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Chile: Estudiantes chilenos que boicotearon la prueba de selección universitaria serán sancionados

América del Sur/Chile/12-01-2020/Autor(a) y Fuente: spanish.xinhuanet.com

La Justicia chilena sancionará a los responsables de boicotear la prueba de selección universitaria (PSU) rendida esta semana en el país sudamericano, afirmó el presidente Sebastián Piñera.

El mandatario aseguró que «297.000 jóvenes debían rendir la PSU, pero más de 80.000 no pudieron porque un grupo de violentistas les arrebató ese derecho».

Dijo al respecto que «los violentistas serán juzgados y sancionados por la Justicia, y los estudiantes tendrán otra oportunidad de rendir la prueba».

Grupos de jóvenes se plegaron el lunes y martes al llamado a boicotear a nivel nacional la PSU, realizado por la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) y la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones).

Esto, en rechazo a un examen que consideran «segregador» y que «reproduce la desigualdad social».

En este contexto, el organizador Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre) de la Universidad de Chile cifró en 64 los centros en los que no se pudo realizar la PSU y en los que fue suspendida.

Esto, debido a los disturbios ocasionados fuera o dentro de las sedes, lo que impidió el normal funcionamiento de esta jornada en la que se mide el acceso a toda las universidades públicas y privadas del país.

A los desórdenes registrados el lunes, se sumó el martes la suspensión a nivel nacional de la prueba específica de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, una de las cuatro que deben ejecutar los jóvenes chilenos, debido a la filtración del facsímil a través de redes sociales.

El ministro del Interior, Gonzalo Blumel, declaró a la prensa que el gobierno se querelló en contra de 16 personas «debidamente individualizadas».

«Hemos iniciado un conjunto de acciones penales contra quienes causaron daños, atacaron a Carabineros, realizaron filtraciones y contra quienes incitaron o promovieron acciones que alteraron el orden público», explicó el funcionario.

La PSU se rindió en Chile en medio de la crisis social que estalló el 18 de octubre pasado con manifestaciones en todo el país en contra de la desigualdad social y el modelo económico neoliberal.

La prueba en un principio estaba fijada para los días 18 y 19 de noviembre, pero debió ser pospuesta dos veces.

El proceso estuvo resguardado por 4.500 funcionarios de Carabineros, más otro número de detectives, quienes detuvieron a 320 personas por diversos delitos.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2020-01/08/c_138687034.htm

Imagen: Gaëlle Laborie de Pixabay

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Colombia: Universidad pública a cambio de prestar el servicio, la propuesta de Uribe

América del Sur/Colombia/12-01-2020/Autor(a) y Fuente: www.publimetro.co

La propuesta educativa del expresidente que ya causa controversia se dio a conocer esta semana. Universidad pública a cambio de prestar el servicio es lo que propone Álvaro Uribe.

Sin embargo, la idea no ha tenido gran acogida debido a que muchos lo ven como una estrategia para forzar a los jóvenes a ser parte del las Fuerzas Militares.

Universidad pública a cambio de prestar el servicio

Por eso el expresidente dijo: «Hoy por hoy la Ley permite que tengan un descuento del 30 por ciento de la matrícula». Es decir, que entre los beneficios que ya tienen los estudiantes que presten el servicio es un 30% de descuento en la matrícula.

Ahora, él busca que hagan parte del programa Generación E, que reemplazó Ser pilo Paga.

«Ustedes saben que el Gobierno tiene un compromiso de 320 mil becas y ya han asignado 84 mil. Por lo pronto el proyecto dice que el colombiano que preste servicio militar, al concluir la prestación del mismo, tiene derecho al cupo de la universidad pública», dijo en Semana.

Fuente e Imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2020/01/09/universidad-publica-por-prestar-servicio.html

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Perú: Convocan al concurso público de ingreso a la Carrera Pública Magisterial en instituciones educativas públicas de Educación Básica – 2020 y aprueban el cronograma

Redacción: El Peruano

RESOLUCIÓN VICEMINISTERIAL

Nº 007-2020-MINEDU

Lima, 9 de enero de 2020

VISTOS, el Expediente Nº 001547-2020, los informes técnicos contenidos en el referido expediente, y el Informe Nº 042-2020-MINEDU/SG-OGAJ de la Oficina General de Asesoría Jurídica, y;

CONSIDERANDO:

Que, el artículo 79 de la Ley Nº 28044, Ley General de Educación, establece que el Ministerio de Educación es el órgano del Gobierno Nacional que tiene por finalidad definir, dirigir y articular la política de educación, cultura, recreación y deporte, en concordancia con la política general del Estado;

Que, conforme a lo dispuesto por el literal h) del artículo 80 de la precitada Ley, es función del Ministerio de Educación definir las políticas sectoriales de personal, programas de mejoramiento del personal directivo, docente y administrativo del sector e implementar la Carrera Pública Magisterial;

Que, el artículo 15 de la Ley Nº 29944, Ley de Reforma Magisterial, en adelante la Ley, señala que el Ministerio de Educación establece la política y las normas de evaluación docente, y formula los indicadores e instrumentos de evaluación; y en coordinación con los gobiernos regionales, es responsable de diseñar, planificar, monitorear y evaluar los procesos para el ingreso, permanencia, ascenso y acceso a cargos dentro de la Carrera Pública Magisterial, asegurando su transparencia, objetividad y confiabilidad;

Que, el artículo 17 de la Ley establece que el ingreso a la Carrera Pública Magisterial es por concurso público y que se formaliza mediante resolución de nombramiento en la primera escala magisterial;

Que, de conformidad con lo señalado en el artículo 19 de la Ley, el Ministerio de Educación autoriza, cada dos años, la convocatoria para el concurso público de ingreso a la Carrera Pública Magisterial;

Que, la Vigésima Segunda Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la Ley, incorporada mediante la Ley Nº 30747, “Ley que modifica la Ley Nº 29944, Ley de Reforma Magisterial, para autorizar al Ministerio de Educación la convocatoria anual para el concurso público de ingreso a la Carrera Magisterial entre los años 2018 y 2022”, establece que el concurso para el ingreso a la Carrera Pública Magisterial durante el periodo comprendido entre los años 2018 y 2022 es autorizado anualmente por el Ministerio de Educación, quedando en suspenso durante dicho plazo la periodicidad a que se hace referencia en el artículo 19 de la Ley;

Que, mediante Resolución Viceministerial Nº 006-2020-MINEDU se aprueba la Norma Técnica denominada “Norma que regula el concurso público de ingreso a la Carrera Pública Magisterial en instituciones educativas públicas de Educación Básica – 2020”, la cual establece, entre otros aspectos, los criterios técnicos y procedimientos para la organización, implementación y ejecución del referido concurso; así como sus etapas, instrumentos de evaluación y acciones que involucran a las diversas instancias de gestión educativa descentralizada en el marco de dicho concurso;

Que, conforme al numeral 5.7.1.1 de la Norma Técnica antes mencionada, la convocatoria al referido concurso es aprobada conjuntamente con su cronograma, y se publica en el portal institucional del Ministerio de Educación, de las Direcciones Regionales de Educación y de las Unidades de Gestión Educativa Local;

Que, a través del Oficio Nº 00019-2020-MINEDU/VMGP-DIGEDD, la Dirección General de Desarrollo Docente remite al Despacho Viceministerial de Gestión Pedagógica el Informe Nº 006-2020-MINEDU/VMGP-DIGEDD-DIED, elaborado por la Dirección de Evaluación Docente, en el cual se sustenta y solicita que se convoque al concurso público de ingreso a la Carrera Pública Magisterial en instituciones educativas públicas de Educación Básica – 2020 y se apruebe el cronograma del referido concurso;

Con el visado de la Dirección General de Desarrollo Docente, de la Dirección de Evaluación Docente y de la Oficina General de Asesoría Jurídica;

De conformidad con el Decreto Ley Nº 25762, Ley Orgánica del Ministerio de Educación, modificado por la Ley Nº 26510; la Ley Nº 29944, Ley de Reforma Magisterial y sus modificatorias; su Reglamento, aprobado por Decreto Supremo Nº 004-2013-ED, y sus modificatorias; el Reglamento de Organización y Funciones del Ministerio de Educación, aprobado por Decreto Supremo Nº 001-2015-MINEDU; y la Norma Técnica denominada “Norma que regula el concurso público de ingreso a la Carrera Pública Magisterial en instituciones educativas públicas de Educación Básica – 2020”, aprobada por la Resolución Viceministerial Nº 006-2020-MINEDU;

SE RESUELVE:

Artículo 1.- Convocar al concurso público de ingreso a la Carrera Pública Magisterial en instituciones educativas públicas de Educación Básica – 2020, el mismo que se llevará a cabo conforme a lo establecido en la Norma Técnica aprobada mediante Resolución Viceministerial Nº 006-2020-MINEDU.

Artículo 2.- Aprobar el cronograma del concurso público de ingreso a la Carrera Pública Magisterial en instituciones educativas públicas de Educación Básica – 2020, el mismo que como anexo forma parte de la presente resolución.

Artículo 3.- Disponer la publicación de la presente resolución y su anexo, en el Sistema de Información Jurídica de Educación (SIJE), ubicado en el portal institucional del Ministerio de Educación (www.gob.pe/minedu), el mismo día de la publicación de la presente resolución en el diario Oficial “El Peruano”.

Regístrese, comuníquese y publíquese.

ANA PATRICIA ANDRADE PACORA

Viceministra de Gestión Pedagógica

1844384-1

Fuente: https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/convocan-al-concurso-publico-de-ingreso-a-la-carrera-publica-resolucion-ministerial-n-007-2020-minedu-1844384-1/

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Venezuela: Gremios docentes convocan a una protesta nacional el jueves 16 de enero

Redacción: El Informador

Una protesta nacional para el próximo 16 de enero,  fue convocada este jueves  por  las Federaciones Nacionales de Educación a través de un  boletín signado con el número I.2020.

La actividad convocada es en conmemoración por el mes del educador y también la lucha por sus reivindicaciones laborales por parte de los docentes.

La concentración será frente al Ministerio de Educación en Caracas y en cada región del país se realizaran frente a las zonas educativas.

En el comunicado agregan que se declaran en la continuidad de la emergencia sindical, por lo tanto hacen un llamado a sus miembros para que realicen asambleas en los centros educativos y que cada docente sea informado de las actividades planificadas en el mes del educador.

En el mismo  boletín divulgado las Federaciones  hacen un llamado al ministro de educación Aristóbulo Iztúriz, para que antes del 15 de enero, Día del Maestro, les dé respuesta a las demandas de los trabajadores de la educación, expuestas en los documentos que fueron entregados durante el año 2019.

Fuente: https://www.elinformador.com.ve/destacada/gremios-docentes-convocan-a-una-protesta-nacional-el-jueves-16-de-enero/

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La tríada del embrutecimiento en Colombia

Por: Renán Vega Cantor

La función fundamental de un libro crítico radica en develar los mecanismos, abiertos o sutiles, de la dominación y la opresión, sin importar ni el tema, ni la dimensión temporal, ni la escala espacial del asunto que se estudie. Esto es lo que hace Efrén Mesa en el libro que ahora presentamos y cuyo tema central es el de las implicaciones de la enseñanza de la historia patria en la vida cotidiana de los habitantes de un lugar profundamente conservador y católico, como lo es el municipio de Aquitania (Boyacá), conocido antes como Puebloviejo, en la época de la Violencia (1946-1965).

Es necesario destacar tres coordenadas principales de esta obra. Primero, los vínculos estrechos entre historia patria, religión y educación cívica, como pivotes de una forma de enseñanza que reafirma el poder de la jerarquía católica y de los terratenientes en la sociedad colombiana. Segundo, los nexos entre la política nacional y lo local, a través de los discursos de los políticos conservadores y de los representantes de la iglesia católica, generadores de odios, sectarismos, exclusiones y violencia. Tercero, la consolidación de la intolerancia cultural, por medio de discursos incendiarios de políticos, afiliados principalmente al partido conservador, y de obispos y curas que generan y legitiman una práctica criminal (a nombre de la pretendida superioridad de los valores religiosos y morales que defienden las jerarquías católicas y los directivos y militantes del partido conservador) que se manifiesta en el asesinato, la persecución, el destierro, la estigmatización y el señalamiento de todos los que son considerados como enemigos de la “patria” y de los sacrosantos valores de la religión católica y de la propiedad privada. Esto viene acompañado de la construcción de un imaginario anti-comunista, con el cual se legitima la persecución de esos enemigos, todos los cuales, pese a las diferencias que puedan tener, son englobados bajo el mote de “comunistas”, que deben ser erradicados de la tierra colombiana, empezando por los liberales, presentados como la encarnación del “demonio rojo”.

 La triada que embrutece: historia patria, religión y educación cívica

Una de las grandes desgracias que hemos padecido los colombianos desde finales del siglo XIX, más exactamente después de 1886, fue la imposición de la religión católica como credo oficial, promovido por el Estado, lo cual le dio un poder inusitado a un estamento privado, la jerarquía católica, en los órdenes ideológico, simbólico, educativo, cultural… En el terreno educativo esa religión adquirió un poder desmesurado en cuanto el control y disciplinamiento de los cuerpos y de los espíritus y eso fue posible mediante la implementación de unos saberes dogmáticos y escolásticos, entre los cuales sobresalía la enseñanza de la doctrina religiosa, como materia obligatoria en todas las instituciones de educación del país, lo que vino acompañado de la condena de todo aquello que fuera considerado laico o no confesional, porque no correspondía al “orden divino” del credo católico.

La enseñanza de la religión se convirtió en el soporte de la dominación ideológica y cultural de la iglesia católica y también en uno de los filtros que determinaba quien debía ser considerado como un “buen cristiano”, lo que tenía consecuencias en materia de acceso a la educación, a los empleos públicos y a la participación en cualquier instancia de la sociedad. Esa enseñanza religiosa inculcaba la sumisión, la obediencia, la aceptación de las desigualdades sociales como algo natural, y el respeto irrestricto a curas y obispos y a lo que emanara del Vaticano. Se exaltaba la existencia de un orden sagrado e incuestionable, al que había que someterse sin chistar. Era una enseñanza dogmática sobre ese orden superior y pretendidamente divino que se plasmaba en el catecismo del padre Astete, donde a los estudiantes solamente se les pedía memorizar y repetir las formas canónicas establecidas, sin atreverse a cuestionar, preguntar y mucho menos dudar. Todo lo que decían los manuales de religión era cierto y valido por petición de principio y, en consecuencia, incuestionable.

Bajo esta misma lógica estaba construida la historia patria, cuyos manuales estaban escritos a imagen y semejanza de los catecismos religiosos. No por casualidad durante varias décadas en Colombia se enseñó una materia que se denominaba historia sagrada, la cual simplemente pretendía convertir en procesos reales los acontecimientos imaginarios y literarios, en el mejor de los casos, que se encuentran en la Biblia o en los Evangelios y buscaba establecer unas pautas de conducta ejemplarizante derivada del culto a los santos.

Por eso, cuando en 1936 se efectuó una temerosa reforma educativa, religiosa y constitucional durante el primer gobierno de Alfonso López Pumarejo, que tocó someramente el poder de la iglesia católica, sus altas jerarquías y las principales dirigentes del partido conservador condenaron cualquier intento de alterar sus intereses como algo que iba contra los valores de la nacionalidad, y anunciaban la defensa de esos valores religiosos a sangre y fuego, si era el caso. Este es uno de los antecedentes tempranos de la violencia sectaria y partidista que se va a desencadenar en el país después de 1945. Y bajo este prisma se construyó la historia patria durante la República Conservadora (1886-1930), que no fue seriamente cuestionada durante la República Liberal (1930-1946) y siguió siendo dominante en la educación colombiana hasta la década de 1970. Esta historia patria se distinguía por rendirle culto a los grandes hombres (machos), militares, curas, conquistadores, los cuales eran presentados como seres divinos y sobrenaturales, siendo sus herederos quienes eran los dirigentes conservadores o fungían como altos jerarcas de la iglesia católica. La historia patria exaltaba el individualismo, las grandes hazañas y gestas guerreras, de los héroes que con su sacrificio engrandecían la patria. Aquí también, como en los catecismos, se le exigía al alumno que creyera dogmáticamente en esas hazañas y para ello lo único que debería hacer era memorizar fechas, datos, nombres y luego repetirlos como loro amaestrado.

En cuanto a la educación cívica no pretendía formar ciudadanos sino buenos cristianos, pasivos, obedientes e intolerantes, que nunca cuestionaran ni la riqueza, ni el poder terrenal de unos pocos, ni la desigualdad, sino que consideraran que todos esos asuntos eran normales y naturales, porque Dios lo había dispuesto así. La autoridad viene y emana de Dios y los buenos cristianos, a los que se les inculcan los valores de la sumisión, la obediencia y la creencia dogmática en lo que les dicen quienes se proclaman como portadores de la verdad, deben someterse con la cabeza baja, porque todos los que representan a Dios merecen respeto y obediencia, en el hogar, en la escuela, en la parroquia, en la vereda, en la cabecera municipal, en el Departamento o en el país.

Por supuesto, esta triada del embrutecimiento generaba unos individuos pasivos, obedientes, sumisos y, lo que es peor, dogmáticos, con un horizonte mental bastante limitado y conservador, dispuestos a obedecer las órdenes del cura o del gamonal local o del político incendiario de la dirección nacional del Partido Conservador, que llamaban a oponerse a cualquier intento de tocar su poder terrenal, mediante cualquier reforma, como la educativa, por limitada que fuera. Y la reacción fue brutal, como lo ejemplifica en Boyacá el caso de Fray Francisco Mora Díaz, quien sostenía que “la escuela sin religión será para Colombia lo que ha sido para otras naciones: semillero de criminales, fábrica de libertinos y suicidas; antros de donde saldrán los traidores a la patria, porque quien reniega de su religión, con más razón se avergonzará del pedazo de la tierra que lo vio nacer”.

Esa triada del embrutecimiento presentaba a la desigualdad, la intolerancia, el racismo, el fanatismo como fenómenos naturales, resultado de designios divinos. En las zonas agrarias, las más pobres, donde el poder espiritual del cura de parroquia era indiscutible –poder que era complementado en la escuela por el maestro de religión y de historia, a veces encarnado también en los propios sacerdotes–, esos discursos reforzaban la injusticia y la desigualdad.

Todos los aspectos mencionados son estudiados con detalle y rigor por Efrén Mesa, mediante un trabajo sistemático y exhaustivo de fuentes, entre las que sobresalen los textos escolares, los programas oficiales de estudio y las declaraciones de políticos y de curas sobre la enseñanza confesional.

Los vínculos entre el odio político nacional y la violencia local

Un segundo aspecto que debe destacarse de este libro radica en la manera cómo se analizan los nexos existentes entre lo nacional y lo local, en el período que va desde mediados de la década de 1930 hasta finales de la década de 1950. Más exactamente, se develan los mecanismos, tenues y, a primera vista, difíciles de percibir, entre la política nacional y local, entrelazada por el poder de la palabra, principalmente en su forma oral y en menor medida escrita, de los dirigentes políticos del partido conservador y de los representantes de las altas jerarquías católicas. Es en el centro del país, concretamente en Bogotá, donde se hacen las principales invocaciones contra el reformismo liberal de López Pumarejo, por la boca y la pluma de Laureano Gómez, los Leopardos y otros miembros del conservatismo en el lado “civil” y las altas jerarquías de la iglesia católica por el lado religioso. Entre los dos sectores existe un tácito acuerdo de oponerse a cualquier reforma que intente tocar los intereses de los grandes propietarios y los privilegios en materia de educación y de control de los cuerpos que ejercía la iglesia católica.

La oposición en Bogotá, plena de odio, de mentiras, de embustes, adquirió un carácter incendiario, que recurrió a todos los mecanismos para legitimar su cruzada salvadora, que era presentada como la defensa de la patria católica, que estaba en peligro por la emergencia de un proyecto comunista, representado supuestamente por la fracción lopista del partido liberal. Ese discurso del odio, cuya máxima expresión era el diario conservador El Siglo, no estaba circunscrito a Bogotá y sus alrededores sino que llegaba hasta los rincones más distantes de la geografía nacional, y era reproducido a escala departamental por políticos subalternos y por obispos, y luego a escala local por gamonales y curas de parroquia.

En el caso del Departamento de Boyacá, el personaje que más claramente encarnó ese odio banderizo y sectario a cualquier reforma liberal fue el sacerdote dominico Francisco Mora Díaz, quien a través de El Cruzado (nombre terriblemente exacto) difundía las mentiras y odios nacionales a escala regional y luego los curas lo repetían en sus misas y los profesores de religión, de historia y de educación cívica en las escuelas de pueblos y veredas. Este fue uno de los instrumentos prácticos y reales mediante el cual se encadenó lo dicho en Bogotá, que llamaba por ejemplo a matar liberales, masones y comunistas, y los crímenes que se empezaron a llevar a cabo después de 1946 en veredas y villorrios de provincia, con el regreso de los conservadores al control del Ejecutivo, tras la victoria de Mariano Ospina Pérez.

De ese cruzado que era Francisco Mora Díaz dijo Agustín Nieto Caballero, insigne pedagogo liberal, que era como Laureano Gómez pero vestido de sotana y partidario como este de la violencia. Y eso era evidente, porque a propósito de la Reforma Constitucional de 1936 ese cruzado señaló que era “un reto al pueblo católico”, porque a “la escuela cristiana han opuesto la escuela laica, al matrimonio católico el concubinato público, o lo que es lo mismo, el divorcio”. Ante eso, advertía que “primero correrían ríos de sangre antes de consumarse la inequidad” y el deber era oponerse porque “quien permaneciere en actitud pasiva, ya es un traidor al credo religioso”. Un macabro anuncio que por desgracia se haría realidad a los pocos años.

Palabras como estas dichas por un cura, con gran influencia en Boyacá, no se las llevaba el viento, sino que eran atendidas como ordenes marciales por militantes del partido conservador que se encargarían de perseguir y masacrar adversarios, ante el visto bueno de los curas y obispos que decían que matar liberales no era pecado.

Ese discurso del odio se vio reforzado por los acontecimientos del 9 de abril de 1948 que para los curas y los conservadores fue una conspiración comunista, con participación liberal, y frente a la cual se dio la consigna de acabar con los nueveabrileños, porque encarnaban los peores designios que se habían hecho desde 1936, cuando se anticipaban los efectos destructores de la reforma educativa liberal. Después del 9 de abril queda abierto el camino para que los odios sectarios y banderizos que se habían difundido desde años antes fueran plasmados en la persecución y el asesinato de los liberales, identificados en una forma maniquea como comunistas y enemigos de la nacionalidad colombiana y de sus valores cristianos. Por ello, no sorprende que en Aquitania y otros lugares de Boyacá, el mismo 9 de abril y en los días subsiguientes emergieran grupos organizados y armados de campesinos conservadores, conducidos por políticos conservadores o clérigos católicos, que recorrían los caminos persiguiendo liberales, gritando a viva voz “Viva Cristo Rey”, “Viva Laureano Gómez”, “Muera Echandia”, “Viva Juan Roa Sierra”.

Con gran cuidado y muchos detalles se reconstruyen en este libro los aspectos señalados, entretejiendo los acontecimientos nacionales con sus efectos regionales y locales, al considerar el carácter conservador de Puebloviejo.

La intolerancia cultural y los discursos del terror y la muerte

No debe creerse, nos asegura el autor de este libro, que lo acontecido en Puebloviejo fue fortuito u ocasional, sino que respondía la consolidación de un proyecto cultural esencialmente intolerante, sustentado en preceptos y concepciones profundamente retrogradas, anti-modernas, enemigas de la ilustración y de las luces. Para ese proyecto resultaba inaceptable combatir la desigualdad, la riqueza y la injusticia, puesto que eso iba contra el orden divino, puesto que Dios había erigido a la sociedad como desigual y le había dado poder a los ricos sobre los pobres. Esto era así por ley divina y nada se podía hacer para modificarla, y quienes intentaban hacerlo representaban un peligro, que era necesario erradicar a machetazo limpio si era el caso, y como efectivamente sucedió en diversos lugares del territorio colombiano, entre ellos importantes zonas del Departamento de Boyacá.

En la edificación de esa intolerancia cultural fue fundamental la triada que señalamos arriba, conformada por la enseñanza de la religión, la historia patria y la educación cívica. Como resultado se configuró en gran parte del país, especialmente en las zonas más directamente influidas por el clero católico y el partido conservador, un individuo intransigente, ignorante, sectario, violento, lleno de odio, dispuesto a defender lo que se consideraban los valores supremos de la nacionalidad y de la patria, contra los enemigos. Contra estos no habían medias tintas, no podía conciliarse con ellos y había que eliminarlos. A esa cruzada religiosa contribuyeron esos discursos del terror y de la muerte, y por los cuales se organizaron desde mediados de la década de 1940 grandes bandas de campesinos por parte de dirigentes conservadores y de los propios curas, para que persiguieran y mataran liberales, siendo el ejemplo más tristemente célebre, más no el único, el de los chulavitas. Luego del 9 de abril ese proyecto criminal se amplifica y se justifica con una contra-reforma educativa que apuntaba a convertir nuevamente y en forma masiva a la población colombiana al catolicismo más trasnochado, y para ello eran cruciales la historia patria y la educación cívica como materias obligatorios, y que la educación en general, como en los tiempos de la República Conservadora, fuera organizada y dirigida en concordancia con los presupuestos de la religión católica. Por eso, en los “concursos oficiales” para escoger profesores se exigía que el candidato fuera bautizado, si era casado que fuera por lo católico, que demostrara ser un buen cristiano y además debía ser recomendado por el cura de la localidad. El resultado fue la incorporación masiva al cargo de profesores de personas sin preparación ni idoneidad, sino simples fanáticos y seguidores incondicionales de los curas de parroquia. Y estos fueron quienes deformaron a varias generaciones de colombianos, y los sumieron en la ignorancia, el sectarismo y el fanatismo. Y, en esa dirección, no sorprende, como aconteció en Aquitania, que allí se formaran las llamadas “guerrillas de paz”, conformadas por campesinos conservadores, para combatir las guerrillas liberales, que eran presentadas como chusma comunista. Los dos procesos (el de la formación escolar y el de empuñar las armas en un proyecto contra-insurgente) no estaban separados, sino que eran la expresión de esa cultura intolerante, que devela con cuidado el autor de este libro, y detrás de la cual se encontraba la enseñanza de la historia patria, aunque eso no fuera evidente a primera vista.

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Hemos querido destacar en este prólogo tan solo tres de las principales contribuciones de este libro de Efrén Mesa, sin que eso signifique que allí se agotan sus aportes. Son mucho más, pero solamente hemos querido destacar las cuestiones que para nosotros son más relevantes. Como colofón, habría que agregar que esta obra es un interesante esfuerzo, independiente y crítico, de analizar la “historia patria”, y sus múltiples implicaciones, y para eso los manuales escolares se convierten en una fuente para el estudio de una forma particular de discurso historiográfico, que tanta fuerza tuvo en Colombia durante gran parte del siglo XX.

Muchos de los problemas enunciados en este libro, algunos de los cuales hemos descrito más arriba, no son, por desgracia, para nosotros los colombianos, cosa de un pasado ya ido. Por el contrario, tienen que ver con nuestro presente y nuestro futuro inmediato, en la medida en que proyectos intolerantes y criminales, como los representados por la bacrim de los uribeños y el Centro Demoniaco, se sustentan en instrumentos parecidos a los que se han develado a lo largo de la obra que prologamos. Desde luego, la intolerancia ya no circula en forma preferente a través de la historia patria, pues ésta ya prácticamente se extinguió porque la misma enseñanza de la historia fue abandonada en la educación pública, como resultado de un proyecto de Estado y de las clases dominantes, sino de las mal llamadas “redes sociales”, pero igual se difunde el odio, la intolerancia, se patrocina y apoya el crimen y el asesinato de los que son declarados como “terroristas”, a los cuales, como en las décadas de 1930 a 1950, se les sigue denominando como comunistas y enemigos de la patria. Y, como en la época estudiada en esta obra, ahora la intolerancia es impulsada por un político lleno de odio y rencores, ligado a los peores círculos criminales y mafiosos que han existido en Colombia, cuyas mentiras son amplificadas por el mundo religioso, aunque este lo configuren –y esta sería una novedad con respecto a lo acontecido en las décadas de 1940-1950– ya no solo la iglesia católica, sino principalmente iglesias cristianas y evangélicas, que tienden a consolidarse como mayoritarias. De todas formas, el sectarismo criminal se basa en el mismo patrón, con contadísimas excepciones, de intolerancia, fanatismo e ignorancia que ensangrentó a Colombia a mediados del siglo XX y que sigue suscitando el derramamiento de sangre a comienzos del siglo XXI para satisfacer su apetito de cruzados medievales y de fanáticos anticomunistas. El epicentro principal de ese fanatismo criminal se encuentra en Antioquia, la cuna de la cultura traqueta que se ha consolidado en la sociedad colombiana desde 2002, donde se combina catolicismo puro y duro, machismo, motosierra, racismo, camándulas, grandes terratenientes y ganaderos, anticomunismo, exaltación de los ricos y poderosos, mafia, narcotráfico y la supuesta superioridad del ingenio paisa, que se basa en la lógica perversa y criminal de justificar el aplastamiento de los que son diferentes y piensan distinto. Y eso demuestra que las enseñanzas de la historia patria, con su culto a los héroes y salvadores, perviven en nuestra sociedad, con trágicas consecuencias, similares a las que se develan en esta investigación.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=264093

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Brasil: Bolsonaro acorrala al “marxismo cultural” en su primer año

Redacción: Gestión

A lo largo del año, el Ministerio de Educación acumuló una serie de polémicas. Tras una corta y controvertida gestión por parte del colombiano nacionalizado brasileño Ricardo Vélez, el economista Abraham Weintraub asumió la cartera el pasado abril.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha intensificado en su primer año de mandato, que cumple el miércoles, su cruzada contra todo lo que considera “marxista”, en especial en las áreas de Educación y Cultura, dos de los principales sectores que cree “dominados” por la “ideología izquierdista”.

Desde cuando era candidato a las elecciones presidenciales que ganó en octubre del 2018, Bolsonaro defendía un Brasil «similar» al de «hace 40 o 50 años» en materia de costumbres y propuso combatir la ideología que, según sostiene, ha «dominado» la enseñanza, la producción cultural y la prensa del país.

“En su análisis, Brasil vive una crisis moral y de seguridad, que sería causada sobre todo por la igualdad de género y la aceptación de la homosexualidad”, dijo el filósofo y profesor de la Universidad de Sao Paulo Renato Janine Ribeiro, quien también fue ministro de Educación de la expresidenta Dilma Rousseff entre el 2015 y 2016.

Cuando asumió la Presidencia el 1 de enero del 2019, Bolsonaro reforzó su batalla contra «el izquierdismo» con medidas como la imposición de «filtros» a contenidos que no encajan en su visión ultraconservadora del mundo o la reducción de recursos destinados a áreas como educación, cultura y ciencia.

Polémicas en el Ministerio de Educación

A lo largo del año, el Ministerio de Educación acumuló una serie de polémicas. Tras una corta y controvertida gestión por parte del colombiano nacionalizado brasileño Ricardo Vélez, el economista Abraham Weintraub asumió la cartera el pasado abril.

En ocho meses como ministro, Weintraub acusó a estudiantes de hacer «jaleo» con dinero público, afirmó que las universidades públicas de Brasil abrigan «plantaciones de marihuana» y hasta dijo que el modelo de enseñanza actual prefiere «discutir sexualidad» a «leer y escribir».

El último capítulo de la ofensiva bolsonarista en el campo educativo tuvo lugar hacia fin de año, cuando el Gobierno anunció que no renovaría el contrato con una televisión pública volcada a la educación que opera desde 1995, por su programación «de izquierda», que promovía temáticas como la «ideología de género».

«La agenda de este Gobierno es denunciar a los profesores que traten de intolerancia al homosexual, de la esclavitud, de la igualdad de la mujer. Ellos asumieron el poder con un proyecto hostil a todo lo que se hizo en los últimos 25 años»», dijo Janine.

«En la mejor de las hipótesis, este fue un año desperdiciado. En la peor, dimos inicio a un retroceso», evaluó.

La cultura sofocada

Igualmente figura en el punto de mira de Bolsonaro la producción cultural del país, que, según el mandatario, también ha sido dominada por la izquierda en los últimos 30 años.

En su primer año en el poder, el presidente cumplió la promesa de eliminar el Ministerio de Cultura, convertido ahora en Secretaría, ha reducido significativamente su presupuesto y ha incentivado la aplicación de «filtros» a exposiciones, películas y programas de televisión que presenten contenidos «inadecuados».

Entre los casos más emblemáticos de censura destacan la revocación de la financiación a series televisivas con personajes LGTB y la retirada de un comercial de un banco estatal por presentar la diversidad étnica, racial y sexual de Brasil.

Bolsonaro, por su parte, ha expresado que «no se trata de censura, sino de preservar los valores cristianos».

La polémica fue reavivada cuando el grupo humorístico «Porta dos Fundos» sufrió un ataque con cócteles molotov en su sede de Río de Janeiro debido a su especial de Navidad, que retrata a Jesucristo como un homosexual y por el que una comisión de la Cámara de Diputados decidió convocar a Netflix para explicarse.

Para el secretario de Cultura de la ciudad de Sao Paulo, Alê Youssef, el Gobierno «tiene una agenda de combate a la identidad nacional», que «involucra la cultura, la Amazonía, los indios y varios otros iconos de la identidad nacional».

«Ellos pueden hacer lo que les dé la gana. Sao Paulo es independiente y vamos a continuar ejerciendo nuestro papel bajo los preceptos de la democracia y la libertad de expresión», afirmó Youssef, quien asumió la Secretaría en enero, después de que Bruno Covas, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), sustituyera al ahora gobernador Joao Doria en el cargo de alcalde.

El secretario anunció además que la capital paulista celebrará próximamente un festival con todas las producciones vetadas por el Gobierno, con el que espera hacer frente a ese «flirteo con el autoritarismo».

Entre las obras confirmadas en el festival figura el espectáculo «Res Pública 2023», que tuvo su estreno cancelado por retratar la celebración de una Nochevieja en un distópico «Brasil Tropical Fascista» en el 2022, según cuenta el reparto de la producción.

«Con el veto percibimos que es una política de Estado, una cruzada contra la cultura, la educación, la ciencia», explicó el director de la obra, Biagio Pecorelli.

“Se trata de unas pérdidas irreparables en el campo institucional de derechos alcanzados en diversos ámbitos”, completó el actor Bruno Caetano.

Fuente: https://gestion.pe/mundo/internacional/brasil-bolsonaro-acorrala-al-marxismo-cultural-en-su-primer-ano-noticia/

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ATEP: 70 años de luchas docentes y por la escuela pública en Argentina

Redacción: La Gaceta

Un repaso por la historia del gremio y sus sucesivos dirigentes. Las conquistas de los últimos años.

La lucha de los docentes tucumanos por sus derechos es la historia misma de ATEP, desde que abrió para constituirse en uno de los primeros gremios del país. El 26 de noviembre de 1949, el Ministerio de Trabajo de Tucumán ponía en funciones la Agremiación Tucumana de Educadores Provinciales (ATEP), conformada por ex integrantes del Sindicato del Magisterio de Tucumán. Esa primera comisión directiva estaba integrada por mujeres bajo la conducción de Rosa Vozza de Zapata.

Las asambleas de delegados por escuela arrancaron el 19 de diciembre de 1949. Su primer objetivo era lograr la equiparación de los sueldos de los maestros tucumanos con los de la Nación, que cobraban más. Esa lucha, que tardó décadas en conseguirse, y las muchas que siguieron, sólo intentaron ser frenadas por las dictaduras militares de 1955 y de 1976, con sendas intervenciones. Esta última le costó la vida a uno de sus dirigentes más combativos y emblemáticos, el monterizo Francisco Isauro Arancibia, cuyo nombre lleva el auditorio de la sede central de ATEP en San Lorenzo 434.

Moral y patriotismo

“Arancibia era un dirigente que vivía pura y exclusivamente para el gremio. Él vivía allí, tenía una habitación donde dormía muy humildemente. Había una cama, una mesa de luz, libros, revistas y diarios por todos lados”, recuerda -para la revista “Caminando juntos”, de ATEP- el periodista Tulio Dardo Barcala, que trabajó en los extintos diarios Noticias y La Tarde. En la misma nota, firmada por Sonia Cisneros, agrega: “yo pasaba por la sede todos los días, en mi recorrida por los gremios para ver qué novedades había. Cubría las reuniones y comenzaba ya a destacarse como dirigente una figura joven, César Américo Zelarayán”.

“Arancibia tenía un sentimiento muy arraigado a los valores morales y patrióticos. Sentía profundamente las necesidades del pueblo, sus desgracias y miserias, se interesaba por el destino de Latinoamérica”, describe Barcala. Fue bajo su mandato, en 1959, que ATEP realiza la primera huelga de su historia. Duró 40 días y le valió la represión de la Policía. Pedía un aumento salarial y la equiparación con los sueldos de la Nación.

Tras lograr la personería gremial en 1962, ATEP junto a otros sindicatos del país fundan, en 1973, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera). Arancibia llegó a ser su secretario adjunto. Hasta que el mismo día del golpe militar, el 24 de marzo de 1976, un grupo armado ingresa a la sede de ATEP y acribilla a Isauro y a su hermano Arturo René, también docente. A mediados de los 80, también le toca a ATEP participar en la normalización de la Ctera.

En democracia

El regreso a la vida democrática requiere un enorme esfuerzo de reorganización. Los docentes eligen a Raúl Núñez por dos períodos consecutivos, de 1983 a 1989. Italia Arancibia de González, la hermana Isauro, era su adjunta, pero en 1985 renuncia y le sucede Lauro Herrera. En 1989, triunfa la fórmula César Américo Zelarayán – David Nicolás Toledo (actual secretario general). Cacho, como era el apodo de Zelarayán conduce el gremio durante 20 años hasta que fallece el 24 de diciembre de 2009. Toledo completa su mandato hasta 2012, y ese mismo año gana las elecciones ya como titular. En 2016 reedita el triunfo junto a Juan José Jiménez, como adjunto, cuya comisión conduce hasta hoy.

En su historia, las luchas se suceden por recomposición salarial, concursos, titularización, paritarias (dentro del Frente Gremial junto a APEM y AMET) y resistencia a normativas que afectan a los docentes, pero siempre orientadas hacia un mismo fin. Como le gustaba repetir a Zelarayán: “en defensa de la escuela pública y por una educación en igualdad de posibilidades para todos”.

El nombre del dirigente corona en letras gigantes el frente de la sede que se compró y edificó durante su mandato, a media cuadra de la Casa Histórica. También una escuela de La Cocha lleva su nombre.

Puertas adentro, ATEP cuenta con hosterías en San Pedro de Colalao y Tafí del Valle, remodeladas en la última gestión, así como un complejo deportivo y recreativo en avenida Adolfo de la Vega al 200, inaugurado hace un año y sedes propias en Juan B. Alberdi y Aguilares, Concepción. Para Toledo el lema es “hechos y no palabras” lo que hace grande a un gremio con 16.000 afiliados que incluye a todos docentes de los distintos niveles y modalidades de la educación en Tucumán.

Fuente: https://www.lagaceta.com.ar/nota/830992/actualidad/atep-70-anos-luchas-docentes-escuela-publica.html

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