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Entrevista a Ilse Schimpf-Herken y Kathy Bickmore:¿Es posible construir la paz desde las aulas?

02 Octubre 2016/Fuente y Autor: Semana Educación

Semana Educación entrevistó a dos expertas sobre la memoria en tiempos de guerra para la reconciliación y los currículos para la paz.

El próximo domingo 2 de octubre los colombianos decidirán si apoyan lo acordado en La Habana o no. Este domingo termina una campaña electoral cargada de insultos y marcada por la polarización que vive el país. Lo cierto es que Colombia necesita más que nunca un proceso de reconciliación, independientemente de las posturas políticas. Es necesario entonces seguir trabajando y reflexionando sobre cómo construir un país en paz.

En ese contexto, la Fundación Compartir y Espiral Asociados organizaron “La construcción de paz: retos de la educación”, un foro en el que convocaron del 22 al 24 de septiembre a expertos nacionales e internacionales, para hablar sobre cómo desde las aulas es posible pensar en un país diferente. Semana Educación entrevistó a Ilse Schimpf-Herken, directora del Instituto Paulo Freire de Berlín y a Kathy Bickmore, profesora de estudios curriculares y desarrollo docente internacional y comparado de la Universidad de Toronto.

Semana Educación (S.E.): ¿Cómo es posible hacer memoria durante la guerra sin que los recuerdos se conviertan en una carga que impida la reconciliación?
Ilse Schimpf-Herken (I.S.H.): Para nosotros, memoria no es contar los hechos, sino darles sentido. Sabemos que hay muchas percepciones desde cada experiencia. La memoria no es fija, la memoria es el vínculo que conecta a la narración con lo que pasó, para transformar la experiencia vivida en algo que tenga sentido, con el objetivo de no sufrir en el futuro. La memoria no es nada triste, es recordar para el futuro en común. Por eso es necesario hacer memoria en medio de la guerra, porque una guerra destruye el tejido social, hace que las víctimas se sientan impotentes e incapaces. Nuestro trabajo entonces es crear un espacio para que las víctimas puedan narrar, para entenderse y relacionarse con el otro. La víctima no necesita venganza, la víctima necesita narración.

S.E.: ¿Qué tanto contacto tiene con el Centro de Memoria Histórica? ¿Cuál es su opinión sobre su trabajo de memoria?
I.S.H.: Varios de mis estudiantes trabajan allá. Estamos muy felices de trabajar desde la educación popular, desde lo vivido y la biografía; así podemos trabajar en la reconciliación. Estamos convencidos que no hay una forma de enseñar la paz y es que no se puede otorgar la paz. La paz ya está, tenemos que hacer un ejercicio para que las personas en este proceso de posguerra se reubiquen y entiendan por qué durante la guerra actuaron como actuaron; o que simplemente por qué no actuaron y dejaron a las víctimas solas. Entonces, es importante superar la vergüenza, causada por la falta de diálogo entre las víctimas y la sociedad, para crear una cultura de paz.

S.E.: ¿Cómo hacer para que no se construyan memorias hegemónicas, marcadas por la tendencia política de quien hace memoria? Por ejemplo, hay numerosas investigaciones sobre las víctimas del paramilitarismo, pero no tantas sobre ganaderos asesinados y secuestrados.
I.S.H.: Pienso que lo que en este momentos sentimos es que en Colombia hay un gran silencio, porque hay desconfianza entre las personas. Pero en este momento tienen que posicionarse, sin embargo, les cuesta mucho encontrar una u otra posición. Por eso, la memoria puede ayudar a crear una aceptación de diferentes memorias paralelas del mismo acontecimiento. Por esta razón, en la Alemania de la posguerra empezamos con memoria histórica local, preguntamos en todas las calles qué había pasado y quién podía contar. Tratamos de organizar talleres locales para recrear la vivencia a partir de los recuerdos de las personas.

S.E.: ¿Qué hacer con estas situaciones en las que la sociedad no quiere recordar?
I.S.H.: Hay que tener paciencia, porque la vergüenza es algo que te hace callar y tú no puedes exigirle que hable. Entonces, tú tienes que crear primero muchos tejidos para que la persona ya no se sienta tan avergonzada. No es raro que no quiera contar lo que ha vivido. Por ejemplo, nuestros padres no querían hablar con nosotros, pero los abuelos ahora quieren hablar con los nietos, para no morir sin haber contado lo que les pasó. En todo nuestro trabajo tenemos que saber que a unos les hace más falta que a otros. Pero cada uno tiene la responsabilidad de sacar a la víctima del olvido.

S.E.: ¿Cuál es el papel de las instituciones gubernamentales en este proceso?
I.S.H.: En Alemania sin el gobierno no hubiéramos logrado nunca lo que alcanzamos. Cuando tú como sociedad civil estás tratando de entender lo que pasó, siempre hay una opinión pública que dice ‘ustedes siempre son los mismos; tienen una posición política y no quieren entender‘. Pero cuando el gobierno en 1975 hizo la reforma educativa, el tema de la memoria histórica hacía parte del currículo. No era el profesor que era un politiquero, sino un maestro que trataba de transmitirles a los estudiantes las diferentes memorias y el concepto que trae desde el libro de historia, para trabajar la memoria reciente o las memorias recientes.

S.E.: ¿Cómo incluir la paz dentro del currículo?
Kathy Bickmore (K.B.): Hay un currículo explícito y unas lecciones oficiales en cada asignatura. En cada materia existen unos conflictos centrales, entonces, durante las clases se puede practicar con estos problemas, con su resolución y transformación. Por ejemplo, en Ciencia se pueden abordar las discusiones científicas, las investigaciones están llenas de desacuerdos; también, es posible discutir cómo se aplican las ciencias a la vida con tecnología, políticas de salud, ambientales, ofrecer respuestas y miradas. Entonces, se puede aprender mucho de los conflictos para capacitarse y entrenarse en su resolución.  Por otra parte, también hay un currículo implícito, en el que ocurren los modelos y las prácticas diarias. Ahí es importante cómo los maestros se relacionan con los alumnos, cómo los alumnos se relacionan entre ellos. Es importante reflexionar en cómo se tratan los conflictos, no sólo la violencia sino los desacuerdos. Hay varios momentos en la escuela, en los que se puede practicar la ciudadanía democrática para la paz, para participar en las soluciones, y también para criticar. Hay muchas oportunidades para cambiar el currículo explícito, pero también para que la cotidianidad sirva como un ejercicio de civilidad.

S.E.: ¿En Colombia no hay un currículo único, pero ahora que se habla de enseñar la reconciliación en el colegio, pero deberíamos ponernos de acuerdo en un currículo para la paz?
K.B.: Los conflictos son oportunidades para aprender. Si hay desacuerdos sobre el currículos, sobre el significado de las palabras como currículo, paz, justicia, podemos usarlos como modelos de diálogo. Pero necesitamos apoyar a los docentes y tenemos que reflexionar juntos, dialogar, no para tener consenso, sino para tener un tipo de relación. Podemos tener menos desacuerdo si tenemos diálogo. Eso es lo más importante. No debe ocurrir, por ejemplo, que haya en Colombia leyes de convivencia basados en el control, e inclusive, en el castigo. Porque su enfoque no es incorporar, escuchar sus preocupaciones, sino silenciar. Y eso no funciona. Necesitamos generar relaciones. Necesitamos el diálogo para que sea posible crear una paz democrática y duradera. No solamente una paz de control, porque el control con jóvenes funciona solo temporalmente.

S.E.: Muchas veces en los colegios se habla de paz, pero se queda en el discurso. Los estudiantes saben qué responder una prueba de ciudadanía y democracia. ¿Realmente es posible hacer un currículo que cree una cultura de paz?
K.B.: No creo que la escuela pueda hacerlo todo. Pero la escuela que frecuentemente contribuye a la competición y a la violencia, que enseña que la explotación de género, y de las personas diferentes, no contribuye a la paz. Y si no contribuye tenemos un gran problema, porque la escuela toca a cada familia en el país. Entonces las escuelas tienen una responsabilidad de transformar. Tenemos que usar las oportunidades dentro de nuestras materias, para interrumpir patrones de violencia, sólo así podremos contribuir a una escuela de paz. Pero es una cuestión de democratización y no de imposición. Tenemos que crear relaciones y oportunidades de participación, porque la paz no es un momento, sino un proceso para enfrentar y solucionar problemas día tras día.

Fuente del articulo: http://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-para-la-paz/495962

Fuente de la imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2016/9/30/496010_1.jpg

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La diversidad es el tesoro de la educación

Por: Olga Elvira Acosta Amel

Sin duda alguna en Colombia aún no hemos encontrado el tesoro que encierra la educación. Hemos sido un país que ha tenido que resolver los asuntos de la diversidad con leyes y decretos pero que no se llegan a cumplir por que la norma dista de la sociedad que tenemos, una sociedad con un pensamiento como lo describe García Márquez en la misión de ciencia, educación y desarrollo: “seguimos siendo en esencia la misma sociedad excluyente, formalista y ensimismada de la colonia”.

Es decir, una sociedad de manos derechas, oyentes auditivos, hablantes fonéticos, videntes, caminantes de a pie, una sociedad que promueve una sola religión, una sola lengua, una sola raza, un solo sexo.

Una sociedad cuya educación se ha fundamentado de forma sutil y sostenida a formar para la homogeneidad. Así las cosas, lo diverso nos es extraño a muchos y no porque lo diverso no sea parte de nuestro diario vivir sino porque, entre tantas cosas, seguimos arrastrando un fardo hegemónico en donde lo que ha primado ha sido lo unívoco como el elemento que ha hecho posible la vida escolar y social, entonces, el sistema legal regula una y otra vez para intentar atajar los desastres que genera un pensamiento de tal magnitud.

No es cierto que la escuela sea la única responsable de lo que somos como sociedad, aunque eso no la exime de su compromiso con lo que somos. Cuando recibimos a los muchachos en las escuelas también recibimos lo que traen, en los años de ser rectora de instituciones educativas oficiales, he visto muchos niños, niñas y jóvenes cuya exclusión viene de sus hogares, que son rechazados por sus propios padres por ser de alguna condición de género, los he visto sufrir y también la manera como son conducidos por sus propias madres a psicólogos, a sacerdotes, a brujos, a pastores para que les extirpen su condición, he visto sus sufrimientos por ser rechazados por alguno de sus compañeros y hasta por sus profesores. Esto es el escenario que no se aplica solo a la identidad de género, los chicos en las escuelas también sufre por ser negros, pobres, víctimas, ciegos o “discapacitados”. El matoneo es una realidad producto de una sociedad que aún no supera los estragos de la colonia.

¿Deben entonces reformarse los manuales de convivencia en las instituciones educativas? No sé si esa sea la solución, pues la constitución tiene las claridades, tal vez nos está haciendo falta conocerla más, así las cosas los retos a los que nos enfrentamos son gigantes, más no imposibles. El primero de ellos es ser conscientes y darnos cuenta de que si queremos un país hacia la paz debemos entender la diversidad.

Incluir siempre será más difícil que excluir. La exclusión es facilista, mediocre y nunca deberá atravesar los procesos formativos en nuestras escuelas; incluir en cambio, es todo un bello proceso que requiere voluntad para trabajar por los valores del respeto, el amor, la solidaridad y la diversidad; la inclusión nos acerca a la propia naturaleza humana, nos devela los seres mimetizados que esperan transitar por la sociedad y sus instituciones. Para ello es necesario que empecemos a entender que el gran tesoro de la educación está en la convivencia con lo distinto, lo diverso, en el respeto y el reconocimiento del otro, del que se me aparece como un milagro y al que debo acoger en plenitud. No para hacerlo igual a mí, sino para caminar juntos en esa diferencia que nos enriquece y nos alumbra el camino hacia una sociedad en paz.

*Rectora de la Institución Educativa Olga González Arraut de Cartagena, exdirectora de la Escuela de Gobierno de la misma ciudad, docente de investigación de la Universidad San Buenaventura y Mención de Honor, Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias (2007).

FUENTE; http://www.elespectador.com/opinion/diversidad-el-tesoro-de-educacion

Imagen tomada de: http://3.bp.blogspot.com/-KctzT98dpQc/TgoVB9p0FvI/AAAAAAAAAOk/vNbyK-32OZw/s1600/imagesCAVU9GRL.png

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Estudiantes colombianos producen toallas higiénicas y pañales con residuos de maíz

América del sur/Colombia/01 Octubre 2016/Fuente: Ecoportal

Con el uso de residuos del maíz en la fabricación de pañales y toallas higiénicas, tres estudiantes de la Universidad Nacional sede Medellín encontraron la forma de aportar al desarrollo sostenible y a la preservación del medio ambiente.

Este proyecto es uno de los 10 finalistas del Premio Latinoamericano Gabriel Betancourt Mejía, en el cual compiten frente a otros de Argentina, Cuba y Brasil, elegidos entre casi 100 propuestas.

El equipo presentó en Bogotá el proyecto ante expertos que lo evaluarán para escoger los tres mejores. Esta propuesta, la cual se encuentra en su etapa inicial, nació en un semillero de investigación como un trabajo conjunto de Verónica Valencia y Sindy López, estudiantes de la Universidad Nacional sede Medellín, y Juan Pablo Vélez, del Instituto Tecnológico Metropolitano.

“Identificamos una falencia muy fuerte en Latinoamérica, porque según la FAO ningún país supera el 15 por ciento de material reciclado cada año, por lo que se generan muchos residuos orgánicos que son desaprovechados, pues aunque tienen un ciclo de degradación muy bajo no se utilizan para otros procesos”, explicó Alejandro Valencia, docente del semillero de investigación que acompaña a los estudiantes. Asimismo, se dieron cuenta de que los productos de higiene generan graves problemas ambientales por su largo proceso de degradación.

Según Valencia, en sus primeros dos años de vida, un niño puede usar en promedio de dos a cuatro pañales diarios, y una mujer puede utilizar 9.100 toallas higiénicas en toda su vida, pero una sola puede tardar hasta 500 años en descomponerse.

Los jóvenes decidieron producir estos elementos con residuos agroindustriales y eligieron el maíz porque de él se puede extraer buena cantidad de celulosa, elemento indispensable para la fabricación de pañales y toallas. “De la hoja se puede obtener el 40 por ciento de celulosa, y sabemos que la hoja no se usa para nada más”, añadió Valencia.

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Colombia: Corte Constitucional pide mejorar políticas de educación para víctimas de desplazamiento

América del Sur/Colombia/01 Octubre 2016/Fuente: Caracol Radio

Señaló que parte de la reparación consiste en brindarles salud, educación y vivienda

Catorce años han pasado desde que la Corte Constitucional ordenó al Gobierno crear y adoptar políticas tendientes a solucionar los problemas de las víctimas de desplazamiento forzado en Colombia.

Sin embargo, en el más reciente auto de seguimiento, la corporación judicial cuestionó los problemas que han tenido menores de edad víctimas del conflicto para acceder a la educación.

No obsta para que esta Sala Especial llame la atención al Ministerio de Educación y a la Unidad para las Víctimas, en el sentido de que redoblen sus esfuerzos en la búsqueda activa de menores de edad desplazados que aún se encuentran por fuera del sistema educativo, y que se encuentran ubicados en zonas con alertas tempranas o en zonas que, pese a que no cuentan con estas alertas, en ellas se cierne amenazas y peligros para los niños y niñas generados por actores armados, entre ellos, el riesgo de desplazamiento” señaló la Corte.

Por ello recordó que la educación de los niños y niñas, hace parte del mínimo prestacional que debe garantizar el Estado a los menores desplazados por el conflicto, por lo que lamentó que los altos costos educativos es una de las barreras que restringen el acceso a la educación.

“Esta Sala Especial observa que el Gobierno Nacional no especificó los resultados de las iniciativas enunciadas para la población desplazada. En particular, aunque destaca los lineamientos generales de la Circular 30 de 2014, e indica que brinda asistencia técnica a las Secretarías de Educación de las entidades territoriales con mayor concentración de personas víctimas, no precisa los resultados obtenidos como resultado de esta asistencia, en términos de identificación y vinculación de niños y niñas desplazados que cuentan con un cupo escolar” agrega.

Agregó que otro punto es el hecho de que persisten problemas en las ayudas y los apoyos complementarios -transporte, ayuda alimentaria, kits, útiles y uniformes escolares- en las zonas rurales y de difícil acceso. Por lo que cuestionó que no se tenga una cifra y perfiles claros de los menores víctimas que no están estudiando.

“No han logrado generar resultados para mejorar el acceso al derecho a la educación por parte de los menores de edad desplazados que aún no se han vinculado al sistema escolar. Las limitaciones en los resultados se observan especialmente en persistencia de barreras para el acceso a un cupo escolar y a la continuidad de la prestación del derecho a la educación en las entidades territoriales que enfrentan situaciones de emergencias humanitarias generadas por el conflicto armado y la violencia generalizada.

Además, tal como fue advertido con anterioridad, persisten problemas en las ayudas y los apoyos complementarios -transporte, ayuda alimentaria, kits, útiles y uniformes escolares- en las zonas rurales y de difícil acceso. Frente a estos vacíos aún no es posible entrever en la respuesta institucional la adopción de los correctivos necesarios para impulsarlos” puntualizó.

Fuente: http://caracol.com.co/radio/2016/09/18/judicial/1474229089_039733.html

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¿Por qué nos aterran las preguntas del Dane y no el sufrimiento que generó la guerra a los niños?

Por: Ángel Pérez Martínez

Al leer la muy buena columna de Vladdo “Un niño y tres familias”, publicada en el diario El Tiempo me pregunté: ¿cuánto daño hacemos los adultos a los niños con decisiones técnicas o de buena fe —política educativa—, por negligencia y corrupción —caso La Guajira—, y más grave, por acciones que se realizan con intención de hacerles daño a los niños y jóvenes que vienen la mayoría de veces desde la familia o su entorno más cercano —el escenario de la guerra, explotación, maltrato y violaciones—?

El país debe reconocer que para los daños socio-afectivos o emocionales de los niños no hay registro, así como que el subregistro para las acciones criminales es muy alto. En Colombia no conocemos con exactitud qué ha pasado y qué sigue sucediendo con los niños, de manera especial con los más vulnerables. No obstante, el DANE acaba de suspender por presión de algunos padres de familia uno de los pocos instrumentos que permitió conocer esos dolores de los niños con alguna exactitud: la Encuesta de Comportamientos y Actitudes sobre Sexualidad en Niñas, Niños y Adolescentes Escolarizados, ECAS, que se lleva a cabo desde el año 2006. Los resultados han sido tan duros que en cualquier sociedad sería todo un escándalo: según el DANE el 6,2 % del total de niños y adolescentes que han tenido relaciones sexuales, han sido forzados o intentaron forzarlos a tener relaciones sexuales y el 3,0 % manifestó haber recibido algo a cambio de tener relaciones sexuales, según los datos de dicha encuesta realizada en 2014, la ECAS se efectúa desde el año 2006”.

En una columna que escribí a mediados del mes pasado sobre el tema de la cartilla de educación sexual e identidad de género cité datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses que traigo de vuelta a colación: sólo en el año 2015 se registraron 26.985 casos de violencia intrafamiliar en Colombia, de los cuales 10.435 casos correspondieron a violencia contra niños, niñas y adolescentes (el presunto agresor correspondió a los padres 32,88% y madres 30,69%). Además, las víctimas de violencia interpersonal alcanzaron para niños (0 a 12 años) y adolescentes (12 a 18 años) 17.509 casos, mientras que los jóvenes son los más afectados, 46.751 casos.

Así mismo, según el Registro Único de Víctimas, se contabiliza 6.937.205 de desplazados por el conflicto interno desde el año 1985 a 2016, de los cuales 2.150.533 son menores de edad (31%). Además, según el documento de análisis de UNICEF Colombia sobre la situación de la infancia y la adolescencia en el país entre 2010 y 2014 unos de cada tres niños vivían en pobreza. Además, niños y adolescentes de “áreas rurales tenían entre 2,4 y 2,8 veces más probabilidades de vivir en pobreza multidimensional (privación del niño y su familia más allá de su medida monetaria) que aquellos que vivían en zonas urbanas. La situación es más crítica entre personas y hogares en situación de desplazamiento. Al menos el 63 por ciento de hogares que se consideran desplazados viven en pobreza y un tercio de ellos, en pobreza extrema. Aunque es imposible saber con certeza cuántos niños, niñas y adolescentes están vinculados actualmente a grupos armados, se sabe que entre 1999 y 2014 el ICBF asistió a 5,694 niños y adolescentes desvinculados de grupos armados ilegales, (28 por ciento niñas y 72 por ciento niños).”

La violencia y la guerra afecta los procesos educativos, la calidad de la educación y las tasas de aprobación y deserción escolar. Solicito a los lectores sólo imaginar más allá del dolor directo causado a miles de niños, el sufrimiento de aquellos niños o adolescentes que vieron o fueron informados del asesinato, herida o secuestro de uno de sus padres, o la tragedia que significó para los niños entre 5 y 12 años el tener que abandonar la escuela, el entorno donde vivía a sus compañeros de estudio y amigos, para llegar a un nuevo colegio con diferente cultura educativa y nuevos profesores y compañeros. Para no mencionar a los profesores que tenían que explicar por qué unos se iban y otros llegaban, además de mantener o lograr la normalidad en el trabajo de aula y académica con dichos niños. Y después pedimos que los colegios oficiales rindan igual que un privado estrato 5 o 6.

Sin embargo, los anteriores datos, que insisto conocemos a medias (hay subregistro), no han causado reacción alguna de los padres de familia y de manera escasa se menciona el sufrimiento de los niños por la violencia y la guerra en los medios de comunicación. En cambio, en la Encuesta de Comportamientos y Actitudes sobre Sexualidad en Niñas, Niños y Adolescentes Escolarizados del Dane, las preguntas causan estupor y todo tipo de reacciones. Estas preguntas no pueden ser ajenas a nuestra realidad social, a la experiencia de anteriores encuestas, así como a las circunstancias y la realidad de vida de los niños. Esperemos que el DANE ajuste el parafraseo de algunas preguntas y aplique dicha encuesta. No puede haber buena política pública si no conocemos con certeza que está pasando con los niños.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/aterran-las-preguntas-del-dane-y-no-el-sufrimiento-los-ninos-angel-perez/232159

Imagen: http://my2editorialyredesociales.esy.es/los-ninos-y-la-proteccion-de-sus-derechos-en-internet/

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Colombia: Se avecina vuelco en servicio de salud para maestros

América del Sur/Colombia/Septiembre de 2016/Fuente: Semana

Desde hace años los maestros del sector público y sus familias se vienen quejando de los graves problemas que afrontan a la hora de solicitar un servicio médico. Se quejan de la mala atención en clínicas y hospitales, de la falta de personal y de medicamentos, y de la interminable espera para conseguir una cita.

La razón de estos problemas es que durante años la prestación del servicio de salud del magisterio ha estado a cargo de cinco consorcios, que operan en igual número de regionales del país. Su funcionamiento ha sido objeto de toda clase de cuestionamientos. Incluso se habla que hay un cartel en la prestación de estos servicios.

En el ojo del huracán han quedado varios consorcios, como es el caso de la Unión Temporal Magisalud, de la que hace parte la Corporación de Servicios Médicos Internacionales (Cosmitet), una entidad que opera desde hace 16 años en el Valle del Cauca. Sin embargo, ha sido muy criticada por sus servicios deficientes.

Esta problemática en la prestación de los servicios de salud del magisterio ha llevado a la realización de paros y jornadas de protesta por parte de los profesores, como la que se hizo a nivel nacional en junio pasado.

Pero esta situación podría cambiar en los próximos meses ya que el gobierno alista un vuelco en el sector. La Fiduprevisora, una de las mayores fiduciarias del Estado, que administra los recursos del magisterio, anunció que abrirá un proceso de licitación para que aquellas entidades del sector que quieran prestar un mejor servicio puedan hacerlo.

Para ello, en los próximos días publicará los prepliegos con las condiciones para participar en el proceso. El anuncio lo hizo la presidente de Fiduprevisora, Sandra Gómez, quien señaló que desde hace varios meses viene trabajando con un equipo de expertos, con Fecode, los ministerios de Educación, Trabajo, Hacienda, Salud y con la Presidencia de la República con el fin de sacar adelante el nuevo esquema.

La funcionaria invitó a las cajas de compensación, a las instituciones prestadoras de salud, y a todas las entidades interesadas para que revisen los prepliegos que se darán a conocer en los próximos días con el fin de que hagan los comentarios pertinentes y participen en este proceso.

Y es que se trata nada menos que de un negocio que tiene un valor superior a 5 billones de pesos, por los próximos cuatro años, para atender a una población de alrededor de 900.00 personas conformadas por los maestros y sus familias. De ahí que quienes prestan el servicio actualmente quieran seguir mordiendo esta suculenta torta.

Si la licitación se adjudica de aquí a finales de este año, a partir de mediados de enero del año entrante se prestaría un nuevo servicio de salud, ya que el actual vence el 15 de enero. El nuevo modelo contempla ampliar la atención a mayor número de regionales, y estándares más altos de calidad y cierres financieros más estrictos para las empresas. Además, Fiduprevisora contará con más dientes para poder sancionar con mano dura a los que no presten un adecuado servicio.
Fecode es una de las más interesadas en que salga adelante este nuevo esquema. En una comunicación pública señaló que espera que a la mayor brevedad posible se ponga en marcha el proceso de licitación y se concerten los manuales de contratación, supervisión e interventoría del Fondo del Magisterio.

Hay que recordar que los maestros tienen un sistema de salud especial y que en una ley de 1989 se creó el Fondo de Prestaciones Sociales del Magisterio, como una cuenta de la Nación, para administrar los recursos de la seguridad social de los maestros, que incluye el pago de los servicios de salud y las prestaciones sociales. En este aspecto, Sandra Gómez señaló que la intención es darle un tratamiento más ágil al reconocimiento de pensiones y cesantías de los profesores, y lo que se busca es depurar el sistema y eliminar tanta intermediación.

Fuente: http://www.semana.com/economia/articulo/vuelco-en-servicio-de-salud-para-maestros-en-colombia/494896

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