Page 102 of 396
1 100 101 102 103 104 396

Barrett J. Taylor y Brendan Cantwell conversan sobre su nuevo libro: «Educación superior desigual: riqueza, estado y oportunidad estudiantil»

Por Scott Jaschik

Las grandes brechas separan los que tienen y los que no tienen en la educación superior estadounidense, ya se trate de estudiantes, instructores o instituciones. Un nuevo libro, Educación superior desigual: riqueza, estado y oportunidad estudiantil (Rutgers University Press), se centra en estas brechas y su impacto en los estudiantes.

Los autores son Barrett J. Taylor, profesor asociado de educación superior en la Universidad del Norte de Texas; y Brendan Cantwell, profesor asociado de educación superior, para adultos y de toda la vida en la Universidad Estatal de Michigan. Ellos respondieron vía correo electrónico a preguntas sobre su libro.

P: ¿Cuáles ve usted como las principales inequidades en la educación superior estadounidense?

UNA: La mayor desigualdad en un sentido absoluto es la distancia entre lo que llamamos universidades privadas «super elite» y colegios y universidades «vulnerables» que dependen de la matrícula, la mayoría de las cuales también son privadas. Si bien los lugares de élite pueden cambiar los altos precios de la matrícula, gastan aún más generosamente. Esto significa que los estudiantes en las instituciones de la élite disfrutan de un gran subsidio sin importar lo que estén pagando. Y el valor social que se disfruta de la señal de asistir a Harvard o la Universidad de Stanford es enorme. Los recursos materiales y las prácticas culturales están estrechamente vinculados. Por el contrario, en los colegios y universidades vulnerables, los estudiantes reciben un pequeño subsidio y, a veces, ningún subsidio. Esto significa que pocos recursos se dedican a la educación de los estudiantes. Además, debido a que estos campus tienden a no ser selectivos, ofrecen poca distinción social.

Dicho esto, creemos que la desigualdad más importante es la brecha entre donde solían estar los colegios y universidades públicas no selectivas más pequeñas y dónde están ahora. Al comienzo de nuestro análisis, prácticamente ninguna institución pública se clasificaba como vulnerable. Al final de nuestro período de estudio, docenas de instituciones públicas se habían vuelto vulnerables. Para los estudiantes de estas instituciones, la matrícula aumentó considerablemente y los subsidios se redujeron drásticamente. Estos campus tienden a inscribir estudiantes negros y nativos, así como estudiantes de bajos ingresos, a tasas más altas que otras instituciones. Cuando estas instituciones sufren, también lo hacen los estudiantes a quienes sirven. La ampliación de las desigualdades entre las instituciones públicas es, por lo tanto, especialmente preocupante para quienes estamos interesados ​​en las desigualdades entre individuos y comunidades.

P: En el último año, mucha atención se ha centrado en la riqueza de las universidades más ricas: piense en el impuesto de donación o en el regalo a la Universidad Johns Hopkins. ¿Es parte de la solución a los problemas que usted identifica restringir o gravar con impuestos los fondos que se destinan a las universidades más ricas o que están en su poder?

UNA:Como veremos a continuación, pensamos que la reinversión dirigida de los estados a instituciones que atienden a un grupo de estudiantes con diversidad racial es el mejor enfoque para aliviar la desigualdad. Dicho esto, estamos de acuerdo en que incentivar a los donantes privados para que apoyen a las instituciones cuyos presupuestos, activos y operaciones se parecen más a las organizaciones benéficas también es una buena idea. En este momento, tanto los fondos públicos como los privados fluyen de manera desproporcionada hacia instituciones que ya cuentan con la mayor cantidad de recursos. Gravar las donaciones más grandes o limitar el tamaño de las donaciones individuales exentas de impuestos se ha flotado como una solución política para este problema. Pero nadie se beneficia si hay menos recursos para la educación superior. La restricción de una mayor acumulación por parte de las instituciones más ricas solo ayuda si los fondos luego fluyen a instituciones que cumplen sus misiones pero que están limitadas por recursos. Por supuesto, El diablo está en los detalles. Nuestro hábito nacional en la educación superior ha sido hacer a los ricos más ricos y más exclusivos. Romper ese hábito es un trabajo duro.

P: Su libro señala que los estados financian porciones más pequeñas de los presupuestos de las universidades públicas de lo que alguna vez fue la norma. Usted sugiere que esto se invierta. Pero, ¿sientes alguna voluntad entre el público para hacerlo?

A: Esta es una pregunta difícil. Existe un amplio acuerdo público de que la matrícula en colegios y universidades públicas es demasiado alta. Una forma de reducir la matrícula es reinvertir los dólares públicos en la educación superior. Sin embargo, según una encuesta realizada por American Public Media y el Informe Hechinger, un gran número de ciudadanos desconoce que los gobiernos estatales ahora contribuyen menos a la educación superior de lo que alguna vez lo hicieron. En contraste, la mayoría de las personas son conscientes del aumento de los precios de matrícula. En este contexto, muchas personas dudan de que las universidades necesiten más.

Otro problema es que aumentar los ingresos a través de los impuestos es una venta políticamente difícil, especialmente para los votantes que favorecen a un Partido Republicano que se ha vuelto abiertamente hostil al uso de los impuestos para brindar servicios públicos. Pew y otras organizaciones han demostrado que la confianza pública en la educación superior ha disminuido, especialmente entre los republicanos, aunque las personas ven el beneficio de la educación superior para ellos y para su comunidad.

Argumentamos que la mejor manera de generar la voluntad política para la reinversión es argumentar que la educación superior es buena no solo para las personas que se gradúan, sino también para el público en general. En este momento, la educación superior se entiende de manera transaccional: la gente va a la universidad para obtener un trabajo y necesita un buen ROI para que valga la pena. No negamos que los resultados de la fuerza laboral son importantes. Sin embargo, una vez que los individuos han extraído esos beneficios para sí mismos, es difícil convencerlos de que reinviertan en un sistema que apoye a otras personas con las que podrían competir por empleos. Sin embargo, la desinversión perjudica a todos los miembros de la próxima generación. Concebir la educación superior como algo que beneficia al público en general podría proporcionar una base más segura para la reinversión. Nuestro pensamiento está influenciado por personas como Danielle Allen y David Labaree, quienes identifican el valor cívico e intrínseco de la educación superior. Para hacer este caso, los colegios y universidades deben hacer un mejor trabajo de participación con el público, explicando lo que hacen y por qué es importante. Simultáneamente, las voces poderosas, incluidas las grandes fundaciones y los actores políticos, deben hacer declaraciones sin pedir disculpas por los beneficios de la educación superior. Estos beneficios son sociales, cívicos y culturales, así como individuales y económicos.

P: Muchos de los buques insignia públicos han respondido a estas tendencias mediante la recaudación de fondos privados y la admisión de más estudiantes fuera del estado. ¿Cómo exacerba esto las desigualdades de las que escribes?

UNA:Hay un par de maneras de pensar en el comportamiento de búsqueda de ingresos por parte de las universidades públicas más visibles. Una es que estas instituciones han abandonado sus misiones públicas y no atienden adecuadamente a los estudiantes de sus estados. Otra es que los estados han dado la espalda a las universidades y, para mantener una alta calidad, los buques insignia tienen que buscar ingresos. Ambas explicaciones tienen una parte de la verdad. Ambos también exponen los efectos perniciosos de la competencia en la educación superior. En nuestra forma de pensar, la desinversión del estado incitó a los administradores del campus a generar ingresos de otras maneras, principalmente a través de la matrícula, y luego los administradores adquirieron el gusto por los ingresos sin restricciones y necesitaron cada vez más para mantenerse al día con sus compañeros aspirantes. Pero esto es solo nuestra suposición y requiere evidencia adicional más allá de lo que suministramos enEducación superior desigual . Lo que podemos demostrar es que los buques insignia públicos nunca estuvieron cerca de competir con las universidades privadas de élite, aunque la competencia por los ingresos de matrícula amplió las brechas entre los buques insignia y otras instituciones públicas.

P: Las universidades que matriculan a la mayor proporción de estudiantes de bajos ingresos reciben menos atención y dinero que otras instituciones. ¿Qué se puede hacer para revertir eso?

UNA:La respuesta convencional es que todos nosotros, aquellos en educación superior y los medios de comunicación de la industria, pongamos fin a nuestra obsesión con los exclusivos privados y las banderas públicas, y empecemos a destacar las contribuciones de otros tipos institucionales. Pero creemos que es solo un punto de partida. Nuestro análisis sugiere que lo que realmente importa es romper el ciclo de la competencia. Nuestro enfoque preferido consistiría en responsabilizar a los estados por la reinversión dirigida en las instituciones de amplio acceso que inscriben a un gran número de estudiantes desatendidos, al tiempo que responsabilizan a las intuiciones de la adhesión a la misión, lo que en la mayoría de los casos implicaría un enfoque renovado en la educación y aumentos dramáticos en el aumento de matrículas. La compensación básica es una financiación más confiable a cambio de algo menos autonomía, Aunque vemos la libertad académica y la independencia política en la enseñanza y la investigación como una línea roja. Es cierto que este es un marco general, no un camino detallado para la implementación. Pensamos que es apropiado dado que los problemas de la educación superior pública son a menudo sociales y políticos (¿qué tipo de sistema queremos?) En lugar de técnicos (¿cómo lo creamos?). Las metas y los valores importan.

P: El público parece indignado por el escándalo de admisiones, que muestra cuántas ventajas (incluso ilegales) tienen las familias ricas. ¿Crees que este furor llevará a un cambio real?

R: Probablemente no. La indignación por el escándalo de admisión es comprensible, especialmente cuando los ricos y poderosos parecen tener un sentido de derecho absoluto y desdén total para el resto de nosotros. Y el escándalo se adapta bien a una amplia gama de antecedentes políticos. Si usted es un populista de derecha, es un ejemplo de las élites costeras que manipulan el sistema. Si usted es un centrista orientado tecnocráticamente, es un ejemplo de un sistema de admisión roto. Si eres un progresista, es un ejemplo de los privilegiados que explotan las trampas de la meritocracia para consolidar su ventaja. Cada una de estas posiciones hace una afirmación acerca de cómo racionar algunos asientos altamente deseables que son inalcanzables para la gran mayoría de los estudiantes. Los análisis que presentamos en Educación Superior Desigual.Sugiera que esos tres enfoques no conducen a un cambio significativo. Creemos que es más sencillo, más justo y más adecuado a las necesidades de una creciente población de estudiantes que van a la universidad, aumentar el número de asientos deseables al reinvertir en las instituciones cuyas puertas ya están abiertas para casi todos los estudiantes en el país.

Fuente: https://www.insidehighered.com/news/2019/06/12/authors-discuss-new-book-inequities-american-higher-education

Comparte este contenido:

Estados Unidos: Ángela Davis tan relevante como siempre desde hace treinta años

Por: Kaos en la Red/12-06-2019

Activa e influyente en las luchas internacionales por la libertad durante casi seis decenios, sus discursos y escritos contienen valiosas enseñanzas sobre las principales injusticias a que nos enfrentamos en esta época de aumento del racismo, la xenofobia y la violencia reaccionaria.

Angela Davis merece un gran reconocimiento en este Mes de la historia de la mujer, y todos los meses. Activa e influyente en las luchas internacionales por la libertad durante casi seis decenios, sus discursos y escritos contienen valiosas enseñanzas sobre las principales injusticias a que nos enfrentamos en esta época de aumento del racismo, la xenofobia y la violencia reaccionaria.

El libro Women, Culture, and Politics 1/, una recopilación de discursos que explican las luchas que han de afrontar las mujeres negras en un mundo supremacista blanco, capitalista e imperialista, se publicó (NY: Random House) en 1989. Sin embargo, las palabras de Davis tienen hoy la misma relevancia que en aquel entonces. Deberían ser leídas por todas aquellas personas que están interesadas en participar en las luchas globales por la justicia e informarse más sobre ellas. En este Mes de la historia de la mujer recomiendo prestar atención a tres mensajes principales de este libro, tan necesarios hoy en día como hace treinta años.

1. El movimiento feminista todavía necesita tomarse en serio los intereses de las mujeres pobres y obreras de color.

Vivimos en una época de #MeToo, #TimesUp, #MuteRKelly y otros movimientos para sacar a la luz los abusos que sufren mujeres todos los días. Las pussy hats 2/ y las manifestaciones de mujeres se producen sobre el telón de fondo de la violencia continua y el desprecio a que se enfrentan las mujeres. Pero incluso en el seno de estos movimientos, los sesgos de raza y de clase acallan las voces de las mujeres de color, especialmente las negras.

Angela Davis advirtió en 1989 de que el movimiento feminista no era tan efectivo como podría serlo porque las mujeres blancas de clase media no prestaban atención a las necesidades de las mujeres negras y latinas pobres. Y este sigue siendo el caso en gran medida. Cuestiones que afectan de forma desproporcionadamente negativa a las mujeres pobres de color, a menudo son marginadas en el discurso sobre la igualdad. El llamamiento a la acción de Davis en Women, Culture, and Politicsdebe ocupar un lugar central en el movimiento feminista actual:

Hemos de empezar a crear un movimiento revolucionario y multirracial de mujeres que aborde efectivamente las principales cuestiones que afectan a las mujeres pobres y de clase obrera. Para aprovechar el potencial de este movimiento, hemos de seguir desarrollando aquellos sectores del movimiento que abordan seriamente las cuestiones que afectan a las mujeres pobres y de clase obrera, como el empleo, la igualdad salarial, la baja de maternidad pagada, el cuidado de los hijos e hijas subvencionado por el Estado federal… Las mujeres de todos los entornos raciales y de clase se beneficiarán mucho de este planteamiento.

No basta, señala Davis, con que las organizaciones en que predominan las mujeres blancas de clase media se dediquen a reclutar a más mujeres de color, sino que más bien “hay que incluir en el programa los intereses particulares de las mujeres de color”. (p. 7) Las voces y las luchas de las mujeres de color han de ocupar un lugar central, no periférico. Un salario mínimo más alto, viviendas asequibles, sanidad gratuita y poner fin al encarcelamiento masivo, el racismo ambiental y la violencia policial son todas cuestiones que las mujeres del movimiento tienen que tomar en serio.

2. EE UU sigue recortando los presupuestos de programas sociales mientras aumenta los destinados a la violencia organizada.

Women, Culture, and Politics se publicó al comienzo de lo que actualmente llamamos la era neoliberal, que supuso el recorte drástico de los programas de bienestar social, la privatización de entidades públicas, la subcontratación de puestos de trabajo y la destrucción acelerada y desregulada del medioambiente en un esfuerzo concertado por consolidar y maximizar la riqueza de los individuos más ricos del planeta. Ya en 1989, Davis se dio cuenta de los efectos nocivos de la reducción de los programas sociales y de los puestos de trabajo que ocupaban tradicionalmente personas afroamericanas en sus comunidades: aumento de la pobreza y del paro, inseguridad alimentaria, falta de atención sanitaria y extrema desigualdad en materia de salud. El aumento del presupuesto militar a expensas de los programas sociales supuso un golpe para las comunidades pobres y obreras de todo el país, especialmente para la gente afroamericana. Sobre esta cuestión, Davis advierte:

La creciente militarización de la economía es probablemente la característica más destacada de la crisis estructural del capitalismo. (p. 86) En ciudades como Chicago, la juventud negra sufre enfermedades de malnutrición que afectan a los niños y niñas de las zonas de hambre de África, pero aun así se han suprimido los desayunos en las escuelas y los servicios de comida para facilitar a los diseñadores y fabricantes de armas una fuente de dinero inagotable. (p. 71) En vez de distribuir bonos de alimentos entre la gente pobre, las empresas que constituyen el complejo militar-industrial reciben enormes contratos de defensa. (p. 62)

Davis expone además las maneras en que las continuas intervenciones militares estadounidenses oprimen a las gentes de color de todo el mundo, mientras que en el país la gente pobre y de clase obrera se enrola en el ejército como vía para ganarse la vida o poder estudiar en la universidad sin pagar las tasas, puesto que muchos de los empleos que tradicionalmente ocupaban estas personas han desaparecido. La violencia bélica se ejerce sobre gente de color, desde Oriente Medio hasta el Sur global, con el fin de reforzar la dominación económica de EE UU. Las armas que no usa el ejército van a parar a los guetos de EE UU, donde la policía redobla la violencia contra las comunidades de color pobres. Como señala Davis, “deberíamos… denunciar las conexiones entre la amenaza para la paz mundial que plantea el Pentágono y los crecientes ataques dentro del país contra la vida de nuestra gente”. (p. 70) ¡Un mensaje que sigue siendo actual!

3. La violencia contra las mujeres sigue siendo un problema que debe examinarse como subproducto de las estructuras sociales violentas.

La confirmación de Brett Kavanaugh y el recuerdo de los interrogatorios de Clarence Thomas, las imputaciones de Harvey Weinstein y Bill Cosby, la exoneración de #SurvivingR.Kelly y de otros hombres famosos de las acusaciones de agresión sexual se han producido paralelamente a debates cada vez más amplios sobre el consentimiento en los campus universitarios y las manifestaciones de #MeToo. Puesto que las mujeres trabajadoras y las mujeres de color siguen sin recibir tanta atención en esta cuestión como las mujeres blancas de mayor nivel de renta, el movimiento contra la violencia sexual podría beneficiarse con el análisis que hace Davis de este problema como subproducto de un sistema violento que es preciso transformar radicalmente. Señala la relación entre racismo, capitalismo, imperialismo y la perpetuación de la violencia sexual contra la mujeres.

Davis nos urge a contemplar la violación no como resultado de una personalidad anómala de un individuo o de una característica natural de la masculinidad, sino como la consecuencia de un sistema basado en la dominación violenta. En este sentido, Davis pregunta: “¿Violan los hombres porque son hombres o bien están socializados por su propia opresión económica, social y política, así como por el nivel general de violencia social en el país en que viven, para ejercer la violencia sexual contra las mujeres?” (p. 46)

Asimismo, destaca el hecho a menudo olvidado de que el imperialismo y la guerra están interrelacionadas con la violación y la violencia contra las mujeres, y las mismas estructuras sociales violentas que fomentan la agresión sexual en EE UU conducen a la agresión sexual endémica tanto en el ejército como contra mujeres civiles en las zonas ocupadas del extranjero. En situaciones de guerra y ocupación, los cuerpos de las mujeres se utilizan como objetivos o daños colaterales. Para ilustrar la conexión entre violación, fascismo, racismo e imperialismo, Davis dice que “en efecto, la violación es muchas veces un componente de la tortura infligida a prisioneras políticas por gobiernos fascistas y fuerzas contrarrevolucionarias. En la historia de nuestro propio país, el Ku Klux Klan y otros grupos racistas han utilizado la violación como arma de terror político”. (p. 46)

Vivimos en un periodo consecutivo a una sociedad genocida y esclavista que comportó la violación endémica de las mujeres negras esclavizadas y su continuación postesclavista cuando la mayoría de mujeres negras solo podían ser empleadas como trabajadoras domésticas. La estructura de una sociedad abiertamente racista y esclavista lo hizo posible, y las estructuras actuales de un sistema desigual y violento sigue permitiendo niveles inimaginables de violencia sexual contra las mujeres. Davis advierte de que el recurso a un Estado carcelario no resolverá los problemas subyacentes que conducen a la violación, alegando que “la violencia sexual no podrá ser erradicada jamás completamente hasta que hayamos llevado a cabo con éxito toda una serie de transformaciones sociales radicales en nuestro país”. (p. 49)

Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/angela-davis-tan-relevante-como-siempre-desde-hace-treinta-anos/

Comparte este contenido:

Estados Unidos: How Is Augmented Reality Being Used In Education?

Por: forbes.com/12-06-2019

Can augmented reality be used for education? What are the cons and pros of it? originally appeared on Quorathe place to gain and share knowledge, empowering people to learn from others and better understand the world.

Answer by Caspar Thykier, CEO and co-founder of Zappar, on Quora:

We’ve done a good amount of work in education around K12 and also see a lot of usage among our community at a university level for vocational learning for design courses, games development, computer science, architecture etc.

There are a few avenues to explore:

Firstly the use of AR in computing for children at primary school. We’ve run workshops with kids as young as nine and ten familiarizing themselves with computers for the first time and learning about file formats, folder structures and simple multimedia skills. In this setting, our ZapWorks Designer tool is a great way for kids to create their first AR project. So, for instance, this might be to design a poster about a topic they are studying – Egyptian Pyramids for example. Children work in groups of three or four to decide which images, quotes, videos and links they want to feature on their poster from a predefined folder of content. They use the ZapWorks Designer tool to decide what other content to overlay and augment on their poster. They then present their finished design back to the rest of the class and get something fun to take home and share with their family. All the while they’re learning about computer skills, teamwork, curation of content, presentation techniques and interacting with their course work. It’s a big win for everyone.

We’ve also worked with

companies like the brilliant Stone Oak media in the US who create original and rich narrative driven content around key STEM topics. These teaching aids take the stress out of designing course work for teachers and give them new ways to tackle challenging subjects in a way that children can enjoy.

Fuente de la Información: https://www.forbes.com/sites/quora/2019/06/10/how-is-augmented-reality-being-used-in-education/#6f1e9c375028

Comparte este contenido:

Estados Unidos: 4 Higher Education Bills That Impact Young People

Por: www.teenvogue.com/12-06-2019

Students are taking on “insurmountable debt with high interest rates.»

The price of college is too damn high.

In fact, the price of higher education today is so astronomically outrageous that it would take an incoming freshman nearly 20 years to pay off a bachelor’s degree — and even longer if they pursued a masters or a Ph.D., according to one study.

Year over year, the cost of higher education continues to rise, with the current average cost of a four-year university reaching over $104,000. By comparison, a degree in 1989 cost around $26,000 ($53,000, if you adjust for inflation). Meanwhile, wages have stayed relatively stagnant, meaning the cost of higher education requires an increasing amount of students to take out student loans to cover tuition, housing, and general costs of living. To date, the student-loan debt in the United States is $1.53 trillion among an estimated 44.7 million people.

“Repaying student loans is by far one of the most oppressive obstacles young Americans face in our country today,” Ally Bernstein, a student debt lobbyist for the Association of Young Americans (AYA), tells Teen Vogue.

“Fortunately, despite the many issues Democrats and Republicans don’t see eye to eye about, there is one thing on which our elected officials do agree: Something must be done about the high cost of college and [student debt],” she says.

AYA, who Berstein lobbies for, is a nonpartisan membership organization that focuses on giving young people a voice in political decisions and increasing youth political engagement.

According to Bernstein, more students are taking on “insurmountable debt with high interest rates” in an effort to secure a college degree, thus leaving them unable to save for retirement, invest in home ownership, pay for quality health care, or qualify for an apartment without a guarantor. The debt, she emphasizes, delays major life events like marriage and starting a family.

With a commitment to tackling the student-debt crisis, Bernstein says the ideological differences regarding affordability and whether or not policies should “cut, boost, or consolidate federal grants and loan programs” are one reason Congress has yet to act on a solution

Bernstein notes that while legislation that would make college more affordable and alleviate student debt has not yet been introduced this session, both the House and the Senate are working on rewrites of the Higher Education Opportunity Act.

In the meantime, Bernstein recommends that young people pay attention to the stand-alone higher-education bills entering Congress this year. Many, she notes, address specific issues regarding affordable education and debt relief.

1. College Transparency Act

A bipartisan bill that was introduced in both chambers of Congress by Senator Bill Cassidy (R-LA) and Senator Elizabeth Warren (D-MA) on March 14, 2019, the CTA legislation would establish a postsecondary student data system to provide better data and information about college patterns, post-collegiate outcomes, higher-education costs, and financial aid. The idea of transparency would allow for institutional improvement and a detailed analysis of Federal aid programs. The bill currently has bipartisan support, with 19 cosponsors in the Senate.

“If passed, the legislation would overturn a ban on a federal data system to track employment and graduation outcomes of college students,” Bernstein explains, referencing a federal data system ban implemented in 2008 with the reauthorization of the Higher Education Opportunity Act, which meant colleges had to report data only at an institutional level, not providing more-targeted evaluations.

“The CTA would ensure accurate reporting on student outcomes such as enrollment, completion, and post-college success across colleges and majors. In order to protect student privacy, the bill bans the sale of the data, prohibits access by law enforcement, and limits the use of personally identifiable information.”

Fuente de la Información: https://www.teenvogue.com/story/4-higher-education-bills-that-impact-young-peoplehttps://www.teenvogue.com/story/4-higher-education-bills-that-impact-young-people

Comparte este contenido:

Estados Unidos: 700 niños, víctimas de sus padres homófobos, sin poder ir a clases por esta absurda razón

Redacción: Oveja Rosa

La semana pasada la junta escolar del Distrito Escolar de Rocklin en California aprobó un plan de estudio destinado a acabar con el sufrimiento. El sufrimiento de todos los estudiantes LGTBI que necesitan recibir en sus centros educativos mensajes como: estás bien tal como eres, tu orientación sexual está bien, tu identidad de género está bien, no debes sentirte mal por ello. Y mensajes para los estudiantes heterosexuales, que deben ser educados en respeto y tolerancia.

La educación es una arma poderosa que en este caso, en educación LGTB, ayuda a prevenir el alto número de suicidio adolescente por LGTBfobia, y a prevenir hechos de acoso escolar.

Pero un gran escollo en el respeto y en mejorar la convivencia de los niños y adolescentes son los padres. La intolerancia de los padres, la homofobia y la ignorancia de éstos.

700 estudiantes faltaron el viernes a sus clases como forma de protesta de sus padres, quienes no quieren que sus hijos reciban educación en temas LGTB.

VER: La madre de un joven gay que se suicidó por homofobia, inicia una campaña en los colegios

El plan aprobado para primaria consiste en enseñar en las escuelas sobre figuras históricas que fueron LGTBQ, discapacitados y miembros de minorías raciales. Sí, nada más que eso, nada más que analizar la vida de personas importantes que eran gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, y su defensa de los derechos LGTB. Por ejemplo, un párrafo sobre la astronauta Sally Ride dice que ella «se unió a la NASA y se convirtió en la primera mujer y primera astronauta estadounidense lesbiana».

Pero basta simplemente eso para que la ignorancia de los padres prime sobre el sentido común y se prohíba a los niños saber que Sally Ride era lesbiana, porque dentro de esos estrechos cerebros cabe la idea de que todas esas niñas que aprendan que la primera astronauta era lesbiana querrán serlo también. Ajá…

En la reunión de la junta escolar, se presentó una petición firmada por 1000 padres que pedían a la junta escolar que rechazara el plan de estudios.

«El concepto de orientación sexual es un tema demasiado complejo para que los niños de primaria se presenten en la escuela», dijo una de las madres homófobas. “Los niños en segundo grado simplemente no tienen las herramientas para comprender la sexualidad, ni queremos que lo hagan. Dejemos que los niños sean niños».

Otros señalaron que muchos niños ya saben que son LGBTQ y que no es un concepto extraño para ellos, por lo que es cuando se debe enseñar la inclusión.

«Muchos estudiantes ingresan a la escuela secundaria ya sabiendo que son diferentes, por lo que es tan importante que este plan de estudios se adopte en el nivel de primaria», dijo la maestra de matemáticas Amy Bentley.

El plan de estudios se aprobó con una votación de 3 a 2, y el viernes pasado los padres protestaron con una «sentada» manteniendo a sus hijos en casa.

Un estimado de 700 estudiantes en un distrito con 12,000 estudiantes se quedaron en casa ese día. Los funcionarios del distrito le dijeron a Fox 40 que esperan perder parte del financiamiento estatal por la falta de asistencia. Algunos padres incluso están considerando sacar a sus hijos de la escuela y educarlos en casa. Todo muy lógico, ¿no?

Un estudiante que asistió a la reunión de la junta directiva de la semana pasada observó que la escuela ya está enseñando sobre la heterosexualidad. «La sexualidad ya se enseña a los estudiantes cuando los libros de texto dicen que John F. Kennedy está casado con Jackie Kennedy», declaró el estudiante de secundaria Rohan Sharma.

Fuente: http://ovejarosa.com/700-ninos-victimas-padres-homofobos-sin-poder-ir-clases-esta-absurda-razon/

Comparte este contenido:

La ciencia busca diferencias entre sexos y se topa con los prejuicios

Redacción: Noticias de la Ciencia

“Una vez asistí a un congreso sobre feministas en biología”, cuenta el biólogo evolutivo británico John Maynard Smith a su colega Richard Dawkins. “Eran gente amable, no me agredieron”. La conversación tiene lugar a mediados de la década de 1990. Maynard Smith, de unos 76 años entonces, admite coincidir con dos de las principales ideas feministas en ese encuentro: que “algo debe hacerse” contra la discriminación de las científicas; y que, si entre los estudiosos del comportamiento animal hubiera habido más mujeres, “habrían visto cosas distintas”.

Ha pasado un cuarto de siglo y los sesgos siguen centrando el debate en torno a si hay o no diferencias en el comportamiento entre sexos –diferencias además de la gestación, parto y lactancia–. La brecha entre quienes niegan grandes variaciones cerebrales y quienes, en cambio, las consideran demostradas, sigue hoy día más abierta que nunca, y para muchos la causa está en los profundos prejuicios que lastran el área.

La discusión es acalorada y no solo entre el público, sino entre científicos con el máximo pedigrí. La última muestra se vio hace unas semanas, en las reacciones a la publicación del libro de Gina Rippon. Esta experta en neuroimagen cognitiva de la Universidad de Aston (Reino Unido) afirma que se han buscado diferencias “vigorosamente a lo largo de los años con todas las técnicas al alcance de la ciencia”, sin que nada de lo hallado pueda ser extrapolado al comportamiento ni servir de base a las históricas y actuales desigualdades sociales entre sexos.

Rippon se suma así a una reciente oleada de autoras, como Cordelia Fine, psicóloga y catedrática de historia de la ciencia en la Universidad de Melbourne (Australia) y madre del término neurosexismo, y la periodista Ángela Saini, que denuncian que los prejuicios sobre las diferencias entre hombres y mujeres condicionan estudios que acaban mostrando solo lo que se quiere ver.

Como resultado se genera “neurobasura” –dice Rippon– que refuerza estereotipos que ya se han demostrado falsos, como que ellos destacan en matemáticas y ellas en comunicación verbal, o que ellos son más promiscuos y tienen más tendencia al liderazgo.

Para los autores de esos estudios el sesgo está en negar las evidencias que ellos aportan. Larry Cahill, neurocientífico de la Universidad de California (EE UU), afirmaba en 2015 en la prestigiosa revista Neuron: “La cuestión de la influencia del sexo en el cerebro se está moviendo rápidamente hacia el primer plano, impulsada por los abundantes resultados que demuestran que el sexo del individuo altera, e incluso revierte, los hallazgos de la neurociencia”.

Para Cahill está más que demostrado que el sexo de la persona influye marcadamente en la función cerebral. También para Simon Baron-Cohen (Universidad de Cambridge) y Ruben Gur (Universidad de Pensilvania), que aseguran poder demostrar que los hombres son “sistematizadores” y las mujeres “empáticas” (Baron-Cohen); y que las conexiones cerebrales en ambos sexos son distintas para garantizar su “complementariedad” (Gur).

Las réplicas y contrarréplicas que generan en las propias revistas científicas los trabajos de estos investigadores, y los de quienes restan peso a las diferencias, son de una fiereza inusual. En una publicación, Cahill, sintiéndose llamado neurosexista, se refiere a Fine, Rippon y otras investigadoras como “mujeres académicas”, sin más; en otra, Baron-Cohen critica el “determinismo social extremo” de Fine, basado “más en la política que en la ciencia”.

No ayuda a la calma, probablemente, que el estudio de las bases biológicas del comportamiento humano –desde la neurociencia u otros ámbitos, como la biología evolutiva– haya servido de base históricamente a injusticias contra las mujeres e incluso, ya en el siglo XXI, para explicar la violencia sexual en términos que fácilmente pueden interpretarse como una justificación.

El biólogo evolutivo Randy Thornhill postuló en su Historia Natural de la Violación (2000, The MIT Press) que todos los hombres, por una mera cuestión evolutiva, sienten la pulsión de violar –esta teoría, decía Thornhill, ayudaba a las mujeres a decidir cómo vestirse, pues las hacía conscientes de que “su blusa ajustada puede ser interpretada como una invitación al sexo”–.

Pero incluso admitiendo que la historia del área encienda los ánimos, ¿por qué ni una mejor tecnología, ni más datos, ni el sistema de peer review zanjan la polémica sobre las diferencias entre sexos?

Sucede que el sexo “es especial”, afirma Melissa Hines, psicóloga experta en neuroendocrinología de la Universidad de Cambridge y autora de Brain Gender, publicado en 2005 y obra de referencia indiscutida para ambos bandos. “Los individuos tienen sus propias perspectivas y opiniones sobre las diferencias de sexos, estén o no estudiándolas científicamente. Esto no suele ocurrir en física nuclear o en lingüística”.

“Todo el mundo está interesado en las diferencias entre sexos y tiene prejuicios cognitivos al respecto que, aunque inconscientes, ejercen una influencia poderosa sobre la percepción”, dice Hines. Ella no habla de neurosexismo, pero coincide en que se tiende a “sobreenfatizar los hallazgos de la neurociencia excluyendo los factores sociales”.

 

La brecha entre quienes niegan grandes variaciones cerebrales entre sexos y quienes, en cambio, las consideran demostradas, sigue hoy día más abierta que nunca. (Ilustración: Wearbeard / SINC)

 

Denunciar sesgos en el área no es nuevo ni exclusivo de la neurociencia. En aquel encuentro sobre feminismo y evolución de mediados de los años 90 con el que comienza este reportaje hubo abundantes ejemplos de comportamiento animal que contradecían uno de los paradigmas más sólidos de la biología evolutiva.

Las hembras generan menos óvulos (muy grandes) que los machos espermatozoides (muy pequeños). La reproducción es más costosa para ellas que para ellos. Según las ideas aceptadas, eso hace que ellos sean promiscuos y compitan entre sí para acceder a las hembras, mientras ellas, que se juegan más, son selectivas y monógamas.

Sin embargo, los muchos ejemplos discordantes en la naturaleza estaban a la vista –señalaron las ponentes en el congreso feminista– y habían sido básicamente ignorados.

El propio Maynard-Smith reconoció entonces –según la crónica del New York Times– sentirse “molesto” consigo mismo porque “simplemente nunca se me había ocurrido” dudar del saber establecido.

La organizadora de ese encuentro, la bióloga evolutiva Patricia Adair Gowaty, de la Universidad de California en Los Ángeles, sí cuestionó el paradigma, y en 2012 halló –y publicó en PNAS– que el principal experimento en que se sustenta, un estudio con moscas de la fruta realizado en 1948 por el británico Angus Bateman, era irreproducible.

Tenía graves fallos de diseño que invalidaban los resultados, “y a día de hoy me persigue la pregunta de cómo nadie los vio antes, por qué pasó tanto tiempo antes de que alguien intentara replicar exactamente el experimento, dado su impacto”, dice Gowaty a Sinc.

El Times recogió en 1994 esta cita suya: “Decir ‘bióloga evolutiva feminista’ tiene connotaciones peyorativas; se podría pensar que hago ciencia por política, en lugar de por la ciencia misma. Yo creo que ser consciente de mis sesgos me hace mejor científica”.

“Decir ‘bióloga evolutiva feminista’ tiene connotaciones peyorativas; se podría pensar que hago ciencia por política, en lugar de por la ciencia misma”, dijo Gotawy

Hoy dice Gowaty: “Muchas cosas han cambiado desde ese encuentro, pero algunas parece que no cambian nunca”. Alude a la fuerte reacción que provocó su demostración de que Bateman basó sus conclusiones en datos erróneos, un caso claro, en su opinión, de “tenacidad de la teoría”, esto es, de “adhesión persistente a una teoría a pesar de las evidencias contrarias”.

También de esencialismo biológico, “la idea de que hay diferencias determinantes, necesarias, intrínsecas, fundamentales entre entidades, como machos y hembras”.

El esencialismo funciona como “un potente y a menudo inconsciente marco conceptual para los biólogos evolucionistas”, dice Gowaty, una “trampa filosófica que impide pensar en hipótesis alternativas” e incita a diseñar experimentos que confirmen las propias creencias, el llamado sesgo de confirmación. Esta forma de hacer ciencia “viola el método hipotético deductivo (…)”.

Lo cierto es que en la publicación seminal de Bateman (Heredity, 1948) se explicita como objetivo el explicar “por qué es una ley general que el macho está ansioso por cualquier hembra, sin discriminación, mientras que la hembra escoge al macho”.

También en la investigación de las diferencias psicológicas entre sexos se han abordado los sesgos. Una obra de 1974, The Psychology of Sex Differences, ya señala “muchos problemas que persisten hoy”, escribe Hines. Como la “tendencia a publicar estudios que encuentran diferencias, pero no trabajos similares que no las muestran”; las “distorsiones de la percepción” –ignorar evidencias contrarias al estereotipo–; u obviar que el contexto influye en el resultado –niños y niñas pueden mostrar diferencias en una situación y no en otra–.

Hines insiste en un concepto a menudo ignorado en los mensajes al público: “La mayoría de diferencias comportamentales entre sexos son de grado, no de naturaleza”.

Salvo la identidad de género y la orientación sexual –la mayoría de las mujeres se sienten atraídas por hombres y una mayoría de los hombres por mujeres–, en los demás rasgos la diferencia es mucho menor que la media de altura entre sexos. Así, si la diferencia en la media de altura vale 2, la diferencia en habilidad para visualizar rotaciones de objetos en 3D vale 0,9. Y es el rasgo cognitivo o comportamental que muestra más diferencias. En otras palabras, el grupo de hombres y el de mujeres se solapan casi en su totalidad.

Para Hines, que los investigadores sean o no conscientes de sus propios sesgos depende en gran parte de su formación al margen de su propia especialidad. Fines y Rippon dan más recomendaciones, sobre todo para quienes trabajan con neuroimagen. En un artículo de 2014 recuerdan que “el género es una categoría fuertemente esencializada” y que “también los neurocientíficos son público no experto en lo referido al estudio del género y son susceptibles de caer en el pensamiento esencialista”.

De hecho, la investigación actual con neuroimagen parece asumir –advierten– “que la visión esencialista de los sexos es correcta” al dar por demostrado –erróneamente– que el cableado cerebral es claramente distinto entre hombres y mujeres.

Para estas autoras, los investigadores deberían recordar que los datos muestran en general mucho más solapamiento entre sexos que rasgos diferenciales; y que lo habitual es que cada individuo sea un mosaico de rasgos –anatómicos, psicológicos– catalogados como típicamente femeninos o masculinos.

Cabe resaltar que Cahill, por ejemplo, admite explícitamente su rechazo a la hipótesis de un cerebro sin diferencias funcionales entre hombres y mujeres: “La evolución ha producido cerebros de mamífero con similitudes y diferencias biológicas (…). Insistir en que de alguna forma, mágicamente, la evolución no produjo influencias biológicas de todo tipo y clase basadas en el sexo en el cerebro humano, o que esas influencias no produjeron apenas efectos en la función cerebral –comportamiento– equivale a negar que la evolución se aplica al cerebro humano”.

Baron-Cohen, por su parte, va innegablemente mucho más allá de lo que dicen sus propios datos al afirmar en su libro “La gran diferencia” que las personas “con cerebro femenino son mejores profesores de primaria, enfermeros, cuidadores, terapeutas, trabajadores sociales y asistentes”, mientras que aquellas con cerebro masculino son mejores “científicos, ingenieros, mecánicos, banqueros, programadores e incluso abogados”.

Gowaty tiene una cita favorita del físico Richard P. Feynman referida a la ciencia: “El primer principio es que no debes engañarte a ti mismo y tú eres la persona más fácil de engañar”. Pues eso.

El estudio de las diferencias entre sexos puede abordarse desde la vía de entrada –los genes, el cerebro– y la de salida –el comportamiento–. En esta última, uno de los trabajos más citados es el de la psicóloga Janet Hyde (University of Wisconsin-Madison), que tras una revisión de 46 metaanálisis de estudios sobre diferencias psicológicas entre géneros concluyó que en el 78 % de las variables las diferencias tenían valor próximo a 0. En 48% de ellas el valor estaba entre 0,11 y 0,35. Como referencia, el valor asignado a la diferencia entre la altura media de mujeres y hombres es 2.

Es decir, entre hombres y mujeres hay diferencias nulas o triviales en la gran mayoría de rasgos psicológicos medidos hasta ahora. No solo en desempeño matemático y habilidades verbales, sino también en aspectos de la personalidad como gregarismo, escrupulosidad, agresividad relacional –la que busca dañar las relaciones del agredido y que el estereotipo asocia a una supuesta astucia femenina– o estilos comunicativos –más impositivos o asertivos–.

Ni siquiera en cuestiones como la sensibilidad –considerada típicamente femenina– o el liderazgo –masculino– hay una frontera: “Aunque los estereotipos mantienen que hay grandes diferencias de género en emociones como el miedo y el orgullo, los datos, en niños y en adultos, indican que las diferencias de género en experiencias emocionales son pequeñas o, en muchos casos, triviales”, escribe Hyde.

Basándose en estos datos, Hyde postuló en 2005 la teoría de las similitudes de género, que no descarta posibles diferencias, pero defiende que mujeres y hombres “son similares en la mayoría de las variables psicológicas”. Estudios posteriores de otros autores han seguido encontrando datos a favor de este modelo.

Sin embargo, los estereotipos perviven, y los expertos los asocian a desigualdades sociales. Muchas más mujeres abandonan la carrera científica cuando son madres. Muchas menos mujeres acceden a puestos de poder (en ciencia y en general). En las universidades españolas el número de mujeres matriculadas en informática o ciencias de la computación sigue bajando: de 30 % en 1985-87, a 12 % en 2016-17. A finales de 2018 el físico Alessandro Strumia dijo en el CERN que las mujeres tenían menos aptitudes para la física.

La búsqueda de diferencias anatómicas en el cerebro de hombres y mujeres tiene una larga historia. En general hay consenso en que existen diferencias, aunque no del calibre de las que se observan, por ejemplo, en los genitales masculinos y femeninos. No hay consenso, en cambio, en la valoración de si realmente son significativas estas diferencias, ni mucho menos en la interpretación de su función.

Entre los trabajos más recientes y más discutidos están los de Simon Baron-Cohen, que parte del hecho de que el autismo se da sobre todo en hombres para concluir que, según sus datos, “la mujer típica es de media más empática y el hombre típico, de media, más sistematizador [definiendo esto como “el impulso de analizar o construir un sistema basado en reglas”].

Otro trabajo reciente es Madhura Ingalhalikar, que asegura que “los cerebros de los hombres están estructurados para facilitar la conectividad entre percepción y acción coordinada”, y los de las mujeres “están diseñados para facilitar la comunicación entre modos analítico e intuitivo” –explicar qué significa eso requeriría otro artículo–.

Muy distintos son los resultados de Daphna Joel, de la Universidad de Tel Aviv, que, tras un análisis de varias regiones cerebrales, concluye que no existen cerebros masculinos y femeninos sino cerebros “mosaico”, mezcla de rasgos anatómicos asociados a cada género. “Los humanos no tenemos cerebros con rasgos “típicamente femeninos” o “típicamente masculinos””, escribía Joel en un reciente artículo con Cordelia Fine en The New York Times. (Fuente: Mónica G. Salomone / SINC)

Fuente: https://noticiasdelaciencia.com/art/33052/la-ciencia-busca-diferencias-entre-sexos-y-se-topa-con-los-prejuicios

Comparte este contenido:

No más cruceros, yates o excursiones educativas: EEUU impone nuevas restricciones de viaje a Cuba

Redacción: Univisión

Las medidas limitan los viajes de ciudadanos estadounidenses por motivos recreacionales, educativos y culturales. El gobierno de Trump argumenta que esto asfixiaría a la dictadura cubana, pero muchos en el sector privado que opera entre Miami y la isla opinan que esto afectará a la gente en Cuba, no a su gobierno.

El gobierno de Donald Trump impuso este martes nuevas restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a Cuba, incluyendo los viajes en cruceros, y de grupos por motivos educacionales, recreacionales y culturales, conocidos como “personas a personas”. Las restricciones se dieron a conocer a través de un comunicado del Departamento del Tesoro.

Los viajes en crucero se convirtieron en una de las formas más populares de visitar la isla y fue parte de las medidas de alivio al embargo del gobierno del expresidente Barack Obama. Los primeros cruceros comenzaron a llegar a Cuba en mayo del año 2016. Desde entonces, más de 142,000 personas visitaron el país por este medio, aprovechando que era una de las formas más seguras de conocerlo.

«Los cruceros, así como los yates recreativos y de placer tienen prohibido salir desde EEUU en viajes temporales a Cuba, efectivo a partir de mañana», dijo a la agencia de noticias AP una fuente del Departamento del Comercio.

Los tipos de viajes llamados “personas a personas” ( people to people en inglés) eran utilizados por ciudadanos estadounidenses incluso antes de que se restablecieran las relaciones diplomáticas con La Habana también bajo el gobierno de Obama, en el 2014. En la declaración, el Tesoro también anunció que negará los permisos de viajes a aviones privados y corporativos.

Sin embargo, todo indica que los vuelos de aerolíneas comerciales a la isla no se verán afectados con esta nueva medida, así como los viajes con fines periodísticos, reuniones profesionales, investigaciones académicas y grupos universitarios.

“Los Departamentos del Tesoro y del Comercio implementaron cambios a las reglas de las sanciones a Cuba, para mantener el dinero estadounidense fuera del alcance de las fuerzas militares, la inteligencia y los servicios de seguridad cubanas”, publicó esta mañana la cuenta oficial de Twitter del Departamento del Tesoro.

“Cuba continúa jugando un rol desestabilizador en el hemisferio occidental, sirviendo de plataforma al comunismo en la región y apoyando a adversarios de EEUU en lugares como Venezuela y Nicaragua, fomentando la inestabilidad, socavando el Estado de Derecho y reprimiendo el proceso democrático”, dijo el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin en una declaración en la página web de ese Departamento.

Algunos en el sector privado criticaron la decisión del gobierno.

«Es lamentable las medidas de restringir los viajes people to people«, le dijo a Univision Noticias Hugo Cancio, un empresario y activista político cubano-estadounidense. «Aún más la ‘cancelación’ de los viajes vía cruceros, que eran los que menos recursos aportan a los militares y cuyas excursiones beneficiaban en gran magnitud directamente al sector privado».

Los asesores del presidente han hecho un macabro intento por asegurar ciertos votos para la reelección de Trump en el 2020. Esta administración es crítica del gobierno cubano y la denomina una dictadura, sin embargo esta administración carece de esos mismos valores que critica, no es democrática es dictatorial, restringe y limita a sus ciudadanos.

Los cambios no afectan las otras 11 categorías de viajes legales a Cuba, como los ‘ programas académicos’, ‘reuniones profesionales’ y ‘el apoyo para el pueblo cubano’, lo que permitirá que muchos estadounidenses continúen visitando la isla.

«También es terrible para las compañías estadounidenses que están proporcionando empleo y pagando impuestos en los EEUU y creando una huella económica en la isla», dijo en un comunicado Collin Laverty, presidente de Cuba Educational Travel, empresa que patrocina viajes educacionales a la isla.

Fuente: https://www.univision.com/local/miami-wltv/no-mas-cruceros-yates-o-excursiones-educativas-eeuu-impone-nuevas-restricciones-de-viaje-a-cuba

Comparte este contenido:
Page 102 of 396
1 100 101 102 103 104 396