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La OEA: Un organismo inoperante y sin sentido

Por: Herman Van de Velde.

La OEA (Organización de los Estados Americanos) fue creada en 1948 cuando se suscribió, en Bogotá, Colombia, la Carta de la OEA que entró en vigencia en diciembre de 1951. Esta organización fue fundada, supuestamente con el objetivo de lograr en sus Estados Miembros (como lo estipula el Artículo 1 de la Carta de la OEA), “un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia.”

Históricamente, esta organización ha violado ese concepto fundamental por el cual fue creada. Ha atacado en forma constante a países con pensamiento progresista en la región, mientras que ha defendido los intereses hegemónicos de los Estados Unidos. El Comandante Fidel Castro (1964) definió este organismo como: “Un ministerio de colonias. Una organización dócil y sumisa, que no hace más que recibir órdenes de Washington.” … “Los hechos históricos demuestran la política hegemónica de Estados Unidos en nuestra región y el papel repugnante de la OEA como odioso instrumento del poderoso país.” (Comandante Fidel Castro, 2009)

En días recientes, el representante del Gobierno de Nicaragua ante la OEA, Luis Alvarado, reiteró este viernes que una minoría de la derecha en Estados Unidos promueve y financia la desestabilización en Nicaragua y que la CIDH es un arma del golpismo. Alvarado criticó el informe parcializado de una instancia de la OEA, en la investigación realizada sobre el reciente intento de golpe de Estado en Nicaragua. La OEA creó la CIDH, instancia cuya constitución nunca fue suscrita por los mismos EEUU. Entonces, ¿estamos claras/os? EEUU financia en gran parte el trabajo de una comisión de derechos humanos que al mismo tiempo no permite hacer un trabajo pro derechos humanos en su propio país. ¿Alguna vez te han hablado de ‘hipocresía’? Justamente así es la política de EEUU en América Latina. Más adelante cito al Cmdte. Fidel Castro cuyas palabras son tan verdaderas, justo para esta situación.

Y es que no debemos olvidar que el pasado 13 de mayo, el Gobierno de Nicaragua (ante la presión de los partidos opositores, medios de comunicación, COSEP y conferencia episcopal) emitió una invitación a la Comisión de Derechos Humanos para que realizara una visita de trabajo a Nicaragua, con el objetivo de observar la situación de los Derechos Humanos, en el contexto de los sucesos del intento de golpe de estado. Dicha visita fue realizada entre el 17 y el 21 de mayo de 2018. El gobierno de Nicaragua brindó las facilidades a la Comisión para que realizara su trabajo libremente, proporcionando la información requerida, garantizando reuniones con las autoridades y atendiendo sus solicitudes.

Entonces, cuál fue la sorpresa cuando la CIDH emitió un informe con observaciones y recomendaciones preliminares, basado únicamente en información audiovisual y testimonios editados y manipulados por autoras/es y ejecutoras/es del intento de golpe de Estado, dándole plena veracidad a los mismos, sin haberle dado posibilidad al Gobierno de Nicaragua de pronunciarse sobre tales afirmaciones. Este informe preliminar completamente parcializado desató más violencia en Nicaragua.

En el año 2009, el Comandante Fidel Castro ya se preguntó: “¿Es que en esa podrida institución (OEA) existe una CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos)? Sí, existe, me respondió. ¿Y cuál es su misión? Juzgar la situación de los derechos humanos en los países miembros de la OEA. ¿Estados Unidos es miembro de esa institución? Sí, uno de sus más honorables miembros. ¿Ha condenado alguna vez al Gobierno de Estados Unidos? No, jamás. ¿Ni siquiera los crímenes de genocidio cometidos por Bush, que han costado la vida a millones de personas? No, ¡nunca!, cómo va a cometer esa injusticia. ¿Ni siquiera las torturas de la Base de Guantánamo? Que nosotros sepamos, ni una palabra.”

Supuestamente, la OEA es un organismo que defiende la soberanía de los países miembros. Sin embargo, el 7 de septiembre de 2018, durante la Cumbre por la Democracia, que se llevó a cabo en Miami, Luis Almagro (Secretario General de la OEA) pidió que invadan de una vez por toda a Venezuela.

El 10 de septiembre de 2018, el Canciller Jorge Arreaza en su intervención en el 39° Período de Sesiones del Consejo de Derechos Humanos manifestó: “Evidentemente, existen actores interesados en tratar de usar el tema de los derechos humanos para intervenir en Venezuela; en tratar de sembrar la matriz de la crisis humanitaria en Venezuela, con el objetivo de promover una intervención multilateral, internacional, violando su soberanía.”

Otro país que ha sido víctima de esta macabra organización ha sido Cuba. En enero de 1962 se realizó una Conferencia en Punta del Este, en la cual Cuba fue expulsada por ser acusada de “dar la espalda al sistema panamericano” y acercarse hacia la comunidad chino – soviética. Los argumentos norteamericanos sostenían que Cuba se había identificado con el comunismo y que estableció un régimen social, político y económico con esa doctrina. A pesar de haber sido expulsados de esta organización, Cuba ha sido el blanco principal de los Estados Unidos, utilizando siempre a la OEA como escudo para realizar sus acciones.

El Comandante Raúl Castro (1962) dijo: “De acuerdo con sus argumentos, argumentos de piratas, ellos pueden enviar sus aviones de reconocimiento, pasearse libremente sobre el suelo cubano, retratar nuestras posiciones militares y todos los dispositivos de defensa. Si nuestras baterías antiaéreas les abren fuego y los ahuyentan, esas acciones serán considerados como ofensivas, porque, según ellos, están autorizados por la OEA para vigilar a Cuba. Y, ¿quién es la OEA para meterse en los asuntos internos de nuestro país?”.

Con qué autoridad la OEA promueve los ataques a Cuba, Venezuela y Nicaragua, cuando en el resto de Latinoamérica y en los mismos Estados Unidos pasan cosas atroces que sí son dignas para criticar y para investigar si se violan los Derechos Humanos. ¿Qué pasa actualmente con la crisis de Argentina, Honduras, Costa Rica, Colombia, México y en los propios EEUU? ¿Cómo ha apoyado la OEA a Bolivia en su derecho fundamental a territorio marítimo? ¿Por qué la OEA no opina, o hace la vista gorda, sobre las grandes violaciones a los derechos humanos que ha llevado a cabo durante décadas el gobierno de los Estados Unidos contra la humanidad?

Evidentemente… la posición de la OEA tiene un enfoque meramente político y estratégico a favor del imperialismo yanqui. La OEA tiene una historia que recoge toda la basura de 60 años de traición a los pueblos de América Latina y no ha prestado un solo servicio a nuestros pueblos. La OEA es la encarnación de la traición.

“Nuestra posición es que ese organismo ha sido un instrumento de la penetración y del dominio imperialista en América Latina. Nuestra posición es que ese organismo tendrá que desaparecer. Nuestra posición es que algún día nosotros tenemos que estar unidos, los pueblos latinoamericanos, para llegar a ser una comunidad humana digna de respeto en el mundo, uniendo nuestras fuerzas para que no seamos lo que somos hoy, que somos víctimas de las agresiones. Históricamente esa institución simboliza la opresión imperialista sobre nuestros pueblos y cuando nuestros pueblos sean libres, esa institución desaparecerá. Y no hará falta OEA cuando exista una comunidad de pueblos latinoamericanos.”(Comandante Fidel Castro 1971) ¡Fidel, sabio y coherente como siempre!

¡Patria Libre, o Morir! ¡Venceremos!

Fuente del artículo: http://www.radiolaprimerisima.com/blogs/2079/

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La OCDE y el futuro de la reforma educativa

Por: Mauro Jarquín Ramírez.

 

La reforma educativa partió del diagnóstico de que la educación mexicana no era de calidad debido básicamente a dos cosas: mal desempeño docente e ineficiente administración escolar. En este tenor  -y al más puro estilo del gerencialismo educativo internacional impulsado por la OCDE y el Banco Mundial- los reformadores consideraron que, para impulsar la calidad educativa, era necesario hacer del profesorado un objeto de intervención, a través de la creación de un marco institucional de control docente e incertidumbre laboral. Asimismo, dicha política debía ser acompañada con la construcción de nuevas directrices administrativas en las escuelas, apegadas a las lógicas del new public management.  El simplista supuesto subyacente de todo esto residía en esperar que, ante las transformaciones de los insumos de trabajo (docentes), la “mejora” en los insumos de capital (infraestructura) y la gerencialización del proceso administrativo, los productos escolares, medidos en pruebas estandarizadas de aprendizaje, mejorarían sustancialmente, algo que incluso en los propios términos de los reformistas no ha ocurrido[1].

Sin embargo, a pesar del rechazo que el profesorado y las comunidades educativas han mostrado a la reforma y los valores que la impulsaron, esta sigue operando, aunque de manera desigual, en los distintos niveles del sistema educativo mexicano, modificando paulatinamente el ambiente laboral del profesorado y con ello, transformando también de manera sutil en las comunidades educativas el “sentido común” sobre las tareas, fines y procesos de la educación pública. El gobierno de los números, los estándares, las evaluaciones y el control docente en las escuelas se ha impuesto por la fuerza, se ha mantenido por la ley y se ha justificado por la razón intelectual de ciertos “expertos” en educación, consultores internacionales y personeros de grupos de interés, cuya mayor inspiración son los lineamientos educativos gerenciales de entidades multilaterales, las cuales se han visto sumamente interesadas en consolidarse como actores centrales en los procesos de gobernanza educativa nacional.

Al respecto, es de resaltar la particular persistencia que la OCDE ha mostrado con el paso de los años en su campaña de consolidación como el referente a seguir en la política educativa. Para lograrlo, ha echado mano tanto de su capacidad de presión política internacional, como de la construcción de alianzas con determinados actores del sistema educativo mexicano que se han encargado de difundir sus lineamientos educativos por todas partes donde han podido, presentándolos como novedosos, “de avanzada” y hasta progresistas. En ese sentido, basta mencionar, por ejemplo, la colaboración constante entre Andreas Schleicher, Director de Educación de la OCDE con la organización Mexicanos Primero.

La insistencia de la OCDE  por mantener políticas gerenciales en educación ha sido constante desde el año 2010, cuando desarrolló propuestas centrales que nutrirían la posterior reforma educativa, pero se ha agudizado en los últimos meses. Durante su Participación en la reunión «El Servicio Profesional Docente 2014-2018: Alcances, Beneficios y Desafíos”, organizada por la SEP el pasado 15 de Febrero, Gabriela Ramos, Directora OCDE y representante del G-20, dijo: “Desde la OCDE celebramos que muchas de las medidas introducidas en materia de selección y formación docente, estén alineadas con las mejores prácticas internacionales”, para después completar: “sin embargo, esta es la OCDE, tenemos algunas recomendaciones […] tenemos que insistir en continuar con estos esquemas que se han aprobado.” Ideas similares desarrolló la organización en el documento “Education Policy Outlook México”, publicado en marzo pasado, en donde reconoce favorablemente las políticas realizadas para lograr la “calidad” y “equidad” educativas, como la autonomía escolar y la consolidación de la autoridad evaluadora. De igual forma, insiste en la necesidad de dar continuidad a los esfuerzos por “fortalecer la profesión docente” y mantener las políticas establecidas hasta el momento.

Ante el cambio de gobierno y el debate generalizado sobre el rumbo educativo del país, la OCDE ha mantenido su punto de vista, tal como lo expresó a inicios de septiembre pasado, cuando en la presentación del documento “Education as a Glance 2018”, Gabriela Ramos expresó que habían elementos “muy positivos” en la reforma educativa, que debían ser “resaltados” y tomados en cuenta. Sin embargo, Ramos también afirmó: “si hay elementos positivos que se puedan rescatar para el beneficio de los niños y los maestros de México, les damos la bienvenida”[2], con lo cual abrió la posibilidad de ciertos cambios en la reforma, cambios en los cuales la propia OCDE espera estar presente al tener “los mejores datos”, “la mejor evidencia” y “los mejores análisis”.

La OCDE pasa por alto que el descontento no radica en una disposición particular, sino en el intento global por mercantilizar la educación básica, lo cual no se solucionará “mejorando”, por ejemplo, la evaluación docente. Será tarea del gobierno entrante tomar las riendas de la educación nacional y analizar democráticamente la reforma, debatir lo necesario y, desde luego, cumplir con sus promesas de campaña.

[1] http://www.jornada.com.mx/2018/09/25/sociedad/035n1soc

[2] http://www.eluniversal.com.mx/nacion/la-reforma-educativa-no-es-perfecta-ocde

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Sin alcantarillado adecuado ni buena educación: así viven los niños de las ‘colonias’ en la frontera con México

Por: Vincent Guilano-Ramos y Marco Thimm-Kaise.

Las comunidades fronterizas son unas de las zonas más pobres del país y muchas veces carecen de infraestructuras básicas. Sus habitantes deben ir al baño en letrinas, enfermedades leves se vuelven graves y muchos no terminan la secundaria. Investigadores de salud pública latina explican cómo esto afecta a los jóvenes desproporcionadamente, quienes no logran obtener las habilidades para ser exitosos más tarde en la vida

Los últimos reportajes periodísticos sobre la frontera entre Estados Unidos y México tienden a olvidar la lucha diaria de las familias y los niños que viven en esas comunidades, conocidas como ‘colonias’.

¿Qué son las colonias? Estos asentamientos bordean ambos lados de la frontera, incluyendo condados del sur de Texas, California, Nuevo México y Arizona.

En el lado estadounidense, la mayoría de las colonias se establecieron como asentamientos de trabajadores agrícolas latinos en los últimos 70 años, debido a la poca regulación de la tierra en las ‘zonas no reguladas’.

Con el paso del tiempo, muchas de las colonias se convirtieron en comunidades grandes, muchas de ellas con cientos de viviendas y residentes.

Estos asentamientos improvisados se encuentran principalmente en la periferia de las ciudades fronterizas más grandes. Según estimados, solo en la franja de la frontera entre EEUU y México que pertenece a Texas cerca de medio millón de personas viven en colonias. De hecho, en los cuatro estados fronterizos hay hasta 2,000 colonias, pero la gran mayoría están en Texas.

Tienen una de las tasas de pobreza más altas del país. Las casas de estas comunidades suelen no tener una instalación eléctrica segura ni acceso a internet, y muchas veces solo pueden acceder al agua potable a través de tuberías descubiertas.

Aunque son casi exclusivamente de origen latino, cerca de tres cuartas partes de las personas que viven en las colonias de Texas son ciudadanos estadounidenses y dos tercios nacieron en EEUU.

Durante más de una década, he visitado de forma habitual la zona fronteriza y he colaborado con una agencia local de servicios sociales y sanitarios para ayudar a las familias latinas a abordar la violencia, el consumo de alcohol, los embarazos adolescentes y la atención sanitaria inadecuada en sus comunidades. Como director del Centro por la Salud de Familias y Adolescentes Latinos de la Universidad de Nueva York (NYU), coordino el trabajo sobre temas de salud y bienestar social de los mexicoestadounidenses enfocado en la frontera.

Precariedad en la frontera

Las condiciones de vida en las colonias de la frontera son, en su mayoría, pésimas. Muchos de estos pequeños pueblos situados en el lado estadounidense carecen de los servicios públicos más básicos, como carreteras asfaltadas o un alcantarillado adecuado.

Según los datos del Banco de la Reserva Federal de Dallas, en el 28% de las colonias de la frontera las familias no tienen acceso a un baño privado y, en su lugar, utilizan letrinas.

Mantener la salud también es un reto. Según la Administración de Recursos y Servicios de Salud de EEUU, los condados fronterizos con altas concentraciones de colonias no reciben la atención necesaria por parte de clínicas y hospitales, ni tienen suficientes médicos primarios o especialistas. Organizar el traslado a los escasos centros de atención de salud de las ciudades más grandes de los alrededores es difícil, y más de un tercio de los residentes en el condado fronterizo de Texas menores de 65 años no tiene seguro médico.

Como consecuencia, enfermedades como el cáncer, la diabetes, o la neumonía, las enfermedades hepáticas y lesiones por accidentes son frecuentes en toda la frontera y muchas veces desembocan en enfermedades más graves y en muertes prematuras.

La juventud de la colonia

Más de la mitad de los habitantes de las colonias tienen menos de 30 años. Estos jóvenes se están viendo especialmente afectados por la pobreza, las desigualdades en cuestión de salud y la falta de oportunidades.

Datos demográficos

Las desventajas entre los adolescentes latinos de las colonias no solo se manifiestan en forma de pobreza o de problemas de salud, sino que también incluyen la imposibilidad de acceder a oportunidades para adquirir aptitudes y una preparación para poder tener éxito en la vida y una buena salud en el futuro.

Las investigaciones sugieren que la experiencia de estos jóvenes frente a la adversidad en una etapa temprana de su infancia o a lo largo de ella sienta las bases para la desigualdad a largo plazo.

Las experiencias adversas durante la infancia, que tienen como consecuencia estrés y traumas,son muy frecuentes entre los niños y los adolescentes que crecen en las colonias. En estas comunidades, la tasa de embarazos y partos de adolescentes están entre las más altas del país,la obesidad infantil es frecuente y el acceso a todos los niveles educativos y a puestos de trabajo es limitado.

Muchos adolescentes de las colonias no terminan la secundaria. Se ganan la vida con dificultad en el sector de la economía informal, por ejemplo, como campesinos, trabajan en el campo o en construcción, o son comerciantes, y no logran alcanzar su potencial ni ascender.

¿Cómo avanzar?

Conectar a las familias con servicios de salud y ayudar a los padres a promover la salud y el bienestar de los adolescentes es una manera efectiva de generar oportunidades para los jóvenes de las colonias.

Esto forma parte del trabajo que he realizado con varias organizaciones locales. Colaboramos con los trabajadores sanitarios de la comunidad local del Valle de Río Grande para llevar a cabo la intervención Familias que Hablan Juntas. Esta fortalece los lazos familiares, apoya la comunicación entre padres y adolescentes sobre las relaciones sexuales precoces y vincula a las familias con la atención médica. Entre 2015 y 2018 ha llegado a más de 600 familias latinas de las colonias situadas a lo largo de la frontera del sur de Texas.

Lo que aprendimos durante el proyecto es que las familias de la frontera quieren lo mismo que las familias del resto del país: oportunidades para prosperar económicamente, acceso a atención médica y a educación para ellos y para sus hijos, y una oportunidad de lograr el ‘sueño americano’.

Fuente del artículo: https://www.univision.com/noticias/educacion/sin-alcantarillado-adecuado-ni-buena-educacion-ninos-que-viven-en-pesimas-condiciones-en-la-frontera-con-mexico

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To LGBTQ, or not to LGBTQ, that is Taiwan’s question

By: Chris Taylor.

The region’s bright beacon of democracy ponders whether the right to a voice in public affairs can be too much of a good thing amid a row over same-sex marriage

With the election of Taiwanese President Tsai Ing-wen, the passage of a law on marriage equality seemed a done deal, and the streets of Taipei briefly thronged with euphoric gay-pride marches.

The liberal world order, or what is left of it, applauded the island for the democratic evolution of its civil rights.

Today, many Taiwanese wonder aloud whether what they are dealing with is democracy run amok. True, those who dream or campaign for the vise-like control of Beijing via unification have been relegated to the loony fringe. But it is not unusual to hear Taiwanese mutter that democracy at rudderless full steam ahead can be too much of a good thing.

In 2017, the Council of Grand Justices ruled that same-sex marriage should be legalized by the legislature within two years. But there the ruling languished as opposition by Christian groups and other religious associations rallied to rouse anti-gay sentiment island-wide.

Actually, the ruling by Taiwan’s Grand Justices stipulated that if the legislature did not act within two years, marriage equality would automatically pass into law. This has allowed Tsai to continue to tout Taiwan as the first jurisdiction in Asia to legalize gay marriage despite her milquetoast public support for the law.

At this point, in the first of a series of yet more bewildering twists and turns, enter an amended Referendum Act and an Election Committee that appears incapable of saying no to any referendum proposition that comes its way.

Magic bullet

For many activists in Taiwan – largely those from the broadly pro-independence, so-called pan-Green camp – lowering the signature threshold required by the Referendum Act has long been seen as a magic bullet required for achieving positive democratic change.

In December 2017, their long-cherished dream became a reality and the act was amended. It lowered the required number of signatures to prompt a national plebiscite to 1.5% of the electorate, or around 280,000.

Tsai hailed the amendment as a historic moment in the evolution of democracy in Taiwan. They are words she may already have come to rue.

Anti-gay activists set about gathering signatures, prompting supporters of marriage equality to do the same. The newly lowered threshold to trigger plebiscites meant that both were successful.

The result is that on November 24, when Taiwanese are scheduled to troop to the polls to cast their votes for 22 local authorities, they will also be faced with the challenge of declaring their support or opposition for marriage equality in five separate referenda.

Four of them are phrased in language so similar as to render them almost identical, meaning that voters will be casting their ballots on the same question twice.

The conservative anti-gay Happiness of the Next Generation Alliance has innovatively added a referendum on whether homosexuality should be mentioned in sex-education classes. Namely: “Do you agree that the Ministry of Education and individual schools should not teach homosexual-related education, as detailed under the Enforcement Rules for the Gender Equity Education Act, in elementary and middle-level schools?”

Sam Yeh

Source of the article: http://www.atimes.com/article/to-lgbtq-or-not-to-lgbtq-that-is-taiwans-question/

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Claridad frente a la irresponsabilidad

Por: César Luena López.

El historiador Harari, nuevo fenómeno de masas, aporta una idea concluyente con la que arranca su nuevo libro 21 lecciones para el siglo XXI. Dice que “en un mundo inundado de información irrelevante, la claridad es poder”. El pasado 17 de octubre comparecía en la Comisión Mixta Congreso-Senado el Defensor del Pueblo. Entre otros asuntos, abordó, a petición (cómo no) de Ciudadanos el supuesto “adoctrinamiento” en centros educativos en Cataluña.

Invito al lector a que busque y vea o lea la intervención de Fernández Marugán al respecto, pues aporta, ante esa inundación de “información irrelevante”, una claridad que se hacía además de necesaria imprescindible.

El Defensor aportó un dato (28 quejas en un sistema que comprende unos 3.200 centros) y una serie de reflexiones prudentes y muy reflexionadas que suscitaron entre los presentes (en la mayoría) una serie de evidencias, de conclusiones y también alguna pregunta.

Entre las evidencias, enumero las siguientes. Primero: el ejercicio docente en las aulas y la dinámica enseñanza-aprendizaje debe quedar fuera de todo debate político o ideológico. Y segundo: no debe solo cumplirse siempre la ley, sino que en las escuelas y colegios debe primar siempre la neutralidad, la diversidad y la pluralidad.

Partiendo de estas dos evidencias a modo de premisas, estoy en condiciones de afirmar, siguiendo a la Defensoría, que quienes afirman que en los centros educativos de Cataluña se adoctrina no están siendo fieles a la realidad (recuerden, 28 quejas), pero sí están siguiendo una estrategia política determinada.

En este punto, ha de quedar claro, que en aquellos casos en los que se detecte una intervención por parte de los docentes sesgada en materia ideológica, política o partidaria, la administración competente tiene que actuar (es importante saber que en buena parte del tiempo analizado por la Defensoría, esa administración competente era el Gobierno central presidido por Rajoy en virtud del cumplimiento del artículo 155 de la Constitución). Por tanto, actuar ante los casos concretos y no generalizar al margen de la realidad.

La ministra de Educación, Isabel Celaá, lo tiene claro, cuando afirma que “el educador tiene que dejar la ideologización a la puerta de la escuela…y tiene que conseguir transmitir los valores para crear ciudadanos críticos y solidarios, capaces de enfrentarse a las ideologías totalitarias o populistas”.

Entrando ya en las conclusiones, hay un terreno para que obtengamos, siguiendo a Harari, algo de claridad.

Primero: mal quien pretende adoctrinar en un aula, pero mal también quien dice que existe un sistema generalizado de adoctrinamiento (buscando beneficio partidario) cuando la realidad desmiente tajantemente esa afirmación.

Segundo: “buscar responsables en la educación es confundir el debate”, leo en unas declaraciones al sociólogo Lluís Orriols. Añado que, si además de buscar responsables, lo que se hace es añadir más leña al fuego, no se puede encontrar una posición política más irresponsable. Porque, como se preguntaba Hannah Arendt en su ensayo En el presente: “¿Pretendemos que nuestras batallas políticas se libren en los patios de los colegios?”.

Fuente del  artículo: https://elpais.com/politica/2018/10/19/actualidad/1539949008_900225.html

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La educación pública universitaria en estado de coma

Colombia / 21 de octubre de 2018 / Autor: Miguel A. Herrera Zgaib / Fuente: Radio Macondo

En este último año, 2018, se incrementó la letanía de la Ley 30 de 1992, que estableció las bases para el estatuto que rige la educación superior en Colombia. Ley que volvió a la liza política, una vez que los estudiantes colombianos, organizados en la Mane impidieron la contra-reforma educativa, pero no tuvieron la fuerza y el consenso suficiente para darle curso, vía Congreso, a una reforma progresista a dicho estatuto.

Este estatuto ya había revelado un diseño financiero inapropiado, en materia de presupuesto para la educación superior, cuando estableció que el incremento de la financiación estatal quedaba atado al incremento anual del IPC, mientras que a partir de 1993, al mismo tiempo se producía un incremento exponencial en la demanda de estudiantes al Sistema Universitario Estatal, SUE, sin que los recursos tuvieran un aumento siquiera proporcional a la nueva población estudiantil in crescendo.

La ley 32 decía corresponder a los primeros años de la reforma del Estado autoritario y excluyente que fue creado en 1886, el que después de guerras intestinas, dirigidas por los señores de la tierra, se reproducía, con poquísimas reformas; ninguna apta para romperle el espinazo a los privilegios socio-económicos celosamente mantenidos desde la colonia por una intelectualidad en su gran mayoría obsecuente y sumisa.

Todo esto a pesar de lo sostenido por Darío Echandía, cancerbero de la reforma del 36, durante los años dorados de “la revolución en marcha” de Alfonso López Pumarejo, un avezado centenarista a quien la Nacional rinde homenaje en un espacio rebautizado con su nombre, que hace parte de las que fueran las residencias Uriel Gutiérrez, cuya parte posterior colapsó hace varios años, disimulada por un improvisado corral de latas de zinc.

Este grotesco cercamiento simboliza bien el abandono presupuestal de la principal universidad de la nación, que empezó llamándose Central, de acuerdo con la Ley de 18 de marzo de 1826, junto a su otras dos hermanas en el fugaz tiempo de la Gran Colombia, la de Quito y de Caracas, que aún conservan el nombre original que le dieron los próceres masones e ilustrados, Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, removido de la plaza central de la Ciudad Blanca, para rebautizarla como Ché hasta nuestros días.

La joya de la corona de la educación pública, bajo el cobijo de la sentencia latina “omnium potentior est sapientia”, esto es, que “la sabiduría todo lo puede”, por el contrario, ha estado sometida por largos años a una sequía presupuestal regada por un rosario impenitente, despiadado de años de desidia y olvido gubernamental, que la tienen en literal estado de coma, jugándose sus restos.

Tal abandono y postración se encuentran probados de sobra, hasta el absurdo, para todo el que haga la experiencia de recorrer sus vías, principales y adyacentes, para descubrir con estupor, que la Nacho, como le decimos cariñosamente, es un “fractal negativo”, que copia la situación de la ciudad capital que la aloja.

Este recorrido digno de un camino de herradura, hasta la fecha no lo hizo, ni el atento presidente de Colombia, Iván Duque, formado en el exterior, bajo el generoso cobijo del BID, que paga en parte la riqueza social colombiana, y mucho menos la actual ministra de educación, María Victoria Angulo, salida de las canteras de la administración distrital.

Sin embargo, en el papel, y para la Ley que rige el gobierno antidemocrático de la Universidad Nacional, el presidente es quien encabeza el CSU, la instancia máxima del gobierno universitario, donde el (a) ministr@ del ramo, lo reemplaza casi de manera inveterada.

La saga incumplida de la igualdad social

La educación pública superior era, y pretende seguir siéndolo una de las ventanas para la promoción del principio liberal de la “igualdad de oportunidades”, tantas veces negado en la práctica, que primero exige para su materialización igualdad de condiciones básicas en términos de vida, condiciones que nunca ha ofrecido la maltrecha república nacida en 1819. Para el año 1993, los privilegiados, porque accedían a los pregrados, eran 159.218, que para el año 2016, ascendieron a 611.800.

Entonces, el presupuesto asignado a las universidades públicas era de 1,72 billones, mientras que para el 2016 se incrementó en 2,93 billones, cuando con una operación simple queda claro que la población estudiantil se triplico en 23 años, el presupuesto para la educación superior ni siquiera alcanzó a duplicarse. Un estudiante en 1992, recibía en promedio $10.825.890, mientras que uno que estudiaba en 2016, apenas le correspondía $ 4.785.338.

Tal y como lo recordó en una conversación histórica, Estanislao Zuleta hablándole a la guerrillerada de clase media y popular, al M-19 reunido en las montañas del Cauca, que preparaba con optimismo el frustrado diálogo nacional de aquel entonces, que la democracia requiere condiciones que la Colombia ni tiene ni obtiene.

Este aserto, la gran brecha de la desigualdad social, no sólo persiste, sino que se amplía. Lo recordó con cifras actualizadas el pasado martes, Alicia Puyana, economista formada en Praga, en interlocución directa con Ota Sick, y en Oxford, en las líneas principales, más sustanciosas, del discurso de aceptación de su ingreso como miembro de número de la Academia Colombiana de Economistas.

Esta realidad se reafirmó en la respuesta que le dio la otra académica, Consuelo Ahumada, para corroborar su decir, a la vez que resaltaba el tremendo drama de las minorías étnicas, que, en número superior a dos millones, prueban que la igualdad social es un “trágico sueño guajiro”.

Es lo que se establece 27 años después de que se inauguró el nuevo orden con optimismo circunspecto de los subalternos, de los trabajadores, de los pobres, de los excluidos, de la insurgencia subalterna. Era el promisorio debut de la nueva estructura constitucional sancionada en 1991, cuya arquitectura normativa definía al orden político de Colombia como un estado social de derecho, con una explícita participación ciudadana, y la protección efectiva de los derechos humanos fundamentales, que han hecho célebres millones de veces el socorrido derecho de amparo, la célebre tutela que por estos días quería suprimirse de un plumazo.

A la muerte de la Constitución de 1886, longeva hasta más no poder, en beneficio de los privilegios decimonónicos del bipartidismo forjado al calor de heroísmo y cálculo de los “patricios” que hicieron la guerra de independencia, al frente de sus peones, el ponente de la Ley 30 era el senador Ricardo Mosquera Mesa, probado antes como rector de la Nacional al final de la segunda mitad de la década del 80.

Ahora, en la crisis más severa en la existencia de la Universidad Nacional, de modo paradójico, le toca liderar su salvación en articulo mortis a una rectora, Dolly Montoya, esposa del rector citado, quien fuera activista estudiantil en el año 1971, como ella misma lo ha recordado, cuando enfrentaba la imposición del modelo Atcon, de reforma universitaria, y la financiación injerencista de los Estados Unidos.

Tal reforma, como la reforma agraria eran parte de la prueba dizque de la Alianza para el Progreso, apuntalada a comienzos de los años 60, por la visita de la pareja destruida por los tristes augurios del reino de Camelot. Aquella vez el anfitrión fue Alberto Lleras Camargo, primer secretario de la OEA, el denominado ministerio de colonias del hegemón estadounidense.

La reforma de la Nacho era prenda de garantía para espantar el fantasma del comunismo, cuya tormenta ya había barrido a la vecina Isla de Cuba, donde pronto se estableció la educación pública gratuita, y se alfabetizó a millones de analfabetos, a pocas millas, con brigadas de voluntarios movilizados de la ciudad al campo.

De la consulta anticorrupción a la defensa de la universidad pública

Cuando el nuevo orden de la participación, cuando la democracia, cuando la paz están detenidos, cuando no corrompido el orden constitucional de 1991, por el repetido incumplimiento de la promesa de promover de manera inmediata que la igualdad sea real y efectiva, y en cambio hacer la guerra de exterminio interno de insurgentes y disidentes, el conjunto de los colombianos, y de modo particular, las minorías, cada vez más excluidas, explotadas y oprimidas, se toman las calles a través del estudiantado universitario, y los demás grupos subalternos.

Unos y otros desfilaron, como multitud abigarrada, sin desmanes el pasado miércoles, en las grandes capitales, Bogotá y Medellín, y en las otras superando de acuerdo a cálculos conservadores el medio millón de personas. Todos reclaman el futuro en términos de presente a cumplirse, sin tretas ni engaños.

Así, los jóvenes de Colombia han tomado, cuando no arrebatado simbólicamente, cuando más lo necesita, la batuta de la mano de los mayores, expectantes ante el triunfo electoral de la reacción, la derecha y los tibios en sordina, pegados como lapa a las vetustas fórmulas bipartidistas ampliadas, que, en la sesión de la cámara, con los rectores a borde, apenas tuvo en el coro de representantes a 8 de ellos.

Estas minorías del país político siguen saboteando el tránsito de toda la nación envilecida y desplazada, por millones, de la guerra civil interna, regionalizada a la paz incluyente con las reformas exigidas. Prueba fehaciente de ello fue la actitud del presidente del senado, Macías, del CD, cabeza del bloque reaccionario, hoy dominante, quien descalificó la intervención de la estudiante Jennifer Pedraza, representante al CSU de la Universidad Nacional, para sabotear y cortar su intervención, durante el mismo día en que algo más de 50.000 personas llenaban las principales vías, y copaban la plaza de Bolívar.

El actual presidente y sus coequiperos, de manera descarada, vienen aplazando el avance real de los acuerdos propios de una paz incluyente, porque la paz de Santos, con todo, quedó encerrada en los postulados neoliberales, que le señalaron una suerte de muerte prematura a éstos, y a la educación pública superior, desangrando sus presupuestos; aplicándole el préstamo gota a gota.

En la comisión del presupuesto actual, la senadora Aída Abella se enteró que los anunciados $500.000 millones para la educación superior no serían ejecutados, entregados para la vigencia presente de 2018, donde las universidades públicas están estranguladas, empezando por la Universidad Nacional. El plan era que esto ocurriera para el año 2019, y con una orla de exigencias múltiples para su desembolso.

La denuncia pública de la senadora electa por la lista de la decencia, sobreviviente de la masacre de la UP, y sobre todo, la multitudinaria presencia estudiantil en las calles, hicieron que al día siguiente el gobierno de Duque/Uribe cambiara los planes y anunciara que dicha partida, sin afectar el presupuesto tendrá ejecución inmediata.

Hoy, más que nunca con el estudiantado movilizado quedó más que claro, que los acuerdos de paz de La Habana, en sus más de 400 páginas guardaron silencio sobre la suerte del SUE, y la educación pública estatal, porque en ellos no tuvo la comunidad universitaria una vocería real, una representación en las negociaciones.

Todo lo cual prueba que la disputa hegemónica de los subalternos, sociales e insurgentes, adolecía para entonces de una propuesta que encare el agujero negro de la reforma intelectual y moral, de la que es pieza maestra la reforma educativa integra, herencia abandonada, por una modernidad contrahecha como la de Colombia, “conducida” casi sin excepción por una intelectualidad cosmopolita, separada de los grupos y clases subalternas, con notables excepciones.

Saldando una deuda histórica

Tal divorcio histórico, entre intelectuales y pueblo que Jorge E. Gaitán, advirtió para los tiempos de la generación de los nuevos, se mantiene. A él han respondido los herederos del grito de Córdoba de 1918, cuando organizaron el paro nacional universitario del año 1971, que acordó un Plan Mínimo.

Era la respuesta a la reforma Patiño, que no pocos alaban, porque aclimató en últimas la universidad de entonces a los imperativos de la modernización capitalista, como antídoto al socialismo triunfante en la Cuba de entonces.

De nuevo, en 2011, el estudiantado en lucha recogió y amplió con lucidez las banderas de 1971, pero sucumbió ante un Congreso reaccionario, que impidió la prosperidad de una reforma progresiva de la Ley 30 de 1992, a la cual respondieron en el clímax del movimiento con un proyecto que quedó sepultado en los cajones del Congreso entonces controlado por el bloque en el poder del reformista neoliberal, Juan Manuel Santos.

Esta contra-reforma siguió, sin embargo, avanzando, a través de la asfixia al presupuesto de las universidades públicas, drenándolas con el “invento” del programa “ser pilo paga”, que utilizó a los pobres inteligentes y aprovechados, en número superior a 40.000, para subsidiar groseramente a la universidad privada de elite.

Ahora, siete años después, con renovadas banderas, y dos organizaciones estudiantiles nacionales, animadas por dos proyectos políticos de signo diverso, la responsabilidad con la reforma y la salvación de la universidad colombiana, experimentan su prueba de fuego en público y en privado.

En la plaza pública, ante una imponente movilización, se dieron dos indicios contraproducentes, el intento de impedir la intervención de Jennifer Pedraza, militante del proyecto organizativo de la OCE, del que es animador político el PDA/MOIR. Ella hablaba en nombre del estudiantado como representante electa ante el CSU, de la U. Nacional.

El segundo fue la censura, a posteriori, de la participación de Gustavo Petro, el candidato presidencial de la oposición, senador comprometido con la causa de la educación pública; a la que se sumó la imposibilidad que interviniera la senadora Angélica Lozano, de la Alianza Verde, que apenas le fue permitido subir a la tarima.

Después de la movilización del 10 de octubre, las 32 universidades están deliberando, y más de 10 han decretado como resultado, un paro hasta el 21 de octubre, al ser notificados de los $500.000 millones que entregará el gobierno nacional para paliar la crisis, cuando el funcionamiento de las universidades públicas requiere $ 4,5 billones para el año 2019.

Todas las universidades en paro, o en asamblea permanente han convocado a una mega manifestación nacional para el 17 de octubre. Las direcciones del movimiento estudiantil, y en particular, dos, la UNES, y la ACRES, tienen que rescatar la pluralidad, y corregir los errores del inmediato pasado, ahora cuando han vuelto a la calle con cientos de miles de estudiantes, profesores y padres de familia. Ellos que encarnan, la parte de los sin parte, tienen que convocar con el ejemplo, sin exclusiones.

Para mostrar la madurez del conjunto del movimiento estudiantil, y el empuje de la democracia subalterna. Y convencer a la gran mayoría de la nación que los respalda como respuesta a su efectiva pedagogía ciudadana, azotada como está, por demás, por las afujías producto la crisis del modelo minero energético y agro-exportador impuesto por la vulgata neoliberal.

El curso de este y los siguientes días nos probarán a todos si la intelectualidad joven corrige con audacia e ingenio propositivo el mundo de los mayores, y que está preparada para hacer las reformas urgentes, así como para convocar, si la negativa gubernamental se empecina en quemarle billones a la guerra, en vez de invertirlos en desmontar la desigualdad social, a una Constituyente Educativa.

Ella será el portal de entrada a la Constituyente Social que le de concreción a los acuerdos de paz, que la reacción y la derecha quieren “festinarse” impunemente, como si la nación colombiana aguantara otra guerra. Mientras hacen sonar en contravía de la paz los tambores a somatén.

Fuente del Artículo:

https://www.radiomacondo.fm/columna/la-educacion-publica-universitaria-en-estado-de-coma/

ove/mahv

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Cuando una deficiente gestión escolar se convierte en exclusión educativa: un caso en la Ciudad de México

México / 21 de octubre de 2018 / Autor: Observatorio Pedagógico del Valle de México / Fuente: Revista El Arcón de Clío

La exclusión educativa de hoy es la exclusión social de mañana.”

Carmen Maestro Martín,

Presidenta del Consejo Escolar del Estado de 2006 a 2011 en España

El crimen más grande que puede cometerse contra cualquier ciudadano

es negarle una educación que lo emancipe de la miseria y la excomunión.”

Ignacio Ramírez, “El Nigromante”

En México existen 2.12 millones de niñas, niños y adolescentes entre 5 y 17 años de edad que no asisten a la escuela por falta de recursos económicos, por trabajar para subsistir, por ayudar en su casa en los quehaceres cotidianos, por padecer alguna enfermedad y/o discapacidad, por problemas de inseguridad en su localidad, por la distancia grande entre su hogar y la escuela, por embarazos tempranos o por los requisitos para ingresar a la escuela (discriminación).

Este sector de la niñez y juventud mexicana corresponde a la educación básica obligatoria que el Estado ofrece a la población: primaria (obligatoria a partir de 1934), secundaria (obligatoria a partir de 1993), preescolar (obligatoria a partir de 2002) y media superior (obligatoria desde 2012). El derecho a la educación está protegido por el Artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sus leyes secundarias y por la ratificación vinculante de los tratados internacionales en la materia. Sin embargo, es evidente que la condición social es una limitación determinante para tener una cobertura universal de la educación básica en México.

En nuestra experiencia de más de 15 años como docentes de educación media superior en el Sistema de Bachillerato del Gobierno del Distrito Federal (ahora Ciudad de México), hemos constatado que estos factores (carencias económicas, necesidad de trabajar y estudiar al mismo tiempo, apoyo en las labores del hogar, enfermedades, embarazos tempranos, etc.) se traducen en rezago y abandono escolar. Pero, de todas estas problemáticas, destacamos una que es de índole interno y que contribuye también a generar progresivamente deserción: la gestión escolar de los procesos administrativos previos al inicio del curso escolar (inscripción de los estudiantes a las materias semestre a semestre).

Exceptuando el primer semestre, cuyo ingreso es por sorteo aleatorio ante Notario Público buscando una política de equidad, del segundo al sexto semestre los estudiantes planean junto con su Tutor Académico (un profesor designado para acompañar la trayectoria educativa de un promedio de 15 estudiantes) los cursos a inscribir conforme al Plan de Estudios, los resultados de los semestres previos (número de materias aún no aprobadas) y lo que los horarios permitan realmente considerar (muchas veces los diferentes cursos se empalman entre sí, sobre todo si son de semestres diferentes en los casos de los estudiantes con mayor rezago educativo). Este plan de reinscripción se concluye en las ventanillas de Servicios Escolares donde se entregan formatos que contienen los cursos que finalmente el estudiante reinscribirá. Este proceso, aparentemente sencillo, está lleno de complicaciones administrativas que, en no pocos casos, progresivamente producen exclusión educativa ya que dejan fuera de los cursos a estudiantes con mayores necesidades académicas:

Sobre esta deficente gestión escolar hemos elaborado una investigación (Principios de exclusión educativa en los procesos de reinscripción de los estudiantes del Plantel “Carmen Serdán” del Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México) que consta de cuatro secciones:

      1. ¿Qué es la exclusión educativa? (Página 1)

      2. La exclusión educativa en el IEMS-CDMX y la violación que ello produce a la normatividad aplicable (Página 3)

      3. El proceso de reinscripción en el Plantel “Carmen Serdán” (Miguel Hidalgo) del IEMS-CDMX (Página 9)

      4. Principios de exclusión educativa en los procesos de reinscripción del PCS y propuestas de solución (Página 14)

La cual puede consultarse en la siguiente dirección electrónica:

https://observatoriopedagogicodelvalledemexico.files.wordpress.com/2018/08/principiosdeexclusioneducativapixel.pdf

Sostenemos que en los procesos de reinscripción del Plantel existen momentos en los que se generan principios de exclusión educativa, mismos que, sumados con el tiempo, pueden convertirse en una definitiva exclusión de los estudios de educación media superior de muchos de nuestros estudiantes; lamentablemente la mayoría de las veces por cuestiones meramente administrativas internas que no deberían influir tan gravemente como lo hacen desde hace muchos años, siendo ya afectaciones naturales, invisibles y cotidianas. Mediante fundamentos normativos y pruebas documentales (el documento consta de seis apartados de anexos posteriores al desarrollo de sus cuatro secciones) se hace un esfuerzo por sintetizar las reflexiones y experiencias que hemos acumulado durante años de trabajo en este aspecto, esperando que sirvan para mejorar los procesos administrativos y académicos en el Plantel eliminando cualquier discriminación y exclusión educativa posible.

Fuentes:

  • Proyecto Educativo, Sistema de Bachillerato del Gobierno del Distrito Federal, Septiembre de 2006.

 

 

Marcela Villalobos Sosa, Academia de Artes Plásticas

María Concepción del Consuelo Hernández Ramírez, Academia de Historia

Miguel Ángel Hernández Vázquez, Academia de Música

Fuente del Artículo:

Cuando una deficiente gestión escolar se convierte en exclusión educativa: un caso en la Ciudad de México. México

ove/mahv

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