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Jaime Barrios Carrillo: ¿Quién mata a los niños?. Guatemala

Los recientes hechos de extrema violencia, como la eliminación de una familia entera o el brutal asesinato de niños, confirman trágicamente la situación del país y sus precarias instancias policiales, ausencia de cohesión social y un espíritu de miedo que se generaliza.

Qué se dirá en el futuro sobre esta época bárbara, ahora que ser niño o joven resulta un delito, castigado con la pena de muerte por inanición o por enfermedad o el castigo del trabajo forzado en lugar de la escuela, el juego y la seguridad de un hogar.

La juventud y la infancia guatemalteca son explotadas y se les induce, directa o indirectamente, a la criminalidad. Se exportan niños, se envían a los coyotes en Tijuana, solos e indefensos y son miles. Se abusa sexualmente de los niños. Se roban niños. Se asesinan niños. El infanticidio prolifera entre la pobreza y la ignorancia. Y las drogas, la prostitución, el abandono y la violencia. ¿Qué puede esperarse del futuro si no se cambian las estructuras del infanticidio estructural?

Los problemas de fondo no pueden seguir abordándose por las ramas. Con inventivas graciosas a lo Jimmy o populismo agresivo a lo Giammattei, coyotes de la misma loma. A cualquier conciencia civilizada le horrorizan los asesinatos de niños y niñas y el grado de salvajismo y violencia en Guatemala. Pero también espanta escuchar que la solución sea matar a los que matan, que muchas veces son menores. No se trata de eliminar a unos cuantos asesinos sino ir a la raíz para superar las causas de la pobreza y la falta de educación. Es moralmente condenable eso de “limpiar a la sociedad” o “limpieza social” como si la sociedad estuviera limpia de pecado. ¿Existirá mayor escoria y ultraje que la corrupción? Mayor afrenta social que pagar bajísimos salarios y a la vez no pagar impuestos. No resulta difícil el razonamiento, y está clarísimo que la corrupción estructural del Estado no solo hace ricas a las mafias políticas sino empobrece más a los pobres, debido a la mala calidad del gasto público.

Ya cansa la cantaleta de que denunciar la injusticia es “castro chavismo” y es obra de los chairos. Repetir esto como un mantra solo es una muestra de la falta de argumentos y de escrúpulos para defender un sistema que produce pobres y la pobreza impide que Guatemala entre a la modernidad y se democratice.

El sistema no funciona o funciona solo para pocos. Por ejemplo, en educación el promedio de escolaridad es de 5.60 años en el ámbito urbano y más baja aún en el área rural, donde apenas llega a 3.84. Todas estas cifras nos ponen entre los últimos lugares del continente.

El presidente de Guatemala, doctor en Medicina Alejandro Giammattei, afirmaba en un derroche de irresponsabilidad retórica que la medicina contra el infanticidio en el país es la pena de muerte. Matar a los asesinos de niños y se acabó el problema, según el doctor Giammattei. Así de fácil. Al mandatario no le preocupan las causas estructurales que azotan a la infancia. No menciona la desnutrición que mata más niños, el maltrato, la drogadicción, la falta de educación, en una palabra, a Giammattei no le interesa cerrar la gran fábrica antiniños que es el sistema social que tenemos sino pedirle a sus aliados en el Congreso que reactiven la pena de muerte contra todas las convenciones que el país ha firmado. En otras palabras, se trata de una obvia y lamentable maniobra populista que no solucionará el problema del infanticidio estructural.

Pero ¿quién está matando a los niños en Guatemala? Para responderlo debemos hacer un acercamiento histórico. No es cosa de hace un mes o unos años sino décadas de violencia y pobreza.

La criminalidad y los homicidios no han disminuido en Guatemala. El país es considerado uno de los más violentos del mundo con más de 50 mil asesinatos en los últimos diez años. Es una problemática de décadas que ha hundido al país en el ámbito internacional y a nivel nacional ha producido la República del Miedo aunque lo niegue alguna personera del actual Ministerio Público que parece preguntar con arrogancia “¿quién dijo miedo?”, porque considera que en Guatemala no existe un problema de temor de la ciudadanía y que todo funciona a la maravilla.

De vuelta al Presidente, ya en octubre pasado había negado que hubiera una ola creciente de asesinatos de niños y secuestros. Entonces dijo que se trataba de “una campaña bastante peligrosa con intereses más políticos”, Y se atrevió a desmentir estadísticas, informes y testimonios afirmando lo contrario: “Había una disminución”.

Las estadísticas de la muerte, la desnutrición y la falta de escolaridad resultan dolorosas y concretas comprobaciones que el sistema social y político de Guatemala hace rato ha colapsado. No es fácil ser niño en Guatemala ni mucho menos ser padre.

Los padres pobres ven con aflicción la enfermedad de sus hijos, la falta de medios para una infancia feliz, la falta de distracciones y juegos, la carencia de seguridad social. Agreguemos la mala salud relacionada con la desnutrición.

Las historias de infanticidio sobrepasan la literatura del horror. Hace 15 años, un pandillero de 18 años, apodado el Black, fue detenido por agentes de la Policía Nacional Civil, acusado de haber participado en la muerte de cuatro menores y la madre en San Miguel Petapa. El Black mismo había perdido la pierna izquierda a los 14 años, en una balacera con miembros de una mara rival. El pandillero confesó que había dado muerte “solo” a uno de los niños, sin precisar a quién. En estado de drogadicción afirmaba no sentir nada, aunque repetía como aduciendo una defensa: “Yo solo maté un niño no a los cuatro”. “Solamente maté a uno”, insistía.

El sicariato juvenil, incluso infantil, viene siendo una realidad tenebrosa en Guatemala. La actitud y perspectiva de matar a los criminales también ha venido opacando los análisis serios y balanceados que ven en el sistema social y político la esencia del problema. Asimismo preocupa la falta de cultura social y democrática cuando no se ve ni se considera que existe una relación entre pobreza, criminalidad e infancia en Guatemala.

Un país que no apuesta por la infancia y la mantiene en condiciones flagrantes de precariedad social, escolar y sanitaria no puede pretender llegar al desarrollo. No se llega pasando por encima de miles y miles de infantes que ven sus vidas frustradas, acabadas, maltratadas.

La imagen del país no cambiará nunca si no se cambia primero al país. No puede esperarse que a base de ponerse como el avestruz, con la cabeza metida en la arena, se solucionarán los graves problemas. Los partidos evaden la problemática porque a la clase política nacional le importa muy poco la infancia.

La infancia es un periodo corto que, sin embargo, afecta el resto de la vida. Un país de niños desgraciados se labra un futuro incierto. La infancia debe ser una etapa maravillosa de la vida. Para todos y no solo para una minoría que desconoce el significado de la solidaridad y la empatía.

En Guatemala, 25 de cada mil niños que nacen mueren antes de cumplir un año. La mayoría fallece por enfermedades curables y por la desnutrición que azota nuestros campos. Un porcentaje grande de los niños y niñas sufren de anemia. Muchos morirán antes de llegar a los 10 años y antes de llegar a la vida adulta. Y de los que lleguen a la vida adulta, si no cambian las cifras actuales, solo una minoría llegará a pisar una universidad.

A los niños guatemaltecos los está matando ese sistema que el Presidente y el Pacto de Corruptos defiende y utiliza para sus propios fines. Giammattei niega la realidad y se aboca al patíbulo. A castigar directamente a los autores materiales, unos cuantos asesinos. Pero los verdaderos asesinos son gente de camisa blanca y corbata, con maletín de ejecutivo, con grandes empresas, con automóviles blindados, con curules, con casas en Miami y lugares aledaños. ¿Quién les pide cuentas? La historia en todo caso no los absolverá. Ni a Giammattei que se queja de ser el presidente más criticado de la era democrática. Tiene razón, pero sus críticos también la tienen, y de sobra.

¿Qué habrá sido de la vida del Black? ¿Cuántos Black están naciendo cada día?

Fuente: https://elperiodico.com.gt/noticias/domingo/2021/02/21/quien-mata-a-los-ninos/

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Guatemala – Educación: Selectiva y escasa

Educación: Selectiva y escasa

Carolina Vásquez Araya

Las condiciones impuestas por los gobiernos limitan el acceso a la educación.

Entre los efectos más graves de la pandemia y sus restricciones, está el limitado acceso a la educación y el consiguiente enclaustramiento de los segmentos infantil y juvenil de la sociedad. En los países menos desarrollados y en donde se observan grandes desigualdades, el tema de las políticas públicas para la educación ha sido manipulado, no solo desde la conveniencia política de mantener a la ciudadanía incapacitada para comprender, evaluar y participar de forma activa y consciente en los procesos de gobernanza, sino también para instalar un sistema laboral a beneficio del sector económico. Es decir, a menor educación, más mano de obra barata y dispuesta a aceptar condiciones mínimas de trabajo.

Quienes terminan siendo sacrificados –como chivos expiatorios- son las nuevas generaciones. Si la educación pública en la mayoría de nuestros países ha sido deficiente y cada vez más escasa, la pandemia ha venido a poner en evidencia la miserable infraestructura educativa y la pobreza de todo el sistema. Las condiciones de los establecimientos son de terror y, definitivamente, imposibles de utilizar en un ambiente de emergencia sanitaria. Muchas de las escuelas carecen de servicios tan básicos como agua potable y sanitarios decentes, por lo cual enviar a los niños a la escuela sería condenarlos, a propósito, a un contagio seguro.

Las opciones, sin embargo, tampoco son la panacea para ese enorme contingente de niñas, niños y adolescentes en proceso de recibir instrucción. Los gobiernos empiezan a proponer medidas como la educación a distancia, sin considerar que, para una fuerte mayoría de hogares, la tecnología es inalcanzable por vivir en situación de pobreza y no haber tenido nunca acceso a ella. Pero esta realidad no solo afecta a la niñez, tampoco es una solución válida para miles de madres, padres y maestros incapaces de ingresar a un campo de códigos virtuales totalmente nuevo y desconocido. Por lo tanto, las soluciones planteadas desde las cúpulas resultan únicamente factibles para un porcentaje minoritario de la gran población estudiantil.

Sumado a ello está el confinamiento de este segmento, para el cual el ejercicio, el entretenimiento y el contacto con sus pares ha sido limitado al extremo de provocar depresión, alteración de la conducta y, en algunos casos, hasta intentos de suicidio por vivir encerrados en ambiente de violencia doméstica. Los niños, niñas y adolescentes necesitan el juego y el contacto social como una de las actividades más importantes para su desarrollo. Privarlos de ese factor fundamental durante un tiempo prolongado tendrá efectos de corto, mediano y largo plazos, con el agravante de provocar, como efecto colateral, una inevitable tensión en el seno del hogar.

Es imperativo poner la educación y los derechos inalienables de la niñez y la juventud en el centro del debate político y no subestimar el impacto que esto tendrá en la vida y el desarrollo de las naciones. Dado que es un sector históricamente marginado, cuyas demandas suelen ser acalladas por la fuerza y la represión, otorgarles un espacio de participación en la toma de decisiones podría representar un cambio positivo y necesario para encontrar alguna salida a la crisis actual. En países tan proclives a privilegiar los intereses del sector empresarial por encima de los intereses de la ciudadanía, los gobiernos se han sometido a la regla de “a menos educación, menos participación política” y, por lo tanto, menos peligro de perder cuotas de poder. Ya es hora de cambiar la polaridad política en la dirección correcta.

 

El confinamiento de niñas, niños y adolescentes es un grave problema social.

elquintopatio@gmail.com @carvasar

Fuente de la Información: CII OVE

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Guatemala: Cuando las y los plebeyos claman por un proceso constituyente plurinacional

Cuando las y los plebeyos claman por un proceso constituyente plurinacional

Salieron de sus casas y comunidades a media noche, en muchos casos. Trayendo consigo pancartas y mantas con sus demandas. Atol, tortilla y frijoles para su desayuno y almuerzo… Llegaron, y se encontraron con sus compañer@s de destino en uno de las cuatro puntos de ingreso al corazón político y económico del país, la ciudad de Guatemala.

Son casi las 6 de la mañana. La ciudad comienza a despertar con pereza a su caos cotidiano. Las y los recién llegados, con aroma a tierra campesina y mística indígena, descienden de los buses y camiones… algunos mastican sus tortillas en grupo, sentados de cuclillas. Otr@s, buscan sus mantas y carteles… comienzan a darle forma al río de multitudes multicolores que serpenteantes ingresarán, por las cuatro entradas, a la “gran ciudad de Guatemala” con aire colonial republicano y aroma castizo.

Algunos gritan consignas, otros, miran con admiración los “gigantes bosques de cemento” que desfilan en sentido contrario a su paso. Y, así, ante la mirada indiferente de muchos citadinos colonizados, el aplauso de otros vecinos indignados o solidarios con las luchas y sueños postergados de los pueblos, los NO CIUDADANOS ingresan. Toman la ciudad, para gritar frente al Congreso de la República y a la Casa Presidencial sus protestas y propuestas contenidas por siglos.

Son el movimiento social vapuleado por tradicionales izquierdas y derechas. Son las y los desprestigiados por los patrones y los caporales del país. Criminalizados y asesinados por ejercer dignidad, exigir la nacionalización de los bienes privatizados, y promover un proceso constituyente plurinacional. Son el movimiento CODECA. Son los indeseados por la bicentenaria República criolla de Guatemala.

¿Por qué salen ahora hacia la ciudad que los detesta?

Al igual que en el resto de los países de Abya Yala, el originario (sea millennials o generación z) nace para ser sirvienta en las casas patronales de la República. Así lo asume el sentido común hegemónico del país oficial. Por ello, las y los originarios jóvenes pueden y deben de ingresar a la ciudad de Guatemala como “sirvientas o como guardias de seguridad”. Humildes y obedientes… Pero, esta vez, no ocurre ello.

Indígenas y campesinos organizados en comunidades en resistencia, articulados en el movimiento CODECA, “paralizan” y “toman” la ciudad desde sus cuatro puntos de escape, para reiterar su indignación y repudio al putrefacto bicentenario sistema colonial republicano, y proclamar nuevos tiempos de cambios estructurales.

Proponen la nacionalización de bienes y servicios privatizados. Para ello traen y presentan un anteproyecto de Ley al Congreso. Proclaman proceso de Asamblea Constituyente Plurinacional con temas y contenidos que ya vienen consensuando desde casi una década atrás.

Durante la Colonia española a las y los originarios “se los admitió” como sirvientes obedientes. Durante la República se los asumió como “adornos” para la industria del turismo, aunque a veces incomodaban con sus protestas. Pero, ahora, las y los sobrevivientes a la Colonia y a la República vienen como sujetos sociopolíticos colectivos. Sí. No vienen para mendigar caridad, ni “incidencia” política. Vienen para proponer la urgente necesidad postergada de repensar el país y crear un Estado Plurinacional. Esto es lo que hace crujir hasta a las más profundas estructuras psicológicas individuales y colectivas de la oligarquía criolla mestiza y de sus caporales en el panóptico de la llamada ciudad de Guatemala.

La sola presencia de est@s NO CIUDADANOS de la República bicentenaria es la materialización más diáfana del fracaso de las políticas coloniales y eugenésicas que Guatemala criolla mestiza impulsó de forma fallida por dos siglos.

Las y los sobrevivientes al holocausto colonial y republicano, ingresan al corazón político del país, no como víctimas, ni como siervos. Ingresan como auténticos sujetos sociopolíticos plebeyos, cargando y gritando sus propuestas plurinacionales.

Esto es lo que ofende, en buena medida, al orgullo criollo mestizo. No ofende tanto el gemido lastimero de las y los heridos/sobrevivientes de la República. Les ofende que las y los “heridos por la colonia y la República” hablen, propongan, anuncien verdades con hidalguía y dignidad. CODECA, al momento, es la innegable constatación de la auto derrota intelectual y moral de la oligarquía criolla mestiza de la Guatemala oficial. CODECA es la conciencia digna e indomable del país. Eso les duele.

“Cáncer social que crece incontenible en el país”

Así se refería el entonces Presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina (ahora encarcelado), en 2014, a CODECA en su desesperación por sostener vigente el saqueo neoliberal.

Éste “cáncer social”, en 2018, por primera vez en la historia republicana de Guatemala, creó su propia organización política MLP (Movimiento para la Liberación de los Pueblos) y disputó el poder en las elecciones del 2019, quedando en 4to lugar en los resultados, de un total de 22 organizaciones políticas que compitieron.

Lo hicieron así como hacen (ayer y hoy) sus acciones colectivas de protestas y asambleas. Con sus propios recursos. Comiendo tortillas con aguacate. Debajo de los árboles. Viajando en camiones de carga o a pie. Sin banderas o símbolos patrios del criollo. Muchos de ellos, con sus equipos de telefonía celular conectados al internet, mostrando al mundo lo que los medios corporativos escondieron por siglos.

Esta mística y método de CODECA, reactiva en la memoria selectiva de clase de la oligarquía y de sus capataces culturales clasemedieros aquella mítica paranoia compartida que no les deja en paz: “Los indios vienen desde las montañas por nosotros”. Por eso, cada que CODECA activa en las calles la oligarquía ofendida activa todos los recursos legales, policiales, militares y mediáticos para desprestigiar e intentar anular a los “indeseados sujetos sociopolíticos plebeyos”.

Nadie sabe a ciencia cierta cuál será la ruta histórica que tomará este movimiento indocampesino, cada vez más plurinacional rural/urbano. Desde el 2019, tomaron la vía electoral, con organización política propia, para hacer los cambios estructurales mediante el proceso constituyente popular y plurinacional. Se acercan las elecciones del 2023, y el “cáncer social” del 2014, ahora, es un “cáncer sociopolítico” que crece incontenible en un país pandémico y oscuro.

Ellos y ellas saben que destituir gobernantes es como cambiar al administrador de la finca llamada Guatemala para no cambiar nada. Y los movimientos destituyentes del año 2015 les confirman en esta certeza. Por ello, con sus propios lenguajes y métodos, colocan progresivamente en el imaginario colectivo de Guatemala la pregunta de: ¿Por qué Guatemala debe ser una finca? ¿Por qué no puede ser un país soberano?.

Ollantay Itzamná. Defensor latinoamericano de los Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos

Blog del autor: https://ollantayitzamna.com/

@JubenalQ

Fuente de la Información: https://rebelion.org/cuando-las-y-los-plebeyos-claman-un-proceso-constituyente-plurinacional/

 

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Plan Internacional demanda acciones para garantizar la protección de las niñas y mujeres

Plan Internacional Guatemala hizo un llamado al Estado de Guatemala para que garantice la vida e integridad de la niñez, particularmente de las niñas, adolescentes y mujeres luego de los casos de violencia que se conocieron recientemente.

La organización destacó que los delitos en contra de la niñez y las mujeres son los más denunciados. Según datos de la Fiscalía de la Mujer solo en 2021, el 26 por ciento de las denuncias están relacionadas a dichos sectores vulnerables y persiste una impunidad en el 98 por ciento de los casos.

El grupo solicitó al Congreso que apruebe una legislación para la creación de un sistema de protección integral de la niñez y adolescencia que determine responsabilidades institucionales y mecanismos y sanciones en caso de negligencia o irresponsabilidad.

También pidieron al Ejecutivo erradicar los altos índices de violencia contra la niñez y las mujeres, por medio de la prevención y la atención integral. Mientras a que la Policía Nacional Civil, al Ministerio Público y al Organismo Judicial solicitan que  agilice la

investigación, persecución y sanción de los delitos cometidos en contra de las niñas y mujeres para disminuir los índices de impunidad.

Además, hicieron un llamado a los ministerios de Salud Pública y Asistencia Social, Educación y Gobernación para que refuercen los sistemas para prevención de la violencia sexual y de género y garantizar la oferta de servicios en temas de educación integral en sexualidad y espacios amigables que contribuyen a la reducción de embarazos, uniones y matrimonios tempranos y forzados.

Fuente: https://elperiodico.com.gt/nacionales/2021/02/17/plan-internacional-demanda-acciones-para-garantizar-la-proteccion-de-las-ninas-y-mujeres/

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Guatemala – La posverdad: una mentira

La posverdad: una mentira

Realidad y verdad

Según la tradición aristotélico-tomista, la realidad es una y dada desde siempre, puesta en forma indubitable a la espera de que el ser humano se contacte con ella. De ese modo, la realidad existe independientemente del sujeto. Hay un esencialismo en juego: las cosas son lo que son, siempre, independientemente del contexto, de la historia. En este marco, según esta gnoseología tradicional, la verdad es la “adecuación del sujeto cognoscente con la cosa conocida” (Adaequatio intellectus et rei, decían los escolásticos medievales) “Ver para creer”, de acuerdo a la famosa fórmula de Santo Tomás de Aquino. La cosa, la realidad, está a la espera de que el sujeto se dirija a ella para aprehenderla y conocerla, por medio de sus sentidos y de la razón. Durante más de dos milenios, ésta fue la idea dominante en la tradición occidental, concepción que sigue prevaleciendo en el sentido común. El peso está puesto en la realidad objetiva.

Desde el Renacimiento europeo (siglos XV y XVI), a partir del cambio de paradigmas que se produjo en aquel momento, las nociones de realidad y de verdad varían. En el mundo moderno, dentro del nuevo ideal de ciencia copernicana, la realidad pasa a ser “construcción”; es decir, producto de la forma en que el sujeto se relaciona con la cosa. La realidad deja de ser una, única, inobjetable. Llegados al presente, con el desarrollo de un pensamiento que se descentra cada vez más de la realidad objetiva como garantía misma de su existencia dada por un supremo creador, con un pensamiento mucho más centrado en el sujeto, interesa fundamentalmente el proceso de “construcción” de esa realidad. Immanuel Kant se encargará de sistematizar esa visión (el mundo está “categorizado” por el sujeto; dios deja de ser garantía. Su “Crítica de la razón pura”, de 1781, es la definitiva acta de nacimiento de esta nueva concepción).

Los datos de las distintas ciencias (no solo las sociales; también las llamadas “exactas”, con la aparición de la física cuántica o la geometría fractal), a partir de una nueva epistemología que rompe vínculos con la tradición aristotélica, ponen el énfasis en la relatividad de la realidad: la misma es entendida como construcción, siempre con algo de azaroso, construcción histórica y, por tanto, cambiante, variada, en definitiva: relativa. El peso pasa al sujeto y a las relaciones que establece con la cosa. Así como una botella está medio vacía o medio llena, según el punto de vista con que se la considere, así comienza a entenderse esta nueva visión de la realidad. La realidad y la verdad dejan de ser un absoluto. Ya no hay ser supremo como garantía de nada.

Ambos elementos, realidad y verdad, entonces se construyen. No hay verdades absolutas. Aunque hayan obligado a retractarse a Galileo para no ser quemado en la pira por negar una verdad absoluta, su célebre frase cuando salió del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición lo dice todo: “eppur si muove” (“sin embargo, se mueve”). Incluso las ciencias llamadas “exactas”, que se suponen indubitables, hablan de una relatividad en juego. No hay verdades absolutas. La rigurosa física newtoniana, bastión del “avance” técnico del mundo moderno, hoy no sirve para conceptualizar -y operar- en la realidad contemporánea: para viajes a estrellas lejanísimas hay que generar una nueva física; ya no se puede viajar en el espacio tridimensional. Por tanto: la verdad es siempre histórica, relativa. Pero hoy, con el auge monumental de las nuevas tecnologías digitales, la misma noción de verdad cambia. No solo que la verdad es relativa: ¡ya no hay verdad! ¿En qué podemos confiar?, ¿qué podemos creer? La realidad parece esfumarse. ¿Cuál es la verdad? No la hay… O, en todo caso, según se nos informa ahora, “superamos” la verdad. Ahora hay post verdad.

Hacia la post verdad

Las comunicaciones, uno de los ámbitos que más creció y sigue creciendo vertiginosamente entre todo el quehacer humano en estos últimos siglos, construye un mundo nuevo. El capitalismo, desde sus albores, es sinónimo de comunicaciones, desde la navegación a vela a los viajes espaciales, desde la imprenta de Gutenberg a las actuales redes sociales, desde el telégrafo a los teléfonos inteligentes. El capitalismo que sale victorioso de la Guerra Fría levanta como una de sus banderas justamente este elemento: el mundo ha pasado a ser un terreno común a todos, absolutamente conocido, donde ya no quedan rincones inaccesibles. Los medios masivos de comunicación completan el panorama de un modo monumental. El auge del internet como red de redes comunicativas -super autopista informática- es la demostración palpable de que el siglo XXI constituye una aldea realmente globalizada. El panóptico es una realidad evidente (tecnologías digitales 5G, y 6G ya en camino), mientras la privacidad cede su lugar a un hipercontrol de los grandes poderes que lo saben todo, siempre y en cualquier lugar.

Con el final de la Guerra Fría y el triunfo del gran capital transnacionalizado, el discurso hegemónico -en su versión neoliberal- se siente en condiciones de decir lo que le plazca. Surgen así los mitos post caída del muro de Berlín, que nadie se atreve a contradecir. Los mitos (narración fabulosahistoria ficticia) son construcciones simbólicas, responden a momentos históricos, a coyunturas sociales puntuales, a tejidos del poder. “Fin de las ideologías”, “resolución consensuada de conflictos”, “pragmatismo”, “triunfo del posibilismo y la resignación”, “entronización del hedonismo”, creciente fetichización de la tecnología, “colaboradores” y no “trabajadores”, “responsabilidad social empresarial” reemplazando al Estado, son distintos elementos-baluartes que conforman los nuevos paradigmas. En esa lógica llegamos al patético absurdo de “post verdad”: no hay verdad o, más precisamente dicho, la verdad no importa.

La verdad, ya no como adecuación del pensamiento y la cosa sino como construcción (como “desocultamiento” dirá Heidegger), pero siempre como motor de la actividad humana, ahora sería prescindible, desechable. Pero, ¿qué es la “post verdad”? “La industria y manufactura de los mensajes que producen reacciones emocionales que son independientes de su relación con la realidad. (…) Una forma sistémica y manufacturada de la circulación de la información en los medios de comunicación” (Fernando Broncano). En otros términos: “La indiferencia por la realidad”, la desinformación llevada a su grado extremo, el reino del adormecimiento. Si se quiere: la construcción infinita de mitos, de relatos fabulosos sin ningún correlato con lo real, pero que sirven a alguien (por supuesto, no a las grandes mayorías, que son forzadas a “consumirlos”, sino a los grupos de poder, que son quienes los generan a su total beneficio).

Los medios masivos de comunicación, las redes sociales de internet con los net centers o troll centers operando mentiras organizadas, la promoción sin ninguna culpa de lo que actualmente se llama -con total tranquilidad y desvergüenza- fake news (noticias falsas), mantienen el mundo de la llamada “post verdad”. Se promueve abiertamente la indiferencia por los hechos reales y concretos, la desinformación llevada a su grado extremo, el reino del adormecimiento y de la superficialidad, la liviandad absoluta, la banalización en su grado máximo. La realidad no importa (puede ser un holograma, una realidad virtual), cuentan solo los efectos emotivos manipulados por contenidos aparentemente cognoscitivos. Interesa el efecto logrado: todo es hologramático, virtual, evanescente. De hecho, la economía dominante es una ficticia economía virtual, financiera, sin sustento efectivo en bienes materiales (por eso China, con una economía con base real está superando al mundo financiero de Estados Unidos). De ese modo, se va perdiendo la dimensión de dónde estamos, no se sabe si hay verdades firmes o sin asidero. La imagen (manipulada infinitamente con los actuales programas computacionales y técnicas de vanguardia varias, tal como muestran los videos que abren este opúsculo) borra el contorno entre realidad e irrealidad. Así surge esa vaga noción de post verdad.

Todo es posible, la vida es algo así como un sueño bien montado. O, para decirlo más claramente, esos poderes dominantes intentan construir un mundo social basado en esa deletérea evanescencia. La mentira se ha entronizado; la mentira pasó a ser parte fundamental de la realidad en que vivimos. ¡O que se nos hace vivir! Las redes sociales, amplias dominadoras de la cultura actual, permiten mentir sin límites, impunemente. Cualquiera puede tener 5,000 amigos (¿5,000 amigos? …, parece la canción de Roberto Carlos), cambiar indistintamente su identidad, su género, su imagen. La sensación implícita es que sí: ¡todo es posible! Claro…, en la virtualidad. Pero la vida no es solo virtual. El pan que falta en la mesa, o el cachiporrazo que da el policía al manifestante, no son virtuales.

Hoy día la sociedad de la información, por medio de sutiles herramientas, nos sobrecarga de referencias. La suma de conocimiento, o más específicamente: de datos, de que se dispone es fabulosa. Pero tanta información acumulada, para el ciudadano de a pie y sin mayores criterios con que procesarla, termina resultando contraproducente. Toda esta saturación y sobreabundancia de ¿información?, y su posible banalización, está inundando todo. Ya no hay criterio para saber qué es qué; los net centers cumplen a cabalidad su contenido (ello recuerda lo dicho hace casi un siglo por Goebbels, patéticamente actual al día de hoy: “Una mentira repetida mil veces se termina convirtiendo en una verdad”). De una cultura del conocimiento y su posible apropiación se puede pasar sin mayor solución de continuidad a una cultura de la superficialidad. Si la verdad no cuenta y solo importa la “post” verdad, ¿cómo orientarse? Las TICs (tecnologías de la información y la comunicación) permiten ambas vías: el pensamiento crítico y la más ramplona banalidad. En tal sentido, se ha hablado, entonces, de intelicidio (Mario Roberto Morales). Pareciera que las redes sociales contribuyen mucho a eso: el olvido (¿o la muerte?) del pensamiento crítico. Los filtros y los distintos dispositivos informáticos existentes permiten falsear/procesar/manipular la realidad a punto de hacer desaparecer la verdad: no hay verdad, hay solo post verdad. Es decir: una pura ilusión. En la virtualidad se puede ser y hacer cualquier cosa. ¿Cuál es la verdad? No importa: solo importa el efecto que se logra con estas realidades virtuales técnicamente bien manipuladas: soy gordo pero aparezco delgado, tengo arrugas pero aparezco con rostro lozano, soy calvo pero aparezco con melena, no sé qué decir pero opino cualquier cosa sin la menor vergüenza, un mago prestigioso hace “desaparecer” la estatua de La Libertad en Nueva York, y las mentiras bien montadas edifican un mundo virtual/real en el que nos movemos sin aparente posibilidad de salida. La opinión política, el análisis pormenorizado, la reflexión profunda se ven reemplazadas por un tuit de 280 caracteres.

A la ideología capitalista neoliberal dominante todo esto le es perfectamente funcional. Cuanto menos se piense, cuanto menos se critique: mejor. Las nuevas generaciones han sido moldeadas en esa matriz: pareciera que los poderes se encargaran de hacer creer que la verdad sobra. No hay verdad, todo se esfuma, se diluye. La pregunta que persiste es: ¿así será el futuro? Mejor si construimos un futuro donde la verdad cuente.

https://mcolussi.blogspot.com/

Autor: Marcelo Colussi

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-post-verdad-una-mentira/

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Guatemala: Comunidad guatemalteca denuncia contaminación petrolera

América Central/Guatemala/12-02-2021/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

La contaminación petrolera pone en peligro los medios de vida y subsistencia de una comunidad al norte de Guatemala. | Foto: Twitter: Santigo Botton.

Los pobladores del lugar responsabilizan a la empresa local Latin American Resources del derrame petrolero.

Pobladores de una comunidad al norte de Guatemala denunciaron un derrame de petróleo en las áreas del río Chixoy (250 kilómetros al norte de la ciudad de Guatemala) y responsabilizan a Latin American Resources de los vertidos que han envenenado la zona.

Los habitantes de San Benito Uno, Cobán, Alta Verapaz en Guatemala no solo denunciaron el daño medioambiental, sino también la pobre cobertura que han dado los medios de comunicación a esta «nueva tragedia» ecológica.

Los afectados por la «fuerte contaminación petrolera», denunciaron que la misma inició hace dos semanas, al tiempo que expresan que el envenenamiento del agua no es el único problema pues el petróleo ha secado varias plantas nativas, según mostraron al Centro de Medios Independientes de Guatemala (CMI) los pobladores con ramos de cultivos en las manos, los cuales evidencian los daños a sus cosechas.

Los campesinos de la zona, en su denuncia, mostraron árboles y hierbas marchitadas y destacaron que, en años anteriores, la empresa Latin American Resources tenía depósitos específicos para almacenar los desechos líquidos, sin embargo, en esta ocasión expulsó de manera directa el petróleo; debido a lo cual otro propietario de un potrero para ganado vacuno manifestó su preocupación por la vida de las reses que también consumen agua del arroyo contaminado.

De igual manera, los habitantes dicen que la vida acuática de los ríos y arroyos locales ha desaparecido, «lo salado del agua los ha asesinado», expresaron; «las mujeres cuando venían a lavar, los peces llegan con ellas y las picoteaban y agarran cualquier comida que tiran en el agua, pero miren ahora ya no queda ningún animal», recalcó otro denunciante.

Entretanto, los lugareños denuncian que quienes buscan ocultar esta verdad son algunos integrantes del Órgano de Coordinación del Consejo Comunitario de Desarrollo -COCODE-, de San Benito Uno, quienes mantienen vínculos laborales con la empresa y reciben presiones de Latin American Resources.

Latin American Resources (LAR), es una empresa que fundó el canadiense Michael Realini, a partir de la adquisición, en 2012, de las acciones de la canadiense Quetzal Energy, anterior socia de Petro Latina, empresas extranjeras vinculadas a Realini, las cuales comenzaron a operar el contrato de los pozos Atzam, hace más de una década, en la zona adyacente del Parque Nacional Laguna Lachúa, en Cobán, Alta Verapaz.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/denuncian-contaminacion-guatemala-20210210-0006.html

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«La Llorona» en los Globos de Oro: la aclamada película que narra el «genocidio Maya» en Guatemala

Su nombre sugiere que es una clásica película de terror, pero «La Llorona», el filme guatemalteco que esta semana fue nominado para los premios Globos de Oro, es mucho más que eso.

Se trata de un film histórico, en todos los sentidos. Por un lado, porque es la primera película en la historia de Guatemala que competirá por uno de los galardones que otorga la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood.

Pero además es un film histórico porque toma un famoso mito hispanoamericano -la leyenda de la mujer que ahogó a sus hijos y cuya alma, arrepentida y maldecida, los busca llorando por las noches- para relatar un hecho verídico: el llamado genocidio maya o guatemalteco, una de las peores atrocidades en la historia de América Latina.

Ocurrió entre 1981 y 1983, durante la guerra civil de Guatemala (que duró 36 años, desde 1960 a 1996), cuando el gobierno militar llevó a cabo una serie de masacres de campesinos mayas, acusados de colaborar con la guerrilla marxista financiada por la Unión Soviética y Cuba.

Decenas de miles de indígenas -hombres, mujeres y niños-, fueron asesinados de forma atroz y sus aldeas fueron arrasadas.

El exjefe de Estado Efraín Ríos Montt (1982-83), fue condenado por estos hechos en 2013, pero su sentencia fue anulada a los pocos días, y falleció cinco años más tarde, dejando una herida abierta en el país.

«La Llorona», que es coproducida por Guatemala y Francia, se inspira en estos hechos.

«Relevante»

La protagonista es Alma, una indígena víctima de las masacres, cuyos hijos fueron ahogados frente a ella por militares que amenazaron con matarla si lloraba.

Alma empieza a trabajar como empleada doméstica en la mansión de un militar retirado, quien logró evitar una condena por crímenes de lesa humanidad gracias a supuestos errores durante su juicio.

Por las noches el hombre, ahora anciano y enfermo, empieza a escuchar el llanto de La Llorona, llevando a que su familia crea que sufre de demencia.

María Mercedes Coroy en "La Llorona"
Pie de foto,La película recrea los abusos cometidos por los militares contra la población indígena en los años ’80.

Bajo esta premisa, el film repasa uno de los momentos más dolorosos de la historia reciente de Guatemala, algo que ha sido elogiado por muchos.

«Además del orgullo de tener una película guatemalteca nominada, la historia que cuenta es muy relevante. Gracias», escribió en Twitter la diputada y exministra de Salud guatemalteca Lucrecia Hernández Mack.

La política fue una de las muchas personas que utilizaron las redes sociales para felicitar al guionista y director de «La Llorona», Jayro Bustamante.

El cineasta también se volcó a las redes para expresar su alegría por la distinción.

«Gracias a los @goldenglobes por la nominación, por abrazar nuestro cine y la historia reciente de nuestro país que merece alcanzar audiencias internacionales«, publicó en su cuenta de Facebook el miércoles, tras el anuncio.

En ascenso

Bustamante, de 43 años, originario de la comunidad maya de Sololá, en el sudoeste de Guatemala, se formó como cineasta en París antes de regresar a su país para fundar La Casa de Producción, que ha producido la mayoría de sus trabajos.

Antes de «La Llorona», que ha recibido elogiosas críticas y fue elegida mejor película extranjera por el prestigioso National Board of Review de Nueva York, Bustamante ya había sido reconocido por su film anterior, «Ixcanul», de 2015.

Esa película, que aborda otro tema sensible -el tráfico de niños en Guatemala-, se convirtió en la primera de origen guatemalteca en ser seleccionada para competir oficialmente en el Festival de Cine de Berlín, donde se alzó con el premio Alfred Bauer, que distingue a films que «abren nuevas perspectivas en el arte cinematográfico».

La actriz María Mercedes Coroy (der) y el director Jayro Bustamante posan durante una sesión de fotos para promocionar la película "Ixcanul" en el Festival de Cine de Berlín, en 2015.
Pie de foto,Jayro Bustamante y María Mercedes Coroy también trabajaron juntos en el film «Ixcanul», que recibió un premio durante el Festival de Cine de Berlín, en 2015.

Tanto «Ixcanul» como «La Llorona» son protagonizadas por la actriz guatemalteca María Mercedes Coroy.

Además de representar a Guatemala en los Globos de Oro, que se entregarán el próximo 28 de febrero, «La Llorona» es una de las cuatro películas iberoamericanas que competirán por el premio Goyade España, el 6 de marzo.

Pero recién el 15 de marzo se sabrá si la laureada cinta alcanza el máximo podio de la industria cinematográfica: los premios Oscar, cuyas nominaciones serán anunciadas ese día.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-55943300

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