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Chile: 600 académicos exigen restituir rol de las universidades estatales en la reforma a la Educación Superior

El Mostrador/20 de mayo de 2016

“Los firmantes, académicos y académicas de instituciones estatales de educación superior en Chile, se hacen el deber de demandar al Gobierno y al Parlamento la creación de una política de Estado que restituya el valor asignado a un sistema nacional de educación pública”, señala la misiva que además advierte que los profesores de los planteles estatales ven “con preocupación que con la aparente reforma y sus marcos normativos asociados, lejos de fortalecer un sistema público de educación superior se termine por profundizar el modelo vigente de mercado”.

Hasta La Moneda llegaron cerca de 30 representantes de académicos y académicas de las universidades estatales para entregar una carta a la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, en la que exponen sus exigencias respecto a la reforma a la Educación Superior, cuya puesta en marcha se espera sea anunciada este 21 de mayo en la cuenta pública del Ejecutivo.

“Los firmantes, académicos y académicas de instituciones estatales de educación superior en Chile, se hacen el deber de demandar al Gobierno y al Parlamento la creación de una política de Estado que restituya el valor asignado a un sistema nacional de educación pública”, señala la misiva que además advierte que los profesores de los planteles estatales ven “con preocupación que con la aparente reforma y sus marcos normativos asociados, lejos de fortalecer un sistema público de educación superior se termine por profundizar el modelo vigente de mercado”.

En representación de los más de 600 académicos y académicas de las 18 universidades estatales de todo Chile que han adherido a esta carta, encabezaron su entrega Roberto Aceituno de la U. de Chile; Diamela Eltit de la U. Técnica Metropolitana;  Naín Nómez de la U. de Santiago de Chile -quienes llegaron hasta La Moneda-; Óscar Barrientos de la Universidad de Magallanes; y Sergio González,  de la Universidad Arturo Prat.

Ellos presentaron los cuatro propuestas centrales que son el aporte diferencial de las instituciones de educación superior dependientes del Estado en el desarrollo de una política y cultura educativas vinculadas a la calidad y pertinencia de sus propuestas formativas, de su aporte a la generación de conocimiento, de su incidencia en el desarrollo de política pública; la necesidad de establecer condiciones basales de financiamiento estatal a dichas instituciones; la obligación de constituir un sistema nacional de educación superior –universidades, centros de educación técnica– que supere el centralismo; y el imperativo ético, y por lo tanto político, de inscribir la reforma del sistema de educación superior en un horizonte que valorice sustancialmente el rol del Estado.

Para el profesor Roberto Aceituno, “hasta ahora la discusión se ha centrado en el tema de la gratuidad, pero nosotros pensamos que el problema de fondo no es solamente este, sino que tiene que ver con la creación de un sistema nacional de educación superior que se defina de entrada como un sistema al servicio de las necesidades sociales y culturales de Chile. Ese propósito no puede ser cumplido a partir de iniciativas particulares, y tiene que ser representado por instituciones del Estado”.

Es por ello que, señaló, la necesidad de cambiar el sistema de educación superior en Chile es un propósito que está siendo llevado a cabo por distintas instancias, como el Cruch, el Cuech y el movimiento estudiantil, por lo que “en este momento los académicos de universidades del Estado se suman a esas iniciativas con el fin de ofrecer una posición más clara todavía respecto a una parte del problema que no ha sido visibilizado completamente”.

De la UTEM, la profesora Diamela Eltit manifestó que esta iniciativa busca mejores condiciones para las universidades estatales, “que son las que tienen que liderar este proceso para reformular la educación chilena que está en un profundo estado de crisis”.

El profesor de la USACH Naín Nómez, destacó que con este gesto “estamos asumiendo la voz de una gran cantidad de académicos y estudiantes que sienten que durante muchos años las universidades del Estado han sido dejadas de lado (…) en aras de un sistema neoliberal y de libre mercado”.

Los académicos de las universidades estatales continuarán realizando actividades en el marco del proceso que dará sentido a la reforma a la Educación Superior, las que se sumarán a esta carta que aún se encuentra abierta para quienes deseen adherir a ella.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2016/05/19/600-academicos-exigen-restituir-rol-de-las-universidades-estatales-en-la-reforma-a-la-educacion-superior/

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La Educación Popular en clave de debate

Claudia Korol

La educación popular nació en Nuestramérica como pedagogía de “los oprimidos”, que comprendiendo las razones de su opresión se organizan para enfrentar a la explotación capitalista e imperialista. Al caminar se volvió también pedagogía de “las oprimidas” y de quienes, sintiéndose vulneradxs por el patriarcado, enfrentan su dominación; y se entrelazó como pedagogía de la descolonización cultural, con las experiencias diversas de más de cinco siglos de resistencia indígena, negra y popular.

En la marcha, frente a los intentos de disolución de su sentido subversivo, tuvo que aprender a ser –una y otra vez- pedagogía de los y las de abajo, e insubordinación frente a las instituciones que ponen chaleco de fuerza a los procesos transformadores.

En Argentina, una parte significativa de la energía desatada en el 2001, parece acorralada actualmente en discursos en los cuales un recorte de las superganancias de los sectores oligárquicos es presentado como la “reforma agraria”; o los planes asistencialistas como “redistribución de la riqueza”. Los gestos simbólicos –después de décadas de oscuridad- tienen una luz enceguecedora, que dificulta el análisis de los cambios reales en las relaciones de fuerzas, de los reagrupamientos en el poder, o de los desafíos a las políticas capitalistas y patriarcales hegemónicas. La división y cooptación de los movimientos populares se acompaña del secuestro del lenguaje, de las palabras, e incluso de los sueños. Sin embargo, seguimos soñando un mundo diferente, humanizado por nuestras acciones. Pero como no nos gusta soñar sin actuar para ver el sueño realizado, revisamos una y otra vez críticamente nuestras prácticas y creencias sobre las mismas, volvemos sobre nuestros propios pasos.

El siglo 21 desde América Latina

El sistema capitalista en nuestro continente es –como el patriarcado y el racismo- producto de siglos de colonialismo y neocolonialismo. En este momento en que su crisis se agrava en todas las dimensiones (es crisis económica, financiera, alimentaria, energética, política, cultural) a nivel mundial, se refuerzan los mecanismos de salvataje de su “prestigio” y sobre todo, de sus desmedidas ganancias. Al mismo tiempo, se multiplican los discursos fundamentalistas religiosos y políticos que tienden a legitimar la dominación a través de la imposición de una cultura que justifica la exclusión y estigmatización del “otro”, del “diferente”.
El continente es pensado desde una voz principal, a partir de un sujeto hegemónico: blanco, burgués, masculino, urbano, heterosexual. El resto -la mayoría- es el otro: bárbaro, primitivo, negro, indio, mujer, homosexual, pobre, extranjero; y como tal es subalterno, es negado, es desvalorizado. La cultura de los violentos vencedores se vuelve dominación, pero también sentido común entre los vencidos y vencidas. Esto explica la colonización no sólo como ideología del poder, sino como legitimación del mismo en los cuerpos, ideas, sentimientos, sentidos y acciones de los colonizados y colonizadas.

La formación de militantes, en este contexto, se encuentra obligada a desafiar a la cultura hegemónica que atraviesa y modela -a través de los grandes medios de comunicación, las religiones, las prácticas políticas clientelares, la escuela pública en liquidación-, la subjetividad y los imaginarios populares, especialmente de los sectores más vulnerables.

Pero también es necesario cuestionar a las culturas que se proponen ser contrahegemónicas, discutiendo su eficacia. La posmodernidad progresista, acentuando las dimensiones fragmentarias de la creación popular, proponiendo la lógica del acontecimiento, de la situación, de los micropoderes… debilita los esfuerzos para la articulación de un pensamiento y una práctica que puedan derrotar a un enemigo globalizado y poderoso. Por otra parte, las formaciones dogmáticas de las izquierdas, que intentan encerrar en unas pocas categorías predominantemente económicas la riqueza de la existencia social y de las posibilidades de lucha cultural, favorecen la fragmentación. Unos y otros, posmodernxs y dogmáticxs, resultan altamente funcionales a los mecanismos culturales de la hegemonía dominante.

Desde las corrientes dogmáticas, el diálogo con culturas originarias o con las corrientes feministas, son consideradas como parte de las lógicas “posmodernas”. Se acusa a quienes sostenemos la necesidad de este diálogo, de complicidad con los procesos de fragmentación del sujeto popular promovidos por la cultura posmoderna. Sin embargo, en nuestra experiencia, las posiciones dogmáticas lejos de contribuir a superar esa fragmentación, la estimulan, al dejar fuera del proceso de articulación del sujeto a un conjunto de experiencias que consideran “secundarias”.

Es imprescindible reconocer las múltiples dinámicas de la dominación, para aportar al proceso complejo de creación de un bloque popular contrahegemónico, y para debatir el carácter y la metodología de las propuestas de formación política que actúen como dimensión pedagógica de esa creación. Los actuales momentos de fragmentación social tienen en su base material la desarticulación de las clases y sectores sociales, como resultado de la flexibilización y precarización laboral, la desindustrialización, el despoblamiento del campo, y por el retroceso en los niveles de conciencia social producido por la dictadura primero, así como por el fuerte impacto de la cultura neoliberal, patriarcal, heteronormativa, en los movimientos populares.

Las urgencias de la sobrevivencia generan formas de militancia basadas en el pragmatismo y en el cortoplacismo, que estimulan la manera efímera de constitución y desarticulación sucesiva de los agrupamientos de hombres y mujeres agredidos por el sistema, que no alcanzan a volverse sujetos políticos en la vivencia cotidiana de la inmediatez. Estas concepciones llevan al desprecio por la teoría, a la acentuación de la ruptura entre teorías y prácticas, a la limitación a procesos acotados de “capacitación” pero no de formación, a la subordinación ideológica a las diversas “modas” que se van renovando desde las usinas de la producción cultural hegemónica.

¿Qué pasa con la Educación Popular?

En la última década se ha producido una multiplicación de experiencias que se reconocen como de educación popular. Desde aquellas que pretenden -aun con dificultades- seguir siendo pedagogía de los oprimidos y oprimidas, pedagogía revolucionaria, y aquellas que han disociado las dinámicas y algunas técnicas participativas de la propuesta liberadora, y tienden a utilizarlas para instituir en su nombre un espacio de contención social con una fuerte marca de asistencialismo, gobernabilidad, y de inclusión subordinada en la dominación.

En la experiencia colectiva que venimos realizando desde Pañuelos en Rebeldía, intentamos recrear cotidianamente una pedagogía emancipatoria, a la que concebimos como una dimensión específica de los procesos organizativos y de lucha de las fuerzas populares y revolucionarias.

Intentamos que sea una pedagogía de la rebeldía, de la esperanza, de la libertad. Una pedagogía que tiene en su horizonte el socialismo –no como calco ni copia, sino como creación heroica de los pueblos (tal como lo concebía José Carlos Mariátegui)-. La entendemos por lo tanto en clave de revolución permanente, de desafío a las opresiones, de proceso y de proyecto libertario de los y las de abajo.

Desde Pañuelos en Rebeldía participamos en experiencias de recuperación del trabajo –con la modalidad de fábricas sin patrones, de cooperativas, de emprendimientos sociales-, en experiencias de salud comunitaria –que se realizan simultáneamente con la socialización de saberes ancestrales-, en propuestas de recreación y comunicación popular que se alejan del pasatismo promovido por los grandes medios de comunicación. También somos parte de las batallas de defensa de los bienes comunes, de los territorios, del medio ambiente, frente a las políticas depredadoras y expropiatorias del capital. Junto a las mujeres y a los colectivos de la diversidad sexual desafiamos el avasallamiento de nuestros cuerpos, de nuestras subjetividades, de nuestra sexualidad realizado sistemáticamente por el machismo y por la heteronormatividad impuestos violentamente por la cultura patriarcal.

Trataremos ahora de explicitar un poco más algunos elementos de nuestra propuesta y de nuestra experiencia:

– Concebimos a la Educación Popular como pedagogía de los oprimidos y oprimidas, y no como pedagogía para los oprimidos y oprimidas. A nuestro entender, el sujeto de la educación popular está constituido fundamentalmente por los movimientos populares que se organizan en procesos de resistencia, y que conciben a la educación como una de sus dimensiones organizativas. El sujeto no son lxs educadorxs que pretenden “iluminar” con sus teorías revolucionarias a lxs sectores populares, ni siquiera lxs educandxs de manera aislada, sino los sectores populares que –con o sin ayuda de educadorxs externos al movimiento- se preparan en diferentes terrenos para hacer sus luchas más eficaces. Entender la Educación Popular como pedagogía de los oprimidos y oprimidas, significa afirmar el protagonismo del sujeto popular en la creación histórica revolucionaria.

– Es pedagogía de la rebeldía frente al sistema y no de la adaptación al mismo. Esta posición está en polémica con quienes realizan prácticas que tienen fuertes componentes de asistencialismo y clientelismo, promovidas fundamentalmente desde algunos espacios gubernamentales, ONGs e Iglesias, con el objetivo de “contener” y de “adaptar” a los sectores sociales excluidos, en una inclusión subordinada. Es una contención que funciona en clave de disciplinamiento: se trata de “contener” en el corralito de las políticas de sobrevivencia, reduciéndose la formación -por lo general- a propuestas de “entrenamiento” en algunos saberes necesarios para no morir. Estas “capacitaciones” en proyectos productivos del circuito asistencial, no sólo van dando legitimidad a ese circuito; también son mecanismos de multiplicación de la explotación, de la extracción de plusvalía, e incluso de “autoexplotación”.

En la mayoría de los casos, los mismos educadores y educadoras están precarizados, con lo que se va creando un “acostumbramiento” a la idea de sobrevivir de cualquier manera, perdiendo los derechos sociales conquistados por los trabajadores y trabajadoras, y se legitima una concepción de la educación en la que se fragmentan los saberes hasta el punto de decidirse de manera pragmática cuáles deben ser “transmitidos” y cuáles “no son necesarios”, en procesos que más de formación vienen a resultar de “adiestramiento” para algunas labores.

Rechazar estas propuestas nos coloca muchas veces en los límites testimoniales del ejercicio crítico… pero aceptar la subordinación a las lógicas ideológicas y simbólicas del poder nos arrastra a un terreno abonado por el cortoplacismo y la mediocridad (cuando no como socios/as subordinados de corruptelas escandalosas).

De esta manera, el objetivo de la educación popular no es la adaptación ni la inclusión en el sistema de dominación, sino el combate al mismo con el objetivo de su destrucción. Y en el “mientras tanto”, el objetivo es crear las fuerzas populares con capacidad para dar esa batalla.

– Es pedagogía de la organización popular. Se realiza prioritariamente desde las organizaciones en lucha, tendiendo a fortalecer a su militancia en los distintos ámbitos que tienen de análisis crítico de la realidad y de transformación de la misma. En este marco, polemizamos con los criterios que establecen fuertes diferencias jerárquicas entre los procesos educativos “de base”, y los destinados a “los cuadros”. Pensamos a la Educación Popular como teoría del conocimiento, que sustenta todos los procesos de estudio y de reflexión sobre la práctica, o de debate teórico. La división en “base” y “cuadros”, establece una jerarquía en las organizaciones que en gran medida ha sido desmentida por el proceso histórico. Son muchos los “cuadros” revolucionarios que rápidamente se han vuelto “cuadros” del sistema. Y son muchos los y las “militantes de base” que se han mantenido fieles al ideario y a las necesidades populares. El reconocimiento de diferentes tipos de experiencias –hecho real, que constituye una riqueza de los movimientos- no debiera derivar en una construcción jerárquica, sino en la oportunidad de un intercambio de saberes enriquecido por las mismas.

Tampoco creemos que se deba establecer una jerarquía entre los diferentes tipos de opresiones y de luchas contra las mismas. Concebimos a la educación popular como una pedagogía de los sujetos organizados o que tienden a organizarse para luchar contra todas las formas de alienación, de negación de nuestro ser social, de enajenación de nuestra fuerza y capacidad creativa. La dimensión organizativa es una parte esencial de esta teoría del conocimiento, basada en el trabajo grupal, y en la convicción de que la única manera de transformación del mundo es a partir de la lucha colectiva de los oprimidos y oprimidas.

– Es una pedagogía del conflicto social, que se desenvuelve al calor de las movilizaciones sociales y políticas, y de la creación de experiencia de poder popular. Sus contenidos, métodos, propuestas, no se deciden por fuera del grupo social que forma parte del proceso educativo, sino que se va realizando junto y como decisión del grupo. En este sentido, se aleja de aquellas concepciones de algunas izquierdas que se consideran poseedoras de verdades que deben “enseñar” a “la clase”; posición que Paulo Freire caracterizó como “educación bancaria”, porque sigue suponiendo que en un lugar elitista está el dominio del saber y en otro está la ignorancia, y considera que el acto educativo se limita a “transferir” o “depositar” ese saber, para “iluminar” a los que no lo tienen. La Educación Popular estimula, por el contrario, procesos de creación colectiva de conocimientos, de descubrimiento del mundo, de diálogo de saberes.

– Es una pedagogía de la descolonización, del develamiento de las marcas eurocéntricas y occidentales de la cultura dominante. En nuestro continente, marcado a fuego por los genocidios propiciados por la cultura capitalista, patriarcal, racista, impuesta por la conquista, la colonización y la recolonización, es imprescindible pensar en una mirada profundamente crítica del eurocentrismo y de sus lógicas racionalistas, basadas en ideales como el “desarrollo”, el “progreso”, la “civilización”. Es necesario plantearnos -en el contexto de la crisis del capitalismo “desarrollado” y de llamado “socialismo real”-, la necesidad de dar una vuelta radical en las maneras de pensar y pensarnos, de sentir, de crear, haciendo del reconocimiento de la multiculturalidad una oportunidad de crecer en la diversidad, y de encuentro de pistas que permitan detener la destrucción del planeta.

Esto nos obliga a cuestionar nuestras propias ideas sobre las formas de vida deseables, tanto en su dimensión colectiva como individual, los modelos pensados de socialismo, los proyectos populares en los que nos involucramos.

Esta concepción propone un debate tanto al modelo hegemónico de educación –esencialmente colonial-, como a las propuestas de algunas corrientes de izquierda que han hecho del paradigma occidental de desarrollo su principal fuente de inspiración.

Sin renunciar a los aportes que puedan provenir de todos los saberes existentes en el mundo, es necesario pensar la realidad desde América Latina, desde nuestra historia, desde los sujetos que la constituyen, desde nuestra identidad indoamericana, desde nuestros saberes, desde nuestros sueños, desde nuestros cuerpos sometidos, y desde nuestros cuerpos rebeldes.

Polemizamos con algunas construcciones sostenidas desde la izquierda, que llevan a negar las raíces culturales y políticas de los movimientos populares del continente, reduciendo el conjunto de contradicciones de una sociedad a la contradicción clasista (jerarquizada como contradicción principal, y considerada en muchos casos como única y prioritaria).

Fundamentamos nuestro pensamiento en el marxismo, e intentamos despojar al mismo de las connotaciones que provienen de interpretaciones sectarias, dogmáticas, que esterilizan su mayor potencia: la capacidad crítica, la dialéctica revolucionaria, la metodología de análisis de la realidad con el objetivo de su transformación. Esto significa al menos dos desafíos inmediatos: una reflexión profunda sobre nuestra historia, y sobre la manera en la que se enseña en escuelas y universidades, y la crítica de las bases epistemológicas de todas las ciencias, que han convertido a las universidades en dependencias de las grandes empresas.

La colonización de los saberes es especialmente visible en las prácticas académicas, que -con valiosas excepciones- cada vez más se han colocado al servicio de los intereses de las corporaciones transnacionales, como se expresa en la aceptación de fondos por parte de muchas universidades de las mineras como La Alumbrera, o de “donaciones” de transnacionales del agronegocio como Monsanto. La reacción que una parte de la comunidad universitaria viene realizando frente a estos fondos, inaugura nuevos debates en el campo académico, y promueve puentes con el mundo de las víctimas de las políticas de las transnacionales.
Desde nuestra experiencia, interactuamos con aquellas franjas del movimiento universitario que tejen sus compromisos con los movimientos populares, contribuyendo con seriedad y profundidad al develamiento de los intereses que están hoy en juego en aquellas disputas.

También tejemos redes con las educadoras y educadores que en los diferentes niveles del sistema de educación pública intentan abrir paso a una pedagogía crítica, cuestionadora del statu quo, transformadora y desafiante de las lógicas que esperan de este espacio la mera reproducción de los saberes de la dominación.

Descolonizar nuestras maneras de estar y de sentir, de pensar y de vivir, exige un enorme esfuerzo grupal que tenga signos claros de cambio, de crítica, de re-educación; que desafíe lo “aprendido” en la “socialización” en la que nos hemos de-formado. Es un esfuerzo que sólo puede concretarse en la lucha, en la praxis transformadora, en la fuerza que se reúne en el gesto colectivo. Es un proceso fundante de nuevas identidades, de nuevas prácticas, de proyectos de creación de poder popular, de soberanía, de independencia, de libertad, de socialismo, que seguramente no podrán realizarse tan sólo en términos de un grupo –por más amplio que éste fuera-, ni siquiera de un pueblo-nación; sino que tendrán que ir forjándose en una perspectiva continental, indoamericana, desde nuestra América mestiza.

Se trata de la posibilidad de ir proyectando la integralidad de la lucha, superando los mecanismos de fragmentación y dispersión de los esfuerzos populares. No hablamos de la suma caótica de fragmentos, sino de la posibilidad de inventar y realizar un proyecto popular, con un horizonte que se proyecte desde las luchas anticoloniales hacia prácticas alternativas originales, comunitarias, sociales, nacionales, continentales, internacionalistas, en las que el diálogo de saberes, de haceres, de sentires, de sueños, permitan que nuestros colores y olores, gustos y palabras, cuerpos y gestos, avancen hacia una manera de encuentro basada en la alegría del descubrimiento, en la continuidad terca y rebelde de más de cinco siglos de resistencia indígena, negra, feminista y popular.

– Es una pedagogía de la dialéctica práctica-teoría-práctica, que intenta superar las dicotomías trabajo manual-trabajo intelectual. Creemos firmemente que las experiencias históricas de los pueblos son una fuente ineludible de conocimiento, que la teoría debe integrar, a partir del esfuerzo colectivo por leer y reescribir el mundo. Desde esta perspectiva, los procesos de conocimiento no se agotan en las búsquedas académicas. Es imprescindible el diálogo de los saberes académicos y de los diversos saberes populares.
La educación liberal y su pedagogía han ido creando sucesivas disociaciones. Una de ellas es la dicotomía entre trabajo manual y trabajo intelectual, en la cual queda desvalorizado el trabajo manual. Esta experiencia conduce a la distancia entre “los que hacen” y “los que piensan”, entre los “intelectuales” y “los trabajadores”. Estas dicotomías, al tiempo que privilegian el pensar sobre el hacer, también priorizan el pensar sobre el sentir, y la “mente” sobre “el cuerpo”. Este sistema dicotómico escinde no sólo a los grupos, sino también a las personas, siendo un factor de alienación de los seres humanos.

En los grupos populares, cuando se traslada esa dicotomía, queda de un lado la teoría y del otro la práctica. De ahí surge una concepción elitista de la elaboración teórica, que deposita en los intelectuales o en los “cuadros políticos” esta tarea, como supuestos portadores del saber. La teoría queda fuera del movimiento, y debe ser “transmitida” al mismo, perdiéndose la capacidad de que el movimiento popular en sí se constituya como intelectual colectivo, en el cual los “intelectuales orgánicos”, al decir de Gramsci, sean parte –y no aparte- del mismo.

En nuestra concepción de Educación Popular, la clave del proceso educativo es la batalla contra la alienación que escinde a las personas, y la constitución de los movimientos populares como intelectuales colectivos. En ellos aportan de manera destacada los intelectuales “orgánicos”, tanto los que provienen de la academia, como los que se han formado en las organizaciones populares. La integración en la praxis cotidiana, permite a los intelectuales y a los movimientos –intelectuales colectivos- ganar capacidad de comprensión de la realidad que quieren transformar.

La sistematización de los procesos de lucha, de debate, la relación práctica –teoría – práctica, enriquece los análisis y es en sí mismo un momento educativo por excelencia.

Aporta a esta reflexión el concepto de “hombre nuevo” del Che, quien creía en el trabajo voluntario como camino para su formación en la lucha revolucionaria. El Che analizaba que en la educación anticapitalista, era imprescindible librar una batalla cotidiana contra la enajenación que produce el trabajo convertido en mercancía. Veía al trabajo voluntario como una de las posibles expresiones de un tipo de trabajo liberado de la coacción del capital y del mercado.

Otro debate necesario, vinculado con la relación teoría-práctica, es el tema de la dogmatización de la teoría. Muchas veces, los compañeros y compañeras considerados “intelectuales” por el movimiento revolucionario, comparten muy poco de las vivencias de este movimiento, salvo en momentos en que actúan como “docentes”, “enseñando” de manera directa o a través de sus libros, lo que “el pueblo debería saber para luchar mejor”. Es una reproducción de las concepciones iluministas, en la que se perjudican fuertemente tanto la teoría como las prácticas.

Es importante a la hora de repensar los horizontes de la formación política, someter a crítica no sólo la cultura capitalista, sino también aquellos modelos que en nombre del socialismo cimentaron diferentes corrientes de dogmatismo, una de cuyas características comunes es la negación de la dialéctica marxista, que permite establecer el carácter cambiante, las fuentes del movimiento, la historicidad de los procesos. Los enfoques dogmáticos, simplifican el análisis de la realidad en unas pocas contradicciones antagónicas –retrato en blanco y negro-. Desde esa lógica, se reacciona ante los procesos de despolitización y desideologización de los movimientos, regresando a los enfoques tradicionales de homogeneización política que no favorecen el análisis del complejo mundo en el que estamos insertos, quienes aspiramos a revolucionarlo. Se reproducen modelos de enajenación de los sujetos, al reforzar la vivencia de un saber que desvaloriza el conocimiento construido por los colectivos populares.
La necesidad de colocar en el centro de la acción política la tarea de formar un bloque político social contrahegemónico, no puede resolverse pretendiendo instalar una lógica falsamente homogeneizadora de las diferencias

– Es una pedagogía de la autonomía. Entendemos la autonomía como la capacidad de las organizaciones populares para determinar por sí mismas sus rumbos, sus proyectos, las maneras de realizarlos, sin volverse instrumentos de políticas que se resuelven sin su protagonismo. Aun aceptando las posibilidades que ofrece el Estado nacional como trinchera de disputa de las políticas de soberanía nacional y popular, es necesario cuestionar las concepciones que niegan la autonomía de los movimientos populares, y pretenden manipularlos desde la gestión estatal, atravesada como está la misma por fuertes lógicas de burocracia, clientelismo y corrupción. La autonomía de los movimientos populares, en esta perspectiva, no significa la reclusión en un lugar testimonial de crítica o de oposición a uno u otro gobierno, sino la capacidad de los mismos para actuar desde sus intereses y necesidades, en diálogo con otros movimientos, y si es conveniente, interpelar o apoyar a los diferentes niveles de los gobiernos que pueden favorecer una resolución positiva de sus demandas.

– Es una pedagogía anticapitalista, antiimperialista, de liberación nacional e internacionalista. Frente al ascenso de las movilizaciones populares que se enfrentan a las políticas de saqueo y destrucción de nuestras sociedades, estimuladas por el deterioro en el imaginario social del mito publicitario de los años 90 sobre los supuestos beneficios de las políticas neoliberales, la respuesta desde las fracciones del poder es el resurgimiento y fortalecimiento de tendencias militaristas, guerreristas, con las que se disponen a defender, reproducir y ampliar la explotación de los pueblos oprimidos. En esta dinámica se ponen a la orden del día nuevas invasiones, golpes de estado, intervenciones, bases militares, aumento de la carrera armamentista, políticas de desestabilización de los regímenes democrático populares. Se plantea un escenario internacional en el que cobran un fuerte protagonismo las propuestas antiimperialistas, que enfrentan el nuevo reparto del mundo que promueven las corporaciones transnacionales, y los grandes bloques imperialistas.

La Educación Popular tiene el desafío de asumir un aporte concreto en las batallas de liberación nacional, de defensa de la soberanía, en los procesos antiimperialistas locales, regionales y continentales, en la gestación de alternativas frente a los bloques de poder mundial.

La batalla antiimperialista, como dimensión específica de la lucha anticapitalista, implica conocer mejor las modalidades que asume hoy esta dominación, y en particular sus mecanismos de generación de consenso y de cooptación de las fuerzas sociales, y de los centros de producción de conocimiento. El poder mundial disputa e intenta apropiarse de todo el campo de los saberes, desde los saberes académicos, generados en los centros propios de investigación, hasta los saberes populares, a los que no sólo aspira a “conocer”, sino también a “poseer” y “patentar”

Desde la Educación Popular realizamos una revalorización del saber popular en la lucha contrahegemónica, que tiende a resguardar los conocimientos acumulados por los pueblos originarios, las comunidades campesinas, las mujeres de los sectores populares, como parte de las “armas” de la resistencia, de su capacidad de sobrevivencia y de gestión de alternativas.

El internacionalismo, en las condiciones de globalización del capitalismo, es una exigencia de nuestro proyecto político pedagógico. Comprender las relaciones existentes en el mundo hegemónico, ha vuelto más complejas las luchas reivindicativas y políticas. En tal sentido se trata no sólo de asumir, como lo hace la Vía Campesina, la consigna de “Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza”, pensadas estas “globalizaciones” en una perspectiva contrahegemónica. Es fundamental también hacer del internacionalismo práctico, de la solidaridad con los que luchan en cualquier parte del mundo, una manera de autoeducarnos, de formar nuestra sensibilidad ante los sufrimientos y dolores, sueños y esperanzas en cualquier rincón del planeta. Estas vivencias internacionalistas amplían al mismo tiempo nuestros horizontes de análisis, y nos permiten aprender de las múltiples experiencias de lucha que se desarrollan en nuestro tiempo.

– Es una pedagogía feminista, socialista, libertaria, del “buen vivir”. Nuestra meta es crear colectivamente, en un diálogo fraternal con los diferentes colectivos de lucha, un proyecto que permita el encuentro de las propuestas emancipatorias, libertarias, que los pueblos han ido inventando en su marcha. No se trata de la suma de demandas, sino de la ampliación del horizonte de nuestros sueños. Es por ello una pedagogía de cuerpos en movimiento, de sujetos colectivos, de socialización de los saberes y de las esperanzas, de creación de nuevas relaciones entre los diversos géneros, y de los seres humanos con la naturaleza.

El paradigma libertario anima nuestras iniciativas, cada vez que pensamos a la educación “como práctica de la libertad” –de acuerdo con las primeras búsquedas “humanistas” de Paulo Freire-. Y es desde esa libertad que imaginamos la posibilidad de que la humanidad vuelva a plantearse como meta el proyecto socialista. Un proyecto que necesariamente tendrá que enamorar la lucha anticapitalista con la lucha antipatriarcal y anticolonial. Que requiere de la mirada crítica de todas las experiencias realizadas hasta el momento, en nombre del socialismo.

Con esta concepción de Educación Popular intentamos trabajar. Nuestra propuesta es inacabada, y no pretende ser más que un aporte al diálogo que puede realizarse en cualquier ámbito donde haya sujetos con disposición a la lucha y al diálogo creativo.

Nos resulta sumamente auspiciosa la multiplicación de experiencias de Educación Popular que vienen promoviendo diferentes movimientos sociales. También valoramos la gran batalla que están dando los educadores y educadoras que defienden la educación pública, como espacio fundamental de lucha política y pedagógica. No creemos que haya que optar obligatoriamente por un lugar u otro de construcción de la propuesta, sino que las posibilidades que tenemos en este momento, nos permiten trabajar críticamente en los más diversos campos de acción

Entendemos que sería sumamente productiva la creación de espacios comunes en los que podamos problematizar las experiencias en las que participamos, de manera de aprender colectivamente de las mismas, y fortalecerlas, identificando sus debilidades, y sumando fuerzas para superarlas.

La Educación Popular está en una encrucijada. Si se conforma con ser una metodología “democrática” de intervención social, con fines de inclusión de los marginados y marginadas, quedará atrapada en las redes fuertes y resistentes del poder, que se rehacen a cada paso.

Quisiéramos pensar que en sus diferentes expresiones, tenderemos a multiplicar la experiencia desde el lugar de la rebeldía, de la insubordinación frente a todas las dominaciones. A hacer de la Educación Popular el lugar donde la indignación, la rabia, el deseo, y las esperanzas de cambiar la vida encuentren no sólo su lugar, sino también un camino posible.

Fuente: la-educacion-popular-en-clave-de-debate-por-claudia-korol

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Chile: Salida de hombre clave en la Reforma a la Educación Superior desata tormenta al interior del Mineduc

El Mostrador/20 de mayo de 2016

Francisco Martínez dejó la Divesup a semanas del ingreso del proyecto de ley al Congreso

El ministerio señaló que Martínez continuará como asesor del proyecto de Reforma a la Educación Superior, pero fuentes desde el Gobierno indican que la salida definitiva de él responde a una serie de errores de información en la tramitación de la Gratuidad, lo que se suma al evidente retraso en la presentación del proyecto de Reforma a la Educación Superior, el que debía estar en manos de la Presidenta Michelle Bachelet antes del discurso del 21 de mayo.

A dos días de la tercera cuenta pública del Gobierno de Michelle Bachelet, una verdadera bomba estalló al interior del Ministerio de Educación (Mineduc), pues Francisco Martínez, el hasta hoy Jefe de la División de Educación Superior (Divesup), habría dejado su cargo en el referido organismo y pasó a ser asesor de la Reforma a la Educación Superior.

Con unas escuetas palabras a Radio ADN, Martínez indicó: «No he renunciado al cargo, estamos cambiando la estructura (al interior de la Divesup), porque me hago cargo de la asesoría de la reforma».

Además explicó que fue una decisión «en conjunto» y que es un «rediseño del trabajo que hay que hacer».

Por su parte, desde el Mineduc se señaló a El Mostrador que están «a punto de concluir la fase prelegislativa de la Reforma a la Educación Superior. El proyecto de ley entra en una nueva etapa de debate una vez que este ingrese en el Congreso y, para eso, hemos estado diseñando el fortalecimiento y reorganización de nuestros equipos para enfrentar con éxito estos nuevos desafíos».

«En ese sentido, las autoridades del Mineduc le han pedido a Francisco Martínez, por sus capacidades técnicas, prestigio académico y rol en el diseño del proyecto de ley, que una vez que el proyecto ingrese, concentre sus labores en su tramitación», indican.

Asimismo, desde el ministerio dirigido por Adriana Delpiano agregaron que este no es el único cambio, ya que «otros miembros del equipo también pasarán a fortalecer la labor legislativa. Al mismo tiempo, otra persona se hará cargo de liderar las labores regulares de la división”.

Pero, según fuentes del Gobierno, este reordenamiento no es la única razón de la salida de Martínez, ya que su desempeño a la cabeza de la Divesup estaba en la mira hace meses.

En diciembre de 2015 arribó al Mineduc el militante del Partido Socialista Rodrigo González, ex asesor de Hacienda y ex jefe de la División Jurídica de Educación en el año 2008. En ese momento la ministra Delpiano aseguró que llegaba a hacerse cargo «de la reforma en Educación Superior», señal que se interpretó como una intervención de dicha división del Mineduc.

Desde el Gobierno indican que la salida definitiva de Martínez responde a una serie de errores de información en la tramitación de la Gratuidad, lo que se suma al evidente retraso en la presentación del proyecto de Reforma a la Educación Superior, el que debía estar en manos de la Presidenta Michelle Bachelet antes del discurso del 21 de mayo, pero que –de acuerdo a las últimas declaraciones de la ministra Delpiano– será discutido en el mes de junio en el Congreso.
Por otra parte, fuentes cercanas a Martínez aseguran que él quería tomar un rol distinto respecto a la Reforma a la Educación Superior, y a esta solicitud responde el cambio y reestructuración al interior del Ministerio.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2016/05/19/salida-de-hombre-clave-en-la-reforma-a-la-educacion-superior-desata-tormenta-al-interior-del-mineduc/

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Arroz con leche no me quiero casar

POR YOSJUAN PIÑA NARVÁEZ

matriCuando tenía 13 años y cursaba 8vo grado en un barrio de Cagua —fuera de Caracas—, una de las reglas del colegio era tener cabello corto si eras “niño”. Esas fibras que salen de tu cuero pueden determinar qué tan cerca o lejos estés de los modelos normativos de género: qué tan niño, qué tan niña, qué tan “rarx” eres. Siempre me rehusé a cortarme el cabello y las profesoras me colocaban en la fila de las niñas como castigo. Al ver que nunca fue un castigo para mí, el aparato disciplinador escolar y la ortopedia de los géneros me cortaron el cabello a la fuerza. Delante de todo el liceo, como gesto aleccionador. Pero la lección fue: no le hagas caso a la institucionalidad domesticadora.

Hoy, la institucionalidad juega nuevamente al disciplinamiento de los cuerpos y las formas de relacionarnos. No hay nada más parecido a la heteronormatividad que la homonormatividad: el concepto de familia (pero ahora con personas con el mismo genital entre las piernas), credibodas, pasapalos y sanguchitos con los colores del arcoíris; la “luna de miel”, Ciudad Tiuna “gay”, mi casa bien equipada “gay” o la búsqueda de una propiedad para nuestro homo-lesbo nido de amor normativo según las reglas de un Estado; la internalización de concepto de exclusividad amoroso-monogámica, el beso “apasionado” (como en el capítulo final de Marimar) después de que una “autoridad civil” legitime la unión, la burocratización de los afectos, el acta, lxs testigxs, la adopción de niñxs o la reproducción.

No me opongo a la unión civil entre sexo-género-disidentes. No me opongo a los derechxs que tenemos perversxs, rarxs, polimorfxs, maricxs, cachaperxs, transexuales. Si esto incomoda a la Iglesia y al puritanismo criollo, entonces no estamos equivocadxs. Me alarma la instrumentalización política de la derecha que juega a hacerle guiños a “lxs gais”, pero que arrugan la cara al ver lxs transexuales, maricxs, cahaperas, negrxs (de barrios) y militantes no higienizadxs por la fashion-política “oenegista”. A ver si lxs autoproclamadxs de“izquierdas” comienzan su dilatación anal, cooperan para el alcance de derechos y deshacen su homolesbotransfobia.

Amanecí antinormativx y canto arroz con leche no me quiero casar. Quizá mañana cambie de opinión.

Fuente: http://epaleccs.info/arroz-con-leche-no-me-quiero-casar/

@ERCHOS / ILUSTRACIÓN JESSICA MENA

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Ex ministro de Educación de Chile: “Yo dije que la revolución pingüina se iba a repetir”

 Martín Zilic, quien fue ministro de educación cuando los estudiantes comenzaron con las movilizaciones de la denominada “Revolución Pingüina”, recordó lo que fueron las protestas hace una década y analizó los avances en educación.

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Argentina: Rosario tendrá su marcha de estudiantes en defensa de la educación pública el jueves 26

Argentina/Jueves 19 de Mayo de 2016/ Fuente: La capital/ Publicado 19/05/2016

Se impulsó desde la masiva manifestación de estudiantes terciarios realizada ayer por la tarde por el centro rosarino.

Cientos de estudiantes terciarios reclamaron por condiciones dignas para aprender, edificios propios, el boleto estudiantil y la defensa de la educación pública. En una masiva manifestación resolvieron marchar el jueves que viene, a las 17, desde plaza San Martín hasta el Monumento. Voz en voz dieron testimonio de cómo aprenden en el nivel superior de la provincia de Santa Fe.

Según estimaron los propios organizadores, participaron de la manifestación unos 3 mil estudiantes. A medida que transcurrió la fría tarde, se sumaban alumnos de diferentes instituciones que obligaron a cortar las dos manos de Pellegrini, a la altura de Entre Ríos. Estuvieron presentes institutos de Rosario, Villa Gobernador Gálvez, Casilda, Fray Luis Belttrán y Villa Constitución.

Un micrófono abierto dejó paso a la voz de los alumnos de las distintas carreras. Marilina, del Olga Cossettini, celebró la masiva convocatoria y repudió a los directivos que se manejan «como patrones de estancia», además de resaltar la «precarización» en la que se estudia.

Ailén del Iset 18 recordó que «faltan recursos». Puso el ejemplo de la carrera de fotografía donde no hay cámaras para aprender o de diseño equipacional y bibliotecología, donde carecen de programas digitales actualizados.

Matías del Normal 2 pidió condiciones dignas para que no pase lo del año pasado, cuando un alumno recibió una descarga eléctrica, «o como la semana pasada que se cayó parte del techo de la biblioteca».

«Nos merecemos un edificio digno, pisos aptos, sin agujeros», expresó un estudiante del profesorado de danzas Isabel Taboga.

Julián y Lucía del Instituto Galileo Galilei desnudaron otra realidad de los terciarios provinciales: la ausencia de planes reales. Contaron que la tecnicatura en gestión gastronómica lanzada el año pasado por la provincia no cumple con la carga horaria correspondiente: «Se lanzó la carrera pero sin cocina, sólo damos el 50 por ciento de la matrícula, el de la teoría». «Decimos sí a las carreras, no a la mentira de crearlas en un año electoral», exclamaron.

Tobías del profesorado de música recordó que la demanda del instituto provincial por el edificio propio es histórica. Aprenden en un espacio alquilado que cada vez les resulta más chico.

«Con el aumento del boleto muchas compañeras dejaron de cursar. Me lo han contado llorando», compartió Narella del Instituto Houssay la triste realidad de las alumnas y alumnos que no pueden pagar el transporte. También recordó que los profesorados de esta institución se deben repartir en dos edificios.

Lucas del Normal 1 se solidarizó con todos los reclamos y sumó uno clave en la realidad de la educación superior: «Queremos que haya guarderías para que las madres puedan estudiar».

Otro alumno del Instituto 22 de Fray Luis Beltrán relató también los padeceres por la ausencia del propio edificio y recordó que una parte de las carreras se dictan en esa localidad y otra parte en San Lorenzo.

Un estudiante del Iset 18 pidió que la provincia genere un propio plan de becas para los terciarios. «Ya ni siquiera tenemos el plan Progresar que venía de Nación», advirtió.

Una buena delegación del Instituto N° 24 de Villa Gobernador Gálvez se unió al reclamo. Un alumno contó que son 1600 los estudiantes que aprenden repartidos «en cinco edificios diferentes». Incluyen tres profesorados y seis tecnicaturas. «No hay cargos de porteras ni de personal administrativo», sumó.

Desde el Isef 1, Tomás, recordó la movilización que hicieron hace dos meses hasta la puerta del Ministerio de Educación y los recibió «la ministra». «¿Saben lo que nos dijo? Que para hacer el reclamo por los problemas edilicios llenemos el formulario 870. Toda una ironía». En alusión al documento por el que se elevan las demandas al Ministerio.

Un alumno del Instituto Manuel Leiva de Casilda también recordó lo difícil que se hacía para muchos jóvenes mantener el pasaje diario, ya que a esa institución también asisten estudiantes de otras localidades vecinas como Pujato, Zavalla y Arequito.

A las voces de los jóvenes se sumaron los diferentes carteles donde se puntualizaban los reclamos y de las agrupaciones que conviven en estas instituciones. Al inicio hubo expresiones artísticas de los estudiantes de los proefsorados de danzas y música. No faltaron las alusiones al ajuste que se plantea desde la Nación para el nivel superior. «Quiero ser docente no esclavizarme en un McDonals como piensa Macri», decía un cartel de fondo amarillo sostenido por una joven.

Otro alumno recordó la intención del ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich, de cerrar institutos de formación docente. En alusión a las declaraciones realizadas por el funcionario en enero pasado cuando visitó Mendoza.

La concentración de ayer por la noche fue histórica, mayor a la que movilizó por 2009 a los estudiantes de los profesorados ante los cambios de los planes de estudio. El común de los reclamos estuvo en la necesidad de contar con edificios propios, condiciones dignas para aprender, para corregir los planes donde no se dan todas las materias, el boleto gratuito y el aumento del presupuesto para la educación superior. Y una irrestricta defensa de la enseñanza pública, además de apoyar la lucha docente de los universitarios.

Estuvieron presentes delegaciones de estudiantes de los Institutos Olga Cossettini,Galileo Galilei, de los Normales 1, 2 y 3, Iset 18, Isef 11, de Danzas, Iset 58, de Música, del IES 16 Houssay, de Teatro y Títeres, de Cine y Televisión, Iset 59, del Instituto 24 de Villa Gobernador Gálvez, del Manuel Leivas de Casilda, del 22 de Fray Luis Beltrán, de Villa Constitución, entre otros, además de las adhesiones de Amsafé Rosario, diputados y concejales y la APDH.

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/rosario-tendra-su-marcha-estudiantes-defensa-la-educacion-publica-el-jueves-26-n792341

Imagen: http://www.lacapital.com.ar//adjuntos/203/imagenes/007/704/0007704425.jpg?2016-05-19-10-36-56

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Estudiantes invidentes exigen que no se cierre la única escuela braille en Perú

Los manifestantes aseguraron que el Ministerio de Educación pretende convertir la escuela Luis Braille, ubicado en Comas, al sistema regular.

Jueves 19 de mayo del 2016 | Peru21

Unos 50 estudiantes invidentes protestaron este jueves en el frontis del Congreso de la República para exigir que no se cierre la Institución Educativa Luis Braille, el único colegio de secundaria para personas con ceguera y baja visión en Perú.

Los estudiantes piden que el centro continúe en funcionamiento sin ningún cambio legal. El presidente de la Confederación Nacional de Personas con Discapacidad de Perú, Hugo León, dijo a la agencia Efe que “no hay un diálogo entre las autoridades del Ministerio de Educación y las del colegio Luis Braille”.

El mencionado colegio, ubicado en el distrito de Comas, ofrece educación escolar gratuitahasta niveles de secundaria a unos 200 estudiantes, 30 de ellos internos, con discapacidad visual en el sistema de lectura creado especialmente para personas con esta condición.

León protestó por la falta de “colegios inclusivos” y dijo que muchos estudiantes llegan de provincias y “no tienen recursos”.

Los manifestantes aseguraron que el Ministerio de Educación pretende convertir la escuela al sistema regular “sin ningún tipo de comunicación ni prevención” y por eso exigieron reunirse con el ministro de Educación, Jaime Saavedra.

Con pancartas como “No juegues con mi educación” o “Ministerio de Educación: Yo no tengo barreras”, los estudiantes lanzaron consignas como “queremos estudiar” y “el braille está presente en costa, sierra y selva”.

El exalumno Walter Ezaga declaró a Efe que “a partir de los veinte años los jóvenes no podrán ser incluidos en la educación básica regular y esto es una dictadura del sistema”.

“Debe existir la opción de que los invidentes puedan matricularse a un colegio especial en secundaria y eso es una cuestión de solidaridad”, afirmó.

Ezaga dijo que este centro es uno de los pocos que tienen una biblioteca en el idioma braille, ordenadores con lector de pantalla “y si los mandan a otro colegio no van a contar con dichas herramientas”.

Fuente; http://peru21.pe/actualidad/estudiantes-invidentes-exigen-que-no-se-cierre-unica-escuela-braille-peru-2246980

Crédito de la Foto: Renzo Salazar/Perú21

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