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Adolescents are being cheated by sex education

By: Maggy McDonel.

 

Most people who went to school in the United States are all too familiar with abstinence-only sex education. Since fifth grade, this ineffective approach to sex education has been shoved down our throats, and it all begins when they teach girls about periods and boys about erections, yet refuse to share the same information with the opposite sex.

Bill Clinton passed the Welfare Reform Act in 1996, which allocated $50 million to sex education classes that focused on abstinence-only education. These programs aim to teach students that abstinence is the only way to prevent pregnancy or STIs, tiptoeing around the blatantly obvious fact that some teenagers will likely experiment with sex.

Despite lackluster results, these programs continued to gain popularity. In 2006, George W. Bush budgeted $206 million for abstinence-based programming, meaning that schools teaching other forms received little to no federal funding for sex education classes, according to the American Medical Association.

These programs have proven to have the opposite effect that one might expect. The U.S. has the highest rates of teen pregnancy and STIs in the developed world, according to a study conducted by the U.S. Public Library of Science. The study also found that there is a positive correlation between abstinence-only education and teen pregnancy — and that doesn’t even begin to explore the world of private religious schools.

So, why has nothing changed? Why does government funding still promote programs that are working negatively for U.S. children? Perhaps it’s because the U.S. hasn’t separated itself from its puritanical roots as much as we’d like to believe. Honest talk about sex isn’t part of the American lexicon. America has a deep obsession with porn and movies about sex — practically anything that simulates the real thing. It’s great to see two hot actors having sex, but when it comes down to having an honest conversation with your child or significant other, it’s suddenly too awkward.

As a society, we have become so separated from the realities of sex that it seems easier to ignore it altogether. Many parents would rather pretend that sex only happens between two married adults — missionary position only, with the lights turned off — than talk to their children about sex or have teachers talk to their children about sex. The harm caused by this widely-held delusion is insurmountable.

Only 13 states in the U.S. require sex education to be medically accurate, and only 25 require it at all. 19 include some information about contraceptives, and five schools are on the books as having a negative focus on sexual-orientation education.

How can we consider ourselves an advanced society when our sex education stems from the Middle Ages? Church and state aren’t as separated as we might like to think they are. The deep-rooted tendrils of the church still permeate throughout American culture.

So this year, when you’re having a sexy Valentine’s Day, think about the sex education — or lack thereof — you got throughout your school career. It’s time for a real solution. It’s time to ditch abstinence-only education.

Source of the article: http://www.newsrecord.org/opinion/opinion-adolescents-are-being-cheated-by-sex-education/article_3ae58316-2f9f-11e9-abd6-d3e17c3b2523.html

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Lectura, Escritura y Universidad

Por: Luz Palomino/Otras Voces en Educación 

“No se escribe para ser escritor ni se lee para ser lector. Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie, pues, debería salir a la vida sin haber adquirido esas habilidades básicas”. Juan José Millás.

Al referirnos a la temática de la lectura y la escritura en la universidad, nos estamos aproximando a un problema de vieja data, que hoy, a la luz de los vertiginosos avances de la ciencia y la tecnología, cobra una significación especial y una profunda relevancia, dadas las implicaciones políticas, educativas y socioculturales que comporta en la educación.

Debemos tener presente que la lectura y escritura reestructuran la conciencia, como dice Ong (1987), porque son parte de un proceso integrado del pensamiento. Es una actividad compleja que no podemos simplificarla con la asociación a dinámicas de redacción, como suele ser presentada en muchos artículos. La lectura y la escritura son procesos cognitivos que moldean las estructuras de pensamiento, razón por la cual construyen la epistemología de las personas. Vásquez Rodríguez (2000) afirma que escribir “es poner afuera nuestro pensamiento”, es “exponer nuestro yo”, en otras palabras, es hacer evidente nuestra subjetividad, pues la escritura refleja las estructuras de pensamiento que poseemos y a través de ella es posible reconocernos y que nos reconozacan.

En el mundo de la educación superior pareciera estarse construyendo consenso en cuanto a reconocer que hoy más que nunca, por vivir en la denominada era de la información y del conocimiento, de la lectura digital, de la imagén y las frases arbirariamente recortadas, es urgente replantearse el tema de la lectura y la escritura. Pareciera lógico pensar que el o la estudiante que llega a la universidad ya tiene una adecuada apropiación de la lectura comprensiva y la escritura que le permita comunicarse adecuadamente. Pero esto cada vez es menos cierto. Siendo la universidad un lugar para propiciar en el estudiante las habilidades para seguir aprendiendo, este desafio no solo tiene un carácter remedial sino incluso constructivo, como esfuerzo para que adquieran destrezas básicas con las cuales desarrolle las diversas posibilidades comunicativas; en síntesis, contribuir a que el estudiante logre analizar, apropiar y generar conocimiento relevante.

La lectura y la escritura son procesos estructurantes que en los diferentes niveles de escolaridad median la relación con los textos, con el conocimiento, consigo mismo y con la sociedad. En la educación superior son recurrentes las críticas sobre los desempeños en lectura y escritura de los estudiantes universitarios, lo que ha llevado en algunas ocasiones a dirigir las sospechas y las críticas a la calidad de la enseñanza en la educación media, básica secundaria y primaria, o a sospechar de los estudiantes y sus capacidades, o de la familia y sus condiciones. Pero esto no puede ser un torneo de distribución de culpas.

Lo cierto es que desde el punto de vista pedagógico, no caben dudas respecto a que uno de los componentes transversales que debe trabajarse hoy en día en las universidades, es el que corresponde a los procesos de formación de las competencias en la lectura y escritura; el saber leer, escribir, comprender y reflexionar adecuada y asertivamente, es primordial para la formación universitaria exitosa.

En Venezuela al igual que en otros países de América Latina, la lectura y la escritura en la educación superior se han convertido en objeto de interés debido a que estos procesos inciden directamente en el desempeño académico de los estudiantes y en temas tan sensibles en la vida de las instituciones como la calidad académica, la producción de conocimiento, las dificultades de comunicación, la repitencia y la deserción, entre otros.

La lectura comprensiva y escritura académica deberían ser presentadas como parte del universo de posibilidades de formación continua que ofrece la universidad, como parte del incentivo al espíritu crítico y reflexivo de los estudiantes. Sin embargo, muchas veces se ve relegada a instancias de evaluación y comprobación de saberes. Ello preocupa porque en el ámbito académico, se pueden establecer puntos de vista viciados, que termienen excluyendo de hecho.

Por un lado, está el docente quien considera que sus estudiantes no cumplen las expectativas que él tiene de ellos, al valorar que no leen los materiales, o que los leen y no los comprenden, sin que ello vaya acompañado de una acción que tienda a resolver el problema, mostrando con ello limitaciones en la comprensión de su tarea real en el aula. Por otro lado, están los estudiantes, quienes consideran a la lectura y escritura como una obligación a cumplir, sin otro sentido que la aprobación de una asignatura; como señala Bonilla-Molina (2018), la pérdida del sentido de aproximación a la lectura como un deseo y una satisfaciión cognitiva es evidencia de la crisis de los sistemas educativos en el marco de la tercera revolución industrial.

Cassany (2010) plantea que las investigaciones en este campo revelan que no existe certeza que la información que circula en la actualidad, mediante diversos formatos sea leida y comprendida a cabalidad. Se evidencia de este planteamiento que la problemática de la comprensión lectora no es de un sector particular, sino por el contrario de todo el colectivo. Así, en Venezuela, Matos (2009, p.10), reflexiona en torno a la problemática de la lectura y la escritura en la universidad y expresa que:

“… en nuestro contexto, se valora peyorativamente, pues se considera que esa es una actividad propia de los primeros niveles de la educación inicial y de la educación básica, así que nuestra meta es impartir el conocimiento específico de la ciencia a la que estamos adscritos”.

De ahí que el autor recomienda que tanto la lectura como la escritura sean tratadas de manera interdisciplinar, con responsabilidad y compromiso de todos en la comprensión y producción textual. Eso incluye a los docentes universitarios que terminamos despachando el tema como un problema de otro nivel del sistema educativo, como si estuvieramos hablando de una producción insdustrial de ensamblaje de partes.

Los estudiantes de educación universitaria necesitan desarrollar y consolidar los procesos de lectura y escritura, como alternativa para alcanzar un mayor acceso a las diferentes áreas del conocimiento y para perfeccionar su formación profesional. Adquirir adecuadas competencias de lectura y escritura académica les proporcionará herramientas indispensables para su cabal inserción en una sociedad pluralista y diversa. En consecuencia, en la Universidad que funciona como tejido organizativo complejo y comunicacional, generador de conocimiento, resulta importante que se incluya en su planificación y acciones educativas, las iniciativas dirigidas a propiciar la lectura y la escritura en los estudiantes, conforme a las expectativas y requerimientos del presente y, por supuesto, de una manera más vivencial.

Es importante tener presente que la lectura y escritura se configuran como herramientas de aprendizajes, allí cuando se logra consegui y enfocar el esfuerzo en la actividad cognitiva del estudiante vinculada a su realidad. En ese aspecto, la reflexión, el conocimiento de la estructura conceptual de la información y la elaboración de conceptos, subconceptos y textos, favorece la construcción de conocimientos, construye conciencia de vinculación del saber con la realidad y por supuesto ayuda a mejorar las competencias metacognitivas.

Referencias Bibliograficas

  • Cassany, D. y Morales, O. (2008). Leer y Escribir en la Universidad: Hacia la lectura y la escritura crítica de géneros científicos. Documento en línea. Disponible en:http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/16457/1/leer_universidad.pdf. Consulta: 10/02/2018.
  • Álvarez, J. (2003). Cómo hacer investigación cualitativa. Fundamentos y metodología.México. Paidós Educador.

 

*Elaborado para Otras Voces en Educación.

*Fuente de la imagen: https://compartirpalabramaestra.org/blog/lectura-y-escritura-aspectos-que-transforman-el-pensamiento-y-la-experiencia

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Los daños colaterales de los paros docentes

Por: Pablo Helman. 

Especialistas en educación analizan el círculo vicioso que se produce a partir de los salarios bajos de docentes y la cantidad de días de huelga que se repiten año a año.

Cuando Mauricio Macri habló de los alumnos que “caen en la escuela pública” despertó una inevitable polémica. Más allá de lo ideológico encerrado en sus palabras, conscientemente o no, Macri describía un fenómeno que se dio lentamente en la sociedad y que se acrecentó en los últimos años. La educación pública, algo que era un orgullo, ya no ocupa el lugar de privilegio y de excelencia.

La educación privada –con la inequidad que implica, ya que acceden a ella los que pueden pagarla– ocupa ese lugar. Como diría Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios por la Educación de la Universidad de Belgrano: “Pregunte entre nuestros parlamentarios quiénes mandan a sus hijos a la escuela pública.

La respuesta es la explicación de lo que está pasando”. David Jaume, el economista que midió para el Observatorio Argentinos por la Educación, brindará uno de los dos datos que parecen explicar –al menos en parte– el porqué de la tendencia: “De los 35 años escolares desde la vuelta a la democracia se han perdido 2,3 solo por paros docentes”. Estadísticas.

Dos investigaciones hablan de un círculo vicioso complejo: hay más días de paro y, sin embargo, los sueldos docentes no dejan de bajar. Mientras que la Ley N° 25.864 de 2003 fijó un piso de 180 días de clases para el ciclo lectivo en todo el país, desde el retorno de la democracia, hubo un promedio de 12 días de paro docente por año a nivel nacional.

Al tomar el promedio anual, las provincias con más días de paro docente desde 1983 hasta 2018 son Neuquén y Santa Cruz (16 días por año cada una) mientras que en Chubut, Jujuy, Río Negro y Tucumán el número asciende a 15 días en cada caso. Entre las provincias con el promedio más bajo se encuentran Formosa y La Pampa (seis días cada una).

En Ciudad de Buenos Aires, Misiones y San Luis el número es siete días de paro docente promedio por año en cada caso. En 2018 el promedio, a nivel nacional, de paros docentes, fue de 13 paros docentes en el nivel primario. Las tres jurisdicciones con mayor cantidad de días de paro docente fueron Chubut (78 días de paro), Neuquén (53 días de paro) y Buenos Aires (25 días de paro).

Las provincias con menor cantidad de días de paro fueron Catamarca, Corrientes, La Pampa, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis y Tucumán, en todos los casos con tres días de paro. En cuanto a la retribución: Argentina se ubica entre los países con sueldos docentes más bajos. Los maestros argentinos ganan casi un 50% menos que los chilenos, según el informe de la Universidad de Belgrano.

Además, en nuestro país, la proporción de cargos docentes en relación con los alumnos es más alta que en toda la región y que en los países con mayor nivel educativo. Definir objetivos. Magdalena Fernández Lemos es directora ejecutiva de Enseñá por Argentina. En diálogo con PERFIL dijo: “Hay una relación directa entre calidad educativa y las horas de clase. Desde mi propia experiencia, te puedo decir que cada momento en el aula es algo valioso.

Pero también es esencial jerarquizar la docencia, debe ser reconocida la labor de los maestros. Y ese reconocimiento debe ser también económico. No se trata de mirar únicamente si se trata de paros o días de clase, sino de encontrar alguna perspectiva más superadora: y en este sentido, es clave generar unos nuevos consensos sobre lo que se pretende de la escuela”. Para la entrevistada, “a la hora de buscar consensos, no se trata de pensar en cómo lo solucionó, por ejemplo, Finlandia, pese a que tiene aspectos muy interesantes para tener en cuenta. Lo interesante, en materia de educación, es que nunca hay una sola respuesta para los distintos problemas”.

Los “consensos son la estrategia que puede garantizar las soluciones a largo plazo y requieren la intervención de toda la sociedad”. Cumplir con los 180 días de clase. Rodrigo Miguel es autor del libro El poder de la educación. Sostiene que “el tema de la educación es central para salir de estos atolladeros que, en el fondo, son económicos. Aquí no hay una discusión académica ni estrictamente de educación. El tema es salarial, económico.

Y tiene que ver con las características del desarrollo de Argentina. Y con la situación de subdesarrollo y pobreza en la que se encuentra el país desde hace décadas. Eso se traduce en malos sueldos docentes. Pero no es algo aislado. Si miramos el sueldo de un médico, por ejemplo, un residente de un hospital nacional de alto nivel no supera los 22 mil pesos en mano. Y eso se replica en otros niveles de la administración pública. No es justificable”.

Sin embargo, la educación juega un rol esencial para cambiar este cuadro de situación. Para Miguel, “no habrá buena educación con bajos salarios. Y si analizamos los datos de los países con los mejores salarios docentes, vemos que son los países con los mejores niveles de desarrollo humano, a nivel educativo, a nivel de vida e ingresos de su población. Y también de distribución del ingreso. La educación, además de generar riqueza, es la base del capital humano.

Es una verdad evidente, pero que no es tomada por la sociedad. Muchas veces estamos esperando salvarnos con la cosecha, o con Vaca Muerta. Pero no pensamos en la educación. Argentina no va a ser un país rico si no invierte en serio en su educación”. Soluciones. Para el especialista, la educación genera riqueza. Entre los especialistas consultados, se pueden detectar distintas líneas de acción. Por un lado, se reconoce que el 6% del presupuesto es alto en la región, pero que gran parte de él se destina a cargos docentes. Por otro lado, se sugiere que la protesta docente debiera considerar también la necesidad de cumplir con la ley de los 180 días.

Que las respuestas a la crisis deben mirar procesos exitosos, como los de Ecuador, Corea del Sur o Finlandia, pero, también, deben, como dice Magdalena Fernández Lemos, asumir la particularidad argentina. Si se analizan los 35 cilcos escolares que pasaron desde la vuelta de la democracia, se han perdido 2,3 años solo por paros docentes. Rodrigo Miguel dice: “Aumentar los sueldos docentes no nos va a transformar en Holanda. Pero si no transformamos la educación, vamos a seguir siendo un país subdesarrollado, por más que se encuentre petróleo en el sur o tengamos una sucesión de buenas cosechas”.

El cambio a la educación privada se debe “a un deterioro en la educación pública que se ha profundizado en las últimas décadas. Cuando nuestros padres iban al colegio era lo mismo o mejor que la educación privada. Cuando fuimos nosotros ya había cambiado. Y hoy las diferencias son abismales”. Para Guadagni esto se debe a la demanda laboral: “Antes veíamos empresarios que no habían terminado la primaria. Ahora, esto es imposible.

El siglo XXI es el de la especialización del saber”. “Ante más huelgas docentes baja la posibilidad de ir a la universidad” David Jaume es argentino, economista e investigador del Banco de México. Fue el autor de la investigación del Observatorio Argentinos por la Educación, a partir de un estudio del Cedlas de la Universidad de La Plata. Dice que entre las conclusiones “definitivamente lo que más me sorprendió fue el elevado nivel de paros y su persistencia en el tiempo.

Desde los años 80, un niño o niña que asiste a una escuela pública que participa en los paros docentes llega a perder la mitad de un año de clases en sus 6 o 7 años de escuela primaria”. —Menos días de clase ¿afectan la calidad educativa? —Nuestro trabajo original se basó en aportar evidencia empírica sobre los efectos de largo plazo de la exposición a huelgas docentes durante la educación primaria. Nuestros resultados muestran que los días perdidos por huelgas docentes en Argentina producen efectos negativos que perduran durante muchos años, e incluso generaciones. Recopilando información de huelgas en los 80 y 90 encontramos, entre otros efectos, que mayor exposición a las huelgas docentes durante la primaria cuando niños disminuye los años de educación y la probabilidad de asistir a la universidad cuando adultos.

La reducción de los años de educación genera a su vez un efecto negativo sobre los ingresos laborales y la probabilidad de estar empleado. También se documentan efectos negativos en la siguiente generación: los hijos de las mujeres de cohortes más expuestas a huelgas docentes durante la escuela primaria tienen menos años de educación promedio que hijos de igual edad de mujeres de cohortes con menor grado de exposición. —En la Argentina está casi institucionalizado que en algunas regiones –como la provincia de Buenos Aires– no comiencen las clases el día previsto, debido a las medidas de fuerza docentes. ¿Es algo habitual en otros países? —Las huelgas docentes son comunes en muchísimos países del mundo. Sin embargo, estas tienden a ser esporádicas y de muy corta duración.

Tal es así que cuando presento estas estadísticas en seminarios con público de otros países, estos no dejan de asombrarse por el altísimo grado de exposición de los alumnos argentinos a las huelgas docentes. En esto somos prácticamente únicos. —Las provincias patagónicas tienen un promedio mayor de días de paro que las de otras regiones del país. ¿Hay alguna explicación particular sobre esto? —Una de las principales causas del alto grado de conflicto docente tiene que ver con la exposición de su salario a los ciclos económicos. Esto es, cuando la economía marcha bien, los salarios de los docentes aumentan significativamente.

Cuando la economía está en recesión, la educación termina siendo una variable de ajuste para sanear las finanzas públicas. Cuando una provincia está más expuesta a estas fluctuaciones, ya sea por desmanejos propios o heredados, junto con características productivas específicas de cada provincia, el grado de conflictividad docente aumenta porque los cambios salariales anuales son mucho más pronunciados.

Este parece ser el caso de las provincias patagónicas y, en alguna medida, el de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, esta es solo una de la múltiples causas de la conflictividad docente. —¿Existen otro tipo de protestas y reclamos que hayan sido más eficaces que los paros? —Los paros son una medida que se utiliza para generar conocimiento de la problemática y, por supuesto, presionar para que la política dé una respuesta.

Paradójicamente, mientras más comunes se vuelven los paros, menor es la presión política de cada uno de ellos por separado. Tal es así que un paro de un día ocupa todas las tapas de los diarios en países donde no son frecuentes, pero pasan casi inadvertidas en nuestro país. En este momento nos encontramos en una situación tal que los paros parecen generar mayor costo a la imagen de los docentes y sus gremios que presión política, por lo que su contribución para resolver conflictos salariales es más bien limitada.

—¿Hay alguna manera de romper el círculo vicioso de paros y bajos salarios? —Yo soy optimista y creo que sí hay una salida, pero no es sencilla. El primer paso es poner a la educación en un lugar de prioridad. Los maestros argentinos tienen salarios bajos. Lo que hay que hacer entonces es definir como sociedad cuál es el salario real al que queremos llegar en, por ejemplo, el año 2030, y establecer a partir de allí un mecanismo que nos permita acercarnos.

Hay que resolver el problema salarial para resolver otras cuestiones estructurales. “Los gremios docentes argentinos son muy conservadores” Que un ex ministro que trabajó en los temas de ingeniería, como es el caso de Alieto Guadagni, afirme “Argentina va a progresar por la educación, no por Vaca Muerta” es una definición de principios. Lo cierto es que Guadagni hace años que viene dedicándose a estudiar los problemas educativos de Argentina. Y desde el  Centro de Estudios de la Educación Argentina elaboró el informe sobre los bajos salarios de nuestros docentes. Para él, uno de los problemas centrales está en la falta de preocupación por la cuestión educativa, por partes y de políticos. “Como dice Guillermo Jaim Etcheverry –afirma– en Argentina pasan dos cosas.

La primera es que todos los padres dicen que la educación es un desastre. La segunda es que los mismos padres piensan que la escuela de sus hijos es excelente. —¿Cómo se sale del círculo vicioso de paros y bajos salarios? —Razonemos de esta manera. Dónde estamos parados y hacia dónde debemos ir. ¿Dónde estamos parados? En un país que aumentó sustancialmente el gasto educativo en los últimos 15 años. La meta del 6% del presupuesto nacional en educación se cumplió, moneda más, moneda menos, implicó un aumento importante. Y pone a la Argentina dentro del continente que dedica más presupuesto a la educación.

Al mismo tiempo, los salarios docentes en la Argentina han bajado. Y este año, la tasa de inflación es claramente superior al aumento de salario. Por ejemplo, de septiembre a septiembre, la inflación fue 40% y el promedio de aumento salarial fue sensiblemente menor. Acá viene la pregunta ¿cómo es posible haber aumentado el gasto y no haber aumentado los salarios? La respuesta es que los gobiernos provinciales, que son los responsables directos de la educación primaria, decidieron concentrar el gasto en más cargos docentes. —¿Cuál es el promedio de docentes por alumnos en Argentina? —En provincias como Catamarca, por ejemplo, tenía en 2017 27% menos de alumnos en escuelas públicas que en el año 2003. Y la cantidad de cargos docentes había aumentado un 44%.

Hoy, en Catarmarca hay, por cada cargo docente, seis alumnos. ¿Y cómo es en todo el resto del mundo? En toda América Latina, está entre 19, 20, 23, 24. En el orden nacional, se pasó de 16 cargos docentes a 12. Es un sobrecosto.  Ese es el lugar donde estamos parados. —¿Cuál sería el lugar adonde se debería querer llegar? —Deberíamos llegar a un punto en el que logremos lo siguiente. Que los mejores estudiantes secundarios de hoy sean los docentes de mañana. Eso le exige dos cosas: un criterio selectivo para la carrera docente, que debe ser la más difícil. En muchos países es más difícil recibirse de maestro que de abogado, esto es para mejorar la calidad de los docentes del mañana. Lo otro es obvio, si usted pretende que los mejores alumnos de hoy sean los docentes de mañana, los mejores sueldos de la administración pública tienen que ser para los maestros. Ese es el punto de llegada.

—¿Hay muchos maestros por alumnos? —Se necesitan menos cargos docentes. Hoy muchos de los cargos no están en el aula: son supervisores, controladores de supervisores, el inspector del inspector, en el aula. ¿Cómo se hace el tránsito? Vaya tarea, amigo. —¿Qué rol juegan los sindicatos en todo esto? —No solo en la Argentina, los sindicatos docentes son muy conservadores. Tienen una actitud muy defensiva y ante cada cambio prefieren el statu quo. Fíjese lo que le pasó a Rafael Correa, que de conservador o reaccionario no tenía nada. Sin embargo, Correa tuvo un conflicto docente, porque él impuso evaluarlo. Eso, y además de que la Constitución del Ecuador prohíbe que se pare la actividad.

—¿Cuáles son los primeros pasos que debieran darse? —Aquí hay un problema político muy grande. La clase dirigente argentina se fue de la escuela pública. Haga una encuesta usted, como periodista, de cuántos de los hijos de los diputados y los senadores. Los tres últimos candidatos a presidente son egresados de las universidades privadas. Scioli, Massa y Macri salieron de las universidades privadas. —¿Es una cuestión de impericia de los políticos? ¿De demagogia? —El sistema educativo argentino tiene tremendos problemas.

En el fondo es un sistema que consolida la desigualdad. Vamos a la escuela secundaria: todo el mundo dice que termina la escuela secundaria, el 43, 44%. Pero ojo: entre los que van a la escuela privada termina el 70%, mientras que los que van a escuela pública termina menos del 30%. Así se llega al promedio. (Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de «share» o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com

Fuente del artículo: https://www.perfil.com/noticias/elobservador/los-danos-colaterales-de-los-paros-docentes.phtml

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The Denver teachers strike is over. They won.

By: Alexia Fernández Campbell.

Denver teachers snagged $23 million in pay raises during a three-day strike.

Denver’s teachers may soon be returning to school.

More than 2,000 educators, who have been on strike since Monday, said they reached a tentative deal Thursday with the local school district.

Details are not yet available, but the deal includes an average 11.7 percent pay raise and annual cost of living increases, according to the school district and the Denver Classroom Teachers Association, a labor union representing more than 5,000 educators in Denver public schools. It will also include raises for school support staff. Bus drivers and cafeteria workers may also get a raise, but that’s not part of the official agreement with the teachers union.

It also addresses the teachers’ biggest concern: the need to overhaul the merit-pay system, which relies heavily on annual bonuses that fluctuate from year to year. The new system will place more emphasis on education and training when considering promotions, while keeping some bonuses in place.

Where will they find the $23 million to pay for this? The district agreed to cut back on administrative costs, and will eliminate about 150 positions in the school’s central office. Five-figure bonuses for senior school administrators will also come to an end.

The pact was reached after an all-night negotiation marathon between the union and school administrators. Henry Roman, president of the union, described it as a “historic” deal. “No longer will our students see their education disrupted because their teachers cannot afford to stay in their classrooms,” Roman said in a statement Monday morning.

Teachers did make some concessions, but the deal represents a remarkable win for Denver’s teachers, who have been picketing and rallying in the streets for the past two days, while school administrators struggled to keep classes on schedule. It’s also a sign of the overwhelming momentum teachers have on their side from months of widespread teacher strikes across the country over school funding cuts and low teacher pay.

Arbitrary bonuses and low pay

Teachers were most upset about Denver’s incentive pay system, which started more than a decade ago. The district pays bonuses based on teacher performance, and to encourage teachers to work in high-poverty schools.

But the union says the bonuses vary too much from year to year, creating financial instability for educators and their families. They also say it’s unclear how the district measures good performance and determines bonuses.

Instead, teachers wanted the district to lower bonuses and increase their base salaries, and to give them salaries based on education and training, like most school districts do.

Colorado teachers are among the lowest-paid in the country, earning an average of $46,155 in 2016 — ranking Colorado 46th in average teacher pay, according to the National Education Association. The state also spends about $2,500 less per student each year than the national average. The new deal would boost starting pay for teachers by 7 percent, but the average pay raise for all educators, nurses, and counselors will be 11.7 percent.

Embedded video

The Denver Classroom Teachers Association voted to authorize a strike in January with support from 93 percent of its members. At the time, the two sides were about $8 million apart in reaching an agreement.

After authorizing a strike, the school district fought back. Officials asked Democratic Gov. Jared Polis to intervene, a legal move that delayed the strike as the state government weighed its options. But last week, the governor declined to take part in the dispute, which could have further delayed a strike by up to 180 days.

That wasn’t the first attempt to keep teachers from going on strike, though. Far from it.

Republican lawmakers tried to make striking illegal

In April, two Republican state legislators tried to shut down a potential teachers strike in Colorado with the threat of jail time.

The bill, introduced in the state Senate, prohibited districts from supporting a teachers strike and required schools to dock a teacher’s pay for each day they participate in a walkout. The teachers could also have faced up to six months in jail and a $500 daily fine if they violated a court order to stop striking.

The bill was a reaction to the teacher strikes sweeping red and purple states, including OklahomaWest VirginiaArizona, and Kentucky. Thousands of teachers in Colorado had joined the grassroots movement, holding rallies at the state capitol to demand a pay raise and more funding.

The bill failed. The strike happened — and it worked. Now, it looks like Denver teachers are going back to class.

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In 2018, Labor Strikes Had the Largest Increase of the Last Three Decades. Here’s Why

By: Britanny Shoot. 

If it seemed like a lot of workers went on strike in 2018, well, it wasn’t your imagination. There were at least 20 major work stoppages in the United States involving 485,000 workers, which is the highest increase in striking workers since 1986. Of the groups that walked out, a staggering 90% were from education, healthcare, and social assistance workers such as those in childcare, according to work stoppage data published by the Bureau of Labor Statistics. By comparison, between 2009 and 2018, those groups otherwise accounted for just half of work stoppages.

It’s an interesting moment for industrial actions to be on the rise again, with renewed focus on the 1919 general strike in Seattle on its centennial. (During the 1919 strike, 65,000 union workers walked off the job for six days, paralyzing the Pacific Northwest city.) But unlike previous eras, when workers on strike tended to come from sectors such as manufacturing, the 2018 surge in walkout was led by educators demanding better pay and benefits, as well as smaller class sizes and more funding.

One reason for all the walkouts? Salaries for educators and childcare workers have stagnated or even declined due to inflation. In some regions, those strikes were also the first in a generation. For example, around 33,000 West Virginia teachers and school services workers went on strike in February 2018, the first time they’d done so in the Mountain State since 1990. Tens of thousands of teachers in other states followed suit, including Arizona, Kentucky, and Oklahoma. And among the many costs of education strikes is that school districts basically bleed money when student attendance plummets.

Already in 2019, the costs of strikes have started to mount. The teachers strike in Los Angeles ended in January, and the Los Angeles Unified School District told CNN low attendance cost the district tens of millions of dollars. And nationwide, there’s little sign of a teacher strike slowdown. On Thursday, after three days on strike, teachers in Denver reached a tentative agreement. Educators in Oakland, Calif. also recently voted to authorize a strike if teachers can’t reach an agreement with the district on class size and pay.

Teacher strikes may cost money, but Labor Secretary Alexander Acosta told theWall Street Journal that strikes are a sign of a healthy labor market. After all, if workers feel empowered to demand better pay and protections, “that reflects their confidence that they have options and opportunities,” he explained.

It remains to be seen whether that type of bargaining power will stop another federal government shutdown. With another possible closure still feared, a union representing flight attendants has mentioned the potential need for a demonstration, anda a possible general strike. It’s hard to imagine the national cost, in dollars and in other quantifiable measures, such an action might entail, given that the last shutdown, which lasted a record 35 days, cost the country $11 billion, at least $3 billion of which is unrecoverable.

Source of the article: http://fortune.com/2019/02/14/strike-teacher-salary-pay-general-strike-union-labor-walkout/

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Empirismo y educación

Por: Carlos Arturo Serna Jaramillo.

Orientar con criterios empiristas, naturalistas y pragmáticos es la recomendación de John Dewey. Para él se aprende del mundo mediante la experiencia y el ejercicio de la inteligencia que enfrenta problemas  del conocimiento y del comportamiento moral de la persona; o sea, la conducta humana.

La educación debería basarse en el empirismo, que supone practicar el método propio de las ciencias experimentales. Pensar y realizar inteligentemente, de acuerdo al proceder científico, desarrolla sentido de curiosidad y comprensión del mundo en contravía de ideas y pensamientos estereotipados, que por dogmáticos e inútiles no reconocen que el conocimiento está expuesto a ensayo y error y que la certeza de una afirmación requiere tiempo e investigación. “Que el agua contaminada y es tóxica para la salud y sin ella no se vive”, es una aseveración que en el siglo XIX era ignorada por la gente, que enfermaba y moría por consumir un líquido impotable.

La educación tiene sentido y significado si el individuo es capaz de interrogar y averiguar por las relaciones que constituyen la realidad, por cómo las cosas son útiles a las necesidades vitales y si hay explicación de los fenómenos de la naturaleza. Años de investigación científica y procedimientos ayudan a forjar el espíritu científico y que, en calidad de pautas educativas, contienen lo siguiente: 1. Señalar que existe un problema o una dificultad que hay que resolver (para Dewey todo pensamiento que sea genuino parte de un problema que concita a la reflexión y reclama solución. ¿Qué se ha de hacer para que haya suministro de agua potable a la ciudad y que sea un servicio permanente y a futuro? 2. Clarificar el problema por medio del análisis –descomponerse en sus partes- y confrontado con experiencias pasadas y conocimientos adquiridos y reputados como verdaderos y que han sido útiles a los fines prácticos. 3. Formular una pregunta a manera de hipótesis: “¿Qué hacer para conservar el caudal hídrico de modo que asegure el líquido vital, no solo ahora sino en un mañana y por tiempo indefinido?” 4. Establecer consecuencias o posibles desenlaces de las acciones a emprender. 5. Por último, corroborar o revisar, a la luz de nuevos conocimientos, las acciones realizadas y saber, en concreto, qué se espera de ellas.

Identificados los problemas se anticipan eventualidades posibles. ¿Qué hacer en una situación de extrema sequía donde solo queda un hilo de agua? Esto lo resuelve la imaginación científica, con base en hechos y realidades, y un compromiso inteligente y razonable que fija líneas de acción de acuerdo al conocimiento adquirido y la tecnología disponibles en un momento determinado. Es el empirismo educativo.

Fuente del artículo: http://www.cronicadelquindio.com/noticia-noticia_opinion-seccion-opinion-titulo-empirismo-y-educacion-op-20067

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Academics back UK schools’ climate change strikes

By: Matthew Taylor.

 

More than 200 academics have voiced their support for this week’s school climate strikes, in which thousands of young people are expected to take to the streets in towns and cities across the UK.

The academics, including almost 100 professors, say the “tragic and desperate facts” of the unfolding climate breakdown – and the lack of meaningful action by politicians – leave young people with little option but to take matters into their own hands.

In a letter to the Guardian, they write: “[Those taking part in the strike] have every right to be angry about the future that we shall bequeath to them, if proportionate and urgent action is not taken.”

The UK day of action is part of a movement that started in August when Greta Thunberg, a 16-year-old schoolgirl, held a solo protest outside Sweden’s parliament. Globally, up to 70,000 schoolchildren each week are taking part in 270 towns and cities.

Individual demonstrations have already been held in the UK, but Friday’s coordinated day of action is expected to see the biggest protests by students and young people in the UK since the student strikes of 2010 over tuition fees.

There has been some criticism of the strikes by climate change deniers and politicians who claim the strike amounts to little more than truanting.

Earlier this month a Belgian environment minister was forced to resign after falsely claiming the country’s intelligence services held evidence that the tens of thousands of children skipping school were being directed by unnamed powers.

But the strike has been backed by one of the UK’s leading teaching unionsand the academics say the young people who are prepared to organise and take part in the strike are setting an example that others should follow.

“We are inspired that our children, spurred on by the noble actions of Greta Thunberg and many other striking students all around the world, are making their voices heard.”

The letter highlights the growing signs of climate breakdown, from the latest UN report that warns there are 12 years to avoid the worst impacts of global warming, to record-breaking droughts and heatwaves, warming oceans and melting ice sheets.

The academics added: “It is with these tragic and desperate events in mind that we offer our full support to the students, some of whom may well aspire to be the academics of the future, who bravely plan to strike on 15 February to demand that the UK government takes climate action.”

Source of the article: https://www.theguardian.com/environment/2019/feb/13/academics-back-uk-schools-climate-change-strikes

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