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#habilidades21 en tiempos de COVID-19

#habilidades21 en tiempos de COVID-19

Y un día, de pronto, todo se paró. Y, como diría Gabriel García Marquez en su novela, tal vez “Era inevitable”. Cuando escribimos hace unos meses El futuro ya está aquí y hablábamos de disrupciones en el orden global, nunca pensamos que llegarían con tanta virulencia  y menos aún que el detonador sería un virus que nos forzaría a todos a dejar lo que estábamos haciendo para empezar a hacer las cosas de forma diferente. La teoría del comportamiento nos dice que se necesita tiempo para cambiar hábitos y patrones de conducta; si algo ha tenido COVID-19, es capacidad para cambiar radicalmente y de un día para otro nuestras conductas básicas. Claramente, ha habido un shock y es posible que algunas de las transformaciones que eran necesarias para dar el salto a una nueva realidad pasen ahora en corto plazo y sin planificación.

COVID-19 nos toca a todos no solo como individuos sino de forma estructural: la seguridad, la salud, la educación, la economía, las instituciones y la gobernanza nacional y global. Como mínimo la crisis está afectándonos en los actos cotidianos que dábamos por sentado. El confinamiento y la distancia física están en el lado opuesto de la libertad de moverse, de relacionarse, de adquirir bienes y servicios de los que habíamos disfrutado sin hacernos preguntas. Incluso en el contexto de la emergencia, los gobiernos han tomado medidas extraordinarias que restringen a efectos prácticos libertades, pesos y contrapesos, y la transparencia necesarios para el funcionamiento de cualquier sistema que se llame democrático. El coronavirus no discrimina, pero nuestra cobertura de salud y la capacidad económica y educativa para responder a la emergencia a nivel individual sí. Todos podemos contraer COVID-19, pero algunos están más expuestos que otros, y muchos no pueden hacerse las pruebas o recibir atención sanitaria porque no tienen seguro médico. El 91% de niños y jóvenes en todo el mundo están hoy fuera de las aulas, pero sólo algunos siguen aprendiendo porque muchos carecen de la infraestructura física y tecnológica en sus casas, combinada con padres que puedan apoyar los aprendizajes y el acceso a plataformas y docentes preparados para aprender y enseñar de forma remota. La crisis pone de manifiesto de forma mucho más palpable las diferencias socioeconómicas ya existentes entre estudiantes.

Si bien es cierto que nadie estaba preparado para una disrupción así, algunos países lo estaban más que otros, probablemente en parte, porque ya habían pasado por circunstancias parecidas antes. Mientras en Corea o China, por ejemplo, el cierre de escuelas no ha implicado parar los aprendizajes, en otros sistemas sí, afectando particularmente a los estudiantes más vulnerables y ampliando así las brechas ya existentes. Sabemos que la desigualdad es generalizada y aumenta con la edad y la escolaridad, y se manifiesta tanto en las habilidades básicas, como las habilidades sociales, la motivación y las aspiraciones educativas y profesionales de los jóvenes.

¿Qué está pasando en América Latina y el Caribe? Los países de la región están haciendo un gran esfuerzo por restaurar los servicios educativos, dentro de las capacidades existentes, tratando de llegar a los más vulnerables. Sin embargo, la crisis sanitaria está teniendo repercusiones económicas sustanciales y viene a agravar la emergencia educativa que la región ya tenía. Antes de COVID-19, en todo el mundo 263 millones de niños, adolescentes y jóvenes no estaban yendo a la escuela; de esos 12.7 millones estaban en América Latina y el Caribe, y la mayoría de esos abandonos ocurrían en la educación secundaria. Hoy en todo el mundo, más de 1.500 millones de estudiantes están fuera de la escuela por la pandemia (UNESCO), y de esos aproximadamente 154 millones están en la región.

¿Qué puede representar la disrupcion escolar del COVID-19 en terminos de aprendizaje? Escuelas, centros educativos y de formación, y universidades tienen un efecto equalizador y tienen el potencial de contribuir a corregir parte del efecto que el origen familiar tiene en las oportunidades y trayectorias académicas y laborales de niños y jóvenes. Ese efecto equalizador se desvanece cuando desaparece la escuela como espacio de trabajo y el aprendizaje pasa al entorno familiar, porque se vuelve dependiente de los recursos de ese medio. Lo más cercano para estimar las posibles pérdidas en aprendizajes es la evidencia existente sobre lo que los estudiantes pierden durante el verano. Metaanálisis y estudios recientes confirman que se observan pérdidas importantes durante las vacaciones y que son mayores en matemáticas que en lectura, y mayores para los estudiantes de más bajos ingresos. En la región, un estudio preliminar en Paraguay (coordinado por IPA y realizado por Andrew Dustan, Stanislao Maldonado y Juan M. Hernandez-Agramonte) midió la pérdida de conocimiento de estudiantes vulnerables durante las vacaciones de verano y observó que la pérdida de conocimiento matemático es de 0,36 y 0,25 desviaciones estándares en los alumnos de 3° y 4° grado respectivamente.

Es decir que, en el contexto actual, los estudiantes más vulnerables que han quedado sin acceso al servicio educativo van perdiendo los aprendizajes ganados y no aprenden contenido nuevo, mientras que los de entornos más favorables siguen aprendiendo, fortaleciendo lo ya ganado. Entonces, ¿qué representa esto en términos concretos? Miremos este cálculo. Un estudiante promedio en Estados Unidos gana a lo largo del año escolar aproximadamente 8 puntos en matemáticas (siguiendo el sistema de puntaje de las pruebas MAP) y pierde 4 puntos durante el verano. Esto es aproximadamente lo que estarían perdiendo durante el cierre de escuelas actual, asumiendo que sea de entre dos y tres meses. El problema ahora radica en que hay estudiantes que continuarán aprendiendo y ganando aproximadamente 2.7 puntos en matemáticas. Es decir que la diferencia en desempeño entre estudiantes de altos y bajos ingresos en tres meses podría ser de prácticamente un año escolar. Por supuesto, si el servicio educativo no lograra restablecerse durante un período superior al equivalente a la temporada de verano, la pérdida de aprendizaje sería aún mayor y las brechas seguirían aumentando.

¿Por qué las #habilidades21 son tan importantes justamente ahora en el contexto del COVID-19? Porque contribuyen no sólo a transitar mejor la crisis, sino a prepararse para cuando la emergencia sanitaria se termine: contribuyen a seguir aprendiendo y protegen nuestra mente de los traumas relacionados con un entorno adverso. Un niño que ha sido expuesto a situaciones de estrés tiene muchas mas dificultades para adquirir habilidades y aprender, por eso es fundamental ocuparnos de lo que está pasando en su “sistema operativo” y cuidarlo. Las #habilidades21 o transversales son habilidades para la vida, ampliamente transferibles en distintos ámbitos, y no específicas a un trabajo, tarea sector, disciplina y ocupación. Hace 20 años que Heckman nos recordaba la importancia de estas habilidades no-cognitivas y la motivación para el éxito de los jóvenes, y por qué los programas educativos debían intervenir desde edades tempranas e incluir mentoría y componentes motivacionales para los adolescentes.

Desde el punto de vista educativo, ¿cuál es la realidad a la que se están enfrentando niños y jóvenes en la región y, particularmente, los más vulnerables? Lo primero que nos viene a la mente es el hacinamiento en el hogar y falta de un espacio tranquilo para trabajar o la carencia de infraestructura tecnológica y conectividad. Pero la realidad es más compleja: están aislados y desconectados de sus amigos y profesores; carecen en muchos casos del apoyo de sus padres porque muchos de ellos han perdido su fuente de ingreso y están preocupados por solucionar necesidades básicas; requieren adaptabilidad, flexibilidad y capacidad para ajustarse a un contexto completamente nuevo; se enfrentan a ansiedad y estrés por lo que están escuchando sobre la enfermedad, por el miedo a contagiarse, por lo que se imaginan que puede pasar y por lo que ven que está pasando a familiares y seres cercanos; pueden vivir situaciones de violencia domestica que se agraba en casos de confinamiento; carecen en ese contexto de la motivación para hacer sus tareas; trabajar de forma autónoma requiere también capacidad para autoregularse y perseverancia; necesitan creatividad para poder seguir aprendiendo en un entorno diferente sin ábaco o fichas y juguetes educativos, pero sí palos, cazuelas o piedras. Para aquellos casos más favorables, que tienen acceso a conectividad y dispositivos electronicos como tablets o computadoras, el aprendizaje a distancia requiere de habilidades digitales que ni padres ni estudiantes han adquirido porque no estábamos preparados para un corte tan brutal de la escuela. Los chicos requieren un conjunto de habilidades cognitivas y socioemocionales que en muchos casos no han desarrollado y que en estos contextos son clave.

El confinamiento tiene efectos en la salud física y mental. Los niños que han sido expuestos a situaciones traumáticas tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales, tener retrasos en el desarrollo cognitivo, y de adicciones y otros comportamientos de riesgo. A los niños y jóvenes les afecta especialmente el entorno y, cuando combina múltiples factores adversos, incluyendo traumas que afectan a la comunidad como una pandemia, aumenta el riesgo de sufrir estrés postraumático y otros desórdenes relacionados con el cúmulo de adversidades que les rodean.

En positivo, estamos aprendiendo muy rápido. Los cierres masivos de escuelas y la abrupta transición al aprendizaje a distancia y en línea nos han enseñado la necesidad de establecer canales nacionales para proveer apoyo socioemocional, no solo a los padres y educadores, sino también a los niños. De otras epidemias como el Ébola sabemos que programas de artes enfocados en salud mental pueden reducir considerablemente los síntomas de estrés psicológico en niños. Sabemos también que necesitamos ampliar el trabajo con padres para desarrollar habilidades de comunicación que les permitan asegurar canales de interacción con sus hijos, identificar cualquier problema físico o psicológico, y que les conforten emocionalmente, para ayudarles a ser resilientes y creativos, a aprender autodisciplina, a regular la ansiedad, etc.

Por la urgencia y la importancia, queremos iniciar un diálogo alrededor de estos temas y escuchar diferentes voces. Por eso, creamos un espacio para compartir una serie de blogs en el que invitamos a participar a actores del mundo de la educación que, desde diferentes posiciones, están ayudando a navegar esta coyuntura desde la reflexión y la acción. En octubre 2019 en Panamá, lanzamos una Coalición de diferentes organizaciones del ámbito público y privado que decidimos unir esfuerzos para impulsar el desarrollo de las habilidades del siglo 21 en América Latina y el Caribe. A la fecha, más de 25 organizaciones forman parte de esta Coalición y muchas de ellas estarán contribuyendo a generar información, ideas y conocimiento a través de esta serie de blogs.

¿Cuál es el contenido de la serie? Abordaremos la relevancia de las #habilidades21 precisamente en un contexto de crisis sin precedentes. Es en situaciones en las que las personas están bajo condiciones de estrés, cuando las habilidades transversales como la resiliencia, la adaptabilidad, la capacidad de aprendizaje, mindfulness, la compasión, la empatía o la solidaridad son más necesarias y pueden marcar la diferencia. Además, ahora que los estudiantes, los maestros y las familias necesitan hacer todo a distancia porque no podemos tener interacciones sociales, es cuando nos damos cuenta de cuántas personas realmente están luchando porque no tienen las habilidades necesarias para navegar un mundo digital. Brindaremos un espacio para aportar ideas concretas sobre cómo debería ser un buen modelo de respuesta a la crisis; qué herramientas educativas y de apoyo al “sistema operativo” de niños, jóvenes y adultos se pueden utilizar durante la pandemia; cómo aumentar la motivación de los estudiantes que están trabajando remoto o en línea para reducir el ausentismo; qué pueden aportar los programas de deportes y música a la salud física y mental; o qué herramientas pueden ayudar a prevenir la violencia de género durante el confinamiento en contextos vulnerables.

Hoy la crisis nos brinda una oportunidad. La crisis ha venido a evidenciar la profunda transformacion que necesitan los sistemas educativos. Porque como decía un maestro argentino “tenemos que empezar de cero” los maestros, los padres, los estudiantes, y todos tenemos que colaborar para mantener abiertas las escuelas incluso en periodos como este: no los edificios físicos, sino el proyecto educativo. Y para eso se necesita algo más que lenguaje, matemáticas y ciencias. Lo que pase ahora seguramente va a redefinir un mundo que ya no va a volver, y probablemente era necesario. Lamentablemente, hay cosas que no podremos hacer durante esta crisis para llevar la educación a los más vulnerables. Pero debemos asegurarnos de estar listos para la próxima. Y de eso vamos a hablar aquí.

Si te interesan las #habilidades21 y quieres saber más sobre cómo aprovechar el confinamiento y prepararte mejor para la vida pos-COVID-19, te invitamos a participar y seguir nuestra serie de blogs sobre educación y #habilidades21 en tiempos de coronavirus. Descárgate también nuestro informe y estate atento a las novedades!

 

Fuente de la Información: https://blogs.iadb.org/educacion/es/habilidades21/

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¿Por qué rompen la cuarentena en algunos países de Latinoamérica?

América Latina/19-04-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Sectores de la población no han cumplido con la cuarentena, implementada por algunos Gobiernos de la región, al no tener alimentos ni ayudas económicas para cubrir sus necesidades durante este período.

En medio de las medidas de aislamiento social para contener el nuevo coronavirus, distintos países de América Latina viven jornadas de protestas para exigir a sus respectivos Gobiernos mayores garantías alimentarias y de protección.

Sectores de la población no han podido cumplir con la medida preventiva de la cuarentena, implementada por algunos Gobiernos de la región, al no tener los recursos indispensables para cubrir sus necesidades durante este período.

Quienes ante la pandemia perdieron sus trabajos, no pueden comprar los implementos necesarios para permanecer en casa, pues también desaparecieron sus ingresos y no cuentan con ayuda económica o bonos alimentarios.

En países como Colombia, Brasil, Bolivia y Perú se han registrados protestas, bloqueos de calle, cacerolazos, entre otras acciones, para reclamar las condiciones adecuadas que les permitan resguardarse en sus hogares y evitar más contagios.

Colombia

En la capital colombiana de Bogotá se han presentado protestas contra las autoridades nacionales y locales para exigir ayudas económicas y alimenticias. Esta situación también se registra en otras localidades como Cali, mediante cacerolazos para que sus necesidades sean atendidas.

El Gobierno de Iván Duque anunció, en marzo pasado, que más de 2 millones de familias serían beneficiadas con ayudas superiores a los 330.000 pesos (80 dólares aproximadamente) para enfrentar la crisis, con el objetivo de «proteger» a más de 10 millones de colombianos, los más vulnerables.

Sin embargo, luego de 23 días de haber iniciado la cuarentena en esa nación, sectores de la población han salido a la calle para exigir a Duque las ayudas prometidas por los diferentes distritos, ya que aún no las han recibido.

Hernán Tobar@HernanTeleSUR

En medio de la cuarentena las familias vulnerables del sur de Bogotá Colombia, que vivian del rebusque, se han tomado las calles y han bloqueado las vías, exigiendo ayudas por parte del gobierno, aseguran que no tienen otra alternativa para no morir hambre. @teleSURtv

Video insertado

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Perú

El Gobierno de esa nación ha decretado multas de altas cuantías a quienes no cumplan con la inmovilización social, sin embargo, los sectores más vulnerables de la sociedad fueron perjudicados ante estas medidas de confinamiento.

Al respecto, la mayoría de los trabajadores informales no califican para los subsidios o entrega de alimentos de las autoridades, y deben continuar saliendo a las calles a buscar formas de ganar su sustento.

Verónica Insausti@Insausti_tlSUR

Diferencia abismal entre la ayuda que da gobierno de @MartinVizcarraC a sistema financiero y empresas respecto a los trabajadores, 70%de ellos, independientes. @AnahiDurandG lo explica. @teleSURtv

Video insertado

39 personas están hablando de esto
Además, integrantes de comunidades indígenas peruanas han alertaron que no trabajan desde que empezó el aislamiento social, lo que significa que más de 370 familias están pasando hambre, pues no han recibido el bono de 108 dólares que prometió el presidente Martín Vizcarra al comenzar la pandemia.

Bolivia

Las familias bolivianas que viven de pequeños negocios de ventas en las calles o trabajan en otras residencias se han visto sin fuentes de ingresos y sin respaldos económicos.

Los habitantes de la ciudad de El Alto, en el departamento de La Paz, desoyeron la cuarentena para buscar alimentos, ya que no cuentan con los insumos necesario para permanecer en sus hogares.

Por su parte, vecinos del distrito 15 zona sur de Cochabamba salieron, a principios de este mes, a las calles para demandar al Gobierno de facto que garanticen sus derechos, ya que no tenían alimentos ni recibían los bonos ofrecidos por las autoridades. «Tenemos hambre, tenemos hambre», exclamaban durante la movilización.

Tras el golpe de Estado contra Evo Morales, el Gobierno de facto ha implementado políticas en retroceso de los beneficios y derechos sociales ofrecidos por la gestión anterior, lo que agrava la situación del país en medio de la actual pandemia.

Brasil

Pese a que el Gobierno de Jair Bolsonaro se ha negado a tomar las medidas preventivas necesarias para contener los contagios, varios gobernadores decidieron atender las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), implementando cuarentenas en sus respectivas entidades, como Sao Paulo y Río de Janeiro.

Por su parte, movimientos sociales y comunidades campesinas del estado de Paraná (sur) donaron 35.000 kilos de alimentos para aquellas perso3nas que se encuentren en situación de vulnerabilidad social en ocho ciudades.

Desde hace más de un mes, en las principales ciudades brasileñas se realiza a las 20H30 (hora local) un cacerolazo en contra de Bolsonaro y de su gestión frente a la pandemia por la Covid-19, que ha dejado hasta el momento más de 33.600 contagios y más de 2.141 muertes.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/coronavirus-paises-latinoamerica-cuarentena-necesidades-ayudas-20200417-0021.html

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Pueblos indígenas: «La COVID-19 mata, pero el hambre también»

América Latina/19-04-2020/Autor(a):Mirra Banchón/Fuente: www.dw.com

Por: Mirra Banchón

Son más de 400 pueblos indígenas en América Latina, muchos de los cuales tienen en Bruselas una especial atención. DW conversó con organizaciones que los representan en las instituciones europeas.

El pueblo amazónico Shuar Arutam le ha pedido al Gobierno de Ecuador que los apoye restringiendo el acceso a sus territorios como medida protectora contra la COVID-19. Por otro lado, en Iquitos, se encuentran atrapados unos 500 habitantes de comunidades indígenas de la peruana Loreto porque, en marzo, el Gobierno prohibió el transporte interprovincial. Y en Brasil, un tribunal falló en contra de una misión evangelizadora que pretendía llegar, justamente en este momento de pandemia, a pueblos en aislamiento voluntario.

¿Aislamiento y nada más?

Así las cosas, ¿es apoyar el aislamiento para los más de 400 pueblos indígenas lo que cabe hacer desde la comunidad internacional? «Si eso es lo que los pueblos desean, sí», dice a DW Linda Poppe de la organización Survival International. Que se haya impedido el contacto con esos pueblos amazónicos es, según la organización, equivalente a haber impedido su muerte.

«De otras pandemias, como la de la gripe A, sabemos que esas comunidades son especialmente vulnerables», subraya Poppe. Deseable sería una mayor presión en este sentido desde Bruselas, en donde –siguiendo las convenciones de la ONU y la Organización Internacional del Trabajo– existen directivas claras de apoyo a los derechos de las minorías.

«Darles la posibilidad de cerrar o por lo menos controlar las fronteras de sus comunidades es apoyar su resiliencia», dice a DW Mathias Wuldar, representante ante la Unión Europea del Centro de Documentación, Investigación e Información de los Pueblos Indígenas (DOCIP).

Fuera del foco

En un momento en donde la opinión pública está centrada en la crisis de la COVID-19, los riesgos para las poblaciones indígenas aumentan, afirma Wuldar.

«Los pueblos indígenas en la frontera entre Ecuador y Colombia, por ejemplo, se están enfrentando en este momento a un recrudecimiento de la violencia, precisamente porque las instancias de control están copadas con la pandemia», agrega.

Por otro lado, «la asistencia sanitaria y los insumos médicos se concentran en los centros más poblados. Para los miembros de comunidades apartadas es casi imposible acceder a ellos», añade.

«Son más de 400 pueblos indígenas los que hay en América Latina y las diferencias son muchas, como diverso es el tratamiento que les dan sus Gobiernos», sigue Wuldar cuya organización colabora con organizaciones locales que trabajan, con el Servicio Europeo de Acción Exterior y con la Agencia de Desarrollo de la UE (DEVCO), en proyectos con o sin participación de los respectivos Gobiernos.

Información comprensible

«Lo primero que se ha logrado es flexibilizar fondos dispuestos para otros proyectos. Los han recanalizado ahora para dar respuesta al Coronavirus», cuenta Wuldar. En México, por ejemplo, junto con organizaciones locales se ha creado un centro de información sobre la pandemia en lenguas indígenas.

En cualquier caso, el fallo judicial brasileño a favor de las comunidades en aislamiento es, según Poppe, «una chispa de esperanza» en el camino hacia la protección de las nacionalidades indígenas, también en la pandemia. «No es que necesiten un tratamiento privilegiado, todo lo que requieren –y los Estados de la UE deberían aprovechar esta oportunidad para apoyar– es que se respete sus derechos básicos, como a que los Estados velen por el acceso a la asistencia médica», afirma Poppe.

En este sentido, Wuldar recuerda: «los pueblos indígenas se han enfrentado solos, muchas veces, a epidemias. Saben cómo actuar. Es importante escucharlos y actuar en consonancia con ellos».

La pandemia y la economía

En vísperas de que Bruselas presente nuevas estrategias para el apoyo a la defensa de los derechos humanos en todo el mundo, organizaciones como el DOCIP están en ascuas. «La COVID-19 puede matarlos, sí. Pero el hambre puede matarlos más», afirma Wuldar. Tanto el cierre de carreteras y la ausencia de transporte público como la caída del turismo representan un duro golpe.

«Sin turismo no pueden vender ni sus productos agrícolas ni sus artesanías», puntualiza recordando que el confinamiento por cuestiones sanitarias debería ir acompañado de medidas para asegurar su soberanía alimentaria y el acceso al agua.

«Es importante apoyar las estructuras locales. También dar información en lengua local. Y garantizar tanto la protección hermética de esos territorios como el acceso a mercados que permita que sobrevivan», concluye Wuldar. (few)

Fuente e Imagen: https://www.dw.com/es/pueblos-ind%C3%ADgenas-la-covid-19-mata-pero-el-hambre-tambi%C3%A9n/a-53168411

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¿La pandemia educativa o la educación pandémica?

Por: Jorge Díaz Piña.

Con las nociones de   “pandemia  educativa” y de “educación pandémica”, no queremos referir, con la primera,  los efectos inmediatos y transitorios (suspensión de la presencialidad en las aulas y espacios escolares) que ha provocado el COVID-19 en la educación escolarizada con la clausura de sus edificaciones y sus actividades de rutina por la cuarentena y la desmovilización establecidas oficialmente y, con la segunda, tampoco deseamos indicar las diversas formas que han sido implementadas para dar continuidad a las programaciones interrumpidas abruptamente, entre estas, sobresale la “virosis informacional, digital y virtual”.

 Ambas son formas retóricas, la primera, pandemia educativa, es metafórica o sustitutiva para designar  la expansión de la virulencia que puede provocar a modo de pandemia en la subjetividad de los niños y jóvenes, así como en los docentes, la INSEGURIDAD GENERALIZADA (sanitaria, económica,  científica, tecnológica, escolar, etcétera), propiciada por el COVID-19 y la convergencia acelerada con la crisis estructural socioeconómica mundial (crisis financiera, recesión,  incremento del desempleo y de la pobreza…).

La segunda, educación pandémica, es  metonímica o vinculada por contigüidad con las formas también  virulentas y retrógradas para disciplinar autoritariamente a  los cuerpos que asume todavía la escuela y que pueden incrementarse y fortalecerse mucho más con LA REPLICACIÓN O CONTAGIO DE LAS MANERAS COERCITIVAS DEL PODER DE ESTADO presentadas mediáticamente como métodos o estrategias eficaces para el control de los virus después de la pandemia; haciendo ver como virosis a atacar el desconcierto dubitativo, la inquietud interrogativa, la renuencia a la imposición y la resistencia a los doblegamientos ante la autoridad educativa o frente a las falsas prédicas de seguridad del poder escolar por parte de las corporeidades infantiles y juveniles.

Pandemia Educativa.

Con respecto a la inseguridad generalizada, origen de la pandemia educativa, ya Ulrich Beck con su Sociedad del Riesgo, nos había advertido sobre las desigualdades y los peligros que tendencialmente estaban provocando los cambios y transformaciones tecnoneoliberales en las sociedades, el medio ambiente y las subjetividades con la globalización en estos tiempos denominándolos como de “segunda modernidad”.  Para su análisis propuso nuevos conceptos que sustituyeran los ya caducos de la “primera modernidad”, conceptos caducos   por cuanto ya no servían para interpretar y comprender  las nuevas realidades en curso y a los que designó como “conceptos zombi”.  La crisis global que estamos empezando a padecer se manifiesta en todos los ámbitos, por ello se comienza a percibir como una dramática indefensión, una gran falta de confianza en el entorno sociocultural para la continuidad existencial, en la prolongación de la vida, por  el asedio de la muerte que provoca el temor y el miedo a los(as) otros(as), a lo otro impredecible, cuando no el pánico.

 Ha contribuido decisivamente a la exacerbación de la inseguridad el desconocimiento científico-tecnológico preciso de la procedencia del COVID-19, aunque los ecólogos  sospechan que es producto de las mutaciones provocadas por la “intervención humana” en la naturaleza que,  con su devoradora extensión urbanística y agroindustrial apropiadora-depredadora de la vegetación y la tierra en los bosques, ha propiciado la extinción y acorralamiento de especies animales que se ven obligadas por la alteración de su hábitat  a intercambios bioecológicos excepcionales en su cadena alimenticia que originan mutaciones en ellas.  Mutaciones que generan reacciones orgánicas adversas y perjudiciales en los seres humanos pertenecientes a sectores sociales que sobreviven a su pobreza y condiciones de miseria consumiendo esas especies “salvajes” contaminantes y contagiosas de enfermedades  mortales porque no tienen cura por falta de prevención sanitaria y de investigación científico-tecnológica que no da prioridad a la protección de la vida humana sino a la guerra bacteriológica y a la reproducción de ganancias para unos pocos con la creación de las denominadas innovaciones tecno-científicas de última generación para postergar la muerte inminente artificialmente  en función de los mercados clínico-hospitalarios de consumo privado de esos productos-mercancías.

 La precariedad y fragilidad de ese contexto, por las implicaciones derivadas, provoca su reflejo como pandemia educativa ya que la difusión percibida de la  inseguridad de los saberes, conocimientos, imaginarios y verdades legitimados por su escolarización está reconfigurando socializadoramente las subjetividades y deseos de niños(as), jóvenes y docentes sensibles al entorno de lo que está pasando, generando una angustiosa ansiedad de búsqueda de seguridad que ya no puede brindarles la cultura educativa escolarizada en lo inmediato porque la escuela ha sido clausurada para impartir la continuidad formativa y sustituida por tiempo indefinido con formas de educación a distancia relajadas de “auto-co-aprendizaje” que no brindan suficiente confianza pedagógica.

Si la escuela, no obstante sus innovaciones tecnopedagógicas, no relativiza sus veridicciones y no las complejiza transdiciplinariamente según la edad y contexto cultural diferenciado de los estudiantes, el entorno sociocognitivo desestabilizador pandémico y pospandémico de sus seguridades caducas, las neutralizará con mucha más fuerza que en las etapas moderna y  posmoderna prepandémicas  de crisis epistémica y paradigmática de los saberes y conocimientos que presumieron de  solidez y consistencia fundamentadas.  De aquí que  debamos referirnos de ahora en adelante al DERECHO A UNA EDUCACIÓN-OTRA y no tan solo al Derecho a la Educación.

En la incertidumbre que se observa no se avizoran a futuro ni nuevas certezas ni renacientes grandes seguridades tranquilizadoras, tan solo se otea una condición de vida riesgosa marcada por la ausencia de certidumbres fuertes o sólidas, por tanto, es muy probable que de ahora en adelante, nos guíen nebulosa y fragmentariamente imaginarios débiles o frágiles (Gianni Vattimo) o líquidos por fluidos (Zygmunt Bauman).  Todo ello atenta contra la consistencia de los cimientos en que se funda la educación escolarizada (saberes aseguradores, enseñanza de las ciencias exactas, de las verdades incontrovertibles, formación futurista, etcétera), poniendo en entredicho a la escuela misma como institución proveedora de seguridades.

 Por otra parte, ya no será relevante la lucha por la libertad en tanto  autodeterminación desalienante porque ella se percibe como incierta quimera peligrosa ante los riesgos cercanos de las incertidumbres que la acechan y la limitan.  Es más importante sentirse seguros, y los únicos que pueden proveerlo relativamente son los Estados-gobiernos de cada nación por su naturaleza coactiva o coercitiva sobre todos, encubierta en su justificación discursiva de apariencia protectora, como presuntamente está quedando en evidencia demostrada para controlar y regular la amenaza virulenta del COVID-19.  Esta enajenación al Estado puede conducirnos a la hiperestatización de las relaciones sociales en todos los espacios sociales.  Hiperestatización que se expresaría en  normatividades, reglamentaciones y vigilancia totalitarias en la medida que busca controlar todo desde su poder subordinador.

Ese imaginario estatizador está peligrosamente solapando un aspecto primordial presente en la actualidad de nuestras cotidianas vidas hoy, y es que estamos haciendo depender nuestra vida de la preocupación cooperativa co-inmunizadora por la salud de lo demás. Hecho este que puede conducirnos a repensar nuevos mecanismos sociales de responsabilidad colectiva y convivencial que manifiesten relaciones de recíproco cuidado, empatía y poder colectivo que contrarreste la prevalencia estatal desmedida sobre la sociedad, –la superposición excesiva de todos los Estados, del Leviatán sobre el Demos– y el individualismo disociador por virulento prevaleciente hasta ahora.

Educación Pandémica.

La potencial hiperestatización de las relaciones sociales que  puede prosperar sobre nuestras existencias si no la contrarrestamos, se expresaría en la escuela como educación pandémica, como ya indicamos al comienzo de este artículo.  Un tipo de educación prescriptiva normalizadora y disciplinadora, en términos foucaultianos, sobre los cuerpos escolarizados parecida a la acción coactiva o coercitiva del Estado, y castigadora o represiva (el retorno renovado en estrategias y métodos de la vieja “pedagogía de la palmeta” y de “la letra entra con sangre” en la escuela concebida como encierro o confinamiento a semejanza de la cuarentena).

Tal educación pandémica puede adquirir, en consecuencia, visos de pandemia virulenta al extenderse como prácticas contra la autonomía subjetivadora en los docentes, niños(as) y jóvenes.  Por consiguiente, no creemos que la educación presencial disciplinadora y normalizadora del encierro escolar, por más que perdure su clausura, vaya a ser reemplazada por la educación virtual o digital ya que iría contra el carácter conservador  del Estado-Docente que, como todo Estado, ejerce relaciones de poder y control sobre la educación; al menos no lo será mientras exista como prevaleciente la figura del Poder de Estado, ya que él no irá contra sí mismo, no se autodiluirá hasta que la sociedad organizada lo sustituya y lo anule en sus funciones de defensa de los intereses de unos pocos en contra de los intereses de las mayorías.

 Habría que agregar a lo dicho que en la actualidad  el vínculo digital es laxo y discontinuo en la educación escolar, por lo que no le garantiza al Estado la permanente vigilancia y control de la educación  en todos los momentos (el sueño panóptico de la dictadura fascista); solamente si lo digital se “democratiza para todos” y se convierte en una máquina o dispositivo de captura o sujeción integral de los cuerpos (Gilles Deleuze y Félix Guattari), el Estado podría asumirla como una extensión de su poder y control y desmontar la infraestructura “costosa” del sistema escolar público gratuito.  Por ello resiste las presiones para su desmantelamiento por parte de los neoliberales que presionan para que el gasto social en la educación decrezca progresivamente para reorientarlo como inversión capitalista de sus empresas. Un ejemplo anticipatorio de la vigilancia digital  totalitaria que se desea imponer, es lo denunciado por Edwar Snowden, excontratista de la inteligencia policial-militar estadounidense para espiar con tecnología digital, que huyó de EE.UU. y se asiló debido a la acusación de “traición a la patria”  por informar al mundo sobre los programas digitales que son utilizados por la CIA para intervenir y grabar las comunicaciones digitales de cualquier persona en el planeta.

Un punto de partida…

Ante la reconfiguración de las subjetividades en un marco de aleatoriedad e inconsistencia por cuanto todo está a la deriva, deriva principalmente simbólica o semiótica, urge repensar la educación en su integralidad para que previsivamente no oscile entre la pandemia educativa y la educación pandémica que se atisban así las opciones parezcan pocas.

Un punto de partida que proponemos para la coyuntura que transitamos, junto a otros que hemos expuesto en anteriores artículos (la afectualidad como un nuevo relacionamiento social emancipador en la educación, la re-imaginación y re-invención del mundo renombrándolo como lo planteó Paulo Freire, etcétera)  y en los recientes libros Emancipación de las subjetividades en las infancias y juventudes (2019) y Contrahegemonía liberadora en educación (2020), es el ya señalado de asumir primordialmente en este momento, la animación o promoción del relacionamiento empático concientizador de que principalmente el cuidado recíproco y cooperativo asegura la salud de todos.

Palabras claves: Educación pandémica, Pandemia de la Educación, Hiperestatización de las relaciones, Inseguridad generalizada,  Sujeción digital, Seguridad autoritaria, Libertad desalienante.

Correo: diazjorge47@gmail.com

Fuente imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/edtech-coronavirus

 

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En varios países latinoamericanos los gobiernos extienden la cuarentena, pese a los pedidos del sector privado

Mundo/15/04/2020/Autor y fuente: ladiaria.com.uy

“Levantar las restricciones demasiado rápidamente podría provocar una resurgencia mortal” de la pandemia del coronavirus, advirtió el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus. En tanto, en varios países se debate si retomar algunas actividades. En Europa, donde se produjo el segundo epicentro del virus después de China, los especialistas explicaron que el confinamiento debe empezar a moderarse recién después de que haya una reducción sostenida de la cantidad de contagios y pacientes en el CTI, una recomendación que la mayoría de los gobiernos está siguiendo (ver recuadro). En su momento, la OMS y varios expertos aseguraron que los países europeos habían demorado en restringir la circulación de personas y por eso había sido más grave la propagación del virus.

En América Latina la mayoría de los países no esperó para dictar cuarentenas obligatorias: Perú lo hizo el 16 de marzo; los primeros en seguirlo fueron Argentina, Bolivia y Venezuela, y algunos estados de Brasil. Los gobiernos de esos países enfrentan ahora la tarea de llegar al equilibrio entre las preocupaciones sanitarias –evitar la propagación del virus– y las económicas –cuanto más tiempo esté detenida la economía, más difícil será la situación después–.

El informe del Banco Mundial

“Se prevé que el Producto Interno Bruto de la región de América Latina y el Caribe (excluyendo Venezuela) caiga un 4,6 % en 2020”, indica el Banco Mundial en un informe presentado ayer, en el que también señala que para 2021 se espera un retorno del crecimiento de 2,6% en la región.

El economista jefe del Banco Mundial para la región, Martín Rama, dijo que entre los países más afectados están México y Ecuador, con caídas de alrededor del 6%, seguidos por Argentina y Brasil, con caídas que rondarán el 5%. “Los gobiernos de América Latina y el Caribe enfrentan el enorme desafío de proteger vidas y al mismo tiempo limitar el impacto económico”, agregó Rama. También señaló que la pandemia está provocando “un gran shock de oferta” y que caerá “abruptamente” la demanda de China y los países del G7, lo que impactará en los países exportadores de América Latina y el Caribe.

Para ayudar a los sectores más vulnerables de la población, el Banco Mundial recomendó que se amplíen “rápidamente” los programas de protección y asistencia social vigentes, y que los gobiernos asuman la mayor parte de las pérdidas”.

Bolivia: militares en las calles

En Bolivia, el sábado, el gobierno informó que desplegó 47.698 militares en todo el país para vigilar el cumplimiento de la cuarentena. Desde que esta se instaló, el 22 de marzo, fueron detenidas casi 10.000 personas y retenidos más de 6.000 medios de transporte. Esta medida se suma a otra que la semana pasada tomó el gobierno de facto de Jeanine Áñez: la de utilizar las tobilleras electrónicas para controlar a quienes se sospecha pueden tener coronavirus, que tienen prohibido salir de sus casas.

Bolivia ya recibió un llamado de atención por las medidas tomadas a raíz de la llegada de la pandemia al país: Human Rights Watch denunció que uno de los decretos amenaza la libertad de expresión, al permitir a las autoridades procesar penalmente a quienes critiquen las políticas públicas. La semana pasada la Procuraduría declaró que el decreto “es plenamente compatible con los principios, valores y normas del Estado constitucional de derecho” y los tratados adoptados a nivel internacional, porque “la finalidad de la norma es la prevención de desinformación y no la restricción a la libertad de expresión”.

En Bolivia hay 300 casos confirmados de coronavirus y ha habido 24 muertes como consecuencia de la covid-19. Los sectores productivos han pedido al Ejecutivo de Áñez que tome medidas que los beneficien para paliar el impacto económico que tendrá este parate de la economía. Sin embargo, el gobierno lo rechazó, al igual que los pedidos de moderar la cuarentena para permitir un parcial retorno de la actividad. En cambio, eliminó el arancel a la importación de trigo para favorecer la elaboración de pan, asegurar su suministro y buscar una reducción de su precio, que ha aumentado en las últimas semanas. El miércoles se reunirá el gabinete; no se descarta que el gobierno modere la cuarentena en algunas de las zonas menos afectadas y la intensifique en otras.

Chile: medidas para pymes y rechazo a aflojar la cuarentena

En Chile, la cifra diaria de contagios tuvo una reducción el viernes, pero el gobierno anunció que todavía no hay datos suficientes para empezar a moderar las restricciones a la movilidad. Hace 28 días que el país se encuentra en estado de excepción, por medio del cual se impuso la cuarentena total en las comunas en las que hay más casos de coronavirus –entre ellas, Santiago– y el toque de queda en aquellas en las que hay menos.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, advirtió ayer que están controlando la cantidad de respiradores que se utilizan en el país. Con 7.213 casos y 80 fallecimientos, aseguró que garantizará que no falten respiradores para atender a los pacientes, tanto en el sector privado como en el público.

El gobierno también enfrenta la presión de las cámaras empresariales para que modere las medidas de restricción de la circulación, pero el sábado manifestó que es muy pronto para hacerlo. Lo que sí hizo fue aprobar ayudas económicas para los trabajadores informales y líneas de crédito para las pequeñas y las medianas empresas.

Venezuela: cifras que generan dudas y escasez de combustibles

En Venezuela el sistema de salud y la economía venían enfrentando dificultades meses antes de la llegada del coronavirus, a las que en los últimos días se sumó la escasez de combustibles, que incluso dificulta la llegada del personal sanitario a los centros de atención. El gobierno de Nicolás Maduro impuso la cuarentena obligatoria el 23 de marzo y el sábado anunció que la extenderá por un mes más. En los últimos días Maduro se ha negado a atender las propuestas de retomar las clases paulatinamente o permitirle al sector privado importar combustible. Según los empresarios que se reunieron con el presidente, este planteó que la medida es necesaria pero no viable.

El gobierno ha reportado 181 casos de coronavirus, 93 recuperados y nueve muertes, unas cifras que los políticos opositores y el personal sanitario aseguran que están muy por debajo de la realidad.

Argentina y Brasil: las caras opuestas

“Los que plantean el dilema entre economía y salud están diciendo algo falso”, aseguró el presidente argentino, Alberto Fernández, en una entrevista publicada ayer por el diario Perfil. “Prefiero tener 10% más de pobres y no 100.000 muertos en Argentina. De la muerte no se vuelve. En cambio, de los problemas económicos sí”, agregó, defendiendo una posición que sostiene desde que decidió decretar la cuarentena obligatoria, el 20 de marzo, y extenderla en sucesivas oportunidades, en la última de ellas, hasta el 26 de abril. En Argentina había anoche 2.208 casos de coronavirus y 95 fallecimientos.

La contracara es la del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien aún asegura que es importante mantener la actividad económica en el contexto de la pandemia, que ayer causó más de 100 muertes en el país, donde hay 22.169 casos y 1.223 fallecidos. “Además del virus, ahora tenemos el desempleo, fruto de ese ‘cerrá todo’ y ‘quedate en casa’ o ‘te detengo’”, lamentó ayer en sus redes sociales.

Fuente e imagen: https://ladiaria.com.uy/articulo/2020/4/en-varios-paises-latinoamericanos-los-gobiernos-extienden-la-cuarentena-pese-a-los-pedidos-del-sector-privado/

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América Latina y el Caribe: La UNESCO entrega lineamientos para una respuesta educativa integral frente al COVID-19

América Latina y el Caribe: La UNESCO entrega lineamientos para una respuesta educativa integral frente al COVID-19

En el documento resaltan recomendaciones como involucrar al profesorado y a sus organizaciones en las medidas de emergencia; mejorar las instalaciones hidrosanitarias en los establecimientos educativos para contener las reinfecciones; flexibilizar el calendario escolar para garantizar el bienestar y los procesos de enseñanza y aprendizaje, entre otras medidas.

La Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), ha emanado el 13 de abril de 2020 un breve documento orientativo para contribuir a la respuesta integral de los países de la América Latina y el Caribe para enfrentar la interrupción de clases y las etapas posteriores a la emergencia educativa producida por la pandemia del COVID-19.

Las recomendaciones se relacionan con la comunicación efectiva; la coordinación y cooperación; la planificación del retorno a clases; los abordajes interdisciplinarios y el apoyo a las familias; el apoyo al personal educativo y el fortalecimiento de sus capacidades para el trabajo a distancia; las TIC (con y sin internet) al servicio de la continuidad del aprendizaje; la entrega del contenido curricular esencial y equilibrado; y abordajes flexibles e innovadores del calendario escolar.

Entre las medidas sugeridas, la UNESCO enfatiza que el profesorado y sus organizaciones deben estar involucrados en las medidas de emergencia; que se deben prever inversiones para mejorar las instalaciones hidrosanitarias en los establecimientos educativos para contener las reinfecciones en el retorno a clases y que se deben impulsar programas educativos de atención prioritaria para poblaciones en situación de desventaja acumulada.

Asimismo, la agencia especializada de Naciones Unidas llama, entre muchos otros puntos, a dar certeza sobre la estabilidad laboral y salarios del personal educativo, especialmente quienes cuentan con contratos temporales, de substitución, por hora, entre otras modalidades contractuales de tiempo parcial. Adicionalmente, llama a flexibilizar el calendario escolar buscando garantizar el bienestar y los procesos de enseñanza y aprendizaje, entre otras medidas.

Estos lineamientos son entregados en un marco global en el cual el 91,3% de la población estudiantil del mundo (aproximadamente 1.500 millones de niños, niñas y jóvenes) han sido afectados por el cierre de escuelas en más de 180 países, y donde casi todos los países de América Latina han debido enfrentar cierres de escuelas y cuarentenas parciales y totales.

Esta información está disponible en una plataforma regional en el sitio web de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) donde se acopia información sobre el impacto del COVID-19 en los sistemas educativos de la región, trabajo que cuenta con la colaboración del Grupo Regional de Educación de América Latina y el Caribe, coordinado por UNICEF y Save The Children. La información está disponible en: https://es.unesco.org/fieldoffice/santiago/covid-19-education-alc

 

Fuente de la Información:  https://es.unesco.org/covid19/educationresponse

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Es necesaria una respuesta coherente en materia de políticas para superar la crisis del coronavirus en América Latina y el Caribe

Es necesaria una respuesta coherente en materia de políticas para superar la crisis del coronavirus en América Latina y el Caribe

WASHINGTON, 12 de abril de 2020 – La región de América Latina y el Caribe (ALC) experimenta una caída brusca del crecimiento debido a la crisis del Covid-19 (coronavirus), lo que demandará respuestas múltiples en materia de políticas públicas para apoyar a los más vulnerables, evitar una crisis financiera y proteger los puestos de trabajo, según un nuevo informe del Banco Mundial.

A fin de ayudar a los más vulnerables a sobrellevar la pérdida de ingresos derivada del aislamiento social, los actuales programas de protección y asistencia social deberán ser ampliados rápidamente, así como también su cobertura, de acuerdo a La economía en los tiempos del Covid-19 (i), el último informe semestral de la Oficina del economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

Al mismo tiempo, es probable que los distintos gobiernos deban respaldar a las instituciones del sector financiero y a las fuentes de empleo más importantes.

“Debemos ayudar a las personas a enfrentar estos desafíos mayúsculos y asegurarnos que los mercados financieros y los empleadores puedan capear esta tormenta”, dijo Humberto López, vicepresidente en funciones para la región de América Latina y el Caribe“Esto significa limitar los daños y sentar las bases para la recuperación tan pronto como sea posible”.

En los últimos doce meses, una serie de convulsiones impactaron sobre el crecimiento económico de la región, comenzando por las tensiones sociales, el colapso en los precios internacionales del petróleo y ahora la crisis del Covid-19 (coronavirus). Como resultado, el crecimiento se está viendo afectado.

Se prevé que el Producto Interno Bruto de la región de América Latina y el Caribe (excluyendo Venezuela) caiga -4,6% en 2020, de acuerdo al informe.* Para 2021 se espera un retorno del crecimiento de 2,6%.

La pandemia del coronavirus está provocando un gran shock de oferta. Se prevé que la demanda de China y los países del G7 decaiga abruptamente, impactando a los países exportadores de materias primas en América del Sur y a los países exportadores de servicios y bienes industriales en América Central y el Caribe. Un colapso del turismo tendría un impacto muy severo en algunos países caribeños.

Muchos países de América Latina y el Caribe se enfrentan a esta crisis con un espacio fiscal acotado. El mayor nivel de informalidad hace que sea más difícil llegar a todos los hogares y proteger todas las fuentes de empleo. Muchos hogares viven al día y carecen de recursos para enfrentar los aislamientos y cuarentenas necesarios para contener la propagación de la epidemia. Muchos también dependen de remesas en rápido descenso. Para ayudar a los más vulnerables a sobrellevar estas dificultades económicas, los actuales programas de protección y asistencia social deben ampliarse rápidamente, así como también su cobertura.

Al mismo tiempo, los gobiernos deberán asumir la mayor parte de las pérdidas. La socialización de estas pérdidas podría demandar una participación accionaria en las instituciones financieras y en los empleadores estratégicos, a través de su recapitalización. Este apoyo será clave en la preservación de puestos de trabajo y en una futura recuperación.

Sin embargo, estos procesos deben ser transparentes; también deben establecerse mecanismos para gestionar los activos recién adquiridos, tomando como base las mejores prácticas de los fondos soberanos de inversión y las sociedades de gestión de activos.

“Los gobiernos de América Latina y el Caribe enfrentan el enorme desafío de proteger vidas y al mismo tiempo limitar los impactos económicos”, dijo Martín Rama, economista jefe del Banco Mundial para la región de América Latina y el Caribe. “Esto requerirá políticas dirigidas y coherentes en una escala raras veces vista anteriormente”

Apoyo del Grupo del Banco Mundial para enfrentar la crisis del coronavirus:

El Grupo del Banco Mundial está tomando medidas amplias y firmes para ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su respuesta ante la pandemia, mejorar la vigilancia sanitaria y las intervenciones de salud pública, y ayudar al sector privado a mantener sus operaciones y los puestos de trabajo. Proporcionará hasta US$160 mil millones en apoyo financiero durante los próximos 15 meses para ayudar a los países a proteger a los pobres y vulnerables, respaldar las empresas y afianzar la recuperación económica.

* Debido a la pandemia del Covid-19, las circunstancias económicas dentro de cada país o región son variables y cambian día a día. El análisis de este informe se basa en los últimos datos disponibles a nivel país al 10 de abril.

Fuente de la Información:https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2020/04/12/coronavirus-crisis-latin-america-and-the-caribbean

 

 

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