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Infancia y sociedad: Fátimas

Por: Andrea Bárcena

Dulcísima Fátima, no te vamos a olvidar. Y haremos que el gobierno tampoco te olvide, ni olvide a ninguna de las niñas que como tú siguen y seguirán muriendo a manos de monstruos desalmados, hasta que la justicia y la política lo impidan. Tus asesinos, Fátima, fueron capturados gracias a vecinos y a tu familia; si no hubiera sido por ellos, no los hubieran agarrado.

Porque a pesar del aumento de estos delitos, el gobierno de la Ciudad de México y el gobierno federal parecen ciegos ante la tragedia de niñas, niños, mujeres y hasta bebés que desaparecen a voluntad de delincuentes impunes. Vamos a exigir estrategias de prevención de esos delitos con protocolos impecables; vamos a exigir que no pisen más las esperanzas, hasta que logremos construir un auténtico gobierno democrático que ame a toda la gente: niños y viejos, indígenas y científicos, ricos y pobres, mujeres y hombres, artistas y estudiantes.

Entonces se podrá construir la Plaza de la Memoria, llena de jacarandas y prados para que niñas y niños jueguen sin peligro. Ahí se erigirá una estatua en tu honor, que te evocará con tu pelito de ángel como emblema de niñas mártires; otra por los nenes calcinados en la guardería ABC; habrá una más para los estudiantes de Ayotzinapa. Y en las áreas de piso de cemento, para que nadie los borre, nombres insertos de metal de mujeres asesinadas en los –para entonces– superados años del horror. Las niñas que ya conocen tu historia, Fátima, te recordarán.

Miedo y Orgullo. La casualidad puso en mis manos el escrito de una niña de ocho años (a pedido de su maestra) sobre el orgullo de ser mexicanos: “Yo quiero y no quiero a mi país, porque la creatividad y el amor nos hacen mejores, pero cómo vivir en un país donde matan, asesinan, secuestran. Eso no es vivir, es morir, horrible sentimiento. Yo no tengo orgullo de ser mexicana. No es un país de felicidad; díganme cómo no morirse de miedo cuando pasa algo como el caso de la pequeñita a la que una señora recogió en la escuela y la mataron… y le tocaron sus partes íntimas. No es un país feliz, no tengo sensación de vivir, tengo mucho miedo de pasar esa experiencia…”

En la infancia habla nuestro espíritu. El pasado 30 de abril hice un recorrido y observé un aumento de menores que, a pesar de la pandemia o quizá debido a ella, piden ayuda para comer en las calles de la Ciudad de México.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/05/09/opinion/018o1pol
Imagen: Free-Photos en Pixabay
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Apps para divertirse aprendiendo ciencia

Por: Educación 3.0

Recogemos algunas aplicaciones sobre ciencia que, instaladas en smartphone y tabletas, pueden convertirse en un aliado perfecto para fomentar el aprendizaje de las materias relacionadas con la ciencia entre los estudiantes de distintos niveles educativos.

Aprender más sobre estrellas y constelaciones, descubrir secretos sobre los animales o realizar experimentos científicos. Estas son algunas de las opciones que permiten estas apps sobre ciencia, ideales para fomentar el aprendizaje de ciencias entre los estudiantes de distinto nivel educativo.

1 Experimentos con Ciencia

Propone experimentos fáciles de realizar para el alumnado de Primaria y Secundaria. Están divididos en categorías: química, biología, física… Cada uno de ellos dispone además de una introducción con información, un objetivo para averiguar el resultado, los materiales necesarios y el procedimiento para realizarlo, lo que simplifica la tarea para los estudiantes, que aprenderán cómo ejecutarlos paso a paso.

2 Star Walk 

Cuando se instala esta app en un smartphone y se apunta con él al cielo, la aplicación señala la ubicación de las estrellas y sus respectivas constelaciones. Para utilizarla no es necesaria conexión a Internet y, además, incluye información y curiosidades de todas ellas.

3 Ciencia

Reúne una serie de preguntas tipo test relacionadas con temas científicos y adaptadas a distintos niveles de dificultad. Cada cuestión ofrece cuatro respuestas posibles, siendo una de ellas la correcta: gracias a un entorno gasificado, cada vez que se acierta se suman puntos en el perfil del estudiante, motivando su aprendizaje.

4 Fungipedia Lite

Dedicada al estudio de los hongos y las setas, detecta los setales cercanos y permite identificarlos correctamente, sin necesidad de conexión a Internet, añadiendo información sobre sus características y su toxicidad. Con su buscador es fácil encontrar un tipo de seta que se ha localizado en una excursión al campo y conocer sus propiedades y particularidades para aprender sobre este tipo de seres vivos.

5 Ciencias naturales

Ayuda a trabajar contenidos relacionados con la materia de Ciencias Naturales de 4º de Primaria, entre los que se encuentra el estudio de animales, plantas y otros seres vivos. Tras las explicaciones, es posible realizar un cuestionario que permite poner a prueba lo que han aprendido.

6 Orbit

Simula los efectos de la gravedad de los planetas a modo de juego: hay que lanzarlos alrededor de agujeros negros hasta conseguir que alcancen una órbita estable alrededor de ellos. Y, por supuesto, intentando evitar que colisionen. Gracias a él, los estudiantes podrán comprender con facilidad las posibilidades gravitacionales de los cuerpos celestes. Está disponible para dispositivos Android, iOS, Windows y Mac.

Para superar la prueba de este rompecabezas, es necesario ir combinando átomos tan rápido como se pueda hasta crear moléculas. Es adecuado para aprender formulación química y compatible con smartphones y tabletas iOS y Android.

Además de ser una aplicación de astronomía que permite observar las estrellas y tener información de qué se está mirando en cada momento (constelaciones, estrellas, planetas…), ofrece una visita virtual al universo permitiendo andar por la superficie de la Luna o de Marte. Incluye funciones de realidad aumentada si se utiliza con unas gafas adecuadas.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/apps-aprender-ciencia/

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Slavoj Zizek: Epidemics are like wars, they can drag on for YEARS

By: Slavoj Zizek

We should stop thinking that after a peak in the Covid-19 epidemic things will gradually return to normal. The crisis will drag on. But this doesn’t mean the situation is hopeless.

In the Marx Brothers’ comedy Duck Soup, Groucho (as a lawyer defending his client at a court) says: “He may look like an idiot and talk like an idiot but don’t let that fool you. He really is an idiot.” 

Something along these lines should be our reaction to those who display their basic distrust of state orders and see the lockdowns as a conspiracy of the state power which uses the epidemics as a pretext to deprive us of our basic freedoms: “The state is imposing lockdowns which deprive us of our freedoms, and it expects us to control each other in how we obey this order; but this should not fool us, we should really follow the lockdown orders.”

One should note how calls to abolish lockdowns come from the opposite ends of the traditional political spectrum. In the US, they are propelled by libertarian Rightists, while in Germany, small Leftist groups advocate them. In both cases, medical knowledge is criticized as a tool of disciplining people, treating them as helpless victims who should be isolated for their own good. What is not difficult to discover beneath this critical stance is the stance of not-wanting-to-know: if we ignore the threat, it will not be so bad, we’ll manage to pass through it…

The US libertarian Right claims lockdowns should be eased so that people will be given back their freedom of choice. But what choice is it?

As Robert Reich wrote: “Trump’s labor department has decided that furloughed employees ‘must accept’ an employer’s offer to return to work and therefore forfeit unemployment benefits, regardless of Covid-19… Forcing people to choose between getting Covid-19 or losing their livelihood is inhumane.” So yes, it is a freedom of choice: between starvation and risking your life… We are in a situation similar to that which occured in British coal mines in the 18th century (to name just one) where doing your work involved a considerable risk of losing your life.

But there is a different kind of admitting ignorance which sustains the severe imposition of lockdowns. It’s not that the state power exploits the epidemics to impose total control – I more and more think there is a kind of superstitious symbolic act at work here: if we make a strong gesture of sacrifice that really hurts and brings our entire social life to a standstill, we can maybe expect mercy.

When will this epidemic end and what will happen afterwards?

The surprising fact is how little we (including the scientists) seem to know about how the epidemics works. Quite often we get contradictory advice from authorities. We get strict instructions to self-isolate in order to avoid viral contamination, but when the infection numbers are falling, the fear arises that, in this way, we are just making ourselves more vulnerable to the expected second wave of the viral attack. Or are we counting on the hope that the vaccine will be here before the next wave? But there are already different variations of the virus, will one vaccine cover them all? All the hopes for a quick exit (summer heat, fast spread of herd immunity, vaccine…) are fading away.

One often hears that the epidemics will compel us in the West to change the way we relate to death, to really accept our mortality and the fragility of our existence – out of nowhere a virus comes and our life is over.

This is why, we are told, in the East, people are taking the epidemics much better – just as a part of life, of the way things are. We in the West less and less accept death as part of life, we see it as an intrusion of something foreign which you can indefinitely postpone if you lead a healthy life, exercise, follow a diet, avoid traumas…

I’ve never trusted this story. In some sense, death is not a part of life, it is something unimaginable, something that shouldn’t happen to me. I am never really ready to die, except to escape unbearable suffering. That’s why these days many of us focus every day on the same magic numbers: how many new infections, how many full recoveries, how many new deaths… but horrible as these numbers are, does our exclusive focus on them not make us ignore a much greater number of people who are at this moment dying of cancer, of a painful heart attack? Outside the virus, it’s not just life, it’s also dying and death. What about a comparative list of numbers: today, so many people got the virus and cancer; so many died of the virus and of cancer; so many recuperated from the virus and from cancer?

One should change our imaginary here and stop expecting one big clear peak after which things will gradually return to normal. What makes the epidemics so unbearable is that even if the full catastrophe fails to appear, things just drag on, we are informed that we reached the plateau, then things go a little bit better, but… the crisis just drags on.

As Alenka Zupančič put it, the problem with the end of the world is the same as with Fukuyama’s end of history: the end itself doesn’t end, we just get stuck in a weird immobility. The secret wish of all of us, what we think about all the time, is just one thing: when will it end? But it will not end: it is reasonable to see the ongoing epidemics as announcing a new period of ecological troubles – back in 2017, the BBC portrayed what might be waiting for us due to the ways we intervene in nature: “Climate change is melting permafrost soils that have been frozen for thousands of years, and as the soils melt they are releasing ancient viruses and bacteria that, having lain dormant, are springing back to life.”

Eventual rise of Singularity

The special irony of this no-end-in-view is that the epidemics occurred at a time when pop-scientific media were obsessed with two aspects of the digitalization of our lives. On the one hand, a lot is being written about the new phase of capitalism called ‘surveillance capitalism’: a total digital control over our lives exerted by state agencies and private corporations. On the other hand, the media are fascinated by the topic of direct brain-machine interface (‘wired brain’).

First, when our brain is connected to digital machines, we can cause things to happen in reality just by thinking about them. Then, my brain is directly connected to another brain, so that another individual can directly share my experience. Extrapolated to its extreme, wired brain opens up the prospect of what Ray Kurzweil called Singularity, the divine-like global space of shared global awareness. Whatever the (dubious, for the time being) scientific status of this idea, it is clear that its realization will affect the basic features of humans as thinking/speaking beings. The eventual rise of Singularity will be apocalyptic in the complex meaning of the term – it will imply the encounter with a truth hidden in our ordinary human existence, i.e. the entrance into a new post-human dimension.

It is interesting to note that the extensive use of surveillance was quietly accepted: drones were used not only in China but also in Italy and Spain. As for the spiritual vision of Singularity, the new direct unity of the human and the divine, a bliss in which we leave behind the limits of our corporeal existence, can well turn out to be a new unimaginable nightmare. From a critical standpoint, it is difficult to decide which is worse (a greater threat to humanity), the viral devastation of our lives or the loss of our individuality in Singularity. Epidemics remind us that we remain firmly rooted in bodily existence with all the dangers that this implies.

We will have to invent a new way of life

Does this mean our situation is hopeless? Absolutely not. There are immense, almost unimaginable troubles ahead, there will be millions of newly jobless people, etc. A new way of life will have to be invented. One thing is clear: in a lockdown, we live off the old stocks of food and other provisions, so the difficult task is now to step out of the lockdown and invent a new life under viral conditions.

Just think about how what is fiction and what is reality will change. Movies and TV series which take place in our ordinary reality, with people freely strolling along streets, shaking hands and embracing, will become nostalgic images of a lost past world, while our real life will look like a variation of Samuel Beckett’s late play called Play where we see on stage, touching one another, three identical grey urns; from each urn a head protrudes, the neck held fast in the urn’s mouth…

However, if one takes a naïve look at things from a proper distance (which is very difficult), it is clear that our global society has enough resources to coordinate our survival and organize a more modest way of life, with local food shortages compensated by global cooperation, and with global healthcare better prepared for the next onslaughts.

Will we be able to do this? Or will we enter a new barbarian age in which our attention to the health crisis will just enable old (cold and hot) conflicts to go on out of the sight of the global public? Note the reignited cold war between the US and China, not to mention actual hot wars in Syria, Afghanistan, and elsewhere, which function like the virus: they just drag on for years and years… (Note how Macron’s call for a world-wide truce for the time of the epidemic was flatly ignored.) This decision which way we take concerns neither science nor medicine; it is a properly political one.

Source and Image: https://www.rt.com/op-ed/487713-slavoj-zizek-epidemics-covid/

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El lamento de una madre: «He trabajado en educación toda mi vida pero me cuesta encargarme del aprendizaje de mi hijo»

Por: ABC

Tres retos a los que se están enfrentando los padres de los alumnos en edad escolar durante este tiempo.

Durante los dos últimos meses, miles de estudiantes y profesores han tenido que adaptarse a un nuevo modelo de aprendizaje en casa que les era totalmente desconocido. Y esta es una situación que no va a cambiar a corto plazo, ya que la mayoría de los alumnos no volverán a tener clase, como pronto, hasta el mes de septiembre.

Ante esta situación, Instructure -empresa creadora de Canvas, entorno virtual de aprendizaje- ha podido comprobar cuáles son los tres retos a los que se están enfrentando los padres de los alumnos en edad escolar durante este tiempo:

-Conseguir mantener centrados a los niños

-Compatibilizar las responsabilidades con el trabajo escolar de los niños

-Las dudas surgidas de las instrucciones de los profesores y las escuelas, en ocasiones poco claras.

«He trabajado en educación toda mi vida y a pesar de ello me cuesta encargarme del aprendizaje de mi hijo», afirma Hilary Scharton, de Canvas. «Lo primero que debemos hacer como padres es establecer unas expectativas realistas con nuestros hijos, sus profesores y nosotros mismos. No podemos recrear todos los beneficios de la clase presencial, pero podemos dar a nuestros hijos más libertad para explorar mientras aprenden», declara.

-Los descansos son importantes. Tal y como afirman psicólogos infantiles, los niños pueden concentrarse en una tarea concreta durante un tiempo de entre 2 y 5 minutos por cada año de vida (por ejemplo, 16-40 minutos para un niño de ocho años). De esta manera, los niños más pequeños necesitan saber qué tienen que hacer y realizar períodos de trabajo más cortos.

-Ante la duda, contacta con los profesores (y recuerda darles las gracias). Pregunta a los profesores cuál es el mejor método de comunicación para hablar con los niños y cuáles son las mejores horas según la tarea que tengan que realizar. Aprovecha para hacer todas las preguntas que sean necesarias ya que están ahí para ayudar, y agradéceles su trabajo.

-No te olvides del recreo: Las diferentes tareas del día a día pueden empezar a mezclarse cuando no puedes salir de casa, realizando muchas cosas diferentes en poco tiempo. Aun así, asegúrate de que tus hijos tengan un tiempo de descanso designado, y si es al aire libre y con actividad física, mucho mejor.

-Recuerda a tus hijos que esto es algo temporal: El cambio a estar aprendiendo y estudiando desde casa puede no tener sentido para los niños, sobre todo para los más pequeños. Pero, sea cual sea su edad, es indispensable hablar con ellos y hacerles entender la situación. Y por el otro lado, escucha lo que tienen que decir y empatiza con ellos.

-Indaga en el software de aprendizaje que te proponga tu colegio: es importante que los padres se aprovechen de ello para ver las tareas que tienen que realizar sus hijos, ver vídeos de demostraciones, comprobar las notas y recibir alertas sobre la actividad de los estudiantes.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-lamento-madre-trabajado-educacion-toda-vida-pero-cuesta-encargarme-aprendizaje-hijo-202005050154_noticia.html

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Semaforización e inequidad de género

Por: lahora.com.ec

El confinamiento devela verdades incómodas sobre el trabajo doméstico y la vida familiar. Antes de la pandemia, la tarea titánica de la crianza se repartía entre padres, educadores, abuelos y terceros. Un caso de crianza sin algún tipo de apoyo comunitario era la excepción. Hoy, abuelos y familias extendidas están guardados en casa y el apoyo de la escuela es mínimo, ante esta labor a tiempo completo.

Hasta que llegó el Covid-19, vivíamos en un capitalismo adaptado para remunerar con más generosidad a aquellos trabajadores incondicionales y disponibles a toda hora; características de cierto modo incompatibles con las necesidades vitales de los niños en etapa formativa. Tal es que, históricamente, las mujeres tuvieron menos acceso a posiciones laborales de alta jerarquía y mejores salarios.

El plan de reactivación productiva apunta a una incorporación paulatina de los adultos jóvenes al mercado laboral. Esto, sin un sistema de detección temprana ni soluciones para el cuidado de los niños de quienes tienen la opción de un trabajo formal y a tiempo completo. Entonces, serán las mujeres las que, en su mayoría, permanecerán al cuidado de los niños; aumentando la brecha salarial, de oportunidades y movilidad que ya existe entre géneros.

La semaforización debe acompañarse de un plan integral de cuidado infantil. Sin altruismos, está en el efectivo interés de los adultos de hoy ocuparse de criar, educar y avanzar a la generación futura. Ellos serán los que, en una década o dos, deban sostener el sistema de nuestras pensiones.

 . . .

Un niño con falta de educación es un niño perdido”.
John F. Kennedy (1917-1963) Presidente de EE.UU. entre 1961 y 1963.

Un ser humano no alcanza sus cotas más altas hasta que esta educado”.
Horace Mann (1796-1859) Escritos, político y filósofo estadounidense.

Fuente: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102317396/semaforizacion-e-inequidad-de-genero-

Imagen: mohamed Hassan en Pixabay

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El Primero de Mayo hay lucha social a pesar de la pandemia

El Primero de Mayo hay lucha social a pesar de la pandemia

Edgar Isch L.|

Hay principios constantes en la conmemoración del Primero de Mayo que no se ven afectados por la pandemia y el encierro forzoso, aunque cambien de forma de expresión. Tal vez, en parte del planeta, ya no será en las calles y plazas, pero los trabajadores no abandonarán el recuerdo de sus héroes, de los que han sabido dar su vida, de una u otra manera, para luchar por la emancipación humana.

Tal vez la plataforma de lucha se exprese en cacerolazos, banderas en los balcones, mensajes electrónicos y manifiestos, pero no dejará su sentir combativo y prometedor. El 1 de Mayo es ocasión para que los que luchan por la vida se reúnan y la pandemia ha demostrado estar juntos no solo es una necesidad humana, sino que tiene contenido de clase.

Mientras los ricos se reúnen en sus campos de golf o clubs de lujo y planifican como acrecentar sus millones, los pobres lo han hecho reforzando el tejido social y familiar, aplaudiendo a los trabajadores de la salud, la alimentación, el aseo o la seguridad, interconectándose para cursos de todo tipo, entre los cuales los de contenido político se han multiplicado.

Claro, no todo caso es igual, pero en general las redes del engaño han servido hoy también para difundir la verdad, para pensar más allá de lo individual, para mantenernos en contacto. Y entonces, se ha celebrado la victoria sobre el fascismo en Italia, crecen las protestas desde los balcones en Brasil o Chile, las redes difunden las demandas de los trabajadores y las trabajadoras, las mujeres mantienen la alerta ante la violencia patriarcal, los indígenas plantean temas urgentes y profundos. Nada ha quedado intocado, nada será olvidado este primero de mayo. La lucha de clases se mantiene a pesar de la pandemia.

Los colectivos populares, demuestran tanta vitalidad hoy, cuando se comprueba que quienes mantienen la vida y la economía son los de abajo, los que laboran todos los días. Esa gente ve en múltiples manifestaciones “la bestialidad del imperialismo”, como la calificara el Che Guevara y que hoy bloquea a pueblos enteros que requieren alimentos y medicinas para enfrentar la pandemia.

Y observa que las distancias sociales son enormes e injustificadas entre ricos y pobres, que el “quédate en casa” no es igual para el que vive en mansiones y para el que vive en una covacha o no tiene techo; que la educación es desigual entre quien accede a computadores e internet y el que los mira desde lejos. La desigualdad social se presenta también en los servicios hospitalarios, en la seguridad de contar alimentos, en las esperanzas personales y familiares para el futuro.

Necesidad de promover la cultura del trabajo |

Este Primero de Mayo la permanente demanda por un empleo digno se presenta hoy como universal, cuando los de arriba tienen su entorno y su riqueza protegida, mientras los de abajo sufren amenazas de desempleo, de reducciones salariales (incluso por debajo del mínimo vital), de alteración de sus condiciones contractuales, de ataque a los trabajadores migrantes, estén donde estén y sin importar su procedencia. Trabajadores y trabajadoras con o sin empleo, sin importar su origen étnico, deben unirse para enfrentar la guerra contra los pobres que anuncian burgueses y oligarcas.

Basta ver a los seguidores de Trump pidiendo la reapertura de las empresas en Nashville, Tennessee, con letreros que pedían que: “sacrifiquen a los débiles”; o los preparativos para apropiarse militarmente del petróleo venezolano; o la disputa por la posición y negocio con las vacunas para el coronavirus.

Trabajo digno implica condiciones, al menos mínimas, de salud y protección sanitaria en los lugares de trabajo. Múltiples huelgas, en diversas partes del mundo, incluyendo en transnacionales poderosas, han sido necesarias para que se demande esa protección contra la pandemia. Incluso los trabajadores de la salud de diversos países han denunciado la falta de equipos básicos para su protección y la de los pacientes, siendo amenazados con despidos por hacer conocer la verdad.

¿Quieren que se abran los comercios y las fábricas? ¿En qué condiciones? Increíblemente los burgueses demuestran que les es más barato ver enterrar a sus obreros antes que gastar en equipo de seguridad. Descaradamente, demuestran que el capitalismo es muerte.

Cuando se generalizó el Primero de Mayo como el día internacional de lucha de los trabajadores y todos los oprimidos por el sistema capitalista, un punto central fue la jornada de trabajo. Esta se convirtió en conquista en gran parte de los países, pero ahora se la amenaza con formas de explotación mediante el teletrabajo y mecanismos que acentúan la precarización laboral.

Llorar en el baño del trabajo | La tinta

La sobrecarga laboral se va convirtiendo en norma en las empresas capitalistas y también en trabajos del sector público, como en la sanidad y la educación. Para enfrentarla, se necesita defender el contrato colectivo, impedir que cada quién se vea forzado a pactar condiciones que le ponen a escoger entre el desempleo o la sobreexplotación. Y para tener contrato colectivo los sindicatos y organizaciones laborales deben ser de existencia obligatoria, con democracia interna y con perspectiva de clase. Siglo XXI y nuevamente la jornada laboral está en la mira.

Trabajo digno es lo mínimo que se puede demandar hoy, como se lo ha hecho a lo largo de las marchas por tanto tiempo. Trabajo que garantice la dignidad humana desechando toda discriminación a la mujer trabajadora, unificando a los trabajadores de la ciudad y el campo, respetando las diversidades étnicas.

Trabajo que sea protegido por los Estados, que por lo general protegen a la riqueza y la sacrosanta propiedad privada. Esto, justo cuando la propiedad común y los intereses comunes se muestran como la salida posible a la crisis, como incluso lo han debido reconocer al mencionar que la salud en manos públicas y gratuita es un bien que debe ser fortalecido y dejado al margen de las leyes del mercado.

La solidaridad, en este período se ha mostrado, una vez más, como una característica de los de abajo. No importa el país de procedencia, las condiciones de vida de los trabajadores, sus necesidades y demandas son básicamente las mismas.

Sabes por qué se celebra el Día del Trabajo el 1 de mayo? | CNN

Y se observa la necesidad de gobiernos de los trabajadores, trabajar con esa finalidad. Mucho se habla de lo nuevo que se verá tras la pandemia y las nuevas condiciones de trabajo, las nuevas luchas, posibilitan que entre lo nuevo esté con más claridad la constitución de la “clase para sí”, de los trabajadores y trabajadores que afinan su pensamiento ideológico, de los que buscan unirse en organizaciones propias de los que entienden que solitarios serán derrotados pero unidos pueden vencer y cambiar la historia.

Y el color rojo es el color de los que sufren, pero anuncian que quieren cambiar su realidad. Los trapos rojos señalando hambre, violencia intrafamiliar, necesidad de la mano solidaria, se van transformando en las banderas propias de un día de lucha.

Bandera “Roja, como la sangre de la clase obrera”, dice una consigna de la Unión General de Trabajadores del Ecuador. Roja, intensamente roja, que nos recuerda que estamos ante un Primero de Mayo con nuevas expresiones, pero con la misma esencia: elevar la lucha de clases, anunciar un mundo nuevo.

Académico y ex ministro de Medioambiente de Ecuador. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Autor: Edgar Isch L.

Fuente de la Información: http://estrategia.la/2020/04/29/el-primero-de-mayo-hay-lucha-social-a-pesar-de-la-pandemia/

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¿De qué hablamos cuando hablamos del “Nuevo Orden”?

¿De qué hablamos cuando hablamos del “Nuevo Orden”?

¿Usurpación semántica para derrotarnos con nuestras propias banderas?

Fuentes: Rebelión

Transformar al mundo es una consigna de los pueblos. Está en disputa (renovada) la hegemonía semántica sobre la idea de “Nuevo Orden”. No es la primera vez que una “crisis” internacional produce el antojo de esconder la basura, generada por la opresión, bajo la alfombra de lo “Nuevo”. Como si fuese un conjuro para saltar, sin solución de continuidad, de un estadio económico-político-social a “otro” idéntico pero desmemoriado. Aunque la vida no se comporte así. Un personaje de teleserie dijo: “el pasado nunca se queda donde lo dejas”.

Por ejemplo, las viejas manías reformistas, pertinaces e irritantes, pretenden anestesiarnos con una invocación “reloaded” hacia un “Nuevo Orden”. Añejo truco desvencijado que sólo tiene seguidores a sueldo o desprevenidos. Si los poderes fácticos hablan de otro “Nuevo Orden” hay que fijarles una agenda de mínima y de máxima, con los pies bien puestos sobre a realidad, objetiva y subjetiva, vigentes. Ya basta de “buenos propósitos” efímeros. Lo único Nuevo es el Socialismo; la comunidad organizada, por ella misma para poner como interés social supremo la vida buena, el buen vivir, inclusivo y diverso, en sociedades igualitarias. Lo único nuevo es la emancipación de los oprimidos, asumiendo su papel como dirección transformadora. Nada hay nuevo en el capitalismo, incubadora repetitiva de desorden y anarquía.

Avejentado el modelo económico que tiene al 1% de la población como poseedor del 99% de las riquezas mundiales… lo “nuevo” será crear un sistema riguroso de distribución equitativa, por ejemplo. Distribución nueva: a cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus capacidades. Avejentado el modelo de valores, que impone respeto y pleitesía al aparato jurídico dominante, donde la ley pesa como maldición contra los pobres y la corrupción inclina la balanza de la “justicia” siempre hacia la impunidad de los adinerados… lo nuevo exigiría un modelo de Justicia Social capaz de impedir la apropiación de las riquezas en unas cuantas manos y eso implica las riquezas naturales, comunicacionales, artísticas, científicas, éticas… lo nuevo sería salir derrotar al capital. Y así con la educación, la salud, la ciencia… No es la pandemia lo que acelera en “Nuevo Orden”, tampoco es una liturgia.

Decir “avejentado” aquí, no implica amor por el novedosísmo. Tampoco es emboscada para echar a la basura la experiencia y mucho menos la historia que siempre debe ser analizada críticamente. Implica enfatizar el peso de una injusticia cometida contra la humanidad, en un plazo específico, y que hoy sólo tiende a empeorar los daños contra el planeta y contra la especie humana. Un modelo económico e ideológico que sólo hace felices a unos cuantos privilegiados y a algunos subalternos con el cerebro lavado. El capitalismo envejeció y hoy es un catálogo macabro de inmoralidades y peligros del que urge salir en consenso, con un plan superador. Sin amos, sin patrones, sin clases sociales, sin humillaciones ni desprecios. Nuevo, radicalmente…desde las raíces, pues.

Invocar una “Nuevo Orden”, así nomás con “buena voluntad”, además de ilusionista resulta sospechoso. Es necesaria una definición dialéctica del “Nuevo Orden” basada en un trabajo minucioso sobre los núcleos mismos de las contradicciones que hicieron posible al capitalismo. Lo “nuevo” está anidado en las luchas emancipadoras de los pueblos, está en cada una de las contiendas que disputan su emancipación -en condiciones asimétricas- pero que crecen dinámicamente desde el seno mismo del aparato de dominación. En ese campo de lucha está el debate capital-trabajo y de ahí hay que entender cómo ascender hacia lo “nuevo”. El “Nuevo Orden”, que no pude ser otra cosa que la aniquilación definitiva de la explotación, exige la reivindicación del trabajo como fuente suprema de la riqueza y la revaloración histórica de la producción de la riqueza, politizándola hasta en las tareas de su distribución democrática, justa e irrestricta.

Ese “Nuevo Orden” no puede ser un repique de cencerros para regresarnos al “buen camino” de la mansedumbre. No importa que tan suculentas sean las mesas servidas con más de la misma nadería. No nos prestemos a ese juego. Tengan el apellido que tengan. La situación mundial es inobjetablemente difícil y no hay lugar para más payasadas mesiánicas ni ilusionistas. Hay que discutir el “Nuevo Orden” en clave de transformación profunda del mundo y con el ánimo más decidido a derrotar las viejas manías del engaño y todos los resquicios fabricados por el reformismo. Eso incluye a los trepadores, a los oportunistas y a los que medran siempre para agitar las banderas ajenas. La náusea misma. Ya se escuchan las alharacas en los tugurios de los prestidigitadores burgueses como Mr. Kissinger.

Es inútil esperar el “Nuevo Orden” como caído del cielo. Y eso no implica despreciar los aportes paridos con las mejores metas. El “Orden” que la humanidad reclama, lo impondrán los trabajadores con las fuerzas y los tiempos que logren ir ganándole a las condiciones concretas, pero con su agenda propia. Sin espejismos ni retóricas especializadas en idealizar soluciones o en fabricar conjuros mágicos. Transformar al Mundo es una bandera proletaria que sintetiza, en su riqueza semántica, la fuerza de la organización y la consciencia de clase. No es un “buen propósito” para decorar discursos ni una estratagema para anestesiar la rabia producida por la esclavitud. Transformar al mundo debe ser un programa humanista, minucioso e inclusivo, fincado en la convergencia de las ciencias, la ética y la moral de la lucha de los pueblos a lo largo de su historia, o será nada. No vamos a permitir que ahora, los mismos viejos artífices de las peores desgracias planetarias, resulten ser adalides de lo “Nuevo”, mientras ganan tiempo para reordenar el desastre producido por ellos mismos y se las ingenian para que nosotros paguemos, una vez más, los platos rotos de la pachanga burguesa. Ellos olfatean el hartazgo de los pueblos y necesitan tiempo para reordenarse. Cueste lo que cueste. A su espejismo le llaman “Nuevo Orden”. Ahí tenemos un escenario crucial para la Batalla de las Ideas, ascendiendo a la Praxis.

Autor: Fernando Buen Abad Domínguez

Fuente de la Información: https://rebelion.org/de-que-hablamos-cuando-hablamos-del-nuevo-orden/

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