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La estereotipación negativa de los feminismos y la invisibilización de los estudios de género

Coral Herrera Gómez

Los estudios de género deberían formar parte del contenido curricular en la educación básica y en la Universidad. No es justo que todas las obras y hazañas de mujeres en el área de la ciencia, de la política, de las artes están invisibilizadas y apartadas de los ámbitos académicos. Cuando yo comencé a leer sobre teoría feminista, me di cuenta de que lo que yo había estado estudiado durante veinte años seguidos era la Historia de los Hombres. Excepto Cleopatra y la Reina Isabel la Católica, todos los reyes, príncipes, emperadores, zares, caudillos, gobernantes, condes, marqueses, militares y papas han sido hombres

No sólo en Historia: en Literatura todos los poetas, escritores y editores son hombres; solo recuerdo a Santa Teresa de Ávila y aRosalía de Castro como ejemplos de mujeres creadoras. En Filosofía, todos los autores importantes (Aristóteles y Platón, San Agustín y Santo Tomás, Rousseau y Hobbes, Locke y Erasmo, Ortega y Marx…), pero nada de María Zambrano o Hanna Arendt hasta que llegué a la Universidad. Yo he estudiado a los grandes artistas (Miguel Ángel, Velázquez, Beethoven, Mozart, Picasso) y también he leído sobre los científicos más grandes (Galileo, Newton, Einstein), pero sólo recuerdo a una mujer científica importante: Madame Curie.

Cuando empecé a leer sobre mujeres que gobernaron países, que escribieron, que pintaron, que pensaron, que compusieron música, que descubrieron cosas importantes para la Ciencia, me pregunté cómo era posible que nadie me hubiera hecho notar la invisibilidad de las mujeres en los libros de texto mientras me contaban las guerras y las batallas de los Hombres.

Empecé a leer sobre las mujeres que a lo largo de los siglos se han organizado para luchar por sus derechos y sus libertades;  muchísimas de ellas han sufrido y sufren aún ostracismo social, torturas y vejaciones. A lo largo de los siglos, las mujeres feministas han sido encarceladas, violadas y asesinadas sólo por defender la igualdad.

Cuando me paro a pensar en los logros de esa lucha en las democracias actuales, me doy cuenta de la importancia que ha tenido para mí y para mi generación porque gracias a ellas puedo estudiar y trabajar, elegir con quién comparto mi sexualidad y mis emociones, elegir el momento de mi maternidad, configurar mi proyecto vital yo sola, etc. Y me emociono comparándome con mi abuela, que vivió toda la dictadura franquista y asumió su ideología católica y misógina, y con mi madre, que salió a las calles para luchar por sus derechos y por los míos.

Lo terrible no es solo es silenciamiento de estas luchas, sino que además muchos piensan que ya es suficiente porque la ley nos reconoce la igualdad de derechos que reclamábamos, a pesar de que las cifras muestren que esas leyes no se cumplen.  Los feminismos gozan de escasa reputación porque al poder le ha interesado transmitir una  visión estereotipada y negativa del feminismo; muchos siguen creyendo que el feminismo y el machismo son lo mismo, y nos acusan a las feministas de ser odiadoras de hombres, pese a que nosotras no deseamos imponer el poder femenino para instaurar un sistema violento y jerárquico como el patriarcado en el que dominen las mujeres.

Los feminismos no quieren imponer un matriarcado basado en la violencia contra el hombre, como ha sido el patriarcado hastaahora. No desean dejarlos sin voto, ni violarlos en las guerras, ni mutilar sus genitales en pro de una tradición cultural, ni confinarlos en el ámbito doméstico, ni quiere matarlos por adulterio. Los feminismos no pretenden que los hombres sean propiedad de sus madres y luego de sus mujeres, ni desea que los hombres cobren salarios más reducidos, ni tampoco querría desterrarlos de las cúpulas de poder mediático, empresarial y político. No quiere traficar con cuerpos masculinos para el disfrute de los femeninos, ni desea que los niños varones estén desnutridos o abandonados en orfanatos, ni, por supuesto, promovería
su marginación social o económica. Tampoco vetarían el acceso a la escuela a los niños varones, ni les prohibirían el acceso a la Sanidad y la Universidad.
Comprendan que eso es una locura que no promueven los feminismos, que han luchado siempre por la igualdad entre mujeres y hombres.
Es una cosa muy simple de entender que los feminismos son algo más diverso, más complejo y más fascinante que el estereotipo hembrista que circula por el espacio social. Sin embargo, cuando en mis clases cuando pregunto quién es feminista, nadie levanta la mano, ni hombres ni mujeres. Cuando pregunto por qué, el argumento es siempre el mismo: «es que yo estoy a favor de la igualdad, no de que las mujeres dominen el mundo«. El feminismo, sin embargo, no es una ideología anti-hombres llena de odio, rencor y miedo. Prueba de ello es la cantidad de hombres feministas que existen, y que han colaborado en esas luchas desde los años 60 en Occidente.
Los feminismos del siglo XX son, de igual modo que el pacifismo y el ecologismo, una extensión en la lucha por los derechos humanos.  Defienden la igualdad entre hombres y mujeres, y trabajan contra la discriminación que sufren las mujeres en las sociedades patriarcales. Las mujeres nos reunimos para pensar(nos), para organizarnos, para reflexionar y visibilizar la discriminación y la violencia. Los feminismos pretenden poner en cuestión las tradiciones patriarcales, reclaman un mundo más igualitario, denuncian la violencia ejercida contra mujeres y niñas en todo el planeta.
El problema es que estas luchas de mujeres han quedado desprestigiadas por un estereotipo negativo que se ha extendido en la conciencia colectiva: la feministaque odia a los hombres y protesta por todol. Esta imagen de mujer amargada y masculinizada ha hecho mucho daño a la lucha por la igualdad; al ecologismo le pasó lo mismo cuando se comenzó a construir una imagen del movimiento como un grupúsculo de radicales irracionales.

Así que las feministas y las ecologistas son mujeres «locas», o «histéricas», o «desviadas», y eso le conviene al patriarcado para que no cunda el ejemplo.

Por eso me parece fundamental que en las escuelas, en los medios de comunicación, en los espacios públicos se visibilicen los logros de los feminismos, que son redes que tejemos, conglomerados de escuelas, corrientes teóricas, grupos de activismo muy variado. Los feminismos tienen un objetivo común, que es la igualdad de derechos y oportunidades, pero existen muchas ideologías en esa red de luchas y reflexiones: feminismo progre, feminismo institucional, feminismo punk, feminismo radical, feminismo comunista, feminismo anarquista, feminismo burgués, feminismo multicultural, feminismo lesbiano, post feminismo… y estudios de masculinidad que investigan cómo el patriarcado ha afectado a los hombres, a su salud mental y psíquica, a sus emociones y a sus relaciones afectivas.

Además, dentro de los estudios de género también están los estudios gays y lesbianos, la teoría marica… y la teoría queer, que propone ir más allá del feminismo y diluir las barreras de género, integrando a la especie humana en un todo en el que caben mujeres masculinas, hombres femeninos, travestid@s, transexuales, y gente que no se siente ni una cosa ni la otra.

En ese entorno tan vasto de posibilidades, existen profundos choques entre las diferentes corrientes, pero en cualquier caso lo interesante de los estudios de género es la puesta en común de un análisis en torno a cómo el patriarcado ha afectado a la vida cotidiana de mujeres y hombres, a nuestras relaciones sexuales y afectivas, a nuestras formas de organización política, económica y social , a nuestras expresiones artísticas y nuestras producciones culturales… es simplemente analizarlo y proponer vías para que las mujeres no sigan estando invisibilizadas en los libros de texto.

Esto en el caso de los países desarrollados, que son pocos comparados con el resto del planeta. No hace falta recordar que fuera de estas islas de privilegio (Europa y Norteamérica) 100 millones de niñas son mutiladas y privadas de su derecho a la sexualidad y al placer, a la educación y al trabajo remunerado, son apedreadas en el mundo árabe hasta la muerte, se trafica con ellas y sus cuerpos como negocio en todo el mundo, son más pobres y analfabetas y están más desnutridas que los hombres, trabajan el doble o el triple que ellos. En esos países hay muchísimo trabajo por hacer y el activismo feminista es fundamental para poder garantizar la vida de muchas mujeres. Por eso es importante proteger a las activistas amenazadas de muerte, y promover la cultura de la igualdad para lograr que más mujeres y hombres se unan al trabajo por los derechos humanos.

En el ámbito de la investigación lo justo sería visibilizar el papel de las mujeres en la Historia, sacar a la luz la cantidad de mujeres astrónomas, matemáticas, biólogas, médicas, filósofas, poetas, políticas, escultoras, arquitectas, etc. que han hecho grandes aportaciones a la Humanidad y que han sido reconocidas o despreciadas en su época. Su importancia ha quedado silenciada porque en el pasado sufrieron las burlas de sus colegas de profesión y en el presente no se las estudia en los colegios ni en las universidades.

A mí me parece increíble que se estudie la crítica de Erich Fromm a la crítica de Marcuse sobre Freud, pero que no se hable de lacrítica de Mary Wollstonecraft a Jacques Rousseau, hombre que creía en la igualdad y en la libertad, pero no en la de todo el mundo, sino solo la de los hombres. También que me parece increíble que me expliquen la Revolución Francesa sin contarme que las mujeres exigieron, al inicio de las revueltas, que la carta de derechos fundamentales del hombre también fuese para la otra mitad de la población. Lo mismo con las revoluciones socialistas: mujeres comunistas y anarquistas exigieron que antes de derribar las diferencias de clases había que derribar la inferioridad de la mujer y la superioridad del hombre, porque si no la Revolución no sería una Revolución, ni una lucha real por la igualdad de todos los seres humanos.

El desprecio de las luchas de emancipación femenina que mantuvieron los hombres revolucionarios del siglo XVII hasta hace bien poco deslegitima, desde una perspectiva libertaria, la lucha socialista por el fin de las clases sociales y de las relaciones de dominación entre ricos y pobres, porque al mantener las jerarquías de género siguen proponiendo sistemas políticos no igualitarios.

En cualquier caso, ya va siendo hora de que las instituciones se esfuercen por dar la importancia que se merece a la lucha feminista dentro de la Historia Universal, y de que se impliquen en acabar con la idea de que las mujeres somos inferiores sólo porque a nuestras antepasadas se las prohibió el acceso a la educación, al prestigio intelectual, y a la disciplina científica. Que los grandes de la Historia hayan sido Hombres es normal en una cultura patriarcal; ya se sabe que son los vencedores los que escriben el relato histórico que la ciudadanía tendrá que estudiar y asimilar.

Ahora que las leyes democráticas fijan la igualdad de mujeres y hombres, hay que comenzar también a visibilizar una parte de nuestro pasado y nuestro presente que no nos han contado en las escuelas. Sólo para que las niñas y los niños del futuro sepan que muchas mujeres dieron su vida por alcanzar la igualdad, y que en la actualidad, muchas siguen arriesgando su libertad y su vida por los derechos de todas.

Es necesario visibilizar estas luchas y darles la importancia que merecen, los feminismos recorren el planeta entero tratando de acabar con  la violencia y la discriminación que sufren a diario millones de mujeres en el mundo. Para ello es importante, entonces, seguir derribando mitos, estereotipos y roles, y unirnos, mujeres y hombres feministas, para poder seguir trabajando en esos cambios en la cama, en la casa, en las calles, en las instituciones, en el mundo laboral, en la cultura, en las escuelas y universidades, en los congresos y en las redes sociales.

Fuente del articulo: http://haikita.blogspot.com/2010/03/el-feminismo-como-asignatura-y-la.html
Fuente de la imagen:
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¿El estado de la República?

Blanca Heredia

Malo, triste y a la deriva. No andamos bien, no va bien la República, nada bien. Las cosas individuales de cada quien podrán ir peor o mejor, pero las cosas de todos (res publica) van de tumbo en tumbo y, en muchos sentidos, de mal en peor.

Políticos y autoridades que no convocan a la ciudadanía a nada que no sea la sorna, la indignación y/o la descalificación. Organizaciones civiles cuya desconfianza recíproca sólo consigue que sus acciones, lejos de sumar, terminen profundizando sospechas y diferencias. Ciudadanos que no se respetan unos a otros y que no se reconocen como parte de nada que le dé sentido o rumbo a sus afanes individuales o de grupo.

La sucesión de balbuceos –desconectados, improvisados y carentes de foco– para hacerle frente colectivamente a las agresiones de Trump es, en alguna medida, atribuible a lo sorpresivo y virulento de dichas agresiones. También pudiera ser el resultado de que, hasta el momento, esos ataques han tendido a circunscribirse al ámbito discursivo y a que aquellos mexicanos con intereses gordos y concretos en mantener una relación cercana y funcional a sus intereses con el vecino del norte, seguramente, estén negociando en privado arreglos particulares con sus socios y contrapartes allende el Bravo.

La pobreza de las respuestas públicas, tanto gubernamentales como sociales, frente a los muy considerables riesgos que entraña la llegada a la presidencia de los Estados Unidos de un hombre para quien atacar a México y a los mexicanos constituye una pieza clave para conectar con los votantes que lo llevaron al poder habla también, sin embargo, de una sociedad que más que diversa pareciera rota.

Concuerdo con las voces en México que nos advierten sobre los peligros de los llamados a la “unidad nacional” en un país que se dice y se quiere democrático, marcado por tantas y tan profundas diferencias a nivel tanto material como ideológico. El problema, leído en clave país que quisiera seguir siendo país, es que una cosa es la diversidad y otra, muy distinta, es la fragmentación carente de referentes compartidos.

Dicho de otra manera, una cosa es diferir en, digamos, un mismo idioma y otra, diferentísima, es la cacofonía que produce la emisión en simultáneo de voces hablando cada una su propia lengua. Lo primero puede construir, para el colectivo, algo distinto a lo existente. Lo segundo es una pura superposición de monólogos sin posibilidad de generar nuevos acuerdos colectivos.

No es privativa de México la división social y cultural profunda que hoy se manifiesta entre nosotros de tantas formas (en particular, violencia e imposibilidad de acción concertada). Los abismos crecientes entre integrantes de una misma comunidad nacional parecieran ser uno de los signos más distintivos y conspicuos de los tiempos que vivimos. Ahí están, entre otros: Estados Unidos, Israel, Hungría, Gran Bretaña, Austria, Polonia… Estadounidenses, israelíes, polacos, etcétera a quienes les resulta casi imposible reconocer a los otros estadounidenses (los que votaron por Hillary vs los que votaron por Trump), israelíes (los que quieren seguir “conquistando” los territorios más allá de la línea verde vs los que todavía creen en la solución de dos estados) o polacos (los que quieren ser europeos vs los que piensan que lo primero es defender y fortalecer a Polonia en contra de Rusia, los inmigrantes y todo lo extranjero) como parte de un mismo colectivo nacional.

Entre los países altamente desarrollados o desarrollados de occidente, las diferencias políticas ancladas sobre intereses e identidades de clase van a la baja y el clivaje dominante emergente, como bien señalaba un editorial reciente de la revista The Economist, es entre nacionalistas y globalizadores. En México, todavía está por verse cuál será el clivaje dominante que habrá de organizar las preferencias políticas y las relaciones de poder en los próximos años. El protagonismo incontinente de Trump y su animadversión contra México pudieran inclinar la balanza hacia la oposición cosmopolitanismo vs nacionalismo, pero, aún no es del todo claro.

La idea y la concreción material de la República Mexicana que heredamos de los que la imaginaron tras la Revolución Mexicana están, evidentemente, en crisis. Ya nadie cree en los viejos arreglos y narrativas para darle sentido a “México”. Ya no jalan. Trump y, en particular, la manera en la que el gobierno mexicano maneje las amenazas que nos plantea ese sujeto y lo que representa ofrecen una ocasión para refundarnos como comunidad distinta a otras, pero también como comunidad que se asume como parte activa del mundo.

No está fácil, pero si acaso queremos seguir siendo un país digno de ser vivido por propios y extraños, habría que intentarlo.

Intentarlo, esto es, poniendo por delante las cosas que nos unen o pudieran unirnos para bien de todos. Resultaría fundamental, para ello, construir alianzas entre clases, con todo y los sacrificios indispensables por parte de las élites y de los liderazgos que lucran con la miseria, y reconstruir, juntos, algún sentido de lo público (lo de todos) capaz de interpelarnos e incluirnos a todos.

Fuente del articulo: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/el-estado-de-la-republica.html

Fuente de la imagen:http://www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2017/02/13/58a266f0a34d1.jpg

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La crisis de las políticas públicas tradicionales

Juan Freire

Todas las señales apuntan a que nos encontramos en el medio de una profunda crisis social y política con consecuencias aún por comprender y que impactan desde la escala global a la más local. Las disrupciones continuas provocadas por la tecnología digital; la creciente brecha entre políticos, gobernantes y gobernados; la emergencia de nuevas voces y activismos; los problemas emergentes que no se pueden clasificar en las categorías sectoriales a las que está acostumbrada la tecnocracia … Todos estos son componentes de esa crisis que contiene elementos dramáticos dado que afecta a nuestra sostenibilidad como sociedad y también a nuestra capacidad de mantener la esperanza. Pero quizás, en lo que nos sucede esté también la semilla de una nueva esperanza que nos hace seguir trabajando por un futuro diferente: los ciudadanos ya no aguardan pasivamente el cambio y, a la vez que reclaman, han aceptado su papel protagonista y actúan para ser ellos mismos el propio cambio.

En este contexto incierto, abierto, complejo y paradójico existen dos preguntas esenciales cuya respuesta definirá la razón de ser de las instituciones públicas en los sistemas democráticos:

  • ¿cómo se puede escuchar de modo efectivo las innumerables voces de personas y colectivos diversos que reclaman su derecho a participar activamente en la vida pública?
  • ¿cómo se desarrollan políticas públicas para afrontar los nuevos, y viejos, retos que no admiten soluciones simples ni solamente técnicas?

Los instrumentos tradicionales utilizados por las instituciones públicas parecen incapaces de hacer frente a esos retos, e incluso en ocasiones pueden ser considerados parte de la causa de los problemas a que nos enfrentamos:

1. La planificación

La planificación tuvo su razón de ser en un mundo estable en que un grupo de expertos dotados de conocimiento técnico y de la información necesaria eran capaces de realizar predicciones y diseñar acciones para moldear el futuro de acuerdo con ciertos objetivos. En un mundo incierto el valor de la predicción se reduce drásticamente conforme sus resultados se hacen menos fiables. Si planificar ya no es el camino, la alternativa es laexperimentación continua. Donde no llegan los planes precisamos modelos que planteen hipótesis sobre la realidad y permitan ser sometidos a prueba mediante experimentos. Las prácticas habituales de la ciencia, el diseño de productos o el desarrollo de software se han convertido en el marco general de intervención. Experimentar es aprender y solo un aprendizaje institucional continuo puede permitir hoy en día encontrar soluciones reales a los problemas.

2. Los expertos

Los expertos, que configuran la tecnocracia al servicio de las instituciones públicas, se han especializado en la resolución de lo que podríamos denominar problemas agudos. Aquellos problemas bien definidos y que admiten una solución basada en la aplicación de un conocimiento técnico normalmente disciplinar. Sin embargo, en las últimas décadas estamos tomando conciencia de que la mayor parte de problemas que nos afectan como sociedad sonproblemas crónicos y complejos; problemas que tenemos dificultad incluso para definir y que no admiten una solución disciplinar. Se ha acuñado el término “wicked problem” (problema retorcido) para identificar estos problemas difíciles o imposibles de resolver dado que no se pueden formular por completo y a la vez cualquier solución es siempre parcial dado que las condiciones son cambiantes y/o la misma solución implica también impactos negativos. Los problemas complejos o “retorcidos” son en este sentido crónicos, precisamente por no contar con una única solución o más bien porque cualquier solución resuelve ciertos aspectos pero genera otros impactos negativos.

Por otra parte este tipo de problemas plantean retos metodológicos dado que, al no estar definidos por completo, solo se pueden comprender mediante la inmersión y por tanto solo cuando nos afectan porque somos parte activa del propio proceso. Los expertos y planificadores abordan los problemas bien definidos mediante diagnósticos basados en conocimiento “profesional”. Los problemas complejos y crónicos requieren de escucha. Comprender las diferentes perspectivas y ángulos de un contexto requiere de diversidad en las voces participantes. Esta diversidad no se restringe solo al conocimiento profesional ni es suficiente la multi- o inter-disciplinariedad. Se necesitan las voces de los afectados, de la ciudadanía, que construyen (la percepción, la definición) del problema junto con las de los expertos y los responsables de su gestión. Además la comprensión del problema ya no puede ser un proceso únicamente de reflexión intelectual; no lo hacemos solo recopilando la información disponible que es sometida a análisis. Dado que el conocimiento tácito y las cuestiones subjetivas y emocionales son partes esenciales solo pueden ser aprehendidas desde la acción. Por tanto la experimentación, el prototipado, ya no es solo una herramienta para encontrar soluciones efectivas, es a la vez un proceso de escucha activa.

3. Las mayorías

Las instituciones públicas han trabajado habitualmente para las mayorías, pero ¿cuáles son las mayorías hoy en día en un mundo en que las personas ya no pueden ser clasificadas en categorías sencillas? El reconocimiento de las múltiples minorías y de la enorme diversidad de nuestra sociedad es una obligación ineludible. Pero además, la alteridad es una herramienta fundamental para un abordaje inclusivo y efectivo de los problemas. No se puede comprender lo que nos pasa como sociedad  sin escuchar activamente la diversidad de voces afectadas y la diversidad de saberes relacionados. Por tanto,  los problemas y puntos de vista de las minorías deben ser incorporados tanto por razones, esenciales, de justicia social como para lograr la mejora del propio proceso de diseño e implementación de políticas públicas (y podríamos decir que de cualquier tipo de “política”, también las estrategias empresariales o las de comunidades y organizaciones cívicas).

En este sentido la aportación del feminismo no se restringe solo a defender los derechos de las mujeres como un grupo social (en este caso además mayoritario) sino que la aplicación de sus valores genera una sociedad más justa e inclusiva para todos sus miembros. Del mismo modo, por poner solo otro ejemplo, el diseño urbano pensado para los colectivos con diversidad funcional produce ciudades más habitables de las que se benefician todos sus habitantes, más allá de su situación particular.

4. Lo público y lo privado

El contexto socio-económico y político en que hemos habitado en las últimas décadas se basa en asumir la existencia de dos únicos entornos complementarios de propiedad y gobierno de los recursos y de las personas: el público y el  privado. Paradójicamente este marco mental que nos ha guiado ha olvidado el entorno común o pro-común, el de las formas de gobernanza y gestión que se desarrollan, o pueden desarrollarse, de forma autónoma y colectiva por la ciudadanía sin necesidad de intervención de lo público ni de privatización. Desde la década de 1990 el desarrollo de Internet, debido en buena medida a recursos e infraestructuras comunes, ha revitalizado este modelo que poco a poco ha ido resurgiendo y expandiéndose a ámbitos no digitales. El pro-común no es una forma alternativa de gobernanza que se opone a lo público o a lo privado sino un sistema complementario que se desarrolla en diálogo, y fricción, continuos con los otros entornos.

Abandonar el marco simplista público-privado implica una devolución de capacidades de gestión y gobierno autónomos a la ciudadanía y de la reinvención de las relaciones y reglas de juego para la convivencia fructífera de los tres entornos. Las políticas públicas, en este contexto, deben pasar de ser únicamente finalistas y atentas a la “resolución” efectiva de necesidades y problemas para convertirse en posibilitadoras a modo de infraestructuras que empoderen individual y colectivamente a los ciudadanos para que puedan decidir y actuar sobre sus propios problemas. Este cambio no está exento de riesgos importantes. Quizás el mayor es que sea utilizado por la política para justificar reducciones de inversiones y del propio papel de lo público trasladando responsabilidades a la ciudadanía sin ningún tipo de contrapartida. Bien al contrario, asumir el papel del pro-común y los nuevos roles de la ciudadanía implica un cambio en las funciones de las instituciones públicas que no necesariamente implican una reducción de su tamaño, pero si una mayor agilidad, flexibilidad y eficacia.

Podríamos resumir que las políticas públicas tradicionales basadas en la planificación, los expertos, las mayorías y una estructura público-privada han mostrado su utilidad pero también sus limitaciones que se han hecho aún más evidentes en el nuevo contexto social. Sin entrar a debatir si estas políticas tradicionales deben seguir existiendo y cual debe ser su alcance, el nuevo marco hace necesario al menos que surjan nuevas políticas públicas, y nuevas formas de hacer políticas públicas, que pasan por un enfoque experimental que permita trabajar de forma horizontal a ciudadanos, expertos y técnicos abordando problemas complejos y reconociendo la diversidad social como una oportunidad para generar políticas más inclusivas y sostenibles, en resumen para construir realmente una sociedad en común.

La innovación ciudadana y los laboratorios ciudadanos (como dispositivos para promoverla) emergen como una forma de hacer operativa la esperanza en ese futuro y sobre los que hablaremos en próximos textos.

Este texto fue parte de mi aportación al proyecto CO-LAB, Laboratorio de Innovación Ciudadana del Concello de A  Coruña. El texto no es original, posiblemente tampoco un plagio en sentido estricto, dado que vuelca, posiblemente de forma torpe e imperfecta, lo que he aprendido durante años de muchas personas y en especial de Marcos García, Director de Medialab Prado (MLP), y Antonio Lafuente, coordinador del Laboratorio del Procomún de MLP y científico de Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC.

Fuente del articulo: http://juanfreire.com/la-crisis-de-las-politicas-publicas-tradicionales/

Fuente de la imagen: http://juanfreire.com/wp-content/uploads/2017/02/umncjq4kpca-chuttersnap.jpg

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Rememoración de los insignificantes

Carlos Ayala Ramírez

Según el teólogo Gustavo Gutiérrez, una persona puede ser insignificante por muchas razones. Puede serlo porque no tiene dinero, por el color de la piel, por ser mujer, porque pertenece a una cultura que la civilización dominante considera inferior. Insignificantes, nos dice el obispo de Roma, Francisco, son los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados. Los prescindibles porque sobran, no se necesitan o se consideran inútiles. Insignificantes, en fin, los pequeños, los ignorantes, los afroamericanos, los excluidos, los marginados sociales. Es decir, los que no significan nada para los grandes y poderosos de este mundo, propulsores de una mentalidad que lo valora todo en términos de utilidad y conveniencia.

Ahora bien, hay al menos tres aspectos que no debemos eludir al momento de hacernos cargo de esta realidad. Primero, que su existencia no es una fatalidad, sino una injusticia. Segundo, es necesario tenerlos presentes en la memoria colectiva, como antídoto para los peligros del olvido y la indiferencia. Tercero, recordar a los “últimos” significa dejarnos afectar por su presencia y reaccionar con responsabilidad solidaria. Hay antecedentes ejemplares de estos tres rasgos, que han dejado huellas inspiradoras.

En tiempo de la colonia, fray Antonio de Montesinos denunció con vigor —en su famoso sermón del cuarto domingo de adviento de 1511— el escándalo de la conquista. Sus cuestionamientos, dirigidos a los responsables de la ocupación, maltrato, explotación y muerte de los indígenas, son inequívocos:

Todos están en pecado mortal y en él viven y mueren, por la crueldad y tiranía que usan con estas inocentes gentes. Digan ¿con qué derecho y con qué justicia tienen en tal cruel y horrible servidumbre a esto indios? ¿Con qué autoridad han hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas? ¿Cómo los tienen tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades?

En otro momento histórico, Jorge Luis Borges, en su libro Historia universal de la infamia, cuenta que, a principios del siglo XIX, las vastas plantaciones de algodón en las orillas del río Mississippi eran trabajadas por negros, de sol a sol. Dormían en cabañas de madera, laboraban en filas, encorvados bajo el látigo del capataz. Huían, y hombres de barba entera saltaban sobre hermosos caballos y los rastreaban fuertes perros de presa. Los propietarios de esas tierras y esas negradas son descritos por Borges como gente ociosa y ávidos caballeros de melena, que habitaban en largos caserones.

Roque Dalton, en su conocido Poema de amor, retrata lo que, a su juicio, conforma el modo de ser del salvadoreño común e insignificante. Son los sembradores de maíz en plena selva extranjera, reyes de la página roja, los que nunca sabe nadie de dónde son, los mejores artesanos del mundo, los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera. Los que murieron de paludismo en el infierno de las bananeras, los que lloraron borrachos por el himno nacional bajo el ciclón del pacífico o la nieve del norte. Los arrimados, los mendigos, los marihuaneros. Los eternos indocumentados, los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo, los primeros en sacar el chuchillo, los tristes más tristes del mundo. Y luego, su imborrable trozo de amor: mis compatriotas, mis hermanos.

Por su parte, Eduardo Galeano, en su poema Los nadies, transmite la impotencia y el dolor de los olvidados, los sometidos, los rechazados de hoy y de siempre:

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada/ Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos/ Que no son, aunque sean/ Que no hablan idiomas, sino dialectos/ Que no profesan religiones, sino supersticiones/ Que no hacen arte, sino artesanía/ Que no practican cultura, sino folklore/ Que no son seres humanos, sino recursos humanos/ Que no tienen cara, sino brazos/ Que no tienen nombre, sino número/ Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local/ Los nadies que cuestan menos que la bala que los mata.

Estas memorias nos enfrentan a la realidad, nos llevan a pensar en el otro. Ese otro identificado como la gente sin importancia, que no cuenta. El teólogo Johann Baptist Metz es reiterativo al exhortar a estar atentos a las señales de una firme disposición a no dar la espalda al sufrimiento de otros; expectantes a las alianzas y proyectos animados por la compasión y que se sustraen a la actual corriente de indiferencia y apatía. Desde la perspectiva cristiana, el ejemplo absoluto de este estilo de vida es Jesús de Nazaret. Como se sabe, en los tres años de su vida itinerante, Jesús convivió la mayor parte de su tiempo con aquellos que no tenían lugar dentro del sistema religioso y social de la época. Él pasó a ser conocido como “amigo de publicanos y pecadores”. Aceptó a los que no eran acogidos: los inmorales (prostitutas y pecadores), los herejes (samaritanos y paganos), los impuros (leprosos y poseídos), los marginados (mujeres, enfermos y niños), los colaboradores (publicanos y soldados), los débiles (los pobres sin poder).

Jesús no excluía a nadie, pero su proyecto de fraternidad y justicia se construye a partir de la compasión solidaria con los insignificantes. Compasión que, para Metz, no ha de entenderse como una vaga simpatía experimentada desde arriba o desde fuera, sino como percepción participativa y comprometida con el sufrimiento ajeno, como activa rememoración del sufrimiento de los otros.

 

Fuente del articulo: http://www.alainet.org/es/articulo/183524

Fuente de la imagen: http://www.definicionabc.com/wp-content/uploads/social/Otredad.jpg

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Cuando las sentencias vulneran derechos infantiles

Alejandra Perinetti

Aldeas Infantiles SOS concibe su trabajo desde un enfoque de protección, promoción y restitución de derechos de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Desde el área de Protección Infantil y de modo transversal en toda la organización, nos focalizamos en la concientización y sensibilización de todos los colaboradores y la sociedad en general para crear condiciones que garanticen el ejercicio pleno de tales derechos.

Desde esta mirada, estamos en continua alerta sobre los efectos negativos que impactan en el desarrollo psicológico y emocional de los niños, y es por eso que queremos manifestar nuestro más enérgico repudio a la sentencia del Tribunal de Casación de la Provincia de Buenos Aires.

Son graves las consecuencias en la salud de los niños, niñas y adolescentes cuando el abuso sexual infantil no se denuncia inmediatamente, y más graves aún cuando desde las instituciones que deben resguardar y restituir derechos no se brindan respuestas que contribuyan a una reparación del daño. La denuncia tiene como principal objetivo salvaguardar al niño/a contra una posible reiteración del abuso así como también trabajar en las acciones necesarias para que el niño, niña y adolescente pueda elaborar la situación desde una perspectiva terapéutica y reparadora.

Desde Aldeas Infantiles SOS Argentina entendemos que la reiteración de las situaciones de abuso sufridas por el niño, al contrario de pensar que son «elecciones sexuales», podrían producir el acomodamiento del niño a la situación de abuso tornándolo más expuesto al riesgo de victimización sexual crónica y provocando consecuencias devastadoras para su desarrollo emocional y social. En su libro Abuso sexual infantil. En las mejores familias, Irene Intebi escribió que «los ofensores parecen contar con un «radar» para detectar niños y jóvenes con carencias emocionales[i]», lo que expone al niño a un riesgo mayor si no cuenta con el apoyo y contención de quien es responsable de su cuidado.

Fuente del articulo: http://www.lanacion.com.ar/1798189-cuando-las-sentencias-vulneran-derechos-infantiles
Fuente de la imagen:https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRaFH9NxTUiXOsIc1LiwcQYjZB0Ac8LXEIhuYsUWT5yRRAaD_aI
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Jóvenes “a la intemperie”: la ausencia de una política de formación e inserción

Pluma Invitada

Enrique Pieck Gochicoa*

En prácticamente todos los países existe un grupo de jóvenes que ha truncado su itinerario educativo debido a diversas razones económicas, sociales, familiares y/o personales. En el caso de México, muchos se ven obligados a interrumpir sus estudios sin haber obtenido su certificado de educación media superior, nivel educativo que forma parte de la educación obligatoria desde 2011. Algunos datos revelan que sólo un 60.9% de la población de 15 a 17 años ingresa a media superior (INEE, 2014); aunado a ello, el abandono en este nivel es de un 40% (Weiss, 2014). Ambas cifras hablan de la magnitud del problema en lo que se refiere a jóvenes que no cuentan con estudios de media superior acreditada, más grave aún si pensamos en la cifra de ocho millones de jóvenes que se encuentran en situación de no estudio y no trabajo. Para la mayoría de estos jóvenes, su paso por el sistema educativo quedó atrás –o postergado– en sus trayectorias de vida, por lo que enfrentan ahora el reto de la transición al mundo del trabajo. Lamentablemente, ésta se complica por agravantes, tales como: baja escolaridad, falta de experiencia laboral, trayectos educativos marginales, no contar con competencias para el trabajo, la corta edad, falta de redes sociales, entre otras.

En este nuevo escenario de vida, muchos/as jóvenes se encuentran en una situación de abandono y a la deriva. Sin gran conocimiento, terminan insertándose en opciones laborales precarias y de alta rotación; otros encuentran espacios en el sector informal, hay quienes se aventuran en el frágil espacio del autoempleo, y algunos incursionan en el ámbito de la delincuencia. Son jóvenes que por lo general provienen de sectores de bajos recursos, con  problemáticas de desintegración familiar, contextos de violencia, desempleo, falta de oportunidades productivas, etc. Bajo estas circunstancias deben definir sus futuros escenarios de vida y, en esa dinámica a ciegas, buscan abrirse camino, van de alguna manera “rebotando” entre la diversidad de opciones que se les presentan: laborales, educativas y de formación. En este “rebote” los/as jóvenes se encuentran sin algún apoyo que les permita encaminar sus decisiones, analizar las diferentes opciones de estudio y trabajo, trazar e imaginar sus futuras trayectorias personales y profesionales: son jóvenes “a la intemperie” que ante la falta de un programa que los oriente se ven obligados a ir sorteando en soledad y por sí mismos las diferentes alternativas existentes.

Partiendo de esta realidad, un ejemplo que invita a la reflexión es el caso del Programa de Formación e Inserción (PFI), que se desarrolla en Cataluña, España y que tuvo como antecedente el Programa de Garantía Social (PGS) (1995-2006). El PFI retoma la experiencia y subsana algunas debilidades del PGS, entre ellas el diseño sin continuidad posterior de los estudios. Lo que distingue al PFI (también sello del PGS), y que marca un contraste inevitable con la política de formación para el trabajo en México, es el tener muy presente en la política educativa al segmento de jóvenes que ven truncadas sus trayectorias educativas y que no han podido obtener el certificado de educación básica obligatoria. Se parte de que existe un segmento de jóvenes que no culminan su educación básica y que se encuentra en proceso de transición al mundo del trabajo, luego pues se diseña y pone en operación un programa específico que responda a la problemática global de la transición de los jóvenes desfavorecidos: se les apoya en su proceso de inserción profesional y re-inserción al sistema educativo.

El programa busca ser un acto continuo de acompañamiento y de apoyo a la construcción de alternativas para los jóvenes sin la certificación básica. Se distingue por ser integral, por querer facilitar el tránsito de estos jóvenes a la vida activa, por tener vínculos con el mundo del trabajo a través de pasantías y por tener continuidad con grados superiores. Asimismo, busca favorecer el desarrollo de competencias (tanto técnicas como blandas), atender a la problemática social de los jóvenes, orientar en el desarrollo de posibles proyectos productivos, apoyar proyectos personales de vida, y promover su reinserción al sistema educativo. En mi opinión, el  punto clave del PFI es partir de una política específica de formación orientada a este grupo de jóvenes en el ánimo de facilitar su proceso de transición. No se les deja solos, no están a la intemperie.

En este marco es importante comentar sobre el programa de La Comuna, con raíz en las Misiones Locales de Francia, que se implementó en la Ciudad de México entre 1999 y 2008. Un elemento definitorio del programa consistía precisamente en la labor de consultoría y apoyo que se debe dar a los jóvenes en este entrecruce de caminos. El programa partía de que los jóvenes que se enfrentan a estas circunstancias deben contar con un servicio que les brinde asesoría psicológica, educativa y laboral. Intentó funcionar como un espacio de contención, de abrigo, ante las circunstancias difíciles de desorientación y falta de conocimiento a la que se enfrentan los jóvenes que atraviesan por esta etapa. Este programa fue ejemplo de una concepción diferente de la capacitación donde el proceso de transición a la vida activa se atendía de una forma integral. Lamentablemente, a la fecha, no existe ningún programa de capacitación que haya retomado este enfoque.

En México contamos con un abanico de opciones, que van desde la oferta de capacitación de parte de la Dirección General de Centros de Formación para el Trabajo (DGCFT) a través de los ICAT y los CECATI, hasta diferentes instancias que promueven el acceso al empleo, el desarrollo de emprendimientos, acceso a préstamos económicos, estrategias para la re-inserción al sistema educativo con miras a la acreditación del bachillerato y la continuación de estudio superiores (Prepa Sí, Ceneval Acuerdo 286, etc.). Se trata de programas pertinentes en sí mismos, lamentablemente no se encuentran articulados entre sí,  no abordan la problemática en conjunto que enfrenta este segmento juvenil, ni forman parte de una política integral de capacitación. Los jóvenes se van encontrando con estas opciones en caminos de búsqueda personales, van “rebotando”, se van enterando por diversas fuentes, incursionando en diferentes programas sin el cobijo de un programa que responda a sus necesidades de forma integral en este momento de transición.

El hecho es que sí existen programas a los que se incorporan los/as jóvenes, sin embargo no existe una política específica de formación e inserción de la cual formen parte. A ello se debe que este segmento de jóvenes, durante esta etapa crucial, no cuente con un programa específico que los resguarde. Esto lleva a que un millón 800 mil jóvenes que no están en el bachillerato, debido a que no terminaron la educación básica o abandonaron sus estudios de nivel medio superior (Tuirán, 2014), tengan que transitar durante este periodo “a la intemperie”. 

Nos preguntamos entonces ¿por qué no se ha hecho nada al respecto? ¿Por qué no se considera algo prioritario? ¿Es un tema de voluntad política, de falta de interés, poca sensibilidad ante la problemática, subestimación de la capacitación? ¿Es una situación con una baja tasa de retorno? Muchas preguntas que inquietan y que ante la falta de respuesta llevan  a permanecer en una inercia que como sociedad tiene un costo muy alto.

*Enrique Pieck Gochicoa es investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México  (INIDE-UIA). Texto publicado en el blog de educación de Nexos.


Referencia

Diputació de Barcelona. 1998.  Aproximacions a la garantía social. Barcelona: Estudis 1.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/jovenes-a-la-intemperie-la-ausencia-de-una-politica-de-formacion-e-insercion/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/08/jovenes-leyendo.jpg

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Calidad de la Educación en la Perspectiva Anticapitalista

Por: Luis Bonilla-Molina

Con el desmantelamiento de la URSS por parte de la burocracia soviética, el capitalismo globalizado lanzó una ofensiva en todos los campos para desmantelar las conquistas económicas, políticas y sociales impulsadas con la revolución Bolchevique y concertadas en el llamado Estado de Bienestar Keynesiano de la post guerra. La desregulación de los controles a los capitales y la flexibilización laboral son expresiones de ello. En este marco se desarrolla la burbuja inmobiliaria (1989/2006), la cual colapsa en 2006, provocando la crisis de las hipotecas subprime (2007). Ello generó una profunda y amplia crisis financiera (2008/2014) en casi todas las economías. Una primera ola recorrió y se instaló en la otrora poderosa Europa, para luego generar sucesivos oleajes que comienzan a impactar a América Latina y el Caribe. La crisis financiera del capitalismo globalizado renueva su vocación liquidacionista de las conquistas alcanzadas por los trabajadores y los sectores medios, con luchas y movilizaciones por décadas, en toda la geografía del planeta. Una clara expresión de esta dinámica lo constituyen los sucesivos, continuos y cada vez más sistemáticos ataques a la educación pública. Estas operaciones se esconden detrás de llamados a mejorar la calidad de la educación.

Los ciudadanos de nuestros países no sólo quieren una educación pública, gratuita y para todos, sino que ésta sea de calidad. Para quienes vivimos del trabajo, ello tiene un claro significado. La calidad de la educación es para que el sistema escolar garantice procesos de enseñanza-aprendizaje con pertinencia social, capacidad resolutiva de problemas, el pleno desarrollo de la personalidad y –en el caso de Venezuela- para alcanzar los objetivos y finalidades descritos en el marco jurídico consensuado con el proceso constituyente. La calidad de la educación es para garantizar que nuestro sistema educativo enseñe, investigue y aplique los conocimientos de punta para formar generaciones que lideren la independencia económica, tecnológica, científica y del conocimiento en general con conciencia de los valores de la justicia social y la armonía con el ambiente. Esa es la educación de calidad que aspiramos los trabajadores. La orientación y significado de la calidad educativa para el gobierno Bolivariano esta expresado en la CRBV (art. 103/1999) y la LOE (art.4/2009). En esa orientación entendemos y apoyamos la convocatoria del Presidente Maduro a una gran consulta sobre la calidad de la educación. Calidad de la educación para profundizar la revolución en materia educativa y para erradicar cualquier intento de contrarreformas del gran capital con la participación protagónica de toda la población.

Para los ricos la educación es un gasto que desvía importantes recursos y esfuerzos para la producción de mercancías. La población es vista como simples consumidores, los cuales pueden ser educados para ello, por los mass media, resultando desde esa perspectiva innecesario el sistema escolar que concreta la premisa de la educación como derecho humano fundamental. En consecuencia se generan un conjunto de operaciones de contrarreformas que se expresan en los discursos referidos a (a) la obsolescencia continuada de la escuela, (b) la precarización creciente de la formación docente; (c) el ataque a los derechos laborales del magisterio, especialmente los referidos a estabilidad laboral, fondos de jubilaciones y pensiones, así como a las condiciones de trabajo, (d) creciente exigencia a los docentes universitarios para que se conviertan en captadores de fondos para las universidades, (e) tendencia a la generalización y cobro de pagos por estudios a los alumnos; (f) diversificación de la planta física escolar y su dotación con la premisa de ahorrar costes, (g) congelación de salarios de los docentes por periodos superiores a los previstos en las contrataciones colectivas.

Todas están operaciones suelen introducirse con el “caballo de Troya” de la calidad educativa. A partir de la exigencia ciudadana de mejora continua de los sistemas educativos, que les permitan a los estudiantes y egresados un pleno desarrollo personal, laboral y profesional se diseña una estrategia de contrarreformas a escala planetaria. Para la necesaria unificación de criterios de aplicación de estas contrarreformas se demanda de los sistemas de evaluación de calidad, uniformidad en sus procesos, contenidos, criterios y parámetros. Allí surgen PISA (2009 – ) cuyo nombre en español es Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes estandariza los indicadores orientándolos hacia las competencias de los estudiantes (15 años) conforme a los requerimientos del mercado, la innovación tecnológica y las capacidades adaptativas. La formación en historia o artística, vitales en la construcción de cosmovisión del niño y el joven no son valoradas, lo cual ha llevado a administraciones educativas como la española, la chilena (Piñera) o la de la ciudad de Buenos Aires (Macri) a plantearse la eliminación o disminución a su mínima expresión de las materias y contenidos geo históricos y artísticos, por ejemplo.

En la educación universitaria la Estrategia de Lisboa (1998/1999) conocida como Proceso de Bolonia procura desarrollar las contrarreformas en la educación superior en la Unión Europea. Sin embargo países como Estados Unidos no sólo trabajan en esa dirección (PISA/Bolonia) sino que la profundizan. Por ejemplo, en Chicago se cierran un centenar de escuelas ubicadas en sectores populares con el argumento que no son útiles las “escuelas para repitientes”, se crean escuelas “chárter” allí y en Nueva Orleans, a la par que se despide a profesores como Carole Vance y Kim Hopper, de la universidad Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia, porque no habían atraído suficientes fondos de subvención”. Todo ello, aunado al desarrollo de infraestructuras universitarias que son emulaciones de centros comerciales con comedores estéticamente macdonalizados.
Esta ofensiva de los más poderosos y ricos generó un importante movimiento de masas anticapitalista que luchan para no permitir la implantación del concepto de calidad educativa neoliberal. Desde Tel Aviv, Atenas, Londres, Nueva York, Berlín, Lisboa, Quebec, el mundo árabe/musulmán, Santiago de Chile, Capital Federal de Buenos Aires hasta Ciudad de Panamá, el anticapitalismo educativo se expresa con fuerza.

Movimientos estudiantiles como YoSoy132 (México), los pingüinos y los universitarios (Chile), Indignados (Nueva York, Madrid, Italia), Juntos (Brasil), entre otros, salieron a las calles a protestar los recortes presupuestarios a la educación y contra las alzas de las tarifas de los servicios públicos. Pero no fueron los únicos, en el 2010 los estudiantes franceses tomaron las calles contra la reforma al régimen de pensiones, los recortes presupuestarios en educación y las discrimaciones a los inmigrantes. En España, una parte importante del movimiento de indignados del 15M (20111) saltó a la política anticapitalista a través de PODEMOS (2014). Es evidente el protagonismo de los jóvenes en la llamada primavera quebequense (2012), en este caso contra el alza de un 82% de las matrículas universitarias, en Grecia (2009 – ), Portugal (2011), Italia (2011), donde se protesta contra los recortes presupuestarios en educación. En el 2012 los estudiantes mexicanos bajo el lema Yosoy132 tomaron las calles para demandar democratización del sistema político y una mejor educación. De la resistencia se pasa progresivamente a la acción política consciente. Las manifestaciones de Sao Paulo (2013) contra el aumento de las tarifas del transporte, empalma con las luchas de los maestros y profesores a escala planetaria, quienes demandan no sólo mejoras laborales del sector sino contra la privatización de la educación y la mercantilización de la vida cotidiana de los pueblos.
Las contrarreformas educativas no han logrado pasar sin amplias protestas del magisterio en España (2012-2014), en México (2013) dirigidos por la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Enseñanza (CNTE), en Puerto Rico (2013) contra la Ley 160 o más recientemente en Ciudad Capital de Buenos Aires contra los “contenedores” de Macri y por aumentos salariales. Son solo algunos ejemplos de la punta del iceberg que comienza emerger.

El desafío ahora es retomar la ofensiva, como lo hizo el magisterio y los estudiantes en Córdoba y el Mayo francés, para construir una agenda de transformaciones del sistema educativo a la altura de las necesidades y requerimientos de los más humildes, en el marco de un proyecto emancipatorio del siglo XXI. Ello implica romper con clichés, entender que la crisis actual es parte de un largo proceso de intentos de desmantelamiento de la educación pública, que demanda creatividad, compromiso y resolución de las llamadas vanguardias. Pareciera urgente y necesaria la convocatoria a una “conferencia”, “encuentro” o “Congreso” Mundial de los jóvenes, estudiantes y el magisterio progresista para estudiar, analizar y debatir las características particulares de esta ofensiva neoliberal contra la educación pública y coordinar esfuerzos de resistencia y ofensiva a escala planetaria por una educación de calidad comprometida con el cambio social. Trabajemos en ello.

*Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2017/02/12/calidad-de-la-educacion-en-la-perspectiva-anticapitalista/

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