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La deuda pendiente de Guatemala con su juventud, ¿en dónde debe invertir?

Por Ana Lucía Ola/Prensa Libre 

Guatemala es un país joven, con un bono demográfico que requiere inversión en educación, salud y empleo, pero las oportunidades son limitadas para este grupo de la población, y con ello se frena el desarrollo del país.

La tercera parte de la población guatemalteca tiene entre 13 y 30 años, es un bono demográfico que puede contribuir al desarrollo económico y mejorar las condiciones de vida, pues este grupo representa la fuerza productiva del país. Sin embargo, el tiempo amenaza con reducir esta oportunidad, debido al sostenido descenso de la fecundidad y al aumento de la esperanza de vida que se ha registrado en las últimas décadas.

Actualmente nacen menos niños que tres décadas atrás, mientras que los adultos viven más. La base de la pirámide poblacional se hace cada vez más estrecha, es un efecto que para el 2025 será evidente, de acuerdo con el informe Juventudes en Guatemala, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU).

El tema cobra relevancia en el contexto del Día Mundial de la Población que se conmemoró el pasado domingo 11 de julio, y que debe ponerse sobre la mesa.

Si en 1950 el número de hijos por mujer era de siete, y la esperanza de vida rondaba los 45 años, cuatro décadas después la fecundidad disminuyó a cuatro hijos y la esperanza de vida aumentó a 70 años. Ese ritmo continuará para el 2070 y en promedio serán dos hijos por mujer y la edad media que alcanzará la población será 90 años. Irremediablemente será una sociedad envejecida, para entonces.

El momento que recién vive Guatemala la ponen en una posición de ventaja ante otros países. Pero es menester garantizar a este bono demográfico educación, acceso a servicios de salud y empleo, de acuerdo con Pablo Salazar, representante de país del UNFPA.

Con ello, se abre una ventana de oportunidad para que la población en edad productiva genere recursos para contribuir al desarrollo del país, a través de impuestos, seguridad social, ingresos y ahorro.

No se tiene certeza a cuánto asciende la inversión que Guatemala hace en su juventud, si bien hay programas que alcanzan a este grupo, determinarlo resulta complejo.

Salazar menciona que trabajan en mediciones para establecer un gasto particular en la juventud, que podrían conocerse a finales del año, pero se prevé sea relativamente bajo, quizá más que otros países de la región, comenzando por el tema de educación.

El informe Pisa D- América Latina y el Caribe 2018 señala que Guatemala invierte US$6 mil 104 en un estudiante desde la preprimaria a la secundaria, mientras que en Costa Rica asciende a US$46 mil 531.

Realidad sobre expectativas

La población joven del país se enfrenta a grandes limitantes para desarrollar todo su potencial. En el tema de Educación hay un rezago evidente. El informe señala que hay un 6.8 por ciento de población entre los 13 y 30 años que es analfabeta.

Pero del grupo que sabe leer y escribir, el promedio de escolaridad es de 6.2 años, lo que únicamente alcanza para culminar la primaria, y coloca al país en las últimas posiciones en Centroamérica. La situación es desigual en el área rural y entre los pueblos originarios, pues alcanza los 5.7 y 5.3 años.

Sin embargo, la crisis generada por el covid-19 causará un atraso mayor en la educación. El Banco Mundial en un reciente informe refirió que en Guatemala hay riesgo de perder 1.5 años de escolaridad, debido al cierre prolongado de los centros educativos, ya que las clases presenciales permanecen suspendidas desde el 16 de marzo del 2020.

Otro reflejo de la escasa preocupación por que la educación llegue a la población joven es el descenso en la matricula estudiantil. En cuatro años suman 103 mil los estudiantes que quedaron fuera del sistema, y el mayor impacto ocurre en los niveles de básico y diversificado (88 por ciento), que precisamente debería cursar la población entre los 13 y 19 años, que es parte del bono demográfico.

Datos globales indican que siete de cada diez jóvenes están fuera del sistema educativo, según el Censo Poblacional 2018.

Salazar menciona que “la educación secundaria es el gran tema pendiente” en el país, pues la mayor inversión va al nivel primario, y se ha descuidado la transición hacia básicos y diversificado. En el largo plazo esto limitará las oportunidades de desarrollo.

“Hay una relación directa entre el nivel de productividad potencial que tiene la población y el nivel educativo. Se ve dentro del perfil de desarrollo de un país. La inversión extranjera ve mucho el nivel de escolaridad que tienen los países”, menciona.

Educación, estabilidad macroeconómica e infraestructura son tres pilares fundamentales en el tema de competitividad, pero sin una base sólida del capital humano, el país no conseguirá una mejor posición y el crecimiento económico será difícil.

“A largo plazo es un tiro en el pie el no tener esas oportunidades educativas que deberían ser claves”, agrega Salazar, pues solo cuatro de cada 10 adolescentes entre 13 y 15 años han completado el nivel básico, mientras que en la población entre 16 y 18 años es uno de cada seis. La brecha se reduce aún más al pasar del diversificado a la universidad.

Sin educación y sin las capacidades básicas, la posibilidad de un empleo formal y mejor remunerado son limitadas, y la opción es el trabajo informal.

En 2017, cerca de un 83% de los jóvenes de 15 a 24 años con bajos niveles educativos estaban ocupados en el sector informal y la tasa de desempleo alcanzó el 12 por ciento en este grupo, según el informe Bideconomics Guatemala, Crecer más y para todos, desarrollado por Banco Interamericano de Desarrollo.

Pero el gran reto en Guatemala, más que generar empleo está que el bono demográfico logre un nivel medio de escolaridad.

Esa falta de oportunidades empuja a que los jóvenes abandonen el país, cuatro de cada 10 migrantes oscila entre los 13 y 24 años, revela el informe del FPNU.

“Para tener esa mano de obra más educada, con más capacidad en el mediano plazo, tenemos que garantizar esa transición de los niños y niñas de primaria a educación media, no implica gran costo”, dice Salazar.

Otras aristas

El segundo tema a atender es la reducción del embarazo adolescente, que puede impedir a las mujeres no continuar con sus estudios, tener una participación adecuada en el mercado laboral y cuando les corresponda, formar una familia.

Dos de cada 10 mujeres en Guatemala son madres antes de los 19 años, mientras que niñas menores de 14 años enfrentan la maternidad forzada.

Cambiar esta realidad requiere voluntad política que no implica un alto costo sino de acuerdos que beneficien a esta población, que también necesita atención en la salud.

El censo revela que nueve de cada 10 jóvenes entre los 13 y 30 años no tienen acceso a ningún tipo de servicio de salud pública y privada. En este punto también es necesario asegurar el acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva, poner fin a las uniones y matrimonios tempranos y forzados, garantizar la paz y la seguridad para la población adolescente y joven, refuerza el informe del FPNU.

La deuda pendiente de Guatemala con su juventud, ¿en dónde debe invertir?

 

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Guatemala: Dignificar al arrabal

Dignificar al arrabal

Fuentes: Rebelión

Históricamente para la sociedad clasista y racista, en el arrabal se conjugan todos los males del mundo, por ende, quien es del arrabal automáticamente tiene que ser: ladrón, abusador, extorsionador, violador, asesino y todo lo que a la mente humana se le pueda ocurrir.

Quitarse ese señalamiento es una labor titánica porque el estigma es una especie de ADN. Porque ser de arrabal se convierte en un impedimento para conseguir trabajo, para estudiar, para entablar relaciones interpersonales fuera del mismo. La gente ve a una persona de arrabal como a un delincuente del que tiene que cuidarse. Es excluida de entrada.

Por eso ser de arrabal es luchar contra corriente permanentemente, contra el sistema que ha violentado a las periferias, que las ha empobrecido y que las ha excluido de todo derecho y beneficio como parte de la sociedad. Las ha acusado de ser el máximo peligro del país. Las famosas zonas rojas que abundan en Latinoamérica. Esa América Latina socavada, despojada, humillada y mancillada por las grandes mafias oligárquicas que son el peligro real para la población. Literariamente las célebres favelas que le dan un romanticismo a la ensoñación.

Pero, cómo es vivir sin agua potable, sin energía eléctrica, sin calles pavimentadas y sin servicio de drenajes, sin autobuses, sin trabajo, sin casa. Cómo es vivir en hacinamiento y sin los alimentos básicos, sin medicinas y sin servicio de salud. ¿Cómo pretende la sociedad que un ser humano sobreviviendo en estas condiciones pueda terminar el nivel básico de educación, el diversificado y la universidad? ¿Cómo se supone que los padres de familia pueden alimentar a sus hijos si se les niegan las oportunidades de desarrollo? ¿Cómo se pretende que tengan una vida integral si son violentados diariamente por las fuerzas de seguridad? ¿Si viven las limpiezas sociales que buscan eliminarlos? ¿Si a los jóvenes los encierran en las cárceles que son centros de tortura por su origen y apariencia? ¿Si la violencia institucionalizada los obliga a delinquir?

Porque los ha violentado toda su vida que los que llegan a la edad de la adolescencia, sin amor propio, sin sueños, en un estado de depresión profundo, peleados con la vida, sintiéndose basura, son utilizados por las mafias oligárquicas para que repartan la droga que ellos producen, para que entreguen los paquetes, para que cobren las deudas de los hijos de papi y mami que por su privilegio de clase son los intocables. Y les va la vida en ello, porque qué vale un adolescente de arrabal, lo desaparecen y no pasa nada, negarse a delinquir o a hacer el trabajo sucio de las mafias oligárquicas significa morir. ¿Qué vale una niña de arrabal? Son las que forman parte de las estadísticas de desaparecidas, sus vidas terminan en bares del país y en el extranjero porque son el mejor negocio, el más rentable: sus cuerpos como tráfico sexual.  ¿A qué esperan que se dedique un niño cuando crezca si lo bombardean con la televisión con telenovelas y series de narcotraficantes? ¿Si en la radio lo aniquilan con canciones de drogas y cárteles todo el día? Si el mensaje del gobierno es entre más tranza más triunfador. Si además le niegan todo recurso y oportunidad.  ¿Y qué esperan que hagan los papás si tienen que trabajar 16, 18 horas al día para darles por lo menos una comida al día?

Ser de arrabal es tenerlo todo en contra, por eso nadar contra corriente es la resistencia de la periferia. Sólo el arrabal mismo se puede dignificar. De afuera solo llegará la exclusión, la calumnia, el rechazo, el abuso, el menosprecio, la injusticia. Por eso quien es de arrabal tiene la misión titánica de ser rostro y voz de su comunidad, que representa a la periferia en cualquier lugar a donde vaya. Por esa razón tiene que cuidar sus palabras y sus actos. Tiene que ser un ente de cambio, entre la infancia y la adolescencia, tiene que influir para que esos niños, niñas y adolescentes en lugar de verse a sí mismos como basura, se vean como seres humanos que pueden derrumbar la barrera del odio y de la injustica y lograr sus sueños. Porque para eso han cultivado toda su vida la habilidad de la resistencia y de nadar contra corriente.

Quien es de arrabal tiene que cuidar la forma en que camina, en que se para, en que habla, sus ademanes porque hay gente observándolo, gente que lo verá hacia abajo siempre y gente que lo verá como un ejemplo a seguir. Ser de arrabal es esforzarse tres, diez veces más que cualquier otro. Es dar el 110% en todo lo que hace. Es madrugar y acostarse tarde; estudiando, repasando, ejercitando su mente y su espíritu. Siendo parte activa de la comunidad. Ser una persona funcional dentro y fuera del hogar, con esto rompiendo la estructura patriarcal de los roles de género. Un niño de arrabal igual puede lavar ropa que una niña y hacer limpieza y arreglar las camas y lavar el baño. Lavar los platos. Es utilizar la tecnología a su favor, ver documentales sobre cultura, arte, deportes, pueblos inhóspitos, todo lo que no les permite las circunstancias económicas y de movilidad lo pueden encontrar en la tecnología. Se juntan en grupo y van a la casa de alguien que tenga internet y algún aparato donde puedan visitar las plataformas digitales. Se puede hacer, claro que se puede, porque es una de las responsabilidades de la resistencia. El recurso que no está se busca hasta encontrarlo.

Es el arrabal mismo el que tiene que luchar contra el bombardeo televisivo que solo busca denigrarlo. ¿Cómo? Realizando programas culturales dentro de la comunidad, ambientales, políticos, deportivos. Y para eso se necesita la ayuda de todos, de los docentes, de los vendedores de mercado, de los pilotos de autobús, de los padres de familia, de los adultos. Solo el arrabal puede dignificarse a sí mismo. Es un trabajo lento, al que no se le verá el cambio a corto plazo y que será generacional, pero debe hacerse. Lo mismo que plantar árboles en los barrancos que los circundan, eso impedirá los deslaves.  Se puede hacer y para eso tenemos nada más que informarnos de las hazañas realizadas por otros en otros tiempos en peores circunstancias. El ser humano tiene la capacidad de realizar lo impensable.

El arrabal tiene la obligación de ser semillero de mentes analíticas que cuestionen el sistema y que tengan las agallas para cambiarlo, para eso debe nutrirse diariamente de la memoria histórica y tener fuerza de voluntad.

Blog de  la autora: https://cronicasdeunainquilina.com

Fuente de la Información: https://rebelion.org/dignificar-al-arrabal/

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Guatemala: Única profesión que crea otras profesiones

Única profesión que crea otras profesiones

El 25 de junio se celebra en Guatemala el Día del Maestro, un día adecuado para reflexionar sobre el papel del profesor en la sociedad. Ese día varias meditaciones afloraron en las distintas comunicaciones en las redes sociales, muchas llamaron mi atención. Una que me impactó indicaba que “la profesión de maestro es la única que crea otras profesiones”, y obviamente es cierto, puesto que todo tipo de instrucción necesita un maestro. Como decía otro mensaje, “si usted está leyendo esto es porque detrás de usted existió un profesor que le enseñó a hacerlo”. Y es que la Educación es uno de los trabajos más nobles que existen, como dijo el Dr. Jorge Iván Echeverría, decano de la Facultad de Ciencia, Tecnología e Industria de la Universidad Galileo a sus docentes en este día especial: “El crecimiento de nuestro alumnos es nuestro objetivo, y nuestro premio será verlos avanzar sin límites.

El maestro abre la mente de sus alumnos o le pone límites. Asegurémonos de impulsar la curiosidad, la creatividad y la iniciativa; el impacto se verá en el desarrollo de nuestra sociedad”. Como expresó Rubem Alves, teólogo, educador, traductor y escritor brasileño: “Enseñar es un ejercicio de inmortalidad. De alguna forma continuamos viviendo en aquellos cuyos ojos aprendieron a ver el mundo a través de la magia de nuestra palabra. El maestro, pues, no muere jamás”. Para el Dr. Eduardo Suger, indiscutible referente en la educación nacional e internacional, “educar es cambiar visiones y transformar vidas”. Una de sus frases preferidas dirigidas a quienes desean estudiar es la siguiente: “Queremos que persigas tu pasión, que te brinde la oportunidad de descubrir, crear, cambiar, hacer posible lo imposible y que puedas ir más allá, donde muchos no lo han hecho”. Otra máxima del Día del Maestro escrita por un amigo decía: “Un buen maestro es como una vela, se consume a sí mismo para alumbrar el camino de otros. Ser maestro es una de las profesiones más enriquecedoras, porque además de compartir conocimientos, siembran semillas de inspiración, así como deseo por aprender y crecer para ser y dar lo mejor”. Educar a una persona no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía. Esta profesión, sin embargo, se ha desvalorizado y quedaron atrás los tiempos en que los alumnos respetaban a los maestros. Liderazgos mal enfocados como el de Joviel Acevedo en el magisterio macional, la escasa planificación de la educación y la poca contribución del Estado al sistema, entre muchas otras, han contribuido al deterioro de la imagen del maestro. Ante el vacío, la iniciativa privada encontró el espacio adecuado para ofertar la educación en este país a la que lamentablemente no todos tienen acceso. Los padres, los primeros educadores en el hogar, están olvidando inculcar en sus hijos el respeto a su prójimo y a sus mayores, sobre todo a sus profesores. Entretenimientos digitales, sobre todo el teléfono celular, absorben la atención del individuo haciéndolo olvidarse de su entorno. Es importante que emulemos a países como Finlandia, Japón, Corea del Sur, donde el profesor es una persona valorada, digna de todo respeto, no solo en lo personal sino también en lo económico. Y aunque en nuestro ámbito parezca cursi, debemos regresar a los tiempos en los que cuando el profesor ingrese al aula, la atención y el respeto del alumno a su mentor debe expresarse en todo el sentido de la palabra, pues el educador merece honra, atención y respeto, y que estos sentimientos, no afloren solo el Día del Maestro. Sociedades que dan su lugar al maestro son las que permanecen fortalecidas en el espacio y el tiempo. Con este artículo quiero rendir tributo a mi madre, Nineth Gómez de Reyes, y a mi hermano, Miguel Angel Reyes, educadores por vocación y por profesión, que al morir hace algunos años nos legaron a los que convivimos a su alrededor el verdadero sentido de la educación.

Fuente de la Información: https://www.prensalibre.com/opinion/columnasdiarias/unica-profesion-que-crea-otras-profesiones/

 

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Guatemala: Los eternos marginados

Los eternos marginados

Carolina Vásquez Araya

Niñas, niños y adolescentes encajan el cambio sin derecho a opinar ni a elegir.

Si hay un segmento de la sociedad carente de autoridad sobre su vida es el de niñas, niños y adolescentes, las grandes mayorías en prácticamente todos los países de nuestra América. Somos sociedades jóvenes y en crecimiento; sin embargo, la visión imperante entre quienes recae la responsabilidad de propiciar un desarrollo basado en la justicia, equidad y el mejor aprovechamiento de todos los recursos, suele ir en contraposición con aquello que dicta la razón y cuya esencia plasmó el filósofo estadounidense Jhon Dewey: “La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida en sí misma.”

La historia de nuestros pueblos nos ha enseñado que somos sobrevivientes de sistemas adversos, hostiles e incapaces de comprender el enorme potencial implícito en el cambio generacional. Vemos a la niñez y la juventud como una carga impuesta y no una oportunidad maravillosa para generar transformaciones de gran escala, lo cual debería conducir a una consolidación de valores con la misión de fortalecer el tejido social. Y todo ello, con la educación como leit motiv de cualquier sistema de gobierno. De modo automático, asumimos la autoridad del adulto como si esta fuera una forma válida de actuar sobre quienes dependen de nosotros en la línea familiar o social, y lo hacemos sin cuestionar la validez de una autoridad muchas veces impuesta de manera legal, aunque su aplicación resulte, en muchos casos, ilegítima.

Al observar los efectos de la situación excepcional en la cual estamos inmersos desde hace ya año y medio, es posible constatar la situación riesgosa en la cual viven niñas, niños y adolescentes al enfrentarse a una pérdida de sus vínculos sociales y, simultáneamente, a un encierro obligado con adultos poco preparados para ofrecer un ambiente seguro, enriquecedor y libre de violencia. El ser adulto a cargo de personas jóvenes cuya custodia nos ha sido confiada por ley, no significa de ningún modo que tengamos el derecho para imponer nuestra voluntad de manera arbitraria ni para descargar en ellas nuestras frustraciones, sino más bien nos da una oportunidad para reforzar lazos de conocimiento mutuo, respeto y colaboración.

Sin embargo, la violencia emocional generada por el forzoso cambio de hábitos y las limitaciones provocadas por las restricciones a la movilidad, al trabajo y al estudio, cobran sus mayores víctimas entre las nuevas generaciones, por estar estas sometidas a una situación sobre la cual no poseen voz ni voto. La impunidad imperante en casos de violencia doméstica es un elemento adicional, aunque poderoso, al trastorno psicológico ocasionado por la pérdida de lazos sociales, la falta de actividad lúdica y la tensión natural provocada por un fenómeno de alcance global sobre el cual no tenemos control.

En tanto no se recobre un cierto estado de normalidad, es imperativo aprovechar la ocasión para prestar atención a este enorme contingente de nuevas y nuevos ciudadanos, cuya vida y futuro dependen, en gran medida, de quienes están a cargo de su bienestar físico y emocional, así como de propiciarles una educación de calidad. El tema no es menor: la niñez y la juventud han sido los eternos marginados en nuestras sociedades y el impacto de esa agresión -naturalizada por un concepto equivocado de la autoridad de los adultos que les rodean- tiene secuelas de largo plazo en la pérdida de oportunidades de desarrollo, pero también en forma de abuso y marginación. No repitamos el cliché de que constituyen “el futuro de la patria” mientras no seamos capaces de honrar esa promesa.

La juventud tiene todo el potencial, pero de nosotros depende abrirles el camino.

Audio:

Fuente de la Información: https://carolinavasquezaraya.com/2021/05/30/los-eternos-marginados/

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En nuestras narices el genocidio palestino

En nuestras narices el genocidio Palestino

Ilka Oliva Corado

De las dictaduras en América Latina se ha dicho que era muy difícil reproducir la información debido a la represión y las limitaciones técnicas y que lo tenían que hacer los periodistas extranjeros con mil malabares para que se lograra sacar del país, darse a conocer y, que por esa razón se quedó tanto en el silencio y el olvido.

Los tiempos en cuanto a tecnología han cambiado, vemos hoy en día a la propia población haciendo uso de sus teléfonos celulares y reproduciendo en tiempo real lo que acontece en sus países, las imágenes se reproducen a nivel mundial en cuestión de segundos. Tiempo que se le gana a los medios de comunicación corporativos que pierden tiempo maquillando la información para manipular a la sociedad. Pero nada pasa, el mundo sigue guardando silencio y volteando para otro lugar, porque no se trata de que la información no llegue, es que la ven y prefieren ser tan culpables como los que ordenan las masacres y como los que las llevan a cabo, porque con el silencio  se solapa, con la pasividad también.  No involucrarse es involucrarse avalando la opresión. No pronunciarse es pronunciarse a favor del genocidio, en este caso en Palestina.

El genocidio palestino lleva décadas realizándose y la atrocidad es incapaz de tocar las fibras más profundas de nuestro ser. Las imágenes son desoladoras: robo de tierras, destrucción de escuelas, hospitales, casas. Genocidio constante. ¿Qué necesitamos para reaccionar? ¿Cómo es posible que permitamos que le hagan esto a un pueblo sin siquiera pronunciarnos? ¿Y si  fuera a nosotros? Sin importar condición social, que llegaran a destruir nuestras casas, a destruir nuestras huertas, que las escuelas donde estudian nuestros hijos fueran bombardeadas, los hospitales y no existiera un lugar seguro dónde cubrirse. ¿Gritaríamos al mundo por ayuda? ¿Lucharíamos como lo hace el pueblo palestino? ¿Le exigiríamos al mundo que se pronunciara?

Porque se puede tener una ideología, no estar de acuerdo con las políticas de Estado de los países, pero se debate con ideas, con propuestas no con masacres, no robando el alimento a una población, no derrumbando hospitales. No con la imposición. Ningún país tiene derecho a imponerse sobre otro. Ningún ser humano contra otro, ¡ninguno!

Y lo que llevamos viendo en Palestina es el robo de tierras, secuestros, encarcelamientos de décadas por un pronunciamiento, por alzar la voz, asesinatos masivos, destrucción de comunidades enteras.  Un gobierno que ha sido tomado por corruptos y genocidas pueden avalar el abuso, porque al final son bandas de criminales sin nacionalidad, que trabajan para un solo fin: enriquecerse a costillas de los pueblos. Pero los pueblos, ¿por qué no se pronuncian? ¿Les pesa la religión, las palabras de la biblia? Escritas por hombres para la opresión de los pueblos y de las mujeres. ¿El raciocinio propio en dónde queda? ¿Y si en la biblia dijera que también es ley de Dios que destruyan nuestras casas, violen a nuestras hijas y nos maten también nos cruzaríamos de brazos como lo hacemos con Palestina?

Nos dicen que los musulmanes son violadores y asesinos por su religión, pero no nos hablan de los verdaderos criminales, a estos los cubren, los llenan de loas, los hacen parecer los grandes humanistas y contribuyentes y aunque nosotros sepamos que esto es falso preferimos estar del lado de la manada porque ahí hay sombra y comodidad. No hacer uso de nuestra voz y de nuestro propio raciocinio. O usarlos para estar del lado de los impostores. No atrevernos a decir esto está mal, esto es injusto porque tememos perder contactos, que ya no nos inviten a las fiestas y también perder negocios y trabajos, que nos cierren los beneficios del futuro de golpe. Porque qué es la dignidad sin dinero, mejor tener dinero que dignidad.  Lo que vive Palestina es una imposición y el pueblo israelita lo solapa y se beneficia de este robo y genocidio. Porque  debió haberse pronunciado contra la atrocidad que su gobierno realiza a la nación vecina. No tiene nada que ver con religión ni con el Holocausto ni memoria histórica, es el genocidio de una banda de criminales sin credo ni nacionalidad, que tiene como único fin enriquecerse y mostrar su superioridad al mundo. Un mundo entelerido, cagón y manipulable.

En nuestras narices se lleva a cabo el genocidio palestino y sin escrúpulo alguno cerramos la puerta al llamado de ayuda de un pueblo que ha tenido las agallas de resistir. Se habla del genocidio armenio, pero se avala el genocidio palestino. Somos  unos grandes cobardes.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/bloggers/En-nuestras-narices-el-genocidio-palestino-20210512-0002.html

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Más de 7.900 menores de edad han sido madres en Guatemala durante 2021

Más de 7.900 mujeres menores de edad resultaron embarazadas y dieron a luz en el primer trimestre de 2021 en Guatemala, según los registros reportados este lunes por el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR).

Las estadísticas de esta institución privada dan cuenta de que entre enero y marzo pasado fueron embarazadas 7.937 menores de entre 10 y 17 años de edad en el país centroamericano.

Entre las embarazadas figura una niña que fue madre a los 10 años, además de 113 que no habían cumplido los 13 años al dar a luz.

La mayor cantidad de menores que tuvieron un hijo en el primer trimestre de este año fueron las de 17 años con 3.865 casos, seguido de las de 16 con 2.431 y las de 15 con 1.154 partos.

Según OSAR, los departamentos con mayores casos de embarazos fueron los de Alta Verapaz, ubicado en el norte del país y con mayoría indígena, con 2.466 menores de 17 años en estado de gravidez, seguido de Huehuetenango (noroeste) con 2.257 casos.

Otros lugares con altos índices de embarazos infantiles son los departamentos de Guatemala, que incluye la capital, con 2.010 menores que fueron madres entre los 10 y 17 años, y Quiché (noroeste) con 1.794 casos.

Mientras que los departamentos que registraron menos casos son los de El Progreso (este) con 138 embarazos de menores, Sacatepéquez (oeste) con 282, Zacapa (este) con 312 y Retalhuleu (sur) con 366.

De acuerdo a OSAR, en 2020 se contabilizaron 104.837 embarazos de menores de edad en Guatemala, incluidas 4.814 de menores de 14 años.

El promedio de hijos por mujer en Guatemala es de 3,81 y el 81 por ciento de mujeres que se convierten en madre ya son mayores de edad, según cifras oficiales.

Un informe de la Organización de Naciones Unidas, publicado en Guatemala en 2018, determinó que el embarazo en la adolescencia «tiene efectos no solo en las trayectorias educativas, labores y de salud» de las niñas y adolescentes, sino también «en sus familias, comunidades y en la sociedad en conjunto».

Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/guatemala-ni%C3%B1ez_m%C3%A1s-de-7.900-menores-de-edad-han-sido-madres-en-guatemala-durante-2021/46626206

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La máquina política nos pilló fuera de forma, desactualizados y desprevenidos

La máquina política nos pilló fuera de forma, desactualizados y desprevenidos

Por: Carolina Vásquez Araya

Convencidos de que las libertades ciudadanas estaban grabadas en piedra y eran inamovibles, hemos dado por hecho el goce de ese estatus ideal. Casi sin sentirlo, poquito a poco ha calado el desarrollo –sin pausas- de una ideología divorciada de los fundamentos de la democracia, con los falsos abalorios del bienestar económico y una reformulación de los entes políticos y económicos hacia la concentración casi absoluta del poder, con todo lo que ello significa en pérdida de derechos.

Hay que reconocer que la estrategia es brillante. Tanto es así, que aquellos partidos políticos de izquierda, tan poderosos a mediados del siglo pasado, se han transformado paulatinamente en clubes sociales en donde se juega el juego de la derecha; aunque no al extremo de perder del todo la identidad, sí lo suficiente para no alterar el marco hegemónico del sistema neoliberal. Este sistema, que amarra con sus recursos a los países dependientes gracias a organismos financieros expertos en el arte de la negociación artera y condicionan incluso sus políticas públicas, ha dirigido durante décadas a los gobiernos desde el anonimato corporativo.

El problema es el cambio solapado de la polaridad. El pueblo ya no manda en nuestros países. De hecho, los gobernantes de extrema derecha han declarado la guerra a la ciudadanía y, con lujo de fuerza y haciendo caso omiso de sus mandatos constitucionales, prohiben a la población manifestar su descontento por los actos de sus gobernantes. Para ello cuentan con la potencia de sus ejércitos y sus cuerpos de policía, entrenados a fondo y con equipo bélico, enviados a apagar de una vez y para siempre el fuego de la protesta ciudadana dejando muy en claro cuáles son las reglas. En esta contienda desigual, la juventud resulta doblemente sacrificada en aras de un nuevo orden de cosas, en donde actuar en conciencia es un delito penado por la ley.

En este escenario de retrocesos, otra de las libertades bajo la bota es la de prensa. La mayoría de medios de comunicación masivos, aquellos de carácter empresarial cuyos intereses se encuentran estrechamente vinculados a los poderes político y económico, callan ante los abusos y se doblegan ante las presiones del estatu quo al cual pertenecen. Ese silencio ha obligado a muchos periodistas éticos a abandonar las grandes salas de redacción para conformar sus propios espacios de comunicación alternativa, asumiendo el riesgo de trabajar bajo la presión de las amenazas, la persecución y los intentos de sacarlos de circulación por medios violentos. En nuestro continente, la cifra de reporteros asesinados por su trabajo investigativo es de terror.

Hoy, la consigna desde la cúpula del poder es mantener silenciado al pueblo, impedirle cualquier forma de ejercicio ciudadano y blindar a los centros de poder con la complicidad de sus aliados en prensa, instituciones religiosas y organizaciones empresariales. Al mismo tiempo, se alinean los canales oficiales para limitar el acceso a las fuentes de información. De ese modo, se cierran espacios con el propósito de conservar un ámbito hermético en donde cualquier acto de corrupción goce de impunidad garantizada y sea fácil cooptar a los entes institucionales. El panorama nos demuestra que nuestros países nunca serán libres en tanto sus instituciones políticas –los partidos, verdadera cocina de la democracia- sean el laboratorio en donde se cometen los peores actos de corrupción, discriminación y abuso, con el único fin de impedir la participación del pueblo en los asuntos de su competencia.

Hoy la consigna, desde la cúpula del poder, es aplastar al pueblo.

elquintopatio@gmail.com @carvasar

Fuente de la Información: https://www.aporrea.org/actualidad/a302406.html

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