Un futuro para la educación en el Perú

Por: Sandra Carrillo.

Uno de los principales pensadores franceses, Alain Touraine, señaló alguna vez que la manera cómo una sociedad gestiona la educación de su gente nos informa mucho más que cualquier otro discurso acerca de la naturaleza y de los objetivos de esa sociedad.

Si bien la educación apunta a asegurar la integración social y reducir las desigualdades, en América Latina se ha evidenciado que los sistemas educativos pueden reproducir esas mismas desigualdades, mantenerlas o reducirlas, por lo que el discurso vinculado al enfoque de derechos es potente, ya que refleja a lo que aspiramos como sociedad.

Este enfoque coloca las dimensiones fundamentales de ese derecho que han de expresarse en las políticas públicas para educación en la región.

Al mismo tiempo, en los últimos diez años por lo menos, hay un importante desarrollo de enfoques específicos que son imprescindibles al momento de pensar la educación de calidad. De acuerdo con este enfoque:

“El derecho a la educación significa el derecho a aprender a lo largo de la vida y está fundado en los principios de obligatoriedad y gratuidad, y en el derecho a la no discriminación. La relevancia se refiere al desarrollo de las competencias necesarias para participar en los diferentes ámbitos de la vida humana y construir proyectos de vida con relación a los otros. La pertinencia alude a la necesidad de flexibilizar la enseñanza para que la educación dé respuesta a la diversidad de necesidades de los individuos y contextos”. (UNESCO/OREALC, 2007: 5)[1]

Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), luego con la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos (Jomtien 1990), la Agenda del Milenio (ODM 2000), y actualmente la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS 2015), hay un claro énfasis en el “efecto multiplicador” de la educación al ser la puerta de entrada para todos los demás derechos humanos.

La situación en Perú

Si bien en las últimas dos décadas el Estado peruano ha incrementado la inversión en educación mejorando sus principales indicadores, diferentes estudios apuntan a la inequidad del sistema educativo.

Estas desigualdades profundizan la brecha en los indicadores de cobertura y calidad con estudiantes pobres o pobres extremos, indígenas, o que viven en zonas rurales y estudiantes con alguna discapacidad.

Así, por ejemplo, en 2015, la tasa de conclusión de primaria (en el grupo de edades 12-13 años) fue de 82% para todo el país (88% en la zona urbana y 69% en la zona rural).

En el caso de secundaria (17-18 años), solo el 69% de jóvenes del país culmina esa etapa de formación (72% son castellano hablantes y 49% con lengua indígena).

En cuanto a los aprendizajes, en el 2015, en segundo de primaria, por ejemplo, tan solo el 50% de niños logran lo esperado según su grado y edad (45% de escuelas públicas y 61% de escuelas privadas); en el caso de matemáticas, el 27% logran los aprendizajes esperados (29% son del área urbana y 12% del área rural).

En segundo de secundaria, el 15% comprende lo que lee (16% urbano y 2% rural; 10% de escuela pública y 29% de escuela privada), y en matemáticas sólo el 10% logra los aprendizajes esperados (10% urbano y 2% rural; 6% de escuela pública y 19% de escuela privada).[2]

Hoja de ruta

Ante esta situación, la Oficina de UNESCO en Lima apuesta por una educación, relevante y pertinente, inclusiva y equitativa, es decir de calidad, para generar oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida de todas las personas.

Este enfoque debería contribuir a romper el círculo intergeneracional de la pobreza, acortar las brechas de desigualdad y generar sociedades más justas y solidarias, en el marco de los derechos humanos.

Mediante el Programa Horizontes, que la Organización lanzó en diciembre 2018, se viene implementando acciones para mejorar la educación en cuatro regiones, respetando sus lenguas y legados culturales, que en los próximos años puede cambiar la vida de cerca de 8000 adolescentes del país.

Siguiendo el lema de los ODS, “No dejar a nadie atrás”, UNESCO Lima está comprometida con los estudiantes, docentes y directivoscon más desafíos por atender.

Trabajamos con el estado peruano, con diversas instituciones de la sociedad civil y la empresa privada para promover la educación como un derecho fundamental de las personas, y de la sociedad en su conjunto, reconociendo que gracias a ella se pueden confrontar los desafíos del desarrollo del país y de sus ciudadanos.

La Oficina UNESCO Lima está comprometida con el papel fundamental que desempeña la educación en transformar nuestro mundo, y por ello celebra el primer Día Internacional de la Educación, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado mes de diciembre.


[1] UNESCO (2007). Educación de calidad para todos: un asunto de derechos humanos. Santiago de Chile: UNESCO-OREALC.

Fuente del artículo: http://www.unesco.org/new/es/lima/work-areas/sector-educacion/un-futuro-para-la-educacion-en-el-peru/

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Sandra Carrillo

Magíster en políticas públicas y sociales por la Universidad Pompeu Fabra (España) y en políticas educativas por la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Es miembro de la SIEP y actualmente es especialista en Educación en la oficina de Unesco en Lima.