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Legalizaciȯn de la exclusión

Por: Leonardo Díaz

 

Toda sociedad plural se debate entre conflictos de intereses y de derechos. De ahí, la necesidad de establecer jerarquía entre los mismos.

 

En un artículo reciente, titulado “Legalizando delitos: Código Penal viola constitución y tratados internacionales” (Acento, 4-7-2021), la abogada Ivanna Molina aborda uno de los problemas sociales más acuciantes de la sociedad dominicana, la legalización de las prácticas violatorias de los derechos humanos.

Cualquier sociedad puede incurrir en prácticas violatorias de los derechos de las personas. La actitud democrática conlleva educar para tratar de reducir estas acciones a su mínima expresión, mientras legisla para proteger a quien, por cualquier motivo, puede verse afectado por agravios a su dignidad personal.

Uno de los signos de una sociedad democrática moderna es el avance en las superación de las prácticas estigmatizadoras, tanto en la percepción predominante del espacio público, como en las estructuras jurídico políticas de la comunidad. En este aspecto, la sociedad dominicana muestra alarmantes signos de retroceso.

Toda sociedad plural se debate entre conflictos de intereses y de derechos. De ahí, la necesidad de establecer jerarquía entre los mismos. Por ejemplo, cualquier ciudadano tiene el derecho a ejercer la libertad religiosa en una sociedad democrática, pero si el ejercicio de su fe entra en conflicto con  cualquiera de los derechos humanos (como el reconocimiento de la igualdad de todos las personas independientemente de su nacionalidad, sexo, o etnia), se impone la defensa de estos derechos sobre la convicción religiosa del individuo.

La Cámara de Diputados de la República Dominicana ha incurrido en un grave desconocimiento de esta situación al aprobar un código penal que contempla el siguiente acápite: “No habrá discriminación cuando el prestador de servicio o contratante fundamente su negativa por objeción de conciencia, religiosa, ética, moral o por requisitos institucionales”.

Las posibles implicaciones del referido texto son que un empleador puede invocar su elección de conciencia para rechazar la solicitud de trabajo de una persona, si sospecha que el solicitante tiene una orientación sexual o religiosa contraria a sus preceptos religiosos. Del mismo modo, un médico podría negarse a prestar un servicio de salud, si se encuentra en la misma situación anterior del empleador. En ambos casos, se estaría incurriendo en una flagrante violación de los derechos humanos.

El respeto a los derechos de las personas impide su exclusión y las injusticias implícitas en su desconocimiento. El reconocimiento de la dignidad humana no debe relativizarse en función de las creencias personales de un ciudadano.

Fuente de la información: https://acento.com.do/
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DECLARACIÓN DE LOS MIEMBROS DEL CENTRO DE ESTUDIOS MAEEC-CLACSO

DECLARACIÓN DE LOS MIEMBROS DEL CENTRO DE ESTUDIOS MAEEC-CLACSO


En los últimos días hemos visto con preocupación las noticias divulgadas por las redes sociales, respecto a la situación humanitaria hacia el interior de la sociedad cubana y la manifestación de grupos al servicio de los intereses de potencias extranjeras.

Por todos es conocida la terrible situación económica que atraviesa el pueblo de Cuba desde que los EUA determinaron arreciar el bloqueo económico contra la isla luego de la debacle del campo socialista. En medio de esas condiciones, el pueblo y gobierno cubano optaron por el desarrollo de su sociedad y continuaron trabajando por la paz y la seguridad de su pueblo.

La presidencia de Donald Trump trajo consigo nuevas medidas económicas que agravaron la vida de los cubanos en medio de la terrible pandemia de Covid-19. Aun así, el pueblo de Cuba extendió su mano solidaria a quienes la solicitaron. Ello prueba el sentido humano de la Revolución cubana y su compromiso con la vida y el bienestar de la humanidad.

Evidentemente, la pasada votación en la Asamblea General de la ONU a favor del levantamiento y suspensión del bloqueo a Cuba, es la causa primera y principal de esta nueva agresión contra el pueblo de Cuba.

En días recientes, grupos al servicio de los intereses de los EUA, aprovechando las carencias económicas y la situación sanitaria de la isla, se han manifestado y solicitado a favor de la «intervención humanitaria» de gobiernos extranjeros.

El grupo de trabajo del MAEEC denuncia estas acciones y expresa que:

1. Ningún gobierno tiene el derecho a intervenir en la isla de Cuba cuya dirección hace ingentes esfuerzos para superar la crisis del Covid-19.

2. Si el gobierno de los EUA está realmente preocupado por la situación interna de Cuba, lo que debe hacer es levantar de una vez y para siempre el injusto, inmoral e inhumano bloqueo económico.

3. Es al pueblo y gobiemo de Cuba a quienes corresponde dar solución a sus problemas internos.

4. Rechazamos la inclusión de Cuba, por parte del gobierno de los EUA, en la lista de paises patrocinadores del terrorismo.

5. Damos todo nuestro apoyo al pueblo de Cuba, a su gobierno revolucionario y a su partido que, juntos, han sabido encontrar siempre una salida digna a las dificultades creadas por la constate agresión del gobierno de los EUA.

Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

Marcel Arvea Damián

Maria del Carmen López Vázquez

Coordinadores del Centro de Estudios MAEEC-CLACSO

 

Fuente de la información:  MAEEC-CLACSO

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¡Cuba Resiste!

Por: Frei Betto/ granma.cu

Frei Betto: «Sin la posibilidad de invadir Cuba con éxito, Estados Unidos persiste con un rígido bloqueo»

Pocos ignoran mi solidaridad con la Revolución Cubana. Durante 40 años he visitado la isla con frecuencia, por compromisos laborales e invitaciones a eventos. Durante un largo período intermedié la reanudación del diálogo entre los obispos católicos y el gobierno cubano, como se describe en mis libros «Fidel y la religión» (Fontanar / Companhia das Letras) y «Paraíso perdido – Viajes al mundo socialista» (Rocco). Asesoro al gobierno cubano en la implementación del Plan de Educación en Soberanía Alimentaria y Nutrición.

Conozco en detalles la vida cotidiana cubana, incluidas las dificultades que enfrenta la población, el cuestionamiento a la Revolución, las críticas a los intelectuales y artistas del país. Visité cárceles, hablé con opositores a la Revolución, conviví con sacerdotes y laicos cubanos reacios al socialismo.

Cuando me dicen, brasileño, no hay democracia en Cuba, desciendo de la abstracción de las palabras a la realidad. ¿Cuántas fotos o noticias se han visto o se ven sobre cubanos en situación de pobreza, mendigos esparcidos por las aceras, niños abandonados en las calles, familias bajo pasos elevados? ¿Algo parecido a la Cracolandia, las milicias, las largas filas de enfermos que esperan años para ser atendidos en un hospital?, les advierto a mis amigos: si son ricos en Brasil y viven en Cuba, conocerán el infierno. No podrá cambiar de automóvil todos los años, comprar ropa de diseñador, viajar con frecuencia por vacaciones en el extranjero. Y, sobre todo, no podrás explotar el trabajo ajeno, mantener a tus empleados a oscuras, «orgulloso» de María, tu cocinera desde hace 20 años, y a quien le niegas el acceso a tu propia casa, escolaridad y seguro médico. .

Si eres de clase media, prepárate para experimentar el purgatorio. Aunque Cuba ya no es una sociedad nacionalizada, la burocracia persiste, hay que tener paciencia en las colas en los mercados, muchos productos disponibles este mes pueden no encontrarse en el próximo por las inconsistencias de las importaciones.

Sin embargo, si es asalariado, pobre, sin hogar o sin tierra, prepárese para experimentar el paraíso. La Revolución garantizará sus tres derechos humanos fundamentales: alimentación, salud y educación, así como vivienda y trabajo. Es posible que tenga apetito por no comer lo que le gusta, pero nunca tendrá hambre. Tu familia tendrá educación y atención médica, incluidas cirugías complejas, totalmente gratis, como deber del Estado y derecho ciudadano.

Foto: Desconocido

No hay nada más prostituido que el lenguaje. La célebre democracia nacida en Grecia tiene sus méritos, pero es bueno recordar que, en ese momento, Atenas tenía 20.000 habitantes que vivían del trabajo de 400.000 esclavos… ¿Qué respondería uno de estos miles de siervos si se le preguntara por las virtudes de la democracia?

No deseo para el futuro de Cuba, el presente de Brasil, Guatemala, Honduras o incluso Puerto Rico, colonia de Estados Unidos, a la que se le niega la independencia. Tampoco quiero que Cuba invada Estados Unidos y ocupe una zona costera de California, como es el caso de Guantánamo, que se ha convertido en un centro de tortura y encarcelamiento ilegal de presuntos terroristas.

Democracia, en mi concepto, significa el «Padre Nuestro» – la autoridad legitimada por la voluntad popular – y el «pan nuestro» – el compartir de los frutos de la naturaleza y el trabajo humano. La rotación electoral no asegura ni asegura la democracia. Brasil, considerada democracia, es ejemplo evidente de miseria, pobreza, exclusión, opresión y sufrimiento.

Sólo quienes conocen la realidad de Cuba antes de 1959 saben por qué Fidel tuvo tanto apoyo popular para llevar a la Revolución a la victoria. El país era conocido con el sobrenombre de «burdel caribeño». La mafia dominaba la banca y el turismo (hay varias películas sobre esto). El principal barrio de La Habana, hoy Vedado, tiene este nombre porque allí no podían circular los negros…
Estados Unidos nunca se resignó a haber perdido a Cuba sujeto a sus ambiciones. Por eso, justo después de la victoria de las guerrillas de la Sierra Maestra, intentaron invadir la isla con tropas mercenarias. Fueron derrotados en abril de 1961. Al año siguiente, el presidente Kennedy decretó el bloqueo de Cuba, que continúa hasta el día de hoy.

Cuba es una isla con pocos recursos. Está obligada a importar más del 60% de los productos básicos del país. Con el endurecimiento del bloqueo impulsado por Trump (243 nuevas medidas y, hasta ahora, no removidas por Biden), y la pandemia, que se centró en una de las principales fuentes de recursos del país, el turismo, la situación interna empeoró. Los cubanos tuvieron que apretarse el cinturón. Luego, los descontentos con la Revolución, que gravitan en la órbita del «sueño americano», promovieron las protestas del domingo 11 de julio – con la ayuda «solidaria» de la CIA, cuya cabeza acaba de recorrer el continente, preocupada por la resultado de las elecciones en Perú y Chile.

Foto: Desconocido

Quien mejor puede explicar la situación actual en Cuba es su presidente, Díaz-Canel: «Ha comenzado la persecución financiera, económica, comercial y energética. Ellos (la Casa Blanca) quieren una convulsión social interna en Cuba para convocar “misiones humanitarias” que se traduzcan en invasiones e injerencias militares».
«Hemos sido honestos, hemos sido transparentes, hemos sido claros y, en todo momento, hemos explicado a nuestra gente las complejidades de hoy. Recuerdo que hace más de año y medio, cuando comenzó la segunda mitad de 2019, tuvimos que explicar que estábamos en una situación difícil. Estados Unidos comenzó a intensificar una serie de medidas restrictivas, endurecimiento del bloqueo, persecuciones financieras contra el sector energético, con el objetivo de asfixiar nuestra economía. Esto provocaría el deseado estallido social masivo, para poder llamar a una intervención “humanitaria”, que terminaría en intervenciones militares».
«Esta situación continuó, luego vinieron las 243 medidas (de Trump, para endurecer el bloqueo) que todos conocemos y, finalmente, se decidió incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo. Todas estas restricciones llevaron al país a recortar de inmediato diversas fuentes de ingresos en divisas, como el turismo, los viajes cubanoamericanos a nuestro país y las remesas. Se formó un plan para desacreditar a las brigadas médicas cubanas y las colaboraciones solidarias de Cuba, que recibieron una gran parte de divisas por esta colaboración».
«Toda esta situación ha generado una situación de escasez en el país, principalmente de alimentos, medicinas, materias primas e insumos para que podamos desarrollar nuestros procesos económicos y productivos que, al mismo tiempo, contribuyan a las exportaciones. Se eliminan dos elementos importantes: la capacidad de exportar y la capacidad de invertir recursos».
«También tenemos limitaciones de combustible y repuestos, y todo esto ha provocado un nivel de insatisfacción, sumado a los problemas acumulados que hemos podido resolver y que venían del Período Especial (1990-1995, cuando se derrumbó la Unión Soviética), con graves consecuencias en la economía cubana). Junto a una feroz campaña mediática de descrédito, como parte de la guerra no convencional, que intenta fracturar la unidad entre el partido, el estado y el pueblo; y pretende calificar al gobierno de insuficiente e incapaz de brindar bienestar al pueblo cubano».

Foto: Desconocido

«El ejemplo de la Revolución Cubana molestó mucho a Estados Unidos durante 60 años. Aplicaron un bloqueo injusto, criminal y cruel, ahora intensificado en la pandemia. Bloqueos y acciones restrictivas que nunca han realizado contra ningún otro país, ni contra los que consideran sus principales enemigos. Por tanto, ha sido una política perversa contra una pequeña isla que solo aspira a defender su independencia, su soberanía y construir su sociedad con autodeterminación, según principios que más del 86% de la población ha apoyado».
«En medio de estas condiciones surgió una pandemia, una pandemia que afectó no solo a Cuba sino al mundo entero, incluido Estados Unidos. Afectó a los países ricos, y hay que decir que, ante esta pandemia, ni Estados Unidos ni estos países ricos tuvieron toda la capacidad para hacer frente a sus efectos. Los pobres se vieron perjudicados, porque no hay políticas públicas dirigidas al pueblo, y hay indicadores de la lucha contra la pandemia con peores resultados que los de Cuba en muchos casos. Las tasas de infección y mortalidad por millón de habitantes son notablemente más altas en los EE. UU. Que en Cuba (EE. UU. Registró 1.724 muertes por millón, mientras que Cuba tiene 47 muertes por millón). Mientras Estados Unidos se atrincheraba en el nacionalismo de las vacunas, la Brigada Henry Reeve de médicos cubanos continuó su trabajo entre las personas más pobres del mundo (así que, por supuesto, merece el Premio Nobel de la Paz)».
«Sin la posibilidad de invadir Cuba con éxito, Estados Unidos persiste con un rígido bloqueo. Tras la caída de la URSS, que proporcionó a la isla los medios para sortear el bloqueo, Estados Unidos intentó aumentar su control sobre el país caribeño. Desde 1992 en adelante, la Asamblea General de la ONU votó abrumadoramente para poner fin a este bloqueo. El gobierno cubano informó que entre abril de 2019 y marzo de 2020 Cuba perdió $ 5 mil millones en comercio potencial debido al bloqueo; durante las últimas seis décadas, ha perdido el equivalente a 144.000 millones de dólares. Ahora, el gobierno de Estados Unidos ha intensificado las sanciones contra las compañías navieras que traen petróleo a la isla».
Es esta fragilidad la que abre un flanco a las manifestaciones de descontento, sin que el gobierno haya colocado tanques y tropas en las calles. La resiliencia del pueblo cubano, alimentada por ejemplos como Martí, Che Guevara y Fidel, ha resultado invencible. Y a él, todos los que luchamos por un mundo más justo, le debemos solidaridad.

http://www.granma.cu/mundo/2021-07-13/cuba-resiste-13-07-2021-17-07-22

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El trabajo infantil, un lastre que se acentúa en Honduras

Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Por Joel Perdomo) 

Antes tenía que salir a la calle a pedir para poder comer, pero un día vine aquí y él (Mario) me dijo que no debería andar pidiendo, que si yo quería podía ayudarle y él me daría al menos la comida, y así fue como me quede aquí, dijo Elvin Sánchez, un adolescente de 14 años que colabora en un pequeño negocio de venta de verduras y frutas.

La niñez acorralada por la pandemia ha migrado de la escuela al trabajo, dice experta.

El trabajo infantil tiene en riesgo al 16% de la niñez en Honduras.

Todos los días y muy temprano baja caminando de lo más alto de la colonia Raúl Girón en Talanga, su caminata dura un poco más de 20 minutos hasta llegar a la avenida principal del municipio, donde muchas personas, venden sus productos, en el lugar es muy común ver a infantes ganarse el pan de cada día.

La población infantil en Honduras es de 2 millones 472 mil 798, esa cifra representa el 26% de en un país con más de 9.6 millones; de esa cantidad de menores, 412 mil 122 son niños y adolescentes que trabajan para ganarse la vida, es decir que el 16.67% desarrolla labores que representan un riesgo, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), define el trabajo infantil como toda aquella acción que priva a los niños  de  su  infancia,  su  potencial  y  su  dignidad, es además perjudicial para su desarrollo físico y psicológico; porque los excluye de sus derechos como el acceso a la salud y a la educación.

Más de 400 mil menores trabajan en Honduras, según datos de la Secretaría del Trabajo.

Trabajo por el estudio

Él (Elvin) actúa como si fuese el dueño del negocio, sabe a la perfección dónde está ubicado cada producto, conoce el precio de más de 15 de estos, que se venden en cuatro carretas llenas de frutas, verduras y otras mercancías; a la par está Mario, (propietario) quien, por su parte, atiende a las personas y es quien cobra, lo que Elvin le indica.

Elvin sabe sumar y restar, no necesita calculadora para saber cuánto gastan los clientes; siempre está listo para atender a quien llega a lugar, su faena inicia las 7:30 AM y termina a las 4:00 PM, entre esas horas se gana dos tiempos de comida y algo de dinero para llevar a su hogar, donde vive con su abuela y su mamá.

Antes de la llegada de la pandemia, trabajaba media jornada en la mañana, porque en la tarde estudiaba, ahora su día es distinto ya que solo trabaja, pues las clases en línea no son de su agrado.  “Espero que esto termine para poder regresar al colegio”, dijo mientras se acomoda su desgastada mascarilla para protegerse del COVID.

A su padre no lo conoció y su madre es una mujer que se dedica a lavar ropa, su abuela por su edad, ya no puede laborar, “pero ella cuida la casa mientras nosotros salimos a trabajar” cuenta Elvin, justo en el momento en que amarra dos libras de tomates que un cliente le requiere.

Es muy común en las calles de Tegucigalpa y San Pedro Sula ver menores de edad trabajando en las calles.

¿Y te contagiaste de COVID?  Le consultó al infante el enviado de Proceso Digital, mientras le observa y acompaña, y respondió: No, que yo sepa no, nunca he sentido nada, ni tos, ni gripe, tampoco mi mamá ni mi abuela, ellas están bien gracias a Dios, concluyó.

En Honduras más 50.5% de menores de edad realizan labores agrícolas, un 20% en el comercio, un 10.6% en la industria manufacturera, 3% en la construcción y el restante 17% entre otras labores que son consideradas de alto riesgo para los niños y niñas en Honduras.

Niños en condición vulnerable

Como Elvin, hay al menos 412 mil 122 menores, el 16% de la población infantil de la nación, que trabajan a diario para ganarse la vida, desarrollan labores que suelen ser sumamente peligrosas ya que les toca salir de sus viviendas, tomar sus propias decisiones, además por trabajar, se autoexcluyen de derechos fundamentales como la salud y la educación.

Basta con un pequeño recorrido por el Bulevar Morazán en la capital de Honduras, donde se aprecian decenas de menores de edad vendiendo cacahuates, dulces, bolsitas de agua, mascarillas, repuestos para automóviles, otros se dedican a limpiar vidrios en los escasos 120 segundos que marca la parada de vehículos en los dos semáforos que funcionan en el lugar.

Unos 17 mil niños y niñas trabajan en la capital Tegucigalpa, capital de Honduras.

Cuando solo faltan 10 segundos para que semáforo se ponga en  verde, Carlitos, abandona la calle y se coloca a la orilla, espera nuevamente la señal en rojo para poder ofrecer cacahuates en el mayor tiempo posible a unos cuatro o cinco conductores de vehículos para ofrecer sus productos, pocos le compran, pero él sigue ofreciendo.

Dinero para la comida

Carlitos sale todos los días de la colonia El Carrizal, ubicada en salida al norte de la capital, hasta el bulevar en mención, para comenzar su día a ofrecer cacahuates con sal y dulces, los vende a cinco lempiras y generalmente se logra ganar un poco más de 130 lempiras diarios, ese dinero lo lleva a su hogar para costear la alimentación.

¿Y porque vienes hasta acá para vender?  Le consultó el interlocutor de Proceso Digital, – “Pues porque aquí se me permite vender libremente, allá (en la zona donde vive), los lugares buenos para vender ya están muy ocupados, entonces se vende menos y se gana menos, por eso yo prefiero venir hasta acá”, comentó.

Dijo que no viene solo, que en la otra cuadra un amigo está trabajando. ¿Y a qué se dedica tu amigo? – “él limpia vidrios y a veces vende mascarillas”.

La pandemia, el detonante

El “Análisis Situacional de Derechos de la Niñez y Adolescencia en el Municipio del Distrito Central” elaborado cada año por Aldeas Infantiles SOS, Save The Children y World Visión, indica que más de 17 mil menores en edades de entre 5 y 7 años se encuentran laborando. Esta cifra representa un 6% de una población infantil de 400 mil en el municipio.

La pandemia ha sido un detonante que ha provocado el colapso de las sociedades sin excepción, Honduras se encuentra muy  golpeada y eso ha incrementado considerablemente el trabajo infantil, eso nos indica que la niñez no tiene un futuro prometedor, comentó Elsa Ramírez, directora de Previsión Social de la Secretaría del Trabajo.

El trabajo infantil es permitido en Honduras, pero para adolescentes mayores de 14 años, sin embargo, la mayoría de los menores que trabajan no cuentan con permiso laboral, porque prefieren el sector informal donde no hay tantos requisitos para desarrollar una actividad que le permita obtener algo de dinero. Se trata de la diferencia entre comer o no y muchas veces entre vivir o dejarse de la mano de Dios.

En las zonas rurales del país los infantes desarrollan las peores formas de empleo.

Las ciudades con trabajo infantil

Al respecto, Ramírez, sostiene que no todo lo que se mira en la calle, es trabajo infantil, ese es un problema mayor para el país, porque esos son menores que están en un riesgo inminente, que, pese a que desarrollan una actividad para lucrarse, no hay disciplina para mejorar las oportunidades, su esfuerzo se encamina a obtener dinero y nada más.

El país afronta una grave crisis de mendicidad, este fenómeno se manifiesta cuando uno de los miembros de la familia está presente en las actividades laborales que desarrollan los menores en las calles y avenidas de una determinada ciudad, “es lamentable porque los padres creen que si su hijo les ayuda van a mejorar su condición económica”.

Tegucigalpa, San Pedro Sula, La Ceiba, Choluteca y Roatán, son las ciudades donde el fenómeno del trabajo infantil se ha acentuado; es por ello por lo que son esos lugares los que deberían intervenirse para reducir el impacto de este tema que afecta a más de 400 mil menores que no tienen oportunidad de estudio.

Pocos permisos y falta de presupuesto

“Las cifras podrían ser mucho mayores, porque no se tiene un dato preciso, sin embargo, estos infantes no tienen un buen futuro, porque no están estudiando, no se están preparándose para mejorar su condición de vida, es decir están cerrando la puerta a las oportunidades”, contó Ramírez.

A todo esto, la Secretaría del Trabajo, apenas otorgó 342 permisos de trabajo a adolescentes a nivel nacional, esta cifra tiene que ver con que son pocas las familias interesadas en que sus hijos trabajen conforme a la ley; porque gran parte de ellas se dedican al comercio informal entonces sus hijos siguen esa línea.

“Yo considero que Honduras debe tomarse tiempo para revisar las peores formas de trabajo infantil y erradicarlas, ya que aquí tenemos muchas como: la minería, cohetería, agricultura, buceo, melón, langosta y trabajos domésticos; tenemos programas preventivos pero los mismos no son suficientes”, indicó la funcionaria.

Añadió que una de las debilidades que afronta el país para contrarrestar ese fenómeno, es que no se tiene un presupuesto asignado para atender como corresponde, tampoco se tiene un dato exacto de los niños trabajando, no se sabe quiénes son y dónde están exactamente.

Dos amigos y un trabajo

En el centro de la ciudad capital, Álex de 13 años, hala en su silla de ruedas a su viejo amigo –José-, ambos viven en una colonia cercana al lugar donde todos los días se mueven para vender productos como gel de manos, mascarillas y alcohol clínico.

Ellos tienen un poco más de dos años de trabajar juntos, y no precisamente vendiendo productos para la bioseguridad, ya que, para poder vender, buscan mercancías de acuerdo con la época “ahorita lo que más vendemos son mascarillas, porque ya sabe estamos en pandemia”, comentó José.

El pequeño Alex recorre todo el centro de la ciudad con su amigo, mientras lo carga va anunciando que lleva mascarillas, guantes, gel antibacterial y alcohol; su acompañante acomodado en una vieja silla de ruedas muestra las mercancías a las personas que deambulan por una de las zonas más visitadas de centro de la ciudad.

Como ya se acercan las 4:00 de la tarde, ambos se ponen de acuerdo para merendar algo después de una cansada y soleada jornada, entonces Alex deja a José en un sector con sombra en el parque Central de Tegucigalpa y se desplaza a comprar la comida, ese día decidieron comprar una pizza de 100 lempiras para llevar a casa.

“A veces gano hasta 150 lempiras, para mi es bueno porque es peor no tener nada, desde que le ayudo a él, pues tengo algo de dinero, más que todo a mí me sirve para comer y comprar ropa de vez en cuando, hay días que nos va mal, pero al menos sacamos la comida”, relató.

Alex no estudia porque prefiere trabajar, pues de no hacerlo, no tendría como ayudarles con la comida a sus tíos con quienes vive desde hace 6 años. Conoce poco de sus padres, pero vive agradecido porque al menos tiene que comer y por ello no tienen nada de qué avergonzarse.

El Ministerio Público  

Un menor de edad espera que el semáforo marque en rojo para salir a vender sus productos.

El Ministerio Público, cuenta con dos dependencias para atender conflictos en menores de edad, la Fiscalía Especial de la Niñez y la Unidad Contra la Trata y Explotación Laboral; ambas constantemente están desarrollando acciones preventivas de abusos contra niños y niñas.

“Son estas dos dependencias las que casi siempre le dan el seguimiento respectivo a los casos que se detectan, los mismos están fuera del marco legal de trabajo de los menores”, comentó un funcionario del Ministerio Público en conversación con Proceso Digital, al tiempo que sostiene que las acciones son constantes durante el año.

Hace escasos días, ambas fiscalías en el marco de la Operación Omega VI, realizaron inspecciones en sectores como: El Hatillo, La Tigra, La Cantadora, El Piliguin, Los Plancitos, con la finalidad de verificar que no se está utilizando mano de obra infantil en labores de agricultura en la siembra de repollo, zanahoria y cultivo de flores ornamentales.

La Fiscalía acciona cuando el ente administrativo – en este caso la Secretaría del Trabajo-, considera que existen ilícitos en una determinada acción, si la investigación comprueba, entonces se procede con la denuncia. Otra forma es cuando se realizan operaciones sorpresas en los campos donde se presuma que hay menores, concluyó.

Sin datos exactos sobre el trabajo infantil  

Olvin Villalobos, ministro de la Secretaría del Trabajo y Seguridad Social, dijo que es lamentable que esa gran cantidad de menores se encuentren en esa situación, ya que los niños y adolescentes, no deberían estar trabajando sino estudiando porque esa es la base fundamental para su desarrollo de un país.

Sin embargo, asegura que se hacen esfuerzos máximos de parte de la Secretaría, para realizar constantemente inspecciones a nivel nacional de manera que se verifique que en algunas empresas no se esté utilizando fuerza laboral infantil “porque es inaceptable desde todo punto de vista”, indicó el funcionario.

“Nuestros esfuerzos están encaminados a que esas cifras disminuyan; estamos buscando alternativas de solución, pronto tendremos apoyo de la comunidad internacional, lograr tener una base de datos, así como mediciones completas para saber dónde están y que hacen los niños”, indicó Villalobos.

Asimismo, sostiene que urge la implementación de un plan de intervención para erradicar el trabajo infantil, ya esa propuesta debe seguirse construyendo mientras a la par se siguen desarrollando acciones para no dejar que problema sea aún mayor.

El trabajo infantil se expande…

Según la OIT unos 160 millones de niños trabajan en todo el mundo y en los últimos cuatro años, se registra un incremento de 8.4 millones de infantes que decidieron trabajar; la mayoría de ellos se encuentran en situación de riesgo debido a las labores que desarrollan y a la llegada de la pandemia del COVID-19.

Un informe publicado recientemente por el organismo, señala que “los avances para erradicar el trabajo infantil se han estancados por primera vez en 20 años”, que además la tendencia de esos esfuerzos se han invertido, esto, en relación a que entre el periodo 2000 – 2016, las cifras de estos casos se redujeron en 94 millones.

Según la Organización Internacional del Trabajo, el 70% de los casos de trabajo infantil -112 millones de niños y niñas- desarrollan labores en el sector agrícola, seguido del 20%  -31,4 millones de infantes que se dedican a brindar servicios y el 10 por ciento -16,5 millones de menores trabajan en el sector industrial.

De los 9 millones 444 mil 679 de hondureños, según el Instituto Nacional de Estadística, el 51.33% son mujeres y 48.67 hombres; pero de ese total, 2 millones 472 mil 798 son niños y niñas y por sexo representan el 50% para cada uno, es decir que el 26% conforman la urbe infantil del país.

La llegada de la pandemia a Honduras disparó el desempleo abierto de 5.7 al 10.9 %, según cifras oficiales, este incremento significó más de 445 mil nuevos desempleados en la nación, que cuenta con una Población Económicamente Activa de 3 millones 655 mil 653.

El trabajo infantil, un lastre que se acentúa en Honduras

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Panamá: Equidad e igualdad postpandemia

Por: Luis Eduardo Valle A/ laestrella.com.pa

Aún después de nueve años de la existencia de una política pública orientada a incrementar la participación de mujeres y la protección de sus derechos, vemos que la pandemia tuvo una grave afectación sobre el poco avance obtenido

Panamá es uno de los países de América Latina que ha establecido planes de igualdad de género desde el poder ejecutivo, específicamente la Ley N° 71 de 2008, que crea el Inamu, la Ley N°4 de 1999, por la cual se instituye la Igualdad de Oportunidades para Mujeres y La Política Pública de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres (Ppiom) establecida por la Inamu en el año 2012.

Aún después de nueve años de la existencia de una política pública orientada a incrementar la participación de mujeres y la protección de sus derechos, vemos que la pandemia tuvo una grave afectación sobre el poco avance obtenido. En conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la ministra de Trabajo y Desarrollo Laboral, Doris Zapata Acevedo, indicó que “aún persisten barreras estructurales que impiden la participación plena de la mujer en actividades económicas, debido a obstáculos como la discriminación al momento de la contratación, en el acceso para ocupar altos cargos de mando y la desigualdad salarial”.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC), el desempleo afectó mayormente a las mujeres (8,8%) en comparación con los hombres (5,8%). Lo anterior obedece a varios factores culturales y sociales:

1. Las mujeres en el hogar en su gran mayoría son las responsables de la educación (virtual) de sus hijos.

2. Las mujeres en el hogar se ocupan del cuidado de otros familiares que requieren ayuda, tales como adultos mayores, personas con discapacidad y personas con enfermedades mentales.

3. La mayoría de las plazas de trabajo altamente afectadas por la recesión económica son las de hospitalidad, saloneros, venta al por menor, donde una gran parte son ocupadas por mujeres.

4. Los trabajos con mayor riesgo de contagio durante la pandemia son ocupados en su mayoría por mujeres: enfermería, limpieza, trabajo social, y en Panamá inclusive la fuerza pública.

Todo lo anterior ha generado no solo una inequidad superior a la existente prepandemia, sino que también incrementó en mujeres el burnout o síndrome de desgaste profesional debido a que no solo deben cumplir con sus obligaciones laborales durante su jornada de trabajo, sino que deben hacer malabares para cumplir con sus obligaciones familiares simultáneamente.

Algunas propuestas que deben empezar a ser discutidas por su impacto sobre la igualdad y equidad serían las siguientes:

1. El periodo de licencia de maternidad, periodo de lactancia y fuero laboral deben ser revisados en nuestra legislación laboral a fin de garantizar que dichos derechos sean expeditos, y que estas pausas laborales no conlleven que la trabajadora se vea truncada en su crecimiento profesional, incluyendo salarios, ascensos y evaluaciones de desempeño.

2. Revisar todas las leyes laborales que creen algún tipo de protección o fuero y verificar su verdadero impacto. Muchas de estas normas en vez de salvaguardar el puesto de trabajo lo que hacen es crear una discriminación, porque desde el punto de vista de negocios se convierte en un riesgo contratar a personas que mantienen fueros ilimitados, difíciles de objetar y no sujetos a su desempeño ni productividad.

3. Establecer planes, sean estatales o de la empresa privada, dirigidos a cubrir la necesidad y costo de guarderías y de centros de atención integral a la primera infancia.

4. Proteger el derecho al subsidio de maternidad que otorga la CSS, que debió ser reconocido a trabajadoras embarazadas durante la pandemia.

https://www.laestrella.com.pa/cafe-estrella/cultura/210714/equidad-e-igualdad-postpandemia

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La deuda pendiente de Guatemala con su juventud, ¿en dónde debe invertir?

Por Ana Lucía Ola/Prensa Libre 

Guatemala es un país joven, con un bono demográfico que requiere inversión en educación, salud y empleo, pero las oportunidades son limitadas para este grupo de la población, y con ello se frena el desarrollo del país.

La tercera parte de la población guatemalteca tiene entre 13 y 30 años, es un bono demográfico que puede contribuir al desarrollo económico y mejorar las condiciones de vida, pues este grupo representa la fuerza productiva del país. Sin embargo, el tiempo amenaza con reducir esta oportunidad, debido al sostenido descenso de la fecundidad y al aumento de la esperanza de vida que se ha registrado en las últimas décadas.

Actualmente nacen menos niños que tres décadas atrás, mientras que los adultos viven más. La base de la pirámide poblacional se hace cada vez más estrecha, es un efecto que para el 2025 será evidente, de acuerdo con el informe Juventudes en Guatemala, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU).

El tema cobra relevancia en el contexto del Día Mundial de la Población que se conmemoró el pasado domingo 11 de julio, y que debe ponerse sobre la mesa.

Si en 1950 el número de hijos por mujer era de siete, y la esperanza de vida rondaba los 45 años, cuatro décadas después la fecundidad disminuyó a cuatro hijos y la esperanza de vida aumentó a 70 años. Ese ritmo continuará para el 2070 y en promedio serán dos hijos por mujer y la edad media que alcanzará la población será 90 años. Irremediablemente será una sociedad envejecida, para entonces.

El momento que recién vive Guatemala la ponen en una posición de ventaja ante otros países. Pero es menester garantizar a este bono demográfico educación, acceso a servicios de salud y empleo, de acuerdo con Pablo Salazar, representante de país del UNFPA.

Con ello, se abre una ventana de oportunidad para que la población en edad productiva genere recursos para contribuir al desarrollo del país, a través de impuestos, seguridad social, ingresos y ahorro.

No se tiene certeza a cuánto asciende la inversión que Guatemala hace en su juventud, si bien hay programas que alcanzan a este grupo, determinarlo resulta complejo.

Salazar menciona que trabajan en mediciones para establecer un gasto particular en la juventud, que podrían conocerse a finales del año, pero se prevé sea relativamente bajo, quizá más que otros países de la región, comenzando por el tema de educación.

El informe Pisa D- América Latina y el Caribe 2018 señala que Guatemala invierte US$6 mil 104 en un estudiante desde la preprimaria a la secundaria, mientras que en Costa Rica asciende a US$46 mil 531.

Realidad sobre expectativas

La población joven del país se enfrenta a grandes limitantes para desarrollar todo su potencial. En el tema de Educación hay un rezago evidente. El informe señala que hay un 6.8 por ciento de población entre los 13 y 30 años que es analfabeta.

Pero del grupo que sabe leer y escribir, el promedio de escolaridad es de 6.2 años, lo que únicamente alcanza para culminar la primaria, y coloca al país en las últimas posiciones en Centroamérica. La situación es desigual en el área rural y entre los pueblos originarios, pues alcanza los 5.7 y 5.3 años.

Sin embargo, la crisis generada por el covid-19 causará un atraso mayor en la educación. El Banco Mundial en un reciente informe refirió que en Guatemala hay riesgo de perder 1.5 años de escolaridad, debido al cierre prolongado de los centros educativos, ya que las clases presenciales permanecen suspendidas desde el 16 de marzo del 2020.

Otro reflejo de la escasa preocupación por que la educación llegue a la población joven es el descenso en la matricula estudiantil. En cuatro años suman 103 mil los estudiantes que quedaron fuera del sistema, y el mayor impacto ocurre en los niveles de básico y diversificado (88 por ciento), que precisamente debería cursar la población entre los 13 y 19 años, que es parte del bono demográfico.

Datos globales indican que siete de cada diez jóvenes están fuera del sistema educativo, según el Censo Poblacional 2018.

Salazar menciona que “la educación secundaria es el gran tema pendiente” en el país, pues la mayor inversión va al nivel primario, y se ha descuidado la transición hacia básicos y diversificado. En el largo plazo esto limitará las oportunidades de desarrollo.

“Hay una relación directa entre el nivel de productividad potencial que tiene la población y el nivel educativo. Se ve dentro del perfil de desarrollo de un país. La inversión extranjera ve mucho el nivel de escolaridad que tienen los países”, menciona.

Educación, estabilidad macroeconómica e infraestructura son tres pilares fundamentales en el tema de competitividad, pero sin una base sólida del capital humano, el país no conseguirá una mejor posición y el crecimiento económico será difícil.

“A largo plazo es un tiro en el pie el no tener esas oportunidades educativas que deberían ser claves”, agrega Salazar, pues solo cuatro de cada 10 adolescentes entre 13 y 15 años han completado el nivel básico, mientras que en la población entre 16 y 18 años es uno de cada seis. La brecha se reduce aún más al pasar del diversificado a la universidad.

Sin educación y sin las capacidades básicas, la posibilidad de un empleo formal y mejor remunerado son limitadas, y la opción es el trabajo informal.

En 2017, cerca de un 83% de los jóvenes de 15 a 24 años con bajos niveles educativos estaban ocupados en el sector informal y la tasa de desempleo alcanzó el 12 por ciento en este grupo, según el informe Bideconomics Guatemala, Crecer más y para todos, desarrollado por Banco Interamericano de Desarrollo.

Pero el gran reto en Guatemala, más que generar empleo está que el bono demográfico logre un nivel medio de escolaridad.

Esa falta de oportunidades empuja a que los jóvenes abandonen el país, cuatro de cada 10 migrantes oscila entre los 13 y 24 años, revela el informe del FPNU.

“Para tener esa mano de obra más educada, con más capacidad en el mediano plazo, tenemos que garantizar esa transición de los niños y niñas de primaria a educación media, no implica gran costo”, dice Salazar.

Otras aristas

El segundo tema a atender es la reducción del embarazo adolescente, que puede impedir a las mujeres no continuar con sus estudios, tener una participación adecuada en el mercado laboral y cuando les corresponda, formar una familia.

Dos de cada 10 mujeres en Guatemala son madres antes de los 19 años, mientras que niñas menores de 14 años enfrentan la maternidad forzada.

Cambiar esta realidad requiere voluntad política que no implica un alto costo sino de acuerdos que beneficien a esta población, que también necesita atención en la salud.

El censo revela que nueve de cada 10 jóvenes entre los 13 y 30 años no tienen acceso a ningún tipo de servicio de salud pública y privada. En este punto también es necesario asegurar el acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva, poner fin a las uniones y matrimonios tempranos y forzados, garantizar la paz y la seguridad para la población adolescente y joven, refuerza el informe del FPNU.

La deuda pendiente de Guatemala con su juventud, ¿en dónde debe invertir?

 

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Destaca presidente de Costa Rica importancia de retomar curso escolar

Prensa Latina
El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, destacó hoy la importancia de retomar el curso escolar porque la pandemia de Covid-19 evidenció grandes brechas en conectividad y no quiere que algún estudiante se quede atrás.
‘En una época tan difícil como esta pandemia, hemos tenido claro que una de nuestras prioridades ha sido proteger la educación porque estas niñas y niños se encargarán del futuro de Costa Rica. Es importante que vuelvan a las clases’, afirmó Alvarado.

En el acto oficial de reanudación del curso lectivo 2021, realizado en la Escuela Sarchí Norte, el mandatario aprovechó para insistir en la necesidad de que la Asamblea Legislativa apruebe el proyecto de ley para la alfabetización digital, ya que permitiría dotar de dispositivos e internet a los estudiantes en sus hogares.

Al respecto, resaltó que ‘si logramos aprobar este proyecto, sería un legado que mejoraría la vida de miles de costarricenses en todos los rincones del país’.

De su lado, la ministra de Educación Pública (MEP), Guiselle Cruz, aseguró que demostrado por estadísticas en tiempo de pandemia, los centros educativos siguen siendo espacios seguros y de protección para los educandos gracias a la estricta aplicación de los protocolos sanitarios.

‘Esta mañana, arrancamos con un nuevo esfuerzo para terminar el ciclo lectivo 2021, y volvemos con confianza porque hemos fortalecido nuestros procesos para nivelar la asimilación de contenidos, monitorear el avance con un sistema informático de evaluación y para estar más seguros’, subrayó Cruz.

De acuerdo con el MEP un millón 287 mil 749 estudiantes retomaron este lunes el curso lectivo 2021 en el modelo combinado presencial-a distancia (virtual), el cual estuvo en pausa desde el 24 de mayo pasado para reducir el incremento de los nuevos casos de la Covid-19, con más de dos mil positivos diarios y más de 30 fallecidos al día.

Cuando el 17 de mayo pasado la titular del MEP Giselle Cruz anunció la suspensión del curso lectivo, adelantó que la interrupción implicará una extensión del año escolar, el cual debía finalizar a principios de diciembre de 2021, pero ahora lo hará en enero de 2022 para en esos dos meses recuperar las clases que no se impartieron en esta pausa.

ga/ale

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