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Locales liceales: del edificio integral al contenedor

Por: Julio Moreira

Revista Hemisferio Izquierdo/ Nro 4

Los últimos años se ha hecho frecuente que actores políticos de diferentes partidos exijan “resultados” a la educación, especialmente en lo que hace a matriculación, retención y promoción. Sin embargo, no se escucha a esas mismas personas reflexionando acerca de las condiciones en las que se enseña y estudia, particularmente, en lo que respecta a la infraestructura.

En el imaginario de los gobernantes de las últimas décadas, parecería que cuatro paredes y un techo son más que suficientes para que se produzca un buen acto educativo. Todo lo demás es secundario y, por lo tanto, prescindible. La síntesis más acabada de ese imaginario la expresó oportunamente el entonces presidente de la república, José Mujica: “si hay que dar clase abajo de un árbol, se da clase abajo de un árbol, pero clase tiene que haber”.

Evidentemente, ese imaginario no es casual ni caprichoso, sino que responde a una concepción según la cual el objetivo prioritario de un centro de enseñanza es que los alumnos permanezcan dentro de él durante cierto horario. La riqueza de las propuestas didácticas y la calidad de los aprendizajes no son lo central. Los conocimientos disciplinares pueden sacrificarse, si es necesario, para privilegiar la contención (en el sentido literal de “sujeción”, en este caso, de personas dentro de un recinto de “enseñanza”).

Una mirada a las políticas educativas impulsadas en Secundaria desde, al menos, la dictadura, y hasta nuestros días, confirman esta tendencia a privilegiar el encierro por encima de los aprendizajes: prolongación del horario de clases (pasaje de 35 a 45 minutos de cada hora de clase, modalidad de tiempo extendido, modalidad de tiempo completo), creación de comedores (para poder sostener la prolongación del horario de clases), simplificación del currículo (especialmente mediante la eliminación de ciertas asignaturas en las propuestas focalizadas), flexibilización del pasaje de grado (que en algunos niveles hace ver como una extrañeza la repetición del estudiante aunque éste no alcance mínimamente los objetivos de un curso), etc.

Tales definiciones en materia de política educativa se traducen en magras asignaciones presupuestales para infraestructura. Por ello, estamos muy lejos de disponer de espacios adecuados para una educación integral y realmente inclusiva (parto de la constatación cotidiana de que no es “inclusión” la retención de alumnos en un local de enseñanza, práctica que en su materialidad no se diferencia demasiado de un arresto policial). Más lejos aún estamos de poseer la suficiente cantidad de edificios para ofrecer un trato personal (y, por tanto, humano) que habilite una educación de calidad a la matrícula que hoy tiene la educación pública. Los rendimientos en grupos de no más de quince estudiantes son siempre muy superiores a los que se registran con treinta o más. Ni que hablar de la distancia que separa a la ANEP de una estructura nacional de locales confortables, seguros, higiénicos y estéticos.

La constatación de qué tan lejos estamos de poder sostener adecuadamente una educación integral y personalizada, son las frecuentes denuncias de liceos con techos en mal estado, filtraciones de agua, materiales cancerígenos, instalaciones eléctricas defectuosas, salones sin ventilación, baños rotos e insuficientes, falta de espacios para la educación física, ratas, abejas, hormigueros y bancos inutilizables.

La mirada histórica puede ofrecer más insumos en favor de la afirmación de que el deterioro general de los edificios de enseñanza responde a lo que con ellos pretenden los gobiernos nacionales y las autoridades de la educación. A comienzos del siglo XX, como parte del impulso gubernamental para crear un aparato estatal fuerte, necesitado de trabajadores calificados, se aprobó la ley de creación de liceos departamentales.

Los edificios que se construyeron para dar cumplimiento a dicha ley parecen palacios comparados con los liceos construidos en los últimos cuarenta años. En ellos encontramos (porque así fueron pensados) aulas amplias, gimnasios con medidas reglamentarias, salones de actos, salas de proyecciones, estudios de radio, imprentas, talleres para que carpinteros y electricistas pudiesen mantener y reparar prontamente los desperfectos que se presentasen, etc. Los laboratorios de aquellos locales tienen las dimensiones de la totalidad de la planta edilicia de algunos liceos actuales. La calidad de aquellas obras hace que muchas de ellas estén hoy en mejores condiciones que liceos que no alcanzan los diez años de construidos.

Evidentemente, lo que los gobernantes pretendían de un bachiller hace cien años dista mucho de lo que pretenden los actuales gobernantes. Y si bien es cierto que nuestra sociedad ha cambiado mucho y eso obliga a “innovar”, también es cierto que los principios fundamentales en los que se sostienen las ciencias, las artes y la filosofía, no han cambiado sustancialmente. Lo que sí ha cambiado es el para qué educar, y los edificios han acompañado tal mutación.

La coyuntura actual de la Educación Secundaria es particularmente compleja, pues se debate entre un sistema político decidido a eliminar todo vestigio de integralidad en su propuesta curricular, y una parte de la sociedad que lucha por sostener el liceo como espacio para los aprendizajes y la producción de conocimientos en interacción con la comunidad.

Desde el compromiso con esta segunda orientación política, quisiera referirme a algunas de las principales dificultades a las que docentes y estudiantes nos vemos expuestos diariamente por problemáticas de infraestructura.

Edificios disfuncionales

Escribir algo sobre infraestructura educativa parece, en principio, una tarea a encomendarle a un arquitecto o a un ingeniero civil. A un albañil, electricista o sanitario, tal vez. A un técnico prevencionista, quizás. Pero jamás a un docente. Por diferentes motivos, la mirada de los educadores no parece revestir idoneidad alguna para juzgar detalles como la dimensión y distribución de los espacios, la iluminación, la acústica, la ventilación, etc.

Sin embargo, la no consulta a los docentes al momento de proyectar la construcción de un nuevo edificio de enseñanza es la explicación de posteriores dificultades cotidianas en el funcionamiento de las instituciones; dificultades que, además, se hacen casi insalvables una vez que el local ya fue construido. Mencionaré algunos ejemplos.

Los emplazamientos de muchos edificios sólo se explican por la definición de la ANEP de “gastar” lo menos posible. De otro modo no puede entenderse que se construya un liceo en una zona baldía, sin iluminación ni veredas, con calles en pésimo estado y sin desagües, y a un kilómetro de la parada de ómnibus más cercana (con líneas de transporte que ofrecen una pésima frecuencia). Sin embargo, esa es la constante de buena parte de las nuevas construcciones.

La excusa de los jerarcas de la ANEP de que no hay terrenos disponibles en zonas provistas de servicios públicos, esconde en realidad la previa definición de gastar poco en la adquisición de predios liceales. Si el acceso a los centros de enseñanza fuese considerado algo importante por quienes administran los dineros públicos, gastarían lo que haya que gastar para dotarlos de un adecuado emplazamiento.

En los hechos, especialmente en la zona metropolitana, los nuevos liceos acaban formando parte de un barrio en el que campea la pobreza, e inevitablemente terminan insertos y reproduciendo procesos de guetización que no hacen sino reforzar la exclusión a los miembros de su comunidad.

La cantidad de salones de clase de que dispone un liceo suele corresponderse con el número de grupos que se le adjudican, de tal forma que resulta imposible desarrollar algún tipo de actividad (por ejemplo, apoyaturas) en simultáneo con el desarrollo de las clases.

Ni los salones de clases, ni el resto de los espacios, suelen disponer de artefactos que permitan suavizar las temperaturas extremas. En salones que reciben directamente la luz solar en el verano, las cortinas no siempre existen, y cuando las hay, por lo general fueron compradas con dinero de los integrantes de la comunidad (al igual que los ventiladores).

En invierno, particularmente en salones húmedos, el frío obliga a permanecer de campera, gorro y bufanda durante las clases. Las estufas y, más recientemente, los aires acondicionados, muchas veces llegan a los liceos vía donación de una empresa, aporte de la Asociación de Padres o compra con dinero de los trabajadores. Los gastos para la instalación de estos artefactos exceden el costo de los artefactos mismos, pues en la mayoría de los casos la potencia contratada a UTE y la instalación eléctrica (cableado, disyuntores) no permiten el uso simultáneo de sistemas de calefacción en todos los salones, por lo que se hace necesario invertir en su mejora.

Las dimensiones y el mobiliario de las bibliotecas suelen impedir que un grupo completo de estudiantes vaya a estudiar en una hora libre (eso en el caso de que se haya previsto un espacio para sala de lectura).

Muchos laboratorios no son funcionales, las más de las veces porque sus dimensiones no permiten cobijar a un grupo completo.

En edificios de varias plantas, hay pisos desprovistos de servicios sanitarios. Esto genera que, cada 40 minutos, decenas de estudiantes corran por las escaleras a los baños ubicados en otras plantas. Y las escaleras rara vez tienen las medidas reglamentarias, pasamanos y cinta antideslizante.

Los baños disponen, promedialmente, de dos o tres inodoros para 200 o 300 estudiantes de un mismo género en cada turno. Se cuentan con los dedos de una mano los liceos del país en los que los baños de estudiantes tienen papel higiénico y jabón.

Los patios son, por lo general, pocos y reducidos en relación a la cantidad de estudiantes del liceo. Las más de las veces no hay nada para hacer en ellos, ni siquiera bancos en los que sentarse a conversar. Resulta casi imposible que una clase se desarrolle en un patio: no está previsto que una cosa así ocurra.

La ausencia de gimnasios en la enorme mayoría de los liceos del país contrasta con los discursos de gobernantes y jerarcas de la educación acerca de su supuesto compromiso con la educación física. Las clases de “gimnasia” suelen ser, en el mejor y más infrecuente de los casos, en canchas sucias sin medidas reglamentarias alquiladas a un alto precio, y en el peor y más frecuente de los casos, en plazas y patios abiertos (que obligan a suspender las clases si llovió, llueve o es probable que pueda llover), en ocasiones a muchísimas cuadras de distancia del liceo, sin baños, sin botiquín de primeros auxilios, sin teléfono y sin el apoyo de otros funcionarios.

Muchas veces, con las mejores intenciones, se construyen rampas de acceso a la planta baja del edificio, pero quienes hasta allí acceden, por ejemplo, en una silla de ruedas, no pueden subir ni bajar a las otras plantas, donde probablemente estén las aulas, los laboratorios, la biblioteca o la adscripción.

Hay muchos liceos en los que la sala de profesores (por la que pasan diariamente decenas de docentes) tiene la misma dimensión que el espacio reservado al equipo de dirección (donde, a lo sumo, trabajan dos o tres personas por día, raramente a la vez).

La cantidad de adscripciones por piso suele ser insuficiente para la cantidad de adscriptos que trabajan en él. En salas de menos de 10 metros cuadrados trabajan dos o tres adscriptos simultáneamente, obligando a que cuando un padre o estudiante viene a entrevistarse con uno de ellos, los otros deben salir y esperar fuera para que la conversación pueda darse en un marco de privacidad; ello siempre y cuando la adscripción no sea totalmente de vidrio y carezca de cortinas u algún otro tipo de cerramiento que permita la reserva.

Los psicólogos y trabajadores sociales (presentes en muy pocos centros) irrumpieron en el escenario liceal hace décadas, pero los edificios no siempre prevén una sala para que realicen su labor, que implica, entre otras cosas, entrevistas con estudiantes, familias y docentes para conversar acerca de asuntos delicados. Es frecuente que se les otorgue una diminuta e improvisada habitación debajo de una escalera, o en lo que era un depósito o archivo.

Son muy pocos los liceos en los que se dispone de un comedor para los trabajadores (muchos de los cuales permanecen en el centro jornadas enteras). En el horario interturno (luego de finalizar el turno matutino y antes de comenzar el turno vespertino), nunca son suficientes ni el espacio ni las sillas para comer en la sala de profesores.

Los funcionarios no docentes rara vez disponen de una habitación en la que puedan ponerse su uniforme de trabajo (si es que el CES les facilitó uno) y descansar en su media hora reglamentaria.

En los liceos en los que hay extintores, iluminación y salida de emergencia (que son pocos en todo el país), ni los estudiantes ni los trabajadores han recibido una instrucción básica de qué hacer en caso de ocurrir un accidente.

Si todas estas cosas ocurren en edificios construidos con fines educativos, imaginen las situaciones que se pueden dar cuando se hace funcionar un liceo en una casa que la ANEP alquila o compra. O cuando se crean anexos a dos, tres y hasta cinco cuadras del edificio central, con profesores que deben ir de un lugar a otro en recreos de cinco minutos, cargando sus materiales de trabajo, expuestos a las inclemencias del tiempo. O cuando se instalan contenedores en un patio, sin caminos ni galerías para los días de lluvia, obligando a mojarse a quien necesita ir al baño, o a la cantina, o a la biblioteca (además de que la pérdida del patio obliga a todos los estudiantes del liceo a permanecer en su salón durante todo el horario de clases).

Problemas de gestión y falta de mantenimiento

Aunque no comparto la valoración según la cual el problema central de la ANEP radica en la mala gestión y no en los recursos y las definiciones políticas, es cierto que se utilizan mal los recursos públicos para infraestructura.

En primer lugar, porque no se ha contemplado la necesidad de un mantenimiento correctivo y preventivo de los edificios liceales. Esto conduce, inevitablemente, a procesos de deterioro cuya atención exige luego recursos muy superiores.

En segundo lugar, el presupuesto 2011-2015 no consideró el aumento del costo de los productos de la construcción, por lo que resultaron insuficientes los montos aprobados para la cantidad de obras proyectadas.

En tercer lugar, se registra un sub ejecución de los dineros aprobados para obras nuevas y ampliaciones. De las 16 obras cuya realización fue solicitada al CODICEN para 2016, según acuerdo entre CES y FENAPES, sólo dos se encuentran en ejecución: Soriano N° 4 y Montevideo N° 29.

En cuarto lugar, fueron insuficientes los controles sobre las obras que se realizaron y los materiales utilizados, lo que redundó en violaciones a las normativas que aseguran las condiciones necesarias en un centro de estudios, en detrimento de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

En quinto lugar, se mantiene una política de altísimos costos por concepto de alquileres para locales liceales, espacios para Educación Física y las propias oficinas del CES en las calles Rincón y Juncal (siendo la ANEP destinataria por ley de las herencias adyacentes).

Insuficiencia presupuestal

La Ley de Presupuesto Nacional Nº 18.719, que rigió durante el período 2011-2015, preveía la creación de 21 liceos, la construcción de otros 21 locales para sustitución de edificios deteriorados y la ejecución de 74 ampliaciones.

Sin embargo, la creación de liceos no pasó de un simple propósito, pues el número de edificios construidos apenas llegó al 38% de lo proyectado. Existen otras ocho obras realizadas que no son liceos; pero contabilizándolas, apenas se alcanza un 57% de lo previsto en la Ley Presupuestal.

En cuanto a las obras de reparación y mantenimiento ejecutadas, sólo el 27% correspondieron a reparaciones de importancia. Esto significa que el restante 73% (282 de 388) no respondieron a las reales necesidades de los establecimientos de enseñanza: 126 colocaciones de aulas prefabricadas, 115 reparaciones menores y 41 acondicionamientos parciales.

Las emergencias edilicias suelen abordarse con aulas prefabricadas; cada una de ellas cuesta 33 mil dólares, a los que se suman sobrecostos de locación: traslado y colocación, caminos, galerías, calefacción, etc.

Frente a la creación de liceos mediante la construcción de edificios (dos) o la compra o alquiler de locales (tres), frente a la sustitución de locales viejos por obras nuevas con mayor capacidad (cinco) o mediante compra o alquiler de locales en mejores condiciones y con mayor capacidad (dos) y frente a la ampliación del número de salones en los liceos (once), la colocación de “aulas prefabricadas” (un total de 149) se registró en 54 casos.

Al incrementarse el número de grupos en liceos ya existentes, sobre todo a través de la colocación de contenedores, se recarga el trabajo de sus funcionarios (de docencia indirecta, administrativos y de servicio), se afecta el trabajo de los estudiantes (los grupos que trabajan en contenedores suelen quedar aislados del resto de la institución), al tiempo que se inutilizan espacios de recreación y actividades deportivas (patios, canchas, etc.).

Participación público-privada: el problema que se avecina

La ofensiva de la ANEP en materia de políticas educativas orientadas a la contención, que amenaza profundizarse en 2017 (con medidas como eliminar asignaturas, volver a una estructura curricular por áreas, eliminar la repetición y generalizar el tiempo completo), tiene su correlato en el tipo de edificios a construir para hacer posible dichos cambios.

La Ley de Presupuesto Nacional 2015-2019, N° 19.355, establece respecto a las obras de infraestructura de la ANEP (en particular de Secundaria):

“En relación a la educación media básica, resulta indispensable la ampliación de la oferta de infraestructura educativa pública, de modo de avanzar hacia la efectiva universalización del egreso en este nivel. Para ello, se prevé la creación de nuevos centros de educación media tanto en la modalidad tradicional de jornada de medio tiempo como en propuestas de tiempo completo. (…)
Más allá de los recursos adicionales que el gobierno volcará a la educación en este quinquenio, las instituciones educativas cuentan con un importante monto de recursos para inversión provenientes de sus líneas de base que podrán seguir utilizándose para el desarrollo de las obras de infraestructuras requeridas. (…)
Para el resto de la infraestructura requerida, tanto para el desarrollo de las políticas educativas priorizadas, como para la sustitución de infraestructura existente, la ANEP podrá contar con el instrumento de Participación Público Privado. Por los tiempos involucrados para la implementación de dicho instrumento, su aplicación permitirá realizar las obras previstas para los últimos años del presente período de gobierno.”

Esto significa que las obras de menor costo (impermeabilizaciones, sanitaria, electricidad, colocación de contenedores, etc.) serán realizadas, como los anteriores cinco años, con el financiamiento del “Fondo de Infraestructura Educativa Pública”, dependiente del CODICEN de la ANEP y, en menor medida, de los consejos desconcentrados. Pero las obras de importancia (creaciones, ampliaciones, intervenciones profundas) se proyectan realizar, hacia 2018, mediante la “participación público-privada” (PPP).

La PPP, que en otros países se conoce como “asociación público-privada” (APP), o como las designa el Banco Mundial “participación del sector privado (PSP), es posible gracias a que en 2011 se aprobó la Ley N° 18.786 de “Contratos de Participación Público-Privada para la realización de obras de infraestructura y prestación de servicios conexos”. Ello representó un cambio de estrategia en el vínculo entre Estado y mercado, trasladando a lo público una lógica de contrato, característica del sector privado.

Además, el instrumento PPP sólo puede ser utilizado si garantiza mayor “valor por dinero” en comparación con las otras opciones. Esta condicionalidad, lejos de ser una cuestión meramente técnica, instala por la vía de los hechos el predominio de una lógica eficientista que entendemos no debe guiar el accionar del sector público, especialmente de sectores tan sensibles como la educación y la salud. Con las PPP, el cumplimiento de las obligaciones públicas (que debería obedecer a la lógica del bien común) pasa a depender de motivos económicos privados (que obedecen a una lógica de obtención de ganancias).

En el marco de las políticas neoliberales promovidas por los organismos financieros internacionales en los noventa, se privatizaron empresas y prestaciones públicas. Pero esa estrategia se vio limitada en los sectores del agua, el transporte, la salud y la educación.

En la última década, la PPP ha adquirido gran centralidad en la agenda educativa mundial, debido en parte al rol jugado por el Banco Mundial como principal promotor. Por ello, muchos gobiernos han decidido implementar reformas educativas en base a la PPP, ofreciéndoles estímulos y garantías a los operadores privados para que “inviertan” en un “mercado” que mueve millones de dólares cada año.

Además de expandir la actividad de los proveedores privados en la educación (donde ya participan a través de licitación para la provisión de insumos de funcionamiento, la construcción y reparación de edificios, las tareas de mantenimiento y servicios de portería y vigilancia), el mecanismo de participación público privado introduce mecanismos de mercado en el mundo de la educación, como la competencia, la elección o los incentivos basados en resultados.

La presidencia de la república anunció recientemente, vía mensaje de Rendición de Cuentas, que de octubre a diciembre de este año se licitará un proyecto público-privado por un valor de 432 millones de dólares para construir 225 centros educativos, 165 de ellos en la órbita de la ANEP (44 en Montevideo; 42 entre Canelones, San José, Durazno, Flores, Florida, Colonia y Soriano; 47 entre Artigas, Paysandú, Rivera, Salto, Río Negro y Tacuarembó; y 32 entre Cerro Largo, Lavalleja, Maldonado, Rocha y Treinta y Tres).

Luchas a sostener

Una parte importante de la infraestructura de Secundaria responde a una lógica obsoleta que debe ser transformada cuanto antes, pues dificulta el cumplimiento de las acciones educativas necesarias, ya sea porque se trata de casas con espacios en condiciones precarias (en cuanto a su seguridad, tamaño, iluminación, ventilación, acústica, etc.), o porque no da cabida a espacios pedagógica y didácticamente necesarios para una educación integral: salones para clases de apoyo, gimnasios con medidas reglamentarias, salas para expresión artística, salones para que los docentes puedan realizar tareas de coordinación, comedores, salas de lectura, laboratorios con dimensiones adecuadas a la matrícula y equipamientos acordes al plan de estudios.

En este sentido, es prioritaria la formación de los docentes en sus derechos respecto a las condiciones y el medioambiente de trabajo. Muchas veces solemos naturalizar cosas que están mal, perjudicando nuestra salud.

Por otro lado, la capacidad edilicia actual está muy lejos de permitir grupos reducidos, que posibiliten relaciones a escala humana. De hecho, son necesarios al menos 60 nuevos edificios, para que no haya -en promedio- grupos con más de 25 estudiantes en los liceos diurnos de todo el país.

Respecto a la concreción de obras, en lo inmediato se hace necesario luchar contra el recorte de 793 millones de pesos que el Poder Ejecutivo pretende aplicar sobre la ANEP para 2017, que estaban previstos fundamentalmente a obras de infraestructura, y particularmente a Secundaria.

Simultáneamente, deberemos promover el debate de todas las organizaciones sindicales acerca del uso de la PPP en la educación, refutando el discurso de que la lógica privada es mejor y más eficiente que la pública. De la resistencia que podamos desplegar a la aplicación de esta ofensiva mercantilista en la educación, dependerá que la administración de los liceos no quede en manos de privados durante muchos años, dando ingreso a la competencia entre centros por la captación de estudiantes.

* Profesor de Filosofía. Integrante del Comité Ejecutivo y del Secretariado de Presupuesto e Infraestructura de la FENAPES.

** Aula clausurada por peligro de derrumbe luego de una inspección realizada por delegados de la FENAPES y del PIT-CNT.

Fuente: http://www.hemisferioizquierdo.uy/#!Locales-liceales-del-edificio-integral-al-contenedor/nnsaa/579b70650cf276b3ba075079

Imagen: Foto de un liceo de San Carlos tomada por el autor del artículo**

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URUGUAY: Exigen resoluciones vinculantes para congreso de educación

Uruguay/entornointeligente/ 10 de Agosto de 2016.

El Observador / Los sindicatos de la enseñanza exigen al Poder Ejecutivo que al menos algunas de las resoluciones del Congreso Nacional de Educación sean vinculantes y tengan efecto a la hora de decidir sobre políticas educativas.

La secretaria general de la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM), Elbia Pereira, dijo a El Observador que las experiencias de los dos congresos pasados (2006 y 2013) han demostrado que para que el congreso sea «real», sus resoluciones deben ser tomadas en cuenta. Además, reclaman que la participación sea «más amplia» y los sindicatos participen de su organización.

Ayer El Observador informó que el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) resolvió aplazar la realización del congreso de educación previsto para este año. De esta manera, se incumple la ley General de Educación, que establece que el congreso debe realizarse el año posterior a la asunción del nuevo gobierno nacional.

Por el contrario, la ministra de Educación, María Julia Muñoz dijo a El Observador que el congreso se comenzará a preparar en las próximas semanas. «Se realizará en 2017 y probablemente termine en 2018», agregó.

Según la normativa, el congreso es el ámbito de discusión del Sistema Nacional de Educación, donde participan todos los actores del sector. Tiene carácter asesor y consultor. Esto es lo que quieren modificar los sindicatos.

Pocas consecuencias El primer congreso de educación se realizó en 2006. Fue convocado Tabaré Vázquez en su primer gobierno y de él surgió la ley General de Educación (2008), que entre otras cosas reglamentó esos encuentros.

Sin embargo, Pereira recordó que muchas otras resoluciones que se tomaron en él no fueron tomadas en cuenta por el Poder Ejecutivo y quedaron en la nada. De hecho, en aquel entonces una de las resoluciones del plenario fue eliminar el Consejo Directivo Central (Codicen) de ANEP, algo que no sucedió.

Con la ley de 2008 ya vigente, el gobierno de José Mujica fue el primero en incumplirla, ya que la convocatoria para el congreso se realizó en 2013. En esa instancia, el eje fue la universalización de la educación media, la generalización de la educación terciaria técnica y tecnológica, la formación docentes y el sistema nacional de educación.

Sin embargo, los reclamos gremiales impidieron que se tomaran decisiones concretas e incluso no se pudieron tratar temas previstos.

A su vez, a participación fue bastante menor respectoo a la de 2006. Mientras que en la primera edición el congreso contó con 1.700 delegados y 713 asambleas territoriales, en 2013 participaron 500 delegados y 256 asambleas.

Al respecto, Pereira manifestó que «se necesita que el congreso sea real». Es decir, que tenga «la más amplia participación posible» y que algunas de «sus resoluciones sean tomadas en cuenta para definir políticas educativas».

La dirigente sindical resaltó que los sindicatos «apuestan a este congreso».

Por esa razón señaló que más allá de las fechas, lo que importa es que esté bien organizado. «No es que estemos de acuerdo con que se haga en 2017, sino que somos conscientes de que para que un congreso tenga importancia en lo que resuelva, tiene que estar bien organizado», expresó.

URUGUAY: Exigen resoluciones vinculantes para congreso de educación

Con Información de El Observador

http://entornointeligente.com/articulo/8776917/URUGUAY-Exigen-resoluciones-vinculantes-para-congreso-de-educacioacute;n-09082016

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América Latina: Los desafíos de los trabajadores de la educación en el siglo XXI

Por:Marcelo Lafón

Revista Hemisferio Izquierdo/ Nro 4

“Hoy, el militante no puede pretender ser un representante, ni siquiera de las necesidades humanas fundamentales de los explotados. Por el contrario, hoy la militancia política revolucionaria debe redescubrir la forma que siempre le fue Propia: no la actividad representativa, sino la actividad constituyente. La militancia de hoy es una actividad positiva, constructiva e innovadora. Esta es la forma en que hoy nos reconocemos como militantes todos aquellos que nos sublevamos contra el gobierno del capital”. (Toni Negri & Michael Hardt)

Escuela y sociedad disciplinaria

El sistema educativo resultó ser una de las formas que, en su desarrollo histórico, el capitalismo encontró para consolidar e irradiar su hegemonía cultural sobre el conjunto social. En las formas clásicas que le supimos conocer, la escuela aparece como una de las instituciones disciplinarias del orden burgués. Una escuela pública como sinónimo de estatal que introduce en el mundo capitalista, entre fines del siglo XIX y principios del XX, la obligatoriedad escolar; obligatoriedad escolar que debe ser entendida como estrategia de consolidación hegemónica político-cultural de la burguesía, en combate, muchas veces, contra la cultura propia de las clases trabajadoras (que en muchos países, habían desarrollado sus propios circuitos educativos).

Como muy bien señalan Alvarez-Uría y Varela: “Emerge pues la escuela fundamentalmente como un espacio nuevo de tratamiento moral en el interior de los antagonismos de clase que durante todo el siglo XIX enfrentan a la burguesía y a las clases proletarias: escuela que no era posible al comienzo del capitalismo en virtud de una imposibilidad material en la época del laissez faire: el trabajo infantil. La imposición de la escuela pública es el resultado de estas luchas y supone cerrar el paso a modos de educación gestionados por las propias clases obreras” (1) (cursivas nuestras). Por ello, nunca resultará excesivo subrayar una y otra vez, junto a los autores, que la escuela debe entenderse en el proceso de inserción ideológica de las clases trabajadoras en el orden social burgués.

Al respecto, es importante observar cómo, en un mismo proceso histórico, se van modelando las dos instituciones de nuestro disciplinamiento infanto-juvenil: (a) la familia nuclear, como centro de producción de tareas domésticas necesarias para la reposición de la fuerza productiva afuera y para atender al desarrollo de nuevos brazos (incluso, aunque no se materialice totalmente, se constituye en un ideal a alcanzar mediante una especie de reflejo ideológico); (b) la escuela estatal, convertida en moderna maquinaria pedagógica, apropiándose jurídica y masivamente de la función educativa.

Y es que la alfabetización masiva, llevada adelante tanto en Europa como en los países americanos en el mismo período histórico, responde a los proyectos políticos del estado-nación que desplegaron las respectivas clases dominantes. Como tal, son procesos de alfabetización que remiten a los postulados ideológicos del capital (más allá que las prácticas docentes en el aula puedan abrir otras perspectivas en la representación del mundo y la sociedad).

Y esa hegemonía burguesa va a requerir, entre otras cosas, de un acrecentamiento de los saberes sobre el cuerpo (saberes psíquicos, médicos, físicos) que redundará en el dominio de los mismos para lograr así una doble finalidad: lograr el aumento de la capacidad corporal en términos de productividad, acrecentando al mismo tiempo, la sujeción disciplinaria de esos cuerpos. Al decir de Foucault: “La “disciplina” es un conjunto de técnicas de control corporal que cuadriculan el espacio, el tiempo y los movimientos del cuerpo humano. La disciplina es un tipo de poder por el cual la fuerza del cuerpo es reducida con el mínimo gasto como fuerza política y maximizada como fuerza útil. Así se convierte en un dispositivo de poder”(2).

Es este un ejercicio continuo del poder que sirve al propósito de vigilar, controlar y normalizar a los individuos mediante una serie de dispositivos que, castigando para corregir, penalizan la desviación de la regla y trazan el límite de lo bueno y lo malo, lo normal de lo anormal, no sólo en la familia, sino también en la escuela, preparando a esas personas para… ¡el trabajo! El tándem familia-escuela como dispositivos institucionales que aseguran y refuerzan la provisión de cuerpos disciplinados para la inserción laboral. Una estrategia tendiente a masificar el sustrato disciplinario de la sociedad capitalista mediante la proliferación de lo que el mismo Foucault denominó “instituciones de secuestro” (familia, escuela, fábrica, cárcel, asilo, hospital).

Escuela y posmodernidad (capitalista)

Ahora bien, lo anterior es válido para caracterizar ciertos aspectos del capitalismo vigentes hasta hace un cuarto de siglo atrás, poco más, poco menos. Y es que, en una etapa histórica donde la valorización mercantil alcanza los aspectos más íntimos de la vida humana, el capital ya no requiere de las instituciones disciplinarias que producían subjetividades centradas en el ámbito escolar, familiar, laboral, según correspondiera.

Esas instituciones ahora se re-significan siguiendo las características fragmentadas, fugaces y lábiles que requiere la valorización de la mercancía en el siglo XXI. La aceleración del tiempo y la compresión espacial adquiridos en la producción, circulación y consumo de la mercancía requiere de subjetividades, ya no alienadas (o tan solo), sino más bien fragmentadas en tiempos y espacios en constante modificación; fragmentos subjetivos que, como tales, sólo encuentran “sentido” en el consumo siempre volátil y errante en busca de la última novedad.

La manufacturación de estas nuevas subjetividades sociales se traslada al ámbito escolar, en especial, mediante la cultura de la imagen. Y en ello, los medios de difusión(3) cumplen un papel relevante. Los medios de difusión, en especial, la televisión, se han convertido en un sistema público de referencia creando un léxico mundial de imágenes, de íconos y de sentidos. Así, los medios ya no sólo manipulan y distorsionan los datos de la realidad(4) sino que inventan nuevas realidades cuando crean sentidos desde lo político y lo moral (y esto se lleva a cabo atravesando todas las edades y clases sociales).

Esto afecta gravemente uno de los cimientos pedagógicos de la institución escolar, tal era el acceso al conocimiento mediante la lectoescritura. ¿Por qué? Porque la realidad indica que ya estamos en presencia de lo que Franco Berardi señala: “Por primera vez en la historia humana, hay una generación que ha aprendido más palabras y ha oído más historias de la televisión que de su madre”(5). A partir de acá, como mínimo hay que señalar que el lenguaje conceptual (abstracto) tiende a ser reemplazado por el lenguaje perceptivo (concreto) que es más reducido en cuanto a cantidad de palabras y, potencialmente, en riqueza de significados. Este empobrecimiento lingüístico resalta más por el escaso acceso de niños y jóvenes a otros tipos de lenguajes como podrían ser las expresiones artísticas. Lejos de ello, lo que prima es la imagen televisiva y como dice Sartori: “con la televisión nos aventuramos en una novedad radicalmente nueva. La televisión no es anexo; es sobre todo una sustitución que modifica sustancialmente la relación entre entender y ver … ya que la televisión invierte la evolución de lo sensible en inteligible y lo convierte en un regreso al puro y simple acto de ver. La televisión produce imágenes y anula los conceptos, y de este modo atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella nuestra capacidad de entender”(6).

Y los niños y jóvenes que arriban a nuestras escuelas se encuentran permeados por esta cultura de la imagen; una cultura de la imagen que facilita una aprehensión emotiva y veloz de la realidad, pero que por su propia fugacidad y evanescencia torna ininteligible esa realidad, más allá de la primera reacción pasional. Y es que la imagen despierta sensaciones epidérmicas pero no conlleva una traducción racional. Esto se expresa en el ámbito educativo por una fuerte tendencia presente en niños y jóvenes que muestran un vocabulario sensiblemente reducido y empobrecido respecto a generaciones anteriores: con aproximadamente 300 palabras pretenden dar cuenta del mundo y la sociedad en que viven. Vaciamiento y empobrecimiento del lenguaje como marco general en el que batallan diariamente los docentes intentando preservar las competencias cognitivas, estéticas y éticas, al considerar el lenguaje, justamente, no solamente como la capacidad de comunicar/se sino también como un lugar que expresa, construye y refuerza determinadas relaciones de poder.

Estamos en presencia de un habla colonizada por los dispositivos mediáticos. Y esto implica que las modalidades de aprendizaje, memorización e intercambio lingüístico se modifican cuando las tecnologías alfabéticas dan paso, y hasta pretenden ser reemplazadas, por las tecnologías digitales, ya que a la progresividad, secuenciación y concentración propios de la cultura escrita se le opone, ahora, la atención flotante, lábil y configuracional del joven telespectador.

Caída su función pedagógica, los espacios-tiempos escolares se ven invadidos por una subjetividad mediática que devuelve una inusitada actualidad a aquella afirmación de Deleuze y Guattari: “El capitalismo necesita analfabetos”(7). Formulada hace más de cuarenta años, la validez de dicha frase se constata diariamente en todos los ámbitos y, paradójicamente, también en aquel espacio que fuera creado expresamente en el marco de una política alfabetizadora de clase: la escuela.

Esa realidad escolar de hoy en día, donde el lazo institucional ya no está armado por intereses comunes sino más bien por las rutinas establecidas, sin una significación colectiva y una subjetividad común, junto a las nuevas formas familiares y la omnipresencia mediática, se conjugan e inscriben dentro de un nuevo sustrato bio-socio-cultural que señala el pasaje a la posmodernidad (capitalista).

En la medida que la escuela, degradada en su función epistemológica, no logre por parte de sus interesados instituir nuevos sentidos que vayan en la dirección de la emancipación de esa lógica mercantil, resultará totalmente funcional a la posmodernidad capitalista. Y ¿quiénes pueden estar más interesados que los propios trabajadores de la educación en dotar a su oficio de nuevos y emancipadores sentidos?

Dar clases es… ¡un acto político!

En esa tarea, los colectivos docentes deben avanzar desde las problemáticas cotidianas del aula y la escuela hacia políticas que no estén absorbidas por la lógica social del orden establecido; desplazar las políticas educativas instaladas y dar paso a políticas de emancipación que saquen al docente del lugar de víctima y le permitan producir autónoma y afirmativamente saberes, lenguajes e imaginarios. Y salir del lugar de víctimas requiere enfatizar menos las privaciones e imposibilidades cotidianas y elaborar más los sentidos que permitan imaginar alternativas ya que, si víctimas, nunca ponemos en disputa las propias prácticas y responsabilidades que nos caben. Repensar las formas concretas del trabajo en el aula para desarrollar prácticas educativas cuyos sentidos ya no sean demandados al Estado, sino elaborados por el propio colectivo docente. Animarse a pensar sin tutelas institucionales, creando espacios y tiempos colectivos más democráticos y horizontales que doten de nuevos sentidos a la escuela actual. Construir formas de acción sindical-política articuladas con una rigurosa reflexión teórica que pueda dar cuenta de los cambios y tiempos que nos tocan vivir.

En ese camino, resulta perentorio crear dispositivos de trabajo que se constituyan, no sólo como un fin sino como un medio que permita desear y crear en cooperación. Que el lugar de trabajo, la escuela, se convierta en una militancia que dé cuenta de una génesis social y política de otros lenguajes y saberes, otros conocimientos e imaginarios que construyan nuevas relaciones de poder. Hacia adentro, democratizando esas relaciones y hacia afuera de las escuelas, constituyéndose como una fuente de contrapoder informativo, valorativo, epistemológico.

Cabe, dentro de las posibilidades cotidianas que se ofrecen a los trabajadores de la educación, la construcción y el desarrollo de nuevos regímenes de verdad de manera contrahegemónica a los existentes. Un poder otro de la verdad que visibilice otras historias, lenguajes y valores. Al decir de Foucault: “Hay que entender la verdad como un sistema de procedimientos ordenados para la producción, regulación, distribución y funcionamiento de enunciados. La “verdad” está ligada circularmente a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, a los efectos de poder que induce y la acompañan” y como él dice: “No se trata de liberar la verdad de todo sistema de poder sino de separar el poder de la verdad de las formas de hegemonía (sociales, económicas, culturales) en el interior de las cuales funciona por el momento”(8).

Esto implica, por parte del colectivo docente, posibilitar que el pensamiento se haga política, afirmando que algo es posible allí donde sólo hay una declaración de imposibilidad. Al hacerlo, estaremos llevando a la práctica un verdadero acto político si por tal cosa entendemos aquella formulación de Badiou: “La política no es un medio. La política es afirmación. La afirmación de que otro mundo es posible. Y se puede afirmar que otro mundo es posible en un punto muy pequeño.

No necesitamos cambiar el mundo para afirmar que otro mundo es posible. Necesitamos cambiar algo. Y hacerlo porque nos interesa hacerlo, porque queremos hacerlo”(9). Prácticas pedagógico-políticas que en las condiciones culturales del capitalismo tardío no pueden revestir sino un carácter emancipador de lo instituido, ya que toda aspiración menor sólo alcanzará el grado de gestionar lo existente (aún con un sentido “progresista”).

Y es que, al tiempo que ponderamos los logros alcanzados por los llamados gobiernos progresistas y aún revolucionarios en el continente, señalamos los límites estructurales no traspasados por los mismos; y uno de esos límites, a nuestro entender, ha sido la continuación y profundización de parámetros culturales de consumo, total y absolutamente funcionales a la lógica de la mercancía. Así, la divisoria entre las necesidades reales y concretas de las personas y las necesidades ficticias creadas mediante el fetichismo de la mercancía se diluyen de un modo tal que hasta las propias prácticas políticas se convierten en unas prácticas de consumo más. Y es que la lógica de la mercancía desarrolla subjetividades construidas sobre temporalidades en tiempo presente; es más, ni siquiera es un presente sino una suerte de estar en el consumo de objetos. Sobre ese sustrato cultural, avanza el marketing político convirtiendo la práctica política en una mercancía de consumo más (sin ética ni compromiso).

De modo que, la cultura así producida por las relaciones sociales capitalistas, se convierte en un campo de batalla más decisivo aún que la política; esto es así, en la medida que la disputa cultural que se libre desde el campo de las políticas de emancipación se dirija a la crítica radical de la lógica mercantil capitalista. Al dar cuenta de ese funcionamiento y realizar esa crítica, el planteo cultural emancipador se transforma decididamente en una posición política ya que debe dar cuenta de los fundamentos mismos, tanto materiales como simbólicos, del sistema. Es desde ahí, desde esa crítica anticapitalista que surge la posibilidad de elaborar nuevos proyectos colectivos de vida sustentados en una condición humana no mercantil. En esa batalla cultural, no cabe duda que los trabajadores de la educación -como trabajadores intelectuales- están en condiciones de asumir un papel relevante y significativo políticamente hablando.

Por ejemplo, yendo más allá de la premisa liberal que presidió buena parte de los sistemas educativos en América Latina: “formar ciudadanos críticos”; e ir más allá, implica plantearse como colectivo docente emancipador, la perspectiva de una democracia comunitaria que trascienda los límites de la democracia representativa burguesa y convierta así, lo público, en el espacio del interés y las necesidades colectivas donde me encuentro con el otro, y no con el Estado.

Se trata, ni más ni menos, que de la recuperación del oficio docente en términos político-culturales, con capacidad de poder social instituyente; asumirnos desde nuestro oficio como parte integrante y constructora de una nueva cultura política, como afirmación de que otra sociedad es posible allí donde se declara la imposibilidad de otra humanidad.

En ese camino, como trabajadores de la educación, y en el intento y deseo de hacer política hoy, recobramos aquel aserto foucaultiano sobre el papel de los intelectuales: “El papel de un intelectual no consiste en modelar la voluntad política de los demás sino en interrogar de nuevo las evidencias y los postulados, cuestionar los hábitos adquiridos, las maneras de actuar y de pensar, disipar las familiaridades admitidas y a partir de esta reproblematización (en la que desempeña su oficio específico de intelectual) participar en la formación de una voluntad política”(10).


Referencias

(1) Fernando Alvarez-Uría y Julia Varela. Arqueología de la escuela. La Piqueta, Madrid, 1991. Pág. 50
(2) Michel Foucault. Vigilar y Castigar. Siglo XXI, Bs.As., 1989,pág. 218.
(3) En un debate que permanece abierto, preferimos hablar de medios de difusión y no de comunicación, en tanto y en cuanto, entendemos a la comunicación como multidireccional, como proceso de producción de contenidos, estéticas y lenguajes, como diversa. No hay comunicación en la unidireccionalidad, y la información, siendo parte, no agota la comunicación.
(4) Complementariamente, puede afirmarse que no importa lo que los medios dicen sino lo que silencian.
(5) Franco Berardi.La fábrica de la infelicidad.Nuevas formas de trabajo y movimiento global.Traficantes de sueños, Madrid, 2003, pág. 18.
(6) Giovanni Sartori. Homo videns.La sociedad teledirigida. Taurus, Bs.As., 1998, pág. 36 y ss.
(7) Gilles Deleuze-Félix Guattari. El AntiEdipo.Capitalismo y equizofrenia. Paidós, Barcelona, 1985.pág.247
(8) Michel Foucault. Microfísica del poder. La Piqueta, Madrid, 1992, pág. 189
(9) Alan Badiou. Conferencia en la Ciudad de Rosario el día 24 de abril del 2000.
(10) Michel Foucault. Saber y Verdad. La Piqueta, Madrid, 1991,pp. 239-40.
Fuente:  http://www.hemisferioizquierdo.uy/#!América-Latina-Los-desafíos-de-los-trabajadores-de-la-educación-en-el-siglo-XXI/nnsaa/5797ef670cf24688e1993c38

Imagen: «Alfabetización», Diego Rivera (1928)

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Educación: Lo que la educación puede y lo que no

Por: Carina Benoit

Revista Hemisferio Izquierdo/ Nro 4

1) El sistema educativo no es una isla

La educación pública nacional recibe aproximadamente a 700.000 estudiantes por año en sus aulas. Necesariamente, su funcionamiento se ve atravesado por las condiciones de vida de esos niños, jóvenes y adultos que pueblan los salones de clase. En el ciclo básico de educación media (CB), que es donde me desempeño como profesora de Educación Social y Cívica y Adscripta, recibimos a un número muy grande de adolescentes con importantes carencias materiales de todo tipo. El propio Instituto Nacional de Evaluación Educativa, dirigido por actores designados por el gobierno nacional, reconoce que una tercera parte de los estudiantes del CB proceden de contextos socioeconómicos desfavorables y muy desfavorables.

¿Qué es lo que esto significa? Pues, entre otras cosas: 1. Viviendas precarias en barrios que carecen de los servicios públicos más elementales, dificultando y/o impidiendo que el estudiante vaya a clases, ya sea por problemas en el barrio, por volverse intransitables las calles ante las inclemencias del tiempo, etc. 2. Mala alimentación, que ha afectado negativamente los procesos de maduración cognitiva de los estudiantes a lo largo de su vida. 3. Escasa vestimenta, que hace que muchos jóvenes no tengan qué ponerse. 4. Realización obligatoria de todas las tareas del hogar debido a la ausencia de adultos durante la mayor parte del día: hacer mandados, cocinar, limpiar, etc. 5. Cuidado cotidiano de niños (hermanos, sobrinos, etc.). 6. Trabajo remunerado, generalmente de manera informal, para complementar los ingresos del hogar.

Desde el sistema político, integrantes de todos los grupos que participaron en 2010 del acuerdo interpartidario en la materia, insisten en que el aumento de presupuesto que ha recibido la educación durante los últimos diez años, no ha ido acompañado en Secundaria de una mejora ni en las tasas de matriculación y retención, ni en los niveles de promoción. Lo que no se dice es que buena parte de las problemáticas de vida de los estudiantes impactan fuerte y negativamente en sus procesos de aprendizaje, y que la solución a esas dificultades excede completamente las posibilidades de los liceos. Las injusticias estructurales que son inherentes al capitalismo no se corrigen desde el aula.

2) El sistema educativo está pauperizado

Lejos de pensar que el sistema educativo no tenga nada por hacer para mejorar los procesos de aprendizaje de los estudiantes, identifico en el mismo tres problemas principales: uno presupuestal, otro político / jurídico y un tercero vinculado al perfeccionamiento docente.

A) Lo presupuestal

Sabido es que no sólo se está muy lejos del 6% del PBI para ANEP y UdelaR, sino incluso del 4,5%. De hecho, la asignación de 2015 apenas superó el 3%. En esta Rendición de Cuentas, aunque aún no sabemos qué decidirá el parlamento, lo cierto es que el Poder Ejecutivo presentó un proyecto con recortes de más de 700 millones de pesos para la ANEP, especialmente en lo que refiere a obras edilicias y creación de cargos. En la vida cotidiana de los liceos, estas limitaciones presupuestales se traducen en la ausencia de condiciones mínimas para sostener los procesos de aprendizaje de muchos estudiantes.

La construcción de nuevos locales es una prioridad en un doble sentido: para ofrecer espacios cómodos y agradables a jóvenes que actualmente estudian en edificios inhóspitos, y para reducir el número de estudiantes por grupo.

La dotación a los centros de enseñanza de los adecuados recursos didácticos es también una prioridad; a manera de ejemplo, no podemos seguir intentando enseñar en liceos que no tienen libros, o que no tienen docentes que puedan poner en funcionamiento la biblioteca liceal, o que no ofrezca un servicio de fotocopiado de las fichas de estudio que realizan los profesores.

Un último y fundamental obstáculo presupuestal para la superación de las dificultades que actualmente atraviesa la educación pública nacional es la insuficiencia de los salarios docentes. No ha cambiado el hecho de que la retribución de un docente egresado que comienza el ejercicio de la profesión sigue oscilando entre un cuarto y un tercio de lo que cuesta la canasta básica familiar. Eso hace que el camino de cada vez más docentes sea el multiempleo, lo que representa, en los hechos, menos tiempo del docente para planificar sus clases, atender las dificultades de aprendizaje de sus estudiantes y evaluar actividades escritas.

B) Lo político / jurídico

No pocas veces se afirma que los últimos diez años ha habido un avance sustantivo de los trabajadores uruguayos en materia de derechos laborales. Ello parece innegable para ciertos sectores de obreros que se encontraban desprovistos del reconocimiento de los derechos más elementales. Pero no parece una afirmación que pueda sostenerse para el conjunto de los trabajadores, y mucho menos para el sector específico de los trabajadores de la educación.

Ha quedado claro por la vía de los hechos que el reconocimiento gubernamental del derecho a la “negociación colectiva” no es en sí mismo garantía de nada. La ley obliga al empleador a negociar, pero no a ceder y mucho menos a acordar. Tal vacío en la redacción de la norma sólo puede ser llenado por la actuación del Poder Ejecutivo; el hecho de que en las últimas rondas de negociación salarial el Ministerio de Trabajo haya votado varias veces con las patronales en contra de los intereses de los trabajadores, y nunca con los trabajadores en contra de los intereses de las patronales, exime de mayores comentarios acerca del alcance de la ley de negociación colectiva para permitir la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores.

En el ámbito específico de la ANEP, la ley de negociación colectiva nunca ha sido cumplida a cabalidad por las autoridades de la educación. Casi a diario se aprueban circulares y oficios que modifican las condiciones de trabajo de los docentes, sin que haya previamente instancias de negociación al respecto. La regla general ha sido que se negocia sólo aquello que el sindicato exige reiteradamente negociar, particularmente cuando se fuerza la negociación mediante la adopción de medidas de lucha.

La casi nula negociación de la ANEP con sus trabajadores posee efectos muy adversos sobre el funcionamiento de los centros de estudio. A modo de ejemplo, consideremos el caso en que nos encontramos los profesores adscriptos, que mantenemos un marco normativo fascista, acuñado en dictadura, que comprende -entre otras tareas- el control del largo del cabello y la vestimenta de los estudiantes, la fiscalización del trabajo de los docentes de aula y obsolescencias como el cuidado del tocadiscos de la institución.

C) Lo académico

Todo sistema de formación docente tiene sus limitaciones. Toda sociedad atraviesa procesos de transformación, a veces muy significativos en su alcance, que presentan a los docentes nuevos e interpelantes desafíos. Por su parte, las disciplinas (sean estas científicas, artísticas o filosóficas) sufren importantes revisiones en sus marcos epistemológicos, en su jerarquización de los objetos de estudio y en sus teorías explicativas de los problemas con los que trabajan. Todos estos factores, que necesariamente limitan el alcance de las prácticas pedagógicas y didácticas, sólo pueden ser íntegramente abordados desde un abarcativo sistema de perfeccionamiento docente, que en las últimas décadas no ha existido, que hoy no existe, y que los jerarcas de la educación no proyectan que exista.

Sería mucho lo que se podría decir al respecto. Haré referencia sólo a dos factores de esta problemática: la vergonzosa propuesta de perfeccionamiento que ofrece la ANEP y las limitaciones que se imponen a los docentes que están en condiciones y tienen disposición para realizar un curso de perfeccionamiento.

Las propuestas de perfeccionamiento que ofrece la ANEP, desde los cursillos hasta las maestrías, carecen de un enfoque pedagógico que las sustente, pues están dirigidas meramente a la gestión y no a la enseñanza. A su vez, las empresariales propuestas de gestión que ofrece la administración “educativa” están fuertemente impregnadas por una concepción neo-gerencialista, en sintonía con los lineamientos de mercantilización de la enseñanza que impulsan organismos como el Banco Mundial y la OCDE. Algunos de los títulos de los cursos que se ofrecen son por demás elocuentes respecto al fraude pedagógico y epistemológico que los mismos suponen, por ejemplo, el de “reingeniería humana”.

Tanto si el docente decide asistir a propuestas de perfeccionamiento externas a la ANEP (en el ámbito de la UdelaR o de alguna institución privada), como si acepta la oferta de la ANEP, encontrará rápidamente un obstáculo difícil de superar: la normativa que regula su trabajo no contempla ofrecerle condiciones para que pueda estudiar. A modo de ejemplo, la licencia prevista para casos de preparar parciales y exámenes es muy limitada cuantitativamente, y, además, afecta la actividad computada y, consecuentemente, la ubicación del docente en las listas a través de las cuales se accede a las horas de clase. En síntesis, la normativa actual sanciona al docente que asiste a propuestas de perfeccionamiento.

3) Caminos a transitar

En noviembre de 2011, la Comisión de Proyecto Educativo de ADES Montevideo presentó públicamente un proyecto de reforma para la educación secundaria pública, sobre la cual, tanto los gobiernos nacionales que se han sucedido, como las distintas administraciones que ha tenido la ANEP, han guardado absoluto silencio.

De aquel proyecto, rescato algunas propuestas cuya aplicación considero redundarían en una mejora de las condiciones de estudio de los jóvenes que asisten a la educación secundaria:

Formación integral, que comprenda lo social, político, económico y cultural. El proyecto educativo debe tener como principio rector la formación de personas críticas, reflexivas, autónomas, libres, solidarias, comprometidas con la igualdad social. Se hace este planteo desde un distanciamiento de las posturas que, de la mano de la concepción dominante, pretenden una educación media que dé respuesta a los requerimientos y expectativas de mano de obra del mercado laboral.

Defensa de las asignaturas como marco epistemológico del conocimiento. Lo que en realidad subyace a la ofensiva mundial anti asignaturista es el recorte ideológico en la mirada del mundo que se ofrece a los hijos de los trabajadores, tendiente a propagar un pensamiento único, armónico con el actual orden socio económico mundial. Una cosa es someter a reflexión la forma habitual en que se jerarquizan, secuencian, interrelacionan e integran los conocimientos disciplinares. Y otra cosa muy distinta es la ruptura generacional en la transmisión de ciertos conocimientos, bajo el falso pretexto de educar en la interdisciplinariedad.

Construcción de edificios específicos, con un determinado confort y equipamiento adecuado a las distintas actividades educativas que en él se desarrollan diariamente, que cumpla con normativas básicas de seguridad, salud y accesibilidad.

Grupos reducidos, de no más de veinte alumnos por clase. Es imposible brindar la dedicación que requiere cada alumno y atender sus particularidades si tenemos cuarenta gurises por salón. Las aulas superpobladas son un impedimento para el desarrollo de estrategias pedagógicas y didácticas que permitan involucrar a todos en la adquisición y construcción de conocimientos. Además, la superpoblación implica una recarga de labor para los docentes.

Implementar grupos de 1º a 6º año, ya que en el proceso educativo de los adolescentes constituye un estímulo para proyectar mayores expectativas en cuanto al tránsito por el ciclo completo y permite a los más jóvenes aprender a participar en tareas relevantes, como las asambleas gremiales, en colaboración con compañeros de años superiores.

* Profesora de Educación Social y Cívica / Sociología / Derecho. Adscripta. Militante de ADES Montevideo.

Fuente: http://www.hemisferioizquierdo.uy/#!Lo-que-la-educación-puede-y-lo-que-no/nnsaa/5798c2850cf233f0ee88bd16

Imagen: Dibujo de Pawla Kuczynskiego

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Uruguay: En la calle

América del Sur/Uruguay/9 de agosto de 2016/Fuente: la diaria

FEUU marcha mañana en defensa de la educación pública; docentes de secundaria y funcionarios de UTU paran por 24 horas.

Una parte del recorte previsto en la Rendición de Cuentas para el presupuesto de la educación se revirtió tras un acuerdo entre el Poder Ejecutivo y la bancada de legisladores del Frente Amplio (FA), que permitió que el proyecto de ley tuviera media sanción de la Cámara de Diputados. Pero ahora el proyecto pasa a discutirse en el Senado, lo que mantiene en “alerta” a los gremios universitarios y motiva la movilización de algunos gremios de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), la más afectada por la iniciativa. En defensa de la Universidad de la República (Udelar) y en defensa de la educación pública, mañana la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) convoca a una marcha a partir de las 17.30, desde la explanada de la Udelar y hasta el Palacio Legislativo, respaldada por toda la Intergremial Universitaria y acompañada por paros de 24 horas de los funcionarios de la Udelar, los docentes agremiados en la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) y los funcionarios de la UTU. La marcha fue convocada inicialmente “en defensa de la Universidad”, pero al sumarse varios sindicatos de la educación no universitarios, se sumó también la consigna en “defensa de la educación pública”.

En alerta

En la interna universitaria, la Asociación de Docentes de la Udelar (ADUR) tuvo su XVI Convención este viernes y sábado, y, si bien el Ejecutivo del gremio propuso levantar el conflicto y desestimar la posibilidad de iniciar una huelga por tiempo indeterminado, la Convención resolvió por unanimidad mantenerse en conflicto y esperar la discusión de la Rendición de Cuentas en la Cámara de Senadores en “alerta”. Esto significa que se transmitió la potestad al Federal de ADUR de convocar a distintas medidas de lucha “en caso de constatarse nuevamente la intención de introducir recortes al presupuesto universitario”, según consigna la declaración aprobada el sábado, incluida “la consideración de la medida de huelga”. Además, el gremio de docentes de la Udelar resolvió la paralización de actividades mañana a partir de las 16.00, para concurrir a la movilización.

La declaración de los docentes universitarios expresa su satisfacción por que “la firme estrategia mantenida por ADUR, la intergremial, las autoridades universitarias y nuestra central de trabajadores PIT-CNT ha logrado revertir, hasta el momento, los recortes presupuestales que estaban planteados por el Poder Ejecutivo para la Udelar”, pero a la vez manifiesta la “necesidad de profundizar la búsqueda de recursos para estos fines, gravando la riqueza y el capital”, y la “preocupación por constatar que una parte del presupuesto educativo sigue aún recortada en el acuerdo alcanzado en la Cámara de Diputados, así como su solidaridad con las reivindicaciones de los gremios de la ANEP”.

Algo similar manifestó el rector de la Udelar, Roberto Markarian, el viernes, durante el acto de apertura de la Convención. En su discurso dijo que “lo más rico del balance que tenemos que hacer” tras la votación en Diputados es “la unidad de la institución”. Según consigna el portal de la Udelar, el rector afirmó que le han pedido “que nos calláramos”, pero de todas formas recomendó “no bajar la guardia” durante la discusión en la Cámara de Senadores.

Aunque sin adherir a la paralización de actividades como los otros gremios, los funcionarios de la Udelar también convocan a concurrir a la marcha, y habilitarán la salida gremial a partir de las 16.00 a aquellos trabajadores que concurran a la movilización.

Pega fuerte en media

El acuerdo entre el gobierno y los legisladores del FA permitió restituir el presupuesto de la Udelar (incluido el del Hospital de Clínicas) y la Universidad Tecnológica, pero no el de la ANEP: sólo se terminó otorgando 111 millones de pesos de los 793 que la institución tiene asignados en la Ley de Presupuesto para 2017.

La Fenapes resolvió acompañar la marcha de la FEUU y detener sus actividades durante todo el día de mañana, en el entendido de que con el recorte se hace “inalcanzable el cumplimiento de la promesa electoral del 6% del PBI [Producto Bruto Interno] para ANEP y Udelar, impactando negativamente sobre la ANEP en aspectos medulares que hagan posible mejorar las condiciones de estudio así como de trabajo, en particular en educación media”, según una resolución del gremio.

La Asociación de Funcionarios de UTU (AFUTU) también resolvió parar sus actividades durante todo el día de mañana y concurrir a la movilización a las 17.30. “Estamos sumamente consternados; teníamos expectativas en cuanto a la postura de la bancada oficialista, pero el resultado final es una iniciativa clara del gobierno para dividir a la masa de trabajadores”, opinó Daniel Devitta, presidente de AFUTU. Explicó que las autoridades y gremios universitarios estaban “mucho más movilizados” que los sindicatos que integran la Coordinadora de Sindicatos de la Enseñanza del Uruguay, donde hubo “algunas diferencias estratégicas dentro de los sindicatos”, pero aseguró que el recorte al presupuesto de la ANEP que establece la Rendición “afecta muchísimo”. En 2017 “no va a haber dinero para creación de cargos de los liceos y las UTU que se van a inaugurar”, dijo Devitta, lo que “profundiza un problema muy visible a principios de este año: la notoria falta de cupos para estudiantes de la UTU”.

Fuente: http://ladiaria.com.uy/articulo/2016/8/en-la-calle/

Imagen: http://www.maldonadonoticias.com/beta/images/Agosto16/Paro_Educacion.jpg

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Uruguay: ANEP y MEC lanzarán hoy la tercera edición del Concurso Educación Solidaria

Uruguay/08 de agosto de 2016/www.diarionorte.com.uy

La actividad se cumplirá en la sede del MEC:

La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), el Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (CLAYSS) y la Asociación Civil “El Chajá”, concretarán, en la mañana de hoy, lunes 8 de agosto, el lanzamiento oficial del Concurso Educación Solidaria 2016.

La actividad, que contará con la presencia de autoridades de la ANEP, de la Directora de Educación del MEC, Magíster Rosita Ángelo, del Director de la Oficina de la OEI-Mercosur, Magíster Ignacio Hernaiz, y de las Coordinadoras del CLAYSS, Magíster Ana María Scala y Licenciada Catalina Thölke, se desarrollará, a partir de las 10:00 horas, en la sede del MEC (Piso 9º).

El Concurso Educación Solidaria, que este año ingresa en su tercera edición, es una iniciativa conjunta del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), a través de la Dirección Nacional de Educación, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), CLAYSS Sede Uruguay y la Asociación Civil El Chajá.

La convocatoria está dirigida a todas las instituciones de educación formal y no formal que trabajaron en experiencias solidarias y las propuestas presentadas serán evaluadas por un equipo técnico especializado.

El objetivo es reconocer a las instituciones educativas que integran el aprendizaje curricular de los estudiantes, con las actividades solidarias en beneficio de la comunidad.

En este caso, la calidad educativa implica, además de la transmisión de contenidos académicos, formar a los estudiantes para una participación democrática comprometida, que incida positivamente en la mejora de los aprendizajes y en el clima educativo.

Tomado de: http://www.diarionorte.com.uy/ensenanza/anep-y-mec-lanzaran-hoy-la-tercera-edicion-del-concurso-educacion-solidaria-36792.html

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Uruguay: Maestros preparan un paro para mediados de agosto

Uruguay/ Agosto de 2016/ Entorno Inteligente

La Federación Uruguaya de Magisterio ( FUM ) denunció ante las autoridades del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) y del Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP el incumplimiento de la negociación colectiva, dado que a los maestros de tiempo completo no se les ha depositado el monto correspondiente al acuerdo sobre inequidades.

Históricamente los maestros de tiempo completo cobran un valor por las primeras cuatro horas de trabajo y otro valor menor por las segundas cuatro horas. En acuerdo salarial que los sindicatos de la educación firmaron en diciembre de 2015 con el Codicen contemplaba estas inequidades, que finalmente fueron corroboradas en un convenio que se suscribió el 30 de abril de 2016.

Elbia Pereira, secretaria general de la FUM, dijo a El Observador que dicho convenio establece que ese monto por inequidad se comenzaba a cobrar a partir de enero de 2016. Por esta razón, este mes los maestros de tiempo completo deberían comenzar a cobrar los retroactivos correspondientes. Sin embargo, si bien sus recibos de sueldo son por ese dinero, en dinero no lo tienen depositado en el banco.

El convenio establece que a partir del 1º de enero de este año los maestros grado 1 (los que recién comienzan la carrera) cobrarán por las segundas cuatro horas el mismo monto que por las primeras. En tanto, entre los grados 2 y 7, el convenio tiende a igualar el valor entre las horas, pero no lograra equipararlo, explicó Pereira.

La dirigente sindical dijo que la FUM realizó ayer la denuncia ante las autoridades del CEIP, quienes manifestaron que no tenían el dinero. También la presentaron en el Codicen, desde donde se les informó que no habían traspasado el dinero porque desde Primaira no les había llegado la información al respecto.

«En el Codicen hubo disposición para solucionarlo, pero los maestros tienen que cobrar lo antes posible», expresó.

Pereira manifestó que el dinero está y que esto se trata «claramente, de un error de gestión».

Preparan paro

A su vez, la FUM prepara un paro para la segunda quincena de agosto en rechazo al recorte presupuestal para la educación pública. La secretaria general del sindicato dijo que el viernes el secretariado ejecutivo resolvió elevar esa moción a todas las filiales para discutir.

Adelantó que la idea es ir a la próxima reunión de la mesa representativa del PIT-CNT, a realizarse el 11 de agosto, con una posición unánime dentro de la FUM y con una fecha ya definida.

Así se suman a la medida ya adoptada por la Federación Nacional de Profesores (Fenapes) de realizar un paro de 24 horas el 9 de agosto en rechazo al recorte presupuestal.

Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/8751661/URUGUAY-Maestros-preparan-un-paro-para-mediados-de-agosto-02082016

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