América del sur/Brasil/28 Mayo 2020/lanacion.com.ar
Con casi 20.000 casos de coronavirus , Brasil se convirtió el epicentro de la pandemia en América Latina y en el tercer país afectado del mundo tras Estados Unidos y Rusia. Ante la grave situación, el Ministerio de Educación brasileño decidió ayer aplazar sin fecha el examen de ingreso a las universidades públicas . Al igual que en la mayoría de los países afectados por el Covid-19, las clases presenciales se encuentran suspendidas hasta nuevo aviso.
El Examen Nacional de Escuelas Secundarias (ENEM), que da acceso a las universidades públicas de Brasil estaba previsto para entre el 1 y el 8 de noviembre, pero se prevé que se tome entre uno y dos meses después.
La postergación del ENEM fue anunciada a través de un comunicado del Instituto Nacional de Estudios e Investigación Educativa Anísio Teixeira (INEP), vinculada el Ministerio de Educación y encargada de realizar la prueba. Según el organismo, el aplazamiento se produce debido a «las demandas de la sociedad» y a las «manifestaciones del Poder Legislativo debido al impacto de la pandemia».
El aplazamiento fue aprobado el martes por el Senado de Brasil con 75 votos a favor y solo uno en contra, el del senador por Río de Janeiro Flavio Bolsonaro, hijo del presidente, Jair Bolsonaro.
Arthur Weintraub
✔@ArthurWeint
Esquerda: «estudantes não têm internet, e não podem estudar pro Enem».
Esquerda: «estudantes se mobilizaram, e com articulação pelo país adiaram o Enem».
Os estudantes têm o poder de se articular pelo país usando a internet, mas não podem usar internet pra estudar pro Enem?
El ministro de Educación de Brasil, Abraham Weintraub, pidió escuchar a los más de cuatro millones de estudiantes inscriptos para elegir una nueva fecha para el examen. «La participación de los estudiantes inscritos puede realizarse a través de la ‘Página del Participante’ en la web oficial del INEP de forma directa, democrática, transparente y segura», tuiteó.
En su último balance, el Ministerio de Salud brasileño confirmó 19.951 nuevos casos, lo que supone un total de 291.579, así como 888 nuevas muertes registradas, lo que asciende a 18.859 el número de víctimas mortales por la enfermedad en el país limítrofe.
La divulgación del video de la reunión ministerial del pasado 22 de abril expuso ante todo el país las manifestaciones groseras e incriminatorias del presidente, más las de algunos de sus ministros. Todo en el día que Brasil quedó como el segundo país con más contagiados de coronavirus a nivel mundial.
Un juez pidió que el presidente entregue su celular a la Justicia.
Desde Rio de Janeiro.
Brasil vivió el viernes una avalancha de tensiones. Autorizada por Celso de Mello, el más antiguo integrante del Supremo Tribunal Federal, la divulgación del registro en video de la reunión ministerial del pasado 22 de abril expuso manifestaciones tanto del ultraderechista presidente Jair Bolsonaro como de algunos de sus ministros que sacudieron los pilares del ya muy polémica crisis vivida por el gobierno.
A raíz de la divulgación integral de lo ocurrido, se profundizaron en Brasil nuevas grietas institucionales, cuyas consecuencias se harán ver en breve.
Por si fuera poco, también el viernes el ministro-jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, general reformado Augusto Heleno, emitió una nota oficial criticando duramente la decisión de Celso de Mello de encaminar a la fiscalía general de la República un pedido de aprehensión del celular presidencial y el de su hijo Carlos.
Acorde a lo que determina la legislación, es responsabilidad precisamente del fiscal general de la República atender o no al pedido, y Mello no hizo otra cosa que cumplir con su obligación.
La nota extemporánea de Heleno, conocido por sus posiciones extremadamente reaccionarias, dice que pedir la entrega del celular de Bolsonaro podría provocar «consecuencias imprevisibles para el equilibrio institucional». Bolsonaro, a su vez, adelantó que no entregará su celular en el caso de que sea esa la determinación judicial.
Al ser conocido lo ocurrido en la conturbada reunión de gabinete de hace un mes, quedaron claras las posiciones de varios de sus ministros que, pese a no ser desconocidas, por primera vez aparecen documentadas.
Si en el campo jurídico es muy difícil prever cuáles serán los próximos pasos, en términos institucionales lo que se reveló al país es puro desastre.
De lo que dijeron al menos tres de sus ministros, lo que se oyó revela hasta qué punto se llegó, en términos de bajeza y manipulación, en la actuación de este gobierno. Y de lo que dijo Bolsonaro, ni hablar.
El centro de interés jurídico estaba en lo que denunció Sergio Moro, el ex juez que condenó a Lula da Silva sin pruebas, abriendo camino para la elección del ultraderechista, que lo compensó con el ministerio de Justicia.
Al renunciar de manera estrepitosa dos días después de la tumultuosa reunión, Moro acusó a Bolsonaro de pretender intervenir en la Policía Federal en Río de Janeiro para impedir que se profundizasen investigaciones que podrían involucrar a sus hijos y a personas cercanas a la familia presidencial. Y eso ahora se confirmó, al menos de manera indirecta, acorde a lo que dice la mayoría de los juristas.
Al quejarse duramente de la falta de información de parte de los órganos de seguridad, el ultraderechista confesó que confía solamente en las informaciones que le son transmitidas por su «sistema particular». Con eso, admitió que viola la legislación; está vedado a los presidentes armar esquemas de inteligencia paralelos al oficial.
Otro punto que llamó la atención fue la manera en que el ultraderechista trata a sus adversarios políticos.
Bolsonaro se refirió al gobernador de San Pablo, el derechista João Doria (que lo respaldó en las presidenciales de 2018), como «una bosta». Al de Río, Wilson Witzel, igualmente derechista y ex aliado, lo llamó «estiércol». Y al alcalde de Manaos, «una mierda».
No es difícil prever cuáles serán a partir de ahora las relaciones entre el presidente y los gobernadores de los estados más ricos y poblados del país.
Otro punto que podría, y seguramente lo hará, llevar a abrir nuevas denuncias contra Bolsonaro en la Corte Suprema, fue el énfasis con que defendió su política armamentista. Mezclando el derecho a la defensa personal con distintos llamados a la desobediencia judicial, defendió que cualquier ciudadano salga de casa armado para romper las medidas de aislamiento determinadas por alcaldes y gobernadores. «Si está armado podrá defenderse de quien pretenda esposarlo para impedir que ejerza su derecho de ir y venir», dijo.
Ya Abraham Weintraub, el ministro de Educación que comete errores de concordancia verbal cuando habla y de ortografía cuando escribe, responderá judicialmente por haber ofendido a integrantes de la Corte Suprema: pidió a sus pares y a Bolsonaro que «actuemos con más fuerza, empezando por detener a los once vagos del Supremo Tribunal Federal».
Ricardo Salles, de Medio ambiente, dio una clase magistral de cinismo: «Aprovechemos que los medios de comunicación están centrados en el coronavirus para cambiar las reglas de protección ambiental».
Paulo Guedes, de Economía, dijo que, si dependiese de él, «privatizaría esa mierda que es el Banco do Brasil».
Brasil se enteró de todo eso el mismo día en que se transformó en el segundo país con más infectados por el coronavirus en todo el mundo: casi 331 mil personas.
Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/267657-el-video-de-bolsonaro-desato-un-escandalo-en-brasil
América Latina y El Caribe/21-05-2020/Autor(a) y Fuente: Fundación Círculo Remolino y OMEP
[Live por instagram ]
¿Qué debemos aportar los (as) educadores ante la pandemia? ¿Qué cambios está induciendo el contexto actual en la niñez? ¿Cómo impedir que el distanciamiento afecte su socialidad? ¿Qué sería entonces la afectualidad?
¿Desde qué perspectivas se debe repensar la indefensión de la niñez? ¿Qué implica re-habitar el mundo?
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Son algunas de las preguntas que reflexionaremos este viernes.
. Fundación Círculo Remolino, en alianza con la Organización Mundial para la Educación Preescolar, latinoamérica y el caribe.
Proponemos la quinta conversación en Live, a través del instagram de nuestra fundación, bajo el contexto del Covid-19 y las infancias en confinamiento.
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Queremos invitarles a ser parte de esta conversación el día viernes 22 de mayo en los siguientes horarios:
19:00 hrs en Chile 🇨🇱 y Venezuela 🇻🇪 / Paraguay 🇵🇾
. 18:00 hrs Colombia 🇨🇴 / México 🇲🇽 / Perú 🇵🇪
. 20:00 hrs Argentina 🇦🇷 / Brasil 🇧🇷/ Uruguay 🇺🇾
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En esta ocasión nos acompañará Iliana Lo Priore. Doctora en Educación. Msc. en Currículo y Esp. en Desarrollo Infantil y Diversidad. Presidenta de la OMEP Venezuela 🇻🇪 , Profesora Universitaria.
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Nos vemos el viernes junto a @ilianalopriore
Fuente e Imagen: Fundación Círculo Remolino y OMEP
América/Brasil/20/05/2020/Autor y fuente: desinformemonos.org
El mundo está cayendo en una profunda crisis económica. La crisis de hace una década fue causada por un colapso del sector financiero y originó una carrera a nivel global por la tierra agrícola, en la que los fondos de pensiones, pequeñas empresas de inversión de capitales privados y multimillonarios buscaban refugio ante la caída de los mercados bursátiles, especulando en activos conocidos como recursos naturales. Los grandes actores, como el administrador de fondo de pensiones TIAA [2] y el plan nacional de pensiones de Suecia, movieron cientos de millones de dólares hacia los nuevos fondos para tierras agrícolas. Pero de todas las oficinas financieras que, repentinamente, buscaban tierras agrícolas, ninguna fue más agresiva que el Fondo de Dotación de la Universidad de Harvard, con 40 mil millones.
El acaparamiento de tierras de Harvard en Brasil es un desastre para las comunidades
y una advertencia para los especuladores
En un periodo de ocho años tras la crisis de 2008, Harvard volcó más de mil millones de dólares a una sorprendente cartera global de tierras agrícolas, cubriendo casi 1 millón de hectáreas en Estados Unidos, Brasil, Europa Oriental, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia. La estrategia de Harvard por tierras agrícolas afectó profundamente a algunos de los sitios que sufren graves conflictos del planeta relacionados con tierra y medioambiente.
Brasil fue el objetivo preferido de Harvard. Creó tres estructuras en el extranjero, realizando sus negocios para comprar tierras agrícolas, mediante tres diferentes operadores de agronegocios brasileños. Durante 2016 estas tres estructuras acumularon más de 40 propiedades rurales, cubriendo unas 405 mil hectáreas, un área el doble de toda la tierra agrícola en Massachusetts, en Estados Unidos (ver Recuadro: La estructura de los negocios de Harvard en tierras agrícolas brasileñas).
La estructura de los negocios de Harvard en tierras agrícolas brasileñas
Los negocios de tierras en Brasil fueron orquestados a través de tres diferentes estructuras, involucrando a tres operadores locales [3].
Insolo
Se dice que el magnate brasileño de las refacciones para autos, Ivoncy Ioschpe, aprendió sobre el potencial de hacer dinero a partir de la agricultura en el Cerrado en el año 2000. Rápidamente empezó a adquirir tierras agrícolas en el estado de Piauí, al norte de Brasil y contrató un grupo local de agrónomos, que habían creado una empresa llamada Insolo, para convertir estas tierras en plantaciones masivas de algodón y soja. En 2008, Ioschpe adquirió Insolo, puso a su hijo Salomão a cargo y convirtió la compañía en un vehículo para canalizar dinero desde el Fondo de Dotación de Harvard para la adquisición de grandes áreas de tierras en Piauí. Esta compañía, ahora llamada Insolo Agroindustrial S/A, es un 95.8% propiedad de Harvard, por intermedio de su compañía administradora de fondos Phemus Corporation y varias subsidiarias en el estado de Delaware, en Estados Unidos y en Brasil. Entre junio de 2008 y junio de 2016, Harvard inyectó al menos 138 millones 700 mil dólares en Insolo Agroindustrial S/A, la cual entonces adquirió al menos seis fincas cubriendo más de 115 mil hectáreas en Piauí. Harvard también pagó a una empresa conectada al grupo Ioschpe 3 millones de dólares al año por cargos por consultoría en “servicios de inversión”, desde junio de 2009 a junio de 2017 y 4 millones de dólares desde junio de 2017 a junio de 2018.
Gordian Bioenergy (GBE)
Gordian Bioenergy, conocida como GBE, es una compañía de capitales privados administrada en parte por el empresario griego-brasileño Diomedes Christodoulou, el ex director ejecutivo de las operaciones en América del Sur de Enron, así como varios otros de sus colegas: Roberto Hukai, John Novak y Steven Madrid. En 2007, Christodoulou y su equipo buscaron inversionistas de Estados Unidos y de Europa para apoyar un proyecto de plantación de caña de azúcar y refinería de etanol, de 150 millones dólares, que tenían planes de construir en Brasil. Se conectaron con el Fondo de Dotación de Harvard y las dos partes crearon una estructura corporativa, operando a través de una compañía en las Islas Caimán, para canalizar dinero desde Harvard a esta inversión conjunta. Luego, GBE y su subsidiaria Terracal comenzaron a adquirir tierras agrícolas en Guadalupe y su entorno en Piauí, donde propusieron desarrollar sus operaciones de caña de azúcar así como un proyecto de plantación de tomate a gran escala. También se adquirieron tierras en los estados vecinos para proyectos similares de grandes plantaciones. Entre junio de 2008 y junio de 2015, Harvard transfirió más de 264 millones de dólares a GBE para adquirir tierras agrícolas.
Granflor/Caracol
La entrada de Harvard a la agricultura brasileña estuvo precedida por inversiones en plantaciones forestales. Algunos de estos negocios fueron coordinados por dos empresarios brasileños del sector forestal: Romualdo Maestri y Victor Hugo Silveira Boff, quien es el cofundador de la compañía Granflor Agroforestal. En 2008, Harvard y estos dos empresarios crearon una compañía en la ciudad brasileña de Porto Alegre, llamada Caracol Agropecuaria. Esta compañía, 100% propiedad de Harvard a través de varias subsidiarias que están registradas en el estado de Delaware en Estados Unidos, recibió 60 millones de dólares de la compañía de administración de fondos de Harvard, Blue and Marble Holdings, entre junio de 2008 y junio de 2016 para la adquisición de tierras agrícolas, principalmente en Bahía. Durante este mismo periodo, Harvard parece haber pagado a Maestri y Silveira Boff más de 10 millones de dólares por servicios de inversión a través de su compañía Mb-Gestão e Projetos.
La apuesta de Harvard por tierras agrícolas brasileñas se transformó en un desastre financiero para el fondo de dotación. En 2017 la universidad tuvo que reducir el valor de los recursos naturales que posee en 1100 millones de dólares y ha estado luchando para encontrar compradores para sus propiedades agrícolas [4]. La última declaración de impuestos y registros de tierras, indican que un pequeño número de sus propiedades brasileñas ya fue vendida.
Los negocios en tierras agrícolas brasileñas han sido especialmente desastrosos para las comunidades rurales que viven en el área donde Harvard compró tierras. En septiembre de 2018, Rede Social de Justiça e Direitos Humanos y GRAIN publicaron un informe documentando las violaciones a los derechos humanos que ocurrían en algunas de las fincas propiedad de Harvard en Brasil y la falta de auditorías previas por parte de la universidad [5]. Otras investigaciones e informes realizados por organizaciones no gubernamentales y publicaciones en medios de prensa hicieron referencia a nuestros hallazgos. Desde entonces, los líderes de las comunidades de Brasil y los estudiantes y docentes de Harvard han exhortado a la universidad a hacer lo necesario para remediar esta situación. Pero los administradores y el gerente del fondo se han mantenido en silencio y se rehúsan a ceder.
Nuestras últimas investigaciones en terreno, realizadas en Brasil, muestran que la situación no ha cambiado, y, si algo cambió, parece haber empeorado. Además, información reciente muestra que Harvard compró en Brasil más tierras agrícolas de las que se pensaba previamente y que sus operaciones están relacionadas, a niveles alarmantes, con la deforestación y los incendios forestales en el Cerrado brasileño (la sabana con mayor biodiversidad en el mundo), con serias consecuencias en la crisis climática [6]. (Ver Mapa de las adquisiciones de tierras agrícolas de Harvard en Brasil).
El fondo de dotación de Harvard se describe a sí mismo como un “inversionista a largo plazo” y afirma estar comprometido con “ser un buen administrador de la tierra que poseen y administran” [7]. Nuestra investigación muestra que la universidad ha fallado totalmente en cumplir sus propias directrices. La universidad aún puede rectificar esta situación, pero esto requeriría interrumpir las ventas de sus tierras en Brasil, devolvérselas a las comunidades afectadas y pagar alguna forma de reparación. Esto es lo que demandan los estudiantes de Harvard y las comunidades brasileñas afectadas.
Otros fondos de dotación o fondos de pensión que estén pensando comprar tierras agrícolas, como respuesta a la actual crisis económica, deben tomar nota. Si hay algo que ha crecido y se ha fortalecido durante la última década, es la resistencia al acaparamiento de tierras, en Brasil y en todo el mundo [8]. Las compañías financieras que se atrevan a copiar la especulación en tierras agrícolas de Harvard resultarán malparadas.
Evaluando costos
“Estamos acostumbrados a vivir de la pesca y de la agricultura. Aún puedo recordar el olor del arroz cuando estaba siendo cosechado. Pero ahora ya no podemos sembrar nuestros propios cultivos”.
Éstas son las palabras de un lugareño de Arthur Passos, una comunidad rural del estado de Piauí, en el nordeste brasileño, en octubre de 2019 [9]. Hace diez años, obtuvieron el reconocimiento oficial como comunidad afro-descendiente (quilombola), con protección especial de las leyes brasileñas y, con esto, comenzaron un proceso para asegurar el título oficial sobre su territorio. Pero en 2013, lamentablemente, este proceso fue interrumpido.
Una poderosa compañía, perteneciente al Fondo de Dotación de la Universidad de Harvard, llegó y reclamó toda el área que rodeaba las casas de la comunidad. La compañía, Terracal —una subsidiaria de otra compañía propiedad de Harvard, Gordian Bioenergy— construyó un cercado de 17 km. y contrató guardias de seguridad para mantener alejada a la gente. Los habitantes de Arthur Passos ya no pudieron seguir con la caza, la pesca, plantar cultivos, pastorear sus ganado o recolectar frutos, plantas medicinales y leña de los bosques, como siempre lo habían hecho.
Terracal taló bosques en estas tierras y se preparaba para seguir adelante con el proyecto de una gran plantación irrigada, que cubriría 45 mil hectáreas. Pero en 2015, Harvard suspendió repentinamente el proyecto y retiró una inversión planificada de 350 millones de dólares. La universidad ordenó a sus administradores brasileños vender la propiedad lo más rápido posible [10].
Al parecer, Harvard aún tiene que encontrar a algún comprador y las tierras han permanecido ociosas durante los últimos cinco años. La única presencia de la compañía son sus guardias de seguridad, que están ahí para impedir que los habitantes de Arthus Passos —a los que la compañía llama “okupas”— regresen a las tierras en las que están desesperados por cultivar una vez más.
La comunidad de Baixão do Aleixo, en el vecino estado de Bahía, en el nordeste, está en una situación similar. La subsidiara Terracal de Harvard llegó a su territorio en el 2010, cuando compró un discutido título de una gran superficie de tierras, a una acaudalada familia de Brasil. Desde entonces, ha existido un tenso conflicto entre Terracal y los pobladores, que han usado la tierra para pastorear su ganado durante generaciones [11].
La compañía ha sido despiadada en sus tácticas. La gente de la comunidad dicen que las personas contratadas por la compañía les han ofrecido sobornos, deliberadamente han puesto a los vecinos unos contra otros y recurren a la violencia amenazando e intimidando a las personas.
“Teníamos que estar vigilantes, siempre en la espera de a qué hora nos iban a matar”, señala un residente.“Una vez, estábamos en esta casa y llegó un coche lleno de hombres armados. Se detuvieron y salieron a marcar puntos en el suelo”.
Las comunicaciones entre Harvard y sus administradores brasileños, que se hicieron disponibles gracias a un caso en una corte laboral presentado por un ex empleado de Terracal, muestran que Harvard tenía conocimiento del conflicto con los pobladores locales y su propiedad en Bahía. Cuando el director de operaciones en Brasil le señaló al administrador superior del Fondo de Harvard que estaban ocurriendo “invasiones” en la propiedad de Bahía, su Vicepresidente (de Riesgo Legal), Pamela Egleston, preguntó, “¿Qué estamos haciendo para sacarlos?” a lo que el director de operaciones de Brasil respondió, “Estamos haciendo cosas … Estamos hablando con el gobierno, Estamos haciendo lo que siempre hacemos.”
La gente de Baixão do Aleixo no ha cedido en su lucha por defender sus tierras. Ha enfrentado a la compañía en la corte y ha protestado ante cualquier jugada que la compañía hace para impedir que utilicen las tierras.
Durante todo este tiempo Harvard ha estado tratando de encontrar un comprador para esta y otras propiedades que Terracal compró a su nombre. Pareciera que la universidad no está interesada en cultivar estas tierras; sólo quiere mantenerlas vacías hasta que pueda cerrar una venta.
El barco de Harvard se hunde
“Esto es lo que ocurre. Lo que me aterra es que nuestro dinero se acabe, no hay más dinero. Cada vez que tenemos un informe de Vitório, aparecen más gastos. Ahora hay una mujer a quien le debemos más de 300 mil reais porque fue despedida durante su embarazo. Tenemos otros cincuenta y cinco mil de quién sabe … no sé qué más aparecerá. Nuestro dinero se acaba. Diómedes, ¿qué ocurrirá el año entrante cuando ya no tengamos nada de dinero? Ay, por favor, estoy aterrado. Tengo el 99% de este proyecto. No sé qué voy a hacer. De verdad estoy perdiendo el sueño por esto. Y creo que todos necesitamos pensar alguna forma inteligente para reducir costos, en donde podamos y, al mismo tiempo, vender todo lo que podamos lo mejor que podamos. Realmente no creo que, en este punto, vaya a aparecer un salvador que nos pague una suma increíble para comprar todos nuestros negocios en el extranjero y sacarnos del mapa. Diómedes, ¿quién, en este mundo, se subirá a este barco?”
Éstas son palabras de Colin Butterfield, director de inversiones en recursos naturales del Fondo de Dotación de Harvard, en conversación con Diomedes Christodoulou, jefe de Gordian Bioenergy (GBE) y el arquitecto del desastroso sistema de tierras agrícolas brasileñas de la Universidad de Harvard. Supuestamente, Harvard perdió 150 millones de dólares en solamente uno de sus varios proyectos de tierras agrícolas que GBE vendió a la universidad en el estado brasileño de Piauí [12].
Reunión entre el gobernador de Piauí, Wellington Dias (izq.) y Diomedes Christodoulou, jefe de Gordian Bioenergy, enero de 2018. Credito: siteantigo.pi.gov.br. – Andre Oliveira
Christodoulou es un ex ejecutivo de Enron que convenció a los administradores del fondo de Harvard de financiar un sistema para adquirir grandes áreas de tierras agrícolas en partes remotas de la región del Cerrado de Brasil, para proyectos agrícolas a gran escala. La plana mayor de este esquema, administrada a través de Gordian Bioenergy y Terracal, su subsidiaria brasileña, fue estructurada mediante una compleja red de compañías, que operan a través de paraísos fiscales, como las Islas Caimán, el estado de Delaware de los Estados Unidos y la isla de Man [13]. (ver Organigrama de GBE. Haga clic aquí para ampliar).
Durante un periodo de unos cinco años, GBE y Terracal adquirieron para Harvard más de 30 establecimientos en cinco estados del nordeste brasileño, totalizando 168 mil hectáreas —un área de más del doble del tamaño de la ciudad de Nueva York.
En 2019, un ex empleado de Terracal llevó a GBE y a Harvard a las cortes y presentó un escrito de más de 2 mil páginas de correspondencia entre los ejecutivos y administradores de Harvard y varias compañías involucradas en la operación. El documento arroja una extraña luz sobre el funcionamiento interno del Fondo de Harvard por 40 mil millones de dólares.
El documento deja en claro que Harvard sabía de los conflictos con las comunidades locales que viven cerca de sus fincas. También muestra que Harvard tenía conocimiento de que muchas de las tierras que compró estaban cubiertas por bosque nativo y que convertir estas tierras en plantaciones a gran escala, ocasionaría una gran deforestación. Los mapas de la evaluación de la propiedad de Bahía, cerca de Baixão do Aleixo, realizada para Harvard por Deloitte, muestran que la propiedad está completamente cubierta por vegetación nativa. (Ver Evaluación de Deloitte de la finca de Boqueirão, Bahía, Brasil, mayo de 2017. Haga clic aquí para ampliar)
Y aun así, no hay ninguna nota, dentro de estas más de 2 mil páginas de documentos y correspondencia, que pudiera indicar que los administradores de Harvard estaban preocupados por el impacto de sus negocios agrarios sobre las comunidades locales o sobre el ambiente. La única preocupación de Harvard parece ser la venta de las propiedades, lo más rápido posible, a cualquiera que pueda pagar lo más cercano al precio pedido.
Una cosecha tóxica
Terracal no fue la única compañía que Harvard usó para adquirir tierras agrícolas en Brasil. Hubo otras dos operaciones, realizadas en forma separada a través de diferentes compañías brasileñas: una a través de Caracol Agropecuária y mediante Insolo Agroindustrial.
Caracol adquirió cerca de 100 mil hectáreas de tierra en Bahía, pero las tierras aún tienen que entrar en producción. La propiedad está asediada por conflictos agrarios de larga duración y el fiscal estatal investiga las acusaciones de que la compañía de Harvard no es el legítimo dueño. En octubre de 2019, sin embargo, Caracol recibió la aprobación de las autoridades del estado para desbrozar más de 5 mil hectáreas de bosque nativo en sus propiedades, para propósitos agrícolas [14].
Insolo es administrada por una familia brasileña de empresarios que, durante las dos últimas décadas, se convirtió en uno de los mayores propietarios de tierra en Piauí. Algunas de las tierras que adquirieron para Harvard, y que ahora las administran, están cerca de los montes de Quilombo y Riozinho —junto a las comunidades de Salto, Morro d’Agua y el asentamiento de Rio Preto.
En octubre de 2019, Rede Social de Justiça e Direitos Humanos realizó entrevistas a los pobladores locales relacionadas con el impacto sobre sus comunidades de las fincas que son de propiedad de Harvard y de otras plantaciones a gran escala en el área. Uno de los principales problemas es el uso intensivo de pesticidas y otros productos químicos, que son aplicados a la tierra mediante tractores y aviones. Los pesticidas confluyen hacia la comunidad, afectando a las casas de los lugareños y contaminando la producción de alimentos, enfermándolos y dañando sus cultivos. Debido que las fincas están situadas en las planicies altas, los pesticidas también contaminan las fuentes de agua en los valles.
“Durante toda la temporada de lluvias, de octubre a abril, el agua de las tierras altas escurre aguas abajo y llena nuestros cauces con agrotóxicos”, señala un lugareño. “Ésta es el agua que consumimos. Acá no tenemos pozos, ni agua corriente; bebemos de los arroyos y bebemos todos los agrotóxicos que corren agua abajo.”
“El agua viene lodosa y huele mal”, señala otro lugareño. “En el río, vemos a los pequeños peces flotando en la superficie, muertos. Nunca antes había visto algún pescado muerto. Cuando vamos a pescar, si vamos en la mañana, nos toma hasta la tarde pescar algo. No hay más peces en el río debido al veneno”.
Los lugareños señalan también que sus fuentes de agua se están secando por culpa de las fincas de Harvard y otras grandes fincas en el área, que usan grandes sistemas de riego por aspersión.
“Hay una finca aquí, a un costado de la finca Galileia, administrada por Insolo. Deforestó 10 mil hectáreas y se secaron dos humedales”, relata un lugareño. “Antes nuestro ganado no podía pasar por los humedales porque se podía atascar, pero ahora están pastoreando al interior del terreno pantanoso. Esto comenzó hace cerca de siete años. Ahora hay agua sólo en la temporada de lluvias. La deforestación llegó justo hasta el borde de ambos pantanos. La finca Galileia está justo en la cabecera de los dos humedales y tememos que ahora vayan a perforar un pozo para obtener más agua de ahí”.
Los registros de tierras indican que Harvard vendió la finca de Galileia en 2017 a la compañía de agronegocios Grupo Peteca, pero parece que aún es propietario de las otras tierras agrícolas que adquirió a través de Insolo en la misma área [15].
La historia es similar en la municipalidad de Santa Filomena, en otra parte de Piauí, donde Insolo administra más fincas para Harvard. Integrantes de la comunidad de Baixão Fechado dicen que las fincas de Harvard los han privado de las tierras que tradicionalmente usaban para pastorear su ganado y los sistemas de riego de las plantaciones de Harvard están secando sus fuentes de agua.
“Antes de las fincas, las personas iban al Cerrado para pastorear sus animales y ahí ya no hay más agua tampoco, eso ya se terminó”, declaro otro lugareño.
Evidencia creciente de crímenes ambientales
Varias investigaciones recientes también han mostrado cómo las adquisiciones de fincas brasileñas de Harvard están conectadas con la deforestación a gran escala del Cerrado brasileño.
El Cerrado es la sabana más grande y con más biodiversidad del mundo, un depósito vital de dióxido de carbono, y se considera también “el lugar de nacimiento de las aguas”, donde se origina la mayoría de los principales sistemas de ríos de Brasil. Pero en los años recientes se ha convertido en la principal frontera de expansión para las plantaciones industriales a gran escala en Brasil. Durante la década pasada, el área ha sido testigo de un 50% de más deforestación que en el Amazonas, con la pérdida de más de 10 millones de hectáreas de cobertura de árboles nativos.
Chain Reaction Research usó imágenes satelitales para examinar la deforestación en las fincas de propiedad de Harvard, entre los años 2000 y 2017. Encontró que al menos 53 mil 117 hectáreas de bosque fueron desbrozadas durante el periodo – un área 625 veces el tamaño del campus de Harvard en Cambridge, Massachusetts [16]
Gran parte de la deforestación que tiene lugar en el Cerrado es el resultado de los incendios deliberados, que los agronegocios provocan para expandir sus posesiones. El año pasado se observó un pronunciado aumento en el número de casos respecto al año anterior, lo cual muchas personas atribuyen al fuerte apoyo a los agronegocios de parte del entonces nuevo gobierno de Jair Boslonaro. Entre agosto y septiembre de 2019, el número de incendios en el Cerrado aumentó un 78% llegando a 22.989 hectáreas [17]
Una investigación realizada por AidEnvironment encontró que las fincas de Harvard se superponen con las áreas de el Cerrado donde hubo una gran concentración de incendios forestales en 2019. También encontraron evidencia de numerosos incendios al interior de algunas de las propiedades de Harvard [18]. Esto último fue confirmado por visitas en terreno a las comunidades realizadas por Rede Social de Justiça e Direitos Humanos en octubre de 2019.
Los lugareños de Arthus Passos creen que los incendios fueron deliberados, como una forma de evitar que ellos entren al área. En Baixão Fechado tienen menos certeza de cómo se iniciaron estos incendios, pero están claros de que la situación, en relación a los incendios, empeoró desde que Insolo, la compañía de Harvard, comenzó con las actividades agrícolas en el área.
Evidencia de incendios en la Fazenda São Pedro, una de las propiedades que forma parte de la gran aglomeración de tierras agrícolas en Guadalupe, Piauí, octubre de 2019, Crédito: Daniela Stefano/ Rede Social de Justiça e Direitos Humanos
“La reserva forestal de la finca de Galileia [de Insolo] está toda quemada. En la reserva que tuvieron que dejar, en las tierras bajas, todo está quemado”. Dice uno de los residentes de Baixão Fechado, hablando acerca del sector de la ex propiedad de Harvard, que la compañía estaba legalmente obligada a proteger como reserva y a no desbrozarla para actividad agrícola. “No sé si ellos mismos iniciaron el incendio, con malas intenciones, o si el incendio llegó desde algún otro lugar … Cada año se vuelve más caluroso y cuando hay un incendio ya no se controla más”. Algunos residentes cercanos a las fincas que administra Insolo dicen que el uso intensivo de pesticidas que hace la compañía, también está contribuyendo a aumentar el daño debido a los incendios.
¿Asumirá Harvard su responsabilidad?
En octubre de 2019. Altamiran Lopes Ribeiro, un defensor de la tierra proveniente de la región de el Cerrado, miembro de la comisión pastoral de tierras, visitó la Universidad de Harvard para hablar con los estudiantes y docentes acerca de los impactos de los negocios de tierras de Harvard, en las comunidades donde él trabaja.
“Estos acaparamientos de tierra están destruyendo los sueños de nuestra gente”, dijo Ribeiro. “Tenemos que denunciar esta idea de que lo que están haciendo los fondos de Harvard es garantizar el futuro de la universidad. Esto es una mentira. Tenemos que intensificar nuestros esfuerzos para detener estas inversiones que financian el acaparamiento de tierras en Brasil y en otros lugares del mundo” [19]
Durante los últimos años, Harvard ha reducido sus inversiones en tierras agrícolas y plantaciones forestales de manera sorprendente. En enero de 2020 vendió sus fincas australianas a otra corporación de Boston, Hancock Agricultural Investment Group, por 120 millones [20]. También parece estar preparando la venta de su controvertido proyecto de viñas en el Valle de Cuyama en California [21]. Sin embargo, en enero de 2020, Harvard también compró una importante participación en la compañía productora de aguacate (paltas) más grande del mundo, Westfalia, que tiene plantaciones en Sudáfrica, México, Chile, Perú y en Estados Unidos. La universidad tuvo el cuidado de destacar el “compromiso con un manejo ambientalmente sustentable” de Westfalia, pero esta nueva inversión da la señal de que la universidad regresa al mercado de tierras agrícolas y plantaciones a gran escala [22].
Harvard debe detener sus destructivas inversiones en tierras agrícolas y aún hacer mucho más. La universidad necesita devolver las tierras a las comunidades y compensarlas por la destrucción de los bosques y las fuentes de agua que son envenenadas con pesticidas y otros productos químicos. Si Harvard va a cumplir con sus propios lineamientos de inversión, necesita terminar con su intención de vender sus tierras en Brasil y debe devolvérselas a las comunidades afectadas, pagando reparaciones por el daño causado. Por último, Harvard necesita reconocer que las tierras agrícolas deben quedar en manos de los pequeños agricultores que producen alimentos para los mercados locales y que las plantaciones de monocultivo promovidas por la universidad son una importante causa del cambio climático y la deforestación. Harvard necesita asumir una posición clara para detener las compras de tierras en Brasil y en otros países.
Esto es lo que los estudiantes de Harvard —los supuestos beneficiarios del Fondo de Dotación— ya están pidiendo. En una declaración publicada en agosto, los estudiantes denunciaron al Fondo de Dotación por “robo de tierras a gran escala” y pidieron a la universidad tomar medidas inmediatas para resolver todos los conflictos agrarios asociados con sus actuales posesiones de tierras y asegurar que las comunidades afectadas sean compensadas adecuadamente por los daños [23].
Referencias
[2] Sitio de internet de la coalición centrado en presionar a TIAA a que se retire de las inversiones en bosques y tierras agrícolas : https://www.stoplandgrabs.org/en-us/
[3] Lo siguiente está detallado en el informe de GRAIN y Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “El fiasco de Harvard: mil millones de dólares en tierras agrícolas”, 6 de septiembre de 2018: https://grain.org/es/article/6013-el-fiasco-de-harvard-mil-millones-de-dolares-en-tierras-agricolas
[4] Michael McDonald, “Harvard Endowment Hit by $1 Billion Natural Resources Writedown”, Bloomberg, 26 de octubre de 2017: https://www.bloomberg.com/news/articles/2017-10-26/harvard-endowment-hit-by-1-billion-natural-resources-writedown?sref=5DzaVjJc
[5] GRAIN y Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “Harvard’s billion-dollar farmland fiasco”, 6 septiembre de 2018: https://grain.org/es/article/6013-el-fiasco-de-harvard-mil-millones-de-dolares-en-tierras-agricolas
[6] Friends of the Earth US, GRAIN, National Family Farm Coalition, Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “El acaparamiento de tierras agrícolas de Harvard y TIAA en Brasil se hace humo”, 18 de octubre de 2019: https://grain.org/es/article/6341-el-acaparamiento-de-tierras-agricolas-de-harvard-y-tiaa-en-brasil-se-hace-humo
[7] Las Directrices de Inversión Sustentable en Recursos Naturales de Harvard está disponible en: http://www.hmc.harvard.edu/content/uploads/2019/11/NR-Sustainable-Investing-Guidelines.pdf
[8] Ver, por ejemplo, el sitio de internet de la campaña internacional para detener el financiamiento de compañías para invertir en tierras agrícolas y bosques: https://stoplandgrabs.org/en-us/
[9] Entrevistas con lugareños de Arthur Passos y otras comunidades afectadas por los negocios de Harvard en tierras de Piauí y Bahía, realizadas por Rede Social de Justiça e Direitos Humanos in octubre 2019. Por seguridad de los entrevistados sus identidades no se dan a conocer.
[10] La información relacionada con las comunicaciones internas de Harvard en este informe se deriva de los documentos enviados a la Corte Laboral de Brasil, Región 1, en el caso de Ricardo Jose Melo de Moura Junior versus Harvard Management Company et al., iniciado el 15 de mayo 2019.
[11] Para mayor información sobre este caso y otros discutidos en este informe, ver GRAIN y Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “El fiasco de Harvard: mil millones de dólares en tierras agrícolas”, 6 de septiembre de 2018: https://grain.org/es/article/6013-el-fiasco-de-harvard-mil-millones-de-dolares-en-tierras-agricolas
[12] Michael McDonald y Tatiana Freitas, “Harvard Blew $1 Billion in Bet on Tomatoes, Sugar, and Eucalyptus”, Bloomberg, 1 de marzo de 2018: https://www.bloomberg.com/news/articles/2018-03-01/harvard-blew-1-billion-in-bet-on-tomatoes-sugar-and-eucalyptus?sref=5DzaVjJc
[13]. La estructura completa de las operaciones es detallada en documentos enviados a la Corte Laboral de Brasil, Región 1, en el caso de of Ricardo Jose Melo de Moura Junior versus Harvard Management Company et al., iniciado el 15 de mayo de 2019.
[14] Instituto Do Meio Ambiente E Recursos Hídricos-Inema, Portaria N 19.388, 22 de octubre de 2019.
[15]. Basado en la información compilada por AidEnvironment (octubre 2019), usando bases de datos de INCRA.
[16] CRR, “Foreign Farmland Investors in Brazil Linked to 423,000 Hectares of Deforestation”, 17 de diciembre de 2018: https://chainreactionresearch.com/report/foreign-farmland-investors-in-brazil-linked-to-423000-hectares-of-deforestation/
[17] Roland Hughes, “Amazon fires: What’s the latest in Brazil?”, 12 octubre de 2019: https://www.bbc.com/news/world-latin-america-49971563
[18] Friends of the Earth US, GRAIN, National Family Farm Coalition, Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “El acaparamiento de tierras agrícolas de Harvard y TIAA en Brasil se hace humo, 18 de octubre de 2019: https://grain.org/es/article/6341-el-acaparamiento-de-tierras-agricolas-de-harvard-y-tiaa-en-brasil-se-hace-humo
[19] Ver tweets de ActionAid USA https://twitter.com/ActionAidUSA/status/1186339824812331011 y el video publicado por Divest Harvard https://www.facebook.com/divestharvard/videos/altamiran-lopes-ribeiro-and-divest-harvard/945744579132305/
[20] Ellen M. Burstein and Camille G. Caldera, “Harvard Management Company invests in Avocados, Sells Other Natural Resource Assets”, Harvard Crimson, 22 de enero de 2020: https://www.thecrimson.com/article/2020/1/22/hmc-invests-in-avocado/
[21] Brodiaea, subsidiaria de Harvard, recientemente envió los planos para los condados de San Luis Obispo y Santa Barbara, para un ajuste de límites de lotes, dividiendo sus 2800 hectáreas en 5 parcelas, lo que indicaría que es una preparación para la venta.
[22] Ellen M. Burstein and Camille G. Caldera, “Harvard Management Company invests in Avocados, Sells Other Natural Resource Assets”, Harvard Crimson, 22 de enero de 2020: https://www.thecrimson.com/article/2020/1/22/hmc-invests-in-avocado/
[23] Divest Harvard, “As the Amazon burns, we call on Harvard to cease its investment in farmland”, 23 de agosto de 2019: https://farmlandgrab.org/29115
Fuente e imagen: https://desinformemonos.org/el-acaparamiento-de-tierras-de-harvard-en-brasil-es-un-desastre-para-las-comunidades/
Ayer se confirmaron al menos dos puntos cruciales para Brasil.
El primero: el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro se acabó. Queda por ver cuándo y cómo se dará el entierro de sus restos putrefactos.
El segundo: las varias crisis concomitantes, que ya eran gravísimas, crecen descontroladas y podrán rápidamente llevar el país hacia un abismo cuya profundidad es incalculable.
El día en que se anunció oficialmente que existen 218.198 casos de infectados por el covid-19, y que los muertos son 14.817, Nelson Teich renunció al ministerio de Salud, antes de cumplir un mes en el puesto.
La verdad es que fueron 27 días de inercia, al frente de un ministerio que, por orientación directa del palacio presidencial, reemplazó funcionarios con amplia experiencia en el servicio de salud pública (muchos de ellos integrantes de importantes centros de investigación científica) por militares sin otro objetivo que tutelar al ministro.
Teich, a propósito, no tenía y tampoco ahora tiene la menor idea de cómo funciona la salud pública: se trata de un oncólogo que se especializó en administrar hospitales privados y carísimos.
Su renuncia, en todo caso, tiene otra razón: la insistencia de Bolsonaro en que se emita un protocolo de conducta médica ordenando la aplicación de cloroquina a quien presente los primeros síntomas del covid-19.
Es algo condenado por diez entre diez médicos especializados de Brasil y del mundo, que recomiendan que se aplique solamente en casos extremos, como una especie de último y desesperado intento.
Carente de cualquier vestigio de lucidez, Bolsonaro se muestra ya no a cada día, pero a cada hora un capitán determinado a llevar su buque al naufragio. Su insistencia en determinar la aplicar cloroquina se debe a que él pretende decretar la suspensión de las medidas de aislamiento e imponer la apertura inmediata del comercio, amparado en el argumento de que la medicación derrota el virus.
Concretamente, es como si Bolsonaro incurriese en la práctica ilegal de medicina.
Dice la ley que para pasar una prescripción es necesario ser médico. En sus delirios de poder absoluto, Bolsonaro parece estar seguro de que el diploma presidencial equivale a uno de medicina.
Con semejante obsesión demencial el ultraderechista logró librarse de dos médicos en medio a una pandemia de dimensiones inéditas. Es la más grave crisis sanitaria que el país enfrenta en al menos los últimos cien años. Ahora, el desequilibrado aprendiz de genocida trata de encontrar a alguien dispuesto a someterse a sus órdenes sanguinarias.
Atónito, el país – o al menos la parte lúcida del país – se pregunta qué médico efectivamente calificado y sensato aceptará cumplir el rol de cómplice de una tragedia en escala nacional.
Nelson Teich fue desautorizado y humillado de forma estrepitosa. Tuvo que pasar por el vejamen de, en plena conferencia de prensa, ser informado por los periodistas que el desvariado presidente había bajado un decreto determinando la apertura, en todo el país, de peluquerías, gimnasios y salones de belleza por ser ‘actividades esenciales’ a la vida nacional.
Inerte, desconectado de la realidad, navegando con imagen patética por aguas desconocidas, aguantó de todo. Hasta que por fin entendió que aceptar la determinación de tornar obligatorio el uso de cloroquina sería ultrapasar el límite, ya no de su eventual sentido de decencia, pero de la tenue distancia que, en el actual cuadro brasileño, sirve para separar un médico de un asesino.
Bolsonaro, por su vez, refuerza la certeza de que es el mayor riesgo para el país y sus 210 millones de habitantes.
Brasil está hoy sumergido en una oleada de destrucciones. Se destruye la amazonia en velocidad alucinante. Comunidades indígenas están viendo cómo, frente a la inercia o gracias a los estímulos emanados del gobierno, sus áreas son invadidas por extractores ilegales de madera o mineral, mientras se dispara el riesgo de ser diezmadas por el contagio con el virus maldito.
Mi país se divide entre una calamidad sanitaria, una calamidad social, y una calamidad económica.
Pero pensándolo bien, la mayor, más agresiva y más perniciosa y cruel calamidad es otra: es el psicópata que a cada mañana deposita sus ancas en el sillón presidencial.
Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/266195-brasil-la-mayor-calamidad-se-llama-bolsonaro
América del Sur/ Brasil/ 18.05.2020/ Fuente: redclade.org.
En posicionamiento público, Campaña Nacional por el Derecho a la Educación defiende cambios en el proyecto de ley para nuevo fondo público de la educación nacional, con el objetivo de asegurar el financiamiento adecuado de este derecho
“En este momento de pandemia COVID-19, en que las desigualdades sociales y educacionales tienden a profundizarse, la respuesta de aquellos y aquellas de hecho comprometidos con el derecho a la educación debe ser la aprobación de un Fundeb [Fondo de Mantenimiento y Desarrollo de la Educación Básica y Valoración de los Profesionales de Educación] robusto, con la constitucionalización de parámetros que garantizan la calidad y con inversión adecuada para tal fin, sin que para eso se utilicen fuentes de recursos que ponen en riesgo a otros programas esenciales, y sin la permisibilidad con mecanismos de evaluación y distribución de recursos que solo presionen por más disparidades socioeconómicas y educativas”, afirmó la Campaña Nacional por el Derecho a la Educación de Brasil en su posicionamiento público divulgado el último martes, 12 de mayo.
Respecto a la votación de la propuesta legislativa para el nuevo Fundeb, que tiene lugar en el Congreso Nacional, la Campaña manifiesta la necesidad de realizar cambios en el texto actual del proyecto, pues de aprobarse como está se podrían generar impactos drásticos en la financiación de la educación básica, en especial en lo que toca los programas sociales que son todavía más esenciales en el momento de crisis que vivimos por la pandemia COVID-19.
Fuente de la noticia: https://redclade.org/noticias/brasil-financiamiento-de-la-educacion-no-puede-poner-en-riesgo-a-otros-programas-esenciales/
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