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América Latina y el Caribe: La bioeconomía como alternativa

La bioeconomía como alternativa

La bioeconomía implementa prácticas agrícolas que utilizan tecnologías biológicas y ecológicas para mejorar la productividad sin agotar los recursos naturales, promoviendo así la sostenibilidad a largo plazo.

 

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la bioeconomía aboga por modelos de actividad económica sostenibles a largo plazo.

El actual modelo económico pone en riesgo la supervivencia humana, debido a la alta dependencia de los recursos naturales y el daño que ocasiona al medioambiente, y es por ello que la bioeconomía surge como un modelo alternativo.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la bioeconomía aboga por modelos de actividad económica sostenibles a largo plazo, integrándose de manera holística en el medio ambiente y el ecosistema en el que se desarrollan. Inicialmente, el término «bioeconomía» se asoció con la necesidad de reemplazar los recursos naturales que escasean.

Sin embargo, en la actualidad, se percibe como la producción de bienes y servicios basados en el conocimiento generado a partir de ciencia, tecnología e innovación, aplicados al uso de recursos naturales y biológicos, siguiendo procesos y normativas amigables con el medio ambiente.

La startup Solugen y ADM se unen en una asociación estratégica para llevar la química verde del maíz a nuevas alturas.  Descubre cómo esta colaboración impulsará la sostenibilidad y la innovación. #Bioeconomía #Sostenibilidad #Innovación
bioeconomia.info
Ampliando Horizontes: Una Asociación Estratégica Que Redefine El Potencial Del Maíz En La Química…

La Comisión Europea define la bioeconomía como la parte de la economía que utiliza recursos biológicos renovables de la tierra y el mar, como cultivos, bosques, peces, animales y microorganismos, para la producción de alimentos, materiales y energía.

El núcleo de la bioeconomía ofrece diversas oportunidades de producción, facilitando el desarrollo de biocombustibles para reducir la dependencia de combustibles fósiles y mejorar el impacto ambiental negativo vinculado a la emisión de gases de efecto invernadero. Además, promueve la creación de nuevos medicamentos en beneficio de la salud humana y alimentos con un rendimiento nutricional mejorado, entre otros campos de aplicación.

Asimismo, se trata de un proceso interconectado en los ámbitos económico, social y ambiental, cuyo avance demanda una transformación a largo plazo en los ámbitos políticos, sociales y procedimentales, adaptándose a contextos nacionales y regionales diversos. La finalidad es promover el crecimiento sostenible tanto en las economías desarrolladas como en las economías en desarrollo. Su objetivo principal radica en disminuir la dependencia de los recursos naturales y reformar los procesos de producción para lograr la sostenibilidad de los recursos, ya sean renovables o no, del planeta.

Este enfoque facilita que la población tenga acceso a los recursos necesarios sin perjudicar el medio ambiente, evitando la sobreexplotación de los recursos naturales y fomentando la circularidad y la seguridad alimentaria.

¿Para qué funciona la bioeconomía?

La bioeconomía desempeña un papel fundamental al reducir la dependencia de los combustibles fósiles, al mismo tiempo que limita la sobreexplotación de recursos naturales esenciales, mejorando significativamente el medio ambiente y mitigando el cambio climático.

Además, fomenta la circularidad y la reutilización de desechos, transformándolos en materiales valiosos para la generación de nuevos productos, y aprovecha los recursos biológicos renovables. En resumen, su impacto a nivel global es notable porque:

  1. Facilita el avance hacia una economía y desarrollo económico sostenible al contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Las cadenas de producción basadas en bioproductos, biocombustibles y bioenergía promueven la eficiencia en la producción, permitiendo que productores primarios y consumidores se desarrollen respetando sus necesidades y derechos.
  2. Coherentemente, impulsa el crecimiento de industrias y empleo en áreas rurales, ya que muchos de los recursos biológicos se encuentran en estas zonas (madera, animales, vegetales, acuáticos, hongos, bacterias, etc.).
  3. Pone énfasis en la circularidad y la sostenibilidad, optimizando así los recursos y los procesos de producción. Como resultado, actúa como un freno contra el deterioro de los ecosistemas naturales y el cambio climático.

Algunos ejemplos de bioeconomía son los siguientes:

.   Biocombustibles Sostenibles:

En lugar de depender exclusivamente de combustibles fósiles, la bioeconomía impulsa la producción y uso de biocombustibles a partir de materias primas renovables, como aceites vegetales y residuos orgánicos.

  • Aprovechamiento de Residuos Orgánicos:

La bioeconomía favorece la circularidad al convertir los residuos orgánicos en recursos valiosos, como la producción de biogás a partir de desechos agrícolas o municipales.

  • Agricultura Sostenible:

Implementación de prácticas agrícolas que utilizan tecnologías biológicas y ecológicas para mejorar la productividad sin agotar los recursos naturales, promoviendo así la sostenibilidad a largo plazo.

  • Desarrollo de Bioproductos:

La bioeconomía impulsa la investigación y desarrollo de bioproductos, como plásticos biodegradables y materiales de construcción sostenibles, reduciendo la dependencia de materiales no renovables.

  • Biotecnología en la Salud:

Aplicación de avances en biotecnología para la producción de medicamentos y tratamientos más efectivos y sostenibles, utilizando recursos biológicos de manera responsable.

  • Silvicultura Sostenible:

Manejo sostenible de bosques para garantizar la regeneración y preservación a largo plazo, al tiempo que se aprovechan de manera consciente los productos madereros y no madereros.

  • Pesca Responsable:

Adopción de prácticas pesqueras que garantizan la conservación de las poblaciones de peces y la preservación de los ecosistemas marinos, contribuyendo a la sostenibilidad de los recursos acuáticos.

Estos ejemplos ilustran cómo la bioeconomía aborda diversos sectores, fomentando la sostenibilidad ambiental y económica a través de prácticas innovadoras y conscientes de los recursos.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/telesuragenda/bioeconomia-alternativa-20231115-0031.html
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América Latina y el Caribe: Abya Yala no debe permanecer indiferente al holocausto palestino

Abya Yala no debe permanecer indiferente al holocausto palestino

Por Ollantay Itzamná

En la historia moderna que corre de 1492 a 2023, la humanidad sufre tres holocaustos (exterminio de pueblos por razones políticas, religiosas o culturales).

El primer holocausto lo sufrimos los pueblos de Abya Yala, desde 1492 en adelante, cuando nuestros ingratos “huéspedes europeos metalizados”, para apoderarse de todos nuestros bienes, nos sometieron al exterminio biológico y cultural total. Cerca de 70 millones de nuestros padres fueron aniquilados en cuestión de décadas por los hibéricus. A este exterminio sobrevino el comercio europeo de la carne humana, compra venta de esclavos del África.

El segundo holocausto también lo ejecutó Europa en su expresión de la Alemania enferma, durante la II Guerra Mundial (1939-1944). La víctima fue parte del pueblo judío, errante en Europa del norte. Este holocausto fue condenado, y castigado a los culpables, como se debía. Situación que no ocurrió con los impunes responsables del primer holocausto.

Como “parte del resarcimiento moral y político”, promovido por la oligarquía internacional sionista, en las Naciones Unidas se decidió que el pueblo Pelestino acogiese, en una parte de su territorio, al “pueblo elegido” de Israel, en 1948. Y en cuestión de años, el “huésped sionista” ensangrentó a sus anfitriones, ocupó en más del 90% el territorio palestino para convertirlos en campos de cultivo agrícola y extracción del petróleo para el mercado internacional.

Así, ahora, la humanidad es humillada con el tercer holocausto más letal de la historia contra el pueblo palestino. El Estado de Israel (diferente al pueblo judío, porque millones de judíos viven también en Palestina), legitimado por Europa/OTAN y financiado por los EEUU, está “fertilizando” los suelos que cultivará para su agroexportación, con cuerpos y sangre de miles de palestinos.

Antes este tercer holocausto, algunos gobiernos de Abya Yala comenzaron a tomar medidas con sensibilidad histórica. Bolivia decidió romper relaciones con Israel, Colombia impulsa para que los culpables israelís sean juzgados por genocidio en tribunales internacionales, Chile llamó a su embajador en Israel a consulta. Pero, esto no es suficiente.

Los estados y jefes de gobierno del Continente de Abya Yala, como sobrevivientes al primer holocausto moderno, deben de asumir una actitud más consecuente con la historia y con la Vida. La indiferencia o la impunidad del Estado de Israel es y será un premio para que el Hitler israelí, nutrido con sangre palestino, ataque a cualquier otro país del mundo próximamente.

Ahora es el momento para que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y otros espacios, tomen medidas políticas, incluso comerciales contra el Estado de Israel.

Los pueblos originarios, movimientos sociales y sectores populares del Continente debemos continuar con la solidaridad comunicacional y las expresiones de protesta frente a las embajadas de Israel en los diferentes países. No podemos, ni debemos ser cómplices silentes con este tercer holocausto que aniquila a la humanidad.

Ollantay Itzamná. Defensor de Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos desde Abya Yala

Blog del autor: https://ollantayitzamna.com/

@JubenalQ

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/abya-yala-no-debe-permanecer-indiferente-al-holocausto-palestino/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Según la ONU, hay 32 millones de personas analfabetas en América Latina y el Caribe

Según la ONU, hay 32 millones de personas analfabetas en América Latina y el Caribe

Importancia de la alfabetización para los pueblos del mundo

Este 8 de septiembre se celebra como cada año desde 1967 el Día Internacional de la Alfabetización con el fin de promoverla como importante factor de dignidad y de derechos humanos.

UNESCO – Oficina Regional de #Educación para ALC
@UNESCOSantiago

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América Latina y el Caribe están en una encrucijada educativa. La pandemia ha intensificado los desafíos, pero en la UNESCO vemos esperanza y soluciones. Conoce más sobre nuestro informe: unesco.org/es/articles/la #EducaciónDeCalidad #UNESCO #Agenda2030

No obstante, de acuerdo con datos oficiales de la Unesco, se registraron 763 millones de jóvenes y adultos que no sabían leer ni escribir en 2020, situación que ha sido exacerbada debido a la crisis generada por la pandemia de Covid-19.

En este sentido, se estima que, en los países de bajos y medianos ingresos, la tasa de niños de 10 años que no saben leer ha aumentado del 57 por ciento en 2019 a un 70 por ciento en 2022.

Bajo el lema de “Promover la alfabetización para un mundo en transición: sentar las bases para sociedades pacíficas y sostenibles” se celebrará esta edición con el fin de impulsar el cumplimiento el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS4).

“La alfabetización es fundamental para la creación de dichas sociedades, mientras que el progreso en otras áreas de desarrollo contribuye a generar interés y motivación en las personas para adquirir, utilizar y desarrollar aún más sus habilidades de lectoescritura y numeración”, señala la Unesco a través de una nota publicada por motivo de la fecha.

Cuba fue el primer país de América Latina y el Caribe en declararse como Territorio Libre de Analfabetismo, luego de iniciar en 1961 la histórica campaña de alfabetización, que permitió el 22 de diciembre de ese mismo año erradicar este flagelo social.

Según un informe publicado el pasado mes de marzo por el Banco Mundial y la Unicef, cuatro de cada cinco menores de diez años no saben leer ni escribir en la región latinoamericana.

A su vez, se registran 32 millones de analfabetos en América Latina y el Caribe mientras los países más afectados son Honduras con un 89 por ciento de alfabetización, El Salvador 88 por ciento y Haití con un 72 por ciento.

A partir de ello, la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/Unesco Santiago), la Oficina Regional de Unicef para América Latina y el Caribe (UNICEF LACRO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), revelaron el año pasado que la región no cumplirá el ODS4 de la Agenda 2030.

“Desde el inicio de la pandemia, hemos observado como la primera infancia no ha sido priorizada, lo que pone en riesgo estos avances. Urgimos a los gobiernos invertir en la primera infancia para que ningún niño o niña se quede atrás”, señaló la Directora Regional Adjunta a cargo de la Unicef en América Latina y el Caribe, Rada Noeva.

Asimismo, la titular de la Oficina Regional de la Unesco, Claudia Uribe, destacó la “apremiante” necesidad de una mayor inversión y capacidades estatales para conducir los procesos de mejora y transformación sistémica de la educación.

Telesur

Fuente: https://www.nodal.am/2023/09/segun-la-onu-se-registran-32-millones-de-personas-analfabetas-en-america-latina-y-el-caribe/

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Internacional: Retorno del Tercer Mundo

Retorno del Tercer Mundo

Juan J. Paz-y-Miño Cepeda

África es un continente gigante, con 54 Estados soberanos. América Latina y el Caribe coincide en igual número de Estados, tomando en cuenta las numerosas islas del Caribe. Pero en ambos continentes todavía hay territorios dependientes de antiguas potencias coloniales. Las guerras de independencia en América Latina arrancaron a inicios del siglo XIX y los nuevos Estados se constituyeron, finalmente, en repúblicas presidenciales (Brasil fue temporalmente imperio y México tuvo dos momentos imperiales). En 1898 Cuba recién logró la independencia, pero Puerto Rico, igualmente liberado, pasó a depender de los Estados Unidos y se transformó en Estado Libre Asociado. África, en cambio fue un territorio gigante, con población esclavizada desde un largo pasado histórico, pero que mereció el generalizado interés de Europa en plena era capitalista, de modo que en la Conferencia de Berlín (1884-1885) se acordó el reparto de África, inaugurando así la expansión imperialista europea. Las independencias de las colonias africanas ocurrieron después de la II Guerra Mundial (1939-1945) y la descolonización se prolongó hasta mediados de la década de 1970. América Latina/Caribe conservó su independencia formal, porque la dependencia económica que durante el siglo XIX quedó establecida con Europa y particularmente con Inglaterra, pasó a manos de los EE.UU. durante el siglo XX, sobre la base del americanismo monroísta.

América Latina/Caribe y, sobre todo, África, son regiones en las que el colonialismo europeo marcó las estructuras históricas del subdesarrollo, la pobreza, la dependencia externa y las profundas divisiones sociales que se distinguen por el dominio interno de elites privilegiadas y ricas, frente a la mayoría de los habitantes que sigue en condiciones de pobreza y exclusión. Mientras África es el continente con la mayor polarización humana y la pobreza/miseria más alta en el mundo, América Latina/Caribe es la región más inequitativa entre todos los continentes. El saqueo de recursos, las intervenciones directas de las potencias para garantizar sus intereses, la brutal incursión de compañías extranjeras ávidas de minas y tantos otros ricos productos naturales de las variadas geografías, la subordinación política o la explotación inhumana de sus habitantes, han sido rasgos comunes en la historia de América Latina/Caribe y del África bajo el colonialismo y durante la era del capitalismo industrial e imperialista de Europa y de los EE.UU.

Esas adversas condiciones comenzaron a cambiar, entre avances, estancamientos y retrocesos, desde la postguerra. La Conferencia de Bandung (1955) puede considerarse como punto de partida, por el nacimiento de lo que entonces se llamó el Tercer Mundo, que reivindicó no solo independencia y soberanía, sino también el No-alineamiento con cualquiera de los dos bloques mundiales de la época: el capitalismo, hegemonizado por los EE.UU. y el socialismo, con la URSS a la cabeza. Sin embargo, África contó siempre con el apoyo y defensa de la URSS a los procesos de descolonización.

Pero la globalización capitalista y transnacional del mundo a raíz del derrumbe del socialismo de tipo soviético trajo una época compleja y de variadas repercusiones económicas para América Latina/Caribe y también para África, donde se impuso una verdadera re-colonización. En América Latina, desde las décadas finales del siglo XX, la penetración del neoliberalismo y el papel del FMI resultaron nefastos. Pero en ambos continentes también crecieron, lentamente, las relaciones económicas con Rusia, China y otros países y regiones, incluyendo los todavía escasos vínculos que han logrado establecerse entre América Latina/Caribe y África.

En plena globalización incubó, en forma inevitable, el ascenso anti-imperialista, anti-colonialista y soberanista del África y de América Latina/Caribe. En las condiciones actuales, cuando también se ha vuelto indetenible el ascenso histórico de Rusia y especialmente de China, así como de entidades regionales como los BRICS, la hegemonía de Occidente ha tenido que cambiar y se está configurando un mundo multipolar. Las “viejas” potencias advierten el fenómeno. Los EE.UU. tratan de retomar la senda del americanismo monroísta, mientras Europa busca relanzar los acercamientos tanto con América Latina/Caribe, como con África. Entre tanto, Rusia ha logrado ampliar su influencia particularmente en África, mientras China lo hace allí y aceleradamente en América Latina.

En la reciente cumbre de la CELAC y la Unión Europea (UE), realizada el 17 y 18 de julio (2023), se acordó una Declaración final (https://rb.gy/pifqn) en la cual se condena a la esclavitud y la trata de esclavos, que incluye la trata transatlántica, como “tragedias atroces” y un “crimen de lesa humanidad”. Pero también en la más reciente II Cumbre Rusia-África realizada el 27 y 28 de julio (2023), la Declaración final es contundente en señalar: “

Promover la culminación del proceso de descolonización de África y buscar compensaciones por los daños económicos y humanitarios infligidos a los Estados africanos como resultado de las políticas coloniales, incluida la restitución de los bienes culturales arrebatados en el proceso de expolio colonial” (https://shorturl.at/yKUY9). La Cumbre con la CELAC no admitió el alineamiento de esta región con Europa en la condena a Rusia por la guerra de Ucrania. La Cumbre con África reconoció el histórico apoyo de Rusia a la causa anticolonial, pero impulsó un plan específico para acordar la paz en Ucrania. Las críticas de varios gobernantes del África contra Occidente fueron explícitas y hasta radicales. Los países africanos, así como los latinoamericanos y caribeños, no están dispuestos a que continúen las sanciones unilaterales. La CELAC logró rechazar el bloqueo a Cuba. Para África y también América Latina/Caribe, tanto Rusia como China no son potencias “enemigas” sino que ofrecen posibilidades e instrumentos económicos válidos para la promoción del desarrollo, como los acuerdos sobre energía, comunicaciones, infraestructuras, créditos e inversiones que deberán fortalecerse en el futuro y que, con distintos alcances, ya están presentes en los dos continentes representantes del Sur Global.

Estos procesos de cambio mundial aún no son considerados con fortaleza en los debates políticos. Países como Ecuador, cuyo retroceso en esta materia es impresionante, tiene un gobierno que todavía cree en la ideología neoliberal y en la libertaria, tanto como en los tratados de libre comercio para los buenos negocios de élites empresariales, ajenas a las condiciones de vida y trabajo de la población, que se han deteriorado en seis años. En los procesos hacia las elecciones presidenciales de varios países latinoamericanos estos temas no han sido abordados.

Sin embargo, el fortalecimiento del Tercer Mundo, sobre la base de los acercamientos entre América Latina/Caribe y el África, deberá atenderse y fomentarse a fin de garantizar el afianzamiento de los principios de soberanía e independencia que hoy se han renovado ante un mundo multipolar.

Blog del autor Historia y Presentewww.historiaypresente.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/retorno-del-tercer-mundo/

 

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Educación para una América unida y desarrollada

Por: David Auris Villegas

 

La educación es un poderoso instrumento para el desarrollo social y realización humana y, es clave para erradicar la pobreza, la desigualdad y la exclusión social en nuestra América. Para construir un futuro sostenible y esperanzador, es forzoso invertir en una educación que promueva el desarrollo económico, social y tecnológico, con la finalidad de erigir una América unida y próspera, de no hacerlo, perpetuaremos nuestro naufragio entre la inequidad y la pobreza.

En ese sentido, el 14 de abril de cada año, celebramos El Día de las Américas y tiene como objetivo, promover la unidad y la cooperación entre los países del continente, pero, en la realidad, no hemos cimentado una sola América y como tampoco tenemos una agenda común de desarrollo que, en cierta manera, hace inviable un futuro compartido.

Desde entonces, el Día de las Américas, es un espacio para reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos, dado que contamos con dos hermanos mayores, Estados Unidos y Canadá, quienes están en la obligación moral de liderar la cooperación y la transferencia tecnológica a través de la educación al resto de los países, para construir un sólido continente, así como ha logrado consolidar la comunidad europea, de lo contrario nuestro sueño común se convertirá en pesadilla y fragmentados seremos blanco fácil en estos tiempos de alta desconfianza entre países.

Otro de los desafíos, en América Latina, es la polarización política, la gobernanza y la democracia, debido a la inestabilidad política manchada de corrupción que asola al continente, en países como el Perú, con dos expresidentes presos y una Venezuela en bancarrota en nombre de una política del despilfarro, por lo que es perentorio que los gobiernos de cada país, impulsen educación para todos, más allá de ideologías políticas que solo han empobrecido y dividido al continente.

Asimismo, como consecuencia de la corrupción, florecen la delincuencia, el narcotráfico y la migración, que están esparciendo dolor y más pobreza en casi todos los países, por lo que es urgente endurecer las leyes para sancionar a los desadaptados, antes que los malos se apoderen de los gobiernos y envilezcan a nuestra región.

Ahora bien, si es posible asumir estos retos, porque somos una sociedad joven que poseemos sueños y enormes riquezas naturales y, a través de una educación digital, es viable redibujar el rostro de América, como dice Rebeca Grynspan, la educación debe desarrollar las habilidades en todas las personas para construir una sociedad desarrollada.

En resumen, en El Día de las Américas, es significativo reflexionar desde los gobernantes hasta el hombre común, sobre la importancia de la educación científica, como una herramienta para construir una América desarrollada, unida y próspera, con una agenda compartida y libre tránsito desde Alaska a Tierra de Fuego.

© David Auris Villegas. Escritor, columnista, pedagogo peruano y creador del ABDIV.

Fotografía: Banco mundial

Fuente de la i9nformación: https://insurgenciamagisterial.com

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Desafíos latinoamericanistas del siglo XXI

Desafíos latinoamericanistas del siglo XXI

Desde que se inició la guerra en Ucrania (febrero, 2022), América Latina es una región presionada para definir posiciones alineándose con Occidente, esto es, con Estados Unidos y Europa, aliados en la OTAN. Hemos tenido experiencias similares en otros tiempos.

No hubo problema en apoyar a los Aliados durante la II Guerra Mundial (1939-1945), pues existió una clara conciencia contra el Eje nazi-fascista, a pesar de iniciales resistencias de grupos en países como Argentina o Brasil, por la existencia de familias provenientes de la migración alemana, que incluso adquirieron influencia social o política. En los países latinoamericanos se elaboraron “listas negras” con la guía de las embajadas norteamericanas, como ocurrió en Ecuador, en cuya lista aparecen no solo alemanes, sino también algunos italianos, varios japoneses y además ecuatorianos vinculados con ellos por razones de negocios.

Pero el alineamiento forzado por la Guerra Fría desde la década de los 50 y que duró hasta el derrumbe del socialismo en la URSS y los países de Europa del Este, fue una clara imposición. Era obligado unirse al “mundo libre”, en contra del “comunismo totalitario”. La CIA actuó en la década de los 60 para desestabilizar e incluso derrocar gobiernos latinoamericanos que no querían subordinarse (ocurrió en Ecuador, 1963) y los militares, convencidos del anticomunismo por el directo trabajo técnico e ideológico que sobre ellos hicieron los EE.UU. a partir del TIAR (1947), actuaron como instrumento del americanismo macartista. Por cierto, la Revolución Cubana (1959) y el aparecimiento de guerrillas inspiradas en su proceso en distintos países, sirvieron para justificar el intervencionismo militar.

La implantación de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile (1973-1990) y de los Estados militares terroristas en el Cono Sur, dejó un historial de crímenes de lesa humanidad, bajo el supuesto de librar una “guerra interna” de “seguridad nacional”. Estos gobiernos estaban convencidos de salvar a la región exterminando seres humanos de izquierda. Una vez recuperadas las instituciones de la democracia representativa, aunque se intentó juzgar a los antiguos represores, no se logró hacerlo en todos los países. Por orden del juez Baltasar Garzón, de la Audiencia Nacional de España, Pinochet fue detenido en Inglaterra (1998-2000) bajo acusación de haber cometido genocidio, terrorismo internacional, torturas y desaparición de personas. Se provocó un terremoto tanto en Inglaterra como en Chile, en el ámbito internacional y hasta en el Vaticano. Su liberación por el Ministro Jack Straw, garantizó su impunidad. Solo en Argentina se logró un proceso exitoso contra los militares y varios fueron condenados, lo cual ha sido muy bien tratado en la película “Argentina 1985”, que ha merecido varios premios internacionales.

Cuba, en cambio, sometida a un bloqueo despiadado e injustificado, que incluso se agudizó en plena pandemia de Covid del año 2020 (cualquier empresa sería sancionada por suministrar recursos médicos a la isla), es un país que goza de indudable prestigio internacional por sus lecciones de dignidad y soberanía, mantiene ahora relaciones con varios países latinoamericanos, ha recibido el respaldo directo de distintos gobiernos progresistas de la región, ha merecido los casi unánimes pronunciamientos de la asamblea de la ONU en contra del bloqueo y en forma consecutiva desde 1992, y avanza en medio de severas limitaciones y ataques de todo orden contra su camino de construcción socialista.

En este largo y todavía inacabado proceso de desarrollo del latinoamericanismo del siglo XXI, el más reciente quiebre del monroímo se evidenció en la IX Cumbre de las Américas, realizada en Los Ángeles, California, en junio 2022. Por decisión propia, los EE.UU. excluyeron a Cuba, Nicaragua y Venezuela, aunque Manuel López Obrador, presidente de México, fue el primero en cuestionar ese comportamiento (https://bit.ly/3slcjed). Varios países latinoamericanos no asistieron o solo enviaron delegados. Y aunque el tema de Ucrania no fue directamente tratado, al menos se insinuó (https://bit.ly/3ZANY1T). En cambio, son explícitas y tajantes las declaraciones de la comandante del Comando Sur de los EE.UU., General Laura Richardson (https://bit.ly/3HmP9MD), quien considera como parte de la “seguridad nacional” de los EE.UU. un conjunto de recursos naturales latinoamericanos (a la cabeza el litio, pero también agua) y, además, advierte contra la presencia de China y Rusia en América Latina, a quienes considera “adversarios”, y hasta pide que los países que los tengan, “donen” sus equipos militares rusos a Ucrania.

Aprovechando de esa condenable y dolorosa guerra, se ha levantado una nueva cruzada internacional, para dividir al mundo entre el campo de la “libertad” y la “democracia” y el de los “autoritarismos”, para marcar un muro entre Occidente y Oriente, casi como si se tratara de un conflicto entre la “civilización” y la “barbarie”, parafraseando los términos del argentino Domingo Faustino Sarmiento en su famosa obra publicada en 1845.

En forma abierta el tema de Ucrania se ha tratado en la reciente II Cumbre por la Democracia (29-30 marzo, 2023), una reunión internacional convocada, en forma virtual, por el presidente Joe Biden. El documento final (https://bit.ly/3Zu8aTa) se refiere a la “agresión” de Rusia y exige su retiro. Pero no fue respaldado por los presidentes Lula da Silva y López Obrador. En esta línea de comportamiento, cabe recordar que la II Cumbre de CELAC (2014) declaró a América Latina como zona de paz, ratificándolo en la VII-CELAC de Buenos Aires de enero 2023 (https://bit.ly/3JBxy5d).

A pesar de ello, no existe aún una fuerza geoestratégica latinoamericana común y capaz de imponerse, porque el documento antes referido sí fue suscrito por otros gobernantes y es clara cierta división del bloque de gobiernos progresistas de la región, si se advierte, entre otros, los pronunciamientos del presidente de Chile, Gabriel Boric cuestionando a Cuba y alineándose con los EE.UU. Los gobiernos derechistas, por su parte, no tienen frenos ante las convocatorias de las grandes potencias para un alineamiento a su favor. Ello no les libra de sus responsabilidades históricas por las políticas internas. En Ecuador el presidente Lenín Moreno (1917-1921), hoy está sujeto a un proceso penal con pedido de prisión preventiva por la Fiscalía debido a presunto delito de cohecho y trama de corrupción, y Guillermo Lasso, se halla a las puertas de un juicio político ante la Asamblea Nacional, facultado por la Corte Constitucional, sobre la base de presunto peculado, y que podría desembocar en su destitución.

Como puede advertirse, América Latina es una región que, bajo las presiones externas, está desafiada a mantenerse como zona de paz, a fortalecer el latinoamericanismo frente al monroísmo y a desvirtuar la maniquea división internacional en dos esferas de civilización, que no representa al mundo multipolar, pluricultural y de diversidad política, que tiene la humanidad al despegar el siglo XXI.

Blog del autor: Historia y Presente – www.historiaypresente.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/desafios-latinoamericanistas-del-siglo-xxi/

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Movilidad “invisible” y cuerpos que expiran, la realidad de las personas mayores y migrantes en América Latina

Por: Roxana Baspineiro

Se estima que en 2050 una de cada cinco personas tendrá más de 60 años, y que “el 80% de la población mayor va a vivir en países de bajos ingresos. Es una migración que está envejeciendo en pobreza”, bajo sistemas de protección frágiles o con poca presencia del Estado. (AFP/Ronaldo Schemidt)

“Todo el tiempo estoy buscando [trabajo] y he mandado mi hoja de vida, pero cuando ven mi edad –y yo soy activa, una mujer súper activa, no me duele nada, estoy bien no tengo Alzheimer ni nada de eso, pongo de mi parte– pero creo que cuando ven mi edad me echan para atrás”, se lamenta Evelyn (de 68 años), una venezolana que llegó a Ecuador hace cinco años para reunirse con sus dos hijas.

Su relato nos acerca a la situación que viven muchas personas mayores migrantes en América Latina, pero también en otras partes del mundo, inmersas en la exclusión social y el abandono por parte de los Estados receptores. Parte del problema radica en la forma en la que se aborda e integra el envejecimiento en nuestras sociedades actuales. ¿Se está sembrando la idea de que el envejecimiento es una carga?

Según la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el umbral para llamar a alguien “persona mayor” o “adulto mayor” es de 60 años para adelante. En América Latina, este grupo poblacional aumentará unas 3,5 veces en los próximos 50 años, pasando de 57 millones de personas en 2020 a unos 200 millones en 2070, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

“Una de las cosas que hay que destacar es el papel de los medios de comunicación para hacer visibles a estas poblaciones migrantes […] ese es el primer mensaje que hay que dar”, dice Marcela Bustamante, representante regional de la ONG HelpAge International con sede en Colombia, sobre la importancia de documentar y difundir información sobre las personas mayores para no caer en un desconocimiento total que agrave las condiciones de vulnerabilidad en las que ya se encuentran. Hasta ahora, la cobertura se ha centrado en la población en edad productiva y en los grupos vulnerables como las mujeres y los menores de edad.

Precisamente, una de las últimas evaluaciones titulada Un reclamo de dignidad: Vejez en la movilidad humana, realizada por HelpAge International y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en América Latina, revela el estado de afectación en el que se encuentran las personas mayores en cuanto al ejercicio de sus derechos, que además se vieron empeorados por la pandemia de covid-19.

El estudio reveló “erosiones o vulnerabilidades de los derechos en el acceso a la documentación, en el acceso a la información, en el acceso al trabajo o en el acceso a regularizar su situación. Y la pandemia, obviamente, terminó de socavar los derechos porque si antes, por ejemplo […] muchos si tenían algún ingreso, pues dejaron de percibirlo. Si tenían un trabajo, este disminuyó”, señala Bustamante.

Según datos recogidos por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (UNDESA), los flujos migratorios de personas mayores de 65 años en el mundo suponen el 12%, siendo América Latina una de las regiones que más envejece.

En la región Andina, para ACNUR y HelpAge International, en los últimos años las nacionalidades colombiana y venezolana han concentrado la mayor parte de los flujos en este rango de edad, con un mayor movimiento de esta última debido a la crisis social y política del país caribeño.

Casi 5 millones de venezolanos se encuentran desplazados en América Latina y el Caribe, de acuerdo con las cifras de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, gestionada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y ACNUR, que no precisan de un registro específico del número de personas mayores. Por su parte, Colombia, Perú y Ecuador, países que históricamente han sido emisores de flujos migratorios, se han convertido ahora en países receptores para esta nacionalidad.

Discriminación laboral y feminización de la migración de la tercera edad

“Yo salí de Venezuela con la esperanza de tener un empleo formal, pero lo que conspira contra mí es la edad, un hombre ya de 67 años”, dice Domingo Javier González Salas, que actualmente se gana la vida como conductor de Uber en Ecuador, apoyando a su hija con el transporte al trabajo y haciendo otros traslados privados que le permiten ayudar económicamente a su familia.

Conforme al artículo 18 de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, uno de los derechos vitales de las personas mayores es el de un “trabajo digno”, así como la “igualdad de oportunidades sin importar la edad”, no obstante, la realidad para esta población es la informalidad como medio de supervivencia, siendo precisamente la edad una de las principales causas que los excluye de la sociedad en todos los niveles.

“A lo que les llevó el trabajo informal durante la pandemia es a estar fuera de los subsidios que los gobiernos prestaron a través de los sistemas de protección social […], porque no pudieron acceder a ningún alivio”, afirma Bustamante, que subraya que el 79% está inmerso en este sector, lo que influye en “la precariedad y la explotación laboral, con largas jornadas de trabajo y bajos ingresos”.

En América Latina y el Caribe, la edad media de jubilación se sitúa entre los 60 y los 65 años, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Pero al ser una de las regiones más desiguales y con un alto nivel de informalidad laboral, muchas personas mayores se ven obligadas a seguir trabajando ante la ausencia de una jubilación digna. Y esta situación se agrava cuando se combinan otros factores, como la migración.

“He hecho de todo, he vendido pan, he limpiado casas, he vendido pollo, no sé cuántas cosas he hecho para poder subsistir”, explica Evelyn, que encontró en el activismo como migrante y en su dedicación a un proyecto de huerto comunitario una salida y una forma de mantenerse activa en su cotidianidad.

“En muchos casos ellas [las mujeres mayores] venían siguiendo a sus familias. Mientras sus familias se iban moviendo más al sur, es decir, cruzaban Ecuador, cruzaban Perú hasta llegar a Chile, ellas venían detrás. Muchas venían solas, realmente solas acá […] Eso hizo que también se vieran más vulnerables”, dice la activista y socióloga afrovenezolana María Emilia Durán, quien añade que también hay una tendencia a la feminización en la movilidad de esta población.

“Las mujeres mayores con las que pude trabajar, tuvieron como primera opción las ventas callejeras. Muchas trabajaban vendiendo caramelos o algo en los semáforos o en el transporte público”, por motivos de facilidad, continua.

Esta circunstancia de precariedad laboral para las mujeres mayores, señala Durán, las confina de por sí a espacios inseguros donde, a falta de protecciones sociales, están condenadas a su suerte, expuestas u obligadas, por instinto de supervivencia, a exponerse, muchas veces incluso a la explotación laboral o sexual.

Por otro lado, está el tema de los cuidados, que se traduce en el trabajo no remunerado que realizan las mujeres mayores en sus familias, a falta de otras opciones. Este trabajo invisible e infravalorado las avoca a una vejez empobrecida. Es el caso de María Isabel (de 62 años), que ayuda en las tareas del hogar y el cuidado de sus nietos, si bien mantiene su deseo de encontrar un trabajo que le permita alcanzar su anhelada libertad financiera.

Tras la muerte de su esposo, la crisis económica y la tristeza de no tener a su familia cerca, María Isabel se vio obligada a dejar su casa en Venezuela y emprender el camino hacia la reunificación familiar. “Me vine sola [a Bogotá], no fue fácil, pero acá estamos”, cuenta.

“Estoy realizando estas actividades para colaborar con la familia, pero no es mi responsabilidad, porque esa parte ya la hice con mis hijos […] pero claro, tengo que empatizar y ayudarlos, así como ellos me ayudan a estar acá”, dice esta licenciada en contaduría pública.

“En realidad lo que yo quiero, como mujer venezolana de la tercera edad, es ser independiente económicamente, porque todavía estoy en mis cinco sentidos y me siento capaz, tengo la movilidad, tengo la intención, tengo la energía, pero no se me ha presentado la oportunidad, ¡ni siquiera de encontrar un novio acá!”, continúa mientras sonríe con picardía para sí misma.

Impacto de la pandemia y retos pendientes

“La situación en general de las personas mayores ha estado bastante grave, ya lo era antes de la pandemia y ahora aún más”, dice Durán sobre cómo la pandemia dejó al descubierto vacíos en las políticas públicas que revelaron problemas de acceso a los servicios de salud para la población migrante mayor en Ecuador, una realidad que no es ajena a otros países de la región. Así, se han constatado negligencias médicas en el tratamiento de otras enfermedades y enormes carencias en la atención a la salud mental, señalan HelpAge International y ACNUR en su evaluación.

“Una de las cosas que más pude evidenciar [trabajando con población migrante venezolana] fueron mujeres adultas que tenían enfermedades preexistentes. Eran diabéticas, hipertensas, requerían atención médica constante y no estaban teniendo acceso, sin mencionar que sus derechos sexuales y reproductivos estaban sumamente afectados”, indica Durán, que enfatiza en la soledad que acompaña las trayectorias de las personas mayores.

Trabajar improvisadamente vendiendo en la calle o verse encerrados dependiendo de sus hijos o como cuidadoras de sus nietos, genera “estados emocionales tales como melancolía, ansiedad, depresión, cansancio y dificultades en el proceso de adaptación e integración”, subrayan también HelpAge International y ACNUR.

“Al capitalismo no le importan las personas mayores y a estos gobiernos neoliberales menos. Hay una conciencia del sujeto productivo solo si eres capaz de producir. Por eso hoy se discute el tema del aumento de la edad de jubilación”, que avanza en detrimento de una vejez digna y una muerte digna, asegura Durán.

El envejecimiento de la población mundial avanza mucho más rápido de lo que creemos, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), y las medidas de adaptación a la futura realidad demográfica renquean.

Se estima que en 2050 una de cada cinco personas tendrá más de 60 años, y que “el 80% de la población mayor va a vivir en países de bajos ingresos. Es una migración que está envejeciendo en pobreza”, bajo sistemas de protección frágiles o con poca presencia del Estado, subraya Bustamante.

“Nos preguntamos qué está pasando con la población que está envejeciendo –que es toda–; que está migrando y no forma parte de los sistemas provisionales, cómo va a ser la vejez, cómo se va a integrar esta población migrante que está en edad de trabajar en los sistemas provisionales. Son reflexiones que los gobiernos tienen que hacerse”, apunta Bustamante. Su organización se une a multitud de voces que piden construir sociedades más inclusivas y libres de todo tipo de mitos y estereotipos en torno a la vejez.

“La persona mayor no quiere ser una carga para nadie, yo tengo mis grupos y toda la gente que está en mis grupos, todos me dicen lo mismo, y yo me siento igual, yo también quiero tener ingresos, porque al tener ingresos no te sientes inútil y tenemos conocimientos para dar muchas cosas”, expresa Evelyn.

Este artículo se publicó por primera vez el 22 de mayo de 2022.

Fuente de la información e imagen:  Equal Times

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