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Los expertos educativos y la contrapropuesta de la oposición

Por: Mauro Jaquín Ramírez

n el más reciente libro deFernando Reimers, Letters to a New Minister of Education, encontramos un breve capítulo desarrollado por Sergio Cárdenas, académico del CIDE y exdirector del Crefal, intitulado Mexico: Should you talk to the experts? advice for a new secretary. En su intervención, Cárdenas le comparte al nuevo titular de la SEP –Esteban Moctezuma– lo apremiante que es mostrar interés por escuchar a una comunidad que siempre asumirá saber más sobre la educación que los líderes políticos en turno de ese sector, la comunidad de los expertos.

En nuestro país, los expertos educativos son un estrato privilegiado del mundo académico. Generalmente posgraduados en universidades de renombre internacional, mantienen una trayectoria que detenta amplio reconocimiento en los claustros, los pasillos de importantes corporativos, oficinas gubernamentales y organizaciones liberales. Son una especie de aristocracia intelectual bien consciente de sus capacidades. Tanto así, que ellos mismos se consideran las mejores mentes de este país, a decir de Blanca Heredia, una reconocida académica del CIDE, ex funcionaria de Segob y ex funcionaria de la OCDE.

En su texto, Cárdenas –vinculado al mencionado grupo– sugiere empezar con el pie derecho la relación entre la SEP y los expertos, con el fin de encontrar puentes de diálogo que permitan construir armónicamente una nueva propuesta educativa. El investigador es bastante claro al exponer la preponderancia que tal estrato ha adquirido con el paso de los años en los espacios de discusión, diseño y deliberación de las políticas educativas.

Lo anterior ha sido favorecido por ciertos cambios a nivel institucional que, a la luz de la reforma educativa 2013, profundizaron la inclusión de distintos actores (organizaciones de la sociedad civil, grupos de expertos, cámaras empresariales, etcétera) en los procesos de gobierno educativo. Dichos cambios conformaron una nueva gobernanza del sistema, cuya justificación podemos encontrarla en el Nuevo Modelo Educativo 2016. Teóricamente, lo que se busca en dicho contexto es desarrollar una lógica deliberativa plural en el cual actores privados y sociales puedan colaborar con el gobierno para generar políticas públicas eficientes y favorables al conjunto de la sociedad. Lamentablemente, aunque tal propuesta conlleva un supuesto pluralista implícito, en su práctica no favorece necesariamente aspiraciones democráticas, ya que a menudo los actores privados y sociales incluidos en dichos procesos han estado estrechamente asociados al gobierno en turno o vinculados a poderosos grupos de interés, lo cual limita su representatividad y apuntala las desigualdades políticas en nuestra sociedad.

Los procesos de gobierno en este sentido encuentran en las redes de políticas su núcleo operativo. Ahí se desarrollan las ideas, se gestionan los procesos, se aboga por determinadas propuestas y se accede a la deliberación gubernamental. En estas redes, cuyas prácticas de clase son muy acentuadas, los expertos son nodos sumamente relevantes dada su capacidad de trabajar en calidad de asesores, investigadores o directivos con distintas organizaciones al mismo tiempo: partidos políticos; ONG como Mexicanos Primero; think tanksnacionales como México Evalúa o internacionales como RAND Corporation o Brookings Institution; organizaciones multilaterales como el Banco Mundial, la OCDE o el Inter-American Dialogue; instituciones académicas como CIDE o Flacso, etcétera. A pesar de su naturaleza descentralizada, los integrantes de dichas redes convergen en la realización de proyectos comunes mediante alianzas estratégicas. Tales alianzas les permiten estar presentes en los altos espacios del poder y les habilitan para influir en las políticas educativas, sin importar que generalmente estén ausentes del contexto real de la escuela pública y los problemas cotidianos del profesorado.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/02/09/opinion/015a1pol#

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Podemos aprender un idioma durante el sueño profundo

Por: Tendencias 21

La capacidad de aprender vocabulario permanece activa mientras dormimos

Aprender vocabulario de un idioma nuevo es posible durante la fase de sueño profundo: las mismas estructuras cerebrales que rigen el aprendizaje de un vocabulario mientras estamos despiertos, funcionan también cuando dormimos para la formación de la memoria.

Investigadores de la Universidad de Berna, Suiza, han demostrado que podemos adquirir el vocabulario de un nuevo idioma mientras dormimos. Durante las distintas etapas de la tercera fase del sueño (el así llamado sueño de ondas lentas, que es importante para la consolidación de nuevas memorias), podemos aprender palabras nuevas que recuperaríamos inconscientemente después de despertar.

Los investigadores han concluido que las mismas estructuras cerebrales que rigen el aprendizaje de un vocabulario mientras estamos despiertos, funcionan cuando dormimos para la formación de la memoria.

Dormir: ¿una pérdida de tiempo?

Las horas que pasamos durmiendo suelen considerarse improductivas, lo que plantea la pregunta de si ese tiempo se puede aprovechar, por ejemplo, para aprender un nuevo idioma.

Hasta la fecha, la investigación del sueño se ha centrado en la estabilización y la consolidación de los recuerdos que se forman antes de dormir. Sin embargo, el aprendizaje durante el sueño rara vez se ha examinado.

Existen evidencias de que la información aprendida estando despiertos experimenta recapitulaciones por repetición en el cerebro dormido. La repetición durante el sueño fortalece los rastros de memoria aún frágiles e integra la información recién adquirida en el almacén de conocimiento preexistente.

Ahora bien, si la repetición durante el reposo mejora el almacenamiento de información aprendida estando despierto, el procesamiento inicial de nueva información, también debería ser factible durante el reposo, lo que podría generar un rastro de memoria que perdurara hasta estar despierto.

Esta premisa fue confirmada por los investigadores Katharina Henke, Marc Züst y Simon Ruch, ya que demostraron por primera vez que es posible aprender palabras de una lengua extranjera y su traducción durante la fase de sueño profundo y recordarlas inconscientemente al despertar.

También comprobaron que el hipocampo, una estructura cerebral esencial para el aprendizaje asociativo estando despierto,  apoya la recuperación de asociaciones de palabras formadas durante el sueño, lo que sugiere una formación de memoria episódica mientras dormimos. Los resultados se publican en Current Biology.

Los estados activos y el aprendizaje durante el sueño

El equipo de Henke estudió si una persona dormida era capaz de asimilar el vocabulario de una nueva lengua. Explica que, cuando alcanzamos las etapas del sueño profundo, nuestras células cerebrales coordinan progresivamente su actividad.

Añade que las neuronas suelen estar activas durante un breve período de tiempo antes de entrar juntas en un estado de breve inactividad. Los estados activo e inactivo de las neuronas se alternan cada medio segundo.

Los investigadores comprobaron que las asociaciones entre las palabras de una lengua diferente a la propia escuchadas durante el sueño y su traducción, se memorizan inconscientemente cuando la traducción se repite durante el estado activo de las neuronas durante el sueño.

Por ejemplo, cuando los participantes en el experimento escucharon por sus auriculares las palabras “llave” o “elefante” mientras dormían, al despertar pudieron establecer correctamente que la llave designada en el otro idioma hacía referencia a algo pequeño y elefante a algo muy grande.

«Fue interesante observar que las áreas del cerebro especializadas en el lenguaje y el hipocampo, que sirven normalmente al aprendizaje consciente de una lengua, se activaron durante la recuperación del vocabulario aprendido durante el sueño, ya que estas estructuras favorecen la formación de recuerdos independientemente del estado de consciencia en el que se producen, ya sea el de inconsciencia durante el sueño, o el consciente estando despiertos”, explica Züst en un comunicado.

La formación de la memoria no requiere consciencia

Además de su relevancia práctica, el descubrimiento desafía las teorías actuales del sueño y de la memoria. La noción de sueño como un estado mental encapsulado, en el que estamos separados del entorno físico, ya no es sostenible, señalan los investigadores.

«Hemos podido refutar que el aprendizaje sofisticado sea imposible durante el sueño profundo», señala Ruch. Los resultados actuales subrayan una nueva noción teórica de la relación entre memoria y consciencia. «En qué medida y con qué consecuencias se puede utilizar el sueño profundo para la adquisición de nueva información será un tema de investigación en los próximos años», apunta Henke.

Referencia

Implicit Vocabulary Learning during Sleep Is Bound to Slow-Wave Peaks. M. A. Züst et al. Current Biology, 31 January 2019. DOI: https://doi.org/10.1016/j.cub.2018.12.038.

Fuente: https://www.tendencias21.net/Podemos-aprender-un-idioma-durante-el-sueno-profundo_a45040.html

 

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La economía política de la nueva «ley de esclavitud» de Hungría

Por:  Ágnes Gagyi, Tamás Gerócs/La Haíne

Las manifestaciones explotaron en las calles de Budapest

Fue después de que el parlamento húngaro –controlado por el cuarto gobierno consecutivo con gran mayoría de Fidesz– acabara de aprobar tres leyes cruciales en una rápida votación parlamentaria el 12 de diciembre que los partidos opositores calificaron de ilegales. Los tres elementos principales en el paquete de gobierno fueron la Ley de horas extra, que rápidamente vino a conocerse mejor como la «Ley de Esclavitud», la centralización del procedimiento de nominación de los tribunales y las enmiendas educativas que permiten la privatización de las universidades públicas. La oposición parlamentaria estalló en una fuerte protesta en la sede e hizo un video grabando el proceso electoral, que más tarde se volvió viral. Tras la llamada de uno de los parlamentarios a una marcha pública pacífica en las calles de Budapest para protestar contra el procedimiento legislativo ilegal, gran cantidad de gente se reunió y desencadenó una manifestación masiva. Los manifestantes eran mayormente estudiantes, sindicados y varios grupos activistas.

Previamente, otras olas de manifestaciones han sido motivadas por legislaciones importantes que fueron preparadas de manera parecida, sin ningún diálogo social o consulta a los grupos representativos. Recientemente ha sido el caso con la «Lex CEU», forzando a la Universidad Centroeuropea (CEU) a salir del país, un proceso que en 2018 ha sido complementado con la decisión de cortar a la Academia Húngara de Ciencias y a varias universidades públicas los fondos. Antes del 12 de diciembre, los estudiantes se habían manifestado en frente del Parlamento antes de la votación, para expresar simpatía al CEU y pedir educación gratuita. Levantaron tiendas en la plaza donde estaban, a lo que llamaron universidad libre: un espacio público para lecciones y charlas auto-organizadas. Esta tradición de «universidad libre» llega hasta manifestaciones estudiantiles pasadas y a la ocupación universitaria en los últimos años. Luego de la reciente legislación, los estudiantes simpatizaron con los trabajadores y empezaron a organizar la manifestación con el apoyo de los sindicatos.

Después del 12 de diciembre, el principal foco de la nueva ola de protesta fue la Ley de Esclavitud, la cual permite a las empresas solicitar 400 horas de trabajo extra (anteriormente limitado a 250 horas al año) y retrasar los pagos hasta 3 años. Los sindicatos expresaron su oposición en tanto que la ley permite a las empresas negociar horas extra con trabajadores individualmente, sin los sindicatos.

El primer ministro ha defendido públicamente las reformas, diciendo que los trabajadores que solían buscar oportunidades laborales en el extranjero para trabajo extra, ahora se benefician de la ley y trabajan en Hungría. Sobre la base de que rompen la paz de vísperas de Navidad, los medios estatales y los altos oficiales del gobierno condenaron las manifestaciones «poco cristianas» y hostiles al cristianismo. Un estudio reciente de la Agenda Pública mostró que el 85% de la población en edad de trabajar rechaza la Ley de horas extra.

La reciente enmienda del código laboral ha sido parte de una serie de reformas laborales desde que el gobierno consiguió el poder en 2010. La flexibilización de las relaciones laborales ha sido una tendencia en Hungría casi independientemente del tipo de gobierno en el poder, desde 1990. Lo que ha sido común en los gobiernos liberales, socialistas y ultraconservadores es su afán de agradar a las empresas multinacionales, muy notablemente a las fabricantes de coches alemanas, para invertir en el país. La implementación de varias reformas laborales neoliberales desde los años noventa solía, relativamente, no tener respuesta en una situación de gran desempleo y abundancia masiva de trabajadores, que fueron los legados históricos de la terapia de shock económico en los noventa.

El nuevo contexto de integración económica mundial: reindustrialización

La crisis económica en 2008 atizó Hungría de forma particularmente severa en comparación con países de nivel de desarrollo relativamente similar. La crisis económica y el subsiguiente colapso del gobierno social-liberal previo llevó a una holgada victoria del partido conservador Fidesz, haciendo campaña con la promesa de descolonización económica y renacimiento nacional. Tras ganar la mayoría en 2010, Fidesz se embarcó en un programa de «reindustrialización». En realidad, reindustrialización es un eufemismo en comunicación política para una consecuencia más amplia de la reestructuración industrial de Europa occidental: la deslocalización de segmentos estandarizados de producción con perspectivas de poco beneficio hacia economías de mano de obra barata en lugares geográficos cercanos. En el caso de países europeos del centro y del este, particularmente el grupo de Visegrado, este proceso es dominado por la industria automotriz alemana, que se ha visto bajo una inmensa presión después de la crisis de 2008 para adaptarse a la nueva tendencia económica mundial. Hungría no es el único país ni el más expuesto a la deslocalización de fabricantes alemanes en la región, pero ha sido el que ha provisto la mayor parte de ingresos nacionales como subvenciones para fomentar la deslocalización. Tres de las principales compañías, Audi del Grupo Volkswagen en Győr, Mercedes-Benz en Kecskemét y las más recientes instalaciones de BMW en Debrecen empezaron a operar. Se estima que un tercio de la producción industrial y exportación del país está representado por muchos grandes y pequeños proveedores. La dependencia de exportar a Alemania, un factor clave de las economías locales, ha crecido a cuotas históricas por toda la región. Aproximadamente 120 000 personas están directamente empleadas por fábricas de automóviles en Hungría y un número similar está empleado por proveedores asociados.

Para el régimen de Orbán, las remesas de inversión extranjera directa en industrias que producen para la exportación son de importancia crucial y constituyen una parte orgánica de lo que los analistas liberales llaman su régimen «iliberal». Fidesz ganó las elecciones de 2010 con el mensaje de una descolonización económica, una contra-narrativa a la hegemonía neoliberal de las décadas post-socialistas. Lo que en comunicación política fue referido como interés económico húngaro, en política económica significa un fuerte programa de apoyo estatal al crecimiento del capital nacional. Sin embargo, el régimen puede estribar solo en aumentar el espacio de maniobra del capital nacional dentro de las condiciones objetivas de la integración del mercado mundial. Las subvenciones por inversión directa extranjera en industrias exportadoras ayudan a mantener el balance de pagos en orden, mientras los sectores no comercializables donde las condiciones pueden ser moldeadas por políticas estatales (como la banca, telecomunicaciones o transporte) ven duras reorganizaciones de la propiedad a favor de los nuevos capitales nacionales oligopólicos. Mientras tanto, en comunicación política, la creación de trabajo por la industrialización ha sido mantenida en el frente de las campañas del gobierno como una herramienta para legitimar políticas contra el bienestar, la transición del estado del bienestar a la sociedad del trabajo abrazada por Orbán.

La industria mercantil alemana

Como parte de su agenda de reindustrialización, el gobierno de Fidesz dio ventajas a la industria alemana en la redacción de importantes marcos políticos de trabajo para beneficiar la deslocalización en el país. Esto fue más allá de directamente subvencionar a las empresas multinacionales con bajadas fiscales y concesiones de propiedad. Los lobbies industriales, apoyados por la Cámara Húngara de Industria y Comercio, han estado directamente envueltos en política y ayudaron a escribir muchos borradores legislativos, lo que significa reformar terrenos políticos clave, tales como la educación, el fisco y el trabajo. Esto es, las modificaciones del código laboral, desde 2010, han sido escritas con la ayuda de actores industriales alemanes. El resultado de la agenda de reindustrialización ha sido altamente nocivo para mucha gente. El gobierno húngaro ha abandonado explícita e implícitamente los intereses de los trabajadores en las relaciones industriales y, en cambio, solamente representa los intereses de la industria, incluyendo su sector más influyente, las multinacionales alemanas.

1. Fiscalidad

Una de las consecuencias de la interferencia política demostrada por los periodistas de investigación es que entre los impuestos a las empresas de todos los estados miembros de la Unión Europea, los más bajos son los de Hungría. La tasa plana impositiva de las empresas es del 9%, pero la tasa efectiva que las compañías pagan tras varias concesiones es de solo 7’2%, mientras las 30 multinacionales más grandes dominadas por manufactureras alemanas pagan una tasa efectiva del 3’6%. El contra-efecto de tales impuestos corporativos bajos con el gran subsidio a las empresas –muchas de esas provisiones son desconocidas– es el IVA (VAT) del 27%, el más alto de la Unión Europea, cuyo peso cae en los asalariados que están compelidos a gastar gran parte de sus ingresos en bienes de subsistencia. No es una sorpresa que el sistema tributario de ingresos personales húngaro sea casi regresivo, con una tasa plana universal del 15%.

2. Educación

Entre los regalos a la industria, como créditos fiscales y subvenciones a empresas, la Cámara Alemana fue también invitada a ayudar redactando secciones clave de la reforma educativa. Con su ayuda, los políticos húngaros introdujeron el proyecto del sistema de formación profesional alemán, combinado con la bajada de la edad mínima legal de escolarización obligatoria de 18 a los 16 años. Como resultado, los jóvenes de familias pobres eran obligados a pasar sus años de escuela en el sistema profesional y a empezar a trabajar para la industria a una edad temprana. Esos jóvenes son preparados por las compañías asociadas al sistema de formación profesional, el cual ayuda a la compañía a imponer las destrezas necesarias en la producción. Como mucha gente recolocada de Alemania está altamente estandarizada, las empresas necesitan trabajadores de baja o media cualificación. Entonces, los estudiantes no necesitan pasar demasiado tiempo en la escuela con educación general. Después de unas semanas o meses, pueden obtener las aptitudes necesarias que supone la fábrica. Sociólogos de la educación alertan de que los cortos programas educativos asociados con el sistema de formación profesional pueden atrapar a gente joven en el mismo puesto en la fábrica durante toda su vida sin expectativas de mejora.

Al margen del bajo nivel de cualificación, los estudiantes son formalmente supervisados por la escuela durante la formación y no directamente empleados por las empresas, por lo que estas no están obligadas a pagarles salarios equivalentes ni a ofrecerles contratos seguros. En resumen, el sistema de formación profesional ha sido diseñado por el lobby industrial alemán y sus socios húngaros para garantizar la actual ola de reindustrialización en la periferia de Europa con trabajo flexible, barato y especializado, tan joven como legalmente sea posible. El otro aspecto de la reforma educativa fue la centralización de la educación pública y una desinversión de la educación superior y de la Academia Húngara de Ciencias.

La expulsión de Hungría de la Universidad Centroeuropea (CEU), una de las universidades más reconocidas internacionalmente, estaba cargada de rencillas ideológicas, pero constituyó solo la punta del iceberg en este proceso. Las universidades públicas húngaras han sido forzadas a reducir su capacidad, desintegrar facultades y eventualmente ser privatizadas. La frustración de los estudiantes en las grandes ciudades ha sido de lejos la marca de contestación a lo que la agenda de reindustrialización del gobierno entiende por educación. En términos de protestas y organización de los estudiantes, las más memorables acciones tuvieron lugar entre 2013 y 2015, cuando crecientes organizaciones estudiantiles en diferentes universidades ocuparon campus, incluyendo uno de los más grandes campus de Budapest, en la Universidad Eötvös Loránd (ELTE). También bloquearon puentes y unidos a compañeros de secundaria convirtieron momentos clave de Budapest en festivales nocturnos espontáneos con vibrantes mensajes políticos. Los estudiantes bien organizados consiguieron algunas de sus primeras pretensiones, tales como la renuncia del controvertido secretario de educación del Partido Democristiano o la suspensión del sistema de cuotas universitarias planeado.

Las manifestaciones estudiantiles estallaron otra vez tras los ataques lanzados en la CEU. En este momento, a causa de la mayor complejidad del contexto geopolítico en la región, incluyendo las aspiraciones del primer ministro Orbán como nuevo líder de extrema derecha anti-Soros, la apuesta fue demasiado alta. En última instancia, los estudiantes no pudieron descarrilar la hostilidad del gobierno contra la universidad a pesar de –o quizá incluso debido a– la solidaridad internacional con la CEU y los debates desencadenados en el Parlamento Europeo y entre los socios de coalición de Fidesz en el Partido Popular Europeo.

3. Reformas laborales

La regulación laboral es el otro gran importante terreno político doméstico para la reindustrialización de Hungría donde el mercantilismo industrial alemán coincide con la capacidad estatal húngara. La primera enmienda principal del código laboral vino no mucho después de que Fidesz llegara al poder. Como lo mencionado anteriormente, la reforma laboral fue la continuación de prácticas previas dirigidas a atraer capital industrial alemán garantizando las condiciones laborales más flexibles posibles. Como importantes estudios han mostrado (Laki et al., 2013; Berki and Neumann, 2015), el código laboral de 2012 debilitó significativamente a los sindicatos e incrementó el poder directivo. Los cambios más recientes bajo la etiqueta de la «Ley de Esclavitud» se ajustan perfectamente a esta larga tendencia de flexibilización y desregulación. No obstante, la reforma general del código laboral del 2012 fue realmente el punto de inflexión en flexibilización: fue introducida una regulación del tiempo de trabajo acumulado asignado más descentralizado, lo que significa ayudar a las empresas a reajustar los ciclos comerciales muy agitados. La reforma hizo posible forzar a horas extra de trabajo cuando la demanda es alta, pero deja un mal salario o tiempo vacío sin pagar cuando la demanda es baja. Como consecuencia, los marcos de tiempo de trabajo bajaron los ingresos. A día de hoy, la extensión del tiempo de trabajo unas 400 horas por año es una forma de preparación para un ciclo descendente, en cuanto que no solo fuerza horas extra de trabajo en la reciente tendencia ascendente, sino que también permite a las empresas despedir trabajadores o dejarlos sin actividad cuando el ciclo cambie. De acuerdo con la nueva legislación, las empresas pueden elegir pagar las horas extra solo en el extenso periodo de inactividad, que en el caso de empresas de propiedad extranjera puede también ser beneficioso por optimizar la exposición de cambio de divisas.

Más aún, la flexibilidad lleva al sistema salarial a un estado donde el salario base es bajo y la proporción de varios elementos basados en logros es alta (p. ej. horas extra). Como resultado, varias formas de empleo precario, por ejemplo, agencias de trabajo temporal o contratos de duración determinada, han incrementado dramáticamente. Las agencias de trabajo temporal, por ejemplo, se duplicaron entre 2012 y 2014. Dentro de esta tendencia general, esto no es una sorpresa: a medida que las unidades de producción se reducen en la cadena de suministros –ahora rápidamente relocalizadas en Europa del Este– la calidad de los contratos también se debilita. Las empresas duplican sus beneficios de ello: pueden usar las condiciones laborales más favorables en las fábricas de Europa del Este mientras tienen también herramientas altamente disciplinadas cuando las necesitan para forzar concesiones de los fuertes sindicatos alemanes, donde los efectos de la deslocalización han sido también devastadores para los trabajadores de cuello azul (obreros manuales).

Régimen de workfare

Otro importante legado histórico reforzado por la serie de reformas laborales es que el mercado de trabajo húngaro se ha fragmentado altamente durante la transición. Por una parte, la demanda de fuerza de trabajo industrial está ahora en rápido crecimiento debido a la tendencia alcista del ciclo de negocio y de las masivas relocalizaciones industriales del país. Por otra parte, el desempleo estructural que tuvo como raíz la crisis económica mundial es todavía demasiado alto y concentrado demográficamente en las regiones más pobres del este del país. Para este segmento de la fuerza de trabajo, el gobierno de Fidesz introdujo otra medida de autocontrol, bautizada como la iniciativa de la fuerza de trabajo pública.

El programa de empleo público de Fidesz sustituyó anteriores subsidios por desempleo con una infraestructura que proporcionaba prestaciones por desempleo a cambio de trabajo público obligatorio (recanalizando fondos dedicados previamente a programas de transferencias sociales en esta dirección). La gente desempleada no es automáticamente escogida para participar en el programa: es labor de los gobiernos locales (dominados por Fidesz a lo largo del país) «invitarlos» al programa. Puesto bajo el control del Ministerio de Interior, este programa encarnaba los acuerdos de tendencias largoplacistas de las políticas postsocialistas, ampliamente criticadas por expertos por poner creciente poder discrecional en manos de las autoridades. El programa de subsidios por sí mismo, completado en su presente forma por Fidesz, fue iniciado por el gobierno socialista-liberal previo a 2010.

Durante el pico de desempleo después de la crisis de 2008, aproximadamente el 5% de la fuerza de trabajo húngara activa fue empleada por el programa de empleo público. Si bien, en este punto, el programa fue altamente criticado por las élites liberales como un malgasto de dinero, ganó popularidad entre la gente afectada, especialmente en regiones donde generaciones enteras habían estado condenadas a permanecer fuera del mercado de trabajo formal. El programa también fue popular en las clases medias rurales, quienes se habían visto frustradas por previas políticas de redistribución a los más pobres, una frustración que fue la base del triunfo de partido radical de derecha de Jobbik en la campaña anti-Roma de 2008-2010.

Este nuevo régimen de subsidios produjo efectos altamente controvertidos en las relaciones sociales locales. En muchas áreas, la mayoría de la población local optó por una nueva forma de sistema de clientelismo entre los municipios locales, representando las élites locales a los empleadores, y la gente de los programas de subsidios.

Dentro de estos sistemas, los alcaldes mismos se volvieron más dependientes de los fondos centrales para el programa público de empleo, ya que acceder a ellos también está basado en derechos personales y políticos. En pueblos pequeños esto creó una forma muy abierta y personalista de relaciones entre patrón y cliente al viejo estilo, que los medios liberales denominaron feudal. Este nuevo patrocinio piramidal está basado en una alta relocalización de los fondos centrales a través de finas conexiones políticas y de lealtad (similar a la manera en la que las compañías estatales tenían que negociar con el gobierno durante el estado socialista) pero también proporciona unas clases dominantes con las herramientas esenciales para disciplinar y regular la fuerza de trabajo local insatisfecha en áreas donde otras expectativas de empleo no existen.

Escasez de trabajo inesperada

En 2016, el ciclo de negocios pasó de dos décadas de abundancia de trabajo a una repentina escasez del mismo. Aunque el rápido desplazamiento fue una sorpresa para los legisladores, las tendencias estructurales detrás del proceso no eran nuevas en absoluto. Por una parte, la intensificación de la reindustrialización creó condiciones de incremento de la demanda para trabajadores de baja y media cualificación. Por otra parte, el libre movimiento de personas en la Unión Europea movilizó a los trabajadores húngaros con presiones económicas crecientes en su hogar a buscar mejores oportunidades en el extranjero. Debido al duro tratamiento de los trabajadores desde al menos 2012, algunos salieron en busca de mejores oportunidades no solo en Europa occidental sino incluso en países vecinos, como Eslovaquia o República Checa. Se estima que 600 000 personas han tenido que dejar el país en los últimos años. La mayoría de ellos no son solo los cualificados, para los que siempre ha habido alta demanda en Europa occidental, sino que también grandes segmentos de media o baja cualificación decidieron marcharse.

La escasez de trabajo ha supuesto tal problema para la industria, incluyendo los productores de coches alemanes, que incrementaron la presión en el gobierno de Fidesz para intervenir. Intentos anteriores se enfocaron en los trabajadores públicos, por ejemplo algunas enmiendas fueron agregadas a la iniciativa de prestación por desempleo pública, que permitieron a gente coger trabajos en la industria si el gobierno municipal aceptaba. Además, el gobierno anunció una reducción masiva de funcionarios públicos en la administración, con el propósito de empujar a la gente al mercado laboral. Estas medidas se mostraron insuficientes, ya que para muchos funcionarios públicos no era preferible dejar su relativamente fiable workfare (trabajo para cobrar una ayuda estatal) público donde podrían negociar con el alcalde, y pasar a un altamente explotador y convulso workfare industrial por algunos euros más. Para mayores y funcionarios públicos con experiencia que han servido a varias administraciones, los lugares de trabajo industriales no han sido una opción viable.

Este es el contexto en el que el gobierno decidió intervenir más radicalmente en las relaciones laborales en interés de la industria. Como los desafíos de la escasez de mano de obra se originan, en el contexto de una economía global, en una posición estructural de la economía húngara y la industria automotriz alemana más profunda, la solución no parece ser fácilmente lograble y la crisis política continúa en Hungría. Como última instancia, un grupo de diputados de todos los partidos parlamentarios opositores, incluidos liberales, socialdemócratas, verdes y miembros de la extrema derecha, entraron dentro de la televisión pública estatal a transmitir públicamente cinco demandas elaboradas con protestas civiles. Estas son: la cancelación de la ley de horas extra, menos horas de trabajo extra para agentes de policía, independencia judicial, unirse a la Fiscalía Europea y medios de comunicación públicos independientes. Los diputados pasaron una noche en el edificio de la oficina de la sede de la televisión pública, pero no pudieron expresar bien la demanda ya que fueron obligados a abandonar el edificio a la fuerza por una compañía de seguridad privada de la televisión. La empresa de seguridad solía ser parte de la red de negocios del ministro del interior antes de su inauguración ministerial. Después de que el presidente Áder firmara la enmienda del código laboral el 20 de diciembre, la Confederación Húngara de Sindicatos llamó al boicot y a la huelga general.

Trabajo y política: agencia en las demostraciones

Mientras la indignación ante la Ley de Esclavitud es compartida por la gran mayoría de la población, las estructuras que pueden dar voz y posibilidades concretas a tal indignación son relativamente débiles. La oposición parlamentaria, aglutinada en el terreno de la política simbólica, debido al arrollador poder político y de infraestructura de Fidesz, usaba activamente su poder organizativo residual para fomentar la visibilidad de las manifestaciones. Sus acciones dejaron claro, de nuevo, cómo de lejos se han desplazado las políticas húngaras hacia el autoritarismo. Sin embargo, también focalizaron la atención pública en políticos de la oposición y en llamadas a la acción que repitieron proyectos sin éxito para la unidad de partidos opositores, que han constituido el fin de cada ciclo de manifestaciones incluso desde 2010. Esto ayudó a desviar la atención fuera de la Ley de Esclavitud, de los trabajadores a los que afecta y de los pactos de comercio que tomaron un rol activo en las extensas y estructurales dimensiones del conflicto.

En la política del post-socialismo húngaro, los partidos de la oposición suelen apoyar las exigencias de los trabajadores y continuar con la tendencia flexibilizadora cuando llegan al poder. Antes de las elecciones parlamentarias en abril de 2018, el partido de la oposición más efectivo en unir sus filas para movilizar a los trabajadores de los collares blancos (oficinistas y administradores), quienes se decepcionaron con las severas condiciones de trabajo, fue el de extrema derecha Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik). La novedad de la situación hoy es que todos los partidos de la oposición buscan encontrar nuevas conexiones con los acuerdos de comercio, especialmente después de que Jobbik sufriera una importante derrota en las elecciones parlamentarias de abril. En la situación actual, los políticos del partido socialista, particularmente importantes en este compromiso, Jobbik, o la nueva formación de la oposición Momentum, haciendo campaña con una agenda liberal proeuropea, pueden difícilmente ganarse la confianza como aliados a largo plazo de los trabajadores.

Estudiantes y trabajadores

Lo novedoso de estas manifestaciones hoy día es que es la primera vez para estudiantes y trabajadores para organizarse explícitamente en solidaridad entre ambos colectivos. Los estudiantes que se sumaron a la manifestación clamaban su propia causa expresando solidaridad con los trabajadores. Un nuevo medio de izquierdas, Merce.hu, cubrió las manifestaciones nuevas desde una perspectiva de trabajo y de sindicato.

El sindicato del sector del metal (Vasas) también expresó simpatía recíproca con los estudiantes. Vasas suele reunir sindicatos de grandes empresas, especialmente de aquellas con gran demanda de fuerza de trabajo. Se ha llamado a una huelga general, pero el panorama no carece de interrogantes. Los mismos sindicatos fueron descentralizados durante el periodo de transición y muchas de las negociaciones industriales tuvieron lugar a nivel de fábrica. En el lado de los trabajadores, las organizaciones han sido débiles ya desde el cambio de régimen. Debido a la descentralización de las negociaciones colectivas del sector a la fábrica, los sindicatos tendieron a operar bajo una política no conflictiva, lo cual también refleja su dependencia de la buena voluntad del poder central. Algunas huelgas decisivas en la industria del automotor en los últimos años señalaron la decadente significancia del trabajo en este sector. Hoy, muchos sindicatos reaccionaron contra la Ley de Esclavitud con un abierto y explícito rechazo y con amenazas de huelgas, lo cual es nuevo elemento. En su dureza, la Ley de Esclavitud podría dar una oportunidad para un cambio de paradigma en la organización sindical –hacia a un modelo menos dependiente que está más integrado con la participación obrera. Además, tales colaboraciones entre trabajadores y estudiantes podrían construir conexiones que puedan ser significativas en el futuro; al actual nivel de dependencia de los trabajadores de las diversas funciones del régimen, y la falta de un poder organizativo de masas de los sindicatos que precediera la Ley de Esclavitud, la capacidad sindical de organizar una base de masas para la resistencia debe ser limitada.

Conclusión

Vemos el conflicto político que estalló alrededor de la Ley de Esclavitud como un choque reflejando la velocidad con que el nuevo régimen local autoritario ha estado reprimiendo las capacidades de reproducción social en servicio del capital internacional. Mientras los debates políticos en el mundo occidental tendían a describir Hungría como un caso exótico de extremo iliberalismo doméstico, vemos este régimen como un caso de cómo funciones destructivas y disciplinantes de la crisis capitalista presente son incorporadas en la sociedad local en regiones que tienen menos capacidad de exportar sus crisis a otro lugar. A medida que la crisis económica fuerza a la industria alemana a reorganizar y privar de derechos a las regiones del sur de Europa, los nuevos regímenes autoritarios en Europa del Este parecer entrar en alianza económico-política con ella, tratando de conformar políticas europeas para su propio beneficio.

Atrapado entre sus propias aspiraciones y las necesidades de la industria alemana, frente a la actual mejora económica y el contexto de escasez severa del trabajo, la no muy innovadora solución de Fidesz fue usar su autoridad al máximo para promover una mayor flexibilización y formas explotadoras de control laboral. Este movimiento acrecienta el conflicto de clase en el que el régimen es construido, y transforma lo parcialmente en un conflicto político. La indignación por la Ley de Esclavitud marca un momento clave cuando el asunto del trabajo fue encarado en el discurso político público en un nivel sin precedentes desde el cambio de régimen. Las luchas en su contra están configurando coaliciones y capacidades organizativas que podrían ser significativas en el futuro. No obstante, la agencia que ha está naciendo en la resistencia a la ley está encarando el peso y la inercia de un sistema global en colapso.

Fuente: https://www.lahaine.org/mundo.php/la-economia-politica-de-la

 

 

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¿Sabes por qué trabajas 8 horas? Los 44 días que cambiaron la historia de España

Redacción: Jordi Corominas I Julián / El Confidencial

Entre febrero y marzo de 1919 una huelga paralizó Barcelona y provocó la instauración estatal de las ocho horas de jornada laboral, medida pionera en todo el orbe terráqueo

No desprecien la importancia del callejero. Nadie recordará la anécdota, pero en la primavera de 2012 Barcelona se levantó con la noticia de un cambio sutil. El alcalde Trías lo había perpetrado con premeditación, nocturnidad y alevosía, saltándose la ley con demasiada alegría. De la noche a la mañana, el conocido ‘pasaje de la Canadiense’ homenajeaba a Frederick Stark Pearson, fundador el 12 de septiembre de 1911 del holding Barcelona Traction, Light and Power. Starrk Pearson se dedicaba a la producción y distribución de electricidad y a la explotación de tranvías y ferrocarriles eléctricos. Formaban parte del grupo las empresas Riegos y Fuerzas del Ebro, Barcelonesa de Electricidad, Energía Eléctrica de Cataluña, Tranvías de Barcelona y Ferrocarriles de Cataluña. Llegó a controlar el 90% de la distribución comercial de electricidad en el Principado.

La alteración nominal resucitó un lejano recuerdo. Entre febrero y marzo de 1919 la empresa fue la gran protagonista de una huelga de cuarenta y cuatro jornadas que paralizó Barcelona y demostró la inmensa capacidad obrera, que mediante la acción de la CNT logró una gran victoria, hasta el punto de provocar la instauración estatal de las ocho horas de jornada laboral, medida pionera en todo el orbe terráqueo.

La efímera placa

La efímera placa

Al cabo de pocos días el pasaje recuperó su antigua denominación. Quizá el alcalde de Convergència i Unió tenía miedo, recordemos que el Procés aún no había dado su pistoletazo de salida, de ver cumplida la frase de Mark TwainLa historia no se repite, pero rima.

La rosa de Fuego

En su ensayo ‘Que sean fuego las estrellas’ (Crítica), Paco Ignacio Taibo II justifica su enfoque a partir de la especificidad barcelonesa. El escritor asturiano casi pide disculpas por su osadía, pero lo cierto es que atina en su diagnóstico. La capital catalana ha sido siempre un cuerpo propio, independiente a las dinámicas del país. La Primera Guerra Mundial había agitado el paisaje urbano hasta unas coordenadas previsibles en las que el empresariado aprovechó la neutralidad española para lucrarse mientras el proletariado apenas tocaba con la punta de los dedos todas esas disparatadas ganancias económicas.

La máquina industrial sirvió textiles, química, armamento y materias primas a las potencias enfrentadas. Mientras tanto la calle parecía distraerse con el cambio de rumbo de la ciudad, enfrascada en debates periodísticos sobre los bandos en contienda y noches bien regadas por la legal cocaína, el sorprendente jazz y una animación sin precedentes en todos los barrios, sobre todo en el Distrito V, que al cabo de poco tiempo recibiría su sobrenombre de Barrio Chino por el canallismo imperante entre drogas, homosexualidad, timbas de juego, sexo fácil y locales que nunca cerraban.

Sirva el párrafo anterior para contextualizar el instante en esa ciudad de setecientas mil almas. La gallina de los huevos de oro dejó de ponerlos con la entrada bélica de Estados Unidos y la situación social fue agriándose, produciéndose las primeras refriegas y atentados entre trabajadores y patrones. La marea subió a lo largo del olvidado verano de 1917, cuando el Parque de la Ciudadela fue protagonista de la asamblea de parlamentarios, protesta de sus señorías ante el cierre de las Cortes y su manifiesta inactividad.

La gallina de los huevos de oro dejó de ponerlos con la entrada bélica de los Estados Unidos de América y la situación social fue agriándose

En agosto llegó el turno de la clase obrera con una huelga general que paralizó la actividad durante casi una semana. Si tuvo tanto impacto fue por la extraña unión, rara era la vez en que conseguían ponerse de acuerdo, entre la UGT y la CNT, los dos sindicatos mayoritarios. Esta última había revolucionado por completo el modus operandi anarquista. Su nacimiento en 1910 supuso abandonar la acción directa y abogar por una vía organizada. El camino estuvo sembrado de minas en forma de múltiples ilegalizaciones, etapas en la clandestinidad y una inmensa dificultad para coordinar todo el caudal asociativo del mundo laboral.

La revolución inspira

1918 se abrió con una espectacular movilización femenina como consecuencia de la inflación en productos básicos como el carbón. Las mujeres marcaron una senda a seguir que sus compañeros masculinos apreciaron por su valentía, pero la clave llegó a finales de junio, con el Congreso de Sants de la Confederació Regional del Treball a Catalunya. Por aquel entonces el impacto en el imaginario de la Revolución Rusa ya era considerable. Acudieron ciento sesenta y cuatro delegados que representaban a más de setenta y tres mil asociados de ciento cincuenta y tres sociedades obreras y sindicatos esparcidos a lo largo y ancho de la geografía catalana.

Salvador Seguí

Salvador Seguí

Salvador Seguí, mucho más que un pintor de brocha gorda, comprendió que esa dispersión dificultaba moverse con eficacia. Propuso la supresión de las federaciones basadas en oficios y la creación de Sindicatos Únicos de industria para agrupar a todos los trabajadores de un único ramo productivo. La medida suscitó un entusiasmo contagioso y, en apenas cuatro meses, durante la celebración en Barcelona de una asamblea regional, pudieron apreciarse sus frutos. El número de adscritos se había incrementado hasta las trescientas cuarenta y cinco mil personas. Por primera vez el anarcosindicalismo se sabía dotado de un arma imparable para la consecución de sus objetivos.

Casi al mismo tiempo, porque cuando hablamos de Barcelona siempre debemos recordar sus dos caras, la Lliga Regionalista aprovechó la coyuntura internacional, o la tergiversación del punto wilsoniano sobre la autodeterminación de los pueblos, para lanzar la campaña para el Estatuto de Autonomía en un fuego breve pero intenso que llegó hasta Madrid, donde se instauró una comisión parlamentaria para abordar el asunto. La propuesta, que guarda ciertas similitudes con los mecanismos que nos han llevado a la situación actual, era una plataforma perfecta para disimular la conflictividad laboral y la crisis que se cernía en el horizonte. Febrero de 1919 supuso un antes y un después. Algunos, con mala sangre, dicen que Cambó prefirió la cartera a la bandera. Es posible. El clima se había enrarecido. Las trifulcas entre catalanistas y miembros de la Unión Monárquica Nacional coparon los titulares de todos los periódicos y no pasaba un día sin incidentes remarcables. Eran fuegos de artificio. Los protagonistas estaban agazapados, a la espera de la mecha que provocara el incendio.

Una ciudad a oscuras

Todo barcelonés reconoce las tres chimeneas del Paralelo. De pequeños las confundimos con las de San Adrià del Besós. Ambas fueron el skyline de los desfavorecidos desde distintas latitudes. Las de la avenida que llegó a considerarse el Montmartre del sur simbolizaban el potencial de la Canadiense, que daba empleo a más de mil doscientos obreros.

En enero de 1919 la situación en la Ciudad Condal estaba algo más que agitada. Se rumoreaba la presencia de Lenin e incluso una agencia de noticias norteamericana aseguraba su presencia. Todo era un bulo producto del pavor a un estallido pese a la represión padecida por la CNT durante todo el invierno. La fábrica de electricidad desencadenó la tormenta. En enero varios oficinistas fueron pasados de eventuales a fijos, reduciéndose su salario mientras en las tertulias de los bares se comentaba que Fraser Lawton, el gerente de la empresa, ganaba treinta mil pesetas oro al mes.

La Canadiense
La Canadiense

Los oficinistas se levantaron bajo el lema “a trabajo igual salario igual”.El 2 de febrero los ocho trabajadores que encabezaban la protesta, miembros del Sindicato Único, fueron despedidos. Cinco de ellos pertenecían a la sección de facturación. Sus compañeros se declararon en huelga solidaria tres días después. Salieron a calle, hablaron con el gobernador, quien les prometió interceder, y al volver a su puesto se encontraron la policía impidiéndoles acceder a las instalaciones.Estaban despedidos, sin explicaciones.

La CNT movió ficha con varias jugadas magistrales para escalonar la huelga. Su comité se sabía perseguido y hasta llegó a reunirse en un camión de mudanzas del Sindicato de Transportes que recorría la ciudad para recoger a los delegados. El 21 de febrero la huelga fue secundada por todas las empresas del grupo y saltó la alarma. El 27 se unieron los trabajadores de la Sociedad General de Aguas, del Gas Lebon, única empresa extranjera del ramo sita en plaza Universidad, y los de la Catalana de Gas y Electricidad. La ciudad quedó parcialmente a oscuras durante más de una semana, con toda la producción en el dique seco y una progresiva escasez de agua.

La solución pasaba por militarizar las fábricas para restablecer el suministro. Cuando se dio la orden ni uno de los obreros dio el paso para cumplirla

En Madrid el conde de Romanones, primer ministro del gobierno central, ya había anunciado su dimisión una vez se resolviera el desaguisado. La solución pasaba por militarizar las fábricas para restablecer el suministro. Cuando se dio la orden ni uno de los obreros y empleados militarizados dio el paso para cumplirla. Entre ochocientos y cinco mil fueron detenidos, ingresando en el castillo de Montjuic, de lúgubre fama tras los fusilamientos en 1893 del tipógrafo Paulí Pallàs y los acusados por la bomba del Corpus en 1896.

La situación era desesperada y las manecillas del reloj jugaban a favor de los intereses de la CNT que, en otra descarga de alto voltaje, instauró la censura roja para impedir la publicación en la prensa diaria toda noticia relacionada con el asunto de la Canadiense, finalmente desbloqueado gracias a la visión política de Romanones, quien al ver la cerrazón de los mandamases empresariales mandó a Barcelona a José Morote, subsecretario de Presidencia, para mediar. Llegó acompañado de Carlos Montañés y Gerardo Doval, quienes ocuparon respectivamente el cargo de gobernador civil el primero y jefe de policía el segundo. Era una última carta en una mesa ardiendo, con el estado de guerra declarado y un panorama abocado a un bucle de caos.

JORDI COROMINAS I JULIÁN

Este nuevo planteamiento confirió esperanzas entre los trabajadores, quienes no cejaron en su empeño de ir a por lo máximo posible, proponiendo como inamovibles los siete puntos que siguen a continuación: Readmisión de los despedidos, aumento de sueldos, garantías para evitar represalias, jornada de ocho horas, abono de jornal íntegro en caso de accidente, cincuenta mil pesetas por indemnización y salarios caídos durante la huelga. Lawton los aceptó el 17 de marzo de 1919 tras la exigencia de Romanones, quien presionó a Montañés para que resolviera el conflicto en veinticuatro horas, pues planeaba la amenaza de Largo Caballero, entonces dirigente de la UGT, de convocar una huelga general en todo el país sino se solucionaba el conflicto de Barcelona.

Victoria y tragedia

El comité de huelga aceptó levantarla una vez liberaran a todos los trabajadores encarcelados. El 19 de marzo se convocó un mitin con más de veinte mil personas en la plaza de toro de las Arenas de Barcelona para reafirmar el acuerdo. Salvador Seguí logró vencer la reticencia de muchos de los presentes con una grandísima arenga donde desgranó la situación. Lo conseguido era increíble. La revolución completa podía esperar. Se habían plantado los cimientos.

Sabotaje al tranvía en Barcelona en la huelga de 1919
Sabotaje al tranvía en Barcelona en la huelga de 1919

El triunfo fue tan grande que desencadenó la reacción de la patronal.Durante los siguiente cuatro años Barcelona fue la ciudad que se mataba por las calles, un episodio histórico siempre mal explicado y manipulado hasta la extenuación incluso por Eduardo Mendoza, quien tejió una gran novela con ‘La verdad sobre el caso Savolta’, pero sólo, que ya es bastante, recogió la atmósfera, no así la verdad de tan trágicos hechos. Lo mismo puede decirse de ‘La sombra de la ley’, última producción dirigida por Dani de la Torre. Quizá el único capaz de reproducir la intensidad de aquellos años fue Antonio Soler en ‘Apóstoles y Asesinos’ (Galaxia Gutenberg), cuyo único defecto es haber sido tan preciso que tiene más magma de ensayo que de novela.

Desde 1890, con la instauración de la jornada del primero de mayo, la clase trabajadora había reclamado los tres ochos. Ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio, ocho horas de sueño. El 3 de abril de 1919 el conde de Romanones firmaba el decreto que promulgaba a partir de octubre del mismo año la jornada de ocho horas para todos los trabajadores españoles. Dimitió tras estampar su rúbrica.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/cultura/2019-01-19/jornada-ocho-horas-huelga-canadiense-centenario_1767114/

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Educación y socialismo (I): Ensayos sobre las similitudes y diferencias entre el pensamiento pedagógico liberal y el socialista

Por: Luis Bonilla-Molina

En este ensayo y las sucesivas entregas de esta serie, utilizaré la interrogante respecto a si se deben o no colocar tareas escolares para que los estudiantes las realicen en casa, como un “pretexto” para revisar la relación de las teorías pedagógicas con el pensamiento capitalista y/o las resistencias anticapitalistas.

Continúa abierto el debate respecto a la pertinencia o no, de colocar tareas a los y las estudiantes para que estos las realicen en casa. Esta no es una discusión solo sobre corrientes pedagógicas, sino que contiene en sí elementos de tres asuntos convergentes. El primero, el rol de los padres y/o la familia en el trabajo educativo; segundo, la eficacia pedagógica de la extensión del trabajo del niño, niña o el adolescente fuera del contexto escolar; y tercero, sobre el uso del tiempo libre de los y las estudiantes. Todo ello en el marco de la tercera revolución industrial y los anuncios del cuarto giro global de innovación tecnológica. Por supuesto que estos elementos no son neutros, están mediados por posiciones ideológicas. En este artículo, trataremos de hacer una apretada síntesis de los entretelones que giran alrededor de este asunto.

Aclaro que este trabajo no tiene pretensiones de neutralidad epistémica, por el contrario, es un esfuerzo desde las pedagogías críticas por reconstruir parte de nuestra historia, utilizando para ello la resolución de una interrogante que surge en la cotidianidad de la acción educativa. La intención no es otra que tratar de avanzar en la comprensión de la complejidad que tiene en el presente responder cualquier asunto pedagógico, en medio de la actual crisis civilizatoria derivada del impacto de la revolución científico-tecnológica en el sistema capitalista dominante y su modo de producción. Crisis que nos afecta a quienes reivindicamos un cambio estructural de la sociedad, en la medida que no desarrollemos una teoría revolucionaria para los nuevos tiempos. Estamos hablando de la necesidad de reactualizar el pensamiento de izquierdas y con ello a las propias pedagogías críticas.

A partir del texto de Friedrich Engels (1820-1895) “El origen de la propiedad privada, la familia y el Estado” (1884) y otros aportes del marxismo clásico ubicados en esa misma perspectiva, se desarrollaron líneas de trabajo que planteaban que la educación era una tarea exclusiva del Estado mediante la escuela única[ii] y que la familia cumplía un rol accesorio en los procesos educativos. Progresivamente, el pensamiento socialista se distanció de estas posiciones, ubicando la disolución de la familia burguesa en el horizonte comunista, no en la transición socialista y mucho menos en el capitalismo. Las “Cartas a sus hijos desde la cárcel” (1928-1934) de Gramsci (1891-1937), muestran el compromiso del revolucionario italiano y su esposa rusa, Julia Schucht (1894-1980), en la educación de ellos, mostrando que la formación de los niños es una labor que la escuela socialista comparte con la familia.

También encontramos vertientes de la educación popular que niegan toda forma de escuela y mucho más de sistema escolar, pero no por ello dejan fuera de la estrategia pedagógica a las familias. Sin embargo, el eje central de este ensayo es sobre sistemas escolares y escuelas, razón por la cual en este momento solo les mencionaremos. Estas vertientes están asociadas a epistemologías que van desde los arquetipos protomarxistas, anarquistas hasta algunas expresiones de la teología de la liberación. En este último caso, las manifestaciones de pensamiento conservador o anti escuela, están muy asociados a la caracterización que históricamente hace la iglesia católica respecto al papel jugado por la escuela moderna, con su actitud científica y anti dogmática, en la pérdida de influencia y liderazgo social de la institución religiosa. Para esta última variante, los pedagogos pueden ser sustituidos por “gente de buenos principios morales”, con vocación de servicio y capacidad “innata” para enseñar, que trabajen las necesidades educativas del lugar y la gente, para quienes la docencia sea un apostolado y no un trabajo; la escuela es útil si es controlada por las jerarquías religiosas, directamente o a través de laicos comprometidos con la fe. Su ataque a la escuela, al estatus científico de la pedagogía y a los profesionales de la docencia, es formulada desde un lugar epistémico restaurador, en contraposición a las expresiones revolucionarias del grueso de educadores pertenecientes a la teología de la liberación. En realidad, las propuestas de los conservadores religiosos pretenden ocultar que su propósito real es restituir la influencia de la teología en la reproducción del conocimiento y la generación de conciencia.

Las pedagogías críticas deben trabajar para la alianza entre escuela, familia y movimiento social en la educación de los niños, niñas y adolescentes. Buena parte de las resistencias anticapitalistas en el siglo XXI tienen como lugar de enunciación lo comunitario, cuyas bases están conformadas por familias que hacen de la lucha, la solidaridad y la ayuda mutua, herramientas para la construcción de otro mundo posible. Desde esa mirada, nos aproximamos a la respuesta de la interrogante que motiva este artículo, desde una perspectiva histórica con las herramientas epistémicas de la dialéctica fenomenológica.

  1. Eficacia pedagógica de las tareas

La educación clerical, impulsada en occidente por siglos, fundamentalmente por la iglesia católica, entendía la enseñanza de la lectura, escritura, literatura, ciencia de la vida y cálculos básicos como un medio para reproducir la cultura dominante durante un periodo que abarcó siglos. Esta enseñanza fortalecía el dogma y contribuía a construir y consolidar la moral necesaria para mantener el estatus quo. En ese sentido las tareas educativas para la casa estaban asociadas a la repetición para garantizar la consolidación de los aprendizajes, la búsqueda controlada de nuevos referentes del paradigma teológico y el monopolio del tiempo del infante, visto éste como el ser que no piensa por sí mismo y a quien hay que “tener ocupado” para limitar sus posibilidades de “mal comportamiento”. Muchacho no es gente y hay que tenerlo ocupado para evitar que invente cosas inaceptables y se comporte mal, reza el dicho popular que resume este paradigma.

Como las letanías, la repetición una y otras veces de normas, procedimientos y contenidos, hasta que se lograra memorizar el conocimiento, constituía el indicador claro de aprendizaje. No importaba que se comprendiera como se llegaba a la cosa, si éramos capaces de describir y hablar de ella. El conocimiento era visto como un objeto del cual había que apropiarse. Los bordes, el contorno, el contenido y el envase eran más importantes que comprender la esencia y las causas de la cambiante forma. Las planas para aprender por reiteración, los problemas matemáticos para fijar las reglas, los dictados para verificar el correcto uso de la ortografía, la lectura mecánica para memorización, la descripción de los personajes y sus historias eran desprovistas de las reales contradicciones de su tiempo histórico. La indagación sobre términos y expresiones de la ciencia “buena” servían para aprender del mundo sin disgustar a Dios y, los cuestionarios que se debían responder eran para evidenciar los aprendizajes alcanzados en los distintos temas; todo ello constituía la expresión y corpus de las tareas que se debían realizar en el hogar, como complemento de la labor del o la maestra(o), bajo este paradigma. El pasado y el presente se presentaban como categorías estáticas y amigables en una misma construcción narrativa; el futuro ya estaba escrito. Por supuesto, había resistencias y fugas permanentes a este modo educativo, pero no eran lo hegemónico.

Se pedía el involucramiento de los padres en el acompañamiento a los deberes extra escolares para que la familia se apropiara de las líneas gruesas del conocimiento impartido en clase, construyendo hegemonía cultural y como generalización del protectorado permanente de una niñez que era vista como quienes no pensaban por cabeza propia, los infantes. El Estado y la familia se complementaban en el orden social y la gobernabilidad del sistema. Cuando por diversas razones los padres no podían cumplir esta labor, ya les había quedado claro que la educación clerical enseñaba el vivir el conocimiento en “correcta moral”. En ese periodo, el empleo de especialista en tareas dirigidas emergió como un oficio que resolvía las limitaciones de acompañamiento por parte de la familia.

Si hacemos antropología pedagógica encontraríamos que en este periodo la pedagogía científica en construcción se centraba en las formas didácticas y la autoridad del conocimiento que residía en el educador. Fue un periodo de abundantes tareas para la casa, básicamente de carácter mecánico para afirmar y consolidar lo aprendido que era una verdad inamovible.

  • La escuela moderna

Con el surgimiento del sistema capitalista emergen dos metarelatos, el liberal burgués y el socialista; ambos coinciden en el potencial de la escuela y la educación para el desarrollo de su horizonte estratégico. Ambos también comparten la preocupación respecto al rol regresivo de la iglesia católica en cualquier empresa reformadora.

Por ello, la hibridación y el eclecticismo que encontramos en muchas propuestas pedagógicas que se abordan carentes de historicidad y epistemología de origen, donde se pretenden fusionar el agua con el aceite educativo; incluso algunos erróneamente llegan a decir que hay una u otra propuesta educativa sin trasfondo político, que por su carácter “humanista” se pueden aplicar en el capitalismo o en el socialismo más allá de la ideología.

En la mundialización desde Cristóbal Colón y Vasco da Gama hasta nuestros días (2018) de Eric Toussaint (1954-   ) se muestra como la conquista de América fue parte del proceso que posibilitó la eclosión del sistema capitalista a escala planetaria. En nuestra américa antes de la llegada de los colonizadores, existían modelos educativos propios, en los cuales las familias jugaban un rol central, incluso, en lo que hoy denominados desde la lógica de sistemas escolares, como tareas para el hogar. El carácter de reproducción cultural y de sostenimiento de la hegemonía de las formas de poder existentes antes de la conquista eran el núcleo del mundo educativo en todo el territorio que fue conquistado.

Los proyectos de independencia nacional y de construcción de Repúblicas en América Latina y el Caribe fueron parte de la dinámica de restructuración y expansión del capitalismo a escala planetaria. A partir de las explicaciones de Ernest Mandel (1923-1995) podemos entender de manera clara los rasgos del capitalismo tardío en América Latina, el cual tuvo un ciclo largo de hegemonía monárquico-girondina que hizo parecer exageradamente progresista el desembarco de las ideas liberales en el continente.

Ya en el siglo XIX e inicios del XX encontramos que en la región las ideas liberales y socialistas no siempre tuvieron claras sus fronteras. En la obra del uruguayo José Enrique Rodó (1871-1917), especialmente en su libro Liberalismo y Jacobinismo (1906) encontramos pistas al respecto. Rodó fue considerado como uno de los maestros paradigmáticos de la juventud que llevó adelante la “reforma de Córdoba”, hecho que marcó un punto de inflexión en el debate respecto a la universidad que necesitaba el capitalismo liberal y la revolución socialista en la América Latina y el Caribe del siglo XX, en el marco de la primera y segunda revolución industrial[2].

El surgimiento de los Ministerios de Educación, las leyes de Educación y el nacimiento de los centros de formación docente en el continente, fueron vistos con buenos ojos tanto por liberales como por socialistas. El trabajo de Anibal Ponce (1898-1938), especialmente en “Educación y Lucha de clases” (1934) marca una necesaria inflexión al respecto en la región, en lo que se refiere a la definición de los campos ideológicos en materia educativa, pero lamentablemente su obra fue ampliamente difundida en nuestros países solo décadas después.

La escuela republicana sería una mixtura de lo viejo con lo nuevo, que no terminó de liquidar la herencia pero que tampoco se negó al encuentro con lo nuevo que hegemonizaba lo educativo. Por ello, la escuela capitalista en América Latina no fue nunca una copia precisa ni un calco perfecto de las visiones española, francesa, anglosajona o portuguesa, sino que fue adquiriendo una identidad propia que era el reflejo de su adaptación contingente al capitalismo y la lógica del mercado.

La escuela moderna es una estructura organizativa que evidencia la hegemonía del paradigma positivista. Su lógica evolutiva, escalar, segmentada, replicable, verificable, estandarizada, homogénea en cada uno de los grados escolares y estos a su vez en niveles y modalidades, es un espejo en el plano educativo del mundo de la ciencia, la fábrica, la producción. Es esta lógica lo que hace posible que contemos con un modelo de sistemas escolares más o menos homogéneos en el mundo, que hoy posibilite la normalización capitalista de las políticas educativas[iii].

Con la escuela moderna la pedagogía adquiere el nivel de actividad científica[iv], al ser definidos y estructurados los principios, rituales, componentes, protocolos y procedimientos que le eran propias, profesionalizándose la docencia y adquiriendo el plantel escolar un papel central en la gobernabilidad del mundo político, económico y social que le había resultado esquivo en el pasado. Ahora la escuela estaba en el centro de la reconfiguración económica, política y social del mundo. Surgía la sociedad capitalista y con ella la escuela adquiría nuevos encargos que demandaban su adscripción al paradigma científico. Dinámicas éstas que en buena medida vinculaban a la escuela a las premisas del emergente modo de producción capitalista: insumos, procesos y productos, pero también a la construcción de mentalidad civilizada, indispensable para la gobernabilidad.

Esta nueva lógica educativa tenía tres grandes expresiones. La primera, conocimiento ilustrado, asociado al método científico. Segunda, lo que genéricamente se denominó desarrollo integral de la personalidad de los y las estudiantes, que en realidad está asociado al concepto de civilizado, ilustrado, en la cultura occidental. Desde la perspectiva capitalista, la mentalidad de consumo, la cultura del consumo, aparece vinculada a la noción del ser civilizado. La tercera, se generaría en un último momento, derivada de la construcción de un modelo ideal de gobernabilidad, la democracia liberal o representativa burguesa, que requeriría la confluencia de múltiples institucionalidades, en este caso la escuela, para la construcción de ciudadanía.

Las izquierdas pedagógicas siempre problematizaron estas tres dimensiones del quehacer de la escuela moderna. En la primera, vinculando el conocimiento a su utilidad en la justicia social y la distribución equitativa de la riqueza. La valoración de los otros conocimientos, las integraciones de los múltiples referentes del saber con las nociones derivadas del mundo de las ciencias surgen como otros caminos posibles del método científico. Luego se abriría un debate, aún en curso, sobre las formas descoloniales del saber, que desde las pedagogías críticas expresan una hibridación entre verdades científicas y saberes, en una nueva forma de conocimiento territorializado, enunciado y construido desde el lugar. En la segunda dimensión, la construcción de pensamiento y perspectiva crítica como único antídoto real al consumismo. Se trataba de crear las condiciones cognitivas para que los estudiantes no solo se apropiaran del mundo en su real expresión como un lugar que es posible cambiar, sino que a partir de ello fuera posible iniciar la transformación de su realidad como punto de partida en la construcción de otro mundo posible. Sin embargo, en algunos casos el pensamiento crítico llegó a ser visto como un producto y no como un proceso, sufriendo este una especie de metamorfosis en mercancía cultural que inducía a una especie de consumo del pensamiento crítico para ser civilizado. En la tercera expresión, se plantea la importancia de una personalidad colectivista y un desborde creativo de la ciudadanía, en la construcción compartida de conciencia crítica. Efectivamente la escuela contribuía a modelar el comportamiento social, pero no solo para el orden, sino que desde las izquierdas se asume la rebeldía como anti normatividad y camino disolutivo de las reglas del poder dominante. La idea civilizada del proceso guiado del buen salvaje al buen revolucionario orientaba a una parte importante de la acción educativa de izquierdas.

La expansión y construcción de hegemonía de la pedagogía moderna en los procesos educativos, está profundamente asociado a los requerimientos que derivaban de la primera y segunda revolución industrial, tanto para la dominación como para la liberación. La pedagogía se convierte en una síntesis epistémica respecto al cómo educar ya sea para la lógica del mercado o de la sociedad de hombres libres, en la futurica social que emana del liberalismo y/o del socialismo.

Por ello, la pedagogía se ha visto tensionada de manera permanente entre los campos del poder establecido y de las revoluciones. La burguesía y el proletariado industrial son hijos de las dos primeras revoluciones industriales y sus narrativas, imaginarios e ideología terminan aflorando de una u otra manera en los enfoques pedagógicos de la escuela moderna, hecho que si lo descuidamos puede terminar confundiendo a los educadores desprevenidos, que se aproximen a la teoría educativa con una lectura despolitizada. Las ideas liberales y socialistas, asumidas por clases sociales diferenciadas respecto a su relación con los medios de producción capitalista, se disputan el control del Estado y es precisamente ese Leviatan moderno quien ahora regenta la educación mediante la figura de sistemas escolares, razón por la cual es imposible la existencia de una neutralidad pedagógica en medio de campos opuestos y en disputa por el control del Estado Moderno.

En lo que sí coinciden liberales y socialistas es en la potencialidad de la ciencia, la innovación y el campo tecnológico para el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, el impacto negativo sobre la naturaleza, la vida humana y la sociabilidad de una ciencia orientada fundamentalmente por el lucro, la ganancia y el consumo generó desde muy temprano serios cuestionamientos sobre los referentes éticos, ontológicos, epistemológicos y paradigmáticos de esta ciencia. La fe en la ciencia comienza a ser superada por una visión más relacional del conocimiento, que reconoce las tensiones entre poder y ecología en detrimento de la segunda, entre felicidad y opresión, igualdad y libertad, que fueron nociones menos trabajadas en los originales desarrollos del materialismo histórico.

Las carencias en esta problematización de la ciencia, fundamentalmente en lo referido a su impacto en la reintegración de los hombre y mujeres a la naturaleza, impactaron al propio campo marxista que en un primer momento tenía una mirada positivista, cientificista del mundo y la educación. Evidencias de estas perspectivas abundan en los prolegómenos teóricos y prácticos de la revolución de octubre y en su devenir. El humanocentrismo socialista constituyó un desarrollo opresor que impedía la relación armónica e integrada de los seres humanos con el resto de la naturaleza, solo posible por la hegemonía de la fe en la ciencia, vista ésta como una entidad éticamente auto referenciada en su utilidad y para el bienestar de los hombres y mujeres. Una vertiente de la modernidad construyó un imaginario de la naturaleza según la cual ella era un recurso, inagotable o sustituible, cuyo destino estaba supeditado al bienestar de la “externalidad” humana. Ello conspiraba incluso contra otras aproximaciones racionales al tema, derivadas de la propia episteme moderna, liberando de frenos sociales al uso de la ciencia y las tecnologías de gran escala, lo cual desde la experiencia del socialismo real acarreó perversos impactos en el conjunto de la vida en el planeta, de lo cual Chernóbil (1986) o la presa de las tres gargantas (1995-2010) fueron solo expresiones. La fragmentación de los hombres y mujeres como entidades abstraídas de la naturaleza tendría serias repercusiones en el campo de las ideas socialistas, con ecos aún en el siglo XXI.

Los cuestionamientos al uso incontrolado de la ciencia y las innovaciones tecnológicas, también estuvieron mediados por algunos paradigmas e ideologías de carácter pre moderno, que no siempre estaban liberados de su carga opresora. Una vez que se asoman los primeros cuestionamientos al impacto del positivismo científico en la naturaleza, la mirada religiosa se apresuró a construir una narrativa “actualizada” que cuestionaba el método científico y buscaba legitimar toda “verdad” subjetivacomo otra ciencia posible, pero que sin embargo no rompía con su tradición de legitimar las rentables lógicas del mercado, incluida la explotación indiscriminada de la naturaleza, siempre y cuando sus promotores contribuyeran al esquema de financiamiento del poder clerical. Además, en el plano educativo el debate sobre el positivismo y el método científico, que no fue planteado como una agenda para su eliminación sino para su revisión crítica, le sirvieron de punto de partida a miradas neo metafísicas para generar argumentos sobre una “ciencia” de las especifidades, de cada uno, que colocaba la transformación social nuevamente en el plano del “cambio personal”, admitiendo todo como “conocimiento válido” y planteando la relatividad de replicar conocimientos[v]. Para este enfoque, eran igualmente válidos y tenían el mismo estatus epistemológico, si alguien se sanaba después de una operación efectuada mediante un protocolo replicable, de otra persona que lo hacía mediante la intervención espiritual “milagrosa” de un santo o mediante la “imposición de manos” y, ambos casos, eran considerados desde esta posición, como hechos irrefutables, colocando al campo de la ciencia en un nuevo terreno teológico.

Otros, cuestionaron el método científico, abriéndose a otros protocolos para llegar a generar conocimiento verificable y repetible, admitiendo la singularidad y expresión contextual de los resultados. Esto último posibilitó el desarrollo de otras metódicas para avanzar por caminos distintos en los campos de la química, la física o la biología. La evolución de la física cuántica, por ejemplo, es un resultado de esta otra lógica científica. En el campo de las ciencias sociales se tuvieron que romper los paradigmas del evolucionismo histórico, el historicismo lineal, el determinismo funcionalista, los condicionantes predeterminados del comportamiento social, los restos de las consideraciones referidas a la supremacía de la teoría sobre la práxis social y la separación del hombre respecto al resto de las formas de vida, para poder avanzar en su redimensionamiento. De este giro provendrían los métodos de investigación acción participativa, los estudios comparados de carácter dialéctico, entre otros muchos.

Como veremos más adelante, el propio campo del materialismo histórico debió reconfigurarse para empalmar con los nuevos desarrollos de las otras miradas emancipatorias en las ciencias. En el caso de la educación, los avances para su tiempo histórico realizados por Jean Piaget[vi](1896-1980), Lev Vytgoski (1896-1936), la neurociencia especialmente los procesos de construcción de consciencia, la plasticidad del cerebro y la cognición con sus procesos de toma de decisiones, así como los trabajos de Howard Gardner (1943-  ) con los estilos de aprendizaje, plantearían desafíos interesantes para el marxismo. El desarrollo de la física cuántica incita a nuevos retos para la fenomenología dialéctica, tarea aún pendiente para las ideas socialistas-

La rápida burocratización de la experiencia bolchevique posibilitó el emerger de lecturas problematizadoras en el campo socialista que están en los orígenes de la pedagogías críticas, especialmente los trabajos de Marcuse (1928-1929), respecto precisamente a la importancia de lo fenomenológico, la superación del mecanicismo histórico, el problema de los imperativos morales kantianos en la visión marxista del hombre nuevo, la filosofía concreta y la necesidad de considerar al pensamiento socialista como un campo abierto, en permanente construcción y actualización; así como los desarrollos de la Escuela de Frankfurt en distintos campos pero en especial sobre las subjetividades, la importancia de las singularidades en los recorridos colectivos y la noción de justicia social.

De especial importancia para la educación y los orígenes de las pedagogías críticas resultó el desarrollo marcusiano de la fenomenología dialéctica, que dicho sea de paso nada tiene que ver con mucho de lo que hoy conocemos como fenomenología educativa, que esconde su despolitización, en una lectura de Edmund Husserl (1859-1938) sin vínculo con su tiempo histórico y descontextualizada con el presente, así como en un seudo debate de lo cualitativo como superación de lo cuantitativo, cuando en realidad estas dos dimensiones están dialécticamente integradas. Sobre ello volveremos más adelante.

Con el capitalismo avanzado, la mujer se incorpora de manera más decisiva al mundo del trabajo asalariado, eso sí en condiciones laborales discriminatorias, sin que ello implique el abandono de sus oficios y responsabilidades en el hogar, expresándose redobladas formas de explotación. El patriarcado es inmanente a la lógica del capital y aunque en la sociedad capitalista ambos padres trabajen, las mayores cargas de tareas en el hogar continúan recayendo sobre las mujeres trabajadoras. En la medida que se profundiza la sobre explotación laboral, los padres de familia deben extender las horas extras o redoblar los turnos en las fábricas y lugares de empleo para alcanzar salarios de sobrevivencia; hecho que cada vez más les aleja del hogar. En ese contexto el debate sobre las tareas de los estudiantes en casa, las cuales implicaban un acompañamiento por parte de los padres, ha resultado a través del tiempo un tema sustantivo, de interés generalizado. Desde las pedagogías críticas hemos subrayado que la familia trabajadora es parte del proyecto emancipatorio, razón por la cual cualquier estrategia educativa tiene que contar con la vinculación y participación de los padres, para lo cual es fundamental incorporar esta aspiración a las luchas reivindicativas que se presentan en la disputa entre capital y trabajo.

La escuela moderna, desde distintos lugares de enunciación ideológica y paradigmática es homologada con el performance de la fábrica. Ello llevaba implícita una concepción del docente como “obrero” intelectual, quien debería cumplir labores específicas (insumos) y estructuradas (procesos) en la “fábrica escuela” para obtener el producto esperado, que para la ideología liberal burguesa estaba asociado a habilidades para la vinculación con el mundo de las mercancías, el consumo y la ciudadanía mientras que, para las ideas socialista se asocia a teoría crítica, transformación de la realidad y desborde de la ciudadanía. El perfil del egresado se convierte en el lente ajustable de la actividad educativa, que tanto a liberales como a izquierdistas les permite afinar la mirada cuando se trata de dibujar la agenda educativa en cada coyuntura histórica.

A pesar de los determinismos en cada uno de los campos socialmente enfrentados, rápidamente en la escuela moderna y las corrientes pedagógicas de este periodo, tanto liberales como socialistas, se comienza a dudar de la eficacia de la enseñanza exclusivamente repetitiva y memorística inherente a la epistemología dogmática. Esto se debe a la evidencia empírica respecto a las limitaciones o precaria utilidad para el modo de producción capitalista pero también para la revolución, de una escuela sin capacidad de pensar y actuar en lo nuevo.

El debate sobre las ciencias llega de manera tardía al campo educativo, impactado en el momento de estructuración de los sistemas escolares en América Latina y el Caribe, por las ideas de Henri de Saint-Simon (1760-1825), Auguste Comte (1798-1857) y John Stuart Mill (1806-1873) como lo podríamos observar en las apuestas educativas de Lancaster. Para el positivismo educativo la experimentación era el camino para alcanzar un conocimiento replicable, objetivo, que pudiera en un momento dado colocarse en los circuitos de producción y circulación de mercancías en cualquier espacio y tiempo, pero también para trabajar la transformación a partir de un programa mínimo que contuviera en su interior las claves replicables de la ideología socialista.

El positivismo educativo se centró en hechos y leyes que permitieran la reproducción de todos los resultados y conocimientos considerados de rango y valor científico. De allí, que necesariamente surgiera un punto de bifurcación epistémica con esta premisa desde las pedagogías socialistas, las cuales se centran en conocer las causasque originan el hecho y los principios replicables para generar la contradicción que posibilite romper con esas causas y abrirle paso al nuevo incluido revolucionario. Esta ampliación del horizonte epistémico no significa necesariamente una ruptura con el positivismo sino una derivación.

Bajo el paradigma positivista en educación, el tema de la enseñanza-aprendizaje en los sistemas escolares tiende a adquirir una lógica pedagógica que lo estructura en los distintos campos disciplinares de enseñanza de la siguiente manera: conceptos, subconceptos, procedimientos, comparaciones y pensamiento relacional, aplicabilidad del conocimiento, experimentabilidad y verificación de la repetitividad del aprendizaje. Desde el liberalismo educativo la secuencia y el producto son parte de la reingeniería social que promueve el capitalismo para asegurar la optimización del funcionamiento del sistema. Desde el pensamiento socialista esta epistemología se amplía llevándola a las formas y expresiones que garanticen utilidad para la transformación social y construcción compartida del conocimiento, construyendo mentalidad colectiva.

Inicialmente las pedagogías enmarcadas en la mirada del mercado se concentran en la competitividad y el individualismo dentro de las dinámicas de aprendizaje, mientras que, en las pedagogías socialistas en la cooperación, la solidaridad y el trabajo en equipo. Individualismo versus colectivismo son los dos grandes campos paradigmáticos que enfrentan a las pedagogías liberales y socialistas, en el marco del desarrollo de la primera y segunda revolución industrial en el siglo XIX. Ambas comparten el paraguas del paradigma positivista.

Para garantizar el logro de esta secuencia, sincronización y complementariedad de procesos educativos se estructura una mecánica de lo pedagógico, que se fundamenta en desarrollos que habían sido logrados en distintos momentos históricos, asociados ahora a los procesos de enseñanza-aprendizaje. La visión de engranaje de piezas y de funcionamiento sistémico resultan fundamentales en las expresiones de lo educativo de ese momento, cuya teleología pasa a ser determinada por el Estado como garante de la orientación estratégica de la escuela y del oficio del educador.

(Continuará……)

Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2019/02/06/educacion-y-socialismoi-i/

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Maxi: el niño que escribió cuentos para “ayudar a cambiar la educación” hacia un modelo más inclusivo

Por Facundo Franco

Reclama otra forma de aprender para él y sus compañeros.

Maxi terminó segundo año de liceo en 2018, pero no está conforme con la forma en que está planteado el sistema educativo. El niño está diagnosticado con el Síndrome de Asperger, que se incluye entre los trastornos del espectro autista, y escribió una serie de cuentos en los que deja claro su deseo de que el sistema se adaptara más a él y sus compañeros, en lugar de ser a la inversa. Todas las historias están registradas en un blog llamado Maxicuentos, en el que explicita que las historias, basadas en hechos reales, se basan en su intención de “ayudar a cambiar la educación”. La iniciativa fue una sugerencia de Alejandra Balbi, docente de la Universidad Católica del Uruguay y directora académica de secundaria en el colegio Stella Maris, al que el niño concurrió el año pasado. En diálogo con la diaria, Balbi explicó que a raíz de varias charlas con el niño, le sugirió que plasmara sus ideas en forma escrita, algo que también fue trabajado con sus compañeros (ver recuadro). Incluso llegó a escribir una carta dirigida a la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz.

En su primer cuento, el niño narra la historia de Serafín, a quien no le gusta ir a clases porque es “muy estresante: ponían calificaciones con nota, eran muchas materias, había parciales, pruebas y escritos”. Además, “cuando tenía que escribir lo obligaban a usar el cuaderno y a él le parecía más cómodo la tablet o la computadora”, sumado a que no le gustaba que lo rezongaran “por un día llegar tarde”, ya que “él era muy responsable”. Por su parte, el personaje del cuento y sus compañeros de clase se quejan de la elevada cantidad de materias que tienen en el liceo y reclaman por la existencia de musicoterapia para cuando están “nerviosos o ansiosos”.

Integración

En el colegio Stella Maris se organizó una actividad en la que los compañeros de clase de Maxi leyeron los cuentos que escribió e hicieron dibujos que los ilustran, que son los que están publicados en el blog. Según contó Balbi, esa actividad sirvió para que los compañeros de clase entendieran mejor lo que sentía Maxi ante distintas situaciones que para ellos eran naturales.

“Serafín quería cambiar el programa del aula, quería que fuera muy diferente. Y si hay un espacio de juego que no sea de ganar y perder, o si no que vean una película o salgan por el barrio, de manera de evitar ese mal momento. Quería que haya un aula para chicos y chicas que no están conformes con el nivel educativo común, no tenían que ser discapacitados como en el aula especial que había en una de las escuelas [a las] que fue. Podría ser para chicos Asperger o también para chicos que por su manera de ser no se sintieran cómodos en el aula común”, narra, y cierra: “Serafín siempre odió el aula. Sin embargo, siempre quiso aprender”.

Hora del recreo

En otro de los cuentos, Maxi cuenta por qué el personaje, llamado Gerónimo, “no disfrutaba de los recreos: “Pensaba… a competir se va a un campeonato, no hay que competir en un recreo, un recreo es para divertirse, para descansar, para comer la merienda, para charlar, no para competir, igual que cuando juegas en tu casa o en la casa de un amigo o amiga”.

Además, el personaje “pensaba que hay chicos a los que no les gusta competir porque no les gusta perder, no les gusta que haya mejor ni peor y que no se sienten bien con eso, algunos lo expresan y otros se lo guardan”. Pero Gerónimo tampoco disfruta de la hora del almuerzo en el colegio, porque siente mucha ansiedad cuando le dan alimentos que no son preparados por alguno de sus padres.

Lucía, protagonista de otro cuento, no disfruta de las clases de Educación Física. Por el contrario, “pasaba muy incómoda porque la hacían competir en fútbol, carreras, básquetbol, manchado, hándbol, atletismo, lanzamiento de bala, salto largo, tenis, etcétera”. “Lucía quería cambiar el sistema de educación física porque sabía que tenía que ir igual, aunque se sintiera incómoda. Pensaba… acá se viene a hacer ejercicio físico para estar saludable, no se viene a competir. También pensaba no hacer educación física en el colegio, hacerla con un entrenador personal o en el club, en algo que no la hicieran competir”, agrega el relato.

En el cuento Gerónimo soñaba con un aula perfecta el autor deja entrever algunas de las claves que, según su entender, debería incorporar el sistema educativo. Por ejemplo, que se pueda escribir en la computadora o tablet y no sólo en el cuaderno, que la matemática se aprenda con el dinero “de lo que venden en el taller de cocina”, y que “los momentos recreativos, lúdicos o la hora del recreo no sean con juegos de ganar y perder”. En suma, “que tengan un taller de cocina pero no para comer lo que elaboran sino para salir a vender por el barrio y que ese dinero se recaude para que las escuelas públicas tengan más acompañantes pedagógicos, más aulas como estas, más auxiliares de clase, más profesores de educación física”. Otras ideas que se plantean son que “cuando alguien cumple años, en lugar de hacer merienda compartida podrían hacer cine compartido y el cumpleañero o la cumpleañera elegiría la película”, y “que a música vayan todos, que no sea como en un colegio que conoció, donde a coro iban algunos”. También se propone que haya plástica, donde “aprendan sobre museos, información sobre la pintura, los pintores, sobre las técnicas que usan y aprecien el arte”, y que en informática “aprendan a manejar mejor la tecnología para acceder a las informaciones que les interesan y la puedan usar también ahí en el conocimiento de los museos”.

Cambiar el chip

Maxi pasó por varios centros educativos, y ese periplo inspira la historia Cuánto colegio recorrieron los padres de Gerónimo, en la que cuenta que el personaje pasó por cinco centros educativos, pero sus padres recorrieron muchos más. Balbi, formada como psicopedagoga, ha tenido a su cargo la tarea de trabajar en la inclusión de los niños que requirieran algún tipo de adaptación en el colegio al que Maxi asistió en los últimos años. Según reflexionó, históricamente se ha considerado que la inclusión era un problema de los alumnos y, por lo tanto, estos “debían ser ‘reparados’”, lo que explica el surgimiento de las aulas especiales o de los acompañantes terapéuticos.

En cambio, para Balbi el foco debería estar puesto en “cómo pasar del estudiante con problemas de aprendizaje al currículo con problemas de aprendizaje” o, en otras palabras, dejar de mirar al “alumno problema” para lograr un “enfoque más sistémico” y “romper con el mito” de que todos tienen que aprender lo mismo y de la misma forma. Según agregó, esto implica “romper el paradigma del docente parado frente a la clase” para dar su clase magistral, donde “el dispositivo de enseñanza es puramente auditivo”. Para Balbi, para aprender con esa metodología docente es necesario que el estudiante tenga una motivación académica muy importante, y, por ejemplo, esa dinámica no es muy compatible con quienes incorporan los conocimientos de una forma más visual. En ese sentido, habló de las bondades del modelo del “aula invertida”, en el que no es el docente el que va a la clase a exponer contenidos, sino que genera dinámicas de trabajo para que los estudiantes trabajen en grupo, por medio de un rol de acompañamiento. “Ahí descubrís la diversidad, que niños con discapacidad aprendieron muchísimo y que otros sin discapacidad no están aprendiendo nada”, ilustró.

Si bien señaló que “siempre es mejor tener recursos” para implementar este tipo de estrategias, no son una condición imprescindible. Según agregó la docente, “la literatura en el tema muestra que los profesores tienen mucho miedo al cambio” y a que por dos o tres estudiantes no aprenda el resto. Otra dificultad que nombró es el poco tiempo para planificar este tipo de propuestas. En ese sentido, Balbi señaló que “los modelos que tienen buenos resultados le dan tanta importancia al trabajo en el aula como al de fuera”, algo que no pasa en Uruguay, donde los docentes son contratados mayoritariamente en función de horas aula. Por lo tanto, indicó que, sin tiempo previsto para planificar, se tienden a repetir modelos de clases anteriores. Balbi señaló que para eso los profesores no necesitan de otros recursos técnicos y alcanza con que rompan con el trabajo en solitario. Según dijo, para la inclusión educativa resulta clave la noción de “comunidades de aprendizaje” y generar acciones en ese sentido, como entrar a la clase de otros colegas y tener tiempo de intercambiar. Balbi señaló que de esa forma “se aprende mucho más” que en conferencias o en simposios. En suma, otra noción importante para trabajar de esta forma es la del aprendizaje basado en proyectos, que en el caso de secundaria se traduciría a “no ir con la disciplina al aula”, sino “generar preguntas y después traer las disciplinas” para abordarlas.

En términos más institucionales, Balbi entendió que los centros educativos tienen la responsabilidad de asegurar la inclusión de los niños, algo con lo que no siempre se cumple. La propia historia de Maxi es una muestra de ello, ya que sus padres muchas veces recibieron como respuesta que determinado colegio “no era para su hijo”, lamentó.

Referentes

Mel Ainscow, Tony Both y Gerardo Echeita son señalados por Balbi como los mayores referentes en materia teórica en temas de inclusión educativa a nivel mundial. Según contó, en Uruguay hay redes que ponen el foco en la discapacidad y otras que lo hacen en la inclusión. Sobre estas últimas, nombró a algunos impulsores y estudiosos del tema, como Mercedes Viola e Ignacio Navarrete.
Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/2/maxi-el-nino-que-escribio-cuentos-para-ayudar-a-cambiar-la-educacion-hacia-un-modelo-mas-inclusivo/
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Si no quieres mirar al niño, ¿qué hacemos?

Escrito e ilustrado por David González Gándara

Los modelos teóricos están muy bien, pero hay un momento que hay que llevarlos a la práctica. Después de concretar las diferencias entre el diagnóstico clínico y el pedagógico es necesario ejemplificar como funciona esto en la práctica. Leyendo sobre el tema encontré el caso de Alan, un niño con problemas de conducta. Había sido diagnosticado con Asperger y TDAH, pero esto no impidió que tras un adecuado diagnóstico pedagógico se pusieran en marcha las acciones necesarias para que esos problemas de conducta no fuesen un obstáculo a un paso provechoso por la escuela. La profesora le recordaba constantemente, señalando con el dedo, la lista que tenía pegada en su mesa, el cual le recordaba qué comportamientos eran aceptables y cuáles no. Después se reunía con él para contrastar como el niño evaluaba su comportamiento, y comprobaban si coincidían sus evaluaciones. Los resultados fueron muy buenos. Alan no se comportaba como los demás, pero ese no era el objetivo. No tenía que curarse, tenía que aprender a gestionar sus circunstancias personales de la mejor forma posible. Y así lo hizo.

He escuchado últimamente a mucha gente opinando que la inclusión es muy bonita, pero hay casos en los que no se puede hacer nada. Estoy seguro que muchas de estas personas, si hubiesen conocido a Alan antes de la intervención, hubiesen opinado que no se podía hacer nada. En todo caso, si hubiese más recursos, más financiación, más formación…

Hay varias cosas muy importantes en esta historia. El diagnóstico clínico, que quizá sirvió a Alan en otras facetas de su vida para algo, en el entorno escolar fue un dato prescindible, como Indiana Jones en “En busca del arca perdida”. La intervención hubiese sido correcta aun sin conocer el diagnóstico clínico. Se actuó sobre un problema de conducta, no sobre el diagnóstico. Aquellos que defienden que antes de actuar es necesario el diagnóstico clínico permiten la injusticia de que se trate diferente a la familia que se ha ocupado en conseguir ese diagnóstico. ¿Por qué voy a realizar una intervención educativa para la conducta sólo para los alumnos que tengan TDAH, mientras que a los otros me limito a castigarlos sin recreo?

Los que opinan que los colegios funcionan mejor si ciertos alumnos se derivan a centros especiales tienen razón. El alumnado no segregado mejoraría sus resultados académicos, todos contentos. El problema es que perdería la oportunidad de vivir la diversidad que suponen las comunidades educativas inclusivas y aprender así como funciona la sociedad actual. Hoy en día es posible que estos aprendizajes sean más importantes que muchos otros, viendo todos los problemas actuales de una sociedad que no sabe gestionar su diversidad. Y en el caso de los alumnos que son enviados a centros especiales, la evidencia científica ha demostrado que no es verdad que aprendan más ni mejor. La idea mítica de que el profesorado de dichos centros ha sido entrenado en Hogwarts para usar la varita mágica con ellos es falsa. No todos están más preparados que el resto para educar a los niños con dificultades. Algunos sí y otros no, como el profesorado de los centros ordinarios.

Hace un par de días leí un artículo en el que se decía poco menos que no era viable un sistema educativo inclusivo. La inclusión no es un tema para discutir si es mejor o es peor. Es una cuestión de Derechos Humanos. Hace no demasiados años se utilizaba el miedo como herramienta educativa, e incluso la agresión física. Y aunque sea políticamente incorrecto, tengo que decir que funcionaba muy bien. Pero es evidente que no podemos continuar con prácticas que agreden los Derechos Humanos con la excusa de que resultan exitosas. El fin no puede justificar los medios.

Fuente; https://nuevarevolucion.es/si-no-quieres-mirar-al-nino-que-hacemos/

Imagen tomada de: https://static.guiainfantil.com/pictures/articulos2/43000/43380-cuando-el-nino-no-quiere-hacer-los-deberes-escolares.jpg

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