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BID y UNESCO: urge atender deficiencias en infraestructura escolar para promover la calidad de los aprendizajes en América Latina y el Caribe.

Una parte importante de los estudiantes de la región, especialmente aquellos pertenecientes a familias de menores recursos o de las zonas rurales, no tiene asegurado el acceso a escuelas con características básicas de infraestructura.Un estudio dado a conocer el 9 de marzo de 2017 por la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), analizó de manera comparativa la relación entre el estado de la infraestructura escolar de la región y los aprendizajes de niños y niñas de 15 países.

América del Norte/Estados Unidos/21.03.2017/Autor y Fuente:  http://www.unesco.org/

La investigación comparó los resultados de las pruebas académicas del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE, aplicado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación que coordina la UNESCO) y las características de la infraestructura escolar de la región a partir de los conceptos de suficiencia, equidad y efectividad.

En términos de suficiencia de los espacios, el estudio concluye que solo uno de cada cuatro estudiantes de educación básica de América Latina y el Caribe asiste a centros escolares con infraestructura escolar suficiente en todas las categorías estudiadas. La suficiencia está relacionada con el acceso a seis categorías básicas: agua y saneamiento; conexión a servicios; espacios pedagógicos o académicos; áreas de oficinas; espacios de uso múltiple y equipamiento de las aulas. En contraste, casi un tercio del estudiantado de educación básica va a escuelas donde dos o menos de dos categorías de infraestructura escolar tienen características suficientes.

Asimismo, el análisis revela grandes inequidades en el acceso a los diferentes componentes de infraestructura escolar en la región, tanto en el nivel socioeconómico de los alumnos como en la zona geográfica de las escuelas. En líneas generales, los estudiantes de menores recursos en los países participantes en el TERCE tienden a asistir a escuelas que también tienen menor dotación de infraestructura escolar.

El estudio también confirma que la gran mayoría de las categorías de infraestructura estudiadas está asociada positiva y significativamente con los aprendizajes de los estudiantes. Aunque la situación varía de país a país, los espacios pedagógicos (distintos al aula de clase), seguidos por la conexión a servicios y la presencia de espacios de usos múltiples son los factores que están asociados positivamente y con mayor frecuencia con los aprendizajes.

Esta investigación conjunta del BID y la UNESCO subraya que los desafíos de los países de la región no solo están en la dotación de infraestructuras escolares, sino en garantizar que éstas se conviertan en verdaderos espacios y ambientes que promuevan aprendizajes para generar una educación de calidad.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/santiago/press-room/single-new/news/idb_and_unesco_it_is_urgent_to_address_deficiencies_in_scho

Imagen: http://www.unesco.org/new/typo3temp/pics/a51767f832.jpg

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El presupuesto de Trump: los mayores recortes de la historia en EEUU

EEUU/21 de marzo de 2017/Autor: Daniel Lacalle/Fuente: El Español

“At least my hair is all mine, my teeth are my own, but everything else is on permanent loan”, Ray Davies

Estados Unidos se acerca de nuevo a un techo de deuda que, como antes, se volverá a aumentar. Pero cuando el responsable del presupuesto de la administración Trump, Mick Mulvaney, habla de que la deuda de 20 billones de dólares del país es una “crisis nacional”, no miente. A razón de más de 500.000 millones de dólares anuales de déficit, el riesgo aumenta mientras las políticas llevadas a cabo han cercenado el crecimiento potencial.

La administración Obama aumentó la deuda del país en nueve billones. Es curioso, pero en 2008, Obama decía que haber aumentado la deuda en cuatro billones en ocho años era “irresponsable” y “antipatriótico” (vean el vídeo aquí). Y ahora toca tomar decisiones complicadas. Ya explicamos aquí los esfuerzos de Rex Tillerson por reducir el “Deep State” (la administración paralela, el gobierno en la sombra creado en los últimos años) y, con esa reducción, se añade el presupuesto de Mulvaney, que está especialmente centrado en atacar el gasto político que se esconde en partidas que todos consideramos positivas, ese que se esconde bajo el subterfugio de “educación”, por ejemplo, sin serlo.

Leer el presupuesto de Mulvaney sin prestar atención a los detalles es como un regalo de Navidad para un ataque a la administración. “Sube gasto militar, baja educación y lucha por el medioambiente”. La realidad es muy distinta.

El principio que informa el presupuesto es el de “el Estado debe ocuparse de la seguridad, y poco más” que siempre han defendido los miembros de la administración actual.

La administración Trump pretende llevar a cabo los mayores recortes presupuestarios de la historia de EEUU desde Ronald Reagan

El aumento del 10% en defensa es incuestionable, y muchos lo podríamos criticar. Pero no deja de ser exactamente lo que prometió en campaña. 54.000 millones de dólares, o un aumento del 10%, para combatir a ISIS y recuperar la posición militar de EEUU en el mundo. Puede ser debatible, pero es exactamente lo que pedía su electorado, su partido y sus defensores. De hecho, incluso republicanos críticos consideran que el incremento es pequeño. Aumentar las ayudas a veteranos un 10% (5.300 millones de dólares) y la seguridad nacional un 6,8% es simplemente una cuestión de justicia y lógica ante la amenaza del terrorismo.

Pero vamos a los recortes. Porque el presupuesto de Trump busca cumplir esos objetivos sin aumentar la deuda.

Los mayores de la historia de EEUU desde Ronald Reagan.

Sanidad. El mayor hachazo, 15.100 millones de dólares, se centra en dos partidas, el National Institute of Health y la Office of Community Services, que no son organismos de servicio finalista, sino criticados -incluso por los demócratas- de ser centros de gasto político. El gasto que se elimina es el discrecional, no el obligatorio -la prestación de servicios-.

Departamento de Estado. Los recortes de Tillerson que comentamos hace una semana. 10.900 millones de dólares menos para financiar conferencias y gastos discrecionales sobre “Cambio Climático” que se habían disparado en los últimos ocho años, y recortar agresivamente la financiación al Banco Mundial (algo que me parece absolutamente normal, lean por qué). Nadie puede negar que el chorreo de dinero enviado a las iniciativas más peregrinas sobre el cambio climático y el gasto en el Banco Mundial son fondos que no sólo pueden revisarse, sino que deben. Y que las administraciones paralelas escondidas, también.

Educación. Reducir un 13,5% sin afectar al programa Pell Grant que da becas a personas con dificultades económicas, se eliminan 20 programas y subvenciones que se considera que pueden y deben ser financiados desde el sector privado.

En Vivienda y Desarrollo Urbano, un recorte del 13% en subvenciones de baja prioridad, que hasta los demócratas como Sanders han criticado como ayudas que inflan los precios de las casas (Home Investment Partnerships Program y el Community Development Block Grant). De nuevo, la idea es que estos programas se pueden financiar desde la colaboración público-privada, sin acudir al dinero del contribuyente, gracias a deducciones fiscales.

Agricultura, Empleo. Transporte y Energía tienen un recorte de subvenciones de 20,7%, 21%, 12,7% y 5,7% respectivamente. Se eliminan todas las subvenciones que interfieren en asuntos de cada Estado y se cercenan las que generan un exceso de burocracia, ineficiencia o duplicidades. Incluye eliminar inversiones en transporte o energía que deben ser financiadas por el sector privado vía reducciones de impuestos, no con más gasto público.

Sigamos. Comercio reduce un 15,7% consolidando agencias estadísticas en otras federales y eliminando subvenciones. Interior, un 11,7% menos, incluyendo subvenciones a minas abandonadas, compra de tierra para fines públicos. Justicia, un 3,8% menos en subvenciones, pero un aumento en personal y recursos para la Justicia. Tesoro, un recorte del 4,1% en recortes de personal, y mayores recursos para el secretario del Tesoro para eliminar rescates públicos. Finalmente, reducir un 20% el presupuesto de la EPA es esencial a la hora de atacar subvenciones inútiles y programas de contenido eminentemente político.

La idea de Mulvaney es que los programas que puedan financiarse desde la iniciativa privada, lo hagan, sin acudir a aumentos de presupuesto

Ya pueden ver que el objetivo de Mulvaney es eliminar subvenciones políticas y gastos discrecionales que pueden financiarse desde el sector privado con las deducciones fiscales y bajadas de impuestos que se anunciarán en mayo. Eliminar subvenciones limita el poder del político, que debe buscar con el sector privado financiar esos programas cuando tenga sentido.

La idea de Mulvaney es que los programas que puedan financiarse desde la iniciativa privada, lo hagan, sin acudir a eternos aumentos de presupuesto. Se busca que el servicio se mantenga con reducciones de gastos discrecionales, no los obligatorios, de un 10%, que tampoco es una locura. Pero, sobre todo, se busca eliminar la “administración paralela” que genera miles de millones de dólares de gasto simplemente por existir y perpetuarse.

Usted podrá decir que eso se podría hacer también con defensa, y no le falta razón. La idea es precisamente entrar en un proceso de ahorros en ese campo -entre otros en la contratación y mayor competencia entre proveedores-, pero primero recuperar el terreno perdido en los ocho años pasados. En cualquier caso, si usted mira el presupuesto, se recupera el nivel eliminando gastos discrecionales que se dispararon en la época del Yes, We Can, y con ello se reduce burocracia y regulación innecesaria, limitando el poder político en las decisiones y acabando con bolas de nieve de gasto irrelevante en temas ideológicos.

Eliminar imposición ideológica, gasto discrecional y subvenciones innecesarias del presupuesto para poder poner más dinero en el bolsillo del ciudadano nunca debe ser una mala noticia

Hay muchas cosas positivas en este presupuesto, y el objetivo de este artículo es centrarse en ellas. No aumentar la deuda, buscar ahorros en duplicidades y subvenciones inútiles, eliminar programas sin contenido efectivo y acabar con las redes clientelares de algunos elementos internacionales. Todo ello se hace sin atacar el gasto esencial y manteniendo el servicio público.

Tomemos lo bueno, que es mucho, y critiquemos los detalles que queramos, pero eliminar imposición ideológica, gasto discrecional y subvenciones innecesarias del presupuesto para poder poner más dinero en el bolsillo del ciudadano nunca debe ser una mala noticia. Yo, personalmente, aplaudo el esfuerzo titánico de Mick Mulvaney en intentar conseguirlo. Veremos si le dejan llevarlo a cabo.

Fuente de la Noticia:

http://www.elespanol.com/economia/20170319/202109792_13.html

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Trump’s War on Dangerous Memory and Critical Thought

The ideal subject of totalitarian rule is not the convinced Nazi or the dedicated communist, but people for whom the distinction between fact and fiction, true and false, no longer exists. ― Hannah Arendt

People living in the United States have entered into one of the most dangerous periods of the 21st century. President Donald Trump is not only a twisted caricature of every variation of economic, political, educational, and social fundamentalism, he is the apogee of an increasingly intolerant and authoritarian culture committed to destroying free speech, civil rights, women’s reproductive freedoms, and all vestiges of economic justice and democracy.

Trump is the fascist shadow that has been lurking in the dark since Nixon’s Southern Strategy. Authoritarianism has now become viral in America, pursuing new avenues to spread its toxic ideology of bigotry, cruelty, and greed into every facet of society. Its legions of “alt-right” racists, misogynists, and xenophobic hate-mongers now expose themselves publicly, without apology, knowing full well that they no longer have to use code for their hatred of all those who do not fit into their white-supremacist and ultra-nationalist script.[i]

Trump’s victory makes clear that the economic crisis and the misery it has spurred has not been matched by an ideological crisis– a crisis of ideas, education, and values. Critical analysis and historical memory have given way to a culture of spectacles, sensationalism, and immediacy.[ii] Dangerous memories are now buried in a mass bombardment of advertisements, state sanctioned lies, and a political theater of endless spectacles. The mainstream media is now largely an adjunct of the entertainment industries and big corporations. Within the last 40 years training has taken the place of critical education, and the call for job skills has largely replaced critical thinking. Without an informed public, there is no resistance in the name of democracy and justice; nor is there a model of individual and collective agency rising to such an occasion. Of course, power is never entirely on the side of domination, and in this coming era of acute repression, we will have to redefine politics, reclaim the struggle to produce meaningful educational visions and practices, find new ways to change individual and collective consciousness, take seriously the need to engage in meaningful dialogue with people left out of the political landscape, and overcome the factionalism of single-issue movements in order to build broad based social movements.

Manufactured ignorance erases histories of repression, exploitation, and revolts. What is left is a space of fabricated absences that makes it easy, if not convenient, to forget that Trump is not some eccentric clown offered up to the American polity through the deadening influence of celebrity and consumer culture. State and corporate sponsored ignorance produced primarily through the disimagination machines of the mainstream media and public relations industries in diverse forms now function chiefly to erase selected elements of history, disdain critical thought, reduce dissent to a species of fake news, and undermine the social imagination. How else to explain the recent Arkansas legislator who is pushing legislation to ban the works of the late historian Howard Zinn? How else to explain a culture awash in game shows and Realty TV programs? How else to explain the aggressive attack by extremists in both political parties on public and higher education? Whitewashing history is an urgent matter, especially for the Trump administration, which has brought a number of white supremacists to the center of power in the United States. [iii]

The great novelist, Javiar Marias, captures in a recent interview why memory matters, especially as a resource for understand the present through the lens of the past. He writes:

I do not know what I might say to an American young person after Trump’s election. Probably that, according to my experience with a dictatorship – I was 24 when Franco died – you can always survive bad times more than you think you can when they start, when “thus bad begins.” Though the predictions are terrible, I suppose we must all wait and see what Trump does, once he is in office. It looks ominous, indeed. And [Vice President Mike] Pence does not seem better, perhaps even worse. It is hard to understand that voters in the United States have gone against their own interests and have decided to believe unbelievable things. One of the most ludicrous interpretations of Trump’s victory is that he represents the poor, the oppressed, the people “left behind.” A multimillionaire, and a very ostentatious one to boot? A man who surrounds himself with gilded stuff? A guy whose favorite sentence is, “You’re fired!”? A bloke who has scorned blacks, Mexicans, women, and of course, Muslims in general? He is the elite that he is supposed to fight. Indeed, it is a big problem that nowadays too many people (not only Americans, I’m afraid) don’t know anything about history, and therefore cannot recognize dangers that are obvious for the elder ones (those with some knowledge of history, of course, be it first- or second-hand). [iv]

As Marias suggest, historical legacies of racist oppression and dangerous memories can be troublesome for the neo-fascist now governing American society. This was made clear in the backlash to Ben Carson’s claim that slaves were immigrants, Trump’s insistence that all black communities are crime-ridden, impoverished hellholes, and Education Secretary Betsy DeVos’s assertion that historically black colleges and universities were “pioneers of school choice.”[v] Memories become dangerous when exposing this type of ideological ignorance aimed at rewriting history so as to eliminate its fascist and poisonous legacies. This is particularly true of the genocidal brutality waged against Native Americans and Black slaves in the United States and its connection to the memory of Nazi genocide in Europe and the disappearance of critics of fascism in Argentina and Chile in the 1970s.

Dangerous memories are eliminated by political reactionaries in order to erase the ugliness of the past and to legitimate America’s shop worn legacy of exceptionalism with its deadening ideology of habitual optimism, one that substitutes a cheery, empty Disney-like dreamscape for any viable notion of utopian possibility.[vi] The Disney dreamscape evacuates hope of any meaning while attempting to undercut a radical utopian element in the conceptual apparatus of hope that speaks to the possibility of a democratic future very different from the authoritarian present. Jelani Cobb is right in insisting that “The habitual tendency to excise the most tragic elements of history creates a void in our collective understanding of what has happened in the past and, therefore, our understanding of the potential for tragedian in the present.”[vii] The revival of historical memory as a central political strategy is crucial today given that Trump’s white supremacist policies not only echo elements of a fascist past, they also point to the need to recognize as Paul Gilroy has observed “how elements of fascism appear in new forms,” especially as “the living memory of the fascist period fades.”[viii] What historical memory makes clear is that subjectivity and agency are the material of politics and offer the possibility of creating spaces in which “the domestic machinery of inscriptions and invisibility” can be challenged.[ix] Catherine Clement is right in arguing that “Somewhere every culture has an imaginary zone for what it excludes and it is that zone we must try to remember today.”[x] Historical and dangerous memories inhabit that zone in today’s neo-fascist social order.

While it would be irresponsible to underestimate Trump’s embrace of neo-fascist ideology and policies, he is not solely answerable for the long legacy of authoritarianism that took on a frontal assault with the election of Ronald Reagan in 1980. This neoliberal attack was later embraced in the Third Way politics of the Democratic Party, its expansion of the mass incarceration state, and solidified under the anti-democratic, war on terror, permanent war policies of the Bush-Cheney and Obama administrations. During this period, democracy was sold to the bankers and big corporations. Whistleblowers were sent to prison. The financial elite and the CIA tortures were given the green light by the Obama administration that they could commit the gravest of crimes and act with impunity. This surge of repression was made possible mostly through the emergence of a savage neoliberalism, a ruthless concentration of power by the ruling classes, and an aggressive ideological and cultural war aimed at undoing the social contract and the democratic, political and personal freedoms gained in the New Deal and culminating in the civil rights and educational struggles of the 1960s.

Trump’s unapologetic authoritarianism has prompted Democratic Party members and the liberal elite to position themselves as the only model of organized resistance in such dark times. It is difficult not to see such moral outrage and faux pas resistance as both comedic and hypocritical in light of these centrist liberals have played in the last forty years–subverting democracy and throwing minorities of class and color under the bus. As Jeffrey St. Clair observes, “Trump’s nominal opponents,” the Democrats Party are “encased in the fatal amber of their neoliberalism”[xi] and they are part of the problem and not the solution. Rather than face up to their sordid history of ignoring the needs of workers, young people, and minorities of class and color, the Democratic Party acts as if their embrace of a variety of neoliberal political and economic policies along with their support of a perpetual war machine had nothing to do with paving the way for the election of Donald Trump. Trump represents the transformation of politics into a Reality TV show and the belief that the worth of a candidate can only by judged in terms of a blend of value as an entertainer and an advertisement for casino capitalism.[xii] Chris Hedges gets it right in revealing such hypocrisy for what it is worth – a carnival act. He writes:

Where was this moral outrage when our privacy was taken from us by the security and surveillance state, the criminals on Wall Street were bailed out, we were stripped of our civil liberties and 2.3 million men and women were packed into our prisons, most of them poor people of color? Why did they not thunder with indignation as money replaced the vote and elected officials and corporate lobbyists instituted our system of legalized bribery? Where were the impassioned critiques of the absurd idea of allowing a nation to be governed by the dictates of corporations, banks and hedge fund managers? Why did they cater to the foibles and utterings of fellow elites, all the while blacklisting critics of the corporate state and ignoring the misery of the poor and the working class? Where was their moral righteousness when the United States committed war crimes in the Middle East and our militarized police carried out murderous rampages? What the liberal elites do now is not moral. It is self-exaltation disguised as piety. It is part of the carnival act.[xiii]

The production of dangerous memories and critical knowledge and the democratic formative cultures they enable must become central to resisting the armed ignorance of the Trump disimagination machine. While such knowledge is the precondition for militant resistance, it is not enough. A critical consciousness is the precondition of struggle but is only the starting point for resistance. What is also needed is a bold strategy and social movement capable of shutting down this neo-fascist political machine at all levels of government through general strikes, constant occupation of the political spaces and public spheres under the control of the new authoritarians, and the creation of an endless wave of educational strategies and demonstrations that make clear and hold accountable the different ideological, material, psychological, and economic registers of fascism at work in American society. This is a time to study, engage in critical dialogues, develop new educational sites, support and expand the alternative media, and fight back collectively. It will not be easy to turn the tide, but it can happen, and there are historical precedents.

The main strategies of change and political agency, in part, have to focus on both the young and those most vulnerable to the dictates of neo-fascism. Young people, workers, and those now considered disposable, especially, are the driving force of the future and we have to both learn from them, support them, contribute where possible, and join in their struggles. At the same time, as Robin D.G. Kelley argues in his Boston Review article, After Trump, “we cannot build a sustainable movement without a paradigm shift. Stopgap, utilitarian alliances to stop Trump aren’t enough. … So where do we go from here? If we really care about the world, our country, and our future, we have no choice but to resist.”[xiv] This would also suggest building up unions again and putting their control in the hands of workers; working to build sanctuary cities and institutions that would protect those considered the enemies of white supremacy – immigrants, Muslims, Blacks, and those others considered disposable. Politics has to be revived at the local and state levels, especially given the control of 56 percent of state legislatures by right-wing Republicans. There is also a need to make education central to the formation and expansion of study groups throughout the country and to further a public pedagogy of justice and democracy through the alternative media and when possible in the mainstream media. Central to the latter task is expanding both the range of dialogue regarding how oppression works focusing not merely on economic structures but also the ways it functions ideologically, psychologically (as Wilhelm Reich once argued), and spiritually as Michael Lerner has pointed out in his book, The Left Hand of God: Taking Back our Country from the Religious Right.[xv]

It is not enough for progressives and others to examine the objective forces and underlying conditions that have pushed so many people to give up on politics, undercut acts of solidarity, and dismantle any viable notion of hope in the future. It is also crucial to understand the crippling emotional forces and psychological narratives that cripple them from the inside out.

It is worth repeating that at the core of any strategy to resist the further descent of the United States into authoritarianism, progressives must recognize that stopping Trump without destroying the economic, political, educational and social conditions which produced him will fail. In part a successful resistance struggle must be both comprehensive and at the same time embrace a vision that is as unified as it is democratic. Instead of reacting to the horrors and misery produced by capitalism, it is crucial to call for its end while supporting a notion of democratic socialism that speaks to the needs of those who have been left out of the discourse of democracy under the financial elite. At stake here is the need for both a language of critique and possibility, a rigorous analysis of the diverse forces of oppression and a discourse of educated hope.Such a task is both political and pedagogical. Not only do existing relations of power have to be called into question, but notions of neoliberal commonsense learning have to be disconnected from any democratic sense of political agency and notion of civic literacy. As Michael Lerner insightfully observes, rather than engaging in a politics of shaming, progressives have to produce a discourse in which people can recognize their problems and the actual conditions that produce them. [xvi] This is not just a political but a pedagogical challenge in which education becomes central to any viable notion of resistance. Making education central to politics means the left will have to remove itself from the discourse of meritocracy that often is used to dismiss and write off those who hold conservative, if not reactionary, views. Not doing so only results in a discourse of shaming and a self-indulgent congratulatory stance on the part of those who occupy progressive political positions. The hard political and pedagogical work of changing consciousness, producing new modes of identity, desires, and values conducive to a democracy doesn’t stop with the moral high ground often taken by liberals and other progressives. The right-wing knows how to address matters of self-blame and anger whereas the left and progressives dispense with the pedagogical challenges posed by those vulnerable groups caught in the magical thinking of reactionary ideologies.[xvii]

While it is crucial to address the dramatic shifts economically and politically that have produced enormous anger and frustration in American society, it is also important to address the accompanying existential crisis that has destroyed the self-esteem, identity, and hopes of those considered disposable and those whom Hillary Clinton shamelessly called a “basket of deplorables.” The ideological mix of untrammeled individualism, self-reliance, a culture of fear, and a war against all ethic has produced both a profound sense of precarity and hopelessness among not only immigrants, poor people of color, but also among working class whites who feel crushed by the economy and threatened by those deemed other as well as demeaned by so called elites.

Resistance will not be easy and has to take place on multiple fronts while at the same time enabling a view of politics that understands how a new class of financial scavengers operates in the free flow of a global space that has no national allegiances, no respect for the social contract, and exhibit a degree of power that is unparalleled in its ability to exploit, produce massive inequality, destroy the planet, and accelerate human suffering across and within national boundaries. Resistance is no longer an option, it is now a matter of life or death. The lights are going out on democracy across the globe and the time to wake up from this nightmare is now. There are no guarantees in politics, but there is no politics that matters without hope, that is, educated hope. This is not merely a call for a third political party, progressives need to create a new politics and new social and political formations. For instance, instead of mounting resistance through a range of single issue movements, it is important to bring such movements together as part of a broad-based political formation.

Any vision for this movement must reject the false notion that capitalism and democracy are synonymous. The crisis of democracy has reached its tipping point, and once again the possibilities for reclaiming the ideals and practices of democratic socialism seem capable of moving a generation of young people and others to act. Under the reign of Trump, the words of Frederick Douglass ring especially true:

If there is no struggle, there is no progress. …This struggle may be a moral one; or it may be a physical one; or it may be both moral and physical; but it must be a struggle. Power concedes nothing without a demand. It never did and it never will.”[xviii]

Trump’s election is surely a tragedy for democracy and a triumph for neo-fascism and it must be challenged and stopped on a variety of levels. Yet, making clear Trump’s anti-democratic ideology and practices will not put an end to the current stage of neo-fascism in the United States, especially when memory no longer makes a claim on our understanding of the past. Trump’s election has unleashed a brand of savage capitalism that not only has and will continue to have horrible consequences, but is deeply rooted in a mode of historical and social amnesia that eliminates its relationship to an authoritarian past. Memory loses its role as a vehicle of liberation when policies that produce savage modes of austerity, inequality, racism, and contempt for public goods become frozen in historical time and consciousness and as such become normalized. Under such circumstances, organized structures of misrecognition define and legitimate memory as a threat.

Memory, reason and thoughtfulness have to awake from the narcotizing effects of a culture of spectacle, consumerism, militarism, and the celebration of unchecked self-interests. A society that enshrines the war of all against all, elevates self-interest as its highest ideal, reduces responsibility to a solely individual undertaking, makes distrust a virtue, and turns love and compassion into a pathology points to a social order that has lost its memory of self-worth, dignity, justice, and compassion. Evil in politics is no longer a figment of the past but a present day reality enshrined in the ethos of neoliberalism. The body of democracy is on life support and the wounds now being inflicted upon it are too alarming to either ignore or normalize.

 


[i] See, for instance, Ned Resnikoff, “Rep. Steve King: ‘We can’t restore our civilization with somebody else’s babies.’” ThinkProgress (March 12, 2017). Online: https://thinkprogress.org/steve-king-white-nationalist-tweet-5f43c687902a#.uh1yf1p8m. Also, see Chris Hedges, “The March of Death,” Truthdig (March 12, 2017). Online: http://www.truthdig.com/report/item/the_dance_of_death_20170312

[ii] I take this up in great detail in Henry A. Giroux, America at War with Itself, (San Francisco: City Lights Books, 2017).

[iii] See, for instance, Emily Bazelon, “Department of Justification,” The New York Times, [Feb. 28, 2017]
Online: https://www.nytimes.com/2017/02/28/magazine/jeff-sessions-stephen-bannon-justice-department.html

[iv] Gregg LaGambina interviews Javier Marías, “The World Is Never Just Politics: A Conversation with Javier Marías,” Los Angeles Review of Books, (February 9, 2017). Online: https://lareviewofbooks.org/article/conversation-javier-marias/

[v] On DeVos’s incompetency and racist understanding of history, see Anthony Dimaggio, “DeVos and the ‘Free Lunch’ Flimflam: Orwell, Neofeudalism, and the Destruction of the Welfare State,” Counterpunch (March 7, 2017). Online: http://www.counterpunch.org/2017/03/07/devos-and-the-free-lunch-flimflam-orwell-neofeudalism-and-the-destruction-of-the-welfare-state/

[vi] Jelani Cobb, “Ben Carson, Donald Trump, and the Misuse of American History,” The New Yorker (March 8, 2017). Online: http://www.newyorker.com/news/daily-comment/ben-carson-donald-trump-and-the-misuse-of-american-history

[vii] Ibid., Jelani Cobb.

[viii] Paul Gilroy, Against Race: Imagining Political Culture beyond the Color Line, (Cambridge: The Belknap Press of Harvard University Press, 2000), pp. 145-146

[ix] Joao Biehl, Vita: Life in a Zone of Social Abandonment (Los Angeles: University of California Press, 2005), p. 10.

[x] Cited in Cited in Helene Cixous and Catherine Clement, The Newly Born Woman, trans, Betsy Wing Theory and History of Literature Series, vol 24 (Minnesota: University of Minnesota Press, 1986), p. ix.

[xi] Jeffrey St. Clair, “Fools on the hill: Trump and Congress,” Counterpunch, [March 3, 2017] Online: http://www.counterpunch.org/2017/03/03/fools-on-the-hill-trump-and-congress/

[xii] The classic commentary on politics as show business can be found in Neil Postman, Amusing Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business, (New York, NY: Penguin Books, 1985, 2005).

[xiii] Chris Hedges, “Donald Trump’s Greatest Allies Are the Liberal Elites,” Truthdig, (march 7, 2017) Online: www.truthdig.com/report/item/donald_trumps_greatest_allies_are_the_liberal_elites_20170305

[xiv] Robin D. G. Kelley, “After Trump,” Boston Review (November 15, 2016). Online: http://bostonreview.net/forum/after-trump/robin-d-g-kelley-trump-says-go-back-we-say-fight-back

[xv] Michael Lerner, The Left Hand of God: Taking Back our Country from the Religious Right (New York: HarperOne, 2007).

[xvi] This issue is taken up in great detail in Michael Lerner, “Overcoming Trump-ism: A New Strategy for Progressives,” Tikkun (January 31, 2017). Online: http://www.tikkun.org/nextgen/overcoming-trump-ism-a-new-strategy-for-progressives.

[xvii] Ibid., Lerner, “Overcoming Trump-ism”

[xviii] Cited in Frederick Douglass, “West India Emancipation” speech at Canandaigua, New York on August 3, 1857. Online: http://www.blackpast.org/1857-frederick-douglass-if-there-no-struggle-there-no-progress#sthash.8Eoaxpmo.dpuf

 A shorter version of this article was published inCounterpunch.

 

Fuente del Artículo:
http://www.tikkun.org/nextgen/trumps-war-on-dangerous-memory-and-critical-thought
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Estados Unidos: Trump sacrifica educación y medioambiente para aumentar gasto militar

Estados Unidos/20 marzo 2017/Fuente: El Mostrador

«Desafortunadamente, no tenemos otra alternativa que reinvertir en nuestro cuerpo militar y convertirnos de nuevo en una potencia militar de primer orden», dijo este domingo el asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, enviará esta semana al Congreso su propuesta de presupuesto para 2018, que incluye un aumento del gasto en defensa y recortes en medioambiente, educación y vivienda, informaron hoy medios locales.

Trump pedirá a sus correligionarios republicanos, con la mayoría en el Congreso, que reduzcan las partidas destinadas al Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano, al Departamento de Educación y a la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), dirigida por Scott Pruitt, un escéptico del cambio climático.

En concreto, según medios locales, Trump planea recortar en un 25 % el presupuesto en medioambiente y acabar con 3.000 puestos de trabajo en la Agencia de Protección Medioambiental, la rama del Gobierno encargada de implementar las políticas relacionadas con la lucha contra el cambio climático.

El gobierno de Trump también quiere eliminar una partida del Departamento de Vivienda de 3.000 millones de dólares destinada a proveer viviendas decentes y asequibles a las comunidades más vulnerables, así como a la creación de empleos mediante la expansión de negocios en áreas deprimidas.

No obstante, el gobierno planea aumentar en 54.000 millones de dólares el presupuesto destinado al Departamento de Defensa.

«Desafortunadamente, no tenemos otra alternativa que reinvertir en nuestro cuerpo militar y convertirnos de nuevo en una potencia militar de primer orden», dijo este domingo el asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn, en una entrevista en la cadena Fox.

El gasto militar de Estados Unidos en 2015 fue ya de 601.000 millones de dólares, una cifra mayor al presupuesto militar de los siete países del mundo que gastan más en defensa después de EE.UU.

Según medios locales, el Gobierno también tiene previsto incrementar el presupuesto del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para financiar la construcción del muro fronterizo entre México y EE.UU., así como la contratación de 15.000 nuevos agentes fronterizos, una propuesta que recoge uno de los decretos de Trump.

Un grupo de legisladores demócratas expresó hoy su preocupación por el aumento del gasto para construir el muro, cuyo coste estimado ha pasado de los 8.000 millones de dólares que calculó inicialmente Trump hasta 21.600 millones, según las últimas cifras del Departamento de Seguridad Nacional.

Para poder financiar el muro, Trump recortará en un 14 % el presupuesto para 2018 de la Guardia Costera, según un boceto al que accedió la semana pasada The Washington Post.

Además, según medios locales, el presidente cumplirá con su promesa de honrar a los veteranos de guerra y reformar el Departamento de Asuntos de los Veteranos, que verá aumentar su presupuesto.

La filosofía de Trump de «Estados Unidos primero» también hará que el presidente recorte en un 37 % el presupuesto del Departamento de Estado, una drástica reducción que podría limitar la asistencia estadounidense al desarrollo y la ayuda económica a Latinoamérica, según apuntan los expertos.

La Casa Blanca ha confirmado que este jueves presentará su propuesta de presupuesto para el año fiscal 2018, que comprende el período desde el 1 de octubre de 2017 hasta el 30 de septiembre de 2018.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/mundo/2017/03/17/trump-sacrifica-educacion-y-medioambiente-para-aumentar-gasto-militar/

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Entrevista a Pierre Krähenbühl: «Israel sabía dónde estaban las escuelas que bombardeó en Gaza»

Entrevista a: Pierre Krähenbühl

EL ESPAÑOL habla con el Comisionado General de la ONU para los Refugiados Palestinos sobre los retos que enfrenta esta comunidad tras 70 años de conflicto.

Como parte de la nueva doctrina de su política exterior, Donald Trump ha amenazado con cortar la financiación a aquellas agencias de la ONU que se han mostrado críticas con Israel. En el punto de mira se encuentran el Consejo de Derechos Humanos, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) o la UNRWA (la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos).

EL ESPAÑOL habla de ello con el Comisionado general de UNRWA, Pierre Krähenbühl, en su reciente paso por Madrid. De origen suizo, este funcionario europeo tiene a sus espaldas 25 años de experiencia en conflictos armados de medio mundo, habiendo trabajado durante más de una década en la organización neutral por naturaleza, el Comité Internacional de la Cruz Roja. En esta entrevista explica además los principales retos a los que se enfrenta la mayor comunidad de refugiados del mundo, hoy relegada en foros políticos y mediáticos tras las tragedias surgidas de conflictos regionales como los de Siria, Iraq, Libia o Yemen.

Después de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el Ejecutivo israelí ha aprobado la construcción masiva de asentamientos o propuesto el traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén. ¿Han estudiado cómo podrían afectarles algunas de estas medidas?

No, porque es pronto para valorarlo. En una situación como la de Gaza sí hay que tomar en cuenta la posibilidad de que pueda haber un conflicto armado en el futuro y hay que prepararse. También hay que prepararse para que haya más colonias y que eso tenga un impacto. Lo que pueda pasar con la cuestión de la embajada es una cuestión política, pero evidentemente hay una serie de cosas que pueden suceder.

Entre ellas estarían los recortes a la aportación que EEUU hace anualmente a la ONU, como ha sugerido en alguna ocasión Trump. Agencias como la UNESCO o la UNRWA podrían verse directamente afectadas por haber sido críticas con Israel. ¿Se han planteado este escenario?

Los Estados Unidos han sido de manera constante el mayor contribuyente al presupuesto general de Naciones Unidas, donde las aportaciones de los países son voluntarias. No conviene especular sobre eso. De momento, no ha habido ninguna señal específica hacia UNRWA así que es mejor seguir con el diálogo y ya veremos lo que sucede.

Lo que sí estamos presenciando es cómo la doctrina de ‘mano dura’ de gobernantes del estilo Trump, Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan o Bashar Al Assad se está extendiendo por una Europa cada vez más encerrada en sí misma. Una Europa que ha cerrado varias de sus fronteras a miles de refugiados. Como persona que trabaja con ellos, ¿cómo ve usted el futuro?

Hay una herencia de la segunda Guerra Mundial, que queda recogida en la Carta de Naciones Unidas o en la Convención de Refugiados de 1951 y que muchas personas consideran como algo de un tiempo pasado. Tenemos que decidir si queremos vivir en un mundo que se rija por un marco legal internacional reconocido o en otro. Me parece muy importante que los países europeos no abandonen su compromiso histórico con estas Convenciones y lo digo porque a menudo son ellas los que las ponen como ejemplo para decirles a los países de América Latina, de África, de Asia lo que tienen que hacer.

Pero hemos visto que los convenios se han violado en propio suelo europeo. Un ejemplo es el acuerdo firmado entre la UE y Turquía tras la llegada masiva de refugiados. Varias organizaciones de DD.HH., incluida la ONU, denunciaron que contravenía el Derecho Internacional…

Hay un riesgo de que el sistema internacional se desmorone y Europa tiene que preguntarse qué tipo de futuro quiere gestionar. No podemos utilizar estos marcos de derecho internacional para imponérselos a otros si no estamos listos para aplicárnoslos. No obstante, hay que decir también que ha habido varios países europeos que han sido muy abiertos a la hora de recibir a refugiados. Hay que entender que pueda haber reacciones de miedo entre la población que se pregunta qué va a pasar. Por otro lado, ha habido manifestaciones de solidaridad que han influido en algunos procesos políticos europeos.

Con el brexit, en el Reino Unido, ha sucedido justo lo contrario. O lo que está pasando en Hungría, Austria o más cerca, en Francia, con la ultraconservadora Marine Le Pen con opciones reales de llegar al poder. Como persona que está en contacto con los representantes de algunos de estos líderes, ¿tiene la impresión de que las aguas son cada vez más turbulentas?

Así es, por eso mi papel es describir la situación que viven los refugiados en países como Siria, Líbano o Gaza y explicar por qué hay que respetar sus derechos. El papel de cómo acogerles en Europa es competencia de ACNUR (la Agencia de la ONU para los refugiados), no nuestra. Lo que sí puedo dar es un ejemplo, mi propio país, Suiza. Si en Líbano hay una población de cuatro millones de habitantes, en Suiza somos ocho. En Líbano han acogido a más de un millón y medio de refugiados, lo que significa que en Suiza tendríamos que haber acogido, en términos proporcionales, a unos 3 millones, ¡y ya tenemos debates emocionales por acoger solo a 3.000!

Resulta paradójico que países de Oriente Próximo con recursos mucho más limitados sean los más solidarios.

Es cierto que Europa tiene ahora sentimientos encontrados de miedo y solidaridad. Durante muchos años, sus dirigentes pensaron que los problemas del Medio Oriente se iban a quedar allí y que si uno no entraba en sus procesos políticos no habría consecuencias. Eso refuerza mi mensaje de que lo más importante hoy en día es legitimar la acción política y la negociación. Europa ya no es ajena a lo que ocurre en el Medio Oriente.

Siria…Aún tenemos esa imagen en la retina, también de 2014, en el campo de refugiados de Yarmouk, (Damasco) con miles civiles desesperados que salieron de las ruinas para recibir la ayuda de la UNRWA. Muchos eran palestinos…

Sí. Es una comunidad que enfrenta el doble trauma: el trauma de los abuelos, de los padres y ahora una nueva generación de refugiados de Palestina que tienen que vivir la experiencia de la pérdida de hogares, empleos, la pérdida de miembros de su familia por la catástrofe que es el conflicto en Siria. La generación más joven que no tenía la experiencia del ’48 (primera guerra árabe-israelí) o del ’67 (guerra de los Seis Días) ahora entiende lo que todo eso representa.

¿En qué situación están ahora?

Antes del conflicto en Siria había 560.000 refugiados de Palestina en Siria, hoy quedan 440.000 o sea que 120.000 huyeron del país, 32.000 están en el Líbano y 16.000 fueron a Jordania, países en los que también trabajamos. Aquí les hemos integrado en nuestros programas. Les apoyamos con asistencia como ya hacíamos con los refugiados palestinos que estaban allí. Los demás que salieron de la región y llegaron a Europa, Brasil, Asia salen del ámbito del trabajo de UNRWA.

Hablando de procesos políticos. En Oriente Próximo llevan 70 años con un proceso político enquistado, el conflicto israelopalestino. ¿El mundo lo ha olvidado?

Cuando uno piensa lo que significan siete décadas sin una solución política a la situación que produjo un desplazamiento forzoso inicial de 700.000 personas (1948), es tremendo. Una comunidad que hoy supera los 5 millones de personas, que no ve horizonte político ni personal (empleo, libertad de movimiento, etc) y sobre la que se acumulan las presiones. No, no se puede olvidar a la misma población que tiene Noruega, Madrid o Singapur en medio de este Medio Oriente tan inestable.

Hay gente que dice que la propia UNRWA se ha convertido en un problema más a resolver dentro del conflicto, que afianza la falta de perspectivas de los palestinos creando dependencia…

Hay que explicar dos cosas. Una es que la intención nunca era la de necesitar una organización como UNRWA durante décadas, la idea era acompañar a una comunidad de refugiados unos meses o un par de años hasta que se lograra la solución política. Una forma de fracaso internacional es la ausencia de ella, lo que implica, precisamente, que tengamos que mantener nuestras actividades. Esto nunca fue la idea inicial. Por otra parte, desde 1950 dos millones de refugiados palestinos han salido de nuestras escuelas. Algunos no han logrado encontrar un empleo, pero muchos sí y me los encuentro en Argentina, Brasil, Chile, EEUU, Europa, en los países del Golfo, en la misma Palestina. Estamos contribuyendo a desarrollar la columna vertebral de un futuro Estado Palestino, ayudando a una base que puede contribuir a una situación mucho más estable en el futuro.

Dos niños juegan en una calle de Gaza.

Dos niños juegan en una calle de Gaza. Khalid Atif Hasan UNRWA

Pero casi dos millones de palestinos hoy, con educación o no, no pueden salir de sitios como la Franja de Gaza. Este año se cumple una década del bloqueo impuesto por Israel…

La asistencia sigue siendo necesaria porque no hay otra salida. Al mismo tiempo hay que tener un discurso muy claro. El bloqueo de Israel es ilegal. Si seguimos así en Gaza no solamente vamos a tener una situación insostenible pronto sino que también van a faltar todas las condiciones básicas para la supervivencia. La actividad de UNRWA es apoyar y aliviar el sufrimiento en este sentido y tener un discurso público claro sobre las consecuencias de la ausencia de solución política para que los que tienen esa responsabilidad hagan su trabajo.

Usted, como representante de la Agencia de la ONU que nació precisamente para darles asistencia y protección, ha dicho en su última conferencia en Madrid que los refugiados palestinos viven hoy peor que antes. ¿Cómo explica eso?Cuando digo que la situación es peor es porque el espacio político que se abrió con el Proceso de Oslo se ha cerrado. Ya no hay proceso político serio y eso, con todos los conflictos regionales, ha empeorado las perspectivas para los palestinos aunque el apoyo que han recibido haya sido muy importante. Las actividades que hacemos en Gaza son inmensas. Apoyamos a 1 millón de personas con ayuda alimentaria. Al mismo tiempo es una cifra escandalosa porque nunca debería suceder en Gaza donde la gente tiene altos niveles de educación. Medio millón de alumnos acuden a nuestras 700 escuelas. Hay que concienciar al mundo de que no todo se puede solucionar de parte de UNRWA.

Sigamos con Gaza. Durante la guerra de 2014, 44 personas que buscaron protección en siete de sus escuelas murieron (más de 200 resultaron heridas) por bombardeos israelíes. ¿En qué punto está la investigación?

La investigación que hizo Naciones Unidas estableció la responsabilidad de Israel en esos siete casos. Lo que ocurra después de esa investigación es algo que sale de mis manos porque es un proceso que continúa en Nueva York entre Naciones Unidas y los israelíes a nivel político. Nosotros hicimos el trabajo que había que hacer con la contribución de todos los datos que teníamos sobre esos acontecimientos.

Datos como las coordenadas que le pasaron al ejército israelí para evitar precisamente que bombardearan sus instalaciones…

Lo notificamos, sí. En el caso de la escuela de Jabalia se hizo 17 veces; en la de Rafah, 33 veces. Todo el mundo sabía donde estaban, Israel también. Ahora, yo no soy un juez militar que pueda dictaminar si los bombardeos de las escuelas sucedieron con intención porque en un caso tan complejo como el de Gaza, donde hubo una guerra en un ámbito tan urbanizado, este tipo de situaciones pueden darse. Justamente por eso notificamos el lugar exacto de nuestras escuelas y, si usted toma la parte positiva de eso, hay otros 300.000 desplazados que sí pudimos proteger.

Eso es difícil de explicar a las familias de las víctimas…

Estoy de acuerdo. Lo ocurrido es inaceptable, pero protegimos a 300.000 y eso es una vez y media la población de mi ciudad, Ginebra. No es poco. Nosotros también perdimos a 11 colegas en 50 días, algo que muy pocas organizaciones pueden decir haber experimentado.

¿Esperan una indemnización por parte de Israel?

Después del conflicto de 2009 hubo un proceso similar al que se esta realizando ahora mismo en Nueva York y que contribuyó a la primera indemnización por parte de Israel. El proceso que se inició tras la guerra de 2014 no se ha concluido todavía y no sabemos si habrá indemnización o no en este caso. Es algo que se discute entre la sede y con los israelíes.

El ejército israelí siempre alegó que Hamás escondía armas en esas escuelas. ¿Las había?

No, eran solo componentes. No fueron cohetes como tal ni nada parecido. Los grupos palestinos las pusieron en instalaciones o escuelas vacías donde no había desplazados durante la guerra y nosotros las descubrimos en inspecciones que la UNRWA organizó. Igualmente, lo condenamos públicamente porque violaron la neutralidad de nuestras instalaciones. Lo mismo que con los bombardeos israelíes sobre nuestras escuelas. Yo mismo hice un briefing al Consejo de Seguridad desde Gaza para también condenar esta situación.

En marzo de 2014, usted asume el Comisionado de la UNRWA. Meses después llegaría la guerra más sangrienta entre Israel y Hamás en la Franja. Su organización estaba en el punto de mira de todas las partes. ¿Tuvo ganas de abandonar?

No, qué va… Uno no se rinde cuando hay dificultades. Para ningún conflicto armado hay soluciones simples. Suele ser al contrario. Lo que siempre me impresiona en esos momentos es el coraje de la gente que sobrevive en el contexto, cómo buscan sus propias soluciones.

Evidentemente, a veces fallamos y no logramos resultados impresionantes. Siempre habrá críticas, es parte del trabajo, lo acepto, pero cuando pienso en que hemos protegido a 300.000 personas durante este conflicto en medio del desastre, eso fue un logro increíble

Fuente: http://www.elespanol.com/mundo/oriente-proximo/20170317/201480332_0.html

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Aumenta la educación a domicilio en los Estados Unidos

Estados Unidos/Marzo de 2017/Fuente: Diario Las Américas

Alrededor de 1.8 millón de niños estadounidense se escolarizan en sus domicilios, una modalidad que ya se extendía antes de la elección de Donald Trum.

Mientras su primogénito de nueve años conjuga verbos en francés con un profesor particular, Emily Bradley guía a su hijo de tres años por los meandros de la alocución sin dejar de vigilar a su hija que se devana los sesos con un problema matemático.

Ninguno de sus cuatro hijos fue jamás a una escuela. Y tiene la intención de que las cosas sigan así, buscando personalizar su educación y dándoles una dimensión cristiana.

Alrededor de 1.8 millón de niños estadounidenses se escolarizan en sus domicilios, una modalidad que ya se extendía antes de la elección de Donald Trump, pero cuyo enfoque podría seducir a un mayor número tras el nombramiento de la muy controvertida Betsy DeVos como secretaria de Educación.

«No creo que el sistema educativo estadounidense sea muy bueno. Yo lo puedo hacer mejor», estima Emily Bradley, de 36 años. No es pro-Trump pero considera que el presidente «está a favor de las alternativas a la educación» que propone DeVos.

Su prole participa todas las semanas con otras veinte familias de Washington que se escolarizan en sus domicilios en cursos que ofrecen «una visión bíblica del mundo».

En el vecino estado de Virginia, alrededor de 350 familias adoptan prácticas similares y enriquecen su programa domiciliario con cursos de enseñanza -laicos- en el Compass Homeschool Enrichment.

Esas clases pretenden disipar las frecuentes críticas a la educación a domicilio: que limita la socialización de los niños y que los más grandes necesitan cursos profesionales en materias especializadas.

Cerca de 3.4% de los alumnos estadounidenses recibieron cursos en sus casas en 2012, según el Centro Nacional de Estadísticas de la Educación. Es decir más del doble que en 1999.

Si muchos precursores justificaban su opción por la educación domiciliaria en motivos religiosos, las tres cuartas partes de las familias alegan hoy su insatisfacción con las opciones escolares disponibles.

«Beneficios incontables»

La educación a domicilio tiene diferentes marcos según el estado del país, pero en general carece de una supervisión rigurosa.

Menos de la mitad de los cincuenta estados exige una evaluación de los alumnos, según el sitio ProPublica. Alrededor de un tercio de los estados no exige materias obligatorias a enseñar y la mayoría no dispone de medios para verificar que los padres respetan las reglas impuestas.

Los críticos temen las lagunas en el aprendizaje de los niños o incluso que sufran maltrato.

«Hay una responsabilidad de la sociedad sobre todos los niños. No creo que eso descarte la escuela a domicilio como opción, pero pienso que tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que los padres hacen bien las cosas con sus niños», comentó Christopher Lubienski, especialista en políticas educativas en la Universidad de Indiana, quien se manifiesta «preocupado» por la desregulación.

Betsy DeVos se ganó la ira de algunos por su defensa de la libertad de elección en la escuela, que prevé incluso la entrega de fondos federales a familias que abandonan la escuela pública. Actualmente el gobierno no ayuda financieramente a la educación a domicilio y por el momento no hay ningún proyecto de ley en ese sentido.

Kristin Yashko, de 47 años, frecuenta el programa Compass con sus tres niños. El resto de la semana ella es su profesora. «Los beneficios son incontables», afirma. «Simplemente pensé que podíamos hacerles vivir una mejor experiencia».

Aldrin, su hija de 13 años, califica su jornada habitual de «bastante cool». Hace matemáticas, lee el diario, estudia varias lenguas extranjeras, mira documentales.

«Pequeño grupo privilegiado»

Esta adolescente prevé ir a la universidad, porque «experimentar una estructura escolar podría estar bien».

Su madre confía en las perspectivas universitarias de sus hijos. «Las universidades buscan más bien niños que vienen de los caminos trillados», dice, pero ella cree que sus hijos «están realmente preparados para el mundo del trabajo».

Como todas las familias, las que defienden la educación a domicilio pagan impuestos para financiar la escuela pública. La manzana de la discordia para algunos.

No para Kristin Yashko, quien se dice «encantada de hacer su contribución» porque «queremos una población educada». «No creo que la educación a domicilio sea conveniente para todos».

Una opinión compartida por Emily Bradley, quien abandonó una carrera de leyes para educar a sus hijos: «Reconozco que probablemente nosotros formamos parte de un pequeño grupo de privilegiados».

La gran mayoría de los que hicieron esta opción son familias blancas, aunque en los últimos años han aumentado las familias negras.

Bradley reconoce que desescolarizar a sus niños no contribuye a mejorar la escuela pública. Pero «no creo que sea correcto que alguien, incluido el gobierno, pida a las familias que sacrifiquen lo que creen que es mejor para sus hijos para mejorar un sistema defectuoso».

Fuente: http://www.diariolasamericas.com/eeuu/aumenta-la-educacion-domicilio-los-estados-unidos-n4117136

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Publicación global de los libros del ex Presidente Barack Obama y la ex Primera dama Michelle Obama

19 Marzo 2017/Fuente y Autor: Sinembargo

Penguin Random House adquirió los derechos de los libros de Michelle Obama y de Barack Obama. Anuncian que cada editorial seguirá con sus planes para la publicación

Markus Dohle, el CEO del grupo editorial Penguin Random House, anunció hoy que todas las operaciones editoriales de la compañía a nivel mundial unirán sus esfuerzos para publicar los próximos libros del ex Presidente Barack Obama y de su esposa, la ex Primera dama Michelle Obama. En cada uno de los respectivos territorios locales, los libros tendrán su propio plan y fecha de publicación. Penguin Random House obtuvo todos los derechos reservados de ambos libros el pasado mes de febrero.

Además de Estados Unidos y Canadá, donde los libros serán publicados por Crown, entre los territorios donde se publicarán las ediciones en inglés de Penguin Random House se encuentran: Reino Unido, Australia, India, Irlanda, Nueva Zelanda y Sudáfrica, a través de la editorial británica Viking, perteneciente al grupo.

Penguin Random House Grupo Editorial publicará los libros en español, portugués y catalán en dos continentes en los siguientes países: España, Argentina, Chile, Colombia, México, Perú, Uruguay y Portugal. También habrá una edición especial en español para los Estados Unidos publicada por Penguin Random House. En Brasil, los libros serán publicados por Companhia das Letras.

La filial de Penguin Random House en Alemania, Verlagsgruppe Random House, propiedad de Bertelsmann y dirigida por Markus Dohle, publicará ambos libros en alemán, en total coordinación con Penguin Random House.

UNA INDUSTRIA LIBRERA AL SERVICIO DE LOS OBAMA

Markus Dohle, CEO de Penguin Random House, dijo: “Los equipos de Penguin Random House en todo el mundo están compuestos por los editores más respetados y distinguidos de la industria y juntos esperamos sacar provecho de nuestro profundo conocimiento editorial y experiencia sin precedentes para cumplir en brindarles al ex Presidente y a la Sra. Obama una plataforma y audiencia globales para sus libros”.

Tom Weldon, CEO de Penguin Random House Gran Bretaña, dijo: “No podríamos estar más orgullosos de que los Obama hayan elegido a Penguin Random House como su casa editorial mundial y británica. Todos nuestros editores creen en la capacidad verdadera que tienen los libros para cambiar y mejorar vidas. Sabemos que los libros de los Obama serán tanto magníficas obras así como inspiradores llamados a la acción.”

En nombre de Penguin Random House Grupo Editorial, la directora ejecutiva Núria Cabutí dijo: “Es una fuente de inmenso orgullo para nosotros publicar a los Obama en España, Portugal y Latinoamérica. Esperamos ayudar a difundir los mensajes de los Obama a personas de todo el mundo de habla hispana.”

“Companhia das Letras se guía por dos valores fundamentales: promover una amplia cosmovisión y ser voceros de la diversidad de la experiencia humana. Publicar los libros del ex Presidente Obama y de la Sra. Obama será un honor y una misión en un mundo y en un país con ansias de mensajes esclarecedores. Nos aseguraremos, con un verdadero sentido del deber, de que lleguen a la mayor cantidad de público brasileño posible”, dijo Luiz Schwarcz, editor de la Compañía de Letras.

“Barack Obama y Michelle Obama, individualmente y como pareja, encarnan de manera única lo que significa asumir responsabilidad por el mundo en el que vivimos. Su gracia y estilo, su humor y su rigor intelectual han hecho de ellos modelos universales y una inspiración para personas del mundo entero. Estamos encantados de ser parte del esfuerzo editorial global de Penguin Random House, acercando sus libros a los lectores alemanes”, dijo Frank Sambeth, CEO de Verlagsgruppe Random House.

En apoyo a la misión de la Fundación Obama y al propio compromiso de la Casa Editorial Penguin Random House con la responsabilidad social, la compañía donará un millón de libros en nombre de la familia Obama a First Book, una asociación sin fines de lucro de larga trayectoria perteneciente a Penguin Random House y a Open eBooks, el consorcio con base en Washington, DC para la iniciativa de educación digital de la Casa Blanca 2016. First Book se dedica a promover el acceso igualitario a la educación brindando libros nuevos, materiales de aprendizaje y otros elementos básicos a niños necesitados de los Estados Unidos y Canadá.

En consonancia con sus políticas previas, los Obama también planean donar una parte significativa de sus ganancias de autor a organizaciones de beneficencia, incluyendo la fundación Obama.

Fuente de la noticia: http://www.sinembargo.mx/18-03-2017/3171553

Fuente de la imagen:http://www.sinembargo.mx/wp-content/uploads/2017/03/ad_232173771.jpg

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