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Las emociones en el aprendizaje

México / 11 de noviembre de 2018 / Autor: Gilberto Guevara Niebla / Fuente: La Crónica de Hoy

Cuando se piensa en el aprendizaje generalmente se subraya el lado cognitivo del proceso, pero se desestima el lado afectivo. Hay quienes piensan que las emociones son una distracción para que el alumno aprenda y otros piensan, de plano, que aprendizaje y emociones son cosas opuestas.

La cultura moderna y occidental da poca relevancia a las emociones y valora en exceso el conocimiento y la ciencia. En las últimas tres décadas, sin embargo, nuevos desarrollos en las neurociencias han dado lugar a un cambio en esta apreciación ya que se ha podido comprobar que las emociones dirigen la atención, crean significado y tienen sus propias vías de recuerdo.

Hoy se sabe hoy que el pensamiento es indisociable del sentimiento. Desde luego, todos tenemos presentes elementos emocionales que, sabemos, por simple sentido común, ayudan al aprendizaje: la paz interior, el equilibrio emocional, la motivación, el afecto paterno, un buen clima emocional en el aula, etc. Y, al mismo tiempo, entendemos que cuando el alumno está triste, deprimido, enojado, molesto, simplemente no puede concentrarse en el estudio. En la investigación se suele separar la emoción del sentimiento. Las emociones se producen por vías automatizadas y son el gozo, el placer, el miedo, la sorpresa, el disgusto, la ira y la tristeza; en cambio los sentimientos son respuestas desarrolladas cultural y ambientalmente a las circunstancias, por ejemplo, la preocupación, la frustración, el cinismo, la indiferencia y el optimismo.

Daniel Goleman alcanzó celebridad cuando publicó en 1995 su libro Inteligencia emocional (Bantam Books) que tuvo un éxito de ventas explosivo. Según la revista Harvard Business Review la inteligencia emocional es un concepto revolucionario y una de las ideas más influyentes de la década. En el mundo empresarial, dijo Goldman, se observa que el éxito en el trabajo muchas veces no se obtiene con la sola posesión de un alto IQ, sino que va asociado, en la mayoría de casos, a habilidades como el autocontrol, el entusiasmo, la empatía, la perseverancia y la capacidad para motivarse a uno mismo.

Es verdad que algunas de esas habilidades pueden venir configuradas por la genética o la experiencia durante los primeros años de vida, la evidencia, respaldada por la investigación, demuestra que las habilidades emocionales son susceptibles de aprenderse y perfeccionarse a lo largo de la vida –si se utilizan los métodos adecuados. Goleman introduce la noción de “analfabetismo emocional”. Cuando un docente enfrenta a un alumno que adopta recurrentemente conductas disruptivas y agresivas hacia sus compañeros, probablemente se halla ante un analfabeta emocional.

Este fenómeno, el analfabetismo emocional, está ampliamente difundido en las escuelas de México como lo saben todos los docentes. Una ilustración se halla en los datos que ofreció el estudio internacional de educación cívica y ciudadana de 2016 que publicó el INEE: en secundaria son frecuentes las agresiones físicas, las burlas, las amenazas, los ataques en internet, etc. que revelan fallas en la dimensión formación emocional de los alumnos.

Se ha buscado dar una respuesta a estas deficiencias con la asignatura Habilidades Socio-Emocionales. Entre las habilidades que se busca formar se encuentran: que el alumno se conozca, que se comprenda a sí mismo, que desarrolle sentido de eficacia y de confianza en sus capacidades personales, que entienda y regule sus emociones, que sienta y muestre empatía hacia los demás, que tome decisiones responsables y desarrolle sentido de comunidad.

Fuente del Artículo:

http://www.cronica.com.mx/notas/2018/1091151.html

ove/mahv/293781

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Profesora sí, tía no (Prefacio al libro de Paulo Freire)

Ecuador / 11 de noviembre de 2018 / Autor: Rosa María Torres / Fuente: Otra Educación

Cuando, en Junio de 1992, Paulo Freire me pidió escribir el prefacio para un libro suyo (un libro que – según me contaba entusiasmado – se encontraba escribiendo en esos momentos, y cuyo título en portugués sería Professora sim, tia não. Cartas a quem ousa ensinar), me sentí condecorada. No solo por tratarse de un libro de Paulo, sino por tratarse de éste en particular: un libro dirigido a los maestros – y, más específicamente, a las maestras – , no para acusarles sino para defender su identidad y legimitidad como docentes, no para lisonjearles sino para desafiarles, no para bajarles orientaciones sino para dialogar con ellos.

Que Paulo Freire escriba un libro dirigido a los maestros – no a los educadores de adultos que trabajan en la periferia del aparato escolar sino a los educadores de niños que enseñan todos los días en las aulas – y que lo hiciera en estos términos – no apuntándoles con el dedo, ni siquiera solidarizándose con ellos desde afuera, sino interpelándoles desde un «nosotros» en el que Freire se incluye – sorprenderá a muchos, seguidores y opositores. Porque muchos, en uno y otro lado, continúan viendo en Freire el símbolo de la anti-escuela (la crítica a la escuela confundida con su negación), el anti-maestro (la crítica al sistema personificada como crítica al maestro) e inclusive la anti-enseñanza (la confusión entre autoritarismo y autoridad, entre manipulación y ejercicio de la directividad que supone toda relación pedagógica).

Y es que, a menudo, como él mismo sabe y reclama, el Freire circulado en boca en boca y de cita en cita por el mundo es un Freire simplificado, formulizado, estereotipado a partir de un conjunto de nociones fijas – educación bancariaalfabetización, educación de adultosconcientizacióndiálogopalabra generadora – y virtualmente suspendido en los años 60-70, junto con sus dos primeros libros: La educación como práctica de la libertad y la Pedagogía del Oprimido. Muchos admiradores y críticos, dentro de la propia América Latina, desconocen su trayectoria durante los últimos 25 años (¡un cuarto de siglo!): su experiencia de trabajo en Europa y Africa; su reencuentro con el Brasil después del largo exilio; su gestión como Secretario de Educación del Municipio de Sao Paulo entre 1989 y 1991; su prolífica obra, siempre inacabada, traducida a múltiples idiomas y esparcida por todo el mundo; su continuo aprendizaje y su eterna disposición para dejarse sorprender por lo nuevo o lo no percibido con anterioridad.

Me alegra – decía – la posibilidad de prologar este libro no sólo por su autor sino por su interlocutor: los maestros, los grandes relegados de la globalización educativa y de las políticas educativas. En el mismo momento en que declaraciones y acuerdos nacionales e internacionales coinciden en la centralidad de la educación para el desarrollo individual y social, en la urgencia de una transformación educativa profunda que asegure no sólo cantidad sino calidad, y en el papel protagónico de los maestros en dicha transformación y en el logro de dicha calidad, la situación de los maestros ha llegado a «un punto intolerablemente bajo», según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Intolerablemente bajos y malos son los salarios, la calidad de vida, la autoestima, la valoración social, las condiciones de enseñanza, las oportunidades de formación y perfeccionamiento, el reconocimiento y la investigación del problema, y los presupuestos destinados a resolverlo para tornar mínimamente viables los ambiciosos objetivos y metas planteados en el discurso educativo de las últimas décadas. En realidad, la educación que algunos avizoran como la educación del siglo XXI – computadores y aparatos de todo tipo, modalidades a distancia, autodidactismo, enseñanza individualizada, aprendizaje programado, paquetes multimedia – tal parecería no incluir a los maestros y tener reservado para ellos, por el contrario, un proyecto de extinción.

La «cuestión docente» es, en efecto, LA cuestión por excelencia en la problemática educativa de la época. Tema-tabú del cual nadie quiere hablar, tópico que ahuyenta el análisis y el debate, asunto que no parece encajar en ninguna agenda ni presupuesto ni organigrama ni esquema clasificatorio.

Las realidades son contundentes y se expresan a escala mundial: pauperización y proletarización de los maestros, nivel educativo precario de amplios sectores del magisterio en servicio (incluyendo pobres niveles de alfabetismo y educación básica), reducción de la matrícula y bajas expectativas y motivación de los aspirantes al magisterio (ser maestro o maestra como último recurso), ausentismo marcado, abandono de la profesión, creciente incorporación de maestros empíricos o legos, pérdida de identidad y legitimidad social del oficio docente, falta de oportunidades de avance y superación personal, huelgas y paros frecuentes y prolongados, los maestros percibidos como problema (antes que como condición y recurso) y como el obstáculo principal para la renovación y el avance educativos.

También los argumentos se repiten con sorprendente homogeneidad (y son aceptados e internalizados con sorprendente facilidad): no hay dinero para incrementar los salarios; los maestros tienen de todos modos un horario holgado y trabajan poco; los incrementos salariales (y la capacitación misma) no han traído consigo los esperados mejores resultados de aprendizaje de los alumnos; la capacitación en servicio está más al alcance y rinde más que la inversión en formación inicial, aconsejándose en particular las modalidades a distancia; invertir en textos escolares (mejor si autoinstructivos, en tanto minimizan la intervención del docente) y en la capacitación de los maestros en su manejo es más seguro, barato y fácil que intentar la compleja vía de la reforma curricular o la revisión global de las políticas de selección, formación y apoyo docente; una de las maneras de reducir costos (y, eventualmente, incrementar el presupuesto destinado a mejorar las condiciones de los maestros) es aumentar el número de alumnos por aula bajo el entendido de que, desde la perspectiva de los alumnos y de sus rendimientos de aprendizaje, no hace diferencia si el grupo es numeroso o numerosísimo (da lo mismo – nos dicen los economistas del Banco Mundial – 30 que 50 u 80 alumnos en una clase).

No es éste el lugar para discutir la discutible validez de estos argumentos. Lo cierto es que crecientemente se presentan como verdades universales, científicamente fundamentadas en estudios y evaluaciones, y que es sobre estas grandes afirmaciones que vienen diseñándose las grandes políticas y estrategias educativas especialmente en los «países en desarrollo». Políticas y estrategias que portan un determinado proyecto de sociedad, de educación, de alumno y de maestro, y que es preciso desentrañar y discutir. Políticas y estrategias que hablan de protagonismoprofesionalización, autonomía docentes, pero que continúan de hecho profundizando el perfil subordinado y subvalorado del oficio docente, condenando a los maestros a la alienación y a la mediocridad, a ser ciudadanos de segunda, implementadores de currículos y textos, facilitadores de aprendizajes en cuya definición y orientación no participan ni tienen control.

Este es el contexto que hace de este pequeño libro tanto más importante y oportuno.

Cuando la confrontación entre gobiernos y organizaciones magisteriales ha llegado en muchos países a un punto crítico, cuando todos hablan sobre los maestros pero pocos parecen dispuestos a dejar que hablen ellos, alguien tiene que construir un puente para un diálogo de tú a tú, de educador a educador. Quién mejor que Paulo Freire -persona y símbolo, colega y autoridad- para hacerlo. El Freire maestro dialoga aquí con otros maestros, sin intermediarios, adoptando el lenguaje cercano e informal de la carta, compartiendo sus experiencias personales, ilustrando a través de ellas el derecho que tiene todo maestro y maestra a ser falible y a equivocarse, a ser héroe y ser humano al mismo tiempo.

Cuando lo que prima y tiende a imponerse es una visión estrecha, minimalista e inmediatista de la formación docente – capacitación, entrenamiento, manual, cursillo, taller, métodos, técnicas, recetarios, fórmulas – alguien tiene que resucitar el imperativo de una formación integral, rigurosa y exigente de los educadores; ir al rescate de su inteligencia, su creatividad y su experiencia como materia prima de su proceso educativo; recuperar la unidad entre teoría y práctica como espacio para la reflexión y el perfeccionamiento pedagógicos; volver a los temas fundantes, aquellos sin cuya comprensión y revisión caen en terreno estéril los mejores textos, los métodos y medios más modernos de enseñanza.

Las diez cartas que componen este libro corresponden a diez de esos temas, temas que han acompañado de manera permanente y recurrente la trayectoria, la obra y la búsqueda de Freire: las fundamentales diferencias entre enseñar y aprender, las fuentes (y la aceptación) de la inseguridad y el miedo, la opción por el magisterio, las cualidades del buen educador, el primer día de clases, la relación entre educadores y educandos, la diferencia entre hablar al educando y hablar con él, los vínculos entre identidad cultural y educación así como entre contexto concreto y contexto teórico, el tema crítico de la disciplina.

Centrados en la lucha por las reivindicaciones económicas, los maestros y sus organizaciones han dejado erosionar su propia formación y capacitación permanente como un derecho y como una condición fundamental de su ejercicio y valoración profesionales. En contraste, y en un clima general de cuestionamiento a la unilateralidad y estrechez de las reivindicaciones sindicales, los no-maestros y sus organizaciones izan la consigna de la «(re)valorización» de los maestros, despojándola hasta donde es posible de sus implicaciones económicas (valorización expresada entre otros en salarios y calidad de vida dignos) y sesgándola hacia sus determinantes sociales y afectivos (respeto, legitimidad, reconocimiento, aprecio, gratificación, auto-realización, auto-estima).

En este cruce, Paulo Freire nos ofrece una entrada diferente para tratar ambos temas – (des)profesionalización y (des)valorización – al proponernos reflexionar sobre un hecho tan trivial como significativo: el apelativo de tía que, desde hace algunos años, empezara a sustituir al de profesora o maestra en escuelas, jardines de infantes y guarderías de varios países de América Latina y, en particular, del Brasil.

Al poco tiempo de publicarse este libro en portugués, y hallándome en misión de trabajo en Brasil, me propuse sondear informalmente las percepciones acerca del tía entre directoras y profesoras de escuelas públicas que iba visitando en diversos Estados. Casi todas dijeron sentirse contentas y halagadas con el trato de tíaasociándolo a cariño y confianza por parte de sus alumnos, a mayor proximidad con los padres de familia, a ambiente escolar agradable, distendido, fluido. Mi mención de un libro de Paulo Freire en el que éste ponía en tela de juicio el apelativo tía, acusándolo de contribuir subrepticiamente a deslegitimar y desprofesionalizar el rol docente, causaba por lo general estupor. El estupor que se provoca cuando se tematiza y pone entre signos de interrogación el sentido común, la cotidianeidad, lo dado por obvio, lo que ha pasado ya a formar parte del reino de la ideología. Porque lo cierto es que la palabra tía, portadora de imágenes vinculadas al ámbito de la familia y los afectos, satisface por vías insospechadas la necesidad de la tan ansiada valorización (por parte de los alumnos, los padres, la comunidad), bloqueando la posibilidad de percibir su signo contradictorio, su efecto boomerang sobre la identidad del educador.

Esto es precisamente lo que hace del moderno tía -como del apóstol, el héroe, el jardinero, el guía, el conductor, el ejemplo, la vanguardia y tantos otros símiles con los que se ha ensalzado convencionalmente el ego docente – una trampa mortal. Esa profesora-tía que se siente apreciada y querida, está aceptando que es su sobrenombre de tía el que evoca afecto, no su nombre y su rol propios de profesora, de maestra. Aceptando la candidez de la tía -como el de apóstol o el de sembrador de semillas o el de forjador de juventudes – confunde y adormece, encandila y posterga, y no ha traido de hecho consigo ni mejores salarios ni mayor estatus ni condiciones adecuadas de trabajo ni profesionalización ni perspectiva de futuro. Porque nos recuerda que el apelativo de profesoramaestraeducadora – tiene valor y dignidad por sí mismo, y no necesita ni de símiles grandilocuentes ni de apodos ni de disfraces vergonzantes – facilitadormonitor, coordinadororganizador del aprendizajegestor pedagógico. Porque al desenmascarar a la tía y restituir a la profesora su derecho a dar y recibir afecto en tanto profesora, nos permite reconocer que el amor es parte integral de la calidad tanto del educador como de la educación.

Fuente del Artículo:

https://otra-educacion.blogspot.com/2011/10/profesora-si-tia-no-prefacio-al-libro.html?m=1

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Niños indígenas terminan la primaria bilingüe sin aprender a hablar español

México / 11 de noviembre de 2018 / Autor: Andrea Vega / Fuente: Animal Político

A sus 8 años, Daniel llegó a tercero de primaria sin saber leer ni escribir. Los primeros dos grados los tomó en una escuela de Huachinango, Puebla, comunidad indígena donde vivía y donde todos hablan náhuatl menos los profesores. Les dan clases en español a alumnos que sólo hablan su lengua materna.

De 25 niños inscritos en el grupo de Daniel, solo cuatro aprendieron a leer y escribir. “El maestro no hablaba nada de náhuatl, era de otro pueblo, entonces no nos entendía. Nosotros le entendíamos poco a él”, dice el niño. Aún así, sin entender lo que el maestro decía, todos fueron promovidos al segundo grado, y luego al tercero.

Pero Daniel ya no continuó en esa escuela. En 2017 tuvo que irse a vivir con su tía a Ciudad de México, tras el fallecimiento de sus padres. El tercer año lo cursó en la escuela República de Colombia, en la colonia Capultitlán de la delegación Gustavo A. Madero. Su maestra se dio cuenta que no entendía muy bien español. Tuvo que empezar con él casi de cero en la lecto-escritura. Ahora que el niño cursa cuarto grado a sus 9 años, apenas está haciendo oraciones sencillas. No es un caso aislado.

En el ciclo escolar 2017-2018, 41 mil 795 alumnos hablantes de alguna lengua indígena llegaron a sexto grado de primaria sin saber bien español, condición indispensable para aprender y poder continuar sus estudios. Esto representa el 32.5 % de los 128 mil 361 alumnos inscritos en ese grado (sexto) en las 10 mil 233escuelas primarias delsubsistema de educación indígena del país, de acuerdo con  información de la SEP proporcionada por Transparencia.

El subsistema de educación indígena cuenta, a nivel nacional, con 797 mil 525 alumnos en los seis grados de primaria y con 412 mil 186 en los tres de preescolar. Chiapas tiene el mayor número de casos de niños que en sexto de primaria no saben bien español, con 21 mil 271 niños. Le sigue Guerrero con 7 mil 328, y Puebla con 2 mil 259.

Esta deficiencia en el aprendizaje del español como segunda lengua se da a pesar de que México tiene regulaciones como la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas o el reformado Artículo 7 de la Ley General de Educación, que reconocen el derecho de estas comunidades a recibir instrucción tanto en su lengua materna como en español.

La autoridad no reconoce el problema, a pesar de sus propias cifras. Rosalinda Morales, titular de la Dirección General de Educación Indígena (DGEI) de la SEP, asegura que en todo caso el dato de los 41 mil niños monolingües obtenido vía Transparencia es solo un estimado. “Nosotros trabajamos para que todos los niños hablen español”.

En entrevista afirma que en los 9,797 preescolares y 10,233 escuelas primarias indígenas del país sí se imparte una educación intercultural bilingüe, y que a los niños se les enseña el español como segunda lengua y se les da contenidos de las diversas asignaturas en su idioma materno.

Sin embargo, investigadores y lingüistas coinciden en que la enseñanza bilingüe para comunidades indígenas en México es deficiente. “No hay a nivel nacional un modelo para enseñar a los niños hablantes de una lengua indígena, el español como segunda lengua; ni se les enseña a leer o escribir en su lengua materna”, afirma Enrique Hamel, profesor investigador de la UAM Iztapalapa y director del programa Comunidad Indígena y Educación Intercultural Bilingüe (CIEIB).

“Yo no he encontrado una escuela aquí en Ciudad de México de las que reciben niños migrantes donde haya un modelo así”, asegura Rebeca Barriga, investigadora del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios (CELL) de El Colegio de México (COLMEX).

El más reciente libro de la investigadora, Políticas lingüísticas y lenguas indígenas, entre historias, discursos, paradojas y testimonios, compila una serie de investigaciones, entrevistas y visitas a escuelas en donde se corrobora que la educación intercultural bilingüe para comunidades indígenas no es sistemática en el país. Solo hay esfuerzos aislados en algunos estados.

Violencia sobre violencia

Los niños hablantes de lengua indígena van pasando de un grado a otro de primaria entendiendo muy poco de los contenidos escolares. “Es una violencia cognitiva muy fuerte. Recuerdo que yo aprendí a decodificar qué decían las palabras, pero no entendía el contenido de los textos”, dice la lingüista mixe Yásnaya Elena Aguilar.

Fue gracias a que sus tíos la ayudaron y a que le gustaba mucho leer que ella logró avanzar entre niveles escolares. Buena parte no lo consigue. “Muchos de los niños terminan la primaria quién sabe por qué artes. Pero ya en la secundaria se vuelve más complejo todo y muchos desertan”, dice Barriga.

En 2015, de acuerdo a registros del estudio Panorama Educativo de la Población Indígena (PEPIA) del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), la escolaridad media de la población de 15 años y más en todo el país era de 9.2 grados, lo que equivale a poco más de la secundaria completa. En cambio la escolaridad media de la población hablante de lengua indígena era de 5.7 grados, ni siquiera el equivalente a la primaria.

“Yo conocía el español porque mis papás trataban de hablarnos en ese idioma en la casa para que lo aprendiéramos y no nos discriminaran, pero mis abuelos y muchos en la comunidad sólo hablaban purépecha, así que esa era nuestra verdadera lengua. Nuestra forma de comprender la vida era en purépecha”, dice

Ana Elena Erape, maestra en Educación Intercultural Bilingüe e investigadora de la UAM Iztapalapa.

Erape cuenta que cuando ella estaba en primaria no encontraba lógica entre el mundo matemático occidental y cómo ella lo vivía en su familia. “Para nosotros el concepto occidental de fraccionar, por ejemplo, es vago y general. Nosotros nombramos diferente si estamos fraccionando algo plano y redondo o algo redondo y con volumen. La palabra fraccionar es incompleta para nosotros, nos deja un vacío de información”.

Enseñar en español a hablantes de lengua indígena, dice Yásnaya Elena “es como si te enseñarán a leer en ruso, sin saber tú ruso. Después además quieren que así aprendamos civismo o matemáticas, en una lengua que nosotros no hablamos y sin habérnosla enseñado nunca como segundo idioma. Por eso hay tan malos resultados en el aprendizaje”.

De los alumnos del último grado de secundaria que hablan una lengua indígena, el PEPIA reporta que 62.4 % obtuvo el nivel insuficiente de logro en el dominio de lenguaje y comunicación; en matemáticas 80.3 % tuvo nivel de logro insuficiente. “Esos resultados son culpa de una educación castellanizadora mal concebida y mal aplicada”, señala Hamel.

Aprender a leer en tercero de primaria

Benita Durán, profesora de cuarto grado de la escuela Primaria República de Colombia en Ciudad de México, dicta un problema matemático. Los alumnos lo escriben en  el cuaderno. Los niños tienen la vista fija en el papel y trazan rápido con el lápiz. Todos menos Daniel. Él mira hacia un lado y hacia el otro, buscando ayuda.

Para que todo quede más claro, la maestra apunta el problema en el pizarrón. Daniel fija la vista e intenta copiarlo. Para cuando termina el primer renglón de tres, sus compañeros ya están debatiendo con la profesora cuál es la operación que deben hacer para resolverlo. Cuando la mayoría del grupo tiene ya el resultado y se pelean por quién pasa al pizarrón, Daniel apenas está terminando la segunda oración del problema.

Una de sus compañeras se levanta de su silla y va junto al niño para ayudarlo a terminar de escribir el ejercicio y explicarle qué operación hacer y cómo. “Eso es lo que le ayuda mucho a él y a mí, que sus compañeros están dispuestos y atentos para apoyarlo”, dice la maestra Benita.

El niño llegó a Ciudad de México hablando poco español. Tuvo que aprenderlo sobre la marcha. Su profesora le enseñó a leer y escribir con la asesoría de integrantes de la Unidad de Educación Especial y Educación Inclusiva (UDEEI) de la SEP. Ahora apenas puede construir frases cortas. Va atrás de sus compañeros en todas las materias.

¿Cuándo Daniel termine la primaria habrá alcanzado el nivel de sus compañeros de clase?, se le pregunta.
–No, pero ya sabrá leer y escribir bien, comprender los textos. En matemáticas está ahorita en operaciones básicas, y lo estamos apoyando para que avance.
¿Podrá cursar secundaria?
–Con dificultades, pero sí. Aunque habría que buscar dónde puede cursarla, que se garantice un espacio donde le puedan dar apoyo tanto de los profesores como de sus compañeros.

En la escuela Primaria República de Colombia donde está el niño, 12 % de los alumnos son indígenas migrantes, con diversos grados de bilingüismo. Hay niños que hablan o son hijos de hablantes de triqui, náhualt y otras lenguas. Casi todos los alumnos ingresan sabiendo español, pero hay casos como el de Daniel. La mayoría está perdiendo su lengua materna.

Guadalupe Guerrero, directora de la primaria, dice que a ella y a su equipo de docentes les gustaría ofrecer una verdadera educación intercultural bilingüe a sus alumnos migrantes, “pero no tenemos un solo profesor que hable lengua indígena. Vino un docente hablante de triqui una vez, supuestamente iba a hacer su servicio social aquí, estuvo solo un día y los niños estaban muy contentos, pero ya no vino”.

Rosalinda Morales, titular de la DGEI en la SEP, dice que tan existe la educación intercultural bilingüe en las escuelas indígenas de nivel básico que ya se hicieron libros en 22 lenguas (en el país hay 68 con 364 variantes dialectales), y asegura que con esos materiales los niños pueden aprender las diversas asignaturas.

Guadalupe Guerrero dice que la SEP les envía libros en lengua indígena, en náhuatl sobre todo. Pero “son materiales básicos, muy bonitos, muy llamativos, pero no son para enseñar a leer ni para enseñar asignaturas. Son de lecturas, para leerles a los niños. Además, está el problema de que nosotros no hablamos esos idiomas”.

Lo mismo pasa en las escuelas de las comunidades indígenas donde se asignan profesores que no dominan la lengua de la comunidad. Aunque el PEPIA registra que sólo en el 9.5 % de los preescolares indígenas no hay maestros que hablen la lengua materna de los alumnos, diversos investigadores aseguran que ese porcentaje debe ser mayor. “Y aun si la hablan, no la usa en el salón de clases. La idea general de la educación intercultural bilingüe es que los niños deben aprender español”, dice Hamel.

Por ahora, la Primaria República de Colombia está buscando opciones para ayudar a sus alumnos indígenas migrantes a no perder su lengua materna y a revalorizarla. La investigadora Rebeca Barriga, de El COLMEX, y sus alumnos del Seminario de Lingüística y Educación les ayudarán para ofrecer a los estudiantes mejores opciones.

Fuente del Artículo:

https://www.animalpolitico.com/escuelas-educacion-deficientes/ninos-indigenas-no-hablan-espanol.php

ove/mahv/293637

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¿Cómo motivar a los estudiantes? 5 pasos simples para lograrlo

Colombia / 11 de noviembre de 2018 / Autor: Camila Londoño / Fuente: Elige Educar

La motivación es un aspecto fundamental en el proceso de aprendizaje, pues es el punto de inicio para que los estudiantes puedan abrir sus mentes hacia nuevos conocimientos. Entonces, ¿cómo despertarla?

Un alumno desmotivado no escucha, no se esfuerza, pierde interés y por ende, tiene dificultades a la hora de aprender. Pensando en esto, Aula Planeta comparte estos cinco pasos claves para motivar a los alumnos y despertar en ellos las ganas de aprender, un desafíos que los grandes profesores enfrentan a diario.

1. Busca lo que les apasiona

Puede ser un tema en concreto, un método de aprendizaje, un espacio de trabajo. Se trata de buscar aquello que encienda la chispa de la motivación, algo que llame su atención y despierte el interés por aprender. Escucha y conoce a tus alumnos para descubrir su pasión y ayudarles también a ellos a reconocerla. Una buena herramienta es la aplicación de la teoría de las inteligencias múltiples en el aula, que permite poner en prácticas estrategias didácticas diferenciadas. Aquí tienes ideas y recursos para probarla en clase.

2. Plantea el aprendizaje como un descubrimiento

Animar a los alumnos a que participen, crear expectativas con una meta atractiva e implicarles en el proceso de aprendizaje es clave para motivarles. El trabajo por proyectos, por ejemplo, es una estupenda opción y, además, al colaborar e investigar en equipo con otros alumnos, puede contribuir a aumentar su motivación. La iniciativa 20-Time, que propone a los estudiantes dedicar un 20 por ciento del horario escolar a sus propios proyectos personales, también es una idea muy interesante.

3. Enfoca el contenido desde la práctica

Siempre que sea posible, relaciona el aprendizaje con la realidad cercana de tus estudiantes, de modo que sean capaces de ver la utilidad de aquello que están aprendiendo. Así es mucho más fácil que se impliquen y se interesen, y afianzarán lo aprendido de manera mucho más eficaz. Por ejemplo, repasa química con experimentos cotidianos, enseña física en el parque de atracciones o muestra el lado más divertido y práctico de las matemáticas con retos y enigmas de la vida cotidiana.

4. Utiliza las TIC

Tus alumnos son nativos digitales y las TIC llaman su atención de forma natural. Puedes aprovechar este interés y apoyarte en las nuevas tecnologías para presentar los temas en el aula, completar los contenidos o trabajarlos de una forma diferente. Pero, sobre todo, anima a tus alumnos a utilizarlas para aprender: documentarse, practicar lo aprendido, ampliar conocimientos, llevar a cabo proyectos y experiencias… En nuestro blog tienes multitud de recursos para todas las asignaturas y temas.

5. Practica el refuerzo positivo

Un niño desmotivado puede estar también desilusionado y desanimado porque le resulta difícil mantener el ritmo de la clase, no mejora sus calificaciones o no resuelve bien los trabajos de clase. Puedes contribuir a romper ese círculo vicioso desmotivación-fracaso mediante el refuerzo positivo y el apoyo a conductas o actitudes positivas, para valorar más que los resultados. De este modo estarás animando a tus alumnos a seguir intentándolo, aprender de los fracasos y buscar soluciones sin rendirse. Reconoce el trabajo de aquellos alumnos a los que les cuesta más avanzar y premia el esfuerzo. Puedes utilizar los sistemas de recompensa que se aplican en la gamificación, como ClassDojo u OpenBadges.

Fuente del Artículo:

http://www.eligeeducar.cl/motivar-los-estudiantes-5-pasos-simples-lograrlo

ove/mahv/293646

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 11 de noviembre de 2018 hora tras hora (24×24)

OVE / 11 de noviembre de 2018 / Autor: Editores OVE 

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 11 de noviembre de 2018. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

 

00:00:00 – España: ¿Cómo se evalúa a los profesores en otros países?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293777

 

01:00:00 – Niños indígenas terminan la primaria bilingüe sin aprender a hablar español | Animal Político (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293633

 

02:00:00 – Libro: 10 claves de la educación (Online)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293766

 

03:00:00 – ¿Cómo motivar a los estudiantes? 5 pasos simples para lograrlo (Artículo de Camila Londoño)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293646

 

04:00:00 – El acceso a la educación superior en Uruguay: ¿azar o mérito?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293788

 

05:00:00 – Libro: El Autoaprendizaje en la Educación Anarquista (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293640

 

06:00:00 – Así funciona Corea del Norte: El sistema educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293791

 

07:00:00 – Niños indígenas terminan la primaria bilingüe sin aprender a hablar español (Artículo de Andrea Vega)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293637

 

08:00:00 – Se pierden vidas en contradicciones de sistema educativo panameño (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293866

 

09:00:00 – Libro: Introducción a las Ciencias de la Educación (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293657

 

10:00:00 – Martí y Fidel: ejemplos e inspiración de la enseñanza en Cuba (+Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293869

 

11:00:00 – Profesora sí, tía no (Prefacio al libro de Paulo Freire) -Artículo de Rosa María Torres-

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293737

 

12:00:00 – México: ¿Son los profesores holográficos el futuro de la enseñanza?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293881

 

13:00:00 – Darío Villanueva: “Si un profesor escribe con faltas se desautoriza”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/293762

 

14:00:00 – Chile: Colegio de Profesores: “Se ha instalado la posverdad de que no queremos evaluarnos”

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15:00:00 – Las emociones en el aprendizaje (Artículo de Gilberto Guevara Niebla)

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16:00:00 – Las claves del éxito de Singapur: ¿Cómo pasó de ser un país subdesarrollado al más próspero de Asia?

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17:00:00 – Eugenio Severin: “La escuela sigue y seguirá siendo un lugar central para prepararnos para la vida”

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18:00:00 – Dr. Eufrasio Pérez Navío: “El microvídeo mejora el proceso de enseñanza aprendizaje”

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19:00:00 – No Señor Secretario… (Artículo de Manuel Alberto Navarro Weckmann)

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20:00:00 – Las escuelas públicas de gestión privada triunfan en Reino Unido

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21:00:00 – #EDUNOVATIC2018 – III Congreso Virtual Internacional de Educación, Innovación y TIC

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22:00:00 – Nicaragua: 9 beneficios de incluir robótica educativa y tecnología en la educación

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23:00:00 – Venezuela: Presidente Maduro: Sistema educativo es vital para el desarrollo integral de la nación

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Que rompan todo. Que marchen los estudiantes y rompan el país que hemos creado.

Por: Adolfo Zableh Durán

Que marchen los estudiantes y rompan todo. No solo ventanas y fachadas, buses y estaciones de TransMilenio, que rompan el país que hemos creado. Que lo rompan, así no sean estudiantes sino vándalos disfrazados como tal. Que taponen vías y ataquen propiedades es un daño menor comparado con todo el mal que les hemos hecho.

Que rompan la Casa de Nariño y el Congreso, sin asco y a lo ‘maldita sea’. Que se metan y lo destruyan todo. La educación es lo que permite salir adelante, decidir a conciencia, manejar la vida propia, tener oportunidades. Los políticos lo saben, por eso no dan la educación que tanto prometen; ellos necesitan soldados obedientes y votantes alienados. Que borren entonces de sus caras esa sonrisa oportunista, esa pose de redentores, cuando lo que han hecho es hundirnos en la pobreza.

Si no hay plata para la educación, es porque se la roban, porque hay que comprar fincas, vestirse bien y andar con escoltas, siempre delinquiendo con la ley de su lado. El marginado cree entonces que no tiene opciones, y con sus reducidas herramientas escoge la violencia. El que está montado, en cambio, posa de correcto mientras nos desangra; de alguna forma tiene que pagar. Se han robado la educación y la salud, las pensiones y las obras civiles. Nos tienen del cuello, que los rompan entonces.

Que caigamos todos si eso sirve para que haya una sociedad mejor. Que quemen su casa y la mía, que no tenemos la culpa de nada, pero sí. Nos creemos buenos y más bien somos pasivos, convenientes. Por otro lado, a nadie se le puede exigir que sea un activista político o que cambie el establecimiento, pero en esta vida hemos escogido el camino fácil y por algún lado tenemos que pagar, así sea poco. Nadie quiere salir a la calle y que le rompan la cabeza o una ventana solo por estar en el lugar y el momento equivocados, así que, si puede, cuídese para que no lo afecten esas cosas. Pero si le pasa no estará bien ni mal, no será más que la vida haciendo lo suyo, la ley de acción y reacción, de la que no se escapa nadie.

Es fácil hablar de estudiantes desadaptados cuando es más bien la sociedad, salvaje y desigual, la desadaptada. Ellos son solo la consecuencia del sistema que creamos. Cuando hay disturbios salimos como señoras indignadas a decir que son unos vándalos, pero no hacemos mucho para solucionarlo. Pasa en el fútbol: matan un hincha o agreden con piedras el bus de un equipo, y repetimos el discurso de que son unos pocos desadaptados los que empañan la fiesta. Es mentira, no son pocos, es todo el fútbol lo que está mal. Es uno de los negocios más corruptos que existen, y a él nos hemos entregado, felices y ciegos, solo porque nos alegra las tardes. Que el mundo arda y que mueran unos cuantos no nos importa; nosotros solo queremos gritar goles.

La gente bien, que no hay tal cosa, usa a esos desadaptados igual que como usa a los pobres. A los primeros, para poder quejarse; a los segundos, para sentir que está haciendo una buena obra. Es más sencillo alzar la voz de protesta, recaudar fondos y organizar obras de beneficencia que arreglar los problemas del mundo. Si fuéramos una sociedad con oportunidades, ahí sí podríamos hablar de desadaptados, pero en un país como Colombia se trata de personas que hemos dejado atrás, sin oportunidades y sin voz, que reaccionan de manera incendiaria a la primera oportunidad.

Que marchen los estudiantes y los vándalos, todos mezclados; que no se sepa quién es quién, a ver si matamos dos pájaros de un tiro. Que causen destrucción y estragos y, si quieren, limpien y reparen después, como hicieron muchos en las marchas del último miércoles, pero que hagan algo drástico. Que lo rompan todo para que volvamos a empezar.

Fuente: https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/adolfo-zableh-duran/que-rompan-todo-adolfo-zableh-duran-280780

 

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Desciende drásticamente la tasa de mutilación genital de niñas en África

Por: Sinc

La prevalencia de mutilación genital de niñas de hasta 14 años se ha reducido considerablemente en la mayoría de las regiones africanas. Sin embargo, en países como Yemen e Irak esta práctica sigue realizándose e incluso ha aumentado, según un estudio observacional que abarca casi tres décadas.

La revista BMJ Global Health publica hoy un estudio que apunta a un gran descenso de las prácticas de mutilación genital femenina (MGF) en la mayoría de los países africanos. El trabajo, liderado por Kandala Ngianga-Bakwin, un experto en bioestadística en la Universidad de Northumbria (Reino Unido), desvela también que las tasas de reducción varían ampliamente según el país.

La práctica se ha reducido en la mayoría de los países africanos, pero ha aumentado en Irak y en Yemen

El equipo ha basado sus hallazgos en un análisis de los datos de la Encuesta de Salud Demográfica y la Encuesta de  Indicadores Múltiples desde 1990 hasta 2017 en 29 países de África y en dos países de Asia occidental: Irak y Yemen. Los sondeos incluyeron datos de 208.195 niñas hasta los 14 años para un análisis de tendencias en el tiempo.

Los resultados mostraron que el descenso de esta práctica fue más pronunciado en África oriental, seguido de África del norte y occidental.

En concreto, la prevalencia disminuyó del 71,4% en 1995 al 8% en 2016 en África oriental; desde poco menos del 58% en 1990 a poco más del 14% en 2015 en el norte de África; y del 73,6%  en 1996 al 25,4% en 2017 en África occidental.

Sin embargo, el estudio advierte que la práctica de MGF en Asia occidental –en países como Irak y Yemen– aumentó en un 1% en 1997 y en casi el 16% en 2013.

“Si bien estas tendencias apuntan al éxito general de las iniciativas nacionales e internacionales para reducir la práctica en las últimas tres décadas, todavía hay motivos de preocupación importantes”, señala Ngianga-Bakwin.

Factores de riesgo

«Los factores de riesgo aún prevalecen, lo que aumenta la probabilidad de una tendencia inversa en algunos países», agrega. «Estos factores incluyen la pobreza, la falta de educación, la cultura de género y la percepción de que la MGF es beneficiosa para el ‘mercado’ matrimonial».

Los autores aclaran que se trata de un estudio observacional y que, como tal, “no se pueden extraer conclusiones firmes acerca de sus hallazgos, a lo que se suma que la información de las encuestas está basada en contribuciones personales, a menudo afectadas por el analfabetismo, la pobreza y las sensibilidades culturales”.

Más de tres millones de niñas en África corren riesgo cada año de ser sometidas a mutilación genital

Sin embargo, el equipo recalca que el análisis ha incluido muchos países y que se han utilizado métodos de muestreo sólidos para las encuestas. La conclusión principal es que más de tres millones de niñas en Áfricacorren riesgo cada año de ser sometidas a MGF.

Además, añaden los investigadores, la práctica no se limita a África y Oriente Medio, sino que también ocurre en India, Indonesia, Israel, Malasia, Tailandia, algunos países europeos, así como en Norteamérica del Sudamérica.

«Si el objetivo es garantizar que se elimine esta práctica, se necesitan con urgencia más esfuerzos e intervenciones y planificación. Esto significa: legislación, defensa, educación, comunicación y forjar asociaciones con líderes religiosos, comunitarios y trabajadores de la salud”, concluyen los autores.

Referencia bibliográfica:

Kandala Ngianga-Bakwin et al. “Secular trends in the prevalence of female genital mutilation/cutting among girls: a systematic analysis”. BMJ Global Health (noviembre, 2018). 

Fuente: https://www.agenciasinc.es/Noticias/Desciende-drasticamente-la-tasa-de-mutilacion-genital-de-ninas-en-Africa

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