El director ejecutivo de la Fundación Ixtatán lleva adelante distintos proyectos educativos pensados para los jóvenes de Guatemala. Él mismo fue beneficiario de la organización que hoy dirige
A los 13 años, Ronaldo Andrés Gómez pasó por una experiencia que lo marcó y lo hizo descubrir que la educación era la clave para desarrollarse. En aquel momento, se dirigía hacia la frontera entre Guatemala y México para trabajar en los cafetales. Pasó un mes en el campo con la tarea de limpiar el café. Recuerda que se le hicieron muchos callos en las palmas de las manos y, a pesar del dolor, no podía dejar de trabajar. “Esa situación me hizo darme cuenta de que quería otra cosa para mi vida. Al regresar a mi casa, empecé a estudiar hasta que logré realmente encontrar una oportunidad. Descubrí que la única forma de desarrollar otra vida era a través de la educación”, cuenta el líder, de 36 años, de ascendencia maya-chuj y que pertenece a la comunidad Tiaktak.
En la actualidad, la comunidad Tiaktak reúne a unas 300 familias y se ubica en San Mateo Ixtatán, Guatemala. El maya es uno de los grupos indígenas más numerosos de América; de los pueblos que lo integran en la actualidad (30 reconocidos por los gobiernos de los países en donde se ubican), el chuj es uno de ellos, con asentamientos también en México.
De acuerdo con las cifras del Censo de Población 2018, Guatemala tiene una población de 14,9 millones de habitantes, de los que 6,5 millones (43,75%) se autoidentificaron como indígenas de los pueblos mayas, garífunas, xincas y cróeles o afrodescendientes. Este y otros estudios especializados muestran la profunda desigualdad que existe entre indígenas y no indígenas, sobre todo en materia de salud, educación, empleos e ingresos.
“Muchos creen que las familias mayas no quieren enviar a sus hijos a la escuela, pero lo que pasa es que la prioridad en las comunidades es garantizar la comida para la familia. Los sectores medios, que cuentan con ingresos económicos, no tienen que preocuparse por la alimentación. Eso ya está cubierto. Entonces lo que se convierte en su prioridad es la educación y la salud”, explica Gómez.
Cuando uno alcanza un objetivo como acceder a la educación, te conviertes en un testimonio para mostrarle a otros que es posible
La realidad en San Mateo Ixtatán es que muchos jóvenes llegan a sexto de primaria y luego comienzan a trabajar con sus padres. Ir a la secundaria implica irse de la comunidad y muchas veces las familias no pueden afrontar el coste, aunque sea mínimo. Muchos no tienen acceso a agua potable, a energía eléctrica o a la educación básica. Gómez señala que no existen programas públicos que puedan subsanar esas necesidades.
“Vengo de una familia que tuvo muchas limitaciones en el acceso a oportunidades de desarrollo. La educación ha sido la puerta para poder acceder a otras posibilidades. Cuando uno se fija una meta, no importa las dificultades que existen. Uno debe continuar para lograr ese objetivo. Cuando se alcanza esa meta, te conviertes en un testimonio para mostrarle a otros que es posible. Para mí, la educación fue liberadora y transformadora. Por eso, quiero que más jóvenes puedan acceder a ella”, reflexiona Gómez.
La Fundación Ixtatán creó la primera escuela secundaria en el pueblo de San Mateo en 2005. Los primeros graduados obtenían el título de Maestros Bilingües Interculturales chuj-español. Gómez, actual director ejecutivo de la entidad, ingresó de niño a esta escuela para completar sus estudios y fue parte de la primera promoción. “Cuando era pequeño, recuerdo que veía unos talleres de alfabetización que se daban en mi comunidad a través de un programa del Gobierno. Me resultaba hermoso ver a estas personas recibiendo sus clases. Eso me cautivó y me llevó a pensar que quería ser maestro y ayudar a transformar vidas”, relata.
Desde su fundación, la escuela ha formado a 185 profesionales como maestros de educación bilingüe chuj-español, peritos, contables y bachilleres en ciencias y letras. En 2012, el currículum fue adaptado para reflejar la filosofía de aprendizaje basado en proyectos: como parte de la educación académica, los estudiantes se preparan en talleres ocupacionales sobre agroecología, panadería o carpintería. Así, se generan ingresos para la escuela, y los estudiantes adquieren experiencias útiles para la vida.
Después de la secundaria, Gómez continuó con los estudios universitarios. Se graduó como licenciado en Educación por la Universidad del Valle Guatemala y realizó un máster en investigación por la Universidad de San Carlos de Guatemala. “Al terminar con la carrera trabajé cinco años en el sector público. Fui coordinador del componente de formación en la Comisión Presidencial contra la Discriminación (CODISRA) y administraba talleres sobre la importancia de la erradicación del racismo en Guatemala. El foco estaba puesto en evitar la discriminación a las personas indígenas y afrodescendientes y mostrar que es un sistema que genera desigualdad social”, explica.
En 2019, volvió a ponerse en contacto con la Fundación Ixtatán y le ofrecieron el puesto de director ejecutivo, con un equipo de 20 personas a su cargo. “Mi rutina consiste en hablar con distintas organizaciones para crear proyectos. Precisamente, lo que busco es realizar una inversión en desarrollo a largo plazo. Trato de convencer a distintas instituciones y organismos que la mejor inversión que pueden hacer es en la educación de niños y jóvenes, que van a ser los futuros líderes de la sociedad”, aclara.
Su pasión es proporcionar apoyo educativo a los jóvenes desfavorecidos de las zonas rurales de Guatemala. “Creo que la enseñanza tiene el poder de transformar la vida de los niños, dándoles esperanza y un futuro mejor”, expresa. Gómez viaja a las comunidades cercanas a San Mateo cada dos o tres meses para evaluar los progresos de los proyectos. “Me acerco para dialogar con las autoridades locales y formar alianzas”, señala. Otra parte de su rutina tiene que ver con escribir documentos para que otras organizaciones que trabajen con chavales puedan replicar los aprendizajes de la Fundación.
En la actualidad, el enfoque principal de Ixtatán se centra en la innovación educativa a través de la implementación de aprendizaje innovador. El modelo basado en proyectos (ABP) se convirtió en su principal programa de trabajo, dado que es eficiente en la generación de aprendizajes significativos. Les permite llevar a la práctica los conocimientos desarrollados para la solución de los problemas de la vida real, lo que ayuda a trabajar de manera autónoma para construir su propio aprendizaje y llegar a resultados concretos generados por ellos mismos. “Aprenden a identificar problemas en su contexto y a partir de eso analizan, investigan y proponen una solución”, explica Gómez.
En 2021, el director de la Fundación fue invitado a participar en un programa virtual llamado International Visitors Leadership Program (IVLP), en el que cuentan con más de 20 líderes de todo el mundo para aprender sobre el racismo y la discriminación racial en Estados Unidos. En 2022, fue de manera presencial. En una tercera instancia, aplicó y ganó el Premio al Impacto del IVLP. “Mi objetivo era utilizar la beca para desarrollar un club de lectura con niños y adolescentes en San Mateo Ixtatán. 50 participantes se benefician de esta iniciativa. A través de la propuesta se busca generar conciencia sobre la importancia de la protección de los derechos humanos y el cuidado del medio ambiente. Al mismo tiempo, se desarrollan habilidades de lectura, liderazgo, trabajo en equipo, comunicación y pensamiento crítico”, cuenta.
Cuando lleve 10 años en la Fundación, me retiraré porque es importante dar espacio a nuevos líderesRonaldo Andrés Gómez, director ejecutivo de Ixtatán
Hoy Gómez dirige varios proyectos educativos patrocinados por la Embajada de Estados Unidos en Guatemala para promover la movilidad social. “Comenzamos a trabajar juntos en 2008. Implementamos distintos programas de formación para jóvenes. De esta forma se contribuyó a que muchos de ellos vayan a la universidad. También, desarrollamos, en conjunto, programas de inglés. De esta forma, se está invirtiendo precisamente en aquellos jóvenes que creemos que pueden promover cambios significativos en el corto plazo”, desarrolla.
A lo largo de su carrera, Gómez creó distintas metas. “Cuando trabajé para el Gobierno, mi idea era quedarme durante cinco años. No quería acomodarme ahí. Sabía que quería explotar otras áreas. En la Fundación llevo casi cuatro años y mi idea es trabajar por unos diez años. Después de eso, supongo que me retiraré porque es importante dar espacio a nuevos líderes. Estoy tratando de involucrar al resto de mi equipo para que cuando me vaya, haya gente que esté preparada para conducir el trabajo que hacemos hoy como Fundación”, comenta. Considera que su siguiente paso profesional será la Academia. Quiere dar clases en universidades, investigar y seguir contribuyendo desde ese espacio al área de educación.
Al reflexionar sobre su trabajo, Gómez remacha: “En estos años encontré a jóvenes con mucho potencial, con una visión distinta y que te cuestionan. En eso tal vez radica la esperanza de construir una sociedad mucho más justa”.
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