Por: Alfredo Percovich.
Para la secretaria general de la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM-TEP), hoy más que nunca se necesita escuchar al otro, al que piensa distinto, reflexionar y valorar la palabra.
En este espacio de ideas y coversatorio, hablamos sobre la escuela vareliana, cómo se hace para educar en un aula a la que llegan niños y niñas con hambre, el rol de las maestras y maestros para detectar la violencia intrafamiliar y los casos de abusos. En relación a las sospechas sobre los gastos en alimentación escolar, dijo que la comparación con lo que costó el Antel Arena fue «vil» y un argumento «muy pobre».
¿Cómo se enfrenta una jornada pedagógica educativa cuando al aula llegan niños o niñas que te dicen que no cenaron?
Es imposible, nadie puede aprender. Ni un niño, ni siquiera un adulto. Todos sabemos que es imprescindible un espacio de contención. Tomar algo calentito forma parte de ese abrazo o vínculo que tenemos las personas. Más allá de eso, las maestras fueron las que alertaron de esa circunstancia. La decisión, para nosotros equivocada o a medias, fue el tema del vaso de leche sin el acompañamiento. El comunicado que circuló alguien lo escribió, lo hizo ver, se aprobó y se difundió. Que se anuncie que se va a dar un vaso de leche saborizada que redunda en una partida de 2,50 pesos por cada niño en plena pandemia, choca. Ahora y siempre choca.
Por estos días hay un cierto manto de sospecha en relación a la alimentación escolar. Incluso el ministro de Educación realizó una comparación de los recursos asignados con lo que costó el Antel Arena.
Hablar de lo destinado a alimentación escolar en relación al gasto del Antel Arena, esa comparación fue tan vil, tan pobre, porque tenía argumentos si quería mantener una posición distinta, legítima, hacia una visión de comedores. A diferencia de otros actores que he leído o escuchado, creo que él sabe muy bien cómo se manejan los comedores. Algunos dicen que el ministro no sabe de qué está hablando, pero para mí sí sabe de lo que está hablando, elige qué decir y elige con qué comparar y sabe que a la gente que él le habla tal vez le llega ese discurso.
¿Todo está bajo sospecha?
Sí, lo está, es algo que colocaron en campaña electoral y que hay que puntualizar que Uruguay votó sabiendo y acordando con eso. No puede ser considerado una sorpresa porque ellos dijeron que iban a hacer auditorías de todo y a mejorar gestiones. Por eso van hacia esa lógica de revolver todo. Hay una frase, atribuida a la canciller alemana Angela Merkel, que señala que los presidentes no «heredan» problemas desconocidos porque se supone que se prepararon para gobernar y por tanto deberían conocer los problemas desde antes. Esto no parece ser la actual circunstancia. De todos modos, hay que señalar que se presentaron a una campaña electoral diciéndoles a los uruguayos que iban a realizar auditorías para mejorar la gestión y los ciudadanos decidieron -por una diferencia muy mínima-, pero decidieron.
¿Los uruguayos decidieron también sobre los contenidos de esta LUC que según la FUM-TEP favorece la privatización de la educación pública?
Yo creo que no. Ahí lo que el uruguayo decidió fue un paquete general con titulares y la LUC no contiene solamente titulares. Es cierto que algunas de las cosas que están incluidas en la LUC fueron dichas con anterioridad. Nosotros tuvimos una instancia con todos los equipos de los presidenciables y vimos que tenían diferencias entre ellos previo a la coalición. Luego tuvieron que unificar y quedó lo que quedó. Pero insisto, yo no creo que el uruguayo cuando votó supiera todo lo que hoy está en la LUC.
¿Concretamente en relación a la educación?
Se sabía lo del desmantelamiento de los consejos porque lo habían hablado en el «Compromiso por el país», pero es un tema que seguramente no le llega a buena parte de la ciudadanía, posiblemente para la población en general, el hecho que dirija uno o lo hagan tres es algo que no es un tema que le genere ruido. Pero lo que no se le dijo a la población es que el nivel de tres años no iba a ser obligatorio y que lo que se venía haciendo para universalizar la educación inicial quedaría trunco, se iba a interrumpir este proceso. Estas cosas no son inocentes. Acá hay un cambio de dirección en cuanto a la universalización de la educación y estas son cosas que no se sabían que iban a implementar a partir de la LUC. Como tampoco mucha gente tenía claro que se iba a profundizar el peligro de la privatización de la educación. Por eso se han visto reacciones.
¿Por ejemplo?
La reacción en defensa de los comedores y la alimentación escolar fue muy elocuente, quedó clarísimo que buena parte de la población señala que no es por ahí. En lo personal, creo que los ataques fueron una especie de «orejeada» que hicieron y vieron que la gente reaccionó inmediatamente en defensa de la alimentación escolar y todo lo que representa. Y esa fue una muestra que dejó en claro que para la gente, el camino no pasa por la comercialización.
Hay quienes sostienen que la escuela vareliana -tal como la conocimos- está en vías de extinción.
Yo no soy tan fatalista, pero me hago cargo de lo que digo y lo que creo es que hay que defender la escuela pública. Lo que está sucediendo con los comedores escolares es un primer pasito: los defiende la gente, incluso más allá de la FUM-TEP. Salió la gente, salió Héctor Florit (exconsejero de Primaria) cuando dijo que el comedor escolar es un espacio de socialización e integración entre iguales y, por supuesto, salimos los trabajadores. También es importante alejarse un poquito de la mirada que tenemos desde dentro del movimiento sindical y observar estos temas desde la perspectiva del ciudadano común.
¿Crees que la sociedad está dispuesta a dar la batalla en defensa de la educación pública?
Creo que hay que prepararse para ello y eso implica que debemos acumular con la sociedad y para eso debemos ser muy claros a la hora de salir a conversar, a explicar. En este momento estamos conversando, no es que estemos saliendo a recorrer el país con este tema porque tenemos una forma de organización federativa. Tenemos 30 filiales activas y contacto permanente con las direcciones. Es un hecho de la realidad que la LUC quedó «entreverada» con la pandemia y el miedo -algo tan humano- generó que la gente se alejara y se confinara en su casa. Eso generó cierto paréntesis aunque no en materia de acción sindical. Desde la dirección nacional lo que hicimos fue seguir trabajando con las direcciones de las filiales del interior, pero queríamos evitar cualquier riesgo sanitario para la gente. Entonces por un lado mantenemos contactos virtuales y a nivel de territorio se están desarrollando movilizaciones locales, en una misma línea contra la LUC en todo el país, para acumular. Al principio tuvimos que hablar mucho porque el proceso de la LUC fue muy rápido. Cuando en enero se difundió el borrador y aún no teníamos el coronavirus, desde la Federación fuimos a presentarles a los distintos actores nuestras discrepancias sobre el capítulo de la educación. Dialogamos con todos y, desde el inicio, todos estuvieron informados de nuestras diferencias con el borrador original. Si bien modificaron algunas -y no voy a caer en la soberbia de decir que eso sucedió por nuestra intervención-, la esencia siguió siendo la misma. Se preocuparon de cuidar algunos aspectos que podían tener algún problema de constitucionalidad, pero lo sustancial se mantuvo.
Concurrieron al Parlamento a explicar sus puntos de vista, pero no sirvió de mucho.
La verdad es que en el Senado fue un mero trámite, algo realmente vergonzoso, de todas las bancadas.
Fueron a dialogar, hablaron unos minutos y se fueron sin que ningún senador les preguntara nada.
No me hables de diálogo, no me hables de una construcción democrática porque eso no lo fue. Cuando decimos y hablamos de la poca calidad democrática, nos referimos -entre otras cosas- a eso que sucedió en el Parlamento. Creo que fue muy fuerte la forma en la que salimos de allí con respecto a esas instancias. Vale mencionar que en Diputados se movió distinto, nos recibieron por separado y no a todos juntos con la CSEU, como en el Senado, que, con (José) Olivera de Fenapes, hablamos durante media hora sin parar ni para respirar.
¿Están evaluando los distintos escenarios posibles de acciones ante la LUC?
En relación al proceso jurídico, nosotros definimos que nos paramos dentro del Pit-Cnt y no por fuera. Vamos a actuar desde ese lugar y creemos que desde las distintas filiales del país se le debe llegar a la gente con esa sensibilidad. En cuanto a lo que estamos viendo por parte del gobierno y si uno presta un poquito de atención, todos los días surge algún hecho nuevo, a veces pequeño, otras no tanto, a los que hay que meterles el diente. En determinado momento reflexionamos si verdaderamente teníamos que salir a pelear todas las batallas que nos plantean a diario. ¿Tenemos que responder todos los disparos que nos tiran? Por un lado no te da la vida, pero, además, terminás perdiendo la esencia de la discusión de lo central, y me parece que eso es lo que quieren logar.
Hay cierto consenso en señalar que el gobierno maneja, mide, calcula, estudia y ejecuta la comunicación de manera muy eficiente.
Son muy finos y además siempre te lanzan algunos temas con disparos, lo que no suele ser tan público. Todos los días salen con algún tema, es un bombardeo constante.
Hablemos del abordaje de la violencia intrafamiliar en las escuelas públicas. Más allá del mapa de ruta para las situaciones de maltrato y abuso sexual en niñas, niños y adolescentes detectadas en el ámbito escolar, ¿existe algún marco de contención para maestros y maestras?
La escuela tiene una función social que cumplir que va más allá del maestro, el niño, el cuaderno, es decir, hay una forma de abordaje del aprendizaje que tiene que ser base de un vínculo. Si no se establece ese vínculo con el niño, con la familia y la comunidad, el niño difícilmente aprenda o por lo menos no va a aprender de la mejor manera. Esa función social que tiene la escuela, del mismo modo que lo que sucede cuando un maestro percibe que un niño pasa frío o hambre, es la que genera que nosotros vamos a intentar cubrir esas situaciones sin cuestionamientos. No porque esté escrito en algún lado o porque lo tengamos que hacer. Incluso creo que es mejor que no esté escrito, pero sí forma parte de tu profesión docente, de ser maestra, el mirar si ese niño tiene las mejores condiciones para aprender. Y en ese marco tan grande es que se incluye cuando hay niños que son víctimas de violencia, sea de la forma que sea. Y lamentablemente no son pocos casos. Hay veces que te das cuenta y otras que no, porque los que saben mucho más que nosotros de estos temas de violencia explican que las manifestaciones muchas veces son tan sutiles y están tan escondidas que son difíciles de descubrir. Nosotros tenemos el mapa de ruta que nos va indicando por dónde debemos ir en caso que detectemos algo. En esos casos, hay contención para los niños y niñas
¿Qué pasa con las maestras y los compañeritos?
En el caso de los niños, está el programa Escuelas Disfrutables que Primaria tiene desde un tiempo a esta parte. Está compuesto por psicólogos y asistentes sociales, entre otros, que tienen una forma de acción que actúan en el contexto de la escuela, y que el maestro supuestamente estaría también incluido en ese contexto.
Eso sucede cuando se visibiliza un caso.
Exacto y es aplicable a todo el país. Pero si existen situaciones que pueden ser de violencia intrafamiliar o cualquier otra, el maestro no tiene ningún tipo de contención, ni emocional ni psicológica. Lo que hace el maestro es acompañar el tránsito de ese mapa de ruta en relación a lo que tiene que hacer con el niño. Pero lo que te pasa a ti como persona, como ser humano, eso que te genera por dentro, al tomar contacto con una situación de violencia que está afectando a un niño, eso no tiene un abordaje formal con un protocolo.
¿No lo tiene Primaria ni tampoco el sindicato?
El sindicato tampoco y deberíamos tenerlo.
Probablemente, a partir de la actual crisis sanitaria y económica, se profundizarán muchas inequidades. ¿Ustedes se están preparando para educar en una coyuntura crítica en términos sociales?
Hay quienes dicen que cuando pase la pandemia vamos a volver a lo que tuvimos en 2002, al menos algo similar en cuanto a lo social y económico. Yo en esa época trabajaba en el magisterio y recuerdo que esa crisis demandó una atención directa muy importante de la organización sindical, especialmente en contextos que estaban muy desfavorecidos. Yo creo que si volvemos a esa circunstancia y tenemos que hacer lo mismo, no aprendimos nada. Tenemos que ser capaces de proyectar acciones que no sean espejo de lo que vivimos en 2002, sino que tiene que haber existido cierto aprendizaje durante todo este período que permita que nuestras intervenciones sean distintas, de una forma mucho más potente, pero claramente distintas. Lo que va a pasar después se tendrá que ir construyendo. Por razones de edad, yo estaba en el magisterio en el año 2002, pero la inmensa mayoría de los maestros de ahora no estaban, son jóvenes que fueron construyendo otra realidad. Pienso en mis hijos, que cuando discutimos algún tema me dicen: ‘Mamá, yo no lo viví’. Ellos vivieron otra realidad, construyeron sus propias historias, por supuesto que nosotros ayudamos a construirlas también, pero ellos están haciendo su camino. Por ello me parece que no podemos accionar de la misma manera. Este grupo de chiquilines, jóvenes maestros que no estuvieron en esos momentos, tendrán que construir algunas cosas, poniendo en orden lo que ellos entiendan de acuerdo a sus criterios de prioridades.
En estos años de crecimiento económico mucho se habló del «nuevo uruguayo», que se acostumbró a una calidad de vida muy ligada el consumo excesivo y a cierta lógica del mercado del «sálvese quien pueda».
Lo que nos unía antes era la solidaridad de aquellos momentos, después vinieron años distintos, las nuevas generaciones han vivido de manera distinta, y allí ingresa esa lógica del «sálvese quien pueda», el consumismo exacerbado, lo inmediato, el «lo quiero ya mismo», y digamos que todos estamos inmersos bajo esa lógica del sistema. Las crisis nos permiten reordenar las prioridades, colocar lo verdaderamente importante y ver lo que no lo era. Tenemos la oportunidad de ver la vida en su trayecto, en un espectro más amplio y no solamente en el momento que se está viviendo, el instante, el presente.
¿Cómo se hace para educar en un contexto de desigualdades y con una brecha social tan dolorosa y profunda?
Uruguay en este momento está viviendo una división muy fuerte. Se ha llevado a tal extremo la diferencia que es muy difícil acercarse al otro, al que piensa y siente distinto, no hay cabida para el que no piensa como pienso yo. Creo que juega mucho el tema de las redes sociales, que pueden hacer tanto bien -aunque lo tengo que analizar más profundamente porque por más que lo busques, cuesta encontrar lo bueno de las redes- y si salís a decir algo, sea quien sea que hable, no importa el tema, ya sabemos qué sucederá. Sabemos que la respuesta será desde el lugar de ‘o estoy de un lado o del otro’, no hay matices, no hay lugar posible para escuchar al otro, aquello de que puedas tener una buena idea. Si no estás sentado en el mismo lugar, no es válido lo que piensas y dices. Uruguay quedó muy dividido política y socialmente y acá están los niños en el medio, que se están educando en este contexto de una sociedad que pauta que ‘sos de un lado o del otro’ y no tenés vuelta.
¿Y entonces?
Me parece fundamental que eduquemos en la tolerancia. Tenemos que educar y rescatar la tolerancia, el hecho mínimo y natural de -al menos- poder escuchar al otro, algo que ahora no estamos pudiendo hacer. La tolerancia requiere un aprendizaje de todos nosotros. Y no solamente es importante aprender a escuchar, sino también a respetar los tiempos y los silencios. Hay temas que necesitan más tiempo. A veces me pasa que me dicen ‘no hables tanto, no hables como maestra’ y no sé hacerlo de otra manera, no puedo, soy maestra.
¿Y cómo se lleva eso a un aula en la que tal vez haya niños con hambre, con urgencias de esas que no dan margen a silencios reflexivos y tiempos de adultos?
Es horrible. Ahí las urgencias son las que imperan. Y ves el esfuerzo que se hace desde la escuela, que hacen las maestras para tratar de compensar si te llega un niño en determinadas condiciones de urgencia. No te digo que le vas a cocinar vos, pero sí le das una mano, los maestros cumplimos esa función y eso no está escrito en ningún lado. Cuando ves que un niño viene por ejemplo con los championes rotos y que son varios hermanitos, en casos así juntamos entre nosotros. Recordemos el ropero escolar que hoy no es tan común porque es verdad que Uruguay vivió un período de crecimiento y que también las familias sintieron ese cambio que no está mal, al contrario, es fundamental que las familias puedan mejorar su calidad de vida, pero no mucho tiempo atrás teníamos en las escuelas el ropero escolar. Había maestros encargados de juntar las ropas, las donaban, muchas veces las reparaban y las llevaban a sus casas y las ponían en sus lavarropas para que quedaran en condiciones para donarlas. Eso no nos coloca en un lugar de superheroínas, pero esa función social que tiene la escuela forma parte del ser escuela pública. Y eso no está escrito en ningún lado.
Fuente de la entrevista: https://www.carasycaretas.com.uy/maestra-elbia-pereira-uruguay-quedo-dividido-en-dos-y-en-el-medio-estan-los-ninos/