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Venezuela define el futuro de toda la región

Por: Claudio Katz

La autoproclamación de Guaidó es la apuesta golpista más ridícula y peligrosa de los últimos años. Con el descarado sostén de Washington, la derecha pretende colocar a un desconocido en la primera magistratura.

Esta vez la señal de largada no fue un acto terrorista, ni otro intento de asesinato de Maduro. Trump puso al frente de la escalada a varios expertos en conspiraciones (Abrams, Pence, Bolton, Rubio) y decidió capturar la empresa venezolana que opera en Estados Unidos (CITGO). Sepultó todos los principios de la seguridad jurídica, para comenzar la apropiación del petróleo de un país que concentra la principal reserva mundial de crudo.

Los gobiernos derechistas de Sudamérica propician el golpe por otras razones. Duque pretende enterrar los Acuerdos de Paz con la guerrilla, luego de encabezar el desmantelamiento de UNASUR. Ya alberga en Colombia al contingente de marines requerido para acompañar cualquier provocación.

Bolsonaro continúa identificando a Venezuela con todas las desgracias del «populismo». Con esa retórica encubre su improvisado debut en la presidencia y pospone la inevitable decepción de sus votantes.

Macri es un cruzado de la primera hora, que compite con otros servidores del imperio. Por eso redobla los actos de sumisión, designando a una funcionaria de su propio equipo como embajadora de Guaidó. Exime a los inmigrantes venezolanos del hostigamiento a los extranjeros, para que no se hable de la inflación, el desempleo o las tarifas. Fractura además a la oposición, compartiendo la denigración de Venezuela con los líderes del peronismo federal (Urtubey, Massa, Pichetto).

Sin el sostén del mandante norteamericano, Duque, Bolsonaro y Macri son totalmente inefectivos. Su «Grupo de Lima» no logró siquiera boicotear la asunción de Maduro. A esa ceremonia concurrieron más delegaciones extranjeras que a la investidura del delirante capitán brasileño.

La atomizada derecha venezolana actúa bajo las faldas de un presidente de fantasía. Nunca pudo ganar la elección presidencial y fracasó en todos los intentos de impugnación de esos comicios. Aceptó sin chistar el veto yanqui a las negociaciones con el chavismo y periódicamente se desbarranca con brutales acciones de violencia. Por el momento actúa como simple marioneta del Departamento de Estado y ha quedado sujeta a los humores tuiteros de Trump.

La doble vara

Los golpistas caribeños han reaparecido como grandes estrellas de los medios de comunicación. Cuentan con la complicidad de los periodistas, que atribuyen a Maduro una variedad de pecados visibles en otras administraciones de la región. El simple registro de esa similitud tornaría injustificable el complot o exigiría el mismo cambio de régimen en numerosos países.

Se resalta especialmente el carácter ilegítimo del gobierno venezolano, como si hubiera surgido de un fraude electoral. Pero en realidad fue ungido con la participación del 67% de la población, es decir con un porcentual superior a los últimos comicios de Chile o Colombia. Esta baja concurrencia de electores no induce a ningún comunicador a proponer el derrocamiento de Piñera o Duque.

Es cierto que un sector de la oposición convocó a la abstención, pero otro participó y los resultados finales no fueron impugnados. Tampoco se presentaron evidencias de fraude, en un sistema electoral que ha sido elogiado por varios organismos (Carter) y figuras (Zapatero) internacionales. Con la misma modalidad de votación fueron electas en el 2015 las autoridades de la Asamblea Nacional que lidera la oposición. Compartiendo un mismo cimiento electoral, Maduro es objetado y Guaidó es reconocido.

En las últimas dos décadas el régimen chavista ha celebrado 24 elecciones, que incluyen una significativa modalidad de revocatoria presidencial. Ese derecho no rige en ningún otro país de la región. La participación de los votantes no es obligatoria, pero ha sido habitualmente superior al promedio latinoamericano. La oposición nunca reconoce las derrotas y siempre justifica los resultados adversos con denuncias de fraude.

Con su habitual duplicidad, los comunicadores que critican esos comicios consideran totalmente normales las elecciones brasileñas, que se desarrollaron con Lula en prisión. Impugnan el sistema judicial venezolano, enalteciendo al magistrado que persiguió al líder brasileño (Moro). Ni siquiera objetan el premio ministerial que le otorgó Bolsonaro.

Los medios también denuncian la detención de líderes opositores (Carmona, Ledesma, López), pero omiten precisar las causas de ese encierro. No fueron a prisión por emitir opiniones críticas, sino por incentivar golpes de estado o por su complicidad con las sangrientas guarimbas callejeras. Al chavismo se le exige una conducta tolerante que no impera en ningún rincón de Latinoamérica. Se supone que debería ser comprensivo con los intentos de magnicidio.

Los comunicadores tampoco mencionan la brutal violación de los derechos humanos que practican los gobiernos más enemistados con Venezuela. Desde la suscripción de los Acuerdos de Paz, los paramilitares colombianos (amparados por el oficialismo) han asesinado centenares de líderes sociales. En Argentina se multiplican los presos políticos y rige la impunidad para los responsables de los crímenes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. En Brasil aumentaron los atentados contra los cooperativistas del MST y se destaparon los vínculos de los asesinos de la luchadora Marielle Franco con el hijo de Bolsanaro.

El chavismo es también denunciado por imaginarias conexiones con el narcotráfico. Pero los acusadores ocultan el comprobado financiamiento que brinda esa mafia a la derecha de Colombia. Ningún organismo internacional penaliza tampoco a ese país por el continuado cultivo ilegal de drogas. Lo ocurrido en México es mucho más grave. Todo su territorio quedó desgarrado por una masacre de 200.000 muertos, sin que la OEA promoviera alguna intervención regional.

Ciertamente Venezuela padece una emigración masiva como consecuencia del drama económico que afronta. Pero en coyunturas semejantes, estos mismos desplazamientos se han verificado en otros países. La miseria siempre empuja a buscar refugio en algún vecindario.

Si esas desgracias constituyen «crisis humanitarias», la misma caracterización correspondería aplicar a las migraciones equivalentes. Pero nadie presenta en esos términos la terrible huida de las familias centroamericanas hacia el Norte. Ese tormento no incentiva ninguna recolección piadosa de socorros. Sólo induce a construir un terrible muro fronterizo. Durante la guerra interna que vivió Colombia se registraron también masivos traslados humanos, que tampoco suscitaron convocatorias a la intervención extranjera.

Los grandes medios siempre coronan sus coberturas de Venezuela con alguna imagen de violación de la libertad de prensa. Pero los trastornos que retratan son irrelevantes, en comparación al sistemático asesinato de periodistas que han padecido México y otros países centroamericanos. Los fabricantes de mentiras aplican la doble vara a su propia actividad.

Contradicciones bajo la superficie

Basta recordar lo ocurrido en Irak y Libia para notar la gravedad de la amenaza actual. El imperialismo puede provocar destrucciones inimaginables. Si consuma una intervención de gran porte, América Latina perderá el resguardo que mantuvo frente a las catástrofes bélicas de África o Medio Oriente.

La derecha descarta ese peligro y supone que obtendrá un rápido triunfo, sin ningún costo. Ya anuncia la retirada del chavismo, el aislamiento de Maduro y la próxima deserción de la cúpula militar. También remarca la cohesión de su propio campo y el respaldo internacional unánime a su causa. Pero esas fábulas no resisten el menor análisis.

El propio comando de Washington está afectado por severas disidencias, en el difícil contexto político-judicial que afronta Trump. Los fiascos de Medio Oriente han multiplicado las prevenciones frente a cualquier incursión externa. Los militares yanquis están desconcertados y fueron obligados a retirar sus tropas de Siria y Afganistán. Las propuestas de repetir la ocupación de Granada o Panamá han sido desechadas y se pospone el típico ultimátum que precedió el ataque contra Hussein o Gadafi. Por ahora el Pentágono sólo evalúa operaciones acotadas, que comenzarían con el burdo pretexto de ingresar ayuda humanitaria.

Tampoco los socios europeos están dispuestos a participar en aventuras bélicas. Intervienen en el complot contra Venezuela sin emitir amenazas contundentes. Hay divergencias en el mando occidental, que han impedido consensuar la aplicación de sanciones en la OEA y en la ONU, mientras persiste la neutralidad del Vaticano.

Los conspiradores han tomado nota también del creciente protagonismo de Rusia en el aprovisionamiento del ejército venezolano. Esa presencia puede complicar la jugada petrolera de Trump, si se confirma la tenencia de acciones rusas en CITGO. No se sabe, además, quién será el principal perjudicado por esa expropiación. Algunos expertos estiman que Estados Unidos logró autonomizar su provisión del combustible venezolano. Pero esas compras aún representan el 13% de las importaciones y su cancelación podría impactar sobre el precio de la energía.

Todas las dificultades que enfrentan los golpistas son rigurosamente ocultadas por los medios. Despliegan una cobertura triunfalista, silenciando la ausencia de logros significativos de la derecha en la primera quincena del complot. Mientras los sobornos, las amenazas y las promesas yanquis no erosionen a las fuerzas armadas, Guaidó seguirá ejerciendo un mandato fantasmal.

Batallas en dos frentes

Es cierto que la derecha recuperó capacidad de movilización, pero el chavismo ha respondido con manifestaciones igualmente masivas. En el pico de la crisis social el gobierno mantiene una llamativa capacidad de convocatoria. Todos saben que el gobierno no entregará el poder por la simple repetición de marchas callejeras. La indefinición actual puede resultar muy problemática para la oposición.

Sus líderes afrontarán nuevamente el dilema de retomar la violencia (que los aisló en el 2017) o aceptar un status quo (que los desgasta). Por ahora evitan la repetición de las guarimbas en los barrios ricos, mientras ensayan algunas provocaciones en las zonas populares.

También el gobierno aprendió de las confrontaciones anteriores y se maneja con cautela. Tolera las fotogénicas apariciones de Guaidó, apostando a su paulatina desmoralización. Pero el derrumbe de la economía crea serios interrogantes sobre el acompañamiento popular en la batalla contra la derecha. Toda la sociedad venezolana está desgarrada por un colapso mayúsculo del ingreso.

La contracción del producto registrada en el último quinquenio ya destruyó el 30% del PBI. Esa regresión tiene el mismo alcance que la Gran Depresión sufrida por Estados Unidos en 1929-1932. La debacle golpea a todos los sectores.

La estratégica extracción de petróleo se ha reducido a la mitad y el financiamiento monetario del déficit fiscal ha provocado la mayor hiperinflación del siglo XXI. El índice de precios saltó del 300% (2016), al 2.000% (2017) y actualmente promedia una cifra incuantificable.

Esa escala demuele el salario, recrea el trueque y provoca una aguda escasez de alimentos y medicinas. Los padecimientos cotidianos son terribles y la supervivencia depende de las redes oficiales de abastecimiento (CLAPS).

Los medios de comunicación presentan este desmoronamiento como una inexorable consecuencia del «populismo chavista». Pero omiten la responsabilidad directa de los artífices de la guerra económica. El cerco exterior y el sabotaje interno desplomaron la extracción de petróleo, achicaron las reservas internacionales y encarecieron las importaciones básicas. Los capitalistas extranjeros y locales han provocado ese desmoronamiento, para facilitar el advenimiento de un régimen político afín a sus negocios.

Esta indescriptible adversidad de la economía ha sido agravada por la improvisación, la impotencia y la complicidad del gobierno. Maduro ha tolerado pasivamente el derrumbe de la producción. Rechazó todas las propuestas del chavismo crítico para penalizar a los burócratas corruptos y a sus socios millonarios.

Estas iniciativas constituyen el punto de partida para frenar el desmoronamiento del nivel de actividad. Incluyen un control efectivo sobre los bancos para impedir la fuga de capital, cambios radicales en la asignación de divisas al sector privado, gravámenes progresivos al patrimonio, incentivos a la producción local de alimentos y numerosas medidas para involucrar a la población en el control de los precios.

Este programa requiere además un replanteo de la deuda, para lograr un anclaje de la moneda que permita contener la hiperinflación. Ningún «petro» o «bolívar soberano» podrá funcionar, mientras subsista el amparo oficial a la boliburguesía. Esa franja de privilegiados sobrefactura importaciones, transfiere fondos al exterior y se enriquece con la especulación cambiaria y el desabastecimiento. La derecha no sólo está embarcada en tumbar el chavismo. También opera al interior de un gobierno que no frena la demolición de la economía.

Compromiso o neutralismo

Frente al agravamiento del conflicto, muchas voces proponen generar nuevas condiciones para que los venezolanos puedan resolver democráticamente su futuro. La legitimidad de ese principio es indiscutible. Pero el gran problema radica en precisar cómo implementarlo, puesto que si triunfa el golpe esa aspiración quedará definitivamente enterrada. La vigencia de la soberanía del país y la defensa de los derechos populares requieren ante todo la derrota de los escuálidos.

El conflicto en curso ya perdió su condición de «asunto interno» de Venezuela. La confrontación desbordó ese punto de partida territorial y actualmente involucra a toda la región. Los dos principales fogoneros de la crisis tienen objetivos muy precisos. Estados Unidos pretende recuperar el dominio pleno de su patio trasero y las clases dominantes locales intentan sepultar todas las demandas populares, que emergieron durante la década pasada.

Si los golpistas logran derrocar al chavismo, avanzarán inmediatamente sobre Bolivia y Cuba, para extender el autoritarismo neoliberal a todo el continente. En Venezuela se disputa el freno o la extensión de esa oleada reaccionaria.

Esta disyuntiva ha sido correctamente percibida por los partidos, organizaciones e intelectuales que rechazan el golpe en forma categórica. Esa contundencia se verifica en su impulso de movilizaciones antiimperialistas. Las vacilaciones que se observaron durante las guarimbas del 2017 han decrecido significativamente. Los propósitos de la derecha están a la vista y son evidentes los daños irreparables que causaría un Bolsonaro en la presidencia de Venezuela.

El dramatismo de esa perspectiva no atempera ninguna de las objeciones al rumbo que ha seguido el gobierno chavista. Pero resulta indispensable situar esos cuestionamientos en un campo común de batalla contra los golpistas.

Esta lucha exige superar también las posturas de ambigua neutralidad que transmiten ciertos pronunciamientos. Esas declaraciones toman distancia de los protagonistas del conflicto situándolos en un mismo plano. Cuestionan con la misma vara a Maduro y a Guadió sugiriendo una ilegitimidad compartida. Critican simultáneamente el autoritarismo del régimen y las aventuras de la oposición. Objetan tanto la amenaza militar de Estados Unidos como la presencia geopolítica de Rusia.

¿Pero esa condena conjunta de Maduro y Guaidó supone el desconocimiento de ambos? ¿Implica la abstención frente a las marchas que convoca el gobierno y la oposición? ¿Entraña una indiscriminada condena de los marines y del ejército bolivariano?

Los neutralistas elogian la actitud de los gobiernos de México y Uruguay, que promueven la inmediata reanudación de las negociaciones entre ambas partes. Esa iniciativa abre un canal de conversaciones que Maduro ya aceptó y Guaidó rechaza.

Es evidente que la concreción de esas tratativas dependerá del desenlace de la lucha. La derecha no aceptará negociar mientras vislumbre alguna posibilidad de capturar el gobierno. Derrotar esa pretensión es la condición para recomponer las tratativas. Los resultados de esas conversaciones reflejarían, además, el balance de fuerzas. Derrotar a la derecha es la categórica prioridad del momento. En esa batalla se juega el destino de América Latina.

Fuente: https://www.aporrea.org/venezuelaexterior/a275505.html

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La nueva Guerra Fría y Venezuela

Por: Boaventura de Sousa Santos

Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

Lo que está pasando en Venezuela es una tragedia anunciada, y probablemente causará la muerte de mucha gente inocente. Venezuela está al borde de una intervención militar extranjera y el baño de sangre que resultará puede asumir proporciones dramáticas. Quien lo dice es el líder más conocido de la oposición a Nicolás Maduro, Henrique Capriles, al afirmar que el presidente-títere Juan Guaidó está usando al pueblo venezolano como “carne de cañón”. Él sabe de lo que está hablando. Sabe, por ejemplo, que Hugo Chávez tomó muy en serio el destino de la experiencia socialista democrática de Salvador Allende en Chile. Y que, entre otras medidas, armó a la población civil, creando las milicias, que obviamente pueden ser desarmadas, pero que muy probablemente ello no ocurrirá sin cierta resistencia. Sabe también que, a pesar del inmenso sufrimiento a que el país está siendo sometido por la mezcla tóxica de errores políticos internos y presión externa, en particular a través de un embargo que la ONU considera humanitariamente condenable, en el pueblo venezolano continúa arraigado un sentimiento de orgullo nacionalista que rechaza con vehemencia cualquier intervención extranjera.

Ante la dimensión del riesgo de destrucción de vidas inocentes, todos los demócratas venezolanos opositores al gobierno bolivariano se hacen algunas preguntas para las que solo muy duramente van teniendo alguna respuesta. ¿Por qué Estados Unidos, acompañado de algunos países europeos, se embarca en una posición agresiva y maximalista que desde el principio inviabiliza cualquier solución negociada? ¿Por qué se hacen ultimátums típicos de los tiempos imperiales de los que, por cierto, Portugal tiene una amarga experiencia? ¿Por qué se rechazó la propuesta de intermediación hecha por México y Uruguay, que tiene como punto de partida el rechazo de la guerra civil? ¿Por qué un joven desconocido hasta hace unas semanas, miembro de un pequeño partido de extrema derecha, Voluntad Popular, directamente involucrado en la violencia callejera ocurrida en años anteriores, se autoproclama presidente de la república tras recibir una llamada del vicepresidente de Estados Unidos, y varios países se disponen a reconocerlo como presidente legítimo del país?

Las respuestas irán surgiendo con el tiempo, pero lo que va siendo conocido es suficiente para indicar de dónde vendrán. Se empieza a saber que, a pesar de poco conocido en el país, Juan Guaidó y su partido de extrema derecha, que ha defendido abiertamente una intervención militar contra el Gobierno, son hace mucho los favoritos de Washington para implementar en Venezuela la infame política de “cambio de régimen”. A esto se une la historia de las intervenciones de Estados Unidos en el continente, un arma de destrucción masiva de la democracia siempre que esta significó la defensa de la soberanía nacional y cuestionó el libre acceso de las empresas estadounidenses a los recursos naturales del país. No es difícil concluir que lo que está en juego no es la defensa de la democracia venezolana. Lo que está en juego es el petróleo de Venezuela. Venezuela es el país con las mayores reservas de petróleo del mundo (el 20% de las reservas mundiales, mientras Estados Unidos tiene el 2%). El acceso al petróleo de Oriente Medio determinó el pacto de sangre con el país más dictatorial de la región, Arabia Saudí, y la destrucción de Irak, Siria, Libia, en el norte de África; la próxima víctima bien podría ser Irán. Además, el petróleo de Oriente Medio está más cerca de China que de Estados Unidos, mientras que el petróleo de Venezuela está en la puerta de casa.

El modo de acceder a los recursos varía de un país a otro, pero el objetivo estratégico ha sido siempre el mismo. En Chile, conllevó una dictadura sangrienta. Más recientemente, en Brasil, el acceso a los inmensos recursos minerales, a la Amazonia y a las reservas petrolíferas del presal, implicó la transformación de otro favorito de Washington, Sérgio Moro, de ignorado juez de primera instancia a ganar notoriedad nacional e internacional, mediante el acceso privilegiado a datos que le permitieron ser el justiciero de la izquierda brasileña y abrir el camino para la elección de un confeso apologista de la dictadura y de la tortura que estuviese dispuesto a vender las riquezas del país como desperdicio y formase un gobierno del que el favorito pronorteamericano del futuro de Brasil formara parte.

Pero la perplejidad de muchos demócratas venezolanos tiene que ver especialmente con Europa, también porque en el pasado Europa estuvo activa en negociaciones entre el gobierno y las oposiciones. Sabían que muchas de esas negociaciones fracasaron por presión de Estados Unidos. De ahí la pregunta: ¿también tú, Europa? Son conscientes de que si Europa estuviese genuinamente preocupada con la democracia, hace mucho habría roto relaciones diplomáticas con Arabia Saudí. Y de que si Europa estuviese preocupada por la muerte en masa de civiles inocentes, hace mucho que habría dejado de vender a Arabia Saudí las armas con las que este país está llevando a cabo el genocidio en Yemen. Incluso tal vez esperasen que las responsabilidades históricas de Europa delante de sus antiguas colonias justificasen alguna contención. ¿Por qué este alineamiento total con una política que mide su éxito por el nivel de destrucción de países y vidas?

Paulatinamente irá quedando claro que la razón de este alineamiento reside en la nueva Guerra Fría que estalló entre Estados Unidos y China, una Guerra Fría que tiene en el continente latinoamericano uno de sus centros y que, tal como la anterior, no puede disputarse directamente entre las potencias rivales, en este caso, un imperio declinante y un imperio ascendente. Tiene que ser acometida por vía de aliados, sean ellos, en un caso, los gobiernos de derecha en América Latina y los gobiernos europeos y, en otro caso, Rusia. Ningún imperio es bueno para los países que no tienen poder para beneficiarse por entero de la rivalidad. Cuando mucho, procuran obtener ventajas del alineamiento que les está más próximo. Y el alineamiento, para ser eficaz, debe ser total. Esto es, se necesita sacrificar los anillos para no perder los dedos. Esto es tan verdad en Canadá como en los países europeos.

Me he reconocido bien representado por el gobierno de mi país (Portugal) en el poder desde 2016. Sin embargo, la legitimidad concedida a un presidente-títere y a una estrategia que muy probablemente terminará en un baño de sangre me hace sentir vergüenza de mi gobierno. Solo espero que la vasta comunidad de portugueses en Venezuela no tenga que sufrir con tamaña imprudencia diplomática, para no usar otro término más vehemente y verdadero sobre la política internacional del gobierno en este caso.

*Fuente: https://blogs.publico.es/espejos-extranos/2019/02/06/la-nueva-guerra-fria-y-venezuela/

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La Institución Escolar en Tiempos de Crisis: Reflexiones desde una Perspectiva Crítica

Por: Eduardo Sandoval Obando

La institución escolar ha debido enfrentar una serie de conflictos y demandas sociales durante el último tiempo (tales como: el fenómeno de la migración en el contexto latinoamericano, las tomas feministas abogando por una mayor igualdad de género, el aumento de los costos de vida y la progresiva brecha en términos de resultados de aprendizaje entre el sistema público y privado, etc.). Estas problemáticas han tensionado significativamente las pauta de comportamiento y dinámicas relacionales desplegadas dentro de la escuela. Particularmente, en los docentes se respira un ambiente de perplejidad, agotamiento y frustración, al ser testigos del cuestionamiento sistemático hacia los fundamentos epistemológicos que legitimaban la escuela y los procesos de enseñanza y aprendizaje. Y es que según Pérez Gómez (1998: p. 76) “la escuela, que durante siglos ha contribuido a la extensión del conocimiento, a la superación de la ignorancia y de las supersticiones que esclavizaban al individuo, a la preparación de los ciudadanos, y a la disminución de la desigualdad, ha sido fiel reflejo de los valores y contradicciones de la cultura moderna”.

Creemos que lo anterior, es la consecuencia de un modelo escolar que abraza sistemáticamente el modelo positivista del conocimiento científico, sobre el currículum y las prácticas pedagógicas, abocándose a la transmisión deliberada de contenidos y la homogeneización de los aprendizajes, respondiendo a los ‘intereses’ de un sistema neoliberal altamente alienante e individualista. Por ende, la escuela y la lógica cartesiana que la caracteriza, ha olvidado las particularidades y complejidades socioeducativas de sus estudiantes, así como su desarrollo cultural, desatendiendo aquellos aspectos socioemocionales, históricos o incluso políticos del aprendizaje.

Por tal razón, los niñ@s y jóvenes que ingresan a la escuela no llegan como fracasados o encasillados según su rendimiento, sino que es en la institución escolar, donde se les clasifica y etiqueta muchas veces con el rótulo de fracasados. Es decir, los educandos exhiben desde temprana edad, su propensión a aprender (Sandoval-Obando, 2012; Calvo, 2016), pero ésta comienza a anquilosarse producto de las lógicas positivistas y fragmentarias que dominan el currículum escolar.

Pero ¿qué podemos hacer ante esta realidad tan paradójica? ¿Qué herramientas o reflexiones podríamos identificar para apoyar la práctica pedagógica? Al respecto, Sandoval-Obando (2017) profundiza en las experiencias vitales de aquellos docentes que se desempeñan pedagógicamente en contextos vulnerados donde asisten jóvenes vinculados a episodios de infracción de ley, admitiendo la emergencia de un marco intercultural más amplio, capaz de integrar los diversos valores, costumbres, creencias, intereses y aspiraciones de sus educandos, promoviendo al mismo tiempo, la reflexión crítica, el respeto y la autonomía en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

La función educativa de la escuela desde una perspectiva crítica, exige tensionar los fundamentos que la sustentan y, al mismo tiempo, tales reflexiones deben contribuir a que los docentes distingan que muchas veces se encuentran en una posición intermedia, entre cubrir la totalidad del programa de una determinada asignatura (cumpliendo con el currículum imperante) y la necesidad de construir un espacio y tiempo escolar, que favorezca el desarrollo integral de sus estudiantes, aminorando el efecto negativo, que muchas veces produciría el contexto de origen o factores personales del educando. Nótese, que no negamos que, por la razón que sea, algunos niños, niñas y jóvenes, aprenden más lentamente que otros o de una manera diferente. Pero lo cierto es que “sin los arreglos sociales que atribuyen importancia a los ritmos diferenciales de aprendizaje, la discapacidad de aprendizaje no existiría (McDermott, 2001: p. 295).

Finalmente, el gran desafío que enfrentan los países latinoamericanos radica en la elaboración de políticas educativas inclusivas y democráticas, dirigiendo sus esfuerzos a la mejora de la calidad en la educación, compensando en parte, las desigualdades existentes entre la educación pública y privada. Para ello, se hace necesario: 1) la creación de mecanismos complementarios permanentes que fortalezcan la formación inicial docente y la mejora continua de la práctica pedagógica; 2) la promoción de estrategias pedagógicas innovadoras que potencien la relación educador-educando, favoreciendo el despliegue de sus potencialidades; y por último, 3) el aumento de la participación de los padres en la educación de sus hijos, conformando comunidades educativas participativas y autoorganizadas, centradas en el aprendizaje de sus estudiantes y en la mejora transversal de sus procesos de desarrollo institucional (Sandoval-Obando y Lamas, 2017).

Referencias

Calvo, C. (2016). Del Mapa Escolar al Territorio Educativo. Disoñando la Escuela desde la Educación (4° Edición). La Serena: Nueva Mirada.

McDermott, R. (2001). La Adquisición de un Niño por una Discapacidad de Aprendizaje. En S. Chaiklin y J. Lave (Comps.). Estudiar las prácticas. Perspectivas sobre Actividad y Contexto. Buenos Aires: Amorrortu.

Pérez Gómez, A. (1998). La Cultura Escolar en la Sociedad Neoliberal. Madrid: Morata.

Sandoval, E. y Lamas, M. (2017). Impacto de la Ley SEP en las Escuelas: Una Mirada Crítica y Local en torno Al Rol de los Psicólogos de la Educación. Paideia, Revista de Educación, (61). 57-81.

Sandoval-Obando, E. (2017). El Docente como Mediador Emocional y Cognitivo de Jóvenes en Contextos Vulnerados: Tensiones y Desafíos para la Transformación de la Práctica Pedagógica. Tesis conducente al Grado Doctor en Ciencias Humanas. Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Austral de Chile. Impresa.

Sandoval-Obando, E. (2012). Construcción Socio-histórica de la Propensión a Aprender de los Adolescentes Infractores de Ley. Tesis de Magíster en Educación, Mención Políticas y Gestión Educativa. Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Austral de Chile. Impresa.

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Un futuro para la educación en el Perú

Por: Sandra Carrillo.

Uno de los principales pensadores franceses, Alain Touraine, señaló alguna vez que la manera cómo una sociedad gestiona la educación de su gente nos informa mucho más que cualquier otro discurso acerca de la naturaleza y de los objetivos de esa sociedad.

Si bien la educación apunta a asegurar la integración social y reducir las desigualdades, en América Latina se ha evidenciado que los sistemas educativos pueden reproducir esas mismas desigualdades, mantenerlas o reducirlas, por lo que el discurso vinculado al enfoque de derechos es potente, ya que refleja a lo que aspiramos como sociedad.

Este enfoque coloca las dimensiones fundamentales de ese derecho que han de expresarse en las políticas públicas para educación en la región.

Al mismo tiempo, en los últimos diez años por lo menos, hay un importante desarrollo de enfoques específicos que son imprescindibles al momento de pensar la educación de calidad. De acuerdo con este enfoque:

“El derecho a la educación significa el derecho a aprender a lo largo de la vida y está fundado en los principios de obligatoriedad y gratuidad, y en el derecho a la no discriminación. La relevancia se refiere al desarrollo de las competencias necesarias para participar en los diferentes ámbitos de la vida humana y construir proyectos de vida con relación a los otros. La pertinencia alude a la necesidad de flexibilizar la enseñanza para que la educación dé respuesta a la diversidad de necesidades de los individuos y contextos”. (UNESCO/OREALC, 2007: 5)[1]

Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), luego con la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos (Jomtien 1990), la Agenda del Milenio (ODM 2000), y actualmente la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS 2015), hay un claro énfasis en el “efecto multiplicador” de la educación al ser la puerta de entrada para todos los demás derechos humanos.

La situación en Perú

Si bien en las últimas dos décadas el Estado peruano ha incrementado la inversión en educación mejorando sus principales indicadores, diferentes estudios apuntan a la inequidad del sistema educativo.

Estas desigualdades profundizan la brecha en los indicadores de cobertura y calidad con estudiantes pobres o pobres extremos, indígenas, o que viven en zonas rurales y estudiantes con alguna discapacidad.

Así, por ejemplo, en 2015, la tasa de conclusión de primaria (en el grupo de edades 12-13 años) fue de 82% para todo el país (88% en la zona urbana y 69% en la zona rural).

En el caso de secundaria (17-18 años), solo el 69% de jóvenes del país culmina esa etapa de formación (72% son castellano hablantes y 49% con lengua indígena).

En cuanto a los aprendizajes, en el 2015, en segundo de primaria, por ejemplo, tan solo el 50% de niños logran lo esperado según su grado y edad (45% de escuelas públicas y 61% de escuelas privadas); en el caso de matemáticas, el 27% logran los aprendizajes esperados (29% son del área urbana y 12% del área rural).

En segundo de secundaria, el 15% comprende lo que lee (16% urbano y 2% rural; 10% de escuela pública y 29% de escuela privada), y en matemáticas sólo el 10% logra los aprendizajes esperados (10% urbano y 2% rural; 6% de escuela pública y 19% de escuela privada).[2]

Hoja de ruta

Ante esta situación, la Oficina de UNESCO en Lima apuesta por una educación, relevante y pertinente, inclusiva y equitativa, es decir de calidad, para generar oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida de todas las personas.

Este enfoque debería contribuir a romper el círculo intergeneracional de la pobreza, acortar las brechas de desigualdad y generar sociedades más justas y solidarias, en el marco de los derechos humanos.

Mediante el Programa Horizontes, que la Organización lanzó en diciembre 2018, se viene implementando acciones para mejorar la educación en cuatro regiones, respetando sus lenguas y legados culturales, que en los próximos años puede cambiar la vida de cerca de 8000 adolescentes del país.

Siguiendo el lema de los ODS, “No dejar a nadie atrás”, UNESCO Lima está comprometida con los estudiantes, docentes y directivoscon más desafíos por atender.

Trabajamos con el estado peruano, con diversas instituciones de la sociedad civil y la empresa privada para promover la educación como un derecho fundamental de las personas, y de la sociedad en su conjunto, reconociendo que gracias a ella se pueden confrontar los desafíos del desarrollo del país y de sus ciudadanos.

La Oficina UNESCO Lima está comprometida con el papel fundamental que desempeña la educación en transformar nuestro mundo, y por ello celebra el primer Día Internacional de la Educación, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado mes de diciembre.


[1] UNESCO (2007). Educación de calidad para todos: un asunto de derechos humanos. Santiago de Chile: UNESCO-OREALC.

Fuente del artículo: http://www.unesco.org/new/es/lima/work-areas/sector-educacion/un-futuro-para-la-educacion-en-el-peru/

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La coeducación ¿descuidada?

Por: Elena Simón

Vamos viendo qué beneficios traería la Coeducación, entendida como una pedagogía crítica y constructiva aplicada para cambiar las vidas de la mayoría.

Comienza 2019 y, aunque los cursos académicos no coincidan con estas fechas, sí que nos sirven para proponer a lo largo del nuevo año acciones positivas, interesantes y urgentes que nos puedan asegurar que para la década de los 20 toda niña y niño, toda la población escolarizada, va a tener enseñanzas y aprendizajes menos sesgados, menos androcéntricos, más completos, más útiles y más acordes con los tiempos que vivimos.

La Coeducación “no es una moda”, como se dice de las políticas públicas de Igualdad emanadas de las propuestas feministas. Es una asignatura pendiente del sistema educativo que, hasta la fecha, nadie se ha atrevido a implantar de forma obligatoria, decidida e inspeccionada.

Todos los recursos que son necesarios para que se generalice, como la formación específica inicial y continua del profesorado, la innovación del lenguaje, la detección del sexismo, del androcentrismo y del machismo, la corrección consecuente del currículo, etc., todos estos recursos están guardados en el trastero de las buenas intenciones, a la espera de que se movilicen y lleguen a cualquier rincón, a cualquier aula de cualquier colegio o Instituto de todo el Estado español.

Movilizar recursos quiere decir considerar la Coeducación como urgente, prioritaria y necesaria, como imprescindible para una formación integral de las personas y personitas escolarizadas durante tantos años y de forma obligatoria y universal y aplicarse a fondo.

Pero, para ello, no basta con algunos programas esporádicos, talleres, conmemoraciones, cursos externos, proyectos de innovación, seminarios o grupos de trabajo, que siempre son minoritarios en cuanto a la implicación y asistencia del profesorado. Así está siendo ahora. Y, gracias a todas estas acciones, ya podemos contar con un buen número de buenas prácticas que pueden hacer camino en otras direcciones, que son el germen de lo que debería ser la Coeducación: obligatoria y universal para todas las chicas y chicos, vivieran donde vivieran y fueran al colegio o istituto que fueran, como un bien común irrenunciable y exigible, por tanto.

La Coeducación es un proceso de intervención intencionado, producto de la detección del sexismo como muestra de desigualdad y con el propósito de eliminarlo, llevando a cabo acciones compensatorias en todos los campos: en el currículo formal, eliminando el androcentrismo, en el currículo oculto, neutralizando la misoginia y oponiéndose de frente al machismo y en el currículo omitido introduciendo desde el principio hasta el final, en todos los cursos y niveles, algunos conocimientos, habilidades y destrezas hoy ausentes, como por ejemplo: la educación sexual, la comunicación igualitaria, las habilidades domésticas, cívicas y de cuidado, las relaciones horizontales entre chicas y chicos, los modelos no estereotipados, la orientación académica no sesgada por componentes y características de dos géneros , que continuan siendo dicotómicos (excluyentes el uno del otro) y jerárquicos (con un valor añadido para lo masculino y los hombres en su conjunto)

La Coeducación haría variar las relaciones de poder entre los sexos, cambiaría la fisonomía de patios, aulas y laboratorios, vestimentas, configuración de los proyectos de vida de las niñas y los niños. Y lo que es más importante: favorecería en extremo las actividades escolares y extraescolares mixtas, donde ellas y ellos se pudieran reconocer como personas singulares, libres e iguales.

¿No lograríamos con ello evitar que chicos y chicas se atiborren de pornografía como sustitución de la educación sexual, que sienten como necesaria? ¿No lograríamos que las chicas y los chicos se reconocieran en referentes mujeres no relacionadas con el cuerpo sexualizado y reproductivo? ¿No conseguiríamos que los intereses y deseos de chicas y chicos fueran más convergentes? ¿No se lograría tener muchos más talentos cultivados procedentes de inteligencias múltiples y creativas para compensar las dosis masivas de misoginia, sexismo y androcentrismo con que la gente pequeña y joven se alimenta a diario? ¿No se rompería en gran parte el imaginario colectivo de ser hechas para agradar y gustar o ser hechos para dominar, vencer y controlar? ¿No vacunaríamos contra la violencia de género en todas sus manifestaciones? ¿No se salvarían vidas de chicas y de chicos para el bienestar personal y la solidaridad de género? ¿No dejarían las chicas de estar tan expuestas al abuso y asalto sexual con resultado de violación? ¿No tendríamos muchos más chicos empáticos?

Vamos viendo qué beneficios traería la Coeducación, entendida como una pedagogía crítica y constructiva aplicada para cambiar las vidas de la mayoría, para bien, por supuesto, porque el sexismo trae consigo muchas injusticias inexplicables e intolerables y muchos sufrimientos y pérdidas de energía, tanto a ellos como a ellas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/01/30/la-coeducacion-descuidada/

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What were our top education blog posts of 2018?

By: Thomas Kennedy. 

2018 was Cambridge Assessment International Education’s first full year under our new brand name and it was a standout year for a number of reasons.

In June we held the most widely attended Cambridge Schools Conference to date in Miami, Florida which also happened to be our first time holding such an event in North America.

Cambridge International continued to introduce innovative new products and services to support our schools and our Cambridge Learners across the world continued to astound us all with their hard work and success.

A personal highlight was the publication of our first ever Global Education Census report which looked in-depth at what education is like for teachers and learners around the world. It was fascinating to be involved in such an interesting – and illuminating – piece of research.

2018 was also a record-breaking year for the Cambridge International blog as we saw more visitors than in 2016 and 2017 combined.

We’d like to kick 2019 off by giving you a round-up of the top education blog posts we published in 2019.

We’ll also look at some of the highlights from across the educational blogosphere!

Cambridge International’s Top 5 blog posts of 2018

We had a fantastic response to Kevin Hawkins‘ article on why teachers need to prioritise their own wellbeing and are delighted to have him in attendance at our forthcoming Cambridge Schools Conferences.

Helen Rees-Bidder explored the often overlooked concept of oracy and passionately argued for every teacher to be approaching it as seriously as they would numeracy and literacy.

Self-regulation was the theme of Sarah Talbot’s article published in April 2018. In it, Sarah drew from her own experience as a  teacher to explore how metacognition can have a real-world impact on classroom practice.

Making group work meaningfulblog.cambridgeinternational.org/all-together-now-assessing-collaboration and useful for the development of learners can be a real challenge for teachers. In this blog post, Senior Assessment Advisor Georgie Billings examined the different approaches and issues surrounding the theme of collaborative assessment.

Director of Education Tristian Stobie’s considered take on the lessons for educators embedded in Robert Pirsig’s ‘Zen and the Art of Motorcycle Maintenance’ was popular with teachers all over the world, even those not initially familiar with the 1974 cult classic!

And finally, a few of our favourites from around the world…

Teacher Toolkit is one of the most popular education blogs in the UK, but we think there’s so much of value there for teachers all around the world.

Edutopia have been involved in educational thought leadership since 1991 and 2018 was another great year for interesting articles and thought-provoking video content on their much-loved website.

Lisa Nielsen’s The Innovative Educator blog is brimming with practical ideas about how teachers can incorporate technology into their lessons. Lisa’s focus on prioritising accessibility is commendable.

Resourceaholic offers readers ‘ideas and resources for teaching secondary school mathematics’ and we think that subject specialists across the world will find plenty of food for thought there.

Who have we left out? We’d love to hear about the best education blogs you’ve read this year – tell us in the comments below or shout at us on social!

Source of the article: https://blog.cambridgeinternational.org/what-were-our-top-education-blog-posts-of-2018/

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El teatro como herramienta educativa: estimulación sensorial y desarrollo cognitivo

Por: Haydee Mesa. 

El actor, por tanto, es un profesional, un verdadero atleta de los sentidos que juega con ellos para transmitir sensaciones y emociones al espectador.

Estimulación sensorial y desarrollo cognitivo

A continuación apuntamos 5 motivos por los que tu alumnado debe mantener activa y desarrollar su sensorialidad cuando hace teatro. O dicho de otro modo, os exponemos 5 razones para introducir el teatro como asignatura en las escuelas:

COMO FUENTE DE INSPIRACIÓN

Unos sentidos bien desarrollados permiten un mayor contacto con el mundo cognitivo: con la naturaleza, con la vida, con el ¿De qué otro lugar podría si no sacar su inspiración la creatividad y la imaginación del artista?

COMO BASE PARA REPRODUCIR SENSACIONES CONCRETAS

El alumno ha de ser capaz de reproducir una sensación concreta en escena. Por ejemplo, si el personaje necesita transmitir frialdad puede apoyarse en la sensación física de un chorro de agua fría cayendo por su espalda sirviéndose de su memoria sensorial.

COMO PUERTA PARA LA ENTRADA A LA EMOCIÓN

Los sentidos y las sensaciones son la puerta de acceso al mundo emocional.

COMO PLATAFORMA PARA EL DESARROLLO DE SUS CAPACIDADES INTELECTUALES

Al dar sentido e interpretar la información percibida por nuestros sentidos creamos nuestros concepto e implicamos a la memoria, la percepción y la atención.

COMO VÍA PARA INTERACTUAR CON EL ESTÍMULO ESCÉNICO

Unos sentidos despiertos permiten escuchar al otro y a lo que sucede en el escenario y reaccionar acorde al estímulo para conseguir una verdad escénica.

En definitiva, en el teatro, el actor trabaja desde sus sentidos mediante “gestos, signos, actitudes, y sonoridades para los sentidos del espectador con la intención de conseguir un efecto en todos sus niveles de conciencia”

 Fuente del artículo: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/teatro-herramienta-educativa-estimulacion-sensorial-desarrollo-cognitivo/43629.html

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