Page 60 of 323
1 58 59 60 61 62 323

Chile: liberar a violadores de DDHH en tiempos de coronavirus

América del Sur/Chile/Ladiaria.uy/Iván Ojeda Pereira y Roque Alfaro Navarro

¿Los gobiernos posdictatoriales chilenos promovieron y aseguraron la justicia para las víctimas de violaciones a DDHH? ¿Dónde está el límite entre buscar justicia transversal y validar la impunidad a violadores de DDHH? ¿Es la pandemia del coronavirus una razón válida para otorgar blindaje jurídico a criminales de lesa humanidad? ¿En qué momento los tribunales de justicia dejarán de ser cómplices y velarán por la dignidad? Son preguntas que como jóvenes no podemos dejar de realizarnos, porque en aquellas reflexiones descansa la posibilidad de que un país logre de una vez por todas comenzar a sanar las mortales heridas que la dictadura militar dejó en nuestro tejido social y cultural.

Esta columna nace desde la indignación de ver a la derecha chilena y a lo que en algún momento se autodenominó “izquierda” (la Concertación) cerrando filas en pos de entregar aún más regalías penales a quienes mediante el uso de la fuerza estatal violaron los derechos humanos y socavaron el alma de nuestra República. El objetivo del presente texto es criticar y reflexionar sociológicamente respecto a la acción de los gobiernos de la posdictadura chilena en materia de derechos humanos. Parece incluso que este tipo de acciones son la culminación de un pacto de retorno a la democracia cuya principal característica es la salida negociada de la dictadura de Pinochet y el traspaso del mando a gobiernos de la Concertación. En ese proceso no se derogó la Constitución, no se intervinieron las Fuerzas Armadas, se protegió la identidad de los violadores de DDHH y hoy se comienza a buscar alternativas para entregar garantías penales e indultos a los pocos criminales juzgados.

El 5 de octubre de 1988 Chile vivió un momento histórico. El plebiscito del Sí y el No dirimió la posibilidad de que Augusto Pinochet perdurara en el cargo o, de lo contrario, se mantuviera un año más en la presidencia y convocara a elecciones generales 90 días antes que de que expirara la prórroga. El resultado del plebiscito se inclinó por la segunda opción y el demócrata cristiano Patricio Alwyn fue elegido en 1990 como presidente de la República, dando fin a veinte años de una sangrienta dictadura militar. La pregunta es: ¿realmente el cuento fue de esa forma? ¿Realmente Pinochet perdió y retornamos a la democracia? Óscar Godoy (1999)1 menciona que el retorno chileno, a diferencia de otros países latinoamericanos, fue un retorno pactado, donde los grupos que asumieron el poder realizaron acuerdos con el dictador para conducir el traspaso bajo sus reglas del juego. Estos pactos significaron: a) la persistencia de aspectos claves de la institucionalidad política gestada en dictadura, como la constitución vigente de 1980; b) la no intervención al modelo punitivo de fuerzas armadas y de orden, y c) apoyo jurídico y político en mantener la impunidad o, de lo contrario, encontrar las mejores condiciones penales para los pocos juzgados por crímenes de lesa humanidad. Este contexto evidentemente no constituye un modelo democrático y generó un sistema político cargado de enclaves autoritarios que, en palabras de Garretón y Garretón (2010),2 es una democracia incompleta.

Este pacto se ha traducido en una serie de eventos, por ejemplo, en que Pinochet continuó como general en jefe del Ejército, y durante los cuatro años siguientes se sentó en el Parlamento como senador designado y se declaró senador vitalicio. O que su juicio fue llevado por el juez español Baltazar Garzón y su detención por la Policía británica. ¿Qué clase de democracia sienta al dictador en el Parlamento y lo deja a cargo del Ejército? ¿Qué clase de democracia dota de fuero parlamentario a un responsable de violaciones a los derechos humanos y no lo juzga por sus crímenes? Esa es la democracia de los pactos, la democracia de los acuerdos, la democracia de la concertación, una democracia que escondía a los asesinados, torturados y mutilados bajo la alfombra de la historia chilena. Si bien los gobiernos de Concertación realizaron procesos de investigación de las violaciones a DDHH, como el informe Rettig y la Comisión Valech, no necesariamente se orientan hacia la justicia y reparación de los familiares de los desaparecidos, ni tampoco buscan potenciar procesos de reconstrucción societaria a la violencia estatal. Ricardo Lagos Escobar, del Partido por la Democracia, en su mandato presidencial decretó el secreto sobre contenidos del informe Valech, protegiendo la identidad de los autores de crímenes de lesa humanidad. ¿Un texto lleno de líneas tachadas que no da cuenta de los nombres de los responsables busca justicia o impunidad?

El presidente demócrata cristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle creó en 1994 la cárcel Punta Peuco con la finalidad de que el ex director de la Dirección Nacional de Inteligencia de Chile (Dina), Manuel Mamo Contreras, cumpliera su primera condena por el asesinato del canciller Orlando Letelier y posteriormente por los otros 35 procesos, por los que suma un total de 350 años de cárcel. Posterior a esto, el penal continuó albergando a los juzgados por crímenes en la dictadura bajo el pretexto de cuidar su seguridad personal. Esta cárcel, si se puede llamar así, pone a su disposición salas de recreación, canchas de tenis, asistentes personales, piscina, médicos, entre otros lujos, mientras que el resto de la población carcelaria del país tiene altas tasas de hacinamiento y condiciones miserables de vida.

Durante esta semana, el tema en Chile vuelve a salir a colación porque el presidente Sebastián Piñera y la derecha política, en una torpe jugada, evidenciaron sus continuas ganas de entregar garantías a los pocos responsables juzgados por crímenes en dictadura. Este esfuerzo se materializa no solo desde el gobierno sino desde la totalidad del Estado, en tanto parte del Poder Legislativo de derecha participa, y el Poder Judicial deja en claro una vez más que no sólo se llenaron de temor para juzgar a Pinochet, sino que mantienen formas de apoyo a sus colaboradores.

El 9 de abril de 2020 el gobierno puso carácter de discusión inmediata en el Congreso al proyecto de “ley humanitaria” para la población penal, que en el marco de descongestionar las cárceles para evitar la propagación del coronavirus entrega el beneficio de reclusión domiciliaria para algunos reos. Lo problemático es que Piñera y su gobierno establecen que no importa la naturaleza del delito para optar por el beneficio, mientras estén en fase terminal de una enfermedad, se tengan más de 75 años y se haya cumplido a lo menos la mitad de su condena. Estos criterios han generado una serie de dudas, porque, contrario a los convenios internacionales de derechos humanos,3 entrega beneficios carcelarios para criminales que no han demostrado arrepentimiento sobre sus crímenes y mediante tratos de silencio no han aportado a las investigaciones. Por otro lado, el proyecto no establece mecanismos transparentes para establecer enfermedades terminales, y además ¿las posibilidades de contraer coronavirus es una justificación real cuando hablamos de una cárcel VIP?

Frente a esto, ¿cuál fue el posicionamiento de la ex Concertación? El ex presidente Ricardo Lagos, del Partido por la Democracia, el mismo que profundizó el neoliberalismo, privatizó servicios sociales, mantuvo Punta Peuco y protegió la identidad de quienes cometieron crímenes de lesa humanidad, apoyó el proceder de Piñera y se declaró a favor de indultar a estos criminales mediante el proyecto de ley humanitaria. Entonces, surge la duda de si esto no será el último aspecto del pacto de retorno a la “democracia”. ¿Cómo se puede justificar tamaña validación de la impunidad? Esta interrogante nos motiva a alzar la voz contra los gobiernos de la posdictadura que permitieron la continuidad del negacionismo en la sociedad chilena y hoy demuestran su poco compromiso con los ideales de la democracia.

En Chile no es para nada extraño que la derecha política siga velando por la impunidad y la ex Concertación se ponga al servicio.

El mismo 9 de abril de 2020 dictaba sentencia la Octava Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago respecto a las condenas para ex agentes de la Dina juzgados por delitos de secuestro calificado y homicidio calificado de 17 personas entre 1973 y 1977. Antes de que los criminales cumplieran tres años en la cárcel, este fallo viene a revisar sus condenas, revocar el fallo contra ocho ex agentes y reducir la condena de los nueve restantes a tres años y un día de libertad vigilada. Para el Poder Judicial chileno, ¿es más grave robar un auto que cometer crímenes de lesa humanidad?, ¿en qué momento los tribunales de justicia cumplirán su rol?, ¿cuándo se perseguirá a los cómplices civiles de la dictadura? Son interrogantes de hace 30 años. Desde la transición a la democracia, la Justicia ha asignado penas rebajadas y vergonzosas por cada asesinato, tortura y violación, privilegiando que gane la injusticia y jamás sane la herida del país.

Parecería que la pandemia está generando el contexto para que el pacto de poder político para la impunidad se materialice por completo. En nuestro país algunos sectores propician condiciones institucionales para la impunidad. Han mantenido por 30 años la cultura de la impunidad, que subjetiviza los derechos humanos y que se ha expresado en el conflicto del Estado con el pueblo mapuche, en la represión contra movimientos estudiantiles y nuevamente con las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos que siguen ocurriendo como consecuencia del estallido social.

Los que la derecha llama “viejitos de Punta Peuco” han sido los más brutales criminales de la historia chilena actual. No podemos jamás olvidar lo que esos asesinos hicieron a las personas en nombre del Estado. Nieves Ayress, torturada en dictadura, entrevistada por el noticiario chileno 24 Horas el 16 de diciembre de 2014, relataba:

“A mí me torturaban y me metían botellas en la vagina, me metían palos por el ano y a muchas compañeras les hacían lo mismo con objetos. La orden que había en ese momento para los militares era destruir la vagina de todas las que éramos jóvenes y estábamos en período de reproducción”.

“Nos destruyeron la vagina y el útero para que no fuéramos reproductoras de revolucionarios y comunistas. Esa fue la orden que les dieron [a los militares] (…) Aparte de ser prisioneras políticas, nos torturaban por ser mujeres. Ellos [los torturadores] nos decían: ‘ustedes son mujeres y no tienen que estar metidas en esto [política]’”.

Estos son los “viejitos de Punta Peuco”, los sociópatas a los que Sebastián Piñera ya ha indultado, como cuando en 2018 indultó al responsable del asesinato de Beatriz Díaz, la joven de 26 años asesinada con seis meses de embarazo. En Chile no es para nada extraño que la derecha política siga velando por la impunidad y que la ex Concertación se ponga al servicio.

Iván Ojeda Pereira y Roque Alfaro Navarro son estudiantes de Sociología de la Universidad de Chile.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/articulo/2020/4/chile-liberar-a-violadores-de-ddhh-en-tiempos-de-coronavirus/


 

 

Comparte este contenido:

Chile: Ministro de Educación insiste en el retornar clases durante mayo

América del sur/Chile/23 Abril 2020/kaosenlared.net

El ministro de Educación, Raúl Figueroa, sostuvo en la Comisión de Educación de la cámara baja, que se está trabajando en un plan de retorno gradual a las aulas el mes de mayo, en razón que las condiciones sanitarias así lo permitan.

En medio de la pandemia, mediante una cadena nacional realizada el día 19 de abril, el presidente Sebastián Piñera anunció la postergación del retorno a clases presenciales prevista para el día lunes 27 de abril, al mes de mayo.

Debido a lo anterior, tanto el ministro como el subsecretario Jorge Poblete, debieron presentarse a la sesión de la Comisión de Educación de la Cámara del 20 de abril, con la finalidad de dar cuenta de las labores realizadas por la cartera durante la pandemia y aclarar los dichos de Sebastián Piñera.  En relación a este último punto, Raúl Figueroa, señala que se está trabajando en un plan de retorno gradual a las clases presenciales durante el mes de mayo, el que está sujeto a modificaciones; por tanto no le parece razonable ahondarlo en detalles. No obstante, afirma que este plan contempla tres etapas: en un primer momento, se llevará a cabo una fase de diagnóstico que abarque aspectos emocionales como de aprendizaje; posteriormente, se iniciará un proceso de nivelación en las diferentes asignaturas, para finalmente implementar un «currículum priorizado», basado en contenidos fundamentales según cada asignatura.

Al mismo tiempo, el llamado a retomar las clases ha sido altamente cuestionado tanto por el gremio docente como por la sociedad civil. Muestra de esto, son los resultados arrojados por la siempre favorable a Piñera encuesta Plaza Pública Cadem, en la que el 91% de los encuestados señala estar en desacuerdo con retomar las clases durante el mes de mayo. A su vez, el presidente de Colegio de Profesoras y Profesores, Mario Aguilar, ha afirmado que no volverán a clases «mientras no esté garantizada la seguridad de que no hayan contagios«, acusando al gobierno de jugar con la salud de las personas.

Fuente e imagen tomadas de: https://kaosenlared.net/chile-ministro-de-educacion-insiste-en-el-retornar-clases-durante-mayo/

Comparte este contenido:

Vídeo: ¿Cómo abrir el corazón desde la educación? por Amanda Céspedes

Por: TEDxUCHILE.

El buen trato y la sana convivencia vienen instalados en el cerebro infantil desde antes de nacer; son un espléndido potencial que muestra que la especie humana es una especie programada para la paz, pero este potencial debe ser actualizado desde el papel educador del adulto. Médico cirujano, egresada de la Universidad de Chile, especializada en Psiquiatría Infanto Juvenil en la misma universidad. Posee posgrados en Psiquiatría y Neurología Infanto Juvenil, y en Neuropsicología, por la Universidad Degli Studi, Turín, Italia. Se desempeña como neuropsiquiatra infanto juvenil y es académica en diversas universidades chilenas. Especialista en desarrollo emocional y afectivo de niños y niñas, ha sido directora del Instituto de Neurociencias Aplicadas a la Educación y la Salud Mental del Niño. Ha puesto al servicio de la educación su experiencia como médico especializada en psiquiatría infantil y juvenil, proponiendo una visión innovadora para aplicar el modelo de neurociencias como una teoría integradora, no sólo para la pedagogía, sino para la educación en su concepción más amplia. Es autora y co-autora de libros como “100 preguntas sobre educación escolar” (2015) y “Esos locos bajitos” (2015).

Fuente de la reseña: https://www.youtube.com/watch?v=o1eEAd0Inew

Comparte este contenido:

Chile debe educar a Chile

Por: María Victoria Peralta.

En estas últimas semanas con motivo de la cuarentena que deben mantener las familias chilenas para el resguardo de su salud, una nueva situación se ha presentado a nivel nacional: el desarrollo del año escolar en los hogares.

No es menor el tema, cerca de 4 millones de párvulos, escolares y jóvenes están en sus viviendas y bajo variadas condiciones tratando de realizar algún tipo de actividad que no los lleve a perder el año de estudios.

Por supuesto, las diferencias y las enormes brechas se presentan una vez más.

Unos están en cómodas casas, con buenos computadores y conexiones, pudiendo recibir clases on line casi igual que de manera presencial y siendo parte de todo tipo de plataformas y experiencias virtuales que enriquecen su formación.

Otros, la mayoría del país (municipales y particulares subvencionados 88%), están en estrechos hogares, con familias muy comprometidas por el sustento diario, con alguna forma precaria de equipamiento y conexión  en el mejor de los casos, tratando de subirse a la plataforma del MINEDUC  “Aprendo en línea” o comunicándose con algunos de sus profesores o compañeros para tratar de hacer alguna actividad escolar. Y ya llevamos un mes así.

Esta situación ha llevado a que diversas organizaciones sociales lideradas por el Colegio de Profesores, impulsemos una petición nacional para que la televisión abierta, pública y privada, se ponga al servicio del país, y realice televisión educativa en algún horario adecuado.

Todos los hogares tienen televisión, por lo que se puede llegar a todos los estudiantes por este medio.  Ello, es un tema “ético” ha dicho el profesor Aguilar, y en efecto, lo es.

El Mineduc, el Consejo Nacional de TV y algunas organizaciones han estado trabajando en iniciativas que se valoran, pero es necesario un impulso mayor y sistémico por parte de todos quienes tenemos responsabilidades para que esta iniciativa se haga realidad.

Sabemos las dificultades que tiene la televisión comercial en estos momentos y los problemas que están pasando muchas empresas, pero qué buen rating e inversión es la de 4 millones de espectadores y sus familias. Hay que pensarlo.

Ya es hora de que Chile, dentro de toda esta tragedia que estamos viviendo ponga al centro de su quehacer la educación de las nuevas generaciones, que es en definitiva la razón para la cual queremos salud, vida y sustento. Es el “para qué” de todo nuestro actuar.

Por cierto, los objetivos y contenidos oficiales priorizados para cada nivel educativo deben estar en esta propuesta, aprovechando mucho de las clases que ya están hechas televisivamente en el país y en el extranjero, pero también debemos avanzar para realizar ese gran cambio que deseamos hace mucho de la educación y que no hemos logrado instalar.

Es central propiciar una formación más humana, centrada en valores, en el bien común, en formación ciudadana, en el desarrollo sostenible o en estilos de vida saludable, que es todo lo que nos está fallando en nuestra sociedad.

Por eso, nuestra propuesta es organizar un “Chile Educa a Chile”, donde en un diseño sistémico y articulado, se integren en torno a una televisión educativa en los canales abiertos y de cable, los diversos agentes educativos y se ofrezca a la comunidad en forma generosa, sin personalismos que es lo que nos divide, sino como una tarea social de todos.

Por supuesto que los responsables “oficiales” deben encabezar esta red, y abrirse a los otros protagonistas, los que están en la realidad del diario vivir, y a su vez el mundo empresarial, debe disponerse a ceder espacios televisivos y patrocinar otros nuevos, que pueden ser muy vistos.

Por eso, el Chile debe Educar a Chile como título de esta columna, tiene que transformarse a la brevedad en el “Chile Educa a Chile”, sin más dilaciones.

Podemos hacerlo dejando ciertos protagonismos y uniéndonos en esta causa por nuestros niños, niñas y jóvenes, el Chile de hoy y del mañana, que no puede farrearse una mejor educación.

Fuente del artículo: https://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/chile-debe-educar-a-chile/2020-04-13/112734.html

Comparte este contenido:

Chile: Expertos analizaron debilidades de educación a distancia y coinciden en que «no estamos preparados»

América del Sur/ Chile/ 21.04.2020/ Fuente: www.elmostrador.cl.

A los problemas de conectividad que poseen muchos estudiantes, especialmente los  de menores recursos e incluidos los residentes en zonas rurales, se suma la insuficiente capacitación de los docentes, sobre todo los de mayor edad. «En este contexto, los sistemas educativos en todos sus niveles no están preparados para la educación a distancia. Los docentes se formaron para dar clases en forma presencial, no online, además no se capacitaron. Si bien se les ha impuesto hacerlo y se están creando repositorios y el ministerio lo que ofrece es un repositorio de recursos virtuales, nadie se está haciendo responsable de crear una escuela online y entornos virtuales de aprendizaje», sentenció el académico de la Universidad de Santiago, Juan Silva.

Chile no está preparado para brindar educación virtual –a nivel básico, medio ni superior– en tiempos del coronavirus. Esa es la conclusión de varios académicos de diversas universidades y expertos en el tema ante la medida adoptada de brindar enseñanza remota a los 3,5 millones de escolares y 1,1 millón de universitarios que están sin clases presenciales, debido a la pandemia.

A los problemas de conectividad que poseen muchos estudiantes, especialmente los de menores recursos e incluidos los residentes en zonas rurales, se suma la insuficiente capacitación de los docentes, sobre todo los de mayor edad. «En este contexto los sistemas educativos en todos sus niveles no están preparados para la educación a distancia. Los docentes se formaron para dar clases en forma presencial, no online, además no se capacitaron. Si bien se les ha impuesto hacerlo y se están creando repositorios y el ministerio lo que ofrece es un repositorio de recursos virtuales, nadie se está haciendo responsable de crear una escuela online y entornos virtuales de aprendizaje», sentenció el académico de la Universidad de Santiago, Juan Silva.

A eso se suman problemas de orden práctico, por ejemplo, contenidos que no se pueden dictar de manera virtual, como los laboratorios de física, química o educación física. Sin embargo, a pesar de las falencias, los especialistas también afirmaron que esta crisis es una oportunidad para reforzar los programas virtuales existentes.

La académica de la Universidad de Concepción, Marcela Varas, señaló que las condiciones mínimas para la educación virtual son contar con un espacio tranquilo, un dispositivo adecuado –notebook, tableta o computador de escritorio con una pantalla de buena resolución–, con una buena conexión a Internet, estable y con un ancho de banda de unos 512Kb. «Considerando los índices de vulnerabilidad, sospecho que son muy pocos los estudiantes que cuentan con las condiciones adecuadas en esta contingencia. El problema del acceso a Internet empeora en comunas rurales o alejadas», recalcó.

«La situación en que estamos no la elegimos y, considerando eso, me parece que Internet es una tremenda oportunidad para que los profesores sigan vinculados con sus estudiantes y para generar oportunidades de aprendizaje en este tiempo», reflexionó la experta de la Universidad Católica, Magdalena Claro. Eso sí, admitió que «para eso hay que repensar las actividades que se dan a los estudiantes, considerando el contexto virtual y las diferencias de acceso».

Conexión insuficiente

Chile es uno de los países más interconectados de Latinoamérica y con un alto uso de aplicaciones digitales, pero eso no implica que se tengan las competencias para un uso educativo, alertó José Albuccó, académico de la Universidad Cardenal Raúl Silva Henríquez. «Acceder a la virtualidad y su información no es sinónimo de aprendizaje. La pandemia de COVID-19 es, entonces, una oportunidad para que la comunidad educativa use estos recursos en bien de la adquisición de las competencias educativas que cada nivel implica», dijo.

Un problema no menor es que la conectividad a Internet no está garantizada para toda la población, incluidos los estudiantes. «El acceso a Internet es variable en cuanto a cantidad y calidad, además de las regiones y las clases sociales (…), pero no necesariamente calidad, porque, si vives en la periferia, por más recursos económicos que se tenga, la Internet no llega o es de mala calidad», apuntó Silva.

Al respecto, la experta de la UC agregó que «dada la situación actual de cuarentena, lo relevante serían cifras de acceso a Internet en los hogares de los estudiantes y sobre eso no hay datos».

Según cifras del Ministerio de Desarrollo Social de 2019, 632 localidades distribuidas en 170 comunas del país no poseen acceso a Internet, lo que implica más de 76 mil personas sin conectividad digital. Dichos datos son liderados por la Región de La Araucanía con 136 sectores, seguida de la Región de Los Lagos con 107 y Coquimbo con 70. Incluso, en la Región Metropolitana hay dos sectores donde no se puede acceder a la web.

Para Albuccó, si se mira por ciclo educativo, también se dará una segregación en la conectividad y calidad del acceso de acuerdo a dónde estén matriculados los estudiantes, según la escuela o la universidad a la que pertenezcan.

La académica de la Universidad de Concepción, Marcela Varas, señaló que las condiciones mínimas para la educación virtual son contar con un espacio tranquilo, un dispositivo adecuado –notebook, tableta o computador de escritorio con una pantalla de buena resolución–, con una buena conexión a Internet, estable y con un ancho de banda de unos 512Kb. «Considerando los índices de vulnerabilidad, sospecho que son muy pocos los estudiantes que cuentan con las condiciones adecuadas en esta contingencia. El problema del acceso a Internet empeora en comunas rurales o alejadas», recalcó.

Así, aunque en esta contingencia no ve otra opción, Varas afirmó que es necesario trasparentar que en muchos casos no se podrá llegar con los programas educativos.

«Lo principal es entender que los profesores no pueden pretender pasar toda la materia en forma normal (…), hay que concentrarse en lo fundamental, tener paciencia y tolerancia con los estudiantes que tendrán más problemas –conectividad, concentración en casa, etc,–. Será un enorme esfuerzo de todo el sistema educativo», acotó  José Miguel Piquer, de la Universidad de Chile

Capacitación insuficiente

Aparte de este tema de conectividad, hay otro factor, el que los docentes no tienen suficiente capacitación para enseñar sus contenidos de manera virtual. «Mientras mayor es la edad promedio, menos digitales son», sintetizó Piquer.

Punto en el que coincidió Silva. «Los profesores de todos los niveles educativos, incluidos los de educación superior, no están capacitados. La gran mayoría no posee competencias para una docencia online efectiva. Algunos han sido tutores de cursos online, pero no es lo mismo. El diseñar espacios virtuales no es sencillo, se requiere formación y experiencia».

Para Varas, eso se debe a que la enseñanza virtual no había sido tan necesaria como hasta ahora. «Los profesores tienen conocimientos y capacitación en la elaboración de material didáctico de apoyo, el uso de tecnologías de información para apoyo educativo, pero muy pocos tendrán experiencia suficiente en una modalidad 100% virtual», añadió.

«Aún tenemos el modelo clásico de aprendizaje en aula, la relación profesor-estudiante en forma directa en un espacio físico concreto», puntualizó Albuccó.

Contar con los dispositivos de virtualidad no asegura un exitoso proceso de enseñanza-aprendizaje, si no se cuenta con una arquitectura de soporte computacional que asegure la estabilidad de las plataformas que utilicen los profesores. Muchos docentes que son innovadores en las metodologías a distancias, ven frustrado su trabajo y esfuerzo en la preparación de los módulos de aprendizaje por la inestabilidad de las plataformas, que es –para Albuccó– otra forma de segregación en la calidad.

«La educación a distancia se realiza generalmente como tutorías en que el estudiante es el que debe ser dueño de su aprendizaje, es responsable primero de su educación, los docentes son tutores que colaboran en los aprendizajes, ayudan a avanzar modelando el aprendizaje. Entonces el estudiante es más activo, desde que enciende el computador, se conecta y revisa lo que debe aprender, realiza preguntas y luego la evaluación, con una constante retroalimentación de su docente. Esto implica mucho tiempo de preparación de material, lecturas, cuestionarios, videos, etc. Luego, el acompañamiento de cada estudiante, lo que muchas veces es más tiempo, sobre todo la primera vez, como pasa en esta oportunidad», explicó Albuccó.

En Chile no hay casos de colegios que estén haciendo solo educación virtual, ni tampoco las facultades de educación se han planteado un escenario tan extremo como el actual. En lo que sí están capacitando desde la Facultad de Educación de la UC es en la metodología de clase invertida, que, dicho de manera simple, supone trasladar los contenidos al espacio virtual –videos, lecturas, screencasts, entre otros– para dar tiempo dentro de la sala de clases para un aprendizaje más activo de ejercitación, aplicación, colaboración, entre otros.

«Sin embargo, este es un trabajo reciente y hay unos pocos ejemplos de colegios privados en Chile que han aplicado esta metodología en algunas de sus clases. En ese sentido, prácticamente no existe experiencia de enseñanza virtual en el mundo escolar», admitió Claro.

Contenidos a enseñar

Solo algunos contenidos pueden ser transmitidos de manera virtual, ya que hay habilidades, como las sociales, que dependen de la interacción propia como la presencial. «Para las (materias) más teóricas será más sencillo que las prácticas», comentó Silva.

Albuccó coincidió en que las más complicadas son todas aquellas áreas de las disciplinas que requieren el desarrollo de competencias y habilidades in situ, como las artes, ámbitos de la salud o de las ciencias que necesitan la experiencia de laboratorio.

A esto se suma que la enseñanza personal, las vivencias, experiencias y emociones no son virtualizables de manera sencilla, según Varas.

Para Claro, el espacio virtual favorece la entrega de contenidos, pero limita las posibilidades de interacción, aplicación, experimentación, entre otros. Si bien se pueden generar algunas oportunidades de este tipo, como por ejemplo hacer una discusión en una videoconferencia o un foro, dadas las distintas condiciones de acceso, estos encuentros no siempre son muy fluidos, afirmó.

El proceso educativo es más que contenido y habilidades tecnológicas: tiene un importante proceso de socialización, lo que implica el desarrollo de competencias sociales, culturales y ciudadanas, recalcó Albuccó: «Hay instituciones que están dispuesta a perder eso y solo ser un medio de recursos de capital humano para la economía y no del desarrollo humano integral».

La académica Varas advirtió que»en el contexto de esta contingencia, que encuentra al sistema educativo nacional sin las herramientas, capacidades y recursos, se podrán lograr los aprendizajes cognitivos con algún grado de facilidad, pero las habilidades de pensamiento superior, las que se logran a través de la discusión, experimentación y el intercambio con otros, se podrían postergar para el segundo semestre o después de la pandemia».

En ese sentido, dijo que «los profesores ingeniosos sabrán cómo motivar a sus estudiantes y lograr sus aprendizajes, pero los profesores, como todos, están viviendo su propia cuarentena y hay que tener en cuenta que también deben contar con las condiciones para poder trabajar».

Métodos de enseñanza

Actualmente, ya hay una serie de métodos para la enseñanza virtual como video, conferencias, chats, mails, foros, blogs y creación de videos, entre otros. Por la experiencia que ha tenido Silva, lo más usado es una plataforma que articule la entrega de materiales y el uso de las herramientas de plataforma, que se puede complementar con videollamadas. El mail, en cambio, es lo menos aconsejable, porque no queda la interacción en un solo lugar.

En palabras de Varas, para lograr aprendizajes en modalidad no presencial se deben utilizar recursos diversos como se hace en una clase presencial y aprovechar las ventajas de la tecnología, en el uso de wikis o creación de documentos compartidos, simulaciones y animaciones.

En tanto, para la entrega de contenidos se pueden usar videos y dejarlos disponibles en alguna plataforma de streaming. Para discusión y retroalimentación, se pueden usar videollamadas, audiollamadas, foros de discusión, correos electrónicos.

Hay plataformas –LMS Learning Management Systems– que están especialmente diseñadas para que las instituciones educativas manejen el proceso de aprendizaje de sus estudiantes, y estas plataformas proveen muchas herramientas de apoyo. Incluso, hay varias que no requieren pago. «Lo importante es considerar los objetivos de aprendizaje y diseñar secuencias didácticas combinando diferentes métodos», complementó Claro.

Por ejemplo, una clase expositiva puede ser transformada en un video o screencast que los estudiantes pueden consultar en alguna plataforma que se disponga para el curso. Aquí, sin embargo, es fundamental entender que no se puede hacer un video con una exposición estática de 45 minutos o una hora: en general se recomienda hacer videos de entre 7-12 minutos.

Esto implica revisar la materia y seleccionar los nudos críticos, además de subdividir por temas y producir videos separados para cada uno de ellos. Estos contenidos se pueden complementar con otros recursos, como lecturas o videos disponibles en Internet.

«Luego, si teníamos planificado realizar una actividad de discusión en clases, se puede hacer en una videoconferencia breve –45 minutos a una hora–, que permite hacer la discusión de manera sincrónica, o foros, si nos parece que puede hacerse de forma asincrónica», explicó Claro.

Un trabajo grupal puede organizarse con herramientas de creación de grupos que tienen algunas plataformas y que permiten trabajar de manera sincrónica o hacerlo de manera asincrónica, pidiendo a los estudiantes que se coordinen aprovechando sus redes sociales o herramientas para trabajar documentos de manera colaborativa. En todas estas actividades, agregó la académica de la UC, el rol del docente es clave para estructurar, guiar, retroalimentar y acompañar.

«Pero la pregunta, más que por el método, es por el propósito y objetivo educativo que se pretende lograr. La sabiduría que el profesor debe tener es elegir los métodos más adecuados para aprendizaje del estudiante. Cantidad no es calidad y esa calidad debe ser inclusiva para las personas con capacidades diferentes», remató Albuccó.

Dificultad por niveles

A esto se suma la diferencia según el nivel de enseñanza de los estudiantes. En ese sentido, son las mismas que en presencial, pero acentuadas: mientras más jóvenes, más difícil es retener su atención y comunicar directamente con ellos, según Piquer.

Por eso, es más sencillo con los estudiantes mayores. Hay universidades online en el mundo que dictan sus carreras en esta modalidad, lo mismo para el área técnica, «pero ya en primaria y secundaría es menos pertinente, pues hay menos autonomía, sobre todo en los más pequeños, que no saben leer, no manejan el computador», afirmó Silva.

La educación primaria pone en contacto al niño o niña con los aprendizajes y contempla la enseñanza de hábitos, socialización, respeto, corresponsabilidad, que en forma virtual es más difícil de modelar. En cambio, «en la educación universitaria este es un recurso muy usado, aunque existen competencias que necesitan modelamiento con prácticas y capacitaciones efectivas y pertinentes para cada disciplina en las universidades», recalcó Albuccó.

Más allá de los problemas de las actuales circunstancias por la pandemia,Varas precisó que la educación y la tecnología son aliados y que la necesidad hará que, tanto los profesores busquen y generen material de apoyo, como que los estudiantes ordenen su tiempo.

«La situación actual nos ha forzado a pensar en las oportunidades para el aprendizaje que existen en el espacio virtual y para muchos docentes aprender a usar varias de las herramientas que están disponibles por primera vez», afirmó Claro.

En este plano, agregó que «la gran mayoría habrá tenido que probar algunas herramientas digitales y en ese sentido tendrá una experiencia de enseñanza en línea. Creo que, luego de esto, muchos docentes y estudiantes tendrán más claro cuál es el aporte que hace al aprendizaje el espacio virtual y qué aspectos de la presencialidad, sencillamente, no se logran reemplazar. Sin duda, eso significará que muchos sigan usando las herramientas descubiertas en este período y se abrirán a seguir explorando estas oportunidades».

Silva, en tanto, indicó que «esperaría que después de esto se tome más en serio la formación virtual, las instituciones fortalezcan esta área, existan en el país universidades, institutos, escuelas en modalidad virtual o al menos que complementen la presencialidad con la virtualidad. Es una gran oportunidad para formar a los docentes, a los estudiantes, para estar preparados para la enseñanza virtual».

Otros, como Piquer, creen incluso que el futuro de la educación es totalmente digital y a distancia. «Esta pandemia cambiará nuestra forma de vivir para siempre. En muchos niveles. Pero en el uso y valorización de la tecnología, para mí, es claro que será radical», concluyó.

Fuente de la noticia: https://www.elmostrador.cl/cultura/2020/03/30/educacion-a-distancia-para-millones-en-plena-crisis-sanitaria-expertos-advierten-que-no-estamos-preparados/

Comparte este contenido:

El peor día: el petróleo de EE.UU. termina a US$ -37 (sí, eso es un número negativo)

América del Norte/ EE.UU/ 20.04.2020/ Fuente: cnnespanol.cnn.com.

Los precios del petróleo en Estados Unidos quedaron en negativo el lunes por primera vez: el gran colapso petrolero de 2020 dio un giro extraño.

El crudo terminó a US$ -37,63 por barril, marcando la única vez que ha estado por debajo de cero desde que los futuros del petróleo comenzaron a cotizarse en NYMEX en 1983.

El colapso histórico muestra cuán terriblemente se ha sobreabastecido el mercado petrolero. Hay temores reales de que el mundo pronto se quede sin lugares para almacenar barriles.

Los productores están PAGANDO esencialmente para deshacerse de sus barriles.

Parte del motivo por el cual el petróleo era tan volátil es que el volumen de negociación fue muy ligero en el contrato de mayo, que vence el martes. Esa baja liquidez preparó el escenario para el escenario inusual de precios negativos.

Aunque el contrato de mayo se volvió negativo, el contrato de junio todavía se cotizaba por encima de los US$ 20 por barril. El crudo Brent, el punto de referencia mundial, cotizaba por encima de los US$ 25.

El crudo terminó a US$ 18,27 el barril el viernes, lo que significa que colapsó en más del 200% en un día.

 

Fuente de la noticia: https://cnnespanol.cnn.com/2020/04/20/el-peor-dia-el-petroleo-de-ee-uu-termina-a-us-37-si-eso-es-un-numero-negativo/

Comparte este contenido:

Chile: El Mineduc y su postura frente a la pandemia: ¿una mirada pública?

América del Sur/ Chile/ 21.04.2020/ Fuente: radio.uchile.cl.

Como sabemos, la emergencia producida por el COVID-19 obligó a suspender la realización de clases presenciales en las escuelas, jardines infantiles y liceos del país desde el lunes 16 de marzo. Frente a esta emergencia, la estrategia del Mineduc ha sido básicamente apostar por continuar las clases de modo online y buscar un pronto retorno a “la normalidad”. Para ello ha implementado un sitio web denominado “aprendo en línea”, en el cual pone a disposición clases semanales, para las asignaturas de lenguaje y comunicación y matemáticas, bajo el lema “aprendo sin parar”. También ha dispuesto la entrega de la canasta de alimentos JUNAEB, suspendida durante estas dos semanas. Ha anunciado la entrega de equipos de computación para estudiantes y adelantó las vacaciones “de invierno” para la segunda quincena de abril, señalando que espera volver pronto a la modalidad presencial de clases: primero anunció que se volvía a las escuelas el 27 de abril; luego, ante el rechazo generalizado que despertó ese anunció, comunicó que están planificando un “retorno gradual, porque la situación sanitaria es mejor de lo proyectado inicialmente”.

 

Esta obsesión por “aprender sin parar” y “volver pronto a la normalidad” ha sido criticada por casi todas las organizaciones educativas. En decenas de liceos públicos, estudiantes han denunciado la desigualdad de condiciones para acceso, conectividad, disponibilidad de equipos y espacios para poder trabajar online, situación que afecta más, por cierto, a los y las estudiantes más pobres. De hecho, muchos liceos públicos estaban en paro cuando comenzaron las “vacaciones”. El Foro por el Derecho a la Educación Pública, que agrupa a asociaciones de padres, estudiantes y educadores, ha denunciado “la falta de productos y entrega de alimentos en mal estado en las canastas JUNAEB”. Docentes y asistentes de la educación han denunciado la inexistencia de protocolos claros, ni condiciones sanitarias mínimas para cumplir con los turnos éticos. Por su parte, el Colegio de Profesores/as ha criticado, tanto la falta de condiciones de parte de estudiantes y familias cuestión que profundiza la desigualdad educativa, como la falta de condiciones de trabajo adecuadas para el teletrabajo de las y los docentes. Además, ha presentado un Plan Educativo de Emergencia para enfrentar la crisis sanitaria, en el cual proponen, entre otras cosas, priorizar el trabajo de vinculación y apoyo socio emocional hacia estudiantes, detener la aplicación de la prueba SIMCE para evitar la presión hacia los contenidos que ella genera, implementar un canal de televisión educativa y realizar un proceso participativo tendiente a definir prioridades curriculares, en el entendido de que este no será un año normal. También en las redes sociales han circulado múltiples denuncias de parte de apoderados/as, como la de una mamá que se hizo viral señalando, entre otras cosas que el ministro de educación no es educador y que lo que mejor que podría hacer es “agarrar los libros que tienen todos los niños y que el Gobierno ya distribuyó y trabajar con esos libros y establecer un canal educativo que guíe ese trabajo”.

Las ideas y propuestas emanadas de organizaciones y actores educativos parecen simples, sencillas, quizás demasiado. Sin embargo, al igual que durante todos estos años de luchas por el derecho a la educación, la voz de quienes viven diariamente la experiencia educativa ha demostrado ser mucho más razonable y contar con más respaldo científico que las decisiones tecnocráticas, tomadas por autoridades que ni han estudiado, ni trabajado en educación. Recientemente la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) publicó recomendaciones para una respuesta integral del sector educativo de América Latina frente al COVID-19, basada en una revisión de buenas prácticas educativas a nivel mundial para enfrentar situaciones de catástrofe. Algo similar acaba de hacer un grupo de expertos de la Global Education Innovation Iniciative de Harvard, a partir de la revisión de las mejores prácticas de respuestas educativas de los gobiernos a la crisis de la Pandemia.

Lo que uno encuentra en estos informes son propuestas sencillas y accesibles para todos y todas los/as estudiantes y comunidades educativas y que coinciden llamativamente con lo que han señalado y denunciado los actores educativos chilenos. Revisemos algunas de ellas:

Sobre el estudio on-line. El informe de Harvard señala que “las diferencias de condiciones de los/as estudiantes y sus familias para el trabajo educativo a distancia exacerbarán las brechas de oportunidades ya existentes, a menos que se construya una respuesta intencional e integral”. En ese sentido, el informe es claro al señalar que “a corto plazo, en los países o sistemas escolares que aún no cuentan con una infraestructura existente para apoyar el aprendizaje en línea y el acceso universal a los dispositivos, es poco probable que se pueda implementar la educación en línea para brindar educación. Allí serán necesarias otras modalidades, de menor costo y relativa facilidad de implementación, como la educación por radio o la televisión educativa”. Claramente ese es el caso de Chile. Según la última encuesta de la Subsecretaría de Comunicaciones, el 44 por ciento de los hogares del país no tenía conexión fija a Internet al momento de su publicación, situación que perjudica principalmente a familias de menos recursos. Por ejemplo, en la Región Metropolitana, si bien el 98 por ciento de los hogares de la comuna de Providencia cuenta con conexión a Internet, este porcentaje es solo del 28.2 por ciento en la comuna de La Pintana.

Sobre la televisión educativa. Como señalamos, estos informes muestran que el trabajo articulado desde la televisión educativa puede resultar mucho más efectivo, dada la cobertura casi universal de televisores en los hogares. Al respecto, el anuncio que hizo el Mineduc sobre la implementación de un canal educativo parecía ser una muy buena noticia, hasta que averiguamos de qué se trata en verdad esta iniciativa. En realidad, lo que hará el Mineduc será pagar derechos de series de televisión ya realizadas que, a su juicio, tienen contenido educativo, como “el perro chocolo” o cantando aprendo a hablar”. Se trata de un paso, sin duda, pero no es lo que UNESCO considera televisión educativa. Televisión educativa es lo que se implementa en países como Letonia o Cuba, donde en horario fijos diarios, de manera alineada con objetivos de aprendizaje priorizados y libros repartidos a las familias, se emite programación dedicada específicamente a cada “ramo” o sector de aprendizaje. Nada de eso implica el anuncio del Gobierno

Sobre la cobertura curricular, el bienestar de las comunidades y las evaluaciones. El informe de Harvard señala que “debe reconocerse que las circunstancias extraordinarias bajo las cuales cualquier modalidad de educación alternativa probable podría continuar durante la pandemia, hacen que sea prácticamente imposible para los sistemas e instituciones lograr los mismos objetivos. Esto requiere priorizar los objetivos curriculares y definir lo que se debe aprender durante el período de distanciamiento social”. Asimismo, señala que “una prioridad clave de las instituciones educativas debería ser el bienestar de los estudiantes y el personal”. Por su parte, el informe UNESCO señala que es vital “priorizar algunos contenidos educativos clave durante la emergencia, dado que para la mayoría de los países no será factible la cobertura completa de los currículos”. Señala la importancia de “dar espacio y lineamientos para la actividad física, la relajación, el autoconocimiento, la contención y la entretención”, a la vez que considera imprescindible “flexibilizar los procesos y calendarios de evaluación educativa y pruebas estandarizadas” e “innovar hacia otras formas de medición (por ejemplo, la evaluación formativa)”.

Sobre la claridad de la información y la participación de actores. El informe de Harvard señala que es vital implementar, por parte de las autoridades, una “estrategia de comunicación clara para ayudar a mantener la coherencia y la colaboración”. Unesco agrega que es fundamental incorporar a las comunidades, pero particularmente es importante “involucrar al profesorado y a sus organizaciones en las medidas de emergencia”, tanto en su diseño como en su implementación. Claramente, nada de ello ha ocurrido en Chile, basta recordar la polémica implementación de “vacaciones” y el reciente anuncio del reintegro progresivo a clases presenciales justo en las semanas en que se espera el peak de contagios en el país.

Como vemos, las medidas sencillas, concretas, accesibles para todos y todas que han propuesto diversos actores educativos son las que se recomiendan para la educación pública del mundo. Aunque, como han señalado tantas veces las organizaciones educativas chilenas, el gran problema de nuestra educación es que nuestro sistema público fue desarticulado tras 40 años de aplicación de políticas educativas de mercado y privatización. Nuestro ministerio no es de educación pública, sino que parece más preocupado de perpetuar un paradigma de competencia desigual, en beneficio de los sostenedores de colegios privados, así como entregar señales de “normalidad” para que los padres de estos colegios sigan pagando y las comunidades de las escuelas públicas sigan perdiendo en la competencia desigual.

Se les olvida que esa “normalidad” es justamente la que necesitamos cambiar.

Sobre los autores:

Rodrigo Cornejo es investigador del Observatorio de Políticas Educativas de la Universidad de Chile (OPECH).

Eduardo González es dirigente nacional de Colegio de Profesores.

Fuente de la noticia: https://radio.uchile.cl/2020/04/20/el-mineduc-y-su-postura-frente-a-la-pandemia-una-mirada-publica/

Comparte este contenido:
Page 60 of 323
1 58 59 60 61 62 323