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Antes de retrasar la edad de ingreso a la escuela, investigadores de Udelar recomiendan investigar mejor el escenario uruguayo

América del Sur/Uruguay/ 11.11.2017/ Fuente: educacion.ladiaria.com.uy.

El Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) presentó una propuesta para retrasar la edad de ingreso a primaria hasta los seis años cumplidos antes del 31 de diciembre del año anterior a la cursada. Ante esta idea, defendida por los tres consejeros del CEIP y basada en estadísticas recabadas durante los últimos seis años, el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública recomendó más tiempo de estudio. Cuando se intercambió al respecto, en particular se mostró en contra de la iniciativa la representante de los trabajadores en ese organismo, Elizabeth Ivaldi. Asimismo, desde el Centro Interdisciplinario en Cognición para la Enseñanza y el Aprendizaje (CICEA) de la Universidad de la República, que tiene un convenio de investigación con el CEIP, “se propuso un diseño específico para Uruguay, para no tomar decisiones sobre cosas que afectan tanto sin tener datos que más o menos den pistas sobre lo que realmente va a pasar”, detalló a la diaria el psicólogo integrante del centro de investigación Alejandro Maiche.

La propuesta cambiaría el reglamento actual, por el que los niños pueden inscribirse con menos edad si cumplen años hasta el 30 de abril del año en que cursan. En este sentido, un niño de dos años puede anotarse en educación inicial si cumple tres antes del plazo establecido. Ahora, el Codicen, la Federación Uruguaya de Magisterio y la Asamblea Técnica Docente evalúan el planteo del CEIP y, de coincidir en su conveniencia, se podría aplicar en 2019, sin que ello afecte a los niños que ya estén cursando en el sistema educativo.

Como organismo asesor, el CICEA presentó una revisión de la literatura académica actual, que “muestra que en muchos de los sistemas educativos los niños entran un poquito más tarde, pero también hay literatura que muestra que eso no necesariamente determina el rendimiento de los niños”. A su vez, los investigadores plantearon la necesidad de elaborar un “diseño específico en Uruguay, armar un grupo de control y evaluar –al menos por un año– el desempeño de los niños”, explicó Maiche. Según el psicólogo, “el diseño implica tener grupos con niños que pasaron a primero con las reglas actuales y otros con los cambios, evaluarlos con tests psicológicos específicos e individuales antes del cambio, durante y luego”. En palabras de Maiche, a las autoridades del CEIP esta investigación previa les pareció “interesante”, pero acordaron que “no era el momento adecuado” para realizar el estudio.

Para el psicólogo, “se sabe que esto no va a solucionar todos los problemas”. Señaló que “lo más efectivo en cualquier sistema –y lo dice muy claramente la literatura– es tener sistemas de apoyo para los déficits cognitivos, algo que venimos planteando desde hace tiempo. Sin duda sería mucho más positivo que esta medida, que pone un límite para todos, atrasando a aquel que tiene las competencias cognitivas suficientes, más allá de que no tenga la edad, y dejando a otros adentro que, teniendo la edad, no cuentan con las competencias cognitivas suficientes”. Maiche aclaró que una solución ideal sería utilizar las herramientas para detectar cuándo un niño no se está desarrollando completamente y apoyar su educación mediante un centro de estimulación cognitiva.

Datos y datos

En 2015, la división de estadística del Codicen presentó un análisis de los datos recogidos por la plataforma GURI relacionados a la repetición. La asistencia, la calificación en mayo y la edad son algunas de las variables que inciden en la repetición del primer año, en el que se observó “un efecto fuerte relacionado con la maduración de los niños que repiten ese grado, más que en los grados posteriores”, señala la propuesta del CEIP. Según este estudio, 11% de los alumnos que repiten en primero cumplen años en diciembre del año anterior o antes, mientras que 19% lo hacen en enero o después.

Héctor Florit, consejero de Primaria, aseguró a la diariaque “esta propuesta se sostiene en tres correlaciones de datos”: por un lado, la trayectoria educativa, y en ese sentido la calificación, ya que “se ha visto que sistemáticamente los niños más chicos tienen una calificación menos buena”; por otra parte, la repetición, que “marca fuertemente la trayectoria educativa”; y, además, “se tuvieron en cuenta las habilidades fundamentales o macrohabilidades”. Según el consejero, estos campos aparecen “con índices de riesgo más alto en los niños más chicos que entran al grado correspondiente con la edad cumplida”.

Además, Florit aseveró: “No estoy entrando en una discusión de fondo sobre la estimulación, que siempre tiene que estar, al igual que el desarrollo de las habilidades cognitivas; no es una discusión de los factores sociales ni el acondicionamiento”. De hecho, el consejero destacó, al igual que lo hace el texto del CEIP, que esta no es la única medida que se toma en relación a este tema. Según añadió, en los últimos diez años los factores escolares se atendieron a partir de varias acciones; sin embargo, “los factores individuales han sido los que no se han podido afectar, y la maduración es el factor individual que más incide en la trayectoria del alumno”.

Ivaldi, que además de ser consejera del Codicen se ha especializado en primera infancia, comentó a la diariaque no cree que “el porcentaje justifique homogeneizar, ya que de esta forma se estaría pensando que si hay 19% que se consideren inmaduro –sin estudiar las causas reales– todos los niños deberían esperar”. Además, no comparte el concepto de madurez que “está implícito en la propuesta del CEIP”. Según Ivaldi, “la madurez es una relación del niño que tiene una determinada edad cronológica con un ambiente. Acá lo que puede estar fallando es el ambiente, y ahí es donde debemos preguntarnos si los programas de apoyo a la familia, si están dando frutos esas formas fragmentadas de gestionar la educación inicial, con centros CAIF, de Primaria y del Ministerio de Educación y Cultura. Deberíamos buscar otras estrategias para mejorar estos primeros niveles de educación”.

En esta línea opinó también Maiche: “Esos datos muestran que la repetición aumenta en función de la edad del niño, pero lo que se ve es una parte del todo; cuando sólo ves la edad no estás viendo que, por ejemplo, todos estos niños más chicos que no repetían ahora van a quedar en jardinera. Los datos muestran que hay algo ahí, pero no son absolutamente contundentes”.

Fuente de la noticia: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2017/11/antes-de-retrasar-la-edad-de-ingreso-a-la-escuela-investigadores-de-udelar-recomiendan-investigar-mejor-el-escenario-

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Uruguay: Cerca de 3.000 personas privadas de libertad cursan estudios curriculares

Uruguay / 9 de noviembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: República.com.uy

Las actividades educativas en el Instituto Nacional de Rehabilitación incluyen a unas 3.000 personas, de las cuales 1.942 cursan en programas de educación formal y 1.006 en educación no formal. Por ejemplo, 45 personas privadas de libertad estudian carreras de nivel terciario. La educación y el trabajo constituyen el pilar de rehabilitación, asevera el Ministerio del Interior.

Dentro de los centros de rehabilitación se desarrollan cursos de acreditación de saberes para culminar la escuela, así como talleres dedicados a actividades artísticas u oficios, a cargo de la División Sectorial de Jóvenes y Adultos del Consejo de Educación Primaria.

Secundaria cuenta con un programa específico para la educación en centros de rehabilitación, denominado Programa de Educación en Contexto de Encierro. Por su parte, el Consejo de Educación Técnico Profesional diseña y ejecuta propuestas educativas de corta duración, flexibles y diferenciadas, como capacitaciones de cocina familiar, huerta familiar, vestimenta, panadería, entre otros.

La Universidad de la República abrió espacios formativos terciarios en la modalidad de tutorías, videoconferencia y a través de salidas transitorias. En el momento, 45 personas cursan carreras como Antropología, Ciencias Políticas, Economía, Educación Social, Deporte, Derecho, Ingeniería, Ingeniería en Riego, Licenciatura en Enfermería, Licenciatura en Nutrición, Licenciatura en Turismo, Medicina, Profesorado de Dibujo, Psicología, Relaciones Internacionales, Veterinaria, Tecnicatura en Carnes, Deporte y Mecánica.

En lo que respecta a la educación no formal, 1.006 internos participan de distintas propuestas desarrolladas por las Usinas Culturales, dependientes de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura, en las que participan de talleres audiovisuales. El Programa Aprender Siempre (PAS) de la Dirección de Educación de este ministerio desarrolla desde 2008 talleres de periodismo, animación a la lectura, entre otros. Asimismo, las Fábricas de Cultura dictan talleres de joyería, cerámica y serigrafía y los Centros MEC abren la posibilidad de ingresar a la tecnología de la comunicación.

Según la secretaría de Estado, además de los cursos formales y las propuestas no formales del MEC, se implementan una serie de propuestas de carácter educativo, cultural y laboral gestionadas por Organizaciones No Gubernamentales, distintos organismos del Estado y voluntarios. También generan proyectos funcionarios penitenciarios y personas privadas de libertad.

Por otra parte, 4.090 internos, que representan el 37 % de la población privada de libertad, realizan alguna actividad laboral.

Fuente de la Noticia:

Cerca de 3.000 personas privadas de libertad cursan estudios curriculares

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Uruguay: Montevideo promueve campaña contra la violencia de género.

América del Sur/Argentina/07.11.2017/Autor y Fuente: http://www.prensa-latina.cu
La Intendencia de la capital uruguaya promueve aquí este mes una campaña contra la violencia de género para sensibilizar sobre esta problemática, que tan solo en lo que va del actual año dejó 24 mujeres asesinadas.
En la presentación de la campaña, denominada ‘MontevideoXigual: por una ciudad libre de violencia de género’, la directora de asesoría para la igualdad de género de la comuna, Patricia González, afirmó que la violencia comienza con la desigualdad.

Comentó que la manera en que nos relacionamos en la adultez se expresa en la educación recibida desde la infancia y reconoció algunos cambios en los patrones tradicionales como el de las mujeres dedicarse a las tareas del hogar y los hombres a trabajar fuera de la casa.

González apuntó que eso se modificó, ‘pero más o menos, porque no cambió para que sea más igualitario’.

En ese sentido, manifestó que las mujeres hoy siguen siendo las encargadas de los espacios hogareños y a su vez están insertadas en el mercado laboral.

Recordó que las encuestas evidencian que ellas invierten más su tiempo en cuidar a las personas dependientes, cocinar y limpiar el hogar, mientras los hombres disfrutan más del tiempo libre, lo cual es una desventaja, opinó.

Hay que cuestionarse la distribución de las tareas, hay que ver cómo hacer para cambiar esos patrones históricos, subrayó.

La funcionaria de la Intendencia de Montevideo señaló que la ciudadanía tiene muchas pautas instaladas y naturalizadas ‘que tenemos que empezar a discutir’.

Sobre la campaña dijo que son los niños los protagonistas porque ‘no queremos que ellos aprendan eso’ y lo que se trata es de construir otra ciudad y vivir de otra manera.

Hay que sacar la idea de que se trata de una guerra entre hombres y mujeres, es una batalla social en contra de la violencia, enfatizó.

González admitió que como país Uruguay está entre los peores en materia de violencia de género y muy ‘mal también en relación a nosotros mismos’ porque no se reducen los casos con el tiempo.

En ese sentido, recordó que en el transcurso del 2017 fueron asesinadas 24 mujeres por sus parejas o exparejas, lo cual ‘nos tiene que alertar’.

La Encuesta Nacional de Prevalencia en Violencia Basada en Género del 2013 reveló que casi una de cada dos mujeres uruguayas que mantuvieron una relación de pareja a lo largo de su vida, admitieron haber sufrido alguna vez la violencia por su pareja o expareja.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=129048&SEO=montevideo-promueve-campana-contra-la-violencia-de-genero
Imagen: http://www.prensa-latina.cu/images/2017/noviembre/04/feminicidios-dominicana.jpg
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Libro: Nuevos enfoques sobre el desafío de la inclusión en la enseñanza media

Por:  Ema Zaffaroni

Derecho a la educación y mandato de obligatoriedad en la Enseñanza Media. La igualdad en cuestión. Coordinadores: Pablo Martinis, María Noel Míguez, Nilia Viscardi, Adriana Cristóforo. Colaboradoras: Paula Achard, Sofía Angulo, Camila Falkin, Verónica Habiaga. Edición: Universidad de la República, Comisión Sectorial de Investigación Científica. 2017.

Lejos de presentar una visión simplista, cerrada, conformista con diagnósticos recurrentes, el libro Derecho a la educación y mandato de obligatoriedad en la Enseñanza Media aborda algunas problemáticas desde la investigación educativa y desde la psicología, dejando en evidencia el grado de complejidad que adquieren esas tensiones de la enseñanza media en nuestro país.

Desde el título ya encontramos pistas en relación con los nudos problematizadores: derecho a la educación y mandato de obligatoriedad. Podríamos preguntarnos cómo debe leerse esta primera parte del título: ¿esta dupla está planteándose en términos de oposición o de complementariedad? Si la educación está concebida como un derecho, entonces es discutible que deba ser obligatoria, y, a la inversa, si es obligatoria, qué sentido tiene promulgar que es un derecho. Punto interesante para reflexionar y perspectiva no común en los debates. Como si esta especie de acertijo no fuera suficiente, el título termina con una frase demoledora: la igualdad en cuestión. Eso que ha sido a lo largo de la historia de este país, una especie de buque insignia, desde el discurso vareliano en adelante, sobre el rol de la educación como igualadora, aquí se cuestiona. Y lo hace desde una mirada profunda y compleja, en el sentido de en qué medida es el propio sistema el que, a través de sus prácticas, pone en peligro la igualdad. Es decir que, ya desde el título, se entretejen tres nudos bien complejos: el derecho a la educación, el sentido de la obligatoriedad y la cuestión de la igualdad.

¿Cómo se despliega, luego, la trama? A partir de las investigaciones realizadas para este libro y correspondientes a trabajos anteriores, se abordan cuestiones que atraviesan al sistema educativo hoy, especialmente en la enseñanza media, y a todos sus protagonistas, estudiantes, docentes, directivos, familias y comunidad.

Lo primero que me parece importante destacar del planteo de los autores es el énfasis que traduce respecto de la complejidad del acto educativo, más que del acto, diría de todo el proceso educativo, en toda su extensión, ese proceso que, no se sabe a ciencia cierta, dónde comienza y dónde termina. El libro muestra con precisión la complejidad que habita el acto mismo, es decir, el momento de la clase, ese momento único e irrepetible, tanto para el profesorado como para el estudiantado. Cómo vive ese momento el que enseña, el que aprende, o mejor dicho, los que enseñan y los que aprenden, porque justamente algo que queda claro es que este proceso se vive en claves diferentes y es muy difícil –y me arriesgaría a decir peligroso– generalizar. También analiza el contexto, es decir, las instituciones educativas en las que se desarrolla ese acto y el afuera, los contextos de donde provienen los estudiantes, o, mejor dicho, la percepción y el discurso que elaboran docentes e instituciones sobre esos contextos.

El afuera y el adentro

En grandes líneas, el problema principal que plantean los cuatro trabajos del libro refiere a las dificultades para procesar la educación en los actuales contextos. A partir de allí, se disparan varios asuntos, algunos de ellos, diría yo, ya son clásicos, mientras que otros resultan desafíos sustantivos que hay que enfrentar para pensar posibles modificaciones de las realidades actuales. Una visión muy generalizada en los discursos, aunque no sé si podríamos llamar hegemónica, refiere a poner en el afuera del sistema educativo la mayor parte de las problemáticas y visualizar que este no se encuentra preparado para recibir a las poblaciones que ahora acceden a la enseñanza media (cumpliendo con el mandato de la universalización y la inclusión, es decir, de la obligatoriedad aludida en el título).

Se insiste en que esas poblaciones vienen con códigos propios que no son los del sistema, que no tienen la base para poder transitar por el liceo. “En este sentido, podemos señalar que el mandato de universalización interpela a los actores de la enseñanza media, los cuestiona en su identidad tradicional. Quizá la principal dificultad a la que nos enfrentamos es que la interpelación se produce desde una discursividad sociopolítica y jurídica que podría sintetizarse en el mandato ¡incluyan!, pero sin que tenga un correlato del todo desarrollado en términos de la oferta de un discurso pedagógico que sustituya al tradicional de la educación media” (Martinis y Falkin: 52).

Esa interpelación llega al punto más extremo cuando se pone en duda si esas poblaciones pueden o no pueden aprender, es decir, se pone en duda el principio de educabilidad. Allí estamos cuestionando todo nuestro ser docente. Allí, la interpelación alcanza los abismos más profundos a nivel profesional, emocional y personal. Pero también institucional.

En el resto del discurso, sin llegar a ese extremo, es decir, cuando la interpelación no se produce o se queda en la superficie, se encuentran una serie de afirmaciones que en su gran mayoría parecen fundamentar la problemática en el otro, en el que viene de afuera, el que no está preparado, el que viene sin saber nada, el que en la casa no aprende nada… lo interesante es que este discurso no refiere solamente a la queja, sino también a la causalidad. Es decir, en general, el primer asunto que aparece cuando se plantea algún tipo de dificultades u obstáculos en el proceso de aprender, se recurre al contexto: vulnerabilidad, pobreza, abuso, falta de familia, contexto de violencia o drogadicción.

El asunto entonces es cómo se evalúa el contexto, porque creo que todos pensamos que el contexto tiene importancia e incidencia en las posibilidades de aprender de un adolescente, pero también sabemos que eso es bien diferente a plantear que es determinante. El mayor riesgo de esta postura es que obtura todo proceso de investigación, análisis y reflexión dentro de la institución, de la clase y del proceso de enseñanza, porque total, si todas las causas están en el afuera, entonces no vale la pena explorar lo que sucede adentro. Y, además, esta postura condena a sectores de la población a seguir quedando afuera del sistema, por lo tanto, contradice la inclusión, la educabilidad, y entonces cuestiona la igualdad de oportunidades.

Las “soluciones” propuestas desde el afuera

Este enfoque del problema tiene otra ramificación, que se vincula con algunos de los planteos de los dos trabajos del libro que provienen del área de la psicología, y que refieren a cómo ese afuera, ese contexto, en muchos casos, recurre a soluciones fáciles para esos adolescentes. Así aparece la sobrediagnosticación sobre dificultades de aprendizaje, que resulta ser un gran paraguas en el que incluimos desde el estudiante que presenta ritmos o incluso intereses distintos hasta los que realmente presentan algún tipo de dificultad cognitiva, que, como sabemos, son una minoría. “La necesidad de diagnosticar lo diferente siempre se constituye desde una lógica del déficit, de aquello que falta para cumplir con una expectativa. Lo diferente en la educación pasa por aquel estudiante que no logra alcanzar las demandas y expectativas escolares, esas que lo anteceden desde lo instituido, el deber ser de las instituciones” (Cristóforo y Achard: 228).

Y la respuesta, en muchos casos, es la medicalización. Si no podemos con estos adolescentes, entonces, calmemos sus disrupciones, tratemos de normalizarlos, de homogeneizarlos. Inclusión y universalización estarían, entonces, reforzando la idea del papel homogeneizador del sistema educativo. Y uno se pregunta: ¿dónde quedó aquello de la educación liberadora?

Volviendo al interior de la institución y siguiendo con esta perspectiva de ubicar la problemática en el afuera, entonces el profesor no puede hacer nada o, por lo menos, no puede hacer lo suficiente. Aquí se suma en los discursos, muy frecuentemente, el tema de la falta de preparación de la formación docente para esta realidad. Sería interesante saber cuándo egresaron los docentes entrevistados, de qué centros de formación docente, para poder tener alguna noción de qué formación recibieron. Y más allá de eso, me parece interesante incluir la discusión sobre cómo hace una institución para formar a sus profesores para la sociedad que va a existir varios años después, ¿cómo puede saber cómo será esa sociedad? Sobre todo, cuando la sociedad está mostrando signos de fractura social que no estaban previstos en la matriz de esas instituciones formadoras. Este discurso docente es otra faceta de seguir poniendo la causa del problema afuera y evitando el análisis, la reflexión y las modificaciones de las prácticas individuales y colectivas.

Por último, en relación con este aspecto de depositar el problema en el afuera, entonces no es educativo, no es responsabilidad del docente. Por eso es necesario que haya más asistentes sociales, psicólogos, educadores sociales, psicopedagogos y, además, porteros y policías, porque la violencia es otro de los problemas que azotan las instituciones educativas, y también viene de afuera según los discursos relevados.

Creo que es muy difícil lograr visualizar un equilibrio en los análisis de estos discursos, en donde poder ubicar correctamente la incidencia del contexto, la de la institución, la de las prácticas educativas, las de la vocación, las del malestar docente, para poder llegar a una aproximación a una explicación de lo que sucede en nuestras instituciones de nivel medio. “Estos argumentos ponen de manifiesto que el/la docente debe correrse del lugar de víctima desde el cual sostiene que los problemas surgen fuera del liceo y es allí donde se resuelven. Los/las docentes deben salirse de ese rol para problematizar lo que sucede en sus aulas y repensar las pedagogías propuestas en función de las características de sus estudiantes. Esto no sólo generaría un mayor y mejor vínculo con las adolescencias, sino que podrían desplegar sus prácticas pedagógicas para las que se formaron” (Míguez y Angulo: 213).

¿El aprendizaje o los aprendizajes?

Por otro lado, me gustaría aportar una preocupación que ronda por mi cabeza desde hace ya bastante tiempo y que la lectura de este libro ha vuelto a despertar. Creo que hemos avanzado mucho en el proceso de los diagnósticos. Tenemos un instituto dedicado especialmente a evaluar el sistema educativo y, por lo tanto, a elaborar diagnósticos a partir de esas evaluaciones. La academia investiga desde diferentes perspectivas y suma aportes de investigadores preocupados por el tema. Sin embargo, no sé si este avance en los diagnósticos se ve reflejado en posibles caminos de modificación, de cambios, reformas, nuevas formas de pensar la institucionalidad y la enseñanza.

Porque, en definitiva y volviendo al título de este libro, todas las personas tienen derecho a la educación: eso no se discute, está claramente sostenido en la ley y en la conciencia de todos. Por lo tanto, todos, también los vulnerables, los pobres, los que no tienen una familia que los sostenga, los que viven en ambientes de violencia, todos ellos tienen derecho a acceder a las instituciones de enseñanza media, a permanecer y a poder egresar. Me gustaría agregar que, además tienen derecho a aprender. Y acá está la cuestión primordial: ¿qué quiere decir aprender?; ¿qué tienen que aprender?

Algo que se rescata en el libro y me alegra mucho es que para aprender tiene que haber cierta voluntad y también cierto deseo. Ya hace muchos años que hemos desinstalado el binomio enseñanza-aprendizaje como si fueran inseparables y como si hubiera una relación causal y mecánica entre un proceso y el otro. Hay un sujeto que enseña y otro que aprende: dos sujetos, dos acciones, dos deseos, dos actitudes. Por supuesto que enseñar quiere decir hacer todo lo posible para que el otro aprenda; o sea, esta postura no exime de responsabilidades al cuerpo docente. Por el contrario, lo profundiza. Pero me parece que el desafío es qué y cómo. Porque, siguiendo con el título, deberíamos pensar un poco más en esto de la igualdad. Creo entender que los autores plantean, en términos generales, que las instituciones educativas no están respetando la igualdad o, por lo menos, están cuestionándola, porque, en cierto modo, discriminan, señalan, algunos incluso dicen que expulsan a los estudiantes que no encajan con el sistema.

En esa misma línea, se desliza a lo largo de los trabajos otro cuestionamiento respecto de la igualdad, que está vinculado a preguntarnos si todos tienen que aprender lo mismo, en el mismo tiempo, a la misma edad. Aquí hay una profunda cuestión respecto de cómo consideramos la igualdad y cómo nos hacemos trampas al solitario todo el tiempo. Por un lado, sostenemos que todos somos diferentes, somos capaces de visualizar la importancia que tiene el contexto en los aprendizajes, las desventajas con las que llegan algunos estudiantes a la enseñanza media. Sin embargo, a la hora de enseñar, de evaluar, de exigir, pretendemos homogeneizar: les enseño a todos lo mismo, les pongo la misma prueba, los evalúo con los mismos criterios.

Si bien cada vez estoy más convencida de que esto no debe ser así, quiero quebrar una lanza por los docentes, porque sin duda esto, que es muy fácil decirlo y hasta criticar a los que no lo ven así, es muy difícil de implementar. A pesar del camino que se abre a partir de las adecuaciones curriculares, tengo la impresión de que la enseñanza sigue tendiendo a ser homogeneizadora.

La imperiosa necesidad de repensarnos

De todos modos, lo que parece claro es que, si lográramos modificar algunas actitudes y conductas, seguramente conseguiríamos transformar las instituciones en ámbitos de convivencia, de enseñanza y de aprendizaje. Algunos de esos cambios podrían pasar por el trabajo comprometido de docentes y directivos, el vínculo con la familia y la comunidad, el vínculo afectivo entre profesores y estudiantes, el rescate del saber disciplinar para un mayor trabajo interdisciplinario, el desarrollo de la creatividad. Y, sobre todo, animarnos a romper los moldes y apostar a descubrir, junto a los estudiantes, qué sentido tiene aprender.

Para eso hay que seguir caminando y abriendo puertas, porque “todas estas voces nos advierten en la necesidad de repensar la implicancia de habitar juntos el espacio escolar. Esta, como tantas discusiones en torno a la educación, se ha simplificado en la demonización de estudiantes imposibles y la victimización de docentes imposibilitados. Esa simplificación ha entrampado la discusión porque coloca a los docentes en una paralizante imposibilidad. Es decir, refuerza una apelación melancólica al pasado que inmoviliza, en tanto evoca aquello que fue y obstaculiza la construcción de lo que será. Esto constituye un punto central de la cuestión, puesto que los docentes son una pieza clave en la construcción de lo nuevo (no de lo innovador) como lo portador de posibilidad y no como superación de lo ya existente” (Viscardi y Habiaga: 143).

Nota: las citas bibliográficas corresponden a los cuatro artículos que componen el libro, a cargo de Paula Achard, Adriana Cristóforo, Sofía Angulo Benítez, Camila Falkin, María Noel Míguez, Pablo Martinis, Nilia Viscardi y Verónica Habiaga.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2017/11/nuevos-enfoques-sobre-el-desafio-de-la-inclusion-en-la-ensenanza-media/#!

 

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Investigación sobre la privatización educativa en Uruguay reveló un estado de situación “preocupante”

Uruguay/06 de Noviembre de 2017/Diario El Pueblo

Con “señales de alerta” y “advertencias claras la investigación sobre la privatización educativa en Uruguay reveló un estado de situación “preocupante” sobre el fenómeno en nuestro país.
El trabajo realizado por un equipo de investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de la República de Uruguay (UdelaR) fue presentado recientemente en la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes y en la presente jornada en un encuentro con medios de prensa, autoridades de la educación y público en general, en la sala de conferencias del IMPO.
Asimismo, está previsto que se presente la publicación en la sede central del PIT-CNT.
Tanto José Olivera, secretario general de FeNaPES, como Elbia Pereyra, Secretaria General de la FUM-TEP, destacaron la importancia del trabajo de investigación desarrollado por el equipo integrado Eloísa Bordoli, Pablo Martinis, Mauro Moschetti, Stefanía Conde y Marcelo Alfonso.
El investigador Mauro Moschetti explicó la metodología del trabajo de investigación y desarrolló algunas de las principales conclusiones que se publican.
De acuerdo al estudio, la cantidad de establecimientos educativos privados ha crecido sustancialmente más que la de establecimientos públicos y con mayor incidencia en el interior del país, en el período comprendido entre 1990 y 2015.
Moschetti definió como “latente” o “incipiente” las nuevas formas de privatización de la educación desarrolladas en Uruguay. Se refirió a la insistente crítica de distintos actores o fundaciones hacia los sindicatos de la enseñanza, como punto coincidente entre los detractores de la arquitectura institucional de la ANEP. Sin embargo, para el investigador de la UAB, las críticas a la educación pública provenientes de fundaciones como CERES o Eduy21 son “débiles”.
Para los investigadores, los medios de comunicación han desplegado un creciente rol de “escandalización” de la opinión pública, centrados en los modos de difusión de los resultados de evaluaciones internacionales estandarizadas. “Sería necesario encarar un estudio del discurso de los medios de comunicación para profundizar en este punto” señalan.
Moschetti se detuvo a reflexionar especialmente en las conclusiones de la investigación referidas a las fundaciones y las presiones públicas que se generan a través de los medios, y ejemplificó con la figura del “experto” que es invocada desde distintos espacios para fustigar el estado de la educación pública. Según Moschetti, la figura del “experto” suele ser utilizada por CERES, para difundir investigaciones desactualizadas y sin nueva evidencia. Empero, son cuidadosas de aprovechar la idea de “urgencia” frente a la opinión pública, apelar a la “burocratización” de los organismos educativos estatales y al “bloqueo a la innovación”.
Como parte de las conclusiones de la investigación desarrollada por el equipo de trabajo formado por académicos de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad de la República, se destaca que “si bien han logrado permear con fuerza en el debate público, las propuestas emanadas de las organizaciones de la sociedad civil, constituyen de momento un trabajo en proceso en el que se combinan de modo general y poco preciso, iniciativas de corte eficientista con otras más cercanas a promover un aumento en la participación del sector privado en educación. La falta de definición y precisión (y/o el reduccionismo) de algunas propuestas en este sentido, podría estar vinculada a la heterogeneidad de posiciones al interior de estas organizaciones (como el caso de Eduy21) o bien al hecho de que algunas de estas propuestas no trascienden cierto oportunismo político enmarcado en estrategias muy débiles de “knowledge mobilization” (típicamente en el caso CERES)”.
El trabajo presentado hoy por FeNaPES y FUM-TEP tiene como eje central la defensa de lo público y permite conocer las nuevas formas de privatización de la educación en todo el mundo, con especial énfasis en el Uruguay.
Ángelo Gavrielatos, director de la campaña global contra la privatización y el comercio educativo, Educar, No Lucrar, fustigó las iniciativas que se apoyan en recomendaciones del Banco Mundial cuando la propia institución ha comenzado a cambiar su discurso en un reciente documento emitido en este sentido. “Toda evidencia empírica demuestra que la privatización es un peligro para la igualdad de oportunidades”.
En relación a la investigación, se insistió en que nada demuestra que las escuelas privadas obtengan mejores resultados que las públicas.
Se remarcó la ausencia de evidencia empírica que demuestre que la educación privada es mejor que la pública, a pesar del discurso de las grandes corporaciones internacionales que abogan por imponer esta sensación en la opinión pública.
Con la presentación de la investigación Privatización educativa en Uruguay: políticas, actores y posiciones, FeNaPES y FUM-TEP pretenden colocar sobre la mesa de debate la realidad actual y el escenario futuro. Según Gavrielatos “La educación pública es uno de los grandes pilares de la democracia y será determinante de qué sociedad tendremos en el futuro. Si se desea una sociedad en la que se profundicen las desigualdades, entonces deberemos priorizar la educación privada, pero si queremos una sociedad tolerante, deberemos priorizar la educación pública, niños y niñas que se juntan para aprender juntos. En el caso de la educación privatización hay además una idea de preparar un ejército de trabajadores para las empresas; nosotros queremos un sistema que desarrolle el pensamiento crítico de los alumnos y alumnas que contribuyan a la transformación de nuestras sociedades, con igualdad de oportunidades y justicia social”.

Fuente: http://www.diarioelpueblo.com.uy/generales/investigacion-sobre-la-privatizacion-educativa-en-uruguay-revelo-un-estado-de-situacion-preocupante-2.html

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Destino del país, educación y la cuarta revolución industrial (9)

Uruguay / 5 de noviembre de 2017 / Autor: Renato Opertti / Fuente: El Observador

Aprendizajes potentes y progresivos de 3 a 18 años

En el artículo anterior señalábamos que el marco curricular es el instrumento por excelencia de la política educativa para implementar una propuesta de una educación de 3 a 18 años (3-18). Bajo el paraguas de un sistema educativo orientado a facilitar la progresión fluida y personalizada de los estudiantes y de sus aprendizajes, todos los centros que atienden respectivamente a poblaciones entre 3 y 14 años, y entre 15 y 18 años, podrán ser identificados como centros de educación básica y de jóvenes, y tener/guardar diversas denominaciones.
Todo centro educativo tendrá la posibilidad de inscribir su identidad histórica en nuevas formas de organizar la educación que responden a la necesidad de recrear las bases de sostenibilidad cultural, social y económica de nuestra sociedad. Se trata de entender y de apropiarse de la idea que el cambio que se propone no es un ajuste en los marginales del sistema educativo sino una ventana de oportunidades para que el país se prepare fehacientemente para un mundo en ebullición. El cambio anhelado tiene una proyección de similar envergadura a cuando por ejemplo el país, munido de pensamiento visionario, voluntad política y capacidad técnica, universalizó la educación primara o bien expandió los liceos al interior del país como canales de integración social y de democratización de oportunidades de aprendizaje.
La clave del cambio que propone Eduy21 radica en que la educación básica y de jóvenes, esto es, las nuevas formas de organizar la educación, compartirán espacios de formación comunes con el objetivo de asegurar unicidad, progresividad y concreción de los aprendizajes. Básicamente, se entiende por dichos espacios, denominados curriculares, la organización de los procesos de enseñanza y de aprendizaje que coadyuvan al logro del perfil de egreso para las edades de 3 a 18.
Los espacios curriculares cumplirán tres roles fundamentales: (i) contribuirán al desarrollo de los bloques de competencias mencionados en los artículos anteriores (ver cuadro); (ii) se inscribirán en los lineamientos de una educación personalizada que atiende al desarrollo integral del alumno en ambientes colectivos de aprendizajes ligados al mundo real y (iii) serán las palancas para la implementación de modos de aprendizaje donde el docente integra tiempos presenciales y en línea, en una propuesta unitaria de formación.
Las autoridades de la educación básica y de jóvenes elaborarán lineamientos curriculares de apoyo a los centros alineados con el marco curricular y su instrumentación. Los mismos sustituirán a los actuales planes de estudio vigentes estructurados por niveles – inicial, primaria, secundaria y técnico-profesional que esencialmente siguen un libreto propio de organización de los aprendizajes en base a contenidos fragmentados por áreas de aprendizaje y disciplinas.
Se propone que para cada uno de los cinco espacios curriculares se establezcan: (i) una serie de resultados e impactos esperados asociados al desarrollo de las competencias; (ii) la combinación de temas, áreas de aprendizajes, asignaturas y proyectos que permitan que el estudiante pueda participar de diversidad de experiencias de aprendizaje igualmente relevantes y necesarias para el desarrollo y la concreción de los conocimientos y de las competencias para la vida, la ciudadanía y el trabajo; (iii) los tiempos de instrucción, presenciales y en línea, no en relación a la valoración o tradición de la asignatura per se, sino a su contribución específica al desarrollo de conocimientos y competencias establecidos en el perfil de egreso 3-18; (iv) un rango amplio de estrategias de cómo enseñar y aprender que respondan a la singularidad de cada estudiante, a sus diversas capacidades y contextos; (v) banco de situaciones de aprendizaje y de la vida real que permitan al estudiante desarrollar y lograr un desempeño competente frente a desafíos que implican la movilización e integración de diversos saberes disciplinares; y (vi) criterios e instrumentos de evaluación que aseguren coherencia, equidad y justeza en las maneras de evaluar a los estudiantes.
En definitiva, la nueva forma de concebir la educación por grupos de edades se plasma en una organización de los aprendizajes, potentes y progresivos, que busca responder a la multiplicidad de desafíos y oportunidades de un mundo en ebullición. Prepararnos pues para ser protagonistas de nuestro presente y futuro como sociedad es lo que propone Eduy21.
Fuente del Artículo:
https://www.elobservador.com.uy/destino-del-pais-educacion-y-la-cuarta-revolucion-industrial-9-n1137808
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