Guatemala / 23 de septiembre de 2018 / Autor: Ana Lucía Ola / Fuente: Prensa Libre
El esfuerzo de los maestros Martín Castro y Norma Karina Yeé por transformar la educación en sus comunidades, por medio de la tecnología, fue reconocido por Microsoft en el Educator Exchange 2018.
Aprovechar esas habilidades para potenciar el aprendizaje en el aula es un desafío para los docentes del país, así como estar a la vanguardia en la aplicación de la tecnología en espacios educativos.
El reto es mayor cuando se intenta romper con ciertos patrones culturales y acortar la brecha digital en poblaciones alejadas de las ciudades, donde la conectividad es escasa.
Es la vocación la que lleva a muchos maestros a innovar en los salones de clases mediante el uso de aplicaciones y dispositivos informáticos, como lo ha hecho Martín Castro.
Él es profesor de inglés en Nebaj, Quiché, a donde se llega después de cinco horas de viaje por estrechas carreteras que serpentean entre las montañas de la Franja Transversal del Norte.
El pueblo está a 254 kilómetros de la capital. La población tiene el ixil como idioma materno, pero en el área urbana también se habla español, y el inglés se enseña en algunos establecimientos educativos.
Castro es originario de Chajul, y aún era un niño cuando llegó a Nebaj, pues sus padres huyeron del conflicto armado interno, recrudecido en la década de 1980. Se estableció en el municipio, donde hoy es catedrático de la Universidad Rural.
Cada sábado imparte clases a estudiantes de los primeros años de diversas carreras, pero con metodología distinta, con la tecnología como aliada. Por ello, Microsoft puso sus ojos en él y reconoció su labor en el Educator Exchange 2018, que se llevó a cabo en Singapur. Él presentó la iniciativa Conectando estudiantes del área rural al mundo desarrollado por medio de aplicaciones.
Desde hace dos años se auxilia con plataformas digitales, como Canvas, para crear e impartir sus cursos. Esta es una herramienta gratuita de internet que permite desarrollar cada clase según el programa de estudios. El estudiante tiene acceso a ella para tomar el curso en la red.
“Este proyecto surge de las necesidades que vi en el aula, quería agilizar resultados, maximizar el tiempo que tienen los estudiantes para aprender el idioma, porque el inglés requiere de mucha práctica”, menciona el catedrático, después de haber impartido la primera clase del segundo semestre a estudiantes de Derecho.
Sentado frente a su computadora portátil, cuenta que por iniciativa propia comenzó a usar la plataforma digital para impartir el curso. Luego de investigar y experimentar con varias opciones, Canvas fue la aplicación que se adaptó a sus necesidades. Así que comenzó a usarla con un pequeño grupo de estudiantes.
“La universidad me da el programa de estudios y, con el apoyo de libros, información en internet, recursos como YouTube y otras aplicaciones, desarrollo los contenidos y los subo a la página. Los exámenes los aplico yo, para tener mayor control”, refiere.
En el salón, los estudiantes reciben la información básica, pero tienen la facilidad de ingresar en su tiempo libre a la plataforma para reforzar lo aprendido. Allí encuentran el desarrollo de cada clase y pueden repasar los temas cuantas veces lo deseen, hacer sus tareas e incluso resolver los exámenes y, al finalizar, conocer sus punteos.
Para acceder al sitio y a los contenidos que crea Castro, cada estudiante tiene la clave, asignada luego de haberse inscrito en el curso, y una cuenta de correo electrónico activa.
Un día de clases
Es sábado, el primer día del curso de inglés del nuevo semestre. En el aula hay alrededor de 15 estudiantes sentados en pupitres de madera, pero el número aumentará conforme el curso avance. Algunos residen en la cabecera municipal, y otros provienen de aldeas y cantones aledaños, donde hay poco acceso a la educación superior, y por eso viajan a Nebaj.
En el escritorio del catedrático hay una computadora portátil con un módem para conectarse a internet, un proyector, una tableta y una bocina para usar audio cuando se necesite.
Son las 10 horas y la clase comienza. El programa del día incluye aprender sobre las estaciones del año y el clima. Castro toma un marcador y escribe en una pizarra el vocabulario para construir oraciones en inglés.
Redacta algunas frases y las pronuncia en voz alta para que los alumnos las repitan después de él. Hasta aquí, usa el método tradicional de enseñanza, pero llega el momento en que sus estudiantes encienden el teléfono móvil o su laptop para ingresar a la plataforma virtual.
“La tecnología ya no se irá de aquí, su uso se va a incrementar”, refiere el profesor, quien guía a sus pupilos para conectarse a internet y resolver los ejercicios que están en línea.
Al mismo tiempo, ingresa a su computadora y proyecta en la pizarra el contenido que los estudiantes visualizan en sus celulares, para aclarar dudas.
Los 45 minutos pasan rápido y llega la hora de retirarse del salón, pero la clase de ese día estará disponible en internet las 24 horas, para reforzar el aprendizaje.
Hasta ahora, Castro es el primer docente en el municipio que usa por su cuenta plataformas digitales en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Fredy Ceto y Jaqueline Ávila, dos de sus alumnos, dicen que este tipo de herramientas debería implementarse en los demás cursos.
“Estoy comprometido con sacarle provecho a la tecnología”, menciona el catedrático, aunque reconoce que la conexión a internet es limitada en Nebaj, y no todos pueden pagar el acceso a la red, así que espera con ansias el día en que haya conexión wifi en la universidad.
Busca la diferencia
Castro tiene 43 años, habla q’iche’, ixil y español, y por eso tiene un acento particular al hablar inglés, idioma que aprendió en Estados Unidos.
De niño, el trabajo en el campo le pareció duro, así que decidió estudiar, y con apoyo de sus padres se graduó en 1994 de maestro de Educación Primera Bilingüe en Nebaj. A Estados Unidos llegó becado en 1995, donde se graduó en Tecnología Electrónica y regresó al país en el 2002.
Se graduó de licenciado en Computación y en 2005 obtuvo la maestría en Administración Pública con especialidad en Sistemas, por la Universidad de Kentucky.
En 2011 retornó a Nebaj, al campo de la docencia. Cuatro años después comenzó a impartir clases de inglés, pero su deseo siempre ha sido innovar en las aulas, y aprovecha la red y las herramientas interactivas para optimizar el tiempo y facilitar el aprendizaje de los estudiantes, que poco a poco están entrando a la era digital.
Cambios en sur
En Retalhuleu, a 190 kilómetros de la capital, la maestra Norma Karina Yeé trabaja en adaptar la tecnología al entorno académico, por lo que Microsoft también reconoció su esfuerzo en Singapur.
Ella está al frente del Colegio Centroamericano, un establecimiento donde los salones de clases tradicionales son cosa del pasado. Allí se maneja el concepto de aulas ecológicas, tecnológicas e interactivas, con el objetivo de crear un entorno diferente para aprovechar las habilidades de los niños en el campo digital.
Son espacios libres, donde no hay paredes, solo techo y pizarra. Los estudiantes se sientan en el piso y están en contacto con el entorno. El maestro guía la clase, pero los estudiantes tienen participación activa en el desarrollo del curso.
“Estamos en un mundo donde los estudiantes tienen que ser partícipes del proceso de aprendizaje; hay que despertar en ellos esa cuestión de criterio, de significatividad”, reitera, mientras camina por los pasillos del establecimiento, a donde acuden 600 escolares que son atendidos por 58 maestros.
Los demás salones están equipados con cañoneras y pantallas interactivas y los maestros se auxilian con computadoras, mientras que los estudiantes utilizan tabletas, que en ocasiones sustituyen a los libros de texto.
En el recinto hay conexión wifi, por lo que no es extraño ver a los estudiantes usar sus teléfonos inteligentes u otros dispositivos móviles. Estos pueden usarse dentro y fuera de las aulas para ingresar a distintas plataformas que sirven a los docentes para reforzar el aprendizaje de cursos como lenguaje, matemáticas, inglés o computación. Cada estudiante tiene clave de acceso, lo cual facilita a los tutores monitorear el tiempo de navegación y controlar las páginas que visitan.
“Hemos fomentado en niños, adolescentes, padres de familia y en el equipo de trabajo el uso responsable de la tecnología”, señala Yeé.
Como parte de la innovación y la digitalización en las aulas, estudiantes y maestros utilizan Microsoft 365 y están “subidos” en la nube virtual, la cual, además de facilitarles compartir información, contenidos y tareas, les permite interactuar aun fuera del salón. Otro punto a favor es que evita el gasto en fotocopias.
Actualización
“En el proceso educativo la actualización es constante, no podemos quedarnos con los métodos tradicionales. Tenemos que ser de mentalidad abierta, capacitarnos e ir adelante de los alumnos, para hacer cambios significativos en la educación”, dice la mentora.
Como directora del colegio ha promovido el uso de aulas virtuales, en las cuales se combinan dispositivos interactivos de audio y video, que ayudan a generar contenidos atractivos para enriquecer las clases, desde preprimaria hasta diversificado.
Una de las áreas a las cuales Yeé ha puesto especial atención es la comprensión de lectura. “Si el estudiante no comprende lo que lee, no tendrá el resultado esperado; por ello hemos implementado varios programas lectores, y hemos tenido un gran avance. De un 70 por ciento pasamos a un 85 por ciento en el desarrollo de la capacidad. La tecnología nos ha ayudado a lograrlo”, afirma.
En ese compromiso por abrazar la transformación digital, desde hace seis años los maestros se han capacitado de la mano de Microsoft y han obtenido varias certificaciones, que comprueban sus destrezas para aplicar las tecnologías de la firma internacional en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y constantemente son evaluados.
Los estudiantes también se preparan para ser certificados y han participado en competencias nacionales para demostrar sus habilidades en el uso de programas como Excel, PowerPoint y Word.
En el curso de computación, desde los primeros grados de primaria los menores se acercan al campo de la programación informática. Los alumnos de quinto grado recién participaron en un proyecto para hacer bailar un robot humanoide al ritmo de canciones como Waka Waka, de Shakira, o Gangnam Style, de PSY.
Otro proyecto inmediato es que los estudiantes den vida a cuentos infantiles que Yeé escribió, por medio de un dispositivo llamado Merge Cube, que al ser programado crea hologramas.
Pasión por la docencia
Norma Karina Yeé es directora del colegio desde hace 11 años. Sus padres le heredaron la dirección, pero también el amor por la docencia. Ellos ejercieron la profesión durante 23 años.
“Mi papá amaba la enseñanza. Todos los días, a las seis de la mañana iba a su escuelita en un municipio de Retalhuleu. Regresaba a casa a las tres de la tarde, estaba un rato y luego daba clases por la tarde y la noche”, recuerda con orgullo.
Cuando sus padres se jubilaron, fundaron el Colegio Centroamericano, hace 28 años. Su madre era la directora y, cuando falleció, Yeé tomó la batuta junto con su hermana.
“Esta profesión es mi vida. Crecí entre cuadernos, evaluaciones y hojas de trabajo. Cuando era niña jugaba a ser maestra”, dice con una sonrisa, mientras a la distancia supervisa a los estudiantes que juegan en el patio, sin inmutarse por el calor de Retalhuleu.
Se graduó de perito contador y de maestra de Educación Musical, pero fue el magisterio el que marcó su vida. En la universidad estudió Pedagogía y Psicología, y tiene una maestría en Docencia Superior.
Su paso por la universidad despertó su inquietud por nuevos métodos de enseñanza y ahora busca estar al día en lo que a tecnología de la educación se refiere.
“Estamos en este mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados y no podemos quedarnos con los métodos tradicionales. Nuestros estudiantes exigen mejor educación, y si ellos tienen el deseo, debemos avanzar”, agrega.
Fuente de la Noticia:
ove/mahv