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La violencia y el riesgo de defender en América Latina

Por: Andrea Costafreda

En una callejuela sin asfaltar de La Esperanza, en la habitación principal de una casa bajita y humilde, Eva y el resto de Las Hormigas nos explican cómo ofrecen apoyo a las mujeres que se atreven a pedir ayuda. Trabajan brindando protección y asesoramiento legal, psicológico y médico a mujeres sometidas a violencias cuyos orígenes se entrecruzan y refuerzan: la violencia del crimen organizado, la de la trata, la violencia de género, la del conflicto por los recursos, o la violencia política. Cada vez que escuchamos un ruido en la puerta, sus miradas atentas expresan preocupación y parecen preguntar: “¿esperamos a alguien?”. Son valientes, pero el miedo se ha instalado en las reuniones, en las alcobas, entre las ollas, en la realidad de cada pequeño acto cotidiano. Nuestra conversación ocurre en el epicentro lenca, en Honduras, allí mismo donde hace algunas semanas fue asesinada la activista ambiental Berta Cáceres. “Si se atrevieron con ella, con un Goldman, lo que nos puede pasar a nosotras”.

Lamentablemente, este miedo tiene fundamento. A pesar de los avances registrados en los últimos años, América Latina sigue siendo la región más desigual del planeta. La violencia y la desigualdad tienen una estrecha relación. Nueve de las diez ciudades más peligrosas del mundo son latinoamericanas. La región registra las tasas de muerte violenta más altas a nivel mundial (sin incluir los conflictos armados). La desigualdad extrema, en una región donde 32 personas acumulan la misma riqueza que la mitad de su población más pobre, debilita la cohesión social por distintas vías: mermando la confianza interpersonal y el capital social, erosionando la confianza en el sistema político y la democracia, y alimentando el conflicto violento.

Con el período de bonanza económica que ha vivido la región – la «década dorada» según The Economist – se ha producido lo que Albert Hirschman describe como el «efecto túnel«, al referirse a la irritación que generan las diferentes velocidades que operan en el reparto de la prosperidad. En la metáfora utilizada por el destacado intelectual alemán, la sensación de crispación se compara con la frustración que se siente al estar parado con el coche en un túnel, en medio de un gran embotellamiento. Una sensación a la que se le suma el enojo cuando vemos que la circulación empieza a mejorar porque la fila de coches a nuestro lado se mueve cada vez más rápido, pero la nuestra continúa parada. Podemos soportar con resignación un atasco generalizado, pero no toleramos una situación injusta que nos deje rezagados cuando los otros se benefician cada vez más de un contexto favorable. ¡O todos, o nadie!

Pero además, hay una modalidad de desarrollo que reside en la base de esta prosperidad asimétrica y tiene impacto directo en el recrudecimiento de la violencia. El modelo económico extractivista y neoextractivista, atiborrado por el boom de las commodities, ha encendido la conflictividad por el acceso y uso de los recursos naturales a niveles inéditos en la región, y lo ha hecho en abierta colisión con el ejercicio de los derechos económicos, ambientales y colectivos de las poblaciones más vulnerables. Según Front Line Defenders, el 41% de los asesinatos de personas defensoras de los derechos humanos, en América Latina, está vinculado con luchas ambientales, por el derecho a la tierra, el territorio o la defensa de pueblos indígenas.

Para denunciar esta situación, Oxfam acaba de publicar El Riesgo de Defender. En este informe, se alerta sobre una doble realidad. Por un lado, el incremento preocupante de la violencia contra las y los defensores de los derechos humanos en la región, y su relación con la creciente conflictividad ligada al modelo extractivista. Por el otro, el alarmante contexto de impunidad y criminalización del activismo, el riesgo creciente del ejercicio de defender, en el marco de un frágil estado de derecho, ineficaz y omiso ante las injusticias y capturado por los intereses de los grupos de poder.

El año pasado, de los 220 asesinatos de personas defensoras de los derechos humanos a nivel global, 185 se produjeron en América Latina. Una violencia que ha recrudecido en Brasil, Guatemala, Honduras, Perú e, incluso, en el contexto de las negociaciones por la paz en Colombia. La situación se torna todavía más brutal en el caso de las mujeres defensoras, sumándose así a las violencias que ellas sufren cotidianamente, víctimas de un sistema de creencias patriarcal.

Pero además, tal como advierte la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, uno de los grandes problemas que afectan a las defensoras y defensores es la falta de investigación sobre los ataques de los que son víctimas, lo que ha acentuado la situación de vulnerabilidad en que se encuentran. El Informe de Oxfam indica que, de las 63 personas defensoras asesinadas en Colombia durante el año 2015, 21 habían denunciado previamente amenazas y 4 estaban bajo el cuidado de la Unidad Nacional de Protección. En Honduras, de las 14 personas con medidas cautelares de la CIDH, 4 han sido asesinadas en los últimos años. La ineficacia del Estado para proveer seguridad, protección y un acceso universal e independiente a la justicia, explican estos gravísimos hechos para la institucionalidad democrática de la región.

Aquel día, en La Esperanza, esas valientes defensoras hondureñas me contaban que ellas, como las hormigas, eran pequeñas y vulnerables, fáciles de aplastar por criaturas mucho más grandes, agresivas y brutales. Sin embargo, que cuando se juntaban, se organizaban y actuaban colectivamente, podían llegar a mover montañas, que podían picar y picar fuerte, impidiendo que los de siempre, continúen dándoles pisotones.

Tomado de: http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2016/11/violencia-riesgo-de-defender-america-latina.html#more

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Más sobre la educación y su impacto en el desarrollo personal y de la sociedad

Por: Raúl Martínez Solares

Tenemos jóvenes profesionistas con sueldos que ni siquiera les permitirían pagar la educación que acaban de obtener.

Sólo la mente educada es capaz de 
entretener un pensamiento 
sin tener que aceptarlo. (Aristóteles)

Si bien se tiende a coincidir en la importancia de la educación superior como medio para alcanzar mejores oportunidades en lo individual y contribuir a un mejor desarrollo de la sociedad; también es cierto que existen circunstancias que llevan a cuestionar su validez como mecanismo de movilidad social.

El crecimiento de los costos de la educación privada superior, particularmente la considerada de mejor nivel, ha creado un problema de acceso.

Hoy que el costo total en alguna de estas universidades supera el millón de pesos, una parte importante de las familias de sectores medios quedan sin posibilidad de acceso a ellas, enfrentando por otro lado las limitaciones de la matrícula de las buenas universidades públicas.

Además, muchos mecanismos de financiamiento a la educación representan potencialmente una bomba de tiempo en el futuro para los jóvenes que se insertan en el mercado laboral, con una carga financiera inicial que dificulta su desarrollo económico futuro.

Por otro lado, los egresados de las universidades (inclusive las de mayor prestigio), enfrentan uno de los escenarios de percepciones laborales más bajas de la historia reciente de nuestro país. Considerando universidades cuyo costo promedio es superior a los 20,000 pesos mensuales; con salarios de primer ingreso laboral que en promedio no rebasan los 12,000 pesos, tenemos jóvenes profesionistas con sueldos que ni siquiera les permitirían pagar la educación que acaban de obtener.

A ello se suma el hecho de que la estructura laboral reciente en nuestro país ha propiciado un porcentaje importante de empleos de baja calidad y sin plena estructura de formalidad que les permita obtener beneficios, como los asociados al futuro retiro.

Por otro lado, las tendencias de innovación y tecnificación del mercado laboral (en México y a nivel mundial), están haciendo cambiar dramáticamente la relevancia y pertinencia de ciertas áreas de conocimiento, estudio y posterior desarrollo profesional. De acuerdo con datos del World Economic Forum 2016, actividades relacionadas con funciones administrativas y de oficina, así como muchas relativas a la manufactura, irán paulatinamente decreciendo en importancia producto de la automatización.

Sin embargo, pese a este panorama, toda la investigación apunta a que hoy más que nunca la educación superior tiene relación directa con el desarrollo nacional. En el estudio “Impacto de la educación superior en la dinámica socioeconómica y de desarrollo”, se señala que precisamente en el contexto de la crisis económica y del empleo, la educación terciaria es el recurso clave para el desarrollo de cualquier país; ello debido a que incide en el desarrollo del capital humano, el desarrollo social y la innovación tecnológica en los países.

Finalmente, diversos estudios muestran que, si bien no están completamente exentos de ello, los jóvenes con educación superior son más capaces de conocer información y decidir cuándo ésta es válida y cierta.

Hoy, que las redes sociales se han vuelto la principal fuente de información para una capa grande de la población, es evidente que sin adecuados niveles de educación se es incapaz de discriminar mayoritariamente la información falsa de la que ya cuenta con algún sustento real en datos comprobables.

Un reciente estudio realizado por universidades en Estados Unidos mostró que las 20 noticias falsas que más circularon en redes sociales en relación con la elección en Estados Unidos tuvieron más difusión que las 20 noticias verdaderas de mayor difusión. La educación superior es, en este contexto, una herramienta que, junto con muchas otras, contribuye a contar con una sociedad mejor informada, que tome mejores decisiones en lo individual y de manera colectiva, incluyendo aquellas decisiones financieras que determinarán su futuro bienestar y el de sus familias.

Mexicana de Becas organiza el Primer Encuentro Universitario para acercar a los jóvenes información que les permita tomar la mejor decisión sobre su futura educación y vida profesional.

Tomado de: http://eleconomista.com.mx/finanzas-personales/2016/11/29/mas-sobre-educacion-su-impacto-desarrollo-personal-sociedad

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El Balotaje y la encrucijada de la Educación Pública

Por: Pablo Imen

Este 22 de noviembre se dirime la elección del presidente argentino para los próximos cuatro años. Han proliferado (y continuarán) análisis acerca de los proyectos que encarnan ambos candidatos.

El Balotaje y la encrucijada de la Educación Pública

Mauricio Macri es la expresión más consecuente y novedosa de la derecha argentina.

Esta tradición política a lo largo del siglo XX sólo pudo acceder a la Presidencia de la Nación por vía de los golpes militares o a través de la cooptación de líderes de los partidos populares como ocurrió con Carlos Saúl Menem en Argentina, Carlos Salinas de Gortari en México o Carlos Andrés Pérez en Venezuela.

Hoy, en alianza con la Unión Cívica Radical – un partido centenario de raigambre democrática y popular ahora trasvestido como opción conservadora, y con la Coalición Cívica (desprendimiento de la UCR) conformaron Cambiemos, nombre de esta oferta de derechas.

La emergencia, así, de una propuesta neoliberal capaz de gobernar por vía electoral con sus propios candidatos es una novedad de época. Su perfil moderno y su discurso de amplitud expresan un matiz significativo con las versiones más ultramontanas, dogmáticas y autoritarias de dicha corriente.

Daniel Scioli es el candidato que se postula por el Frente para la Victoria, fuerza política y cultural heterogénea que ha gobernado el país desde el 25 de mayo de 2003 a la fecha. Sus referentes fundadores- Néstor Kirchner y Cristina Fernández- han revelado una notable potencialidad estratégica transformadora, y alrededor de su liderazgo se han articulado múltiples espacios, diversos y en algunos casos con diferencias significativas. Sectores ligados al partido justicialista más tradicional con grupos de izquierda anticapitalista expresan otra novedad de época, con las tensiones y complejidades que trae esta configuración del bloque popular latinoamericanista en Argentina.

Un elemento interesante a tener en cuenta es que entre 2007 y 2015 Macri y Scioli han tenido un recorrido paralelo. El primero fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el segundo fue gobernador de la Provincia de Buenos Aires en el mismo lapso.

La Ciudad es un distrito muy visible y en el que se radican las sedes de los poderes del Estado Nacional, de los poderes fácticos y es la más rica del país.

La Provincia de Buenos Aires es la jurisdicción más extendida, que concentra la mayor cantidad de población (casi un 40% del total del país) y la que más aporta al Producto Bruto Interno.

En la primera vuelta se produjeron algunas sorpresas, todas ellas favorables a Cambiemos: han conservado el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ganaron la Provincia de Buenos Aires y lograron pasar a la segunda vuelta – el balotaje- por una distancia menor a la prevista por todos los encuestadores.

El resultado de la segunda vuelta no está definido a estas alturas, y nos parece un momento oportuno para advertir como se expresa esta disputa de proyectos en el campo de la política educativa y de la pedagogía que impulsará el futuro gobierno.

En la Ciudad de Buenos Aires el gobierno de Mauricio Macri desplegó una política educativa fundada en concepciones mercantilistas, autoritarias y tecnocráticas. Cuando asumió el Estado asignaba al rubro educación más del 27% del presupuesto de la Ciudad; este último año apenas superó el 20%. Otro mecanismo de desresponsabilización en materia financiera fue la subjecución presupuestaria (es decir, no utilizar lo presupuestado como ocurrió, por caso, con los gastos de infraestructura).

Otro rasgo característico fue la actitud macrista frente el conflicto, promoviendo la elaboración de listas negras de docentes o estudiantes que protestaban por problemas diversos, impulsando la judicialización del conflicto. En otros campos de la política puso de manifiesto respuestas que revelan un mismo linaje autoritario, como la salvaje represión frente ocupación del Parque Indoamericano o el desalojo del Hospital Psiquiátrico Borda  entre otros ejemplos igualmente preocupantes.

Un tercer elemento es la promoción de una idea tecnocrática de calidad educativa, impulsando una lógica centrada en la lógica de los operativos estandarizados de evaluación como sinónimo de buena educación. Esta idea presupone que una educación valiosa es el equivalente a conocimientos producidos por expertos, traducidos por manuales de textos, aplicados acríticamente por los docentes, absorbidos disciplinadamente por alumnos y medidos bajo lógicas competitivas por el Ministerio de Educación o, si hay margen, para empresas privadas dedicadas a la evaluación.

En la Provincia de Buenos Aires otras han sido las políticas públicas y educativas, pues se ha incrementado de manera sostenida el gasto y múltiples programas sociales acompañaron el compromiso del Estado provincial con el derecho a la educación. Sin embargo, cabe consignar aunque más no sea brevemente una referencia a las políticas educativas desplegadas en estos años por el Poder Ejecutivo Nacional- con Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

Desde 2003 hubo un creciente compromiso del Estado Nacional en materia de financiamiento educativo, que se expresó en múltiples planos: incremento presupuestario sostenido;  construcción de escuelas (van casi 2000 y en el curso de este año y el próximo se concluirán centenares más); mejoramiento de condiciones laborales docentes; democratización de dispositivos educativos como computadoras y libros; políticas de ampliación de derechos sociales (becas, asignación universal por hijo) entre otras.

Una novedad significativa fue la ampliación de los acuerdos paritarios docentes con el Estado, y la incorporación en las negociaciones de propuestas de formación y actualización docente.

Por cierto, hay asignaturas pendientes, y resaltaremos básicamente dos que requieren mucho tiempo. En primer término, la tarea de reconstruir al Sistema Educativo Argentino como tal tras las políticas neoliberales previas de descentralización y privatización de la educación. La configuración de un sistema educativo fragmentado requerirá prolongados esfuerzos para superar ese estado – que expresa situaciones de desigualdad educativa- y construir un gobierno del sistema educativo que permita asegurar una educación nacional, popular, democrática y emancipadora. Se ha avanzado, en estos años, en esa dirección. Las atribuciones del Consejo Federal de Educación, compuesto por los ministros de educación de las provincias y presidido por el ministerio nacional, son una manifestación concreta. Hay políticas ministeriales como la formación docente que van en esta dirección. Reconociendo los pasos positivos en esta dirección, hay aún un largo trecho por recorrer para configurar un modelo educativo único y propio. Una segunda tarea es la creación de un modelo pedagógico endógeno, adecuado a los requerimientos del proceso que recorre y disputa para avanzar en la construcción de la Patria Grande. Ambas son tareas ciclópeas y no se pueden resolver ni en un tiempo acotado ni con la exclusiva acción del gobierno. Requiere procesos participativos y democráticos, mucha paciencia pedagógica, diálogo y financiamiento.

La perspectiva de un triunfo de Cambiemos tendrá como efecto, posiblemente, un cambio en la disputa político-educativa producto del proyecto que encarna Mauricio Macri. La  agenda a discutir será mucho más básica, pues está claro que la política privatista, autoritaria y tecnocrática que el macrismo desplegó en la Ciudad de Buenos Aires será la matriz de la nueva política educativa nacional. Y con ello, el punto de debate y disputa implicará varios pasos atrás con respecto a lo construido en estos años.

Un gobierno de Scioli – en este rubro como en otros – dejará habilitada una plataforma de conquistas que pueden profundizarse.

La disyuntiva es clara, y lo que resulte del 22 de noviembre marcará la agenda, los límites y las posibilidades de la educación pública en Argentina para los siguientes cuatro años.

Tomado de: http://www.telesurtv.net/bloggers/El-Balotaje-y-la-encrucijada-de-la-Educacion-Publica-20151110-0003.html

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Había una vez… ¡Ciencia!

Por: Eduscopi

Un grupo de niñas y niños de 8 a 10 años publica un artículo en una revista científica

Había una vez una escuela en un pueblecito de unos pocos centenares de habitantes llamado Blackawton, en el condado de Devon, Inglaterra. Había una vez un grupo de estudiantes de entre 8 y 10 años que se empezaron a hacer preguntas sobre las abejas que observaban en los alrededores del colegio. Había una vez un artículo científico publicado por niños de entre 8 y 10 años en la revista Biology Letters, de la Royal Society. No es un cuento. El relato de un descubrimiento científico realizado por alumnos de Primaria sirve de base para preguntarse en este texto por qué en las escuelas no se enseña ciencia haciendo ciencia.

Que a jugar al fútbol se aprende jugando a fútbol es algo tan obvio que hasta sonroja recordarlo. Sin embargo, en lo que respecta a la ciencia y otros campos del conocimiento, la cosa no parece tan clara. En la escuela se nos transmiten muchos conocimientos científicos e incluso, en ocasiones, llegamos a diseñar y realizar experimentos, a manipular aparatos y objetos para responder una pregunta. En la mayoría de los casos, la pregunta no es nueva, con lo cual la actividad no responde al mecanismo de la curiosidad que alimenta la verdadera ciencia. Además, la contestación se conoce de antemano, hecho que bloquea la emoción asociada a todo proceso de descubrimiento. Así las cosas, en la mayoría de los centros educativos los alumnos llevan a cabo, como mucho, simulacros de lo que es la verdadera actividad científica. Solo en contadas ocasiones se hacen estudios científicos en los cuales se busca respuesta a una pregunta nueva.

Alumnos de entre 8 y 10 años formularon una pregunta, diseñaron un experimento para responderla, realizaron las observaciones correspondientes y llegaron a sus propias conclusiones

Ese fue el caso de un grupo de 25 alumnos de entre 8 y 10 años de la escuela de Blackawton, en Inglaterra. Estos estudiantes formularon una pregunta, diseñaron un experimento para responderla, realizaron las observaciones correspondientes y llegaron a sus propias conclusiones. Asesorados por el neurocientífico Beau Lotto y por David Strudwick, uno de los profesores de la misma escuela, desarrollaron un proyecto de investigación científica que respondía con datos y observaciones una interrogante que nunca nadie había formulado antes. Por lo tanto, este grupo ha contribuido a ampliar el conocimiento científico con nueva información. Además, durante el proceso descubrieron algunos aspectos sobre el carácter y el funcionamiento de la ciencia que desconocían.

Una vez llevado a cabo el experimento en Blackawton y resuelta la pregunta, llegó el momento de escribir el artículo científico. «Había una vez…» fue la fórmula que utilizaron los alumnos para abrir el artículo en el que explicaban los resultados de su estudio sobre la influencia de los patrones de color en el proceso durante el cual las abejas escogen una flor para alimentarse. Además de la ya mencionada «Había una vez…», en él aparecen frases y expresiones como «Después pusimos el recipiente con las abejas en la nevera de la escuela (e hicimos pastel de abeja :-)», «Fase de entrenamiento 2 (el puzzle? ta ta taaaaaa)». La discusión de los resultados se abre con la frase «Este experimento es importante porque, por lo que sabemos, nadie en la historia (incluidos los adultos) ha realizado este experimento antes». Y el artículo concluye así: «La ciencia es divertida porque haces cosas que nadie ha hecho antes».

«Este experimento es importante porque, por lo que sabemos, nadie en la historia (incluidos los adultos) ha realizado este experimento antes. La ciencia es divertida porque haces cosas que nadie ha hecho antes», comentaban en sus conclusiones

Aunque el diseño y la realización de los experimentos se hicieron en cuatro meses, la publicación de los resultados llevó cuatro años. El artículo, titulado ‘Blackawton bees’ y redactado por los niños e ilustrado también por ellos con dibujos pintados con lápices de colores, se envió a las revistas NatureScienceCurrent Biology y PLOS ONE. Con buenas palabras, estas revistas rechazaron su publicación aduciendo que el artículo no se adaptaba a sus parámetros editoriales.

Pero Beau Lotto estaba decidido a que se apreciara el trabajo desde un punto estrictamente científico, y no solo desde el punto de vista formal. Así que envió el artículo a dos neurocientíficos de prestigio internacional para que lo valorasen. Una vez leído, ambos asesores corroboraron el interés científico de los resultados que se exponían en el texto. Estas opiniones fueron una ayuda fundamental para que el editor de la revista Biology Letters acabara publicando el estudio.

Ante esta historia, la pregunta que surge es: «¿Unos niños de ocho años han publicado un artículo científico en una revista de prestigio internacional?». Y después de recibir una nueva confirmación, se suele oír: «¿Son superdotados?». Y cuando se responde que no, uno se encuentra ante caras que no consiguen alejar la incredulidad. Pero la pregunta clave e interesante aquí es por qué esto no sucede más a menudo, es decir, ¿por qué en las escuelas no se enseña ciencia haciendo ciencia? Si se piensa un poco en esta cuestión, es muy difícil justificar que no se haga. Se trata, en última instancia, de que los alumnos formulen preguntas significativas para ellos y que las respondan utilizando un protocolo científico. Seguro que los 25 autores del artículo ‘Blackawton bees’ tienen hoy una idea de la ciencia distinta de la que tienen la mayoría de estudiantes, que se dedican a memorizar con abnegación las partes de una célula o a reproducir experimentos de laboratorio esperando obtener un resultado definido de antemano. Poca gente duda que la curiosidad y la emoción del descubrimiento son los auténticos motores de la verdadera ciencia. ¿Por qué no aprovecharlos más en las escuelas?

El artículo «Blackawton bees», por cierto, está colgado en la web de la revista Biology Letters y se puede consultar de forma gratuita.

 

Tomado de: http://www.consumer.es/web/es/educacion/cultura-y-ciencia/2016/05/05/223735.php

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La asignatura “Biología Celular y Molecular” en la formación ambiental

Por: Niucha María Hernández González, Selma Luisa Casana García y Julio Bárbaro Avilés Rondón

Resumen

En la formación integral del futuro profesor juega un importante papel el proceso de formación ambiental, el mismo requiere desarrollar un modo de actuación pedagógico y un enfoque profesional que posibilite educar en la protección del medio ambiente. El presente trabajo se centra en el análisis de las potencialidades del contenido de la asignatura Biología Celular y Molecular I, para contribuir al desarrollo del proceso de formación ambiental del Licenciado en Educación, Especialidad Biología – Química. Se explica el procedimiento a seguir en el tratamiento de los contenidos de cada uno de los temas de la asignatura que contribuyen, al fortalecimiento en los estudiantes, de una conducta social responsable, en el cuidado y protección del medio ambiente.

Palabras claves: Formación ambiental, conocimientos, habilidades, valores, conducta responsable.

Abstract

The present work is centered in the analysis of the potentialities of the content of the subject Cellular and Molecular Biology I, to contribute to the development of the process of environmental formation of the Graduate in Education Specialty Biology – Chemistry. He/she offers the methodology to continue in the treatment of the contents of the subject that you/they contribute, to the invigoration in the students, of a responsible social behavior in the care and protection of the environment.

Keywords: Environmental formation, knowledge, abilities, values, responsible behavior.

Introducción

El proceso de formación de los futuros profesionales de la educación tiene como objetivo fundamental, proveer a los estudiantes de los conocimientos, habilidades y valores necesarios para el desarrollo exitoso del proceso de enseñanza aprendizaje, teniendo como punto de partida los objetivos de la política educacional cubana, ya que es el encargado de contribuir al desarrollo ideológico de los niños, adolescentes y jóvenes, de lograr que el estudiantado tenga una función protagónica en todas las actividades escolares y extraescolares, para que lleguen a ser personas capaces de marchar al ritmo de los nuevos tiempos.

En la formación integral del futuro profesor juega un importante papel el proceso de formación ambiental, el mismo requiere desarrollar un modo de actuación pedagógico y un enfoque profesional que posibilite educar en la protección del medio ambiente, y en el desarrollo de una responsabilidad social que debe asumir en cualquier campo de acción que le corresponda, desempeñándose como un educador ambiental de las nuevas generaciones.

Para el cumplimiento de tales propósitos resulta de vital importancia el establecimiento de relaciones interdisciplinarias entre los contenidos de las diversas disciplinas de la carrera y de estas con los de las asignaturas que se desarrollan en la Educación General Media Básica mediante diferentes vías. Para el logro de tales fines es necesario el desarrollo de un comportamiento ético, que conlleve al fortalecimiento de una conducta moral relacionada con la salud y la calidad de vida, ello se logra a partir del fortalecimiento de un

“conjunto de principios y valores morales en las conductas humanas que establecen la autodeterminación y autoconfianza del individuo para conservar y mejorará la calidad ambiental y los recursos naturales” (Left, 1994 p.58).

La asignatura Biología Celular juega un papel fundamental en el proceso de formación del profesional y tiene una gran incidencia en la preparación de los estudiantes para ejercer la profesión, pues su sistema de conocimientos está presente en todos los grados de la educación general, desde séptimo hasta duodécimo grado.

Esta asignatura forma parte del plan de estudio D y se imparte a los estudiantes de las carreras de Biología-Química y Biología-Geografía de todas las universidades del país, la misma integra los contenidos de la Biología Celular y Molecular I y II, la primera se imparte en el segundo semestre del primer año y la segunda en el primer semestre del segundo año.

Esta asignatura, por incluir el estudio de los procesos metabólicos celulares, requiere del establecimiento de relaciones intra e interdisciplinarias, pues para comprender a cabalidad procesos tan complejos como la fermentación, la fotosíntesis y la respiración celular, los conocimientos biológicos no son suficientes, se requiere además del conocimiento de disciplinas como la Química, la Física y la Geografía entre otras.

En el estudio de estos contenidos se debe trabajar en la formación de un comportamiento responsable dirigido a la necesidad de proteger y conservar el medio ambiente. Como ejemplos para ilustrar la importancia de lograr una actitud consciente hacia la protección de la vida en el planeta, los estudiantes pueden abordar, a modo de ejemplo, problemas globales, como el deterioro de la capa de ozono, los cambios climáticos, la desertificación y las lluvias ácidas, entre otros.

De igual forma explicar cómo determinados contaminantes ambientales, que no pueden ser eliminados del organismo, provocan diversas patologías, lo que conlleva a no lograr un adecuado estado de salud.

Como resultado de este análisis cabría preguntarse:

  • ¿Cómo, desde la asignatura Biología Celular y Molecular I, se puede contribuir al proceso de formación ambiental?
  • ¿Cuáles son los contenidos, de esta asignatura, que poseen potencialidades para contribuir al proceso de formación ambiental?
  • ¿Qué metodología implementar en el tratamiento de estos contenidos?
  • ¿Qué actividades orientar para lograr los propósitos anteriormente planteados?

Desarrollo:

En el proceso de formación ambiental de las futuras generaciones, constituye una necesidad imperiosa, la formación de una conciencia ambiental ante la necesidad del desarrollo sostenible. Ello requiere de una forma de pensar y actuar diferente en relación con las consecuencias que tiene cada decisión o cada acción realizada y asumir con responsabilidad sus resultados.

Debe valorarse la implicación que sobre la salud, desde el punto de vista individual y colectivo, tendrá esta conducta, y de forma consecuente pensar en su modificación si fuera necesario.

Para el logro de estos propósitos en el Modelo del profesional de la carrera de Biología Química (2010), se diseñaron los objetivos formativos de carácter general y específicos para cada año, entre los que se encuentra:

Adquirir reflexiva y valorativamente un sistema de conocimientos y habilidades para la vida, acerca de la educación ambiental para el desarrollo sostenible, la salud y la sexualidad, que le permitan aplicar estrategias educativas favorecedoras del incremento de la calidad y estilos saludables de vida en sus futuros alumnos (p.7)

Este objetivo va dirigido a la adquisición de un comportamiento moral relacionado con la salud y la calidad de vida. El cumplimiento del mismo propiciará la participación de los estudiantes como elementos singulares y como miembros de un grupo humano que se compromete en la construcción de nuevos conocimientos, valores y la búsqueda de solución a los problemas en el plano individual y colectivo, por lo tanto contribuye a la formación ético ambiental a partir del desarrollo de actividades donde se logre el acercamiento a la vida práctica, el autoconocimiento y la solución de los problemas, desplegándose la inteligencia, la creatividad, la iniciativa, al aportar cada uno lo mejor de sí, se estimula la comunicación, la comprensión, el diálogo y el debate constructivo.

Todo lo descrito apunta a que la labor en relación con la formación ambiental sea realmente efectiva y para ello lo primero es partir de la búsqueda, exploración e identificación de la realidad que a este proceso concierne, visto en las características de los futuros licenciados, para luego poder regular, orientar, intervenir, prevenir y potenciar la situación deseada con respecto al tema abordado.

De lo expuesto anteriormente se infiere que es imprescindible, en el proceso de formación ambiental del maestro que imparte Biología – Química, el desarrollo de principios y valores que les permitan alcanzar una conciencia ambiental y un compromiso moral con la naturaleza y las futuras generaciones.

Para el desarrollo de esta conciencia debe considerarse el sistema de conocimientos, habilidades y valores que forman parte del contenido del proceso de enseñanza aprendizaje. ¿Qué se entiende por contenido y cómo se relacionan entre sí los componentes que lo constituyen?

El contenido es “aquella parte de la cultura y experiencia social que debe ser adquirida por los estudiantes y se encuentra en dependencia de los objetivos propuestos“. (Addine, 1998 p.48)

El sistema de conocimientos comprende los conceptos, leyes y teorías que el estudiante debe adquirir a partir de los objetivos propuestos. Las habilidades, son los conocimientos en acción, operaciones que requieren desarrollar para la apropiación del conocimiento.

Los valores expresan el significado que adquiere ese conocimiento para el estudiante. Se encuentran en estrecha relación con el sistema de conocimientos y habilidades tienen un carácter formativo, pues lo prepara para enfrentarse a las disímiles situaciones de la vida.

Por tanto, determinar las potencialidades del contenido de la asignatura de Biología Celular I y su contribución a la formación ambiental, requiere identificar el sistema de conocimientos, habilidades y valores que el estudiante debe adquirir para desarrollar su labor profesional con énfasis en la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Al caracterizar la preparación que debe recibir el maestro en formación, desde el contenido de la Biología Celular y Molecular I para asumir una actitud consecuente con el entorno, resulta necesario también profundizar en los conceptos de educación ambiental y para el desarrollo sostenible, así como el de formación ambiental.

Se han hecho múltiples intentos por definir la educación ambiental, con diferentes enfoques y puntos de vista, para Méndez (2007) ésta se entiende como:

Un revolucionario proceso de influencias positivas de la sociedad sobre todos los individuos, con carácter permanente, sistemático, integrado y contextualizado, para desarrollar conocimientos y valores, así como perfeccionar el desempeño, que se necesita de cada ciudadano para avanzar en la armonización de las relaciones entre los seres humanos, y de ellos con el resto de la sociedad y la naturaleza, con vistas a asegurar su calidad de vida de manera sostenible en armonía con el medio ambiente (p.63).

Según lo expresado por este autor se comprende lo importante que resulta en este proceso, la adquisición de conocimientos y el fortalecimiento de valores que aseguren la calidad de vida de una forma sostenible en relación con el medio ambiente.

Teniendo en cuenta la contribución de la educación ambiental al desarrollo sostenible, se habla entonces de una educación para el desarrollo sostenible. No obstante, algunos autores usan el término educación ambiental para el desarrollo sostenible, Santos (2009) lo define como un:

Proceso educativo que incorpora de manera integrada y gradual las dimensiones económica, político-social y ecológica del desarrollo sostenible a los estudiantes y docentes del Sistema Nacional de Educación y se expresa en modos de pensar, sentir y actuar responsables ante el medio ambiente” (p. 62).

Por su parte Cardona (2010) asevera que:

La formación ambiental es vital para contribuir a una sólida educación ambiental como problema profesional de la práctica escolar cuya solución conduzca a una correcta interacción hombre-naturaleza-sociedad en la que el primero sea capaz de utilizar racionalmente los recursos de la segunda y al mismo tiempo desarrolle actitudes y valores en función de su protección y empleo para el mejoramiento de las relaciones que se establecen en la tercera. (p.54)

Los autores de este trabajo se afilian a las concepciones anteriores al considerar que se trata de formar un profesional capaz de Integrar los contenidos de las diferentes disciplinas y los componentes del proceso educativo, mediante un enfoque interdisciplinario en la solución de los problemas profesionales, dirigidos a la protección del medio ambiente, que le permita identificarse con la profesión y desarrolle un modo de actuación profesional pedagógico.

A continuación se explica cómo se procedió en el tratamiento de los diferentes contenidos de la asignatura Biología Celular y Molecular I, para contribuir a la formación ambiental de los estudiantes de la Licenciatura en Educación Especialidad Biología – Química y Biología – Geografía.

Tema: Composición química de la materia viva

En el desarrollo del tema se profundiza en el estudio de la relación entre la composición química, estructura y función de las biomoléculas y la importancia que desempeñan en el organismo.

En el caso especial de los carbohidratos, lípidos, proteínas y vitaminas se considera también, que constituyen elementos esenciales en la composición de algunos alimentos. En el contexto de este análisis debe explicarse la relación existente entre el consumo de alimentos, una dieta balanceada, la salud y la calidad de vida, contribuyendo al desarrollo de conductas saludables.

En el seminario sobre este tema se abordaron preguntas que el estudiante al responderlas asume juicios críticos sobre la importancia de adoptar estilos de vida saludables en relación con el consumo de alimentos que contienen estos compuestos en altas proporciones.

Al estudiar las teorías en relación con el origen de la vida, se motiva la discusión abierta sobre este tema, que es de vital importancia para contribuir al desarrollo de la concepción científica del mundo, lo cual exige el análisis de teorías creacionistas y la teoría de Alejando I. Oparin (1894-1980).

En este contenido el maestro aprovecha las etapas propuestas por Oparin en su teoría y en relación con el origen y evolución de las primeras células enfatice en la importancia del surgimiento y evolución de células fotoautótrofas, lo que condujo al desarrollo de la fotosíntesis y con ello la revolución de dioxígeno en la atmósfera lo que conllevó a la aparición de la capa de ozono de vital importancia en la vida de los organismos, teniendo en cuenta este análisis, se escuchan las valoraciones de los estudiantes relacionadas con:

  • La importancia de esta capa para los seres vivos.
  • El gran deterioro que la misma ha sufrido en las últimas décadas, como parte de la acción antrópica.
  • Las medidas a poner en práctica para evitar su deterioro progresivo.
  • La significación ambiental de la fotosíntesis en la evolución y el mantenimiento de la vida en el planeta Tierra.

Por su parte la temática relacionada con los niveles de organización de la materia en lo concerniente al nivel población aborda lo relativo a la regulación de la densidad de las poblaciones en la cual interviene el potencial biótico que es contrarrestado por la resistencia ambiental que impiden la reproducción de una especie al máximo, así como la variación en la concentración de dioxígeno como resultado de la contaminación, la depredación o la competencia por los recursos vitales del medio ambiente.

Es por ello que la discusión del estudiantado es conducida hacia la importancia de la toma de medidas en relación con la creación de áreas protegidas, parques nacionales y de reservas de flora y fauna en Cuba, las cuales forman parte de los esfuerzos dirigidos a la conservación de poblaciones naturales y de especies en vías de extinción.

En el nivel de comunidad se explica como los factores sociales del medio ambiente están determinados por la acción humana, que puede ser beneficiosa como es el control de insectos que constituyen vectores de enfermedades, o dañina cuando el hombre al devastar los bosques destruye el hábitat, el refugio y la fuente de alimentación de muchas poblaciones de la Tierra, lo que afecta el equilibrio ecológico.

Se analiza como el nivel de Biosfera está integrado por ecosistemas naturales que se relacionan directa o indirectamente, así los cambios que se producen en un ecosistema influyen sobre otros, por ejemplo: la lluvia ácida el aumento de la temperatura de la Tierra a causa de la acumulación en la atmósfera de gases tóxicos, debido al uso de combustibles fósiles y a otros procesos industriales, ha provocado un incremento del efecto invernadero y con ello el calentamiento global, lo que ha originado importantes cambios climáticos con graves implicaciones para la vida.

En tiempos remotos, el agua de lluvia era la más pura disponible, pero hoy contiene muchos contaminantes procedentes de la atmósfera.

La lluvia ácida se produce cuando las sustancias presentes en las emisiones industriales se combinan con la humedad atmosférica.

Las nubes pueden llevar los contaminantes a grandes distancias, dañando bosques y lagos muy alejados de las fábricas en las que se originaron. La contaminación ha ido en aumento desde la Revolución Industrial, pero en la actualidad sus efectos, como la lluvia ácida, han producido alarma internacional.

De esto se infiere la importancia de reflexionar con los estudiantes, si debemos hacernos dueños del planeta o contribuir con su protección.

En el estudio de estos contenidos se trabaja en la formación de valores éticos dirigidos a la necesidad de proteger y conservar el medio ambiente, teniendo como base el hecho que, para que haya surgido la vida, debieron existir determinadas condiciones en el planeta que favorecieran este hecho.

Como ejemplos para ilustrar la importancia de lograr una actitud consciente hacia la protección de la vida en el planeta, los estudiantes abordan, a modo de ejemplo, problemas globales del mundo de hoy, como es el deterioro de la capa de ozono, los cambios climáticos, la desertificación y las lluvias ácidas, entre otros.

Tema: Cloroplasto y Mitocondria respectivamente

El estudio de estos temas requiere que la fotosíntesis y la respiración se analicen como procesos complementarios y a partir de allí se valore la significación ambiental de ambos procesos, a través de ejemplos concretos dirigidos a la educación ambiental de los alumnos en la escuela.

Se orienta la realización de tareas que estén encaminadas a dar una explicación científica a los fenómenos naturales y a desarrollar, en los estudiantes, conductas dirigidas a mitigar los problemas que se presentan hoy en el planeta. Todo ello favorece el fortalecimiento de un comportamiento positivo en relación con la protección del medio ambiente.

En este análisis el alumno es capaz de comprender y valorar que:

  • La fotosíntesis en los eucariotas constituyó también un paso de avance de extraordinaria importancia para alcanzar la sostenibilidad en las fuentes de dioxígeno que se necesitan para la respiración, tanto a nivel de organismo como de ecosistema.
  • El dioxigeno molecular (O2), que es liberado a la atmósfera por la fotosíntesis, reacciona también con el gas de hidrógeno que se desprende de la reacción del hierro y otros elementos con el agua, para volver a formar agua. De no existir esa fuente permanente de O2, el hidrógeno, demasiado ligero para ser retenido por la fuerza de gravedad, se hubiera perdido para la biosfera, a lo largo cientos de miles de millones de años.
  • La fotosíntesis de los organismos eucariotas realiza también una contribución a la sostenibilidad de hidrógeno que ella misma necesita, así como de la humedad que garantiza la vida en el planeta.
  • El dioxígeno libre es también tóxico, porque interacciona fácilmente con la materia orgánica, produciendo los llamados radicales libres, extremadamente destructivos para los hidratos de carbono y otros compuestos bioquímicos esenciales. Reacciona asimismo con facilidad con gases atmosféricos y metales, desencadenando combustión y corrosión, las dos formas más conocidas de oxidación (combinación con oxígeno). Su emisión permanente a la atmósfera por los organismos eucariotas como resultado de la fotosíntesis hubiera conducido a que, con el transcurso del tiempo, se obtuviera una concentración que acabaría con la vida en la Tierra. Sin embargo, estos niveles no han llegado a alcanzarse porque grandes cantidades son utilizadas por los organismos aerobios. Por una parte, la aparición de las mitocondrias hizo todavía más eficiente la respiración aerobia que ya las bacterias habían experimentado y, por otra, la generalización del proceso a todos los organismos eucariotas, contribuyó a elevar considerablemente el consumo.
  • Gracias a las relaciones de complementariedad que se establecen entre la fotosíntesis y la respiración, la proporción de oxígeno libre en la atmósfera se mantiene estable en el 21 %, un valor determinado por su grado de inflamabilidad. Si desciende por debajo del 15 %, nada ardería, los organismos no podrían respirar y se asfixiarían. Si, por el contrario, asciende más allá del 25 %, todo ardería, la combustión se produciría espontáneamente y los incendios arrasarían la superficie del planeta.
  • Como resultado de la descomposición de productos orgánicos y su conversión en moléculas de ATP, se libera siempre a la atmósfera CO2 y agua. La primera de estas sustancias cumple múltiples funciones para la biosfera, en primer lugar, porque puede entrar directamente al proceso de fotosíntesis, por ello es posible asegurar, que tanto la respiración como la fermentación realizan una inestimable contribución a la sostenibilidad en las fuentes del carbono que se necesita para crear las cadenas características de las moléculas orgánicas complejas, sintetizadas por los organismos autótrofos.
  • El CO2 es también un gas con efecto invernadero, o sea que devuelve a la superficie terrestre parte de la radiación solar de longitud de onda corta que el planeta refleja al espacio sideral. La existencia de altas concentraciones de esta sustancia en la atmósfera produce un recalentamiento de la superficie que actualmente está provocando un cambio climático global y pone en peligro la perdurabilidad de la vida en la Tierra. Sin embargo, esa propiedad no siempre fue perjudicial, pues durante las etapas iniciales, cuando el Sol era 25 veces menos intenso que en la actualidad, contribuyó a que los organismos vivos no se extinguieran por efecto de las bajas temperaturas.
  • El agua que es liberada de la fermentación y la respiración, lógicamente contribuye también a la sostenibilidad de la fuente de hidrógeno necesaria para la fotosíntesis que realizan los organismos eucariotas y de la humedad que mantiene al planeta habitable.

Se concluye entonces analizando que el equilibrio alcanzado gracias a las relaciones de complementariedad que se establecen entre la fotosíntesis y la respiración, han garantizado históricamente la perdurabilidad de la vida en la Tierra y debe ser preservado a toda costa para evitar que el planeta deje de ser habitable. A ello contribuyen todas las formas de vida existentes, tanto autótrofas como heterótrofas, aerobias y anaerobias, procariotas y eucariotas.

Sin embargo la quema de combustible fósil por la sociedad contemporánea, está alterando precipitadamente el equilibrio descrito, ya que vierte cantidades adicionales de CO2 a la atmósfera que no provienen ni de la respiración ni de la fermentación y, en una proporción tal que no puede ser extraído en dosis equivalentes por los organismos autótrofos, por vía de la fotosíntesis.

Como resultado, la concentración de este gas en la atmósfera está aumentando peligrosamente y su efecto invernadero provoca ya cambios climáticos globales que pueden poner fin a la vida en el planeta.

A partir de este ejemplo y muchos otros que pudieran citarse, se comprende como la acción antrópica ha influido negativamente sobre el equilibrio de los ecosistemas vivientes y lo importante que resulta, como parte del proceso de formación ambiental de las nuevas generaciones la educación en relación con la preservación del medio ambiente y la vida en el planeta.

Tema. Sistema de endomembranas

Al estudiar la función del retículo endoplasmático, como parte constituyente de este sistema, se explica en qué consisten los mecanismos de detoxificación y cómo determinados contaminantes ambientales, que no pueden ser eliminados del organismo por estos mecanismos, provocan diversas patologías.

Se debe destacar el proceso de digestión intracelular como un mecanismo importante a nivel celular para la eliminación de sustancias tóxicas y la asimilación de otras necesarias en la fisiología celular. Esto contribuye a fortalecer la responsabilidad que se requiere para lograr un adecuado estado de salud debido a la práctica de estilos de vida sanos.

El tratamiento del contenido de los temas de la asignatura para contribuir a la formación ambiental, debe partir de una concepción pedagógica desarrolladora, ubicando a los estudiantes, en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, ofreciéndoles situaciones que conlleven a una valoración crítica y al debate reflexivo, se debe admitir la variedad de posibles respuestas ante un mismo problema.

Los estudiantes se instruyen y educan a partir de su activa participación en los debates y en la transformación de la realidad de su contexto, ello contribuye a la autodeterminación, el desarrollo de la personalidad individual integrada al contexto social, y a la transformación en la actividad valorativa.

Como parte de los valores morales que se desarrollan, desde las potencialidades del contenido de la Biología Celular y Molecular I, se destacan la solidaridad y la responsabilidad, el primero implica un deber individual, en el sentido universal-humanista. La responsabilidad se relaciona con ser humano y sentirse humano. Es decir cómo se comporta cada persona en la sociedad y las implicaciones que esto conlleva.

La solidaridad y la responsabilidad, desde una visión ambientalista, constituyen la clave para el desarrollo de una ética ambiental orientada a la solución de la crisis ecológica que atraviesa la humanidad actualmente, en aras de un desarrollo ecológicamente sustentable. Se requiere del desarrollo de valores que conlleven a una equidad social, con vistas a lograr la sustentabilidad de todo nuestro entorno.

Este análisis nos conduce a determinar que un individuo formado bajo una concepción ambientalista puede construir, como parte de las relaciones que desarrolla en su entorno social, una mentalidad personal y colectiva que desarrolle alternativas para que la vida en el planeta no desaparezca.

Esta formación va dirigida a influenciar educativamente en la construcción, de ese conjunto de sentimientos, motivaciones y actitudes, además el estudiante aprende a valorar todas las alternativas con un espíritu crítico y se capacita para comunicarse sobre la base de la colaboración, el respeto, la equidad y la ayuda mutua, analizando las posiciones propias y ajenas, adoptando posiciones reflexivas y responsables que armonicen con sus necesidades y las de la sociedad.

Esto solo se logra a partir de la apropiación de un sistema de conocimientos, habilidades y valores necesarios en las relaciones interpersonales, que les permita vivir armónicamente en su medio natural contribuyendo a la supervivencia de la especie humana y a la de todas las formas de vida.

El análisis hasta aquí examinado, es una propuesta que los autores han puesto en práctica durante el proceso de enseñanza aprendizaje de la asignatura Biología Celular y Molecular I, que evidencia el tratamiento del contenido a partir de las potencialidades que ofrecen los diferentes temas, para lograr la asunción de una conducta ambiental responsable.

Consideraciones finales:

  1. La formación ambiental del maestro en formación requiere que en el proceso de enseñanza aprendizaje se exploten las potencialidades del contenido de la asignatura Biología Celular y Molecular I para la adquisición de conocimientos, habilidades y valores que le permitan asumir, una conciencia ambiental responsable.
  2. Los conocimientos básicos que deben sistematizarse deben estar dirigidos a:
  • La relación que existe entre el consumo de alimentos ricos en carbohidratos, lípidos, proteínas y vitaminas y el logro de un adecuado estado de salud que conlleve a aumentar la calidad de vida en el ser humano.
  • La significación ambiental de los procesos de fotosíntesis y respiración.
  • La influencia de los contaminantes ambientales en los procesos celulares que se llevan a cabo en los orgánulos citoplasmáticos.
  1. Un maestro en formación puede considerarse formado ambientalmente cuando se ha apropiado de los conocimientos necesarios, domina las habilidades básicas y posee los valores para actuar consecuentemente ante los problemas que afectan la salud, la calidad de vida y el desarrollo sostenible.

Tomado de: http://vinculando.org/educacion/la-asignatura-biologia-celular-molecular-en-la-formacion-ambiental.html

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Sobre la Enseñanza por Proyectos (3/12)

Por: Julio Mosquera

  1. De Europa a América
La enseñanza de la arquitectura se inicia en México alrededor de 1779. Sin embargo, no es sino hasta el 4 de noviembre de 1785 que es inaugurada oficialmente la Academia de las Nobles Artes de San Carlos de la Nueva España. En esta Academia, al igual que en Europa, se entregaban medallas a los mejores artistas y se exigía la realización de un proyecto para la finalización de los estudios. Tenemos que los primeros graduados de esta Academia realizaron proyectos de una aduana, un Colegio de Minería, un retablo, la Celda para la marquesa de Selva Nevada en el convento de Regina y la reconstrucción de la Iglesia de Tulacingo respectivamente (México Desconocido, 2002).

Durante el Siglo XIX el método de proyecto pasó de la arquitectura a la formación de ingenieros. Los nuevos colegios y universidades industriales o técnicas asumieron dicho método.

En Estados Unidos, el Instituto de Tecnología de Massachussets, fundado en 1864 en la ciudad de Boston, no fue una excepción. Según Knoll (1997), la fundación de este instituto marcó el transplante del método de proyecto desde Europa a los Estados Unidos. Tenemos así un doble proceso de apropiación. Por un lado académico, su adopción en escuelas de ingeniería y por el otro geográfico, su traslado a los Estados Unidos. Este proceso de apropiación tuvo una enorme influencia sobre la manera como se usó y se fundamentó teóricamente este método.

Al ser trasladado a tierras estadounidenses, el método de proyecto sufre transformaciones cuyo carácter se debe a particularidades de los habitantes de esas tierras y las condiciones económicas de ese momento.

«(…) El sentido práctico norteamericano es una fuerza indomable, que no conoce ni admite barreras, que destruye con su tenacidad práctica toda clase de obstáculos y que siempre lleva a término lo empezado, por mínimo que sea; es una fuerza sin la cual no puede concebirse una labor constructiva seria.» (Stalin, 1924/1972, p. 128)

El método de proyectos continuó evolucionando en territorio estadounidense. Cerca de 1870, el profesor Stillman H. Robinson, de la Universidad Industrial de Illinois en la ciudad de Urbana, propuso que la teoría y la práctica debían mantenerse juntas. Para este profesor el futuro ingeniero debía formarse primero como artesano. Desde esta perspectiva, la cual se distanciaba de las tradiciones dominantes en Paris y Boston, los estudiantes tenían que aprender tanto las leyes de la ciencia y las tecnologías como a ser capaces de construir máquinas, aparatos y turbinas (Knoll, 1997). La adopción de este enfoque requería de parte del estudiante la realización de un acto completo de creación. El trabajo de estos iba más allá del bosquejo del proyecto en el papel, ellos tenía que construirlo en el taller. En palabras de propio Robinson:

«En la práctica la enseñanza consiste principalmente de la ejecución de proyectos, en los cuales al estudiante se le requiere construir máquinas, o partes de estas, de su propio diseño y a partir de sus propios planos de trabajo.» (citado en Knoll, 1997, p. 4, Mi traducción)

El interés de Robinson no se limitaba a extender el trabajo de proyecto a su concreción en un modelo físico que funcionara. Él buscaba además que los futuros ingenieros alcanzaran una formación como ciudadanos democráticos, es decir, ciudadanos creyentes en la igualdad de los hombres y en la dignidad (Knoll, 1997).

Tomado de: http://www.aporrea.org/educacion/a236384.html

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Fracaso escolar y abandono temprano

Un problema que viene de lejos y que tiene muchos nombres

Fracaso escolar. Abandono escolar. Abandono temprano de la educación y de la formación. Es una realidad de la que se habla en España desde hace casi cuarenta años. Seguramente podríamos señalar su inicio en el momento en que la Ley General de Educación empezó a funcionar, durante los años setenta, ya que fue seguramente entonces cuando se empezó a culminar la aspiración de proporcionar una educación obligatoria de largo recorrido con alcance universal. Cuando el derecho a la educación básica se reconoció como algo que tenía que ser para toda la población y durante un periodo que abarcaba la infancia y parte de la adolescencia, de los 8 a los 14 años.

Desgraciadamente, esa pretendida universalidad ha sido más un sueño que una realidad. Por una parte, por la incapacidad del sistema de abastecer de suficientes plazas escolares (pupitres, vaya) para la población en edad de estar escolarizada, algo que se consiguió a principios de los años ochenta. Por otra parte, porque la oferta que realizaba el sistema no era satisfactoria para una parte de la población. En esa época, todavía era frecuente leer las dificultades de escolarización de la población gitana a pesar de los esfuerzos que colectivos y personas hicieron en ese sentido y que se han estudiado en el País Valenciano. Esta situación se ha prolongado y ha ido variando, pero sigue siendo un tema de interés ya en este siglo.

Pese a que, en cierto modo, ha sido desplazado de la escena de la interculturalidad desde mediados de los años noventa, con el despegue de la inmigración, retratado para la Comunidad Valenciana por el ya desaparecido Ceimigra, si bien algunos grupos han seguido prestando atención especial, como es el caso del CREA.

En definitiva, en esos años en los que se reformó el currículo de las enseñanzas medias (todavía con un gobierno de la UCD) y durante el periodo de experimentación de las reformas que culminó con la aprobación de la LOGSE en 1990, las formas de referirse a esta problemática eran sobre todo tres: el fracaso escolar como paraguas, la expulsión de clase como práctica aceptable y el absentismo como una realidad que ponía de manifiesto la desafección de parte de la población joven hacia el sistema escolar. La respuesta del sistema fue la creación de aulas de compensación educativa e incluso el reconocimiento de centros de acción educativa singular.

Con la aprobación de la LOGSE y la extensión de la escolaridad obligatoria, revestida de comprensividad si bien con algún margen para la optatividad al término de la etapa, los términos con los que se denominó esta problemática fueron variando: el fracaso escolar seguía como noción de fondo, traducida en el lenguaje ordinario del profesorado por ‘los objetores escolares’ como un comportamiento habitual y reconocible, ahora que la expulsión ya no era práctica tolerable y que el absentismo era un elemento a combatir. Que  un logro histórico como es la ampliación del derecho a la educación se haya visto cuestionado por el rechazo escolar quizá tenga que ver con una reforma que atendió más a cuestiones curriculares que organizativas, que articuló la atención a la diversidad inicialmente más como un tratamiento individualizado que como una estrategia colectiva, y que quiso por esta vía terminar con la educación compensatoria que se había articulado como vía relativamente efectiva si bien segregadora de parte de la población ya durante los años ochenta.

Una de las muchas dificultades que encontró la LOGSE en su implantación fue que su desarrollo curricular no fue igualmente acompañado de una transformación organizativa apropiada: la reacción a la ley en los antiguos Institutos de Bachillerato e Institutos de FP (una segregación que tenía que ver con la oferta postobligatoria diferenciada de la LGE) fue muy diferente, la incorporación de la ESO en esos centros fue discutida tanto por el profesorado (sobre todo de Bachillerato) como por las familias (especialmente en zonas rurales, pugnando por la continuación de parte de la ESO en centros de Infantil y Primaria, antiguos centros de EGB), con el apoyo de parte del profesorado de EGB. Así pues, la nueva fórmula de los IES encontró mal acomodo durante un periodo largo de tiempo.

Hay que tener en cuenta también que gran parte de la implantación de la LOGSE corrió a cargo de un Gobierno que, cuando estaba en la oposición, había votado en contra de la misma, y que trató de aplicar grandes medidas que la revirtieran con escaso éxito (la reforma de las Humanidades cuando Esperanza Aguirre fue ministra de educación, o la aprobación de la LOE en 2002 que las elecciones de 2004 abortaron), pero que fue consiguiendo generar un estado de opinión entre la comunidad educativa disputado en torno a la comprensividad pretendida por la LOGSE. También hay que advertir que hubo colectivos de profesorado, como el Baltasar Gracián, que cuestionaron el carácter progresista de la LOGSE desde posiciones bien distintas.

Más adelante, ya en este siglo, la noción de fracaso escolar se ha revestido de un nuevo término, el abandono educativo o, con más exactitud, el abandono escolar temprano de la educación y de la formación, si bien en este caso no es ya tanto un problema específico de España sino algo que ha merecido la atención de la Unión Europea en su conjunto, preocupada también por otra problemática muy relacionada con esta y que además consiguió mucha repercusión mediática: la de los ninis, una parte considerable de la población joven que ni estudia ni trabaja (en España de nuevo, desgraciadamente, con mucho mayor alcance que en otros países). Seguramente parte de esa atención viene del hecho de que ya no estamos hablando sólo de colectivos de las que las mentes bienpensantes podríamos esperar esa desafección (población gitana, jóvenes de origen inmigrante, jóvenes cuyas familias han estado marcadas por el paro), sino que se extendía también a la juventud de clase media, para la cual el sistema educativo parecía hasta entonces un lugar muy apropiado.

Interpretaciones sobre sus causas

Si esta es la problemática, que ha ido cambiando de nombre y también de forma a lo largo de las cuatro últimas décadas, lo más sencillo sería quizá responsabilizar al sistema educativo. Más si miramos a otros países, en especial en nuestro entorno, donde parece que las cosas resultan de otra manera o que esta problemática, sin embargo, tiene un alcance mucho menor o, por decirlo de otra manera, tolerable. Esa mirada a otros países es más sencilla en la actualidad, o quizá podríamos decir más simple, en la medida en que  evaluaciones estandarizadas de carácter internacional facilitan el proceso de comparación.

Sin duda, para tratar de atajar el problema es necesario tratar de comprenderlo. Y para ello, contamos con aproximaciones desde distintas disciplinas. La más frecuente y la más elaborada, la que nos proporciona la sociología. Son varios los grupos que en España han indagado en este problema, en la medida en que es un reflejo de desigualdades sociales que conviene combatir. Encontramos así análisis rigurosos que explican el fenómeno en su conjunto y cómo se manifiesta en centros de distintas comunidades autónomas, en un reciente monográfico de la revista Profesorado, y que es fruto de un trabajo de  investigación más amplio en que se presta atención especial a la Comunidad Valenciana. También aquí hay tesis doctorales recientes y que se han plasmado en publicaciones. Estos análisis conviene entenderlos en la evolución del  sistema educativo valenciano y en cómo sus resultados no son fruto de los centros y el profesorado sin más, sino de las políticas que han ido conformando las posibilidades educativas. Otros grupos en España han explicado también bien este fenómeno, desde  Julio CarabañaMariano Fernández Enguita o, desde la perspectiva de las transiciones entre la formación y el empleo, el  GRET en Barcelona, que ha conseguido aunar a la perspectiva sociológica el análisis económico así como el psicológico.

Desde la perspectiva psicológica, la problemática recibe otras denominaciones: análisis sobre el rendimiento académico, la motivación y estilos de aprendizaje del alumnado, las dificultades de aprendizaje y, más recientemente, se suman también los estudios sobre la convivencia en las aulas y el acoso, y que han encontrado eco incluso en la creación de organismos. Ya tiene más de una década aquel ‘Qué será de nosotros, los malos alumnos’, de Álvaro Marchesi.

Desde la óptica de la economía, en especial desde la teoría del capital humano, tenemos la suerte de haber contado en Valencia durante más de dos décadas con investigación financiada y que se ha traducido en la serie de  Cuadernos de Capital Humano así como en los estudios de población. También desde la óptica económica  se ha explicado la situación del  fracaso y del abandono temprano. Igualmente, desde la geografía humana también hay alguna publicación que retrata el caso valenciano, tanto para la  educación reglada como para la no reglada. Podríamos hacer referencia también a los informes FOESSA, de cita frecuente en esta sección, o a datos más oficiales en la medida en que proceden del  Comité Económico y Social de la Comunidad Valenciana, que dedica un capítulo a la educación en sus memorias anuales de la situación socioeconómica y laboral en la Comunidad.

Otras explicaciones, quizá menos conocidas, son las que proporcionan entidades que están trabajando con jóvenes que han abandonado el sistema o que están tratando de reengancharse al mismo, como es el caso de la Fundación Adsis; o de aquellas que han realizado estudios por parte del propio profesorado, como el caso reciente del Colectivo Lorenzo Luzuriaga, o el estudio promovido por la Fundación Alternativas. Es el caso también de estudios que se realizan a partir de metodologías cualitativas,  como los trabajos de Abiétar en Valencia y de  Salvà en Mallorca, o el estudio sobre las variables que inciden así como sobre los recursos que se proporcionan para combatir el abandono escolar temprano financiado por la UAFSE en Castilla La Mancha.

Desde una perspectiva estrictamente pedagógica, es inevitable citar los trabajos de María Teresa González y Juan Manuel Escudero, entre los que destaca el monográfico de la Revista Profesorado, así como también los de Francesca Salvà y, sin duda alguna, los dos monográficos que la Revista de Educación ha dedicado a la  cualificación profesional básica en el años 2006 y al  abandono temprano en 2010.

Todas estas aproximaciones evidencian que, sea cual sea la denominación, la educación de la juventud tiene un problema, y es un problema que se traduce en desigualdades en educación, por lo que tiene que ser abordado desde la política educativa tanto como desde la política social. Desigualdades que tienen que ver con la pobreza infantil, que se hereda. Que tienen que ver con la precariedad laboral, hacia la que se encamina a cada vez más gente. Que tienen que ver con la emancipación de la juventud, y con su prolongación sucesiva, ya que todo se estira: el acceso a la vida adulta, el acceso a un empleo seguro, la emancipación familiar, la edad de jubilación …

Si el mercado laboral tuviera otro comportamiento o funcionamiento, si hubiera una oferta de empleo suficiente y razonable, es probable que ni el fracaso escolar ni el abandono escolar temprano merecieran la atención que reciben. En otros lugares en los que la escuela se ha mostrado muy elitista durante mucho tiempo, como el Reino Unido, abandonarla no fue un problema hasta finales de los años setenta, cuando empezó a ser más difícil obtener un puesto de trabajo. Las historias de rechazo escolar ilustradas por Paul Willis en ‘Aprendiendo a trabajar, cómo los chicos de clase obrera consiguen trabajos de clase obrera’ dejaron de tener sentido en el momento en que las transiciones entraron en escena o, mejor dicho, en que las transiciones se convirtieron en la meta de la educación o, en sí mismas, en un problema educativo.

Pero, por otra parte, el sistema productivo tuvo un comportamiento poco decente en nuestro país durante los años de bonanza económica, al atraer hacia sí a jóvenes que todavía estaban cursando estudios, en una invitación al abandono mediante una oferta difícilmente compatible con los estudios y tan poco cualificada que desvaloraba la formación, impidiendo la terminación y la obtención de la titulación. En algunas comunidades autónomas, entre ellas la valenciana, este fenómeno de abandono inducido era frecuente en los ámbitos del turismo, la construcción o la cerámica, por poner algunos ejemplos. No se tendría que haber incentivado ese tipo de contratación, que ha dejado tras de sí cifras considerables de personas adultas sin titulación.

En definitiva, el fracaso tiene tendencia a heredarse, por estar vinculado a más causas que la mera intervención del sistema educativo, se muestra con más virulencia en la educación secundaria obligatoria, si bien tiene con frecuencia su origen en la educación primaria y su mejor mecanismo de prevención en la educación infantil, y afecta tanto al derecho a la educación como probablemente al derecho al trabajo y, por lo tanto, a la incorporación a la vida adulta como persona de pleno derecho.

A quién afecta en mayor medida y cómo

Uno de los colectivos más afectados por el fracaso escolar y el abandono escolar temprano es precisamente el de la población adulta. Por una parte, jóvenes adultos, que no han alcanzado los 30 años o que hace poco que los cumplieron, y que dejaron el sistema educativo para entrar al mercado laboral con apenas cualificación, de modo que en este momento se encuentran sin empleo y sin formación. De hecho, está cambiando el perfil tradicional de la población destinataria de la educación de personas adultas, al tiempo que está reclamando también una demanda mayor de lo que la  oferta de centros de EPA puede atender en la Comunidad Valenciana. Convendría conocer mejor el cambio en este perfil, al que se refiere el profesorado de EPA, a su vez disperso también por la situación atípica en la que se ha encontrado esta oferta educativa en los últimos 20 años, con una ley que nunca se puso en marcha y con una cobertura distribuida entre las entidades municipales, que soportan el peso principal de esta modalidad.

Un segundo colectivo es el de los menores que se encuentran en situación de desamparo y a los que la Generalitat Valenciana tutela mal que bien, que atienden tanto a centros residenciales de Recepción, Acogida y Emancipación, así como a Centros de Día, y cuya tutela educativa queda en manos de lo que cada centro tenga posibilidad de hacer, sin que haya un plan específico para procurar su escolarización exitosa. Sin duda, se trata de una población que tiene necesidades urgentes que atender, pero entre ellas se debe considerar también a la educación, para evitar que el desamparo infantil y juvenil pase a ser desamparo, vulnerabilidad y exclusión ya en la vida adulta. Sin poner en riesgo la privacidad y el anonimato que merecen las y los menores atendidos, se requieren estudios que permitan conocer sus trayectorias escolares, con frecuencia jalonadas de cambios de centro, y que probablemente no son mucho más exitosas que sus propias trayectorias vitales.

En tercer lugar, no nos podemos olvidar de los jóvenes con medidas judiciales, que están cumpliendo penas y para los que el castigo se antepone a la educación con mucha frecuencia, sobre todo a la educación escolar. En un mundo que cada vez desconfía más de la adquisición de contenidos y que propone valorar a las personas en términos de competencias, llama la atención que no se eduquen ni se capitalicen tampoco las múltiples competencias para la vida que tantos de estos jóvenes han acumulado y ejercitado para asegurar su supervivencia en contextos con frecuencia hostiles, tanto familiares y de vivienda como incluso escolares, … Es poco lo que conocemos de esta situación, algo se ha estudiado en la  ciudad de Valencia y también hay algún estudio en proceso, en el que una de las problemáticas principales es seguramente el absentismo, como paso vinculado al fracaso y previo al abandono temprano de la formación.

Por otra parte, nos encontramos también ante una situación insólita: la de todas aquellas personas, jóvenes así como adultas, también etiquetadas, incluso en la legislación (el artículo 12 de la Ley de las Cualificaciones y la Formación Profesional), que les reserva medidas específicas que podríamos entender de discriminación positiva pero que se siguen considerando como segregadoras: jóvenes inmigrantes, sea cual sea su origen y forma de llegada, como si eso no marcara grandes diferencias, jóvenes de minorías étnicas entre las que se encuentra, no lo olvidemos, la etnia gitana. Incluso aunque la legislación no lo establece claramente, no resulta tan extraño pensar en la oferta de Formación Profesional Básica como una opción apropiada para determinados grupos de personas para las que la continuación de estudios postobligatorios no parece considerarse la opción más apropiada.

Hemos de hablar también, sin duda, de jóvenes con algún tipo de diversidad funcional, escolarizados en centros de educación especial o en centros ordinarios con el apoyo de medidas de integración, que encuentran obstáculos para progresar dentro del sistema educativo más allá de los niveles obligatorios y que, pese a los muchos esfuerzos y mejoras en materia de integración, sigue resistiéndose a una inclusión igualitaria, en particular en lo relativo a las vías académicas, en tanto que las vías profesionalizadoras muestran más flexibilidad y apertura.

Hemos comenzado hablando de personas adultas para acabar refiriéndonos a la población joven porque es en la etapa de la adolescencia que las personas vamos conformando nuestras identidades en un juego de exploración y compromiso, que afecta tanto a las distintas dimensiones de la persona, desde la sexual a la ocupacional pasando por la personal o la social. Y el sistema educativo parece en ocasiones más atento al currículo que ha de impartir que a las transformaciones que afectan a la población juvenil y que sin duda están contribuyendo a la transición a su vida adulta, a su proceso de maduración como personas y ciudadanos de pleno derecho.

Qué sabemos que no funciona

Lo cierto es que los problemas educativos son problemas complejos y que requieren una solución práctica. No son problemas que se dilucidan en unas cuantas páginas, que se resuelven con declaraciones de intenciones más o menos acertadas sobre cómo habría que atajarlos, sino que son problemas que se dirimen en el espacio de la relación educativa que se construye a lo largo de la historia de la escolaridad de una persona y, en la actualidad, a lo largo también de la historia de formación no escolar.

Así pues, en principio, y tal y como se pone de manifiesto con la llegada del abandono escolar temprano a jóvenes de clase media, son las transiciones como novedad, como problema, las que nos llevan a tener que reubicar el papel de la educación y la formación en este nuevo periodo de la vida de las distintas personas, que ha de ser distinto al papel del sistema educativo, que no prepara para transitar más que por él mismo.

Las soluciones al rechazo, absentismo, fracaso y abandono pasan por comprender mejor estos fenómenos pero pasan también por la necesidad de intervenir. Sin comprensión no hay intervención adecuada, pero la intervención tampoco puede demorarse cuando se inicia el proceso de fracaso que con tanta frecuencia conduce a la exclusión educativa, y laboral, y social. Dado que se trata de una problemática compleja, no basta una única respuesta.

Hay que romper moldes que nos anclan en tensiones del pasado, como el debate entre comprensividad y segregación, igual que la intervención médica de urgencias tiene lugar mediante servicios de atención específica y bien dotados de recursos para atender las situaciones de mayor gravedad. O el debate sobre la financiación de la educación, que en el caso del absentismo, fracaso y abandono está con tanta frecuencia externalizado e infrafinanciado, quedando en manos de intervención municipal. Si esta problemática se presenta en forma de proceso, y no de actuación puntual, es necesario que la intervención y su financiación sean a largo plazo: no es prudente que la atención a esta problemática sea por medio de programas anuales, a los que cada centro debe concursar. Ante la magnitud del problema, tendría que haber iniciativas en la mayoría de centros escolares, sin duda alguna en la mayoría de centros escolares públicos, puesto que es en ellos donde se acumula la población que lo padece.

Hay que responder al fracaso desde claves organizativas y no sólo con medidas de carácter curricular. La institución escolar conserva todavía el monopolio de la educación, aunque cada vez resulta más claro que la formación tiene lugar mucho más allá de las fronteras escolares: la escuela tiene sus funciones pero no es la única ni, en ocasiones, la mejor garante del derecho a la educación. Sin cambios organizativos no hay respuesta sencilla, sin revisar la función y por lo tanto la organización y el funcionamiento de la institución escolar, no sólo lo que enseña. Sin cuestionar su hegemonía como institución educativa.

No se puede seguir pensando que la única opción posible para quien muestra desafección por la escuela sea derivarlos a la Formación Profesional Básica, como propone la LOMCE. No puede ser ni la única ni la última compensación educativa. No se puede descargar la reducción del abandono educativo temprano mediante una oferta de Formación Profesional Básica ni mediante la Formación Profesional Dual. No se puede hacer frente a la problemática educativa, vinculada a una problemática de desigualdad social así como a un sistema productivo incapaz de ofrecer suficientes puestos de trabajo en calidad y decencia, sin cuestionar otro tipo de prácticas vinculadas a la formación, la vinculada al empleo fuera del sistema educativo.

El mercado de la formación para el empleo, tanto la inicial como la continua, debiera ser parte de las políticas educativas de este país, en lugar de funcionar como un mecanismo paralelo y en gran medida desregulado, del que no existe una planificación detallada, ni una oferta ordenada, ni se propone con una anticipación suficiente, ni tiene una estabilidad necesaria, y que casi siempre constituye una oferta formativa de corta duración, salvo la excepción de las escuelas taller. Cualquier joven que continúa en el sistema educativo sabe que sea cual sea la opción que elija al terminar la educación obligatoria, le resuelve al menos los dos próximos años de su vida y, con cierta frecuencia, los siguientes también, mediante la continuación de estudios en semejante orientación profesional. Sin embargo, cualquier joven que abandona el sistema educativo antes de culminar la ESO o recién terminada, tiene ante sí opciones de formación de corta duración, para las que apenas recibe orientación porque ni siquiera la oferta se conoce con antelación, fruto como es de fuentes de financiación dispersas y variadas, públicas y privadas, ofertada por entidades y agencias de todo tipo, empresariales, sindicales, sin ánimo de lucro, con ánimo de lucro, locales o deslocalizadas.

Es imprescindible que haya un entendimiento entre las administraciones de educación y las de empleo, que estén dispuestas a colaborar, que piensen en el beneficio de la población antes que en preservar sus propias cuotas de poder, de presupuesto, de capacidad de maniobra e intervención. Una muestra clara de esta difícil cooperación está en los contratos para la formación y el aprendizaje, reconocidos desde la aprobación misma del Estatuto de los Trabajadores, y que deberían tener como objeto la formación y el aprendizaje, en tanto que habitualmente han sido un rincón en el que poder disponer de mano de obra a buen precio, sin hacer todo lo posible por garantizar el cumplimiento del objeto del contrato, en el que tanto abuso ha habido, tanto por parte de la formación presencial como a distancia. Es la única vía que existe, que ha existido en las últimas casi cuatro décadas en España, para compatibilizar formación y empleo con el objeto de mejorar en ambos ámbitos, y sin embargo es una vía muy poco utilizada, muy abusada y con apenas control, si es que alguno ha habido, sobre su dimensión formativa. Y una realidad escasamente estudiada, por la dificultad de acceso a la información.

Qué sabemos que funciona

Mientras tanto, hay prácticas que se muestran eficaces y resistentes, a pequeña escala: organizaciones locales, organizaciones especializadas en determinados colectivos,  organizaciones que trabajan en el espacio de las transiciones más complejas, las que no discurren por las vías escolares tradicionales, académicas y profesionales. Algunas entidades sin ánimo de lucro incluso se están  asociandopara reclamar su función en el panorama educativo, en busca de proporcionar segundas oportunidades en formación. En la Comunidad Valenciana, uno de los aciertos de la puesta en marcha de la Garantía Social, allá por 1994, consistió en autorizar a entidades municipales e instituciones sin ánimo de lucro con experiencia en el trabajo con jóvenes a impartir esta modalidad de formación, y en estos 22 años ha habido muchas experiencias valiosas de recuperación educativa en la que han participado muchas de estas entidades. Desde 1996, se invirtieron muchos esfuerzos en implicar a los IES en esta formación, hasta llegar a la situación actual con la separación entre FPB y PCPB.

Algo en lo que tienen también buena tradición algunos municipios, que hace ya tiempo se asociaron en una red temática que ha contado desde hace tiempo con el apoyo de la FEMP, dentro de su iniciativa de ciudades educadoras. Algo que conviene recordar en esta época en la que las administraciones locales, en aras de la estabilidad presupuestaria, han visto muy mermada, incluso legalmente, su capacidad de intervención, lo que ha llevado a reducir y poner en riesgo la permanencia de programas de carácter social y educativo que han constituido la única opción de continuidad en la educación para muchas personas que no proseguían su formación, o bien la interrumpían, en el sistema educativo reglado.

Sabemos que hay medidas que han funcionado a lo largo de las tres últimas décadas en materia de compensación educativa: una formación más práctica, una formación más integral y menos dispersa, una formación en grupos más reducidos, una formación en la que el profesorado desempeña también el papel de personas adultas de referencia para las y los jóvenes. Una formación en el que hay atención a las demandas personales propias de la época Una formación en la que la evaluación final se apoya en una evaluación continua que tiene carácter formativo y no sancionador. Una formación en la que el ritmo de las personas se tiene en cuenta. Una formación más activa. Una formación exigente y no discapacitadora, proporcionando conocimientos rigurosos pero también relevantes.

Pero hay que explorar también otras soluciones

Hay que reconsiderar el papel de la formación para el empleo. Hay que pensar en aumentar y diversificar la oferta formativa para que sea por una parte suficiente y por otra apropiada, lo que a su vez la hará más atractiva para una parte de la población. Hay que pensar en la prolongación de oferta, en la publicidad de oferta, en la diversificación y polivalencia de oferta, frente acomo también en términos de relaciones laborales, de las cualificaciones adquiridas.

Hay que proporcionar trayectorias con recorrido en lugar de una sucesión de acciones que son aisladas y están descoordinadas. Hay que facilitar oportunidades educativas que se orienten a la autonomía personal, a la capacidad de identificar la propia vocación y a facilitar la posibilidad de seguirla. Oportunidades que libren a las personas de la dependencia de instituciones en las que han recalado al abandonar el sistema y donde encuentran reconocimiento como personas jóvenes en un mundo hostil, motivo por el que se muestran reacias a abandonar esas instituciones. La articulación de la Garantía Juvenil es crucial en este sentido,  siendo fundamental que se recabe información precisa de todas las acciones que se realizan bajo este marco de financiación. En la actualidad, no hay ningún registro, pese a que es la administración (la de Empleo, en este caso) la que está encargada de gestionar esos fondos, con lo cual se ha convertido en una acción que se orienta a individuos particulares en lugar de utilizarse para articular las transiciones en el territorio.

Hay que facilitar el acceso al empleo en condiciones que les permitan priorizar la formación, especialmente durante la juventud. Que no se presenten como incompatibles entre sí, en contra de lo que ha sido la tradición mejor asentada en nuestro país. Quizá por ahí debieran ir los esfuerzos para potenciar la Formación Profesional Dual, rescatando el sentido que la legislación otorga a los contratos para la formación, para el aprendizaje y en prácticas; los cuales ya constituían de hecho el mejor marco para esa pretendida dualidad; más si cabe en un sistema de formación profesional como el español que, pese a ser escolar, tiene legalmente reconocidas las prácticas en empresa desde 1974, activadas en la Comunidad Valenciana desde 1984 y con carácter obligatorio desde la implantación de los títulos LOGSE.

Hay que reconsiderar el papel de la EPA, que ha visto cómo se transformaba el perfil de su alumnado tradicional, que ha pasado a estar conformado por gente joven, y que cumple un papel fundamental mientras que tampoco ha cambiado la fa Comunidad Valenciana, uno de los aciertos de la puesta en marcha de la Garantía Social, allá por 1994, consistió en autorizar a entidades municipales e instituciones sin ánimo de lucro con experiencia en el trabajo con jóvenes a impartir esta modalidad de formación, y en estos 22 años ha habido muchas experiencias valiosas de recuperación educativa en la que han participado muchas de estas entidades. Desde 1996, se invirtieron muchos esfuerzos en implicar a los IES en esta formación, hasta llegar a la situación actual con la separación entre FPB y PCPB.

Algo en lo que tienen también buena tradición algunos municipios, que hace ya tiempo se asociaron en una red temática que ha contado desde hace tiempo con el apoyo de la FEMP, dentro de su iniciativa de ciudades educadoras. Algo que conviene recordar en esta época en la que las administraciones locales, en aras de la estabilidad presupuestaria, han visto muy mermada, incluso legalmente, su capacidad de intervención, lo que ha llevado a reducir y poner en riesgo la permanencia de programas de carácter social y educativo que han constituido la única opción de continuidad en la educación para muchas personas que no proseguían su formación, o bien la interrumpían, en el sistema educativo reglado.

Sabemos que hay medidas que han funcionado a lo largo de las tres últimas décadas en materia de compensación educativa: una formación más práctica, una formación más integral y menos dispersa, una formación en grupos más reducidos, una formación en la que el profesorado desempeña también el papel de personas adultas de referencia para las y los jóvenes. Una formación en el que hay atención a las demandas personales propias de la época Una formación en la que la evaluación final se apoya en una evaluación continua que tiene carácter formativo y no sancionador. Una formación en la que el ritmo de las personas se tiene en cuenta. Una formación más activa. Una formación exigente y no discapacitadora, proporcionando conocimientos rigurosos pero también relevantes.

Pero hay que explorar también otras soluciones

Hay que reconsiderar el papel de la formación para el empleo. Hay que pensar en aumentar y diversificar la oferta formativa para que sea por una parte suficiente y por otra apropiada, lo que a su vez la hará más atractiva para una parte de la población. Hay que pensar en la prolongación de oferta, en la publicidad de oferta, en la diversificación y polivalencia de oferta, frente a mirada estrecha que vincula la forma de entender lo que representa esta formación ni, por supuesto, ha cambiado la forma de entenderla como política socioeducativa: sigue habiendo dispersión e inestabilidad de oferta educativa, vinculada en parte a la Conselleria de Educación, en parte a los municipios o a las diputaciones provinciales. Un profesorado de EPA que no cuenta con una formación específica inicial, puesto que ninguna de las universidades valencianas tiene un itinerario que especialice en esa dirección en los grados de Magisterio, pese a ser una de las recomendaciones que en su día figuraban en las directrices ministeriales. Un profesorado que, además, hasta muy recientemente, ha visto desatendida también su formación continua, por lo que ha tenido que gestionarla por su propia cuenta.

El último informe de la  Unión Europea sobre estrategias para combatir el abandono escolar temprano apunta a la necesidad de recabar buena información y a activar medidas de tres tipos: preventivas, de intervención y de compensación. Pero lo primero es disponer de buena información, no sólo con carácter genérico, sino de cada uno de los alumnos. Nada más fácil, hoy en día, en la sociedad de la información, con la cantidad de información de la que disponen los centros escolares, porque la administración educativa les obliga a ello, que está informatizada en el programa  Itaca en la Comunidad Valenciana y que debería ser explotada para poder seguir las trayectorias individuales y adoptar medidas preventivas en el momento en que se empiece a vislumbrar la problemática. La información está disponible pero en estos momentos no hay quien la analice, y tendría que ser la administración educativa la encargada de hacerlo, o bien liberar al profesorado en los centros de otras responsabilidades para poder atender a estas.

Los centros deben poder decidir qué tipo de medidas activar en cada caso sin tener que depender de que la legislación educativa las haya contemplado previamente y sin tener que haber solicitado financiación para las mismas en el curso anterior. Desde luego, las convocatorias para facilitar la intervención educativa en situaciones de riesgo no pueden ser convocadas una vez finalizado el curso escolar, un error reiterado en anteriores gobiernos y en el que ha incurrido también el actual.

En los centros con una alta recurrencia de absentismo, fracaso o abandono, tendría que haber un apoyo plurianual de la administración, tanto con recursos financieros como mediante el apoyo comprometido de la inspección educativa, de la formación del profesorado, de las condiciones de acceso del profesorado a los centros, incentivando la estabilidad de las plantillas comprometidas con un proyecto educativo y, seguramente, dando cabida también en los claustros a profesionales de la  educación social que puedan atender a las y los jóvenes en sus transiciones más allá de la dispensación del currículo de la ESO. La entrada de la educación social en los IES debiera ir normalizándose, y buscando su ubicación en el claustro de forma más acertada que la que se produjo cuando hace dos décadas empezó a normalizarse la presencia de profesionales de la psicopedagogía en los centros.

En última instancia, si las medidas son sólo escolares, seguramente no se podrá hacer bien frente al problema. Si en los hogares hay pobreza o desempleo, si hay violencia doméstica, si hay problemáticas familiares que afectan a la convivencia e incluso a la supervivencia en condiciones dignas, las medidas escolares no encontrarán buen acomodo. Las medidas preventivas pueden ser de carácter puntual, pero las medidas de intervención y compensación se han de sostener en el tiempo, no se han de prolongar de manera indefinida, sino activarse cuando sea necesario.

*Fernando Marhuenda Fluixá, Departamento de Didáctica y Organización Escolar Universitat de València

Fuente: http://www.eldiario.es/cv/arguments/Educar-haciendo-escolar-Comunitat-Valenciana_6_576452357.html

Imagen: images.eldiario.es/agendapublica/Educacion-concertada_EDIIMA20140422_0640_35.jpg

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