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Organizaciones sociales anuncian movilizaciones en Guatemala

América Central/Guatemala/05-08-2022/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Representantes de los sectores convocantes afirmaron que también expresarán su rechazo al Gobierno de Alejandro Giammattei.

Más de 20 organizaciones sociales e indígenas guatemaltecas convocaron a movilizaciones para los próximos días 9 y el 11 de agosto contra la corrupción, el alto costo de la vida y en defensa de la democracia, anunciaron este jueves ante la prensa.

En nombre del Comité de Unidad Campesina, Daniel Pascual, detalló otros de los problemas que enfrenta la población en Guatemala y por los que también realizan la convocatoria, como el aumento de la canasta básica, la situación de los salarios de los campesinos y la pobreza.

Además, indicaron que estas manifestaciones serán propicias para expresar el «rechazo al Gobierno de (Alejandro) Giammattei, por la defensa del espacio democrático, el derecho de los pueblos indígenas y campesinos y por una alianza política».

«Estamos siendo testigos del cierre de un ciclo de la estrategia del Pacto de Corruptos, porque ya sabíamos que estaban controlando el Estado, encabezados por Giammattei y una mayoría en el Congreso», dijo Pascual.

Representantes de los sectores convocantes también acotaron que manifestarán su descontento ante la detención de varios trabajadores del medio El Periódico, incluyendo a su presidente, José Rubén Zamora.

«Ahora tocan a un director de un medio de comunicación y el mensaje es clave y directo, silenciar y violentar el derecho de expresión y emisión de pensamiento, porque los pueblos indígenas y campesinos siempre hemos estado en represión permanente», aseveró Pascual.

Según los voceros, las protestas para el día 9 de agosto serían en varias regiones del país, mientras que para el 11 se prevé que se concentren en la capital, Ciudad de Guatemala.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/guatemala-organizaciones-convocan-movilizaciones-20220804-0022.html

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Guatemala: Los daños ocultos

Los daños ocultos

Carolina Vásquez Araya

Pocas sensaciones resultan tan amenazadoras como la incertidumbre.

La población mundial ha entrado en un círculo interminable de temor por su vida, por la integridad de su estado de salud y, en consecuencia, por su futuro. De un modo nunca antes experimentado, una invasión viral se ha instalado como un escenario nuevo e inevitable del cual todavía se desconocen sus verdaderas dimensiones. Una y otra vez, como en un mar embravecido, se suceden las olas con distinto nombre, con diversas consecuencias, con la fuerza que les otorgan sus características ocultas. Es un entorno al cual -como en toda nueva realidad- los humanos comienzan a habituarse, obligados por la necesidad de conservar cierta estabilidad emocional.

Los esfuerzos estériles por contener los contagios -una situación patente en la mayoría de países- chocan de frente con la actitud resignada y progresivamente descuidada de la población. Esta, no acostumbrada a mantener las incómodas precauciones recomendadas por las autoridades sanitarias, las cuales les alejan física y emocionalmente de su entorno cotidiano y de sus seres queridos, prefieren el riesgo y olvidan las mínimas acciones capaces de contener los contagios. La mente juega la peligrosa partida del olvido cuando el miedo se hace presente. En tales circunstancias, ya queda claro cómo el esfuerzo por regresar a cierta normalidad resulta inevitable.

La mente tiende a olvidar cuando el miedo se hace presente.

Un aspecto muy importante y poco atendido de la actual situación sanitaria del globo, es la salud mental. Sometida a una amenaza constante y en un estado general de ignorancia con respecto a lo implícito en este estallido viral, la población se ve orillada a buscar un nuevo marco de conducta para no perder del todo el contacto con la realidad. Si este desafío resulta duro y complicado para la población adulta, se vuelve un trastorno mucho más impactante para quienes dependen de las decisiones de otros, es decir: niñas, niños y adolescentes.

En la mayoría de países, en especial los menos desarrollados, el impacto de las oleadas de la pandemia ha dejado una fuerte cauda de actos de violencia, dirigidos de manera muy puntual contra este segmento tan vulnerable de la población. El resultado se ha visto en un incremento de delitos sexuales con el resultado de embarazos en niñas y adolescentes, aumento de las agresiones dentro del seno familiar y, sobre todo, en cifras de suicidio de jóvenes como una de las consecuencias del aislamiento y las condiciones en las cuales se debate la mayoría de núcleos familiares.

Ante este desolador panorama, los gobiernos -ya abrumados por su escasa capacidad de enfrentar el nuevo panorama sanitario- han abandonado por completo uno de los temas fundamentales: la atención prioritaria de la salud mental- por la costumbre atávica de marginarlo en sus políticas tradicionales. Atrapados en un contexto tan hostil, las nuevas generaciones no solo han perdido espacio físico para desarrollar sus distintas habilidades, sino también aquellas libertades capaces de proporcionarles un entorno más apropiado para su crecimiento social y emocional.

Estas carencias, provocadas por una situación que sobrepasa a la capacidad de adaptación, sin duda tendrán fuertes consecuencias futuras para quienes, por su edad y su condición de vulnerabilidad, recién comienzan a asomarse a los desafíos que les esperan. Por ello, la atención enfocada a proveer un ambiente de protección para este segmento de la población, debería contar entre las prioridades de quienes deben responder por su bienestar.

Blog de la autora: www.carolinavasquezaraya.com

@carvasar

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/los-danos-ocultos/

 

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Bolivia: Una Senadora boliviana pasó un mal momento ante un movimiento indígena y campesino de Guatemala

Una Senadora boliviana pasó un mal momento ante un movimiento indígena y campesino de Guatemala

Silvia Salame. Senadora boliviana por Comunidad Ciudadana

Hace unos días atrás, una representante del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), organización política creada por movimientos sociales en Guatemala, me invitó a una reunión virtual con una «Senadora de Bolivia que busca hacer puentes con organizaciones sociales del Continente.

Una vez en sala, grande fue mi sorpresa cuando escuché a la Sra. Silvia Salame (Senadora boliviana de #Chuquisaca, por la agrupación Comunidad Ciudadana): «Gracias por crear este espacio para conocernos y contarles que lo que ocurrió en Bolivia no fue un Golpe de Estado. Evo Morales y su gente abandonaron el poder, y lo que hicimos fue prevenir el desgobierno…» Fue su interlocución introductoria.

La Senadora, segura en su explicación y afirmaciones categóricas, no sabía que hablaba con integrantes del movimiento sociopolítico CODECA y su brazo político MLP, hasta que las preguntas de sus interlocutores (bastante diplomáticos) fueron incómodas para Ella, e intentó salir al paso mostrándose como indigenista: «En mis décadas de trabajo con indígenas en Bolivia, he capacitado decenas de promotores indígenas… Evo Morales, para expandir el narcotráfico quiso imponer la carreta del TIPNIS sin consultar a los indígenas», recalcó.

La reunión fue cortada de tajo, y la sala se cerró

La representante de MLP, con diplomacia y carácter, minutos después de haber comenzado la reunión, respondió: «Señora Silvia, no sabemos cómo es que se dio esta reunión. Nosotros como movimiento indígena campesino. Sabemos que lo que ocurrió en noviembre del 2019, en Bolivia, fue un Golpe de Estado. Y estuvimos también nosotros en las calles en Guatemala, exigiendo se restituya el gobierno constitucional de su país. Nosotros somos indígenas, y no necesitamos que otras personas como Ud. hable por nosotros o nos capacite. Sabemos lo que tenemos que hacer. Así que muchas gracias. No podemos seguir escuchándola…» Y finalizó la sala del zoom.

Y efectivamente, el movimiento sociopolítico Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), que desde hace más de una década impulsa procesos de cambios estructurales hacia el Estado plurinacional en Guatemala, denunció y protestó frente a la Embajada norteamericana exigiendo se restituya el gobierno constitucional en Bolivia.

¿Por qué una Senadora anciana hace de ridículo en el ámbito internacional?

En Bolivia, luego que Jeanine Áñez (presidenta de facto con el Golpe de Estado) fue sentenciada a 10 años de cárcel, y ante el avance irremediable en la misma dirección de otros dos juicios por el Golpe de Estado, las y los responsables de aquel macabro acto sanguinario están asustados y desesperados: Saben que la justicia les va a alcanzar.

Por eso, ante el repudio que sienten dentro de Bolivia, ahora, salen (en modo Guaidó) hacia la palestra internacional en busca de apoyo internacional.
En la situación de desesperación en la que se encuentran, ya no les importa conocer el «terreno» donde van a locutar. Como tampoco ya no les importa las vergüenzas o humillaciones que puedan sufrir en ese «grito desesperado». Y, claro. En el caso de Guatemala, no se dieron cuenta que hablaban con CODECA MLP que tiene su propia lectura sobre los sucesos en Bolivia y otros países.

La otra explicación es: Como toda indigenista o mestiza caritativa con la «subalternidad boliviana» (según ellos), consideran que las y los originarios y campesinos del Continente somos «esponjas» que aún absorbemos el adoctrinamiento señorial colonial. Por eso la Sra. Salame, cuando su asistenta le organizó una reunión con una organización indígena campesina de Guatemala, repitió el mismo discurso «anti indio», con muecas de amabilidad con su audiencia virtual.

Por donde se mire, lo que ocurrió en Bolivia, en 2019, fue un sangriento Golpe de Estado. Revertido políticamente en las urnas en las últimas elecciones generales. Castigado penalmente en la sentencia judicial reciente contra Áñez y ex altos mandos militares.

Y se deberá castigar ejemplarmente también a Carlos Meza (dueño de Comunidad Ciudadana), Jorge Quiroga, Waldo Albarracín, algunos integrantes de la Jerarquía Católica de Bolivia, y a todos los y las analistas, ambientalistas, opinador@s, oneger@s, dueños de medios de desinformación, que promovieron dicho Golpe criminal.

Si no se castiga a todos los y las responsables del Golpe de Bolivia, con seguridad dicha impunidad será un premio o un aliciente para próximos golpes sangrientos contra los pueblos de Abya Yala.

 

Fuente de la Información: https://ollantayitzamna.com/2022/07/13/una-senadora-boliviana-paso-un-mal-momento-ante-un-movimiento-indigena-y-campesino-de-guatemala/
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Guatemala: El efecto de un bicho diminuto

El efecto de un bicho diminuto

pandemia

De nada sirven las alertas cuando nuestro impulso vital es regresar a la normalidad, reunirnos con las amistades y la familia o disfrutar de las actividades culturales que habíamos dejado a un lado. Eso es precisamente lo que me ha sucedido. A pesar de haberle hecho el quite al contagio durante toda la pandemia, hasta hace un par de días comencé a experimentar los síntomas y tomé conciencia de mi descuido. Al fin, estoy viviendo sus efectos. Sin embargo y pese a las advertencias sobre la alta incidencia del contagio, reconozco cómo la falta de certeza sobre sus alcances y la escasa información constante y actualizada nos han hecho relajar las medidas de precaución de manera progresiva, como un modo de olvidar sobre esta amenaza viral.

¿Qué sabemos con certeza sobre el diminuto virus? Al volcarnos hacia los sitios especializados y, de paso, también hacia aquellos no tan apegados a la ciencia, nos damos de narices con las contradicciones, las hipótesis, los contrastes entre quienes proponen tratamientos y quienes afirman que no sirven para nada. Al final del día estamos tan desorientados como al principio, mientras nuestro organismo se prepara para la batalla.

Este es el panorama personal, aunque depende de cada quien la manera como lo gestiona, lo cual nos enfrenta a la realidad de nuestra ignorancia sobre el tema. Pero hay otro lado de la medalla, y es el panorama en nuestros países, cuyo bajo nivel de desarrollo condena a la población a ver cómo se las apaña, sin el consuelo de una infraestructura sanitaria adecuada para cubrir las emergencias. En algunos de ellos -los más corruptos y, por ello, carentes de una plataforma seria y confiable, pero también privados de políticas públicas adecuadas- los sectores que sobreviven por debajo de la línea de la pobreza no solo están fuera de los presupuestos estatales, sino también incapacitados, por motivos estructurales, para obtener un mínimo alivio a sus problemas de salud.

Los ejemplos abundan: gobernantes que se han llenado los bolsillos con los presupuestos para afrontar la pandemia; sistemas sanitarios incapaces de resolver el desafío de los programas de vacunación y tratamiento; y, peor aún, la ignorancia a la cual han condenado a la ciudadanía por no tener siquiera información actualizada. Con el propósito de planificar un adecuado plan de contingencia, enfrentar a la pandemia y no negar su existencia, es indispensable un esfuerzo institucional capaz de superar la voracidad de nuestros gobernantes y sus círculos de aliados. Es criminal la irresponsabilidad de quienes tienen en sus manos el poder para gestionar los mecanismos de control de la pandemia. Otro de los grandes obstáculos para conocer los verdaderos alcances de esta situación es la pobreza de medidores estadísticos, por medio de los cuales tener una idea de cómo afrontar los efectos devastadores de esta emergencia en términos de pérdida de empleos, colapso de la economía familiar, violencia doméstica -especialmente contra niñas, niños y adolescentes- y el impacto directo especialmente duro contra los sectores menos favorecidos.

Es difícil tener una idea de cómo nos afectará esta nueva ola de contagios, pero el mensaje sigue vigente: cuídense, utilicen los recursos de prevención y no confíen con tanta ligereza en la seguridad del contacto con otras personas. A mí ya me pasó la cuenta.

En el tema de salud, la responsabilidad personal es la mejor protección.

Fuente de la Información: https://iberoamericasocial.com/el-efecto-de-un-bicho-diminuto/

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Guatemala: 21 de junio. Año nuevo para algunos pueblos andinos

21 de junio. Año nuevo para algunos pueblos andinos

OLLANTAY  ITZAMNA

«Hace tan sólo algunas décadas atrás, anunciar o mostrar públicamente la celebración ritual de nuestra gratitud con el Sol, (21 de junio), era impensable y motivo de vergüenza. Sí, era causa de mofa social. Ignorantes nos llamaban los «ilustrados».

Ahora, la celebración de la gratitud y clamor al Padre Sol para que vuelva con su calor lo más antes posible en estas épocas de noches largas y más frías, se va convirtiendo casi en un motivo de orgullo y reconstitución de las identidades y espiritualidades de los pueblos.

Nadie sabe a «ciencia cierta» en qué fecha exactamente celebraban nuestros abuelos el Willka Kuti o Inti Raymi. Se asume que es en el momento del solsticio del invierno (21 de junio), pero la ciencia modélica hegemónica tampoco puede establecer con exactitud el instante en el que ocurre, en todo el hemisferio del Sur, el solsticio del invierno. 

Lo cierto es que hay tantos años nuevos, en fechas diferentes, como pueblos existen en el mundo. Los pueblos mayas tienen tres o dos calendarios, y con sus propias fechas de año nuevo. Aymaras, mapuches y quechuas celebramos nuestro año nuevo el 21 de junio. Occidente celebra el 1 de enero. Los judíos, musulmanes, en fechas diferentes….

La colonización occidental, en su intento de colonización/cristianización, persiguió/castigó con el suplicio a nuestros abuelos para escarmentarnos y así evitar que coexista la diversidad de estilos de vida en el Planeta. Lo hicieron durante la colonia europea y lo hacen aún en la actual colonia republicana.

Pero, muy a pesar de la violencia de la modernidad y el culturicidio del cristianismo, en esta parte del mundo, la mística de la resistencia creativa puede más que la violencia destructiva de siglos.

Aún recuerdo. Mis padres, que ya celebran Willka Kuti desde el fecundo vientre de la Pachamama, bajaban hacia los barrancos más inaccesibles, a la media noche, a escondidas incluso de su hijos, para vivir, realizar, sus ceremonias ancestrales de gratitud con la Tierra.

Al parecer, esos tiempos cuando la espiritualidad de la Vida era motivo de persecución, vergüenza y muerte, seden como consecuencia de las nefastas consecuencias de destrucción y muerte que la colonización/cristianización impuso (universalizó) en el mundo.

Por eso, el Año Nuevo Andino, no debe ser únicamente celebración del retorno del calor solar al hemisferio Sur en estos tiempos de noches largar y frías, donde todo parece morir, sino también debe ser una celebración de la incipiente y creciente victoria de las espiritualidades de la Vida sobre las religiones y doctrinas coloniales de muerte y sus monocultivos culturales.

No somos individuos. Somos comunidad. No somos dueños. Somos parte de la comunidad cósmica. No somos átomos aislados en el pluriverso. Somos comunidad dependiente de todos los seres de la comunidad cósmica. Por eso, nuestra gratitud con el Tayta Inti (Padre Sol) es tan real como el frío o el calor que sentimos en el cuerpo.

Fuente de la información: https://ollantayitzamna.com/2022/06/21/21-de-junio-ano-nuevo-para-algunos-pueblos-andinos/#more-3036

 

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Guatemala: La semilla rebelde

La semilla rebelde

Carolina Vásquez Araya

La violencia contra los pueblos originarios solo los ha hecho más fuertes.

En toda nuestra América, pero también en el resto del mundo, el acoso y la violencia criminal en contra de comunidades autóctonas que no ceden ante la invasión de sus territorios, ha causado millones de víctimas inocentes. Esta guerra constante, herencia de las invasiones colonizadoras cuya bandera de raza y estirpe impera sin sonrojo, ha marcado en ellas, a lo largo de las generaciones, la huella de la pobreza, la desigualdad y la injusticia. En pleno siglo veintiuno podemos observar el aniquilamiento de poblados enteros e incluso macabros planes estatales destinados a apoderarse de sus tierras.

En la Amazonía, en la región de la Araucanía, o en las estepas del norte de Canadá, los habitantes llevan en su historia el sino de la persecución y la pérdida de sus diversas expresiones culturales. Pero, además, el peso de una existencia privada de los derechos ancestrales sobre los territorios que les han pertenecido. En síntesis, el colonialismo, de cuya arrogancia y desprecio por la vida están saturados los tratados de historia, permanece intacto; fortalecido por un sistema depredador capaz de anteponer las ventajas para un puñado de entidades industriales, agrícolas o comerciales, por encima de la vida de millones de seres humanos.

La constante y despiadada manipulación de la imagen pública de los pueblos originarios, inyectada en el imaginario colectivo de las clases medias gracias al trabajo minucioso de los medios de comunicación aliados con el poder, contribuye de modo rotundo en la pérdida de identidad, en la creación de estereotipos -capaces de poner una división indestructible entre sectores sociales- y en la división de una ciudadanía que termina siendo instrumentalizada con ese propósito. Sin embargo, en ellos aún persiste la semilla rebelde que los ancla a su territorio.

Este milenio, con sus crisis migratorias, sus conflictos bélicos por el dominio geopolítico y la voracidad insaciable de las multinacionales, será la prueba de fuego para innumerables comunidades indígenas que aún logran sobrevivir a pesar de las agresiones y los intentos por exterminarlas. Las estrategias varían y se desplazan desde el ataque violento -como en la región mapuche o la Amazonía brasileña- hasta esos planes de “integración” forzada la cual, en esencia, significa la destrucción del tejido social y cultural de comunidades ricas en expresiones propias.

Estamos ingresando a la etapa más dura de la guerra por el agua y los alimentos. El escenario incluye los efectos devastadores del cambio climático, por un lado, y la visión deshumanizante de la comunidad internacional sobre las poblaciones privadas de recursos, por otro. Los pueblos originarios, que alguna vez tuvieron soberanía sobre sus territorios pero fueron colonizados y expoliados por imperios que hoy se ufanan de sus riquezas, no tienen derecho a decidir sobre su futuro y menos aún sobre su presente. Los “desplazados forzosos”, esas personas obligadas a abandonar su hogar y su tierra, ya son cien millones; cien millones de seres humanos perdidos en la nada social.

Cien millones entre los cuales predominan los grupos étnicos que no encajan con el sistema capitalista y tampoco con los preceptos de los marcos teóricos de las sociedades urbanas, tan adictas al ejercicio de la discriminación y sus variadas formas de dar a cada quien su lugar, en este mundo de infinitos estratos.

Cien millones de seres humanos caminando por el mundo sin rumbo y sin futuro.

Fuente de la Información: https://iberoamericasocial.com/la-semilla-rebelde/

 

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El Juez Gálvez y su cita con la Historia

Por: Carolina Vásquez Araya

Un juez guatemalteco cuyo compromiso con la justicia reta a las mafias.

La captura del Estado del Guatemala, perpetrado por las mafias en el poder, es total y pública. Los tres poderes -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- ya han sido invadidos por quienes pretenden transformar una débil democracia en una dictadura, pero no con el propósito de gobernar, sino con la perversa intención de destruir por completo su institucionalidad en pleno. Para ello, cuenta con un sicariato organizado desde oscuras huestes militares y empresariales, cuyo empeño consiste en revivir los violentos tiempos que llevaron a ese país al conflicto armado interno que duró más de 36 años.

Las amenazas contra quienes todavía intentan detener esa debacle, cruzan todos los espacios públicos con un absoluto descaro; y los atentados contra la vida de operadores de justicia, periodistas, activistas sociales y organizaciones civiles son parte de un nuevo orden de cosas. Como consecuencia inmediata está el exilio de muchos de ellos, obligados a abandonar su hogar y su país para salvar su vida.

En medio del caos, el honorable juez Miguel Ángel Gálvez se ha transformado en uno de los últimos bastiones del estado de Derecho en Guatemala. Armado con su sólido conocimiento de las leyes, una rectitud a toda prueba y un profundo compromiso con la justicia, enfrenta algunos de los procesos de mayor impacto de los últimos años. Entre ellos, los dolorosos casos de las mujeres indígenas violadas en Sepur Zarco y del Diario Militar -el archivo de la muerte con las fichas de miles de detenidos, desaparecidos y asesinados entre 1983 y 1985- los cuales involucran a ex miembros del Ejército y constituyen estremecedoras evidencias de los horrendos crímenes cometidos por el Estado con la complicidad de la cúpula empresarial, ante el silencio de la comunidad internacional.

El hecho de ligar a proceso a un grupo importante de ex militares de alta graduación representa un acto de valentía extrema en un país invadido por las mafias en todas sus instancias, pero especialmente en aquellas como el Ministerio Público y las Cortes de justicia, desde donde se apaña la corrupción y la impunidad. Esto ha significado la condena a muerte -hecha pública por uno de los allegados al poder- para un juez íntegro como Miguel Ángel Gálvez, así como significó el exilio de operadores de justicia cuyo impecable desempeño puso en evidencia a las redes de corrupción que socavan al estado de Derecho.

La pérdida de las bases institucionales no ha sido totalmente evaluada por la ciudadanía. Si los sectores de mayor poder y los estratos urbanos de clase media creen que con la impunidad y la vía libre para perpetrar toda clase de actos de corrupción el país puede sobrevivir, están equivocados. Las últimas dos administraciones rompieron récord y acabaron con cualquier posibilidad de retorno de la democracia.

Lo que ahora corresponde es una rotunda reacción ciudadana ante semejante pérdida. Acompañar al honorable juez Miguel Ángel Gálvez es un deber ciudadano. Este Quijote de la justicia ha tenido más de una cita con la Historia durante el desempeño de su difícil labor como jurista, dejando la marca indeleble de la honorabilidad, la ética y el amor por el país. Para Guatemala, la posibilidad de su exilio sería como cerrar el último capítulo, declarar oficialmente la muerte del Estado y entregar así todo el mando a sus peores enemigos.

El honor reside en el compromiso, la ética y la convicción de hacer lo correcto.

Fuente de la información: www.carolinavasquezaraya.com

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