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Reseña de Libro: Los límites de la democracia .

Gino Germani. Norberto Bobbio. S. N. Eisenstadt. Theda Skocpol. Alberto O. Hirschman. Perry Anderson. Luciano Pellicani. Francesco Alberoni. Seymour Martin Lipset. Adrian Lyttelton. Achille Ardigó. Torcuato S. Di Tella. Göran Therborn. Alessandro Pizzorno. Carlo Donolo. Pierre Birnbaum. Magali Sarfatti Larson. Richard Falk. Kyriakos M. Kontopoulos. Fernando Henrique Cardoso. Philippe C. Schmitter. Guillermo O´Donnell. Jorge Graciarena. Giorgio Alberti. Francisco Delich. [Autores de Capítulo]

Colección Biblioteca de Ciencias Sociales. Colección Histórica.
ISBN 950-9231-13-6
CLACSO.
Buenos Aires.
Enero de 1985
 

El problema de la democracia atraviesa toda la reflexión de la modernidad y parece en ocasiones confundirse directamente con el problema de la política y de lo político. Los procesos de modernización y desarrollo, cumpliendo por diferentes caminos históricos pero dando siempre como resultado una mayor complejidad social, reabren los esfuerzos de interpretación teórica respecto de la relación entre el sistema político y la transformación económica y social. Tales esfuerzos tienen como motivación subyacente la comprobación de la vulnerabilidad o precariedad de los sistemas democráticos, ya sea en una continuidad de los regímenes constitucionales o a traves de las rupturas de los mismos. Por otra parte, las rupturas revolucionarias no necesariamente se plasman en formas más altas de participación política institucionalizada. Los límites de la democracia (Volumenes 1 y 2) constituyen un trabajo colectivo por parte de los especialistas internacionales en este campo, quienes encaran específicamente una reflexión dialogada sobre los resultados democráticos y autoritarios de los procesos revolucionarios; el aporte de la modernidad y de la tradición a la génesis de los movimientos autoritarios; la vulnerabilidad de la democracia en las sociedades avanzadas y los procesos de modernización y la persistencia del autoritarismo en América Latina. Todos los trabajos fueron presentados en el Congreso Internacional en honor de Gino Germani, realizado en Roma en la Libera Universita Internazionale degli Studi Sociali, a fines de 1980, con el patrocinio del Centro Gino Germani, del International Sociological Association, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, el Consiglio Italiano per le Scienze Sociali, el Centro Nazionale di Prevenzione e Difesa Sociale, el Instituto de Sociología de la Universidad de Harvard y el Instituto di Sociologia dell´Universita degli Studi di Napoli.
Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/historico/pizzorno.pdf
Imagen: http://www.clacso.org.ar/clacso/novedades_editoriales/img_tapas/381_Tapa.gif
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Los docentes argentinos y un paro que se avecina.

América del Sur/Argentina/26.02.2017/Autor y Fuente: http://prensa-latina.cu/
Tras desacuerdos constantes con el Gobierno, los docentes argentinos encabezarán el 6 de marzo un paro de 48 horas en su lucha por mejores condiciones salariales.

La noticia se veía venir y ya lo habían advertido desde hace semanas. Esta decisión retrasa el inicio de curso escolar, previsto para esa misma fecha.

Después de una larga reunión, la víspera, los cinco gremios que agrupa la Confederación de Trabajadores de la Educación de Argentina (Ctera) decidieron por unanimidad parar sus labores tras desacuerdos con la propuesta del Gobierno.

El Ejecutivo de Mauricio Macri dejó en manos de las provincias la definición del incremento salarial de los maestros y anunció que solo garantizaría con su asistencia el actual sueldo mínimo de nueve mil 672 pesos (unos 600 dólares).

En el caso de la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, la oferta del Gobierno local fue el aumento del 18 por ciento a pagar en cuatro cuotas del 4,5 por ciento, atadas al índice de inflación, lo que se reduce más o menos a 250 pesos (16 dólares) por mes en cada trimestre, dependiendo de la carrera docente.

En tanto en la capital, el ministerio de la Ciudad a cargo de Soledad Acuña ofreció apenas un 16 por ciento de incremento salarial en dos cuotas, la segunda a pagar en octubre.

El punto de la discordia es, sobre todo, porque varias provincias reclaman que se vuelva a aplicar el formato de negociación federal para definir el mínimo salarial de los educadores a nivel país y no como se pretende, que cada gobierno local lo resuelva según sus posibilidades.

De acuerdo con un comunicado emitido por la Ctera, ante la falta de convocatoria a la paritaria nacional del sector, como se le conoce aquí a los convenios salariales, y la negativa gubernamental, resolvieron extender el paro por dos días y marchar también en la movilización que realizarán las mayores centrales sindicales por ‘educación y trabajo’, el 7 de marzo.

Además anunciaron que se sumarán al paro internacional de las mujeres, un día después, y en la segunda semana de marzo realizarán acciones en las provincias con la comunidad educativa: clases públicas, abrazos a las escuelas, jornadas de difusión y radios abiertas.

En caso de que no haya una respuesta positiva de la contraparte, advirtieron, se convocaría a otro paro de 48 horas con una marcha hasta la emblemática Plaza de Mayo.

Los maestros están dispuestos a ganar su lucha por un salario digno pues aseguran que lo que cobran hoy no alcanza siquiera para pagar el tarifazo reciente de la electricidad.

Lo único que le pedimos al Gobierno es no seguir perdiendo el poder adquisitivo, declaró recientemente al canal C5N el líder del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de la provincia de Buenos Aires, Roberto Baradel.

Por su parte el secretario general de la asociación docente Ademys de la capital, Jorge Adaro, calificó de insulto la oferta del gobierno local.

‘El salario debe ser unificado a nivel nacional. La responsabilidad de la educación y las escuelas es nacional. No es posible que cada gobernador pague lo que quiera’, remarcó.

‘Nosotros estamos en la ciudad más rica del país y nos ofrecen un 16 por ciento cuando la inflación de 2016 fue del 41’. Macri, dijo, tiene que hacerse cargo de la educación.

Unamos las escuelas, no al ajuste, ningún docente por debajo de la línea de pobreza, subraya una de las consignas de los trabajadores nucleados en la provincia de Buenos Aires.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=66392&SEO=los-docentes-argentinos-y-un-paro-que-se-avecina

Imagen: http://prensa-latina.cu/images/2017/febrero/24/Argentina-aula-vacia.jpg

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Entrevistas a dos sobrevivientes del secuestro de estudiantes secundarios durante la dictadura argentina conocido como “la Noche de los Lápices”

América del Sur/Argentina/26.02.2017/Autor: Ailín Bullentini/Fuente:http://www.nodal.am/

Reflexiones del pasado y el presente

Dos sobrevivientes del secuestro de estudiantes secundarios en La Plata durante la dictadura hablaron con Página/12. Compararon su militancia en aquellos días con la de los jóvenes en la actualidad y advirtieron sobre la regresión en materia de derechos humanos a partir de la llegada de Macri al gobierno.

EMILCE MOLER: “El terrorismo de Estado de ayer es el hambre de hoy”

A los 20 años, a Emilce Moler le abrieron la puerta de la cárcel de Devoto y le dijeron que se fuera. Había estado poco más de un año a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Antes, secuestrada en Arana, el Pozo de Quilmes y la comisaría tercera de Valentín Alsina, en el conurbano. Bajo “libertad vigilada”, ya no volvió a La Plata, donde había nacido, crecido y conocido la militancia en la escuela secundaria de Bellas Artes. Corría 1979 y era una de las cuatro sobrevivientes de la cacería que la Bonaerense desplegó en La Plata contra militantes adolescentes de la Unión de Estudiantes Secundarios y que con los años acabó conociéndose como La noche de los lápices. Con su testimonio en el juicio a la cúpula de la Bonaerense en 1986 y en el trabajo con el Equipo Argentino de Antropología Forense aprendió “el valor irremplazable de los sobrevivientes. Somos los que podemos dar luz al ‘adentro’”. La impunidad de las leyes derrumbó esperanzas. Estudió Matemáticas y, desde su perfil docente, volvió a la militancia política con el kirchnerismo. “Fue el único proyecto político que se cargó sobre sus hombros la memoria, la verdad y la justicia y yo abrace su causa contenta”, evalúa.

–Se cumplen 40 años de su secuestro. ¿Qué tiene de especial este aniversario?

–Las efemérides siempre ayudan para hacer una reflexión del pasado y los números redondos, como en este caso, pareciera que exigiesen una reflexión mayor. Las reflexiones yo siempre las hago en dos planos, uno individual y uno colectivo. El balance colectivo nos lleva a pensar qué pasó en los últimos 40 años. Muchas cosas, pero en el plano específico de los derechos humanos creo que avanzamos mucho como sociedad. Todo lo que nos hubiera gustado indudablemente no, pero avanzamos sobre todo en el repudio a la dictadura, a las torturas, a la apropiación de hijos y nietos, a las desapariciones. hemos aprendido muchos conceptos, se han establecido leyes. El año 2003 fue definitivamente un quiebre positivo en este sentido. Como sociedad llegar a ese piso no es malo. Falta, falta mucho y ahora lo estamos viendo con un gobierno que lejos de bregar por estas políticas, saca financiamiento y deja caer programas y así refleja que no es su interés mantenerlas. Las frases que emiten sus integrantes tampoco son inocentes. Es un retroceso que no encuentra una reacción tan masiva como pensábamos que iba a tener. Ese es el termómetro que nos permite medir hasta dónde habíamos calado fuerte en estos temas y qué capas nos faltan perforar.

–¿Cómo explica que ese retroceso no encuentre una reacción masiva?

–Uno se tiene que replantear cómo explicamos el tema de los derechos humanos durante estos años, durante los que no pudimos hacer ese nexo entre las violaciones de derechos humanos y las cuestiones económicas. Eso nos faltó. La cuestión cultural nos quedó más atrás, incluso. Durante el kirchnerismo trabajé en la aplicación de la Asignación Universal por Hijo, y veía que maestras que se emocionaban con las Madres y las Abuelas en un acto después cuestionaban la asignación, trataban mal a los chiquitos o protestaban por los limpiavidrios. Ahí tenemos que hacer un análisis de cuál fue nuestro legado en memoria, porque creo que quedó disociado del presente. Nos quedamos en las violaciones a nuestros derechos humanos, nos faltó darle la envergadura necesaria para que se pueda extender a los derechos de todos, para que se pueda reactivar. El terrorismo de Estado de ayer es el hambre de hoy. Antes, torturas y desapariciones. Hoy, pobreza y desocupación. Hoy son negros de mierda, los pibitos con capuchas, los inservibles, los bolivianos, los paraguayos. Ayer, éramos subversivos. Recuerdo que un militar una vez le dijo a mi padre “su hija es irrecuperable para esta sociedad”. Cuando escucho que eso se dice de los pibes pobres, bueno… Como sociedad, creo que ahora no se aceptaría un golpe militar como tal, pero las formas de sometimiento, de control político hegemónico económico se manifiestan de otra manera.

–¿Y la reflexión individual?

–No la puedo disociar de lo colectivo. Me hubiera gustado llegar a los 40 años de La noche de los lápices con otro escenario político. Tuve una tristeza, y por momentos la tengo, de no poder seguir avanzando como hubiéramos avanzado si seguía el kirchnerismo. No estarían los juicios (de lesa humanidad) en peligro. Yo que siempre luché por la verdad, la memoria y la justicia como tantos otros sobrevivientes, el de Néstor y Cristina fue el único proyecto que se cargó al hombro estas cuestiones no desde lo declamativo, sino en su concreción en políticas de Estado, y por lo tanto había que ayudarlos, apoyarlos con toda la fuerza. Yo abracé la causa contenta. Avanzamos muchísimo, pero creo que hay una necesidad de repensar algunas prácticas.

–¿Se puede hacer un paralelismo entre la militancia de ustedes entonces y lo que sucedió con la juventud en los últimos 12 años?

–En los últimos años me fue muy fácil explicarles a los chicos qué era militar. En los 90 había un cortocircuito desde la palabra misma. Me decían “¿qué es militar? ¿un militar?” No tenía cómo explicarles el fervor de una bandera, de una marcha. Y estaba bien, porque la política se abraza cuando se ve que a través de ella se puede hacer algo, se puede cambiar algo. Quién se iba a dedicar a la política en los 90 cuando los políticos eran los que hacían que cerraran las fábricas y recortaran los sueldos. No te quedaba otra que ser enemigo de eso. Cuando empezó todo este reverdecer de la política, las preguntas que me hacían apuntaban casi todas a los centros de estudiantes de entonces, cómo era hacer política, y no tanto qué pasaba en un centro clandestino. Y yo siempre les fui sincera: siempre organizar es difícil, las militancias son incómodas, cuestan trabajo y nunca fuimos la mayoría para que no se haga una idealización. Porque si no les dejás a los jóvenes de hoy un legado demasiado duro. La diferencia grande entre ellos y nosotros era el contexto: nosotros militamos en un contexto violento, no conocíamos el valor de la democracia. Tampoco teníamos la posibilidad de pensar en una carrera política. Para no- sotros siempre fue jugarnos a todo o nada, algo que no es lógico: no te tenés que jugar la vida para intentar cambios. El problema fue de nuestra sociedad que hizo que nos la tuviéramos que jugar. Ojalá que nadie más tenga que jugarse la vida por querer cambiar las cosas.

–¿A la distancia analiza ese “jugarse la vida” como un error?

–No, para nada. Y algo que nos permitieron los años kirchneristas es que nos permitió contar los 70 desde otro lugar que no fueran solo muerte y desapariciones, nos permitió contarlos desde la política y muchas de las cosas por las que nosotros bregábamos, pudimos verlo. sobre todo en cuanto al rol del Estado. Ahí tuvimos un logro, 30 años después.

–¿Cómo piensa que se puede resignificar hoy la memoria de lo ocurrido durante la dictadura?

–Nos faltó poder relacionarlo más con la vida cotidiana de todos. Llegamos a lo sensible, logramos sensibilizar a la sociedad, pero nos cuesta que lo replanteen en sus propios días. No pueden entender que la razón por la que entonces militábamos y por la que nos hicieron lo que nos hicieron es la misma por la que hoy defendemos a los pibes pobres de los abusos de la policía, por ejemplo. Los abusos institucionales que sufrimos no logramos que la sociedad las conecte con la maldita policía, por ejemplo. Hoy no es tan difícil como lo fue en los 90. Cuesta porque hoy a los chicos no les podés hablar desde el miedo de que pueda volver una dictadura como la de entonces, pero tenemos que lograr que entiendan que si vuelve, lo hará de manera diferente, más sutil, sofisticada y es más difícil que les hagan frente.

PABLO DIAZ. “Los tiempos actuales son de retrocesos”

Pablo Díaz habla de “escenas” para referirse a los flashes más fuertes sobre La noche de los lápices que ocupan su memoria. La “escena del grito de Claudia (Falcone, una de las estudiantes secundarias desaparecidas)”; la de “el juramento”; las de “las vidas de cada uno” de los chicos y chicas que fueron secuestrados la madrugada del 16 de septiembre de 1976 en La Plata durante una cacería de la Bonaerense, compañeros suyos de militancia secundaria, y con los que compartió cautiverio en diversos centros clandestinos de detención. Pasaron 40 años de aquellos días que se convirtieron en la ausencia definitiva de sus compañeros y aún recurre a la película que inmortalizó el hecho en base a su testimonio y al libro escrito por María Seoane y Héctor Ruiz Núñez, en 1986. “Mi obsesión única, egoísta y personal fue cumplir con el juramento que les hice a los chicos en la última escena de la película”, mezcla el film con la promesa que le hizo al puñado de estudiantes secundarios platenses cuando lo “blanquearon” y salió del Pozo de Banfield: “Siempre estoy parado sobre el juramento de que ellos también iban a salir de ahí. Por eso testimonié, por eso el libro, por eso la película, por eso cada charla.”

–¿Qué tiene de especial el aniversario número cuarenta de La noche de los lápices?

–No hubo un año único y creo que siempre va a ser así. La vida cotidiana me va incorporando a la sociedad en la que vivimos, entonces a veces pensás y a veces no; a veces te emocionás y otras no. Pero pasan los años y el hecho sigue ahí, La noche de los lápices es todas las noches para mí, porque todo el tiempo voy descubriendo cosas. Siempre pasa algo que lo resignifica y lo reactualiza desde algún lado. La comunicación con los familiares de los chicos que ya no están está siempre, pero además pasan cosas que me invitan a resignificar. En noviembre del año pasado, por ejemplo, 39 años después, fue la primera vez que me llamaron fiscales para consultarme por abusos sucedidos y sufridos en los centros clandestinos. Si yo había sufrido abusos, que les cuente de lo que me había dicho Claudia la última vez que la vi, que ella nunca más podría ser una mujer porque la habían violado. Para mí, hasta entonces, siempre había sido anecdótico ese comentario. Para mí, para la Justicia, para la sociedad, para el periodismo. Y quizá lo anecdótico había sido todo lo demás y eso era el origen de todas las tristezas de Claudia. Y, sin embargo, los avances en la comprensión judicial de estos hechos, el #NiUnaMenos, lo resignifican. Y las charlas con los chicos en las escuelas, que siempre me ayudan a mantener la memoria.

–¿En qué sentido ayudan a ese ejercicio?

–Con las charlas puedo volver sobre mis recuerdos, recordar a los ausentes, pero también hablar del hoy, de cosas que a los adolescentes de hoy les pasan. Entre lo de ayer y ciertos valores que nosotros teníamos y lo que hoy ellos viven como sus propios conflictos hacemos un puente.

–¿Cómo les habla de su generación?

–Les cuento que éramos chicos con sensibilidad social y amor. Nosotros éramos sensibles a lo que ocurría en nuestro entorno y más allá de él. Salvo Panchito López Muntaner (otra de las víctimas de La noche de los lápices), éramos chicos de clase media, sostenida, consolidada, que nos acercábamos a un barrio y alfabetizábamos, trabajábamos en comedores escolares. Ir a los barrios fue un descubrimiento y después, un marco solidario para tratar de buscar derechos, concretar nuestro deseo de una sociedad más justa. Esa sensibilidad social la encuentro ahora en los chicos. Y si no, los estimulo a buscarla.

–¿Qué otros puntos en común encuentra con la generación adolescente actual?

–Ellos no tienen una militancia clandestina, porque ya no hay dictadura, pero también porque somos nosotros sus padres, o gente más joven que nosotros. Ellos pueden en la sobremesa familiar plasmar su propia identidad religiosa, sexual, política. En nuestras casas el autoritarismo estaba a flor de piel. Mis viejos no se tuteaban. Imaginate la historia con la militancia. No me dejaban militar. Mi papá me echó un día de casa porque me encontró con mi mamá hablando del Che Guevara. ¿Cómo no iba a ser clandestina la militancia? No estábamos clandestinos solo de la dictadura. De nuestras familias también debido a la ingenuidad o a la falta de entendimiento político de nuestros padres. Nuestras madres se iban enterando en qué andábamos, entre comillas, a medida que nos iban secuestrando.

–¿Ve similitudes en las condiciones socioeconómicas de entonces y las de hoy?

–Sí. En normalidad de condiciones, son iguales a lo que éramos nosotros. La diferencia está en la logística que implementamos en aquellos años. Porque yo no me voy a meter en cómo los familiares recuerden a sus hermanos o sus hijos para poder sobrellevar esta historia. Si quieren pensarlos como revolucionarios, lo serán. Si quieren que sean inocentes, lo serán. Lo que sea. Nunca los voy a juzgar. Pero lo que viví, lo que escuché, lo que éramos no me lo voy a olvidar nunca. En ese sentido, somos muy parecidos los adolescentes de ayer y hoy. Porque ellos tienen interés, tienen sensibilidad y amor. El estímulo, por eso, es para que ellos se involucren, sean actores de su propio tiempo, pongan en algún lugar la sensibilidad social, la solidaridad y la lucha por un derecho. Yo no creo en la política partidaria, pero los estimulo a que estén ahí o en un gremio, barrio, centro de estudiantes.

–No eran revolucionarios, dice. ¿Qué eran?

–Adolescentes.

–Habla de inocencia. ¿Se cree culpable?

–Cuando hablo con los chicos me gusta que ellos entiendan nuestra culpabilidad. Nos agarraron por algo, entre comillas, yo les digo por qué, necesito que entiendan quién era el bueno y quién el malo, quién estaba haciendo el bien y quién el mal. ¿De qué se nos culpaba? Del apoyo escolar, de querer con eso que el barrio pobre que tenía nueve cuadras de largo tuviera cada vez menos. Hoy hay 70 cuadras de ese barrio pobre. Nuestra intencionalidad, la de nuestra militancia política, social, gremial, en un centro de estudiantes era por que queríamos vivir en un lugar más justo. Éramos animales que necesitábamos alimentarnos de hacer cosas en función del cambio que buscábamos. ¿Dónde se hace uno apasionado de la política? En la vergüenza de la pobreza, cuando siente la pobreza. A Víctor Treviño, un compañero que está desaparecido hoy, yo lo vi lagrimear un sábado mientras entraba en un barrio periférico de La Plata y cuando le pregunté qué le pasaba me respondió “¿Cuándo vamos a poder cambiar todo esto?”. Ésa es la pasión de hacer todo y más de lo que esté al alcance de uno para mejorar la cosa. Por supuesto que no fuimos culpables de nada, fuimos dignos en todo.

–Planteó que se va “adaptando” a la sociedad en la vida cotidiana. ¿En qué momento, en estos últimos 40 años, se sintió más cómodo durante esa adaptación?

–Pude descansar en el kirchnerismo. Porque hubo justicia, porque había otros que tomaban la posta, por que los organismos se fortalecieron. Además, fue un tiempo en el que me fui argumentando cosas. Los tiempos actuales son de retrocesos. Pero yo nunca tuve vergüenza de decir que vivo para que Claudia y los chicos vivan. Siempre estoy atento a que ellos estén vivos.

Fuente: http://www.nodal.am/2016/09/emilce-moler-sobreviviente-argentina-de-la-noche-de-los-lapices-el-terrorismo-de-estado-de-ayer-es-el-hambre-de-hoy/

Imagen: http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2016/09/na16fo01-600×350.jpg

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Carta del hijo de una docente de escuela pública

Mi nombre es Esteban, tengo 27 años y soy hijo de madre docente, nieto de una docente y sobrino de un docente, orgulloso de formar parte de una familia que brindó y brinda a la comunidad educación durante muchos años en escuelas públicas.

Desde muy pequeño mi madre me enseñó a defender la educación pública, libre, laica y gratuita; y al calor de sus reclamos, de sus paros, de sus movilizaciones aprendí también a luchar. Hoy siento tristeza y bronca por la situación que sufre la educación pública, donde son cientos de miles los trabajadores docentes y auxiliares precarizados por el Estado en toda la provincia como el resto del país con salarios de miseria y que van a trabajar a escuelas que atraviesan enormes dificultades edilicias, donde se llueve en salones, donde se inundan las galerías, donde los comedores que albergan una enorme cantidad de niños, tienen que servirles el plato de comida con un presupuesto cada vez más chico que no alcanza.

Es aberrante que un Gobierno de millonarios que nunca pisaron una escuela pública y subsidian a instituciones educativas privadas sea quien decida sobre el futuro de la educación del pueblo pobre y sobre el bolsillo de miles de docentes que durante todo el año están al frente de las aulas para contener, formar y educar a niños y niñas de barrios populares que viven en las penurias, en asentamientos, sin cloacas, pasando frío en invierno y soportando altas temperaturas en verano; que en muchos casos asisten a las escuelas porque, sino, no almuerzan. Ya que en sus casas sus padres no tienen la posibilidad de brindarles un plato de comida, que son acechados por las Policías bravas para ser organizados en una red delictiva bajo amenaza, y que más de uno termina siendo víctima del gatillo fácil por negarse a robar como el recordado joven Luciano Arruga.

Es difícil ponerse en el lugar de un docente cuando vivís totalmente alejado de su realidad, con un salario tan alto como las ganancias mensuales de un empresario. Yo no conozco a ningún empleado del Estado que gane lo que cobra un diputado o senador, mucho menos la gobernadora Vidal; ni jubilados como mi abuela también docente que cobra una jubilación miserable y no una de lujo como la ex presidenta Cristina Fernández.

Hoy la verdad es que las escuelas brindan cada vez menos cupos escolares para quienes buscan un lugar en un pupitre. Son miles los que se quedan afuera de las aulas cada vez que en marzo inicia un nuevo ciclo lectivo; ya que el bajo presupuesto destinado no solo a salarios sino a construcción, mantenimiento y restauración de edificios de escuelas y jardines no logra acercarse a las necesidades actuales para revertir el número de pibes y pibas marginados por la escuela pública que les cierra las puertas.

Es por eso que me causa vergüenza y asco ver a los propulsores de campañas que demonizan a los docentes que hacen paro acusando los de tomar de rehenes a los jóvenes que no pueden asistir a la clases, cuando son los mismos responsables de que cada año sea mayor el número de deserción escolar y menor el presupuesto destinado para la educación

Cada vez que veo a Vidal como he visto a funcionarios del Gobierno anterior preguntar si alguien “piensa en los chicos”, me pregunto cómo hijo de una docente ¿si Vidal piensa en los hijos de los docentes? Que son muchos los niños, que como yo que junto a mi hermano logramos pasar nuestra infancia gracias al trabajo de mi madre cuando mi padre era no tenía trabajo que se pasaba como ahora trabajando doble turno y en algunos años dando clases particulares los fin de semana para poder mantener a la familia, ¿Vidal pensará en esos niños y niñas que dependen del salario de un docente?

Evidentemente los únicos que piensan en ellos son las familias trabajadoras que acompañan hoy el reclamo docente, los que viven con las mismas condiciones materiales que un trabajador estatal y entiende que solo los docentes y las familias trabajadoras pueden hacerse cargo y sostener la educación pública, por la que no pelean los sindicatos que carnerean huelgas y se apuran para firmar y ponerle techo a las paritarias.

Hoy siento que tengo que salir a dar la pelea por mi madre, como por mi abuela, y como todas aquellas maestras y maestros que me educaron por haber asistido a una escuela pública que con grandes valores y con la tradición de lucha me enseñaron que nada nos regalan, que todo se conquista; que la educación publica es un derecho del pueblo trabajador y como tal hay que defenderla, aunque nos cueste la vida, como la defendió el querido compañero Carlos Fuentealba, por eso y por muchas razones más.

#YoApoyoALosMaestros

Publicado por: http://laizquierdadiario.com/Carta-del-hijo-de-una-docente-de-escuela-publica

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Crisis educativa en Argentina brinda oportunidad histórica para terminar monopolio de los gremios

Argentina/25 de Febrero de 2017/es.panampost.com

Las clases no comenzarán según lo pautado en Argentina el 6 de marzo, ya que los gremios docentes rechazaron la propuesta del gobierno de un aumento de salario del 18 %, que sería la cifra oficial en torno a la inflación.

“Hacemos un paro de 48 horas que afectará el inicio de las clases en todo el país. El 6 de marzo paramos y marchamos el día 7 con la CGT (Confederación General del Trabajo)”, destacó el sindicalista Sergio Romero.

Si bien el conflicto docente es usual y todos los años se registran estos conflictos, lo novedoso fue la reacción de la opinión pública que durante la jornada del jueves se manifestaron masivamente en las redes sociales con el Hashtag #VoluntarioDocenteNoAlParo.

A lo largo de todo el país docentes retirados y voluntarios especialistas en diversas áreas se propusieron como maestros sustitutos para comenzar el ciclo educativo 2017, lo que significó un inédito enfrentamiento para los grupos sindicales.

“Soy economista, estoy para dar clases de matemática y economía mañana y tarde en escuelas del Gran Buenos Aires” escribió en Twitter NachoA.

“No soy maestro, pero ejercí 25 años la docencia universitaria, seré voluntario no rentado para empezar las clases en fecha”, fue el mensaje de Mariano Bronenberg, arrobando a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.

“Todos los años tenemos el conflicto de aumentar el costo fiscal y el problema del costo político de que no arranquen las clases. El problema es que los que pierden son los chicos, los padres y la calidad educativa. Una alternativa de fondo sería cambiar el sistema centralizado concentrado, donde mandan los gremios y los políticos para ir hacia un modelo donde los padres y maestros sean protagonistas”, destacó el concejal por San Isidro Marcos Hilding Ohlsson en diálogo con PanAm Post.

La solución para Hilding Ohlsson, que también forma parte del grupo de investigación de la Fundación Libertad y Progreso, es que los fondos estatales para la educación pública, en lugar de ir a las escuelas mediante los ministerios, sea descentralizado en forma de vouchers escolares y que los padres libremente elijan la escuela que deseen.

Si bien esta propuesta ha sido descartada sistemáticamente por la “inviabilidad política” y la fortaleza del sindicato docente, esta masiva manifestación de la opinión pública en contra de las presiones del sindicato, podría brindar la oportunidad para que el gobierno de Macri afronte una reforma histórica en el sistema educativo.

Fuente: https://es.panampost.com/marcelo-duclos/2017/02/24/crisis-educativa-oportunidad-terminar-gremios/

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Argentina: Educación. Modelos en el Estado

América del sur/Argentina/25  Febrero 2017/Fuente: Perfil

Uno de los derechos fundamentales que poseemos en nuestro país es a la educación. Específicamente el acceso a la educación que el Estado debe garantizar en pos del desarrollo y la justicia social, tal como lo establece la Ley de Educación Nacional.

En general, salvo alguna excepción como la frecuente falta de vacantes para Nivel Inicial de la Ciudad de Buenos Aires, el derecho al “acceso” se cumple. Las discusiones comienzan una vez que el alumno está dentro del sistema ¿Cómo se puede dar una educación de calidad con la cantidad de necesidades que atraviesa nuestra escuela con todos sus actores?

El sociólogo y antropólogo Philippe Perrenoud alerta sobre los peligros de caer en reduccionismos del tipo: los cambios se dan de forma radical a partir de reformas educativas que se formulen de arriba hacia abajo. Podríamos pensar en otros como: las dificultades de “la escuela” se solucionan sólo con un presupuesto más alto, los docentes no tienen herramientas para hacer su trabajo o, el más riesgoso de todos, el problema son los chicos que van sin ningún tipo de interés al colegio. Es paradójico que, ante una situación visiblemente compleja, se pretenda que la solución sea lineal y unidimensional.

Una muestra de esto ocurre en la reacción mediática y académica ante las pruebas PISA. Estas se encargan de medir el desempeño de alumnos de varios países en un determinado tipo de prueba para así realizar una valoración internacional de su rendimiento. Es un dato. Lo que debería ser tomado como tal termina siendo subestimado por muchos o concebido como punto de referencia absoluto para otros. Y allí es donde se cae en otros lugares comunes. Por ejemplo, ante los consistentes buenos resultados que presentan países nórdicos, se pretende realizar un “copiar y pegar” de esos sistemas sin tener en cuenta que se trata de países con disímil historia, demografía y con contrastes que van desde sistemas impositivos diferentes hasta miradas culturales contrarias.

Es necesario entonces encontrar herramientas disponibles que permitan un desarrollo de contenidos y de competencias que sea ambicioso, inclusivo y garantizado por el estado.

 Una propuesta es observar cómo funciona nuestro sistema de salud pública. Aún con todas sus problemáticas presenta un conjunto de características a analizar detalladamente.

  • El prestigio profesional: Ser un profesional de la salud que trabaja en hospitales del Estado otorga un alto nivel de reconocimiento popular. No es infrecuente que exitosos médicos que se desempeñan en el ámbito privado le dediquen horas al trabajo en espacios públicos. Esta construcción social choca contra las caracterizaciones comunes que se hacen sobre los docentes del Estado.
  • Largos procesos de estudio y actualización constante: En el ámbito médico la formación es constante. Recibirse de médico lleva al menos 6 años. Las especializaciones, en una situación de aprendizaje en el hacer, llevan entre 3 y 5 años. Es decir, cuando a uno lo atiende un médico especialista, se encuentra frente a alguien que estuvo estudiando entre 9 y 11 años consecutivos.
  • Si hay meritocracia, que sea hacia arriba y no hacia abajo: Para ingresar como médico en un hospital es necesario rendir un exigente examen que seleccionará a los “mejores”. La meritocracia se da entre los médicos, sería ridículo pensarla en los pacientes. En el sistema educativo sin embargo se utiliza la lógica inversa: las escuelas públicas que tienen mayor prestigio social realizan exigentes exámenes de ingreso a alumnos a los que debe educar.
  • Salarios competitivos y la posibilidad de realizar una carrera profesional: Es condición necesaria para que se cumplan las características anteriores que la carrera docente sea percibida como una opción profesional concreta y no como un “apostolado por amor al saber y a la juventud”.

Éstos son algunos factores que se podrían tener en cuenta del modelo médico para pensar al sistema educativo de una forma distinta. Por supuesto será necesario un análisis profundo y realizar adaptaciones, pero permite empezar a considerar que hay posibilidades, creativas y realistas que ya son aplicadas en otros espacios profesionales del Estado.

Fuente: http://www.perfil.com/columnistas/educacion-modelos-en-el-estado.phtml

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Argentina: Nuevo traspié para la educación: los gremios docentes votaron no arrancar las clases

América del sur/Argentina/ 25  Febrero 2017/Fuente: Clarín

Una vez más la pelea política volvió a imponerse y unos 12 millones de alumnos de todo el país podrían no arrancar las clases el 6 de marzo, como estaba previsto. Cuando casi todas las miradas estaban puestas en Provincia y Ciudad donde se iban a producir negociaciones salariales claves, los protagonistas terminaron siendo los dirigentes de Ctera, el principal gremio a nivel nacional, alineado con la opositora central CTA. Sonia Alesso, su secretaria general, junto a Roberto Baradel (Provincia) y Eduardo López, (Capital) anunciaron un paro de 48 horas en las escuelas de todo el país, en reclamo de la apertura de las negociaciones nacionales, que este año fueron disueltas por el gobierno de Mauricio Macri.

Tras el anuncio de Ctera, los otros cuatro gremios con representación nacional (SADOP, CEA, AMET y UDA) se sumaron al paro de 48 horas. Los cuatro forman parte de la CGT unificada, aunque en distintas corrientes internas: SADOP está alineada con el bancario Sergio Palazzo, la UDA con la conducción de la CGT, la CEA es kirchnerista y AMET independiente.

La convocatoria. Los representantes de Ctera, ayer, durante el anuncio de la huelga que afectaría a unos 12 millones de alumnos en todo el país los próximos 6 y 7 de marzo.

“Lo que pedimos es que se cumpla el artículo 10 de la Ley de Financiamiento Educativo (de 2006), que establece que el Ministerio de Educación debe reunirse con los gremios nacionales para convenir el salario mínimo docente, entre otras cosas”, le dijo a Clarín Eduardo López.

La reunión a la que hace referencia es la que se conoce como “paritaria nacional” y que este año Bullrich decidió disolver bajo el argumento de que la Nación no administra escuelas, que los salarios deben discutirse en la provincias y que el básico docente ya quedó establecido en un 20% por arriba del salario mínimo vital y móvil, por una cláusula firmada en la última paritaria nacional. Ayer, el Ministerio de Educación Nacional no quiso hacer declaraciones.

De este modo, lo que había empezado como una discusión por números, porcentajes y cuánto van a cobrar los maestros, se transformó en un debate de quién y cómo se negocia. Para el Gobierno la decisión de trasladar la negociación a las provincias ayuda a tomar decisiones en cada distrito, ya está tomada “y es irreversible”. Los gremios, por su parte, interpretan que se les niega el derecho a establecer un piso.El anuncio del paro provocó una situación extraña en la sede del ministerio de Educación de la Ciudad, donde la ministra Soledad Acuña estaba discutiendo salarios con los 17 gremios porteños. Los participantes se enteraron de la medida allí mismo, en medio de esa negociación.

El gobierno porteño ofreció un aumento 18% repartidos en 10% en marzo y 8% en octubre, con una cláusula gatillo que se activa en caso que la inflación que mide el IPC Ciudad sea superior a esos porcentajes. Los gremios rechazaron la propuesta, por considerarla “insuficiente”.

“Un joven de 22 años que recién comienza va a ganar $13.000 de bolsillo por 4 horas. Es decir que, si hace 8 horas, obtendrá $26.000, un buen salario para un inicio de carrera”, dijo a Clarín Javier Tarulla, subsecretario de carrera docente. Los gremios, en cambio, afirman que con esos porcentajes perdieron poder adquisitivo.

Fuentes del gobierno de la Ciudad manifestaron su malestar por el paro nacional decretado, que hace peligrar el inicio de clases en la Ciudad. “Por primera vez el paro se define antes de que se termine de negociar la paritaria. Los gremios tienen que priorizar a los chicos a los que educan”, dijeron fuentes oficiales porteñas.

Fuente:http://www.clarin.com/sociedad/nuevo-traspie-educacion-gremios-docentes-votaron-arrancar-clases_0_S1x2xZaFx.html

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