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“La transformación digital no es un problema, es una gran oportunidad”

Por Miguel Ángel Ossorio Vega
Robots que reciben a los visitantes, coches autónomos, emprendedores animando a diseñar el futuro o el fin de la discapacidad, protagonistas de un evento lleno de propuestas que ya forman parte del presente.

El futuro no va a crearse solo. Necesita personas, visionarios, que trabajen para crearlo. Y esos protagonistas de lo que llegará se han reunido en Madrid durante dos días, y de la mano de El País, Telefónica, Iberdrola y el Santander, para contar al mundo en qué están trabajando. Un foro en el que nos recibía un robot pensando para que sepamos dónde estaremos los demás dentro de unos años. Porque ellos ya están allí, diseñando el futuro de la educación, la salud, el transporte, la cultura o la energía. El futuro de la economía y de los negocios. El futuro de nuestras vidas. Nuestro futuro.

“La transformación digital no es un problema, es una gran oportunidad”, explicó David Alandete, director adjunto de El País. “En los próximos cinco años vamos a ver una gran revolución. La mayoría de los navegantes llegará a Internet a partir de ahora”, sostenía Matt Brittin, presidente de Google para Europa, Oriente Medio y África. La suya fue una de las ponencias más inspiradoras del foro, donde animó a la gente a emprender y a utilizar las herramientas digitales para aprender. “Muchos aprendemos en YouTube”, reconoció. Algo necesario para estar al día en nuevas tecnologías y poder hacer frente a lo que llegará:“Vamos a un mundo conectado de 3.000 millones de personas. Serán 5.000 en cinco años y 20.000 millones en 10. El crecimiento creativo va a ser exponencial. También económico. Se va a crear empleo a gran velocidad, a conectar marketing con negocios y proveedores al instante”, explicó. ¿Cómo quedarse parado con oportunidades de ese tamaño?

Sin embargo, la adaptación al mundo digital no está siendo tan sencilla para las empresas tradicionales, aunque, como explicó Brittin, “todos los negocios son digitales porque todos los clientes tienen ya un ordenador en su bolsillo”. La necesidad de adaptarse a la tecnología es un imperativo que llega como un gran reto relleno de oportunidades, pero también como un proceso que, como explicó Álex Martínez Roig, director de contenidos de Movistar+, “nunca va a acabar”: se habló mucho de Big Data combinado con Inteligencia Artificial, dos avances en plena experimentación que ya están dando alegrías de muchas compañías. “Los datos son críticos porque nos informan de manera precisa sobre las audiencias y sobre lo que desean”, explicó Noelia Fernández, directora general de desarrollo de negocio y transformación digital de PRISA.

En Retina tuvieron un especial protagonismo los medios de comunicación. Y, pese al pesimismo que reina entre la profesión, desde el mundo tecnológico sólo se observan oportunidades. “No tengo ningún miedo sobre el periodismo, se está haciendo más periodismo que nunca”, sentenció Madhav Chinnappa, jefe de relaciones estratégicas, noticias y editores de Google. Aunque, eso sí, “el usuario ha tomado el control sobre lo que desea”, añadió. Gracias a la tecnología, explicó Roig, se puede satisfacer también a los grupos de clientes más pequeños. “Vamos a seguir haciendo buenos productos para nuestras audiencias y nuestros clientes”, dijo Fernández.

Aunque la parte del contenido parezca estar cubierta, es cierto que las dificultades económicas lastran la adopción de estos avances. “No hay una única solución”, explicó Chinnappa, algo en lo que estaban de acuerdo desde PRISA: “Los modelos que tienen más fuerza son los capaces de combinar distintos modelos”. En este sentido, Noelia habló de buscar economías de escala y una mezcla entre el cobro por servicios y la inclusión de publicidad. Y si algo no sale bien, tener en cuenta una máxima de las empresas tecnológicas:“Fracasar es parte del proceso hacia el éxito”, en palabras de Chinnappa. Aunque hay algunas pistas sobre el camino a seguir: “Para mí, la historia de ahora es la historia del engagement”, explicó Mark Little, periodista irlandés que ahora ocupa la vicepresidencia de Twitter y fundador de Storyful. Little animó a los periodistas y a los medios a utilizar las bondades de las redes sociales para crear contenido: “Toma este contenido y crea historias enriquecedoras”. Y puso una única condición para recorrer el camino de la digitalización: “Ahora es el momento, es el principio”.

“Sueño con terminar con la discapacidad para siempre”

“En 2025 no existirán los discapacitados. La tecnología hará que se superen todas las barreras”, aventuró Eythor Bender, profesor de la Singularity University cuyo sueño es, precisamente, mejorar las prótesis actuales y utilizar los avances que llegarán en los próximos años para lograr “cambios reales en la vida de muchas personas”.

También se habló de energía, donde el coche eléctrico tiene mucho que decir: pese a que fabricar una batería con 100 kilómetros de autonomía tiene un coste de 7.000 euros, recorrer esos mismos 100 kilómetros costará tan sólo 2 euros, según explicaron algunos expertos en la mesa dedicada a la revolución de la energía.

Muchos de estos avances vienen de la mano de emprendedores, aquellas personas dispuestas a arriesgarlo todo para diseñar el futuro. “Ser emprendedor es levantarte cada día viendo que se pueden hacer las cosas mejor y de forma diferente”. Así comenzó su intervención Gustavo García Brusilovsky, fundador de BuyVip, quien, no obstante, se lamentó de que “en España, el mundo start-up es muy pequeño”. De ahí que pronostique la unión de start-ups con grandes empresas como forma de crecer y desarrollar nuevos productos, algo que interesa a las compañías asentadas porque “buscan catalizar el cambio”, explicó Rebeca Minguela, cofundadora de Blink.

Uno de los retos del ecosistema emprendedor en España es la configuración del sistema productivo, basado principalmente en pymes. Eso provoca que la falta de formación y de fondos lastre la implantación de la tecnología. “Todos estamos pensando ya en la próxima frontera de qué hacer con los datos, pero algunos están todavía en la primera casilla”, explicó Adeyemi Ajao, uno de los fundadores de Tuenti que ayudó a que nacieran Cabify o Job and Talent, entre otras empresas tecnológicas. “La tecnología va mucho más por delante que el usuario”, añadió Brusilovsky.

Sea como sea el futuro que venga, lo cierto es que llegará cargado de oportunidades para todos. “Es un momento apasionante”, sentenció Álex Martínez Roig. Bienvenidos al futuro.

*Artículo tomado de: http://www.media-tics.com/noticia/6505/tecnologias-emergentes/la-transformacion-digital-no-es-un-problema-es-una-gran-oportunidad.html

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Cuba y EEUU colaboran para preservar el museo de Hemingway

ElMundo/12 de mayo de 2016

Expertos de ambos países se han reunido en el museo de Finca Vigía de La Habana, para concretar la construcción de un local en el que almacenar y restaurar los documentos que se guardan en la casa del escritor en la isla

Hasta el momento, se han restaurado y conservado más de 2.099 páginas de documentos, más de 3.000 páginas de cartas y 170 páginas de manuscritos originales.

Expertos de Cuba y EEUU que colaboran en la preservación del legado de Ernest Hemingway se han reunido este jueves en el museo de Finca Vigía en La Habana, donde participan en la construcción de un local para almacenar y restaurar la documentación que guarda la antigua casa del escritor norteamericano en la isla.

«Este proyecto ha sido un gran avance entre cubanos y estadounidenses para mantener el legado de Ernest Hemingway», dijo a la prensa Jenny Phillips, presidenta de la Fundación Finca Vigía, una de las instituciones estadounidenses que trabajan con el museo cubano para conservar los valores que atesora.

Phillips anunció que este miércoles llegó un barco con materiales de construcción estadounidenses para el proyecto al puerto cubano del Mariel, donde radica la primera Zona Especial de Desarrollo de la isla.

El Taller, como se ha denominado al local que albergará un laboratorio con un almacén archivístico en el museo habanero, se edificará con materiales estadounidenses, convirtiéndose así en uno de los primeros proyectos de construcción en la isla que utiliza componentes del país norteamericano, desde el comienzo del embargo hace 55 años.

Por su parte, la presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba, Gladys Collazo, ha considerado que es un «acontecimiento importante» para el patrimonio cubano esta colaboración y ha resaltado el trabajo conjunto realizado en los últimos 14 años entre el museo Ernest Hemingway y la Fundación Finca Vigía que ha permitido la digitalización de miles de documentos.

Collazo ha señalado que por intermedio de la Fundación norteamericana, en el transcurso del último año se han podido obtener fondos provenientes de donaciones realizadas por compañías de EEUU como Caterpillar, AT&T, American Express y Ford Foundation para crear el Taller. La donación de Caterpillar asciende a 500.000 dólares, según refirió el presidente y director general de esa empresa, Doug Oberhelman, integrante de la delegación estadounidense, quien dijo que la realización de este trabajo conjunto ha sido un verdadero puente cultural entre EEUU y Cuba.

La colaboración entre la Fundación Finca Vigía y el museo Hemingway ha permitido mejorar las condiciones de almacenamiento de miles de piezas de la colección de documentos y objetos que pertenecieron al escritor, ha destacado la directora del museo cubano, Ada Rosa Alfonso. Según ella, se han restaurado y conservado más de 2.099 páginas de documentos, más de 3.000 páginas de cartas, 170 páginas de manuscritos originales de Hemingway, así como fotografías, álbumes de recortes, cablegramas, sobrecubierta de libros, folletos y revistas, entre otra papelería.

La casona Finca Vigía, situada a unos 15 kilómetros del centro de La Habana, fue durante más de veinte años la residencia del escritor norteamericano y se convirtió en el Museo Ernest Hemingway después de su muerte el 2 de julio de 1961, cuando se suicidó de un disparo con una escopeta de caza en Idaho.

Ernest Hemingway pasó largas temporadas, entre 1939 y hasta poco antes de su trágica muerte, en Finca Vigía, donde incluso escribió parte de algunas de sus más famosas novelas, entre ellas, El viejo y el mar, obra muy importante para que se le concediera el premio Nobel de Literatura en 1954.

El museo conserva una colección de unos 22.000 objetos personales y documentosque pertenecieron al novelista, entre libros, trofeos de caza, discos, armas, papelería, fotos, una máquina de escribir donde solía escribir de pie y el yate El Pilar, con el que salía a pescar y navegar por el mar Caribe.

Fuente: http://www.elmundo.es/cultura/2016/05/12/5734516ee5fdeac25c8b45bb.html

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Why Teachers Matter in Dark Times

Americans live in a historical moment that annihilates thought. Ignorance now provides a sense of community; the brain has migrated to the dark pit of the spectacle; the only discourse that matters is about business; poverty is now viewed as a technical problem; thought chases after an emotion that can obliterate it. The presumptive Republican Party presidential nominee, Donald Trump, declares he likes «the uneducated» — implying that it is better that they stay ignorant than be critically engaged agents — and boasts that he doesn’t read books. Fox News offers no apologies for suggesting that thinking is an act of stupidity.

A culture of cruelty and a survival-of-the-fittest ethos in the United States is the new norm and one consequence is that democracy in the United States is on the verge of disappearing or has already disappeared! Where are the agents of democracy and the public spaces that offer hope in such dark times? Many are in public schools — all the more reason to praise public school teachers and to defend public and higher education as a public good.

Public schools and higher education are «dangerous» because they hold the potential to serve as laboratories for democracy.

For the most part, public school teachers and higher education faculty are a national treasure and may be one of the last defenses available to undermine a growing authoritarianism, pervasive racism, permanent war culture, widening inequality and debased notion of citizenship in US society. They can’t solve these problems but they can educate a generation of students to address them. Yet, public school teachers, in particular, are underpaid and overworked, and lack adequate resources. In the end, they are unjustly blamed by right-wing billionaires and politicians for the plight of public schools. In order to ensure their failure, schools in many cities, such as Detroit and Philadelphia, have been defunded by right-wing legislators. These schools are dilapidated — filled with vermin and broken floors — and they often lack heat and the most basic resources. They represent the mirror image of the culture of cruelty and dispossession produced by the violence of neoliberalism.

Under the counterfeit appeal to reform, national legislation imposes drill-and-test modes of pedagogy on teachers that kill the imagination of students. Young people suffer under the tyranny of methods that are forms of disciplinary repression. Teachers remain powerless as administrators model their schools after prisons and turn students over to the police. And in the midst of such egregious assaults, teachers are disparaged as public servants.

To read more articles by Henry A. Giroux and other authors in the Public Intellectual Project, click here.

The insecure, overworked adjunct lecturers employed en masse at most institutions of higher education fare no better. They have been reduced to an army of indentured wage slaves, with little or no power, benefits or time to do their research. Some states, such as Texas, appear to regard higher education as a potential war zone and have passed legislation allowing students to carry concealed weapons on campus. That is certainly one way to convince faculty not to engage in controversial subjects with their students. With the exception of the elite schools, which have their own criminogenic environments to deal with, higher education is in free fall, undermined as a democratic public sphere and increasingly modeled after corporations and run by armies of administrators who long to be called CEOs.

All the while the federal government uses billions of dollars to fuel one of the largest defense and intelligence budgets in the world. The death machine is overflowing with money while the public sector, social provisions and public goods are disappearing. At the same time, many states allocate more funds for prisons than for higher education. Young children all over the country are drinking water poisoned with lead, while corporations rake in huge profits, receive huge tax benefits, buy off politicians and utterly corrupt the political system. Trust and compassion are considered a weakness if not a liability in an age of massive inequities in wealth and power.

In the midst of what can only be viewed as a blow against democracy, right-wing Republicans produce slash-and-burn policies that translate into poisonous austerity measures for public schools and higher education. As Jane Mayer points out in Dark Money, the Koch brothers and their billionaire allies want to abolish the minimum wage, privatize schools, eliminate the welfare state, pollute the planet at will, break unions and promote policies that result in the needless deaths of millions who lack adequate health care, jobs and other essentials. Public goods such as schools, according to these politicians and corporate lobbyists, are financial investments, viewed as business opportunities. For the billionaires who are the anti-reformers, teachers, students and unions simply get in the way and must be disciplined.

We need to invest as much, if not more, in education as we do in the military-industrial complex.

Public schools and higher education are «dangerous» because they hold the potential to serve as laboratories for democracy where students learn to think critically. Teachers are threatening because they refuse to conflate education with training or treat schools as if they were car dealerships. Many educators have made it clear that they regard teaching for the test and defining accountability only in numerical terms as acts that dull the mind and kill the spirit of students. Such repressive requirements undermine the ability of teachers to be creative, engage with the communities in which they work and teach in order to make knowledge critical and transformative. The claim that we have too many bad teachers is too often a ruse to hide bad policies and to unleash assaults on public schools by corporate-driven ideologues and hedge fund managers who view schools strictly as investment opportunities for big profits.

We need to praise teachers, hold them to high standards, pay them the salaries they deserve, give them control over their classrooms, reduce class sizes and invest as much, if not more, in education as we do in the military-industrial complex. This is all the more reason to celebrate and call attention to those teachers in Chicago, Detroit and Seattle who are collectively fighting against such attacks on public schools. We need to praise them, learn from them and organize with them because they refuse to treat education as a commodity and they recognize that the crisis of schooling is about the crises of democracy, economic equality and justice. This is not a minor struggle because no democracy can survive without informed citizens.

Neoliberal education is increasingly expressed in terms of austerity measures and market-driven ideologies that undermine any notion of the imagination, reduce faculty to an army of indentured labor and burden students with either a mind-numbing education or enormous crippling debt or both. If faculty and students do not resist this assault, they will no longer have any control over the conditions of their labor, and the institutions of public and higher education will further degenerate into a crude adjunct of the corporation and financial elite.

Clearly, it is time to revisit Mario Savio’s famous speech at Berkeley in 1964 when he called for shutting down an educational system that had become odious. In his own words:

There comes a time when the operation of the machine becomes so odious, makes you so sick at heart, that you can’t take part, you can’t even passively take part; and you’ve got to put your bodies upon the gears and upon the wheels, upon the levers, upon all the apparatus, and you’ve got to make it stop. And you’ve got to indicate to the people who run it, the people who own it, that unless you’re free the machine will be prevented from working at all.

Savio’s call to resistance is more relevant today than it was then. Public schools not only mimic the injustices of an oppressive economic system, but also funnel poor youth of color into the criminal legal system. The good news is that there is an echo of outrage and resistance now emerging in the United States, especially among young people such as those in the Black Lives Matter movement.

If the major index of any democracy is measured by how a society treats its children, the United States is failing. Fortunately, more and more people are waking up and realizing that the fight for public schooling is not just about higher salaries for teachers; it is about investing in our children and in democracy itself. At the same time, we live in what author Carl Boggs and others have called a permanent warfare state, one in which every space appears to be a battlefield, and the most vulnerable are viewed not only as an imminent threat, but also as the object of potential violence. This suggests that the battle of education must become part of a wider political struggle. This is a struggle that connects assaults on education with the broader war on youth, police violence with the militarization of society and specific instances of racist brutality with the unchecked exercise of the systemic power of finance capital. But the struggle will not be easy.

If the major index of any democracy is measured by how a society treats its children, the United States is failing.

Beneath all of the current brutality, racism and economic predation, there is some hope inspired by the generation of young people who are protesting police violence and the attack on public and higher education and working hard to invent a politics that gets to the root of issues. There is also a glimmer of possibility in those youth who have supported Bernie Sanders but are really demanding a new and more radical definition of politics: Their vision far surpasses that of the left-centrists and liberals of the Democratic Party.

Elections are the ruse of capitalism, and that has never been more clear than at the present moment. On the one side we have Hillary Clinton, a warmonger, a strong supporter of the financial elite and a representative of a neoliberalism that is as brutal as it is cruel. On the other side we have Donald Trump, a circus barker inviting Americans into a den of horrors. And these are the choices that constitute democracy? I don’t think so.

Collective self-delusion will only go so far in the absence of an education system that offers a space for critical learning and dissent, and functions as a laboratory for democracy. There is a tendency to forget in an age dominated by the neoliberal celebration of self-interest and unchecked individualism that public goods matter, that critical thinking is essential to an informed public and that education at the very least should provide students with unsettling ruptures that display the fierce energy of outrage and the hope for a better world.

But a critical education has the capacity to do more. It also has the power not only to prevent justice from going dead in ourselves and the larger society, but also, in George Yancy’s poetic terms, to teach us how to «love with courage.» Hopefully, while education cannot solve such problems, it can produce the formative cultures necessary to enable a generation of young people to create a robust third party — a party fueled by social movements demanding the economic and political justice that could allow a radical democracy to come to life.

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Orealc Unesco: E2030 educación para transformar vidas META 4

Fuente OREALC UNESCO/ 12 de mayo de 2016

Meta 4 – Entregar competencias para el empleo, el trabajo decente y el emprendimiento

Estrategias para lograrlo:

  • Reducir la desigualdad y responder a los cambiantes contextos y necesidades de los mercados laborales, así como a la «economía informal» y el desarrollo rural
  • Potenciar aprendizajes flexibles en entornos formales y no formales
  • Garantizar que los programas de etsudios sean de alta calidad, incluyan habilidades relacionadas al trabajo, coo destrezas no cognitivas/transferibles
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EE.UU: “Read Conmigo”, un programa de educación bilingüe para padres e hijos

EE.UU/ 12 de mayo de 2016/ Ana Veciana Suarez/ Fuente: Herald.com

“Read Conmigo” es un programa gratis, de pre kindergarten a quinto grado, de alfabetización bilingüe. El programa está ahora en 10 ciudades de Estados Unidos y recibe el apoyo de unos 11,000 educadores. Ha distribuido más de un millón de libros gratis a familias y escuelas en todo el país.

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No culpe a los genes de las malas notas

www.abc.es/12-05-2016/Por: J.de Jorge/Madrid

Investigadores descubren 74 marcadores genéticos relacionados con el éxito escolar, pero dicen que su influencia es mínima.

¿De qué depende que un niño saque malas notas o, por el contrario, tenga éxito en los estudios? Seguramente hay muchas respuestas para esta pregunta, que incluyen un buen número de factores sociales y culturales, pero siempre queda la duda de si los chavales vienen «formateados» de fábrica para llevarse bien con los libros. Eso de que «el que vale, vale». Pues bien, un equipo internacional de investigadores ha analizado el material genético de unos 300.000 personas para comprobar si existen genes clave que lleven a quienes los poseen a estudiar durante más tiempo. En efecto, han encontrado 74 marcadores genéticos fuertemente relacionados con el número de años de educación formal, pero advierten de que su influencia es minúscula. Por sí mismos, dicen los científicos en la revista Nature, esos marcadores no pueden predecir el rendimiento de una persona en la escuela.

En total, los autores del estudio identificaron 9 millones de variantes genéticas que, como grupo, tienen cierta influencia en el éxito escolar; éstas incluyen los 74 marcadores genéticos que muestran una fuerte influencia individual. Las variantes podrían explicar diferencias en el nivel de instrucción entre los individuos del 3,2%.

No es mucho. Los investigadores estiman que una persona que lleve dos copias de la variante genética que tiene el efecto más fuerte conocido completaría nueve semanas más de escolarización durante toda su vida que una persona sin ninguna copia. Además, como en el trabajo se examinaron solo a personas de ascendencia europea, no está claro si los resultados son aplicables a aquellos con raíces en África o Asia.

La influencia social
Los autores también informan de que los marcadores se encontraron en superposición con otros asociados con un mejor rendimiento en las pruebas cognitivas, reforzando la idea de que el nivel de instrucción es un indicador de la inteligencia. Con todo, incluso si se conocieran todos los contribuyentes genéticos a nivel de estudios, los investigadores creen que su efecto sería probablemente eclipsado por otros factores, como el nivel socioeconómico y educativo de la familia del niño. Como dice Christopher Chabris, coautor del trabajo y psicólogo cognitivo en el Union College de Schenectady, en Nueva York, sería «irresponsable» utilizar estos resultados genéticos para hacer una predicción sobre el éxito académico de una persona.

Según Nature, estas conclusiones han generado división de opiniones. Algunos investigadores esperan que el trabajo pueda ayudar a los estudios de biología, medicina y política social, pero otros dicen que el énfasis en la genética oscurece factores que tienen un impacto mucho mayor en los logros individuales, como la salud, la actitud de los padres y la calidad de la enseñanza. Incluso los propios autores insisten en su importancia.

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