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Maestros de Fecode regresan a las aulas este martes con el objetivo inicial de verificar condiciones

Redacción BLU Radio

El retorno definitivo a las aulas, de acuerdo con las directrices del Gobierno nacional, será el próximo 15 de julio

Este martes 15 de junio se dará el retorno presencial de maestros afiliados a Fecode a planteles públicos del país . El sindicato de educadores, a través de un comunicado, instó a los maestros afiliados para que asistan a las diversas actividades académicas y pedagógicas en todo el territorio nacional.

Sin embargo, el objeto principal del regreso a las aulas será la “verificación conjunta de las mismas, con el acompañamiento de las personerías municipales, secretarías de salud y educación, directivos docentes y sindicatos regionales, así como la emisión de la certificación del cumplimiento, requisitos y condiciones, además valorar la ocupación de las camas UCIS”.

El regreso de los profesores públicos a los salones, no obstante, se da a falta de una semana o dos de que termine el primer semestre del año.

«Ratificamos que las maestras y maestros estamos dispuestos y preparados para el regreso a la presencialidad, siempre y cuando estén listas las adecuaciones y las condiciones de las escuelas y colegios en materia de bioseguridad”, indicó Fecode a través de un comunicado.

El regreso definitivo a las aulas, de acuerdo con las órdenes del Gobierno nacional, será el próximo 15 de julio, teniendo en cuenta que para esa fecha todos los docentes del país hayan recibido las dosis completas de vacunas contra el COVID-19.

Esto genera las condiciones de tranquilidad y confianza para maestros, familias y en general la comunidad educativa para el retorno a la presencialidad de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes», comunicó el Ministerio de Educación.

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Colombia: Otro temblor se registró en Santander este lunes festivo

Otro temblor se registró en Santander este lunes festivo

Un sismo de magnitud 4.4 sacudió a los santandereanos en la tarde de este lunes 14 de junio. Es el segundo que se presenta en el día.

De acuerdo con el Servicio Geológico de Colombia, SGC, un movimiento telúrico se presentó en Los Santos a las 3:05 p.m. Tuvo una magnitud de 4.4 con una profundidad 141 kilómetros, según el reporte preliminar.

Pasadas las 11:28 de la mañana de este lunes, un fuerte sismo de 5.0 grados alertó a los santandereanos. Fue el primero en registrarse en el día y su epicentro también fue en Los Santos.

Hasta el momento no se han reportado daños.

Fuente de la Información: https://www.vanguardia.com/area-metropolitana/bucaramanga/otro-temblor-se-registro-en-santander-este-lunes-festivo-DE3886566

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Colombia: Mujeres en el campo y el contraste entre población, desigualdad e inequidad

Piden garantías para los derechos de las mujeres rurales.

En los últimos años ha venido aumentando la participación de mujeres en labores relacionadas con el campo, ya que actualmente en el sector hay cerca de once millones de habitantes, de los cuales 5,8 millones son mujeres.

La consejera nacional de sistemas de innovación agropecuario y vocera de mujeres rurales, Piedad Guzmán, aseguró que, aunque el trabajo del campo es “magnífico” tiene un contraste de desigualdad e inequidad.

Es un trabajo pesado para las mujeres porque tienen triples roles. Tienen que estar pendientes de los hijos, si hay personas con discapacidad o con adultos mayores, y luego, el quehacer del campo que es tan pesado. Es un contraste de matices en donde se buscan garantías de los derechos para las mujeres rurales”, señaló.

Asimismo, dijo que «hoy tenemos un problema grande y es que tenemos productividad, pero no hay innovación. Una gran falencia es el canal comercial para nuestros productos, porque debería existir equidad tanto para el productor como para el consumidor final. Allí es donde se necesita una articulación para llegar a esos mercados emergentes”.

Guzmán manifestó que “se requieren más garantías, recursos, acceso a tecnologías e innovación y civilizar a las mujeres del campo colombiano”.

Al respecto Nancy Socha, cultivadora de hortalizas en la sabana de Bogotá, afirmó que la labor del campo es muy pesada. Sin embargo, por medio de capacitaciones y junto con un grupo de mujeres están en el proceso de crear una sociedad con el objetivo de dar a conocer los productos que realizan.

Toda mi vida es alrededor del campo y los animales. Mi trabajo día a día es realizar las labores de la finca en los cultivos para luego salir a comercializar mis productos”, aseguró Socha.

El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, Jorge Bedoya, afirmó que se necesitan fortalecer todas las políticas orientadas a la mujer rural.  “Aquellas que detonen la capacidad emprendedora de los negocios que desarrollen esa capacidad y generen nuevos ingresos por parte de las mujeres rurales. También la educación virtual, la defensa y la garantía de los derechos que tienen las mujeres del campo”, agregó.

Del mismo modo, indicó que se debe luchar contra el machismo que caracteriza a gran parte de la sociedad colombiana y también de la ruralidad en el territorio nacional.

Bedoya concluyó diciendo que “para realizar estas tareas no solamente se necesita del concurso del Estado, sino del sector privado se puede llegar a generar un mayor desarrollo del campo como un todo, pero en particular fortaleciendo las capacidades emprendedoras de las mujeres rurales”.

Fuente: https://www.rcnradio.com/recomendado-del-editor/mujeres-en-el-campo-y-el-contraste-entre-poblacion-desigualdad-e-inequidad

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Colombia: Fecode, dispuestos a volver a clases el 15 de julio

Por: Diario el tiempo 

Sin embargo, su condición es que se cumplan los protocolos de bioseguridad.

Pese a la negativa de regresar a los colegios por parte de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), hoy confirmaron que van a regresar a clases el 15 de julio, según le dijo este sindicato a EL TIEMPO.

Sin embargo, aseguran que para regresar a clases se deben cumplir con las condiciones de bioseguridad en los colegios, eso incluye los nuevos protocolos establecidos por el Ministerio de Salud, así como los plazos establecidos por el Gobierno respecto a la vacunación de los maestros.

Puntos que están en la Resolución 777 del Ministerio de Salud, que se aplica en jardines infantiles, colegios, educación superior y establecimientos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Ahora, este sábado emitieron un comunicado en el que orientan a los maestros a  asistir a actividades laborales y pedagógicas desde martes 15 de junio, lo que significa que se terminan los ceses de labores en el marco del paro nacional. Sin embargo, la federación aseguró que atenderán llamado a movilizaciones masivas por parte del Comité del Paro Nacional.

Por otro lado, siguen rechazando la Resolución 777, según ellos, porque: «En la práctica minimiza los protocolos, desconoce la necesidad de hacer mayores apropiaciones e inversiones, así como el acceso universal de la vacuna contra el covid-19 a buena parte de la comunidad educativa». Aunque afirman que deben obedecerla.

“Los docentes no nos negamos a volver. Están obligando a los maestros a regresar a las aulas. El mensaje que envió el ministro de Salud es que en julio debemos retornar. Consideramos que no es el momento por el estado de la pandemia, pero igual la orden es que debemos volver”, señaló Christian Rey, presidente (encargado) del sindicato a EL TIEMPO.

https://www.eltiempo.com/vida/educacion/fecode-dispuestos-a-volver-a-clases-si-se-cumplen-protocolos-exigidos-595571

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Colombia: Democratizar la educación, el mayor reclamo de los jóvenes

Usar el arte como medio de comunicación, crear ollas comunitarias como herramientas de dignidad, resistencia y apoyo, y en especial democratizar el acceso a la universidad pública y construir una universidad antipatriarcal, son algunas de las banderas de las juventudes y la educación en el marco de las movilizaciones en el país.

“Al mismo tiempo, estos dos puntos pueden ser el puente entre la relación universidad-sociedad que ayude a reducir las brechas e incomprensiones sobre el papel real de la educación superior para quienes están en las calles”.

Así lo expone Natalia Niño Silva, estudiante de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) e integrante del Comité de Género de Sociología, quien junto con Emily Cañón Salazar, politóloga de la UNAL e investigadora del Observatorio de Juventud, fueron invitadas a participar en la charla “Educación, juventudes en movimiento, artes, juntanza y cambio cultural”, adelantada en el marco de la iniciativa de “Convergencia por Colombia: ideas desde la Universidad para diálogos constructivos”, promovida por la UNAL.

Según las estudiantes, dentro de las apuestas transformadoras lideradas por los jóvenes en estas movilizaciones –que no han tenido a Bogotá como centro, sino a otras regiones y ciudades como Cali– se destacan la educación popular y la descentralización del diálogo.

En este contexto, el profesor Javier Sáenz, del Departamento de Sociología de la UNAL y director del Centro de Estudios Sociales de la Institución, señala que “el paro ha intensificado procesos de formación por fuera de la escuela y con metodologías no pedagógicas, más dialogantes, centradas en el cuerpo y la emoción”.

Agrega que “siendo consistentes con lo que se ha planteado, y con una mirada a una juventud en conflicto generacional, se deben repensar las prácticas normativas en la escuela y en la universidad, pues los niños y jóvenes consideran que no es mucho lo que los adultos les podemos enseñar en temas centrales como la política, la sexualidad y la vida en comunidad, entre otros. Ahí el horizonte que se debe plantear es que en las universidades y los colegios es donde los jóvenes y niños deben participar en la definición de qué quieren aprender y cómo quieren aprenderlo”.

Arte, medio oficial en las movilizaciones

Por diferentes calles de todas las ciudades del país se pueden ver grafitis, carteles y frases que han marcado un hito en la historia de las movilizaciones sociales en Colombia.

Por eso uno de los paneles más nutridos en el encuentro fue el de “Artes, juntanza y cambio cultural”, en el que docentes, gestores culturales y artistas manifestaron apoyo total ante las diferentes manifestaciones de ideales, a través del arte como herramienta comunicativa.

“Desde siempre el arte ha tenido en Colombia el papel de generar reflexión, conciencia, y de incitar al cambio, solo que ahora es más visible. Por un lado, se tiene represión, violencia y tergiversación de la información en diferentes medios, mientras que por otro está la realidad de las calles y los manifestantes”, señala Cinthya Moncayo, cantautora, gestora cultural y comunicadora social de Cali.

Según la invitada, el arte tiene la tarea de transformar los imaginarios, pues en medio de las movilizaciones se considera como el medio de comunicación más fidedigno, ya que alienta a construir sociedad y país, contando la realidad de la mayor parte de la población colombiana.

Señala además que “en este país vivimos normalizando la violencia, la pobreza y la vida en condiciones inhumanas, pero desde una pieza artística podemos decir que esto no es normal”.

Por su parte Diana Avella, rapera y estudiante de la Maestría en Educación en Tecnologías de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá, asegura que “que en tiempos de desesperanza el arte permite que las personas se sientan identificadas frente a otras vidas que se han ido, y es una herramienta que llega a todos los territorios, en especial a los más vulnerables”.

Fuente: https://www.eje21.com.co/2021/06/democratizar-la-educacion-el-mayor-reclamo-de-los-jovenes/

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Colombia: Academia de Ciencias rechaza nombramiento de nuevo ministro de Ciencia

La Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales se pronunció sobre el nombramiento de Tito Crissien Borrero como nuevo ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, que reemplazará a la saliente ministra Mabel Torres.

La Academia de Ciencias expresó su rechazo a la decisión del presidente Iván Duque de nombrarlo como nuevo ministro, pues indican que Crissien ha sido acusado de plagio en documentos.

“La Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales expresa su extrañeza y su desaliento ante la designación del señor Tito Crissien como nuevo ministro de Ciencia, teniendo en cuenta su participación comprobada en plagio de documentos académicos”, indicó la Academia.

Según informó el viernes el presidente Iván Duque, Tito Crissien es administrador de empresas del Colegio de Estudios Superiores de Administración y magíster en Administración de Empresas (MBA) de la Universidad de Miami, y en Educación, de la Universidad del Norte. Además, es miembro de organismos de ciencia y tecnología y rector de la Universidad de la Costa.

Pero según denuncia la plataforma Plagio.org, la Universidad de la Costa, de la que Crissien era rector, se vio envuelta en escándalos por plagio cuando en años anteriores la editorial IOP Publishing retiró 22 publicaciones de la coautoría de un docente de dicha institución por plagio y malas prácticas académicas como manipulación de citas.

Ante la designación del nuevo funcionario, la Academia expresó que este es un mensaje negativo para la sociedad colombiana.

“Esta designación constituye un mensaje muy negativo para la sociedad colombiana, y en particular para las nuevas generaciones, al ignorar prácticas antiéticas mundialmente rechazadas por la comunidad científica y académica”, indicó la Academia.

Fuente: https://www.vanguardia.com/colombia/academia-de-ciencias-rechaza-nombramiento-de-nuevo-ministro-de-ciencia-DK3862603

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Colombia: la generación que perdió el miedo

Por: Víctor Linares / El Salto


Según un informe del observatorio de violencia policial de Temblores, la policía cometió 289 homicidios entre 2017 y 2019


Los jóvenes de Colombia, con poco o nada que perder, protagonizan uno de los estallidos con mayor represión policial de los últimos años en América Latina.

Ropa cómoda, documento de identidad, tarjeta bancaria, botella de bicarbonato con agua, pañoleta, mascarilla, algo de comer, agua, cuaderno, cámara, chaleco, máscara antigás, casco y carné de prensa. Esto es lo que guarda en su mochila Julieth Rojas, de 20 años, cada vez que va a cubrir las manifestaciones que empezaron el 28 de abril. Miles de personas, en gran parte jóvenes, salieron a las calles en contra de una reforma tributaria que pretendía ajustar el cinturón fiscal a los hogares más pobres, que suman más de la mitad de la población y que ya tenían serios problemas económicos antes de la pandemia. La represión policial no tardó en llegar, pero Rojas es firme: “La gente tiene más miedo a quedarse callada que a que la maten”.

La presión de las protestas obligó al Estado a retirar la reforma tributaria tras cuatro días de movilizaciones y 21 homicidios de manifestantes, según publicó la ONG Temblores. El ministro de Hacienda y la titular de Exteriores dimitieron y el presidente de Colombia, Iván Duque, anunció una mesa de negociación con el comité nacional del paro nacional, donde se agrupan las organizaciones convocantes, y también con el resto de sectores que participaban en la protesta. Sin embargo, muchos jóvenes han seguido en las calles al no sentirse representados y algunos exigieron reformas más profundas, como la de la policía.

Según un informe del observatorio de violencia policial de Temblores, la policía cometió 289 homicidios entre 2017 y 2019

Las oportunidades de futuro para la juventud colombiana se han ido reduciendo si se observa el deterioro de sus condiciones sociales y su percepción sobre lo que pasa en el país. Según datos oficiales de 2019, el 43% de los jóvenes menores de 24 años son pobres, ocho puntos más que la tasa nacional. La falta de oportunidades también es evidente con un desempleo juvenil que rozó el 30 por ciento durante los primeros meses de confinamiento. Esto se suma al clima de inseguridad en el que viven. Durante 2019, el homicidio fue la primera causa externa de muerte entre la población de 15 a 24 años, con casi 4.000 casos.

Primera línea

Julieth Rojas es voluntaria en Primera Línea, un medio alternativo que nació durante las protestas de noviembre de 2019 para contar los abusos del Escuadrón Móvil de Antidisturbios (ESMAD), unidad especial de la policía que se despliega para contener manifestaciones y que hace uso excesivo de la fuerza de forma sistemática. Según un informe del observatorio de violencia policial de Temblores, la policía cometió 289 homicidios entre 2017 y 2019. Uno de los primeros reportajes de Rojas fue sobre una de estas muertes.

Julieth Rojas es la más joven de las cuatro fotoperiodistas que tiene este medio, que con más de 300.000 seguidores en su cuenta de Instagram es toda una referencia dentro del movimiento. Esta estudiante precisa que el nombre del medio también hace referencia a los manifestantes que se colocan con escudos artesanales frente al ESMAD cuando hay cargas policiales para dar tiempo al resto de manifestantes a buscar refugio. Esta estrategia también se usó en las protestas de Chile de 2019.

Rojas y su equipo se reúnen cada vez que hay manifestaciones para revisar los lugares de las convocatorias y así repartirse las zonas para hacer una mejor cobertura. En su caso, suele cubrir la Plaza Bolívar. En este punto se encuentra el Congreso, el Palacio de Justicia y también el ayuntamiento de Bogotá. Esto hace que haya una mayor concentración policial. La joven explica que te pueden “encerrar muy fácil” por el tipo de calles que hay alrededor. Cuando se le pregunta por qué elige siempre esta zona, tras una pequeña risa, responde: “Uno se vuelve masoquista”.

A pesar de tener chaleco y carné de prensa, le han “gaseado terriblemente”, explica refiriéndose a los gases lacrimógenos, y recuerda que al principio no tenían equipo de protección y terminaban “ahogados”. Es justo en ese momento cuando entran en juego las botellas que guarda en su mochila. “Cuando hay tropel (cargas policiales), pongo el bicarbonato con agua en la pañoleta y me lo pongo en la cara, eso ayuda muchísimo”, reconoce. La joven fotógrafa relata cómo, en sus primeras coberturas, se ponía cerca del ESMAD buscando protección pero aún así no se libraba del gas ni de que le apuntaran con sus armas aturdidoras. “Uno piensa que el chaleco y el carné de prensa ayudan, pero a ellos no les importa nada”.

La policía también tiene casos abiertos sobre violencia sexual a manifestantes, por lo que para jóvenes como Rojas documentar este tipo de protestas supone un riesgo mayor. “Da mucho más miedo”, reconoce mientras que recuerda un caso en el que la policía retuvo a una chica en un Comando de Atención Inmediata (pequeñas comisarías que hay en cada barrio). “Le hicieron firmar un documento para que no dijera nada de lo que había pasado”. Por eso, siempre sale en compañía de algún amigo u otra periodista de su equipo.

Esta estudiante de último año de periodismo consigue pagar “con las uñas” los 5.000 euros que vale la matrícula en su universidad privada. Cuando habla con gente de su universidad sobre la protesta, siente que muchos lo viven con cierta distancia: “Son personas que tienen muchos privilegios, la guerra no les atacó directamente ni la falta de oportunidades”. Rojas siente que el gobierno y los medios ocultan lo que pasa en el país: “Feminicidio, desplazamientos forzados, asesinatos de líderes sociales…”. Cuando llegó la reforma tributaria, según dice, los medios alternativos mostraron lo que podría pasar si se aprobaba y “la gente se puso las pilas, ese fue el detonante”. Aunque cree que los cambios van a llevar mucho tiempo, espera que al final “merezca la pena” haber salido a las calles. Reflexiona un momento cuando se le pregunta con qué imagen se quedaría de lo que ha visto hasta ahora, pero en seguida dice: “El amor de las personas por Colombia”.

“Nos están matando”

La Defensoría del Pueblo, institución del Estado responsable de velar por el cumplimiento de los derechos humanos, documentó 42 fallecidos durante las primeras dos semanas de protestas. Por su parte, la ONG Temblores registró 40 casos de homicidios cometidos presuntamente por la policía. Las redes sociales se llenaron de vídeos donde se denunciaban los abusos policiales con mensajes como “Nos están matando” y “SOS Colombia”.

Cali, la tercera ciudad más grande de Colombia, fue el escenario de algunas de las manifestaciones más importantes del país, en su gran mayoría pacíficas. Pero también fue el epicentro de enfrentamientos entre manifestantes y el ESMAD que la llevaron a ocupar las portadas de los medios internacionales. “Cali ha sido la punta de lanza de la resistencia”, afirma David Erazo, estudiante de sociología que también trabaja como repartidor de comida a domicilio, con lo que gana unos tres euros a la semana. Erazo se unió a la protesta desde el primer día y fue testigo de algunas de estas situaciones.

Según datos de 2018 del ayuntamiento de Cali, 205.000 personas desplazadas residen en la ciudad tras huir de la guerra

“Estábamos desayunando y un compañero nos dijo por WhatsApp que venía una tanqueta”, dice con tono calmado, mientras aclara que es algo habitual ver tanquetas en las universidades públicas y que “tiene experiencia previa” sobre lo que hay que hacer. Erazo continúa explicando que en ese momento, algunos de sus compañeros que tenían escudos caseros, algunos hechos de las mismas señales de tráfico, hicieron una primera línea de defensa “para evitar los ataques más directos”. Confiesa que, aunque trató de registrarlo con su cámara, lo principal en estas situaciones es “correr a un lugar lejano” y esperar a que todo se calme.

En esta ocasión tuvo suerte y también se escapó de las balas de goma, algo que no pasa siempre. Recuerda que una vez recibió impactos en los hombros. Estos enfrentamientos duran horas, explica, y aunque se supone que la policía tiene la orden de no apuntar a zonas sensibles del cuerpo, “ellos disparan directamente a la cara”. Los cuerpos policiales en Colombia dependen del Ministerio de Defensa y no del de Interior, por lo que hay una alta impunidad de los abusos policiales. Según Temblores, solo dos de las 127 investigaciones abiertas por homicidio entre 2017 y 2019 acabaron con una condena en firme.

Erazo destaca cómo la juventud de los barrios más pobres de la ciudad salió de forma espontánea y que, según él, los jóvenes son los que más “han nutrido” a la protesta. Continúa explicando que Cali es una ciudad donde se concentran muchas personas que fueron desplazadas por el conflicto y llegaron a zonas “con acceso casi nulo a servicios básicos como alcantarillado y electricidad”. Según datos de 2018 del ayuntamiento de Cali, 205.000 personas desplazadas residen en la ciudad tras huir de la guerra. Cree que “la exclusión y la falta de oportunidades” que enfrentan estos jóvenes puede explicar que fueran ellos quienes se “abanderaron del paro”. En 2022 hay elecciones presidenciales y este manifestante tiene esperanzas de que sea el momento para “focalizar toda esa rabia en un gobierno popular”.

Dispuestos a llegar hasta el final

Nia prefiere no decir su apellido, tiene 20 años y ni estudia ni trabaja. Forma parte de ese grupo que se conoce como “Nini”, y que representa el 33% de la juventud entre 14 y 28 años. Vive en uno de los barrios más pobres de Cali. Antes trabajaba poniendo etiquetas a botes de pintura en una empresa pero la despidieron cuando llegó la pandemia. Durante la protesta, se unió a Escudos Negros, un grupo urbano que forma parte de la primera línea de resistencia y que realiza bloqueos en algunas calles de la ciudad.

Estos bloqueos son una estrategia de este tipo de grupos para presionar al gobierno ya que provoca desabastecimiento de alimentos, medicinas y gasolina en la propia Cali pero también en otras ciudades principales del país. Por su parte, el presidente de Colombia remarcó que son ilegales y dejó clara la postura del ejecutivo: “Aunque no se hagan con armas o agresiones físicas, son en sí mismos unos actos que son violentos”.

Entre la firma de los acuerdos de paz en 2016 y abril de 2021, hubo 317 homicidios de líderes indígenas, según datos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y La Paz (Indepaz)

Nia se dedica a apoyar a diferentes bloqueos de la ciudad y tiene unas funciones muy específicas cuando hay un enfrentamiento con el ESMAD. “Ayudo a devolver gases (botes de gases lacrimógenos), con la leche y el agua con bicarbonato”, explica. Cuando se le pregunta qué opina de quienes critican esta forma de protesta, en su contestación se nota rabia: “Les diría que dejen de ser tan tibios, poco empáticos e ignorantes, que no les importa el país ni lo que está pasando”.

Las demandas de estos grupos son variadas. Para ella, lo que quieren es un “verdadero diálogo de cambio” y si eso no pasa, pide la renuncia de Duque y Uribe. “Que se les baje el sueldo al salario mínimo a los congresistas, senadores y toda la gente del gobierno para que vivan con 800.000 pesos (180 euros) a ver si son capaces [de vivir] como el pueblo”, señala con ánimo encendido. El salario mínimo en Colombia en 2021 está fijado en unos 202 euros, seis euros más que el año anterior.

Se despide con una declaración breve pero decidida: “Todos nosotros estamos dispuestos a llegar al final, dispuestos a dar la vida”.

Resistencia desde la tierra

Los pueblos indígenas son un foco de resistencia en cualquier nueva movilización y en esta ocasión también se unieron a la protesta. Juan Sebastián Salazar, de 23 años, forma parte de la guardia indígena del pueblo Kite Kiwe, cuyas tierras están en una de las regiones más golpeadas por la guerra. Salazar es uno de los 20.000 defensores de la tierra que tiene esta guardia en esta zona y su función es velar por los derechos humanos en el país. “Este gobierno nos tiene doblegados por eso nos unimos al resto de los sectores y llegaremos victoriosos como pueblo”, afirma. Colombia es uno de los peores países para defender los derechos humanos pero esto es aún más peligroso para jóvenes como Salazar ya que son los tipos de liderazgo más perseguidos durante los últimos años. Entre la firma de los acuerdos de paz en 2016 y abril de 2021, hubo 317 homicidios de líderes indígenas, según datos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y La Paz (Indepaz).

Para Salazar, participar en política más que un derecho, es una tradición. “Desde los ocho años, empezamos con formación política en la escuela”. Quizás por eso hoy es uno de los líderes de su comunidad y como tal, tiene sus propias reclamaciones para su pueblo: “Un territorio donde no haya violencia por los grupos armados ilegales, con nuevas oportunidades, eso es lo que como jóvenes soñamos”, expone, al tiempo que exige que se respeten sus “usos y costumbres”. Sin embargo, considera que es difícil con un gobierno que “llega a la negociación y luego no cumple” mientras que en cada protesta son ellos los que se ponen “en riesgo”.

Este estallido no fue la excepción. Ante los constantes enfrentamientos que había con la policía en Cali, una caravana de unas 300 personas de la guardia indígena decidió salir de sus tierras y acompañar a los manifestantes en el epicentro de la protesta. Un poco antes de llegar a la ciudad, civiles armados atacaron al grupo, presuntamente bajo la permisividad de la policía que presenció el ataque sin defender a los manifestantes. “Llegamos a un sitio donde no nos dejaron pasar, nos bajamos a dialogar con las personas y ahí fue cuando coches de marca Toyota blindados se tiraron encima de nosotros”, refiere Salazar.

Doce personas resultaron heridas, entre ellas una lideresa que recibió dos impactos de bala en el abdomen y tuvo que ser ingresada en cuidados intensivos. “Fue una experiencia muy dura, porque nosotros como guardia indígena solo tenemos los bastones de autoridad, y tener enfrente personas armadas da mucha rabia”. El líder indígena también es de los que cree que esta protesta ha sido la primera para muchos jóvenes y remarca cómo el ejemplo de lucha de los pueblos indígenas pudo ser importante para esto. “Nosotros somos referentes en hacer la resistencia, entonces los jóvenes se animaron a sumarse a esta gran causa, a esta gran lucha”, reflexiona.

Juvenicidio directo

La generación de jóvenes que tiene poco que perder se sienten cansados de ser los invisibles de este sistema. Esto hace que la confianza hacia el Estado esté muy fracturada. Según señala una encuesta del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica, un 72% siente que el Estado es “poco o nada democrático”.

Para Germán Muñoz, profesor e investigador sobre juventud en la Universidad Nacional, hay una intencionalidad directa en provocar esta fractura: “Es una política de Estado contra los jóvenes, de asesinato sistemático y planificado”. Muñoz también es miembro de la Red Iberoamericana de debate y acción colectiva frente al juvenicidio y un estudioso de los estallidos sociales de los últimos años en la región. Explica que en Colombia hay un “levantamiento popular” de la juventud de los barrios más pobres. “Tienen hambre, rabia, están hastiados de la violencia policial, ya no aguantan más”. También critica los métodos del Estado: “Es una guerra de piedras contra armas sofisticadas de última generación de alta letalidad”. Muñoz se refiere a las tanquetas equipadas con municiones aturdidoras y perdigones que son “municiones letales” y que fueron creadas para enfrentamientos entre ejércitos, no contra manifestantes, según argumenta.

Por su parte, Rayén Rovira profesora e investigadora de la Universidad Nacional y también miembro de esta red, dice que hay un “juvenicidio directo”. Lamenta cómo la militarización de las ciudades está provocando que los hijos de las familias desplazadas por la guerra hacia las capitales sean ahora quienes están sufriendo “esa violencia que sus padres vivieron en los pueblos”.

El estallido de Colombia fue el primero de relevancia tras el parón que sufrieron las protestas que se extendían por Ecuador, Chile o Haití antes de la pandemia. Rovira piensa que el ejemplo colombiano puede “dar valor” a otros movimientos de América Latina para salir a las calles de nuevo: “Los jóvenes de Colombia fueron la chispa, quién sabe si de algo más que está por venir”.


Fuente:  El Salto.

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