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Uruguay: El pensamiento computacional, un arma para mejorar la educación

Uruguay/Noviembre de 2017/Fuente: El Observador

La clase se divide en grupos. A cada equipo se le entrega una receta para elaborar brochettes de frutas. La receta dará distintas combinaciones de frutas posibles. Luego, los equipos tendrán que escribir en una hoja dos tipos de brochettes que se pueden elaborar siguiendo el algoritmo -es decir un conjunto ordenado de instrucciones que permite completar una tarea-. Este ejercicio llamado «Cocinero robot» busca que los alumnos puedan identificar diferentes posibilidades de ejecución de un algoritmo y que practiquen el «ensayo y error».
Lo que se aplica es el denominado «pensamiento computacional». Se trata de una forma de enseñar que apunta a que los estudiantes aprendan a plantearse problemas y sus soluciones, cumpliendo una secuencia determinada de pasos en el proceso.
«Acercarse a la tecnología, es un desarrollo emocional. El chico se da cuenta de que él es capaz, que puede crear cosas y eso genera su empoderamiento. La creatividad es un músculo que requiere de muchos fracasos y hay que ejercitarlo constantemente», expresó Roberto Saint Martin, un ingeniero mexicano fundador de Robotix, la escuela de robótica para niños más grande América Latina, y que estuvo en Montevideo la semana pasada.
Saint Martin participó el miércoles 8 de noviembre de la presentación de la publicación «Pensamiento Computacional. Un aporte para la educación de hoy», que fue elaborado en conjunto por la Fundación Telefónica Movistar y la organización Gurises Unidos. El manual ofrece herramientas y ejercicios para que los docentes enseñen con esta técnica.
Ambas organizaciones trabajan juntas desde hace algunos años en este campo. Saint Martin recordó que en el año 2013 algunos alumnos que participaron del proyecto fueron seleccionados en un concurso de la NASA y quedaron el segundo lugar. «Esos niños siguieron adelante pese a los retos en su vida, no es que fuesen genios, ellos fueron creciendo error tras error hasta lograr un objetivo», afirmó.
La educación tradicionalmente está enfocada en que los problemas y las soluciones ya están predefinidos. El desarrollo del pensamiento computacional no se centra en el uso de las tecnologías, sino que busca producirlas, es decir solucionar problemas. Un problema es un hecho real o imaginario que incomoda al intelecto produciendo la necesidad de una solución. Ayuda a tomar decisiones de una manera ordenada, secuenciada y lógica, sin ambigüedades.
A juicio de Saint Martin aunque se hable de tecnología, en realidad se habla de «empoderamiento; es como un medicamento que cura».
El trabajo en conjunto entre la organización y la fundación implicó una investigación previa para que después se pudiese llevar adelante en las clases con diferentes proyectos. «Esto es un proceso continuo de cambio, aquellas propuestas que tuvieron un buen resultado o que lograron los objetivos que buscamos, fueron las que fuimos sistematizando», explicó Mauro Scopise, integrante de Gurises Unidos y uno de los creadores del proyecto.
Por su parte, el director de la organización, Gonzalo Salles, aseguró a El Observador que están convencidos de que el pensamiento computacional «es una herramienta que ayuda y desarrolla habilidades y competencias» que son fundamentales para la educación.
Como parte de la investigación, en el año 2015 trabajaron con las escuelas 299, 119 y 63, el liceo 42, de Montevideo, y la escuela 181 de Las Piedras, en Canelones. En el 2016 continuaron trabajando con la escuela 299 y sumaron la propuesta al liceo 65 y al 33, a la UTU Malvín Norte, al centro juvenil Santa María y al aula comunitaria número 5 de Montevideo.
En esta propuesta participaron hasta el momento, seis mil estudiantes, 500 docentes de todo el país y 70 centros educativos de Maldonado, Montevideo y Treinta y Tres.
El resultado de ese trabajo fue el manual en el que se rescatan aquellas propuestas educativas que resultaron efectivas para que otros docentes las usen como referencia.
La idea de usar el pensamiento computacional en la educación, como expresó el psicólogo Roberto Balaguer, quien participó en la creación de la guía, es que «hay enormes desafíos estructurales por delante y el pensamiento computacional seguramente no sea capaz de resolverlos a todos, pero al menos les dará a los niños y a los adolescentes herramientas que los harán sentir menos indefensos, mejor provistos para enfrentar esos desafíos».
Los jóvenes interactúan, se comunican y aprenden a través de diversas formas que incluyen el uso de las tecnologías. En 2016, el 83% de los hogares uruguayos tenían acceso a internet y actualmente el 96,7% de los adolescentes y jóvenes entre 14 y 19 años son usuarios, según la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic).
«Son propuestas para aplicar en el contexto real. Pudimos ver cómo chicos que a veces quedan afuera del sistema, ahora se interesaron en esto y tienen una motivación. Es una temática que hace que se sitúen en el aula de otra forma frente a la tecnología. Ellos pueden ser más críticos con la tecnología», sostuvo Clara Darino, una de las creadoras del proyecto en Gurises Unidos.
Por su parte, Jorge Delgado del departamento de Información de Primaria, adelantó que dados los buenos resultados, en el 2018 buscarán llegar a unos 200 maestros más. «La formación es una necesidad para ver de qué manera las tecnologías aportan a la educación», dijo. La idea de Gurises Unidos es ampliar el trabajo con docentes y estudiantes, explicó Emilio Bonetti, coordinador de la organización.
Fuente: https://www.elobservador.com.uy/el-pensamiento-computacional-un-arma-mejorar-la-educacion-n1140760
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III Congreso Latinoamericano de Medición y Evaluación Educacional (COLMEE 2018)

La tercera edición del COLMEE será una instancia de encuentro para presentar e intercambiar conocimientos sobre la teoría y la práctica de la medición y la evaluación en educación, y reflexionar acerca de las experiencias en torno al eje central «NUEVOS DOMINIOS Y NUEVAS METODOLOGÍAS DE EVALUACIÓN» en los distintos países de nuestra región.
El congreso convoca a debatir sobre diversos aspectos y desafíos conceptuales, técnicos y de política pública vinculados con el desarrollo de las prácticas y los sistemas de evaluación, así como sobre sus usos y consecuencias. Se priorizarán las siguientes temáticas:
NUEVOS DOMINIOS Y NUEVAS METODOLOGÍAS DE EVALUACIÓN
  • La evaluación a gran escala, los debates públicos y la construcción de políticas educativas
  • La medición a gran escala y las prácticas de evaluación en el aula: usos, efectos, problemas
  • La evaluación de docentes y directivos
  • El desarrollo y la cultura de la evaluación educativa en América Latina
Al igual que en sus dos primeras ediciones, realizadas en Santiago de Chile (2012) y México (2015), el COLMEE 2018 estará dirigido a académicos, especialistas en investigadores en los campos de la medición y evaluación educativa, a quienes toman decisiones sobre política educativa y a educadores interesados en mejorar la práctica de la evaluación.
La inscripción para asistir al III Congreso Latinoamericano de Medición y Evaluación Educacional (COLMEE 2018) está abierta. El evento se desarrollará en Montevideo, Uruguay, los días 10, 11 y 12 de mayo de 2018. El comité organizador está formado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa de Uruguay, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación de México y el Centro de Medición de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Fuente: http://colmee.uy/es/Pages/signupform
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Antes de retrasar la edad de ingreso a la escuela, investigadores de Udelar recomiendan investigar mejor el escenario uruguayo

América del Sur/Uruguay/ 11.11.2017/ Fuente: educacion.ladiaria.com.uy.

El Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) presentó una propuesta para retrasar la edad de ingreso a primaria hasta los seis años cumplidos antes del 31 de diciembre del año anterior a la cursada. Ante esta idea, defendida por los tres consejeros del CEIP y basada en estadísticas recabadas durante los últimos seis años, el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública recomendó más tiempo de estudio. Cuando se intercambió al respecto, en particular se mostró en contra de la iniciativa la representante de los trabajadores en ese organismo, Elizabeth Ivaldi. Asimismo, desde el Centro Interdisciplinario en Cognición para la Enseñanza y el Aprendizaje (CICEA) de la Universidad de la República, que tiene un convenio de investigación con el CEIP, “se propuso un diseño específico para Uruguay, para no tomar decisiones sobre cosas que afectan tanto sin tener datos que más o menos den pistas sobre lo que realmente va a pasar”, detalló a la diaria el psicólogo integrante del centro de investigación Alejandro Maiche.

La propuesta cambiaría el reglamento actual, por el que los niños pueden inscribirse con menos edad si cumplen años hasta el 30 de abril del año en que cursan. En este sentido, un niño de dos años puede anotarse en educación inicial si cumple tres antes del plazo establecido. Ahora, el Codicen, la Federación Uruguaya de Magisterio y la Asamblea Técnica Docente evalúan el planteo del CEIP y, de coincidir en su conveniencia, se podría aplicar en 2019, sin que ello afecte a los niños que ya estén cursando en el sistema educativo.

Como organismo asesor, el CICEA presentó una revisión de la literatura académica actual, que “muestra que en muchos de los sistemas educativos los niños entran un poquito más tarde, pero también hay literatura que muestra que eso no necesariamente determina el rendimiento de los niños”. A su vez, los investigadores plantearon la necesidad de elaborar un “diseño específico en Uruguay, armar un grupo de control y evaluar –al menos por un año– el desempeño de los niños”, explicó Maiche. Según el psicólogo, “el diseño implica tener grupos con niños que pasaron a primero con las reglas actuales y otros con los cambios, evaluarlos con tests psicológicos específicos e individuales antes del cambio, durante y luego”. En palabras de Maiche, a las autoridades del CEIP esta investigación previa les pareció “interesante”, pero acordaron que “no era el momento adecuado” para realizar el estudio.

Para el psicólogo, “se sabe que esto no va a solucionar todos los problemas”. Señaló que “lo más efectivo en cualquier sistema –y lo dice muy claramente la literatura– es tener sistemas de apoyo para los déficits cognitivos, algo que venimos planteando desde hace tiempo. Sin duda sería mucho más positivo que esta medida, que pone un límite para todos, atrasando a aquel que tiene las competencias cognitivas suficientes, más allá de que no tenga la edad, y dejando a otros adentro que, teniendo la edad, no cuentan con las competencias cognitivas suficientes”. Maiche aclaró que una solución ideal sería utilizar las herramientas para detectar cuándo un niño no se está desarrollando completamente y apoyar su educación mediante un centro de estimulación cognitiva.

Datos y datos

En 2015, la división de estadística del Codicen presentó un análisis de los datos recogidos por la plataforma GURI relacionados a la repetición. La asistencia, la calificación en mayo y la edad son algunas de las variables que inciden en la repetición del primer año, en el que se observó “un efecto fuerte relacionado con la maduración de los niños que repiten ese grado, más que en los grados posteriores”, señala la propuesta del CEIP. Según este estudio, 11% de los alumnos que repiten en primero cumplen años en diciembre del año anterior o antes, mientras que 19% lo hacen en enero o después.

Héctor Florit, consejero de Primaria, aseguró a la diariaque “esta propuesta se sostiene en tres correlaciones de datos”: por un lado, la trayectoria educativa, y en ese sentido la calificación, ya que “se ha visto que sistemáticamente los niños más chicos tienen una calificación menos buena”; por otra parte, la repetición, que “marca fuertemente la trayectoria educativa”; y, además, “se tuvieron en cuenta las habilidades fundamentales o macrohabilidades”. Según el consejero, estos campos aparecen “con índices de riesgo más alto en los niños más chicos que entran al grado correspondiente con la edad cumplida”.

Además, Florit aseveró: “No estoy entrando en una discusión de fondo sobre la estimulación, que siempre tiene que estar, al igual que el desarrollo de las habilidades cognitivas; no es una discusión de los factores sociales ni el acondicionamiento”. De hecho, el consejero destacó, al igual que lo hace el texto del CEIP, que esta no es la única medida que se toma en relación a este tema. Según añadió, en los últimos diez años los factores escolares se atendieron a partir de varias acciones; sin embargo, “los factores individuales han sido los que no se han podido afectar, y la maduración es el factor individual que más incide en la trayectoria del alumno”.

Ivaldi, que además de ser consejera del Codicen se ha especializado en primera infancia, comentó a la diariaque no cree que “el porcentaje justifique homogeneizar, ya que de esta forma se estaría pensando que si hay 19% que se consideren inmaduro –sin estudiar las causas reales– todos los niños deberían esperar”. Además, no comparte el concepto de madurez que “está implícito en la propuesta del CEIP”. Según Ivaldi, “la madurez es una relación del niño que tiene una determinada edad cronológica con un ambiente. Acá lo que puede estar fallando es el ambiente, y ahí es donde debemos preguntarnos si los programas de apoyo a la familia, si están dando frutos esas formas fragmentadas de gestionar la educación inicial, con centros CAIF, de Primaria y del Ministerio de Educación y Cultura. Deberíamos buscar otras estrategias para mejorar estos primeros niveles de educación”.

En esta línea opinó también Maiche: “Esos datos muestran que la repetición aumenta en función de la edad del niño, pero lo que se ve es una parte del todo; cuando sólo ves la edad no estás viendo que, por ejemplo, todos estos niños más chicos que no repetían ahora van a quedar en jardinera. Los datos muestran que hay algo ahí, pero no son absolutamente contundentes”.

Fuente de la noticia: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2017/11/antes-de-retrasar-la-edad-de-ingreso-a-la-escuela-investigadores-de-udelar-recomiendan-investigar-mejor-el-escenario-

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Uruguay: Cerca de 3.000 personas privadas de libertad cursan estudios curriculares

Uruguay / 9 de noviembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: República.com.uy

Las actividades educativas en el Instituto Nacional de Rehabilitación incluyen a unas 3.000 personas, de las cuales 1.942 cursan en programas de educación formal y 1.006 en educación no formal. Por ejemplo, 45 personas privadas de libertad estudian carreras de nivel terciario. La educación y el trabajo constituyen el pilar de rehabilitación, asevera el Ministerio del Interior.

Dentro de los centros de rehabilitación se desarrollan cursos de acreditación de saberes para culminar la escuela, así como talleres dedicados a actividades artísticas u oficios, a cargo de la División Sectorial de Jóvenes y Adultos del Consejo de Educación Primaria.

Secundaria cuenta con un programa específico para la educación en centros de rehabilitación, denominado Programa de Educación en Contexto de Encierro. Por su parte, el Consejo de Educación Técnico Profesional diseña y ejecuta propuestas educativas de corta duración, flexibles y diferenciadas, como capacitaciones de cocina familiar, huerta familiar, vestimenta, panadería, entre otros.

La Universidad de la República abrió espacios formativos terciarios en la modalidad de tutorías, videoconferencia y a través de salidas transitorias. En el momento, 45 personas cursan carreras como Antropología, Ciencias Políticas, Economía, Educación Social, Deporte, Derecho, Ingeniería, Ingeniería en Riego, Licenciatura en Enfermería, Licenciatura en Nutrición, Licenciatura en Turismo, Medicina, Profesorado de Dibujo, Psicología, Relaciones Internacionales, Veterinaria, Tecnicatura en Carnes, Deporte y Mecánica.

En lo que respecta a la educación no formal, 1.006 internos participan de distintas propuestas desarrolladas por las Usinas Culturales, dependientes de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura, en las que participan de talleres audiovisuales. El Programa Aprender Siempre (PAS) de la Dirección de Educación de este ministerio desarrolla desde 2008 talleres de periodismo, animación a la lectura, entre otros. Asimismo, las Fábricas de Cultura dictan talleres de joyería, cerámica y serigrafía y los Centros MEC abren la posibilidad de ingresar a la tecnología de la comunicación.

Según la secretaría de Estado, además de los cursos formales y las propuestas no formales del MEC, se implementan una serie de propuestas de carácter educativo, cultural y laboral gestionadas por Organizaciones No Gubernamentales, distintos organismos del Estado y voluntarios. También generan proyectos funcionarios penitenciarios y personas privadas de libertad.

Por otra parte, 4.090 internos, que representan el 37 % de la población privada de libertad, realizan alguna actividad laboral.

Fuente de la Noticia:

Cerca de 3.000 personas privadas de libertad cursan estudios curriculares

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Uruguay: Montevideo promueve campaña contra la violencia de género.

América del Sur/Argentina/07.11.2017/Autor y Fuente: http://www.prensa-latina.cu
La Intendencia de la capital uruguaya promueve aquí este mes una campaña contra la violencia de género para sensibilizar sobre esta problemática, que tan solo en lo que va del actual año dejó 24 mujeres asesinadas.
En la presentación de la campaña, denominada ‘MontevideoXigual: por una ciudad libre de violencia de género’, la directora de asesoría para la igualdad de género de la comuna, Patricia González, afirmó que la violencia comienza con la desigualdad.

Comentó que la manera en que nos relacionamos en la adultez se expresa en la educación recibida desde la infancia y reconoció algunos cambios en los patrones tradicionales como el de las mujeres dedicarse a las tareas del hogar y los hombres a trabajar fuera de la casa.

González apuntó que eso se modificó, ‘pero más o menos, porque no cambió para que sea más igualitario’.

En ese sentido, manifestó que las mujeres hoy siguen siendo las encargadas de los espacios hogareños y a su vez están insertadas en el mercado laboral.

Recordó que las encuestas evidencian que ellas invierten más su tiempo en cuidar a las personas dependientes, cocinar y limpiar el hogar, mientras los hombres disfrutan más del tiempo libre, lo cual es una desventaja, opinó.

Hay que cuestionarse la distribución de las tareas, hay que ver cómo hacer para cambiar esos patrones históricos, subrayó.

La funcionaria de la Intendencia de Montevideo señaló que la ciudadanía tiene muchas pautas instaladas y naturalizadas ‘que tenemos que empezar a discutir’.

Sobre la campaña dijo que son los niños los protagonistas porque ‘no queremos que ellos aprendan eso’ y lo que se trata es de construir otra ciudad y vivir de otra manera.

Hay que sacar la idea de que se trata de una guerra entre hombres y mujeres, es una batalla social en contra de la violencia, enfatizó.

González admitió que como país Uruguay está entre los peores en materia de violencia de género y muy ‘mal también en relación a nosotros mismos’ porque no se reducen los casos con el tiempo.

En ese sentido, recordó que en el transcurso del 2017 fueron asesinadas 24 mujeres por sus parejas o exparejas, lo cual ‘nos tiene que alertar’.

La Encuesta Nacional de Prevalencia en Violencia Basada en Género del 2013 reveló que casi una de cada dos mujeres uruguayas que mantuvieron una relación de pareja a lo largo de su vida, admitieron haber sufrido alguna vez la violencia por su pareja o expareja.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=129048&SEO=montevideo-promueve-campana-contra-la-violencia-de-genero
Imagen: http://www.prensa-latina.cu/images/2017/noviembre/04/feminicidios-dominicana.jpg
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Libro: Nuevos enfoques sobre el desafío de la inclusión en la enseñanza media

Por:  Ema Zaffaroni

Derecho a la educación y mandato de obligatoriedad en la Enseñanza Media. La igualdad en cuestión. Coordinadores: Pablo Martinis, María Noel Míguez, Nilia Viscardi, Adriana Cristóforo. Colaboradoras: Paula Achard, Sofía Angulo, Camila Falkin, Verónica Habiaga. Edición: Universidad de la República, Comisión Sectorial de Investigación Científica. 2017.

Lejos de presentar una visión simplista, cerrada, conformista con diagnósticos recurrentes, el libro Derecho a la educación y mandato de obligatoriedad en la Enseñanza Media aborda algunas problemáticas desde la investigación educativa y desde la psicología, dejando en evidencia el grado de complejidad que adquieren esas tensiones de la enseñanza media en nuestro país.

Desde el título ya encontramos pistas en relación con los nudos problematizadores: derecho a la educación y mandato de obligatoriedad. Podríamos preguntarnos cómo debe leerse esta primera parte del título: ¿esta dupla está planteándose en términos de oposición o de complementariedad? Si la educación está concebida como un derecho, entonces es discutible que deba ser obligatoria, y, a la inversa, si es obligatoria, qué sentido tiene promulgar que es un derecho. Punto interesante para reflexionar y perspectiva no común en los debates. Como si esta especie de acertijo no fuera suficiente, el título termina con una frase demoledora: la igualdad en cuestión. Eso que ha sido a lo largo de la historia de este país, una especie de buque insignia, desde el discurso vareliano en adelante, sobre el rol de la educación como igualadora, aquí se cuestiona. Y lo hace desde una mirada profunda y compleja, en el sentido de en qué medida es el propio sistema el que, a través de sus prácticas, pone en peligro la igualdad. Es decir que, ya desde el título, se entretejen tres nudos bien complejos: el derecho a la educación, el sentido de la obligatoriedad y la cuestión de la igualdad.

¿Cómo se despliega, luego, la trama? A partir de las investigaciones realizadas para este libro y correspondientes a trabajos anteriores, se abordan cuestiones que atraviesan al sistema educativo hoy, especialmente en la enseñanza media, y a todos sus protagonistas, estudiantes, docentes, directivos, familias y comunidad.

Lo primero que me parece importante destacar del planteo de los autores es el énfasis que traduce respecto de la complejidad del acto educativo, más que del acto, diría de todo el proceso educativo, en toda su extensión, ese proceso que, no se sabe a ciencia cierta, dónde comienza y dónde termina. El libro muestra con precisión la complejidad que habita el acto mismo, es decir, el momento de la clase, ese momento único e irrepetible, tanto para el profesorado como para el estudiantado. Cómo vive ese momento el que enseña, el que aprende, o mejor dicho, los que enseñan y los que aprenden, porque justamente algo que queda claro es que este proceso se vive en claves diferentes y es muy difícil –y me arriesgaría a decir peligroso– generalizar. También analiza el contexto, es decir, las instituciones educativas en las que se desarrolla ese acto y el afuera, los contextos de donde provienen los estudiantes, o, mejor dicho, la percepción y el discurso que elaboran docentes e instituciones sobre esos contextos.

El afuera y el adentro

En grandes líneas, el problema principal que plantean los cuatro trabajos del libro refiere a las dificultades para procesar la educación en los actuales contextos. A partir de allí, se disparan varios asuntos, algunos de ellos, diría yo, ya son clásicos, mientras que otros resultan desafíos sustantivos que hay que enfrentar para pensar posibles modificaciones de las realidades actuales. Una visión muy generalizada en los discursos, aunque no sé si podríamos llamar hegemónica, refiere a poner en el afuera del sistema educativo la mayor parte de las problemáticas y visualizar que este no se encuentra preparado para recibir a las poblaciones que ahora acceden a la enseñanza media (cumpliendo con el mandato de la universalización y la inclusión, es decir, de la obligatoriedad aludida en el título).

Se insiste en que esas poblaciones vienen con códigos propios que no son los del sistema, que no tienen la base para poder transitar por el liceo. “En este sentido, podemos señalar que el mandato de universalización interpela a los actores de la enseñanza media, los cuestiona en su identidad tradicional. Quizá la principal dificultad a la que nos enfrentamos es que la interpelación se produce desde una discursividad sociopolítica y jurídica que podría sintetizarse en el mandato ¡incluyan!, pero sin que tenga un correlato del todo desarrollado en términos de la oferta de un discurso pedagógico que sustituya al tradicional de la educación media” (Martinis y Falkin: 52).

Esa interpelación llega al punto más extremo cuando se pone en duda si esas poblaciones pueden o no pueden aprender, es decir, se pone en duda el principio de educabilidad. Allí estamos cuestionando todo nuestro ser docente. Allí, la interpelación alcanza los abismos más profundos a nivel profesional, emocional y personal. Pero también institucional.

En el resto del discurso, sin llegar a ese extremo, es decir, cuando la interpelación no se produce o se queda en la superficie, se encuentran una serie de afirmaciones que en su gran mayoría parecen fundamentar la problemática en el otro, en el que viene de afuera, el que no está preparado, el que viene sin saber nada, el que en la casa no aprende nada… lo interesante es que este discurso no refiere solamente a la queja, sino también a la causalidad. Es decir, en general, el primer asunto que aparece cuando se plantea algún tipo de dificultades u obstáculos en el proceso de aprender, se recurre al contexto: vulnerabilidad, pobreza, abuso, falta de familia, contexto de violencia o drogadicción.

El asunto entonces es cómo se evalúa el contexto, porque creo que todos pensamos que el contexto tiene importancia e incidencia en las posibilidades de aprender de un adolescente, pero también sabemos que eso es bien diferente a plantear que es determinante. El mayor riesgo de esta postura es que obtura todo proceso de investigación, análisis y reflexión dentro de la institución, de la clase y del proceso de enseñanza, porque total, si todas las causas están en el afuera, entonces no vale la pena explorar lo que sucede adentro. Y, además, esta postura condena a sectores de la población a seguir quedando afuera del sistema, por lo tanto, contradice la inclusión, la educabilidad, y entonces cuestiona la igualdad de oportunidades.

Las “soluciones” propuestas desde el afuera

Este enfoque del problema tiene otra ramificación, que se vincula con algunos de los planteos de los dos trabajos del libro que provienen del área de la psicología, y que refieren a cómo ese afuera, ese contexto, en muchos casos, recurre a soluciones fáciles para esos adolescentes. Así aparece la sobrediagnosticación sobre dificultades de aprendizaje, que resulta ser un gran paraguas en el que incluimos desde el estudiante que presenta ritmos o incluso intereses distintos hasta los que realmente presentan algún tipo de dificultad cognitiva, que, como sabemos, son una minoría. “La necesidad de diagnosticar lo diferente siempre se constituye desde una lógica del déficit, de aquello que falta para cumplir con una expectativa. Lo diferente en la educación pasa por aquel estudiante que no logra alcanzar las demandas y expectativas escolares, esas que lo anteceden desde lo instituido, el deber ser de las instituciones” (Cristóforo y Achard: 228).

Y la respuesta, en muchos casos, es la medicalización. Si no podemos con estos adolescentes, entonces, calmemos sus disrupciones, tratemos de normalizarlos, de homogeneizarlos. Inclusión y universalización estarían, entonces, reforzando la idea del papel homogeneizador del sistema educativo. Y uno se pregunta: ¿dónde quedó aquello de la educación liberadora?

Volviendo al interior de la institución y siguiendo con esta perspectiva de ubicar la problemática en el afuera, entonces el profesor no puede hacer nada o, por lo menos, no puede hacer lo suficiente. Aquí se suma en los discursos, muy frecuentemente, el tema de la falta de preparación de la formación docente para esta realidad. Sería interesante saber cuándo egresaron los docentes entrevistados, de qué centros de formación docente, para poder tener alguna noción de qué formación recibieron. Y más allá de eso, me parece interesante incluir la discusión sobre cómo hace una institución para formar a sus profesores para la sociedad que va a existir varios años después, ¿cómo puede saber cómo será esa sociedad? Sobre todo, cuando la sociedad está mostrando signos de fractura social que no estaban previstos en la matriz de esas instituciones formadoras. Este discurso docente es otra faceta de seguir poniendo la causa del problema afuera y evitando el análisis, la reflexión y las modificaciones de las prácticas individuales y colectivas.

Por último, en relación con este aspecto de depositar el problema en el afuera, entonces no es educativo, no es responsabilidad del docente. Por eso es necesario que haya más asistentes sociales, psicólogos, educadores sociales, psicopedagogos y, además, porteros y policías, porque la violencia es otro de los problemas que azotan las instituciones educativas, y también viene de afuera según los discursos relevados.

Creo que es muy difícil lograr visualizar un equilibrio en los análisis de estos discursos, en donde poder ubicar correctamente la incidencia del contexto, la de la institución, la de las prácticas educativas, las de la vocación, las del malestar docente, para poder llegar a una aproximación a una explicación de lo que sucede en nuestras instituciones de nivel medio. “Estos argumentos ponen de manifiesto que el/la docente debe correrse del lugar de víctima desde el cual sostiene que los problemas surgen fuera del liceo y es allí donde se resuelven. Los/las docentes deben salirse de ese rol para problematizar lo que sucede en sus aulas y repensar las pedagogías propuestas en función de las características de sus estudiantes. Esto no sólo generaría un mayor y mejor vínculo con las adolescencias, sino que podrían desplegar sus prácticas pedagógicas para las que se formaron” (Míguez y Angulo: 213).

¿El aprendizaje o los aprendizajes?

Por otro lado, me gustaría aportar una preocupación que ronda por mi cabeza desde hace ya bastante tiempo y que la lectura de este libro ha vuelto a despertar. Creo que hemos avanzado mucho en el proceso de los diagnósticos. Tenemos un instituto dedicado especialmente a evaluar el sistema educativo y, por lo tanto, a elaborar diagnósticos a partir de esas evaluaciones. La academia investiga desde diferentes perspectivas y suma aportes de investigadores preocupados por el tema. Sin embargo, no sé si este avance en los diagnósticos se ve reflejado en posibles caminos de modificación, de cambios, reformas, nuevas formas de pensar la institucionalidad y la enseñanza.

Porque, en definitiva y volviendo al título de este libro, todas las personas tienen derecho a la educación: eso no se discute, está claramente sostenido en la ley y en la conciencia de todos. Por lo tanto, todos, también los vulnerables, los pobres, los que no tienen una familia que los sostenga, los que viven en ambientes de violencia, todos ellos tienen derecho a acceder a las instituciones de enseñanza media, a permanecer y a poder egresar. Me gustaría agregar que, además tienen derecho a aprender. Y acá está la cuestión primordial: ¿qué quiere decir aprender?; ¿qué tienen que aprender?

Algo que se rescata en el libro y me alegra mucho es que para aprender tiene que haber cierta voluntad y también cierto deseo. Ya hace muchos años que hemos desinstalado el binomio enseñanza-aprendizaje como si fueran inseparables y como si hubiera una relación causal y mecánica entre un proceso y el otro. Hay un sujeto que enseña y otro que aprende: dos sujetos, dos acciones, dos deseos, dos actitudes. Por supuesto que enseñar quiere decir hacer todo lo posible para que el otro aprenda; o sea, esta postura no exime de responsabilidades al cuerpo docente. Por el contrario, lo profundiza. Pero me parece que el desafío es qué y cómo. Porque, siguiendo con el título, deberíamos pensar un poco más en esto de la igualdad. Creo entender que los autores plantean, en términos generales, que las instituciones educativas no están respetando la igualdad o, por lo menos, están cuestionándola, porque, en cierto modo, discriminan, señalan, algunos incluso dicen que expulsan a los estudiantes que no encajan con el sistema.

En esa misma línea, se desliza a lo largo de los trabajos otro cuestionamiento respecto de la igualdad, que está vinculado a preguntarnos si todos tienen que aprender lo mismo, en el mismo tiempo, a la misma edad. Aquí hay una profunda cuestión respecto de cómo consideramos la igualdad y cómo nos hacemos trampas al solitario todo el tiempo. Por un lado, sostenemos que todos somos diferentes, somos capaces de visualizar la importancia que tiene el contexto en los aprendizajes, las desventajas con las que llegan algunos estudiantes a la enseñanza media. Sin embargo, a la hora de enseñar, de evaluar, de exigir, pretendemos homogeneizar: les enseño a todos lo mismo, les pongo la misma prueba, los evalúo con los mismos criterios.

Si bien cada vez estoy más convencida de que esto no debe ser así, quiero quebrar una lanza por los docentes, porque sin duda esto, que es muy fácil decirlo y hasta criticar a los que no lo ven así, es muy difícil de implementar. A pesar del camino que se abre a partir de las adecuaciones curriculares, tengo la impresión de que la enseñanza sigue tendiendo a ser homogeneizadora.

La imperiosa necesidad de repensarnos

De todos modos, lo que parece claro es que, si lográramos modificar algunas actitudes y conductas, seguramente conseguiríamos transformar las instituciones en ámbitos de convivencia, de enseñanza y de aprendizaje. Algunos de esos cambios podrían pasar por el trabajo comprometido de docentes y directivos, el vínculo con la familia y la comunidad, el vínculo afectivo entre profesores y estudiantes, el rescate del saber disciplinar para un mayor trabajo interdisciplinario, el desarrollo de la creatividad. Y, sobre todo, animarnos a romper los moldes y apostar a descubrir, junto a los estudiantes, qué sentido tiene aprender.

Para eso hay que seguir caminando y abriendo puertas, porque “todas estas voces nos advierten en la necesidad de repensar la implicancia de habitar juntos el espacio escolar. Esta, como tantas discusiones en torno a la educación, se ha simplificado en la demonización de estudiantes imposibles y la victimización de docentes imposibilitados. Esa simplificación ha entrampado la discusión porque coloca a los docentes en una paralizante imposibilidad. Es decir, refuerza una apelación melancólica al pasado que inmoviliza, en tanto evoca aquello que fue y obstaculiza la construcción de lo que será. Esto constituye un punto central de la cuestión, puesto que los docentes son una pieza clave en la construcción de lo nuevo (no de lo innovador) como lo portador de posibilidad y no como superación de lo ya existente” (Viscardi y Habiaga: 143).

Nota: las citas bibliográficas corresponden a los cuatro artículos que componen el libro, a cargo de Paula Achard, Adriana Cristóforo, Sofía Angulo Benítez, Camila Falkin, María Noel Míguez, Pablo Martinis, Nilia Viscardi y Verónica Habiaga.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2017/11/nuevos-enfoques-sobre-el-desafio-de-la-inclusion-en-la-ensenanza-media/#!

 

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