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Argentina: El 62,9% de las niños y niños son pobres y uno de cada diez trabaja

El 62,9% de las niños y niños son pobres y uno de cada diez trabaja

Por Celeste del Bianco

“La radiografía está opacada, oscura. Hay niños que ni siquiera entran dentro de la foto”, sostiene Nora Shulman, directora ejecutiva del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño en la Argentina (CASACIDN). El diagnóstico de la pobreza infantil en Argentina indica que el porcentaje de niños y niñas pobres llega al 62,9 por ciento.

Esta cruenta realidad volvió al centro del debate público a partir del impacto que produjo del caso de M, la niña de 7 años que vivía en la calle con su madre y fue sustraída durante tres días por Carlos Savanz.

Según estimaciones de UNICEF, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020 se pasó de 7 a 8,3 millones. Las zonas más afectadas son el conurbano bonaerense y los de grandes ciudades como Rosario y Córdoba, además de la región noreste: Formosa, Chaco, Misiones y Santiago del Estero.

La coordinadora del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), la organización dirigida por el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, Ana Almada, explica el impacto presente y futuro. “El efecto mayor se vincula con los derechos vulnerados: a la salud, a la nutrición, al agua potable, al acceso a una educación de calidad, una vivienda digna y a los cuidados adecuados. Además de los niveles básicos de supervivencia, se restringen otras posibilidades para poder acceder a futuras oportunidades. Afecta en lo físico, lo espiritual y lo moral”, indica.

La pandemia agravó un problema que lleva décadas. En los últimos 30 años, la tasa de pobreza medida por ingresos nunca fue menor al 25 por ciento. “Dentro de ese porcentaje, hay un fenómeno que se llama infantilización de la pobreza y muestra la incidencia desproporcionada en el grupo que va de 0 a 14 años”, explica José Florito, coordinador del Programa de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).

“La irrupción de la pandemia generó una situación crítica. Las medidas de aislamiento por la estrategia sanitaria impactaron sobretodo en familias con trabajos precarios o informales que no obtuvieron ingresos. Creemos que en el último año dos millones y medio de personas cayeron en la pobreza como consecuencia de la situación económica vinculada con la COVID. Las medidas fueron buenas, pero no lo suficientes como para evitar eso. Según nuestros cálculos, un millón y medio de personas evitó caer en la pobreza gracias a esa asistencia del Estado”, explica el investigador.

Una encuesta de UNICEF, hecha en diciembre del 2020, revela que cuatro de cada diez hogares donde residen niños, niñas y adolescentes (alrededor de 2,1 millones de familias) afrontó una reducción en los ingresos. Y una de cada cinco enfrenta al menos una deuda, que en general es para comprar alimentos. Esta situación también profundizó el trabajo de adolescentes: 16% realizó actividades laborales destinadas al mercado y el 46% de ellas y ellos no lo hacían antes de la pandemia.

El trabajo infantil es otro de los síntomas de la pobreza. Niños, niñas y adolescentes que dejan la escuela para llevar dinero a sus casas, algo que en la adultez refuerza la exclusión. “Tiene una relación doble. Por un lado, la situación lleva al trabajo infantil porque cuando la familia no tiene ingreso suficiente, los niños tienen una inserción temprana en el mercado ilegal y de mucha explotación. La segunda es como causa. El trabajo infantil requiere salir de la escuela, dejar de acumular capital humano, y eso tiene problemas en el futuro. Cuando la changa se cae, no puede volver a la escuela ni tampoco insertarse en otro lugar de trabajo porque nadie lo contrata porque no está capacitado”, explica Florito.

Según la última Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes, realizada en el 2017, esta problemática afecta al 10% de la población infantil de todo el país. Los niños y niñas de entre 5 y 15 años que realizan algún tipo de trabajo ascienden a 760.000 y en las zonas rurales alcanza a 2 de cada 10. El acceso al agua es un factor que también incide en esta realidad. Una investigación de la OIT y el INTA demuestra que la mejora en el acceso al agua redujo significativamente el promedio de horas semanales dedicadas al acarreo y provisión, que pasaron de 4,88 a 2,33. Las niñas y adolescentes tienen un perjuicio mayor, en muchos casos son las que realizan las tareas del cuidado sin tener una remuneración a cambio.
“El trabajo doméstico afecta sobretodo a las que se quedan al cuidado de sus hermanitos pequeños y esto hace que abandonen la escuela. Los adultos se tienen que ir a trabajar y alguien se tiene que hacer cargo de la situación y dejan a niñas entre los 9 y los 12 años que terminan perdiendo la escolaridad”, explica Almada.

Los últimos datos de UNICEF indican que realizan trabajos como limpiar y cocinar (79%), hacer las compras (63%) o cuidar a personas con las que conviven (36%).

El acceso a la salud es otro de los puntos problemáticos. “El hambre y la pobreza naturalizan o tapan otros tipos de problemas, algunas enfermedades o cuestiones de salud como embarazos precoces. Hay mucho desconocimiento de los recursos. Por ahí la gente que vive en una situación muy marginal no sabe que puede ir a una salita o a una consulta médica. El desconocimiento lleva a que no concurran y a que no vacunen. El sistema de salud es bueno pero no se conoce”, explica Nora Schulman.

Muchas veces la población infantil no va a los hospitales porque no tienen documentos y directamente no pueden acceder a las consultas. Una situación que es más común en aquellos que están en situación de calle. El déficit habitacional pega fuerte: alrededor del 38% de los habitantes de villas y asentamientos son menores de 15 años y un 48% de la población que vive en los barrios populares tiene de 0 a 19 años. Así lo muestra el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP). No existen datos nacionales sobre las personas que viven sin techo, la recopilación de datos queda en manos de cada jurisdicción y muchas veces es inexistente.

“Es gente que está en estado tan marginal que tampoco puede acceder a los políticas públicas. Son totalmente excluidos. Han proliferado los comedores y merenderos pero los chicos tienen que comer en su casa porque el lugar de la comida y la socialización es su propia casa. La pobreza rompe los vínculos, impacta profundamente. Es errado pensar que uno puede sustituir una familia por un hogar o por una familia de acogimiento”, sostiene Schulman.

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2021/03/argentina-el-629-de-las-ninos-y-ninos-son-pobres-y-uno-de-cada-diez-trabaja/

 

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Argentina: CONADU Histórica 25 de marzo: Jornada Nacional de Lucha de la docencia en todas las Universidades Nacionales

CONADU Histórica
25 de marzo: Jornada Nacional de Lucha de la docencia en todas las Universidades Nacionales
La Federación Nacional de Docentes Universitarios/as y preuniversitarios/as realizará este jueves 25 de marzo, una Jornada Nacional de Lucha en reclamo de la urgente convocatoria a la Mesa Nacional de Negociación Salarial para discutir la recuperación del poder adquisitivo de los salarios, así como las condiciones de trabajo que continúan afectadas en el marco de la pandemia mundial.

En este sentido, CONADU Histórica reclama que ningún aumento esté por debajo de la inflación, cláusula gatillo y un programa de recuperación progresiva del salario, en camino a la media canasta familiar para el cargo testigo (Auxiliar de 1ª con 20 horas semanales). Además, demanda el reconocimiento de gastos por conectividad, equipamiento, mobiliario, servicios de electricidad y telefonía, etc. para la continuidad de las clases virtuales mientras dure la pandemia.

Tal como lo definió el Congreso Extraordinario de la Federación, cualquier regreso progresivo a las actividades de manera presencial, debe ser previamente acordado en paritarias particulares con plena participación de las asociaciones de base, con las pertinentes habilitaciones de la autoridad sanitaria y con condiciones de bioseguridad que preserven la salud de las y los docentes y de la comunidad universitaria en su conjunto. En ese sentido, se exigen el pleno respeto a los acuerdos alcanzados en la Comisión Nacional de Condiciones y Ambiente de Trabajo, en especial al régimen de dispensas y licencias para los grupos vulnerables, con la cobertura de las suplencias que ello demande; así como también que se avance con la regularización de docentes de la planta interina y contrataciones, pago a docentes ad-honorem, ascensos de Auxiliares de 1ª (cargos ocupados mayoritariamente por docentes mujeres) y actualización del nomenclador preuniversitario.

De no haber respuesta a las demandas, este viernes sesionará el Plenario de Secretarías Generales que le pondrá fecha al paro de 48 horas ya aprobado en el Congreso.

* Equipo de Comunicación de la Federación de Docentes, Investigadores y Creadores Universitarios (CONADU Histórica-CTA)

Fuente de la Información: http://www.agenciacta.org/spip.php?article32514

 

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Tucumán: sin bioseguridad y con casos de coronavirus, continúa la presión del Gobierno argentino a los docentes

En los grupos de docentes circulan denuncias que hay casos de coronavirus en diferentes escuelas pero las autoridades no activan el protocolo para no suspender las actividades y “no hagan entrar en pánico a los alumnos”.

Recientemente se hizo viral el audio de una docente con la voz quebrada diciendo “mi vida también vale”, “nos mandan a pelear”, porque fue a trabajar y luego le avisaron que su compañero de escuela dio positivo de coronavirus. Esta docente — madre soltera que vive con sus padres mayores y frágiles de salud— se sintió desbordada frente a tremenda noticia. Este audio recorrió todos los grupos de WhatsApp, dejándonos realmente muy conmovidos al escuchar la angustia de esa docente porque sabemos que en cualquier momento nos puede suceder a nosotros.

Mientras el Ministro de Educación Juan Pablo Lichtmajer y el gobernador Juan Manzur se jactan de haber trasladado en helicóptero a un grupo de docentes y directivos a tres escuelas de alta montaña para retornar a las clases presenciales en las localidades de Ancajuli, Chasquivil y Anfama; la semana pasada circuló en todos los grupos un mensaje desesperado de las docentes de Anfama donde contaban que cuando subieron el día viernes nos les permitieron cargar sus mochilas ni abrigos. Con la promesa de que les llevarían en otro vuelo. Días después comenzaron a enviar mensajes para que se conozca su situación, ya que todavía no les habían llevado sus pertenencias.

Las y los docentes conocemos perfectamente la realidad de las escuelas, el Gobierno nos impuso una vuelta a la presencialidad sin ningún tipo de cuidados, con apenas $10.000 de “Fondo Covid”, con lo cual solo alcanza para el termómetro y unas cuatro máscaras para ser sorteadas entre compañeros y un poco de alcohol. En muchas escuelas ni siquiera alcanzó para la alfombra sanitizante, no se proveen barbijos y mascarillas para todos. Es evidente que el Estado no invirtió lo necesario para un retorno seguro.

Y ante el reclamo de los docentes en las escuelas, muchas supervisoras responden “plata no hay”, “cuídense, cómprense todo lo necesario, así como se compran zapatillas”. Ejemplos como este debemos tolerar las y los docentes cuando alzamos la voz reclamando lo que nos corresponde. Comparar un par de zapatillas con elementos de bioseguridad es una muestra de desprecio a nuestras vidas, a la de nuestros alumnos y familias.

En los grupos de docentes circulan denuncias que hay casos de coronavirus en diferentes escuelas, pero los directivos presionados por supervisores, y éstos a su vez presionados por el Ministerio, no activan el protocolo para no suspender las actividades y no desinfectan el establecimiento y a su vez presionan a sus docentes para que sean “reservados” y “no hagan entrar en pánico a los alumnos”. ¿El Estado nos cuida? No, estos y muchos más son los ejemplos de que para este gobierno nuestras vidas valen un par de zapatillas.

Mientras el ministro de Educación sube a las redes sociales su falsa preocupación por la educación pública y afirma que los contagios no son en las escuelas sino en las familias o los docentes en ámbitos sociales, muchos trolls lo felicitan en su página oficial, pero los docentes y padres que le hacen llegar sus reclamos comentando en sus redes, son censurados inmediatamente, eliminados y bloqueados. Todas estas denuncias de padres y docentes tiran por el suelo toda la demagogia de la publicidad oficial.

Ante esta situación por la que atraviesa la docencia, los sindicatos, como cada año, arreglan a nuestras espaldas una paritaria que mantiene a la docencia con salarios por debajo de la línea de la pobreza. Y ante la amenaza del Gobierno de descontar los días en que hicimos paro no toman ninguna medida.

Por todos estos testimonios y denuncias que recibimos, desde la Agrupación Marrón consideramos que este 24 de marzo las y los docentes debemos marchar junto a otros sectores de trabajadores en lucha para unir los reclamos y por la memoria de los más de 600 docentes desaparecidos en la última dictadura.

Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Tucuman-sin-bioseguridad-y-con-casos-de-coronavirus-continua-la-presion-del-Gobierno-a-los-docentes

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Uñac hizo foco en la educación y destacó a Sarmiento al disertar en OEI Argentina

América del Sur/Argentina/19-03-2021/Autor(a) y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

El encuentro contó con empresarios, referentes y personalidades destacadas de toda la región.

El gobernador de San Juan, Sergio Uñac, participó este miércoles de un importante foro organizado por el Instituto Iberoamericano para la Educación y la Productividad (IIEYP) que forma parte de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).

El evento tuvo lugar en la sede de la OEI ubicada en Capital Federal. Durante la disertación brindada por Sergio Uñac participaron empresarios, referentes y personalidades destacadas.

Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de Luis Scasso, director de la Oficina de OEI en Argentina, quien compartió la misión del instituto de mejorar la competitividad y la productividad en el Espacio Iberoamericano, desde la educación y la ciencia a través de la cooperación. Recordó que, en el último año, el instituto organizó encuentros con empresarios y personalidades destacadas, como Julio Sanguinetti, expresidente de Uruguay, y Martín Guzmán, ministro de Economía de Argentina.

A continuación, Luis Enrique García, miembro del Consejo Rector del Instituto Iberoamericano, brindó unas palabras sobre la importancia de la creación del Instituto en el 2019 para la región. García ha sido presidente de CAF- Banco de Desarrollo de América Latina entre 1991 y 2017, y fue Ministro de Planeamiento y Coordinación de Bolivia y jefe del gabinete económico y social, entre otros cargos.

Para completar la apertura, José Urtubey, el dirigente industrial del interior y miembro del Consejo Asesor del Instituto en Argentina, compartió algunas reflexiones sobre la importancia del espacio y que el gobernador Uñac y empresarios de todo el país puedan compartir ideas y propuestas.

Tras brindar un detallado panorama sobre la provincia de San Juan en cuanto a su ubicación en la región, población y características geográficas, el gobernador destacó la diversificación de la economía local, desde la vitivinicultura y la agroindustrial, la minería, apostando por el turismo, las energías alternativas, los sectores textil, farmacéutico y ganadero, entre otros, con la meta de consolidar un modelo de desarrollo económico provincial diversificado, competitivo, dinámico y sustentable.

Al momento de hacer referencia sobre la educación, uno de los pilares del encuentro, el mandatario sanjuanino hizo referencia al maestro de América, Domingo Faustino Sarmiento, destacando su figura y señalando que la educación es generadora de identidad nacional y de igualdad de oportunidades.

En ese ámbito, pidió que el sistema educativo argentino y de la región vuelva a tener un rol de promotor social para reducir la pobreza y generar movilidad ascendente.

Tras ese análisis, Uñac indicó que San Juan trabaja la inversión en infraestructura, la innovación en métodos de enseñanza-aprendizaje y la inclusión, con el fin de alcanzar ciudadanos comprometidos con su comunidad y con capacidades para incorporarse al mundo del trabajo. El gobernador, unió la educación con la empleabilidad y ponderó la creación del Programa de Trabajo en el marco del Acuerdo San Juan.

«Entendemos que la educación tiene un nexo con el sistema productivo que está definido por este concepto de empleabilidad», agregó.

Promediando el cierre, y con la mira puesta en la pospandemia, el gobernador sanjuanino se mostró expectante sobre la economía, puntualizando sobre la apuesta por el proyecto minero Josemaría, haciendo eje en la reinserción de Argentina mediante la innovación, fortaleciendo el sistema científico tecnológico, articulando con otros sectores de la producción y las industrias.

Pidió además mayores esfuerzos para el diálogo y el consenso y enfatizó que la provincia de San Juan continuará aportando para un proyecto colectivo nacional.

«Los países sudamericanos debemos reconstruir un ámbito que represente los intereses de la región de manera adecuada, y definir políticas comunes que permitan un desarrollo armónico e inclusivo», concluyó.

Al concluir la disertación, hubo un intercambio de preguntas y propuestas entre los invitados, empresarios y miembros del Consejo Asesor del Instituto en Argentina, entre ellos: Christian Asinelli, subsecretario de Relaciones Financieras Internacionales para el Desarrollo de la Presidencia de la Nación; Juan Usandivaras, presidente de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional; Gerardo Alberto Martínez, secretario general de la UOCRA; Lorena Basso, presidente de la Asociación de Semilleros de las Américas; Lourdes Puente, directora de la Escuela de Política y Gobierno en Pontificia Universidad Católica Argentina; Alejandro Simón, CEO de Sancor Seguros; Marcelo Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond; Daniel Herrero, presidente Toyota Argentina; Rodrigo Pérez Graziano, presidente de PSA GROUPE – Peugeot-Citroen Argentina; Pablo Peralta, vicepresidente BST/ ORIGENES; Mara Bettiol, presidenta de la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (UART); Martin Cabrales, vicepresidente Cabrales SA; Facundo Prado, CEO y presidente de Supercanal Arlink; Néstor Pan, presidente de CONEAU; Steven Chen Shiqing, CEO de Huawei Argentina; Mauricio Mazzón, director de Fundación Gestar; y Manuel Santos de Uribelarrea, cofundador y presidente de MSU Energy SA.

Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/politica/Unac-hizo-foco-en-la-educacion-y-destaco-la-figura-de-Sarmiento-al-disertar-en-OEI-Argentina-20210317-0081.html

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Entrevista a Diego Sztulwark: Para hacer frente a estas derechas, no alcanza con la defensa de la democracia y los gobiernos llamados progresistas

Por: Néstor Alejandro Tenaglia

El filósofo y escritor argentino Diego Sztulwark, reflexiona sobre los límites del llamado «progresismo» en el mundo, y las nuevas formas de la «derecha» en la actual coyuntura política y social.

Pandemia e interrupción

¿Qué desafíos habitan este tiempo de pandemia a nivel social, esta interrupción omnipresente?

No creo que haya habido realmente una “interrupción”, aún si la pandemia ha afectado nuestra vivencia del tiempo histórico. En lo inmediato, los automatismos financieros, comunicacionales e informacionales siguen dominando el cotidiano de muchas personas. Y no han aparecido mecanismos de reproducción social alternativos al neoliberal. Si la noción de “interrupción” me sigue pareciendo importante es en el nivel de una indagación. Porque es evidente que algo ha sucedido, algo ha cambiado. Quizás sea un cambio en el nivel de las creencias. Lo vemos en lo relativo a la tan esperada “vuelta a la normalidad”, o bien a las tentativas de una “nueva normalidad”. En las enormes dificultades de instalación de esa anhelada normalidad. Se ha vuelto esquiva, intangible. Hay un elemento de no certeza, una mayor conciencia de la fragilidad de nuestra existencia.

La “interrupción” no da cuenta de un final, pero sí nos recuerda del carácter finito y no asegurado de la vida individual y colectiva. Por lo que, si vamos a usar la noción de interrupción para describir la experiencia de la pandemia, me parece que habría que considerarla menos una noción descriptiva del estado de cosas, menos como llave de un discurso crítico, y más como una afección de la percepción de la realidad. Lo que sí es posible es que esa afectación de la percepción traiga consigo un potencial reflexivo, ético y político, en la medida en que favorezca ciertos interrogantes sobre la naturaleza de los mecanismos de reproducción, sus límites, sus efectos indeseables. Mi impresión es que el nivel de reflexión y ético de esta experiencia -la falta de reposo en el carácter automático de la realidad- se expande en una infinidad de conversaciones sobre el cotidiano. En esas conversaciones anida quizás la capacidad de una nueva narrativa sobre los cuidados, sobre lo público, sobre la relación con el dinero y con el tiempo. Pero por el momento no veo que esas conversaciones encuentren traducciones interesantes -ni tampoco da lugar a nuevas síntesis colectivas- en el plano de la política convencional.

Derechas y desafíos

Pareciera haber un devenir hacia posiciones más radicalizadas de extrema derecha a nivel global, en algunos casos, fomentadas también desde los grandes emporios mediáticos, con ingredientes xenofóbicos, racistas, nacionalistas y ultra conservadores que promueven abiertamente la dimisión de los gobiernos «constitucionales». En este sentido: ¿Es suficiente manifestar el compromiso de defender el «sistema democrático» por parte de las fuerzas progresistas?, ¿Es esperable una recreación de los gobiernos populistas de la década pasada con otros rostros?, ¿O se impone, a través de diversas fuerzas sociales, una nueva forma de vida, que no tiene nombre aún, y a su vez, no cuenta con el poder suficiente para hacerse escuchar y ver?

Cada vez más se habla de estos nuevos rostros de las derechas, que a veces ganan elecciones (Trump, Bolsonaro), otras organizan golpes (Bolivia) y muchas otras, intervienen como discursividad intolerante (Argentina). Pienso que este tipo de fascismo tan particular podría ser estudiado desde la lógica del miedo, de un delirio de los propietarios, un tipo de racionalización de la crisis en términos de asegurar el orden, la propiedad y las jerarquías. Este delirio de los propietarios se extiende a todo aquel que acepta vivir la fragilidad de los enlaces y las estructuras en términos de amenaza de sus derechos y/o posesiones. La experiencia de la posesión, en ese sentido, atraviesa a todas las clases sociales. Se trata de un delirio transversal, aunque particularmente encendido entre las clases dominantes. Me pregunto si ese miedo no dio lugar ya a un nuevo tipo de comportamiento dominado por el anhelo del aseguramiento: aseguramiento de la tasa de ganancia decreciente; de los consumos a las mercancías, del control del aparato represivo, de la subordinación de la fuerza de trabajo cada vez más precarizada. Estas dinámicas de la seguridad parecen estar actualizando las formas más brutales de la violencia sobre la tierra y sus derivados, sobre las comunidades y los cuerpos. Las formas más groseras de sexismo, clasismo y racismo son reavivadas en estas tentativas de aseguramiento.

¿Y de qué formas se enfrenta a este nuevo formato ideológico de las derechas?

Me parece que para hacer frente a estas derechas, no alcanza en lo más mínimo con la defensa de la democracia y los gobiernos llamados progresistas, por la sencilla razón de que estas fuerzas aseguradoras no hacen sino desinhibir los pactos preexistentes a nuestras democracias. No hacen sino sacar a la luz las desigualdades que las democracias no quieren, no saben o no pueden cuestionar. El repliegue sobre lo políticamente correcto y la defensa de la democracia son signos de impotencia, que no permiten encarar aquello que en las nuevas derechas es agresivo y desafiante. Me resulta absurdo responder a la movilización desfachatada del odio, que se presenta a sí misma como transgresión al orden, con una apelación abstracta a la igualdad, o al respeto de las leyes y las instituciones. Como si no fuera esta misma idea puramente retórica de la igualdad y el carácter completamente retrógrado del aparato jurídico lo que efectivamente hay que cuestionar.

¿Cómo debería jugar «lo político» frente a esto»?

Sucede que lo político se encuentra en retraso respecto de estas tareas. Y ese retraso se torna muy peligroso. De hecho, la falta de reacción política en un sentido de transformación estructural, no hace mas que regalarle a la derecha el lugar de la disidencia y el procesamiento del malestar, lo que no deja de ser completamente absurdo dado que la derecha no es transgresora sino exhibicionista, no cuestiona nada, solo reivindica y exhibe aquellas jerarquías que la llamada democracia no se atreve a revisar. Si miramos de cerca el panorama de las últimas semanas en la Argentina, por ejemplo, se ve con claridad la dificultad en la que quedan colocados los gobiernos llamados progresistas.

Veamos lo que ocurrió por ejemplo con el tratamiento que dio el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires a la toma de tierras ocurrida en la localidad de Guernica…

Desalojo en Guernica, Buenos Aires

¿Cuál es tu mirada al respecto en cuanto al proceder del gobierno bonaerense?

Vemos que ha sido incapaz de entrar en diálogos con las organizaciones de la toma, el gobierno eligió el camino de hacer cumplir la orden de desalojo promovida por el poder judicial. El desalojo quedó a cargo del ministro de seguridad, Sergio Berni, quién utilizó el hecho para lanzar su campaña política con el discurso del aseguramiento militar de la propiedad privada (https://www.clarin.com/politica/video-spot-sergio-berni-desalojo-guernica_3_P_yyCDdZX.html). Lo de Guernica es sólo un ejemplo, aunque un ejemplo especial, puesto que permite plantear interrogantes fundamentales sobre el futuro. La dinámica del proceso cambia de naturaleza cuando los gobiernos acompañan en la formación de organización y extraen de ahí una narrativa histórico política, o cuando conceden a las fuerzas conservadoras, que tanto peso tienen sobre la realidad, políticas represivas de la conflictividad social, asumiendo una narrativa fundada en la pulsión aseguradora que recorre por dentro a todas las fuerzas en el gobierno. Cuando hablo de cambio de naturaleza me refiero a la idea misma de la democracia: no es igual una democracia que se abre como una posibilidad para expandir las luchas, y encuentra ahí ocasión para su propia innovación institucional, que una vivida como puro formalismo jurídico y aplicación de las leyes vigentes.

Reflexionar sobre el Todo

Me interesó un concepto tuyo, vertido en una entrevista reciente y es el de «lo dado» como forma de control y aceptación social. ¿Podrías sintetizarlo?

Es un poco el mismo razonamiento que hacíamos sobre la democracia. La gestión de lo dado se justifica en la complejidad de la situación, y en la dificultad de producir transformaciones desde la gestión del estado. De ahí la idea de una democracia a defender, o unas instituciones a respetar. Y no a crear.

Si la política se torna pura gestión, pura defensa, pura adecuación, puro respeto a reglas, deja de inventar, de traducir lo que se produce en el campo de la innovación colectiva. ¿Cómo se ve esto? Cada vez que se desoyen las luchas populares como si fueran pre políticas, inmaduras, incapaces de tener en cuenta la realidad. La política agobiada por la crisis se torna impotente y tiende a blanquear -y no a transformar- las relaciones de fuerzas provenientes de la dinámica de la acumulación del capital.

El filósofo Henry Bergson, que escribió su obra a comienzos del siglo XX, hacía esta distinción entre un Todo dado y un Todo Abierto. Para él, los movimientos de la realidad expresaban siempre un cambio en el Todo. La naturaleza Abierta del Todo exigía un acto de creación. Mientras que el Todo dado, cerrado, sería mas bien una ficción, una representación reaccionaria de la realidad. Tal vez esta reflexión sobre el Todo permita organizar el esquema que venimos planteando: la percepción afectada por una cierta fragilidad, una cierta sensación de “interrupción”, podría animar una nueva comprensión de la naturaleza Abierta, mientras que las dinámicas del “aseguramiento” actúan en el sentido de reforzar la experiencia del Todo-ya-dado. Y se plantean actuar de modo tal que ese Todo no sea nuevamente abierto.

Medios masivos de manipulación

Hay una tendencia no nueva a pensar que lo que «nos muestran» los medios es lo que pasa y es de lo que importa hablar. Esto se ve mucho actualmente en las redes y lo vivo como un profundo síntoma de reducción de la palabra y el pensamiento de muchas personas que, incluso, tienen buenos valores y están comprometidas socialmente. ¿Qué elementos se te ocurren interesantes para romper esa inercia y cómo los aplicarías?

No me parece muy interesante la teoría de la manipulación, según la cual los medios de comunicación mienten y crean una realidad que las personas consumimos pasivamente. No me parece que se corrobore en el espacio político. Por supuesto que hay mucha mentira y mucha manipulación, pero evidentemente el fenómeno es bastante más complejo. De hecho, la mediatización abarca todos los niveles de la experiencia, y no solo el consumo de información política. Si volvemos a lo que reflexionábamos sobre el Todo-dado o el Todo Abierto, seguimos siempre tomados por el mismo tipo de desafío: ¿Cómo romper el efecto del Todo-dado, reforzado por cierto uso masivo de medios y redes?

Me parece que las experiencias de politización, del pasado y del presente, tienden a problematizar y a inventar una relación abierta entre capas de realidad. Una relación abierta en el sentido de hacerlas interactuar, dando lugar a zonas híbridas o mixtas de elaboración de sentido y de experiencia.

Diversidad y resistencia

Siempre rescatás esa especie de hilo conductor histórico que existe en la Argentina entre grupos revolucionarios de los 70, movimientos de derechos humanos contra la dictadura, ruptura en 2001 y aparición de movimientos sociales, feminismos, etcétera como tensiones y oportunidades. ¿Cómo pensás que actuó el kirchnerismo con esa herencia emocional y por qué?, ¿tienen margen de maniobra los movimientos que se hicieron oficialistas entre 2003 y 2015?

El rescate de una línea de tiempo fundada en desobediencias y rebeliones nace de una cierta manera de atravesar la llamada “transición democrática” argentina a partir de la dinámica viva de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo y los organismos de derechos humanos y atraviesa la experiencia de la llamada crisis del 2001. Lo que hay de vivo y oxigenado en la Argentina de las últimas décadas proviene de esa línea de tiempo. En torno a lo que llamás “kirchnerismo” se articularon algunas personas, grupos y movimientos que aspiran a traducir en la política convencional esa línea de tiempo. Desde mi punto de vista, el hecho que esa traducción haya sido débil y no haya producido transformaciones de fondo, implica dos tipos de consecuencias.

¿Cuáles serían las principales consecuencias sobre este punto?

Por un lado, que la política convencional implica lidiar con relaciones de fuerzas imposibles de modificar desde la gestión de lo existente. Y en segundo lugar, que es preciso contactar con un reverso de lo político donde personas y grupos crean sensibilidades y estrategias diferentes. El problema de los movimientos que se vuelven oficialistas es que maltratan este reverso. Lo consideran pre-político. Y se dedican a infantilizarlo. Pienso que la agresividad capitalista en aumento tiende a escindir a las fuerzas políticas transformadoras en dos movimientos disociados: por un lado, a nivel de lo político convencional, la participación en frentes políticos defensivos, por otro, a nivel de un reverso de lo político, una resistencia a los modos de mando y de vida propiamente neoliberales que no encuentra expresión, traducción ni representación propiamente política.

Paulo Freire ya hablaba en los años 60 de la necesidad del ascenso social de los trabajadores, pero teniendo en cuenta que había una construcción pedagógica que hacía que, al ascender, se volvieran conservadores para cuidar sus bienes y eso se verificaba en sus elecciones políticas futuras. ¿Aprendimos la lección?

Lo que aprendimos, me parece, es que el problema de la educación y de la toma de conciencia se ha vuelto más complejo, y que las formas pedagógicas de la emancipación son ineficaces cuando están separadas de experiencias más generales de cuestionamiento al orden. Lo hemos visto en torno al consumo.

En 2015, cuando Macri ganó las elecciones, muchas personas razonaron que el problema fue la falta de explicaciones ligadas a los beneficios materiales de la década previa. Estas personas pensaban que la experiencia política consistía en el lazo entre dos procesos complementarios: por un lado, el acceso al consumo, y por otro, las explicaciones pedagógicas que apuntan a la conciencia. Y bien ¿Dónde estuvo el error, según este modo de pensar?

¿En dónde ves estos «errores» que comentás?

Algunos concluyeron que falló la explicación (¡la gente no supo “entender”, por fallas del maestro!). Otros directamente echaron la culpa a los supuestos beneficiados (el pueblo se mostró desagradecido con quien lo benefició). Hubo finalmente, quienes concluyeron que los beneficios, quizás no fueron tantos, ni tan sostenidos. En todos los casos, aquella derrota política quizás nos permita plantear el problema de otro modo: las modalidades de consumo son ya, ellas mismas, explicaciones sobre el mundo, la sociedad y el deseo. Y no hay modo de sustituir estas explicaciones por otras, sin afectar los modos mismos en que se produce y se organiza la experiencia neoliberal del consumo.

Fuente: Tercera información 

Imagen:  Bernardino Ávila

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Argentina: La resistencia carcelaria, antídoto contra la “amnesia” colectiva

Por: Sergio Ferrari

No fue apenas una amenaza aislada sino una política sistemática de destrucción aplicada día tras día, sin tregua, que incluso terminó con la vida de algunos detenidos.

Tercera edición del libro Del otro lado de la mirilla

 

El próximo 18 de marzo se presenta en Santa Fe, Argentina, la tercera edición del libro Del otro lado de la mirilla que recopila los testimonios anónimos y colectivos de ex presos políticos de la prisión de Coronda durante la última dictadura. Seis días después, el 24 de marzo, se cumplen los 45 años del golpe militar que abrió en ese país sudamericano una de las páginas más represivas, dramáticas y dolorosas de América Latina. “Entendemos esta nueva edición de tres mil ejemplares como un aporte más a la lucha por la memoria y contra el olvido”, subraya Victorio Paulón. Dirigente sindical metalúrgico en los años setenta, actual secretario de derechos humanos de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), fue uno de los 1153 presos políticos que pasaron por esa cárcel emplazada en la provincia de Santa Fe, a 450 kilómetros al noroeste de Buenos Aires. “No nos consideramos víctimas, sino parte de una generación de resistencia” subraya Victorio Paulón al iniciar este diálogo exclusivo.

 

P: El prólogo de Del otro lado de la mirilla la presenta como una obra colectiva, anónima. ¿Por qué tal definición?

 

R: Hace referencia a algo maravilloso. ¿A quién se lo podría ocurrir un libro de setenta, ochenta o cien autores? Y nuestro libro no se trata de una enciclopedia ni de un diccionario ilustrado. Es una experiencia colectiva hija de varios años de convivencia en condiciones horribles de persecución y tortura sistemática. Cuenta el día a día de la vida de los presos políticos de la dictadura en condiciones de aislamiento y restricción sin límites. Aislados, sin visitas, sin recreo, sin permitírseles hablar entre sí, golpeados físicamente y hostigados psicológicamente, día y noche, lograron soportar resistiendo y superar las normas impuestas para encontrarse, comunicarse a través de las paredes, las ventanas, los sanitarios. Mantuvimos una resistencia colectiva al límite de lo imposible. Con algo no menos genial: una cuota permanente de humor como un soporte esencial para la sobrevivencia.

 

Jugar al gato y al ratón

 

P: ¿Qué significa, en este caso, la resistencia colectiva?

 

R: Una voluntad unitaria de centenares de compañeros que compartíamos un mismo pabellón, la misma cárcel. Sentir el sufrimiento del otro como propio. Saber que el compañero de la celda de al lado estaba dispuesto a dejar su vida por defender la del otro. Además, pienso también a una inteligencia colectiva que permitió el funcionamiento grupal, esquivando el control de los guardias.

 

Se inventó “el periscopio”, un espejo hecho con un pedacito de vidrio pulido en sus bordes, humeado con fósforo de un lado, envuelto en plástico derretido, sostenido por un palillo de escoba. Lo sacábamos por los agujeritos para la respiración que tenía en su parte inferior la puerta de la celda. El periscopio servía para ver cuando los guardias entraban o salían a nuestro pabellón. Soporte de un *juego* constante de ratones con el gato represor. Cuando comprobábamos que los carceleros estaban fuera del pabellón, en su propia sala de guardia, era el momento favorable para el estudio, los ejercicios físicos, el intercambio con los otros compañeros por las ventanas o bien por los sanitarios. Un sofisticado sistema de “palomas” (hilos de plástico del tipo de tanza para pescar) permitía los envíos de pequeños paquetes de una celda a otra.

 

P: ¿Es esta vida cotidiana la que 20 años después recrearon en Del otro lado de la mirilla?

 

R: Así es. El recorrido del relato transcurre entre fines del año 1974 y mediados del 1979, cuando Coronda dejó de albergar a presos políticos que fueron trasladados a otros penales. Junto con ese cierre, se comienza a alimentar la memoria de esa maravillosa historia de resistencia en una situación tan brutal como desigual. Todas las vivencias transcurrieron en ese lapso y fueron rescatadas 20 años más tarde en varios encuentros de ex presos. Y se convirtieron en papel y tinta de autoría colectiva. Su lectura sirve para comprender que no nos consideramos víctimas sino resistentes. Nadie pensó nunca ser un héroe, sino que fuimos parte de un colectivo de sobrevivencia, lucha y solidaridad. Fueron necesarios 20 años para que en el 2003 apareciera la primera edición de Del otro lado de la mirilla. ¿Por qué ese tiempo de dos décadas? nos preguntamos muchas veces. Aunque en nuestro colectivo hay escritores, sociólogos, historiadores, periodistas, pienso que nadie se sintió con la autoridad moral y política de escribir en tanto individuo, solo, esa historia que le pertenece a los 1.153 presos políticos que pasamos por Coronda.

 

Tercera edición con “final feliz”

 

P: ¿Hay alguna diferencia entre esta 3era edición de Del otro lado de la mirilla con respecto a las otras dos anteriores?

 

R: La versión original se compone de testimonios compaginados en 38 capítulos que conforman un mosaico de vivencias de la resistencia carcelaria. Ahora, la completamos con un capítulo final – acompañado de un cuadernillo con fotos y dibujos en color- que trata sobre el juicio a los comandantes de Gendarmería que fungieron como directores del penal en esa época. Y que concluyó el 11 de mayo del 2018 con severas condenas de 22 y 17 años de prisión por crímenes de lesa humanidad contra los dos acusados. En esta 3era edición actualizamos la introducción y el prólogo, adaptándolo al paso del tiempo y pensando en los jóvenes de hoy como principales destinatarios. Tratamos de compartir ciertas claves de comprensión sobre como la resistencia colectiva y unitaria de ayer puede aportar a los nuevos actores sociales de hoy. Además, esta 3era edición se enriquece con los retornos extraordinariamente positivos de la edición de nuestro libro en francés, publicado el año pasado en Suiza con el nombre de Ni fous, ni morts (Ni locos, ni muertos), que está teniendo una enorme receptividad incluso entre el público joven europeo francófono (https://www.nifousnimorts.com/ )

 

Ni locos, ni muertos. La memoria viva…

 

P: Del otro lado de la mirilla y Ni locos, ni muertos: dos títulos, un mismo contenido, una denominación muy fuerte.

 

R: Coronda durante la Dictadura argentina de (1976-1983) implementó un régimen cotidiano que respondía a la política aplicada en todas las cárceles y centros de detención con el objetivo del aniquilamiento del que piensa distinto. Esa política se resume en aquella frase del director del penal, el comandante de Gendarmería Adolfo Kushidonchi (condenado luego a 22 años de cárcel): “Ustedes no van a salir más de aquí. Y si llegaran un día a salir, saldrán muertos o locos”. No fue apenas una amenaza aislada sino una política sistemática de destrucción aplicada día tras día, sin tregua, que incluso terminó con la vida de algunos detenidos.

 

P: Pareciera que la MEMORIA sigue siendo para los ex presos políticos de Coronda una brújula innegociable…

 

R: Sin duda. Pero aclaro que no es un tema esencial solo para nosotros. Sino también para muchas-os otra-s ex presa-os política-os, como las compañeras que estuvieron detenidas en la Cárcel de Devoto durante la dictadura y escribieron Nosotras, presas políticas, una obra ejemplar. Y que siguen elaborando también “su” historia colectiva. El trabajo de memoria sigue siendo esencial para las organizaciones de derechos humanos, y para las-los familiares y sobrevivientes del Terrorismo de Estado. ¿Cómo explicar, si no, que, en los últimos quince años en muy diversos procesos, han sido sentados en el banquillo de los acusados más de 1000 represores de la última dictadura? Y que los juicios continúan… La MEMORIA tiene un valor político, sociológico, social, ideológico enorme en la sociedad argentina. Creo que es una realidad que encuentra pocas comparaciones en otros países que han vivido dictaduras y dramas represivos. Estamos convencidos que la memoria hace a la identidad misma de un pueblo. Y es imposible aspirar o construir una sociedad efectivamente democrática con olvido, negacionismo o impunidad.

 

Tema universal

 

P: ¿Las vivencias y relatos de ese campo de destrucción física, psicológica, ideológica, tal como usted lo describe, puede compararse a otras realidades?      ¿Piensa que de trata de una temática de valor global?

 

R: Sin duda. Y está estrechamente ligado a la pregunta esencial sobre ccuál es el límite físico y psíquico ante el tormento sistemático. La respuesta está aún pendiente. Los ex presos políticos de Coronda recorrimos un camino y dejamos este testimonio. Vehiculiza una respuesta, la nuestra, para soportar un régimen carcelario inhumano, durante años. Y también encierra una clave de sobrevivencia: la resistencia colectiva y organizada no ha encontrado aún ninguna otra forma que la supere en situaciones límites y en condiciones desiguales.

 

Abu Ghraib, Guantánamo, y muchas otras cárceles en el mundo, aplicaron y lo siguen haciendo, estos métodos perfeccionados en la brutalidad.

 

Tomar conciencia de esta vejación que no solo se limita a una cárcel en Argentina, está a la base del compromiso personal y colectivo con la MEMORIA, la justicia, el castigo y la reparación. No por casualidad muchos de los protagonistas de Del otro lado de la mirilla son todavía activos militantes en defensa de los derechos humanos, sindicales, asociativos, políticos etc. La brutalidad policial, hija de las dictaduras militares, ha penetrado profundamente en las estructuras de los cuerpos armados que nos controlan en lugar de protegernos. Del Otro Lado de la Mirilla, en tanto experiencia colectiva desafía a las teorías represivas que pretenden el aniquilamiento de todo opositor. E insisto sobre el valor de nuestra experiencia. El poder que detentan los poderosos es un tema universal, al igual que la resistencia de los pueblos ante la injusticia. Las formas varían a lo largo de la historia de la humanidad y según las características propias de cada sociedad, pero, esencialmente, se trata de un mismo tema: la eterna disputa entre quienes sojuzgan a los pueblos y quienes anhelamos a vivir en libertad. En síntesis, como lo mencionamos en la introducción de esta 3era edición de Del otro lado de la mirilla, cuál es la diferencia entre ser asesinado en un campo de exterminio europeo o en uno en América Latina; entre morir enfrentando a una dictadura latinoamericana o en las aguas del Mediterráneo escapando de las hambrunas, las guerras o como refugiado climático. Reconstruir la historia de las luchas por la emancipación de los pueblos es un aporte a la memoria universal y un antídoto contra la repetición de las brutalidades recurrentes del poder. Y un antídoto contra la amnesia colectiva como dijo Eduardo Galeano comentando nuestro libro en 2003.

 

Más información: https://elperiscopio.org.ar/

 

Cuadrito

 

 El poema de la vida en resistencia

 

“La verdad vive en un pozo…, ¿cómo sacarla? Las historias no empiezan, las historias suceden y no tienen un principio. O al menos ese principio no se ve, se escapa, porque ya estaba inscripto en otro principio, en otra historia. Tal vez la cercanía de la muerte nos hizo estar tan unidos. Y ya no pudimos despegarnos. El verdadero protagonista de la historia que hemos vivido, no somos nosotros, es la historia que hemos vivido”, reflexiona en voz alta Jorge Miceli, ex preso político de Coronda, poeta, actor y titiritero cuando piensa a Del otro lado de la mirilla. Y el verbo se hace poesía y la memoria verso…

 

“En atletismo existe una carrera en equipo llamada de postas o de relevos. Cada uno de los corredores de un equipo recorre una determinada distancia y allí lo espera un compañero a quien le debe entregar un tubo de unos 30 cm llamado testimonio o testigo. Algo parecido, aunque difícil de visualizar, ocurre en la historia de un país: cada generación entrega su “testimonio” a la que sigue para continuar su interminable carrera. Carrera de relevos generacionales que van tejiendo la trama política, social, cultural de un pueblo.

 

Esa inmensa trama sufrió en la Argentina un inmenso tajo producido por una bayoneta en la década de 1970. Por ese espantoso agujero negro cayeron 30 mil corredores, compañeros, militantes portadores de testimonios valiosos difíciles de suplantar. Otros quedaron aferrados a los bordes de la trama, resistiendo a rabia, a diente, a imaginación la cruel tempestad desatada por una dictadura cívico militar eclesiástica.

 

Y la generación que continuó la carrera de relevos después de la tormenta, extendió su mano para tomar el testimonio, pero su mano estaba vacía. No había nadie detrás. Lo que quedó de esa diezmada generación de las décadas de 1960/70, aferrada a los bordes de ese tajo criminal, fue subiendo lentamente tratando de unir los bordes, hilo a hilo, hebra a hebra.

 

Había que reparar la trama, continuar la carrera, entregar el testimonio. Ellos y ellas son miles. Cientos de ellos, “locos Quijotes de Coronda”, resistieron la dictadura de forma solidaria y colectivamente, y colectivamente decidieron escribir su testimonio. Colectivamente escribieron “Del otro lado de la mirilla” que se transformó en “Ni locos ni muertos “en su traducción al francés y ahora vuelve a ser reimpreso, enriquecido. Luchadores empecinados siguen diciendo “aquí no se rinde nadie” y extienden orgullosos su testimonio a las jóvenes manos que se están extendiendo para recibirlos. (SFi)

Fuente e imagen: https://www.alainet.org/es/articulo/211381

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Sobre el poder permanente en la Argentina

Sobre el poder permanente en la Argentina

Atilio Borón

El politólogo Atilio Boron, quien para analizar la vida política del país estudia con disciplina espartana los editoriales de la prensa hegemónica, le responde en esta suerte de carta a Jorge Fernández Díaz, quien publicó en el diario La Nación del 7 de marzo del corriente, el artículo “Quedarse con todo y para siempre”, título que para Borón evoca la expresión alemana «für ewig», desconociendo que lo único permanente en la Argentina, salvo breves experiencias políticas, es la inmensa concentración de poder que conforman los poderes mediático y judicial unidos a la plutocracia vernácula.

***

Mi pretensión de analizar la vida política argentina me impone penosos sacrificios. Por ejemplo, tener que estudiar –no sólo leer: estudiar- las notas editoriales de la prensa hegemónica de este país los fines de semana, especialmente los domingos. Hegemónica, aclaro, no por su calidad periodística sino por el antidemocrático control oligopólico que ejercen sobre el espacio comunicacional. Se trata de una labor insalubre pero necesaria y la  realizo con disciplina espartana. Me permite comprender cuáles son las “ideas fuerza” que movilizan a la derecha, sus estrategias de persuasión de masas e identificar a los blancos de sus cada vez más extremistas enunciaciones.  Pocas veces escribí artículos criticando a los autores de aquellos ardientes libelos y, por supuesto, en ningún caso obtuve respuesta. El negacionismo u ocultamiento de toda crítica es una constante en el universo ideológico de la derecha. Aún cuando ocasionalmente señalara al destinatario de mi crítica con nombre y apellido y, en un caso, demostrara diez errores fácticos contenidos en su supuesto análisis -que, como casi siempre, es una pieza de propaganda- la respuesta invariable fue, y será, un sepulcral silencio. La derecha aborrece el diálogo y no acepta debates. Lo suyo es la imposición, la prepotencia. [1]

En este caso me permitiré hacer públicos algunos comentarios sobre la nota titulada “Quedarse con todo y para siempre”, que Jorge Fernández Díaz publicara en La Nación el 7 de marzo del corriente año.[2]  Pese a estar habituado a los bombásticos titulares o los zócalos televisivos que la “prensa seria” de este país utiliza para mantener a la población en vilo, y de ser posible aterrorizada, confieso que en esta ocasión sentí un leve escalofrío. ¿Quedarse con todo?, y además, “para siempre.” La frase me sobresaltó porque evocó la expresión alemana «für ewig», usual en los tiempos en que Hitler proclamaba el comienzo del milenio para la raza arialo que significaría que aquel desgraciado suceso, ese “quedarse con todo”, sería eterno, un irresistible cataclismo  político que arrasaría con las instituciones de la república y la democracia instaurando en su lugar un nebuloso “despotismo electivo.”

Alarmado, me adentré en la lectura del texto y observé que pocas líneas más abajo aparecían varias referencias al recientemente fallecido Pepe Nun. Guardo una gratitud muy grande con él porque fue quien en un inolvidable almuerzo junto a Torcuato Di Tella en el Club Universitario de Buenos Aires, me recomendó enfáticamente que leyera a un autor para mí por entonces desconocido: Antonio Gramsci. Yo poseía una suerte de instinto crítico pero mi formación teórica era, a los diecinueve años, muy elemental. Detestaba a la oligarquía argentina y sus aliados por su prepotencia y su soberbia; por el desprecio que habían sufrido mis padres inmigrantes y porque en tres veranos sucesivos había recorrido buena parte del Noroeste argentino y comprobado el daño que esa clase había hecho y seguía haciendo al país. Pero adolecía de un instrumental analítico adecuado. En el almuerzo seguía, como hipnotizado, el  animado intercambio entre Pepe y Torcuato sobre el “empate catastrófico” de la Argentina y sus consecuencias. En un momento, Pepe advirtió mi desconcierto para decirme: “Gramsci, leé a Gramsci. Está todo allí.” Torcuato asintió y les hice caso. Gracias a ellos me interné en un camino que terminaría convirtiéndome en un intelectual marxista. Volviendo a Nun, tuve la suerte de ser su colega en la FLACSO/México desde finales de los años setentas y hasta 1983, y además  vecino casa por medio cuando ambos vivíamos en Tlalpan, en el Sur de la Ciudad de México. Retornados al país mantuvimos un frecuente contacto durante varios años conversando casi siempre sobre uno de los temas que más nos preocupaba: la difícil –todavía inconclusa- “transición democrática” de la Argentina.

Es por esa familiaridad con su pensamiento que noté que pese a las constantes referencias a Nun, la línea argumental de Fernández Díaz se apartaba considerablemente de la de mi amigo. Pepe hizo críticas muy duras en contra del kirchnerismo en los últimos años de su vida, pero jamás dejó de señalar que el problema fundamental de la Argentina no eran los pobres sino los ricos. Fiel a esa viga maestra de su pensamiento, realizó notables trabajos para demostrar cómo éstos, con su insaciable voracidad, son los principales responsables de la decadencia argentina y cómo se enriquecieron al compás de la degradación nacional y el empobrecimiento de su población. En una nota publicada en La Nación hace unos diez años, Nun reconstruyó la conversación mantenida con un amigo (casualmente también un novelista, cuyo nombre preservó en el anonimato).  Allí cuenta que, café mediante, “me preguntó si yo de veras pensaba que no había gente en el país que logró amasar una gran fortuna gracias a su esfuerzo, sin violar las leyes y creando fuentes de trabajo. Le respondí que sería un necio si lo negase, pero que no era ésa la gente a la cual me refería, sino al número muy considerable de ricos que eluden y evaden impuestos, que son partícipes necesarios de abundantes casos de corrupción y que encabezan una monumental fuga de capitales del mercado doméstico (unos 70.000 millones de dólares en los últimos cinco años, según estimó Roberto Lavagna).”[3]  Pepe se extiende luego en un detallado  análisis de la inequidad tributaria argentina y concluye que “desde hace más de treinta años el país pasó del régimen fiscal razonablemente progresivo que instaló el primer peronismo (y desmanteló después la última dictadura militar) a otro claramente regresivo, que es el que nos rige hasta ahora, dejando a salvo la importante corrección positiva que introdujeron las retenciones.” Analiza también los horrores contenidos en la aplicación del impuesto a las ganancias, que al recaer sobre las empresas más que sobre las personas (a diferencia de lo que ocurre en Europa) tiene un impacto regresivo porque aquellas trasladan esa erogación tributaria a sus precios. En la Argentina, decía, el 70 % de lo que se recauda lo pagan las empresas…  y además “las rentas financieras de las personas están exentas.” Para Pepe era claro que el país estaba en manos de una plutocracia rapaz e inescrupulosa. Y que el régimen tributario, lamentablemente aún en vigor, reproducía sin cesar tan desgraciada situación.

Lo anterior echa por tierra una afirmación crucial de la nota de Fernández Díaz (compartida por todos los analistas de derecha)  cuando descarta “el cuento según el cual ella (cuando dice “ella” es CFK, por supuesto, no Lilita Carrió o Patricia Bullrich) y sus bravos patriotas rentados luchan contra ‘el poder permanente’, cuando lo único permanente en las últimas décadas ha sido el peronismo, y también que son víctimas de los ‘poderes concentrados’, sarasa que reemplaza la vetusta “sinarquía internacional”. Aquí los poderes los detentan los kirchneristas,  y están concentrados en quedarse con todo y para siempre.”

La virulencia de la expresión no es suficiente para ocultar el equívoco historiográfico de su razonamiento. En este país existe una elite de poder, para utilizar la expresión de C. Wright Mills, que ha dominado e impuesto su ley desde el fondo de la historia. Yrigoyen, Perón, durante un corto tiempo el alfonsinismo y luego el kirchnerismo, fueron breves paréntesis que apenas si atenuaron el prolongado dominio de la plutocracia vernácula. Y digo plutocracia porque ese conglomerado de súper-ricos no merece el nombre de burguesía. Ésta fue una clase -y lo digo en pasado porque con la internacionalización del capital está en extinción en casi todo el mundo-  que producía, acumulaba capital, se enriquecía pero tenía un proyecto de nación, elitista, no-democrático, pero proyecto al fin. Los grupos que conforman la oligarquía actual en la Argentina tienen como propósito excluyente saquear las riquezas del país, hacer negocios con superganancias aseguradas gracias a la ayuda de los gobiernos, fugar sus divisas lo antes posible y pasar el resto de sus vidas disfrutando de ese dinero mal habido en Miami o alguna otra ciudad del primer mundo. No sólo un “capitalismo de amigos”; más que nada un capitalismo parasitario. La fuga de capitales a la cual Nun aludía en su nota, se reprodujo exponencialmente bajo el macrismo contando con la insólita protección del gobierno, la prensa hegemónica, el aval “académico” de los corruptos gurúes de la City porteña, la “distracción” de jueces y fiscales (preocupados por descubrir dos PIBs que según ellos y la prensa, Cristina habría enterrado en la Patagonia) y los aplausos de los grandes empresarios y la derecha, beneficiarios principales de este atraco.

La tesis de Fernández Díaz se apoya en un error: la identificación entre gobierno y poder, la creencia de que  acceder al gobierno es lo mismo que conquistar el poder. Ignora el ABC que cualquier estudiante de ciencia política aprende la primera semana de clases. Sí, hubo intentos de algunos gobiernos para modificar esa desmesurada concentración de la riqueza y el poder, pero esos conatos fueron débiles, o intermitentes, o mal concebidos y en todo caso fueron derrotados por la reacción. Don Hipólito, “el General”, Alfonsín, Néstor y Cristina gobernaron con el favor de grandes mayorías electorales e intentaron recortar en parte las aristas más escandalosas de la prepotencia del capital, con sus  lujos y privilegios y, en el reverso de la medalla, la pobreza y miseria de las mayorías. Pese a sus empeños, aquellos gobiernos lograron afectar, apenas parcialmente y por poco tiempo, los intereses de los miembros de la nomenklatura oligárquica, conspicuos evasores de impuestos y “sacadólares”,  y que los multimedios de LaNación y Clarín defendieron a capa y espada durante décadas. Además, ese poder fue mutando y robusteciéndose mediante un doble proceso: por una parte, concentrando la riqueza en una minoría cada vez más insignificante desde el punto de vista estadístico –el famoso 1 % de los súper-ricos- pero poderosísima en términos económicos y financieros;  y, por la otra, gracias a su entrelazamiento con dos nuevos y potentes socios: los medios de comunicación y un Poder Judicial corrupto y politizado, con capacidad de neutralizar las amenazas que pudiera provenir del Ejecutivo y el Legislativo y de burlar, llegado el caso, las preferencias de las mayorías electorales. En esta perversa división de funciones el dispositivo mediático es decisivo para las tareas de “dirección intelectual y moral” señaladas por Antonio Gramsci para la manipulación de conciencias y corazones;  para satanizar adversarios y endiosar aliados apelando a las “fake news”, la tergiversación de noticias  y el blindaje informativo. En una palabra, como hace toda mafia, brindando “protección” mediática a los delitos de la plutocracia. La literatura sobre este tema  en Estados Unidos y Europa es inmensa, y también ha crecido mucho en Latinoamérica. El segundo, el Poder Judicial, se encarga de disciplinar a la sociedad, vigilar y castigar a los indeseables, como diría Foucault, y sacar del juego político a los inconformes y revoltosos que desafían el orden social vigente. Sus actos confieren “veracidad” a las mentiras de los medios gracias a la creencia, ampliamente difundida, sobre la imparcialidad de la  justicia. No es un dato menor que estas dos inmensas concentraciones de poder, el mediático y el judicial, estén completamente al margen de cualquier tipo de control democrático. Son poderes fácticos, incontrolados e incontrolables, que han unido sus destinos con la plutocracia. La famosa “rendición de cuentas”, la accountability, que deben realizar los gobiernos ante la sociedad, no se aplica en el caso de los medios y el Poder Judicial. Y esto les confiere un poderío inexpugnable.

No sorprende que el predominio de esta constelación de poder  haya crecido hasta límites inimaginables en las últimas décadas. Hubo tres hitos significativos en esta trayectoria: la dictadura cívico-militar, la década menemista y el macrismo. Fue bajo estos tres regímenes que el predominio de la clase dominante se volvió agobiante y arrasador; acabando con la democracia, como durante la dictadura genocida;  o vaciando de contenidos al proyecto democrático bajo el menemismo y el macrismo. Esto, Fernández Díaz, es lo “único permanente” que hay en la Argentina; el resto, como dice usted, es “sarasa”. Por eso decía Pepe que los dueños de la riqueza destruyeron “el régimen fiscal razonablemente progresivo que instaló el primer peronismo”. Y esos gobiernos,  incluyendo el kirchnerista, fueron incapaces de resistir la feroz arremetida  del gran empresariado nacional y extranjero, de sus lobbies y organizaciones corporativas;  de los  grandes medios de “desinformación y confusión de masas”, y un Poder Judicial que le puso el sello de la legalidad a este desdichado itinerario.

En su artículo usted cita unas expresiones de Pepe que lo retratan como un fuerte crítico del kirchnerismo. Y lo fue, sin duda alguna, como también lo fue del menemismo y mucho más de la dictadura. Pero tan siniestra como usted la pinta no debe haber sido la experiencia política del kirchnerismo para que Nun haya sido, durante  cinco años, entre 2004 y 2009, Secretario de Cultura de Néstor y de Cristina Fernández. No pudo hacer todo lo que quiso, por las restricciones presupuestarias y, concedo, las interminables “internas” dentro del elenco gobernante, lo cual es una constante en la vida política de todos los países, no sólo el nuestro. Pero que yo sepa no utilizó expresiones como las suyas para descalificar a Cristina, aunque en los últimos años fue muy crítico de ella y del kirchnerismo, y nunca cayó en el insulto o el sarcasmo, cosa a la cual usted se ha vuelto tan aficionado que ya parece ser un vicio. Epítetos o insultos nunca sirven para validar un argumento. Recuerde la célebre frase de don Miguel de Unamuno a los fascistas españoles: “vencerán pero no convencerán”.  Usted y sus colegas vencen (por ahora) en la desigual batalla de ideas porque están parados sobre inmensos aparatos propagandísticos, pero no convencen. Sólo reavivan el odio de los que ya están convencidos reproduciendo mil veces  sus mentiras. ¿Recuerda lo que hace poco decían sobre la vacuna Sputnik V, que era un veneno? ¿Cuántas veces los “perioperadores” de los grandes medios lo repitieron, con voz engolada y cara muy seria, en la prensa gráfica, en la radio, en la televisión, en las redes sociales? ¿Qué lograron con esa mentira? Incitar el odio y la furia en contra de un gobierno acusado de querer envenenar a la población. Una mentira gigantesca y siniestra, pensada para consolidar  la fidelidad y el fanatismo de un cierto contingente electoral con vistas a las próximas elecciones. Y ahora, que la gente se pelea por ser vacunada con la Sputnik V, ese pseudo-periodismo instala otro tema y sigue mintiendo. El repertorio es interminable. Volviendo a Unamuno; ¿convencerán? ¿A cuántos, y por cuánto tiempo? Este año lo sabremos.

Jorge Fernández Díaz entró a la Academia Argentina de Letras

Retomo el hilo luego de esta breve digresión. Un buen escritor de novelas policiales como usted –campo que definitivamente es el suyo, no así el análisis político en donde es apenas un modesto principiante- debería abstenerse de utilizar hasta el hartazgo expresiones difamatorias como “la Pasionaria del Calafate”, la “Arquitecta egipcia”, o la “Emperatriz de la calle Juncal.” Esta ingeniosidad facilonga puede ser aceptable en un grupo de WhatsApp de adolescentes, pero para un periódico cuyo fundador definió su función, la de ser “tribuna de doctrina”, la apelación a ese tipo de caracterizaciones revela el fracaso del proyecto fundacional del diario y, además, una cierta pobreza del pensamiento. Debo decirle que la Pasionaria original, la entrañable Dolores Ibárruri, lo habría abofeteado sin piedad al terminar de leer cada una de sus notas dominicales, cargadas como están de odio, de machismo y de un insoportable servilismo en relación a los dueños del poder. Por lo tanto, y por respeto a los centenares de miles que murieron en la Guerra Civil española, sería bueno que usted dejara ya de utilizar la imagen de la Pasionaria para sus diatribas contra Cristina Fernández. Entre otras cosas porque, si hoy viviera, Dolores estaría del otro lado de la barricada, nunca de su lado. Y además, usted debería saber que el primer paso de un femicidio es la agresión simbólica de la que es víctima una mujer. Los psicólogos y psicoanalistas han acumulado suficientes antecedentes para demostrar que las palabras no sólo comunican ideas o sentimientos sino que también tienen efectos prácticos, concretos. La violencia simbólica, algo que usted y sus colegas practican a diario con fruición en contra de Cristina, es el primer acto de una secuencia que suele ser seguida con la agresión física y, en algunos casos, el asesinato de la mujer. Usted la acusa de “matonismo y bullying”, pero el periodismo de guerra, del cual La Nación y Clarín son sus naves insignia, practican ambas cosas de modo irresponsable y con total impunidad. No es lo mismo decir que una persona tiene una postura política inapropiada, inaceptable, autoritaria, pongamos el caso, que decir que ese personaje es un “matón.” Cuando se califica de ese modo a Cristina, o a cualquier protagonista de la vida política argentina, se corre el riesgo de que se abra la caja de Pandora y antes de llegar al fondo, donde reposa la esperanza, lo más probable es que encuentre una Browning de 9 milímetros. Tenga en cuenta que ni usted ni sus colegas podrán hacerse los desentendidos si alguno de sus lectores, oyentes o televidentes, envenenado por la constante demonización de la que hacen objeto, un día de estos se arroje sobre esta suprema encarnación del mal que para usted y sus colegas es Cristina, y pretenda hacer justicia con mano propia.

Otro tema: disfruto de la lectura de sus novelas. Ya lo dije; eso es lo suyo, más allá que me disgustó cómo resolvió la trama de El Puñal, pero eso no le quita méritos a la obra. No tome a mal cuando dije que en temas de análisis político usted es un “modesto principiante “.  Alguien como usted, que habla del “risible verso del lawfare”, es o bien una persona que desconoce ciertas cuestiones básicas de la ciencia política o, para usar sus propias palabras, un publicista “rentado”, un amanuense que escribe lo que le ordenan.  Prefiero que sea lo primero: un desconocimiento de la literatura de un campo que claramente no es el suyo. Le sugiero, por eso, que haga una rápida visita a Amazon y busque libros sobre Lawfare, sólo en inglés, para evitar que aparezcan gentes latinoamericanas que para usted podrían ser sospechosas de “populismo”, “kirchnerismo” o vaya a saber que otra plaga.  Yo hice un pequeño sondeo antes de escribir estas líneas y encontré quince libros –repito, sólo en inglés, dejando afuera textos en castellano o portugués- en una primera y rápida búsqueda. Además me topé con referencias al Lawfare Institute, cuya ceremonia inaugural tuvo lugar en la  University of London el 5 de Diciembre del 2017, y una mención del blog especial sobre Lawfare patrocinado por la  Brookings Institution, organismo radicado en Washington y que para evitar confusión entre sus tan mal informados o prejuiciosos lectores, aclaro que no fue creado por la Cámpora o por órdenes de Cristina. Por lo tanto, lo que usted llama este “risible verso” resulta que es un poquito más que eso y lo convertiría en un hazmerreír mundial si tuviese la mala idea de ir a dictar alguna conferencia en una universidad de los Estados Unidos o Europa y saliera con esa frasecita. Un periodista tiene una misión sagrada: ilustrar a sus lectores y no embrutecerlos con afirmaciones como esas.

La verdad es que su columna daría pie a un largo ensayo sobre sus numerosos errores de análisis y sus excesos de lenguaje. Su defensa de una corrupta Justicia Federal y de personajes del bajo fondo que fungen y medran como jueces y fiscales (usted y sus lectores saben muy bien a quienes me estoy refiriendo) es incomprensible e imperdonable; lo mismo su alucinación acerca de la inminente conformación de “un esquema de partido único” en un país que, grieta mediante, está partido en dos y en donde el único partido único de verdad es el de los medios, que acaparan con malas artes la casi totalidad de la audiencia. Su aquiescencia y la de sus colegas ante tamaña monstruosidad jurídica como lo es la instalación de una “Mesa Judicial” en la Casa Rosada no es menos sorprendente, sobre todo porque usted y los mal llamados “periodistas independientes” no escriben un párrafo sin citar a Montesquieu, la Constitución de Estados Unidos con sus “pesos y contrapesos” y alabar las virtudes de la división de poderes. También lo es la complacencia que mostraron cuando Mauricio Macri tuvo la anti-republicana osadía de pretender designar dos jueces de la Corte Suprema por decreto. Pero parece que todas estas reglas no se aplican a la hora de hablar de los gobiernos amigos; son de aplicación exclusiva para los adversarios. También fastidia a amplios sectores de la ciudadanía la “protección mediática” que se le ha brindado a los negociados y corruptelas del gobierno de Macri, una sucesión de gigantescos escándalos sobre los cuales, un hombre como usted, tan imaginativo a la hora de pergeñar frases hirientes y altisonantes, permanece en un desconcertante silencio. Un consejo: reserve estos fuegos de artificio verbales para sus novelas policiales, para Remil y sus amigotes. Dedíquese a eso, que es lo que sabe hacer muy bien. Y recuerde que la ciencia política es una ciencia, que como lo recordaba siempre Pepe, tiene 2.500 años de historia. Una ciencia, no un palabrerío.

Cordialmente.

Referencias:

[1] Por ejemplo, “Morales Solá, o la mentira como pasión”,  https://www.pagina12.com.ar/241236-morales-sola-o-la-mentira-como-pasion , 11 de Enero del 2020.

[2] Puede leerse en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/quedarse-con-todo-y-para-siempre-nid06032021/

[3] “Otra perspectiva para abordar el desafío de la pobreza. ¿Y si el problema son los ricos?”, 8 de septiembre de 2011, accesible en https://www.lanacion.com.ar/opinion/y-si-el-problema-son-los-ricos-nid1404256/

Fuente: https://lateclaenerevista.com/sobre-el-poder-permanente-en-la-argentina-por-atilio-boron/

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/sobre-el-poder-permanente-en-la-argentina/

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