La candidata a la presidencia del FA planteó la “urgencia” de la descentralización en la fuerza política y que jóvenes ocupen “lugares en la toma de decisiones”
“Las mujeres tenemos derechos, pero no tenemos las mismas oportunidades”, sentenció Ivonne Passada. La candidata a la presidencia del Frente Amplio (FA) fue senadora en el anterior período de gobierno, diputada entre 2005 y 2015 y vicepresidenta de la fuerza política en 2012. También fue docente de Seguridad Industrial en UTU. Cerca de las 11.00, se acercó a votar al comité de base Villa Dolores acompañada de su hijo. “Es donde recibo aportes, discutimos, donde nos reunimos todos los jueves. Es un comité que tiene mucha inserción en el barrio y es uno de los tantos que han trabajado sistemáticamente con las ollas populares; si bien acá quizás no había, sí fue un aporte para otros lugares de Montevideo que necesitaban esa ayuda”, expresó a la diaria.
Durante el domingo, la candidata recorrió varios comités de base de la capital y destacó que en la presidencia de Mónica Xavier –etapa en que ella ocupó el cargo de vicepresidenta– trabajaron “fuertemente en la descentralización” a través de la creación de “las regionales”. “Ahora queremos ir a más, porque ese trabajo no se realizó en la última gestión con la profundidad que se debería haber hecho”, afirmó, y dijo que es una necesidad “urgente” y que la descentralización debe darse en dos sentidos: respecto de la capital del país, pero también de las capitales departamentales; “los que están en el territorio son los que saben, los que conocen y tienen el oído y la mirada ahí”, agregó.
Passada sostuvo además que “en parte” se perdió la cercanía con la gente. “Nosotros fuimos los que programamos y llevamos adelante la descentralización a todos los municipios que hay a nivel país. Sin embargo, el FA no acompañó lo que puso en la ley con la fuerza política. Hay que concretarlo y hacerlo”, desarrolló.
Asimismo, la exsenadora se refirió al rol de los jóvenes dentro de la coalición de izquierda y expresó que “hay que darles oportunidades” para que ocupen “lugares en la toma de decisiones”. “No están solamente para estar repartiendo volantes o pintando un muro; hay unidades temáticas que abordan temas que a ellos les preocupan, como el ambiente, los derechos humanos”. También afirmó que “no es cierto” que “los jóvenes no militan o no van al comité”, sino que su militancia se muestra de “otra forma”, como en las marchas. “Hay que construir desde la mirada de los jóvenes”, sintetizó.
La presidencia de Passada fue promovida por la Comisión de Género del FA de Maldonado y también tiene el respaldo de la Liga Federal, agrupación encabezada por Andrés Lima, intendente de Salto. “No esperaba el apoyo de ningún sector particular. Yo llegué al plenario sin ningún apoyo de ningún sector político; ni lo esperaba en su momento ni tampoco lo busqué”, indicó. Si ganara la presidencia de la fuerza política, Passada aseguró que su rol sería establecer una oposición “responsable y articuladora”, porque el FA “es la fuerza política más grande del país” y debe ser “atendida con respeto”.
La candidata informó que los resultados definitivos sobre quién será el presidente o la presidenta del FA se conocerán “entre el 15 y el 20 de diciembre”.
Una tendencia “difícil de torcer”
“¿Siente que el FA la puso simplemente por ser mujer como candidata?”, le preguntó un periodista en conferencia de prensa. Passada respondió: “Creo que eso no es así, tengo una experiencia de años”. La candidata dijo más adelante que “es una de las cosas que hay que romper de una sociedad machista. Parece que fuera algo muy raro, y como es raro, da lo mismo una mujer, otra mujer o cualquiera. Es un cambio cultural que necesitamos”, señaló, y recalcó que no sintió que su candidatura haya sido exclusivamente por su género, pero que quizás a “otras compañeras” sí les sucede que lo sienten de esa forma. En esa línea, comentó que es un hecho “sumamente importante” que 26 mujeres se presentaran a candidaturas en los demás departamentos, “más aún cuando algunas son candidatas únicas y en otros casos las tres son mujeres”.
Además, Passada dijo que es necesario tratar temáticas vinculadas al género “con una mirada nacional”, porque “no es lo mismo una mujer trabajadora rural en el interior más profundo” que “estar militando y trabajando en la zona de Pocitos o el Centro”. “Tenemos una fuerte disposición por parte de la Unidad Temática de las Ciudadanas para trabajar nacionalmente por el tema de la paridad, de la violencia de género, y que esto sea parte de un discurso que se acompañe con formación y capacitaciones. Tenemos el protocolo de violencia de género en política, que también es una necesidad divulgarlo y que cada uno y una pueda comprender la gravedad de lo que pasa a diario”, planteó.
Durante su recorrida, Passada se encontró con la senadora Liliam Kechichian, quien apoyó la candidatura de Fernando Pereira. En ese marco, la legisladora planteó a la diaria que el rol de la dirección del FA va a ser importante, porque va a “acompañar hasta el próximo período electoral”. “60% de las candidatas son mujeres; hemos recorrido un camino interesante. Vamos torciendo una tendencia que siempre fue difícil de torcer: la presencia dominante de los hombres en los cargos políticos. Es muy cultural, muy profundo y queda mucho por hacer”, manifestó Kechichian.
En estos tiempos de la covid-19, donde la incertidumbre parece ser la única certeza y el futuro había pasado a llamarse “nueva normalidad” sin que quede muy claro qué significará eso, apareció una nueva variante del coronavirus, bautizada como Omicron y detectada en Sudáfrica , que prendió todas las luces de alarma en el mundo, estremeció los mercados bursátiles y derrumbó los precios de las materias primas industriales.
Las cuarentenas y el distanciamiento social se presentaron desde hace más de año y medio como la mejor arma para enfrentar el virus. Y así, la depresión y la soledad, ya en niveles muy preocupantes, se han disparado con la misma rapidez que el virus.
Durante la primera ola de la pandemia sucedió la activación del “todos juntos” para salir de la peste; después, cuando parecía que se había superado llegó la segunda ola y el impacto psicológico fue importante, por la sensación de que todo lo que se había hecho no había servido de nada. Sin duda, el efecto acumulativo tras más de año y medio, es un peligro, ya que se han disparado mucho los trastornos en personas que no los sufrían y se han agravado los trastornos obsesivos.
Y en esta evolución, el factor económico es “clave”, porque aumentó el desempleo, cayó la seguridad social, el cierre de negocios dejó sin ingreso a familias enteras, crecen las colas de hambre y las ollas populares solidarias. Los sicólogos dicen que son repercusiones que se están empezando a ver ahora, que no aparecen de forma inmediata.
La pandemia no terminó y ya entramos en la cuarta variante. Somos conscientes de que continuará hasta que todos los países accedan a la vacunación masiva, la que impiden las grandes empresas farmacéuticas transnacionales que sólo piensan en la lógica capitalista del lucro. Ahora emergió una nueva cepa que pone en riesgo el avance logrado hasta ahora en el mundo.
También nos avisa del riesgo de jugar con el miedo con cada variante. La consecuencia es que puede pasar como ocurre en el cuento de Pedro y el lobo y que, de tanto que se diga que una variante es más peligrosa, cuando realmente llegue ya nadie se lo crea.
La nueva variante es efecto del acopio de vacunas de los países ricos y amenaza a Occidente a las puertas del fin de año. Aún se conocen muy pocos datos y habrá que esperar varias semanas para analizarlos y tener conclusiones. Pero de lo que se preocupan los medios hegemónicos es sólo de las caídas bursátiles y de los precios del petróleo. ¿La vida no vale nada, querido Pablo Milanés?
Si bien la variante Delta monopoliza el paisaje internacional de infecciones, una nueva variante, denominada Omicron (B.1.1529), enciende las alarmas de la comunidad científica. Reportada por primera vez el 11 de noviembre en Botsuana, ya fue identificada en Sudáfrica y en países de otros continentes como Hong Kong, Israel y Bélgica. Tiene más de 30 mutaciones en su proteína Spike (S) y se propaga con velocidad en África. Según la OMS, es una variante de preocupación
Macondo II
Miles de personas alrededor del mundo han descubierto durante la crisis del coronavirus que la peste del olvido que castigó a Macondo, el pueblo ficcional de Gabriel García Márquez, es también el relato presente de sus vidas.
Álvaro Santana señalaba en The New York Times que en estos tiempos, cuando parece que vivimos en un Macondo global, muchos acuden a Cien años de soledad como si fuese un libro de profecías para comprender el mundo en el que vivimos y sobre todo en el que viviremos tras la pandemia. Rodrigo García, hijo del escritor, contó en una carta a su padre que no pasa un solo día sin cruzarse con una referencia a la peste del insomnio o alguna de sus variantes.
El confinamiento físico es también para millones una cuarentena emocional. Un doble encierro que a muchos nos ha arrojado a esa soledad que aquejaba a los habitantes de Macondo. Pero ni en los momentos más fatales de la peste, los habitantes de Macondo se quedaron solos. Se reunían. Se contaban historias. Se hacían compañía. Ayudaban a su comunidad. Pero en la peste de Macondo no murió nadie.
Tan antiguas como las pestes son sus efectos sociales. El temor, el miedo que roza y se disfraza de pánico, la desinformación sobre lo que pasa en realidad –tarea de las trasnacionales del terror mediático-, la discriminación hacia los enfermos y quienes los cuidan, la incompetencia de las autoridades para contener la enfermedad, las diversas teorías de la conspiración sobre el origen y la naturaleza de la pandemia…
Pero lo único cierto es que la incertidumbre colectiva crece con el paso de los días, junto al brusco aumento de la pobreza y el hambre aquí y acullá también.
Los expertos advirtieron ya en 2020 sobre el carácter acumulativo de los efectos psicológicos de la pandemia. También sobre la forma en que la salud mental y el estado anímico influyen sobre el sistema inmunológico y sus respuestas. No hay dudas acerca de la relación entre aislamiento social y empobrecimiento de la salud mental
La revista Time se preguntaba si la covid-19 estaba empeorando aún más la epidemia de soledad que ya afectaba a Estados Unidos. Antes de la pandemia, un 60% de los estadounidenses decía experimentar algún grado de soledad: sus consecuencias sobre la salud se han asimilado al efecto de fumar 15 cigarrillos por día.
En pandemia, un trabajo de Social Pro determinó que un tercio de los estadounidenses, en todos los grupos etarios, se sentía más solo que antes de la llegada del coronavirus. Entre los más afectados figuraba el segmento de 24 a 39 años: el 34% decía padecer esta sensación siempre o frecuentemente, mientras que un 47% lo hacía algunas veces.
Ministerio de la Soledad
El aislamiento y su agudización por el Covid-19 tienen en alerta a varios países, entre ellos Reino Unido y Japón que han puesto en marcha dos dependencias gubernamentales para atender lo que pronostican será la próxima pandemia a enfrentar en el mundo: la soledad. Es que en pleno confinamiento para evitar contagios de Covid-19, aumentó la tasa de suicidios, principalmente en mujeres solas.
Para los adultos mayores, ser considerados como grupo de riesgo durante la pandemia tuvo un gran impacto: debieron adaptar sus rutinas, limitar sus contactos, dejar trabajos y ocupaciones y, en muchos casos, someterse al aislamiento.
El Ministerio de la Soledad no es un invento japonés: el Reino Unido ya creó esta cartera en el 2018, bajo el gobierno de Theresa May. Fue una forma de reconocer que el aislamiento social de las personas se estaba convirtiendo en un grave problema de salud pública.
Fue en febrero de 2021 que Japón creó su primer Ministerio para la Soledad, con la encomienda de atender de manera urgente una situación que, de acuerdo con sus datos, provocó que 21 mil personas se quitaran la vida en 2020. Japón es punta de lanza de diversos procesos sociales, como la desazón provocada por el capitalismo (acentuada por la pandemia que se vive) y que la obra del pintor Tetsuya Ishida describió en toda su crudeza.
Ishida nació en junio de 1973 y murió a los 32 años, en 2005, en un accidente de tren que posiblemente fue un suicidio. Durante una década, el joven artista pintó lo que consideraba escenas de la vida cotidiana: un Japón atrapado en la desolación de la vida moderna y las exigencias del capitalismo salvaje.
Estos tiempos de pandemia nos invitan a superar el humanismo construido sobre la deshumanización de la mayoría y la explotación de la naturaleza. El mundo será diferente, tras la pandemia. ¿Comenzará otra colonización cultural? Los estados, tras el parate, carecerán de recursos y deberán decidir entre pagar deudas o alimentar a sus ciudadanos. El presente –y sobre todo el futuro próximo- será de desempleo masivo y hambre, de depresión y soledad.
Hoy la desesperanza, el temor, la soledad, se han mudado también a los murales de América Lapobre, donde se describe en colores el sentir de nuestros pueblos.
*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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Fuente de la Información: https://rebelion.org/depresion-y-soledad-la-pandemia-de-la-pandemia/
Encontrarte con ellos: un acercamiento desde el arte a los detenidos desaparecidos de Uruguay.
Mary fue detenida por hombres armados vestidos de particular. Uno de ellos, corpulento y morochón, dijo: “Esta es mía, está requerida en Uruguay”. El día anterior a su secuestro Mary había ido a la oficina de Migraciones para hacer el trámite que le permitiera obtener la radicación definitiva en Argentina y declaró su domicilio.
Amelia cursaba un embarazo cuando fue detenida. Trabajaba en la editorial Mundo Libro. Sus gritos se escuchaban en la tortura de La Tablada. Hallazgo de restos: sin datos a la fecha.
Gustavo y Graciela estaban casados y tenían un hijo. Un grupo de alrededor de nueve hombres armados entró violentamente en su domicilio tanto por el frente —tras romper el candado del portón— como por el techo —al que llegaron por un taller ubicado en la misma manzana—. Frente a la casa se estacionó un automóvil que manejaba un soldado del Ejército argentino con ropa de civil, que fue reconocido por el dueño de un bar cercano. El niño de dos años, Nicolás, fue dejado en manos de una vecina, con un bolso con ropa.
Un grupo de agentes vestidos de civil y armados que se trasladaban en cuatro autos Ford Falcon ingresó a la casa de Carlos, quien estaba catalogado como “trotskista”. Saquearon y cerraron la casa. Un vecino quiso mirar y fue amenazado.
Guillermo trabajaba en una imprenta en Pompeya, en Buenos Aires. Militares y policías llegaron en camiones, rodearon la manzana y lo detuvieron. Ese 22 de diciembre de 1977 Pablo, su hijo de cinco años, cruzó el río con la intención de festejar su cumpleaños con el padre. “Mis viejos estaban separados y yo iba a visitarlo a Buenos Aires. Fui dos veces. En la tercera iba a ir a pasar el día de mi cumpleaños. Fui con mi abuela en el Vapor de la Carrera, el 22 de diciembre, el día que lo agarraron. Casi llegué en ese mismo momento. Pisé el puerto a las diez de la mañana y dos horas antes lo habían agarrado. No se sabía nada de él. Fuimos a hoteles, nos movíamos de hotel a hotel todos los días, por las dudas. Mis abuelos no estaban en todo el día porque querían averiguar algo. A los cuatro o cinco días nos volvimos. Me rechinó, hasta me enojé, porque era el día de mi cumpleaños. Iba esperando su sonrisa”, cuenta Pablo ante el silencio enorme de su casa. El retrato de su padre es uno de los 197 cuadros que se hicieron en el marco de Encontrarte con ellos.
La muestra
Para aproximarse con el arte a la lucha por verdad y justicia, a la problemática de la desaparición forzada de tantos uruguayos; para cumplir con una de las condiciones formales del arte: que el individuo se exprese, pero también por el compromiso con la sociedad y para continuar denunciando la situación más allá de banderas y banderismos; para despertar sensibilidades, para reunir información y colaborar con la memoria colectiva ante la impotencia de no poder marchar el 20 de mayo de 2020. Entre otras razones, por eso nació Encontrarte con ellos, un proyecto que nucleó a casi 200 artistas con la consigna de que cada uno de ellos hiciera una obra plástica acerca de uno de los 197 detenidos desaparecidos.
Federico Veiga y Damián Ibarguren fueron los responsables del proyecto. Cuando pensaron qué hacer ante la suspensión de la Marcha del Silencio por la pandemia de covid-19, lo primero que se le ocurrió a Federico fue que él y Damián pintaran todos los cuadros. “Era una locura, no hubiera sido posible”, coinciden un año y medio después, y recalcan la importancia del trabajo colectivo y del compromiso de los artistas expositores.
A fines de mayo de 2020 Ibarguren y Veiga se reunieron con Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos para plantearles la idea y contaron con su apoyo. De ahí en adelante empezaron a trabajar en la quijotada de encontrar artistas para los 197 detenidos desaparecidos. Hubo entrevistas, artistas invitados, artistas que se acercaron, artistas que llenaron la solicitud del llamado abierto al público, y la raíz fue tomando forma de enredadera. Hubo a quienes se les asignó un nombre para trabajar, algún familiar de detenido desaparecido postuló a alguien y, casi a la inversa, artistas se propusieron para pintar a un detenido desaparecido específico. Cuando la lista se completó el siguiente paso fue darles herramientas a los creadores para trabajar la vida de la persona desaparecida, para rendirle homenaje a esa vida.
En el museo Blanes
Cuadros de 80 centímetros por un metro son cuadros grandes. ¿Usted se imagina dónde meter casi 200 obras de ese tamaño? El museo Juan Manuel Blanes cayó como anillo al dedo y ahí está la exposición Encontrarte con ellos, aunque se hizo en conjunto con el Museo de la Memoria. La muestra se inauguró el 18 de noviembre y estará hasta enero. Después, la idea es que los cuadros vayan a las ciudades o los pueblos donde nació cada desaparecido.
Cristina Bausero, directora del Blanes, consideró fundamental que la exposición fuera armada en un museo público, para que todo el mundo pueda acceder a ella. “Pongamos sobre la mesa, desde el arte y la cultura, esta problemática y mostrémosla a todos los uruguayos”, dice, y agrega: “Por otro lado, se trata de una exposición muy rica, con obras en el plano, obras que abordan el espacio; vi figurativistas y vi obras absolutamente abstractas. Hay diferentes artistas, diferentes lenguajes, diferentes interpretaciones del arte, diferentes modos de representar al desaparecido desde distintos lugares, muy heterogéneos, y eso está bueno porque los desaparecidos no son una masa, hay una heterogeneidad. Estar expresado de esta manera es importante, personaliza, te aproxima al individuo”, concluyó.
Hay que lograr visualizar, entender lo que es la muestra. Sí, es verdad, es la muestra más grande sobre un mismo tema que se haya expuesto en Uruguay y eso la transforma en una cosa muy, muy grande: 197 artistas, cada quien con su particularidad, cada cual con su mundo personal complejo, y complejo en relación con la sociedad que ningunea espacios —y todavía más cuando venimos de dos años en los que han sido totalmente ninguneados—. Da la sensación de que Encontrarte con ellos trabaja en dos planos: el de recuperar a los artistas y el de recuperar la memoria de los desaparecidos. El arte como herramienta de la sociedad para apropiarse de un tema, el del pasado reciente, y darle nuevas formas de denuncia, nuevos lenguajes. Un pincel o un poema, como aquel de Miguel Hernández, para escarbar la tierra con los dientes, apartar la tierra parte a parte, a dentelladas secas y calientes, minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte. Las letras, el teatro, la fotografía, otra infinidad de manifestaciones al servicio de una búsqueda que aún duele, arte emblemático como el de la margarita, símbolo de Madres y Familiares que germinó después de un llamado público en 1983 y que hoy es lo que es.
“Cada manifestación abre puertas, le habla a una parte de las sensibilidades, abarca más públicos”, comenta mirando fijo pero con gestos cálidos Ángeles Michelena, integrante de Madres y Familiares. “Este tema tiene muchísimas décadas, el Estado ha sido básicamente renuente u omiso y, más allá de los distintos momentos, existen zonas oscuras a las que no se puede llegar. Entonces, sumar voluntades actúa sobre eso, como para revertirlo”, dice, y agrega, sobre lo hecho por Encontrarte con ellos: “Trabaja la imagen, el rostro, la memoria. Apela a recoger eso en un gesto, en una escena, en una pincelada. Trayéndolos los reconstruye. Para mí es clarísimo con Cachito, Ruben Prieto [quien era su compañero, desaparecido en 1976]. La artista que lo tomó buscó, nos entrevistó, fue a archivos fotográficos y encontró. Le dio la expresión en la foto y colocó en el cuadro el tema de la paternidad. Eso colabora con la figura del desaparecido porque también para él ser papá fue importante. Y hay algo en el cuadro que dice que fue importante”.
Lo importante
La obra que pintó Jenni Churi se llama “Las manos de papá”. Jenni investigó, leyó notas y entrevistó, conversó ideas. “Me junté con Ángeles en un café y me contó la historia. Fui metiendo su historia en mi cabeza. Ella me movió pila de cosas. Me tocó que Victoria fuera bebita cuando el padre desapareció. Y no pude separar eso de mi historia, porque perdí a mi padre siendo niña. Ángeles me contó una frase que él repetía siempre: ‘Para nosotros llegar a viejos va a ser una casualidad o una deshonra’, y pensé partir desde ahí, porque era fuerte. Pero después no, volví a lo que a mí me tocó, que era la relación padre-madre-hija”, cuenta Churi. Conmueve ver el cuadro en que el padre sostiene a su hija con sus manos, Victoria alzada por Cachito para revalidar que ese momento existió, que él la tocó, que en algún momento se tuvieron, fueron, “tenían en sus manos los trocitos de cosas que querían”, diría Mario Benedetti.
Pablo Sobrino dibujó a su padre, Guillermo. Lo hizo con la sonrisa que esperaba encontrar cuando bajara del barco. También están en el óleo las manos estampadas de sus dos hijas y una carta escrita de su puño y letra por Guillermo.
“La tenía desde 2003 y no la había leído nunca. La encontró mi vieja dentro de unos papeles. La escribió mi viejo unos meses antes de que lo agarraran. Me había mandado la carta y el libro de cuentos El bichito de luz sin luz. Mi vieja en su momento me dio el libro, pero la carta no porque no leía. Quedó guardada. Así como me la trajo la metí en un sobre y la guardé, no la leí. Sentía que si lo hacía era lo último que tenía de mi viejo, que no había más nada después. Pero eso, a su vez, me metía en el lugar de hijo de desaparecido infeliz, que si no soy infeliz por ser hijo de desaparecido está todo mal. Hice este cuadro para sacarme de ese lugar. Cuando leí la carta me di cuenta de que no tenía que estar en ese lugar. Primero pensé hacer un cuadro en blanco y con la carta en el medio, nada más. Después dije ‘demasiado minimalista’, y además hay más cosas ahí. No hubo otra opción, se cayó de maduro que la carta iba. El valor tiene que ser la carta original, que escribió mi viejo. Es transferir eso”.
Pablo, que además es el realizador del documental en el que se podrá ver todo el recorrido de Encontrarte con ellos, habló de lo terapéutico que le resultó participar en el proyecto como pintor. “Hace un año atrás no podía tener esta conversación, estaría moqueando. Ahora estoy normal. Lo hice, un día me cayó la ficha, leí la carta tres o cuatro meses atrás [se emociona], la puse ahí, lo pinté y fue liberador, completamente liberador. Y es interesante todo eso. Esta muestra tiene eso: le da un valor que va más allá de un cuadro. Ese es el valor del arte para mí. El Guernica no es un cuadro, es una expresión histórica. El arte no puede ser una cosa que ponés en el living para que te hagan juego los colores. Un cuadro debe tener un valor histórico, político y social que afecte a las personas de determinadas maneras”, dice.
Sería imposible contar todas las historias, pero hay que detenerse en los cuadros. Observarlos, sentir los trazos rumiando las ausencias, las soledades. Tenían la sonrisa, tenían los gestos, existieron, hay que devolver esa imagen; apreciar la ternura, la áspera tristeza; ver la construcción, en definitiva, y eso que parece lo más importante: la creación de algo que no está.
Nunca más
Hay que tirarle la oreja a la democracia que tiene miedo de recordar. Hay que levantar las manos cuando la regresión de los derechos es notoria. No hay nada más justificado que el derecho a la verdad y a la justicia. Son banderas que flamean, pero también derechos, derechos que están para cumplirse.
Manifestaciones artísticas han existido muchas, muchísimas. Y seguirán, porque el compromiso de un sector de la población es grande. Sin embargo, salvo hechos puntuales, en los que a través de la Fiscalía Especializada se han logrado procesamientos a pesar de los pesares, la mayoría de los detenidos desaparecidos de Uruguay siguen ausentes. Entender el “nunca más” es entender que no puede volver a ocurrir. En esa dirección y desde el pie nacen todas las manifestaciones que tratan de poner el tema arriba de la mesa, y arriba de la mesa, y arriba de la mesa.
Los cuadros en la pared reclaman. Sin banderas políticas, reclaman. Señalan la complicidad del Estado, porque no hay una investigación dura, fuerte. Quieren a sus familiares, insisten. Cada obra de arte como eco de las exigencias históricas: que se encuentren los restos y que enjuicien a los culpables. Ahí hay algo para resolver porque si no, tal vez mañana o pasado, la historia se repetirá con ese o con otros derechos. Algo que no se resuelve queda como degradando la conciencia de la sociedad.
Basta de los quistes en centros de poder que hacen que la cosa no camine, que han logrado que los familiares, muchos de ellos ancianos y otros que no están, hayan ido convenciéndose de que no van a encontrar nada. Seguirán insistiendo, eso siempre. Aunque el tiempo conspire, continuarán construyendo la esperanza, esperanza que trasciende lo individual.
Y pregunto: son muchos años, es un montón de tiempo, ¿cómo no vamos a entender a madres y padres, a hermanos, a quienes no pudieron cerrar la historia, a quienes no tienen una tumba para llorar?
“La esperanza de las madres, aquella del primer tiempo, era que los iban a encontrar. Esa esperanza se perdió. Pero esto trasciende lo filial. Sobre ellos se cometió un crimen horrible, que se sigue reproduciendo en la medida en que no aparecen los restos. Técnicamente no podés decir que están muertos, siguen estando ahí. Pero en realidad, lo que importa, es que es una práctica que si queda impune, puede repetirse. Y otra cosa: hay que rescatar la lucha de quiénes fueron, se los tiene que recordar por quiénes fueron. Porque tuvo sentido la lucha que desarrollaron, más allá de que con el diario del lunes se juzguen equivocaciones. En ese sentido histórico tuvo sentido y ese sentido histórico hay que rescatarlo”, afirma Ángeles sin perder la sonrisa.
Se buscó que un mismo artista trabajara los grupos familiares que desaparecieron juntos.
Unesco advierte estancamiento en desempeño de escolares uruguayos. “Es muy preocupante el aumento de la inequidad del sistema”, aseguró Robert Silva, presidente del Codicen.
La foto más reciente muestra que los escolares uruguayos están en el quinto lugar de América Latina y el Caribe en su rendimiento en Lectura. Están sextos en Matemática de tercero de escuela, pero primeros en esa disciplina en sexto. Y son los terceros en Ciencias. Así lo evidencian los desempeños obtenidos en las últimas pruebas Erce de Unesco (realizadas en 2019 y cuyos resultados se conocieron ayer).
El cortometraje, en cambio, evidencia que Uruguay integra el grupo de países que no muestran avances en ninguna de las áreas o disciplinas respecto a las evaluaciones de 2013. Incluso tiene un retraso “estadísticamente significativo” en Matemática de tercero de escuela.
El largometraje revela que en al menos el último cuarto de siglo el desempeño de los escolares quedó estancado o “no mejora”, como lo definió el experto canadiense Richard Wolfe, que analizó el caso uruguayo. Eso significa que la alternancia en el poder y los sucesivos intentos de reformas no movieron la aguja. Y, en la era del conocimiento, estar estancado equivale a retroceder.
Porque en el juego perverso de los rankings, Uruguay siempre está un poco por encima de la media regional, pero va perdiendo terreno frente a países que avanzan más. En la última edición, por ejemplo, Brasil, Perú, República Dominicana y Paraguay obtuvieron mejoras sistemáticas en todas o la mayoría de las pruebas. Ecuador, a su vez, creció en todas las disciplinas de sexto de escuela (quedó estancado en tercero) y Honduras mejoró en Matemáticas.
Pero este statu quo que viene evidenciándose prueba tras prueba (desde las evaluaciones nacionales hasta las internacionales) aleja a Uruguay de las metas de mejora que el país se puso a sí mismo. Según la Agenda 2030 de Naciones Unidas, a la que Uruguay se comprometió, al cabo de la década en curso los países mejorarían la “educación inclusiva y equitativa de calidad”. La manera de medir el cumplimiento de esa meta es a través del porcentaje de estudiantes que salen del nivel inferior de desempeños en las pruebas Erce. Uruguay va en sentido contrario.
El 37% de los estudiantes de tercer año en Uruguay no logran siquiera un segundo nivel en Matemáticas, el mínimo de desempeño que fijó Unesco. Eso significa que son incapaces de escribir números naturales hasta el 9.999 o bien identificar vértices, lados y diagonales de figuras geométricas. En 2013 eran el 32%.
En Lectura pasa algo similar, con el agravante de que al crecer el extremo opuesto (los que les va mejor) el promedio no se mueve, pero los resultados son más polarizados: hay pocos alumnos cerca del promedio, hay muchos “malos” y muchos “buenos”.
“Es muy preocupante el aumento de la inequidad del sistema”, dijo ayer el presidente del Codicen, Robert Silva, al término de la presentación oficial de los resultados.
Porque incluso en Matemáticas de sexto, en que Uruguay es el mejor de la región, es a la vez el país -junto a México- que más quedó estancado, y la cuarta parte del alumnado es incapaz de resolver problemas simples con multiplicaciones o divisiones.
Otro estudio que las autoridades prometieron presentar “en breve” demuestra que los magros resultados escolares condicionan los desempeños posteriores en UTU y liceos.
Opinan las autoridades
ACTUAL PRESIDENTE DEL CODICEN
Robert Silva
“Nos preocupa el resultado que Uruguay ha obtenido en las pruebas de evaluación de 2019. Nos preocupa por lo que está aconteciendo incluso ahora en el país. Esta evaluación es previa a la pandemia, así que hay que redoblar el esfuerzo”.
EXPRESIDENTE DEL CODICEN (2012-2020)
Wilson Netto
“No es lo mismo una escuela antes o después de 2002: los resultados de las pruebas están estancados, pero esconden las desigualdades y la integración de escolares de contextos más desfavorecidos”.
El presidente del Consejo directivo central del Educación de Uruguay, Robert Silva, reconoció hoy desigualdades en accesos y deserción en la enseñanza secundaria.
Silva indicó que “mientras el 82 por ciento del 20 por ciento de la población de mayores recursos culmina la educación secundaria, solo lo hace el 18 por ciento del quintil de menores ingresos”.
A ello añadió que Uruguay comparte con un grupo de países en los que menos del 50 por ciento culmina la educación formal obligatoria, entre los que mencionó a Honduras, Guatemala y el Salvador.
El alto funcionario participó en la presentación del proyecto “Transformación Educativa” de la Administración Nacional de Educación Primaria (Anep), para señalar la obligación de tener mejores resultados y generar las estrategias pedagógicas correspondientes.
“Este país no puede seguir con la realidad que tiene, tenemos que implementar un marco curricular, planes que permita atender las diferentes realidades del país», declaró.
A su entrada al recinto del foro, el presidente de la nación; Luis Lacalle Pou, se topó con manifestante del sindicato de la Universidad Técnica de Uruguay (UTU) que reclamaron “están destrozando la educación”.
Una de las participantes le señaló que “la gente más necesitada se queda sin grupos, los alumnos sin clases, por favor, la educación es una inversión, no es un gasto”, en alusión a protestados recortes presupuestarios.
Informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) advierte por este fenómeno que influye en los resultados académicos de los alumnos.
Los más pobres con los más pobres, y los menos pobres con los menos pobres. Así lucen cada vez más las escuelas uruguayas. Pareciera que, sin proponérselo, los centros educativos se van convirtiendo en guetos a los que asisten estudiantes demasiado parecidos entre sí. Al menos eso anuncia el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) en el informe del estado de la enseñanza local presentado esta semana, en el que se advierte que esa segregación “es un determinante relevante de los resultados académicos”.
Más del 90% de las escuelas públicas Aprender son de contexto muy desfavorable y desfavorable, mientras que el 80% de las privadas son de contexto muy favorable. Pero la segregación no acaba en la clásica dicotomía de públicos versus privados, sino que se da a la interna del propio sistema estatal. En ese sentido, las escuelas de práctica, en las que se desempeñan los maestros que son formadores de los futuros docentes, se parecen mucho a los colegios privados. En las escuelas de tiempo completo hay una minoría de contexto muy favorable, y en las urbanas comunes casi no existe la pobreza más extrema.
Aquel ideal vareliano de que los hijos del profesional y del obrero comparten el banco escolar va haciéndose añicos con el paso del tiempo. Porque los investigadores del Ineed, usando el índice de Hutchens -una de las mediciones más extendidas para cuantificar la segregación social en los centros educativos-, estimaron la segregación desde 2013 hasta fines del año pasado y concluyeron que viene en ascenso en jardines y escuelas.
En los liceos y UTU, en cambio, los centros educativos son más heterogéneos y la segregación se ha mantenido estable en el mismo período analizado. Eso puede deberse, según el informe oficial, a que en el país existen menos centros de enseñanza media y los alumnos acuden a locales que no necesariamente están cercanos a donde viven.
“La segregación creciente en inicial y primaria está relacionada con la forma de asignación de los estudiantes a los centros y, en última instancia, con una creciente segregación territorial. En estos niveles educativos hay más oferta concentrada en menos territorio, por lo que es más probable que los niños y niñas asistan a centros cercanos a su lugar de residencia”, explicaron a El País las investigadoras Fiorella Ferrando, Melissa Hernández, Cecilia Oreiro, María Noé Seijas y Joana Urraburu.
Puede que haya quienes consideren que el aumento de la segregación no es en esencia una mala noticia y en todo caso es un simple reflejo del deseo de parte de la sociedad. Por ejemplo, puede que un padre quiera que sus compañeros de clase, de club y de actividades sean de un mismo contexto porque eso le da tranquilidad o estatus.
Pero las investigadoras del Ineed aclaran que “hay varios estudios que demuestran que a menor segregación, mejores los aprendizajes”. Eso ocurre porque aumentan las posibilidades de aprender de otros.
Existe lo que los técnicos llaman “efectos de pares”: un niño con cierto rezago tendrá más chances de potenciarse con compañeros de diversos contextos que si todos son de su misma condición.
Pero los beneficios se pierden cuando se trata de centros educativos homogéneos en su interior y heterogéneos en relación a otros. Hay menor intercambio cultural y a su vez hay menos vínculos entre contextos diferentes, lo que tiende a fragmentar más la estructura social del futuro.
“La literatura científica evidencia que cuando la escuela es más diversa, a los niños, sobre todo a los pobres, les va mejor. En el caso uruguayo, como la segregación es antes barrial que escolar, termina ocurriendo que los niños no interactúan con pares de otros contextos en casi ninguna actividad”, explica la socióloga uruguaya María José Álvarez, profesora de la Universidad de los Andes, en Colombia, y una de las referentes en los estudios recientes sobre desigualdad.
Álvarez, junto a unos colegas uruguayos de la Universidad Católica, acaban de concluir en otra investigación que “existe una creciente fuga de los hijos de profesionales de la educación pública uruguaya”. Tras estudiar los microdatos de las Encuestas Continuas de Hogares desde 1992 a 2016 observaron ese fenómeno que se agrava en la Secundaria.
“Al fugarse se pierde capital social: por la menor diversidad y porque esos padres profesionales son los que más se involucran en la comunidad escolar”, explica la socióloga.
Las crisis económicas, como la de 2002 y la actual, suelen generar frenos a la fuga, pero “si se ve la película de largo plazo hay una migración”. ¿A qué se debe? Los investigadores realizaron entrevistas a los padres, quienes justificaron que inscribieron a sus hijos en colegios privados en busca de mayor tiempo pedagógico y el aprendizaje en profundidad de segundas lenguas.
“Lo interesante”, dice Álvarez, “es que todavía existe cierta nostalgia de esos padres por la educación pública, entonces sienten la necesidad de justificar por qué decidieron enviar a sus hijos al sector privado”.
El Ineed concluye que “la distribución desigual de estudiantes entre los centros contribuye a consolidar circuitos educativos disímiles y a aumentar la inequidad educativa”. Y la inequidad es, a la vez, el talón de Aquiles del estado de la educación uruguaya.
América del Sur/Uruguay/26-11-2021/Autor(a) y Fuente: www.grupormultimedio.com
El ministro de Salud Pública mencionó algunos de los efectos positivos que la inoculación en menores provocaría en su trayecto escolar.
Una de las noticias más comentadas de las últimas horas fue la decisión del MSP de recomendar la vacunación contra el coronavirus para niños de entre 5 y 11 años. El asunto ha generado varios comentarios, y esta mañana el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, se manifestó al respecto en sus redes sociales.
El cabildante destacó que la decisión que se replicó hace algunas horas en Uruguay continúa ganando adeptos en el mundo. Dijo: «Además de la FDA de USA, hoy la Agencia Europea de Medicamentos EMA aprobó la vacuna de Pfizer BioNtexch pediátrica para niños de 5 a 11 años. La cual tiene una dosis menor para esta franja de edades».
Salinas redondeó su mensaje vinculando los efectos de vacunar a los niños con su educación. «Otro tema no menor es que la vacunación evita el ausentismo, o la no presencialidad en especial en poblaciones vulnerables, impacta en la calidad educativa (por conectividad) y eventualmente la alimentación que reciben en la escuela», comentó.
A modo de cierre, el ministro recordó: «Se mantiene la no obligatoriedad. Y tendremos tiempo por 3 meses para evaluar la experiencia de los países que ya la hayan recibido». Este último período mencionado alude, claro está, a las vacaciones escolares.
La voz de los expertos
El director de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina, Julio Medina, compartió parte de «un documento interino sobre vacunación en niños y adolescentes» de la OMS.
Citó el experto, que asesora al MSP e integró el GACH: «‘Hay beneficios de vacunar a niños y adolescentes que van más allá de los beneficios directos para la salud. La vacunación que disminuye la transmisión de COVID en este grupo de edad puede reducir la transmisión de niños y adolescentes a adultos mayores y puede ayudar a reducir la necesidad de medidas de mitigación en las escuelas. Minimizar las interrupciones en la educación de los niños y mantener su bienestar general, salud y seguridad son consideraciones’».
Fuente e Imagen: https://www.grupormultimedio.com/salinas-vacunacion-en-ninos-impacta-en-la-calidad-educativa-id991883/
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