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Educación critica y protagonismo cooperativo.

Por:  Rebelión.

Conferencia especial del teólogo y escritor brasileño Frei Betto en el Congreso Internacional de Pedagogía 2015 que concluye hoy en La Habana

La educación escolar tiene un papel fundamental en el proceso de transformación social. A semejanza de la política y la religión, la educación sirve para liberar o alienar; despertar protagonismo o favorecer el conformismo; propiciar en los educandos una visión crítica o legitimar el status quo, como si fuera insuperable e inmutable; promover una praxis transformadora o sacralizar el sistema de dominación.

En estos inicios del siglo XXI, la educación escolar difiere mucho de la que predominó en el siglo XX. Hoy en día, nuestra vida cotidiana se ve invadida por nuevas tecnologías que nos brindan, en tiempo real, informaciones capaces de incidir en nuestra forma de vivir y de relacionarnos (ciberespacio, relaciones virtuales, crisis de las ideologías libertarias, nuevos perfiles familiares y sexuales, monopolio y manipulación de la información, etc.).

Como vivimos un cambio de época y navegamos entre la modernidad y la posmodernidad, estamos amenazados por una crisis de la identidad teórica. El instrumental teórico que tanto nos confortaba e incentivaba en el siglo XX, y que nos parecía tan sólido, se desplomó con el Muro de Berlín. Al contrario de lo que pregonaban los manuales de vulgarización del materialismo histórico, la historia retrocedió en Europa del Este.

Setenta años de socialismo en Rusia no fueron suficientes para formar los tan anhelados hombres y mujeres nuevos, dotados de inquebrantables valores éticos, disposición revolucionaria y menosprecio a las seducciones del capitalismo. Hoy Rusia es uno de los países más corruptos del mundo, y en él impera una brutal desigualdad económica.

¿Qué faltó en la Unión Soviética? Faltó una educación que, más allá de la escolaridad, de la transmisión cultural del país y de la humanidad, inculcara en los educandos una visión crítica de la realidad y un protagonismo social transformador.

De hecho, en muchos de nuestros países, capitalistas y socialistas, la educación escolar se ha convertido en una prisión de la mente, donde las disciplinas curriculares se repiten sucesivamente, con vistas a la calificación de la mano de obra destinada al mercado de trabajo. No se ha reflexionado sobre la prioridad de formar ciudadanos y ciudadanas revolucionariamente comprometidos con el proyecto social emancipador.

Vivimos hoy una era de impasse con respecto al futuro emancipado. Estamos en el limbo del proceso libertario. Los movimientos, grupos y partidos de izquierda, cuando existen, parecen perplejos en lo que toca al futuro. Muchos ceden a la fuerza cooptadora del neoliberalismo y cambian el proyecto de liberación social por el mero usufructo del poder, aunque eso implique traicionar las esperanzas de los oprimidos y los fundamentos teóricos que originaron esas fuerzas sociales y políticas.

La hegemonía capitalista ejerce un poder tan avasallador que muchos abdican del propósito de construir un nuevo modelo civilizatorio. Poco a poco, como si se tratara de un virus incontrolable, el capitalismo se impone en nuestras relaciones personales y sociales. Nos vamos adhiriendo a la creencia idolátrica de que “no hay salvación fuera del mercado”. En la esfera personal, abandonamos nuestra ideología libertaria a cambio de una zona de comodidad que nos permite acceder al poder y la riqueza, lo que nos libra de la amenaza de integrar el contingente de 2,6 miles de millones de personas que sobreviven hoy con un ingreso diario inferiores a los 2 dólares.

Formación de conciencia crítica y de protagonistas sociales

La educación crítica es nuestro gran desafío en este mundo hegemonizado por el capitalismo neoliberal. Su principio es no formar meros profesionales calificados, sino ciudadanos y ciudadanas que sean protagonistas de transformaciones sociales. Por eso trasciende los límites físicos de la escuela y vincula a educadores y educandos a movimientos sociales, sindicatos, ONG, partidos políticos; en fin, a todas las instituciones que realizan actividades de transformación social. La educación crítica solo se desarrolla en sintonía con los procesos reales de emancipación en curso y las reflexiones teóricas que los fundamentan.

La educación que busca la formación de conciencia crítica y de ciudadanos militantes comprometidos con la transformación social debe tener en cuenta la intercalación de tres tiempos: el tiempo de las estructuras (más largo); el tiempo de las coyunturas (más inmediato y factible de cambiar a mediano plazo); y el tiempo de lo cotidiano (en el cual vivenciamos el conflicto permanente entre la satisfacción de nuestros intereses personales y la conciencia de las demandas altruistas, que nos exigen ser para los demás, o simplemente, ser capaces de amar).

El tiempo de las estructuras debe ser objeto de la educación escolar. Es él el que nos remite a la historia de la historia, a los grandes procesos sociales con sus avances y retrocesos, a los triunfos y las derrotas, a las virtudes y las contradicciones.

Mientras más conscientes son educadores y educandos del tiempo estructural, más se contextualizan y se entienden a sí mismos como herederos de una historia que avanza, en medio de dificultades, de la opresión a la liberación.

Tener conciencia del tiempo de las estructuras es tener conciencia histórica y no dejarse ahogar en el mar de contradicciones de los tiempos coyuntural y cotidiano. Cada uno de nosotros es un pequeño eslabón en la vasta corriente del proceso social. Solo si tenemos conciencia de la amplitud de esa corriente comprendemos la importancia del eslabón que somos. Una educación que no se abre al tiempo de las estructuras corre el grave riesgo de ser cooptada por la estructura mundialmente hegemónica.

El tiempo de las coyunturas es el de los cambios cíclicos que producen inflexiones en las estructuras, aunque sin alterarlas sustancialmente. Es la acumulación de coyunturas la que influye en el cambio del tiempo de las estructuras. El gran desafío consiste en saber cómo comportarse en determinada coyuntura para mejorar o transformar la estructura. La coyuntura es el presente, el aquí y ahora, mientras que la estructura, que condiciona las coyunturas, no es fácilmente perceptible, a menos que se tenga conciencia histórica para poder encuadrar la parte en el todo, el detalle en el conjunto, el presente en las causas del pasado y en las alternativas de futuro.

El tiempo de lo cotidiano es el del día a día, en el cual transitamos o tropezamos, movidos por ideales altruistas, solidarios, y, a la vez, atraídos por las seducciones del acomodo y el individualismo. Es en el tiempo de lo cotidiano que la educación actúa, permite una comprensión crítica de la coyuntura y despierta el imperativo de comprometerse con la transformación de la estructura.

Vivimos inmersos en ese tiempo cotidiano, muchas veces movidos por utopías libertarias y, al mismo tiempo, desanimados al percatarnos cada día de que la materia prima del futuro es humana, siempre frágil, ambigua y contradictoria.

La formación de conciencia crítica y protagonismo social es resultado de un proceso pedagógico que intercala los tres tiempos para evitar que nos perdamos en un idealismo cuyo discurso no se adecua a la realidad, o en la mezquindad de un cotidiano que no siempre refleja los valores en nombre de los cuales lo asumimos. Ese es el caso de los militantes supuestamente revolucionarios que hacen de su función de poder un nicho de acomodo burgués y provecho personal. Y ello se aplica al director de la escuela, al obispo de la iglesia, al gerente de la empresa, etc.

Es importante tener siempre presente que nuestro cotidiano transita bajo la hegemonía de un determinado proceso civilizatorio, el de la burguesía europea, y de un único sistema económico globalizado, el capitalista, aunque vivamos en un país socialista.

Por tanto, nuestro tiempo cotidiano debe aspirar a incidir en el tiempo coyuntural para poder modificar el tiempo estructural global. Para eso no bastan los principios teóricos y las prácticas colectivas. Es preciso que a los principios y las prácticas los oriente una ética que tenga en su centro los derechos de los pobres, los oprimidos y los excluidos. Sin esa alteridad amorosa, todo proyecto emancipatorio o revolucionario corre el riesgo de congelarse, aprisionado por sus propias estructuras de poder, emitiendo un discurso desvinculado de la práctica, abriéndole paso a la esquizofrenia de crear en el imaginario colectivo, en nombre de la emancipación, la expectativa de un futuro burgués para cada ciudadano y ciudadana…

Comparados con el tiempo veloz de los aspectos coyunturales y el tiempo aparentemente caótico de lo cotidiano, los cambios estructurales son lentos, procesuales, y solo se pueden evaluar debidamente sus avances cuando se ponen lado a lado las conquistas del presente con los atrasos del pasado.

De la educación individualista a la educación cooperativa

Desde Marx hasta la Teología de la Liberación, todos sabemos que no existirá emancipación plena sin la superación del sistema capitalista. Una educación crítica y liberadora no debe perder de vista esa meta. Debe despertar en los educandos una visión crítica que no se limite a consignas repetitivas, que más que profundizar la razón exacerban la emoción.

Aunque se viva en un país socialista como Cuba, todos estamos sometidos a la hegemonía del pensamiento único neoliberal y de la economía capitalista centrada en la apropiación privada de la riqueza. El neoliberalismo, como un virus que se propaga casi imperceptiblemente, se introduce en los métodos pedagógicos y las teorías científicas, en resumen, en todas las ramas del conocimiento humano. Así, instaura progresivamente ideas y actitudes que fundamentan la ética de las relaciones entre los seres humanos y entre los seres humanos y la naturaleza.

En la lógica neoliberal, la inclusión del individuo como ser social se mide por su inserción en el mercado como productor y consumidor. La posesión de mercancías revestidas de valor determina las relaciones humanas. Es el fetiche que denunciara Marx. Esa inversión de la relación –según la cual la mercancía tiene más valor que la persona humana, y la persona humana es valorizada en la medida en que hace ostentación de mercancías de valor– contamina todo el organismo social, inclusive la educación y la religión, como denunciara el papa Francisco el 22 de diciembre de 2014 al señalar las “15 enfermedades” que corroen a la curia romana.

De ello se deriva una ética perversa que subraya como valores la competitividad, el poder de consumo, los símbolos de riqueza y poder, la supuesta mano invisible del mercado. Esa perversión ética debilita a los organismos que fortalecen a la sociedad civil, como los movimientos sociales, los sindicatos, las asociaciones barriales, las ONG, etc. El patrón que se debe adoptar ya no es el de la alteridad y la solidaridad, sino el del consumismo narcisista y la competitividad.

¿Cómo superar hoy ese patrón de vida capitalista que, si no rige nuestro estatus social, muchas veces predomina en nuestra mentalidad? En eso a la educación le corresponde el papel preponderante. Entre otras cosas, porque la actual coyuntura no es proclive a los cambios estructurales por la vía del “asalto” al aparato del Estado. Eso no significa, como supone cierta parcela de la izquierda, que las revoluciones son hechos irrepetibles del pasado y, por tanto, ya no hay alternativa sino adaptarse al nuevo “determinismo histórico”: la hegemonía del mercado.

La historia demuestra que han ocurrido cambios estructurales significativos sin un “asalto” al Estado, como fueron el paso del esclavismo al feudalismo y del feudalismo al capitalismo. Hoy, una de las armas más poderosas para superar el capitalismo es una educación crítica y cooperativa, capaz de crear nuevos parámetros de conocimiento y promover nuevas praxis emancipadoras.

Es mediante la educación que se moldean las subjetividades que le imprimen significado a los fenómenos sociales. Con frecuencia sucede que se vive un antagonismo entre lo microsocial (pautado por la subjetividad) y lo macrosocial (pautado por las estructuras). En Cuba se encuentra un buen ejemplo: en la década de 1950, un grupo de jóvenes revolucionarios (microsocial) se hizo consciente, gracias a la educación política (subjetividad) de la importancia de modificar la estructura del país (macrosocial). Hoy Cuba es un país de estructura socialista, pero no todos los cubanos disciernen lo que eso significa, y algunos sueñan con disfrutar, bajo el socialismo, de un estilo de vida capitalista (microsocial).

La educación crítica y cooperativa es capaz de superar ese antagonismo al formar protagonistas o militantes que reproduzcan las bases materiales y espirituales del socialismo, cuyo sustento es la solidaridad.

Para ello, es necesario que la educación sepa situar a educadores y educandos en relación con el pasado y el futuro. Ello solo es posible a partir del aquí y el ahora, del presente. Es nuestro modo de pensar y actuar en el presente lo que resignifica nuestra manera de encarar el pasado y el futuro.

La educación tiene el poder necesario para destronar una racionalidad dominante e introducir otra, siempre que no sea meramente teórica y se vincule a procesos efectivos de producción material de la existencia. Resulta siempre oportuno recordar la observación de Marx de que no nos diferenciamos de los animales por nuestra capacidad para pensar (tal vez las abejas, por ejemplo, posean una lógica algebraica más depurada que la nuestra…), sino por la capacidad de reproducir nuestros medios de subsistencia.

Una educación crítica, liberadora, es la que aspira a conquistar la hegemonía mediante el consenso, mediante prácticas efectivas, y no mediante la coerción ideológica. Debe abarcar todas las disciplinas escolares, desde las ciencias exactas hasta la educación física, superando las relaciones fundadas en la economía del intercambio en aras de una economía solidaria, cuya base sea la cooperación.

Todos sabemos que las relaciones mercantilistas influyen en las concepciones de quienes las adoptan o se dejan regir por ellas. Para citar solo algunos ejemplos, esas relaciones acentúan el individualismo e inciden sobre los mecanismos de relacionamiento en el trabajo, la física moderna, la biología darwinista de la sección natural, etc. Ni siquiera la concepción mecanicista del marxismo, que profesaba la fe en un “irrefrenable determinismo histórico” logró escapar de su influencia. Es eso lo que índuce a los educandos a creer que el mercado obedece a una “ley natural”, y que fuera de él no hay alternativa… Es eso lo que nos lleva, literalmente, a torturar a la naturaleza para que nos suministre sus frutos cuanto antes.

Por tanto, debemos preguntarnos, ¿para qué sirve la educación? ¿Para adaptar a los educandos al status quo? ¿Para transmitir el patrimonio cultural de la humanidad como si fuera el resultado de la acción intrépida de héroes y genios? ¿Para formar mano de obra calificada para el mercado de trabajo? ¿Para adiestrar individuos competitivos?

Una educación crítica y solidaria engloba a todos los actores de la institución escolar: los alumnos, los profesores, los funcionarios y las familias de todos ellos. Y trasciende los muros de la escuela para vincularse participativamente con el barrio, la ciudad, el país y el mundo. Las puertas de la escuela permanecen abiertas a los movimientos sociales, los actores políticos, los artistas, los trabajadores. Y la óptica de su proceso pedagógico enfatiza esta verdad que la lógica mercantilista intenta encubrir: los fundamentos de la evolución de la naturaleza y de la historia de la humanidad están mucho más centrados en la cooperación, en la solidaridad, que en la selección natural, la competitividad y la exclusión.

Una educación crítica y cooperativa es deliberadamente contrahegemónica, y procura ubicar el destino de sus educandos en el destino global de la humanidad. El valor de la escuela se evalúa por su capacidad para insertar a los educandos y los educadores en prácticas sociales cooperativas y liberadoras. Por eso es indispensable que la escuela tenga claridad acerca de su proyecto político pedagógico, en torno al cual debe prevalecer el consenso de sus educadores. Sin esa perspectiva, la escuela corre el peligro de convertirse en rehén de la camisa de fuerza de su currículo, como un mero aparato burocrático de reproducción bancaria del saber.

Si queremos atrevernos a reinventar el futuro, debemos comenzar por revolucionar la escuela, transformándola en un espacio cooperativo en el cual convivan la formación intelectual, científica y artística; la formación de conciencia crítica; la formación de protagonistas sociales éticamente comprometidos con los desafíos de construir otros mundos posibles, fundados en la compartición de los bienes de la Tierra y los frutos del trabajo humano.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/educacion-critica-y-protagonismo-cooperativo/

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Abogacía General amenaza a estudiantes brasileños que ocupan escuelas.

América del sur/Brasil/25.10.2016/Autor y Fuente:http://prensa-latina.cu/
 La Abogacía General de la Unión (AGU) amenazó a los estudiantes brasileños que mantienen ocupadas hoy más de un millar de escuelas en protesta contra la retirada de derechos que lleva adelante el gobierno de Michel Temer.

En una nota emitida aquí, la AGU avisó que podría cobrar los perjuicios causados a los cofres públicos en 182 de los planteles tomados, donde los días 5 y 6 de noviembre próximo se aplicará el Examen Nacional de Enseñanza Media (ENEM).

Además, advirtió el órgano, se estudiará el enjuiciamiento de los ocupantes por acciones que hayan podido causar un eventual daño al patrimonio, en caso de que estos se produzcan.

Antes que la AGU, el Ministerio de Educación también amenazó a los ocupantes con suspender la aplicación de la ENEM si no abandonaban la protesta antes del 31 de octubre, una medida que perjudicaría a más de 95 mil estudiantes, y pidió a los institutos federales ocupados identificar a los participantes en las tomas.

Según el coordinador de la Comisión de Infancia y Adolescencia del Consejo de Derechos Humanos de Sao Paulo, Ariel de Castro Alves, la decisión de la AGU tiene como propósito ‘individualizar las conductas y criminalizar a los estudiantes’, señaló la Agencia Brasil.

La víspera, la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) confirmó que ‘en cada rincón del país suman 961 las escuelas e institutos federales tomados, además de 51 universidades’ y convocó a través de las redes sociales al Día nacional de luchas en defensa de la Educación, el próximo 24 de octubre.

El movimiento de ocupación de las instituciones de enseñanza en Brasil solo aumenta, constató la UNE y recordó que esta medida va contra la ‘PEC del congelamiento’ y la MP que ‘deforma’ la enseñanza media.

La Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC 241), enviada al Congreso por Temer para someter al país a un severo ajuste fiscal, limita por 20 años los gastos públicos gubernamentales, lo cual conllevará a la reducción de recursos destinados a la educación y salud, entre otros sectores.

Mientras, la Medida Provisional (MP 746) altera trechos de la Ley de Directrices y Bases de la Educación para adoptar, entre otras cosas, el llamado turno integral y reducir el número de disciplinas obligatorias en ese nivel de educación, que actualmente son 13, eliminando la enseñanza de Artes, Educación Física, Sociología y Filosofía.

El grueso de los planteles de enseñanza secundaria tomados hasta hoy por los estudiantes brasileños se encuentra en el estado de Paraná, que de acuerdo con el movimiento ‘Ocupa Paraná’, suman 850 además de 14 universidades.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=35655&SEO=abogacia-general-amenaza-a-estudiantes-brasilenos-que-ocupan-escuelas
Imagen: http://www.prensa-latina.cu/images/2016/octubre/22/Haiti-elecciones.jpg
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Se impone a un marco general para hablar de la educación como crisis constante.

América del Sur/Argentina/25.10.2016/Autor: Samuel Grillo/Fuente:http://insurgenciamagisterial.com/

Entrevistamos a Eva Da Porta, doctora por la Universidad de Córdoba, acerca de cómo los medios de comunicación influyen en la percepción de la sociedad sobre la calidad de educación.

Docente en la Universidad de Córdoba (UNC), Argentina, e investigadora del fenómeno de la mediatización en escenarios educativos, Eva da Porta nos habla acerca de la influencia de los medios de comunicación en la percepción sobre la calidad de la educación en los centros públicos. Para Da Porta, los medios muchas veces abordan la educación como un espacio deficiente, ineficiente y conflictivo. “Eso hace que ciertos sentidos sobre la educación se hagan parte del sentido común, que es el magma sobre el cual se apoyan luego muchas políticas privatizadoras o represivas sobre los docentes y estudiantes”.

Los medios tienen una gran influencia en la formación de la opinión pública, ¿cómo esto influye en la percepción que se tiene sobre que es una educación de calidad? 

El rol ideológico de los medios está siendo nuevamente analizado. En las últimas décadas se habían abandonado las teorías de la imposición y la manipulación ideológica por miradas más centradas en la interpretación y en la capacidad de las audiencias para elegir e interpretar los mensajes mediáticos. Pero algo ha cambiado también estos años en la forma en que los medios producen ideología. Han aprendido y desarrollado mecanismos de imposición muy potentes, articulándose con otros poderes y diversificando su capacidad de imposición simbólica. Así que hoy estamos revalorizando aquellas ideas de los años 60 y 70, que señalan el poder mediático como uno de los poderes centrales del capitalismo contemporáneo en donde se forma y define la opinión pública.

En ese marco, el campo educativo está expuesto a la forma en que los medios se refieren a las distintas cuestiones educativas, pues en estas sociedades mediatizadas la cosa pública está atravesada por los discursos y debates mediáticos. La educación hoy no puede evitar estar hablada, significada y visibilizada por los medios y en ese sentido está expuesta a las formas en que los medios hacen sus discursos: de un modo fragmentado, centrado en el escándalo y el valor noticia, en ciertos estereotipos y visiones simplificadas de la realidad, en argumentos esquemáticos y también orientados ideológicamente. No hay relato mediático neutral, siempre hay una posición asumida. Aunque la noticia tienda a contarse “objetivamente”, siempre hay recortes, elecciones, valoraciones que encuadran el tema que se cuenta.

La cuestión de la calidad educativa rápidamente se convierte en parte de un argumento esquemático, que opera como todo argumento simplificado y ciertamente estereotipado, dando por supuesto un conjunto de cuestiones asociadas a ese término, que no se discuten y operan como sentido común cada vez que se usa en una noticia o discurso mediático. En este esquema, calidad se opone a cantidad, es decir a la educación masiva, educación pública que busca la cobertura total de la población. De modo que la educación pública comienza a vincularse con la “mala calidad”. Por otro lado y estrechamente vinculado con esto, la calidad se vincula a escuela privada, a los modos educativos que ponen énfasis en la individualidad, el mérito personal y el rendimiento en estándares internacionales. Lo que ocurre es que nunca se explicita claramente qué se entiende por calidad educativa, se la da por comprendida y ese mecanismo es justamente el que esconde cómo el discurso neoliberal se ha apropiado de ese término y lo ha cargado de sentidos todos opuestos a la educación pública garantizada por el Estado más cercana al modelo liberal democrático, aun fuerte en nuestra región, que el neoliberalismo necesita transformar. Para ello su principal carta es la “calidad educativa”, pues nadie se opondría a querer una educación de calidad. Lo que ocurre es que para lograrla es necesario, según el discurso neoliberal, adecuar nuestros sistemas educativos a los estándares y las lógicas del mercado, las empresas y las tecnologías de la evaluación.

Hay sectores que defienden simplemente el éxito en pruebas estandarizadas, mientras los movimientos que actúan por el derecho a la educación defienden un concepto más amplio de educación con calidad. ¿Te parece que los medios tienen peso en este debate? ¿De qué manera influyen en la construcción del concepto de la calidad de la educación en la sociedad?

Las pruebas estandarizadas son también otro de esos sentidos que se imponen sin análisis y que se asocian a la calidad educativa. Además se asocian a una idea esencialista de la educación como si hubiera conocimientos que son valiosos para todas las escuelas, para todos los países y para todos los niños y niñas, de manera que imponiéndoles un mismo sistema de medición sea posible conocer el grado de excelencia educativa de los distintos países. Ese modelo homogeneizador no tiene nada que ver con una perspectiva de derechos, que considera que el acceso y la posibilidad de educarse es un derecho universal, pero no los contenidos ni las modalidades, pues cada contexto, país, comunidad tiene derecho a decidir cuáles son los contenidos que considera significativos. Las pruebas estandarizadas arrasan las diferencias e imponen una misma vara de medición a países que tienen condiciones educativas muy diversas y no homogéneas.

Si claro que los medios inciden en esos debates y como dije antes inciden por cercanía ideológica con el modelo neoliberal y privatista, pero otras veces de un modo casi irreflexivo porque reproducen sin cuestionar el discurso social que surge de algunos “especialistas” y fundaciones cuya función central es ofrecer argumentos simplificados que permitan imponer la lógica del mercado, las mediciones estandarizadas y los rankings como única lógica válida para analizar la realidad educativa. Esos diagnósticos y propuestas se toman como datos de la realidad, no como interpretaciones interesadas de determinados grupos sociales. En ese sentido es muy importante que los y las periodistas evalúen críticamente las fuentes informativas, informes interesados de fundaciones y ciertas estadísticas o recomendaciones interesadas en imponer un modelo de mercado.

A modo de ejemplo, se toma como un dato de la “mala calidad educativa” de un país, los resultados de una encuesta realizada por una de estas fundaciones a empresarios, preguntándoles cómo valoran el nivel educativo con que egresan las y los estudiantes del sistema educativo secundario. Esta operación es grave y se repite en numerosos medios no necesariamente adherentes a un discurso privatizador. No se cuestionan las fuentes, ni los intereses que persiguen estas fundaciones o especialistas que difunden informes negativos sobre la educación pública y que dan “recomendaciones” a los gobiernos de cómo mejorar esas performances, como son las pruebas estandarizadas.

¿Qué impacto tiene esta cobertura? ¿Esto es capaz de crear un ciclo que afecta el proceso educativo, influyendo en las políticas gubernamentales dirigidas a la educación?

La influencia de los medios es múltiple y compleja. Podría decirse que más que imponer directamente las políticas crean el clima favorable para tomas de decisiones en uno o en otro sentido. En líneas generales, los medios son muy críticos de la educación pública, de los docentes y estudiantes que se movilizan en defensa de sus derechos y de la masividad del sistema público. Se impone un marco general para hablar de la educación como en crisis constante, como un espacio deficiente, ineficiente y conflictivo. Eso hace que ciertos sentidos sobre la educación se hagan parte del sentido común y de lo aceptable, que es el magma sobre el cual se apoyan luego muchas políticas privatizadoras o represivas sobre los docentes y estudiantes.

Usted coordinó una investigación sobre las disputas alrededor de la privatización de la educación en los medios de comunicación de la región. ¿Es posible percibir alguna relación entre el abordaje que se le da al público y al privado y la calidad educativa?

En nuestra investigación, que fue comparativa entre cuatro países (Argentina, Chile, México y Ecuador), pudimos encontrar muchas características comunes en los medios de tipo hegemónico. Un enfoque crítico respecto de la educación pública siempre caracterizada como un espacio caótico, sin orden, sin calidad, ineficiente y muchas veces contrario a los intereses de las familias y de los propios niños y niñas. Lo que termina siendo un argumento muy potente porque se pone a los niños como víctimas de la mala calidad del sistema y fundamentalmente de sus docentes, que se preocupan más por defender sus derechos que en que sus estudiantes tomen clases. Ese argumento desconoce que la educación es un derecho que, para ser efectivo, requiere de condiciones mínimas para desarrollarse, por ejemplo docentes bien remuneradas/os. De modo que los argumentos críticos sobre las escuelas públicas toman algún aspecto y lo descontextualizan de la problemática general.

El otro tema que se repite es la crítica al Estado desde esquemas de mercado. De este modo el Estado aparece como ineficiente para “administrar” el sistema. En su lugar se ofrecen modelos mixtos o directamente privatizadores. El otro tema recurrente es la criminalización de la protesta docente y estudiantil. Los paros, demandas y movilizaciones son tratados muchas veces con terminología policial, legal y vinculada al delito, como “los sediciosos”, “los ocupantes ilegales”, “los violentos” para referirse a estudiantes o maestras/os en lucha.

De manera general, se observa que en la cobertura mediática sobre la educación se toma en cuenta la opinión de representantes del poder público, las y los llamadas/os “expertas/os” y, cada vez más, representantes del sector privado. Poca expresión tienen las y los estudiantes y docentes. ¿Cómo hacer para que la voz de la comunidad educativa esté más presente?

Ese punto es central cuando nos preguntamos no solo cómo tratan los temas educativos los medios, si no quienes son las voces autorizadas que hablan en los medios, a quienes consultan. En nuestra investigación, apareció con mucha claridad que estudiantes y docentes son “habladas/os” por otros, que son escasas las posibilidades que tienen de hablar y dar testimonio en primera persona. Cuando lo hacen, los medios los ponen en tono genérico “maestro huelguista”, “estudiante movilizado”, sin darle un reconocimiento y legitimidad a su palabra. Frente a esto, los que aparecen como enunciadores autorizados son algunos funcionarios políticos cuyas palabras no son cuestionadas y son tomadas como “los hechos”, y fundamentalmente la voz de ciertos especialistas de fundaciones o universidades privadas, cuya trayectoria intelectual no suele ser reconocida.

Sin embargo se auto instituyen como autoridades o especialistas en temas específicos (calidad educativa, financiamiento educativo, fracaso escolar, bullying o educación autosustentable) que dan datos e interpretaciones de la realidad desde un saber técnico que parece a-ideológico, pero que si se rastrea lo que está más allá, quienes financian esa investigación, las preguntas que se hacen, los métodos para obtener la información, claramente aparecen los intereses por imponer un modelo neoliberal y privatizador.

Las y los docentes e investigadoras/es de los sistemas públicos son escasamente consultadas/os como expertas/os, y en su lugar aparecen fundaciones, coaliciones o grupos de empresarias/os e intelectuales preocupadas/os por la educación, que son los que ofrecen regularmente informes caóticos sobre la educación pública que terminan siendo tomados por los medios como noticia, como la realidad misma.

¿Qué se puede hacer para cambiar el enfoque en las noticias, generando discusiones sobre cómo construir un sistema público de educación fortalecido y de calidad? ¿Los medios están dispuestos a hacer ese cambio?

Los medios siguen la lógica de la noticia. Lo que no entre en esa dinámica queda en los márgenes, lo que no pueda llamar la atención de las/os destinatarios se descarta. En ese sentido es importante disputar la agenda de los medios. Generar información, noticias, informes, que los medios puedan tomar como noticia por algunos motivos. Eso es importante, también es importante debatir, desnaturalizar lo que aparece como “la realidad educativa”, mostrar que solo son argumentos y que se pueden ver los hechos desde otro lugar. Es importante establecer diálogo con periodistas y comunicadoras/es sensibles a la problemática, y desarrollar algún tipo de formación u orientación para ellas/os del mismo modo que se hace respecto de cuestiones como violencia de género o delito e infancia. Ofrecerles otros argumentos, otras formas de analizar los problemas educativos, mostrar la falacia escondida atrás de esos informes de especialistas que no transparentan sus verdaderas intenciones, y apuntar a que estudiantes y docentes, cuando entrevistadas/os, puedan desarticular la lógica que los estigmatiza y los criminaliza.

A su vez potenciar los numerosos medios de tipo progresista y alternativo que en estos últimos tiempos han crecido a la luz del desarrollo de las redes. Estos medios tienen otros enfoques sobre educación, les dan voz a actores educativos excluidos de los grandes medios y fundamentalmente se posicionan frente a la educación como un derecho. Este es un fenómeno notable que también hemos podido constatar en nuestra investigación. Estos hallazgos siguen la idea que plantea Manuel Castells, quien señala que cuando hay una alianza fuerte entre modelo político y discurso de los medios dominantes, las redes son el espacio para expresar el malestar y expresar los temas que quedan excluidos de esos espacios hegemónicos.

¿En qué medida la percepción de la “mala calidad” en las escuelas públicas debilita el sistema educativo público? ¿Qué recomendaciones haría para las organizaciones de la sociedad civil que quieren influir en los medios de comunicación desde una perspectiva de los derechos humanos y del fortalecimiento de la educación pública?

En primer lugar es importante reconocer que más allá de los medios, la educación pública en nuestros países es aún muy valorada y defendida cuando es atacada. El tema es que este tipo de operatoria es sutil. Cuando solo se publica en un medio durante un mes el modo en que las universidades y las escuelas se “destruyen” en una medida de fuerza, como un paro docente o una toma estudiantil, la imagen de deterioro y desidia se terminan imponiendo por sobre la de defensa de derechos, que es la razón que hace que un docente o un estudiante deje de cumplir sus roles cotidianos y decida una medida de este tipo.

Frente a esa imagen de deterioro es importante que las organizaciones educativas hagan públicas estas demandas y comuniquen no solo las demandas, si no también los resultados, los hallazgos, los “éxitos” de la educación pública, no en términos de mercado si no en términos de lo que la propia organización se propone a verificar. Por ejemplo alfabetizar a un grupo de mujeres migrantes, recuperar técnicas artesanales ancestrales o lograr que las y los estudiantes desarrollen procesos creativos en las escuelas. Es importante que estas ideas puedan acceder a la agenda pública. De igual modo es importante diseñar una estrategia comunicacional cuando se va a realizar una medida de fuerza, para no dejar que los medios armen la noticia con los estereotipos repetidos infinitas veces. Es importante decidir quiénes van a hablar a los medios, qué van a decir y dónde pondrán los énfasis en sus discursos.

A su vez, es importante la articulación y el trabajo en red entre las organizaciones para potenciar los medios alternativos, los observatorios y todos aquellos espacios mediáticos que potencien una perspectiva de derechos y no naturalicen la lógica de mercado que hoy se impone de modo sutil y silencioso.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/se-impone-un-marco-general-para-hablar-de-la-educacion-como-en-crisis-constante/

Imagen: http://mirador.org.bo/wp-content/uploads/2016/04/04-05-16-An1-448×270.jpg

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Estudiantes brasileños continúan toma de casi mil escuelas.

América del Sur/Brasil/25.10.2016/Autor y Fuente:http://www.telesurtv.net/
Unas 835 escuelas y 14 universidades albergan manifestaciones estudiantiles en oposición al decreto de reforma de la enseñanza.
Estudiantes de Paraná, estado del sur de Brasil, ocuparon casi mil escuelas para manifestar su oposición a la enmienda constitucional que congelaría los gastos sociales y el decreto de reforma de la enseñanza.

La mayoría de las instituciones educativas tomadas por los alumnos para protestar en contra de la enmienda constitucional están ubicadas en Paraná, en total, según el movimiento «Ocupa Paraná», son 835 escuelas y 14 universidades.

las acciones de protestas comenzaron el 22 de septiembre para expresar repudio a la Medida Provisoria (MP) 746, que busca introducir una reforma en la enseñanza de educación media, y se intensificaron cuando la Cámara de Diputados aprobó la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC 241) que tiene como finalidad detener durante 20 años los gastos en educación y salud.

Con esta reforma se verá afectado el llamado turno integral. Asimismo, fomenta la reducción de las disciplinas obligatorias en ese nivel de educación e implicaría la eliminación de materias como artes, educación física, sociología y filosofía.

Para la representante del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), Jandira Feghali, eliminar disciplinas como la filosofía, sociología, educación física y artes significa «un retroceso profundo» que debe impedirse.

Fuente: http://www.telesurtv.net/news/Estudiantes-brasilenos-continuan-toma-de-casi-mil-escuelas-20161021-0015.html

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http://www.telesurtv.net/__export/1477061047905/sites/telesur/img/multimedia/2016/10/21/brasil_r.jpg_1718483347.jpg

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La pedagogía hospitalaria en Chile

América del Sur/Chile/25 de octubre de 2016/Fuente y autor: el mostrador/Tatiana Díaz

A partir del año 1999, el Ministerio de Educación de Chile reconoce formalmente a la pedagogía hospitalaria como un servicio educativo provisto a través de aulas y escuelas alojadas en centros hospitalarios en distintas regiones de nuestro país. Si bien temporalmente este hito es bastante reciente, apenas 17 años, lo cierto es que la pedagogía hospitalaria surge en Chile en la década de los 60 en la ciudad de Concepción.

Los principios que iluminan a la pedagogía hospitalaria se enraízan directamente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Convención de los Derechos del Niño, ello toda vez que la educación es reconocida como un derecho inalienable, el que sin embargo se ve vulnerado cuando un niño, niña o joven que se encuentra afectado por una situación de enfermedad, se ve impedido de asistir a una escuela regular.

La pedagogía hospitalaria entonces es el medio que permite garantizar el derecho a la educación, y aunque ella ha estado generalmente poco visibilizada, el esfuerzo desplegado por los profesionales que se desempeñan en este contexto educativo ha dado sus frutos. Así, por ejemplo, hoy en nuestro país existen más de 40 escuelas y aulas hospitalarias distribuidas entre Copiapó y Castro; la mayoría de ellas pertenecen a entidades privadas orientadas a entregar servicios educativos a menores en edad estudiantil que se encuentran aquejados por alguna enfermedad, entre las que se cuentan la Fundación Carolina Labra Riquelme, La Fundación Nuestros Hijos o COANIQUEM. Solo un bajo número de estas escuelas o aulas está entregado a la administración Municipal.

La pedagogía hospitalaria no solo intenta evitar la deserción del sistema escolar de los estudiantes sino que también contribuye significativamente a conservar elementos básicos presentes en la vida de todo niño, niña o joven, tales como seguir participando del proceso formativo escolar, junto con el proceso de socialización con sus pares.

Lo  anterior no solo tiene un efecto educativo sino también terapéutico, toda vez que percibir que una enfermedad no ha logrado interrumpir “la normalidad de la vida” ayuda, al mismo tiempo, a fortalecer la dimensión emocional de estos estudiantes, como asimismo  la de su núcleo familiar más cercano.

Debido a la diversidad de efectos de una patología en la vida y condición de salud de un estudiante, la modalidad de atención de estas escuelas y aulas debe ser flexible y adaptarse a las circunstancias por las que atraviesa el paciente-estudiante. Es por ello que estas modalidades de atención van desde la  atención en el aula escolar ubicada en el centro hospitalario, la atención en la sala de hospitalización o, bien,  atención domiciliaria, en el caso de aquellos menores que transitan su situación de enfermedad en su hogar.

Hoy, por ejemplo, se requiere urgentemente de normas y orientaciones precisas para lograr una  articulación entre las escuelas y aulas hospitalarias y las escuelas regulares de origen o de destino de los estudiantes; de parte del mundo académico y las universidades se necesita el desarrollo de más investigación educativa y de la formación de profesionales del área de la salud y la educación  con competencias pertinentes para desempeñarse en este contexto educativo o, bien, para articularse desde la escuela regular con el mismo.

En este trayecto, las escuelas y aulas hospitalarias chilenas no han trabajado solas, sino que se han agrupado entre sí y con otras entidades con experiencias similares más allá de las fronteras de nuestro país.  Así, por ejemplo, la Red Latinoamericana y del Caribe para la Educación Hospitalaria, REDLACEH, agrupa a distintas entidades de nuestro continente preocupadas por esta realidad educativa.

Por estos días REDLACEH cumple ya 10 años y los celebra con su “Tercer Congreso por el Derecho a la Educación de Niños, Niñas y Jóvenes Hospitalizados o en Situación de Enfermedad”. Esta actividad es especial, no solo por el cumplimiento de una primera década de trabajo sistemático sino también por la convocatoria que se ha logrado de una serie de entidades estatales  de varios países de la región, como Chile, Argentina, Brasil, Perú, Uruguay, Venezuela y México, aglutinando con ello al menos las voluntades políticas de dar prioridad al desarrollo de la Pedagogía Hospitalaria en las próximas políticas públicas de sus respectivos países. Esto, porque la Pedagogía Hospitalaria no solo es una alianza transdiciplinaria estratégica entre salud y educación sino también es un deber ético que demanda decididamente mayor preocupación desde distintas dimensiones.

Por parte del Estado y sus respectivos gobiernos hoy, por ejemplo, se requiere urgentemente de normas y orientaciones precisas para lograr una  articulación entre las escuelas y aulas hospitalarias y las escuelas regulares de origen o de destino de los estudiantes; de parte del mundo académico y las universidades se necesita el desarrollo de más investigación educativa y de la formación de profesionales del área de la salud y la educación  con competencias pertinentes para desempeñarse en este contexto educativo o, bien, para articularse desde la escuela regular con el mismo.

En un contexto nacional, en el que se discute el proyecto de reforma a la educación superior, y en el que distintas universidades pretenden arrogarse una vocación por temas públicos, lo cierto es que pocas casas de estudio han mostrado real preocupación por este tema. Una excepción a la regla es la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, ex Instituto Pedagógico, entidad estatal, sin fines de lucro, formadora de profesores y de kinesiólogos que desde el año 2000 a la fecha ha desarrollado alrededor de 25 estudios focalizados en el ámbito de la Pedagogía Hospitalaria, y cuyos hallazgos han logrado nutrir a la formación de profesionales de esta casa de estudios.

Sin embargo, esta universidad, así como otras 17, siguen esperando que el Estado deje atrás su actitud dubitativa frente a la reforma en educación superior y  se decida a darles a las casas de estudio que le pertenecen el apoyo (léase financiamiento) requerido  para ejercer en propiedad su rol de Universidades Públicas.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/10/21/la-pedagogia-hospitalaria-en-chile/

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Argentina: Decepcionante, aumentó la inversión en educación pero el aprendizaje decreció

América del Sur/Argentina/25 de octubre de 2016/Fuente: urgente24

¿Por qué son importantes las pruebas educativas? Pues, la educación no es solo cuestión de dinero. Ocurre que si bien la inversión creció en esa área, se comprobó que la calidad empeoró, al punto que más de la mitad de los jóvenes no tiene capacidades de lectura. Por ello, más que seguir aumentando el presupuesto educativo, se hacen necesarios y urgentes otros cambios.

La aplicación de pruebas educativas motorizó polémicas a pesar de que se trata de una herramienta de uso habitual en otros países al permitir una mejor definición de las políticas. Entre las evidencias que explicitan estas mediciones aparece que mientras la inversión en educación aumentó, el aprendizaje de los alumnos decreció. Esto demuestra que, más prioritario que seguir aumentando el presupuesto educativo, es cambiar los estilos de gestión de las escuelas.

Se realizó una jornada nacional de evaluación de la calidad educativa para todos los alumnos de 6° grado de la primaria y del último año de la secundaria y una muestra representativa de los alumnos en los niveles intermedios. El objetivo es conocer el funcionamiento del sistema educativo en base a logros y desafíos pendientes de aprendizajes, así como de los factores que inciden en el proceso educativo. De esta manera, se podrá tomar decisiones de política educativa más pertinentes.

Grupos de sindicatos docentes, padres y alumnos plantearon resistencia a la idea de evaluar aprendizajes. Si bien no tuvieron incidencia decisiva, resulta paradójico que se cuestione una herramienta que es de rutina en otros países y que en la Argentina se viene aplicando desde hace muchos años.

Dado que existe un amplio consenso sobre la importancia de la educación, los esfuerzos no deberían malgastarse en cuestionar las evaluaciones sino en maximizar su uso para mejorarla. En este sentido, es muy importante observar la correspondencia entre lo que se invierte en educación y los resultados que se obtienen. Según datos del Ministerio de Educación y la prueba PISA de la OECD surge que en Argentina:  

– La inversión pública en educación básica (inicial, primaria y secundaria) en el año 2000 ascendía a 3,6% del Producto Bruto Interno (PBI).

– Este indicador en el año 2012 aumentó al 4,4% del PBI.

– En el mismo período (2000 – 2012), el porcentaje de jóvenes de 15 años de edad que tiene capacidades insuficientes de lectura creció desde 44% a 54%.

Estos datos muestran que se asignaron crecientes recursos públicos a educación pero los resultados fueron decepcionantes. Que la inversión crezca por encima del PBI significa que la educación se priorizó por sobre otras finalidades. Sin embargo, la calidad empeoró, al punto que más de la mitad de los jóvenes no tiene capacidades de lectura. Así como resulta positivo que la sociedad reconozca el valor de la educación, y esto se plasme en ingentes recursos para su financiamiento, resulta muy desalentador que este esfuerzo de inversión no se plasme en mayores niveles de aprendizajes de los alumnos.

Un factor que explica estos resultados es que una parte importante del mayor gasto en educación se volcó a una masiva contratación de docentes sin dirigir esos recursos a mejorar la calidad de la enseñanza. Desde el año 2006, cuando se sanciona la actual Ley de Educación Nacional, hasta el año 2015 la cantidad de cargos docentes al frente de alumnos creció un 26%, mientras que la matricula en escuelas estatales creció apenas un 2%. Actualmente, hay 1 cargo docente al frente de alumno por cada 15 alumnos matriculados en las escuelas estatales. La abundancia de docentes poco capacitados y motivados no favorece los aprendizajes. Por eso, en lugar de polemizar sobre la conveniencia de aplicar las pruebas se debería profundizar el análisis de sus resultados para delinear las reformas que hacen falta en los estilos de gestión de las escuelas a fin de mejorar la calidad.

Otro punto clave es clarificar los roles de cada jurisdicción. Tan positivo es que la Nación impulse la evaluación educativa como negativo que avance sobre funciones de las provincias. Que la Nación se aboque a construir o mejorar escuelas, definir salarios y pagar parte de ellos, o comprar y distribuir material didáctico es una modalidad retrógrada e ineficiente. Con este manejo centralizado, se promueve la mala asignación de recursos. Se incentiva la discrecionalidad y se legitima que los funcionarios locales se desentiendan de los problemas sustantivos. Viajar a Buenos Aires, para congraciarse con los funcionarios nacionales a los fines de conseguir “ayudas”, pasa a ser tanto o más importante que destinar esfuerzos a mejorar la calidad de la gestión local.

Las evidencias sobre la falta de correlación entre inversión en educación y aprendizajes de los alumnos son contundentes y sugerentes. En lugar de  seguir bregando por aumentar los presupuestos públicos, la meta más prioritaria y desafiante es introducir reglas que lleven a un mejor uso de los recursos educativos existentes.        

Fuente: http://www.urgente24.com/258037-decepcionante-aumento-la-inversion-en-educacion-pero-el-aprendizaje-decrecio

Imagen: cdn.urgente24.com/sites/default/files/notas/2016/10/24/aprender.jpg

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ONU: La educación debe constituir los cimientos de las ciudades sostenibles

América del Sur/Ecuador/25 de octubre de 2016/Fuente: www.ei-ie.org

El acuerdo Hábitat III en la Nueva Agenda Urbana reconoce la estrecha relación que existe entre la urbanización sostenible y la educación para todos.

En Quito, Ecuador, las Naciones Unidas han adoptado un nuevo acuerdo sobre ciudades inclusivas. Titulado “Hábitat III”, el acuerdo se centra en intentar conseguir que las ciudades sean inclusivas, resilientes, seguras, sostenibles y participativas. De manera considerable, comprende referencias que ponen de relieve la fuerte relación que existe entre la educación de calidad y la planificación de mejores ciudades.

El acuerdo se concluyó en las Conferencias de la ONU sobre Vivienda (Hábitat), que tuvieron lugar del 17 al 20 de octubre. Estas conferencias se llevan a cabo en un ciclo bi-decenal (1976, 1996 y 2016). La conferencia Hábitat III se diseñó con el propósito de fortalecer el compromiso global con la urbanización sostenible y de centrarse en la implementación de una Nueva Agenda Urbana. Además, es una de las primeras cumbres mundiales de las Naciones Unidas que se celebra tras la adopción de la Agenda de Desarrollo post-2015.

Desafíos

La cumbre tiene lugar en el contexto del desafío sin precedentes que plantea la urbanización. Se estima que a mediados de este siglo, cuatro de cada cinco personas vivirá en pueblos y ciudades. Durante las dos últimas décadas, se han incrementado tendencias nocivas, como el deterioro de la biosfera de la Tierra, o el aumento de la pobreza y la desigualdad social. Y todo esto ha ocurrido a pesar de los esfuerzos realizados para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y la agenda de desarrollo global y anti-pobreza 2000-2015.

En la nueva Agenda de Desarrollo Sostenible, aprobada por la ONU en 2015, la educación ha sido reconocida como un elemento esencial a la hora de abordar cuestiones medioambientales y de sostenibilidad, y de garantizar el bienestar humano. «Un nivel educativo más elevado ayuda a transformar vidas reduciendo la pobreza, mejorando los resultados de salud, fomentando la tecnología y aumentando la cohesión social», según la UNESCO.

El papel de la educación

El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEMR, por sus siglas en inglés) ha dedicado Place, uno de sus capítulos de 2016, a la relación entre la educación y la urbanización. Placeafirma que la transformación que se necesita para obtener un planeta más limpio y ecológico requiere «un pensamiento integrador, innovador y creativo, que sea cultivado conjuntamente por las escuelas, los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y las empresas. Tal colaboración reivindica una educación que transcienda la mera transferencia de conocimientos y comportamientos deseables, centrándose en múltiples perspectivas – económica, ecológica, ambiental y sociocultural – y creando ciudadanos empoderados, críticos, concienciados y competentes».

De acuerdo con el texto GEMR, la educación puede contribuir a la realización de nuevas formas de ciudadanía, de un espíritu emprendedor y una gobernanza que se centren en el bienestar actual y futuro de las personas y del planeta.

Contribución a la gestión urbana

Placealega que las ciudades son motores de innovación y crecimiento basado en el conocimiento. A la inversa, la educación influye en las ciudades y resulta primordial para sacar plenamente partido de su capital físico y social. El capítulo proporciona datos que sostienen que la educación puede tener repercusiones positivas, tales como la reducción de la delincuencia, y ser utilizada en una buena planificación urbana fomentando el transporte sostenible, por ejemplo. Al mismo tiempo, las ciudades se caracterizan por la desigualdad masiva, también en el ámbito de la educación, lo cual puede potenciar la desilusión, el descontento y, en ocasiones, la violencia. La educación debe ser considerada como un elemento decisivo de la gobernanza urbana y las medidas de planificación, con el fin de garantizar que las oportunidades de urbanización superen los desafíos y se conviertan en ciudades más inclusivas, sostenibles desde un punto de vista medioambiental y prósperas.

Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/news/news_details/4148

Imagen: www.nauticalnewstoday.com/wp-content/uploads/2014/04/city-abu_dhabi-1.jpg

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