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Estados Unidos: 4 Higher Education Bills That Impact Young People

Por: www.teenvogue.com/12-06-2019

Students are taking on “insurmountable debt with high interest rates.»

The price of college is too damn high.

In fact, the price of higher education today is so astronomically outrageous that it would take an incoming freshman nearly 20 years to pay off a bachelor’s degree — and even longer if they pursued a masters or a Ph.D., according to one study.

Year over year, the cost of higher education continues to rise, with the current average cost of a four-year university reaching over $104,000. By comparison, a degree in 1989 cost around $26,000 ($53,000, if you adjust for inflation). Meanwhile, wages have stayed relatively stagnant, meaning the cost of higher education requires an increasing amount of students to take out student loans to cover tuition, housing, and general costs of living. To date, the student-loan debt in the United States is $1.53 trillion among an estimated 44.7 million people.

“Repaying student loans is by far one of the most oppressive obstacles young Americans face in our country today,” Ally Bernstein, a student debt lobbyist for the Association of Young Americans (AYA), tells Teen Vogue.

“Fortunately, despite the many issues Democrats and Republicans don’t see eye to eye about, there is one thing on which our elected officials do agree: Something must be done about the high cost of college and [student debt],” she says.

AYA, who Berstein lobbies for, is a nonpartisan membership organization that focuses on giving young people a voice in political decisions and increasing youth political engagement.

According to Bernstein, more students are taking on “insurmountable debt with high interest rates” in an effort to secure a college degree, thus leaving them unable to save for retirement, invest in home ownership, pay for quality health care, or qualify for an apartment without a guarantor. The debt, she emphasizes, delays major life events like marriage and starting a family.

With a commitment to tackling the student-debt crisis, Bernstein says the ideological differences regarding affordability and whether or not policies should “cut, boost, or consolidate federal grants and loan programs” are one reason Congress has yet to act on a solution

Bernstein notes that while legislation that would make college more affordable and alleviate student debt has not yet been introduced this session, both the House and the Senate are working on rewrites of the Higher Education Opportunity Act.

In the meantime, Bernstein recommends that young people pay attention to the stand-alone higher-education bills entering Congress this year. Many, she notes, address specific issues regarding affordable education and debt relief.

1. College Transparency Act

A bipartisan bill that was introduced in both chambers of Congress by Senator Bill Cassidy (R-LA) and Senator Elizabeth Warren (D-MA) on March 14, 2019, the CTA legislation would establish a postsecondary student data system to provide better data and information about college patterns, post-collegiate outcomes, higher-education costs, and financial aid. The idea of transparency would allow for institutional improvement and a detailed analysis of Federal aid programs. The bill currently has bipartisan support, with 19 cosponsors in the Senate.

“If passed, the legislation would overturn a ban on a federal data system to track employment and graduation outcomes of college students,” Bernstein explains, referencing a federal data system ban implemented in 2008 with the reauthorization of the Higher Education Opportunity Act, which meant colleges had to report data only at an institutional level, not providing more-targeted evaluations.

“The CTA would ensure accurate reporting on student outcomes such as enrollment, completion, and post-college success across colleges and majors. In order to protect student privacy, the bill bans the sale of the data, prohibits access by law enforcement, and limits the use of personally identifiable information.”

Fuente de la Información: https://www.teenvogue.com/story/4-higher-education-bills-that-impact-young-peoplehttps://www.teenvogue.com/story/4-higher-education-bills-that-impact-young-people

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Estados Unidos: 700 niños, víctimas de sus padres homófobos, sin poder ir a clases por esta absurda razón

Redacción: Oveja Rosa

La semana pasada la junta escolar del Distrito Escolar de Rocklin en California aprobó un plan de estudio destinado a acabar con el sufrimiento. El sufrimiento de todos los estudiantes LGTBI que necesitan recibir en sus centros educativos mensajes como: estás bien tal como eres, tu orientación sexual está bien, tu identidad de género está bien, no debes sentirte mal por ello. Y mensajes para los estudiantes heterosexuales, que deben ser educados en respeto y tolerancia.

La educación es una arma poderosa que en este caso, en educación LGTB, ayuda a prevenir el alto número de suicidio adolescente por LGTBfobia, y a prevenir hechos de acoso escolar.

Pero un gran escollo en el respeto y en mejorar la convivencia de los niños y adolescentes son los padres. La intolerancia de los padres, la homofobia y la ignorancia de éstos.

700 estudiantes faltaron el viernes a sus clases como forma de protesta de sus padres, quienes no quieren que sus hijos reciban educación en temas LGTB.

VER: La madre de un joven gay que se suicidó por homofobia, inicia una campaña en los colegios

El plan aprobado para primaria consiste en enseñar en las escuelas sobre figuras históricas que fueron LGTBQ, discapacitados y miembros de minorías raciales. Sí, nada más que eso, nada más que analizar la vida de personas importantes que eran gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, y su defensa de los derechos LGTB. Por ejemplo, un párrafo sobre la astronauta Sally Ride dice que ella «se unió a la NASA y se convirtió en la primera mujer y primera astronauta estadounidense lesbiana».

Pero basta simplemente eso para que la ignorancia de los padres prime sobre el sentido común y se prohíba a los niños saber que Sally Ride era lesbiana, porque dentro de esos estrechos cerebros cabe la idea de que todas esas niñas que aprendan que la primera astronauta era lesbiana querrán serlo también. Ajá…

En la reunión de la junta escolar, se presentó una petición firmada por 1000 padres que pedían a la junta escolar que rechazara el plan de estudios.

«El concepto de orientación sexual es un tema demasiado complejo para que los niños de primaria se presenten en la escuela», dijo una de las madres homófobas. “Los niños en segundo grado simplemente no tienen las herramientas para comprender la sexualidad, ni queremos que lo hagan. Dejemos que los niños sean niños».

Otros señalaron que muchos niños ya saben que son LGBTQ y que no es un concepto extraño para ellos, por lo que es cuando se debe enseñar la inclusión.

«Muchos estudiantes ingresan a la escuela secundaria ya sabiendo que son diferentes, por lo que es tan importante que este plan de estudios se adopte en el nivel de primaria», dijo la maestra de matemáticas Amy Bentley.

El plan de estudios se aprobó con una votación de 3 a 2, y el viernes pasado los padres protestaron con una «sentada» manteniendo a sus hijos en casa.

Un estimado de 700 estudiantes en un distrito con 12,000 estudiantes se quedaron en casa ese día. Los funcionarios del distrito le dijeron a Fox 40 que esperan perder parte del financiamiento estatal por la falta de asistencia. Algunos padres incluso están considerando sacar a sus hijos de la escuela y educarlos en casa. Todo muy lógico, ¿no?

Un estudiante que asistió a la reunión de la junta directiva de la semana pasada observó que la escuela ya está enseñando sobre la heterosexualidad. «La sexualidad ya se enseña a los estudiantes cuando los libros de texto dicen que John F. Kennedy está casado con Jackie Kennedy», declaró el estudiante de secundaria Rohan Sharma.

Fuente: http://ovejarosa.com/700-ninos-victimas-padres-homofobos-sin-poder-ir-clases-esta-absurda-razon/

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La ciencia busca diferencias entre sexos y se topa con los prejuicios

Redacción: Noticias de la Ciencia

“Una vez asistí a un congreso sobre feministas en biología”, cuenta el biólogo evolutivo británico John Maynard Smith a su colega Richard Dawkins. “Eran gente amable, no me agredieron”. La conversación tiene lugar a mediados de la década de 1990. Maynard Smith, de unos 76 años entonces, admite coincidir con dos de las principales ideas feministas en ese encuentro: que “algo debe hacerse” contra la discriminación de las científicas; y que, si entre los estudiosos del comportamiento animal hubiera habido más mujeres, “habrían visto cosas distintas”.

Ha pasado un cuarto de siglo y los sesgos siguen centrando el debate en torno a si hay o no diferencias en el comportamiento entre sexos –diferencias además de la gestación, parto y lactancia–. La brecha entre quienes niegan grandes variaciones cerebrales y quienes, en cambio, las consideran demostradas, sigue hoy día más abierta que nunca, y para muchos la causa está en los profundos prejuicios que lastran el área.

La discusión es acalorada y no solo entre el público, sino entre científicos con el máximo pedigrí. La última muestra se vio hace unas semanas, en las reacciones a la publicación del libro de Gina Rippon. Esta experta en neuroimagen cognitiva de la Universidad de Aston (Reino Unido) afirma que se han buscado diferencias “vigorosamente a lo largo de los años con todas las técnicas al alcance de la ciencia”, sin que nada de lo hallado pueda ser extrapolado al comportamiento ni servir de base a las históricas y actuales desigualdades sociales entre sexos.

Rippon se suma así a una reciente oleada de autoras, como Cordelia Fine, psicóloga y catedrática de historia de la ciencia en la Universidad de Melbourne (Australia) y madre del término neurosexismo, y la periodista Ángela Saini, que denuncian que los prejuicios sobre las diferencias entre hombres y mujeres condicionan estudios que acaban mostrando solo lo que se quiere ver.

Como resultado se genera “neurobasura” –dice Rippon– que refuerza estereotipos que ya se han demostrado falsos, como que ellos destacan en matemáticas y ellas en comunicación verbal, o que ellos son más promiscuos y tienen más tendencia al liderazgo.

Para los autores de esos estudios el sesgo está en negar las evidencias que ellos aportan. Larry Cahill, neurocientífico de la Universidad de California (EE UU), afirmaba en 2015 en la prestigiosa revista Neuron: “La cuestión de la influencia del sexo en el cerebro se está moviendo rápidamente hacia el primer plano, impulsada por los abundantes resultados que demuestran que el sexo del individuo altera, e incluso revierte, los hallazgos de la neurociencia”.

Para Cahill está más que demostrado que el sexo de la persona influye marcadamente en la función cerebral. También para Simon Baron-Cohen (Universidad de Cambridge) y Ruben Gur (Universidad de Pensilvania), que aseguran poder demostrar que los hombres son “sistematizadores” y las mujeres “empáticas” (Baron-Cohen); y que las conexiones cerebrales en ambos sexos son distintas para garantizar su “complementariedad” (Gur).

Las réplicas y contrarréplicas que generan en las propias revistas científicas los trabajos de estos investigadores, y los de quienes restan peso a las diferencias, son de una fiereza inusual. En una publicación, Cahill, sintiéndose llamado neurosexista, se refiere a Fine, Rippon y otras investigadoras como “mujeres académicas”, sin más; en otra, Baron-Cohen critica el “determinismo social extremo” de Fine, basado “más en la política que en la ciencia”.

No ayuda a la calma, probablemente, que el estudio de las bases biológicas del comportamiento humano –desde la neurociencia u otros ámbitos, como la biología evolutiva– haya servido de base históricamente a injusticias contra las mujeres e incluso, ya en el siglo XXI, para explicar la violencia sexual en términos que fácilmente pueden interpretarse como una justificación.

El biólogo evolutivo Randy Thornhill postuló en su Historia Natural de la Violación (2000, The MIT Press) que todos los hombres, por una mera cuestión evolutiva, sienten la pulsión de violar –esta teoría, decía Thornhill, ayudaba a las mujeres a decidir cómo vestirse, pues las hacía conscientes de que “su blusa ajustada puede ser interpretada como una invitación al sexo”–.

Pero incluso admitiendo que la historia del área encienda los ánimos, ¿por qué ni una mejor tecnología, ni más datos, ni el sistema de peer review zanjan la polémica sobre las diferencias entre sexos?

Sucede que el sexo “es especial”, afirma Melissa Hines, psicóloga experta en neuroendocrinología de la Universidad de Cambridge y autora de Brain Gender, publicado en 2005 y obra de referencia indiscutida para ambos bandos. “Los individuos tienen sus propias perspectivas y opiniones sobre las diferencias de sexos, estén o no estudiándolas científicamente. Esto no suele ocurrir en física nuclear o en lingüística”.

“Todo el mundo está interesado en las diferencias entre sexos y tiene prejuicios cognitivos al respecto que, aunque inconscientes, ejercen una influencia poderosa sobre la percepción”, dice Hines. Ella no habla de neurosexismo, pero coincide en que se tiende a “sobreenfatizar los hallazgos de la neurociencia excluyendo los factores sociales”.

 

La brecha entre quienes niegan grandes variaciones cerebrales entre sexos y quienes, en cambio, las consideran demostradas, sigue hoy día más abierta que nunca. (Ilustración: Wearbeard / SINC)

 

Denunciar sesgos en el área no es nuevo ni exclusivo de la neurociencia. En aquel encuentro sobre feminismo y evolución de mediados de los años 90 con el que comienza este reportaje hubo abundantes ejemplos de comportamiento animal que contradecían uno de los paradigmas más sólidos de la biología evolutiva.

Las hembras generan menos óvulos (muy grandes) que los machos espermatozoides (muy pequeños). La reproducción es más costosa para ellas que para ellos. Según las ideas aceptadas, eso hace que ellos sean promiscuos y compitan entre sí para acceder a las hembras, mientras ellas, que se juegan más, son selectivas y monógamas.

Sin embargo, los muchos ejemplos discordantes en la naturaleza estaban a la vista –señalaron las ponentes en el congreso feminista– y habían sido básicamente ignorados.

El propio Maynard-Smith reconoció entonces –según la crónica del New York Times– sentirse “molesto” consigo mismo porque “simplemente nunca se me había ocurrido” dudar del saber establecido.

La organizadora de ese encuentro, la bióloga evolutiva Patricia Adair Gowaty, de la Universidad de California en Los Ángeles, sí cuestionó el paradigma, y en 2012 halló –y publicó en PNAS– que el principal experimento en que se sustenta, un estudio con moscas de la fruta realizado en 1948 por el británico Angus Bateman, era irreproducible.

Tenía graves fallos de diseño que invalidaban los resultados, “y a día de hoy me persigue la pregunta de cómo nadie los vio antes, por qué pasó tanto tiempo antes de que alguien intentara replicar exactamente el experimento, dado su impacto”, dice Gowaty a Sinc.

El Times recogió en 1994 esta cita suya: “Decir ‘bióloga evolutiva feminista’ tiene connotaciones peyorativas; se podría pensar que hago ciencia por política, en lugar de por la ciencia misma. Yo creo que ser consciente de mis sesgos me hace mejor científica”.

“Decir ‘bióloga evolutiva feminista’ tiene connotaciones peyorativas; se podría pensar que hago ciencia por política, en lugar de por la ciencia misma”, dijo Gotawy

Hoy dice Gowaty: “Muchas cosas han cambiado desde ese encuentro, pero algunas parece que no cambian nunca”. Alude a la fuerte reacción que provocó su demostración de que Bateman basó sus conclusiones en datos erróneos, un caso claro, en su opinión, de “tenacidad de la teoría”, esto es, de “adhesión persistente a una teoría a pesar de las evidencias contrarias”.

También de esencialismo biológico, “la idea de que hay diferencias determinantes, necesarias, intrínsecas, fundamentales entre entidades, como machos y hembras”.

El esencialismo funciona como “un potente y a menudo inconsciente marco conceptual para los biólogos evolucionistas”, dice Gowaty, una “trampa filosófica que impide pensar en hipótesis alternativas” e incita a diseñar experimentos que confirmen las propias creencias, el llamado sesgo de confirmación. Esta forma de hacer ciencia “viola el método hipotético deductivo (…)”.

Lo cierto es que en la publicación seminal de Bateman (Heredity, 1948) se explicita como objetivo el explicar “por qué es una ley general que el macho está ansioso por cualquier hembra, sin discriminación, mientras que la hembra escoge al macho”.

También en la investigación de las diferencias psicológicas entre sexos se han abordado los sesgos. Una obra de 1974, The Psychology of Sex Differences, ya señala “muchos problemas que persisten hoy”, escribe Hines. Como la “tendencia a publicar estudios que encuentran diferencias, pero no trabajos similares que no las muestran”; las “distorsiones de la percepción” –ignorar evidencias contrarias al estereotipo–; u obviar que el contexto influye en el resultado –niños y niñas pueden mostrar diferencias en una situación y no en otra–.

Hines insiste en un concepto a menudo ignorado en los mensajes al público: “La mayoría de diferencias comportamentales entre sexos son de grado, no de naturaleza”.

Salvo la identidad de género y la orientación sexual –la mayoría de las mujeres se sienten atraídas por hombres y una mayoría de los hombres por mujeres–, en los demás rasgos la diferencia es mucho menor que la media de altura entre sexos. Así, si la diferencia en la media de altura vale 2, la diferencia en habilidad para visualizar rotaciones de objetos en 3D vale 0,9. Y es el rasgo cognitivo o comportamental que muestra más diferencias. En otras palabras, el grupo de hombres y el de mujeres se solapan casi en su totalidad.

Para Hines, que los investigadores sean o no conscientes de sus propios sesgos depende en gran parte de su formación al margen de su propia especialidad. Fines y Rippon dan más recomendaciones, sobre todo para quienes trabajan con neuroimagen. En un artículo de 2014 recuerdan que “el género es una categoría fuertemente esencializada” y que “también los neurocientíficos son público no experto en lo referido al estudio del género y son susceptibles de caer en el pensamiento esencialista”.

De hecho, la investigación actual con neuroimagen parece asumir –advierten– “que la visión esencialista de los sexos es correcta” al dar por demostrado –erróneamente– que el cableado cerebral es claramente distinto entre hombres y mujeres.

Para estas autoras, los investigadores deberían recordar que los datos muestran en general mucho más solapamiento entre sexos que rasgos diferenciales; y que lo habitual es que cada individuo sea un mosaico de rasgos –anatómicos, psicológicos– catalogados como típicamente femeninos o masculinos.

Cabe resaltar que Cahill, por ejemplo, admite explícitamente su rechazo a la hipótesis de un cerebro sin diferencias funcionales entre hombres y mujeres: “La evolución ha producido cerebros de mamífero con similitudes y diferencias biológicas (…). Insistir en que de alguna forma, mágicamente, la evolución no produjo influencias biológicas de todo tipo y clase basadas en el sexo en el cerebro humano, o que esas influencias no produjeron apenas efectos en la función cerebral –comportamiento– equivale a negar que la evolución se aplica al cerebro humano”.

Baron-Cohen, por su parte, va innegablemente mucho más allá de lo que dicen sus propios datos al afirmar en su libro “La gran diferencia” que las personas “con cerebro femenino son mejores profesores de primaria, enfermeros, cuidadores, terapeutas, trabajadores sociales y asistentes”, mientras que aquellas con cerebro masculino son mejores “científicos, ingenieros, mecánicos, banqueros, programadores e incluso abogados”.

Gowaty tiene una cita favorita del físico Richard P. Feynman referida a la ciencia: “El primer principio es que no debes engañarte a ti mismo y tú eres la persona más fácil de engañar”. Pues eso.

El estudio de las diferencias entre sexos puede abordarse desde la vía de entrada –los genes, el cerebro– y la de salida –el comportamiento–. En esta última, uno de los trabajos más citados es el de la psicóloga Janet Hyde (University of Wisconsin-Madison), que tras una revisión de 46 metaanálisis de estudios sobre diferencias psicológicas entre géneros concluyó que en el 78 % de las variables las diferencias tenían valor próximo a 0. En 48% de ellas el valor estaba entre 0,11 y 0,35. Como referencia, el valor asignado a la diferencia entre la altura media de mujeres y hombres es 2.

Es decir, entre hombres y mujeres hay diferencias nulas o triviales en la gran mayoría de rasgos psicológicos medidos hasta ahora. No solo en desempeño matemático y habilidades verbales, sino también en aspectos de la personalidad como gregarismo, escrupulosidad, agresividad relacional –la que busca dañar las relaciones del agredido y que el estereotipo asocia a una supuesta astucia femenina– o estilos comunicativos –más impositivos o asertivos–.

Ni siquiera en cuestiones como la sensibilidad –considerada típicamente femenina– o el liderazgo –masculino– hay una frontera: “Aunque los estereotipos mantienen que hay grandes diferencias de género en emociones como el miedo y el orgullo, los datos, en niños y en adultos, indican que las diferencias de género en experiencias emocionales son pequeñas o, en muchos casos, triviales”, escribe Hyde.

Basándose en estos datos, Hyde postuló en 2005 la teoría de las similitudes de género, que no descarta posibles diferencias, pero defiende que mujeres y hombres “son similares en la mayoría de las variables psicológicas”. Estudios posteriores de otros autores han seguido encontrando datos a favor de este modelo.

Sin embargo, los estereotipos perviven, y los expertos los asocian a desigualdades sociales. Muchas más mujeres abandonan la carrera científica cuando son madres. Muchas menos mujeres acceden a puestos de poder (en ciencia y en general). En las universidades españolas el número de mujeres matriculadas en informática o ciencias de la computación sigue bajando: de 30 % en 1985-87, a 12 % en 2016-17. A finales de 2018 el físico Alessandro Strumia dijo en el CERN que las mujeres tenían menos aptitudes para la física.

La búsqueda de diferencias anatómicas en el cerebro de hombres y mujeres tiene una larga historia. En general hay consenso en que existen diferencias, aunque no del calibre de las que se observan, por ejemplo, en los genitales masculinos y femeninos. No hay consenso, en cambio, en la valoración de si realmente son significativas estas diferencias, ni mucho menos en la interpretación de su función.

Entre los trabajos más recientes y más discutidos están los de Simon Baron-Cohen, que parte del hecho de que el autismo se da sobre todo en hombres para concluir que, según sus datos, “la mujer típica es de media más empática y el hombre típico, de media, más sistematizador [definiendo esto como “el impulso de analizar o construir un sistema basado en reglas”].

Otro trabajo reciente es Madhura Ingalhalikar, que asegura que “los cerebros de los hombres están estructurados para facilitar la conectividad entre percepción y acción coordinada”, y los de las mujeres “están diseñados para facilitar la comunicación entre modos analítico e intuitivo” –explicar qué significa eso requeriría otro artículo–.

Muy distintos son los resultados de Daphna Joel, de la Universidad de Tel Aviv, que, tras un análisis de varias regiones cerebrales, concluye que no existen cerebros masculinos y femeninos sino cerebros “mosaico”, mezcla de rasgos anatómicos asociados a cada género. “Los humanos no tenemos cerebros con rasgos “típicamente femeninos” o “típicamente masculinos””, escribía Joel en un reciente artículo con Cordelia Fine en The New York Times. (Fuente: Mónica G. Salomone / SINC)

Fuente: https://noticiasdelaciencia.com/art/33052/la-ciencia-busca-diferencias-entre-sexos-y-se-topa-con-los-prejuicios

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No más cruceros, yates o excursiones educativas: EEUU impone nuevas restricciones de viaje a Cuba

Redacción: Univisión

Las medidas limitan los viajes de ciudadanos estadounidenses por motivos recreacionales, educativos y culturales. El gobierno de Trump argumenta que esto asfixiaría a la dictadura cubana, pero muchos en el sector privado que opera entre Miami y la isla opinan que esto afectará a la gente en Cuba, no a su gobierno.

El gobierno de Donald Trump impuso este martes nuevas restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a Cuba, incluyendo los viajes en cruceros, y de grupos por motivos educacionales, recreacionales y culturales, conocidos como “personas a personas”. Las restricciones se dieron a conocer a través de un comunicado del Departamento del Tesoro.

Los viajes en crucero se convirtieron en una de las formas más populares de visitar la isla y fue parte de las medidas de alivio al embargo del gobierno del expresidente Barack Obama. Los primeros cruceros comenzaron a llegar a Cuba en mayo del año 2016. Desde entonces, más de 142,000 personas visitaron el país por este medio, aprovechando que era una de las formas más seguras de conocerlo.

«Los cruceros, así como los yates recreativos y de placer tienen prohibido salir desde EEUU en viajes temporales a Cuba, efectivo a partir de mañana», dijo a la agencia de noticias AP una fuente del Departamento del Comercio.

Los tipos de viajes llamados “personas a personas” ( people to people en inglés) eran utilizados por ciudadanos estadounidenses incluso antes de que se restablecieran las relaciones diplomáticas con La Habana también bajo el gobierno de Obama, en el 2014. En la declaración, el Tesoro también anunció que negará los permisos de viajes a aviones privados y corporativos.

Sin embargo, todo indica que los vuelos de aerolíneas comerciales a la isla no se verán afectados con esta nueva medida, así como los viajes con fines periodísticos, reuniones profesionales, investigaciones académicas y grupos universitarios.

“Los Departamentos del Tesoro y del Comercio implementaron cambios a las reglas de las sanciones a Cuba, para mantener el dinero estadounidense fuera del alcance de las fuerzas militares, la inteligencia y los servicios de seguridad cubanas”, publicó esta mañana la cuenta oficial de Twitter del Departamento del Tesoro.

“Cuba continúa jugando un rol desestabilizador en el hemisferio occidental, sirviendo de plataforma al comunismo en la región y apoyando a adversarios de EEUU en lugares como Venezuela y Nicaragua, fomentando la inestabilidad, socavando el Estado de Derecho y reprimiendo el proceso democrático”, dijo el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin en una declaración en la página web de ese Departamento.

Algunos en el sector privado criticaron la decisión del gobierno.

«Es lamentable las medidas de restringir los viajes people to people«, le dijo a Univision Noticias Hugo Cancio, un empresario y activista político cubano-estadounidense. «Aún más la ‘cancelación’ de los viajes vía cruceros, que eran los que menos recursos aportan a los militares y cuyas excursiones beneficiaban en gran magnitud directamente al sector privado».

Los asesores del presidente han hecho un macabro intento por asegurar ciertos votos para la reelección de Trump en el 2020. Esta administración es crítica del gobierno cubano y la denomina una dictadura, sin embargo esta administración carece de esos mismos valores que critica, no es democrática es dictatorial, restringe y limita a sus ciudadanos.

Los cambios no afectan las otras 11 categorías de viajes legales a Cuba, como los ‘ programas académicos’, ‘reuniones profesionales’ y ‘el apoyo para el pueblo cubano’, lo que permitirá que muchos estadounidenses continúen visitando la isla.

«También es terrible para las compañías estadounidenses que están proporcionando empleo y pagando impuestos en los EEUU y creando una huella económica en la isla», dijo en un comunicado Collin Laverty, presidente de Cuba Educational Travel, empresa que patrocina viajes educacionales a la isla.

Fuente: https://www.univision.com/local/miami-wltv/no-mas-cruceros-yates-o-excursiones-educativas-eeuu-impone-nuevas-restricciones-de-viaje-a-cuba

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La ‘guerra fría’ entre China y Estados Unidos se muda a las universidades

Asia/China/06 Junio 2019/Fuente: Semana

360.000 estudiantes chinos en Estados Unidos están quedando atrapados en el fuego cruzado en la guerra comercial entre Washington y Pekín. El país norteamericano les está cerrando las puertas por temor al espionaje económico.

Este lunes, China pidió a sus ciudadanos evaluar más cuidadosamente «los riesgos» de irse a estudiar a Estados Unidos.

En un comunicado público, el gigante asiático mencionó una serie de dificultades para los aplicantes chinos a una visa de estudio, como los mayores plazos en la tramitación los visados, la reducción de su período de validez y un aumento en la tasa de rechazos.

Asimismo, el ministerio de Educación chino instó a los a los estudiantes universitarios que aspiran a estudiar en universidades de Estados Unidos a «ser conscientes de la necesidad de tomar mayores precauciones y hacer todos los preparativos adecuados».

El comunicado surge en plena guerra comercial con la administración de Donald Trump, meses después de que el director del FBI, Christopher Wray, asegurara que Pekín ha estado usando estudiantes graduados e investigadores académicos en su labor de espionaje económico.

«China ha sido pionera (…) en el robo en (sectores de) innovación, en una amplia gama de universidades, empresas y organizaciones», aseguró Wray. “Creo que el sector académico debe ser mucho más avanzado y consciente sobre este problema, para que otros exploten su ambiente abierto y colaborativo de investigación”, agregó.

Por esta razón, la administración de Donald Trump hizo cambios en los requisitos de visado de estudio para los ciudadanos chinos, como limitar el periodo de la visa de de cinco años a solo uno para ciertos estudiantes de áreas tecnológicas.

Otras autoridades y legisladores estadounidenses ya habían expresado su preocupación ante el hecho de que estudiantes y académicos chinos pudieran ser utilizados con fines de espionaje por el gobierno comunista chino.

A mediados de mayo, el Partido Republicano presentó una propuesta de ley en el Congreso que prohibiría a cualquier persona vinculada con el ejército chino obtener un visado de estudiante o de investigador.

Estas decisiones podrían afectar a unos 360.000 estudiantes chinos que estudian en universidades estadounidenses y que contribuyen, según datos citados por la agencia de prensa china Xinhua, con 14.000 millones de dólares a la economía de Estados Unidos.

«Esto no solo golpea a todos los chinos que estudian en Estados Unidos, sino también a los que ya terminaron con éxito sus estudios», subrayó en el comunicado publicado por el Ministerio de Educación de China en su página web.

El New York Times reportó en abril que el gobierno le ha cancelado la visa a varios investigadores de ascendencia china sin ningún motivo aparente, más allá de las sospechas de robo de información en ciencia y tecnología.

Al menos 30 profesores, expertos y directores de institutos académicos chinos han perdido su visa en el último año por las investigaciones de contrainteligencia del FBI.

La respuesta de la academia

La mayoría de universidades han respondido positivamente ante el llamado a cooperar con el FBI para prevenir los presuntos actos de espionaje.

“Las universidades debemos ser parte de la solución”, dijo Peter McPherson, presidente de la Asociación de Universidades Públicas al medio especializado Times Higher Education. “Es un asunto complicado, pero un gran número de nuestras universidades en todo el país están en conversaciones constantes con las oficinas regionales del FBI”.

En los últimos años, al menos 10 universidades estadounidenses cerraron su sede del Instituto Confucio, una entidad sin ánimo de lucro que promueve la lengua y la cultura chinas en otros países y es financiado por Pekín.

Sin embargo, también ha habido rechazo de la comunidad académica, especialmente la sinoestadounidense, que siente las medidas del FBI como una cacería de brujas en su contra.

“En las últimas décadas ha habido varios casos de científicos sinoestadounidenses erróneamente acusados de espionaje. Aunque luego retiran los cargos, dichas demandas tienen un efecto devastador, no solo en sus carreras sino en la comunidad de científicos chinos en general”, escribió un grupo de científicos de origen chino en una carta abierta publicada en marzo en la revista Science.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/estados-unidos-le-cierra-las-puertas-a-los-estudiantes-chinos/618350

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Educar las emociones y no solo el intelecto: una idea con frutos a largo plazo

Hace casi tres años que formo parte del equipo de redacción de Psyciencia y uno de los primeros artículos que escribí fue precisamente en torno a este tema: las emociones y el intelecto comprendido bajo el prisma de la acepción popular, que involucra el razonamiento lógico y las habilidades de lectoescritura, por ejemplo.

Personalmente, considero que uno de los principales avances de la psicología en las últimas décadas ha sido su interés enfatizado en los efectos a largo plazo de la educación emocional, así como la puesta en marcha de programas centrados en el fortalecimiento de las habilidades para la vida. Es inspirador y muy valioso ver que este interés no solo se mantiene sino que se acentúa con los años, y que existen cada vez más datos a favor de una educación integral.

Una de las recopilaciones de información más recientes en relación con los beneficios de los programas de educación social y emocional deriva de un estudio realizado por la Universidad de British Columbia, la Univerisdad de Illinois en Chicago y la Universidad Loyola.

De acuerdo con los resultados publicados en la web Science Daily, los programas enfocados en el aprendizaje de habilidades sociales y emocionales no solo mejoran la salud mental inmediata de los adolescentes, así como sus habilidades para relacionarse con los demás, sino que también genera beneficios que perduran a lo largo de los años.

Así lo explica Eva Oberle, profesora asistente en el programa de Aprendizaje Humano Temprano de la Universidad de Columbia:

«Los programas de aprendizaje socioemocional enseñan las habilidades que los niños necesitan para tener éxito y prosperar en la vida. La enseñanza del aprendizaje socioemocional en las escuelas es una manera de apoyar a los niños en su camino al éxito, y también de promover mejores resultados de salud pública en el futuro. Sin embargo, estas habilidades necesitan ser reforzadas con el tiempo y nos gustaría ver a las escuelas incorporar el aprendizaje socioemocional sistemáticamente en el currículo, en lugar de hacer los programas como un ‘extra-curricular. Especialmente durante los años de la escuela intermedia y la adolescencia temprana, los jóvenes se alejan de sus familias y se dirigen más a grupos de pares influyentes y maestros. Los niños pasan 923 horas en el aula cada año, lo que ocurre en las escuelas es muy influyente en el desarrollo infantil».

El aprendizaje socioemocional enseña a los niños a reconocer y comprender sus emociones, a sentir empatía, tomar decisiones y construir y mantener relaciones. Muchas investigaciones han demostrado que los programas socioemocionales son altamente eficaces para mejorar el aprendizaje general y reducir la tasa de problemas de conducta entre los jóvenes. 

Sabemos que algunos países en Europa mantienen programas de educación emocional permanentes, sin embargo, la situación en el resto del mundo (especialmente en América Latina) sigue siendo deficiente.

En este estudio, los investigadores encontraron que el aprendizaje socio-emocional continuó teniendo efectos positivos en el aula, pero también en etapas siguientes de la vida. Los estudiantes que participaron en programas socioemocionales se graduaron de la universidad a una tasa 11 por ciento más alta que quienes no participaron. Su tasa de graduación de la escuela secundaria fue 6 por ciento mayor, el consumo de drogas y los problemas de conducta fueron seis por ciento más bajos para los participantes del programa, las tasas de arresto fueron un 19 por ciento más bajas y los diagnósticos de trastornos de salud mental fueron un 13,5 por ciento más bajos.

También se pudo concluir que todos los niños se beneficiaron del programa cursado sin importar la raza, el contexto socioeconómico o la ubicación geográfica de la escuela, una verdadera muestra de los beneficios universales de la educación integral.

Fuente del artículo:  https://www.psyciencia.com/educar-las-emociones-y-no-solo-el-intelecto-una-idea-con-frutos-a-largo-plazo/

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Infancy and early childhood matter so much because of attachment

  1. By: Nikki Martyn.

We are born to connect. As human beings we are relational and we need biological, emotional and psychological connection with others.

We learn how to connect and create the patterns we form during our infancy and early childhood.

These patterns and experiences become embodied in us and become the way we understand how the world and people work. Such early experiences with our primary caregivers teach us what to expect throughout life.

Attachment is the relational dance that parents and babies share together. You can think of this when you see a baby look at their parent and they catch each other’s eyes in a wonderful gaze: the parent smiles and the baby smiles and then the parent kisses and the baby coos. Or, when an infant cries to tell their parent they are hungry, and the parent picks up the baby and provides a warm cozy snuggle and the baby is satiated with a full heart and belly.

This is the dance that creates the framework for the interactions that we have our whole lives and how we understand love.

Babies need loving connection to thrive

René Spitz was a psychiatrist who studied infants and children in orphanages and prisons before Western medicine understood the importance of attachment or connection.

Through his research in the 1930s, Spitz discovered infants and children could die if they were not connected with or touched: they could receive adequate nutrition and health care, but fail to thrive from lack of loving contact.

Spitz filmed babies and toddlers who were deprived of healthy attachment and the images were used to promote changes in how institutions cared for infants and children. Today such images may seem profoundly disturbing and haunting.

How we learn to interact and engage with our primary caregivers is how we engage with people our whole lives. This is how fundamental relationships are to us.

Peek-a-boo is more than a game

Attachment is a relational process which builds throughout infancy and is established at eight months old when the child develops certain cognitive skills. The child develops the cognitive capacity for what educators call object permanence — the understanding of cause and effect, and that people and objects exist when we can’t see them. The child who loves the game peek-a-boo is in this stage of development.

Peek-a-boo is about understanding that people exist when we can’t see them. (Shutterstock)

What we learn throughout infancy and childhood are a set of behaviours and ways of thinking and feeling about ourselves and others, to understand how relationships work.

These are what psychologists call working models of the world, the schemas or views of the world the child develops.

For example, how a child understands what is happening if they are hit with a ball will reflect their working model. Do they think the other child hates them and is being mean or does the child who was hit think it was an accident?

A sense of safety or insecurity

These patterns of attachment or ways of understanding interactions are what we learn through our relationships with our caregivers.

A child develops a secure attachment (or relationship) to their parents when the child experiences the parents as safe to explore the world from. The parents’ ability to respond to the child sensitively when the child needs them is crucial to the child forming a secure attachment to them.

Attachment theory provides four categories or ways of understanding attachment behaviour: secure, insecure avoidant, ambivalent and disorganized.

The child with a secure attachment pattern has learned their emotional needs will be met. As an adult, this person finds it relatively easy to be close to others and doesn’t worry about closeness or being abandoned.

The child with an avoidant attachment pattern has learned the parent is not emotionally available and won’t respond when needed. As an adult this person is dismissive of emotions and relationships and doesn’t like to get too close to people.

The child with an ambivalent attachment pattern has learned the parent is sometimes attuned and sometimes emotionally unavailable. As an adult this person is preoccupied by relationships they often worry about being abandoned.

Finally, insecure disorganized attachment — believed to impact 15 per cent of the population — occurs when children have experienced a significant trauma. The child with a disorganized pattern of attachment expresses fear during interactions.

The parent’s attachment classification — the patterns of how they themselves interacted with their own parent — is often passed between generations. That means we tend to parent the way we were parented.

Attachment can shift

Attachment patterns can be different with each parent-child relationship. Patterns can change from insecure to secure.

A child can become more secure if a parent becomes more sensitive to the child’s cues. An adult can become more secure by having a significant relationship that allows them to trust the other to respond to their emotional needs.

Attachment can also change from secure to insecure if the person experiences stressful life events or if the parent becomes less emotionally available to the child.

A child can become more secure if a parent becomes more sensitive to the child’s cues. (Shutterstock)

Helping your child connect

Helping your child to build the foundations to create positive adaptive relationships with people throughout their whole life is important. Here are some tips:

Comfort your child when they are physically hurt, ill, upset, frightened or lonely.

Respond to and notice your child.

Give your child a sense of trust in the world and the people in it.

Share warm joyful experiences and memories and establish family traditions.

When you leave your child, let them know where you’re going and when you’ll be back and give them a security object to remember you.

Try to be as predictable and positive as possible when reacting to your child’s behaviour.

Physically play and share time, making eye contact, touching and sharing emotions.

Be aware of the amount of time your child is in front of or using technology. All experiences, including the use of technology, affect brain development.

Think about what you want or think is important for the adult you want your child to be. Provide the experiences in childhood to support that vision.

Source of the article: https://theconversation.com/amp/infancy-and-early-childhood-matter-so-much-because-of-attachment-117733

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