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En Venezuela: La Colección Bicentenario es un recurso educativo que debe ser valorado

MINICI/ 19/05/2016

El Gobierno Bolivariano, a través del Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE) y su Dirección General de Recursos para el Aprendizaje, ha asumido como política educativa la elaboración y distribución de la Colección Bicentenario, en todo el territorio nacional.

Gracias a los resultados que aportó la Consulta Nacional por la Calidad Educativa, realizada en 2014, se evidenció la necesidad que tiene el pueblo venezolano de sumarse y asumir el compromiso de lucha para el logro de la calidad educativa.

Es por ello que la Colección Bicentenario toma un papel protagónico en la educación del país, ofreciendo contenidos acordes al contexto histórico en el marco de la inclusión, la justicia social, la igualdad de oportunidades, principios y valores consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Para consolidar estas metas, el MPPE reimpulsa el uso pedagógico, mantenimiento, cuido y resguardo de estos valiosos textos que están en circulación desde el año 2011, producto de una gran inversión social, material e intelectual, por lo que desde la Dirección General de Recursos para el Aprendizaje, se han establecido jornadas nacionales permanentes de cuidado, valoración, resguardo y mantenimiento de la Colección Bicentenario.

María Eugenia Piñero, directora general de Recursos para el Aprendizaje del MPPE, destacó que la realización de seminarios sobre la Colección Bicentenario busca impulsar y fortalecer el aprecio e identificación hacia esta producción realizada por maestras y maestros, alcanzándose grandes metas en su distribución, la cual llega a los más de 100 millones de libros distribuidos, de manera gratuita, a estudiantes y docentes en todo el país en los niveles y modalidades del Subsistema de Educación Básica.

“El sistema de formación, conservación y preservación de estos textos se realiza a través de seminarios desde 2014 y, a partir de ese año, se formaron 13 mil maestros y maestras, quienes recibieron orientaciones de los autores de los libros acerca del uso pedagógico de la Colección Bicentenario”, apuntó.

Piñero indicó que la realización de los seminarios sobre los textos de la Colección Bicentenario no es únicamente para el uso pedagógico de los mismos, sino además sirve de puente para darle estrategias y orientaciones a los docentes, estudiantes y familia sobre el correcto uso de estos.

“Uno de los aspectos importantes de la formación es la valoración de los libros, de los recursos para el aprendizaje. En 2015, también se desarrollaron una serie de seminarios a nivel nacional, en los que además se dieron estrategias para la conservación de los textos escolares al momento de llegar a los centros de acopio que los resguardan hasta el momento de su distribución en las escuelas”, señaló Piñero.

En este sentido, la directora general de Recursos para el Aprendizaje del MPPE indicó que, para el momento de la distribución de los textos de la Colección Bicentenario, se debe cumplir una serie de requerimientos acordes para su cuidado; los centros de acopio, que no son más que las propias instituciones educativas, deben contar con el espacio adecuado, “estos espacios no deben tener humedad y los textos no pueden recibir el sol directamente, pues daña el material”.

María Eugenia Piñero destacó que los centros de recursos para el aprendizaje (CRAP) “tienen que trabajar en consonancia con las orientaciones que se producen desde el ministerio”.

Actualmente, la Dirección de Recursos para el Aprendizaje está realizando seguimientos sobre el uso, preservación y conservación de los textos de la Colección Bicentenario, por lo que, el próximo viernes 20 de mayo, se estará realizando, en los espacios del Liceo Bolivariano de Formación Cultural Fermín Toro de Caracas, un seminario de formación en cuanto a la valoración de estos textos.

“La idea es replicar esos seminarios a nivel nacional y seguir con esos procesos permanentes que vienen realizándose desde 2014, los cuales forman parte también de la formación de maestros y maestras del país”, finalizó Piñero.

Fuente: http://www.minci.gob.ve/2016/05/la-coleccion-bicentenario-es-un-recurso-educativo-que-debe-ser-valorado/

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Nuevas oportunidades de educación superior en Soacha

Colombia/ 18 de mayo de 2016/ Fuente: entorno inteligente/ Publicado 19/05/2016

La educación superior en Colombia presenta retos importantes dentro de los que se destacan la ampliación de los niveles de cobertura y el mejoramiento de la calidad de las instituciones que ofrecen servicios educativos en este nivel de enseñanza.

Si bien, durante los últimos años el número de estudiantes matriculados ha crecido de manera importante, especialmente en formación técnica y tecnológica, las tasas de cobertura siguen siendo bajas y más aún en municipios aledaños a Bogotá, como lo es el caso de Soacha, donde solo en 2014, de los 9.359 jóvenes de 17 a 21 años que accedieron a la educación superior, el 65% lo hizo a carreras técnicas o tecnológicas, el 34% a profesionales y tan solo el 0,2% a posgrado.

En este contexto, se calcula que 8 de cada 10 estudiantes no están accediendo a la educación superior en el municipio, mientras que el 3,2% de la población mayor de 15 años no sabe leer ni escribir y el 65% de la población, comprendida entre los 3 años y 24 años, asisten a un establecimiento educativo formal.

Es por ello, que la Fundación Universitaria del Área Andina decidió abrir un Centro de Servicio Universitario (CSU) en ese municipio con el fin de ayudar a mejorar estas cifras. A esto se suma, que los estudiantes de Educación Virtual prefieren que la universidad esté cerca al lugar en el que viven y no del que trabajan.

«En este nuevo centro de Areandina, los jóvenes podrán acceder a educación superior de calidad a través de nuestros programas en la modalidad virtual. Igualmente, tendrán a su alcance los servicios administrativos sin tener que desplazarse hasta la sede principal en Bogotá e incluso tendrán completamente grátis el acceso a computadores e internet para desarrollar su programa académico. También se les ofrecerá una guía y acompañamiento presencial sobre las diferentes opciones de financiación que posee la universidad», señala Fernando Laverde Morales, rector de la Fundación Universitaria del Área Andina.

Este nuevo centro de atención estará destinado para que los jóvenes tengan a su disposición un amplio abanico de estudios en carreras como: Ciencias Administrativas, Económicas y Financieras, en Educación, Ciencias de la Salud, Ciencias Jurídicas, Humanísticas y Sociales, Diseño, Comunicaciones y Bellas Artes e Ingenierías y Ciencias Básicas.

Con este nuevo CSU, la Fundación Universitaria del Área Andina continúa con su estrategia de ofrecer programas virtuales y a distancia para población que por sus responsabilidades ven en estas modalidades la mejor opción para seguir con su carrera universitaria.

Caracterización de estudiantes virtuales

En la actualidad, el mayor porcentaje de la demanda recibida por la Universidad (Areandina) en la modalidad virtual en el país viene de jóvenes empleados (72%), seguidos de independientes (10%), desempleados (9%) y estudiantes (8%), que se encuentran entre un rango de edad entre 18 años y 23 años.

El 67% del total de los estudiantes, que se encuentra en esta modalidad, son hombres, mientras que el 33% restante son mujeres, que en su mayoría provienen de estudios tecnológicos (44%) y del bachillerato (22%).

El programa académico que tiene más acogida es el de Administración de Empresas por ciclos propedéuticos (58%), seguido por Licenciatura en Pedagogía Infantil (13%), Finanzas y Negocios Internacionales por ciclos propedéuticos (9%), Administración de Mercadeo (7%), Ingeniería de Sistemas (5%) y Técnico en Procesos Administrativos (3%).

La forma de pago con mayor preferencia dentro de los estudiantes de Areandina es la de ingresos propios con el 47%, seguida por préstamos con 29%, ayuda familiar con el 20% y cesantías con el 3%.

Posgrado Virtual

En materia de posgrado virtual, el 37% de los estudiantes son hombres, mientras que el 63% sonmujeres. De este el 42% está casado y el 39% soltero, según datos de Areandina.

Los programas con mayor elección son: Especialización en Pedagogía y Docencia (24%), Especialización en Gerencia en Seguridad y Salud en el trabajo (23%), Especialización en Auditoría en Salud (17%), Especialización en Gestión Ambiental (16%), Especialización en Revisoría Fiscal y Auditoría Forense (15%) y Especialización en Informática (3%).

La forma de pago de mayor preferencia es la de Ingresos Propios con el 55%, seguida de Préstamos con el 28%, Ayuda Familiar con el 15% y Cesantías 3%.

Con Información de ENTORNOINTELIGENTE.COM

Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/8424724/Nuevas-oportunidades-de-educacion-superior-en-Soacha-18052016

Imagen: http://lapaila.cl/wp-content/uploads/2015/09/noticia9104_img-3519.jpg

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Chile: Lucha por la educación y por la nueva Constitución

Chile/19 de mayo de 2016/ Fuente: entorno inteligente/ Publicada 19/05/2016

En 2016 celebramos 10 años de la revolución pingüina. Aquel movimiento tuvo el mérito de unir el reclamo por la educación, que concentra el sueño de millones de chilenos a una vida mejor, con una crítica de fondo al régimen político. El «No a la LOCE» nos enseñó que, para cambiar la educación, hay que cambiar la Constitución. Antes de 2006 los intentos de cambio del modelo -desde «dentro» y desde «fuera»- habían fracasado por igual. La novedad fue la irrupción de una amplia fuerza social, que recordó a la política que la sociedad seguía existiendo. El nuevo Chile que creció en el seno del mercado, y que era apuntado como «juventud apática», tomaba en sus manos la política. De entonces fue posible pensar en nuevas fuerzas políticas de cambio, que expresaran vitalmente a esa sociedad.

Tras 2006 vino 2011, demostrando la raíz estructural del problema. La vieja política respondió reponiendo la división de lo social y lo político. Para las reivindicaciones sociales, se recetaron cambios tecnocráticos a la enseñanza en nombre de la calidad, que implicaban más recursos públicos a privados (más bonos, vouchers o créditos), y las reivindicaciones políticas simplemente se ignoraron. Irónicamente la derogación de la LOCE terminó haciendo más fuerte a la Constitución de 1980. Hubo más lucro y menos educación pública.

Ante el 2011 la receta fue distinta en discurso, pero similar en los hechos. El aumento de recursos públicos a privados no sería en nombre de la calidad sino -paradójicamente, según Eyzaguirre- de la «desmercantilización». Se profundiza el carácter subsidiario del Estado, aumentando vouchers y controles al mercado educativo, sin reconstruir sustancialmente la educación pública. En contrapartida, se levantó un proceso constituyente de baja intensidad, sin contenidos claros y sin dar la soberanía al soberano.

La separación entre reformas y cambio constitucional terminó estancando ambas cuestiones, pues impidió que la energía de la sociedad, en su malestar con el mercado, se expresara como fuerza política refundacional. La élite intenta torcer así la mano del 2006 y 2011. Invita luego a incidir en reformas de ajuste y en un proceso constitucional prefigurado cuando se trata ya de cuestiones totalmente disociadas, cada una de la otra, y ambas de la sociedad. Es tal separación el retroceso de las fuerzas de cambio. Esta autocrítica es necesaria e insoslayable.

Si la demanda de la sociedad es superar los abusos del mercado, el cambio político y social que cabe es reemplazar el mercado por derechos sociales, ampliando lo público. Es decir, acabar con el principio subsidiario del Estado, que consagra el mercado de los derechos, y ampliar los servicios públicos democráticamente construidos y administrados.

En el caso educativo, reconstruir y ampliar (en positivo) la educación pública y gratuita como prioridad, por sobre el control (negativo y prohibicionista) del mercado. Imponer el derecho a la educación y su carácter público en la nueva Constitución. Una expansión real de la democracia como contracara de una constricción del mercado. Constitucionalizar la salida del neoliberalismo.

Es hora de recuperar iniciativa y unidad. La lucha educacional sigue ahí, en un esfuerzo loable. Pero también hay otras manifestaciones sociales. Urge conducir tales luchas, como horizonte de sentido, a bregar por un cambio constitucional. Si no, quedarán como suma de intereses corporativos fragmentados. No es posible, para las fuerzas de cambio, alterar el balance del proceso constituyente si no se articulan y conducen las luchas sociales realmente existentes en una dirección de cambio constitucional, corolario de la conquista de sus demandas. Se trata, como en 2006, de politizar lo social y socializar lo político.

Esto no ocurrirá de la noche a la mañana. La constitucionalización de la lucha social es un proceso y no un «todo o nada». Pero si se unifica presión social y política, se pueden obtener avances más relevantes que lo que hasta hoy hemos visto en la regulación de mercado, imponiendo algunos puntos en una reforma educacional hoy empantanada. Fundamentalmente, es posible una reconstrucción más vigorosa de la educación superior pública, que concentre el esfuerzo del país en lugar de pagar la cuenta del mercado. Hay que reponer la idea de una educación superior masiva y pública, como horizonte, aquella cuyo proyecto desarticuló violentamente la dictadura, e invisibilizó la transición.

El movimiento social por la educación debe asumir que su radicalidad -ir a la raíz del problema- no está en lo drástico con que se regula al mercado educativo (Estado subsidiario), sino en su capacidad de imponer que tal mercado sea reemplazado por la reconstrucción y ampliación de la educación pública (Estado garante), cuya definición está dada más por su carácter democrático y abierto a la ciudadanía que por su sola condición estatal.

Así el movimiento asume una direccionalidad constituyente, como en 2006, pues altera el sentido de la Constitución de 1980 -el carácter subsidiario del Estado-, y paso a paso hace retroceder al mercado. Aunque sus conquistas no tengan de forma inmediata un rango constitucional, acumula fuerza en tal sentido, y proyecta su maduración política, haciéndose parte de la discusión de la totalidad del país y rebasando el interés corporativo.

Se conforma como una fuerza social madura, como un motor democrático de la sociedad que no solo exige «gratuidad» o becas, sino que construye en los hechos la nueva educación. Una fuerza social y cultural que se activa y moviliza también solidariamente por otras causas y movimientos, en tanto no es corporativa, y así estimula el desarrollo de un amplio movimiento popular por los derechos sociales universales, con la densidad histórica que este desafío requiere. Sin tal movimiento, todavía por construir, no hay nueva Constitución posible.

Las fuerzas de cambio deben entender que su proyección como actores políticos relevantes no está en una suerte de canje electoral del malestar contra la vieja política, sino en su capacidad de imponer transformaciones. Es decir, en desarrollarse juntas con el movimiento social en su maduración y politización, sin reducirlo a una base electoral de descontento inorgánico.

Si son tentadas al electoralismo, si el desarrollo y maduración del movimiento social deja de ser prioritario para ellas, las fuerzas de cambio descubrirán, una vez en las instituciones, que el Estado no es fuente mágica de poder sino expresión de poderes sociales. Así, su desarrollo político no se cuenta solo en votos ni encuestas. Se juega en cuánto alteren hoy, a fin de cuentas, la vida cotidiana de los chilenos. Y la incorporación de los chilenos a la política se juega en cuánto pueda esta alterar su vida cotidiana. Esta transformación supone un intrincado proceso de lucha social y política, en una combinación de movilización social y participación institucional, sin descuidar ninguna de las dos.

En lo inmediato, se trata de incidir en las reformas desde las luchas sociales, proyectándolas políticamente -incluida la lucha electoral cuando corresponda- hacia una transformación constituyente, que no será inmediata.

A 10 años de la revolución pingüina, y del surgimiento del nuevo movimiento popular chileno, quienes hemos sido parte de sus luchas sociales y de sus intentos de refundación política, tenemos la responsabilidad de transformar el «No a la LOCE» en una propuesta afirmativa: en la reconstrucción de los derechos sociales y del espacio público como ampliación democrática. Es de tal proceso, en la medida que avance en transformaciones reales, que se construirá en caliente una nueva y plural fuerza política democrática, en el seno del movimiento popular del siglo XXI.

Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/8427154/Lucha-por-la-educacion-y-por-la-nueva-Constitucion-19052016

Imagen: http://www.educacion360.org/media/k2/items/cache/00e7056ec788d5b42162a6c13dbba43c_XL.jpg

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Tratado internacional de los pueblos para el control de las empresas transnacionales

Una apuesta desde los movimientos sociales y la solidaridad internacional

Juan Hernández Zubizarreta, Erika González y Pedro Ramiro (Cuadernos de Trabajo, Hegoa, nº 64, 2014)

Las empresas transnacionales se han convertido en poderosos agentes que condicionan directa o indirectamente la producción normativa estatal e internacional, mediante acuerdos formales e informales a nivel mundial y mecanismos específicos de resolución de conflictos, al margen de los criterios y fundamentos del poder judicial. Así, mientras las compañías multinacionales protegen sus contratos e inversiones a través de una multitud de normas, convenios, tratados y acuerdos que conforman un nuevo Derecho Corporativo Global, la llamada lex mercatoria, no existen contrapesos suficientes ni mecanismos efectivos para controlar sus impactos sociales, laborales, culturales y ambientales. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional del Trabajo se ven incapaces de contrarrestar la expansión del Derecho Internacional del Comercio como fundamento de toda la arquitectura económica globalizada.

En este contexto, diferentes movimientos sociales, pueblos originarios, sindicalistas, juristas, activistas y víctimas de las prácticas de las multinacionales vienen defendiendo desde hace años la necesidad de establecer mecanismos efectivos para el control de las empresas transnacionales. Todos ellos, junto con las organizaciones que forman parte de la campaña global Desmantelando el poder corporativo, han participado en la elaboración del Tratado internacional de los pueblos para el control de las empresas transnacionales, una propuesta alternativa para el ejercicio de un control real sobre las operaciones de las grandes corporaciones que se articula sobre la base de las ideas fuerza que presentamos en este cuaderno.

 

Título: Tratado internacional de los pueblos para el control de las empresas transnacionales / Herrien nazioarteko tuna, enpresa transnazionalen kontrolerako
Subtítulo: Una apuesta desde los movimientos sociales y la solidaridad / Gizarte-mugimenduetan eta nazioarteko elkartasunean oinarritutako apustua
Autores: Juan Hernández Zubizarreta, Erika González y Pedro Ramiro
Revista: Cuadernos de Trabajo / Lan Koadernoak, Hegoa
Número: 64
Fecha: 2014
Páginas: 47 pp

 


Índice

1. Controlar a las multinacionales
1.1. El poder de las empresas transnacionales
1.2. Mecanismos de control y normas vinculantes
1.3. Empresas y derechos humanos: el caso del Estado español
1.4. Hacia un Tratado internacional de los Pueblos

2. Derecho Internacional y contrahegemonía
2.1. El uso alternativo del Derecho
2.2. Por una transformación del Derecho Internacional

3. Ideas y propuestas para un tratado internacional de los pueblos
Presentación
A. Contexto y antecedentes
B. Justificación
C. Preámbulo
D. Dimensión jurídica
1. Ámbito del tratado
1.1. Empresas transnacionales
1.2. Instituciones internacionales económico-financieras
1.3. Estados
2. Principios generales
Sección primera. Derechos humanos, Estados y empresas transnacionales
Sección segunda. Los derechos humanos y las normas de comercio
Sección tercera. Los Estados y los organismos internacionales
3. Premisas y propuestas jurídicas en relación con las empresas
4. Obligaciones específicas de las empresas transnacionales
5. Crímenes internacionales
5.1. Crímenes económicos contra la humanidad
5.2. Crímenes corporativos internacionales
5.3. Crímenes ecológicos internacionales
6. Instancias
7. Disposición final

Bibliografía


Ver en línea : Cuadernos de Trabajo / Lan Koadernoak, Hegoa, nº 64, 2014.

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El Índice de Desempeño Ambiental pinta de verde a los ricos

 Red del Tercer Mundo

«Esta evaluación lleva a los autores a concluir que los gobiernos que tienen un buen funcionamiento son capaces de gestionar el medio ambiente en beneficio de todos”.

Un índice de desempeño ambiental (Environmental Performance Index, EPI), que será lanzado el 9 de mayo en las Naciones Unidas, pretende alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero en realidad esconde el impacto de los patrones de consumo y producción insostenibles en el Norte, así como las contribuciones del Hemisferio Sur para el logro de los objetivos acordados internacionalmente.

El EPI (se encuentra disponible aquí), ahora en su 10ª edición, fue creado por el Centro Yale de Derecho y Política Ambiental en colaboración con el Foro Económico Mundial (Davos).

El informe de este año dice tener un “enfoque paralelo” a los ODS acordados internacionalmente en su “uso de métricas cuantitativas para evaluar el rendimiento de las políticas” y sostiene que “la alineación de los indicadores del EPI con los ODS proporciona una línea de base para evaluar el desempeño nacional y muestra qué tan lejos están los países de alcanzar los objetivos globales”.

Es significativo este lanzamiento en las Naciones Unidos en un momento en el que aún se discuten los indicadores que permitirán monitorear los ODS. Según el EPI, de los 180 países evaluados, los mejores resultados son para Finlandia, Islandia, Suecia y Dinamarca, mientras que Singapur es el único país en desarrollo entre los mejores 30. Alemania es el número 30, superado por Francia (10) y Estados Unidos (26). En el otro extremo, en el “tercio inferior del índice, compuesto en su mayoría por países africanos, hay una lista de países con problemas cuyas dificultades se extienden más allá de su incapacidad para mantener la salud ambiental y humana. Esta evaluación lleva a los autores a concluir que “el rendimiento en medio ambiente es un problema de gobernanza. Sólo los gobiernos que tienen un buen funcionamiento son capaces de gestionar el medio ambiente en beneficio de todos”.

Esta es una conclusión bastante sorprendente, ya que el EPI no incluye explícitamente ningún indicador de gobernanza, a diferencia de los ODS, que incluyen varios de estos indicadores en la Meta 16. Lo que el EPI evalúa está organizado en torno a nueve temas principales (salud, calidad del aire, agua y saneamiento, recursos hídricos, agricultura, silvicultura, pesca, biodiversidad y hábitat, y clima y energía). En cada una de estas áreas las “puntuaciones de los países (de 0 a 100) están determinadas por que tan cerca o lejos están de los objetivos, los cuales son seleccionados por los autores de acuerdos internacionales, umbrales científicos y por su propio análisis de los “que obtienen mejores resultados”.

Así, en el caso del clima, por ejemplo, ya que “no hay objetivos de reducción de CO2 acordados globalmente”, el EPI mide las mejoras en la intensidad de carbono. Como resultado, los contaminantes en exceso (Gran Bretaña, Dinamarca y Estados Unidos) aparecen como “sobre-cumplidores”, mientras que los que emiten muy poco año tras año han sido bajados de categoría. Las tendencias históricas sólo cuentan para medir el progreso, pero no se dice nada acerca de las responsabilidades acumuladas. Del mismo modo, la sección sobre la biodiversidad y el hábitat no mide la pérdida real de la biodiversidad, pero en su lugar la expansión de las áreas protegidas.

En el caso del agua, el objetivo del EPI es lograr el 100% de tratamiento de aguas residuales, lo que obviamente ubica a los países desarrollados en la parte superior. Tal vez este tipo de enfoque, que mide la capacidad de abordar un problema y no la contribución a la creación, explica la correlación de índices como el EPI con el ingreso per cápita. ¿No sería justo, para empezar, hacer algún reconocimiento a aquellos que producen menos residuos?

El índice parece razonable al excluir a los países sin litoral de la evaluación de las reservas marítimas, ya que de lo contrario se los estaría penalizando por no haber creado ninguna. Pero ¿por qué excluir a los países menos desarrollados de la evaluación del clima en lugar de acreditarles por la no emisión? ¿Estaría Bangladesh al final de la tabla (173 en el ranking de 180) si el daño climático creado por los demás fuese reconocido?

Podría ser de interés para comparar los enfoques entre los países con capacidades similares y averiguar por qué España rankea mejor que Francia. Sin embargo, la clasificación de todos los países, independientemente de sus capacidades y la medición de los esfuerzos para arreglar el desorden si no se reconoce a aquellos que ni siquiera puede permitirse el lujo de perder el recurso no es útil para resumir la sostenibilidad global. El mensaje básico del EPI a las Naciones Unidas parece ser que los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tienen buenos desempeños ambientales, mientras que los países africanos están dañando la naturaleza.

¿Están Yale y el Foro Económico Mundial diciendo en realidad que los ricos contribuyen más a los ODS? ¿O el EPI encuentra culpables a los pobres solo porque no pueden permitirse costosas alfombras para barrer su pequeña suciedad debajo?

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/El_Indice_de_Desempeno_Ambiental_pinta_de_verde_a_los_ricos

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BID: “Solo el 15% de personas se forma en su centro de trabajo”

En países de la OCDE cifra llega al 50%, dice Carmen Pagés, jefa de División de Mercados Laborales y Seguridad Social del BID. La funcionaria del BID lamentó que el 45% de los empleadores no encuentre la mano de obra que se necesita.(Foto: Difusión)

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) considera a la educación para el trabajo como un motor para el desarrollo económico, pero dice que en los países de la Alianza del Pacífico (Perú, México, Chile y Colombia) no ha podido darse su despegue.

“En Latinoamérica uno se educa primero y trabaja después. Eso estaría bien si solo tiene un trabajo en su vida, pero hoy en promedio una persona tiene 10 trabajos en su vida y constantemente debe estar formándose”, dijo Carmen Pagés, jefa de División de Mercados Laborales y Seguridad Social del BID, durante su participación en el Foro de Educación de la Alianza del Pacífico.

Páges dijo que en la Alianza del Pacífico las tasas de rotación son altísimas y en un ambiente en el que la tecnología avanza a pasos agigantados ese es un problema. “Mucha gente no tiene habilidades básicas para sobrevivir en el mercado laboral. Solo en la Alianza del Pacífico hay 7.6 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan (Ninis)”, añadió.

La funcionaria sostuvo que hoy solo el 15% de trabajadores de los países de la alianza se forman en su trabajo, mientras que en las naciones que integran la OCDE la cifra alcanza el 50%. “No solo se imparten conocimientos, sino que se refrescan”.

TRES CLAVES PARA MEJORAR
La funcionaria del BID lamentó que el 45% de los empleadores no encuentre la mano de obra que se necesita. En gran medida, sostuvo, se debe a la baja calidad de formación en las instituciones educativas. “No tenemos medida de calidad ni si se alcanzan los aprendizajes”.

Páges dijo que los países de la Alianza del Pacífico deben trabajar en tres grandes temas: la identificación de requerimiento de los empleadores, una currícula basada en competencias y el aseguramiento de la calidad.

“Los sistemas formativos deben mirar al mercado y tener involucramiento de los empresarios. También se deben tener un mapa de competencias para saber cuáles son los niveles que se deben ir alcanzando con la formación, y por último se debe priorizar la calidad educativa, los jóvenes no solo deben llegar al mercado; sino que al llegar deben hacerlo muy bien capacitados”, finalizó.

Fuente: http://elcomercio.pe/economia/peru/bid-solo-15-personas-se-forma-su-centro-trabajo-noticia-1902555

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La sexta extinción ya está aquí

Por: Joana Branco

En su historia, la Tierra ha sido azotada por cinco extinciones masivas desatadas por causas naturales o cósmicas; esta vez el responsable es el ser humano.

Extinción es una palabra que suele evocar imágenes de tiranosaurios, velocirraptores o pterosaurios picudos y de anchas alas. Todos tenemos algunas nociones sobre la época en que estos gigantescos reptiles vagaron por el planeta y, en general, sentimos una fascinación casi morbosa por sus dientes y garras. Obviamente, todos sabemos también que ya no existen. Se extinguieron hace 65 millones de años, en el Cretácico, cuando una bola de fuego cruzó los cielos e impactó violentamente contra la superficie del planeta.

Esta fue la última pero no la peor de las grandes extinciones. Ese dudoso honor le corresponde a la que ocurrió hace 250 millones de años, en el Pérmico, tan masiva que se la conoce como la Gran Mortandad. Otras tres ocurrieron en distintos momentos, desde que hace 3.800 millones de años surgiera por primera vez la vida. Ahora, todo apunta a que asistimos en primera fila a la sexta gran extinción.

Corría el año 1998 cuando una encuesta realizada por el Museo Estadounidense de Historia Natural de Nueva York hizo sonar por primera vez las alarmas. “La mayoría de los biólogos del país están convencidos de que está en marcha una extinción en masa de animales y plantas”, se podía leer a principios de abril de ese año en las páginas de The Washington Post. Según el museo, siete de cada diez biólogos afirmaban que una quinta parte de todas las especies vivas podría desaparecer en menos de tres décadas y que el ritmo de desaparición era mayor que en cualquier otro momento de la historia.

Cualquiera imaginaría que, ante unas predicciones tan dramáticas, se tomarían decisiones políticas y sociales, pero no fue así. La encuesta solo contaba con la opinión de cuatrocientos expertos y no fueron pocos los que pusieron en tela de juicio las conclusiones. Sin datos sólidos que respaldaran el argumento de la extinción, el asunto cayó en el olvido, hasta que las cosas adquirieron un tinte bastante más grave.

¿Se han realizado estimaciones alarmistas?

Hoy por hoy, el programa científico de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, auspiciado por Naciones Unidas, estima que se extinguen a diario entre 150 y 200 especies. Y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) afirma que están en peligro el 41?% de los anfibios, el 33?% de los corales, el 34?% de las coníferas, el 25?% de los mamíferos y el 13?% de las aves. Pese a ello, aún se escriben artículos, como uno publicado en la revista Science en 2013, en los que se afirma que estos datos no son más que “estimaciones alarmistas”. Evaluar con rigor esta cuestión no es cosa fácil.

Para empezar, ni siquiera estamos seguros de cuántas especies existen. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) considera que los datos más fiables son los de un estudio publicado en la revista PLOS Biology, en 2011, que afirma que existen 8.700.000 especies. Una cantidad inmensa si tenemos en cuenta que solo un millón y medio han sido catalogadas. Además, para conocer su ritmo de desaparición, es necesario saber la tasa de extinción actual y la velocidad a la que se extinguían en el pasado. Una información muy difícil de obtener.

Declarar sin sombra de duda una extinción es un desafío. Existen ejemplos de especies que, a pesar de que se las consideraba extintas, regresaron de entre los muertos. También hay casos como el del tigre de Tasmania, cuya pérdida está bien documentada, pero que, aun así, supuestamente se avista de vez en cuando. Además, para concretar el ritmo promedio de desaparición de especies en el pasado, conocido como tasa de extinción de fondo, hay que recurrir a los fósiles, con todas las dificultades que eso conlleva.

Con el objetivo de zanjar esta cuestión, a principios de 2015 un grupo de expertos de las universidades de Stanford, Princeton y Berkeley, liderado por Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la Universidad Autónoma de México, decidió poner manos a la obra para llegar a una conclusión más o menos definitiva. ¿Es verdad que el ritmo de extinción se ha incrementado en las últimas décadas? Según sus resultados, sí.

Para eliminar cualquier posibilidad de que sus estimaciones se consideraran exageradas, los expertos limitaron el análisis al grupo mejor estudiado de organismos, los vertebrados. Además, “usamos tasas de extinción de fondo muy elevadas, que minimizan la diferencia con las actuales”, explica Ceballos. “Y solo tuvimos en cuenta –continúa– especies cuya extinción estuviera asegurada, sin incluir otras que es probable que también se hayan perdido, aunque aún no estemos seguros”.

Hasta hoy, ningún estudio había seguido unos patrones tan conservadores, ni arrojado unos resultados tan descorazonadores. “No nos esperábamos que fueran tan malos”, confiesa Ceballos. Según el artículo publicado en Science Advances, lo normal sería que desde 1900 hubieran desaparecido nueve especies de vertebrados. Sin embargo perdimos 468 entre mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces.

“Es un número que en otras circunstancias habría tardado entre 800 y 10.000 años en desaparecer”, señala. Estamos ante una tasa de extinción cien veces superior a la normaly “si obtenemos un valor tan elevado usando un enfoque conservador, que sin duda minimiza el problema, entonces es que la situación es realmente grave”, aclara Ceballos. En este sentido, Anthony Barnosky, profesor en la Universidad de California en Berkeley y otro de los autores del estudio, propone un sencillo ejercicio: “Mira a tu alrededor y de todo lo que ves mata la mitad”.

El hombre invade todos los rincones del planeta

Esta es la verdadera dimensión del problema y, por primera vez en la historia de la Tierra, la fuerza detrás de este desastre no son el clima, los volcanes o un meteorito. El responsable es el  Homo sapiens. Un artículo publicado a mediados de junio de 2015, en el que también participó Barnosky, detalla por qué y cómo hemos logrado desestabilizar la biosfera de una manera tan increíble. Es fácil de resumir: “No hay lugar en la Tierra que no haya sido alterado por los seres humanos”.

La Sociedad Geológica Estadounidense apunta que hemos transformado la mitad del suelo disponible y sobra poco más que los de los desiertos, la tundra, las grandes montañas y algún que otro trozo de bosque. Además, nunca se liberó tanto dióxido de carbono a la atmósfera. Es algo sin precedentes y tan geológicamente inusual que, según explicaban hace poco varios expertos en la revista Oceanography, es probable que convierta a este periodo en “uno de los más notables, por no decir cataclísmicos, de la historia del planeta”.

Quizá nos hemos vuelto insensibles hacia un problema que solo vemos a largo plazo. Pero debemos empezar a preocuparnos, porque ya convivimos con unas “tasas de extinción comparables a las que existían cuando desaparecieron los dinosaurios”, señala Barnosky. Y una pérdida de biodiversidad tan dramática pondrá en peligro nuestra propia supervivencia.

La inmensa mayoría de las especies actuales, nosotros incluidos, evolucionaron para hacer frente a las condiciones climáticas que han existido durante los últimos dos millones de años. Sin embargo, a partir de ahora, tendrán que afrontar escenarios muy distintos. “La temperatura media será quizá mayor en 2070 que en cualquier otro momento de la evolución humana”, añade el experto. Si el calentamiento sigue su ritmo, en el año 2100 se llegarán a las temperaturas más elevadas de los últimos catorce millones de años. Es poco probable que las adaptaciones y estrategias de supervivencia que favorecieron a las especies actuales les sean de gran ayuda.

El hombre invade todos los rincones del planeta

Esta es la verdadera dimensión del problema y, por primera vez en la historia de la Tierra, la fuerza detrás de este desastre no son el clima, los volcanes o un meteorito. El responsable es el  Homo sapiens. Un artículo publicado a mediados de junio de 2015, en el que también participó Barnosky, detalla por qué y cómo hemos logrado desestabilizar la biosfera de una manera tan increíble. Es fácil de resumir: “No hay lugar en la Tierra que no haya sido alterado por los seres humanos”.

La Sociedad Geológica Estadounidense apunta que hemos transformado la mitad del suelo disponible y sobra poco más que los de los desiertos, la tundra, las grandes montañas y algún que otro trozo de bosque. Además, nunca se liberó tanto dióxido de carbono a la atmósfera. Es algo sin precedentes y tan geológicamente inusual que, según explicaban hace poco varios expertos en la revista Oceanography, es probable que convierta a este periodo en “uno de los más notables, por no decir cataclísmicos, de la historia del planeta”.

Quizá nos hemos vuelto insensibles hacia un problema que solo vemos a largo plazo. Pero debemos empezar a preocuparnos, porque ya convivimos con unas “tasas de extinción comparables a las que existían cuando desaparecieron los dinosaurios”, señala Barnosky. Y una pérdida de biodiversidad tan dramática pondrá en peligro nuestra propia supervivencia.

La inmensa mayoría de las especies actuales, nosotros incluidos, evolucionaron para hacer frente a las condiciones climáticas que han existido durante los últimos dos millones de años. Sin embargo, a partir de ahora, tendrán que afrontar escenarios muy distintos. “La temperatura media será quizá mayor en 2070 que en cualquier otro momento de la evolución humana”, añade el experto. Si el calentamiento sigue su ritmo, en el año 2100 se llegarán a las temperaturas más elevadas de los últimos catorce millones de años. Es poco probable que las adaptaciones y estrategias de supervivencia que favorecieron a las especies actuales les sean de gran ayuda.

El ciclo de la vida, en juego

Incluso quienes son conscientes de ello no se asustan demasiado. ¿Qué importa si hay leones en África o ranas en Panamá? Pero la verdad, señala el experto, es que “para que un ecosistema sea capaz de mantener el equilibrio, necesita especies, porque la diversidad asegura la resiliencia (capacidad del ecosistema de sobreponerse a las dificultades)”. Cuando una especie se extingue, este delicado equilibrio de­saparece, lo que provoca un efecto en cascada que amenaza a muchas otras.

“Aunque solemos olvidarlo, nuestra supervivencia depende en gran medida de los sistemas biológicos y geoquímicos que regulan el planeta”, señala Barnosky. Todas las especies juegan un papel importante. La biodiversidad es uno de los factores que sostienen una infinidad de recursos que el hombre necesita para sobrevivir. Alimentos, agua potable, madera, fibras, combustibles y medicamentos son solo algunos ejemplos de los llamados servicios ecosistémicos. Y cualquier cambio que afecte a la biodiversidad puede poner en riesgo el acceso a estos recursos.

Un ejemplo: ¿qué ocurriría en África si no existieran leones? Sin un gran depredador al acecho, lo más probable es que el número de herbívoros aumentara sin control. Más bocas comiendo plantas darían origen a importantes cambios en el paisaje, una degradación gradual de la cubierta vegetal, erosión del suelo y un aumento de las enfermedades relacionadas con parásitos como las garrapatas, muy comunes en estos animales.

No sería la primera vez que algo así ocurre. Hacia el final de la última Edad del Hielo, casi todas las regiones del mundo estaban habitadas por animales que, a día de hoy, consideraríamos gigantescos. Mamuts, dientes de sable o enormes perezosos desaparecieron, paulatinamente, en una serie de pulsos de extinción que algunos científicos relacionan con la llegada de los seres humanos a sus territorios.

En Australia, los grandes herbívoros se extinguieron hace 41.000 años. Sin animales de gran porte que consumieran la vegetación, los bosques crecieron y acumularon materia orgánica. Los fuegos eran más frecuentes y, según los sedimentos de esa época, provocaron alteraciones drásticas en el paisaje. Donde antes prosperaban especies frondosas, propias de bosques tropicales, empezaron a predominar las plantas adaptadas a climas más secos y con una mayor tolerancia a los incendios, como las acacias.

“Dentro de doscientos años”, argumenta la primatóloga Jane Goodall en el recién estrenado documental Racing Extinction, “las personas van a mirar hacia atrás, hacia este periodo particular de la historia, y se preguntarán a sí mismos: ‘¿Cómo es posible que la gente de aquel tiempo permitiera que desaparecieran todas estas criaturas maravillosas?”. Para la mayoría de los científicos, “el enorme problema ambiental al que nos enfrentamos deriva del crecimiento desmedido de la población humana”, explica Ceballos. Y añade: “Es imperativo frenarlo. Si no, tal vez estemos perdidos”.

Ceballos estima que, en menos de tres generaciones, no tendremos acceso a muchos servicios del ecosistema. Pero evitar una pérdida masiva de biodiversidad es “aún posible si se intensifican los esfuerzos de conservación… Somos la última generación con el poder de tomar decisiones”, defiende. Pero lo que sea que hagamos establecerá el mundo en el que viviremos en las próximas décadas y siglos. No habrá vuelta atrás.

Ecoportal.net

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