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Brasil: Aloizio Mercadante, exministro de Educación: “En más de un año y medio, Bolsonaro deja tierra arrasada en educación”

Redacción: Nodal

Entrevista a Aloizio Mercadante, exministro de Educación, presidente de la Fundación Perseu Abramo y miembro fundador del Grupo de Puebla

El 18 de junio de 2020 el ministro de Educación de Brasil Abraham Weintraub renunció a su cargo 14 meses después de su asunción tras una serie de cuestionamientos, críticas y polémicas que le valieron un entrecruce diplomático con China. Una de sus últimas acciones fue revocar la cuota que incentivaba la inclusión de la población negra, indígena y discapacitada en cursos de formación de posgrado. Esta medida, reconocida en América Latina y el Caribe por la inclusión que significó, fue creada en 2012 durante la presidencia de Dilma Rousseff con Aloizio Mercadante como ministro de Educación.

NODAL dialogó con el exministro y miembro fundador del Grupo de Puebla para conocer en profundidad las consecuencias de la medida adoptada por el gobierno de Jair Bolsonaro.

¿Qué implica la decisión adoptada por Abraham Weintraub antes de su salida del Ministerio de Educación?

El gobierno de Bolsonaro vuelve a demostrar su total falta de compromiso para combatir las históricas desigualdades raciales y la discriminación que afectan al pueblo brasileño. Esta vez, a la luz tenue de su trágica administración en el Ministerio de Educación, Abraham Weintraub revocó una ordenanza que regulaba la creación de Comisiones para alentar la inclusión de negros, indígenas y personas con discapacidad en programas de posgrado (maestría, maestría profesional y doctorado) de instituciones federales de educación superior, respetando su autonomía.

Ni siquiera el éxito inequívoco de la política de cuotas, aprobada durante mi mandato como Ministro de Educación en 2012, precedida por un largo debate en el Congreso Nacional y aprobada por el Tribunal Federal Supremo, pudo convencer al oscurantismo bolsonarista de que las políticas afirmativas son fundamentales para superar nuestro triste pasado de discriminación y exclusión educativa.

¿Cuál era el objetivo de la política fijada durante el gobierno de Dilma Rousseff?

La política de cuotas ataca dos dimensiones fundamentales del problema: la desigualdad social y el racismo, ya que la política prevé un recorte en el ingreso y el acceso, favorecido por los negros y los indígenas, proporcional a sus pesos demográficos de la raza en cada unidad de la federación.

La ordenanza que continuó esta política en la escuela de posgrado, ahora revocada por Bolsonaro, también se firmó en mi administración, en 2016, y se lanzó el 13 de mayo de ese mismo año, como un gesto simbólico de la lucha por la igualdad racial y lucha contra el racismo. Fue la política de cuotas, lograda después de superar la fuerte resistencia de la élite conservadora en el Senado Federal y la prensa, lo que nos permitió aumentar la presencia de negros en un 267% en la educación superior en nuestros gobiernos. En 2018, la primera vez en la historia, el número de estudiantes negros superó al de blancos en las universidades públicas brasileñas.

Sectores conservadores alegaban que la inclusión de negros, indígenas y personas con discapacidad disminuiría la calidad académica. ¿Cuál es el rol del Ministerio de Educación y las universidades públicas respecto a las minorías existentes en Brasil?

Contrariamente a lo que alegan los críticos de las cuotas, la inclusión de negros, indígenas, pobres y, en este caso, también personas con discapacidad no comprometió la calidad. La investigación académica apunta al excelente desempeño de los estudiantes beneficiados por la política de cuotas. La inclusión por cuotas no comprometió la excelencia de los cursos, pero terminó un largo ciclo elitista y abrió nuevas oportunidades para los estudiantes de secundaria públicos, y con esta ordenanza también en el ámbito de la postgrado, quienes nunca tuvieron la oportunidad de ingresar a la enseñanza de educación superior o acceso a cursos de posgrado, que han tenido una expansión extraordinaria en los gobiernos del PT. La fortaleza de la política de cuotas adquiere aún más relevancia cuando observamos que el 35% de los graduados, que participaron en Enade en 2015, fueron los primeros en la familia en recibir un diploma de educación superior, un profundo cambio intergeneracional. Desafortunadamente, esta trayectoria de éxito en nuestras universidades, que también evolucionó en la escuela de posgrado, fue interrumpida por el gobierno de Bolsonaro.

En más de un año y medio de gobierno, Bolsonaro deja una tierra realmente devastada en la educación. Pero estoy seguro de que, después de que la pandemia disminuya, toda esta demanda reprimida contra Bolsonaro saldrá a las calles con toda su fuerza, en un movimiento amplio, plural y democrático contra todo este revés que existe.

Fuente: https://www.nodal.am/2020/06/brasil-aloizio-mercadante-exministro-de-educacion-en-mas-de-un-ano-y-medio-bolsonaro-deja-tierra-arrasada-en-educacion/

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Brasil: El Congreso anuló una medida de Bolsonaro que violaba la autonomía universitaria

América del Sur/ Brasil/ 16.06.2020/ Fuente: www.telam.com.ar.

 

La iniciativa, que había generado amplio rechazo en la comunidad educativa en general, suspendía las elecciones de rectores de universidades por el coronavirus y arrogaba al ministro de Educación la potestad de elegirlos.

El presidente del Congreso brasileño anuló una polémica medida dictada por el gobierno de Jair Bolsonaro, que suspendía las elecciones de rectores de universidades por el coronavirus y arrogaba al ministro de Educación la potestad de elegir a las autoridades universitarias.

La iniciativa de esta semana, que había generado amplio rechazo en la comunidad educativa en general, había sido plasmada en una «medida provisional», una suerte de decreto que requiere de la aprobación del Parlamento.

Pero el presidente del Congreso, Davi Alcolumbre, rechazó tramitarla bajo el argumento de que «violaba la Constitución Federal», que garantiza a las universidades públicas una libertad plena para la elección de sus autoridades, informó la agencia de noticias EFE.

La medida establecía que, debido a la pandemia de coronavirus, que en el país ya ha dejado más de 40.000 muertos y sigue avanzando, sería imposible durante este año realizar las elecciones internas de rectores, en aquellos casos en que sus mandatos vencen este año.

Frente a ello, determinaba que el ministro de Educación, Abraham Weintraub, tendría la potestad de nombrar a los nuevos rectores, lo que fue rechazado por todos los consejos universitarios, profesores, alumnos y la enorme mayoría de los partidos políticos.

Con la decisión del presidente del Congreso, la medida queda de hecho anulada, lo cual pudiera suponer una vuelta de tuerca en el ya largo conflicto del gobierno del líder de la ultraderecha brasileña con las cámaras legislativas.

En los últimos meses, ese pulso llegó a las calles en forma de manifestaciones convocadas por seguidores de Bolsonaro, a las que llegó a asistir el mandatario y en las que se exigió «cerrar» el Parlamento y la Corte Suprema y promover una «intervención militar» contra esos dos poderes.

La anulación de la medida también es otro golpe a Weintraub, responsable desde ese cargo de una especie de «cruzada ideológica» que Bolsonaro libra en esa área, la cual afirma que está «controlada» por el «comunismo».

Weintraub representa a los sectores más ultraconservadores del gobierno y ya enfrenta otros problemas, pero ante la Justicia.

De hecho, el ministro, junto a otros «bolsonaristas», está bajo investigación en la Corte Suprema por su supuesta participación en grupos dedicados a la difusión de mentiras y noticias falsas en las redes sociales, en las que mantiene una febril actividad.

También responde a acusaciones de racismo, por comentarios que hizo precisamente en las redes sociales y en los que se burló de los chinos y sus dificultades para pronunciar la letra erre, e insinuó que la pandemia de Covid-19 sería parte de unos supuestos planes de la potencia asiática para «dominar el mundo».

Fuente de la noticia: https://www.telam.com.ar/notas/202006/475650-brasil-congreso-anulacion-medida-bolsonaro-universidades.html
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¿Cómo deben ser la educación y el cuidado en la primera infancia post-COVID-19?

Por: Thais Lervolino. 

Especialistas y autoridades analizaron los impactos de la pandemia para las niñas y niños en la primera infancia, y defendieron que se garantice el derecho a la educación con políticas públicas desde una mirada pedagógica humanizada, que valore la participación y la cultura

“Si bien la enfermedad causada por el COVID-19 no afecta a los niños de la misma forma que está afectando las personas de otras edades, los efectos colaterales que está teniendo para la infancia son los más duros”, afirmó Luis Ernesto Pedernera, presidente del Comité sobre los Derechos del Niño de la ONU (CDN), durante el diálogo virtual “La educación y el cuidado en la primera infancia en América Latina y el Caribe ante tiempos de pandemia”, realizado el 28 de mayo por la CLADE, en alianza con OMEP América Latina y EDUCO.

Subrayando los impactos de la pandemia en la salud mental y física de los niños y las niñas, Luis Pedernera defendió la construcción de una nueva realidad para la educación y el cuidado en la primera infancia. “No estoy de acuerdo con que tenemos que volver a una nueva normalidad. Hay que construir una nueva realidad. Este es el momento para construir una nueva realidad en términos de relaciones humanas y de relaciones pedagógicas”, dijo.

Para el presidente del CDN, en este contexto, las familias no pueden quedar libradas al azar. “Hemos visto que las familias están enfrentando la pandemia y deben recibir un acompañamiento psicosocial y pedagógico para que la pandemia no sea vivida en soledad por la familia”, afirmó.

«El acceso a la educación debe ser para todas y todos. En ese sentido, en primera infancia este acceso también implica la posibilidad de pensar a la familia como la protectora del derecho a la educación»

Al lado de Luis Pedernera, participaron en el encuentro: Alexandra Inmaculada Santelises Joaquín, directora de Educación Inicial del Ministerio de Educación de República Dominicana; Cristina Lustemberg, diputada de Uruguay; Constanza Alarcón, viceministra de Educación de Colombia; y Mercedes Mayol Lassalle, presidenta mundial de OMEP. Mikel Egibar, de EDUCO, se hizo cargo de la moderación.

Para Mercedes Mayol Lassalle, construir esa nueva realidad demanda desarrollar políticas públicas desde el enfoque de derechos, con una concepción integral e intersectorial de la educación y la infancia. “El acceso a la educación debe ser para todas y todos. En ese sentido, en primera infancia este acceso también implica la posibilidad de pensar a la familia como la protectora del derecho a la educación, no solamente pensando en los sistemas institucionalizados, sino que muchos niños y muchas niñas pequeños/as se quedan en sus hogares varios años antes de llegar a los formatos institucionales. Y es allí donde nosotros como sociedades y también la política pública deben encontrar el lugar para poder trabajar en una democratización y despatriarcalización de las familias”, afirmó.


Financiamiento y valoración de educadoras y educadores

Para el presidente del Comité de la ONU, los presupuestos en materia de inversión social deben ser ampliados. La presidenta mundial de OMEP también se manifestó de acuerdo con el aumento del presupuesto para la educación y el cuidado en la primera infancia.

“El financiamiento es absolutamente central, pero enfrentaremos un problema que ya está ocurriendo: hay un debate sobre de dónde se va a poner el dinero en el post-COVID y, de acuerdo con los otros escenarios, realmente el financiamiento va a ser escaso. De esa manera, se hace necesario haber una decisión política de blindar el aumento [de recursos]”, señaló.

Añadió que es esencial responder desde los gobiernos a la necesaria revalorización y al reconocimiento de la importancia de los educadores y las educadoras. “Esa es una tarea central en el desarrollo fundante que tiene la primera infancia en acompañar a estos educadores, en cuidar a los que cuidan”, explicó.


La educación que queremos

Los ejemplos de lo que ha pasado en Japón y China en el post-pandemia, donde las y los estudiantes regresaron a sus aulas en escuelas robotizadas, con distancias marcadas en el piso y de manera totalmente deshumanizada, no deben ser seguidos para el cumplimiento de una educación de calidad y desde una perspectiva de derechos, según Luis Pedernera.

“Hace poco, leí un artículo de una filósofa pedagoga y un pediatra español [Heike Freire y José María Paricio Talayero] y ellos llaman a crear una nueva escuela, pero no esa escuela robotizada, sino una escuela íntima, es decir, no masificada, en donde las relaciones y lo humano estén por sobre otras cuestiones, incluso lo académico; una escuela mutua que se abra a la participación de otras disciplinas, de voluntarios y también de la familia. Una escuela coherente yque vuelva a dialogar con la naturaleza”, afirmó el presidente del CDN.

«El desarrollo se extiende, se amplía y se enriquece gracias a la cultura, al juego, a las artes y a los sentidos que vamos construyendo en comunidad”

A su vez, Mercedes Mayol Lassalle llamó la atención para la calidad de la política pública y su relación con la participación democrática de la comunidad educativa en su construcción. Para ella, los programas deben acercarse tanto a las familias como a los niños y las niñas, y la calidad no puede tener solo un parámetro. “No es fijar, es construir sentido y esa construcción de sentido se hace junto con la comunidad, junto con las familias. Es algo móvil, se construye a través de la participación y la democracia, incluyendo por supuesto al juego, al lenguaje de las artes, a la cultura, porque el desarrollo no es natural, es cultural. El desarrollo se extiende, se amplía y se enriquece gracias a la cultura, al juego, a las artes y a los sentidos que vamos construyendo en comunidad”, explicó.

Fuente de la reseña: https://redclade.org/noticias/como-deben-ser-la-educacion-y-el-cuidado-en-la-primera-infancia-post-covid-19/

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Brasil: Aprueban diputados reforma educativa a favor de trabajadores

Redacción: El Tucumano

El rector de la Casa de Altos Estudios, José García, condenó el avance del gobierno de Jair Bolsonaro sobre la autonomía universitaria.

La Universidad Nacional de Tucumán (UNT) repudió este viernes la decisión del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de intervenir las Universidades Públicas en el contexto de la pandemia de Coronavirus que castiga con fuerza a ese país. El Rector de la Casa de Juan B. Terán, José García, firmó un comunicado en donde califica la decisión del primer mandatario del vecino país como «un avance indebido contra la autonomía universitaria y su tradición democrática».
El jueves 11, en el Diario Oficial de la Unión (Boletín Oficial) fue anunciada la suspensión de elecciones de rectores de universidades e institutos federales de Brasil en el contexto de la crisis sanitaria que desató la llegada del Covid-19. En contrapartida, se arrogaba al ministro de Educación, Abraham Weintraub, la prerrogativa de nombrar a las nuevas autoridades sin consultar a la comunidad académica o la lista triple.
Al tomar estado público la resolución, el titular de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia (DEM), la consideró «inconstitucional» y la comunidad educativa en general expresó su rechazo ante un nuevo avance del gobierno de Bolsonaro contra derechos ya consagrados. El repudio también tuvo eco en la Argentina, en donde autoridades, docentes, investigadores y estudiantes expresaron solidaridad con sus pares brasileños.
«La Universidad Nacional de Tucumán expresa su enérgico repudio a la decisión del Presidente de la República Federativa de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, quien con la excusa de la pandemia ha dispuesto la lisa y llana intervención por parte del Poder Ejecutivo de Brasil a las Universidades cuyas autoridades concluyan sus mandatos autoatribuyéndose la potestad de designar rectores y vicerrectores», denuncia el comunicado de la UNT que lleva la firma del rector García.
Desde la Casa de Juan B. Terán pusieron de relevancia que «la medida representa un avance indebido contra la autonomía universitaria y su tradición democrática. Son estas instituciones las que deben decidir sobre los avatares de su vida institucional y en cualquier circunstancia».
En esta línea, destacaron que «la Comunidad de la Universidad Nacional de Tucumán se solidariza con las universidades públicas de Brasil reafirmando los principios de la Reforma Universitaria de 1918 ocurrida en Córdoba, que sentó las bases de la universidad pública latinoamericana, laica, gratuita, democrática, cogobernada, autónoma e independiente del poder político».
 Fuente: https://www.eltucumano.com/noticia/actualidad/264417/la-unt-repudio-la-intervencion-de-las-universidades-publicas-de-brasil?dnd=secciona&src=tit&pos=1&dis=desk
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Réquiem por la democracia

Una vez más, después de tantas otras, las élites brasileñas prefirieron correr el riesgo de caer en la dictadura (si es que no la deseaban desde el principio) cada vez que las clases populares manifiestan su aspiración de ser incluidas en la nación, que las élites siempre han concebido como su propiedad privada.

La lectura de la transcripción de la reunión del Consejo de Ministros de Brasil del pasado 22 de abril es una experiencia dolorosa, aterradora e indignante. El hecho de que este vídeo se haya hecho público y transcrito es una señal elocuente de que la democracia aún sobrevive.

Ocurrió a raíz de la denuncia del ex ministro Sérgio Moro de que el presidente había intentado interferir en las investigaciones en curso en la Policía Federal de Río de Janeiro contra uno de sus hijos bajo sospecha de conducta criminal grave. Al ordenar la difusión del vídeo, el magistrado del Supremo Tribunal Federal (STF), Celso de Mello, inscribió su nombre en el libro dorado de la breve y tormentosa historia de la democracia brasileña. Esperemos que la señal de esperanza que nos ha dado sea el detonante del despertar de las fuerzas democráticas de izquierda y de derecha, el despertar de un sueño profundo e inquietante, hecho de ignorancia histórica y vanidad miope, un sueño que les permite soñar con cálculos electorales sin darse cuenta de la frivolidad de tales intentos cuando la democracia misma pende de un hilo.

Los fascistas ni siquiera esconden sus intenciones. El presidente hizo un llamamiento directo e inequívoco a la lucha armada. Más que una apelación, informó que está dispuesto a liderar el armamento de civiles al margen de las Fuerzas Armadas. ¡Y lo hizo flanqueado por generales! Está confesando un delito de responsabilidad y un crimen contra la seguridad nacional. Y no pasa nada. Junto al vicepresidente, se sienta impasible y silencioso el entonces ministro de Justicia, Sérgio Moro, quien fue el gran responsable de la destrucción de la institucionalidad democrática, para lo que siempre contó con la complicidad de las élites y sus medios de comunicación. El anuncio del presidente no solo es recibido con las sonrisas complacientes de quienes lo escuchan, sino que varios ministros están empeñados en abrir por su cuenta las cloacas de odio y de prejuicio, por no hablar de otras alevosías.

Lo que puede leerse es tan torpe que es mejor leer para creer:

Presidente: “Están fastidiando todo el tiempo para atacarme, metiéndose con mi familia. Ya intenté cambiar oficialmente a la gente de nuestra seguridad en Río de Janeiro y no pude. Se acabó. No voy a esperar a que jodan a toda mi familia, o a mis amigos, porque no puedo cambiar a alguien de seguridad de última línea, que pertenece a nuestra estructura. Lo voy a cambiar. Si no puedo, cambio a su jefe; si no puedo cambiar al jefe, cambio al ministro. Y punto final. Aquí no estamos para jueguitos (…) Quiero, ministro de Justicia y ministro de Defensa, que el pueblo se arme. ¡Es la garantía de que no aparecerá un hijo de puta para imponer una dictadura! ¡Qué fácil es imponer una dictadura! ¡Es muy fácil! Un maldito alcalde hace un maldito decreto y deja a todo el mundo confinado. Si estuviera armado, saldría a la calle. ¿Y si yo fuese un dictador? Querría desarmar a la población, como todo el mundo hizo en el pasado antes de imponer su dictadura. ¡Les pido a Fernando (de Azevedo) y a Moro que por favor firmen hoy este decreto [para facilitar el porte de armas] para mandarle un puto mensaje a estos mierdas [gobernadores y alcaldes]! ¡El pueblo armado jamás será esclavizado! ¿Por qué estoy armando a la gente? ¡Porque no quiero una dictadura! Ya no podemos aguantar más”.

Ministro de Educación (extrema derecha): “Si por mí fuera, enviaba a todos esos vagabundos a la cárcel, comenzando por los jueces del Supremo Tribunal Federal. Y eso es lo que me sorprende (…) Estamos hablando de con quién teníamos que luchar. No estamos siendo lo suficientemente duros contra los privilegios, con el tamaño del Estado (…) Odio al partido comunista, que está tratando de convertirnos en una colonia. Este país no es (…) Odio el término ‘pueblos indígenas’, odio ese término. Lo odio. El pueblo gitano es un pueblo brasileño, solo hay un pueblo».

Ministro de Medio Ambiente (momento maquiavélico): “Porque todo lo que hacemos aquí recibe un varapalo en el poder judicial, al día siguiente. Necesitamos tener un esfuerzo nuestro mientras estamos en este momento de tranquilidad en la cobertura de la prensa porque sólo se habla de la covid-19 y es hora de cambiar todos los reglamentos, simplificar normas (…) Ahora es hora de unir esfuerzos para hacer la simplificación regulatoria que necesitamos”.

Ministra de la Mujer, de la Familia y de los Derechos Humanos (evangelismo reaccionario): “En este momento de pandemia estamos viendo la payasada del Supremo Tribunal Federal para colocar la cuestión del aborto de nuevo en la agenda, y allí estaba la cuestión de las mujeres que son víctimas del zika virus, van a abortar (…) ¿Van a querer que todos los que tuvieron coronavirus puedan abortar en Brasil? ¿Legalizarán el aborto en general? (dirigiéndose al ministro de Salud). Su ministerio, ministro, está lleno de feministas que tienen una agenda única, que es la legalización del aborto… Porque recibimos la noticia de que habría contaminación criminal en Roraima y el Amazonas, premeditada, en indios, para diezmar aldeas y pueblos enteros a fin de cargar el bulto al presidente”.

Ministro de Economía (feria de vanidad): “Conozco profundamente, en detalle, no de oídas. Es de leer ocho libros sobre cada reconstrucción de esas (Alemania, Chile). Entonces, leí a Keynes (…), tres veces en el original, antes de llegar a Chicago. Entonces para mí no hay música, ni dogma, ni bla, bla, bla”.

Nada de esto es nuevo. Con respecto a lo que dijo el presidente Bolsonaro, basta mencionar que, después de las elecciones federales de Alemania de 1932, así se expresó Hitler, invocando la necesidad de que la dictadura se defienda de la dictadura… de la democracia. La frase de Bolsonaro sobre la necesidad de armar a civiles es idéntica a la frase de Mussolini: “Solo el pueblo armado será libre”. La reunión del Consejo de Ministros tuvo lugar el día en que Brasil se acercaba a los 3 mil muertos por el coronavirus (hoy ya son más de 30 mil). Este, sin embargo, fue un tema ausente. O peor, con mayor perversión, la intención era utilizar la preocupación de los medios por la pandemia para avanzar en la pérdida de derechos, los casinos, la privatización, la deforestación en la Amazonía y la eliminación de las restricciones ambientales. El sistema democrático brasileño está en un desequilibrio tal que está experimentando un momento de bifurcación. Cualquier acción u omisión política puede rescatarlo o hundirlo de una vez por todas.

Fuente: https://rebelion.org/requiem-por-la-democracia/

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Brasil. La lucha vuelve a las calles: derrocar a Bolsonaro

América del sur/Brasil/11 Junio 2020/kaosenlared.net

Miles de personas salieron a las calles el domingo (7 de junio) en diez estados y el Distrito Federal (Brasilia). A pesar de los límites impuestos por la pandemia, se ha demostrado que las calles no son el monopolio de los bolsonaristas. Los actos que tuvieron lugar en decenas de ciudades, organizados por hinchadas de fútbol, los movimientos sociales y de lucha contra las opresiones, y que contaron con el apoyo de los partidos de izquierda (PSOL, PT, PSTU, PCB y UP), levantaron las banderas de Fuera Bolsonaro, el antirracismo y el antifascismo. Es importante destacar que los actos bolsonaristas fueron mucho más pequeños que los de la izquierda, reuniendo a unos pocos cientos de personas.

Las manifestaciones contra Bolsonaro tuvieron una importante presencia de negros, jóvenes pobres, mujeres y trabajadores en general. Los manifestantes llevaban máscaras, se preocupaba por mantener la distancia entre los presentes y se evitaba la acción de infiltrados y provocadores.

Ciertamente, si no fuera por las restricciones que requiere la pandemia -por ejemplo, a quienes están o viven con personas del grupo de riesgo se les dijo que no salieran de sus casas- los actos hubieran sido mucho mayores. En cualquier caso, los miles de personas que concurrieron, representaron valientemente la opinión de decenas de millones de brasileños. Cabe señalar que las manifestaciones de este domingo conectaron a Brasil con una gran ola de luchas contra el racismo que se está extendiendo por todo el mundo, impulsada por el histórico levantamiento antirracista de los Estados Unidos.

Dicho esto, consideramos que los actos fueron una victoria inequívoca en las calles, ya que refuerzan la lucha contra Bolsonaro y su proyecto fascista y racista. Aquellos como Guilherme Boulos y el MTST (Movimiento de los Trabajadores Sin Techo) tenían razón al mantener la convocatoria para organizar las manifestaciones. Los actos confirmaron que una nueva generación joven quería y tomaría las calles, con la izquierda organizada o sin ella. También es importante señalar que en algunas capitales y ciudades, como Belém, Fortaleza y São Carlos, la represión impidió que se produjeran las manifestaciones, lo que indica hasta qué punto las libertades democráticas ya están comprometidas.

Manteniendo y fortaleciendo los cuidados sanitarios, creemos que es necesario continuar y ampliar los actos. En este momento, la lucha en las calles para derrocar un gobierno genocida es también un trabajo esencial. Después de todo, para salvar vidas y las garantías democráticas, la primera condición es remover al fascista del poder.

La necesidad de la unidad democrática y la trampa del Frente Amplio con la derecha

El gobierno de Bolsonaro representa la amenaza más grave para el régimen liberal-democrático brasileño, desde su establecimiento al final de la dictadura empresarial-militar. Heredero de las tradiciones más macabras de esa dictadura, Bolsonaro nunca pretendió vestir el traje democrático. Desde sus mandatos como parlamentario, su carrera política se ha basado siempre en la apología de la tortura, la defensa de los golpes reaccionarios, el odio a la izquierda y a los sectores más oprimidos de la sociedad y, en definitiva, la propaganda de los ideales neofascistas.

Sin embargo, a lo largo de la campaña electoral de 2018 y del primer año de su mandato presidencial, una parte importante de la población brasileña tendió a minimizar los peligros inherentes a tales posiciones. Este cuadro experimentó un rápido retroceso desde el momento en que la pandemia de Covid-19 se afianzó en el país. Adoptando una postura negacionista y genocida ante la enfermedad, Bolsonaro se opuso a las medidas de aislamiento social, lo que provocó un aumento considerable del rechazo popular a su gobierno.

Como revelan las encuestas de opinión, hay una mayoría social contra la permanencia de Bolsonaro en la presidencia, porque entiende que su política significa la defensa de las ganancias empresariales en detrimento de las condiciones vida de la clase trabajadora. El problema central de la situación es, por lo tanto, encontrar la manera más eficaz de transformar esta oposición difusa en un movimiento capaz de derrotar a Bolsonaro y poner fin a su mandato.

Para derrotar el proyecto neofascista, es muy importante formar la más amplia unidad democrática – como todos los sectores sociales y políticos dispuestos a unificar la acción – en torno a puntos concretos para poner fin al gobierno de Jair Bolsonaro. El común denominador para la construcción de esta amplia unidad democrática debe ser nada menos que la defensa de la eliminación de la amenaza dictatorial, es decir, el derrocamiento del gobierno.

Sin embargo, la iniciativa de mayor repercusión hasta el momento, el Manifiesto “Estamos Juntos” no supone el fin del gobierno de Bolsonaro, a pesar de todos los delitos de responsabilidad cometidos por el presidente y las crecientes y explícitas amenazas golpistas procedentes del Palacio del Planalto (sede del gobierno federal en Brasilia: ndt). El “Estamos juntos” se limita a una defensa genérica de la democracia y la ley.

Hay varios peligros para la izquierda en esta iniciativa. La primera de ellas es la falta de claridad sobre las tareas objetivas a corto plazo. Partiendo de una condena abstracta del radicalismo, el texto no nombra a los agentes políticos efectivamente responsables de las amenazas a la democracia brasileña.

El resultado concreto de esta evaluación espectral de la situación es la ausencia de propuestas de acción: no hay ni siquiera una defensa de la necesidad del impeachment a Bolsonaro, que ni siquiera se menciona en el texto. Esa moderación es el resultado del temor de los sectores empresariales a participar en una disputa más dura, cuya dinámica podría escapar a su control. La apuesta, por lo tanto, radica en los llamados a la moderación y a la sumisión al calendario electoral, en espera de las elecciones de 2022.

La segunda se refiere a la disolución del programa de los trabajadores en medio de tan amplio cuadro de alianzas. Considerando que los patrones y los que viven de su propio trabajo son clases con intereses antagónicos, ninguna alianza duradera entre ambos es viable sin que uno de ellos renuncie a los elementos más fundamentales de su programa. Dado que una parte significativa de los intereses empresariales ya están siendo atendidos por el gobierno de Bolsonaro y su programa de contrarreformas neoliberales, la atracción masiva de sectores de la burguesía a una alianza interclasista sólo sería posible si se garantizara la preservación de tales intereses, lo que de otra manera significaría para las fuerzas de la clase trabajadora,  capitular a un programa que ataca sus derechos y condiciones de vida más básicas.

De este modo, la política del Frente Amplio, que se justifica por la necesidad de aumentar el número de agentes políticos comprometidos con determinados objetivos para facilitar su consecución, acaba resultando ineficaz para alcanzar los objetivos de la clase trabajadora tanto a corto como a largo plazo. Por un lado, no actúa con decisión para derrocar al gobierno neofascista de turno. Por otro lado, no ataca las raíces del fenómeno bolsonarista, preservando los fundamentos de la sociedad capitalista en crisis. En el afán de producir una unidad entre las clases, termina por poner a los trabajadores en una posición de mero vagón de cola siguiendo el ritmo dictado por la locomotora burguesa.Brasil906 II

Debemos luchar, sí, por la construcción de la más amplia unidad democrática, incluyendo a todos los sectores burgueses y de derecha. Pero esta amplia unidad, por un lado, debe darse en torno a posiciones concretas – la defensa del derrocamiento del gobierno bolsonarista y/o contra sus medidas autoritarias – por otro lado, no debe confundirse con una alianza estable con sectores empresariales y la derecha, bajo pena de que la izquierda sucumba a la dirección y el programa de la oposición burguesa.

Los trabajadores y los oprimidos del Frente Único deben liderar la lucha contra Bolsonaro

Frente a este escenario, la alternativa estratégica en la lucha contra Bolsonaro y el neofascismo pasa por la construcción de un Frente Único de partidos (PSOL, PCB, PT, PCdoB, PSTU, PCO, UP), sindicatos, asociaciones de moradores, colectivos culturales, feministas, entidades y movimientos de trabajadores y oprimidos (como el MST, MTST, UNE, etc.) LGTB y de la población negra. Después de todo, las principales víctimas de las acciones del gobierno de Bolsonaro (quite de derechos, represión política, exposición a Covid-19, entre otros) son las únicas que pueden enfrentarse al neofascismo de forma totalmente coherente.

Con la independencia política y organizativa que el Frente Único garantiza a estos sectores, es posible dar dos pasos fundamentales y complementarios. Por un lado, desplazar el centro de la lucha política y social del escenario institucional, donde el STF (Supremo Tribunal Federal), el Congreso, la Fiscalía y otras instituciones ya se han mostrado excesivamente tolerantes, si no abiertamente cómplices, con los movimientos bolsonaristas. En su lugar, los actos callejeros, las huelgas y otras formas de acción autónoma directa de los trabajadores y los oprimidos, las cuales deben ser cuidadosamente planificadas, especialmente en medio de la pandemia.

Por otro lado, la independencia política también se expresa en la esfera programática. Sin la presión ejercida por las alianzas estables con la burguesía, es posible que el Frente Único cuestione elementos del capitalismo brasileño, cuya defensa por el gobierno de Bolsonaro explica en gran medida su resistencia. Más allá de una abstracción, este punto adquiere gran importancia ante la siguiente pregunta: ¿cómo obtener el apoyo activo de la mayoría de la población trabajadora y oprimida, lo cual es esencial para una victoria política sobre el Bolsonaro? Combinando la lucha contra el gobierno con la defensa de las condiciones de vida y de trabajo y el rechazo definitivo de las formas de opresión que constituyen estructuralmente la explotación y la dominación de clase, la política del Frente Único apunta a la resolución de los problemas que afectan a la vida cotidiana de esta mayoría, haciendo más palpable la importancia de la lucha contra Bolsonaro.

Evidentemente, dentro del Frente Único no habrá un acuerdo completo entre todas las fuerzas y organizaciones involucradas. Sin embargo, al permitir una acción común en torno al nivel mínimo de consenso, no sólo habrá mejores condiciones para luchar, sino que también se colocará la posibilidad de una discusión programática más profunda, que permita la expansión de la audiencia de las ideas socialistas.

Nitidez estratégica y posible unidad

El debate entre el Frente Amplio con la derecha y el Frente Único de trabajadores y oprimidos resume dos estrategias distintas para enfrentar el gobierno de Bolsonaro y el neofascismo en Brasil. Son dos lógicas de acción política que sostienen diferentes arcos de alianzas y posiciones programáticas. Sin embargo, en la realidad de las luchas políticas, estas dos estrategias pueden materializarse bajo nombres diferentes. Más importante que alimentar las disputas en torno a las nomenclaturas, es capturar el significado político de cada iniciativa concreta.

Teniendo claras tales distinciones, es posible incluso poner la cuestión de las alianzas con sectores de la burguesía en otro registro. Siempre que exista la posibilidad de acuerdos específicos, con un alcance claramente delimitado, para aislar y debilitar a Bolsonaro y al neofascismo, los trabajadores y los oprimidos pueden actuar junto con la oposición burguesa. Esta acción conjunta, a su vez, debe ser inseparable de la defensa de los intereses de los trabajadores y la burguesía frente a la totalidad de la burguesía y la preparación de las condiciones de la futura lucha. Así, mientras el Frente Amplio significa, en la práctica, la subordinación de los trabajadores y oprimidos a la burguesía, el Frente Único permite construir acciones unitarias sin retroceso programático o abandono de nuestros métodos de lucha.

Fuente: https://kaosenlared.net/brasil-la-lucha-vuelve-a-las-calles-derrocar-a-bolsonaro/

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El coronavirus en las comunidades afro de Brasil

América/Brasil/10/06/2020/Autora: Beatriz Sanz/ Fuente: desinformemonos.org

“Las comunidades quilombolas se vuelven más vulnerables a la covid-19 por las desigualdades raciales y socioeconómicas experimentadas por este grupo de población”.

“Voy a morir”, pensó Cássia Cristina cuando supo que el coronavirus había llegado a la ciudad de Belo Horizonte. Cássia es líder del quilombo Manzo Ngunzo Kaiango, en la zona este de la capital del estado Minas  Gerais.  Hasta la fecha, en las quilombolas hay 300 casos en 10 estados. De estos, 53 personas murieron.

Los datos son de la Coordinación Nacional de Articulación de Comunidades Negras de Quilombolas Rurales (conaq). “Si este virus continúa con toda esta fuerza, se diezmarán quilombos completos”, dice la organización.

Consciente de la situación vulnerable de la comunidad, Cássia Cristina decidió dar un paso drástico: mudar a su madre y a sus hijos a un lugar donde pudieran estar aislados. “Nos pareció la mejor manera de garantizar nuestra continuidad”, dijo.

Los quilombos en Brasil vienen desde el tiempo de la esclavitud. Nacieron como organizaciones formadas por personas esclavizadas que huyeron de la vida cautiva y enfrentaron la opresión.

Con el fin oficial de la esclavitud, en 1888, los quilombos dejaron de ser perseguidos por el Estado.  Según la Fundación Cultural Palmares, del Ministerio de Cultura, en Brasil hay 3.524 quilombos. La Fundación lleva el nombre del mayor líder quilombola brasileño, Zumbi dos Palmares, decapitado por orden de los portugueses el 20 de noviembre de 1695.

Y aunque la mayoría vive en la pobreza, lograron mantener sus territorios y buena parte de las tradiciones y celebraciones que se remontan al patrimonio cultural africano.

La pandemia los puso frente a un nuevo desafío. Para mantener el aislamiento preventivo, la matriarca Efigênia Maria da Conceição y los niños se mudaron al terreiro, el local donde se hacen las actividades religiosas del candomblé, una de las religiones afrobrasileñas.

El terreiro del quilombo Manzo Ngunzo Kaiango está en la ciudad de Santa Luzia, cerca de Belo Horizonte.

Con las actividades religiosas suspendidas debido al coronavirus, doña Efigênia se convirtió en la responsable de enseñar a la próxima generación de quilombolas a “preservar nuestras tradiciones”, dijo Cassia.

Con síntomas

Zica Pires, líder del quilombo de Santa Rosa dos Pretos, ubicado en Itapecuru Mirim, Maranhão, comenzó a mostrar síntomas de covid-19 el 27 de abril.

Una enfermera de São Luís que aconseja a quienes no sienten la necesidad o no pueden ir a un hospital, le explicó las recetas para bajar la fiebre y aliviar sus síntomas. La profesional también pidió que se pusiera en cuarentena a Zica durante dos semanas.

“Al duodécimo día tuve dolor en el pecho y un poco de dificultad para respirar, y la enfermera me sugirió que fuera al médico para una radiografía”, dice Zica.

La prueba diagnosticó neumonía leve. “Me recetaron azitromicina e ivermectina y el médico me dio una referencia para hacer la prueba de covid”, recuerda.

La prueba se hizo en una clínica de salud de la ciudad y la joven de 25 años tuvo que dejar su número de teléfono para recibir el resultado.

“Hasta hoy, una semana después, no me llamaron. Terminé la cuarentena, terminé de tomar el medicamento y me siento mejor. Todavía no he recuperado el olfato ”, dice.

El quilombo donde vive Zica, hogar de más de 2,000 personas, tiene al menos 20 casos sospechosos, todos con síntomas leves,  ninguno diagnosticado.

Acceso precario a la salud

La vulnerabilidad a enfrentar el coronavirus identificado por Cassia y las dificultades para acceder al diagnóstico y al tratamiento experimentado por Zica son recurrentes en otros territorios de quilombolas.

“Las comunidades quilombolas se vuelven más vulnerables a la covid-19 por las desigualdades raciales y socioeconómicas experimentadas por este grupo de población”, explica Lucelia Luiz Pereira, doctora en Ciencias de la Salud de la Universidad de Brasilia (UnB) y la especialista en salud de quilombola.

Pereira señala que “uno de los principales problemas en las comunidades se refiere a los problemas higiénico-sanitarios relacionados con las dificultades para acceder al agua tratada, la red de alcantarillado, la recolección de basura”.

El escenario pintado por Pereira es similar a lo que vivían los negros liberados en el momento de la gripe española, según el profesor e historiador de la UERJ (Universidad Estadual de Río de Janeiro), Maurício Barros de Castro.

“Ciertamente fue una epidemia devastadora porque la condición que las personas recién liberadas vivieron en Brasil era insalubre y las condiciones de higiene muy precarias”, dice el especialista en artes y culturas de la diáspora africana.

Otra similitud entre las dos pandemias es la falta de datos nacionales sobre la muerte de los negros. El Tribunal Federal de Río de Janeiro ha obligado a los gobiernos a informar a las víctimas sobre su color y raza, pero ese aún no es el caso.

En el hospital, racismo

Anacleta Pires ha enseñado durante 30 años en el quilombo Santa Rosa dos Preto. Aun así, cuando necesitó ayuda en el hospital, un empleado le preguntó a Adélia Matos Fonseca si sabía cómo escribir su propio nombre.

Wendel Marcelino, del quilombo Buriti do Meio, se une al coro. “Es racismo [porque] los pacientes que llegan a la unidad de emergencia no son tratados de la manera correcta”, dice.

Lucelia Pereira explica que esto se debe a que “el racismo es uno de los determinantes de los procesos de salud y enfermedad, lo que hace que las comunidades de quilombolas sean más vulnerables”.

Además, pocos quilombos tienen atención médica básica.

Según Pereira, quien es miembro de la Asociación Brasileña de Salud Colectiva (Abrasco), “existe un acceso desigual al SUS” y debido a esto, las poblaciones de quilombolas, especialmente aquellas en contextos rurales, “sufren más intensamente con la falta de atención y disponibilidad de redes de atención primaria”.

La situación es confirmada por el concejal de Ouro Verde, Mauro Alves. En el quilombo de Santa Cruz, donde tiene un papel de liderazgo, no hay una Unidad Básica de Salud (USB) para servir a la comunidad.

La realidad es un poco diferente en Buriti do Meio, en la ciudad de São Francisco (MG), donde se instaló la unidad de salud.

Wendel Marcelino, líder del quilombo, considera que UBS es un avance, pero recuerda que la comunidad es la única en la región norte de Minas Gerais que tiene esta estructura.

El impacto económico

Al igual que todo el país, los quilombos también se ven afectados económicamente por la pandemia de coronavirus.

Los ingresos de Manzo Ngunzo Kaiango, en Belo Horizonte, por ejemplo, se basan en las actividades culturales desarrolladas y el trabajo doméstico realizado por las mujeres en la comunidad.

Con la prohibición de la aglomeración y las limitaciones de movilidad necesarias para evitar la propagación del coronavirus, los ingresos del quilombo se vieron comprometidos.

En Santa Rosa dos Pretos, las quilombolas solían vender fruta en las carreteras a camioneros y viajeros y no pueden continuar con la práctica para evitar el contagio.

En el quilombo de Buriti do Meio, el trueque es una práctica común. Sin embargo, las personas también evitan ir a la ciudad y no pueden intercambiar alimentos producidos en la comunidad por otros artículos que los necesiten.

La solución adoptada fue registrar a las familias que tenían el perfil en el programa de asistencia de emergencia del gobierno de Brasil. Las familias que más necesitan reciben R$ 600 (cerca de 7.527 pesos argentinos) por tres meses.

Como esto no es adecuado para todos, los quilombos también están recurriendo a las donaciones. En el norte de Minas, Wendel Marcelino articuló a 39 quilombos de 10 ciudades de la región y creó el SOS Quilombos do Norte, que recolecta y distribuye alimentos, máscaras, jabones y otros artículos de primera necesidad para la población de quilombolas.

Los encuentros de las comunidades y la celebración anual del fin de la esclavitud, el 13 de mayo, no pudieron hacerse por la pandemia.

Aún así, los quilombos resisten con la organización. Zica, la mujer que tenía síntomas de covid-19, planea establecer una pequeña farmacia comunitaria que pueda atender a otros residentes.

Esta nota se produjo en el marco de la Beca Cosecha Roja

Fuente: http://cosecharoja.org/el-coronavirus-en-las-comunidades-afro-de-brasil/?fbclid=IwAR0lPYPGQ88psLjDlgYOHTMV_hcTMJ7aRZwpl8UT6ZzT3qPJHThjegV9hZY

Imagen: Santa Rosa dos Pretos, en el estado de Maranhão

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