando-el-debate-sobre-las-reformas-a-la-educacion-superior-en-colombia/

Comparte este contenido:

Irán: La comunidad universitaria y militante internacional no debe estar callada

Irán: La comunidad universitaria y militante internacional no debe estar callada

Varios autores

 

Fuentes: Viento Sur [Foto: Protesta por la muerte en Irán de Mahsa Amini tras ser detenida por llevar mal puesto el velo (PAUL ZINKEN / DPA / EUROPA PRESS)]

El 16 de septiembre, Mahsa (Zhina [su nombre en kurdo]) Amini, una joven mujer kurda iraní de 22 años, fue salvajemente asesinada por la policía de la moral de la República Islámica de Irán. Había sufrido varios golpes en la cabeza después de haber sido detenida por llevar de forma inapropiada el hiyab. Se trata de un asesinato de Estado como muchos otros que han sido sistemática y deliberadamente cometidos por el régimen de apartheid sexual que prevalece en Irán. Desde que se produjo este crimen de Estado, han tenido lugar manifestaciones en muchas ciudades de Irán.

Esta revuelta en el conjunto del país no se dirige únicamente contra el asesinato brutal de Mahsa, sino contra la esencia misma del régimen islámico. Y la reivindicación es clara y neta: el fin de un régimen burocrático cuyas violencias múltiples ejercidas contra los cuerpos marginalizados se han hecho visibles con la muerte de Mahsa.

A pesar del terror de la represión, hoy en Irán estamos asistiendo a una revolución feminista inflamada por la rabia provocada por el asesinato de Mahsa (Zhina) Amini. Inspiradas por el movimiento kurdo, las manifestantes gritan “¡Mujeres, vida, libertad!”. Las protestas, los cuerpos bailando sin hiyab y quemando sus símbolos, han sido violentamente reprimidas por ejércitos de trolls financiados por el Estado, cortes de internet, gases lacrimógenos, detenciones masivas y asesinatos indiscriminados.

Sin embargo, la comunidad universitaria y militante a escala internacional se mantiene muy callada sobre lo que está ocurriendo en Irán ahora. La crisis iraní parece estar encerrada entre dos marcos reduccionistas y sin embargo hegemónicos en los medios de comunicación y en el ámbito académico.

Por un lado, la larga historia de opresión colonial y los avances recientes de los discursos xenófobos, racistas y sexistas en Occidente han llevado a reducir problemas complejos, como el del hiyab, a cuestiones culturales. Esto ha impedido a las voces progresistas del Norte expresar su plena solidaridad con las luchas que se desarrollan en Oriente Medio y en otros países de mayoría musulmana por miedo a alimentar las ideologías sexistas en Occidente.

Por otro lado, un punto de vista supuestamente progresista pero, en realidad, neo-orientalista ha hecho abstracción de las vidas y de las subjetividades fuera de Occidente, en particular de quienes viven en Oriente Medio o en el norte de África.

Ambos marcos han llevado a dejar de lado epistemológica y políticamente las resistencias feministas y queer en Irán. La opresión multidimensional sufrida y las luchas que se desarrollan en esas regiones siguen siendo ignoradas, salvo cuando están relacionadas con problemáticas occidentales o los actores se perciben a sí mismos a través de esa mirada neo-orientalista.

Contra, y más allá, de esas tendencias reduccionistas, nosotras y nosotros, un grupo de universitarias militantes feministas, pedimos a las comunidades feministas que nos unamos para construir juntas una solidaridad transnacional con las mujeres y los cuerpos marginalizados en Irán. Las luchas de nuestras hermanas en Irán tienen que ver, a la vez, con el desarrollo histórico de las relaciones de poder en el seno de las sociedades llamadas islámicas y con la crisis contemporánea de las relaciones de reproducción social en el capitalismo mundial.

Insistimos en impulsar un programa feminista y queer, anticapitalista y antifascista que no reduzca las luchas de nuestras aliadas en Irán a verlas de la misma forma en que se dan en los países del Norte. Por el contrario, tenemos que considerar esas luchas dentro de un contínuum y asumir la batalla reconociendo nuestros combates comunes.

Crear y mantener ese contínuum exige reconocer la interseccionalidad de las luchas que las mujeres y otros cuerpos marginalizados emprenden en países como Irán y que viven actualmente bajo una teocracia islámica. Ahora más que nunca, es crucial demostrar una amplia solidaridad transnacional con las mujeres y los cuerpos marginalizados en Irán.

Primeras firmas: Gilbert Achcar, Nadje Al-Alí, Shannon Bell, Seyla Benhabib, Judith Butler, Angela Y. Davis, Naika Foroutan, Catherine Malabou, David McNally, Sharzad Mojab, Jacques Rancière.

Fuente: https://vientosur.info/iran-la-comunidad-universitaria-y-militante-internacional-no-debe-estar-callada/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/iran-la-comunidad-universitaria-y-militante-internacional-no-debe-estar-callada/

 

Comparte este contenido:

¿Qué educación puede tener un negro?

Por Diana Patricia Arias Henao

Como lo expresó Francia Márquez, el racismo es la manifestación contemporánea y masiva de una ignorancia profundamente anclada en los tiempos de la esclavización.

Que el mundo lo sepa. Los uribistas salieron a marchar contra el gobierno del presidente Gustavo Petro el pasado 26 de septiembre de 2022, convocados por sus representantes dentro y fuera del sistema político. Dentro de los partidarios uribistas, se viralizó en las redes sociales, el siguiente mensaje xenófobo contra la vicepresidenta Francia Márquez, de una señora que dijo llamarse Esperanza Castro, y haber estudiado en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, aunque al parecer su nombre real es Luz Fabiola Rubiano de Fonseca, y manifestó:

“Ay pobrecitos… el simio ese disque porque puso un millón de votos se considera la berraca del paseo, pobre simio, los simios gobernando, me refiero a Francia Márquez, es un simio, ja, qué educación puede tener un negro, los negros roban, atracan y matan, que educación tienen? Los blancos no tanto. ¿Les parece que no se debe manifestar? Cuando se van a acabar las EPS, cuando un guerrillero no está gobernando, te parece bonito Venezuela? Que está regida por el cartel de los soles, y ahora que? Con Diosdado Caballo (sic) Cabello, que es un santo igual a Petro. Sabes cuál es el convenio de Rio de Janerio, volver a América Latina Comunista. En qué país del mundo, empezando por Alemania, triunfó el comunismo? No le tocó a la Alemania capitalista reconstruir a la comunista? En dónde ha surgido y porque es tan bueno para ti el comunismo?… amo a Álvaro Uribe Vélez con mi alma, me le quito el sombrero, el mejor presidente que tuvo Colombia. Voté por Rodolfo…”.

Para contestar las inquietudes de la señora Castro, cuyo apellido por cierto, me recuerda a Fidel, para su mala fortuna, podemos referirnos al libro de Animales a Dioses de Harari, el cual resume que hace unos 3.500 millones de años, materia, energía, tiempo y espacio, tuvieron su origen en lo que se conoce como el Big Bang. Características fundamentales de la física. Unos 300 mil años después, materia y energía empezaron a conglutinarse en estructuras complejas: los átomos y las moléculas, que al interactuar consolida la famosa química. Hace unos 3.800 millones de años, en el planeta tierra, determinadas moléculas se combinaron para formar estructuras más complejas y grandes: los organismos. Creándose las bases de la biología. Los biólogos clasifican a los organismos en especies. Se dice que unos animales pertenecen a la misma especie si tienden a aparearse entre sí. Todos los gatos, por ejemplo, desde el minino doméstico hasta el león más feroz, comparten un antepasado felino. Hace unos 70 mil años, los organismos pertenecientes a los Homo sapiens, estructuras todavía aún más complejas, como doña Esperanza, formaron culturas. El desarrollo subsiguiente de éstas culturas humanas se llama historia. Durante mucho tiempo, los Homo sapiens, se han separado de los animales, clasificándose carentes de familia o especie. Pero esto no es así. Tanto doña Esperanza como todos los hombres, nos guste o no, pertenecemos a una familia más grande que los gatos, y particularmente más ruidosa: la de los grandes simios. Nuestro árbol genealógico como humanidad, se integra de chimpancés, gorilas y orangutanes. Siendo los chimpancés los más cercanos. Hace más o menos 6 millones de años, una única hembra de simio, tuvo dos hijas. Una se convirtió en el ancestro de todos los chimpancés y la otra, es nuestra propia abuela ancestral.

Hace 25 millones de años, se multiplicaron los primates. Vivían cómodamente en los árboles alimentados de frutos. Sin embargo, hace unos 14 millones de años los primates se vieron obligados a abandonar su hábitat arbóreo por causa de predadores. Desplazados de sus tierras, la especie primate Ramapithecus, conformó manadas y adoptó posición erguida, manteniendo contacto visual para la defensa y la caza, apareciendo los monos homínidos. Hace unos 6 millones de años surgieron los Australopithecus, cuya capacidad craneana menor a la de los hombres se compensó incrementando sus habilidades, usando piedras para cazar y tecnificando su lenguaje con nuevos sonidos, así como su capacidad de observación. Incrementaron su fisiología y la complejidad neuronal de su corteza cerebral. La naturaleza proporcionó entonces una ayuda más a los homínidos: la maduración retardada, gracias a los nuevos defectos genéticos. Empezaron a nacer prematuramente, sin pelo ni dientes y su crecimiento era demasiado lento. Sin embargo, estos inconvenientes eran compensados con creces por una única ventaja: una infancia más larga implicaba mayor tiempo para aprender y esto los hizo notablemente más inteligentes.

Hace unos 2.5 millones de años apareció la especie Homo habilis, con mayor capacidad craneana e inteligencia, aprendiendo a tallar piedras haciéndolas cortantes o punzantes para cazar en la famosa Edad de Piedra, cuyo primer período se conoce como el paleolítico inferior. Poco después las temperaturas bajaron drásticamente en la tierra y se sucedieron varias glaciaciones y las condiciones de vida para éstos animales se limitaron al extremo cambio climático. Pasaron hambre y frío pero sobrevivieron, surgiendo el Homo erectus en la era cuaternaria que sobrevivió a las cuatro glaciaciones más y se atenuaron las circunstancias en los períodos interglaciares, aprendiendo a usar el fuego, cuando algún rayo incendiaba un árbol. Así, protegiéndose del frío, fabricando cabañas en ausencia de cuevas y volviéndose carnívoros por necesidad, la especie evolucionó y se proliferó por todo el planeta. En la tercera glaciación se crearon las especies Homo sapiens y el Homo neanderthalensis, triplicando la capacidad craneal de los Homo habilis. Sus diferencias iniciales era mínimas, incluso las culturales, relativas al Homo erectus. No obstante, al principio de la cuarta glaciación, hace unos 80.000 años, encontramos ya una cultura neandertal claramente definida, que enterraba a sus difuntos y fabricaba flechas. Se intensificaron las sensaciones afectivas entre padres e hijos, dadas las necesidades latentes de las crías, que aprendieron a sonreír agradeciendo la paciencia y atención de sus progenitores. Hace unos 40.000 años el Homo sapiens se convirtió en el primer poblador humano de Australia y 5 mil años después decretó su dominio cultural, dando inicio al período paleolítico superior, procreándose masivamente y expandiéndose territorialmente.

El hombre adquirió la capacidad de pensamiento abstracto, es decir, la capacidad de pensar en algo sin necesidad de estímulos externos y desarrolló un lenguaje articulado. A medida que fue cobrando conciencia percibió su debilidad e impotencia frente a la naturaleza. Hace unos 25.000 años se extinguió el hombre de neandertal, con lo que el Homo sapiens pasó a ser la única especie humana sobre la Tierra y ya podemos referirnos a él simplemente como el hombre. Aparte de mínimas diferenciaciones raciales, no se ha producido ninguna evolución fisiológica importante desde entonces. La extraordinaria evolución del hombre ha sido puramente cultural. Así, el hombre pobló el planeta. El hombre es un animal que pertenece al género Homo. Pero lo que nos diferencia, al menos en teoría de los animales, es nuestra capacidad de pensar y hablar, independientemente de otro individuo.

Parece que el grueso de los antipetristas no son capaces de hablar ni pensar de forma independiente, pues siempre están usando insultos racistas, políticos y alabando a su líder espiritual Álvaro Uribe. Ufanándose de sus intenciones de armarse para defenderse cuando ellos son los que han venido atacando.

Como lo expresó Francia Márquez, el racismo es la manifestación contemporánea y masiva de una ignorancia profundamente anclada en los tiempos de la esclavización. Es claro que la capacidad de las personas no está definida por su color de piel, pero el color de piel, ha limitado las condiciones de vida digna de las personas. Lamentablemente las condiciones de acceso a la educación de nuestras comunidades negras están muy limitadas, gracias a las estructuras de poder patriarcales y dominadas por depredadores políticos desde las historia de nuestra independencia. Nunca tuve compañeros negros durante mis estudios y solo he tenido una estudiante negra en casi 20 años como profesora universitaria. En mi vida, cuento tan solo con un puñado de amigos negros, pues las sociedades se han integrado culturalmente en el seno de diversas comunidades, dado los sesgos entre diversos tipos de características que nos separan, y que con el paso del tiempo, hemos tratado de derribar pero no hemos logrado una integración justa y multicultural.

Al menos los mayores actos de corrupción y homicidios dolosos en este país no han estado en mano de los negros. Los insultos xenófobos de los partidarios uribistas no solo ofenden a la comunidad negra sino a todos los colombianos.

El racismo estructural denota a la vez ignorancia estructural que se refleja en desigualdades socioeconómicas, simbólicas, culturales, de atención en salud, de no discriminación, de participación política y de los más elementales derechos fundamentales y humanos. La raza se creó para dominar las dinámicas del poder desde el sistema internacional y consolidar el capitalismo. Por cierto, China es el actual líder mundial en todos los aspectos, y es un Estado comunista. La Alemania democrática era socialista y no comunista. Y Petro dejó la guerrilla del M-19, con la amnistía que produjo la Asamblea Nacional Constituyente, renovándose el Contrato Social materializado en la Constitución Política de Colombia en 1991, donde se pasó a un Estado Social de Derecho y se dejó atrás un Estado Nacionalista.

Somos el planeta de los simios. En Colombia la realidad supera a la ficción. Nuestra película narraría la historia donde los uribistas tienen un aterrizaje forzado en un sistema político gobernado por Los Nadies, bajo unas condiciones atmosféricas duras y casi inexplicables para los recién derrotados, donde salen a relucir los rasgos de la ironía que personifican las debilidades de la especie humana, que usa la burla para aborrecer a quienes por diversas razones constituyen la diversidad. Basta! Basta ya, a estos seres incapaces de aceptar nuevas ideas que se alejan de los dogmas escolásticos establecidos y de las concepciones religiosas y realistas que rozan el fundamentalismo.

Queremos dejar atrás las matanzas y valorar la capacidad intelectual que nos diferencia de nuestros hermanos primates, a quienes debemos proteger y devolverles su territorio. Nuestra capacidad de pensar y hablar, nos anima a parar los desplazamientos y los asesinatos entre nuestra sociedad y generalmente destinados a las comunidades más vulnerables, como la negra.

Claramente la naturaleza es más evolucionada y mejor que el hombre. Así que no es necesario gritar Doña Esperanza: “Quítenme las patas hediondas de encima, malditos simios asquerosos”, pues el planeta de los Simios en realidad es la tierra. Esa tierra que requiere de sapiens que no se comporten como neandentales, y que comprendan la importancia del Tratado de Escazú, palabra indígena que traduce piedra o lugar del descanso, y que pretender promover la protección ambiental y los derechos humanos a través del acceso a la información, vinculando a las comunidades en la toma de decisiones de los procesos que las afectan evitando prácticas como el fracking lideradas por blancos, garantizando su acceso a la justicia para indemnizar los daños causados por los sistemas dominantes, que prefiere el envenenamiento de la tierra para producir petróleo y acabar con la hoja de coca, y sentar las bases reales para proteger la vida e integridad de los activistas ambientales, que han visto morir a sus compañeros por las logias neoliberales propias de las estructuras del capitalismo salvaje, así como de una vez por todas, iniciar el camino largo pero inminente del respeto a los pueblos indígenas y a las comunidades locales desplazadas de sus tierras.

Urge volver a nuestras raíces.

DIANA PATRICIA ARIAS HENAO: Doctora en Relaciones Internacionales;
Postdoctora en Derecho Público y Seguridad; Columnista de Viva la Ciudadanía. Semanario Virtual Caja de Herramientas; Miembro Activo de Somos Ciudadanos. Red Democrática; Twitter: @DianaAriasAjua

Fuente: https://rebelion.org/que-educacion-puede-tener-un-negro/

Comparte este contenido:

Qatar: El infierno de las trabajadoras domésticas

El infierno de las trabajadoras domésticas

Rachida el Azzouzi

Las trabajadoras domésticas, aún más invisibilizadas que los obreros en las obras, son maltratadas en la intimidad de los domicilios privados donde se encuentran recluidas, y sufren abusos y violaciones sistemáticas en Qatar.

‘Astaghfirullah’ (‘perdóname, Dios’: ndt). Con la voz entrecortada, Neela* y Daya* imploraban a Dios, secándose el sudor de la cara con sus velos. El sudor del miedo más que del calor sofocante. Se imaginaron lo peor mientras bajaban los ocho pisos: la detención policial, la deportación con prohibición de volver a Qatar. Cuando Raúl* gritó: «Escóndanse en el baño», no entendieron por qué, se quedaron atónitos, ellas hablaban hindi, él hablaba tagalo, una de las lenguas de Filipinas.

Tuvo que precipitarse sobre ellas, empujarlas, repetir en inglés «Police, police» con grandes gestos para que entendieran que la cosa iba en serio. Muy pronto, reapareció con Ishwar *, un indio de la «red», para conducirlas esta vez hasta la puerta de la salida de emergencia en caso de incendio: «Las evacuamos, bajen al estacionamiento subterráneo, un vehículo blanco las está esperando, Ishwar viene con ustedes.

Neela y Daya se sentían al fin felices de salir del aislamiento aquella tarde de agosto, para testimoniar su «calvario» a un periodista extranjero en este edificio donde la «red» organizaba oficialmente una formación en primeros auxilios para una veintena de trabajadoras domésticas y, extraoficialmente, las sensibilizaba sobre sus derechos.

«Ya ves cómo son nuestras vidas, somos como criminales», afirma Neela cuando llegaron a lugar seguro, mientras el conductor, un «Uber» de confianza, amigo de Irshaw, se puso en marcha. Daya se dio vuelta varias veces para comprobar que nadie los seguía.

Unos minutos después, cerca del Museo de Arte Islámico, diseñado por Leoh Ming Pei, el arquitecto chino-estadounidense de la pirámide del Louvre de París, creyó ver a unos agentes de policía en un cruce. Allí, cerca de un parque verde regado permanente, los trabajadores se rociaban con el agua de sus cantimploras antes de volver a levantar la pala.

Las dos mujeres están muertas de miedo, son unas proscritas, «en fuga». Trabajadoras domésticas, abandonaron de la noche a la mañana su lugar de trabajo, las lujosas residencias de las ricas familias qataríes que las emplean, para no soportar más las condiciones inhumanas de trabajo, por ser «tratadas como esclavas», esclavizadas durante una media de veinte horas al día, siete días a la semana, golpeadas, insultadas y dejadas sin sueldo durante meses.

Sus empleadores denunciaron su «fuga» a las autoridades, poniéndolas de esta manera en la ilegalidad siendo que son víctimas de un sistema de explotación que ha sido señalado y denunciado desde hace varios años por las organizaciones internacionales de derechos humanos.

Un sistema feudal de «apadrinamiento» en el que el empresario tiene pleno poder sobre su empleado. Kafala, así se llama ese sistema. Qatar lo abolió oficialmente en 2020, pero sigue causando estragos porque está muy arraigado en una sociedad en la que la impunidad sigue siendo la norma (Ver la primera parte de nuestra la investigación).

El hecho de abandonar al empleador sin permiso sigue siendo un delito en el pequeño emirato, en contraste con las ambiciosas reformas tan anunciadas que iban a convertir a Qatar en una excepción, en el pionero de la Península Arábiga en materia de derecho laboral.

Las autoridades cataríes indicaron a Mediapart que «no hay ninguna ley que criminalice la huida». «Los trabajadores domésticos pueden ser transferidos inmediatamente a otro empleador si hay pruebas de abuso o represalias por parte de su patrón», explica uno de los representantes oficiales.

Pero, en el terreno, los activistas describen una realidad diferente. Son muchísimos los empleadores-padrinos que siguen presentando denuncias por evasión contra los trabajadores», dice Ishwar. Esto es lo que les ocurrió a Neela y Daya. Ellas podrían haber presentado una denuncia. Después de todo, el gobierno promueve un mecanismo facilitado «a través de una página web del Ministerio de Trabajo, una aplicación móvil dedicada especialmente o una línea de ayuda que funciona las 24 horas del día, todos los días de la semana». En absoluto, dice Ishwar. «Es complejo y complicado»: «Su empleador lleva las de ganar ya que se las considera ‘en fuga’».

Doha defiende un arsenal legislativo «estricto» que «garantiza» que cada trabajador inmigrante tenga una «experiencia positiva» en el emirato. «Qatar ha hecho más que ningún otro país de la región para reforzar los derechos de los trabajadores extranjeros», afirman los comunicadores de la «monarquía del gas» que se prepara para ser el anfitrión del acontecimiento deportivo más seguido del planeta, el Mundial de Fútbol, del 20 de noviembre al 18 de diciembre, regado por la sangre de millones de proletarios del sur de Asia y de África.

«La prueba está en los números», argumentan, y pasan a citar varios: «246.168 [trabajadores] cambiaron de trabajo con éxito entre octubre de 2020 y diciembre de 2021. Más de 300.000 contratos de trabajo fueron modificados para cumplir con el nuevo salario mínimo no discriminatorio. Y se han desembolsado más de 165 millones de euros en los dos últimos años a través del Fondo de Apoyo y Seguro a los Trabajadores para cubrir los salarios que los empresarios no estaban en condiciones de pagar».

La prueba está en los dispositivos puestos en práctica, siguen diciendo: «refugio y servicios sociales y de salud para las víctimas de abusos», «comisiones de resolución de conflictos laborales», asistencia jurídica gratuita, visitas «periódicas sin previo aviso» a las agencias de contratación, multas de hasta 25.000 riales (7.000 euros) por confiscación de pasaportes, etc.

En teoría, es cierto que Qatar ha realizado progresos innegables en un tiempo récord bajo la presión internacional. Sin embargo, en la realidad, las leyes apenas se aplican o no se aplican en absoluto, como la adoptada en 2017 en favor de las trabajadoras y trabajadores domésticos, cuyo número se estima en más de 170.000, la inmensa mayoría de los cuales son mujeres, a menudo madres solteras, que están aún más invisibilizadas que los trabajadores porque son maltratados en las casas de sus patrones, en la intimidad de los hogares de los que rara vez pueden salir.

En ese momento, Qatar dio un paso «histórico» al concederles un mínimo de un día libre a la semana, un máximo de diez horas de trabajo al día (negociable con el empresario) y vacaciones pagadas. En el extranjero, los titulares de los periódicos decían: «En Qatar, las trabajadoras domésticas tendrán por fin derechos».

Pero la ley es pisoteada a diario y en todas partes, como atestiguan varias trabajadoras domésticas con las que se reunió Mediapart, amparadas en el anonimato por razones de seguridad, así como activistas que acuden en su ayuda de forma clandestina, arriesgando sus vidas, en este emirato donde el sindicalismo está prohibido. Revelan abusos y violaciones sistémicas. Los mismos que Amnistía Internacional destacó en 2020 en un informe demoledor.

«De las 105 mujeres entrevistadas, detalló la ONG, 90 dijeron que regularmente trabajaban más de 14 horas al día, 89 los siete días de la semana, a 87 sus patrones les confiscaron sus pasaportes. La mitad de ellas trabajaban más de 18 horas al día, la mayoría sin un solo día de descanso. Algunos informaron de que no reciben su salario completo, mientras que 40 contaron que fueron insultadas, golpeadas o víctimas de escupitajos.»

Así era la vida cotidiana de Neela y Daya hasta hace unos meses, cuando lograron escaparse. Durante casi un año, Neela trabajó más de veinte horas al día por 1.000 riales (unos 260 euros), el salario mínimo catarí, que no recibía todos los meses, dependiendo de la buena voluntad de sus empleadores. Sólo descansaba de dos a cuatro horas por noche en una pequeña habitación sin ventanas.

Obedecía las órdenes de la esposa de su kafeel, su patrón-padrino, que podía añadir a su agenda la limpieza de las residencias vecinas pertenecientes a sus hermanos, dice. «Yo me encargaba de la limpieza y la cocina, mientras otras dos criadas se encargaban de los niños.

Pronto fue maltratada verbal y físicamente: «Me esforzaba mucho pero nunca era suficiente. La señora de la casa me gritaba y me insultaba, me golpeaba con utensilios de cocina, me agarraba del cuello, me tiraba de las orejas. Me amenazó de muerte varias veces.

Un día, le cerró la puerta deliberadamente apretándole los dedos. Neela gritaba de dolor. Su cuerpo fue cediendo. Lloraba mucho y empezó a desarrollar una obsesión: recuperar su pasaporte, que le había sido confiscado a su llegada, y huir. Creía saber dónde estaba, y consiguió encontrarlo una mañana después de robar, con todo el miedo del mundo, la llave de los armarios de la habitación de sus patrones, que le debían todavía varios meses de salario. Eso es lo menos importante. Se va sin mirar atrás. Los miembros de la comunidad india la acogen y la ponen en contacto con «la red».

Daya, una madre soltera del Punjab, en la India, cuenta una historia similar. A principios de 2021, fue reclutada por una rica familia catarí de siete miembros a través de una agencia. Ella se encarga de todo, de la cocina, de la limpieza, de los niños, sube y baja los tres pisos de la mansión todo el día y la noche, durante unas 20 horas al día, siete días a la semana. Tiene que estar disponible en todo momento, duerme en un cuchitril, sólo le dan las sobras de comida y no se le permite tomarse un descanso ni siquiera de unos minutos.

En el contrato está escrito que debe recibir un salario de 1.200 riales (unos 320 euros). Pero de eso, no vio nada. Lo reclama. La golpean. Se agota, sigue una serie de trastornos y se siente tan sola, tan aislada. Un día, en pleno Ramadán, la sorprenden bebiendo agua. En represalia la golpearon, la encerraron en su pequeña habitación durante varios días, la privaron de comida: «Sólo me sirvieron agua. Tras cuatro meses de infierno, consiguió escapar. No sabe muy bien cómo, pero su teléfono era una balsa para evitar que se hundiera, su conexión a la «red». Lo escondió para que no se lo confiscaran.

Ahora es inseparable de Neela, su hermana en desgracia. Llevan semanas escondiéndose, pasando de un refugio a otro para escapar de la represión policial, mientras esperan una solución. Por el momento, comparten una habitación de unos 15 metros cuadrados en las afueras de Doha, con una cocinita y mobiliario básico, en la planta baja de un edificio de trabajadores, donde el coche les deja.

Neela encontró una nueva familia catarí dispuesta a acogerla, pero no tiene el «NOC» (Certificado de No Objeción), es decir, una autorización de su empleador-padrino para cambiar de trabajo, aunque esto ya no debería ser necesario tras la reforma de la kafala. Tiene 36 años, tiene ojeras y tiene miedo de acabar en la cárcel de Qatar o de que la manden de vuelta a la India.

Eso significaría reencontrar a sus dos hijos que crecen lejos de ella, de su madre -lo que es una suerte porque la separación es muy dolorosa-, pero también significaría volver a una vida aún más miserable, encontrar a su marido violento y alcohólico. Y la deuda que va en aumento. Para venir a trabajar a Qatar, tuvo que pagar 3.000 riales de derechos de contratación, más de 800 euros.

Quiere que la fotografíen, testificar abiertamente, a pesar de los riesgos que conlleva, para mostrar su calvario al mundo entero. Daya también. Irshaw no está de acuerdo: «Es demasiado peligroso. Tiene unos cuarenta años, lleva siete trabajando en Qatar en una empresa local de construcción y vive en un «campo de trabajo» en el desierto, a una hora de Doha, donde las condiciones de vida han mejorado en comparación con otras ciudades dormitorio, «un efecto de la Copa del Mundo de fútbol», según él: «Somos ocho por habitación, mientras que antes éramos el doble. Es más soportable, pero sigue siendo una miseria.

Después de haber sufrido abusos él mismo se unió a la «red» clandestina que acompaña a decenas de trabajadores inmigrantes, muchos de los cuales son trabajadoras domésticas sobreexplotadas: «La mayoría de ellas no cobran, están sometidas a trabajos forzados, no tienen descanso y les han confiscado el pasaporte.» Entre ellas hay varias víctimas de violencia sexual: «Es muy difícil convencerlas de que hablen, es un tabú en nuestras sociedades, es vergonzoso, y existe el miedo a las represalias, muchas guardan silencio, pensando que el hecho de ser agredidas sexualmente, violadas, forma parte del sacrificio».

Joy* sabe de lo que habla. A pocos kilómetros, en su habitación de menos de seis metros cuadrados, sin ventanas, pero afortunadamente con aire acondicionado, que alquila en un edificio en el que viven mayoritariamente filipinos, en el corazón de un barrio obrero de Doha, piensa a menudo en aquella madre de familia a la que ayudó hace dos años, su «peor caso».

Fue violada en repetidas ocasiones por su kafeel y el hijo de éste, y huyó, apoyada por «la red». Estaba a punto de buscar ayuda para reclamar justicia cuando su patrón presentó una denuncia contra ella. Fue deportada sine die. «Me la imagino viviendo con ese trauma, sin poder compartirlo con nadie de su familia, que considera que ha fallado, ya que está de vuelta, sin dinero, sin trabajo.

Joy tiene 36 años. Ella también es trabajadora doméstica, «un trabajo despreciado, de lo más bajo», del que está «orgullosa»: «Me permite ayudar a mi familia en Manila, para que puedan sobrevivir.» Es el caso de muchas mujeres filipinas, que representan el mayor contingente de trabajadoras domésticas, no sólo en Qatar sino en todo Medio Oriente e incluso en Europa porque, según Joy, «tenemos la reputación de ser eficientes y sumisas, de no esquivar el esfuerzo y de no quejarnos».

Su madre no quería. Ni ella ni su hermana, trabajadora doméstica en Hong Kong, quisieron escucharla. Joy lleva diez años sirviendo a los ricos de Qatar, después de empezar en Arabia Saudita y luego en Dubai, donde la experiencia acabó con «un shock», tres días en la cárcel porque la madre de su kafeel la había acusado de robar joyas y dinero. «Una mentira. También lo había hecho con la empleada anterior.»

En Doha, siempre tuvo «suerte en comparación con la mayoría». «Encontré buenos empleadores», todos ellos expatriados con un estilo de vida lujoso en residencias ultraseguras, que le permiten regresar al país una vez al año. Ella misma los busca en Internet, en sitios de empleo al abrigo de la mafia de la contratación, gracias a su inglés de nivel medio: un piloto canadiense y su esposa para los que trabajaba diez horas al día por un salario de 1.500 riales (unos 400 euros), luego una pareja canadiense-egipcia, después una familia coreana: «Eso no significa que no haya explotación entre los expatriados. Veo muchos casos de abuso.»

Suena el timbre de la puerta. Es Jocelyn* con su maleta, una mujer filipina de treinta años, madre soltera, que huye de los golpes de su patrón, un particular catarí. Esperó a que la casa estuviera vacía antes de salir corriendo, con el apoyo de los otros sirvientes. Desde hace cuatro meses reclama en vano su salario, 1.500 riales (unos 400 euros) por 10 a 15 horas diarias de limpieza, cocina y cuidado de los niños. «Mi jefe siempre responde: ‘boucra incha’Allah’  (´mañana, si Dios quiere’: ndt)]. Sin embargo, él conoce la ley. Trabaja en la policía.

No ha visto a sus hijos desde 2018: «Mi kafeel se niega a dejarme salir del país, eso es lo más duro, no verlos crecer». También se opone a que reciba tratamiento médico: «Tengo un quiste de ovario y una úlcera de estómago». Llora, sin saber a dónde ir. En su móvil, Joy activa la red de apoyo y solidaridad: «¿Quién puede acoger a una hermana en apuros?», escribe, acurrucada contra uno de los muchos peluches que decoran su estrecha habitación y la consuelan de la brutalidad del mundo.

Aprovecha la ocasión para repasar el hilo de mensajes. Uno de ellos la alerta sobre la situación de Sarah*, una mujer keniana de Monbassa, que lleva seis meses varada en Qatar tras una experiencia en Bahrein y Arabia Saudita. Endeudada hasta las cejas para trabajar en el Golfo y mantener a su hijo, al que cría sola, a su madre y a sus hermanas, trabaja catorce horas al día para los ricos qataríes y aún no ha recibido ni un solo salario. Cuando los reclamó, la golpearon. Huyó.

Ahora está sin papeles, ya que la empresa de limpieza catarí para la que trabaja le confiscó el pasaporte: «Aunque tiene un visado de limpiadora, no de criada, la empresa la mandó a una familia. Esto es ilegal y la sitúa fuera de la ley. Si presenta una denuncia ante la policía, correrá aún más peligro porque será declarada «fugitiva»». Sarah menciona la posibilidad de suicidarse.

Joy va a tratar de visitarla. «Ves cómo las reformas son en gran medida ineficaces», suspira. Los empresarios no respetan las leyes, hay impunidad. Necesitamos verdaderas sanciones punitivas. Y para ello, inspecciones en las casas particulares. Pero eso no puede hacerse, nos dice una fuente oficial, sin la autorización escrita del fiscal, que se basa en «las pruebas aportadas por el departamento de investigación del ministerio» y en «las denuncias de los trabajadores domésticos»…

NOTAS de la Redacción de Mediapart sobre este artículo:

Este artículo es la segunda parte de nuestra serie de investigaciones y reportajes sobre las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras migrantes en Qatar en vísperas del Mundial (lea la primera parte aquí: «En Qatar, la esclavitud hace de las suyas«).

Los nombres seguidos de un asterisco han sido modificados por razones de seguridad.

El temor a la represión por parte del régimen catarí o de sus patrones es tal que los trabajadores y activistas con los que se reunió Mediapart declaran de forma anónima. Sin embargo, varias trabajadoras domésticas querían valientemente hablar sin cubrirse la cara e insistieron en ser fotografiadas para que se las viera, para contar, para mostrar su calvario. Optamos por hacerlas anónimas y ocultamos sus rostros para no ponerlas en mayor peligro aún.

El lunes 18 de septiembre, le enviamos un correo electrónico al departamento de comunicación del Estado de Qatar en el que formulábamos preguntas concretas sobre la situación de las trabajadoras domésticas inmigrantes. Recibimos las respuestas el miércoles 21 de septiembre. Aparecen en gran medida en el artículo y pueden leerse en su totalidad en los apéndices del mismo.

Fuente: Mediapart, 22-9-2022Traducción de Correspondencia de Prensa, 24-9-2022

Fuente: https://vientosur.info/el-infierno-de-las-trabajadoras-domesticas/

Fuente de la información: https://rebelion.org/el-infierno-de-las-trabajadoras-domesticas/

 

 

Comparte este contenido:

Álvaro Verzi Rangel: 244 millones de latinoamericanos siguen sin acceso a internet

América Latina y el Caribe es la región donde la desigualdad tecnológica es la mayor en el mundo y esta se ha agravado y visibilizado aún más con los impactos económicos y sociales de la Covid-19.

Un tercio de la población mundial sigue privada de internet en 2022 y el ritmo de las nuevas conexiones se ha ralentizado, según la Unión Internacional de Comunicaciones (UIT), que ha identificado dos obstáculos principales: el hecho de que las poblaciones que aún no están conectadas son las que se encuentran en zonas más remotas y difíciles de alcanzar, y las dificultades para pasar del acceso simple al acceso regular y sencillo.

Las disparidades regionales siguen siendo fuertes: Europa ocupa el primer lugar con el 89% de su población conectada y América (incluyendo a Estados Unidos y Canadá) muestran tasas superiores al 80%, pero en regiones como África la conexión alcanza solo al 40% de la población. No es mucho mejor la situación en nuestra región.

En la actualidad, menos de la mitad de la población de América Latina y el Caribe tiene conectividad de banda ancha fija y menos del 10 por ciento cuenta con fibra de alta calidad en el hogar. Si bien el 87 % de la población vive dentro del alcance de una señal de 4G, el uso y la penetración reales siguen siendo bajos (37 %). Y solo cuatro de cada diez latinoamericanos de zonas rurales tienen opciones de conectividad en comparación con el 71 % de la población de zonas urbanas.

Unas 244 millones de personas en América Latina y el Caribe no tienen acceso a internet. En total, un 32% de la población de esta región no accede a este servicio, según un informe del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El estudio, que concentró su trabajo en 24 países, revela que un 71% de la población urbana cuenta con opciones de conectividad, ante menos de un 37% en la ruralidad.

América Latina y el Caribe es la región donde la desigualdad tecnológica es la mayor en el mundo y esta se ha agravado y visibilizado aún más con los impactos económicos y sociales de la Covid-19. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) menciona que se necesitarían 68.500 millones de dólares para subsanar la brecha digital.

Del total, el 59% debería destinarse a mejorar la conectividad en zonas urbanas, lo que suele estar a cargo del sector privado. Por otro lado, el 41% debería destinarse a las zonas rurales, donde las inversiones públicas suelen ser la fuente principal de financiamiento. Este sector vulnerable es una de las prioridades en los planes regionales del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).

Para que la conectividad digital sea un acceso de igualdad en los países de la región, es necesario tener infraestructura digital de calidad y ofertas de precios accesibles para la población. Datos de la CAF -Banco de desarrollo de América Latina- muestran que la desigualdad digital en la región ha sido más visible en la pospandemia. Menos del 50% de la población de América Latina y el Caribe tiene conectividad de banda ancha fija y solo el 9,9% cuenta con fibra de alta calidad.

Si bien el 87 % de la población vive dentro del alcance de una señal de 4G, el uso y la penetración reales siguen siendo bajos (37 %).

Según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en promedio un 81% de los hogares del quintil de ingresos más alto (quintil V) tiene conexión a Internet; mientras que las cifras de los hogares del primer y segundo quintil es del 38% y el 53% respectivamente.

«Unos 5 mil 300 millones de personas en el mundo usan internet y aunque el crecimiento sigue siendo alentador, la tendencia deja pensar que, sin inversiones nuevas en infraestructuras y un nuevo impulso para crear nuevos conocimientos digitales, las posibilidades de conectar a la población mundial para 2030 parecen cada vez más escasas», dijo la UIT..

En 2022, dos mil 700 millones de personas no tienen acceso a internet; en 2019, antes del covid-19, eran 3 mil 600. La pandemia «nos dio un buen empujón en términos de conectividad, pero tenemos que mantener el mismo ritmo para garantizar que todo el mundo pueda beneficiarse”, subrayó Houlin Zhao, secretario general de la UIT. Para lograr una población global totalmente conectada, se necesita «más inversión en redes y tecnologías digitales, regulación y capacitación del mejor ejemplo», señaló

Un mayor acceso digital —en apoyo de la educación a distancia, las transferencias de efectivo digitales, la telemedicina y los servicios públicos en línea— es la piedra angular de esta agenda y requiere políticas ambiciosas y un programa de regulaciones, así como mayores inversiones en infraestructura. Esto es particularmente importante a medida que la región se prepara para las subastas de la tecnología 5G y continúa su expansión de la tecnología 4G.

Los argumentos a favor del acceso digital son claros, pero los desafíos son sustanciales: la cobertura deficiente y desigual, junto con los altos costos de los datos y dispositivos, continúan obstaculizando el acceso digital en un mundo pleno de desigualdades, donde lo prioritario para los ciudadanos es satisfacer las necesidades alimentarias diarias.

Es cierto que la digitalización impulsa la inclusión social y (lo único que le interesa a los bancos) financiera, así como los resultados en materia de aprendizaje, educación y salud. Actualmente, casi la mitad de la población adulta de la región no está bancarizada.

Unos 170 millones de estudiantes en toda la región se vieron afectados por el cierre de escuelas durante la pandemia. Y el 71 % de los países experimentó interrupciones en la prestación de atención para enfermedades no transmisibles durante los primeros meses de la crisis provocada por la Covid-19.

Los planes de datos y los dispositivos con internet no son asequibles para las personas pobres de la región, preocupadas por subsistir. En promedio, el costo de un plan de datos de solo 1GB representa el 2,7 % del ingreso familiar mensual (o entre el 8 % y el 10 % para el quintil inferior en algunos países), muy por encima del umbral de asequibilidad del 2 % que considera de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

Además, el costo del teléfono inteligente básico más barato disponible representa entre el 4 % y el 12 % del ingreso familiar promedio en gran parte de la región, y entre el 31 % y el 34 % en Guatemala y Nicaragua o incluso el 84 % en Haití. Estos costos desproporcionadamente altos para las poblaciones vulnerables dan lugar a nuevas formas de disparidades en lo que ya es la región desigual en el mundo.

Al abandonar los Estados Nacionales su obligación de garantizar las condiciones mínimas para los procesos de enseñanza-aprendizaje, fue del bolsillo de la clase trabajadora, los y las docentes, estudiantes y la familia de donde salieron los dineros para pagar conexión a internet donde era posible, adquirir o potenciar equipos de conexión remota y acceso a plataformas.

Esto implicó una transferencia brutal de dinero de la clase trabajadora mundial a los grandes consorcios tecnológicos, señala el pedagogo crítico Luis Bonilla Molina, lo que ha generado en el sector tecnológico de la élite capitalista, dos movimientos simultáneos y complementarios.

Por una parte, añade Bonilla, se ha presionado el acelerador de la transformación digital en la educación impulsando distintas alternativas escolares entre ellas legislaciones de educación en casa, modelos de educación híbrida oferta mercantil de plataformas educativas, y por otra parte, las naciones poderosas requieren controlar lo que se viene en materia de virtualización-digitalización de la educación, para garantizar que la aspiradora de fondos públicos y dineros de los ciudadanos, garantice que ingresen a las arcas del capital transnacional tecnológico que ellos regentan.

Hoy una de las prioridades de América Latina y el Caribe es enfrentar la brecha digital, lo que requerirá acciones de políticas para reducir los costos, ampliar el acceso, así como la formación en habilidades digitales. Solo entre el 5 % y el 15 % de los adultos en la mayoría de los países de la región tienen habilidades informáticas y de resolución de problemas de nivel medio o alto en entornos con un elevado grado de tecnología, frente al 29,7 % en los países europeos.

*Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Fuente: https://rebelion.org/244-millones-de-latinoamericanos-sigue-sin-acceso-a-internet/
Comparte este contenido:

Mundo digital: Internet ya no es lo que piensas

Internet ya no es lo que piensas

Belén Roca

Fuentes: derechosdigitales.org

Ingresas a Spotify un lunes. Miras la lista de reproducción “Descubrimiento semanal” que la aplicación preparó para tí. Increíble, ¿No? Canciones que suenan como las canciones que le gustan, de bandas de las que nunca escuchó nada antes, compiladas exclusivamente en base a su gusto musical. Entras a Instagram, luego de comentarle a un amigo sobre las ganas de comprar la nueva camiseta de tu equipo de fútbol. ¡Un par de scrolls y voilá! Publicidad de la nueva camiseta en cuestión, estoperoles y balones. ¿Es “el algoritmo” una entidad consciente?

Situaciones como estas son cada día más familiares y es posible encontrar anécdotas similares en cualquier otra aplicación de uso masivo. Más que una secuencia de pasos finitos bien definidos que resuelven un problema, “El Algoritmo” es concebido como una entidad consciente, que determina el curso de los hechos en internet a su antojo, alimentado por la incesante curiosidad de las y los usuarios (“data-cows”, como son mencionados en el libro) y la huella que estos dejan tras su paso por la red.

La red —internet— ya no es tal, de acuerdo con lo que sostiene Justin E.H. Smith en “The Internet Is Not What You Think It Is. A History, A Philosophy, A Warning” publicado en marzo de este año. El autor hace una revisión de la historia de la programación y la computación, vinculándola con un análisis filosófico en torno a la ontología de internet y sus metáforas y, en ella, se topa con el estado actual de las cosas. De red, poco; de plataformas, un montón.

Smith postula los dos grandes problemas de nuestra era en relación con el entorno digital. El primero: la emergencia de un nuevo modelo de explotación en el que no solo es aprovechada la fuerza de trabajo de los humanos para la extracción de recursos naturales, sino que, por el contraro, sus propias vidas son el recurso. Así, la relación inicial entre las personas e internet, donde las primeras acudían a la segunda en busca de información, ahora es a la inversa.

El segundo problema que el autor identifica es que la sobreabundancia de contenidos disponibles —¿Cuántas plataformas de streaming hay en el planeta? []— determinada, a su juicio, es que tal economía extractiva de nuestras vidas amenaza la facultad para utilizar nuestras capacidades de atención en una manera favorable hacia el desarrollo humano.

Dicha afirmación es contraria a la realidad. El impacto de la tecnología en nuestras vidas, en los últimos años, es visible en “La evolución del escritorio” (2014), una iniciativa de Harvard Innovation Lab que grafica la condensación de los elementos característicos de una oficina en un solo aparato a lo largo de 35 años. Smith refuta analogías como esta, señalando que dispositivos como el teléfono móvil dejaron de ser las navajas suizas de hoy, toda vez que sus “herramientas” condicionan el uso que hacemos de ellas, y no al revés.

Y, si bien esta perspectiva fatalista está, en cierto modo, estudiada y documentada, aunque él mismo se contradice más tarde en el libro cuando sindica a Wikipedia como el último bastión del sueño utópico inicial de internet: “el único proyecto a gran escala que no ha mostrado los signos de corrupción que son imposibles de negar en todas partes, en la última década”.

Es cierto que a veces pareciera que internet no es más que la suma de una serie de plataformas, en las que “El Algoritmo” es la voz cantante, donde toda interacción está determinada por diseño y las posibilidades de modificar su estructura son mínimas. También es verdad que delegar gran parte de las responsabilidades individuales —desde el registro de cuentas por pagar hasta la gestión del ciclo menstrual— a un objeto externo expone a sus usuarias y usuarios a riesgos innecesarios. Sin embargo, esa es solo una parte de la historia y prueba de ello son los incesantes llamados a descentralizar internet, a difundir los usos de la criptografía y la invención constante de nuevas herramientas destinadas a mantener, difundir y proteger internet de sí misma. O a nosotros de nosotros mismos.

Descrita a veces como un tejido o un libro mundial, Smith afirma que internet es “tal como una red de raíces entrelazadas con filamentos de hongos, como un campo de hierba, es un crecimiento, un florecimiento, una excrecencia de las actividades específicas de la especie Homo Sapiens”. Es nuestra y es de todos. Y quizás no es lo que pensamos, pero qué importa. La pregunta es cómo.

Fuente: https://www.derechosdigitales.org/19275/internet-ya-no-es-lo-que-piensas/

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/internet-ya-no-es-lo-que-piensas/

Comparte este contenido:

Mundo: Las mujeres sostienen la vida, también en las prisiones

Las mujeres sostienen la vida, también en las prisiones

Alicia Alonso Merino

El populismo punitivo que recurre a la prisión para resolver cualquier problema social no quiere pensar que además de no resolverse los conflictos con la cárcel, ésta tiene unos costos económicos y sociales que se deberían considerar. Las estadísticas institucionales suelen calcular los gastos directos que suponen la administración de las prisiones y no siempre se da importancia a los ingresos perdidos, es decir, lo que dejan de contribuir a las economías las personas presas.

De lo que no se ocupan nunca estas estadísticas, es de las pérdidas económicas que suponen para las familias el encarcelamiento de uno de sus miembros. Al encarcelarse a un componente de la familia, no sólo se pierden sus ingresos, si no que se tiene que mantener a esa persona que está en prisión. Esto significa más gastos que no se contabilizan. En muchas cárceles, la administración penitenciaria no suministra los bienes básicos para subsistir o sólo suministra una parte y son la familias y allegadas quienes tienen que hacerse cargo de proporcionarlos. Ropa, mantas, alimentos, productos de higiene, limpieza y medicinas son parte de los enseres que se suministran desde fuera de las prisiones. A ello hay que añadir el precio del transporte cuando se realizan las visitas y de las llamadas telefónicas.

Sin duda, uno de los gastos mayores a los que se enfrentan es el pago de los trámites legales y de defensa, a pesar que una parte de las personas presas por tener bajos recursos tienen defensa de oficio. Todo ello implica un grave endeudamiento que puede significar la pérdida de la vivienda o los mínimos ahorros, en caso que los tuvieran. Que la cárcel empobrece, es una realidad y si las personas que entran en ella ya eran pobres (como es en la mayoría de los casos), se verán condenadas a una espiral de pobreza de la que difícilmente podrán salir.

Pero claro, todo este gasto no es repartido de manera equitativa sino que son las mujeres las que se hacen cargo de ello, las que siguen sosteniendo la vida (material y emocionalmente) dentro y fuera de las prisiones. Son sobre todo ellas, pobres y racializadas, las que aguantan las horas de filas a la intemperie para entrar en las cárceles y proporcionar estas atenciones. Todo esto fue puesto en evidencia por Catalina Pérez Correa en una investigación realizada en México y que es extrapolable a la mayoría de los países1.

También es importante tener en cuenta el coste social diferenciado por género. Si bien el coste financiero de encarcelar a hombres, mujeres y disidencias es casi similar, los costes y consecuencias sociales de encarcelar a las mujeres son mucho más dañinas. Empezando por el cuidado de la prole. Cuando se encarcela a madres, una parte de las crianzas quedarán al cuidado de otras mujeres (abuelas, tías, hermanas) y otra parte será entregada a instituciones con los consiguientes costes y daños sociales que contribuirán a la exclusión social de estos menores. Debido a su especial posición como cuidadoras primarias, los costos de encerrar a las mujeres también tienen consecuencias a largo plazo que serán sentidas por las generaciones futuras. De esta forma, la prole de madres encarceladas tienen más probabilidades de ser encarceladas en el futuro en comparación con los hijos e hijas de padres encarcelados, según sugieren otras investigaciones2.

Además, estudios realizados en Gran Bretaña destacaban que una de cada tres mujeres perdían sus casas mientras estaban presas y que un 40% no podía volver a sus hogares después de salir de prisión. La cárcel era pues la causa de estar en situación de calle de un número significativo de mujeres. Además, un 30% de las reclusas perdían su empleo al salir del encierro, con la consecuente pérdida de ingresos y dificultades de sobrevivencia.

Por otra parte, el deterioro de la salud física y mental y el incremento de los intentos de suicidio y depresión que provoca la prisión en las reclusas, tienen un coste financiero de salud añadido para el Estado. Los estudios concluyen que si a las mujeres que actualmente están condenados a penas de prisión cortas se les impusieran sanciones comunitarias en beneficio de la comunidad u otras medidas alternativas, todas las consecuencias y costos sociales perjudiciales mencionados anteriormente se podrían evitar. Además, sería una opción más rentable para las arcas del Estado que la privación de libertad por delitos no violentos en las mujeres delincuentes.

Sin duda, la economía feminista ha sido de gran ayuda en este campo para visibilizar el trabajo de las mujeres en el cuidado y sostenimiento de la vida, también en las prisiones. Además ha ayudado a tener en cuenta el trabajo doméstico y de cuidados que se deja de realizar cuando se encarcela a las mujeres y los costos de su tercerización o externalización.

Por tanto, el feminismo también tiene mucho que decir de la lógica prisional y populismo punitivo patriarcales que se sirven del trabajo y cuidados de las mujeres (sobre todo pobres y racializadas) y que las empobrece todavía más.

Notas:

1 Las mujeres invisibles. Los costos de la prisión y los efectos indirectos en las mujeres. BID, 2015.

2 Danielle H. Dallaire. Incarcerated Mothers and Fathers: A Comparison of Risks for Children and Families. 2007.

Fuente: https://desinformemonos.org/las-mujeres-sostienen-la-vida-tambien-en-las-prisiones/

Comparte este contenido:
Page 9 of 29
1 7 8 9 10 11 29
OtrasVocesenEducacion.org