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Guatemala: El efecto de un bicho diminuto

El efecto de un bicho diminuto

pandemia

De nada sirven las alertas cuando nuestro impulso vital es regresar a la normalidad, reunirnos con las amistades y la familia o disfrutar de las actividades culturales que habíamos dejado a un lado. Eso es precisamente lo que me ha sucedido. A pesar de haberle hecho el quite al contagio durante toda la pandemia, hasta hace un par de días comencé a experimentar los síntomas y tomé conciencia de mi descuido. Al fin, estoy viviendo sus efectos. Sin embargo y pese a las advertencias sobre la alta incidencia del contagio, reconozco cómo la falta de certeza sobre sus alcances y la escasa información constante y actualizada nos han hecho relajar las medidas de precaución de manera progresiva, como un modo de olvidar sobre esta amenaza viral.

¿Qué sabemos con certeza sobre el diminuto virus? Al volcarnos hacia los sitios especializados y, de paso, también hacia aquellos no tan apegados a la ciencia, nos damos de narices con las contradicciones, las hipótesis, los contrastes entre quienes proponen tratamientos y quienes afirman que no sirven para nada. Al final del día estamos tan desorientados como al principio, mientras nuestro organismo se prepara para la batalla.

Este es el panorama personal, aunque depende de cada quien la manera como lo gestiona, lo cual nos enfrenta a la realidad de nuestra ignorancia sobre el tema. Pero hay otro lado de la medalla, y es el panorama en nuestros países, cuyo bajo nivel de desarrollo condena a la población a ver cómo se las apaña, sin el consuelo de una infraestructura sanitaria adecuada para cubrir las emergencias. En algunos de ellos -los más corruptos y, por ello, carentes de una plataforma seria y confiable, pero también privados de políticas públicas adecuadas- los sectores que sobreviven por debajo de la línea de la pobreza no solo están fuera de los presupuestos estatales, sino también incapacitados, por motivos estructurales, para obtener un mínimo alivio a sus problemas de salud.

Los ejemplos abundan: gobernantes que se han llenado los bolsillos con los presupuestos para afrontar la pandemia; sistemas sanitarios incapaces de resolver el desafío de los programas de vacunación y tratamiento; y, peor aún, la ignorancia a la cual han condenado a la ciudadanía por no tener siquiera información actualizada. Con el propósito de planificar un adecuado plan de contingencia, enfrentar a la pandemia y no negar su existencia, es indispensable un esfuerzo institucional capaz de superar la voracidad de nuestros gobernantes y sus círculos de aliados. Es criminal la irresponsabilidad de quienes tienen en sus manos el poder para gestionar los mecanismos de control de la pandemia. Otro de los grandes obstáculos para conocer los verdaderos alcances de esta situación es la pobreza de medidores estadísticos, por medio de los cuales tener una idea de cómo afrontar los efectos devastadores de esta emergencia en términos de pérdida de empleos, colapso de la economía familiar, violencia doméstica -especialmente contra niñas, niños y adolescentes- y el impacto directo especialmente duro contra los sectores menos favorecidos.

Es difícil tener una idea de cómo nos afectará esta nueva ola de contagios, pero el mensaje sigue vigente: cuídense, utilicen los recursos de prevención y no confíen con tanta ligereza en la seguridad del contacto con otras personas. A mí ya me pasó la cuenta.

En el tema de salud, la responsabilidad personal es la mejor protección.

Fuente de la Información: https://iberoamericasocial.com/el-efecto-de-un-bicho-diminuto/

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Guatemala: 21 de junio. Año nuevo para algunos pueblos andinos

21 de junio. Año nuevo para algunos pueblos andinos

OLLANTAY  ITZAMNA

«Hace tan sólo algunas décadas atrás, anunciar o mostrar públicamente la celebración ritual de nuestra gratitud con el Sol, (21 de junio), era impensable y motivo de vergüenza. Sí, era causa de mofa social. Ignorantes nos llamaban los «ilustrados».

Ahora, la celebración de la gratitud y clamor al Padre Sol para que vuelva con su calor lo más antes posible en estas épocas de noches largas y más frías, se va convirtiendo casi en un motivo de orgullo y reconstitución de las identidades y espiritualidades de los pueblos.

Nadie sabe a «ciencia cierta» en qué fecha exactamente celebraban nuestros abuelos el Willka Kuti o Inti Raymi. Se asume que es en el momento del solsticio del invierno (21 de junio), pero la ciencia modélica hegemónica tampoco puede establecer con exactitud el instante en el que ocurre, en todo el hemisferio del Sur, el solsticio del invierno. 

Lo cierto es que hay tantos años nuevos, en fechas diferentes, como pueblos existen en el mundo. Los pueblos mayas tienen tres o dos calendarios, y con sus propias fechas de año nuevo. Aymaras, mapuches y quechuas celebramos nuestro año nuevo el 21 de junio. Occidente celebra el 1 de enero. Los judíos, musulmanes, en fechas diferentes….

La colonización occidental, en su intento de colonización/cristianización, persiguió/castigó con el suplicio a nuestros abuelos para escarmentarnos y así evitar que coexista la diversidad de estilos de vida en el Planeta. Lo hicieron durante la colonia europea y lo hacen aún en la actual colonia republicana.

Pero, muy a pesar de la violencia de la modernidad y el culturicidio del cristianismo, en esta parte del mundo, la mística de la resistencia creativa puede más que la violencia destructiva de siglos.

Aún recuerdo. Mis padres, que ya celebran Willka Kuti desde el fecundo vientre de la Pachamama, bajaban hacia los barrancos más inaccesibles, a la media noche, a escondidas incluso de su hijos, para vivir, realizar, sus ceremonias ancestrales de gratitud con la Tierra.

Al parecer, esos tiempos cuando la espiritualidad de la Vida era motivo de persecución, vergüenza y muerte, seden como consecuencia de las nefastas consecuencias de destrucción y muerte que la colonización/cristianización impuso (universalizó) en el mundo.

Por eso, el Año Nuevo Andino, no debe ser únicamente celebración del retorno del calor solar al hemisferio Sur en estos tiempos de noches largar y frías, donde todo parece morir, sino también debe ser una celebración de la incipiente y creciente victoria de las espiritualidades de la Vida sobre las religiones y doctrinas coloniales de muerte y sus monocultivos culturales.

No somos individuos. Somos comunidad. No somos dueños. Somos parte de la comunidad cósmica. No somos átomos aislados en el pluriverso. Somos comunidad dependiente de todos los seres de la comunidad cósmica. Por eso, nuestra gratitud con el Tayta Inti (Padre Sol) es tan real como el frío o el calor que sentimos en el cuerpo.

Fuente de la información: https://ollantayitzamna.com/2022/06/21/21-de-junio-ano-nuevo-para-algunos-pueblos-andinos/#more-3036

 

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Guatemala: La semilla rebelde

La semilla rebelde

Carolina Vásquez Araya

La violencia contra los pueblos originarios solo los ha hecho más fuertes.

En toda nuestra América, pero también en el resto del mundo, el acoso y la violencia criminal en contra de comunidades autóctonas que no ceden ante la invasión de sus territorios, ha causado millones de víctimas inocentes. Esta guerra constante, herencia de las invasiones colonizadoras cuya bandera de raza y estirpe impera sin sonrojo, ha marcado en ellas, a lo largo de las generaciones, la huella de la pobreza, la desigualdad y la injusticia. En pleno siglo veintiuno podemos observar el aniquilamiento de poblados enteros e incluso macabros planes estatales destinados a apoderarse de sus tierras.

En la Amazonía, en la región de la Araucanía, o en las estepas del norte de Canadá, los habitantes llevan en su historia el sino de la persecución y la pérdida de sus diversas expresiones culturales. Pero, además, el peso de una existencia privada de los derechos ancestrales sobre los territorios que les han pertenecido. En síntesis, el colonialismo, de cuya arrogancia y desprecio por la vida están saturados los tratados de historia, permanece intacto; fortalecido por un sistema depredador capaz de anteponer las ventajas para un puñado de entidades industriales, agrícolas o comerciales, por encima de la vida de millones de seres humanos.

La constante y despiadada manipulación de la imagen pública de los pueblos originarios, inyectada en el imaginario colectivo de las clases medias gracias al trabajo minucioso de los medios de comunicación aliados con el poder, contribuye de modo rotundo en la pérdida de identidad, en la creación de estereotipos -capaces de poner una división indestructible entre sectores sociales- y en la división de una ciudadanía que termina siendo instrumentalizada con ese propósito. Sin embargo, en ellos aún persiste la semilla rebelde que los ancla a su territorio.

Este milenio, con sus crisis migratorias, sus conflictos bélicos por el dominio geopolítico y la voracidad insaciable de las multinacionales, será la prueba de fuego para innumerables comunidades indígenas que aún logran sobrevivir a pesar de las agresiones y los intentos por exterminarlas. Las estrategias varían y se desplazan desde el ataque violento -como en la región mapuche o la Amazonía brasileña- hasta esos planes de “integración” forzada la cual, en esencia, significa la destrucción del tejido social y cultural de comunidades ricas en expresiones propias.

Estamos ingresando a la etapa más dura de la guerra por el agua y los alimentos. El escenario incluye los efectos devastadores del cambio climático, por un lado, y la visión deshumanizante de la comunidad internacional sobre las poblaciones privadas de recursos, por otro. Los pueblos originarios, que alguna vez tuvieron soberanía sobre sus territorios pero fueron colonizados y expoliados por imperios que hoy se ufanan de sus riquezas, no tienen derecho a decidir sobre su futuro y menos aún sobre su presente. Los “desplazados forzosos”, esas personas obligadas a abandonar su hogar y su tierra, ya son cien millones; cien millones de seres humanos perdidos en la nada social.

Cien millones entre los cuales predominan los grupos étnicos que no encajan con el sistema capitalista y tampoco con los preceptos de los marcos teóricos de las sociedades urbanas, tan adictas al ejercicio de la discriminación y sus variadas formas de dar a cada quien su lugar, en este mundo de infinitos estratos.

Cien millones de seres humanos caminando por el mundo sin rumbo y sin futuro.

Fuente de la Información: https://iberoamericasocial.com/la-semilla-rebelde/

 

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El Juez Gálvez y su cita con la Historia

Por: Carolina Vásquez Araya

Un juez guatemalteco cuyo compromiso con la justicia reta a las mafias.

La captura del Estado del Guatemala, perpetrado por las mafias en el poder, es total y pública. Los tres poderes -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- ya han sido invadidos por quienes pretenden transformar una débil democracia en una dictadura, pero no con el propósito de gobernar, sino con la perversa intención de destruir por completo su institucionalidad en pleno. Para ello, cuenta con un sicariato organizado desde oscuras huestes militares y empresariales, cuyo empeño consiste en revivir los violentos tiempos que llevaron a ese país al conflicto armado interno que duró más de 36 años.

Las amenazas contra quienes todavía intentan detener esa debacle, cruzan todos los espacios públicos con un absoluto descaro; y los atentados contra la vida de operadores de justicia, periodistas, activistas sociales y organizaciones civiles son parte de un nuevo orden de cosas. Como consecuencia inmediata está el exilio de muchos de ellos, obligados a abandonar su hogar y su país para salvar su vida.

En medio del caos, el honorable juez Miguel Ángel Gálvez se ha transformado en uno de los últimos bastiones del estado de Derecho en Guatemala. Armado con su sólido conocimiento de las leyes, una rectitud a toda prueba y un profundo compromiso con la justicia, enfrenta algunos de los procesos de mayor impacto de los últimos años. Entre ellos, los dolorosos casos de las mujeres indígenas violadas en Sepur Zarco y del Diario Militar -el archivo de la muerte con las fichas de miles de detenidos, desaparecidos y asesinados entre 1983 y 1985- los cuales involucran a ex miembros del Ejército y constituyen estremecedoras evidencias de los horrendos crímenes cometidos por el Estado con la complicidad de la cúpula empresarial, ante el silencio de la comunidad internacional.

El hecho de ligar a proceso a un grupo importante de ex militares de alta graduación representa un acto de valentía extrema en un país invadido por las mafias en todas sus instancias, pero especialmente en aquellas como el Ministerio Público y las Cortes de justicia, desde donde se apaña la corrupción y la impunidad. Esto ha significado la condena a muerte -hecha pública por uno de los allegados al poder- para un juez íntegro como Miguel Ángel Gálvez, así como significó el exilio de operadores de justicia cuyo impecable desempeño puso en evidencia a las redes de corrupción que socavan al estado de Derecho.

La pérdida de las bases institucionales no ha sido totalmente evaluada por la ciudadanía. Si los sectores de mayor poder y los estratos urbanos de clase media creen que con la impunidad y la vía libre para perpetrar toda clase de actos de corrupción el país puede sobrevivir, están equivocados. Las últimas dos administraciones rompieron récord y acabaron con cualquier posibilidad de retorno de la democracia.

Lo que ahora corresponde es una rotunda reacción ciudadana ante semejante pérdida. Acompañar al honorable juez Miguel Ángel Gálvez es un deber ciudadano. Este Quijote de la justicia ha tenido más de una cita con la Historia durante el desempeño de su difícil labor como jurista, dejando la marca indeleble de la honorabilidad, la ética y el amor por el país. Para Guatemala, la posibilidad de su exilio sería como cerrar el último capítulo, declarar oficialmente la muerte del Estado y entregar así todo el mando a sus peores enemigos.

El honor reside en el compromiso, la ética y la convicción de hacer lo correcto.

Fuente de la información: www.carolinavasquezaraya.com

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UNESCO: A la escucha de las niñas y mujeres

A la escucha de las niñas y mujeres

Magdalena Cox Xum es la menor de una fratría de cuatro hermanas y cinco hermanos de la localidad de San Andrés Xecul, situada al sudoeste de Guatemala, en el Departamento de Totonicapán. En esta región sólo un 35% de las niñas en edad escolar frecuentan los centros docentes de primaria, mientras que a los de enseñanza secundaria sólo accede un menguado 1% de las muchachas con edades comprendidas entre 12 y 21 años de edad.

En 2014, el índice de mujeres alfabetizadas era uno de los más bajos del país: un 62,5%. En la familia de Magdalena, ella y su hermano menor son los únicos que pudieron finalizar sus estudios y, luego, con la ayuda de su madre esta joven cursó una formación para poder ejercer la profesión de maestra bilingüe (en quiché y español) en la enseñanza primaria.

En 2018, en el marco de un nuevo proyecto financiado por el Fondo UNESCO-Malala para el derecho de las niñas a recibir educación, Magdalena llegó a ser la primera coordinadora pedagógica del Centro Local UNESCO-Malala de San Andrés Xecul. Ese fondo se creó en 2012, a raíz de la brutal tentativa de asesinato perpetrada contra la joven paquistaní Malala Yusafzai, militante por el derecho de las niñas a recibir educación. La acción del Fondo se basa en el postulado de que la educación tiene un gran poder transformador por ser creadora de valores y prácticas que respetan y fomentan los derechos humanos, la inclusión social, la igualdad de género y la paz.

Tengo derecho a la educación, a jugar, a cantar, a hablar, a ir al mercado y a expresarme.
Malala Yusafzai en la entrevista concedida al canal televisivo CNN (noviembre de 2011)

Magdalena no se contenta con enseñar, sino que además va de casa en casa en búsqueda de posibles alumnas. En una ocasión, dijo a una mujer: “Por las mañanas puedes cuidar de tus animales, pero por las tardes vente a estudiar conmigo”. Hoy en día, esa mujer ha finalizado su sexto año de estudios. Magdalena imparte las clases en su propio domicilio, tras haber comprado una pizarra blanca y bancos para las educandas.

Magdalena Cox (tercera por la derecha) y sus amigas se esfuerzan por contrarrestar el acceso limitado de las niñas a la educación en Guatemala, impulsando las actividades de los Centros Locales UNESCO-Malala

Magdalena Cox (third from left) and her friends are working to address girls’ limited access to education in Guatemala through the local UNESCO Malala Center. © UNESCO / Mariana Samayoa
Estoy encantada de poder ayudar a las niñas y mujeres de mi comunidad. Aunque los Centros hayan despertado en ellas un gran interés, todavía nos queda mucho por hacer, especialmente en la tarea de llevar la educación a las que viven en zonas apartadas. Tenemos que ofrecer oportunidades a todas sin distinción.
Magdalena Magdalena Cox Xum

Desde 2018, se han unido a ella nuevas coordinadoras pedagógicas para emularla. Juana, Lucero y Sandra se están consagrando ahora a la tarea de lograr que el derecho a la educación de las niñas y mujeres indígenas de Guatemala se traduzca en los hechos.

Mi vida ha cambiado mucho en los últimos meses porque tenía la costumbre de trabajar directamente con las mujeres y niñas de la comunidad. Ahora, sólo puedo ponerme en contacto con ellas y prestarles apoyo por “WhatsApp”. Pese a todo y a que las posibilidades de desplazarse son limitadas, he podido visitar a algunas en sus casas
Magdalena Cox Xum

Los Centros Locales UNESCO-Malala de Guatemala trabajan con copartícipes locales para poder ofrecer programas de enseñanza viables en zonas rurales alejadas de las escuelas y afectadas por problemas económicos, en las que el acceso de las niñas y mujeres a la educación es muy limitado. Los cursos de esos programas se imparten en el idioma de las alumnas y su objeto es contribuir a su autonomía en el plano personal y socioeconómico.

Mi proyecto de futuro es proseguir mi labor docente con las niñas y mujeres, pero también dirigirme a los muchachos jóvenes que nos manifiestan su interés por aprender. Es importante integrarlos porque esto puede coadyuvar a que vayan desapareciendo las normas sociales negativas y los estereotipos de género con respecto a la educación de las niñas y mujeres.
Magdalena Cox Xum

Ante todo, es fundamental escuchar cuáles son los deseos y las necesidades de las niñas y mujeres. Por eso en abril de 2018, cuando se inició la primera fase del proyecto, se organizaron dos talleres participativos previos en los Centros Locales UNESCO-Malala de los municipios de San Andrés Xecul y Santa María Chiquimula. Muchas de las participantes se matricularon en esos talleres firmando con sus huellas digitales porque no sabían leer ni escribir. Una de las asistentes declaró: “Lo que yo quiero es tener conocimientos prácticos que me ayuden a tener ingresos propios”. Otra dijo que, para ella, aprender a leer le iba a servir para no perderse en la calle. Otra manifestó que quería ser maestra y, por último, otra indicó que quería aprender para ayudar a sus hijos a hacer los deberes escolares.

Me agradan mucho todos los aspectos de mi trabajo, especialmente las visitas a las comunidades para localizar a mujeres y niñas que desean aprender y ayudarlas a matricularse en el Centro. Algo que puede parecer muy banal, como el hecho de poder escribir el propio nombre, significa mucho para las mujeres.
Sandra.

Una participante en un taller organizado por los Centros Locales UNESCO-Malala de Guatemala

A participant at a workshop organized by the UNESCO-Malala Centers © UNESCO Guatemala / Armando Velásquez
El cambio más importante ha sido la evolución de estereotipos negativos como el de ‘las mujeres no tienen que estudiar’. Ahora, las madres que no pudieron ir a la escuela apoyan a sus hijas para que cursen estudios.
Juana
Retratos de participantes en programas educativos de los Centros Locales UNESCO-Malala de Guatemala
Desde que soy coordinadora pedagógica me he convertido en un modelo para toda mi familia, especialmente para mi abuela que ahora participa en las actividades del Centro y anima a todos mis familiares a que sigan mi ejemplo.
Lucero

Los Centros Locales UNESCO-Malala de Guatemala trabajan con copartícipes locales para poder ofrecer programas de enseñanza viables en zonas rurales alejadas de las escuelas y afectadas por problemas económicos, en las que el acceso de las niñas y mujeres a la educación es muy limitado. Los cursos de esos programas se imparten en el idioma de las alumnas y su objeto es contribuir a su autonomía en el plano personal y socioeconómico.

Ante todo, es fundamental escuchar cuáles son los deseos y las necesidades de las niñas y mujeres. Por eso en abril de 2018, cuando se inició la primera fase del proyecto, se organizaron dos talleres participativos previos en los Centros Locales UNESCO-Malala de los municipios de San Andrés Xecul y Santa María Chiquimula. Muchas de las participantes se matricularon en esos talleres firmando con sus huellas digitales porque no sabían leer ni escribir. Una de las asistentes declaró: “Lo que yo quiero es tener conocimientos prácticos que me ayuden a tener ingresos propios”. Otra dijo que, para ella, aprender a leer le iba a servir para no perderse en la calle. Otra manifestó que quería ser maestra y, por último, otra indicó que quería aprender para ayudar a sus hijos a hacer los deberes escolares.

Participantes en los talleres organizados por los Centros Locales UNESCO-Malala de Guatemala

Participants at workshops organized by the UNESCO-Malala Centers

En agosto de 2019 se organizaron otros dos talleres para que las participantes en el proyecto pudieran exponer e intercambiar sus experiencias sobre lo aprendido en los Centros. Acudieron a ellos más de 100 mujeres y muchachas que dieron testimonio de cómo la educación había cambiado sus vidas. Para una de ellas, el cambio había consistido en “poder salir de casa, despejarse la mente y aprender un montón de cosas…, en resumen, un cambio afortunado”. Otra estimó que su gran descubrimiento fue percatarse de que “las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos, y eso ha cambiado mi visión del mundo».

En marzo de 2020, los Centros cerraron sus puertas por la crisis sanitaria mundial y fue necesario que las coordinadoras pedagógicas se adaptaran a la situación para que, en el contexto de la nueva normalidad, pudieran seguir prestando apoyo a las mujeres que participaban en ellos. A este respecto, cabe destacar que el hecho de que en Guatemala solamente un 29% de la población tenga acceso a Internet supuso todo un reto para superar el problema de la conectividad. No obstante, se impartieron cursos de formación a distancia sobre temas como la salud y el bienestar, la igualdad entre los sexos, la prevención de la violencia de género y la autonomía económica, distribuyéndose para ello toda una serie de instrumentos tecnológicos y materiales educativos bilingües. En total, los Centros de Guatemala atendieron a más de 500 mujeres y jóvenes.

Fuente de la Información: https://www.unesco.org/es/articles/la-escucha-de-las-ninas-y-mujeres

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Guatemala: Falta de oportunidades, pobreza, violencia: el drama que rodea la migración de niños y adolescentes

Falta de oportunidades, pobreza, violencia: el drama que rodea la migración de niños y adolescentes

Ana Lucía Ola

Las razones que llevan a que menores de edad de la región migren son diversas. Este año hasta el 23 de mayo más de 6 mil niños, niñas y adolescentes migrantes irregulares guatemaltecos fueron retornados.

“Sentí temor porque me amenazaron, tuve miedo de que me hicieran algo”. Darlyn -nombre ficticio- tiene 14 años, huyó de El Salvador porque pandilleros la acosaban. Lleva 11 meses en Guatemala, donde ha solicitado asilo. El proceso va encaminado, para ella y su bebé de tres meses.

La ilusión de la adolescente era ser militar en su país, ahora lo que busca es poner un negocio en el corto tiempo para trabajar y sostener a su hijo. Mientras llega la oportunidad, estudia por las tardes de manera virtual con el apoyo de la Casa del Migrante y la organización Plan Internacional le gestiona una beca. Cursa segundo básico.

“Primero Dios voy a obtener los papeles”, menciona con ilusión, pero la voz se le quiebra en segundos al recordar que dejó a sus padres y a sus hermanos en El Salvador. Todo por la violencia de las pandillas.

“A veces me arrepiento porque no voy a poder alcanzar mis sueños, pero también le agradezco a Dios por mi bebé”, dice.

Acá tiene a su abuela, que migró a Guatemala hace cinco años, y la acogió cuando su nieta le explicó que corría peligro si no huía de su país. Ella es quien la apoya con la crianza del bebé, y con sus estudios, le compra recargas de internet para que desde su teléfono pueda recibir las clases.

“A veces me arrepiento porque no voy a poder alcanzar mis sueños, pero también le agradezco a Dios por mi bebé”, dice.

Acá tiene a su abuela, que migró a Guatemala hace cinco años, y la acogió cuando su nieta le explicó que corría peligro si no huía de su país. Ella es quien la apoya con la crianza del bebé, y con sus estudios, le compra recargas de internet para que desde su teléfono pueda recibir las clases.

De acuerdo con datos oficiales, este año hasta el 23 de mayo fueron retornados 39 mil 528 migrantes indocumentados guatemaltecos desde Estados Unidos y México, vía terrestre y área. La cifra incluye a menores de edad.

El reporte indica que, desde México vía terrestre regresaron a Guatemala a 505 menores acompañados y 1 mil 672 que viajaban solos. Mientras que vía área fueron 105 menores acompañados y 1 mil 535 no acompañados.

Desde Estados Unidos vía área retornaron 2 mil 846 menores acompañados y 79 que iban solos. En total son 6 mil 742 niños y adolescentes indocumentados que vieron truncada su travesía hacia territorio estadounidense. según el consolidado de Fernando Castro Molina, consultor migratorio.

Sucely Donis, especialista en migración y cambio climático para Plan Internacional Guatemala, señala que si bien el factor económico lleva a las personas a migrar con el paso de los años se han sumado otros problemas como conflictos internos en los países, la criminalidad, pero también el cambio climático.

El paso de las tormentas Eta e Iota dejó a muchas familias sin medios para subsistir.

violencia en la niñez

En un dibujo plasman los niños la violencia y cómo les afecta, como parte de la atención psicológica que reciben en la Casa del Migrante. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

“Antes en los recorridos migratorios veíamos en su mayoría a persona adultas, o cabezas de familias, esa dinámica ha cambiado, quienes están tomando la batuta de llevar sustento a sus hogares son los niños, niñas y adolescentes, estamos hablando de edades entre los 14 y 16 años, que se atreven a pasar por un sinfín de situaciones para alcanzar sus sueños de vida, pero también el de sus familiares”, indica Donis.

No se sabe con certeza cuántos niños y adolescentes se han desplazado internamente, como tampoco hay datos de los que han migrado de manera irregular hacia México y Estados Unidos. Es el reporte de los que son retornados o deportados el que da una idea de la magnitud del problema.

“Hay que prestarle atención porque las personas que están retornando difícilmente van a encontrar el país como lo dejaron, y las condiciones en su retorno son ahora mucho más difíciles que las que los llevaron a irse”, señala la entrevistada de Plan Internacional.

Estudiar no es prioridad

En ese proceso hay niños y adolescentes que abandonaron la escuela para migrar, la especialista de Plan Internacional Guatemala refiere que una de las oportunidades para que puedan continuar con sus estudios es crear modelos flexibles de educación que les facilite retomarlos y crear mecanismos que les permitan desarrollar habilidades o competencias que les ayuden a reinsertarse no solo en la sociedad sino también al campo laboral.

Al dejar los estudios es difícil que los retomen, añade, pues los menores han tomado el papel de adultos y su objetivo es obtener los recursos económicos para colaborar con el sostenimiento de la familia, proveerle a los padres un terreno o una casa, o bien pagar la deuda que adquirieron para poder viajar hacia Estados Unidos.

Donis indica que en los niños y adolescentes retornados hay una ruptura emocional y de desarrollo físico que debe ser atendida, porque ellos se van con la ilusión de lograr condiciones de vida mejores para ellos y sus familias, y no lo logran.

“Cuando ese sueño se rompe por una deportación, por un retorno, lo último de lo que quieren saber es de la educación, porque ellos están conscientes de que tienen que pagar una deuda, aparte traen un tema emocional fuerte de no haber alcanzado o cumplido sus sueños, y esos son los casos más sencillos, pero hay otros en los que van huyendo porque su vida corre peligro”, agrega Donis.

Ese es el caso de Darlyn, cuya intención de migrar no fue por situaciones económicas sino para escapar de la violencia, y lo hizo a un país vecino. En Guatemala intenta reanudar sus estudios en la capital.

Pero sería más complejo en la provincia, Plan Internacional ha evidenciado un rechazo de las mismas comunidades hacia las niñas y mujeres jóvenes retornadas, sobre ellas pesa un estigma que les dificulta retomar sus vidas, sus estudios, reinsertase a la sociedad.

Sucely Donis, Plan Internacional

Sucely Donis, especialista en migración de Plan Internacional, analiza la situación de violencia y migración en Centroamérica. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

“Hay muchas brechas por cerrar, comenzando porque la educación en nuestros países no es prioridad en las agendas de los gobiernos, al igual que la migración, y deberían de ponerle atención a estos temas, porque el bono demográfico de Guatemala se está yendo”, agrega, pues la cantidad de población joven que está migrando va en aumento con los años, y este es un fenómeno que alcanza otros países de la región.

En Guatemala el bono demográfico está conformado por la tercera parte de la población, guatemaltecos entre 13 y 30 años que al darles las herramientas adecuadas podrían contribuir al desarrollo económico del país.

Durante el 2021, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)un total de 7 mil 840 niños y adolescentes migrantes no acompañados retornaron de forma forzosa a Guatemala, un 73.8% más que en el 2020. Las detenciones en la frontera suroeste de Estados Unidos de esta población también aumentaron, crecieron 670% con respecto a 2020.

Fuente de la Información: https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/falta-de-oportunidades-pobreza-violencia-el-drama-que-rodea-la-migracion-de-ninos-y-adolescentes/

 

 

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Guatem-mata, un mensaje no tan subliminal

Por: Vásquez Araya Carolina

Hay metidas de pata y hay actos fallidos. No confundir.

Para explicar el extraño encabezado de esta columna, debo señalar que se refiere a la más reciente actuación de la secretaría de comunicación de la presidencia de la república de Guatemala en donde algún genio del diseño tuvo la ocurrencia de crear un logotipo engañoso en donde se lee, claramente: Guatemmata. Es decir, un intento torpe por imprimir la idea de Giammatei (la doble mm) en la identidad del país.

No está demás decir que este es solo un ejemplo mas de la incapacidad de quienes rodean a ese proyecto de dictador propio de una república bananera. Lo que llama la atención de este paso en falso, es la veracidad implícita en ese logotipo. En Guatemala, efectivamente, el Estado y su gobierno, matan. Matan a sus niñas, niños y adolescentes; matan cualquier oportunidad de desarrollo; extinguen a una justicia endeble y engañosa por medio de un sistema de corrupción nunca antes visto apoyado por todos los poderes del Estado y, desde las sombras, por el sector empresarial organizado aliado con organizaciones criminales. Y también a quienes luchan por proteger su tierra y su democracia.

Imposible dejar de señalar lo que ocurre actualmente en Guatemala. Un país abandonado por la comunidad internacional pero, aún peor: abandonado por sus habitantes de las áreas urbanas, divorciados de sus coterráneos del sector rural a partir de estrategias divisionistas cargadas de racismo.

Guatemala es el ejemplo de lo que un país no debe ser. Sus mejores ciudadanos son ferozmente hostigados y se les obliga a abandonar su patria para sobrevivir. Periodistas y comunicadores éticos, afanados en una lucha sin tregua por investigar y difundir la verdadera tragedia en esta nación castigada, sufren toda clase de acosos y amenazas, se les impide el acceso a la información pública, se les persigue y, como si eso fuera poco, desde su más altas instancias el sector político organiza una masiva campaña de desinformación, a la cual algunos medios de comunicación se unen sin dudarlo, haciendo uso de los abundantes fondos del Estado.

Delincuentes procesados por delitos de alto impacto -muchos vinculados al poder económico- se han refugiado en un sistema jurídico desmantelado a propósito y poblado de jueces y magistrados corruptos, con el propósito de criminalizar a los pocos juristas probos que van quedando y evadir así la acción de la justicia.

En medio de esta descomposición extrema, resulta sospechoso el silencio de la comunidad internacional. Sugiere que el colapso de un país tercermundista podría resultar beneficioso para sus empresas dedicadas a saquear recursos naturales, a sus planes de expansión económica o a la mas que obvia oportunidad de incidir en sus políticas internas. Porque así es como funcionan las dinámicas del poder y también el colonialismo solapado bajo planes de desarrollo.

El creador del nuevo logotipo para Guatemala ha hecho, sin querer queriendo, una de esas revelaciones inconscientes que suelen definirse como un acto fallido. En la verdad no hay engaño y ese país abundante en recursos y riqueza, pero gobernado por una pandilla de empresarios, políticos, narcotraficantes y militares corruptos, es ahora el ejemplo más lamentable de cómo es posible saquear a una nación ante un mundo impávido, manteniendo divididos a sus ciudadanos para conservar la impunidad absoluta sobre sus crímenes.

El colapso de un país tercermundista ante la pasiva mirada del mundo.

elquintopatio@gmail.com @carvasar

Fuente de la información: www.carolinavasquezaraya.com

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