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El altísimo precio de la (no) educación en Chile

Por Rafael Moyano

Hoy en día en Chile más de 5 millones de personas no cuentan con educación escolar finalizada. Según los datos de la Organización Mundial de los Trabajadores (OIT) esto supone casi un 60% de la población chilena activa, y aún más duro; 2 millones tienen entre 18 y 45 años.

No finalizar la educación media no sólo implica un enorme hándicap a la hora de insertarse en el mundo laboral, (en términos de renta, tener estudios medios finalizados y superiores permite casi triplicar los ingresos con respecto a los que no finalizaron), supone sobretodo el no ejercicio de un derecho fundamental, una renuncia con un altísimo coste, social y económico.

Según los datos del Ministerio de Desarrollo Social, hasta 2006 la tasa de población reclusa en Chile aumentaba a razón de un 6% anual, esto son casi 1.300 personas por año, teniendo uno de los coeficientes más altos de la región; por cada 100.000 habitantes 248 reclusos, casi el doble que Argentina (147). Pues bien, según la misma web del Ministerio el 87% de los reclusos en nuestro país no cuentan con la educación media finalizada, y advierte que es perfectamente posible sustentar la idea de que quienes en la actualidad no tienen los niveles educacionales que la sociedad actual demanda constituyen una población en riesgo de delinquir (MDS 2006)Con esto no pretendo decir que no estudiar te hará terminar en prisión, eso sería infundado y ofensivo, pero desde luego no poder acceder a la estructura de oportunidades que ofrece la sociedad, por no tener la nivelación de estudios, producirá a la larga un efecto dominó; Sin estudios medios será difícil la inserción al mundo laboral, bajos sueldos dificultarán el acceso a vivienda, salud y otros servicios de calidad por carecer de activos monetarios, y tristemente hasta que sea rota, la espiral de vulnerabilidad y exclusión se repetirá inexorablemente de generación en generación

Sin caer en populismos, La educación potencia los activos y despierta talentos que pueden estar dormidos, permite recomponer planes de vida, proyectos de desarrollo personal y familiar, y también emprendimiento económico e innovación social. A nivel país, la educación precede al crecimiento, según el informe PIRLS-TIMSS realizado en España en 2011, incrementar 25 puntos en los informes PISA se podrían traducir hasta en un 3% de aumento del PIB.

Un país nivelado en estudios es un país educado y preparado, que avanza social y económicamente al mismo tiempo. Un país donde la desigualdad no duela, donde podamos dejar de mirar para otro lado como ciudadanos ante injusticias que hoy todos vemos a diario.

Un país nivelado en estudios es un país educado y preparado, que avanza social y económicamente al mismo tiempo. Un país donde la desigualdad no duela, donde podamos dejar de mirar para otro lado como ciudadanos ante injusticias que hoy todos vemos a diario.

Y ¿Cómo lograrlo? Existen distintos programas educativos destinados a la nivelación de estudios, algunos de ellos nacionales y municipales y también propuestas lideradas por sostenedores que creen firmemente que la educación es la llave del progreso. Es fundamental motivar e impulsar que todos aquellos y aquellas que no pudieron finalizar sus estudios por la razón que sea, se ilusionen con la idea de retomarlo y puedan de verdad valorar el impacto tan positivo que tendrá en sus vidas, en su presente y en su futuro.

Convivencia y educación son dos palabras que caminan de la mano, educar a todos los adultos del país implicaría abrir los ojos a un mundo en el que los éxitos pueden llegar fruto del esfuerzo y el trabajo, supondría cualificar a millones de ciudadanos cuyo desempeño profesional impactaría directamente en el crecimiento económico y en el bienestar socia.

Si la economía chilena ha crecido enormemente con unas cifras de nivelación educativa tan bajas, ¿Qué desarrollo podríamos alcanzar si logramos este desafío? La respuesta invita a soñar.

Ante un escenario de incertidumbre económica a nivel mundial, apostar por la nivelación nacional de estudios nos permitirá contar en el futuro con muchas más soluciones, de la mano de una población activa, creativa y emprendedora, que a su vez, podría ser una importante generadora de empleo.

Ese puede ser Chile hoy y ha llegado el momento de darle el peso social y político que debe tener este tema. Si queremos un Chile que progrese, un Chile que avance en igualdad, en el que las brechas sociales no sean abismales y en el que todos los ciudadanos puedan acceder a oportunidades, debemos colocar la educación de adultos y jóvenes en la agenda política. Como país contamos con recursos para destinar a esto, y existen buenas voluntades y disposición desde el sector público. Ojalá aprovechemos ese buen viento y llevemos entre todos a Chile al podio de los países más educados del mundo, y, así, en el futuro no tengamos que pagar el verdadero precio de la exclusión.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2017/01/19/el-altisimo-precio-de-la-no-educacion-en-chile/

Imagen: https://ideasyanalisis.files.wordpress.com/2014/02/0010431102.jpg?w=558

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Dos prioridades en educación: equidad y pertinencia

Por: José Manuel Restrepo

Por lo menos dos documentos relativamente recientes hacen un análisis crítico del papel de la educación superior en el mundo y se hacen preguntas que intentan poner en duda o quizás retar la tarea realizada en las universidades. No son ellos los únicos que desafían al sistema, pero sí son dos que lo hacen con relativa fuerza. Uno de ellos fue un artículo publicado por The Economist, en el que retoma las primeras frases de un famoso folleto enviado por Harvard a Inglaterra en 1643 para solicitar nuevos recursos para el sistema norteamericano de educación superior. Describe el artículo que ese entusiasmo norteamericano permitió por más de tres siglos tener un sistema de educación superior muy bien financiado, a tal punto que se ha convertido en referente para el mundo de cómo lograr un sistema de financiación ideal.

Sin embargo, dice el artículo, ese aumento de interés y multiplicación de la financiación para el sistema educativo está siendo desafiado, no tanto desde la perspectiva de resultados investigativos, sino desde el papel de las universidades en lo educativo o formativo para la mayoría de los estudiantes. Con el sugestivo crecimiento en la participación de millones de nuevos estudiantes en el sistema, sólo un grupo minoritario (en muy específicas universidades americanas) está logrando resultados destacables con su educación, mientras que para el grueso de la población universitaria ello no se logra.

Lo anterior pone en duda la totalidad de recursos destinados al sistema y por lo menos desafía el hecho de que esta inversión sea más importante que para otras necesidades sociales de prestación de servicios públicos. Concluye el artículo que, frente a un aumento de cobertura tan significativo en el sistema, es recomendable contar con instrumentos que verifiquen la pertinencia y calidad de lo educativo, más allá de la producción científica. Lo anterior significaría, para mí, una mejor docencia, una formación más profunda en competencias de comunicación oral y escrita, de argumentación, de toma de decisiones, de trabajo en equipo, de análisis crítico frente al conocimiento, de formación ética y sociohumanística, y, en general, de competencias transversales y no sólo disciplinares.

Algo complementario a lo anterior, quizás con mayor pesimismo, lo expresa abiertamente David Roberts, de Singularity University, cuando afirma en una reciente entrevista que “la mayoría de las universidades del mundo van a desaparecer” por la incapacidad del sistema educativo de responder a las innovaciones y disrupciones que se proponen con la cuarta revolución industrial. Mientras el sistema siga educando de la misma manera que hace 100 años, le va a ser imposible sobrevivir.

Para rematar, en nuestro caso particular, el informe de la OCDE sobre la educación en Colombia insiste en la urgencia de mayores niveles de equidad, arrancando con la educación inicial, pero llegando a dar una respuesta al hecho de que sólo el 9 % de los jóvenes más pobres entre los 17 y los 21 están en el sistema de educación superior, mientras que dicho dato entre los más ricos es del 62 %. De forma similar, los datos de deserción universitaria siguen siendo aterradoramente altos y más abultados para quienes ingresan al sistema provenientes de ambientes escolares con mayores deficiencias y de más escasez de recursos. A diferencia del caso norteamericano, en el nuestro además de todo se requiere aún más financiamiento que permita mejorar la calidad de los recursos involucrados en el sistema y garantizar para todos los accesos a las mismas oportunidades.

En un escenario como el colombiano, el desafío es entonces mucho mayor. No solamente se trata de responder a las necesidades y preocupaciones que se plantean a nivel global, sino, además, intentar dar respuesta a dificultades propias de nuestra realidad de escasos recursos y de altos niveles de desigualdad, sumado a profundas ineficiencias y filtraciones en la destinación de recursos al sistema educativo.

No es este un reto menor, pero sí fundamental si queremos contar con mayor vigencia en esta nueva humanidad. La pregunta y las respuestas que debemos encontrar es cómo lograr una educación superior más pertinente, más equitativa y de mayor nivel de calidad, con los recursos suficientes y la adecuada gestión pública y privada.

jrestrep@gmail.com; @jrestrp

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/dos-prioridades-educacion-equidad-y-pertinencia

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Empieza la era Trump…

Por: Ignacio Ramonet

Unos días después del acuerdo entre Rusia y Turquía que permitió acabar con la interminable batalla de Alepo, leí en un célebre semanario francés el comentario siguiente : «La permanente crisis de Oriente Medio está lejos de resolverse. Unos piensan que la solución pasa obligatoriamente por Rusia, mientras otros creen que todo depende de Turquía. Aunque lo que queda claro ahora es que, de nuevo y definitivamente –por lo menos cabe desearlo-, Rusia tiene en sus manos los argumentos decisivos para poner punto final a esa crisis.» ¿Qué tiene de particular este comentario ? Pues que se publicó en la revista parisina L’Illustration… el 10 de septiembre de 1853.

O sea, hace ciento sesenta y tres años, la crisis de Oriente Medio ya era calificada de «permanente». Y es probable que lo siga siendo… Aunque un parámetro importante cambia a partir de este 20 de enero : llega un nuevo Presidente de Estados Unidos a la Casa Blanca : Donald Trump. ¿Puede esto modificar las cosas en esta turbulenta región ? Sin ninguna duda porque, desde final de los años 1950, Estados Unidos es la potencia exterior que mayor influencia ejerce en esta area y porque, desde entonces, todos los presidentes estadounidenses, sin excepción, han intervenido en ella. Recordemos que el caos actual en esta zona, es, en gran parte, la consecuencia de las intervenciones militares norteamericanas decididas, a partir de 1990, por los presidentes George H. Bush, Bill Clinton y George W. Bush, y por el (más reciente) azorado apoyo a las « primaveras árabes » estímuladas por Barack Obama (y su secretaria de estado Hillary Clinton).

Aunque globalmente la línea que defendió el candidato republicano durante su campaña electoral fue calificada de « aislacionista », Donald Trump ha declarado en repetidas ocasiones que la organización Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) es el « enemigo principal » de su país y que, por consiguiente, su primera preocupación será destruirlo militarmente. Para alcanzar ese objetivo, Trump está dispuesto a establecer una alianza táctica con Rusia, potencia militarmente presente en la región desde 2015 como aliada principal del gobierno de Bachar El Asad. Esta decisión de Donald Trump, si se confirma, representaría un cambio de alianzas espectacular que desconcierta a los propios aliados tradicionales de Washington. En particular a Francia, por ejemplo, cuyo gobierno socialista -por extrañas razones de amistad y negocios con Estados teocráticos ultrareaccionarios como Arabia Saudita y Qatar- ha hecho del derrocamiento de Bachar El Asad, y por consiguiente de la hostilidad hacia el presidente ruso Vladimir Putin, el alfa y el omega de su política exterior [i] .

Donald Trump tiene razón : las dos grandes batallas para derrotar definitivamente a los yihadistas del ISIS –la de Mosul en Irak, y la de Raqqa en Siria- aún están por ganar. Y van a ser feroces. Una alianza militar con Rusia es, sin duda, una buena opción. Pero Moscú tiene aliados importantes en esa guerra. El principal de ellos es Irán que participa directamente en el conflicto sirio con hombres y armamento. E indirectamente pertrechando a las milicias de voluntarios libaneses chiitas del Hezbollah.

El problema para Trump es que también repitió, durante su campaña electoral, que el pacto con Irán y seis potencias mundiales sobre el programa nuclear iraní, que entró en vigor el 15 de julio de 2015, y al que se habían opuesto duramente los republicanos en el Congreso, era “un desastre”, “el peor acuerdo que se ha negociado”. Y anunció que otra de sus prioridades al llegar a la Casa Banca sería desmantelar ese pacto que garantiza la puesta bajo control del programa nuclear iraní durante más de diez años a la vez que levanta la mayoría de las sanciones económicas impuestas por la ONU contra Teherán.

Romper ese pacto con Irán no será sencillo, pues se firmó con el resto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Francia, Reino Unido, Rusia) y Alemania, a los que Washington tendría que enfrentarse. Pero es que, además, como se ha dicho, el aporte de Irán en la batalla contra el ISIS, tanto en Irak como en Siria, resulta fundamental. No es el momento de enemistarse de nuevo con Teherán. Moscú, que ve con buenos ojos el acercamiento de Washington, no aceptará que esto se haga a costa de su alianza estratégica con Teherán.

Uno de los primeros dilemas del presidente Donald Trump consistirá pues en resolver esa contradicción. No le resultará facil. Entre otras cosas porque su propio equipo de halcones, que acaba de nombrar, parece poco flexible en lo que concierne las relaciones con Irán [ii] .

Por ejemplo el general Michael Flynn, su asesor de Seguridad Nacional (lo que Henry Kissinger fue para Ronald Reagan), está obsesionado con Irán. Sus detractores le definen como «islamófobo» porque ha publicado opiniones que  muchos consideran abiertamente racistas. Como cuando escribió en su cuenta de Twitter : «El temor a los musulmanes es perfectamente racional.» Flynn participó en las campañas para desmantelar las redes insurgentes en Afganistán e Irak. Asegura que la militancia islamista es una « amenaza existencial a escala global ». Igual que Trump, sostiene que la organización Estado Islámico es la « mayor amenaza » que enfrenta EE.UU. Cuando fue director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (AID), de 2012 a 2014, dirigió la investigación sobre el asalto al consulado estadounidense de Bengasí, en Libia, el 11 de septiembre de 2012, en el que murieron varios ‘marines’ y el embajador norteamericano Christopher Stevens. En aquella ocasión, Michael Flynn insistió en que el objetivo de su agencia, como el de la CIA, era « demostrar el rol de Irán en ese asalto » [iii] . Aunque jamás haya habido evidencia de que Teherán tuviera cualquier participación en ese ataque. Curiosamente, a pesar de su hostilidad a Irán, Michael Flynn está a favor de trabajar de manera más estrecha con Rusia. Incluso, en 2015, el general viajó a Moscú donde fue fotografiado sentado al lado de Vladimir Putin en una cena de gala para el canal estatal de televisión, Russia Today (RT), donde ha aparecido regularmente como analista. Posteriormente, Flynn admitió que se le pagó por hacer ese viaje y defendió al canal ruso diciendo que no veía « ninguna diferencia entre RT y el canal estadounidense CNN ».

Otro anti-iraní convencido es Mike Pompeo, el nuevo director de la CIA, un ex-militar graduado de la Academia de West Point y miembro del ultraconservador Tea Party. Tras su formación militar, fue destinado a un lugar de extrema tensión durante la Guerra Fría: patrulló el ‘Telón de Acero’ hasta la caída del Muro de Berlín en 1989. En su carrera como político, Mike Pompeo formó parte del Comité de Inteligencia del Congreso, y se destacó en una investigación que puso contra las cuerdas a la candidata demócrata Hillary Clinton por su pretendido papel durante el asalto de Bengasi. Ultraconservador, Pompeo es hostil al cierre de la base de Guantánamo (Cuba), y ha criticado a los líderes musulmanes de Estados Unidos. Es un partidario decidido de dar marcha atrás al tratado nuclear firmado con Irán, al que califica de « Estado promotor del terrorismo ».

Pero quizas el más rabioso enemigo de Irán, en el entorno de Donald Trump, es el general James Mattis, apodado ‘Perro Loco’, que estará a cargo del Pentágono [iv] , o sea ministro de la Defensa. Este general retirado de 66 años, demostró su liderazgo militar al mando de un batallón de asalto durante la primera guerra del Golfo en 1991 ; luego dirigió una fuerza especial en el sur de Afganistán en 2001 ; después comandó la Primera División de la Infantería de Marina que entró en Bagdad para derrocar a Sadam Husein en 2003 ; y, en 2004, lideró la toma de Faluya en Irak, bastión de la insurgencia suní. Hombre culto y lector de los clásicos griegos es también apodado el ‘ Monje Guerrero’ , alusión a que jamás se casó ni tuvo hijos. James Mattis ha repetido infinitas veces que Irán es la « principal amenaza » para la estabilidad de Oriente Medio , por encima de organizaciones terroristas como el ISIS o Al Qaeda : «Considero al ISIS como una excusa para Irán para continuar causando daño. Irán no es un enemigo del ISIS. Teherán tiene mucho que ganar con la agitación que crea el ISIS en la región

En materia de geopolítica, como se ve, Donald Trump va a tener que salir pronto de esa contradicción. En el teatro de operaciones de Oriente Próximo, Washington no puede estar –a la vez- a favor de Moscú y contra Teherán. Habrá que clarificar las cosas. Con la esperanza de que se consiga un acuerdo. De lo contrario, hay que temer la entrada en escena del nuevo amo del Pentágono, James Mattis ‘Perro Loco’, de quien no debemos olvidar su amenaza más famosa, pronunciada ante una asamblea de notables bagdadíes durante la invasión de Irak: « Vengo en paz . No traje artillería. Pero con lágrimas en los ojos, les digo esto: si me fastidian, ¡os mataré a todos

Notas:


[i] Aunque, como se sabe, hay eleciones en mayo próximo en Francia, a las cuales el actual presidente socialista François Hollande, muy impopular, ha decidido no representarse. El candidato conservador con mayores posibilidades de ganar, François Fillon, ha declarado por su parte que reorientará la política exterior francesa para normalizar de nuevo las relaciones con Moscú.

[ii] Léase, Paul Pillar, « Will the Trump Administration Start a War with Iran ? », The National Interest, 7 de diciembre de 2016. http://nationalinterest.org/blog/paul-pillar/will-the-trump-administration-start-war-iran-18652

[iii] Léase, The New York Times, 3 de diciembre de 2016. http://www.nytimes.com/2016/12/03/us/politics/in-national-security-adviser-michael-flynn-experience-meets-a-prickly-past.html?_r=0

[iv] James Mattis necesitará que el Congreso le conceda una excepción para esquivar la ley que exige que pasen siete años entre salir del Ejército y acceder a la jefatura del Pentágono.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=221915

Imagen: http://despiertavivimosenunamentira.com/tercera-guerra-mundial/

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Los nuevos mendigos tienen 20 años y empleo: qué está pasando con el trabajo

Por: Hector G. Barnés

La tasa de desempleo juvenil en España se encontraba el pasado noviembre en el 44,4%, la más alta de toda Europa, tan solo superada por Grecia (46,1%). Duplicamos con creces el nivel de la eurozona, que se encuentra en el 21,2%, así como el de Reino Unido, que desciende hasta el 13,1%. En apariencia, una cifra envidiable a la que deberíamos aspirar, ya que es casi cuatro veces inferior a la de nuestro país. Sin embargo, es posible que este dato oculte una realidad aún más triste para los menores de 25 años.

Como ha desvelado la ONG inglesa Centrepoint a ‘Independent’, cada vez son más los jóvenes que, a pesar de tener trabajo, se encuentran en una situación cercana a la exclusión. ¿Por qué? Por culpa de los conocidos como contratos de cero horas, el principal estandarte de la flexibilización laboral inglesa. Estos se pagan por horas y obligan al trabajador a estar disponible, así como a mantener una relación de exclusividad con la empresa que le contrata, pero esta no está obligada a proporcionar un sueldo mínimo o a garantizar un mínimo de jornadas trabajadas a sus empleados. Esto provoca que no puedan saber ni cuándo ni cuánto van a trabajar.

Esta fórmula de contratación, pensada en principio para universitarios que quieren costearse sus estudios o como acceso inicial al mercado laboral, ha terminado siendo aplicada por multitud de compañías para rebajar costes. A día de hoy, alrededor de un millón de ingleses están empleados bajo esta fórmula. Como explica la directora de la ONG, Jennifer Barnes, cada año hasta 150.000 jóvenes de entre 16 y 25 años recurren a la organización para que les ayude a encontrar trabajo o techo para pasar la noche.

Estos son precisamente los principales candidatos a terminar aceptando estos contratos, que provocan «que queden atrapados en la indigencia«. Con frecuencia, advierte la ONG, son desahuciados puesto que carecen de medios económicos necesarios para pagar el alquiler y, una vez se encuentran en la calle, les resulta imposible volver a encontrar alojamiento, aunque sea de alquiler. Tan solo el apoyo familiar o el de los amigos los salva de esta «trampa».

Cuando no quieres ser un ‘nini’

Durante los últimos años se ha popularizado en nuestro país el término ‘nini’ para referirse a aquellos jóvenes desocupados que tienen un mayor riesgo de exclusión social. Como señalaba el año pasado Eurostat, el 22,2% de españoles de entre 20 y 24 años ni tienen empleo ni cursan estudios primarios o secundarios, lo que nos convierte en el país donde más se ha incrementado el número de ‘ninis’. El problema, no obstante, puede ser aún mayor si las políticas de empleo solo sirven para maquillar los datos.

Mendigos ingleses de todas las edades reciben sus suministros mensuales en Strand (Londres). (iStock)

Como recuerda la directora, muchos jóvenes se encuentran atrapados en un círculo vicioso de desempleo y trabajo por horas mal pagados que les obliga a no poder salir de la indigencia, a pesar de estar haciendo lo que la sociedad les ha dicho que es correcto. “Han hecho lo que se supone que deben hacer, y no están recibiendo nada a cambio”, explica. “Oímos a menudo que la gente que deja de utilizar nuestros servicios tienen problemas”.

No solo es una cuestión de aceptar lo primero que uno se encuentra porque es preferible que el paro, sino que para acceder a un empleo de mayor categoría es necesario contar con experiencia, y estos contratos la garantizan. “Están desesperados por conseguir experiencia para mejorar sus expectativas a largo plazo”, añade Barnes. “Se les empuja desde su oficina del paro para que acepten estos contratos sin horas. Pero si eso es lo máximo a lo que pueden aspirar, va a ser más difícil para ellos escapar de la mendicidad a largo plazo”.

Un hándicap añadido a estos contratos, más allá de no ofrecer una retribución mínima mensual (lo que provoca que la mayoría de los que lo aceptan vivan al día y no puedan saber con seguridad si podrán pagar el alquiler) es la precariedad pertinaz a la que abocan a los trabajadores. La mayor parte de caseros rechazan a los potenciales inquilinos que tienen esta clase de contratos, y por supuesto, conseguir una hipoteca para pagar una casa es algo inalcanzable. La ONG recuerda que se encuentran en una situación incluso peor que la de los parados que cobran un subsidio, puesto que estos últimos al menos sí pueden certificar con cuánto dinero disponen a lo largo del mes.

No es mercado laboral para jóvenes

Dado que la figura del contrato sin horas es exclusiva de países como Reino Unido (Nueva Zelanda la prohibió el pasado marzo), podríamos pensar que no corremos riesgo de contagio. Sin embargo, hace apenas dos semanas que un ‘paper’ publicado por la OCDE señaló que España tiene uno de los mercados laborales más degradados del mundo desarrollado. En septiembre del pasado año, menos de la mitad de los afiliados al régimen general (un 48%) contaban con un contrato indefinido a jornada completa.

Esto tiene un efecto aún más dañino entre los jóvenes. Según señalaba un informe realizado por el Consejo de la Juventud, uno de cada cuatro jóvenes con trabajo (el 24,5) vive en riesgo de pobreza y exclusión social debido a la precarización de sus empleos. Al igual que ocurre en Reino Unido, esto tiene consecuencias claras en la posibilidad de los más jóvenes de emanciparse. El pasado año, la cifra de jóvenes que abandonó su hogar ha sido la más baja desde 2004, con 19,7%, un 4,84% menos que en 2015.

La conclusión parece clara: a pesar del espejismo de la recuperación, la realidad es que los empleados creados son de peor calidad y mucho más inestables. Esta situación está aún más acentuada en regiones como Andalucía, Asturias, Castilla y León y Madrid, donde menos del 3% de los jóvenes consiguieron independizarse debido al encarecimiento de la vivienda. Como recordaba el informe, el aparente descenso en el paro entre los jóvenes se fundamenta en la renuncia a seguir buscando trabajo en favor de prolongar los estudios.

Entre aquellos que obtienen un trabajo, la mayor parte lo hacen en puestos inestables. Un 92,5% de los contratos temporales que se hacen son a jóvenes, lo que provoca que muchos de ellos terminen encadenando uno tras otro sin alcanzar la estabilidad deseada. Albert Rivera de Ciudadanos llegó a reprochar al PP en sede parlamentaria que la duración media de los contratos en España se encuentra en 54 días. Su propuesta del contrato único, no obstante, ha sido rechazada por parte de los sindicatos, que la consideran una “total desprotección de los ciudadanos”.

Los contratos sin horas, por su parte, se encuentran en sintonía con la flexibilización del meracado que se ha impuesto desde Bruselas. El antiguo ex primer ministro británico David Cameron defendió su utilidad utilizando un argumento habitual, que es que cuantas más fórmulas contractuales existan, más fácil será adaptarse a las necesidades del mercado. No obstante, lo que está ocurriendo en Reino Unido es un buen aviso para España, que puede estar cayendo en la tentación de eliminar el desempleo creando una nueva precariedad: la de los empleados pobres.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-01-10/nuevos-mendigos-jovenes-ninis_1313978/

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Derecho a desconectarse

Por: Ignacio Mantilla

Dos noticias importantes me han sorprendido en los primeros días de este nuevo año. La primera fue la entrada en vigencia en Francia, desde el 1 de enero, de la ley que incorpora un nuevo derecho: el derecho a desconectarse fuera del horario laboral. La segunda fue la muerte, a la edad de 91 años, del sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman, ocurrida el 9 de enero pasado.

Los dos hechos aparentemente no podrían relacionarse de manera alguna. Sin embargo, las dos noticias guardan una interesante relación y parecería como si Bauman hubiese podido ahora descansar en paz, al comprobar que Francia se adelanta a reconocer el nuevo derecho de sus ciudadanos a disfrutar del tiempo libre, sin que les estén obligando a continuar su trabajo en forma remota, permanentemente y sin ningún respeto por sus horas de descanso o por los días de vacaciones.

Bauman se hizo famoso por el desarrollo conceptual de lo que él llamó: “modernidad líquida”, una etapa en la cual lo que era sólido se ha licuado, una etapa en la que “nuestros acuerdos son temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”. Bauman escribió también abundantemente sobre la globalización, el consumismo y lo que él denominó “la nueva pobreza”.

Y son de un especial valor sus reflexiones sobre el nuevo comportamiento social, influenciado por las tecnologías que ofrecen otras oportunidades y facilitan las comunicaciones en grupo mediante una permanente interconexión que ha creado un mundo digital en donde las relaciones personales se disuelven. Examinemos algunas de sus frases más famosas, que como veremos, conectan perfectamente con el espíritu de la nueva ley francesa y más bien parecen ideas para la exposición de motivos, de esta interesante disposición. Decía Bauman:

–     “El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal ha desaparecido, estamos permanentemente disponibles, siempre en el puesto de trabajo”.

–     “Ha sido una catástrofe arrastrar la clase media a lo precario. El conflicto ya no es entre clases, sino de cada uno con la sociedad”.

–     “Todo es fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad”.

–     “Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho. Lo que se consume, lo que se compra, son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos”.

–     “Todas las medidas emprendidas en nombre del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres”.

Pero hay una de sus frases, que me parece especial:
–       “Con nuestro culto a la satisfacción inmediata, muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de esperar”.

Hoy Internet, las redes sociales y la increíble interconexión a través de nuestros dispositivos electrónicos ha provocado que todo esté al alcance de un click. Pero estos medios no nos permiten un instante de silencio, una conversación tranquila o la mínima contemplación de nuestro entorno, porque siempre la adicción por la inmediatez nos atrae con fuerza hacia Internet.

La frase de Bauman, a mi entender, devela el principio que encuentra el sociólogo como sustento del actual comportamiento, que desconoce las fronteras entre la vida personal y familiar y la laboral y profesional.

De acuerdo con los informes de estudios realizados por los franceses en la discusión de la ley mencionada, más de uno de cada tres trabajadores activos (el 37%) reconoce su esclavitud del celular o del computador, incluso durante los fines de semana y en vacaciones. Para luchar contra este fenómeno, Francia ha decidido crear el derecho a la desconexión. Y es que como lo dice Bauman, se ha vuelto costumbre tener que estar siempre disponibles, en el puesto de trabajo. Recibimos correos electrónicos y mensajes a horas intempestivas y en muchos casos debemos cargar un sentimiento de culpa por no responder inmediatamente asuntos que pueden esperar a la mañana siguiente.

El fenómeno seguramente se origina, como bien lo expresa Bauman, porque se ha perdido la capacidad de esperar. La paciencia pasó a ser un concepto caduco y olvidado en nuestra actual forma de vida social.

De este fenómeno no se escapan las comunicaciones entre estudiantes y profesores. Por una parte, los estudiantes creen que sus profesores están obligados a atender toda clase de dudas, en forma inmediata, en cualquier horario, a través de correos electrónicos o mensajes de texto. No es extraño, por ejemplo, que en horas previas a un examen de matemáticas el profesor sea bombardeado con mensajes como: “profe, para preguntarle cómo se hace el ejercicio 9”. Y cuando finalmente, minutos antes de las 7 de la mañana, hora programada del examen, el profesor puede revisar su correo, encuentre 15 mensajes similares y un grupo de estudiantes esperándole en la puerta del salón para reclamarle por no haber atendido sus preguntas.

Pero de otra parte también existen los profesores “intensos”, que a la media noche dejan tareas, vía correos electrónicos, con límites horarios perentorios imposibles de cumplir para su envío o entrega, desconociendo que también los estudiantes tienen derecho a descansar.

Se ha perdido entonces, en muchos casos, el derecho y deber de unos y otros de fijar horarios de atención, y de poder usar un tablero en una oficina para plantear las inquietudes, enriquecer el aprendizaje y resolver las dudas en forma directa y presencial.

Desde la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, invito a empleados, directivos, trabajadores, jefes, profesores y estudiantes para que sigamos el ejemplo de Francia y respetemos el derecho de todos a desconectarse unas horas al día y así empecemos a recuperar nuestra devaluada capacidad de esperar.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/derecho-desconectarse

Imagen de archivo

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Las maleducadas

Por: Lidia Falcón

Durante los más de setenta años que duró la lucha sufragista en Estados Unidos y Gran Bretaña –en España comenzó más tarde y se prolongó diez más- los periodistas llamaron “las locas” a Emmelyn y Christabel Pankhurst, Susan B. Anthony, Lydia Becker, Lucrecia Mott, Elisabeth Cady Stanton, Lucy Stone, Harriet Beecher Stowe,  que lideraron el Movimiento, y a todas sus seguidoras, que invirtieron su vida y su hacienda en reclamar su derecho a ser consideradas sujetos políticos en su país. Ninguno de los comentaristas de los periódicos de la época las trataron en forma diferente durante el largo periplo que tuvieron que recorrer las anglosajonas hasta conquistar el derecho al voto.

Transcurridos cien años, ante las vehementes protestas de las militantes del Partido Feminista en la asamblea de Izquierda Unida, por el olvido de los planteamientos feministas que mostraban los dirigentes de esa formación, en la valoración de los resultados electorales del 26 de junio, nos llamaron maleducadas. En cien años hemos pasado del manicomio a la escuela. Es un avance sin duda pero de recorrido demasiado lento.

Seguramente el pomposo Adolfo Barrena y el didáctico Alberto Garzón se creen que pueden darnos lecciones de educación cuando nos dirijamos a ellos. Para eso, con la benevolencia que les caracteriza, nos permiten intervenir cuatro minutos cuando pedimos la palabra, y argüirán, convencidos de su equidad, que es el mismo tiempo que se le concede a los demás participantes. Pero los allí presentes, ni dirigentes ni representantes, van a reflexionar, ni reconocer, que de los 60 o 70 intervinientes solamente las mujeres del Área de la Mujer y del Partido Feminista tratamos los temas que afectan al 52% de la población española.

Ninguno de los bien educados y elegantes componentes de la mesa se refiere, ni aun tangencialmente, cuando denuncia los problemas que el gobierno de la derecha ha ocasionado a las clases trabajadoras, las 62 mujeres asesinadas en este medio año, ni aun siquiera las últimas violaciones de San Fermín, que constituían sangre fresca en la información reciente. La infame esclavitud de la prostitución no merece una palabra para esos señores.  Para qué hablar de las abismales diferencias salariales, cuyas máximas explotaciones femeninas se han denunciado por las limpiadoras de hoteles.  Ni estas ni  las más de veinte causas de discriminación machista que padecemos las féminas españolas, son temas que perturben los previstos discursos de los señores dirigentes de Izquierda Unida. En todo caso, como también está previsto, nos permiten recordarlos a las feministas.

Un tema que me tortura desde hace 50 años es cómo se podría convencer a los hombres de izquierda –sea ya lo que sea hoy eso- de que no pueden esquivar ser feministas  y comportarse como tales.

A pesar de los años de luchas, que han consumido la vida y la salud de miles de mujeres españolas que, desde los diferentes frentes de esta guerra inacabada, se han mostrado decididas a no permitir que los hombres de sus mismas formaciones políticas siguieran portándose como los de derechas, el comportamiento feminista no ha calado profundamente ni siquiera en los dirigentes de los partidos que se reclaman del cambio. Para demostrar lo cual no es preciso más que observar los planteamientos y disputas políticas que se están desarrollando, interminablemente, con motivo del drama de la investidura de gobierno.

Ninguno de los señores –todos señores- que acaparan las cámaras de televisión, los artículos, editoriales y entrevistas de prensa y los programas de radio, con sus propuestas y programas del futuro gobierno, hace mención alguna a las reformas y cambios que son precisos para proteger a las mujeres de la masacre que se comete sistemáticamente contra ellas, sin escándalo social alguno. Ninguno de los nuevos líderes que han venido a revolucionar el esclerotizado panorama político español nos explica cómo piensa avanzar hacia un sistema más justo de reparto de derechos y deberes entre las mujeres y los hombres.

La sociedad española está anestesiada ante la violencia machista, resignada a las múltiples agresiones, represiones y explotaciones que padecen las mujeres, y contenta con mantener el mismo estado de cosas “in eternum”. Y en ella incluyo a los hombres y a las mujeres que dirigen formaciones de izquierda, con las conocidas –por escasas- excepciones.

Y lo que es más triste, tampoco veo a las mujeres que han liderado alguno que otro movimiento feminista, que han sido, o son, responsables de varias áreas de gobierno o administración, y que se pretenden élite de la política, la cultura, las ciencias o las artes, reprocharles a esos señores tan flagrantes olvidos. Seguramente para no ser tachadas de maleducadas por los siempre dignos, bien educados y elegantes rectores de su conciencia política.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2016/08/11/las-maleducadas/

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Crecimiento económico y educación

Por:Ángel Pérez Martínez

Los investigadores se preguntaron: ¿qué garantiza que dos jóvenes que asisten a diferentes colegios desarrollen las habilidades y las capacidades para incorporarse con éxito a la vida, social, política y económica de un país, y además, aporten a su desarrollo?, la respuesta es que ambos colegios ofrezcan educación de calidad. Los análisis evidenciaron que no es la cantidad de años en educación que reciba una persona la variable que más puede impactar el crecimiento económico, es la calidad de la educación que reciban las personas.

En el más estricto sentido económico la educación ha sido considerada, a través del tiempo, como un factor determinante del crecimiento económico. De acuerdo con Hanushek a través de tres mecanismos: “En primer lugar, la educación puede incrementar el capital humano inherente a la fuerza laboral, lo cual aumenta la productividad del trabajo y la transición hacia el más alto nivel de equilibrio de la producción (argumento de las teorías neoclásicas: Mankiw, Romer y Weil ). Segundo, la educación puede incrementar la capacidad innovadora de la economía; donde los nuevos conocimientos inciden sobre las nuevas tecnologías, los productos y los procesos que promueven crecimiento económico (teorías del crecimiento endógeno, Lucas, Romer, Aghion y Howitt). Tercero, la educación puede facilitar la difusión y la transmisión de los conocimientos necesarios para comprender y procesar nueva información y para implementar con éxito las nuevas tecnologías creadas por otros, lo cual de nuevo promueve el crecimiento económico (Nelson y Phelps Benhabib y Spiegel)”

Sobre el tema macroeconómico, la estabilidad social y política existe evidencia sobre la relación entre educación y crecimiento económico, aún para economistas neoclásicos como Barro quien demostró desde 1996 (Determinants of Economic Growth: A Cross-Country Empirical Study) que a un país con más educación conlleva a mejoras en: la calidad de vida de las personas, el crecimiento económico, la distribución de la riqueza y más democracia.

En el caso de Colombia, el modelo de producción basado en explotación de petróleo, extracción minera y algo de café no ha ayudado a que el país necesite pensar y proyectar una economía moderna y productiva, donde la investigación, la innovación y el uso de tecnologías, es decir del conocimiento prime en los procesos productivos y en la prestación de servicios. En general, en los modelos económicos basados en la extracción la educación de calidad no tiene mayor importancia.

En este sentido, el sistema educativo de Colombia se ha empecinado en garantizar acceso, coberturas y permanencia a los estudiantes en la educación, básica, media y superior sin garantizar coberturas totales (la cobertura en la educación media alcanza el 77% y en educación superior menos del 50%) y menos educación de calidad. Las bajas coberturas en educación y la mala calidad de la educación afecta de manera especial a los territorios y a los estudiantes más pobres.

La participación de los estudiantes de Colombia en diferentes pruebas internacionales (TIMSS, PISA, TERCE, CIVIC) han demostrado que el sistema educativo del país es de mala calidad, aún para los sectores de mejores ingresos que pagan por educación privada, En PISA 2012, en la prueba de matemáticas los mejores estudiantes de Colombia no alcanzaron a los más bajos resultados de los estudiantes de países como: Singapur, Finlandia, Corea y Canadá

Sin embargo, esta situación podría cambiar a mediano plazo con el proceso de paz. El país  y la comunidad internacional avizora como posibilidad de postconflicto dos grandes alternativas de política pública (algunos plantean políticas de Estado) para consolidar un mayor desarrollo sostenible y de largo plazo: el primero cambiar la cultura de la guerra, la diferencia y la confrontación violenta por una cultura de paz, convivencia y resolución de conflictos sin violencia, lo cual implica un empoderamiento de la democracia, la ciudadanía y nuevos valores; el segundo sueño es crecer desde la economía para lo cual se requiere se requiere consolidar un nuevo modelo económico donde la extracción pese menos y la productividad este asociado a un mayor uso de conocimiento, capacidades y habilidades humanas

La buena nueva es que estas dos posibilidades de desarrollo si demandan un sistema educativo de calidad, razón por la cual el país requiere un sistema educativo de calidad para afectar el entorno y para que los jóvenes promuevan a partir de su formación humana en los colegios una nueva cultura para consolidar la paz desde el conocimiento y las prácticas ciudadanas. También, en la medida que la economía se desarrolle y se especialice va a demandar mayores innovaciones y desarrollos tecnológicos, es decir, más y mejor conocimiento en los puestos de trabajo, creación de habilidades y capacidades para realizar trabajos donde el conocimiento será la base de las nuevas ideas productivas, de los avances en la gestión empresarial y de los cambios en el uso y desarrollo de nuevas tecnologías para incrementar la producción. El único problema es que una educación de calidad es costosa, tema para la próxima columna.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/crecimiento-economico-y-educacion-por-angel-perez/221579

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