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Trump viola la primera virtud de la sociedad mundial

Por Leonardo Boff

Estados Unidos se ha distinguido siempre por ser un país extremamente hospitalario, pues, con excepción de los pueblos originarios, los indígenas, prácticamente toda la población está compuesta por inmigrantes. Es lo mismo que Brasil adonde vinieron representantes de 60 pueblos diferentes.

El espíritu democrático y el respeto a las diferencias religiosas están consignados en la constitución. Ahora surge un presidente, Donald Trump, que rompe una larga tradición norteamericana: el respeto a las diferencias religiosas, rechazando a la población musulmana, especialmente a la venida de Siria, y la tradicional hospitalidad a todo o tipo de gente que acudía y acude a ese país.

El filósofo Immanuel Kant (+1804) en su último escrito “La paz perpetua” proponía la república mundial (Weltrepublik) basada fundamentalmente en dos principios: la hospitalidad y el respeto a los derechos humanos.

Para él la hospitalidad (usa la expresión latina “die Hospitalität”) es la primera virtud de esta república mundial, porque «todos los humanos están sobre la Tierra y todos, sin excepción, tienen derecho a estar en ella y visitar sus lugares y pueblos; la Tierra pertenece comunitariamente a todos». La hospitalidad es un derecho y un deber de todos.

El segundo principio lo constituyen los derechos humanos que Kant considera «la niña de los ojos de Dios» o «lo más sagrado que Dios puso en la Tierra». Respetarlos hace nacer una comunidad de paz y de seguridad que pone un fin definitivo «a la infame beligerancia».

Pues bien, esta hospitalidad está siendo negada en Europa a miles de refugiados, que escapan de las guerras apoyadas por los occidentales. Esta misma hospitalidad es explicita y conscientemente rechazada por Donald Trump para miles e incluso millones de extranjeros y trabajadores ilegales.

En este contexto vale recordar uno de los mitos más bellos de la cultura griega, la hospitalidad ofrecida por un matrimonio anciano – Filemón y Baucis – a dos divinidades: Júpiter, el dios supremo y su acompañante el dios Hermes.

Cuenta el mito que Júpiter y Hermes se disfrazaron de andariegos miserables para probar cuánta hospitalidad quedaba en la Tierra. En los lugares por los que pasaban eran rechazados por todos.

Pero un atardecer, muertos de hambre y de cansancio, fueron calurosamente acogidos por esta pareja de viejitos que les lavaron los pies, les ofrecieron comida y su cama para dormir. Tales gestos de hospitalidad conmovieron a los dioses.

Cuando se estaban preparando para reposar, quitándose sus harapos, decidieron revelar su verdadera naturaleza divina. En un abrir y cerrar de ojos transformaron la mísera choza en un espléndido templo. Espantados, los buenos viejitos se postraron hasta el suelo en reverencia.

Las divinidades les dijeron que hiciesen una petición que sería prontamente atendida. Como si lo hubiesen acordado previamente, Filemón y Baucis dijeron que querían continuar en el templo recibiendo a los peregrinos y que al final de la vida, los dos, después de tan largo amor, pudiesen morir juntos.

Y fueron atendidos. Un día, cuando estaban sentados en el atrio, esperando a los peregrinos, de repente Filemon vio que el cuerpo de Baucis se revestía de follaje florecido y que el cuerpo de Filemón también se cubría de hojas verdes.

Apenas pudieron decirse adiós uno a otro. Filemón fue transformado en un enorme carvallo y Baucis en un frondoso tilo. Las copas y las ramas se entrelazaron en lo alto. Y así abrazados quedaron unidos para siempre. Los viejos de aquella región, hoy en el norte de Turquía, repiten siempre la lección: quien hospeda a forasteros, hospeda a Dios.

La hospitalidad es un test para ver cuánto humanismo, compasión y solidaridad existen en una sociedad. Detrás de cada refugiado para Europa y de cada inmigrante para USA hay un océano de sufrimiento y de angustia y también de esperanza de días mejores. El rechazo es particularmente humillante, pues les da la impresión de que no valen nada, de que ni siquiera son considerados humanos.

Los refugiados van a Europa porque los europeos estuvieron antes durante dos siglos en sus países, asumiendo el poder, imponiéndoles costumbres diferentes y explotando sus riquezas. Ahora que están tan necesitados, son simplemente rechazados.

Vale la pena rescatar el valor y la urgencia de la hospitalidad, presente como algo sagrado en todas las culturas humanas. Tenemos que reinventarnos como seres hospitalarios para estar a la altura de los millones de refugiados e inmigrantes en el mundo entero.

Fuente: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=817

Imagen en archivo de OVE

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El informe PISA, la segregación escolar y la luna

Por Jesús Roguero García

Como se esperaba, la publicación del Informe PISA 2015 hace unos meses abrió un intenso debate sobre la enseñanza en nuestro país. La mayor parte de reacciones giró en torno a la puntuación de los estudiantes en estas pruebas, que se utilizaron para evaluar el funcionamiento del sistema educativo. Como consecuencia, para muchos, el único poso que dejó este informe fue que España había mejorado su posición en relación con otros países. Sin embargo, tanto los propios autores del informe como un buen número de expertos han repetido hasta la saciedad que PISA tiene grandes limitaciones para evaluar los sistemas educativos (esas limitaciones se describen, por ejemplo, aquí, aquí o aquí). Mi impresión es que PISA es más fiable para mostrar la situación de los diferentes agentes del sistema (centros, docentes, estudiantes y familias), sus relaciones mutuas y sus recursos. Podemos decir, acudiendo al viejo proverbio, que mientras PISA señala a la Luna, nosotros miramos al dedo. Y PISA 2015 muestra que nuestro sistema educativo tiene problemas graves.

Uno de los datos más preocupantes del último informe es el significativo descenso del índice de inclusión social, que mide el grado con el que los centros educativos acogen estudiantes de diferentes perfiles socioeconómicos. Dicho de otro modo, cuanto menor sea el índice de inclusión social, mayor será la segregación del alumnado en los centros. España ha pasado de 74 puntos en 2012 a 69 en 2015 y ocupa ya la antepenúltima posición entre los países europeos de la OCDE y la quinta por la cola de toda la OCDE. PISA nos está diciendo que los alumnos españoles están entre los que tienen menos probabilidades de todo el mundo de compartir centro con compañeros de un origen social distinto al suyo.

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La segregación escolar tiene un efecto negativo evidente en la cohesión social. Muchos de los valores de respeto, tolerancia e inclusión solo pueden aprenderse a través de la relación entre personas de orígenes diversos. En este sentido, la calidad de la educación tiene una vertiente cívica y convivencial fundamental, que depende del grado en que el sistema educativo es capaz de proporcionar un espacio de socialización positiva. La segregación supone un freno claro a estos objetivos.

Por si esto no fuera suficiente, la segregación tiene también consecuencias perniciosas en la trayectoria académica de muchos estudiantes. La realidad educativa española está sembrada de colegios e institutos a los que se les han puesto diferentes apellidos: “gueto”, “de especial dificultad”, etc., pero que, básicamente, se caracterizan por contener una excesiva proporción de estudiantes con dificultades económicas y/o académicas. Estos contextos educativos reducen el bienestar y la motivación de los estudiantes, lo que perjudica su desempeño escolar. A su vez, estas condiciones dificultan el trabajo del profesorado, disminuyen la motivación de los equipos docentes y aumentan la rotación de las plantillas, lo que supone una dificultad añadida para dar una respuesta educativa de calidad. Es así como los estudiantes que más atención necesitan quedan encuadrados en contextos escolares que ofrecen escasas posibilidades de éxito académico.

¿Por qué está España entre los líderes mundiales en segregación escolar? Si bien la segregación depende también de procesos ajenos al sistema educativo, como la distribución en el territorio de los diferentes grupos sociales, las políticas educativas son claves para configurar este fenómeno. Aunque hay más, yo destacaría dos rasgos específicos del sistema español que potencian la segregación social.

En primer lugar, parte de los centros concertados seleccionan a sus estudiantes a través de, por un lado, barreras económicas (aportes voluntarios, cuotas u otros pagos cuasi-obligatorios) que impiden el acceso de las familias con menos recursos económicos; y, por otro lado, mediante prácticas de discriminación cultural, como la ausencia de alternativa a la asignatura de Religión Católica o los rezos en horario lectivo, que no respetan las creencias de los alumnos no católicos.

En segundo lugar, la segregación social aumenta por la creciente separación de los estudiantes según su nivel académico, especialmente en Educación Secundaria. Dos ejemplos son el programa bilingüe en inglés y el Bachillerato de excelencia, ambos en la Comunidad de Madrid, en los que los estudiantes son agrupados en clases según sus calificaciones académicas o sus resultados en pruebas específicas. Esta segregación genera, en muchos institutos, grupos poco propicios para el aprendizaje que aumentan las probabilidades de repetición y expulsión del sistema; unas probabilidades que, en el caso español, son injustificadamente elevadas, especialmente para quienes provienen de familias desfavorecidas.

Tras la desbocada segregación social del alumnado subyace no solo un modelo educativo, sino también un modelo de sociedad. El debate de fondo, por tanto, reside en si deseamos una educación excluyente e injusta, que avance hacia una sociedad fragmentada, o si preferimos un sistema inclusivo y equitativo, que contribuya a crear una sociedad cohesionada. La evidencia empírica demuestra que es posible hacer compatibles altos niveles de equidad, excelencia y cohesión social. En el camino hacia ese sistema educativo, estudios como PISA pueden ser muy útiles para identificar debilidades y áreas de mejora. Pero eso solo será posible si los utilizamos de modo riguroso y prudente; y si miramos a la Luna.

Fuente: http://agendapublica.es/el-informe-pisa-la-segregacion-escolar-y-la-luna/

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De desertor a profesionista

Por: Gloria Esther Trigos Reynoso

En un artículo anterior hablamos de la importancia del título y de la cédula profesional en el ámbito laboral. En esta ocasión, con el ánimo de obtener más elementos de análisis en esta línea, enfocamos nuestra mirada en 138 alumnos  que tienen en común, haber sido beneficiarios del programa PRONABES.

A primera vista, puede parecer un grupo pequeño para lograr conclusiones de alcance general; sin embargo, al señalar que este número corresponde a una generación completa, estamos hablando de que es un universo muy definido, no una muestra. Y, al tener esta característica, considero que los resultados obtenidos son válidos para, al menos, dejar planteadas algunas reflexiones y datos de interés acerca de comportamientos estudiantiles que generalmente desconocemos, pero que dibujan un escenario que nos invita a realizar análisis, desde otras ópticas.

Se trata de la generación 2001-02, (G01-02) de becarios PRONABES (hoy Beca de Manutención), de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), cuyo perfil quizá pueda ser similar al de otras generaciones. Sin embargo, hay un dato que requiere realizar una comparación de este grupo en los años 2013 y 2016: el número de desertores. Mientras en el primer año había 27 desertores, en el segundo se redujo a 23, debido a que se identifica la existencia de dos activos regulares y dos desertores, que realmente no lo son ya que cuentan con cédula profesional, pero…de una institución educativa diferente.

En detalle de lo anterior, podemos mencionar que:

Con activos regulares se hace alusión a becarios que después de un buen número de años que interrumpieron sus estudios), decidieron reiniciarlos, por lo que en la actualidad se encuentran cursando nuevamente los primeros semestres de alguna carrera.

En cuanto a las cédulas profesionales, recordemos que estamos hablando de becarios PRONABES que pueden ser de los niveles educativos de técnico superior o profesional asociado y, licenciatura. Ambos niveles requieren que los aspirantes hayan concluido su formación media superior.

En este sentido, sabemos que mientras los tipos de bachillerato bivalente y terminal, brindan la oportunidad de obtener un título y su respectiva cédula profesional, los bachilleratos generales, no lo permiten. De manera que, quienes cursaron alguna de las primeras opciones, al ingresar a la universidad ya cuentan o deben contar, con un documento que los avala como técnicos.

En la G01-02 ingresaron a alguna licenciatura de la UAT, 35 estudiantes con esta característica. Los 103 restantes o cursaron bachilleratos de tipo general o bien, habiendo cursado alguno bivalente o de capacitación para el trabajo, no se titularon.

Siguiendo a los 35 becarios con cédula de técnico, encontramos que:

  • dos abandonaron sus estudios de licenciatura,
  • seis egresaron pero no tramitaron su título y cédula profesional por lo que sólo conservan, para efectos de ejercicio profesional, su cédula a nivel técnico y su carta de pasante como profesionista,
  • 27 obtuvieron su título y cédula de licenciatura.
  • De estos últimos, dos obtuvieron también, cédula de maestría; es decir, cuentan con hasta tres cédulas profesionales. Logros que son dignos de destacarse.

Por otra parte, de acuerdo a la consulta realizada al Registro Nacional de Profesionistas, se aprecia que mientras la UAT registra 145 cédulas profesionales en diferentes niveles educativos, el Sistema Educativo Nacional (SEM), a través de la página mencionada, reconoce 148 cédulas obtenidas hasta el momento, por los 138 integrantes de la citada generación. (Figura N°1)

Ahora, al fijar nuestra atención en los que abandonaron sus estudios, que como se señaló líneas arriba, eran 27 en el año 2013 en que se daba por cerrada esa generación, observamos que para agosto 2016, disminuyó a 25 en virtud de que dos de esos desertores, decidieron volver a estudiar, probablemente porque valoraron la importancia de contar con estudios profesionales o tal vez, porque ya contaron con las condiciones idóneas para hacerlo. Cualquiera que sea la razón, es bueno que hayan resuelto concluir el ciclo que habían iniciado.

Al dar seguimiento a los 25 desertores restantes, nos preguntamos si contarían con cédula profesional avalada por otra institución educativa, por lo que realizamos la consulta correspondiente, nuevamente en la página de Registro Nacional de Profesionistas de la Secretaría de Educación Pública, sorprendiéndonos gratamente encontrar que dos de ellos habían egresado de otra institución educativa pública, también del Estado de Tamaulipas, lo que hace suponer que muy probablemente, hayan recuperado su beca PRONABES y la hayan conservado hasta su egreso. De esta manera, la deserción real disminuye a sólo 23 casos (16.66%).

Desde el punto de vista humano, no queda más que alegrarnos por el éxito de esos dos jóvenes; no obstante, por el lado profesional, nos lleva a cuestionarnos en torno a cómo deben ser considerados estos casos ya que son desertores de una institución determinada, pero no son desertores del Sistema Educativo Nacional. Es decir, de desertores pasaron a ser considerados profesionistas, con un título y su respectiva cédula profesional.

De tal forma, los datos de la G01-02 registran una modificación, quedando como se aprecia en la Figura N°2:

Este cambio por ser mínimo, pudiera pensarse que no es significativo, sin embargo, nos indica claramente que existen importantes vacíos de información en las IES en general, dando lugar a preguntas como las siguientes: ¿las instituciones educativas tienen registrada esta situación de los que alguna vez fueron sus alumnos?, ¿por qué los alumnos deciden cambiar de institución?, ¿es cuestión de orientación vocacional?, ¿de cambio de residencia de la familia?, ¿cómo deben tipificarse estos casos?, ¿la Secretaría de Educación Pública, los tiene identificados?, ¿cómo se registran en los formatos de estadísticas de la SEP?, ¿se repiten los nombres?, ¿un mismo alumno puede tener doble estatus: como desertor y como egresado?.

Ante esta realidad, en la que para una institución un caso es calificado como deserción y para otra, como egreso ¿no sería más apropiado hablar de movilidad o migración, en lugar de deserción?

Reflexionar de esta manera, lo hace posible el hecho de interesarnos un poco más por nuestros alumnos y abordar, de manera retrospectiva, el acercamiento con ellos. Sería plausible que a través de estas miradas pudieran implementarse acciones que permitan detectar con toda claridad casos como éstos, para darle sustento y coherencia a nuestras estadísticas y, por ende, a decisiones institucionales que favorezcan de manera fehaciente el ingreso, la permanencia y el egreso.

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Domesticar la cuarta revolución industrial

Por: Cristina Vásquez

La Universidad de Valencia y Microsoft crean una cátedra sobre seguridad y privacidad digital

El mundo digital nos rodea y los usuarios tienen, muchas veces, la sensación de que no están suficientemente protegidos cuando compran por internet o emplean las redes sociales. «Hay que saber construir un espacio de seguridad jurídica para todos, pues la privacidad no puede bloquear la investigación en ámbitos como la seguridad, la sanidad o la investigación científica», ha defendido hoy el rector de la Universitat de València, Esteban Morcillo, en la presentación de la nueva Cátedra de Privacidad y Transformación Digital creada con el patrocinio de Microsoft.

El objetivo de la cátedra, cuya duración de cuatro años, es favorecer la divulgación de conocimientos en torno a la seguridad y la privacidad en el mundo digital con la organización de jornadas, seminarios en España y en el ámbito internacional, ha explicado el director de la cátedra y profesor de Derecho Internacional Ricard Martínez.

El director de Educación de Microsoft Ibérica, Óscar Sanz, ha explicado que el mundo vivo un momento increíble, con acceso a la información de forma instantánea y la creación «de un montón de oportunidades económicas» que no pueden desaprovecharse.

«Esta ola de innovación, que trae grandes cambios, no viene sola, llega con grandes retos y desafíos: la transformación del trabajo, los problemas de seguridad pública, la privacidad de las personas», ha dicho el directivo de Microsoft. Según Sanz, esa privacidad será un eje primordial para que las empresas se embarquen en nuevos proyectos.

La cátedra, la primera de Europa que alienta Microsoft, promoverá cursos de formación sobre privacidad, ciberseguridad y transformación digital en el horizonte de 2018, fecha en la que los países se enfrentan al Reglamento de Protección de Datos de la Unión Europea, con regulaciones específicas en el tratamiento de datos personales sanitarioso relacionados con la seguridad pública.

Fuente: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2017/02/16/valencia/1487245631_606381.html

 

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Educar profesores que son o serán educadores de adolescentes

Por: Jaume Funes

Innovarse, renovarse, para educar y trabajar con adolescentes es fundamental ya que suelen sumarse a cualquier cambio y normalmente se apuntan rápidamente a cualquier movida social.

Los abismos escolares de la secundaria

Las distancias entre la escuela oficial y la escuela necesaria, entre la vida del alumnado del siglo XXI y la dinámica del aula, llegan a su valor máximo cuando se trata de la educación secundaria. Suelo repetir que la crisis más aguda de todo el sistema educativo hace tiempo que está situada en la secundaria. Año tras año se ahonda el abismo entre las propuestas de la escuela oficial (que tiende a retroceder) y la realidad de las adolescencias actuales. De hecho, buena parte del actual sector innovador, de los profesionales de la educación que siguen trabajando para renovar la escuela, está hoy entre los que construyen cada día una escuela secundaria diferente. Son profesionales que consideran imposible seguir engañando a sus adolescentes con propuestas trasnochadas de aprendizaje. Lo mismo ocurre con grupos de madres y padres sensibles, impotentes ante las contradicciones educativas que descubren cuando cada día han de convencer a su hijo o hija sobre la bondad de acudir a clase. Con nombres diversos, las redes de innovación, los movimientos de padres y del profesorado proponen que “repensemos juntos la educación secundaria”.

Una parte de esas propuestas para pensar la escuela secundaria que necesitamos hoy tiene que ver con cómo formar el futuro nuevo profesorado y cómo poner a punto al profesorado actual que, por decirlo con un ejemplo, anda más centrado en cómo controlar los móviles que en descubrir qué última foto colgaron sus alumnos en Instagram antes de entrar en clase. Esta preocupación sobre cómo “educar a los educadores” que conviven con los chicos y chicas adolescentes, cómo educarnos mutuamente para ser adultos útiles en las vidas adolescente suele ser el tema de bastantes de los espacios de reflexión que comparto. Con el ánimo de ser un estímulo más para ampliar la reflexión, resumiré en este artículo cinco propuestas de “formación”. Son cinco propuestas globales para ayudar a los actuales profesores a innovarse (no sólo renovarse) y para formar los futuros evitando que, una vez más, se produzca un traspaso -con algún maquillaje de pedagogía- entre el paro de los titulados que estudiaron para otra cosa y la oferta de trabajo en la enseñanza que vuelve a ampliarse.

Educadores modernos de adolescentes cambiantes y sociedades confusas

No obstante, antes de formular las cinco propuestas tengo que hacer diversas advertencias. No se puede hacer una propuesta de formación sin resolver (al menos por mayoría social simple) dos viejos, muy viejos, debates. El primero de ellos aclarar cuál es el encargo que la sociedad adulta y los gobernantes hacen al profesorado de secundaria: ¿instruir, educar, acompañar? Si continuamos afirmando que su función es la transmisión del conocimiento y hacemos caso a los padres que reclaman su derecho a educar en exclusividad en la familia, no vale la pena pensar en cómo formar al profesorado. El segundo debate, responde a la eterna pero falsa confrontación entre la lógica de la materia y la lógica educativa del sujeto que aprende. Si no es necesario, si no hay que tener en cuenta quién es y cómo vive el alumno al que pretendemos enseñar, no hay que por qué preocuparse de cómo formar al profesorado para descubrirlo. La geografía o la gramática, eternas, son nuestra guía y hemos de seguir a los profesores que odian cualquier referencia a la pedagogía, al contexto social o al humanismo.

Además, al innovarnos pensando en cómo ser útiles a los adolescentes o al considerar cómo deberían ser los futuros profes de la secundaria, deberíamos tener presente que la renovación o la formación inicial han de referirse a tres aspectos y no tanto sólo a uno de ellos (suele ser más habitual pensar que se trata tan solo de resolver déficits en la innovación didáctica y se acepta esta formación sin entrar para nada en las relaciones educativas). Si, primero tenemos que conocer –o actualizar nuestro conocimiento- sobre cómo se enseña y cómo se aprende hoy. No podemos esconder que un parte singular de las dificultades y los conflictos actuales entre los adolescentes y la escuela proviene de la ausencia de pedagogías y didácticas mínimamente actualizadas, respetuosas con la realidad de cómo se accede al saber hoy. Formamos, nos formamos, para ser modernamente competentes al enseñar.

El segundo aspecto es considerar cómo aprenden los chicos y chicas adolescentes. Descubrir y considerar cuáles son las formas básicas de aprender de cada momento evolutivo (las claves del desarrollo) y buscar las didácticas adecuadas en la adolescencia. Finalmente, nos formamos (pensamos, compartimos, descubrimos) sobre las adolescencias, para ser expertos en conocer sus mundos, para comprender sus lógicas, para ser adultos próximos a sus vidas. A los tres aspectos hay que referirse para pensar en cómo educar educadores. Los tres están en las preocupaciones del actual profesorado activo, que cada día intenta resolver el triple dilema de cómo hacer lo que le dicen que tiene que hacer, cómo hacer próxima la escuela a sus adolescentes y cómo ayudar a aprender siguiendo las propuestas didácticas verdaderamente renovadoras que su profesionalidad implicada le ha hecho descubrir.

Los cinco paquetes de la formación

Aclarados los preámbulos inevitables trataré de sintetizar los cinco “paquetes” básicos de formación-reflexión-práctica que necesitamos hoy para conseguir tener otra educación secundaria. Un cambio que en una gran parte depende de tener una mayoría de profesorado que se renueva o se forma de otro modo. Estos serían los cinco grandes aprendizajes:

1. Aprender a descubrir y a tener en cuenta las realidades cambiantes de los adolescentes (de cada chico o chica, de los grupos, de las adolescencias dominantes en el territorio y en cada momento, en cada curso).

2. Aprender a construir una relación de influencia, una relación educativa (de cada educador adulto y del equipo educativo como tal).

3. Aprender a descubrir y diferenciar los “problemas” adolescentes, los “problemas sociales” y los personajes adolescentes que viven momentos problemáticos.

4. Aprender la adaptación de metodologías y didácticas innovadoras al mundo adolescente y a su inmersión diversa en la sociedad digital, virtual y en red.

5. Aprender a ayudar en la construcción de personas y ciudadanos, a hacer de la educación un reducto contra el conservadurismo.

Aprender a mirar sus adolescencias y conseguir que nos permitan pintar algo en sus vidas

El primero de los aprendizajes, o del proceso compartido para innovarnos, conduce a dominar la secuencia de verbos que permiten descubrir sus vidas: mirar, ver, escuchar, observar, atribuir significado, preguntar, estudiarlos, devolverles nuestras lecturas de su realidad. Cada uno de los verbos  requeriría un artículo y todos tienen que ver con la necesidad de educar la mirada. Ahora, tanto sólo destacaré que hay que dominar tres herramientas: tener una pauta compartida sobre cómo hacer una observación sistemática del alumnado; utilizar “cuadernos de campo” para anotar la vida, y tener espacios de equipo para compartir las “lecturas” de las adolescencias que juntos educamos y no siempre interpretamos igual.

El segundo grupo tiene que ver con cómo conseguir convertirse en adultos positivos (de forma diversa y no con el mismo grado de intensidad para todo el mundo) para los chicos chicas que educamos. Hay que pensar qué quiere decir leerlos en positivo a pesar de sus “impertinencias”, qué significa estar disponibles, ser accesibles, tener actitudes flexibles. Las grandes habilidades a aprender tienen que ver con la gestión de los conflictos y con la capacidad de hacerlo sin tener un reglamento que lo prevea todo e incluya respuestas y sanciones tasadas. Es aquello que se suele definir como aprender a tener ascendencia sin reclamar tener poder. Aprender a controlar la inseguridad que provoca que te muevan continuamente “la silla” y te hagan preguntas impertinentes. En el fondo, de lo que se trata es de aprender a acompañar un tiempo a personajes que surfean por la vida hasta que encuentran una playa medianamente segura al final de sus adolescencias.

Aprender a descubrir sus bagajes vitales y contribuir a mantener el deseo de saber

Aprender a leer “problemas” comporta saber descubrir la diferencia entre los “problemas” de la adolescencia y la adolescencia como problema. El profesorado de secundaria tiene que ser algo así como un grupo social de “influencers” que difunde una lectura sensata de la adolescencia en una sociedad que los ve siempre a partir del desastre y la necesidad de control. La formación tiene que ver con cómo considerar educativamente las diversidades adolescentes, las “malas compañías”, el imaginario colectivo sobre el “buen adolescente”.

Hay que aprender a saber cómo considerar las realidades sociales en las pretensiones de educar, cómo tener en cuenta que a veces somos el único adulto positivo que tiene el alumno. Aprender a descubrir por qué no sirven las respuestas a las dificultades que colocan el adolescente en un callejón sin salida. También es inevitable aprender a trabajar con otros profesionales que pueden estar en sus vidas y saber compartir acompañamientos. Queda, además, saber qué hacer con padres y madres preocupados razonablemente, con los pasotas de todo tipo, con personajes que complican las adolescencias de sus hijos.

Las didácticas adolescentes son una adaptación a la lógica adolescente de las didácticas mínimamente adecuadas que, como ya he dicho, tenemos que dominar porque forman parte de la competencia profesional básica. Sin embargo, hay que advertir que la renovación y la innovación son especialmente necesarias en esta etapa porque los adolescentes suelen sumarse a cualquier cambio y normalmente se apuntan rápidamente a cualquier movida social. En clave adolescente (antes y ahora), las didácticas tienen dos componentes que hay que dominar. Por un lado, la adolescencia es un tiempo para probar y experimentar y por eso necesitan aprender descubriendo y experimentando (nunca soportando memorizaciones impuestas por los adultos). Por otro, si son adolescentes en la medida que son en grupo (o en soledades difíciles) también pueden y deben aprender en grupo. Hay que aprender a enseñar y educar de forma social.

Diga lo que diga el currículum formal el gran peligro de la adolescencia no es que no lo dominen, sino que renuncien a pensar y se agoste definitivamente su deseo de aprender. La competencia básica para la que debemos ser competentes es saber cómo conseguir que sepan pensar, no dejen de pensar. El no va más de esta parte de la formación sería descubrir cómo transmitir cada día a los adolescentes nuevas razones, nuevos argumentos, nuevos motivos para seguir viniendo al instituto a aprender.

Aprender a ser radicales como los adolescentes

A veces se olvida que, si hablamos de renovación o de innovación, si hay que cambiar la escuela, es fundamentalmente porque va dejando demasiados chicos y chicas fuera de circulación. Necesitamos formarnos, ponernos al día, porque la escuela sigue siendo un elemento clave en la construcción de las personas. Aprendemos más y diferente porque sabemos que al educar humanizamos. Además, como que la tendencia dominante es suprimir de la escuela éticas y ciudadanías hay que formarse para conseguir que el adolescente descubra que no es nada ni nadie sin los otros y que, dado que sus colegas y él consideran que el mundo es una mierda, tendremos que influir para que piensen en cómo cambiarlo.

Pero, formarse para hacer esto es asumir que educar no puede estar situado nunca entre las lógicas conservadoras de la sociedad.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/15/educar-profesores-que-son-o-seran-educadores-de-adolescentes/

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Construyendo la casa de la educación

Por: Julio Rogero

Colectivos educativos de Getafe han puesto en marcha La Casa de la Educación, un espacio en el que educación y municipio se dan la mano para la construcción de la ciudad educadora.

Acababa mi artículo anterior, dedicado a La escuela en la ciudad educadora diciendo que muchos creemos que ya es hora de que la escuela y el municipio se reconozcan mutuamente y se propongan construir juntos la educación y la vida en común que queremos.

Parece importante que se vayan concretando algunas propuestas para desarrollar lugares y tiempos de encuentro y coordinación entre todas las instituciones, organizaciones y asociaciones de la ciudad relacionadas directa o indirectamente con la educación.

Entre esas propuestas está la de poner en marcha una “casa de la educación” o un “centro de la educación de la ciudad” o un “centro de la comunidad educativa local”, como quiera que se le llame.

Cuando nos proponemos transformar la educación en una ciudad como Getafe (177.000 habitantes, sur de la Comunidad de Madrid), entendemos que es importante tener claras las referencias que nos han de orientar en ese proceso. El referente de la educación en Getafe es la construcción de una ciudad educadora con un proyecto educativo de ciudad elaborado por toda la sociedad, sabiendo que tienen un papel central los directamente implicados en la educación formal y en la educación no formal. La Casa de la Educación puede ser un medio eficaz para este objetivo.

La realidad es que algo parecido ya se está creando y lo queremos llamar así:
El proyecto de la “Casa de la educación”. Ha comenzado a ser un hecho real en la ciudad de Getafe desde que la nueva corporación municipal hace suyo el proyecto y se implica en él, cediendo el espacio de un antiguo colegio, vacío durante largo tiempo, al que vamos dando vida poco a poco desde hace ya año y medio. En estos momentos somos siete asociaciones las que habitamos la Casa de la Educación. Ahora es importante que se vayan incorporando otras asociaciones educativas. Nos encontramos en la fase de puesta en marcha, de información y presentación pública del proyecto a las instancias educativas institucionales y a la red asociativa de la localidad.

Entre los objetivos que nos proponemos hacer realidad con la Casa de la educación está la construcción de un espacio colectivo de toda la comunidad educativa local, donde las organizaciones, colectivos y grupos educativos tengan un espacio donde reunirse y, además, puedan encontrarse con los demás miembros de la trama social educativa de Getafe. Poder así colaborar en los procesos de construcción de Getafe como ciudad educadora; participar en la elaboración, desarrollo y evaluación del proyecto educativo de ciudad, donde la Casa de la Educación sea un componente más; elaborar planes de trabajo conjuntos en los aspectos en que sea posible y tener un espacio donde desarrollarlos; plantear planes coordinados de formación, encuentros y foros de educación; tener un fondo documental y de recursos que podamos utilizar todos: biblioteca, mediateca, documentación…

Los posibles habitantes de la Casa de la Educación serían todos los actores de la educación formal ligados a la institución escolar y otras instituciones educativas: asociaciones de familias, de alumnado, de profesorado, representantes municipales en los consejos escolares, equipo técnico municipal de educación… Los protagonistas de la educación no formal: animadores socioculturales, educadores de infancia y adolescencia en el tiempo libre y de ocio, trabajadores sociales, educadores de calle… Organizaciones, redes educativas y plataformas de la escuela pública. Voluntariado educativo y asociaciones interesadas en la educación directa o indirectamente: asociaciones vecinales, de salud, de mayores, de jóvenes…

El contenido de la Casa de la Educación tiene una doble dimensión. Por una parte, están las programaciones y actuaciones de cada una de las asociaciones que forman parte de ella. Por otra, están las actividades comunes planificadas por varias o todas las asociaciones que la habitan. Estas pueden ir desde la organización interna del centro a actividades de todo tipo: planes de formación conjuntos, foros de conversación y debate sobre temas educativos, talleres, jornadas pedagógicas…

Esta es una propuesta que requiere la aportación de todos los implicados, y, sobre todo, precisa que se crea que es un proyecto viable. En nuestro país es una experiencia un tanto inédita. Sabemos que es necesario creer en la comunidad educativa local. Por ello, además de hacerla una realidad en los centros educativos, se ha de proponer ir más allá de los muros de la escuela para que esta se inserte en su comunidad y para que su comunidad penetre en ella. Así, en el ámbito de una ciudad educadora, se precisa poner los medios para la coordinación real de los actores de la educación en el municipio.

Los que estamos en la Casa de la Educación tenemos claro que hemos de auto-organizarnos para ir dando respuesta a las necesidades organizativas. Hasta este momento hay reuniones periódicas (mensuales y cuando se precisan por alguna cuestión urgente) de una comisión coordinadora con un representante de cada una de las asociaciones y la presencia esporádica de la Concejalía de Educación. En ellas se van distribuyendo las tareas y funciones que se necesitan para que el local esté en condiciones de ser utilizado por todos.

Además del local, se añaden los recursos que tiene cada colectivo en cuanto a mobiliario y otros recursos que se ponen al servicio de todos: biblioteca, medios audiovisuales… El Ayuntamiento está haciendo una importante inversión en la adecuación del edificio para hacerlo más acogedor y que responda mejor a sus nuevos usos.

En Getafe ya habitamos la Casa de la Educación. Ahora nos falta lo más importante: ir desarrollándola como Proyecto Compartido por todos y todas. Ello requiere la toma de conciencia de que hay vida más allá de nuestras particulares asociaciones, de que nos necesitamos y de que tenemos la misma problemática desde distintas especificidades de cada una de ellas, ya que no es fácil construir y encontrar lo común desde los intereses particulares de cada uno.

Es necesario también que nos demos tiempo, pues este es un proyecto a medio y largo plazo, y los cortoplacismos son enemigos de construir realidades sólidas. Se requiere que vayamos desarrollándolo poco a poco y avanzando todos juntos en este proyecto que nos ilusiona y nos abre importantes oportunidades de avanzar en la coordinación para la mejora de la educación en el objetivo común: la construcción colectiva de la ciudad educadora que quiere ser Getafe.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/17/construyendo-la-casa-de-la-educacion/

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El trabajo en equipo, una destreza que hay que potenciar desde la infancia

Por: Ana Camarero

Los expertos animan a padres, instituciones educativas y Administración a practicar las 5C: complementariedad, comunicación, coordinación, confianza y compromiso

Cada vez más, los departamentos de recursos humanos (RRHH) buscan candidatos que sean capaces de trabajar al mismo ritmo y compartir los mismos intereses que el resto de las empresas. Unos factores que, según las propias compañías, favorecen la productividad. Para ello, una de las cualidades que buscan en los futuros candidatos es que sepan trabajar en equipo; es decir, que cooperen para lograr un fin común. Porque, la cohesión de un equipo de trabajo se expresa a través del compañerismo y del sentido de pertenencia al grupo que manifiestan sus componentes. Cuanta más cohesión exista, mejor trabajarán sus miembros y más productivos serán los resultados de sus acciones.

Por ello, cada vez más expertos animan a padres y madres, instituciones educativas y Administración a que fomenten en sus hijos la destreza del “trabajo en equipo” a partir de la incorporación del esquema de las 5C: complementariedad, comunicación, coordinación, confianza y compromiso.

María Victoria Sánchez, sénior director Page Personnel, manifiesta que, “desde hace algún tiempo, poseer la cualidad de trabajar en equipo es un requisito casi indispensable para cualquier puesto de trabajo. Los expertos en RRHH buscamos esta cualidad en los perfiles de los candidatos porque está demostrado que al trabajar en equipo se ponen más capacidades, inteligencias, ideas y destrezas al servicio de una tarea común, de tal forma que por el hecho de compartir esa actividad los resultados se consiguen de manera sólida y rápida”.

Actualmente, vivimos en una cultura en la que, cada vez más, se tiende hacia la colaboración. Según abundantes estudios, trabajando en equipo se complementan los talentos individuales; aumenta la motivación personal; las personas que trabajan apoyándose en un mismo proyecto aumentan notablemente la productividad; y el aprendizaje que se obtiene cuando se trabaja en equipo, es mayor. En este sentido, Sánchez señala que “cada vez se trabaja más en las aulas según este enfoque. El concepto “equipo” debería, por lo tanto, trabajarse desde que somos pequeños. En el ámbito educativo, estableciendo objetivos para toda una clase o mediante la incorporación de trabajos en grupo. Y también en la familia, por ejemplo a la hora de repartir las tareas del hogar con el objetivo de conseguir un resultado común en menos tiempo y con menor esfuerzo”.

Respecto a la importancia de la labor en los colegios, Dominique Cerri, directora general de InfoJobs, afirma que “es fundamental que desde las aulas se lleven a cabo dinámicas en las que se fomente el respeto a la hora de hablar y de escuchar las opiniones de los demás. También es muy valioso potenciar la escucha proactiva para que los niños y jóvenes se acostumbren a aportar sobre lo dicho en vez de lanzar críticas. Si adquieren estas habilidades cuando son pequeños, les acompañarán a lo largo de toda su vida”.

Sin embargo, familias y colegios tienen actualmente un enorme aliado en la práctica de deportes colectivos, como fútbol, baloncesto, jóquey o rugby, para el aprendizaje del “trabajo en equipo” por parte de niños y jóvenes. En este ámbito, Andrés Parada, preparador físico de FS Valdepeñas de 2ª División y director de la publicación deportiva Futsal360, señala que “desde un punto de vista meramente teórico, el deporte de equipo se caracteriza fundamentalmente por la cooperación, la oposición, la presencia de dos o más jugadores, la interrelación de los mismos, el dominio del espacio o contexto, y el móvil u objeto”. Según Parada, “todos estos aspectos, que el niño trabaja casi de manera inconsciente, podríamos considerarlos como los medios que utilizamos a través del juego para desarrollar una serie de valores o cualidades. Todos ellos se los irá encontrando poco a poco en su camino, tanto en la vida como en cualquier ámbito profesional que pueda desarrollar: “si viajas solo caminarás rápido, si viajas acompañado caminarás lejos”, “nadie puede silbar solo una sinfonía, es necesaria una orquesta” (cooperación), “un caballo nunca corre tan deprisa como cuando tiene otros caballos que alcanzar y adelantar” (oposición), “ningún jugador es tan bueno como todos juntos” (la interrelación de los jugadores), y mucho más ejemplos en los que no sabemos si hablamos de deporte, del ámbito profesional, o de la vida, porque en cierto modo, es lo mismo”.

Javier Martínez, profesor de Educación Física para Secundaria en el Colegio Los Nogales y profesor asociado del departamento de Ciencias de la Educación en la Universidad de Alcalá de Madrid, añade que, “aunque el deporte es un medio excelente para adquirir aprendizajes aplicables a otros ámbitos y a la vida cotidiana, por sí mismo no es educativo. Hay que saber emplearlo para lograr todos los posibles beneficios que conlleva su práctica. Por tanto, los chavales que aprenden a gestionarse bien dentro de un deporte de equipo son los que muestran una diferencia respecto al resto. De hecho, estos alumnos saben expresarse y escuchar de forma más adecuada e incluso se motivan más trabajando con compañeros”. Martínez añade que “las personas que hayan asimilado bien los aspectos mencionados, podrán integrarse de forma adecuada e incluso ventajosa en el mundo laboral. Destrezas con las que, además, desarrollarán actitudes de liderazgo y capacidad de competición interna, cualidades muy valoradas en la mayoría de profesionales”.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/01/30/mamas_papas/1485768165_491520.html

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